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ANTECEDENTES DE LA PSICOPEDAGOGÍA

Antecedentes Generales

La preocupación por la educación y el estudio del comportamiento


humano ha estado presente en toda la historia de la humanidad. Sin
embargo, el nacimiento de las Ciencias Pedagógicas y Psicológicas
como disciplinas encargadas de construir conocimiento científico es
reciente. Este conocimiento se inicia, consolida y sistematiza en el
entorno de la comunidad científica tras el inicio y aplicación de la
experimentación y el método científico a los problemas de una y otra
disciplina, a finales del siglo XIX, lo cual despliega acciones y
modelos teóricos en toda Europa y América.

La Psicopedagogía es una consecuencia directa del nacimiento de la


pedagogía y la psicología experimental, sobre todo aplicada al ámbito
de las deficiencias físicas y mentales. La preocupación que existía en
ese momento por la infancia (paidología y child study) junto a la
obligatoriedad de la enseñanza, y la emergencia de la
experimentación aplicada al estudio de las diferencias individuales,
sientan las bases científicas disciplinares y sociales del profesional
actual de la psicopedagogía. Había que educar a las personas, pero
para ello había que construir el conocimiento que permitiera la
explicación de su comportamiento individual ante situaciones
específicas de aprendizaje. De forma paralela, la predominante
preocupación por la infancia estrecha lazos entre profesionales de la
medicina y de la educación para dar respuesta a la educación
especial, salud escolar y la pedagogía terapéutica.

Las primeras referencias del término “psicopedagogía” como tal,


aparecen en el ámbito francófono: psychopédagogie (Francia,
Bélgica, y la Escuela de Ginebra en Suiza) en 1908, para referirse a
las técnicas psicométricas destinadas a la clasificación de los
escolares; así, los primeros Centros Psicopedagógicos fueron
fundados en Francia, en 1946, con el objetivo de desenvolver un
trabajo orientado para el alumnado con problemas escolares o de
comportamiento atendidos por un equipo del área de Psicología,
Psicoanálisis e Pedagogía. En Italia, también se hizo un uso
temprano del término psicopedagogia (1912), para denominar a
profesionales que debían hacer una evaluación de la deficiencia
mental, que complementara el examen médico (Moreu y Bisquerra,
2002).

En el siglo XX, la Psicopedagogía comienza entonces a tener una


trayectoria significativa teniendo, inicialmente, un carácter médico-
pedagógico: en el campo de la pedagogía práctica se suscitó un
exagerado afán de experimentación y de ensayos psicológicos. Hugo
Mûnsterberg (1863-1919), psicólogo alemán, aboga por una
psicotécnica pedagógica. En la aplicación de la psicología a la
pedagogía, el material fluye. El auge de la experimentación se realiza
dentro de las escuelas. Binet (1857-1911) y H. Wallon en Francia, E.
Meumann y Lay en Alemania, E. L. Thorndike y W. James en los
Estados Unidos son los primeros investigadores, entre los más
conocidos y activos en este sector de la investigación, que dieron
origen a laboratorios establecidos en los grandes centros educativos,
gabinetes psicopedagógicos, cuya misión sería la elaboración y
aplicación de pruebas y estudios psicotécnicos, incluyendo la
orientación profesional y la colaboración médica en las tareas de la
escuela.

La instalación de estos laboratorios se extendió por Europa, Japón y


los Estados Unidos, yendo éste a la cabeza. Mientras tanto, en
América Latina, en la ciudad de México, el Instituto Nacional de
Psicopedagogía contaba con un laboratorio equipado e instalado; y no
menos importantes fueron los trabajos en esta área en países como
Perú, Argentina y Paraguay en las primeras décadas del siglo XX.

Como se puede observar, en todos los países citados, la


psicopedagogía ha tenido siempre por “hogar” el ámbito educativo:
la práctica de la misma se ha realizado siempre en el aula escolar, en
donde estudiantes y maestros, vinculados por la pedagogía, han
caracterizado los procesos de la enseñanza y el aprendizaje. Y del
estudio de los mismos, se van conformando espacios disciplinares
que contribuyen a la pedagogía, como la Psicopedagogía y la
Psicología Educativa en general. Ambas tradiciones científicas son por
tanto, casi idénticas: las escuelas y sus aulas, en los dos casos, son
su escenario; los procesos de la enseñanza y el aprendizaje nutren
sus contenidos. Sólo el matiz ideológico propio de cada una de las
tradiciones mencionadas diferencia a la Psicología Educativa de la
Psicopedagogía:
- La Psicopedagogía llega a Latino América desde Francia y España.
Su contexto destaca la palabra pedagogía que involucra toda una
cultura en la cual se refleja el influjo del catolicismo y su filosofía.

