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LA NECESIDAD DE RESTRUCTURACION DEL CUERPO LEGISLATIVO

DE LAS FFA. AA. DE BOLIVIA


1.- INTRODUCCION
Las Fuerzas Armadas de Bolivia (FF. AA.) son una organización oficial encargada
de la defensa, tanto de agresiones externas como de internas, de Bolivia. También
velan por la seguridad, estabilidad y protegen la constitución boliviana.
Las Fuerzas Armadas están constituidas por:

 Ejército de Bolivia.
 Fuerza Aérea de Bolivia.
 Armada de Bolivia.
 Policía Boliviana. (en caso de guerra internacional Artículo 254 de
la Constitución Política del Estado de Bolivia de 2009)
Además, existen unidades formadas por premilitares de Bolivia, cuerpos de
reserva, unidades que prestan servicio de carácter obligatorio y la unidad SAR-
FAB de emergencia y salvamento.
Como Misión fundamental de Las Fuerzas Armadas tienen por misión como;
Defender y conservar:
 La Independencia nacional.
 La seguridad y estabilidad del Estado Plurinacional de Bolivia.
 El honor y soberanía nacionales.
 Asegurar el imperio de la Constitución política del Estado.
 Garantizar la estabilidad del gobierno legalmente constituido.
 Cooperar en el desarrollo integral del país.
 Asegurar la soberanía del país, tanto en el ámbito militar como en el político
y económico.
 Fortalecer y unificar al pueblo boliviano.
 Lema: «Ejército de Bolivia, forjador de la patria».
Como Misión Específica El ejército de Bolivia tiene como misión específica lo
siguiente:
 Defender la soberanía e integridad del territorio nacional.
 Garantizar la seguridad terrestre y coadyuvar en el mantenimiento del orden
público, de acuerdo con las Directivas del Comando en Jefe.
 Debe participar en la comunicación del territorio nacional mediante la
construcción y apertura de caminos, carreteras y otras vías.
 Le corresponde además ocupar, proteger y apoyar el desarrollo de las
fronteras nacionales y proteger las áreas y centros vitales del país.
 Como integrante de las Fuerzas Armadas, ejecuta misiones específicas con
el apoyo de la Fuerza Aérea o la Fuerza Naval. A través del Instituto
Geográfico Militar se encarga de levantar y editar las cartas geográficas y
políticas del territorio nacional.
 Recientemente se ha agregado a sus responsabilidades la de proteger las
fuentes de producción y los servicios legalmente constituidos, así como los
recursos naturales y la preservación ecológica dentro del territorio nacional.
Las FF. AA. De Bolivia participan en Misiones en el extranjero, sirve activamente
en varias misiones de paz de la UNO
Entre las edades que se tiene en las FF. AA., de Bolivia, son de 15 a 50 años, y se
tiene un Personal Activo de 60.000 aproximadamente.
El presupuesto que representa Las FF. AA. para el Estado Plurinacional de
Bolivia, es $us.550 millones, que fue destinado para la gestión 2018 y un PIB que
representa es de 1.61%.
El servicio militar obligatorio es prestado por varones mayores entre los 17 y 22
años y tiene la duración de un año, la Constitución Política del Estado establece
en el Artículo 213, que los sujetos llamados a prestar el servicio militar son todos
los bolivianos de forma obligatoria. Cabe aclarar que también se puede realizar el
servicio Pre-Militar que es destinado a jóvenes (varones y mujeres) entre los 16 a
18 años en etapa escolar regular durante sus vacaciones escolares y todos los
sábados durante clases.
Según el Artículo 14, parágrafo VI, los extranjeros también están obligados a
cumplir los deberes que establece la Constitución. Prestando el servicio militar los
extranjeros pueden verse beneficiados al momento del cómputo de años para
adquirir la nacionalidad boliviana. Según el Artículo 142 son 3 años para adquirir la
nacionalidad boliviana y en caso de prestar el servicio militar en Bolivia dicho plazo
se reducirá a 2 años.
Si bien la Constitución establece que deberán prestar el servicio militar todos los
bolivianos se debe interpretar de manera abierta tanto a hombres como a mujeres,
el carácter de obligatorio sólo recae en varones. Actualmente según Ley Nº 954
del 9 de junio de 2017 el servicio militar de duración de un año fue ampliado para
mujeres de entre 18 y 22 años cumplidos de manera voluntaria.
