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Capítulo Criminológico Vol.

30, W 4, Octubre-Diciembre 2002, 191-218


ISSN: 0798-9598

"PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL


CONSTITUCIONAL VENEZOLANO"*

Ricardo Colmenares Olívar**

* El presente trabajo es parte de la investigación realizada por el autor como trabajo de grado para
optar a la Categoría de Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Uni-
versidad del Zulia, presentado y discutido el día 18 de octubre de 2002.
** Juez Titular de Corte de Apelaciones del Estado Zulia; Profesor Titular e Investigador adscrito al
Instituto de Filosofía "Dr. José M. Delgado Ocando" de la Universidad del Zulia; Doctor en Dere-
cho (L.U.Z., 1988), Magíster en Ciencias Penales y Criminológicas (L.U.Z., 1992), Especialista en
Derechos Humanos (Costa Rica, !993) y en Resolución de Conflictos (Suecia, 2000); Miembro del
Comité Académico de la Maestría en Ciencias Penales y Criminológicas de L.U.Z.
Instituto de Criminología "Dra. Lolita Aniyar de Castro". Facultad de Ciencias Jurídicas y Políti-
cas. La Universidad del Zulia. E-mail: rcolme@telcel.net.ve
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 193

RESUMEN

La Constitución Venezolana de 1999 ha consagrado un conjunto


de principios, derechos y garantías que regirán los destinos del
derecho penal, en sus aspectos sustantivo y adjetivo, los cuales
encuentran su fundamento en el respeto de la libertad y dignidad
humana, vale decir, en los derechos humanos, y que la convier-
ten en lo que se ha denominado en la doctrina el Estado Consti-
tucional. Este trabajo tiene como objetivo principal desentrañar
algunos de estos valores, a la luz de la doctrina nacional e inter-
nacional y con el prisma amplio y garantista de la Sala Consti-
tucional del Máximo Tribunal de Justicia.
Palabras clave: Estado Constitucional, Derechos Humanos, Derecho Pe-
nal, Principios y Garantías Constitucionales.

PRINCIPLES OF VENEZUELAN CONSTITUTIONAL


PENALLAW

ABSTRACT

The Venezuelan Constitution of 1999 consecrates a series of


principies, rights and guarantees that govern the destiny ofpenal
law, in its substantive adjectival aspects, which are founded on
the basis of respect for human liberty and dignity, and human
rights, and which convert this document into what has been
called the constitutional state doctrine. The objective of this
paper is to clarify sorne of these values in the light of national
and international doctrine and under the full guarantee focus of
the Constitutional Chamber ofthe Maximum Judiciary Tribunal.
Key words: Constitutional state, human rights, penal law, constitutional
principies and guarantees.

Recibido: 18-10-2002 • Aceptado: 14-11-2002


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Ricardo Colmenares Olívar


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INTRODUCCIÓN
La visión del derecho penal en los últimos tiempos es, a nuestro criterio,
antropocéntrica, por cuanto el eje primordial de su estudio es la persona huma-
na, hombre y mujer, como ser individual y social, y todos sus derechos y atri-
butos esenciales constituyen el objeto de protección del orden jurídico constitu-
cional y legal. Como bien afirmaba Baratta, esta dualidad entre "hombre y De-
recho" es un requisito indispensable para entender la categoría de los derechos
humanos, pues los mismos son elementos complementarios y, a la vez, contra-
dictorios, pues muchas veces el derecho no le reconoce lo que en realidad le
corresponde a la persona (Baratta, 1985). A su vez, los derechos inherentes a la
persona humana reconocidos formalmente hasta ahora se convierten, dentro de
un Estado de Derecho, en el gran muro de contención contra los abusos y arbi-
trariedades cometidos por los órganos del Poder Público.
Partiendo entonces de un Estado Constitucional, en el cual el contenido
del Texto Fundamental se encuentra íntimamente vinculado con el reconoci-
miento de los derechos humanos, el presente trabajo tiene como finalidad la
sistematización de los principios constitucionales que se relacionan directa o
indirectamente con el derecho penal y el proceso acusatorio penal, a la luz de
los criterios que ha mantenido tanto la Comisión Interamericana como la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, y confrontarlos con las decisio-
nes de los últimos tres años de la Sala Constitucional y la Casación Penal de
nuestro Máximo Tribunal en esta materia, para así determinar el alcance de
tales categorías, en función de su objetivo principal: la interpretación de las
normas constitucionales y su concordancia con tales valores, en función de la
protección efectiva de la persona humana dentro del proceso penal.

l. CONSTITUCIÓN, ESTADO SOCIAL DE DERECHO


Y DERECHOS HUMANOS

En el Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela 1 se establecen como objetivos del Estado, entre otros, las de am-

Publicada en Gaceta Oficial No. 36.860, de fecha 30 de diciembre de 1999. En el Preám-


bulo de la Constitución el Estado Venezolano se compromete a garantizar la universali-
dad e indivisibilidad de los derechos humanos.
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parar la dignidad humana, promover el bienestar general y la seguridad so-


cial. Asimismo señala la obligación de contribuir con los fines de la comu-
nidad internacional, en cuanto a la garantía universal de los derechos indivi-
duales y sociales de la persona humana. Por su parte, el artículo 2 del texto
constitucional declara que Venezuela es un Estado democrático y social de
Derecho y Justicia, que protege la vida, la libertad, la justicia, la igualdad,
la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social, la preeminencia de
los derechos humanos, la ética y el pluralismo político, como valores supe-
riores del ordenamiento jurídico y de su actuación 2.
Ahora bien, ¿Qué significado tiene este nuevo paradigma de Estado
Venezolano? En primer lugar, el concepto de Estado Social de Derecho sur-
ge ante la desigualdad real existente entre las clases y grupos sociales y que
atenta contra el principio de igualdad reconocido en la misma Carta Funda-
mental. En el campo penal, el Estado social de derecho -a diferencia del
"Estado formal de derecho"-, aumenta las limitaciones que se imponen al
sistema penal y asimismo, se examinan no sólo las formas estrictamente le-
gales, como sucede en un Estado formal de derecho, sino que se estudian
" ... las condiciones sociales del sujeto a quien el sistema penal juzga"
(Rossell, 2001). En un sentido complementario, se puede afirmar que el Es-
tado de justicia es " ... el que tiende a garantizar la justicia por encima de la
legalidad formal, lo que le lleva a regular expresamente el principio de tu-
tela judicial efectiva y de acceso a la justicia" (Rondón de Sansó, 2000), es
decir, se busca una justicia basada en valores o principios que están más
allá de las reglas y normas.
De igual modo, el artículo 3 de la misma Carta Fundamental reafirma
el principio mediante el cual el Estado tiene como fin esencial la defensa y

