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Banderas en las torres

A. S. Makarenko

Edición: Editorial Progreso, Moscú s/f.


Lengua: Castellano.
Digitalización: Koba.
Distribución: http://bolchetvo.blogspot.com/
BADERAS E LAS TORRES.

PRIMERA PARTE. sencillamente "buenos chicos".


1. Un hombre se conoce a primera vista. De detrás del jardincillo apareció, describiendo
Comenzó esta historia a fines del primer plan una curva rápida y enérgica, un jovenzuelo del lugar,
quinquenal. El invierno había dejado en el suelo con las manos bizarramente metidas en los bolsillos
costras de hielo protegidas de los rayos del sol por de la chaqueta y un humeante cigarrillo en un ángulo
briznas de paja y capas de barro y de estiércol. En la de la boca. Se aproximó a Vania, levantó una pernera
plaza de la estación se calentaban al sol los de su flamante pantalón, colocó el pie sobre la caja y
desgastados adoquines, entre los que la tierra se iba preguntó, sin despegar casi los dientes:
secando, y las ruedas, al pasar, levantaban ya olas de - ¿Tienes betún de color?
polvo. En mitad de la plaza se veía un abandonado Vania levantó los ojos asustado y requirió los
jardincillo, cuyos arbustos se revestían de follaje en cepillos, pero decayó al punto y respondió entre
verano, haciéndole parecer una estampa campestre. desconcertado y triste:
Pero aquel día estaba lleno de basura, y las ramas, - ¿De color? No, no tengo.
aún desnudas, temblaban como si, en vez de la El joven, descontento, retiró el pie y volvió a
primavera, comenzara el otoño. meterse las manos en los bolsillos, mordiendo
Una carretera adoquinada conducía de la estación despectivamente su emboquillado.
a la ciudad. Era una ciudad minúscula, que figuraba - ¿No tienes? Entonces, ¿qué haces aquí?
en el mapa por mera casualidad. Muchos ni siquiera Vania respondió, encogiéndose de hombros:
tendrían noción de ella si no hubieran tenido que - Tengo negro...
hacer trasbordo en el empalme que lleva su nombre. El mozuelo dio colérico un puntapié a la caja y
Se alzaban en la plaza unos cuantos quioscos dijo con voz chirriante:
levantados a comienzos de la NEP. A un lado se - ¡Vaya un limpiabotas! ¡Negro! ¿Tienes permiso
hallaba la estafeta de Correos, cuya puerta ostentaba para limpiar?
un llamativo rótulo amarillo. Cerca se aburrían, entre Vania se inclinó sobre el cajón, recogió,
las varas de unos desvencijados coches de alquiler, presuroso, sus bártulos y miró al joven. Se disponía
dos jamelgos provincianos. El tráfico no era muy ya a disculparse, cuando vio una nueva cara a
animado en la plaza. Pasaban, principalmente, espaldas del joven. Pertenecía a un mozalbete de
ferroviarios con faroles, con rollos de cuerda y con unos dieciséis años, flaco, larguirucho, de boca
maletines de madera chapada. Sentados en hilera grande y socarrona y ojos alegres. Vestía un traje
junto a la pared de la estación, unos campesinos - viejo, pero traje en fin de cuentas, si bien es verdad
futuros viajeros- tomaban el sol. que no llevaba camisa y por ello se había abotonado
A cierta distancia se había acomodado, con su la chaqueta y subido el cuello. Se cubría con una
caja de limpiabotas, Vania Gálchenko, chicuelo de gorra clara, a cuadros.
unos doce años. Solo, triste, entornaba los ojos, - Cédame el sitio, señor; a mí me da igual que sea
mirando al sol. La ligera caja había sido hecha de negro...
pedazos de tablas, seguramente por el propio Vania, El primer cliente no hizo caso al nuevo personaje
cuya provisión de betún era, por cierto, bastante y prosiguió con cargante insistencia:
escasa. - ¡Vaya un limpiabotas! ¿Tienes certificado?