Esta página se editó por última vez el 28 jun 2019 a las 02:46
2.- SITUACION HIPOTETICA CON RESPECTO AL TEMA ELEGIDO “LA
NECESIDAD DE RESTRUCTURACION DEL CUERPO LEGISLATIVO DE LAS
FFA. AA. DE BOLIVIA”
La Fuerzas Armadas bolivianas se han configurado, desde la llegada de Evo
Morales al gobierno en el 2006, en un actor clave, apoyando no sólo la
implementación de las políticas de cambio en el marco de la “revolución
democrática y cultural”, sino también la unidad del Estado y la estabilidad del
gobierno frente a las acciones de desestabilización que promovieron sectores
opositores, particularmente en el año 2008. Bajo esta coyuntura, la política de
defensa adquirió un lugar de relevancia en la agenda política. El presente artículo
analiza las principales medidas instrumentadas en la materia desde 2006 y señala,
en función de ellas, las acciones que faltan tomar y que deberán ser consideradas
tras la reciente reelección del presidente Morales; principalmente, el
establecimiento de un marco normativo que cristalice en la jurisdicción defensa y
en las Fuerzas Armadas la refundación del Estado que la nueva Constitución
Política consagró.
Como suele suceder después de cada reelección presidencial, los analistas
políticos tienden a realizar balances sobre los años de gobierno y prospectivas en
torno a la evolución de la política estudiada. Generalmente, la política de defensa
ocupa un lugar marginal en la agenda de gobiernos, en particular en países que
no afrontan las inclemencias de la guerra o de intervenciones militares. Sin
embargo, desde la llegada de Evo Morales al Palacio Quemado en el 2006, la
política de defensa ha recibido la atención gubernamental, orientándose durante
todo este período hacia dos objetivos fundamentales: modernizar al instrumento
militar y fortalecer su contribución al desarrollo nacional. En ausencia de
amenazas estatales externas, las Fuerzas Armadas bolivianas se han concentrado
en operaciones de seguridad interior (1), defensa civil y acción comunitaria, y se
han erigido en uno de los principales pilares del gobierno y de la revolución
democrática y cultural implementada.
Según lo antedicho, este artículo propone realizar un balance sobre la política de
defensa en el Estado Plurinacional de Bolivia, en el período 2006-2014, teniendo
en cuenta como marco conceptual el abordaje de las dimensiones que componen
dicha política y de los factores domésticos y externos que han influido en ella.
Para este análisis, consideraremos que la política de defensa entendida en sentido
amplio se compone de tres dimensiones. La primera corresponde a la dimensión
estratégica, referida a las acciones y medidas institucionales de carácter
estratégico, decididas e implementadas por el gobierno nacional para prevenir o
enfrentar situaciones de riesgo, conflictos o amenazas de origen estatal externo
contra la soberanía, la integridad territorial y la capacidad de autodeterminación
del Estado, que requieran el empleo en forma disuasiva o efectiva de las Fuerzas
Armadas. La segunda dimensión considerada es la política militar, la cual remite al
conjunto de normas y agencias ministeriales dirigidas a ejercer el control civil
sobre las Fuerzas Armadas y la conducción y administración burocrática del
instrumento militar. Por último, la dimensión internacional de la política de defensa,
también denominada “diplomacia de la defensa”, contribuye a los objetivos de la
política exterior del país (2).
 La dimensión estratégica
Las cuestiones estratégicas identificadas por el gobierno de Morales al inicio de su
primera gestión fueron plasmadas en el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010.
Este documento partía de una evaluación sumamente negativa del Sistema de
Seguridad Civil y de Defensa Nacional boliviano.
El Plan precisaba que el sector defensa era incapaz de garantizar la soberanía,
proteger el territorio y su población y defender los recursos naturales de carácter
estratégico, como consecuencia de la falta de definición de políticas por parte de
los anteriores gobiernos de corte neoliberal (3).
Así, se proponía construir una Bolivia soberana y segura; que defienda el territorio
y a su población, que cuente con un sistema de defensa civil fuerte y que participe
activamente en el desarrollo integral bajo los principios de igualdad, reciprocidad y
equidad de género. Para ello, el Plan formulaba una serie de políticas y
estrategias, tales como: el establecimiento de un nuevo marco normativo, el
rediseño del sistema de fuerzas y el fortalecimiento de las capacidades
operacionales.
