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Via de Hecho
Via de Hecho
VIA DE HECHO
Magistrados:
Dr. VLADIMIRO NARANJO MESA
Ponente.
ANTECEDENTES
a) La Decisión
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
A. LA COMPETENCIA
B. LA MATERIA
"Lo que se acaba de reseñar, pone de presente, por una parte, que si
el criterio del legislador de 1989, según la ley de autorizaciones (Ley
30 de 1987) fue simplificar los trámites judiciales, y de otro lado, se
ocupó de regular todo lo atinente al recurso de apelación, y
específicamente la procedencia, oportunidad y requisitos del
mencionado recurso, es de concluir que se reglamentó toda la materia
en dicho punto, y por ende, quedó eliminada del mismo como
exigencia para su concesión por el a-quo y su admisión por el ad-
quem, que el recurrente deba sustentar el referido medio de
impugnación.
1 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, Magistrado Ponente Alberto Ospina Botero, 17 de
septiembre de 1992.
2 Corte Constitucional, Sentencia C-543 de octubre 1 de 1992, Magistrado Ponente José Gregorio
Hernández Galindo.
judicialmente de conformidad con lo que en el proceso se propone y
se prueba, todo bajo el imperio de la ley, que es la que faculta
taxativamente a la autoridad judicial para actuar dentro del proceso.
Luego el juez debe proceder según estos criterios y no según su
propio arbitrio. Esta Sala considera oportuno recalcar la importancia
que para el caso cobra el recurso de apelación, connatural a la
búsqueda de justicia, propia de la actividad judicial.
RESUELVE :
Existen razones literales (el texto perentorio del artículo 185 superior),
conceptuales (el alcance absoluto de la inviolabilidad parlamentaria),
teleológicas (la finalidad y pertinencia de esa figura en los juicios
contra los altos dignatarios), sistemáticas (la regulación constitucional
de los juicios contra los altos dignatarios) y, finalmente, lógicas (los
absurdos a los que conduce la interpretación contraria) que permiten
inequívocamente concluir que la única tesis razonable es la siguiente:
los senadores y representantes conservan la inviolabilidad en sus
votos y opiniones incluso cuando ejercen funciones judiciales en los
procesos adelantados por el Congreso contra los altos dignatarios. Y
la razón es tan simple como contundente: los juicios ante el Congreso
por delitos de los altos dignatarios, si bien son ejercicio de una función
judicial, por cuanto imponen sanciones y configuran un requisito de
procedibilidad de la acción propiamente penal ante la Corte Suprema,
conservan una inevitable dimensión política, por lo cual, en ellos, los
congresistas emiten votos y opiniones que son inviolables.
DICTUM COLATERAL-Alcance
Temas:
La Sala de Casación Penal de la
Corte Suprema de Justicia es
competente para investigar los
delitos cometidos por los
congresistas en ejercicio de sus
funciones.
Alcance y funciones de la
inviolabilidad parlamentaria en una
democracia constitucional.
La inviolabilidad parlamentaria
opera en los juicios a los altos
dignatarios en el Congreso.
Incompetencia de la Corte Suprema
de Justicia para investigar los votos
y opiniones de los representantes
en el proceso contra el Presidente
pero competencia para conocer de
cualquier otro delito cometido en
ese proceso.
Actuación fundada en derecho de la
Corte Suprema de Justicia pero
configuración de una vía de hecho
prospectiva, por falta absoluta de
competencia.
Precisión y rectificación de una
línea jurisprudencial derivada de
decisiones precedentes de la Corte
Constitucional.
Respeto a los precedentes, cosa
juzgada constitucional y sentencias
de unificación de la Corte
Constitucional.
Magistrados Ponentes:
CARLOS GAVIRIA DÍAZ
ALEJANDRO MARTÍNEZ
CABALLERO
Ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
2. Situación fáctica.
"La anterior se expide a los cinco (5) días del mes de marzo de mil
novecientos noventa y ocho (1998), en cumplimiento a lo
dispuesto por el Presidente de la Sala de Casación Penal, en auto
de esta fecha. (Firmado) Patricia Salazar Cuéllar, Secretaria Sala
de Casación Penal".
4. Pretensión.
Competencia.
2 El
artículo 26 de la acual Constitución de la V República Francesa la prevé expresamente.
Ver al respecto, entre muchos otros, André Hauriou. Droit Constitucionnel et institutions
politiques. Paris: Montchrestien, 1968, p 779.
solían denominarla "irresponsabilidad" en vez de "inviolabilidad"3. Sin
embargo, el sentido de la institución en todos los casos es básicamente
el mismo: un congresista no puede ser investigado, ni detenido, ni
juzgado, ni condenado, por los votos u opiniones que haya formulado en
el ejercicio de sus funciones.
Carta de 1886, que preveía la inviolabilidad de los senadores y representantes, "todas las
constituciones que la república se ha dado, así en las dos épocas de gobierno federal (1811 a
1815, y 1858 a 1885), como en la de organización unitaria (1821 a 1858), han reconocido como
principio fundamental la inviolabilidad e irresponsabilidad de los legisladores" (Ver Jose María
Samper. Derecho público interno de Colombia. Bogotá: Biblioteca popular de cultura
colombiana, 1951, Tomo II, p 247). En derecho comparado, y sólo para citar algunos ejemplos,
ver en Europa, el artículo 26 de la Constitución de Francia de 1958, el artículo 71 de la
Constitución actual de España, el artículo 46 de la Ley Fundamental de Bonn en Alemania, el
artículo 157 de la Constitución de Portugal y el artículo 68 la Constitución de Italia. En
América, ver el artículo 1, sección 6 de la Constitución de Estados Unidos, el artículo 60 de la
Constitución de Argentina de 1853, el artículo 48 de la Constitución de Chile de 1980, el
artículo 142 de la Constitución de Venezuela, el artículo 110 de la Constitución de Costa Rica,
el artículo 61 de la Constitución de México y el artículo 53 de la Constitución del Brasil.
parlamentarios críticos. Por ello, una de las conquistas esenciales de la
“Revolución Gloriosa” en Inglaterra fue precisamente la cláusula de la
inviolabilidad, recogida en el artículo 9º de la “Bill of Rights” o
Declaración de Derechos de 1689, y según la cual la “libertad de
expresión, los debates y las actuaciones en el Parlamento no pueden ser
juzgados ni investigados por otro Tribunal distinto del parlamento”. Esta
garantía fue un paso decisivo en la independencia del Parlamento, por lo
cual fue retomada, casi en idénticos términos, por la Constitución de los
Estados Unidos de Norteamérica y la Constitución francesa de 17915.
Por ello esta Corte ha señalado que la inviolabilidad "es una institución
que nace con el parlamento moderno y que busca garantizar la
independencia de éste frente a los otros poderes, especialmente frente
al poder Ejecutivo”6.
5 Ver el artículo 1, sección 6 de la Constitución de Estados Unidos de 1787 y el numeral 7º del artículo 1º de la
Sección V del Título III de la Constitución Francesa de 1791.
6 Ver Sentencia C-245 de 1996. MP Vladimiro Naranjo Mesa. Consideración de la Corte 2.3.
Para Colombia, ver, por todos, Jose María Samper. Derecho público interno de Colombia.
7
Bogotá: Biblioteca popular de cultura colombiana, 1951, Tomo II, pp 247 y ss. En derecho
comparados, ver en la doctrina española, A Fernández-Miranda. "Inviolabilidad parlamentaria"
en VV.AA. Enciclopedia Jurídica Básica. Madrid: Civitas, 1995, p 3759. Igualmente Enrique
Alvarez Conde. Curso de Derecho Constitucional. Madrid: Tecnos, 1993, p 10. Ver también
las sentencias del Tribunal Constitucional de ese país 51 de 1985 y 9 de 1990. En la doctrina
francesa, ver Joseph Barthélemy. Précis de droit constitutionnel, Paris: Dalloz, 1938, p 298.
En Estados Unidos, ver Corte Suprema, Caso USA v Brewster, 408 U.S, 501, 508 (1972) y
Laurence Tribe. American Constitutional Law. (2 Ed). New York: Foundation Press, Inc,
1988, p 370 y ss. En México, ver Miguel Lanz Duret. Derecho constitucional mexicano.
México: Norgis editores S.A, 1959, pp 136 y ss. En Argentina Humberto Quiroga Lavié. Derecho
constitucional. Buenos Aires, Depalma 1993, pp 764 y ss.
De otro lado, la inviolabilidad es perpetua, esto es, el parlamentario o
congresista escapa a cualquier persecución judicial por sus votos y
opiniones, incluso después de que ha cesado en sus funciones. Y es
natural que sea así, ya que si la función de la figura es asegurar la
libertad de opinión del congresista, es obvio que ésta puede verse
limitada por el temor a futuras investigaciones en su contra, por haber
votado u opinado de determinada manera.
26 Ver, con criterios similares, Barthélemy Op-cit, p 296 y José María Samper, Op-cit, p 247
27 Ver sentencia T-322 de 1996. MP Alejandro Martínez Caballero. Fundamento Jurídico B 1.2.
28 En el mismo sentido se pronuncia la jurisprudencia constitucional comparada. Así, la Corte Suprema de
Estados Unidos ha precisado que es necesario hacer compatibles la inviolabilidad de los congresistas con la
revisión judicial de la actividad legislativa, por lo cual es claro que “el objetivo de la protección otorgada a los
congresistas no es impedir la revisión judicial de la acción legislativa” (Caso Powell v McCormack, 1969)
29 Ver el auto del 14 de junio de 1998. MP Jorge Aníbal Gómez Gallego.
únicamente ellos. La razón: los representantes habrían cometido un
eventual prevaricato al precluir el proceso contra el Presidente.
21- Una obvia pregunta surge entonces: ¿cuáles son los fundamentos
que permiten concluir que la inviolabilidad también opera cuando los
representantes y senadores ejercen funciones judiciales?
Como es evidente, existen ante todo las dos razones, que no por haber
sido ya ampliamente mencionadas en esta sentencia, dejan de tener una
importancia trascendental, a saber, (i) el texto del artículo 185, que no
establece distinciones en los votos y opiniones emitidos por los
congresistas en ejercicio de su cargo; y (ii) la finalidad misma de la figura
31 Sentencia C-245 de 1996. MP Vladimiro Naranjo Mesa. Consideración de la Corte 2.3.
de la inviolabilidad, que es proteger la independencia y libertad del
Congreso en todas sus funciones, por lo cual la doctrina nacional e
internacional es uniforme en señalar que todos los votos y opiniones que
hayan sido emitidos por los representantes del pueblo en el proceso de
formación de la voluntad de las cámaras quedan excluidos de cualquier
responsabilidad civil o penal.
Pero es más, la tesis de José María Samper va aún más lejos: según su
parecer, estos juicios son atribuidos al Congreso no sólo a pesar de la
inviolabilidad de los votos y opiniones de los congresistas sino
precisamente debido a esa inviolabilidad, por cuanto gracias a ella, los
representantes del pueblo pueden jugar el papel de órgano límite, y decir
la última palabra sobre la procedencia o no de las acusaciones contra
ciertos altos dignatarios. Según sus palabras:
33 Sentencia C-198 de 1994, MP, Vladimiro Naranjo Mesa, criterio reiterado en las sentencias C-222 de
1996 y C-245 de 1996.
34 José María Samper. Op-cit, p 234.
35 Ibidem, pp 216 y 217.
senadores carecerían de la independencia necesaria para ejercer esa
labor, por cuanto sus decisiones se verían condicionadas por el temor a
una posible represalia de los investigados. En efecto, no se debe olvidar
que estos procesos en las cámaras se encuentran previstos para el
Presidente, que goza de importantes poderes, y para los magistrados de
las altas cortes, algunos de los cuales son los jueces naturales de los
Congresistas. Por ello, como bien dice Antonio José Iregui, “son
condiciones necesarias para llenar cumplidamente la función de
legislador la inmunidad y la irresponsabilidad de los diputados porque
sin ellas el legislador estaría sometido al gobierno y su función
fiscalizadora sería nula; su carácter de fiscal y juez, respecto de los
altos funcionarios, sería irrealizable.36”
36 Antonio José Iregui. Ensayo sobre ciencia constitucional. Bogotá: Zalamea Hermanos, 1897, p 126
37 Ver el caso Nixon v. United States, 506 U.S.. 224 (1993)
pronunciarse sobre la corrección o incorrección de la destitución, por ser
"cuestiones estrictas de neto carácter político38”
Ahora bien, contra ese modelo puede argüirse que de todos modos
permite la impunidad, por cuanto puede haber colusión entre el jefe de
Estado y los congresistas. Sin embargo esa objeción no es válida, por
42Aclaración de voto de los magistrados Eduardo Cifuentes Muñoz. José Gregorio Hernández Galindo,
Hernando Herrera Vergara y Vladimiro Naranjo Mesa a la sentencia C-037 de 1996.
cuanto ese mismo reparo podría hacerse al juicio penal adelantado ante
la Corte Suprema u otro órgano judicial, ya que podría también haber
entendimientos ilícitos entre el funcionario judicial y el alto dignatario
investigado. Nada garantiza que eso no ocurra.