El rostro de Vania era pálido y limpio. Su traje Vania dejó caer los cepillos y ya no pudo apartar
ofrecía aún bastante buen aspecto. Pero el rostro y el la vista de los iracundos ojos del joven. Algo había
traje denotaban ya el comienzo de un desorden que, oído hablar antes de la importancia de los
andando el tiempo, repelería al público decente en la documentos en la vida del hombre, pero jamás se
calle y ejercería sobre él un influjo irresistible desde había preparado en serio para afrontar pregunta tan
el escenario o desde las páginas de un libro. El desagradable.
proceso de abandono byroniano apenas si había - ¡Contesta! -exigió con rudeza el joven.
comenzado a operarse en Vania: hasta poco antes Un nuevo pie vino a descansar sobre la caja de
había sido uno de esos seres a quienes se llamaba Vania en tan aciago instante. Calzaba una vetusta
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bota de color gris sucio, que llevaba mucho tiempo - ¿Y qué? Soy capaz de probar...
sin probar la crema. El anterior cliente salió - Por tus ojos veo qué clase de hombre eres.
despedido a causa de un empujón bastante descortés, - Ahora mismo pruebo. Y saldrá estupendamente.
poco a tono con las correctísimas palabras de que fue Vania lanzó a su cliente una mirada irónica y puso
acompañado: manos a la obra con toda energía.
- Señor, por muchos documentos que tuviera, - ¿Eres vagabundo? -preguntó Igor.
ninguno podría hacer las veces de la crema de color. - No, todavía no.
El joven no reparó en el empellón ni en las - Pues lo serás. ¿Vas a la escuela?
corteses palabras. Arrojando al suelo el cigarrillo, se - Iba... Pero ellos se fueron...
acercó a Vania y mostró los dientes: - ¿Quiénes? ¿Tus padres?
- ¡Que enseñe el certificado! - No, no eran mis padres, sino... Se casaron. Antes
El dueño de las botas gris sucio se tornó enojado tuve padres, pero luego...
hacia él y gritó muy fuerte: Vania no sentía deseos de contar aquello. Aún no
- ¡Milord, no me irrite! ¿No sabe usted, quizás, había aprendido a especular con sus propias
que está tratando con Igor Chernogorski? desgracias. Se quedó mirando atentamente el
De seguro que el mozo no lo sabía. Retrocedió maltrecho contrafuerte de las botas de Igor.
presuroso y, ya a prudencial distancia, miró con - ¿Tú mismo has hecho la caja?
cierta expresión de temor a Igor, que le dirigió una - ¿Pues qué? ¿Acaso está mal?
sonrisa encantadora: - Es una caja magnífica. ¿Dónde vives?
- Hasta más ver... Hasta más ver, le digo... ¿Por - En ninguna parte. Quiero irme a la ciudad... Pero
qué no contesta? no tengo dinero... Tengo sólo cuarenta kopeks.
No cabían evasivas. El mozo se despidió de buena Vania Gálchenko decía todo aquello sin alterarse.
gana y se alejó con rapidez. Cerca del jardincillo se Terminado el trabajo, levantó la vista y preguntó
detuvo murmurando, pero Chernogorski, interesado con orgullo no exento de sorna:
ya tan sólo en la limpieza de sus botas, había vuelto a - ¿Han quedado bien?
colocar el pie sobre el cajón. Vania guiñó Igor pasó la mano por la desgreñada cabeza rubia
alegremente un ojo y preguntó: del limpiabotas:
- ¿Negro? - Eres un chicuelo alegre. Muchas gracias. Un
- Como guste. No me parece mal. El negro da, hombre se conoce a primera vista, ¿me entiendes?
incluso, un aspecto más agradable. ¿Quieres que nos vayamos juntos a la ciudad?