Con respecto al primer punto, desde la transición a la democracia en 1982, las
cuestiones de defensa nacional tuvieron un tratamiento normativo marginal (4).
Antes de la gestión de Evo Morales, el Congreso promulgó solamente en 1992
una norma, la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas Nº 1405, que reemplazaba a
la anterior norma del gobierno militar de 1964, introduciendo leves modificaciones,
como los procedimientos para el ingreso y egreso de tropas y la extensión del
servicio en las fuerzas a 35 años.
Con esta norma, quedaba establecida como misión fundamental de las Fuerzas
Armadas la defensa y conservación de la independencia nacional, la seguridad y
la estabilidad de la República, el honor y la soberanía nacional, el imperio de la
Constitución Política del Estado y la estabilidad del gobierno legalmente
constituido. Asimismo, se incorporó expresamente la cooperación en el desarrollo
integral del país, aunque no fue sino después de la llegada de Evo Morales al
gobierno que las Fuerzas Armadas adquirieron una firme orientación hacia tareas
de apoyo al desarrollo y de respaldo a las políticas del gobierno nacional (5).
Respecto de la conservación del orden público, las Fuerzas Armadas actúan en
forma contribuyente, a requerimiento del Poder Ejecutivo, cuando las instituciones
legalmente constituidas para ese fin resultasen insuficientes. El uso de las Fuerzas
Armadas en conflictos internos fue, a la vez, regulado por el Decreto Supremo Nº
27977 de 2005. Contrariamente a gobiernos anteriores, Morales no empleó a las
Fuerzas Armadas en la represión de la protesta social. Así, durante su gobierno,
se tendió a propiciar un acercamiento entre los militares y el pueblo,
particularmente con los sectores indígenas y campesinos.
En el año 2009 se sancionó una nueva Constitución Política del Estado, que, si
bien no modificó el rol de las Fuerzas Armadas, agregó como misión la defensa,
seguridad y control de las zonas de frontera, a través de una presencia física
permanente (6). Otro aspecto que se incorpora es la declaración de Bolivia como
país de vocación pacífica (7). Bajo esta orientación, Bolivia rechaza toda guerra de
agresión como instrumento de solución de conflictos entre Estados, reservándose
sin embargo el derecho a la legítima defensa. También se establece la prohibición
de instalar bases militares extranjeras en el territorio nacional como medio para
impedir cualquier futuro intento de proyección militar de los Estados Unidos u otro
país, y se declara la reivindicación de su cualidad marítima como política de
Estado (8).
Posteriormente, se sancionó la Ley de Armas en septiembre de 2013, tras ocho
años de debate en el Congreso; y la Ley de Seguridad y Defensa del Espacio
Aéreo que habilita el derribo de aeronaves hostiles, promulgada en abril de 2014.
Sin embargo, varios anteproyectos de Ley presentados por el Movimiento Al
Socialismo MAS, el partido del Presidente Morales, entre ellos el de Seguridad y
Defensa Integral, se encuentran desde 2010 en la Asamblea, sin avances
concretos para su aprobación.
Como ha trascendido, los contenidos del anteproyecto de Ley de Seguridad y
Defensa Integral se desprenden de las “Bases para la Discusión de la Doctrina de
Seguridad y Defensa del Estado Plurinacional de Bolivia”, documento elaborado
en el 2010 por las Fuerzas Armadas con el objetivo de plasmar una nueva doctrina
militar que refleje los valores del nuevo Estado Plurinacional y su fin supremo: el
“Vivir Bien”.
Al respecto, este documento incorpora elementos notablemente novedosos,
dirigidos a armonizar y articular las necesidades de seguridad y defensa con la
carta constitucional (9). Entre tales aspectos, se destaca la incorporación de la
filosofía del Vivir Bien (suma qamaña) como doctrina del Estado Plurinacional (10).
Bajo esta filosofía, se asocia la idea de Seguridad a la de Bienestar y Desarrollo,
como conceptos indivisibles y complementarios, adoptándose un enfoque
multidimensional de la seguridad, denominado “Seguridad Integral”. El desarrollo
de esta responsabilidad implica la participación de las Fuerzas Armadas en el
Desarrollo Integral para la ejecución de las políticas sociales del Estado.