4 Cf. Sentencia T-079 de febrero 26 de 1993. MP. Eduardo Cifuentes Muñoz. Ver igualmente Sentencia T-
336/93. MP. Alejandro Martínez Caballero.
49 Ver sentencia T-572 de 1994. MP. Alejandro Martínez Caballero.
ley”50. Ahora bien, es claro que nada de eso ha sucedido en la
investigación de la Corte Suprema contra la peticionaria, pues la
actuación de la Sala de Casación Penal ha estado razonablemente
fundada en derecho. Así, la Carta y el Código de Procedimiento Penal
le confieren competencia para investigar los hechos punibles
cometidos por los congresistas en ejercicio de sus funciones, y la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, en especial las sentencias C-
222 de 1996 y C-245 de 1996, son susceptibles de ser interpretadas en
el sentido de que los Representantes podrían incurrir en prevaricato, por
lo cual parecía totalmente legítimo que la Corte Suprema entrara a
analizar el sentido del voto de la peticionaria en el proceso contra el
Presidente Samper. Una conclusión parece entonces imponerse: la
tutela es improcedente, por cuanto la actuación de la Sala de Casación
Penal no configura ninguna vía de hecho.
53 Ver, entre otras, las sentencias C-531/93. Fundamento Jurídico No 23, y C-386 de 1996. Fundamento
Jurídico No 6.
Una vez precisada la doctrina constitucional sobre la inviolabilidad
parlamentaria, la actuación de la Corte Suprema contra la peticionaria
indefectiblemente devendrá una vía de hecho, que desconoce el debido
proceso, por lo cual resulta procedente conceder el amparo solicitado
por la actora.
42- Sin embargo, una nueva objeción surge, por cuanto podría
considerarse que, en la medida en que las sentencias C-222 de 1996 y
C-245 de 1996 han hecho tránsito a cosa juzgada constitucional (CP art.
243), no pueden ser desconocidas por las autoridades constituidas,
incluida la propia Corte Constitucional, y menos aún cuando esa
Corporación actúa simplemente como juez de tutela, y no se encuentra
examinando, ya sea por demanda ciudadana o por vía de control
oficioso, la constitucionalidad de las leyes. Una pregunta obvia surge
entonces: ¿hasta qué punto es procedente que en esta sentencia de
tutela, la Corte Constitucional entre a precisar y corregir la doctrina
aparentemente sentada en decisiones previas de constitucionalidad?
Para responder a ese interrogante, debe esta Corporación analizar, en
primer término, en qué medida los jueces en general, y esta Corte en
particular, se encuentran vinculados por sus precedentes.
58 Ver
al respecto Denis Keennan. Op-cit. p 134. Igualmente ver Francisco Rubio
Llorente. "La jurisdicción constitucional como forma de creación del derecho" en La
forma del poder. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1993, pp 500 y ss.
59 La terminología no es siempre idéntica. Así, algunos autores, en especial
62 Ver Neil MacCormick. Legal reasoning and Legal Theory. Oxford: Clarendon, 1995, capítulo IV
63 Ver Robert Alexy. Teoría de la argumentación jurídica. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales,
1989, pp 214 y ss,
64 Ver, entre muchas otras, la sentencia C-397 de 1995
ratio decidendi, puede aspirar a convertirse en precedente vinculante,
mientras que las otras opiniones incidentales, al no estar
inescindiblemente ligadas al asunto planteado al juez, a lo sumo tienen
un valor pedagógico y persuasivo.
Los anteriores criterios son enteramente aplicables para que esta Corte
examine si verdaderamente los apartes mencionados de las sentencias
C-222 de 1996 y C-245 de 1996 constituyen una doctrina vinculante
68Aclaración de voto de los magistrados Eduardo Cifuentes Muñoz. José Gregorio Hernández Galindo,
Hernando Herrera Vergara y Vladimiro Naranjo Mesa a la sentencia C-037 de 1996.
57- El anterior análisis permite entonces concluir que la interpretación
que excluye la inviolabilidad parlamentaria del ejercicio de las
funciones judiciales no pasó de ser un dictum, apresurado, innecesario
y desafortunado, formulado por esta Corte en decisiones anteriores.
Sin embargo, podría considerarse que ello no es así, por cuanto la
sentencia C-222 de 1996 y la sentencia C-245 de 1996 señalan en su
parte resolutiva que las normas acusadas son declaradas exequibles o
inexequibles, “en los términos de esa sentencia”, con lo cual esa
interpretación adquiere el carácter de cosa juzgada constitucional
implícita, se vuelve la verdadera ratio decidendi y es entonces
vinculante.
Conclusiones y decisión.
69Sentencia T-474/92. MP Eduardo Cifuentes Muñoz, reiterado por la sentencia SU-327 de 1995. MP
Carlos Gavira Díaz.
La Corte revocará entonces la sentencia del 21 de agosto de 1998 de
la Sección Primera, Subsección A del Tribunal Contencioso
Administrativo de Cundinamarca en esta acción de tutela, y en su lugar
amparará el derecho fundamental al debido proceso de la peticionaria,
para lo cual ordenará dejar sin efectos el proceso que se surte contra
ella por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia
64- Por último, esta Corte precisa que, debido a la naturaleza misma
de la acción de tutela, no procede tampoco conceder directamente el
amparo constitucional a aquellos otros congresistas que pretendieron
intervenir como coadyuvantes, en el presente trámite judicial. En
efecto, el procedimiento de tutela, debido a su informalidad, no admite
ese tipo de intervenciones procesales, por lo cual la parte resolutiva de
esta sentencia sólo cobijará directamente a la peticionaria. Sin
embargo, tal y como esta Corte lo ha señalado, si bien la tutela sólo
tiene efectos en relación con las partes que intervienen en el proceso
(Decreto 2591/91, art. 36), “sin embargo, la doctrina constitucional que
define el contenido y alcance de los derechos constitucionales, sentada
por la Corte Constitucional, con ocasión de la revisión de los fallos de
tutela, trasciende las situaciones concretas que le sirven de base y se
convierte en pauta que unifica y orienta la interpretación de la
Constitución.70” Por ello, la Corte hará un llamado a prevención a la
Sala Penal de la Corte Suprema para que se abstenga de investigar
como delitos los hechos inescindiblemente ligados a las opiniones y
votos emitidos por los congresistas en ejercicio de sus funciones.
V. DECISION.
RESUELVE :
Demandante:
Viviane Morales Hoyos.
Demandada:
Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Penal.
Magistrados Ponentes:
“(...)
Es necesario precisar, ante todo, que la providencia judicial proferida
por el Magistrado Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego, el día 24 de junio
de 1.998, dentro del proceso penal radicado en la Sala de Casación
Penal de la Corte Suprema de Justicia, bajo el No. 11.911, con
respecto a la cual la Senadora VIVIANE MORALES HOYOS promovió
la acción de tutela por encontrarla contraria al ordenamiento superior
vigente contrariando, según ella, los derechos fundamentales
invocados, está encaminada a la apertura de una instrucción penal a
varios congresistas por los hechos relacionados con el debate y
posterior aprobación en la Plenaria de la Cámara de Representantes
de la resolución de preclusión, por medio de la cual se puso fin a la
investigación adelantada contra el doctor Ernesto Samper Pizano, en
su condición de Presidente de la República, expedido con fundamento
en el artículo 329 de Código de Procedimiento Penal.
3. LA GARANTIA INSTITUCIONAL
4. ALCANCE DE LA INVIOLABILIDAD
Por ello desde luego, cabe expresar que, una cosa es la inviolabilidad
de los congresistas consagrada en el artículo 185 de la Constitución
Política, con respecto a las opiniones y votos que emitan en ejercicio
de sus cargos, en desarrollo del control político y para asegurar su
independencia y autonomía frente a la injerencia de los demás
poderes, lo que supone la configuración de la irresponsabilidad jurídica
en esta materia, derivada del ejercicio de la actividad parlamentaria, y
otra diferente, es la responsabilidad penal en que puedan incurrir sus
miembros, bien por delitos comunes cometidos con ocasión del
servicio o fuera del mismo, o cuando actúan en función judicial.
Aplicando los anteriores criterios al caso sub examine, cuya tutela debe
definirse exclusivamente en relación con la demandante, resulta
pertinente analizar, para los efectos de la decisión correspondiente, sí
como lo sostiene la actora en su demanda y en la pretensión principal
de la misma, el proceso adelantado por la H. Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Penal "investiga las opiniones y los votos
que la doctora Viviane Morales Hoyos en su condición de
Representante a la Cámara, emitió en 1996, en el proceso en el que
ésta Corporación investigaba la conducta del doctor Ernesto Samper
Pizano, a la sazón Presidente de la República" o por el contrario, se
trata del ejercicio de las atribuciones consagradas en la Constitución
Política, según las cuales dicha Corporación, conoce en forma
privativa, "de los delitos que cometan los congresistas". (C.P., art. 185)
y le corresponde "Investigar y juzgar a los miembros del Congreso".
Fecha ut supra.
Magistrados Ponentes:
Si todo órgano judicial debe seguir los criterios del máximo intérprete
de la Constitución Política, que hayan servido de apoyo directo a las
decisiones de exequibilidad o inexequibilidad, no cabe duda de que la
Corte Suprema de Justicia se inspiró en aquéllos. Más aún, en la
medida en que tales criterios, como se demostrará con su transcripción
textual, se incorporaron a la parte resolutiva de varias sentencias de
constitucionalidad, la Corte Suprema de Justicia al acogerlos se limitó
a respetar el valor de cosa juzgada constitucional del que dichos fallos
están revestidos.
(...)
(...)
“Para el demandante las normas citadas violan preceptos
constitucionales, pues a su juicio, la Cámara de
Representantes no puede desempeñar el papel de juez-fiscal
en los procesos contra las altas dignidades. Afirma que, “si
se llegare a aceptar tamaño error de derecho procesal
constitucional, se permitiría que esta corporación instruyese
la causa en relación con la cual recibió la denuncia o queja del
fiscal general de la Nación o de los particulares ( Art-.178,
num 4, C.N.) y que ella en sede jurisdiccional (fase de mera
acusación ante el Senado) sería competente para proferir
resolución de preclusión en el juicio político, o sea, el juicio
de indignidad por mala conducta.” Insiste en que la
competencia de la Cámara de Representantes es la de realizar
el presupuesto de procedibilidad de formular la acusación
ante el Senado con base en los elementos de juicio que
arrojen la denuncia o la queja, y no instruir el proceso, pues
dicha función corresponde a la Corte Suprema de Justicia.
(...)
Mal puede este último afirmar, con posterioridad, que la Corte Suprema
de Justicia se encaminó por un sendero de arbitrariedad (vía de
hecho), salvo que sostenga la tesis según la cual creer y seguir la
interpretación dada por la Corte Constitucional no resulta ni
aconsejable ni obligatorio pues el que lo haga corre el riesgo de
prevaricar. Empero, para seguir la doctrina constitucional de la Corte
Constitucional - así se desprende de la posición asumida por la
mayoría -, y evitar ser crucificado en el intento, será indispensable
disponer de un poder adivinatorio capaz de anticipar las futuras
rectificaciones, matizaciones y virajes jurisprudenciales que sus
magistrados decidan introducir a las sentencias que han hecho
tránsito a cosa juzgada. No es necesario proseguir en esta línea de
pensamiento; tal vez tampoco sea conveniente. Baste recordar que la
doctrina de las vías de hecho se acuñó con el objeto de proteger a la
persona de las arbitrariedades de los jueces, pero no autoriza para
practicar el género perverso de un cierto tipo de remedio judicial
consistente en la arbitrariedad que un juez ejerce sobre otro.
(...)
Y para que no existiera duda alguna sobre el sentido del fallo, la Corte
resolvió "(d)eclarar EXEQUIBLE el artículo 131 de la Ley 5a. de 1992,
con excepción del literal b) del mismo artículo, el cual se declara
INEXEQUIBLE, en los términos de esta providencia".
82 Por esta razón, Alexy ha manifestado que "llenar este espacio con soluciones cambiantes e incompatibles
entre sí contradice la exigencia de consistencia y el principio de universabilidad" (R. Alexy, Teoría de la
Argumentación Jurídica, p. 264) o, como lo ha señalado Aarnio, "no es sensato renunciar sin justificación a
lo que ha sido adoptado como prevaleciente" (A. Aarnio, Lo Racional como Razonable, p. 260).
