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El Arte Griego marca un referente para la civilización occidental que perdurará hasta nuestros días.

Los
modelos griegos de la antigüedad son tenidos como clásicos y los cánones escultóricos y los estilos
arquitectónicos han sido recreados una y otra vez a lo largo de la historia de Occidente.
PINTURA
Para hablar de la pintura griega es necesario hacer referencia a la cerámica, ya que precisamente en la
decoración de ánforas, platos y vasijas, cuya comercialización era un negocio muy productivo en la antigua
Grecia, fue donde pudo desarrollarse este arte. Al comienzo los diseños eran elementales formas geométricas
-de ahí la denominación de geométrico que recibe este primer período (siglos IX y VIII a. C.)- que apenas se
destacaban sobre la superficie. Con el correr del tiempo, éstas se fueron enriqueciendo progresivamente
hasta cobrar volumen. Aparecieron, entonces, los primeros dibujos de plantas y animales enmarcados por
guardas denominadas "meandros". En un próximo paso, ya en el período arcaico ( siglos VII y VI a. C. ), se
incluyó la figura humana, de un grafismo muy estilizado. En medio de las nuevas tendencias naturalistas, ésta
cobró mayor importancia al servicio de la representaciones mitológicas. Las escenas se organizaron en
franjas horizontales paralelas que permitían su lectura girando la pieza de cerámica. Con el reemplazo del
punzón por el pincel los trazados se volvieron más exactos y detallistas. Las piezas de cerámica pintadas
comienzan a experimentar una notable decadencia durante el clasicismo (siglos IV y V a. C.) para resurgir
triunfantes en el período helenístico (siglo III), totalmente renovadas, plenas de color y ricamente decoradas.
ESCULTURA
Las primeras esculturas griegas (siglo IX a. C.) fueron pequeñas figuras humanas hechas en materiales
muy maleables tales como la arcilla, el marfil o la cera. No fue hasta el período arcaico (siglos VII y VI a. C)
que los griegos comenzaron a trabajar la piedra. Los motivos más comunes de las primeras obras eran
sencillas estatuas de muchachos (kouros) y muchachas (korés). De formas lisas y redondeadas, estas figuras
plasmaban en la piedra una belleza ideal. Estas figuras guardaban una gran similitud con las esculturas
egipcias que habían servido de modelo. Con la llegada del clasicismo (siglos V y IV a. C.), la estatuaria griega
fue tomando un carácter propio y abandonó definitivamente los primitivos patrones orientales. Gracias al
estudio de las proporciones se pudo copiar fielmente la anatomía humana y los rostros ganaron
definitivamente en expresividad y realismo. Se introdujo el concepto de "contrapposto", posición por la cual la
escultura se apoyaba totalmente sobre una pierna, dejando la otra libre, y el principio del dinamismo cobró
forma en las representaciones de atletas en plena acción. Algunos de los grandes artistas del clasicismo
fueron Policleto, Mirón, Praxíteles y Fidias, aunque tampoco se puede dejar de mencionar a Lisipo, que
intentando plasmar las verdaderas facciones del rostro, logró los primeros retratos. Durante el período
helenístico (siglo III a. C.) se enfatizaron y sofisticaron las formas heredadas del clasicismo. Así, producto de
esta recepción, surgieron obras de inigualable monumentalidad y belleza, como "El coloso de Rodas", de
treinta y dos metros de altura. Cabe aclarar, que, tanto por su función religiosa como decorativa, la escultura
se hallaba estrechamente ligada a la arquitectura. Así lo evidencian los trabajos estatuarios de las fachadas,
columnas e interior de los templos.
ARQUITECTURA
El templo fue, sin lugar a dudas, uno de los legados más importantes de la arquitectura griega a occidente.
Era de una forma bastante simple: una sala rectangular a la que se accedía a través de un
pequeño pórtico (pronaos) y cuatro columnas que sostenían un techo bastante similar al actual tejado a dos
aguas. En los comienzos éste fue el esquema que marcó los cánones. Del perfeccionamiento de esta forma
básica se configuró el templo griego tal y como hoy lo conocemos. En sus comienzos, los materiales utilizados
eran el adobe para los muros y la madera para las columnas. Pero a partir del siglo VII a.C. (período arcaico),
éstos fueron reemplazados por la piedra, lo que permitió el agregado de una nueva hilera de columnas en el
exterior (peristilo), y con lo que la construcción ganó en monumentalidad. Entonces surgieron los primeros
órdenes arquitectónicos: el "dórico", al sur, en las costas del Peloponeso y el "jónico", al este. Los templos
dóricos eran más bien bajos y macizos. Las gruesas columnas carecían de base y el fuste era acanalado.
El capitel, muy simple, terminaba en una moldura llamada equino. Las columnas sostenían un entablamiento
(sistema de cornisas) compuesto por un arquitrabe (zona inferior) y un friso de tríglifos (decoración acanalada)
y metopas. La construcción jónica, de mayores dimensiones, descansaba sobre una doble hilera de columnas,
algo más estilizadas, también de fuste acanalado y con un sólido basamento. El capitel culminaba en dos
gráciles volutas y los frisos se hallaban decorados con relieves. Más adelante, en el período clásico ( siglos V
y IV a. C. ), la arquitectura griega arribó a su máximo apogeo. A los dos órdenes ya conocidos se sumó el
"corintio", con su típico capitel terminado en hojas de acanto. Las formas se estilizaron aún más y se agregó
una tercera hilera de columnas. El Partenón de Atenas es la más clara ilustración de este brillante período
arquitectónico griego. En tiempos de la dominación helénica (siglo III a. C.) la construcción, que conservó las
formas básicas del clasicismo, alcanzó el punto máximo de la fastuosidad. Columnas de capiteles ricamente
ornados sostenían frisos trabajados en relieve de una elegancia y factura insuperable.