2 La Exposición de Motivos de la Constitución expresa de manera muy clara la nueva con-


cepción del Estado, el cual " ... propugna el bienestar de los venezolanos, creando las
condiciones necesarias para su desarrollo social y espiritual, procurando la igualdad de
oportunidades para que todos los ciudadanos puedan desarrollar libremente su persona-
lidad, dirigir su destino, disfrutar los derechos humanos y buscar la felicidad. Los prin-
cipios de solidaridad social y del bien común conducen al establecimiento de ese Estado
social, sometido al imperio de la Constitución y de la ley, convirtiéndolo en un Estado
de Derecho ... ".
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desarrollo de la libertad y dignidad humana. En este sentido, el Constitu-


yente reconoció en el artículo 23 la jerarquía constitucional de los instru-
mentos internacionales de derechos humanos y su preeminencia sobre el or-
den interno. El respeto a la libertad y a la dignidad humana, por tanto, viene
a constituir el fundamento ético de las normas internacionales de derechos
humanos (Martínez Rincones, 1990-1991), que como corpus iuris, se erigen
como un derecho complementario al derecho interno de los Estados que han
ratificado tales convenios y que los obliga a respetarlos. En la misma línea
garantista, el sistema acusatorio establecido en el Código Orgánico Procesal
Penal se perfila como un instrumento jurídico que salvaguarda todos los de-
rechos y garantías del debido proceso consagrados en la Constitución, las
leyes, y "... los tratados, convenios y acuerdos internacionales suscritos
por la República" (artículo 1).
En consecuencia, dignidad humana y justicia social son los dos valo-
res rectores de nuestro régimen democrático, aunque el primero viene a
constituir el fundamento del mismo, así como la afirmación de su vida y su
libertad como valores esenciales.

2. SUPREMACÍA DE LA CONSTITUCIÓN

La Constitución viene a ser la columna vertebral de los postulados po-


líticos e ideológicos de un país, pues regula la estructura del Estado y sus
instituciones, con el único fin de promover el desarrollo de todos los indivi-
duos y de la sociedad. Por esta razón, la Carta Magna se convierte entonces,
en el pilar fundamental de todo el ordenamiento jurídico venezolano a cuya
observancia están sujetos todos los ciudadanos y los órganos del Poder Pú-
blico. Así lo expresa el artículo 7 de la Carta Magna: "La Constitución es la
norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las per-
sonas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Cons-
titución". En este sentido, la Sala Constitucional de nuestro Máximo Tribu-
nal, en sentencia del25 de enero de 2001, sostuvo lo siguiente:
"La Constitución es suprema, entre otras cosas, porque en
ella se encuentran reconocidos y positivizados los valores bá-
sicos de la existencia individual y de la convivencia social, al
tiempo que instrumenta los mecanismos democráticos y plu-
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ralistas de legitimación del Poder, tales como los relativos a la


designación de las autoridades y a los mandatos respecto al
cómo y al para qué se ejerce la autoridad. Persigue con ello el
respeto a la determinación libre y responsable de los indivi-
duos, la tolerancia ante lo diverso o lo distinto y la promoción
del desarrollo armonioso de los pueblos. El principio de supre-
macía de la constitución, responde a estos valores de cuya rea-
lización depende la calidad de vida y el bien común" (Pierre
Tapia, 2001).

Tal como sostiene Rodríguez Morales, el carácter mandatorio y vincu-


lante de la disposición constitucional antes señalada deja sin vigencia toda
norma del ordenamiento jurídico que sea contraria a la Constitución, confor-
me lo ordena la Disposición Derogatoria Única (Rodríguez Morales, 2001).
A su vez, lafundamentalidad del principio de Supremacía de la Cons-
titución implica cuatro aspectos esenciales: a) Fundamentalidad Jerárquica,
que hace prevalecer este poder sobre las reglas y demás normas que lo desa-
rrollan, pero que no lo agotan, como es el caso de las competencias de la
Sala Constitucional previstas en los artículos 203 y 366 del Texto Constitu-
cional; b) Fundamentalidad lógico-deductiva, porque comprende la posibili-
dad de derivar de este poder otras normas, tanto de origen legislativo como
judicial; e) Fundamentalidad teleológica, por cuanto fija los fines de las
normas que lo desarrollan y, d) Fundamentalidad axiológica, porque en él
están contenidos los valores provenientes de la ética pública que el cuerpo
político hace suyos y los plasma en las leyes (Pierre Tapia, 2001).
En otro orden de ideas, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
destacó como principio de carácter fundamental/a supremacía de la Consti-
tución, porque en ella "se encuentran reconocidos y positivizados los valo-
res básicos de la existencia individual y de la convivencia social, al tiempo
que instrumenta los mecanismos democráticos y pluralistas de legitimación
del Poder, ... ", 3 advirtiendo además que el derecho a la libertad del ser hu-
mano es el valor fundamental y que éste presidía los demás derechos consti-
tucionales. Por otra parte, el artículo 25 del Texto Fundamental establece

3 Tribunal Supremo de Justicia, Sala Constitucional: Sentencia No. 33 de fecha 25 de ene-


ro de 2001.
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que todo acto del poder Público que viole o menoscabe los derechos garan-
tizados en la Constitución, son nulos, y los funcionarios públicos que orde-
nen dichos actos incurrirán en responsabilidad penal, civil y administrativa,
sin que le sirvan de excusa las órdenes superiores.
De este carácter supremo de la Constitución se desprende el principio de
inviolabilidad de la misma, consagrado en el artículo 333 de la Carta Magna,
cuyo contenido quedará incólume y no perderá su vigencia aún en los casos de
actos de fuerza o por derogación de medios distintos a los previstos en ella. En
estos casos, todos los ciudadanos estamos llamados a reestablecerla.