Así, el mecanismo del precedente, entendido éste como emanación del
principio de universalidad y, por ende, como requisito esencial de la
racionalidad de las decisiones judiciales, se convierte en la piedra de
toque de la legitimidad de la justicia constitucional, en el sentido de que
es este mecanismo el que permite el control de la opinión pública sobre
la corrección (racionalidad) de las sentencias constitucionales. El
diálogo que se supone debe existir entre los tribunales constitucionales
y las sociedades en las que éstos operan, no sería posible sin un
respeto por el principio de universalidad. Dicho de otro modo, un
tribunal constitucional inconsistente con sus decisiones anteriores hace
nugatorio el único control efectivo al que se encuentra sometido: el
control de la opinión pública.
22. Pero incluso, si hubiere existido una razón suficiente para justificar
el cambio de doctrina constitucional, cabe preguntarse si por vía de
una acción de tutela, en sede de revisión, puede la Corte
Constitucional desconocer la doctrina constitucional obligatoria.
Ahora bien, puede ser que se afirme la original teoría de que los jueces
están autorizados para cambiar de doctrina según su propio subjetivo e
irrefrenable estado de ánimo e, incluso, que se alegue que en sede de
revisión puede la Corte modificar la doctrina constitucional vigente. No
obstante, pese a que lo anterior se aceptase, subsiste un último
problema que debe ser resuelto para establecer si, en realidad, la
decisión impugnada de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia
correspondía a una verdadera vía de hecho. Se trata de evaluar si el
paradigma seleccionado por la mayoría en sede de revisión, según el
cual los congresistas son judicialmente irresponsables por las
decisiones que adopten en ejercicio de la función judicial, tiene
suficiente sustento constitucional. Si no fuere así, la decisión de la Sala
Penal de la Corte Suprema, fundada sobre el paradigma contrario (la
responsabilidad penal de los congresistas jueces) estaría
decididamente avalada por la Constitución y, en consecuencia, no
podría ser calificada como arbitraria. Este tema ocupa la parte que
sigue del presente salvamento.
El debate, por lo tanto, debe darse en torno de las razones por las
cuales se escoge un determinado punto de partida. En este orden de
ideas, aparte del desconocimiento del principio interpretativo medular
de la unidad de la Constitución, la absolutización del principio de
inviolabilidad puede ser objeto de serios reparos.
85 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia de agosto 13 de 1981. En el mismo
sentido, véanse, de esa misma Corporación , entre otros, el auto de septiembre 6 de 1946 y las sentencias
julio 10 de 1980, junio 24 de 1986 y mayo 20 de 1997.
común cuya efectividad sólo se capta en términos de responsabilidad
política.
86 En este sentido, la Ley Fundamental de Bonn, en su artículo 61, señala que "La Dieta
Federal y el Consejo Federal podrán acusar al Presidente Federal ante el Tribunal
Constitucional Federal en caso de violación intencionada del la Ley Fundamental o de otra
ley federal". El artículo 102 de la Constitución de España señala que la responsabilidad del
Presidente "sólo será exigible, en su caso, ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo", y
agrega que, en los casos de traición o de cualquier delito en contra la seguridad del Estado
en ejercicio de sus funciones, la responsabilidad criminal del Presidente "sólo podrá ser
planteada por iniciativa de la cuarta parte de los miembros del Congreso, y con la
aprobación de la mayoría absoluta del mismo". Según el artículo 90 de la Constitución de
Italia, el Presidente de la República sólo es responsable en los casos de alta traición o
atentado a la Constitución, eventos en los cuales "la acusación corresponde al Parlamento,
en sesión conjunta de ambas cámaras y por mayoría absoluta de sus miembros". El artículo
68 de la Constitución de Francia dispone que Presidente de la República sólo es
responsable por actos de alta traición y "[n]o podrá ser acusado si no es en virtud de una
votación idéntica de las dos cámaras, realizada con escrutinio público y con la mayoría
absoluta de los miembros que los integran". Por su parte, el artículo 45 del Constitución de
Argentina dispone que "[s]ólo [la Cámara de Diputados] ejerce el derecho de acusar ante el
Senado al presidente, vicepresidente, sus ministros y a los miembros de la Corte Suprema y
demás tribunales inferiores de la Nación, por las causas de responsabilidad que se intenten
contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones o por
crímenes comunes". A su turno, el artículo 51 de esa misma Constitución establece que
"[a]l Senado corresponde juzgar en juicio público a los acusados por la Cámara de
Diputados". Según el artículo 111 de la Constitución de México, "[p]or lo que toca al
Presidente de la República sólo habrá lugar a acusarlo ante la Cámara de Senadores en los
términos del artículo 110 [según el cual corresponde a la Cámara de Diputados efectuar tal
acusación, "previa declaración de la mayoría absoluta de los miembros presentes en sesión
de aquélla Cámara" y "después de haber sustanciado el procedimiento respectivo y con
audiencia del inculpado"]. En este supuesto, la Cámara de Senadores resolverá con base en
la legislación penal aplicable".
Consecuencias de la decisión de la Corte: La entronización, por
vía de una acción de tutela, de un poder absoluto capaz de
disolver los más preciados valores del Estado constitucional.
67. Pero, pese a que se hubieran expuesto las razones del giro
doctrinal, la mayoría debió preguntarse si, en sede de tutela, se puede
sustituir la doctrina constitucional obligatoria. Como expongo en el
presente documento, considero que la oportunidad para transformar,
modificar o incluso “matizar” la doctrina que ha sido sentada por las
decisiones de constitucionalidad de la Corte Constitucional, es sólo un
nuevo estudio de Constitucionalidad realizado por la misma
Corporación. Considero que se excede la competencia funcional si se
actúa, como en el presente caso, omitiendo la diferencia que existe
entre la condición de la Corte Constitucional como juez de
constitucionalidad de las leyes y como juez de revisión de decisiones
de tutela.
Fecha ut supra
ANEXO
CUADRO
RATIO DECIDENDI
Norma Texto Decisión Ratio Decidendi
Art. 6° "ARTICULO 6o. Clases de Sentencia C- La función de
num. 3 funciones del Congreso. El 198/94 control político
Ley 5ª de Congreso de la República Exequible lo que la Carta le
1992 cumple: acusado asigna al
Congreso, debe
"............................................... distinguirse de la
................................................. judicial, que
............... únicamente
procede respecto
"3- Función de Control de funcionarios
Político, para requerir y con fuero
emplazar a los Ministros del constitucional.
Despacho y demás
autoridades, y conocer de las
acusaciones que se formulen
contra altos funcionarios del
Estado. La moción de censura
y la moción de observaciones
pueden ser algunas de las
conclusiones de la
responsabilidad política. (...)"
6. Requerir el auxilio de
otras autoridades para el
desarrollo de las actividades
que le competen, y comisionar
para la práctica de pruebas
cuando lo considere
conveniente. La iniciación de
la investigación también
procederá de oficio;
7. Darse su propio
reglamento; y,
El legislador
estatutario no es
competente para
regular asuntos
de competencia
del legislador
ordinario, como lo
son los términos
judiciales en los
juicios contra
funcionarios con
fuero
constitucional.
Art. 342 "Artículo 342.- Decisión sobre Sentencia C- La competencia
Ley 5ª de resolución calificadora. 222/96 judicial que se
1992 Recibido el proyecto de Exequible lo asigna a la
resolución calificadora, la acusado plenaria de cada
Comisión de Investigación y cámara para
Acusación se reunirá dentro procesar
de los cinco (5) días funcionarios con
siguientes y estudiará y fuero
decidirá si aprueba o no el constitucional,
proyecto presentado. Si fuere constituye
rechazado, designará a un garantía de
nuevo representante para que separación de
elabore la resolución de poderes en la
acuerdo con lo aceptado por medida en que su
la Comisión. ejercicio se
adecue a criterios
judiciales y que
se limite a ser
presupuesto
procesal
indispensable
para proseguir la
acción penal, por
lo que el
legislador bien
puede regular los
aspectos
procedimentales
de la instrucción,
siempre que no
comporten la
cesión de la
competencia
sobre la adopción
de decisiones en
favor de células
del Congreso.
Art. 343 "Artículo 343.- Sentencia C-
Ley 5ª de Consecuencias de la 222/96
1992 resolución calificatoria. Si la Inhibición.
resolución calificatoria Derogado
aprobada fuere de preclusión por el
de la investigación, se artículo 3
archivará el expediente; si de Ley 273/96
acusación, el Presidente de la
Comisión remitirá el asunto al
Presidente de la Cámara.
La Cámara se reunirá en
pleno dentro de los cinco (5)
días siguientes para estudiar y
decidir sobre la acusación
aprobada por la Comisión."
La cesación de procedimiento,
en los términos y causales del
Código de Procedimiento
Penal, procederá en cualquier
momento del proceso. El
expediente se archivará.
Si la resolución de acusación
fuere por hechos cometidos
en el ejercicio de funciones
públicas o en relación con las
mismas, el Senado señalará
fecha para la celebración de
audiencia pública. Esta
resolución se comunicará a la
Cámara de Representantes y
se notificará personalmente al
acusador y al acusado,
haciendo saber a éste el
derecho que tiene de nombrar
un defensor. La audiencia se
celebrará aunque a ella no
concurriere el acusado. Si no
fuere posible la notificación
personal se hará por estado.
Será acusador el
Representante-ponente de la
decisión de la Comisión de
Investigación y Acusación."
Si la resolución de
acusación fuere por hechos
cometidos en el ejercicio de
funciones públicas o en
relación con las mismas, el
Senado señalará fecha para la
celebración de audiencia
pública. Esta resolución se
comunicará a la Cámara de
Representantes y se notificará
personalmente al acusador y
al acusado, haciendo saber a
éste el derecho que tiene de
nombrar un defensor. La
audiencia se celebrará
aunque a ella no concurriere
el acusado. Si no fuere
posible la notificación personal
se hará por estado.
Será acusador el
Representante-ponente de la
decisión de la Comisión de
Investigación y Acusación."
En estas investigaciones
no podrán trasladarse
testimonios con reserva de
identidad. Sin embargo, salvo
en lo referente al Presidente
de la República, se mantendrá
la reserva sobre las piezas
procesales de actuaciones en
curso que por solicitud del
representante investigador
hubieren sido trasladadas al
proceso que se sigue ante la
cámara, cuando a juicio del
funcionario competente
obligado a remitirlas, su
publicidad pueda desviar o
entorpecer la actuación o el
éxito, de otra investigación en
curso."
'ART. 343.-
Consecuencia del proyecto de
resolución calificatoria. Al día
siguiente de la aprobación del
proyecto de resolución, el
presidente de la comisión,
enviará el asunto al presidente
de la cámara, a fin de que la
plenaria de esta corporación,
avoque el conocimiento en
forma inmediata. La cámara
se reunirá en pleno dentro de
los cinco (5) días siguientes
para estudiar, modificar y
decidir en el término de quince
(15) días sobre el proyecto
aprobado por la comisión.
Si la Cámara de
Representantes aprueba la
resolución de preclusión de
investigación, se archivará el
expediente. Si la improbare,
designará una comisión de su
seno para que elabore, en el
término de cinco (5) días, el
proyecto de resolución de
acusación."
Arts. 467 "ART: 467 – Acusación ante Sentencia C-Las disposiciones
y 489 la Cámara de 148-97 constitucionales,
Dec. Representantes. El Exequible ellas normas del
2700/91 juzgamiento de los servidores artículo 489Congreso y las
públicos, que de acuerdo con y la parte previstas en el
la Constitución deban ser subrayada Código de
juzgados por el Senado, se del artículoProcedimiento
hará siempre mediante 467 Penal dan cuenta
acusación a la Cámara de que la intención
Representantes, que en tal del Constituyente
caso actúa como fiscal. y del legislador ha
sido la de que la
Cualquier ciudadano competencia
puede denunciar ante la judicial del
Cámara de Representantes Congreso
las infracciones de la ley penal comporte la
cometidas por los servidores facultad
públicos que deban ser instructiva y
juzgados ante el Senado." calificativa del
proceso penal
"ART. 489.- La cámara como que se sigue a los
fiscal. En las actuaciones que funcionarios con
adelante la Cámara de fuero, sin excluir
Representantes contra los los deberes que
servidores públicos ejerce tal investidura
funciones de fiscal." supone, lo cual
ha sido avalado
en la sentencias
E-004/95, C-
222/96, C-245/96,
C-385/96, C-
386/96 y C-
563/96
Art. 5 Ley “Artículo 5o. En todos los Sentencia C- La participación
273/96 procesos que se adelanten 085/98 del Ministerio
ante la Comisión de Exequibili- Público en el
Investigación y Acusación de dad proceso judicial
la Cámara de Representantes, condiciona- en el Congreso
es obligatoria la presencia del da contra
Ministerio Público. funcionarios que
gozan de fuero
constitucional,
debe hacerse por
conducto del
Procurador
General de la
Nación
IR A INICIO
AUTORIDAD PUBLICA – CONDENA DE EJECUCIÓN
CONDICIONAL-Sentencia No. T-336/93
Magistrado Ponente:
ALEJANDRO MARTINEZ CABALLERO.
Ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Solicitud.
1. Competencia.
b. El perjuicio irremediable.
RESUELVE
88CorteSuprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia de abril 25 de 1992. Magistrado Ponente
Dr. Gustavo Gómez Velásquez.
PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia proferida por la Sala Penal del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santafé de Bogotá, por las
razones expuestas en esta sentencia.
La acción de tutela contra providencias judiciales procede, siempre y cuando la decisión contenga un
fundamento arbitrario por medio del cual se haya violado un derecho fundamental de la persona, es decir se
haya incurrido en "vías de hecho". En otras palabras, al juez le corresponde pronunciarse judicialmente de
acuerdo con la naturaleza misma del proceso y las pruebas aportadas, todo ello de acuerdo con los criterios
que establezca la ley, y no de conformidad con su propio arbitrio.
La doctrina nacional ha coincidido en que la teoría del mandato ad scribendum es válida y no se presenta el
delito de falsedad de documento privado cuando una persona firma con la firma de otra, cuando haya una
la Fiscal interpretó los alcances del delito consagrado
previa autorización.
en el artículo 221 del Código Penal, de acuerdo con una posición
doctrinaria que señala como jurídicamente válida -desde una
perspectiva punitiva- la teoría del mandato ad scribendum. Si bien
debe señalarse que las opiniones doctrinarias que se expresen en
un caso contrario pueden ser objeto de controversia en materia
jurídica, esto no significa que se esté actuando caprichosa o
arbitrariamente al momento de tomar una decisión.
ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Solicitud
2. Hechos
"Es cierto que la grafía que allí aparece como hecha por
poderdante -en la que se lee claramente su nombre completo- es
ostensiblemente diferente de aquella con que JOSE M.
CARREÑO signó los cheques y tarjetas de aperturas de cuentas
corrientes (traidos (sic) de los archivos bancarios para la practica
(sic) del cotejo pericial correspondiente) en los que se observan
rúbricas ininteligibles, mas tal circunstancia no lleva a predicar
indefectiblemente que el referido documento sea apócrifo, pues
no es nada raro que una persona tenga una firma especial para
sus "operaciones bancarias" y otra, para los demás actos.
"No hubo daño alguno, todo lo cual permite predicador (sic) sin
duda, siguiendo el pensamiento del maestro CARRARA "si una
conducta no es dañosa, todo el andamiaje dogmático penal
pierde su sentido, su razón de ser, su explicación, su
justificación"...
3. Pretensiones
2. Impugnación
1. Competencia
2. La materia
De acuerdo con los parámetros establecidos por el artículo 86 del Estatuto Superior, la tutela presenta como
características fundamentales la de ser un mecanismo inmediato o directo para la debida protección del
derecho constitucional fundamental violado; y la de ser subsidiaria, esto es, que su implementación
solamente resulta procedente a falta de otro medio de defensa judicial, salvo que se trate de evitar un
perjuicio irremediable.
Conviene, para los efectos de este pronunciamiento, recalcar que el referido mecanismo de protección, no fue
consagrado en la Constitución de 1991 como un medio para reemplazar o sustituir los procedimientos
ordinarios existentes en nuestro ordenamiento jurídico, ni para cuestionar el desempeño de las autoridades
judiciales respecto de los asuntos relacionados con la interpretación de la ley. Sobre el particular, ha
señalado esta Corporación:
"No hay lugar a que prospere la acción de tutela, cuando la persona que la invoca cuestione la acción
de las autoridades por errónea interpretación de la ley, ni en el caso de que la decisión de la autoridad
pública o del particular hayan definido el derecho dentro de sus competencias constitucionales y
legales".
Y posteriormente agrega:
"De manera que el juez de la tutela no puede reemplazar al juez competente para fallar en lo que
autoriza la ley, sino que su accionar es un medio de protección de derechos propios de la persona
1
humana en su primacía".
Si bien esta Corporación, mediante sentencia C-543 de 1992, declaró inexequible el artículo 40 del decreto
2591 de 1991, la doctrina acogida por esta misma Corte ha determinado que la acción de tutela resulta
procedente cuando se pretenda proteger los derechos constitucionales fundamentales de las personas que se
hayan visto amenazados o vulnerados mediante vías de hecho por parte de las autoridades públicas y, en
particular, de las autoridades judiciales.
En el caso que ocupa la atención de esta Sala, conviene señalar que la acción de tutela contra providencias
judiciales procede, siempre y cuando la decisión contenga un fundamento arbitrario por medio del cual se
haya violado un derecho fundamental de la persona, es decir se haya incurrido en "vías de hecho". En otras
1Corte Constitucional. Sala de Revisión de Tutelas. Sentencia No. T-008/92. Magistrado Ponente: Fabio
Morón Díaz
palabras, al juez le corresponde pronunciarse judicialmente de acuerdo con la naturaleza misma del proceso
y las pruebas aportadas, todo ello de acuerdo con los criterios que establezca la ley, y no de conformidad con
su propio arbitrio.
Sobre la procedencia de la acción de tutela en los casos de la denominada "vía de hecho", ha manifestado la
Corte:
En otro pronunciamiento, relacionado también con el tema de la acción de tutela contra las providencias
judiciales, la Corte agregó:
Resulta pertinente entonces, determinar, como se hará más adelante, si para los efectos de la decisión que le
la Fiscal Tercera delegada ante el Tribunal
corresponde tomar a esta Sala,
Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, interpretó y aplicó en
forma arbitraria, flagrante y caprichosa las normas jurídicas
relacionadas con el delito de falsedad en documento privado.
2 Corte Constitucional. Sala de Revisión No. 2. Sentencia No. T-079/93. Magistrado Ponente: Eduardo
Cifuentes Muñoz
3 Corte Constitucional. Sala de Revisión No. 5. Sentencia No. T-173/93. Magistrado Ponente: José Gregorio
Hernández Galindo
2.3. El delito de falsedad en documento privado.
"El que falsifique documento privado que pueda servir de prueba, incurrirá, si lo usa, en prisión de uno
(1) a seis (6) años.
Cabe anotar que el Código Penal de 1936 no contemplaba, en este tipo de delito, el uso obligatorio del
documento y exigía que se causara un perjuicio a terceros o que la falsedad se realizara con un propósito
lucrativo. Por su parte, el Código Penal vigente tan solo exige que el documento sea de aquellos que puedan
servir de prueba y que el sujeto activo del hecho punible lo use. Se trata, pues, de un tipo penal de dos actos:
que el mismo agente ejecute la falsificación en un documento y que lo utilice. Por tratarse de un delito donde
el interés jurídico protegido es la fe pública, la legislación penal colombiana ha considerado innecesaria la
4
presencia de un perjuicio real o la demostración del ánimo lucrativo del actor.
Como se señaló anteriormente, el bien jurídicamente protegido en este delito es la fe pública. Sobre el
particular ha señalado la doctrina:
"Hay actos externos, signos o formas autenticadoras del valor jurídicos de las relaciones jurídicas. El
incumplimiento de esas investiduras, señales o fórmulas, introduce la falta de certeza en las relaciones
jurídicas, entorpece la vida económica, intranquiliza la vida política y desorganiza la vida familiar, esto
es, se atenta contra la 'fe pública'.
"Según la opinión corriente la fe pública constituye un bien o interés jurídico, una entidad real, y su
5
titular es la sociedad, vale decir la colectividad viviente dentro de un Estado".
Por su parte, la jurisprudencia colombiana ha considerado que la fe pública, dentro del contexto del delito de
falsedad en documento, se refiere a la confianza que la colectividad tiene en ciertos medios de prueba, como
es el caso de los documentos que permiten establecer la existencia, modificación o alteración de un
6
derecho.
Otro de los aspectos, quizás el más importante para efectos del pronunciamiento de esta Sala, es el del dolo
o la intención para cometer el delito anteriormente señalado. Sin entrar en detalle respecto de la conocida
discusión entre los que consideran que existe dolo cuando se prevé el resultado dañoso y los que estiman
que además de prever se necesita querer el resultado, la Sala considera pertinente señalar que la doctrina,
tanto nacional como extranjera, se ha encargado de afirmar que este tipo de hechos punibles requieren una
actuación dolosa, por encima de una culposa. Al respecto se ha manifestado:
"El delito de falsedad es imputable a título de dolo. El dolo consiste en la conciencia y voluntad de
inmutar la verdad y producir daño o peligro. La ley no castiga toda falsedad sino solamente aquella que
daña o tiene potencia de dañar. De manera que el agente actúa con dolo cuando además de conocer
que fabrica un documento, conoce también que esa falsedad es dañosa al menos potencialmente. Si
falta lo último tendrá la conciencia de que hace un documento falso, pero no tendrá la conciencia de que
hace algo que puede ocasionar un perjuicio y, de tal manera, no estará en dolo.
4 Cfr. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia del 7 de julio de 1981. Magistrado
Ponente: Alfonso Reyes Echandía.
5 ENCICLOPEDIA JURIDICA OMEBA. Tomo XI. Pág. 850.
6 Cfr. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia del 17 de marzo de 1981. Magistrado
Ponente: Luis Enrique Romero Soto.
"Cuando falta la conciencia de hacer valer como verdadero un documento falso, con daño ajeno, no hay
delito imputable a título de dolo: pero se podría responder a título de culpa. Más en nuestro Derecho se
7
ignora la figura de falsedad culposa".
"En cambio, la falta de intención fraudulenta, la carencia de lo que los franceses llaman el dessein de
nuire, o sea el propósito de dañar, sí tiene efecto discriminante. De acuerdo con autores atrás
mencionados, sostenemos que el dolo en el delito de falsedad no consiste en la intención de alterar la
verdad, sino que exige un propósito de daño. Pero no de daño a la fe pública sino a los derechos
8
individuales. Cuando esta intención no existe, no puede decirse que hay delito de falsedad".
Finalmente, conviene advertir que para que se configure el delito de falsedad de documento privado, se
requiere -como se ha dicho- que el actor lo use. Es decir, resulta indispensable que la utilización de ese
documento no sea inocua sino, por el contrario, se requiere que produzca los efectos queridos por el actor al
introducirlo dentro del tráfico jurídico.
Tanto la doctrina nacional como la extranjera, se han ocupado de definir si existe delito de falsedad en los
casos en que una persona firma un documento con la firma de otra en ejecución de una autorización de esta.
Dentro de los autores extranjeros, algunos consideran que esa firma, así esté autorizada, no es válida y, por
tanto, constituye delito de falsedad; mientras que otros consideran indispensable analizar si las leyes
autorizan o no este tipo de mandatos. Con todo, debe resaltarse que independientemente de la posición
adoptada, autores como CARRARA, MIRTO, MAGGIORI O BORETINNI, coinciden en afirmar que el elemento
subjetivo, esto es, el dolo, resulta fundamental para determinar la actuación punitiva, pues, en una mayoría de
casos, quien actúa amparado por una orden o un permiso, lo hace sin la intención específica de causar un
daño o perjuicio.
La doctrina nacional ha coincidido en que la teoría del mandato ad scribendum es válida y no se presenta el
delito de falsedad de documento privado cuando una persona firma con la firma de otra, cuando haya una
previa autorización. Sobre este aspecto se ha señalado:
(...)
Con base en las razones expuestas, la Sala procederá a confirmar la sentencia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Barranquilla, que denegó la acción de tutela interpuesta por la señora Beatriz Orozco
Gómez.
DECISION
RESUELVE:
PRUEBAS-Omisión/PRINCIPIO DE PUBLICIDAD-
Vulneración/DERECHO A LA INFORMACION/PRUEBAS-
Controversia/FISCAL REGIONAL
VIA DE HECHO
VIA DE HECHO-Elementos
Febrero 14 de 1994
Temas:
- principios de publicidad,
contradicción y defensa como
supuesto de la presunción de
inocencia y del debido proceso en
materia penal
- actuaciones judiciales consideradas
como vías de hecho en materia
constitucional.
la siguiente
SENTENCIA
FUNDAMENTOS
5. Conclusión
Esta Sala confirmará la decisión del Juez Segundo Penal del Circuito
de Barranquilla por las razones expuestas en esta providencia y
cuyos puntos esenciales pueden ser resumidos de la siguiente
manera: 1) el Fiscal regional debió llamar a rendir testimonio al señor
Rodríguez Pacheco y a la señora Lucy Garzón, no sólo por constituir
pruebas cuya conducencia podía objetivamente apreciarse desde la
indagatoria misma del procesado, sino también por el hecho de
haber sido solicitadas por su representante, violando de esta manera
los principios de publicidad y contradicción en el proceso; 2) la
omisión del Fiscal viola el principio de contradicción y por contera se
quebrantan los derechos de defensa, debido proceso y, finalmente,
la presunción de inocencia del inculpado; 3) semejante omisión no
puede ser considerada sino como una grave irregularidad que
vulnera el derecho del procesado a recurrir las providencias
judiciales, para lo cual es necesario que éstas existan y se
comuniquen. Se trata, por tanto, de un acto desprovisto de toda
justificación jurídica que configura lo que se conoce como "vía de
hecho". 4) teniendo en cuenta que la omisión del juez viola un
derecho fundamental, el afectado tiene derecho a interponer acción
de tutela de acuerdo con jurisprudencia reiterada de la Corte
Constitucional.
