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En las calles de la ciudad de La Paz se evidencia que existen problemas con lo que se

denomina por mayoría de la población como comercio informal o ilegal, estos problemas
en un primer acercamiento muestran la molestia de los ciudadanos que son perjudicados en
las rutinas diarias que realizan.

Los problemas que se dan a diario muestran la apropiación de vías públicas por personas
que mediante el armado de puestos (se oferta productos en las aceras y calles) obstruyen el
paso de los peatones, además provocan problemas de tráfico, incentivan a la piratería y
parece ser una competencia desleal que va en contra de las actividades económicas
formales.

Detrás de los problemas que se dan por la existencia del comercio en vías públicas existe
una realidad distinta la cual muestra a un grupo que es afectado por la mala administración
de recursos, el desempleo, la migración y la nula o poca industria Nacional.

La inserción laboral está reducida por un mercado pequeño, por la creciente competencia
entre negocios establecidos y por la insuficiente o inexistente industria urbana. Es entonces
que se buscó la salida más productiva, la apertura de espacios laborales para poder montar
un pequeño negocio. Esta salida que fue la más conveniente para un grupo social se basó en
un primera instancia en lo que denominaron “economía informal”, la cual al momento de su
aparición creó sus formas de organización y reproducción.

La “economía informal” es una estrategia de sobrevivencia, es la razón por la que se crean


fuentes laborales de baja productividad y en algunos casos mal remunerados.

Este primer emprendimiento económico individual puede inscribirse también como una
forma de emancipación de anteriores formas de empleo dependiente o “apatronado”, donde
ya sea porque no les ha permitido obtener los niveles de ingreso deseado, o porque se trata
de empleos donde han percibido cierta hostilidad, la opción del trabajo independiente
resulta atractiva.

El término economía informal resulta ser despectivo cuando no se toma en cuenta que
existen hoy en día los mecanismos para regularizar la situación de los comerciantes en vía
pública, los primeros años en que se inició este tipo de comercio era “ilegal”, este medio
era utilizado para poder satisfacer medio legales, como por ejemplo acceder a un modo de
vida de mejor calidad y poder contar con todos los servicios básicos. Se denomina como
sector informal el conjunto de empresas pequeñas, de poco capital y baja productividad,
que ocupa además mano de obra poco calificada.

La migración campo-ciudad es uno de los factores que ha ayudado a determinar el


crecimiento de la ciudad de La Paz, gracias a esto existe diversidad cultural. Este hecho
logra que el espacio urbano paceño sea el receptáculo de diferentes grupos humanos que
andaban (y andan) en busca de una mejor forma de vida, que les pueda ofrecer mejores
oportunidades económicas y sociales.

En los años 50 en la ciudad de La Paz la crisis agrícola era el resultado de una baja
productividad en el campo. La baja productividad se dio porque los campesinos empezaron
a migrar hacia la ciudad.

“Al desestructurar el sistema de dominación de la hacienda (…) abrieron la puerta a una


intensa movilidad geográfica que no sólo ha llevado a los campesinos hacia las ciudades
sino también les ha incitado a algunos de ellos a trasladarse lejos de su provincia de
origen, hacia las tierras bajas del monte tropical. Esta movilidad geográfica de una zona
rural a otra no equivale únicamente al desplazamiento de una fuerza de trabajo; es
también la manifestación de un lento cambio de relaciones de producción...” (Lavaud,
1998).

La migración campo-ciudad es una estrategia de sobrevivencia y revitalización económica


cultural de las comunidades indígenas, algunos de estos contingentes indígenas han hecho
de la ciudad de La Paz su residencia permanente.

Los migrantes “…llegados éstos a la ciudad, se percataron de que no les era posible
incorporarse a las actividades sociales y económicas establecidas legalmente y les era
sumamente difícil acceder formalmente a la vivienda, la educación, y sobre todo, a la
empresa y al trabajo”. (Soto, 1987)

Los primeros grupos de migrantes se vieron forzados a entrar a la ilegalidad, esta ilegalidad
estaba basada en la ocupación de vías públicas para la venta de productos sin permiso de las
autoridades municipal, este tipo de actividad fue realizada no solamente para tener una
entrada económica, sino también para tener el derecho de habitar en la ciudad.

En los últimos años, la migración campo-ciudad ha hecho que la población urbana se


multiplique y que necesariamente la ciudad de La Paz se reorganice, aparecieron nuevas
actividades económicas gracias a esta dinámica las cuales se instalaron en las vías públicas
de la ciudad.