- La Psicología Educativa (Educational Psychology), domina el


contexto de los países sajones sujetos a la Reforma. En esta
tradición, el concepto de currículo reemplaza al de pedagogía en la
tradición latina. Así, la denominación Psicología Educativa llega a
Latinoamérica desde los Estados Unidos e Inglaterra.

Para concluir, los antecedentes generales citados ratifican que la


Psicopedagogía como disciplina científico-profesional, cuenta con
antecedentes históricos bien delimitados en diferentes países del
continente europeo y americano. Como complemento de esta primera
parte, a continuación se explicitan antecedentes de la
Psicopedagogía en tres países con distintas tradiciones en cuanto a
esta disciplina:

- España, como referente y modelo en lo que a educación concierne


para los países latinoamericanos.
- Brasil, país de habla portuguesa, con una reciente historia en el
ámbito de la Psicopedagogía (al igual que Chile).
- Argentina, como país pionero en la constitución de la
psicopedagogía como disciplina científico-profesional.

Psicopedagogía en España

En España, la institucionalización de los estudios psicopedagógicos se


produce de forma más tardía que en el resto de Europa. Un ejemplo
de ello es que mientras en Francia, país vecino del Estado Español, se
producía una importante reforma de la enseñanza en el año 1947
(conocida con el nombre de sus promotores Langevin-Wallon, en la
cual se fijaron las principales funciones del psicopedagogo), en
España se produce 25 años más tarde, en los años 70 con la Ley
General de Educación, tomando como referencia la francesa.

En este país, el conocimiento relativo a la psicología y pedagogía se


incluía en la licenciatura de filosofía. En 1902 se crea la primera
cátedra de Psicología Experimental y en 1904 la de Pedagogía
Experimental, ambas en La Universidad de Madrid. Mientras tanto, en
el resto de Europa y en Estados Unidos ya se institucionalizaba la
Psicopedagogía como disciplina encargada de atender las necesidades
especiales de los estudiantes. En el entorno de los años 20 y 30 el
término psicopedagógico se usaba frecuentemente para denominar
las prácticas educativas especiales, la orientación profesional que
empezaba a gestarse, las orientaciones en la reeducación de
menores, etc. Toda esta construcción y sistematización del entorno
psicopedagógico que se produce en la primera mitad del siglo XX, en
España se ve truncada por la dictadura franquista. A pesar de este
periodo de latencia de la psicopedagogía en España, en casi todas las
obras de pedagogía diferencial y educación especial se observa una
constante referencia a la psicopedagogía, y en la reeducación de
menores siempre se habla de métodos psicopedagógicos.

Las reformas educativas que se fueron produciendo en Europa a


mitad del siglo pasado, en el caso de España se concretan con la
promulgación de la Ley General de Educación (LGE) de 1970, en la
cual se reconocía el derecho del alumnado a recibir servicios de
orientación escolar, personal y profesional. Pero tal derecho se ve
implementado muchos años después, cuando en 1977 se dicta la
orden ministerial por la que se crearon los Servicios Provinciales de
Orientación Escolar y Vocacional (SPOEV), y más tarde los equipos
multiprofesionales (EM), los primeros en el ámbito de la orientación y
los segundos en el de la educación especial. En el marco social, sin
embargo, sigue imperando el término natural de psicopedagógico, y
dos años más tarde, con motivo de la instauración de los
ayuntamientos democráticos, se crean los Servicios Psicopedagógicos
Municipales (SPM), con la finalidad de atender áreas educativas no
cubiertas por la escuela.