Vania comenzó a untar de crema uno de sus - ¡Pero si no tengo más que cuarenta kopeks!...
cepillos. La heroica colisión de Igor Chernogorski - No seas tonto. ¿Te estoy diciendo que
con aquel mozo le había gustado. No obstante, dijo: compremos algo? Lo que te digo es que nos
- Sólo que... diez kopeks. ¿Tiene usted diez vayamos.
kopeks? Igor imprimió a sus labios una sonrisa - ¿Y el dinero?
socarrona: - Se va en el tren y no en el dinero, ¿no es así?
- Camarada, ¿usted le hace a todo el mundo esa - Así es -asintió Vania pensativo.
pregunta tan tonta? - Entonces lo que necesitamos no es dinero, sino
- Pero, ¿tiene usted diez kopeks? el tren.
Igor Chernogorski repuso tranquilamente: - ¿Y el billete?
- No los tengo. - El billete es pura formalidad. Espérame aquí
Vania, alarmado, interrumpió sus manipulaciones. sentado; ahora vuelvo.
- ¿Y... cuánto tienes? Igor Chernogorski sacó del bolsillo de la chaqueta
- Ni un kopek... ¿Me entiendes, o no? un papel, lo examinó con atención, lo miró luego al
- Pues, de balde no se puede. trasluz y resumió jovial:
A Igor se le alargó la boca hasta las orejas, y sus - Todo está en regla.
ojos adquirieron una expresión curiosa e Luego, señaló al edificio de Correos y dijo:
interrogante. - En esta simpática casita parece que sobra dinero.
- ¿Cómo que no? Se puede. Espérame.
- ¿De balde? Pasó revista a los botones de su chaqueta, se puso
- Claro, hombre, de balde. Prueba y verás. Te bien la gorra y se encaminó sin prisas a la estafeta de
saldrá a las mil maravillas. Correos. Vania lo acompañó con una mirada atenta y
Vania dejó escapar un alegre chillido y se mordió sorprendida.
el labio inferior. En sus ojos se encendió un
fueguecillo travieso: 2. Tres empanadillas de carne.
- ¿Limpiar las botas de balde? Entre los arbustos del jardincillo de la estación
- Sí. Haz la prueba. Será cosa de ver cómo resulta, había un banco tambaleante rodeado de papeles,
limpiándolas de balde. colillas y cáscaras de pipas de girasol. El mozo que
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se había acercado antes a Vania y Wanda de madera con dos ventanillas. Ante la primera había
Stadnítskaya acaban de llegar allí, procedentes, una larga cola, pero en la otra, donde se leía:
quizá, del poblado o del tren, aunque lo más seguro "Correspondencia certificada, despacho y pago de
es que hubiesen salido de entre los escuálidos giros", no había más que tres personas.
arbustos del jardincillo. La muchacha iba sin medias, Igor se colocó detrás de una anciana encorvada y
calzaba unos chanclos de goma y vestía una vieja gruesa y se quedó mirando a la "señorita" de la
falda a cuadros y una chaqueta negra tan desteñida, ventanilla. En realidad no era una señorita, sino una
que en algunas partes parecía manchada de amarillo. mujer enteca y pálida, que tendría, al menos,
Wanda era una chica muy bonita, pero saltaba a la cuarenta años. Igor palpó dentro del bolsillo el papel
vista que había sufrido grandes contratiempos. Su y pensó que, por desgracia, la señorita no era muy
rubia melena llevaba mucho tiempo sin ver el peine y simpática. Sus divagaciones en torno al papel y a la
el jabón y, propiamente hablando, no podía ya "señorita" lo absorbieron tanto, que ni siquiera
decirse que fuera rubia. advirtió que la anciana había desaparecido, después
Wanda se dejó caer pesadamente en el banco y de tramitar sus asuntos en un abrir y cerrar de ojos.
dijo con voz soñolienta y sombría: - ¿Qué desea usted?
