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JOVEN VALORA TU VIDA.

Eres imagen y semejanza de Dios. Al ser creado, recibiste una chispa divina, que nadie puede
darnos sino Dios. Y por tanto, nadie puede quitarnos la vida, sino sólo Dios, que es el Dueño
de nuestra vida. Por eso, el que levanta la mano contra la vida humana ataca la propiedad de
Dios.

Además nuestra vida humana y terrena es grande en vistas a nuestra vida eterna en el cielo.
La vida humana es condición de la vida eterna, a donde estás llamado por Dios para gozar de
Él eternamente. Por eso es tan valiosa a los ojos de Dios tu vida terrena, y por esto es
también de un precio inestimable para ti que eres cristiano, porque es el tiempo de atesorar
méritos para la vida eterna, que te ganó Cristo con su sangre, muerte y resurrección. La vida
nace en el seno del amor: un hombre y una mujer que se aman colaboran con Dios para dar a
un hombre el mayor regalo: la vida, el paso de la nada al ser. ¡Qué noble ha de ser la vida
humana si Dios nos da este don, en colaboración con tus papás!

Dios te ha dado la vida para poder entrar en comunión contigo. Por eso con la vida te ha dado
una inteligencia para que le puedas conocer, y una voluntad para que le puedas elegir y amar.
¿Cómo vas a quitar la vida a un hombre, cuando está llamado a encontrarse con Dios y
entablar con Él un diálogo en la fe y en el amor, a través de la oración y los sacramentos, aquí
en la tierra; y después en la otra vida, mediante la visión cara a cara con Dios? No tienes
ningún derecho a privar a un hombre de lo más noble que hay: conocer y amar a Dios aquí en
la tierra, y gozar de Él después en la eternidad. La vida humana es un don, es algo precioso
que te es dado, que recibes gratuitamente de Dios a través de tus padres. En el camino de la
vida adquieres la conciencia de ser una persona y también un sujeto individualizado e
irrepetible. Desde el punto de vista cristiano, estás hecho a imagen y semejanza de Dios; tu
vida procede del Ser Supremo y, por la creación, eres verdaderamente su hijo. Esta filiación
es elevada sobrenaturalmente por el sacramento del bautismo, que te asocia a Jesucristo con
una nueva creación y un nuevo amor. ¿Cómo vas a terminar tu vida en este mundo?.

Hay que cuidarse de no enredarse en las cosas del mundo, porque eso estorbará que el fruto
del Espíritu fluya en su vida. El mismo dirá que es el Camino, la Verdad y la Vida. No
solamente tienes que seguirle llevando tu cruz, es decir llevando a cabo la voluntad precisa de
Dios sobre ti, sino que tienes que dejarle que reproduzca en ti su propia vida. Todas las
decisiones que puedes tomar a propósito de tu vida cristiana adquieren su sentido y su valor
en la vida de Cristo. Es el primero que ha hecho de su vida una ofrenda al Padre. Por eso
debes contemplarle despacio en su misterio pascual para que te infunda su vida divina por el
don de su cuerpo glorificado. En las contemplaciones precedentes, tu espíritu y tu corazón se
han visto sometidos a un rudo trabajo al que no estabas acostumbrado.

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del
Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos
de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo
pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan
2:15-17
El tiempo se nos va de las manos y nosotros ni lo sentimos, el tiempo corre y transcurre sin
que nosotros hagamos algo con él, sin embargo el tiempo si hace cambios con nosotros, nos
hace más adultos, nos hace más enfermizos, nos hace más rutinarios, etc. Pero nosotros
nunca hacemos nada con el tiempo, el tiempo que al parecer para lo único que sirve es para
DESPERDICIALO. Los segundos se convierten en minutos, los minutos en horas, las horas
en días, los días en meses, los meses en años, y los años en vidas y nosotros seguimos
pensando Qué quiero hacer con mi vida?, Qué quiero estudiar?, será que está bien lo
que estoy haciendo?.

Pasó por el mundo amando de mil maneras y formas, con las mil caras del amor, recogiendo
agravios y sinsabores, penas y tristezas, solo desprecio, se olvidó de sí mismo para
entregarse a los necesitados, a los más débiles, a aquellos que no tenían esperanza, les dio
valor, seguridad, felicidad en su dolor.

En el momento postrero de su vida, aún tuvo palabras de aliento para con los que dejaba en
la tierra y sabía que lo necesitaban, según el evangelio de Juan pasó haciendo el bien,
entregando su vida por amor, transformándose en la cruz en el gran servidor de la
humanidad, cargando con todas las injusticias, con tus injusticias, los males y los pecados de
los hombres, crueles y desagradecidos, sabiendo de sobra que no le iban a reconocer su
gesto de amor supremo, llevándolo LA MUERTE.

Sentir a Jesús dentro de nosotros y en nosotros, Él se lleva todo lo que nos estorba y nos deja
la paz el camino abierto hacia el cielo, Él va asumiendo tu persona, tus debilidades, dejo de
ser yo para ser Jesús, Él vive en mí y yo en Él, pensar siempre antes de actuar ¿qué haría
Jesús en mi lugar?, así venceremos nuestras limitaciones, superaremos el mal, la negatividad
humana y nos elevaremos hacia el Padre. 

El temor de Dios, es un valor para enseñar a los jóvenes, y mostrarles que existen
comportamientos que desagradan al Creador, y que le ponen en una situación vulnerable,
frente al sistema del mal del mundo.

Con una vida espiritual fructífera, constante, el joven enriquecerá su existir diario, valorará su
familia, su estudio y la vida de los demás, optando por lo bueno. Esto no constituye una
exhortación de tipo moralista, sino una necesidad de la cultura contemporánea dada a la
desorganización, los placeres sin control, la vida irresponsable, el dinero fácil, la rebeldía…
que traen resultados catastróficos, a la postre.

¿Joven que valor le das a tu vida?

¿valoras tu familia que Dios te ha regalado?

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