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NOMBRES Y APELLIDOS:

María Laura Piñero Montilla.

CÉDULA DE IDENTIDAD:

28.106.266.

AÑO: 2do. SECCIÓN: “3”.


LA FAMILIA:

Comenzaremos definiendo a la familia, a la cual se la define como “la unidad


relacional básica de la sociedad”. La familia según la RALE es un grupo de personas
emparentadas ascendientes, descendientes, colaterales y afines a un linaje.
Seguidamente, existen tipos de familias: como es la familia extensa, que es aquella que
reúne a todos los parientes y personas con vínculos reconocidos como tales, éste
concepto se empleaba como un sinónimo de familia consanguínea, los vínculos civiles,
matrimonio y adopción al conferir la condición de parentesco, extienden un concepto
mucho más allá de la consanguinidad, es decir la relación de sangre entre las personas o
los miembros de ésta. Otro tipo seria la familia conyugal, que ésta surge fundada en lo
biológico (madre e hijo), en todas las culturas de una pareja heterosexual de adultos y
con fines de procreación.

Uno de los cambios más importantes en la familia, están relacionados con el


género. Ya que hoy se entiende de diferente manera el papel de la mujer en casa y en el
trabajo, hoy en día se han roto los principios definidos por la Psiquiatría (en la segunda
mitad del siglo XX) que responsabilizaba a la madre del equilibrio del niño,
atribuyéndole solo a ella la responsabilidad educativa de éste.

El reconocimiento de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres han


marcado una gran diferencia, y se dan gracias a los principios de la democracia liberal,
el socialismo Marxista, el aumento del nivel cultural de la sociedad, al fuerzo de
muchos movimientos feministas y de muchas mujeres que lucharon para que lograr
metas personales, de lograr su libertad y realización personal de una forma distinta a la
que se aceptaba tradicionalmente.

Los cambios acelerados en la sociedad, van dando lugar a una nueva situación
que afecta de forma trascendental a la vida de la familia: al trabajo de la mujer dentro y
fuera de la casa; al hombre en sus roles como marido y padre; y a los hijos.

Los modelos de familia predominantes hasta principios del siglo XX, son la
familia nuclear extendida: que es formada por el padre, la madre e hijos, con
subsistemas completos: conyugal, parental, filial y fraternal, a veces era ampliada por
miembros de otros subsistemas como abuelos y tíos solteros, éste modelo fue numeroso
hasta los años 1980. El modelo troncal: acoge a otros miembros en situación de
necesidad.

Luego, tenemos los modelos actuales la familia nuclear reducida: de 3,3 miembros y 1,7
hijos; los padres sienten la opción por el menor número de hijos ya que no pueden
atenderlos bien por trabajo, etc. Otro modelo actual seria: La familia y hogares
monoparentales: un hogar monoparental es aquel en el que solo está presente el padre o
la madre, en casos de separación, divorcios o madre soltera o padre soltero.
Seguidamente las uniones de hecho: éstas la forman las parejas que viven en común,
unidos por vínculos afectivos pero sin mediar el matrimonio como tal. Por otro lado,
tenemos las familias reconstituidas, polinucleares o mosaico son: aquellas en las que al
menos uno de los cónyuges proviene de alguna unión familiar anterior.

Hoy, a principios del siglo XXI la familia sigue siendo la unidad relacional básica de la
sociedad. Ejerce sobre sus miembros una influencia muy poderosa, ya que le brinda a
sus miembros desde el nacimiento protección, el idioma, la tradición, las costumbres y
el contexto cultural que necesita para desarrollarse como un ser humano pleno.
Asimismo, la familia es un sistema abierto, constituido por un grupo variable de
miembros, que conviven en general en una misma unidad habitacional vinculados por
lazos co-sanguíneos, legales o de afinidad.

La teoría de Bertalanffy representa el modelo básico de estudios sobre la familia.

