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HECHOS 5: 42

CASAS DE ADORACION Y SALVACION


La novedosa pandemia del coronavirus y las medidas de encierro han creado miedo
en muchas personas. Es cierto que el distanciamiento es una medida preventiva
esencial, pero no debemos permitir que el distanciamiento profundice hasta el punto
de que no queremos relacionarnos con otras personas. Si permitimos que el miedo
gobierne, es posible que nosotros no queramos abrir sus hogares como anfitriones
para que la gloria de Dios se manifieste con milagros y salvación, por temor a que el
virus entre en nuestros hogares. El miedo al contagio puede convertirse en una
paranoia que lleva a ver a cada persona como portadora del virus. Este tipo de miedo
separa a la gente, en lugar de unirnos.

Debemos recordar que el creyente está llamado a estar cerca de los demás, ya que su
vocación es servir a los demás en tiempos de necesidad. Sí, debemos tomar todas
las medidas preventivas. La realidad, sin embargo, es que la posibilidad de ponerse en
contacto con el virus siempre existirá. El amor cristiano siempre implica riesgos y este
tiempo no es una excepción.

Sigamos el modelo del Señor Jesús. Se ofreció voluntariamente a los demás y sirvió a
los demás libremente. También debemos servir voluntariamente a las personas a
pesar del riesgo. La gente de hoy tiene preocupaciones sobre el futuro, sus trabajos y
su salud. Es hora de acogerlos y alentarlos con el Evangelio. Jesús no se separó de
los leprosos, los pecadores y los poseídos por demonios. Debemos seguir su ejemplo.
Debemos estar dispuestos a seguir presentando el Evangelio y consolar a los que
están en nuestro hogar, confiando en que el Dios soberano cuidará de nosotros.

El reunirse en las casas es una alternativa en estos tiempos de limitaciones a la


libertad de adorar, exaltar el nombre del Señor Jesús y edificarnos en el templo.

El Señor Jesús inicio su ministerio en muchas casas, sus discípulos tomaron ese
ejemplo y siguieron en las casas predicando y enseñando los misterios y la bendición
del evangelio y los primeros cristianos continuaron reuniéndose en las casas.

Es la voluntad de Dios que en nuestras casas se conviertan en centros de Adoración


y Salvación y así ver la Gloria de Dios.

Josué convirtió su casa en un punto de referencia en el sector donde vivía; YO y MI


CASA SERVIRMOS A JEHOVA. Ustedes verán a quien sirven pero yo y mi casa
serviremos al señor.
…Y (los que habían creído, partían) el pan POR LAS CASAS… (Hechos 2:46)
Y Saulo asolaba la IGLESIA, y entrando CASA por CASA… (Hechos 8:3)
… y como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y
POR LAS CASAS… (Hechos 20:20)
Saluda a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús… Saluda también a la
IGLESIA de su CASA… (Romanos 16:3 y 5)
Las iglesias de Asia os saludan Aquila y Priscila, con la IGLESIA que está en su
CASA, os saludan mucho en el Señor. (T Corintios 16:19)
Saluda a los hermanos que están en Laodisea, \ a Ninfas y a la IGLESIA que está en
su CASA. (Colosenses 4:15)
Y a la hermana Apia, y a Arquito nuestro compañero de milicia, y a la IGLESIA que
está en su CASA. (Filemón 2)
Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en CASA, ni le
digáis: ¡Bienvenido! (2 Juan 10)

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