DECISION
En mérito de lo expuesto, la Sala Tercera de Revisión de la Corte
Constitucional,
RESUELVE
VIA DE HECHO
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA/SENTENCIA
EXTRAPETITA/SENTENCIA ULTRA PETITA/PRINCIPIO DE
CONTRADICCION
VIA DE HECHO
La acción de tutela, en suma, frente a vías de hecho judiciales, se
reduce a los casos en los cuales contra la providencia en la que se
haga patente la arbitrariedad o defecto absoluto antes aludido, no
exista medio ordinario de defensa o que pese a estar consagrado y a
ejercitarse con ese objeto, la situación irregular se mantenga y, por
ende, el quebrantamiento del derecho fundamental subsista y los
medios ordinarios de defensa se encuentren ya agotados.
PRETENSIONES-Cuantía/CORRECCION MONETARIA
PERJUICIO INDEMNIZABLE/PERJUICIO-Incidente de
liquidación/CONTRATO DE SEGURO-
Incumplimiento/ENRIQUECIMIENTO ILICITO
MAYO 13 DE 1994
Temas:
- Procedencia de la acción de tutela
contra providencias judiciales por vías
de hecho
la siguiente
SENTENCIA
En el proceso de tutela T-28325 promovido por SEGUROS ALFA S.A.
contra la Sala Civil de Decisión del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Santa Fe de Bogotá.
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS JURIDICOS
5.1 La sujeción al imperio de la ley por los jueces (CP art. 230), si se
entiende que puede ser a cualquier ley, así sea la menos pertinente
para resolver el asunto bajo su consideración, daría lugar a la creación
de un poder personal, que es justamente lo que combate dicho
principio. Los jueces, en estas condiciones, no podrían pretender
actuar "en nombre de la ley", con lo cual como autoridades quedarían
desposeídas de legitimidad y para sus decisiones no podrían exigir
obediencia. La prohibición a la vía de hecho - no es necesario
recordarlo - se propone erradicar dentro del Estado el poder personal.
Así lo sostuvo la Corte Constitucional en decisión anterior cuando
afirmó:
5.3 Sin duda alguna, la sujeción más intensa de los órganos del
Estado está referida al cumplimiento de la Constitución, sus principios
y valores. La vía de hecho, inicialmente se presenta como un
quebrantamiento del derecho fundamental a la jurisdicción, en cuanto
la arbitrariedad judicial a la par que es una contradicción en los
términos respecto de la función judicial, anula de plano las expectativas
que toda persona puede legítimamente abrigar sobre su actuación.
Pero la vía de hecho no se limita a defraudar el sentimiento de justicia
de la colectividad. Se concreta, ante todo, como violación de un
derecho fundamental. De ahí que si se reúnen los requisitos de
procedibilidad, la acción de tutela se erija en medio apto para proteger
el derecho conculcado o amenazado. Ello no sería posible si se
admitiese únicamente el control formal de la vía de hecho. El principio
de efectividad de los derechos fundamentales (CP art. 2) y de
prevalencia del derecho sustancial (CP art. 228), se pondrían en
entredicho si la forma del acto arbitrario sirviese para inmunizar su
contenido antijurídico contra todo intento para deponerlo y restablecer
el primado del derecho. De este modo, la arbitrariedad que logre
hacerse a un título formal, se impondría a la Constitución y a los
derechos fundamentales, en cuya defensa estriba la tarea y la misión
confiada a los jueces.
5.4 La prevalencia del derecho sustancial (CP art. 228), como criterio
de interpretación es inmanente al estado social de derecho. En este
sentido, el control meramente formal de la vía de hecho, no refleja esta
profunda necesidad de eficacia que el ordenamiento en su conjunto
reclama, y con mayor énfasis de sus mecanismos depuradores. El
control de la vía de hecho es un instrumento para enfrentar y someter a
la arbitrariedad judicial. Es evidente que la morfología y la naturaleza
de la técnica de control, si lo que se pretende es su eficacia - lo que
debe darse por descontado - debe ser correlativa y proporcional, por lo
menos, a las características del fenómeno que se desea contrarrestar.
Si la arbitrariedad judicial puede ser formal y material, su control sólo
formal, no sólo es recortado sino que en sí mismo anticipa una grave
impunidad, generando, por contera un oprobioso privilegio consistente
en poder violar el ordenamiento jurídico sin consecuencias y
reclamando para esa mácula la intangibilidad que sólo se prodiga a la
auténtica aplicación e interpretación del derecho.
"La conducta del juez debe ser de tal gravedad e ilicitud que
estructuralmente pueda calificarse como una "vía de
hecho", lo que ocurre cuando el funcionario decide, o actúa
con absoluta falta de competencia o de un modo
completamente arbitrario e irregular que comporta, según la
jurisprudencia del H. Consejo de Estado, una agresión
grosera y brutal al ordenamiento jurídico, hasta el punto de
que, como lo anota Jean Rivero, "su actuación no aparece
más como el ejercicio irregular de una de sus atribuciones,
si no como un puro hecho material, desprovisto de toda
justificación jurídica", con lo cual, la actividad del juez o
funcionario respectivo, pierde legitimidad y sus actos,
según el mismo Rivero, se han "desnaturalizado"
(Sentencia T-442 de 1993. M.P. Dr. ANTONIO BARRERA
CARBONELL)
Según la actora los autos del Tribunal configuran una vía de hecho, por
las siguientes razones: (1) la indemnización moratoria se hizo derivar
de la utilidad dejada de percibir estimada por el valor del alquiler diario
de la planta de asfalto, establecido por los peritos, no obstante que no
se probó la existencia de ningún contrato de arrendamiento ni de
promesa de arrendamiento; (2) aún bajo este presupuesto hipotético, la
indemnización moratoria debía estructurarse sobre la base de
perjuicios ciertos y efectivamente sufridos por el acreedor del
contrato incumplido, lo que se echa de ver en el presente caso, si se
tiene presente que se encuentra probado que la planta se puso en
funcionamiento y ha sido utilizada desde 1981.
DECISION
RESUELVE:
SENTENCIA CONDENATORIA-Impugnación/RECURSO DE
APELACION-Desierto/VIA DE HECHO
ERROR JURISDICCIONAL
PRINCIPIO DE LA BUENA FE
Temas:
- Términos judiciales
- Principio de la buena fe
- Tutela contra providencias
judiciales
- Vías de hecho
- Principio pro actione
la siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES
7.1 Los cinco días que la ley otorga al apelante de la sentencia para
sustentar el recurso, comenzaban a contarse el día siguiente hábil,
es decir, el quince (15) de marzo y vencían el día veintidós (22) a las
seis de la tarde. La razón le asiste, por consiguiente, al Juzgado de
instancia y no a la Sala del Tribunal, que contabilizó el día catorce
(14) de marzo dentro del término del traslado.
FUNDAMENTOS JURIDICOS
Por otra parte, el Secretario del Juzgado hace parte del despacho
judicial y sus actuaciones comprometen a la administración de
justicia, hasta el extremo de que por sus errores puede deducirse
responsabilidad contra el Estado por falla en la prestación del
servicio (CP art. 90). No se discierne la razón que lleva a la Sala de
Decisión Penal demandada a sustraer relevancia al presunto error
cometido por el Secretario del Juzgado y a imputarle, en cambio, el
desconocimiento de los términos de ley a la parte que se acogió a la
interpretación del referido servidor público, luego corroborada por el
Juez de la causa mediante auto del siete (7) de abril de 1994. La
decisión analizada es, por lo tanto, en extremo inequitativa, pues,
castiga la confianza legítima del particular en las autoridades y
sacrifica el derecho de defensa. En lugar de asumir la
responsabilidad de los actos propios de la administración de justicia,
traslada íntegramente a la parte las consecuencias del error judicial y
hace nugatorio su derecho fundamental a impugnar la sentencia
condenatoria.
8.4 La buena fe está dominada por una lógica finalista que califica,
bajo este parámetro, el comportamiento integral del sujeto, tanto el
abierto y formal como el subrepticio y material. Con referencia a la
administración pública, la exposición de motivos citada, cifra el valor
de la garantía que se instituye para la protección y aplicación de los
derechos, en "la efectividad del servicio público por encima de las
conductas meramente formales que han desnaturalizado su esencia"
(ibid, pág 7). Igualmente, en la administración de justicia, siguiendo
una idéntica orientación, se consagra en el artículo 228 de la CP, el
principio de prevalencia del derecho sustancial, que reivindica para
las normas procesales su carácter de instrumentos para la
efectividad del derecho sustancial.
93Corte Constitucional. Sentencia C-007 de 1992, M.P. Dr. JOSE GREGORIO HERNANDEZ.
apartarse de aquélla, o ponerla en duda, si además de ser una
interpretación razonable estaba munida de autoridad.
Conclusión
DECISION
RESUELVE:
Magistrado Ponente:
Dr. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
GALINDO
I. INFORMACION PRELIMINAR
Competencia
El objeto de la impugnación
Halla la Corte que tanto una como otra decisión judicial han quedado
ejecutoriadas.
Así las cosas, para que pueda llegarse a entender que, de manera
excepcional, procede la acción de tutela contra providencias
judiciales -y con mayor razón contra sentencias que han alcanzado
el valor de la cosa juzgada-, es indispensable que se configure y
acredite una situación verdaderamente extraordinaria, que implique
no solamente el incumplimiento de una norma jurídica que el juez
estaba obligado a aplicar sino una equivocación de dimensiones tan
graves que haya sido sustituído el ordenamiento jurídico por la
voluntad del fallador.
DECISION
RESUELVE:
Primero.- REVOCASE la Sentencia proferida el 12 de octubre de
1994 por el Juzgado Quinto Penal del Circuito de Montería.
VIA DE HECHO
Magistrado Ponente:
Dr. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
GALINDO
Se revisan los fallos proferidos por la Sala Civil del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo y por la Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia.
I. INFORMACION PRELIMINAR
Incoada de nuevo ante la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Santa Rosa de Viterbo, sobre ella se resolvió mediante
providencia del 11 de mayo de 1995, en la cual se resolvió negar la
protección pedida, pues, a juicio del Tribunal, las providencias
judiciales atacadas no constituyeron una vía de hecho susceptible de
generar amenaza o violación a los derechos fundamentales del actor.
Competencia
Bien se sabe que los preceptos legales en cuya virtud se podía intentar
la acción de tutela de manera indiscriminada contra toda providencia
judicial fueron declarados inexequibles por esta Corte mediante Fallo
C-543 del 1º de octubre de 1992.
Así las cosas, para que pueda llegarse a entender que, de manera
excepcional, procede la acción de tutela contra providencias
judiciales -y con mayor razón contra sentencias que han
alcanzado el valor de la cosa juzgada-, es indispensable que se
configure y acredite una situación verdaderamente extraordinaria,
que implique no solamente el incumplimiento de una norma
jurídica que el juez estaba obligado a aplicar sino una
equivocación de dimensiones tan graves que haya sido sustituído
el ordenamiento jurídico por la voluntad del fallador" (Cfr. Corte
Constitucional.. Sala Quinta de Revisión. Sentencia T-118 del 16
de marzo de 1995)
DECISION
RESUELVE:
FICCION JURIDICA-Naturaleza
Temas:
Debido Proceso, ausencia de defensa
técnica en indagatoria y vía de hecho
judicial.
Transición constitucional y
armonización concreta de principios
constitucionales en conflicto.
Prevalencia del interés general y
primacía de los derechos de la
persona.
Tutela y derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas.