EL ENFOQUE SISTÉMICO EN LOS ESTUDIOS SOBRE LA FAMILIA:

Mediante las investigaciones realizadas por Bertalanffy en 1968, quién creó la


teoría de los sistemas con la finalidad de organizar y estructurar las áreas de
conocimiento de cualquier tipo (psicología, pedagógicas, tecnológicas, sociales, etc.) las
cuales luego se aplicarían como área de estudio en terapia familiar, para esto la escuela
de Palo Alto y Milán, se enfocaban o basaban sus pruebas en familias cuyos problemas
fueran más graves, sin embargo debido a la evolución de sus pruebas y a la intervención
clínica que ésta obtuvo también se centraron en otros problemas familiares de igual
importancia, como la falta de comunicación. Dicha evolución surgió cuando
incorporaron teorías psicológicas como el constructivismo, la Gestalt, el psicoanálisis,
el modelo cognitivo-comportamental, la teoría de aprendizaje social o la piscología de
desarrollo, dejando en manifiesto la flexibilidad y la capacidad integradora del modelo.
Y haciendo que el trabajo que inició como una prueba simple, que partió de las teorías
de sistemas, terminó siendo un estudio en la especialidad de la terapia familiar.

El enfoque sistémico de los estudios de familia se basa en el conocimiento de la


misma, como un grupo con una identidad propia y no se basa tanto en los rasgos de
personalidad de cada uno de sus miembros. Por lo tanto, La Familia se define como un
sistema, es decir: un conjunto organizado e interdependiente de personas en constante
interacción, que se regula por unas reglas y por funciones dinámicas que existen entre sí
y con el exterior. Conocer el sistema familiar implica conocer su estructura y sus reglas.

La familia como sistema tiende a preservarse y mantener su interacción con el


entorno para lograrlo, la familia necesita preservar las normas, límites y jerarquías que
ha definido para la relación con sus integrantes o miembros, de modo que mantenga una
estabilidad y la constancia necesaria para su supervivencia y la preservación de su
identidad, dicho esto, los sistemas se clasifican en abiertos o cerrados, según se
intercambie, o no, materia o información con el exterior del mismo.

Por lo tanto, los sistemas vivos, como los organismos o los ecosistemas, se
consideran sistemas abiertos, y por lo tanto también la familia se puede considerar como
un sistema abierto, ya que está en constante intercambio de materia, energía e
información con su ambiente, también es necesario que sea flexible para mantenerse
viva, conservar su salud y dar lugar a la creación de nuevos sistemas familiares. La
familia como sistema abierto está en continua interacción con otros sistemas.

Además, la familia lleva consigo una estructura o una organización ya que


incluye unas reglas de interacción y una jerarquización de las relaciones entre sus
componentes, asimismo unas reglas que regulan las relaciones entre los familiares, al
respecto es importante el conocimiento de éstas, ya que nos ayudan a conocer y
comprender a la familia y sentar las bases de cualquier tipo de intervención sobre ella,
pues pueden incidir de forma significativa en cómo la familia hace frente a los
problemas de cada uno de sus miembros y a su propia problemática como grupo. En
general, estas reglas suelen ser acordes con los valores y creencias de la familia y
pueden regular o ayudar también en la detección de las necesidades de sus miembros, en
la comunicación y en las conductas de dar y recibir ayuda, que son de suma importancia
para conocer la funcionalidad del sistema.

Luego tenemos que la familia también lleva consigo determinadas metas del
sistema familiar como lo son básicamente la protección a todos los miembros de la
familia (especialmente a aquellos más frágiles o vulnerables: enfermos, mujeres,
ancianos, niños…) y la buena educación y desarrollo de los hijos y su integración en la
comunidad como miembros activos. Además, hoy en día en las sociedades se han ido
creando leyes y sistemas de protección orientados a que la familia proteja y vele por los
derechos de todos.