2.1. Naturaleza de la Exposición de Motivos del Texto Fundamental


La Exposición de Motivos de la Constitución de 1999 fue aprobada
por la Asamblea Nacional Constituyente en el Estado Bolívar (Ciudad Bolí-
var), el día 30 de enero del2000, es decir, posterior al referendo aprobatorio
de la Constitución dell5 de diciembre de 1999. Por ello, al analizar la natu-
raleza de dicha Exposición de Motivos, la Sala Constitucional sostuvo que
la misma no es parte integrante de la Constitución, pues constituye un docu-
mento independiente al Texto Constitucional; es decir, no posee carácter
normativo ni tampoco se le puede otorgar un carácter interpretativo de la
Constitución. Por tanto, la Exposición de Motivos no tiene carácter vincu-
lante sino que constituye simplemente " ... una expresión de la intención
subjetiva del Constituyente y tiene el único fin de complementar al lector de
la norma constitucional en la comprensión de la misma"4 .
1.2. Las normas de Derechos Humanos dentro del Ordenamiento
Interno
La nueva Constitución Venezolana reconoció de manera expresa y sis-
temática todos los derechos individuales (civiles y políticos) y colectivos
(sociales, económicos y culturales) que habían sido reconocidos previamen-
te en los tratados internacionales de derechos humanos. Sin embargo, la lis-
ta de derechos y garantías consagrados en la Carta Magna no queda agotada

4 Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia No. 93 del 6 de febrero
de 2001.
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en una enunciación meramente formal, sino que la protección de los mis-


mos se extiende a otros derechos que, siendo inherentes a la persona huma-
na, no se encuentren expresamente reconocidos en el texto constitucional,
tal como lo ordenó el artículo 22 de la Constitución de 19995 . Dicha norma
guarda estrecha vinculación con el artículo 1o de la Ley Orgánica de Ampa-
ro sobre Derechos y Garantías Constitucionales, el cual garantiza para toda
persona natural o jurídica el amparo de sus derechos y garantías constitucio-
nales, "... aún de aquellos derechos fundamentales de la persona humana
que no figuren expresamente en la Constitución, ... ".
Por su parte, el artículo 23 Constitucional reconoce de manera expresa
el rango constitucional de las normas internacionales consagrados en los
instrumentos internacionales y su aplicación inmediata en el orden interno:
"Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscri-
tos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevale-
cen en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su
goce y ejercicio más favorables a las establecidas por esta Constitución y
la ley de la República, y son de aplicación inmediata y directa por los tri-
bunales y demás órganos del Poder Público". Es decir, los derechos y ga-
rantías no son más que una respuesta al espacio que han abierto los dere-
chos humanos con ámbito universal dentro de los ordenamientos internos
de cada nación, los cuales buscan " ... optimizar la gestión pública y, en
suma, a la propia sociedad para mejorar las condiciones de vida" (Borre-
go, 2002). Por otra parte, el nuevo orden constitucional ha establecido insti-
tuciones políticas y jurídicas que tienen como fin la protección de los dere-
chos esenciales de la persona, así como también procedimientos y prohibi-
ciones para proteger y asegurar su plena vigencia6 .

5 Artículo 22 C.R.B.V.: "La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta


Constitución y en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe en-
tenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren
expresamente en ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el
ejercicio de los mismos".
6 Así tenemos, por ejemplo, la creación de la Defensoría del Pueblo, cuya función es velar
por el cumplimiento de los derechos de los ciudadanos.
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De otro lado, el artículo 19 del Texto Fundamental garantiza a toda


persona el goce y ejercicio de los derechos humanos, sin discriminación al-
guna, los cuales son irrenunciables, indivisibles e interdependientes, confor-
me al principio de progresividad 7 . Es decir, por ser los derechos humanos
inherentes a la persona humana, su existencia no depende del reconocimien-
to de un Estado y siempre puede extenderse el ámbito de protección de tales
derechos en el tiempo (González, 2000).
El gobierno venezolano ha suscrito, entre otros, los siguientes instru-
mentos internacionales de derechos humanos: la Declaración Universal de
los Derechos Humanos (10-12-1948), la Convención sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial (4-01-1969), el Pacto Interna-
cional de Derechos Civiles y Políticos (1 0-08-1978), el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (10-08-1978) y la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos o "Pacto de San José" ( 14-06-
1977); la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura,
que entró en vigor en 1987, y que Venezuela ratificó en 1991; el Protocolo
Adicional a la Convención Americana, llamado "Protocolo a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos Relativo a la Abolición de la Pena de
Muerte", que entró en vigor en 1991 y fue ratificado por Venezuela en
1993. En la Asamblea General de la OEA de 1994 se aprobaron otros dos
tratados sobre derechos humanos: La Convención Interamericana sobre De-
saparición Forzada de Personas, que entró en vigor en 1996 y fue ratificada
por Venezuela en 1998, y la Convención Interamericana para Prevenir, San-
cionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer "Convención de Belem do
Pará", que entró en vigor en 1995, el mismo año en que el gobierno lo rati-
ficó. Tales instrumentos internacionales, al ser ratificados por el Gobierno
mediante Ley Especial, forman parte de nuestro ordenamiento interno con
rango de normas constitucionales de inmediata aplicación, conforme a lo

7 Artículo 19 C.R.B.V.: "El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de


progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e
interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para
los órganos del Poder Público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre de-
rechos humanos suscritos y ratificados por la República y las leyes que los desarrollan".
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establecido en el artículo 23 de la Carta Fundamental ya citado, en armonía


