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López Hernández Itzel

Maestría en Patrimonio Cultural de México

El Jaguar de Quetzalpapalotl
Cultura Teotihuacana
Periodo Preclasico tardío
125-250 D.C.
La fascinación que ejerció el jaguar (Panthera onca) entre los teotihuacanos se manifiesta
en la unión simbólica de sus rasgos animales con los humanos, creando seres híbridos,
regios, con atributos sobrenaturales, propios de poderosos cazadores y gobernantes
divinos.
El jaguar cobró gran relevancia en Teotihuacan a pesar de que nunca fue parte de su fauna
local. Su imagen, probablemente importada de las lejanas tierras mayas, confería jerarquía
y poder a sus gobernantes y a sus espacios sagrados.
La escultura fue descubierta el 27 de septiembre de 1962; se encontraba directamente
sobre el piso del Cuarto Norte, caída sobre su costado y con la cara viendo hacia el sol
naciente. Por fortuna, el zapapico del excavador que estaba por ahí no dio a la escultura,
pues la hubiera destrozado.
Esta escultura zoomorfa fue descubierta gracias a las exploraciones que emprendió el
arqueólogo Jorge Acosta en el complejo del Quetzalpapálotl, ubicado en el centro
ceremonial de la antigua ciudad de Teotihuacan.
Fue elaborada con una roca carbonatada llamada travertino
que suele confundirse con el alabastro egipcio. Por su singular
tonalidad verdosa, el bloque de travertino original debió
haberse extraído de una cantera de la Mixteca Alta oaxaqueña.
Toda la pieza fue pulida, con excepción de la parte inferior;
para ello los artesanos emplearon instrumentos de andesita y
pedernal, que son tipos de rocas muy comunes en el centro de
México y que se usaron con frecuencia para la manufactura de
esculturas.
Tanto los ojos como la boca muestran huellas de haber sido
descascarados intencionalmente con un cincel de piedra;
quizá en estas partes se añadían incrustaciones de hueso,
pirita o concha para realzar las facciones del felino.
En vez de cola, el jaguar presenta un adorno formado por
dos trapecios amarrados con un nudo. Hoy día, los
epigrafistas consideran que esta es una de las pocas
representaciones del glifo Xi, que refiere al año solar de
origen zapoteca. Sobre el lomo apenas se perciben finas
líneas raspadas, más parecidas a grafitis. El más legible
correspondería a un glifo tardío: 1-Caña. No obstante,
parece que el artesano trazó mal el diseño e intentó
borrarlo.

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