De igual importancia puede mencionarse que la familia es un sistema


autoorganizado, ya que es un agente de su propio desarrollo, de sus propios cambios a
través de estrategias, normas, recursos y procedimientos aportados por todos sus
miembros, que van asimilando del mismo entorno en el que la familia se desenvuelve o
bien de su particular historia familiar ya que plantea sus metas y los medios para
lograrlas, como ya se mencionó.

Además, la autoorganización se une a la capacidad de retroalimentación, porque


permite obtener o conseguir información sobre el proceso de un desarrollo familiar,
sobre los niveles de logro de las metas y sobre la eficacia de las reglas y de las
estrategias que se activan con todo éste efecto. De este modo la retroalimentación
posibilita una autoorganización más eficaz, pues es otro de los conceptos claves para la
compresión sistémica, dado que es necesario que el sistema regule sus respuestas frente
a los estímulos del exterior, intentado así mantener sus homeostasis o equilibrio interno,
lo que puede contribuir a preservar una buena identidad como familia.

Los miembros de la familia se mantienen en contacto entre sí a partir de una


serie continua de interacciones o intercambios que suponen una mutua influencia,
bidireccional o circular, que tiende a mantenerse estable.

En efecto es uno de los rasgos que ha servido de apoyo a las terapias e


intervenciones de origen sistémico, ayudando a debilitar las terapias centradas en la
persona. Por el contrario, las terapias sistémicas tratan de cambiar el sistema familiar,
más que a las personas o los miembros designados como enfermos (pacientes
sintomáticos) y a reestructurar las interacciones o intercambios (de comunicación) que
implican a todos, adultos y niños, enfermos y sanos, dominantes y dominados, porque
todos contribuyen a configurar el sistema.

Al mismo tiempo, la familia se puede considerar como un sistema en constante


transformación, lo que significa que es capaz de cambiar o adaptarse a las exigencias
del desarrollo individual de sus miembros y a las exigencias del entorno; esta
adaptación asegura la continuidad y a su misma vez el crecimiento psicosocial de los
miembros de la misma, esto gracias a un proceso que ocurre debido al equilibrio entre
las dos fuerzas que existen en todo sistema:

Por un lado la homeostasis o morfostasis, es decir la tendencia a mantener


estable el sistema adaptándose a los cambios. Y por otro lado, la capacidad de desarrollo
y de cambio, o morfogénesis que es entendida como la transformación propia de
algunos organismos, como es el caso de nuestra especie.

Las fuerzas que empujan a estos cambios provienen de los propios miembros de
la familia, también de los sistemas con los que la familia interactúa; la comunidad
inmediata (mesosistema) y del propio macrosistema donde se enmarca la familia, que
serían las creencias culturales, reglas y valores en torno al ejercicio de los roles de
género.

No obstante, no podemos obviar dos aspectos básicos en esta concepción


aplicada a la familia. Por una parte, que los cambios o transformaciones, por lo general,
suelen comenzar produciéndose desde los elementos más externos del sistema,
mostrando más resistencia al cambio a medida que nos acercamos al núcleo del mismo.
Ello es debido a que los elementos más periféricos y recientes suelen ser más
vulnerables e influenciables por otros sistemas, a la vez que manifiestan una mayor
predisposición al cambio y por tanto a la intervención.

Por el contrario tenemos los elementos internos, que suelen coincidir con los
primigenios del sistema, suelen estar más protegidos de las influencias externas y
resultar así ser más estables, lo cual es lógico al suponer que son la base sobre la cual se
constituye el sistema, según ha expresado Andolfi (1993). En consecuencia, existe la
tendencia entre los elementos internos a considerar que sus normas y creencias sean las
adecuadas, debido a que a ellos mismos les han servido. Esta característica podría
explicar la facilidad con que los hijos se adaptan a las nuevas demandas sociales,
mientras que los padres presentan una mayor dificultad para adaptarse o entender las
mismas.

