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psicológico?
Implicación neuroanatómica
La aversión a la pérdida ha sido estudiada generalmente a nivel conductual, pero
algunos estudios (como el de Molins y Serrano de 2019) también han investigado qué
mecanismos cerebrales pueden estar detrás de esta tendencia.
Los diferentes estudios analizados parecen indicar que existirían dos sistemas, uno
apetitivo y uno aversivo, que interactúan y nos permiten tomar una decisión. Dentro
del primero, el cual tendría actividad cuando se registran posibles ganancias y no ante
pérdidas y que se asocia a la búsqueda de recompensas, destacan el estriado y gran parte
de la [corteza frontal](/neurociencias/corteza-prefrontal. En el segundo, el aversivo,
destacan la amígdala (algo lógico si pensamos que es una de las estructuras más
vinculadas al miedo y la ira) y la ínsula anterior, además de otras regiones cerebrales.
Si bien estos sistemas son complejos y aún no se tiene del todo claro cómo funcionan,
cuando el sujeto se halla ante una elección en la que puede perder, se desactiva el
sistema apetitivo (a menos que se considere que lo que se puede ganar sea un incentivo
suficiente como para arriesgarse) y a la vez se activaría el sistema aversivo. Ello haría
que a nivel cognitivo y conductual existiera reticencia a perder. Asimismo, se plantea
que pueda haber patrones de funcionamiento cerebral que, aún sin enfrentarse a una
decisión, se vincularan a un estilo cognitivo que tienda a esta aversión a la pérdida.