Las plantas se encuentran en continuo contacto con otros organismos, en el
parasitismo vegetal hay un dialogo celular y molecular entre dos organismos: un parasito (fitopatogeno) -vs- una planta (hospedante). A los parásitos de plantas también se les denomina fitorapasito, y los principales son los nematodos, hongos, insectos y bacterias, este se relaciona estrechamente con una planta, donde se reproducen, se desarrolla y se alimenta, por la absorción de nutrientes por periodos prolongados o bajo la utilización directa de sustancias producidas por la planta. Por lo común la obtención de los nutrientes y el agua de la planta hospedera por el parásito ocasiona una menor eficiencia en el desarrollo normal de la planta y provoca un deterioramiento en su posterior desarrollo y reproducción. Así, en la mayoría de los casos, el parasitismo se encuentra estrechamente relacionado con la patogenicidad, la capacidad que tiene el parásito de invadir y establecerse en su hospedero por lo general provoca el desarrollo de la enfermedad en la planta. El ataque de un parasito es una condición desfavorable que generalmente activa una serie de mecanismos de defensa cuyo fin es detener, aminorar o contrarrestar la infección. Las plantas, aunque son organismos sésiles y parecer bastante sencillas e indefensas a simple vista, no lo son, tienen un sistema de protección bastante desarrollado no por nada permanecen sanas. El primer mecanismo de defensa son las características estructurales que actúan como barrera física con el fin de bloquear la entrada o penetración del parasito en la superficie de la pared celular, este mecanismo de defesa seria la cutícula de la planta, aquí el parasito puede penetrar a la planta de forma directa, que sería segregando enzimas 2 para destruir la cutícula; por la penetración por aberturas naturales, como los estomas; o penetración por heridas que hayan sido causadas por otros organismos. El otro mecanismo de defensa son las reacciones bioquímicas de defensa que se activan de forma específica tras la penetración del parasito, entre estas sustancias están el etileno, ácido salicílico y el ácido jasmónico. Esta es una diferencia importante con respecto al sistema inmunológico de los vertebrados, ya que en ellos existen células especializadas que viajan rápidamente al sitio de la infección, donde eliminan al organismo invasor, o limitan su distribución. Se puede reconocer interacciones en función de las respuestas de la planta al ataque del agente extraño que en este caso sería el parasito, están las interacciones compatibles: aquellas en la cuáles un patógeno logra infectar y enfermar a una planta, pueden ocurrir si las condiciones ambientales son favorables, si las defensas preformadas de la planta son inadecuadas, si la planta falla en detectar al patógeno, e incluso si las respuestas de defensa activadas son inefectivas. Y las interacciones incompatibles: aquellas en las cuáles no hay enfermedad porque se da un fenómeno de resistencia de la planta, esto puede ocurrir por la resistencia de tipo “no hospedante”: la especie vegetal atacada no le brinda al patógeno las condiciones necesarias para completar su ciclo de vida, o posee barreras estructurales preformadas, o sintetiza compuestos tóxicos, mantener la infección confinada tras el reconocimiento del patógeno que está atacando y condiciones medioambientales inestables que provocan la muerte del patógeno antes de poder “acomodarse” al nuevo medio. Para que la parasito infecte con eficacias, debe coincidir, como mínimo, la presencia de un hospedero susceptible, un patógeno virulento y las condiciones ambientales favorables para que este pueda invadir o colonizar los tejidos del hospedante. Si algunas de estas tres condiciones no funcionan, la enfermedad no se produce. Estos son los efectos que puede presentar la planta por daño del parasito: - Germinación: Reduce la germinación por destrucción de la semilla o disminución de su viabilidad. - Absorción de agua y nutrimentos: Afectan las raíces e interfieren con su función normal de captación de alimento. - Transporte de agua y nutrimentos: Afectan las raíces e interfieren con su función normal de captación de alimento. - Fotosíntesis: Causa reducción del área foliar y disminución de la capacidad fotosintética de la planta. - Respiración: Se incrementa la tasa respiratoria, a expensas de las reservas de fotosintatos. - Formación y conservación de estructuras reproductoras: Se afectan las flores y los frutos, y disminuye el potencial reproductor de la planta por podredumbre. La evolución de la interacción parásito-hospedero es un proceso dinámico que implica cambios en la composición genética de las especies involucradas. Los cambios pueden observarse en los genes de los individuos mediante el modelo gen por gen, o en la estructura genética de la población mediante el modelo del mosaico geográfico. Los genes del hospedero y el parásito se conocen como genes de correspondencia. La teoría de la coevolución gen por gen está basada en que, por cada gen causante de la resistencia en un hospedero, hay un gen correspondiente a la virulencia del parásito. Por tanto, si eso es así, una reacción de resistencia o compatibilidad depende tanto de la presencia de un gen para la resistencia en el parasito, como del correspondiente gen para la virulencia en el agente.