La reforma educativa que se inicia en España en los años 80, culmina


con la promulgación en 1990 de la Ley Orgánica de Ordenación
General del Sistema Educativo (LOGSE), y la aglutinación del
conocimiento psicopedagógico que había estado diseminado y
fragmentado. Desde la LOGSE se impulsa la orientación e
intervención psicopedagógica en todos los centros de enseñanza
obligatoria, con el fin de que den apoyo y asistencia a las necesidades
de los centros, el profesorado, el alumnado y sus familias. Esta
asistencia constituye uno de los capítulos de excelencia y calidad
educativa del nuevo sistema que pretende la Ley. La LOGSE demanda
al sistema educativo: un sistema de apoyo al currículo de orientación
educativa e intervención psicopedagógica, una mayor calidad de la
enseñanza, y una personalización de los aprendizajes. Para ello, se
institucionaliza dentro del sistema educativo la figura profesional del
psicopedagogo/a, que hasta ese momento había estado diversificada,
o repartida entre dos profesionales (pedagogo/a y psicólogo/a
escolar). Sobre esta última, en el plano internacional, Moreu y
Bisquerra (2002), hacen un estudio epistemológico del término
psicopedagógico, comparando distintos escenarios y tradiciones
(anglosajona, francófona, alemana, italiana, etc.), y concluyen que
“la psicología de la educación en estas áreas ha de considerarse,
desde el punto de vista epistemológico, como una ciencia basal de la
psicopedagogía”, aportando algunos fundamentos del
comportamiento.

En la sociedad española actual, se identifican cada vez nuevas


necesidades educativas que requieren intervención o acción
psicopedagógica. Muestras de ello son el incremento de publicaciones
en ámbitos específicos de intervención, y la inserción laboral de los
licenciados en psicopedagogía. Específicamente, los ámbitos de
acción profesional objeto de la intervención psicopedagógica que se
han ampliado en los últimos años han sido:

1. EN EL ENTORNO ESCOLAR: tareas y actividades de coordinación y


asesoramiento de profe-sorado y servicios escolares, y de éstos con
otros servicios comunitarios; mediación y gestión de conflictos
interpersonales e interculturales; compensación de diferencias
educativas de origen cultural y social; gestión y fomento de la
participación de las fa-milias en el desarrollo educativo de sus hijos e
hijas; asesoramiento al profesorado en tareas de acción tutorial;
asesoramiento y coordinación en la elaboración de proyectos
curriculares de centro; intervención en programas de apoyo al
curriculum; etc.

2. EN EL ENTORNO DE LA ORIENTACIÓN PROFESIONAL: orientación


laboral a colectivos con acce-so restringido (mujeres, mayores de
cuarenta años, colectivos excluidos socialmente); información,
gestión, acompañamiento y seguimiento de las inserciones laborales
de inmigrantes; formación en estrategias de búsqueda de empleo;
orientación y ayuda al alumnado universitario de final de carrera y en
el tránsito hacia el mercado laboral; etc.

3. EN EL ENTORNO SOCIAL: menores en riesgo de desatención y


descuidado familiar; información y formación familiar y social;
acciones preventivas de carácter comunitario destinados a la infancia
y juventud; atención educativa personalizada a menores bajo tutela
administrativa; atención educativa personalizada a menores con
medidas judiciales; etc.

4. EN EL ÁMBITO DE LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y LA


EDUCACIÓN INCLUSIVA: apoyo educativo fuera del sistema educativo
a personas con necesidades especiales y sus familias; estimulación
temprana e intervención en trastornos del desarrollo; eliminación de
barreras sociales; atención educativa a personas dependientes y sus
familias; servicios de psicomotricidad; intervención con jóvenes y
adolescentes con comportamientos disruptivos y conflicto social; etc.

5. INTERVENCIÓN COMUNITARIA, EN GENERAL: asesoramiento e


intervención psicopedagógica en la edad adulta o formación a lo largo
de la vida; atención a mayores, a través de programas y acciones de
estimulación física y cognitiva; intervención hospitalaria; programas
de intervención comunitaria en todos los ámbitos de acción
psicopedagógica; etc.

La incorporación de estos nuevos ámbitos al ejercicio profesional (que


no sólo se evidencia en España sino en todos aquellos países en los
que la psicopedagogía se ha instaurado como tradición disciplinar
científico-profesional) está suponiendo un constante reto, tanto para
investigadores como para profesionales que llevan a cabo la acción
psicopedagógica. Además evidencia el arraigo y demanda social de
los profesionales de la psicopedagogía.