El Arte romano son todas aquellas manifestaciones de las artes visuales que fueron exportadas a todos los
territorios del Imperio romano. Las primeras manifestaciones del arte romano surgieron bajo el influjo del arte
etrusco y fueron contagiadas por el arte griego, que los romanos conocieron en las colonias de la Magna
Grecia, ubicadas en el sur de Italia y que conquistaron en el proceso de unificación territorial de la península
durante los siglos IV y III  a. C. La influencia griega se acrecienta cuando, en el siglo II a.
C., Roma ocupa Macedonia y Grecia. Hasta cierto punto puede pensarse que el arte de Roma es una
imitación y ampliación del arte griego, y por supuesto del arte etrusco, pero el espíritu que animó a los artistas
romanos es totalmente distinto de aquellos. La Roma conquistadora y urbanista trató de unir al sentido
estético griego, el carácter utilitario y funcional que sus obras requerían. Desde el punto de vista cronológico,
el arte romano se desarrolló con bastante homogeneidad y autonomía desde el siglo III a. C. hasta el siglo V.
Siguiendo las etapas que su devenir histórico marca, destacan al menos la República, hasta el año 27 a. C., y
el Imperio, que se extendió desde los tiempos de Augusto hasta la caída de Roma en manos de los bárbaros
en el año 476. A causa del profundo centralismo ejercido por Roma sobre sus provincias en todos los
aspectos de la vida, se originó un arte muy uniforme sin que pueda hablarse de escuelas provinciales, al
menos durante la época imperial. No obstante, dada la amplitud del Imperio y su constitución en diferentes
momentos, no existe una contemporaneidad cronológica, pues en zonas donde el arte helenístico está más
consolidado sus formas artísticas están mucho más evolucionadas que en las provincias más tardíamente
incorporadas a la cultura romana. Arte romano (del siglo III a. C. al siglo V)

El templo griego era una estructura construida para albergar la imagen de culto en la religión de la Antigua
Grecia. Los templos en sí no solían servir como lugar de culto, ya que la veneración del dios, así como
los sacrificios a él dedicados, se realizaban fuera de ellos. Los templos con frecuencia se usaban para
almacenar ofrendas votivas. Era el tipo de construcción más importante y más extendido de la arquitectura
griega. En los reinos helenísticos del sudoeste de Asia y del norte de África, los edificios erigidos para cumplir
las funciones de un templo a menudo siguieron las normas arquitectónicas locales. Incluso allí donde sea
visible una influencia griega, semejantes estructuras no son consideradas normalmente como templos
griegos. Esto se aplica, por ejemplo, a los edificios griego-partos, los templos bactrianos o los edificios
de tradición egipcia del Imperio Ptolemaico. El templo puede ser considerado la más lograda realización de
la arquitectura griega. La codificación que, en la edad arcaica, fue desarrollada por la arquitectura de templos
se convertirá, con el Helenismo, el lenguaje universal del mundo mediterráneo.