Magistrado Ponente:
Dr. ALEJANDRO MARTINEZ
CABALLERO
Ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
Dentro del proceso de tutela identificado con el número de radicación T-
101419
I. ANTECEDENTES
Con base en los artículos 86 de la Constitución Política y 33 del Decreto
No. 2591 de 1991, la Sala de Selección Número Siete (7) de la Corte
Constitucional escogió, para efectos de su revisión, la tutela T-101419, la
cual corresponde a los los fallos proferidos en primera instancia por el
Juzgado 23 Penal del Circuito de Medellín, el 26 de abril de 1996 y en
segunda instancia por la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín,
el 5 de junio de 1996, por acción instaurada por José de Jesús Zapata
Cardona contra de los Jueces Regionales de Orden Público. El
expediente llegó al conocimiento de la Corte Constitucional por
remisión que hiciera la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín,
de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 31 del Decreto 2591 de
1991. El diez y ocho (18) de octubre el presente expediente se puso a
disposición de la Sala Plena para estudio de un posible cambio de
jurisprudencia y se suspendieron términos. En salas del catorce (14) y
veintiuno (21) de noviembre, la Sala Plena de esta Coporación discutió
el asunto en comento y decidió devolver el presente expediente a la
correspondiente Sala de Revisión, por cuanto consideró que no se
estaba frente a un cambio de jurisprudencia.
II- LA SOLICITUD
Si bien, para la Sala Penal era claro que ese no había sido el objetivo
de la acción de tutela, opinó que la garantía de los actos procesales
que seguían a la sentencia formaban parte del debido proceso
invocado por el accionante y ligados a la eficacia del mismo y del otro
medio de defensa judicial disponible; dado que de nada sirve contar
con otro instrumento judicial "...si la eficacia de ese otro medio se ve
entorpecida o comprometida por hechos que amenazan o lesionan el
debido proceso.".
Hay pues una evidente tensión entre el derecho al debido proceso (CP
art. 29), alegado con acierto por el actor, y la protección del interés
general, la seguridad jurídica y la eficiencia de la administración de
justicia (CP arts 1,2, 209 y 228), con base en los cuales sustentan en
parte sus decisiones negativas los jueces de tutela, principios que tienen
también raigambre constitucional. En efecto, no puede olvidarse que la
persecución y castigo de los hechos criminales son elementos esenciales
de la protección de la paz social (CP art. 20), la seguridad de las
personas y la convivencia pacífica entre los colombianos (CP art. 2º),
bienes que encuentran expresa consagración en la Carta.
99 Cf Corte Constitucional. Sentencia T-079 de febrero 26 de 1993. Magistrado Ponente Dr. Eduardo
Cifuentes Muñoz. Ver igualmente Sentencia T-336/93. Magistrado Ponente: Dr. Alejandro Martínez
Caballero.
100Sentencia T-368 de 1993. M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa
De un lado, el 7 de julio de 1991 entra en vigor un nuevo orden
constitucional que consagra expresamente como componente del debido
proceso, el derecho de toda persona "a la asistencia de un abogado
escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento",
norma superior que está en contradicción con la disposición legal
invocada por los fiscales.
10- Por todas estas razones, la Corte concluye que la decisión de los
funcionarios judiciales al no conceder el 31 de diciembre de 1993 una
defensa técnica al imputado durante la indagatoria configura una vía de
hecho, pues implica un defecto jurídico derivado de la voluntad subjetiva
del funcionario, quien no dio importancia al texto constitucional, ni a la
decisión previa de la Corte sobre el tema, ni al propio contenido del
artículo 148 del Código de Procedimiento Penal, y por ende desconoció
la defensa técnica en un instante tan importante como es el de la
indagatoria.
106Corte Constitucional. Sentencia C-606/92 del 14 de diciembre de 1992. MP Ciro Angarita Barón
Sin embargo, la Corte considera que es posible salir de ese difícil dilema,
cuyos extremos tienen consecuencias insatisfactorias, puesto que existe
una solución intermedia, que puede no parecer la más ortodoxa en
términos formales, pero que encuentra plena justificación si se recuerda
que, en materia de defensa técnica, se ha vivido un complejo proceso de
transición constitucional. Y es que la garantía a la defensa técnica se
equilibrar, en lo posible, con la protección de la seguridad jurídica y la
eficacia de la justicia. Por ejemplo, si a pesar de no existir una asistencia
técnica en la indagatoria, está plenamente probado el delito, la
culpabilidad y la responsabilidad, sería absolutamente desproporcionado
que se ordenara que se repusiera el procedimiento a partir de la
indagatoria, y que ello conllevara la libertad de un procesado contra quien
existe decisión respaldada ostensible y suficientemente en un acervo
probatorio irrefutable que motivó decisiones justas. Pero es posible
también que las mismas sentencias condenatorias hayan exigido unos
razonamientos que, al menos hipotéticamente, permitan una
contradicción, y en esta circunstancia una indagatoria técnicamente
recibida puede arrojar luces, por lo cual resulta imperativo rehacerla.
15- Ahora bien, esta solución puede parecer ilógica en un doble sentido.
De un lado, desde el punto de vista sustantivo, se podría señalar que no
existe ningún interés en la repetición de las diligencias en donde el
procesado careció de asesoría técnica, si sigue en firme lo actuado, pues
de esa manera la nueva indagatoria no tendría efectos reales sobre el
ejercicio de la defensa, que es precisamente lo que se pretende proteger
mediante la exigencia de abogado. ¿De qué sirve -podría preguntarse el
crítico- a un condenado que se repita la indagatoria si de todos modos la
sentencia sigue en firme? Y, de otro lado, en términos formales, podría
objetarse que, en función del principio lógico de no contradicción, la
decisión no es consistente pues, o se está en la indagatoria, y por ende
no puede existir jurídicamente el resto del proceso, ya que éste es una
sucesión ordenada de etapas, de tal manera que una no puede existir sin
la otra. O, por el contrario, el resto del proceso queda en firme y por ende
no se puede repetir la indagatoria pues ésta ya habría ocurrido
procesalmente.
16- Estas importantes objeciones permiten a la Corte precisar su tesis.
Así, desde el punto de vista material,es cierto que la repetición de las
diligencias no subsana en sí misma el vicio de la ausencia de defensa
técnica, si no se permite que la nueva actuación procesal tenga una real
eficacia en la decisión judicial a ser tomada en el proceso penal. En
efecto, si la razón de ser de la exigencia de asistencia técnica es la
efectividad del derecho a defenderse en búsqueda de la verdad, de tal
manera que la persona que carece de ella queda en estado de
indefensión, se colige que la protección del juez de tutela debe ser eficaz
en tal sentido. Por ello la orden que se imparta, para ser razonable, debe
darle oportunidad al sindicado de invocar la nueva indagatoria para
discutir en conjunto y de manera amplia el material probatorio, e incluso
plantear una posible nulidad, si la repetición de la indagatoria muestra
que la inicial falta de defensa técnica tuvo efectos insubsanables sobre el
posterior desarrollo del proceso.
18- Con todo, podría objetarse que una decisión de esta naturaleza no es
admisible, pues no se ajusta al ordenamiento formal de los procesos
penales, pues se estaría practicando una diligencia del sumario, mientras
se entiende que el juicio ya ha culminado. La Corte no desconoce esa
crítica, por lo cual entiende que su cirterio implica una suerte de ficción
jurisprudencial, pues sólo hay una manera de armonizar el desarrollo
formal de los procesos con la decisión que se considera materialmente la
más razonable y justa en el presente caso: es necesario que los jueces
penales razonen como si la nueva indagatoria hubiese sido tomada en el
momento en que fue practicada la anterior indagatoria. Esto es
obviamente una ficción, pues la nueva diligencia será practicada con
fecha posterior a la presente sentencia. Ahora bien ¿es legítimo que una
decisión judicial se funde en una ficción jurídica?
En ese sentido, la Corte considera que en este caso la ficción de que los
jueces deben razonar como si la nueva indagatoria se hubiese practicado
en el momento procesal oportuno es legítima y necesaria, pues
constituye la única forma de armonizar la estructura formal del
procedimiento penal con las exigencias materiales derivadas de los
principios constitucionales en conflicto en el presente caso.
19- Las anteriores razones explican por qué, incluso si fuera procedente
la tutela, no es razonable que la Corte ordene retrotraer el proceso penal
a la indagatoria en donde se afectó el derecho a la defensa técnica del
petente. Pero existe además otra razón por la cual esta Corporación no
puede conceder el amparo y es la relacionada con el carácter subsidiario
de la tutela. En efecto, como lo ha reiterado constantemente esta
Corporación, con la protección que emana de la acción de tutela no se
pretende relegar a la jurisdicción ordinaria del conocimiento de los
asuntos que son de su competencia, para dar paso a un manejo
extraordinario de los mismos en forma permanente y dificultando su
trámite normal y corriente. Por el contrario, se busca el uso de un
mecanismo que asegure en forma especial y excepcional la
intangibilidad del núcleo esencial de los derechos fundamentales
afectados o en peligro de estarlo, cuando no existan instrumentos
ordinarios que suplan esa protección y coloquen al afectado en una
situación de impotencia para su defensa.
Sobre este punto, la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín hizo
las siguientes consideraciones que la Corte comparte:
22- Por último, la Corte no puede pasar por alto las dilaciones
injustificadas alrededor de la notificación personal a los condenados
de la sentencia proferida por el Tribunal Nacional, mucho menos la
falta de diligencia de las autoridades obligadas a cumplir con la
notificación sobre la situación jurídica de una persona privada de su
libertad y respecto de las actuaciones surgidas dentro del proceso
cursado en su contra, así como desconocer el incumplimiento del
deber de informar oportunamente acerca de la realización de la
comisión para la notificación a la autoridad comisionante, de manera
que el proceso pueda seguir su cause normal sin interrupciones
ocasionadas por la demora o descuido de los funcionarios.
V- DECISIÓN
RESUELVE:
Magistrado Ponente:
Dr. ALEJANDRO MARTINEZ
CABALLERO
Fecha ut supra,
Magistrado Ponente:
Dr. JORGE ARANGO MEJÍA.
A. La demanda.
II. Consideraciones.
A. Competencia.
C. Decisión.
RESUELVE:
Magistrado Ponente:
Dr. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
GALINDO
1. Competencia
Esta Sala, por auto de fecha 16 de diciembre de 1997, estimó que las
reglas establecidas en los artículos 7 y 35 del Decreto 2591 de 1991,
debían "conciliarse con el principio de la autonomía judicial, toda vez
que al juez de tutela le está vedado invadir competencias ajenas, y su
injerencia dentro del curso de un proceso judicial debe estar
determinada por la flagrante violación o amenaza de los derechos
fundamentales y con el fin de evitar un perjuicio irremediable".
Además, consideró esta Corte que el alcance que debía darse a los
artículos mencionados era el siguiente:
De allí resulta, sin duda, que los defectos del análisis probatorio, o la
ausencia total del mismo, no menos que la falta de relación entre lo
probado y lo decidido, vulneran de manera ostensible el debido proceso
y constituyen irregularidades de tal magnitud que representan vías de
hecho. Tal expresión encaja en los indicados supuestos como ninguna
otra, ya que el fallador que se aparta del material probatorio, que no lo
evalúa en su integridad, o que lo ignora, plasma en su sentencia su
propia voluntad y no la de la justicia ni la de la ley. Decide de facto y
quebranta, en consecuencia, los fundamentos esenciales del orden
jurídico.
DECISION
RESUELVE:
Temas:
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
la siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES
A partir del 6 de marzo de 1997, la Sala Penal del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Santa Fe de Bogotá, D.C., llevó a cabo la etapa de
juzgamiento, la cual culminó mediante sentencia condenatoria de agosto
8 de 1997.
Por otra parte, el juzgador indicó que, en el caso de los sindicados Cruz y
Arias, lo procedente hubiera consistido en solicitar, durante la etapa de
juzgamiento y ante el juez de conocimiento, el restablecimiento inmediato
de la libertad por prolongación ilícita de la misma (C.P.P., artículo 414-A).
A este respecto, señaló que "este control puede solicitarse y
desarrollarse simultáneamente con el Habeas Corpus, prevaleciendo
obviamente el segundo en cuanto a la decisión a tomar, pero si este
amparo no prospera, se sigue con el otro trámite, resaltando que se trata
de un control sobre el debido proceso, que apunta a la protección de los
derechos fundamentales, y no un recurso o una tercera instancia, debido
a que el juez no tiene facultad para cuestionar los fundamentos
probatorios de la medida adoptada, criterio que ha sostenido la Corte
Constitucional en varias oportunidades, razón de más para predicar que
no procedía el Habeas Corpus, porque los sujetos no estaban
capturados, sino asegurados".
Agregó que "la tesis de que la acción de tutela no procede contra ninguna
providencia judicial, no sólo se opone al desarrollo jurisprudencial dado
por la Alta Corporación Judicial al tema de las vías de hecho, sino que,
además, niega al peticionario su derecho a una segunda instancia, en el
trámite del procedimiento humanitario y el debate del caso por él
propuesto como vulneración a sus derechos fundamentales del debido
proceso y defensa (…). Sin debatirse el asunto concreto en segunda
instancia, en cuanto a la convalidación de la prolongación ilícita de la
privación de la libertad, sus alcances y sus efectos, así como la tesis que
señala la medida de aseguramiento, control de legalidad, en oposición a
los tratados internacionales, la Convención Interamericana de Derechos
Humanos, la propia Constitución Política, que indican sobre el derecho
fundamental de Habeas Corpus, su carácter de ilimitado aún durante los
estados de excepción, lo que precisa que la violación de la garantía
fundamental de la libertad no puede ser saneada".