Psicopedagogía en el Brasil

En el Brasil, en los años 70, algunos profesionales preocupados con


los altos índices de evasión escolar y repetición, comprometidos con
el estudio de las causas y intervenciones de los problemas
educacionales relacionados al fracaso escolar, trajeron de Francia y
de Argentina las contribuciones teóricas sobre la Psicopedagogía.
Estas contribuciones fueron traídas para el Brasil, tanto por medio de
conferencistas provenientes de Francia como de la Argentina, como
también, por medio de profesores que participaban de conferencias y
cursos a respecto de la experiencia psicopedagógica orientada para la
educación.

En 1979 fue creado el primer curso en nivel de postgrado en


Psicopedagogía en la Universidad de San Pablo, indicando que el área
de psicopedagogía es bastante nueva en el Brasil.
Al mismo tiempo, desde 1980, los psicopedagogos brasileros cuentan
con una asociación dedicada al interés de la clase y que lucha por sus
derechos. Es la Asociación Brasilera de Psicopedagogía (ABPp),
creada en 1988, que ha permitido que los psicopedagogos
estructuren un espacio de discusión sobre el cuerpo teórico de
conocimientos psicopedagógicos, a través de su amplio acervo de
trabajos científicos publicados, disertaciones de maestrías y tesis de
doctorado. Siendo así, la ABPp ha discutido y analizado ampliamente
temas como: cuál es la identidad del Psicopedagogo, cuál es la
legitimidad de la acción psicopedagógica, el campo de estudio o de
atención de la psicopedagogía, el enfoque multidisciplinar de la
psicopedagogía, entre otros estudios. Dentro de estos ámbitos, son
relevantes los estudios sobre la dimensión social de la
Psicopedagogía, es decir, la búsqueda del saber a través de una
acción socio-educativa, pues el aprendizaje acontece en la institución
sea educacional formal e informal, articulando la experiencia
acumulada con el conocimiento que se hace presente.

Psicopedagogía en Argentina

La Psicopedagogía es una disciplina surgida formalmente en


Argentina en la década de 1950. En su origen, nace como confluencia
de las disciplinas psicológicas y pedagógicas, tomando elementos de
ambas con el objeto de atender demandas sociales surgidas desde el
ámbito escolar.

Se observan dos momentos en su evolución histórica:

1º MOMENTO: inicio del surgimiento formal de Psicopedagogía.

En la ciudad de Buenos Aires, la Comunidad Jesuítica decide


organizar las primeras "Facultades Universitarias del Salvador". Se
piensa en la creación de una carrera destinada al perfeccionamiento
docente, y el sacerdote Ubén Gerardo Arancibia, lleva a cabo ese
proyecto. Hasta ese entonces, existía la palabra "psicopedagogía",
para referir a aquellas herramientas provenientes de Psicología que
facilitaban la comprensión de la Pedagogía: se consideraba que
comprendiendo la psicología del alumno-niño-escolar, el docente
podría adecuar mejor sus estrategias pedagógicas.

Es así como se organiza una carrera en donde confluyen las ciencias


psicológicas con las ciencias pedagógicas, y surge "Psicopedagogía",
el 2 de mayo de 1956, dictándose en el Instituto de Psicopedagogía
de la Universidad del Salvador. Sus alumnos eran egresados de las
denominadas "Escuelas Normales". Sus docentes eran profesionales
de ámbitos diversos tales como Neurología, Filosofía, Antropología,
Biología, Psicología, Pedagogía, Teología, Sociología, etc. Era una
época en donde predominaban las influencias de la neurología, la
psicometría y el positivismo. El aprendizaje era considerado de
manera lineal, unidireccional. Al modo "estímulo-respuesta". No se
tenía en cuenta la subjetividad. El psicopedagogo aún no tenía
definición de su campo profesional y trabajaba especialmente en
reeducación.