con el artículo 154 del mismo texto.
Se trata pues, de un sistema constitucional integrado por disposiciones
nacionales y supranacionales, las cuales no se anulan ni se neutralizan entre
sí, sino que se complementan, formando un conjunto de principios axiológi-
cos a los cuales debe subordinarse la legislación sustancial y procesal a pro-
mulgarse en el país 8 . Al respecto, la Sala Constitucional, al comentar sobre
la jerarquía de las normas internacionales o prevalencia de las mismas en el
orden interno, afirmó que las normas de los tratados, pactos y convenciones
no pueden ser consideradas como "supraconstitucional", sino constitucio-
nal, justamente " ... porque la misma Constitución lo ordena cuando haya
principios más favorables" (Pi erre Tapia, 2001 ). Es decir, la prevalencia de
las normas internacionales deviene por remisión que la Constitución misma
hace de esos tratados. En la misma decisión la Sala sostuvo que "Tales tra-
tados, etc., forman parte del sistema constitucional venezolano por volun-
tad de la Constitución; pero en caso de que haya una antinomia o colisión
con el dispositivo de la Constitución, deberá sin ningún género de duda,
primar la Constitución". Por lo tanto, la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia declaró que los tratados de derechos humanos ratifica-
dos por la República son aplicables por mandato de la Constitución. Sin
embargo, en nuestra opinión las normas de los instrumentos internacionales
de derechos humanos deben prevalecer siempre en su aplicación sobre las
normas internas, salvo que éstas últimas sean más amplias en la protección
de los derechos subjetivos que la norma internacional, tal como se puede in-
terpretar del contenido del artículo 23 constitucional.
Se puede afirmar entonces, que el derecho Constitucional está íntima-
mente ligado al origen, evolución histórica y reconocimiento de los dere-

8 Comisión IDH, Informe No. 5/96, Caso 10.970, 1975. Incluso, la doctrina va más allá y
sostiene que entre las medidas de otro carácter están las sentencias dictadas por los tribu-
nales de la República.
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chos humanos, que a su vez se interrelaciona con el concepto de Estado de


Derecho o Estado de Derechos Humanos, como lo denomina Borrego9 .

3. LA NUEVA JUSTICIA PENAL CONSTITUCIONAL

La nueva Constitución Nacional consagró una serie de principios que


regirán la justicia formal, los procesos generales y el proceso penal en parti-
cular. En primer lugar, debemos mencionar que el Constituyente de 1999 es-
tableció en el artículo 253 que el origen de la potestad de administrar justicia
dentro de la República de Venezuela emana de los ciudadanos o ciudadanas,
es decir, de todos los miembros del pueblo venezolano. Como parte del pro-
yecto democrático, el artículo 62 Constitucional expresa: "La participación
del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el
medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo de-
sarrollo, tanto individual como colectivo ... ", En consonancia con estos pará-
metros constitucionales, el artículo 2 del Código Orgánico Procesal Penal re-
coge este mismo principio de la función jurisdiccional en los siguientes tér-
minos: "La potestad de administrar justicia penal emana de los ciudadanos y
se imparte en nombre de la Republica por autoridad de la ley. Corresponde a
los tribunales juzgar y ejecutar, o hacer ejecutar lo juzgado".
De estas dos normas comentadas se extrae un primer elemento esen-
cial de la justicia venezolana, y en particular de la justicia penal, cual es la
participación ciudadana, recogido en el artículo 3 del código penal adjeti-
vo, el cual reconoce el derecho que tiene todo individuo a ser juzgado por
sus iguales, es decir, por comunes y no por personas extrañas a su naturale-
za humana. Tal como afirmaba Cesare Beccaria,
"Utilísima ley es la que ordena que cada hombre sea juzgado
por sus iguales porque donde se trata de la libertad y de la fortu-
na de un ciudadano deben callar aquellos sentimientos que ins-
pira la desigualdad, sin que tengan lugar en el juicio la superio-
ridad con que el hombre afortunado mira al infeliz, y el sagrado
con que el infeliz mira al superior ... " (Beccaria, 1958).

Dentro de la misma disposición, el Constituyente concibió la adminis-


tración de justicia formal como un sistema dentro del cual sus componentes
se relacionan, cooperan e interactúan entre sí y cuya función esencial es
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 203

mantener el equilibrio, la paz y la justicia dentro de la sociedad. De acuerdo


al último aparte del artículo 253 de la Carta Magna, los componentes del
sistema de justicia son: a) El Poder Judicial, integrado por el Tribunal Su-
premo de Justicia y demás Tribunales de la República; b) el Ministerio Pú-
blico; e) la Defensoría Pública; d) los órganos de investigación penal y de-
más funcionarios auxiliares de justicia; e) el Sistema Penitenciario; t) los
ciudadanos y ciudadanas que participan en la administración de justicia;
g) los abogados y abogadas autorizados para tal ejercicio, y d) los Medios
Alternativos de Justicia. Podríamos decir entonces que el sistema de admi-
nistración de justicia es el
" ... conjunto de organismos y por las actividades y funciones
que realizan, destinadas al ejercicio del Derecho, esto es, a la
labor de mantenimiento de la legitimidad de las actuaciones de
los poderes públicos y de los particulares, y a la resolución de
las controversias hasta su etapa definitiva, que es la de ejecu-
ción de las decisiones que para tal efecto se dicten" (Rondón
de Sansó, 2000).

En segundo lugar, el artículo 257 de la Constitución establece los ca-


racteres fundamentales de un proceso: "El proceso constituye un instru-
mento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales
establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y
adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la
justicia por la omisión de formalidades no esenciales". Por supuesto, la
justicia no debe entenderse como una "entelequia abstracta" que no tenga
concreción en la realidad misma, sino que, por el contrario, su fundamento
reposa en la proporcionalidad que debe existir entre el hecho cometido, la
responsabilidad del sujeto trasgresor y el daño social causado. Así lo sos-
tuvo recientemente la Casación Penal: "En la justicia es una condición in-
defectible la equidad o ánimo de sentar la igualdad. Hay que pesar todas

9 Carmelo Borrego. LA CONSTITUCIÓN Y EL PROCESO PENAL. Oh. Cit., 2002: p.


29-30. Dicho autor sostiene que " ... el Estado de los Derechos Humanos, entendido
como fenómeno en constante desarrollo, evolución y proyección, invade al Estado Cons-
titucional (por vía de la cláusula abierta) y éste a su vez, al Estado democrático, al Esta-
do social y al Estado de Derecho y de Justicia".
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las circunstancias y por eso se simboliza la justicia con una balanza. Esta
implica en términos de justicia, ponderar los pesos de los diversos factores
de la realidad fáctica y mantener un equilibrio valorativo sólo posible con
la proporcionalidad" .10
Igualmente, el artículo 26 de la Constitución garantiza el derecho al
acceso a la justicia gratuita, imparcial, autónoma, indt:: pendiente, responsa-
ble, equitativa y rápida o expedita, sin formalismos rigurosos que conlleven
a dilaciones indebidas y reposiciones inútiles. En este sentido, la Sala Cons-
titucional ha reconocido el derecho a la gratuidad de la justicia, no como
una norma de procedimiento sino como un derecho constitucionalmente
consagrado, de naturaleza sustantiva,
" ... que es parte del derecho más amplio, de rango constitucio-
nal, que se ha denominado derecho a la tutela judicial efectiva,
que pretende asegurar la posibilidad de acceso a los órganos de
administración de justicia, a todos los administrados, incluso de
aquellos carentes de recursos económicos ... que pertenece a
todo justiciable desde el momento mismo de entrada en vigen-
cia la disposición que lo consagra ... " (Pierre Tapia, 2001 ).