FUNDAMENTOS
Sin embargo, tanto la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá como la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema
de Justicia consideraron que el funcionario judicial investigado había
incurrido en el delito de prevaricato por acción. A su juicio, no existe
ninguna duda sobre la improcedencia de la acción de Habeas Corpus por
privación ilegal de la libertad por vencimiento de términos para resolver
situación jurídica, cuando la acción se interpone luego de que se ha
proferido una decisión judicial que ordena la detención del sindicado.
Sostienen que al amparo de lo dispuesto por el artículo 430 del Código
de Procedimiento Penal (modificado por el artículo 2° de la Ley 15 de
1992), - declarado exequible por la Corte Constitucional -, una vez se ha
proferido la decisión judicial que ordena la detención, las solicitudes de
libertad deben realizarse a través de los recursos ordinarios existentes y
no mediante la acción de Habeas Corpus. Indican que, habiendo sido
declarada exequible la norma en cuestión, mal puede omitirse su
aplicación a un caso concreto bajo el pretexto de la aplicación directa del
artículo 30 de la Carta.
Ahora bien, para resolver el presente caso, la Sala debe definir si, como
lo afirma el actor, procede la acción de Habeas Corpus en aquellos casos
en los cuales, verificada la privación ilegal de la libertad, se profiere una
decisión judicial que pretende mantener la restricción del mencionado
derecho.
10. Como lo señala la apoderada del actor, el antiguo artículo 464 del
Decreto 50 de 1987 establecía que “en los casos de prolongación ilícita
de privación de libertad no procederá el Habeas Corpus cuando, con
anterioridad a la petición, se haya proferido auto de detención o
sentencia, sin perjuicio de la responsabilidad penal y disciplinaria del
funcionario”. Sin embargo, el Decreto 50 de 1987 fue derogado por el
nuevo Código de Procedimiento Penal (Decreto 2700 de 1991), que
reguló, en sus artículos 430 y subsiguientes, los alcances y el trámite de
la acción de Habeas Corpus. Con posterioridad, el artículo 2 de la Ley 15
de 1992 (que adoptó, como legislación permanente, entre otras cosas, lo
dispuesto en el artículo 3 del Decreto 1156 de 1992) modificó, en los
siguientes términos, lo dispuesto por el citado artículo 430, norma
actualmente vigente:
Para definir la relevancia del alegato del actor, debe la Sala estudiar la
doctrina constitucional vigente en materia de procedencia de la acción de
Habeas Corpus.
13. Alega la apoderada del actor que las sentencias impugnadas incurren
en un vicio fáctico protuberante pues, en su criterio, no existe prueba
alguna que demuestre la mala fe o el dolo con el que pudo actuar su
poderdante. En este sentido, sostiene que las decisiones no lograron
desvirtuar el error en el que pudo incurrir el procesado al interpretar el
artículo 430 del Código de Procedimiento Penal y, en consecuencia, en
aplicación del principio in dubio pro reo, éste debió ser absuelto.
122Crf., entre otras, las Sentencias T 442/94 (M.P. Antonio Barrera Carbonell); T-285/95 (M.P. Vladimiro
Naranjo Mesa); T-416/95 (M.P. Jorge Arango Mejía); T-207/95 (M.P. Hernándo Herrera Vergara); T-
329/96 (José Gregorio Hernández Galindo); T-055/97 (Eduardo Cifuentes Muñoz).
las personas beneficiadas con su decisión y luego de que los recursos de
reposición y apelación contra la misma hubiesen sido debidamente
resueltos. Igualmente, desestimó el argumento aducido por el defensor
del Juez 88, según el cual éste había actuado guiado por un error de
interpretación. A este respecto, consideró que tal error no era posible,
toda vez que el implicado era nada menos que un profesional del
derecho, que ocupaba el cargo de Juez de la República, con una amplía
trayectoria dentro de la rama judicial. Adicionalmente, quedó demostrado
que conocía las providencias que resolvieron los recursos de reposición y
apelación interpuestos contra la medida de aseguramiento en contra de
los procesados y estaba obligado a saber que los sindicados contaban
con el mecanismo de defensa previsto en el artículo 414-A del Código de
Procedimiento Penal.
15. Como ha sido precisado, para que se configure una vía de hecho
judicial por defecto fáctico, se requiere que no exista, en absoluto, ningún
elemento probatorio que permita conducir a la decisión judicial finalmente
adoptada.
Cabe advertir, desde luego, que esta, como las demás causales de
agravación punitiva, debe ser aplicada por el juez dentro de una
concepción objetiva de lo justo, cuya efectividad exige dar a cada
cual lo que le corresponde, según la conocida definición de Ulpiano,
lo que implica que de la notoriedad o preeminencia de una persona en
concreto no se deriva fatalmente -y sin consideración a otros criterios
de evaluación, a las circunstancias del caso o a las demás reglas
legales de graduación de la pena- la imposición de una sanción más
fuerte. Es tarea del juez, con arreglo a postulados de justicia y
equidad y siempre dentro del marco de la ley, medir la incidencia
específica de los distintos factores puestos a su consideración en
cada proceso y dictar su sentencia de manera que no los desconozca
y, en cambio, armonice sus consecuencias jurídicas en la situación
particular, con miras a realizar los valores fundamentales del
Derecho.”125
DECISION
RESUELVE
PERDIDA DE INVESTIDURA-Incompatibilidad
Abril 30 de 1998
Temas:
Doctrina de las vías de hecho en la
jurisprudencia constitucional
Los principios de non bis in idem y de
la cosa juzgada en los procesos de
pérdida de investidura
Validez procesal de las pruebas
obtenidas al margen de lo dispuesto
en el artículo 137 de la C.P.
Procedencia de la acción de tutela
contra sentencias de pérdida de
investidura de un congresista
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
La Sala Tercera de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por
los Magistrados Eduardo Cifuentes Muñoz, Carlos Gaviria Díaz y José
Gregorio Hernández Galindo, ha pronunciado
la siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES
Por otra parte, el apoderado del actor manifiesta que, frente al vacío
legal que en la actualidad existe en punto al anotado recurso
extraordinario, interpuso recurso de reposición, ante la Sala Plena de lo
Contencioso Administrativo del Consejo, contra la sentencia que ahora
ataca por vía de tutela. Indica que esa Corporación denegó el recurso
al considerar que el ordenamiento procesal era claro al prohibir su
procedencia contra sentencias y compulsó copias para que se le
investigara disciplinariamente al estimar que mediante la interposición
del anotado recurso lo que perseguía era la dilación del cumplimiento
de la sentencia.
FUNDAMENTOS
3. Una vez establecidos con claridad cuáles son los eventos en los
cuales la tutela es el mecanismo procesal adecuado para controvertir
decisiones judiciales, la Sala se pregunta si puede ser considerada
como una vía de hecho aquella decisión judicial que vulnera los
126 Entre otras, pueden consultarse las ST-055/94; ST-231/94 y ST-008/98.
principios constitucionales de la cosa juzgada y del non bis in idem,
ambos contenidos en la garantía constitucional del debido proceso
establecida en el artículo 29 de la Carta Política.
127 Véanse, las SC-543/92 (MP. José Gregorio Hernández Galindo); ST-520/92 (MP. José Gregorio Hernández
Galindo); ST-368/93 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa); ST-575/93 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz); ST-652/96 (MP.
Carlos Gaviria Díaz).
"Para esta Corporación, por el contrario, estas dos nociones
se implican mutuamente, son inconcebibles por separado.
Non bis in idem, es una expresión latina que significa 'no dos
veces sobre lo mismo'; ésta ha sido empleada para impedir
que una pretensión, resuelta mediante una decisión judicial
contra la cual no cabe recurso alguno, sea presentada
nuevamente ante otro juez. En otras palabras, quiere decir
que no debe resolverse dos veces el mismo asunto. En
sentido similar ha sido acuñado el término 'cosa juzgada'. (…)
En este caso, la Sala no deja de advertir que los dos procesos de que
se habla persiguen finalidades distintas, pues mientras el proceso
electoral busca la determinación de la constitucionalidad y legalidad de
los actos administrativos expedidos por las corporaciones electorales y
la guarda de "los principios constitucionales y legales sobre el sufragio,
que constituyen la piedra angular de un régimen representativo y
democrático como el nuestro",142 el proceso de pérdida de la
investidura es un juicio disciplinario de carácter eminentemente ético
que persigue la evaluación de la conducta de un congresista con la
finalidad de determinar si ha actuado conforme a los deberes que su
dignidad le impone.143
142 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sentencia de abril 20 de 1983;
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta, sentencia de mayo 14 de 1992; Corte
Constitucional, sentencia C-507/94 (MP. Jorge Arango Mejía).
143 SC-011/94 (MP. Alejandro Martínez Caballero); SC-089/94 (MP. Alejandro Martínez Caballero); SC-319/94 (MP.
Hernando Herrera Vergara); SC-497/94 (MP. José Gregorio Hernández Galindo); SC-507/94 (MP. Jorge Arango
Sin embargo, no debe olvidarse el hecho de que algunas de las
causales de pérdida de la investidura contempladas en el artículo 183
de la Carta Política son, al mismo tiempo, causales de nulidad de los
actos administrativos de carácter electoral (C.C.A., artículos 223 y
228). En particular, esta identidad se produce en el caso de la causal
de pérdida de la investidura por violación del régimen de inhabilidades
(C.P. art. 183-1) y la causal de nulidad de los actos administrativos
electorales por inelegibilidad, de que tratan los artículos 223-5 y 228
del Código Contencioso Administrativo. En efecto, las inhabilidades
son causales de inelegibilidad, como quiera que la persona en quien
recae una inhabilidad no puede ser elegida para el cargo público de
congresista.
Mejía); SC-247/95 (MP. José Gregorio Hernández Galindo); SC-037/96 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa); SC-280/96
(MP. Alejandro Martínez Caballero); SC-473/97 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz).
del artículo 179 de la Constitución para que tenga efecto en el
futuro.
9.1. En la demanda que dio lugar al juicio electoral, el actor alegó que
el señor Salcedo Baldión se encontraba inhabilitado para ser elegido
senador y, por ende, era inelegible, por haber incurrido en la
inhabilidad consagrada en el artículo 179-3 de la Carta Política 146.
Según la causal mencionada, quienes hayan celebrado contratos con
entidades públicas en interés propio o de terceros dentro de los seis
meses anteriores a la elección no podrán ser elegidos congresistas.
DECISION
R E S U E L V E:
Reiteración de Jurisprudencia
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Santa Fe de Bogotá, D.C., a los veintiseis (26) días del mes de mayo de
mil novecientos noventa y nueve (1999).
DEBIDO PROCESO-Alcance
RESERVA PENAL
No se encuentra vicio de inconstitucionalidad por lo que hace a la parte
acusada del artículo 8o., ya que la reserva de determinadas actuaciones
judiciales del proceso penal, redunda en algunos casos en el cabal
ejercicio de tales funciones, mucho más cuando el artículo 250 de la
Carta impone a la Fiscalía General de la Nación el deber de velar por la
protección de las víctimas, testigos o intervinientes y tomar las medidas
necesarias para hacer efectivo el restablecimiento del derecho y la
indemnización de los perjuicios ocasionados por el delito.
RESERVA DE IDENTIDAD
Sobre la identidad del testigo, es claro que el juez y el fiscal tienen el
deber de conocerla para valorar la credibilidad del testimonio. También
es cierto que en estas diligencias debe intervenir el Ministerio Público
para certificar la correspondencia entre la versión dada por el testigo y su
identidad personal; así, se procura que las circunstancias que permitan la
identificación del testigo queden cubiertas por la reserva, para efectos de
garantizarle su seguridad. Se trata simplemente, de recurrir a
instrumentos técnicos de protección de la identidad de los testigos y
funcionarios, lo mismo que de las versiones y de las pruebas para
asegurar una cabal administración de justicia.
LIBERTAD PROVISIONAL
AUDIENCIA PUBLICA
PRUEBAS-Valor legal
PRUEBAS-Solicitud al Exterior
Actores:
ANDRES DE ZUBIRIA Y VICTOR MANUEL
ZULUAGA HOYOS. D-165; RAFAEL BARRIOS
MENDIVIL. D-169.
Magistrado Ponente:
Dr. FABIO MORON DIAZ
I. ANTECEDENTES.
DECRETA:
TITULO PRELIMINAR
NORMAS RECTORAS
"...
"..
"...
"...
En primera instancia:
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"ARTICULO 120. Atribuciones de la fiscalía general de la
Nación. Corresponde a la Fiscalía General de la Nación:
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"....