Manuel Castells conceptualiza a la ciudad de la nueva era como: “La Ciudad


informacional”, como una ciudad dual, a la que considera como la expresión urbana del
actual proceso de diferenciación de la economía en dos sectores igualmente expansivos (el
de la economía formal basada en la información y el sector económico informal), al que
corresponde un proceso paralelo de diferenciación del trabajo: por un lado, una fuerza de
trabajo “mejorada”, por otro lado un fuerza de trabajo “ no calificada”. La primera, que
proviene de las clases sociales más privilegiadas y de mayor nivel educativo, ha mejorado
su cualificación y su nivel social para convertirse en la espina dorsal de la nueva economía
informacional. La segunda, integrada por gran parte de la población está constituida por
una fuerza de trabajo con un bajo nivel de cualificación profesional a la que incorporan
tanto los desplazados de las industrias en declive como los recién llegados a la estructura
laboral, a todos ellos hay que sumar los excluidos del sistema. Este dualismo estructural,
profundamente estratificado y segmentado, se plasma en una amplia variedad de “universos
sociales” caracterizados por su fragmentación y por la clara diferenciación de sus límites
además por el bajo nivel de comunicación existente entre ellos, los universos se cristalizan
en estilos de vida diferenciados en términos de estructura doméstica relaciones familiares y
el uso del espacio urbano.

Para subsistir los migrantes (y ahora los desempleados) se convirtieron en informales, para
vivir, comerciar, manufacturar, transportar y hasta consumir, los nuevos habitantes de la
ciudad tuvieron que recurrir al expediente de hacerlo ilegalmente. Pero no a través de una
ilegalidad con fines antisociales, sino utilizando medios ilegales para satisfacer objetivos
esencialmente legales, como construir una casa, prestar un servicio o desarrollar una
industria, etc.
Los individuos no son informales, sino que las actividades que realizan cuando no están
inscritas y/o no se rigen bajo los parámetros establecidos por las autoridades Municipales.
“También son informales aquellas actividades para las cuales el Estado ha creado un
sistema legal de excepción a través del cual un informal puede seguir desarrollando sus
actividades, aunque sin acceder necesariamente a un status legal equivalente al que gozan
de la protección y los beneficios de todo el sistema legal”. (Soto, 1987)

El grupo social que esta relegado por el sistema y que además no está dispuesto a admitirlos
se encuentran con diferentes barreras que los imposibilitan adaptarse a la ciudad en el
aspecto económico. Como principales obstáculos para el desarrollo de las personas que
habitan en las ciudades se evidencia diferentes problemas como por ejemplo que el aparato
productivo de bienes y servicios ha sido incapaz de proporcionar empleo estable y bien
remunerado a los trabajadores en general que se incorporan cada año al mercado laboral,
las migraciones internas – externas y sobre todo a la ciudad, provenientes del campo o de
las ciudades pequeñas y marginales, así como por la aplicación indiscriminada de las
nuevas tecnologías del aparato productivo.

Además la existencia de un marco regulador excesivo es otro de los factores que favorecen
el crecimiento de la informalidad económica, aún existe una enorme cantidad de requisitos
para quienes desean participar en la actividad productiva, lo que reduce la intención de
incursionar en el mercado formal.

El crecimiento de la población económicamente activa es mayor que la creación de


empleos, por lo cual quienes se encuentran en situación de desempleo recurren al comercio
informal. “…el proceso urbano y el desarrollo de la estructura económico-social nacional
muestra, de manera general, la presencia de una alta inconsistencia entre los procesos de
producción industrial y los niveles de reproducción de la fuerza de trabajo. Situación que
se agudiza por la incapacidad del Estado y de sus políticas urbanas de satisfacer las
necesidades de consumo colectivo de los sectores populares urbanos en su conjunto”.
(Sánchez, 2007)

La salida más conveniente para fue la creación de empleos por cuenta propia, este tipo de
empleos se constituyen en el comercio y negocios callejeros que junto a con el resto de
actividades que se realizan en las vías públicas constituyen una estrategia de sobrevivencia
funcional.

La comercialización de productos en vías públicas muestran la fragmentación de la


sociedad y la construcción de nuevos valores alrededor de la territorialidad, se valoriza lo
local y se crea nuevas prácticas culturales.

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