Para quienes solicitan el cumplimiento de las normas constitucionales,


este derecho significa además que " ... no necesitan ceñirse a formas estric-
tas y a un ritualismo inútil ... " .11 Estos caracteres especiales pretenden esta-
blecer que el proceso no es más que un medio o canal esencial para la reali-
zación de la justicia, el cual debe responder a la simplificación, uniformidad
y eficacia de los trámites.
También se establece en el artículo 30 el principio de la responsabili-
dad extra contractual del Estado, mediante el cual se obliga a indemnizar ín-
tegramente a las víctimas y a sus derechohabientes de violaciones de sus
derechos humanos cuando sean imputables a los órganos del Poder Público.
Esta obligación de indemnizar debe ser reconocida de manera expresa por

10 Tribunal Supremo de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia No. 076, de fecha 22 de
febrero de 2002.
11 Tribunal Supremo de Justicia, Sala Constitucional: Sentencia de fecha 2 de febrero de
2000.
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 205

todos los jueces penales de la República al momento de dictar la dispositiva


de las sentencias condenatorias, incluyendo el pago de las costas y costos, a
los fines de obligar a la reparación del daño causado a la víctima.
Como afirmación de este derecho, la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos, en el caso Velásquez Rodríguez, ordenó mediante sentencia
del 29 de julio de 1988, que el Estado de Honduras debía pagar una justa in-
demnización compensatoria a los familiares de Ángel Manfredo Velásquez,
por la comisión del delito de Desaparición Forzada de Personas. Igualmente
debe recordarse que en los hechos ocurridos el 29 de octubre de 1988, en el
cual 16 pescadores del pueblo "El Amparo" del Estado Apure, fueron acri-
billados por miembros militares y policiales del "Comando Específico José
Antonio Páez", la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó senten-
cia en fecha 18 de enero de 1995, en la cual decidió que la República de
Venezuela estaba obligada a reparar los daños y a pagar una justa indemni-
zación a las víctimas sobrevivientes y a los familiares de los fallecidos 12 .

3.1. Los Mecanismos Alternos de Resolución de Conflictos


La nueva Constitución promueve la aplicación y uso de los medios al-
ternativos para la solución de los conflictos en atención al último fin de los
procesos, la justicia, entre los que se encuentran: el arbitraje, la concilia-
ción, la mediación, previstos en el artículo 258 constitucional, así como
también cualesquiera otros medios alternativos para la resolución de con-
flictos, como lo constituyen la justicia de paz, consagrada en el mismo artí-
culo 258 y la jurisdicción indígena, reconocida en el artículo 260 de la mis-
ma Constitución, como mecanismos de justicia no formales.
Con fundamento en los artículos 253, 254, 256 y, en especial del 258
de la Constitución de 1999, la Sala Político Administrativa del Tribunal Su-
premo de Justicia ha exhortado de oficio a las partes, respetando por su-

12 En dicha sentencia, la Corte IDH definió que el daño moral de una víctima no podía estar
en una relación directa con la posición social o económica de la víctima, y así mismo es-
timó que no se requerían pruebas para determinar el daño o sufrimiento moral de la per-
sona.
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Ricardo Colmenares Olívar


206 Cap. Crim. Vol. 30, Nº 4 (Octubre-Diciembre 2002) 191-218

puesto la libre voluntad de los intervinientes, para que hicieran uso de los
"Actos Alternativo de Resolución de Controversias". Como bien señala C.
Escarrá Malavé:
"El empleo de mecanismos alternativos contribuiría, igual-
mente, a reducir la conflictividad social al tiempo que simpli-
fican los procesos judiciales. Con ello, los profesionales de la
justicia amplían su campo de acción incorporando nuevas ha-
bilidades a situaciones. Es decir, el uso de estos medios alter-
nativos reitera la democracia, la búsqueda de la justicia, el
acercamiento a la verdad y a la paz social, todo lo cual permite
el justo equilibrio entre las partes" (Escarrá Malavé, 2000).
A criterio de Rossell Sehenn, los mecanismos alternos a la prosecu-
ción de los procesos previstos en el Código Orgánico Procesal Penal, es de-
cir, el Principio de Oportunidad (artículo 37), los Acuerdos Reparatorios
(artículo 40), la Suspensión Condicional del Proceso (artículo 42) y el pro-
cedimiento especial de Admisión de los Hechos (artículo 376), constituyen
formas alternativas de resolución de conflictos, los cuales " ... no sólo to-
man en cuenta la ley, sino, lo más importante, le otorgan consideración es-
pecial a las personas involucradas en el hecho, procurando decisiones con
un contenido mayor de justicia" (Rossell Sehen, 2000).
3.1.1. La Jurisdicción Especial Indígena
La nueva Carta Magna también reconoció la jurisdicción especial in-
dígena para las autoridades legítimas de los pueblos indígenas, como medio
alternativo de justicia, con potestad de resolver los conflictos entre sus
miembros dentro de sus espacios territoriales y de acuerdo al derecho con-
suetudinario. El artículo 260 reza lo siguiente:
"Las autoridades legítimas de los pueblos indígenas podrán
aplicar en su hábitat instancias de justicia con base en sus tra-
diciones ancestrales y que sólo afecten a sus integrantes, según
sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean
contrarios a esta Constitución, a la ley y al orden público. La
Ley determinará la forma de coordinación de esta jurisdicción
especial con el sistema judicial nacional".