Por otro lado, al entender que el equilibrio u homeostasis de todo sistema está
relacionado con el medio donde el sistema interactúa. Por esta razón podemos encontrar
familias disfuncionales, o con grandes desequilibrios desde nuestra perspectiva de
normalidad en función de la concepción que tenemos de nuestro propio sistema
familiar, pero que en cambio han hecho de la disfuncionalidad una forma de equilibrio y
de permanecer como sistema podría decirse estable, dentro del contexto donde están
inmersas, en muchas ocasiones también disfuncional.

Existen familias en las que imperan la violencia y los abusos pero que, a pesar
del sufrimiento, mantienen durante mucho tiempo la misma estructura interna.

Con respecto a cada miembro familiar, estos representan un subsistema que


forma parte, a su vez, de otros sistemas. Aunque son muchos los subsistemas
estructurales o funcionales que pueden darse dentro de la familia, como las diferentes
familias nucleares que se diferencian en la familia extensa, en el sistema familiar
nuclear, que es el referente predominante en nuestra cultura, encontramos dos
subsistemas estructurales básicos y bien diferenciados que se destacan por un lado:

La constelación fraterna, que no es más que la atención en las variables


estructurales entre las que se pueden citar el orden de nacimiento, la diferencia de edad
y o el tamaño de la familia. Por lo tanto el orden de nacimiento en la fratría es
importante, no sólo desde el punto de vista de la autoimagen del miembro atendiendo al
lugar que ocupa, sino además por las aspiraciones y expectativas sobre los hijos que se
formulan los padres. Según esto, no es lo mismo ser primogénito a ser el último de los
hijos, cuando son varios, o ser hijo único.

La fratría es por lo general un sistema que tiende a desaparecer.


Por otro lado también se destaca La pareja, como segundo subsistema estructural
básico; dentro de la diversidad de parejas existente la relación de pareja se ha basado,
más que todo, en la relación sexual y en el deseo de procreación, aunque la sexualidad
no se considere hoy el único vínculo que une a las parejas, ni la procreación su única
meta.

Podemos decir que es hoy el subsistema más deseado y más frágil, pero al
tiempo se han incrementado mucho las exigencias y expectativas respecto a la pareja, ya
que ésta configura el proyecto de vida familiar, plantea las metas, distribuye los roles,
formula las normas, y es el subsistema que tiene mayor poder en la familia, por esto no
es de extrañar que exista la consecuencia de la competencia familiar porque ésta va
asociada al hecho de que en primer lugar sea la pareja, o en su defecto la generación
adulta, quién pueda sustentar la autoridad en la familia.

Se creen en parejas asociativas, porque partimos de que la pareja construye un


nosotros, un proyecto compartido, sin que para ello tengan que renunciar al proyecto
personal de cada cónyuge, asumen funciones específicas para el mantenimiento y buen
funcionamiento del grupo familiar, aportando valores y expectativas, es necesaria la
valoración reciproca como base para mantenerse, buscando un equilibrio en lo que se da
y lo que se recibe.

Según Cusinato, (1992), el sistema conyugal se considera como un binomio de


ganancia y pérdida, es decir, en el que lo que para una de las personas es una ganancia
lo debería ser también para la otra; y lo que un miembro pierde también supone una
pérdida para el otro, por lo cual hay una relación mutuamente interdependiente, que
obedece al principio de la reciprocidad.

En pocas palabras la reciprocidad es lo que define la armonía entre los miembros


de una pareja, ya que facilita el intercambio equitativo de comportamientos entre los
mismos, pues normalmente se recibe en proporción a lo que da.

Las parejas con un nivel de reciprocidad alto emplean tiempo en satisfacerse


mutuamente; también dedican grandes espacios a la comunicación, garantizan ese
intercambio mutuo. Aunque sin embargo, es creciente el número de parejas que se
rompen, aunque los arquetipos sociales siguen creyendo en la pareja, pues se cree en
ella aunque no se tenga la misma pareja para toda la vida.