En esta nueva visión, la Defensa se conceptualiza como el conjunto de medidas
que el Estado utiliza para hacer frente a agresiones de origen interno o externo,
con el fin de alcanzar condiciones adecuadas de seguridad. Sin embrago, no es
una tarea y responsabilidad exclusiva de las Fuerzas Armadas: la Defensa es
considerada una responsabilidad fundamental del Estado que se basa en la íntima
unión de éstas con el pueblo. Tal involucramiento de la sociedad civil en conjunto
presupone la hipótesis de conflicto asimétrico en su territorio con un país
militarmente superior, sin identificar concretamente cuál podría ser dicho
oponente. La erosión de las relaciones bilaterales con los Estados Unidos desde la
llegada de Evo Morales plantea como interrogante si es este país el potencial
agresor en base a cuál los militares bolivianos han reorientado su doctrina de
empleo.
En cuanto al segundo aspecto señalado, referido al rediseño de fuerzas, cobró un
mayor impulso la acción militar conjunta, tendencia que es observada también a
nivel regional. Esto se reflejó en la creación de siete Comandos Conjuntos que
establecieron asientos por todo el país, dividiendo el territorio nacional en áreas
geoestratégicas. Así se conformó el Comando Conjunto Andino, que abarca el
departamento de Oruro y la mayor parte de La Paz (salvo la provincia Iturralde); el
Comando Conjunto del Plata, situado en el Departamento de Santa Cruz (excepto
la provincia Cordillera); el Comando Conjunto Central, que abarca a Cochabamba;
el Comando Conjunto Amazónico, que se extiende por Pando y alcanza la
provincia Iturralde; el Comando Conjunto Mamoré, en el Departamento de Beni; el
Comando Conjunto Chichas, con su zona de influencia en los Departamentos de
Tarija y Chuquisaca y la provincia Cordillera de Santa Cruz; y, por último, el
Comando Conjunto Chaco, en el Departamento de Potosí.
Estos Comandos Conjuntos si bien ofrecen una mayor presencia soberana,
fundamentalmente se dirigen a preservar las fronteras, combatir actividades ilícitas
como el contrabando y la explotación ilegal de los recursos naturales, y apoyar la
defensa civil. Estas acciones fueron acompañadas también por la creación de la
Escuela de Comando y Estado Mayor Conjunto, dependiente del Comando en
Jefe de las Fuerzas Armadas, y escuelas exclusivas de Comando Conjunto para la
formación de cuadros militares idóneos para estas funciones (11). Paralelamente,
a fin de fortalecer la seguridad fronteriza, se establecieron nuevos puestos
militares en zonas de frontera, como el del Silala en la frontera con Chile. Los
requerimientos de personal que las nuevas estructuras demandaban fueron a la
vez acompañados por la aprobación legislativa del incremento del personal de
tropa, que para el año 2014 fue de 9.243 efectivos (12).
Otra política desarrollada fue el fortalecimiento del servicio militar, pese a los
reclamos de organismos de derechos humanos que propiciaban su eliminación. El
servicio militar obligatorio no sólo brinda cuadros de tropa entrenada para la
eventualidad de la guerra, sino que además contribuye al desarrollo nacional,
mediante la capacitación y formación de los soldados y marineros en los centros
tecnológicos militares mientras realizan el servicio militar, donde se instruyen en
distintos tipos de oficios como plomería, carpintería, electricidad, computación,
técnicas agropecuarias, entre otros.
Por último, estas acciones fueron acompañadas de programas de equipamiento y
de adquisición de material -de las que se destacan la compra de seis aeronaves
K-8 y seis los helicópteros Super-Puma que, junto a la recepción de donaciones
de países amigos como Argentina, Brasil, China y Venezuela, permitieron mejorar
cualitativamente las capacidades operativas de las Fuerzas Armadas. Otras
políticas se orientaron a optimizar la defensa civil, y la contribución de las Fuerzas
Armadas al desarrollo nacional, apoyando la inclusión socioeconómica de los
sectores más postergados. Entre las actividades tendientes al desarrollo nacional
en las que participan activamente los militares bolivianos desde el 2006 se han
destacado los programas de alfabetización; la colaboración en la distribución de
planes sociales como el bono escolar “Juancito Pinto” y el subsidio a la vejez
denominado “Renta Dignidad”; el apoyo a la infraestructura productiva nacional,
mediante la construcción y mantenimiento de obras civiles en áreas rurales y de
frontera; el apoyo a las campañas de salud; e incluso la contribución a la política
de precios del gobierno mediante la producción y comercialización de alimentos
para reducir el valor de los mismos en el mercado.