La norma constitucional antes citada es la que posibilita hablar propia-


mente de un Estado pluricultural, es decir, se reconoce de manera oficial a
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 207

una sociedad que no es homogénea y permite a su vez un doble reconoci-


miento: en primer lugar, reconoce la función jurisdiccional o jurisdicción
indígena, ejercida por las autoridades legítimas y naturales de los distintos
pueblos y comunidades indígenas; en segundo lugar, reconoce el uso del
derecho consuetudinario indígena para resolver sus conflictos. Por supues-
to, la potestad de administrar justicia de las autoridades indígenas tendrá ca-
bida plena sólo dentro de las unidades político-territoriales, llámense Muni-
cipios Indígenas, hábitats, entre conflictos suscitados entre miembros de un
mismo grupo étnico (Colmenares Olívar, 2001).

3.2. El Recurso de Amparo Internacional


La nueva Constitución ratifica en su artículo 31 el derecho de toda
persona sujeta a su jurisdicción a acudir ante los órganos internacionales de
derechos humanos a solicitar el amparo de sus derechos y consagra el deber
del Estado de cumplir con las decisiones de tales órganos. En tal sentido, di-
cho artículo establece textualmente:
"Toda persona tiene derecho, en los términos establecidos por
los tratados, pactos y convenciones sobre derechos humanos
ratificados por la República, a dirigir peticiones o quejas ante
los órganos internacionales creados para tales fines, con el ob-
jeto de solicitar el amparo a sus derechos humanos.

El Estado adoptará, conforme a procedimientos establecidos en esta


Constitución y la ley, las medidas que sean necesarias para dar cumplimien-
to a las decisiones emanadas de los órganos internacionales previstos en
este artículo".
Sobre la nueva figura del amparo internacional, Ayala Corao ha expre-
sado que la misma procede cuando agotados los recursos judiciales internos
de conformidad a las reglas del Derecho Internacional, sin que se haya obte-
nido la protección efectiva de los derechos humanos reclamados, " ... las
personas tienen el derecho a acudir ante los órganos internacionales crea-
dos por los tratados a fin de obtener la reparación a las violaciones impu-
tables al Estado ... ; y la obligación consecuente de los Estados, de cumplir
o ejecutar de buena fe las decisiones reparatorias que dicten esos órga-
nos ... " (Ayala Corao, 2000).
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Ricardo Colmenares Olívar


208 Cap. Crim. Vol. 30, Nº 4 (Octubre-Diciembre 2002) 191-218

El artículo 33 de la Convención Americana dispone que la Comisión In-


teramericana es un órgano competente junto con la Corte Interamericana
" ... para conocer los asuntos relacionados con el cumplimiento de los com-
promisos contraídos por los Estados partes", por lo que al ratificar dicha
Convención, el Gobierno de Venezuela se comprometió a atender las reco-
mendaciones que la Comisión apruebe a sus informes; es decir, que las reco-
mendaciones de estos organismos internacionales de protección generan
compromisos para los Estados a todos los niveles del poder público nacional.
En este orden de ideas, el artículo 23 de la Constitución dispone que los
tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ra-
tificados por Venezuela, sean de aplicación inmediata y directa por los tribu-
nales y demás órganos del Poder Público. De acuerdo con lo anterior, existe
la posibilidad de acudir a los órganos del sistema interamericano y de Nacio-
nes Unidas mediante este recurso extraordinario previsto en la actual Consti-
tución, y que el Profesor Cappelletti ha denominado "recurso de amparo in-
dividual a nivel supranacionaf'. 13 A este respecto, Ayala Corao señala que
"la jurisdicción internacional de los derechos humanos puede configurarse,
bajo ciertas circunstancias, en una verdadera jurisdicción constitucional in-
ternacional en materia de derechos humanos" (Ayala Corao, 1998). Cierta-
mente, aún cuando dichos órganos declaran expresamente no ser una "cuarta
instancia", en la práctica parecen constituir una alternativa válida y única a la
que acudir cuando en un proceso judicial se produzcan violaciones de dere-
chos humanos no reparadas por los tribunales nacionales.
Por último, cabe señalar que los órganos públicos del Estado, en espe-
cial el Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República, es-
tán en la obligación de respetar y seguir la interpretación que sobre las nor-
mas de derechos humanos realicen los organismos internacionales de pro-

13 Mauro Capelletti. Dimensiones de la justicia en el mundo contemporáneo, Editorial Po-


rrua, C. A., México, 1993, p. 45 y ss, citado en Carlos M. Ayala Corao. Del Amparo
Constitucional al Amparo Interamericano como Institutos para la Protección de los De-
rechos Humanos, Instituto Interamericano de Derechos Humanos. San José/Caracas,
Editorial Jurídica Venezolana, 1998: p. 77.
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 209

tección, bien a nivel regional (Comisión y Corte Interamericanas) o a nivel


universal (Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas) 14.

3.3. La Imprescriptibilidad de Delitos


Algo novedoso y que el Constituyente incluyó con buenas intenciones
para quizás ponerse a la altura de las exigencias de ciertas normas internacio-
nales que sancionan los delitos contra los derechos humanos, es lo relativo a
la imprescriptibilidad de ciertas conductas reprochables señaladas en los artí-
culos 29 y 271 de la Carta Magna. Así, el artículo 29 expresa que las accio-
nes para sancionar los delitos de lesa humanidad, violaciones graves a los de-
rechos humanos y los crímenes de guerra serán imprescriptibles y estarán ex-
cluidos de los beneficios que puedan conllevar su impunidad, incluyendo el
indulto y la amnistía. Por su parte, el artículo 271 constitucional, extiende la
imprescriptibilidad a los delitos contra el patrimonio público y el delito de
tráfico de estupefacientes, tal vez por considerarlos delitos pluriofensivos que
vulneran varios bienes jurídicos que afectan gravemente a la sociedad.
A nuestro modo de ver, tales preceptos constitucionales, al excluir be-
neficios como el indulto y la amnistía a las personas incursas en los delitos
referidos, pudieran afectar el derecho de igualdad, pues, como afirma Bo-
rrego,
" ... no parece conveniente que haya semejante solución a
asuntos que muy bien pueden resolverse bajo el marco de la
ponderación y análisis particularizado de la situación jurídica
comprometida, ya que, en la secuencia de estos delitos que
perjudican al objeto de protección, existe todo un marco de re-
ferencias que permite tratar los casos de modo separado y di-
ferenciar cuando es de necesidad. De ahí, la regla de trato de-
sigual cuando sea menester y estén dadas las condiciones para
ello" (Borrego, 2002).