"...
"...
"...
"...
"...
"ARTICULO 312. Investigación previa realizada por iniciativa
propia. En los casos de flagrancia y en el lugar de los hechos, los
servidores públicos que ejerzan funciones de policía judicial podrán
ordenar y practicar pruebas sin que se requiera providencia previa.
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
8. En los eventos del inciso primero del artículo 139 del Código
Penal, siempre que la cesación del mal uso, la reparación de lo
dañado o el reintegro de lo apropiado perdido o extraviado, o su
valor, y la indemnización de los perjuicios causados, se haga antes
de que se dicte sentencia de primera instancia.
"...
Normas Transitorias
"...
"...
"ARTICULO 5o. Integración a la jurisdicción ordinaria de la
jurisdicción de orden público. La jurisdicción de orden público se
integrará a la jurisdicción ordinaria desde el momento que comience
a regir este nuevo código. Los jueces de orden público se llamarán
jueces regionales y el Tribunal Superior de Orden Público se llamará
Tribunal Nacional. La competencia de estos despachos no se
modifica, continuaran conociendo de los mismos hechos punibles
que han venido conociendo hasta ahora, de acuerdo con los
decretos que no impruebe la Comisión Especial para convertir
normas expedidas en ejercicio de facultades de Estado de Sitio en
legislación permanente.
"...
b) Concepto de la violación.
Sobre el art. 214 de C.P.P. manifiesta que con él elimina la publicidad del
proceso al disponerse que "no se celebrará audiencia pública", puesto
que la publicidad de los juicios es la más oportuna garantía de su
rectitud, de la justicia y de la libertad, y el imputado encuentra en ella la
mejor seguridad contra la calumnia, la ilegalidad y la parcialidad.
- "De otra parte, las previsiones del artículo 158 no riñen con las
garantías de índole penal, procesal y de ejecución penal reconocidas en
los instrumentos internacionales también mencionados, en donde
refiriéndose al proceso, se entiende que éste sólo puede aplicarse por
órganos y jueces instituídos legalmente para esta función y de que nadie
puede ser castigado sino en virtud de un juicio legal. Así, la institución de
los funcionarios sin rostro, en cuanto no lesiona la seguridad jurídica
propuesta como intangible para las personas en un Estado Social o de
Derecho, es garantía del orden, de la justicia y de la seguridad que la
misma carta se propone asegurar.... Se preserva entonces con el secreto
de éstos, intereses de la justicia que como tal son colectivos y merecen
especial prevalencia y protección".
- "El cargo que podría hacerse a la norma partiría del supuesto de que no
existe posibilidad de controvertir la prueba de testimonio en el aspecto de
la personalidad del declarante, puesto que ni el acusado ni su apoderado
conocen la identidad del deponente. Se estima que tal forma de allegar la
prueba al proceso no desconoce la debida garantía del derecho de
defensa, toda vez que así recaudada, no se soporta en el conocimiento
directo de esa persona, sino en la posibilidad de debatir y valorar los
hechos de que tal versión da cuenta"; versión que debe ser apreciada por
el funcionario atendiendo "los principios de la sana critica y,
especialmente lo relativo a la naturaleza del objeto percibido, al estado
de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la percepción,
las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se percibió, a la
personalidad del declarante, a la forma como hubiere declarado y las
singularidades que pueden observarse en el testimonio, en voces del
artículo 294 ibídem".
- "El inciso 2o. del artículo 7o. del C. P. P. en su contenido parcial "salvo
las excepciones contempladas en este código", restringe de manera
abierta el postulado del contradictorio que se halla inmerso en el principio
del derecho a la defensa, que de manera expresa estatuye el artículo 29
de la Carta Política al consagrar:
Concluye el jefe del Ministerio Público afirmando que "Bajo este contexto
resultan inexequibles el inciso 2o. del artículo 7o. y los preceptos 242 y
352 del Estatuto Procedimiento Penal".
- "No hay que olvidar que el art. 29 en su inciso final establece como
nula de pleno derecho la prueba obtenida con violación del debido
proceso, cuyo concepto comprende todas las garantías procesales como
la del derecho a la defensa, es decir el derecho a estar asistido por un
abogado de su confianza o de oficio desde el instante en que surja la
imputación, vale decir desde el momento en que el ciudadano es
aprehendido en el estado jurídico de flagrancia, sinónimo de "sindicado"
que utiliza la Constitución en la estructuración del debido proceso para
garantizarlo".
1. Son INEXEQUIBLES los artículos 7º, 161, 251, 321, 322, 342, 352,
en lo acusado.
2. Son EXEQUIBLES LOS ARTICULOS 8º, 11, 16, 66, 67,68, 69,71, 78,
86, 89, 96, 106, 118, 120, 121, 124, 126, 134, 156, 158, 206, 214, 218,
247, 272, 293, 304, 310, 323, 374, 386, 387, 388, 379, 409, 415, 542, y
los preceptos 2º, 5º y 7º transitorios, también en lo impugnado.
III. CONSIDERACIONES DE LA CORTE.
- Sobre la parte acusada del artículo 134 del C. P. P., y que hace
obligatoria la participación del agente del Ministerio Público cuando se
trate de investigaciones de hechos punibles de competencia de los
jueces regionales, esta Corporación no encuentra reparo alguno, ya que,
por el contrario, la vigilancia del Ministerio Público sobre las unidades
investigativas conformadas por las unidades de policía judicial, se
constituye en una garantía preventiva que asegura el celoso cuidado que
cabe y la atención sobre las eventuales extralimitaciones de dichos
funcionarios. Nada se opone en la Constitución a que los agentes de la
Procuraduría General de la Nación vigilen el cumplimiento de la
Constitución, de las leyes, de las decisiones judiciales y los actos
administrativos en dichos casos, para proteger los derechos humanos,
así como para asegurar su efectividad, defender los intereses de la
sociedad, el orden jurídico y los derechos y garantías fundamentales. En
este sentido el artículo 277 de la Carta permite la existencia de dichos
agentes y su presencia obligatoria en las actuaciones de las unidades
investigativas de policía judicial.
Ahora bien, en lo que hace a la acusación del inciso 2° del artículo 386
del C. P. P., se advierte que se trata de la autorización al Fiscal del lugar
distinto al de la sede del fiscal delegado, en los delitos de competencia
de los jueces regionales, para avocar la investigación e indagar a los
imputados con el deber de enviar las diligencias inmediatamente a la
dirección de fiscalía correspondiente. No se encuentra reparo alguno de
constitucionalidad, puesto que la Carta parte del supuesto según el cual
los fiscales tienen competencia en todo el territorio nacional, y bien puede
la ley permitir que aún cuando exista una organización interna de la
fiscalía en razón de los delitos, todos los fiscales puedan colaborar en la
investigación previa y en la recepción de la indagación de los imputados.
El reparo que se observa sobre esta parte del artículo 386 parte de los
mismos supuestos, según los cuales resultaría inconstitucional la
existencia de los jueces regionales, y consecuencialmente la de las
estructuras y competencias de las fiscalías delegadas que colaboran con
aquellos.
R E S U E L V E:
Primero.- Declarar EXEQUIBLES las partes acusadas de los artículos
8º, 11, 16, 66, 67, 68; los artículos 69, 71; las partes acusadas de los
artículos 78, 86, 89, 96, 106 y 118; el artículo 120; la parte acusada del
artículo 121; los artículos 124 y 126; el último inciso del artículo 134; la
parte acusada del artículo 156; el artículo 206; el último inciso del artículo
214; la parte acusada del artículo 218; el último inciso del artículo 247; el
inciso 2º del numeral 1º del artículo 304; los artículos 310 y 312; el
artículo 323; los últimos incisos de los artículos 352, 374, 386, 387 y 388;
el numeral 1º del artículo 397; el último inciso del artículo 399; el inciso 2º
del artículo 409; el inciso 2º del numeral 3º y Parágrafo del artículo 415;
el último inciso del artículo 542; los artículos 2º y 5º y la parte acusada
del artículo 7º transitorios, todos del Decreto Ley 2700 de 30 de
noviembre de 1.991 "por el cual se expiden las normas de procedimiento
penal", en la forma como aparecen transcritos y subrayados en el
numeral II, de esta Sentencia.
c) Del artículo 251: "no habrá controversia probatoria pero quien haya
rendido versión preliminar y su defensor, podrán conocerlas".
Abril 22 de 1993
Expedientes D-165 y D-169
Magistrado Ponente
Dr. FABIO MORON DIAZ
Observo que en el fallo se dejan de tener en cuenta los alcances del derecho de defensa técnica y de las competencias de la
Fiscalía, así como las reglas de la sana crítica para efectos del adelantamiento del proceso penal; desde luego, no
desconozco los graves problemas que plantean estas instituciones no sólo en nuestro país sino en todas las latitudes, en las
que por razones de respuesta racional a la criminalidad organizada, se tienen instituciones procesales en que participan
activamente los organismos de policía judicial, del Ministerio Público o de la Policía Técnica o de agencias especializadas de
seguridad, o de control de delitos especiales, como el tráfico de drogas, tabaco o armas, o el contrabando, o los económicos
o fiscales, y los de las organizaciones terroristas. Es posible advertir la ocurrencia eventual pero cierta, de excesos y abusos
físicos o morales de algunos agentes o funcionarios que valiéndose de la ausencia del abogado defensor provocan
confesiones o delaciones forzadas; empero el malestar que suscitan aquellas excepcionales violaciones de los derechos
humanos y de los derechos fundamentales, censurables y reprochables desde cualquier orden racional y jurídico, no
conducía a la invalidez constitucional del instrumento legal de la recepción de la versión libre y espontánea en caso de
flagrancia con las advertencias constitucionales y legales y su puesta en conocimiento al capturado. Sabido es que en otros
regímenes de larga tradición democrática y republicana, se puede aprovechar todo lo que el capturado diga o manifieste, e
incluso aquella versión puede ser usada por la Fiscalía en contra del capturado en flagrancia o contra el libre deponente y
contra cómplices, coautores, auxiliares, testigos o encubridores, y obviamente el capturado tiene derecho a guardar silencio
y a comunicarse con cualquier persona y a tener un abogado.
En los anteriores términos, si la versión del capturado no imputado aún, hubiere sido forzada y obtenida con violación de
cualquiera de las garantías constitucionales que establecen los artículos 15 (Derecho a la intimidad), 12 (libertad de
conciencia), 28 (Inviolabilidad del domicilio), 29 (Presunción de inocencia), 33 (La no autoincriminación forzada) y 44
(Derechos de los niños), entre otros, entonces hubiere sido nula de pleno derecho (art. 29 in fine).
Se reitera que lo que señala el Constituyente es que toda persona se presume inocente mientras no sea declarada
judicialmente culpable, que quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él o
de oficio durante la investigación y el juzgamiento. La salvaguardia de los derechos humanos, su protección judicial
específica y directa y los mecanismos procesales y sustanciales complementarios, así como la promoción y la difusión de su
garantía y amparo, son los derroteros que señala la Carta para efectos de solucionar y reprimir las dolorosas experiencias
en estas materias, todo lo cual se endereza a superar las prevenciones doctrinarias que inspiran las consideraciones de la
Honorable Sala Plena y de las que respetuosamente me separo.
Fecha Ut Supra
FABIO MORON DIAZ
Salvamento de voto a la Sentencia No. C-150/93
DEBIDO PROCESO-Limitaciones/ESTADOS DE EXCEPCION (Salvamento parcial de voto)
Luego el debido proceso, como estructura formal, debe ceñirse a los fines
del Estado Social de Derecho y adecuar su ser a la realidad. Esta debe
ser la que determine los mecanismos oportunos para actuar dentro de las
diversas circunstancias de excepción, sin que ello implique menoscabo
alguno de los derechos inalienables de la persona, sino su ejercicio en
otra dimensión formal proporcionada a la gravedad de la situación; pero
siempre conservando la integridad jurídica de todo sujeto de derecho. Es
conocido por los estudiosos de los derechos fundamentales que éstos, al
ser universales, no tienen una forma única de reconocimiento, sino
múltiples, de acuerdo con las circunstancias de tiempo, modo y lugar. El
debido proceso previsto para tiempos de paz, debe ser adecuado
debidamente en tiempos de crisis, porque, de lo contrario no sería
proporcionado con la realidad. Una reflexión madura nos permite deducir
que no es exacto que la forma jurídica sea inalterable, así la realidad sea
cambiante. Por ello Stammler advirtió, con razón, que los derechos, al
tener contenido variable, exigen una visión de adecuación y no un
enfoque cerrado, único, rígido y absoluto en su forma. Y es que el
contenido del derecho es la realidad dinámica que ha de ser regulada,
también con formas adecuadas -y por lo mismo oportunas- que se
ajusten a la situación fáctica.
Fecha : ut supra.