Todas estas políticas estuvieron a acompañadas por mayores erogaciones
presupuestarias, dado que anualmente se ha visto incrementado el presupuesto
de defensa. En términos comparativos, de 2008 a 2014 éste registró un
incremento de un 93 por ciento (13).
La política militar
Morales decidió, ni bien asumió el gobierno y por recomendación de su ministro de
la Presidencia, Juan Ramón Quintana, saltear dos promociones para designar al
nuevo alto mando militar con el propósito de imponer el principio de autoridad (14).
Con esta medida, quedaron fuera del servicio activo veinticuatro generales, en lo
que se constituyó como la mayor purga desde el año 1952. No obstante, lo que
parecía que iba a desencadenar una relación turbulenta, devino en una
convivencia inesperada (15). La nueva cúpula castrense asumió el compromiso de
apoyar al gobierno. Dicho compromiso resultaba imprescindible frente al escenario
de desestabilización que sectores de la oposición iban a propiciar en los años
subsiguientes contra el gobierno de MAS (16). Consecuentemente, la política
militar se orientó a promover un acercamiento con el sector castrense.
En primer lugar, Morales incorporó a los militares al proceso de nacionalización de
los hidrocarburos de mayo de 2006, medida que fue ejecutada precisamente
mediante la ocupación militar de los pozos petroleros. Durante el operativo, se
movilizaron 3.139 uniformados para custodiar 56 instalaciones petroleras (17).
Esta acción no fue un hecho menor. Permitió la identificación ideológico-cultural de
una gran parte de las Fuerzas Armadas, que adherían a posturas de corte
nacionalista o vinculadas al socialismo militar que profesaron los gobiernos de
facto de los generales David Toro (1936-1937) y Germán Busch (1937-1939).
Éstos impulsaron importantes reformas sociales y económicas, como la ampliación
de derechos sociales y la reversión al Estado de todos los bienes y concesiones
otorgadas a la empresa petrolífera estadounidense Standard Oil, que finalizó con
la fundación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Asimismo, la decisión de Morales contribuyó a fortalecer la legitimidad del sector
castrense al interior de la sociedad: el nivel de aprobación de la institución militar
alcanzó en mayo de 2006 el pico histórico de un 75 por ciento (18).
En segundo lugar, la integración de los militares al proyecto político permitió
superar la situación de abandono institucional en la que se encontraban
subsumidas las Fuerzas Armadas, caracterizada por la “pérdida de certidumbre de
funciones, valores y normas, crisis moral, admisión de su bajo grado de legitimidad
social, perplejidad ante el futuro, malestar acumulado y un profundo desencanto
por la calidad ética de los mandos” (19).
Tales políticas han concurrido en la construcción de una relación civil-militar
cooperativa, que le ha permitido a Morales no sólo mantener la subordinación de
las Fuerzas Armadas y su adscripción a su proyecto político, sino también evitar la
consumación del golpe de estado civil de septiembre de 2008.
En este marco, salvo la abolición de los gastos reservados, las prerrogativas
militares no se han visto sustancialmente afectadas en tanto que las reformas más
controversiales que impulsaba inicialmente el Movimiento al Socialismo, tales
como la abolición del servicio militar obligatorio o al menos la inclusión de la
objeción de conciencia, la reforma de la justicia militar y el establecimiento de la
supremacía civil, no fueron al momento abordadas (20).
Asimismo, entre las principales acciones en materia de política militar podemos
mencionar aumentos salariales anuales que oscilaron entre un 7 y un 10 por
ciento, bajo un escenario inflacionario de alrededor un 4 por ciento;  mejoras en
las condiciones de habitabilidad de los recintos militares del país que han
beneficiado fundamentalmente al personal de tropa; obras de remodelación de
terminales y pistas aéreas; edificación de nuevas unidades en zonas de frontera,
centros de estudios y unidades sanitarias.