14 Véase: Guillermo Moncayo. "Criterios para la aplicación de las normas internacionales


que resguarden los derechos humanos en el derecho argentino". CELS, 1997. Citado
en: Banco Interamericano de Desarrollo. LA DIMENSION INTERNACIONAL DE
LOS DERECHOS HUMANOS. Washington, D. C. American University, 1999: p.
80-82.
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Ricardo Colmenares Olívar


210 Cap. Crim. Vol. 30, Nº 4 (Octubre-Diciembre 2002) 191-218

Por otra parte, tanto el artículo 6.4 del Pacto Internacional de Dere-
chos Civiles y Políticos de Naciones Unidas 15 como el artículo 4.6 de la
Convención Americana 16, permiten la aplicación del indulto, la conmuta-
ción de pena y la amnistía " ... en todos los casos", aún en aquellos en los
que las personas hayan sido condenadas a la pena de muerte; por lo que
consideramos que las disposiciones 29 y 271 constitucionales vulneran y
contrarían el contenido de las normas internacionales antes mencionadas.
De manera pues, con base a la más estricta protección de los derechos
a la defensa e igualdad, el juez es quien dck ponderar la situación personal
y jurídica del imputado en cada caso, sea cualquier tipo de delito, incluso
los prohibidos por los preceptos antes mencionados, y establecer las cir-
cunstancias probatorias por las cuales es responsable, sin atender a condi-
ciones objetivas, pues también se podría vulnerar el principio de inocencia
de los procesados por tales delitos.

4. EL NUEVO ENFOQUE DEL DERECHO PENAL

La filosofía de los derechos humanos de garantizar la libertad y demás


derechos de la persona humana ha influido notablemente sobre la concep-
ción de la justicia, del derecho penal y del proceso penal moderno, pues los
fines esenciales de este último son la de tutelar la libertad y la dignidad hu-
mana dentro de un proceso. Siempre se ha entendido que dentro de la De-
mocracia, la función garantista que le corresponde al derecho y, en especial,
a la jurisdicción penal, es la de prevenir y reprimir el delito, por una parte;
pero fundamentalmente debe contribuir a minimizar la violencia punitiva
del Estado, aplicando los mecanismos que protejan los derechos fundamen-

15 Artículo 6.4 PIDCP: "Toda persona condenada a muerte tendrá derecho a solicitar el
indulto o la conmutación de la pena. La amnistía, el indulto o la conmutación de la pena
capital podrán ser concedidos en todos los casos".
16 Artículo 4.6 CADH: "Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la am-
nistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos
los casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de
decisión ante la autoridad competente".
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 211

tales del ciudadano contra el abuso y la arbitrariedad de la fuerza por


parte de los órganos del poder público y otros particulares. Esto es lo que ha
denominado A. Baratta la "mínima intervención penal", propuesta como
una política alternativa del control social y basada en una serie de principios
intrínsecos ("intrasistemáticos") y externos (extrasistemáticos) del sistema
penal, que deben de ser tomados en cuenta al momento de resolver los con-
flictos (Baratta, 1987).
Visto así, el garantismo surge de la relación entre los derechos funda-
mentales o "naturales" de las personas consagrados en normas constitucionales
y el Estado de derecho; en este sentido Ferrajoli expresa: "La garantía de estos
derechos vitales es la condición indispensable de la convivencia pacífica. Por
ello, su lesión por parte del Estado justifica no simplemente la crítica o el di-
senso, como para las cuestiones no vitales en las que vale la regla de la mayo-
ría, sino la resistencia a la presión hasta la guerra civil" (Ferrajoli, 1995).
La salvaguarda de esos valores significa un control de la constitucio-
nalidad, porque el Poder Judicial constituye el garante de la tutela efectiva
de las garantías ciudadanas frente a un potencial conflicto con los poderes
públicos y privados, cuando reivindica sus aspiraciones en cada sentencia.
En fin, constituye la garantía del Estado de Derecho. Así lo entendió recien-
temente la Sala de Casación Penal:
"El proceso se presenta en consecuencia como una garantía
para todos los sujetos procesales y no tan sólo para el imputa-
do, sino también para todos aquellos que intervienen en el
conflicto penal planteado como consecuencia del hecho puni-
ble; en el cual pueden intervenir el imputado, la víctima, la so-
ciedad y el mismo Estado representado a través de cualquiera
de sus órganos procesales" 17 .

El Derecho Penal aplicado por los órganos jurisdiccionales competen-


tes, viene a constituir una garantía para el respeto y vigencia de los Dere-
chos Humanos fundamentales, debido a su carácter represivo, a la vez que
es una exigencia de la seguridad pública demandada por el conglomerado

17 Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Penal: Sentencia No. 003 del 11 de ene-
ro de 2002.
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212 Cap. Crim. Vol. 30, Nº 4 (Octubre-Diciembre 2002) 191-218

1
social. Así lo expresó la Sala de Casación Penal de nuestro Máximo Tribu-
nal: "El Derecho Penal es la mínima fuente de libertad, ya que al reprimir
a quienes delinquen crea libertad para el sector que no delinque. Y esa no-
ble ciencia rechaza la conducta de quienes agreden de manera ilegítima a
otros e instituye en estos el derecho natural de actuar en defensa propia y
de matar al atacante si fuere necesario " 18 . En otra oportunidad, la misma
Sala se pronunció sobre la relevante función del derecho penal dentro de la
sociedad, en los siguientes términos: "La obligación principal de la Sala es
garantizar la libertad del pueblo y defender los derechos de los venezola-
nos, mediante la certeza en la aplicación del Derecho Penal, cuyo funda-
mento es proteger la libertad del ser humano" 19 .
Tal como bien afirma Thompson, " ... la existencia de un sistema puni-
tivo es una forma de protección de los Derechos Humanos, ya que el carác-
ter valorativo- del Derecho Penal encuentra paralelo en la materia de que
se ocupan los derechos fundamentales" (Thompson, 1993). Así por ejem-
plo, el valor trascendente del derecho humano a la "vida", también es prote-
gido por la sanción establecida en los tipos del Código Penal Venezolano
(Delitos contra Las Personas). De allí que cuando el sistema penal no prote-
ja debidamente un valor fundamental del hombre, existirá entonces una vio-
lación de los derechos humanos.