Luego de un tiempo, en el año 1972, la disciplina crece y obtiene la


categoría de Carrera de Grado, surgiendo la Facultad de
Psicopedagogía (también en la Universidad del Salvador). Comienzan
a surgir los primeros docentes psicopedagogos a cargo de las
cátedras. Pero, por una cuestión evolutivo-histórica, aún prevalecían
docentes de otras profesiones. A partir de este momento, comienza
una evolución y logran establecerse las "incumbencias profesionales",
regulándose el ejercicio profesional. La formación incluía influencias
de la Epistemología Genética (Jean Piaget), el Psicoanálisis (Freud y
posfreudianos) y la Psicología Social (Pichon Riviêre). Es en este
periodo en donde se observa la primera formulación de su objeto de
estudio: "Sujeto en situación de aprendizaje". Se consideraba que el
psicopedagogo trabajaba con las dificultades de aprendizaje
(especialmente escolar, sistemático), y que su función era la de
"reparar" dificultades en éste. Se tenía en cuenta al hombre como un
sujeto aprendiente. El aprendizaje se concebía como dado desde el
interjuego entre "sujeto" - "objeto". Comienza a tenerse en cuenta la
subjetividad del hombre e inician los esbozos de la clínica
psicopedagógica. No obstante, al disociarse los "aspectos
psicológicos" de los "aspectos pedagógicos", la disciplina carecía de
especificidad y método propio.

Comienzan a surgir búsquedas desde algunos profesionales, y


aparece la denominada Epistemología Convergente (Prof.Jorge Visca),
y los aportes de las psicopedagogogas Alicia Fernández y Marina
Müller. Asimismo, inician las investigaciones sobre identidad
disciplinar psicopedagógica, por parte de Estela Mora.

Hacia mediados de la década de 1990, la Psicopedagogía continuó


recibiendo influencias de los avances científicos de los campos de la
Neurología, la Genética, la Filosofía; así como influencias del
Psicodrama, el Cognitivismo, Teoría General de los Sistemas, la
Cibernética, Psiconeuroinmunoendocrinología, etc. La formación del
psicopedagogo empezó a tener en cuenta la incertidumbre vital, la
multicausalidad y la diversidad cultural. No obstante, la
Psicopedagogía aún carecía de especificad, es decir, objeto y método
propio. La disciplina había surgido desde demandas sociales pero aún
no podía atender idóneamente a las mismas. La psicopedagogía
remitía a "niños", e implementaba toda una serie de tests y técnicas
provenientes de disciplinas tales como Psicología y Neurología, a los
fines de detectar perturbaciones particularmente "cognitivas", de
"aprendizaje escolar", de "problemas de conducta/límites", etc. En
este momento, el psicopedagogo atendía, principalmente, a niños y
adolescentes con dificultades escolares.

2º MOMENTO: adquisición de Identidad Disciplinar. Definición de


Objeto y Método.

Luego de aproximadamente medio siglo de vida y de no encontrar su


especificidad, comienzan a revelarse los resultados de las
investigaciones de la Lic. Mora -iniciadas en la década de 1980-. Es
así como, al evolucionar históricamente, la Psicopedagogía se
redefine, adquiriendo especificidad en su objeto de estudio
disciplinar: el hombre como un SER que APRENDE. Este aprender se
da desde matrices anímicas. Es por ello que surge un método (aquel
que permite comprender y atender las mismas) denominado "jugar
matricero" (Mora, 2001). A partir de este momento surge la Clínica
Psicopedagógica con epistemología propia: "Psicopedagogía" supera
su inicial significación, y deja de ser una confluencia de dos diciplinas,
para encontrar su esencia disciplinar específica.

El aprender y enseñar dejan de comprenderse como fenómenos


circunscriptos al ámbito escolar (y por ende a los niños y docentes),
sino que se comprenden:

- De manera evolutiva, como una constitución y construcción social,


que inicia desde el momento de la gestación (se aprende desde el
utero materno), continúa a lo largo de las sucesivas etapas vitales y
es condicionada por los factores témporo-espaciales e histórico-
sociales.

-De manera singular, como una constitución inherente al "ser" de


cada persona, quien de manera única ha ido configurando sus
"matrices", con las cuales se relaciona con los objetos, expresando
así su esencia en las escenas de la vida cotidiana.