El templo romano era un lugar de culto a los dioses en la Antigua Roma. Desde el estudio de la arquitectura
romana se conoce que este tipo de templo fue originario de las ideas conjuntas entre los templos etrusco y
griego con planta rectangular. A través de los años fue modificando su estructura que en su origen tenía una
base entre la cella o templo etrusco y el pórtico de columnas del templo griego. Difiere en el orden
toscano descrito por Vitrubio que era cuadrado sobre un zócalo al que se accedía por una escalera anterior o
pódium. Un buen lugar turístico
ANALISIS
Roma
El arte romano a lo largo de su historia. Los romanos ocuparon todas las tierras que rodean la cuenca
mediterránea además de otros territorios más alejados (como gran parte de Inglaterra) y hablar de su arte es
muy complejo ya que no se refiere sólo a sus manifestaciones propias sino a aquellas que asimilaron (y en
asimilar los romanos eran muy expertos) entre las que destaca la cultura helenística con la que se
entremezclan. Además en el desarrollo del Imperio romano tiene lugar la expansión del cristianismo con un
arte propio pero en la misma época y el mismo territorio romano. Este arte lo consideramos Paleocristiano,
pero sin duda que tuvieron también muchos puntos de contacto. Es interesante hacer un recorrido por su
expansión territorial, así como por el desarrollo de su arte para hacernos una idea aproximada de sus
originalidades y deudas con otras culturas.
El arte romano a lo largo de su historia
El espacio arquitectónico, espacio estático.        
La arquitectura consiste en la creación de un volumen para ser habitado de forma que su espacio interior es el
propio de esta arte. Según esta característica el edificio griego se debe considerar más como escultura ya que
suelen ser más vistosos desde fuera; de hecho el templo griego no estaba pensado para acceder
masivamente a él (como la sinagoga, la iglesia o la mezquita) sino para rodearle siguiendo una ruta
procesional. Ciertamente la arquitectura romana presta mayor atención al espacio interior que al aspecto
exterior en el que suelen presentarse los motivos de la decoración griega cuando no quedan las paredes lisas,
como es el caso del Panteón de Agripa.
 El espacio arquitectónico en Roma
Materiales y sistemas constructivos. Los romanos no se caracterizan tanto por ser descubridores como
inventores. Ellos no descubren la argamasa (especie de cemento de la época) que ya conocían los etruscos,
ni los ladrillos o bóvedas que ya eran utilizados anteriormente en Mesopotamia, ... Sin embargo, tienen un
gran sentido práctico que los lleva a sacar partido de aquellos conocimientos propios o ajenos y explotarlos en
su beneficio. Entre sus construcciones son tan importantes los edificios como las obras públicas y en todos
ellos aplican los principios de los materiales y los métodos que conocen. No tienen reparo en construir muros
o columnas con materiales baratos y exteriormente recubrirlos para mejorar su aspecto incluso en villas
imperiales. Merece la pena acercarse a los materiales y métodos básicos de su construcción.
Arte griego
Arquitectura La tipología del templo griego se compone de un santuario y el perímetro de columnas que lo
rodean y articulan el espacio exterior. En este sentido es el modelo opuesto del templo egipcio, cuyas
columnas están dispuestas dentro de un recinto amurallado. La originalidad de esta tipología reside en que,
quizás por primera vez en la historia, se da prioridad al aspecto externo de un edificio que contiene un espacio
sagrado. La arquitectura griega no abruma al observador con una excesiva monumentalidad y rara vez está
dispuesta simétricamente a lo largo de un eje, sino que busca las relaciones espaciales sutiles, desde
diferentes puntos de vista. Los templos griegos, que siguen aproximadamente el mismo plan, tienen tamaños
muy diversos: desde el pequeño templo de Atenea Niké (427-424 a.C.) en la Acrópolis de Atenas, de
aproximadamente 6 × 9 m, hasta el gigantesco templo de Zeus u Olimpeión (c. 500 a.C.) en Agrigento (Magna
Grecia, actual Sicilia), que ocupa más de una hectárea. Pintura. Son muchos los testimonios sobre la
importancia que tuvo la pintura en Grecia, pero solo se nos ha transmitido a través del arte romano y de las
cerámicas. Pintores como Polignoto, Zeuxis, Parrasios o Timantes (del siglo V a.C.), Apeles y Filoxenos de
Eretríad (del siglo IV a.C.), han sido frecuentemente tomados como modelos de perfección, sin que realmente
se conozca ninguna de sus obras originales. La pintura, sin embargo, se ha podido estudiar a través de la
cerámica; de gran perfección técnica, con perfiles negros que se destacan sobre fondos rojos, es una buena
muestra el Anfora de los Museos Vaticanos (obra de Exequias). Se suele atribuir a Andócides, hacia el año
530 a.C., la invención del procedimiento en el que las figuras rojas destacan sobre fondos negros, destacando
en esta modalidad las obras del Pintor de Nióbides y Pintor de las Cañas, ambas del siglo V a.C.

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