4.1. El Sistema Acusatorio Penal Venezolano


El reconocimiento que hiciera el Legislador de las garantías del juicio
previo y del debido proceso en el artículo 1o del Código Orgánico Procesal
Penal de 1998 (en adelante COPP) 20 , apuntaba hacia el modelo de sistema
penal garantista deseado: el Sistema Acusatorio. Así lo afirma Vásquez
González, al referirse a las garantías mencionadas:

18 Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Penal: Sentencia No. 862, del 20 de ju-
nio de 2000.
19 Tribunal Supremo de Justicia. Sala de Casación Penal: Sentencia No. 445, del 07 de abril
de 2000.
20 Promulgado el 23 de enero de 1998, según Gaceta Oficial No. 5.208 Extraordinario, con va-
catio legis de 18 meses, entrando en vigencia el ¡o de julio de 1999. La última reforma la su-
frió en fecha 14 de noviembre de 2001, según Gaceta Oficial No. 5.558 Extraordinario.
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 213

"El solo hecho de que las anteriores garantías aparezcan con-


templadas en el primer artículo del código adjetivo proporcio-
na una idea de la importancia que le legislador les ha dado. En
efecto, así como el principio de legalidad material establece la
necesidad de que el delito y la pena estén descritos previamen-
te en la ley, la necesidad del juicio previo se erige como una
garantía procesal en la que descansa el sistema acusatorio que
desarrolla el COPP" (V ásquez González, 1999).

El código adjetivo penal plasmó en sus normas un conjunto de princi-


pios y garantías judiciales esenciales reconocidas internacionalmente, que
pudieran avalar un proceso penal justo, no sólo para el imputado sino tam-
bién para la víctima: la participación ciudadana en la administración de jus-
ticia, la autonomía e independencia de los jueces, la garantía de ser juzga-
dos por jueces naturales, la presunción de inocencia, el principio de afirma-
ción y respeto de la libertad y, en fin, toda una serie de derechos que perfi-
lan el sistema acusatorio venezolano como principista y garante efectivo de
los derechos humanos. En sentencia de fecha 1O de enero de 2002, la Casa-
ción Penal del Máximo Tribunal dejó sentado las bases del sistema acusato-
rio penal en los siguientes términos:
"El sistema acusatorio contemplado en el Código Orgánico
Procesal Penal es de corte principista y no reglamentario, esta-
blece una serie de principios fundamentales que van a servir
como norte a las normas que regulan los distintos institutos
procesales. La anunciabilidad de un principio es suficiente
para que sistemáticamente en la misma ley procesal penal se le
busque la solución procedimental para salvaguardar el princi-
pio anunciado. Jamás podría concluirse que algunos de los
principios que constituyen reglas del debido proceso dejen de
aplicarse por carecer de procedimiento expreso que los con-
duzca al conocimiento del tribunal".

Otras dos características esenciales del nuevo sistema procesal vene-


zolano son la publicidad y la oralidad que rigen dentro de las distintas eta-
pas del proceso. El primero constituyó el rompimiento de unos de los aspec-
tos más negativos del sistema inquisitorio plasmado en el Código de Enjui-
ciamiento Criminal: el "secreto sumarial", por medio del cual se fabricaba
el delito a espalda del imputado. Igualmente la oralidad, consagrada en el
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Ricardo Colmenares Olívar


214 Cap. Crim. Vol. 30, N° 4 (Octubre-Diciembre 2002) 191-218

artículo 14 del COPP, garantiza la transparencia durante el desarrollo del


juicio, pues las partes involucradas pueden conocer de manera directa lo
que se decide en su contra; además garantiza seguridad jurídica a las partes,
pues sólo podrán apreciarse las pruebas que sean incorporadas en la audien-
cia oral y pública.

CONCLUSIONES

Puede afirmarse que la Constitución Bolivariana de Venezuela de


1999 refleja formalmente un Estado Constitucional, pues su fundamento
esencial es la protección de la libertad y dignidad de la persona humana,
pues consagra todos y cada unos de los derechos y garantías reconocidos en
los instrumentos más importantes de derechos humanos relativos a los pro-
cesos judiciales y, en particular, al proceso penal. Tan importantes son estos
valores, que la violación o inobservancia de cualquiera de los principios,
derechos y garantías establecidas en la Constitución, el Código Orgánico
Procesal Penal y los tratados o convenios internacionales, son consideradas
nulidades absolutas, conforme lo establece el artículo 191 del referido Códi-
go adjetivo penal.
Por otra parte, aún cuando la promoción y defensa de los derechos hu-
manos es una obligación de todos los ciudadanos, según lo ordena el artícu-
lo 132 de la Constitución, la protección en concreto la realizan los órganos
jurisdiccionales, siendo el único intérprete auténtico de estas normas y prin-
cipios constitucionales la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Jus-
ticia, la cual tiene el control concentrado de la constitucionalidad, y sus de-
cisiones son vinculantes porque crean certeza judicial. De allí que su in-
cumplimiento implica un irrespeto a la Constitución y un quebrantamiento
del Estado de Derecho.
Finalmente, considero que el auténtico cambio de paradigma en de-
rechos humanos dentro de la administración de justicia penal se dará en
Venezuela cuando los tribunales de la República, además de la Sala Cons-
titucional, imprimamos en nuestras decisiones la defensa efectiva de las
normas y principios constitucionales a favor de la libertad y la dignidad
humana.
"Principios del derecho penal constitucional venezolano" 215

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Ricardo Colmenares Olívar


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Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley:
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DOCUMENTOS:
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Washing-
ton D. C. Informe No. 5/96, Caso 10.970, 1975.
CIDH, Informe No. 35/96, Caso 10.832, Luis Lizardo Cabrera Vs. República
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manos 1997. OEA/Ser/LN/11.98, de fecha 13 de abril de 1998.
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Ricardo Colmenares Olívar


218 Cap. Crim. Vol. 30, Nº4 (Octubre-Diciembre 2002) 191-218

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinión Con-


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ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS (O.E.A.). Corte In-
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enero de 1987. "El habeas Corpus bajo Suspensión de Garantías" (Artículos
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