De este modo, Psicopedagogía atiende "matrices anímicas",


originadas desde el momento de la concepción, y que se evidencian a
lo largo de la vida, desde "estados del ánimo" que delinean cómo
cada persona piensa, acciona y siente la cotidianeidad. La Clínica
Psicopedagógica es aún una especificidad muy reciente, y es en
Argentina (país que dio nacimiento formal a la Psicopedagogía con
este enfoque) en donde se encuentra el Centro Latinoamericano de
Psicopedagogía donde se lleva a cabo su estudio e investigación.

A nivel legal, en varias Provincias, las respectivas Asociaciones de


Psicopedagogos lograron que se sancione la Ley de Ejercicio
Profesional de la Psicopedagogía y que se otorgue Matrícula
Profesional al Psicopedagogo. Pero aún no fue posible lograr una
Legislación Nacional que vele por el ejercicio de la Psicopedagogía con
la debida ética, permitiendo ofrecer un servicio mejor organizado a la
comunidad.

Conclusión Final

Luego de una lectura histórica reflexiva de la Psicopedagogía y de


una mirada sobre la realidad profesional actual en distintos contextos
socioculturales, se vislumbra la necesidad en nuestro país de:

1. Redefinir el rol psicopedagógico: sin perder de vista sus objetivos


y funciones, que no se agotan en la formación de un profesional en
pedagogía con una mayor orientación en aspectos teóricos que
didácticos, ni sólo en la administración de técnicas diagnósticas y
programas de rehabilitación centrados en la persona, ni en una
lectura psico-afectiva-social del ámbito educativo centrado en los
problemas de aprendizaje.

2. Sostener la praxis con una sólida formación y postura


antropológica: tratándose de un profesional que se ocupa de seres
humanos, el psicopedagogo debe conocer en profundidad su objeto
de estudio, en todas sus dimensiones. Demasiadas veces se privilegia
desmedidamente la formación científico-técnica, en desmedro de la
formación personal y humana de los futuros profesionales.

3. Ser psico-pedagogos: atender, entonces, el espacio de lo


“psicológico” en su praxis, pero además incluir el espacio de lo
“pedagógico”. Trabajar interdisciplinariamente es también aprovechar
los aportes de las Ciencias de la Educación como de las Ciencias
Psicológicas. No se puede desconocer, entonces, las características
evolutivas esperables de las personas (también en lo referente a los
aprendizajes), así como los programas curriculares de cada nivel de
enseñanza, y las metodologías pedagógicas en vigencia. Conocerlos
permitirá un mejor acercamiento a necesidades que se presenten y
un abordaje más efectivo e integral. En este sentido, cabe recordar
que “junto al espacio de aprendizaje, hay un aspecto de enseñanza, y
que ambos se refieren a unos contenidos determinados social y
culturalmente” (López Gay, 1994).

4. Considerar el “aprendizaje” como proceso que está presente desde


el útero hasta que la persona fallece; y por tanto, también presente
en distintos ámbitos y contexto: educación formal en todos sus
niveles, familia, instituciones no escolares, ámbito laboral,
comunidad. La psicopedagogía por tanto no puede sólo limitarse al
ámbito de la educación general básica y centrada sólo en los
estudiantes de estos niveles.

5. Integrar los diferentes aportes de las corrientes teóricas, pero


evitando confusas amalgamas que desvirtúan la profesión. La clínica
cotidiana abunda en ejemplos de intervenciones psicopedagógicas
armadas a partir de una yuxtaposición de elementos provenientes de
diferentes escuelas, de otras disciplinas, o de las corrientes de moda.
Esto se traduce en prácticas carentes de un fundamento sólido, poco
claras en sus objetivos y que no cumplen en definitiva con la función
psicopedagógica.

6. No limitar los aspectos “clínicos” en el consultorio y a los


problemas de aprendizaje: se hace necesario incorporar también el
concepto de salud y el de prevención primaria al proceso de detección
y orientación clínica, y no sólo buscar la patología y atender al
síntoma del presente.

7. Ser creativos y abiertos a diferentes necesidades que surgen, tanto


en el ámbito de la salud como en el educativo, y que requieren
muchas veces, de respuestas que exceden a la psicopedagogía
tradicional: la Equinoterapia, la Musicoterapia, el Arteterapia, la
Medicina Antroposófica, entre tantos otros, son intervenciones no
convencionales, desarrolladas también por psicopedagogos, y con
excelentes resultados.

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