También se propició la igualdad de oportunidades dentro de las Fuerzas Armadas,
destacándose la apertura del cuerpo de oficiales a indígenas. Sin embargo,
durante abril y mayo de 2014 una protesta castrense, conocida como “la rebelión
de los suboficiales”, mostró que la política militar estaba lejos de garantizar un
trato equitativo e igualdad dentro de las Fuerzas Armadas. El reclamo de
suboficiales bolivianos giró en torno a la demanda de “descolonización” de las
Fuerzas Armadas, la modificación de la Ley Orgánica a efectos de evitar prácticas
discriminatorias dentro de la institución, habilitar el acceso a estudios superiores,
ascensos de rango, mejoras salariales, la creación de la Guardia Nacional, y la
atención en hospitales militares en condiciones similares a los uniformados de alta
graduación.  Estas manifestaciones, que terminaron con la baja de
aproximadamente 700 uniformados, instalaron en la agenda de gobierno la
urgencia de revisar la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, a efectos de generar
un instrumento normativo que de real cuenta de la interculturalidad de las Fuerzas
Armadas bolivianas (21).
Diplomacia de la defensa
La dimensión internacional de la política de defensa contribuye a los objetivos de
la política exterior del Estado. Consecuentemente, ésta se ordena de acuerdo a
sus preceptos. De tal modo, como país abierto a la cooperación internacional
como instrumento que favorece el desarrollo nacional, con la llegada de Evo
Morales al gobierno se modificaron sustancialmente los alineamientos
internacionales, de acuerdo a las prioridades políticas y la conducción autónoma
del Estado.
Consecuente, la decisión de encarar una política soberana, libre de intromisiones
y condicionamientos en el plano doméstico, a la par del discurso antimperialista
que el líder indígena promueve al interior y exterior del Estado, se materializó en
un profundo distanciamiento con los Estados Unidos, que hasta entonces se había
configurado como el principal país con el que se gestionaba y desarrollaba la
cooperación internacional a nivel militar.
Estados Unidos apoyaba fundamentalmente la lucha contra el narcotráfico y la
erradicación de cultivos de coca, pero tras la decisión unilateral de Estados Unidos
de descertificar una fuerza especial antiterrorista ni bien asumió la presidencia Evo
Morales, el país paulatinamente fue reduciendo su financiamiento en materia
antinarcóticos, hasta que el mandatario expulsó a la agencia estadounidense DEA
por considerar que había participado en los intentos de desestabilización interna
de septiembre de 2008. Dicha situación derivó también en la expulsión del
entonces embajador Phillip Goldberg. Desde entonces, las relaciones diplomáticas
entre ambos países se canalizan a través del encargado de negocios de la
Embajada de Estados Unidos en La Paz, Peter Brennan, y el jefe de la Misión
diplomática de Bolivia en Washington, el General Freddy Bersatti, uno de los
principales generales que brindó su apoyo al gobierno de Morales.
En 2010, en ocasión de la IX Reunión de Ministros de Defensa de América,
desarrollada en La Paz, Morales afirmó en su inauguración, que la democracia y la
paz en el continente americano se encontraban amenazadas por políticas
intervencionistas de Estados Unidos, tras lo cual el Secretario de Defensa de los
Estados Unidos abandonó la cumbre (22).
La relación volvió a entrar en otro momento de tensión, en julio de 2013, cuando
en el avión presidencial en el que se trasladaba Morales por Europa fue obligado a
aterrizar forzosamente en Viena, Austria, luego de que Portugal, Italia y Francia le
negaran el sobrevuelo en su espacio aéreo nacional, ante la creencia de que
transportaba al ex empleado de la National Security Agency (NSA), Edward
Snowden. Las autoridades bolivianas responsabilizaron al gobierno
estadounidense de este incidente (23).
Erosionada así la relación con los Estados Unidos desde el mismo inicio del
gobierno, el presidente priorizó el establecimiento de nuevos vínculos con
Venezuela, Cuba y Ecuador, integrándose a la Alternativa Bolivariana para los
Pueblos de nuestra América (ALBA).
Del entorno vecinal, la cooperación en materia de defensa se dirige principalmente
hacia asuntos vinculados con la seguridad fronteriza, tales como la lucha contra el
narcotráfico, el contrabando y la trata de personas, de la que se destaca la
comisión binacional fronteriza con Perú, entre otros temas de cooperación
estrictamente militar, como intercambios, ejercicios militares combinados,
capacitaciones y visitas protocolares con Brasil, Argentina, y Chile, además del
país mencionado antes.