Si bien estos subsistemas aparecen altamente relacionados entre sí como se


demuestra, no sólo a nivel científico, sino en la misma vida cotidiana. Podemos resaltar
que Según Gimeno (1999), estos dos subsistemas de la familia nuclear son de tipo
generacional, ya que además sus integrantes se asemejan en muchos aspectos como en
intereses propios, motivaciones, tareas que cumplen y roles, manteniendo unas reglas
propias; todo esto facilita su cohesión, su sentido de pertenencia como subgrupo y su
diferenciación del resto de la familia.

No obstante, en una situación como la actual, que se caracteriza por la amplia


variedad de modelos familiares, los dos subsistemas que diferenciamos no se dan en
todos los modelos de familia.

Los subsistemas cumplen un objetivo primordial, ya que por medio de la


organización de los subsistemas de una familia se garantiza el cumplimiento de las
diversas funciones del sistema total.

El reconocimiento de las relaciones que se dan dentro de la familia nuclear,


como las que se establecen con la familia extensa o con otras personas o sistemas, o
interacciones es objetivo prioritario en la intervención familiar. Asimismo, el tipo de
relaciones establecidas incide de forma significativa en cómo la familia hace frente a las
problemáticas de cada uno de sus miembros y de ella misma en su conjunto, pero al
mismo tiempo dichas reglas condicionan las intervenciones sobre la familia, lo que en
cierta medida dificulta la morfogénesis, o la tendencia del sistema a cambiar, en
especial en familias con estructuras más cerradas, y con reglas de funcionamiento
rígidas,, resistencia que puede manifestarse en el propio repliegue de la familia hacía sí
misma, rechazando toda intervención desde el exterior.

Uno de los patrones de interacción disfuncionales más significativos antes de


iniciar dicha intervención, es:

La cismogénesis que es el distanciamiento progresivo entre las interacciones de


los miembros familiares, esto surge gracias a determinadas relaciones que derivan en
competitividad, otras veces como resultado de la toma de conciencia de uno de los
miembros acerca de las grandes diferencias con el otro y la existencia de todo tipo de
emociones negativas, pueden ser una de las relaciones que alejan progresivamente a los
miembros de la familia.

Seguidamente otro de los términos es La negación que ésta supone no reconocer


o huir de las relaciones conflictivas, lo que en consecuencia lleva a no abordar la
resolución de los conflictos existentes en el mismo grupo familiar o no aceptar los
problemas que éste tiene.

Otro de los términos es el enmascaramiento que consiste en una grave distorsión


de la realidad por medio de pensamientos irracionales tendentes a la satisfacción de las
propias necesidades, esto sucede cuando por ejemplo por inseguridad personal,
necesidad de afecto, para sentirse útil o para esconder la insatisfacción personal y
familiar se enmascaran éstas con obsesiones por la limpieza y el orden, y se asume un
rol de máximo interés por la familia, pero sabemos que detrás de la preocupación se
esconde el rechazo y con frecuencia la intención de hacerles sentir culpables.

La Intrincación es otro de los términos que influyen antes de la intervención, ya


que este hace referencia a las relaciones que se caracterizan por una excesiva
proximidad entre sus miembros, que no se respetan ni la intimidad ni la autonomía de
cada uno de ellos.

Para finalizar, una vez conocidos aquellos patrones disfuncionales que pueden
afectar a las familias se puede diseñar la intervención propiamente dicha. Basándonos
en los trabajos de Fishman (1995), Minuchin y Fishman (1992) y Shazer (1996), unas
de las diferentes técnicas de intervención que han resultado ser de eficacia son:

 El desequilibrio: Cuando los adultos han perdido poder a costa del que ganan los
hijos menores o adolescentes, es necesario romper ese equilibrio, dotando de una
mayor autoridad, con el fin de hacer el sistema más estable y funcional para todos
los miembros familiares.
 Reencuadre: Es la aportación del experto familiar en el diagnóstico de la situación,
ofreciendo una nueva visión de la realidad, de forma que se puedan ver o
experimentar nuevos tipos de interacción más enriquecedores para cada uno de los
miembros y para todo el sistema, ayudando así a una nueva reconstrucción personal
del sistema.
 Búsqueda de competencia: con esta técnica lo que se pretende es activar y generar
recursos en los componentes de la familia, ya que el incremento de los recursos
personales puede tener una proyección intrafamiliar y a su vez una mejora en la
calidad global del sistema. El asesor familiar debe hacer visibles y poner en acción
los recursos existentes y cuando hay carencia de los recursos necesarios debe
estimular su adquisición.
 Variaciones de intensidad: cuando las familias disfuncionales presentan una
resistencia al cambio, se incrementa la intensidad de los mensajes emitidos por el
asesor familiar. Asimismo, la variación de intensidad se asocia a técnicas de
escenificación de comportamientos habituales unida a nuevas técnicas que hagan
más visibles los elementos esenciales.
1.2
A. ¿BAJO QUÉ MODALIDADES SE CLASIFICA O REVISTA HOY LA
MONOPARENTALIDAD?

La monoparentalidad reviste hoy muchas modalidades:

 Hombre.
 Mujer.

Según la causa de la monoparentalidad:

 Muerte de un miembro.
 Separaciones de larga duración: como hospitalizaciones, encarcelamientos,
emigración de uno de los cónyuges.
 Por separación: según sus diversas modalidades:
 Pactada, con acuerdos firmes.
 Con desacuerdos y conflictos continuos.
 Abandono de un miembro.
 Por el origen:
 Buscada: adopciones, embarazos en madres solteras, etc…
 No deseada: violaciones, embarazos accidentales.
 Por la madurez o edad de la madre:
 Personas adultas o maternidades en límites de edad o por inseminación o
adopción.
 Madres en plenitud de edad fértil.
 Madres adolescentes.

B. CON RESPECTO A LAS UNIONES DE HECHO ¿QUÉ TIPOS SE


RECONOCEN?

En las uniones de hecho se pueden reconocer dos tipos:

- La formada por dos personas solteras, tengan o no hijos, con estructura similar a la
familia nuclear.
- La cohabitación después de la ruptura matrimonial. Más similar a la polinuclear.

C. ¿A QUÉ SE CONOCE COMO FAMILIAS “BIFOCALES” O


“MULTIPARENTALES”?

Se conoce como familias bifocales o multiparentales a aquellas en las que al menos uno
de los cónyuges proviene de alguna unión familiar anterior. También puede decirse que
es una familia en la cual uno o ambos miembros de la actual pareja tiene uno o varios
hijos de uniones anteriores.

1.3

D. ¿A QUÉ SE LE DENOMINA MESOSITEMA?

Se le denomina mesosistema al conjunto de sistemas con los que la familia guarda


relación y con los que mantiene intercambios directos, es una dimensión importante en
los informes de valoración familiar. El mesosistema recibe la influencia de la familia,
así las tensiones familiares se reflejan en el comportamiento del hijo en la escuela, al
tiempo que la familia recibe la influencia de la escuela.

E. ¿A QUÉ SE DENOMINA AUTOPOIESIS SEGÚN MATURANA Y VARELA?

El término autopoiesis definido por Maturana y Varela (1990), significa una resistencia
a los cambios que provienen del exterior, para los que la familia desarrolla procesos de
asimilación e integración de lo nuevo en la estructura existente y de rechazo a lo que se
considera extraño al sistema.

F. ¿SEGÚN FISHMANN CUÁLES SON LOS PATRONES DE


INTERACCIONES DISFUNCIONALES?
- Cismogénesis.
- La intrincación.
- La rigidez.
- La sobreprotección.
- La negación.
- El enmascaramiento.

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