A nivel regional, Venezuela se ha constituido como el principal aliado. Ambos
países suscribieron acuerdos de defensa que alcanzan diferentes aspectos, como
el otorgamiento de créditos para la compra de material bélico como la compra en
2010 de nueve aviones de entrenamiento Diamond DA42 Twin Star para la Fuerza
Aérea Boliviana, instrucción, adiestramiento y el equipamiento de la Escuela de
Defensa del ALBA, con sede en el departamento de Santa Cruz.
Asimismo, en la región sudamericana, además del fortalecimiento de la relación
bilateral con Argentina, Chile, Brasil y Perú, la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR) constituye un espacio de gran valor e interés de la política exterior
boliviana, que en el plano de la defensa se expresa a través del Consejo de
Defensa Suramericano (CDS).
Como señala Madrigal Garzón, en el plano de la cooperación militar Bolivia ha
aprovechado las oportunidades que brinda el orden internacional multilateral, a
partir de una activa política de intensificación de las relaciones bilaterales que lo
ha llevado a la suscripción de un conjunto de convenios en materia de defensa
con varios países en el mundo entero (24). De ellos se destacan los casos de
Rusia y China. Con el primero de ellos, se estableció en febrero de 2009 una
Comisión de Cooperación Técnico-Militar Ruso-boliviana, a través de un acuerdo
en cuyo marco se anunció la obtención de un crédito renovable por 100 millones
de dólares para la adquisición de equipamiento logístico, entre ellos helicópteros
M-17.
Con China la cooperación abarca una amplia agenda, de la que se destaca la
científico-tecnológica. Con el apoyo de este país, Bolivia lanzó al espacio su
primer satélite, el que cuenta con un segmento militar para fines de seguridad y
defensa. Asimismo, acordó en 2013 la provisión de ayuda militar gratuita, por 8
millones de dólares a ser ejecutados en 5 años y cooperación en ciencia,
tecnología e industria para la defensa.
Una nueva gestión presidencial
Morales tiene ahora cinco años más para continuar implementando su revolución
democrática y cultural. La nueva Constitución Política del Estado es refundacional
y marca un “punto de bifurcación” (23). La misma instaura un nuevo modelo de
Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, que exige su
construcción. Las bases del nuevo Estado ya han sido erigidas, y poco a poco va
afirmándose la cultura del Vivir Bien. En materia de defensa, la nueva doctrina
militar es la herramienta necesaria para encauzar el cambio cultural dentro de las
Fuerzas Armadas. No obstante, la doctrina per se es insuficiente: es necesario
institucionalizar un nuevo marco normativo que cristalice en reglas formales los
valores que expresa el nuevo Estado plurinacional. Sin embargo, ¿habrá alguna
razón que explique la demora en avanzar con la reforma integral del sector,
particularmente con la sanción de una nueva Ley Orgánica de las Fuerzas
Armadas y la nueva Ley de Seguridad y Defensa Integral? ¿Tal reforma, podría
afectar los intereses de algún sector dentro de las propias Fuerzas Armadas,
como el de la oficialidad superior? ¿No fue la “rebelión de los suboficiales” una
señal de que los valores del Estado Plurinacional aún no se han visto incorporados
al sector militar? Sin lugar a dudas, las Fuerzas Armadas bolivianas tienen
pendiente encauzar a lo largo de su estructura y organización la interculturalidad y
la descolonización que se plasma en el nuevo Estado. Es por ello que conducir
tales reformas institucionales sea, tal vez, no sólo el principal desafío que el
gobierno tenga por delante en materia de defensa, sino una verdadera batalla
política y cultural dentro de un institución altamente jerárquica y discriminadora, y
tradicionalmente adversa al cambio.
Por Mag. Silvina Sol Gastaldi
Ésta es una contribución gratuita producida por el Consejo de Asuntos
Hemisféricos. Si desea republicarla, por favor ponga nuestra información
institucional. Los derechos exclusivos pueden ser negociados. La traducción fue
realizada por Clément Doleac, Research Fellow del Consejo de Asuntos
Hemisféricos.
Referencias:
(1) Dentro de las operaciones de seguridad interior se incluyen actividades tales
como el combate del narcotráfico y el contrabando.
(2) Tellería Escobar, L. (2008). Fuerzas Armadas y desarrollo en Bolivia.
Construyendo Roles. Democracia y Fuerzas Armadas. Disponible en
http://www.cels.org.ar/common/documentos/fuerzas_ armadas_web.pdf

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