- ¡Vete al diablo! Ya me tienes harta. La antipática mujer miraba con severidad a Igor
El joven movió una rodilla, se arregló el cuello de desde el otro lado de la ventanilla.
la camisa y tosió. - Debe haberse recibido un giro... a lista de
- Allá usted -dijo-. Si le fastidio, puedo correos... a nombre de Igor Cherniavin...
marcharme. Los huesudos dedos de la empleada se movieron
Sacó el portamonedas, buscó largamente en su rápidos por los bordes de un cúmulo de giros
interior, se pasó la lengua por los labios y, dejando colocados en un cajoncillo. La mujer sacó uno y se lo
tres monedas en el banco, al lado de Wanda, se llevó a los ojos:
marchó. - ¿Es usted?
Wanda descansó el brazo en el respaldo, apoyó en - Sí, yo soy.
él la cabeza y se puso a contemplar las lejanas nubes - ¿Usted es Cherniavin?
blancas con ojos entre soñadores y desesperados. Un repelo de frío suave y placentero recorrió el
Después, reacomodando la mejilla sobre el paño de pecho de Igor:
la manga, miró fijo, sin pestañear, el entrelazado - Hablando con propiedad, soy yo.
ramaje de los pelados arbustos del jardincillo. La mujer lo miró con ceño adusto:
Permaneció así largo rato, hasta que se sentó a su - ¡Qué manera más rara de expresarse!
lado Grishka Ryzhikov. Era Grisha un mozo sombrío "¡Hablando con propiedad!" "¿Es usted Cherniavin o
y feo, con una pupa, casi seca, en un carrillo. Iba no?
destocado, pero llevaba muy bien peinada la rojiza - Pues claro que sí. ¿Puede caber alguna duda?
cabellera; vestía unos pantalones nuevos, de paño, y - Muéstreme su documentación.
una camisa muy usada, casi podrida. Estirando las Igor volvió la cabeza y se metió la mano en el
piernas y, como deleitándose en la contemplación de bolsillo, lanzando una fugaz mirada a las puertas que,
sus zapatillas, preguntó: abiertas de par en par, daban vista a un cielo claro y a
- ¿Hay algo que manducar? un hermoso paisaje despejado. Luego tendió su
Wanda dijo perezosamente, sin cambiar de documentación a la mujer, quien, después de leerla
posición: de cabo a rabo, miró primero el reverso y después al
- Déjame en paz. muchacho:
Ryzhikov no contestó, pero tampoco pareció - El documento dice que va usted en comisión de
ofenderse. Permanecieron sentados en silencio varios servicio a la Sección Regional de Comunicaciones.
minutos, hasta que a él se le cansaron las piernas y se ¿Por qué, pues, cobra usted el giro aquí?
volvió bruscamente. Una moneda de veinte kopeks y - Es que... por así decirlo, voy de paso.
dos de cinco cayeron al suelo. Ryzhikov las recogió - "Por así decirlo"... ¿Cuántos años tiene usted?
sin apresurarse y las contempló en la palma de su - Dieciocho...
mano. - ¡Déjese de cuentos!
- ¿Son tuyas? -dijo, y, sopesándolas varias veces, Igor sonrió azarado.
añadió, pensativo-: Tres empanadillas de carne. - ¿Qué le voy a hacer si parezco tan... chiquillo?...
Haciendo saltar las monedas en su mano, Grisha - Preguntaré al encargado...
se dirigió pausadamente hacia la estación. La mujer se dirigió a una estrecha puerta que
había en un rincón. La gente comenzó a murmurar en
3. Una abuelita bondadosa. la cola, a espaldas de Igor. La puerta de la calle atraía
Igor Chernogorski entró en la estafeta de Correos al muchacho con fuerza irresistible.
y echó un vistazo a su alrededor. El local era Igor examinó la cola: salvo un obrero viejo, de
pequeño y estaba dividido en dos partes por una reja aspecto bastante soñoliento, todo eran mujeres.
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Apoyó un codo sobre el poyo de la ventanilla y Vania:


adoptó una expresión de aburrimiento. - ¡Trabajador, yo te saludo!
- ¿Cherniavin? ¿Dónde vive usted? Sacó el billete del bolsillo exterior, lo agitó en el
Sin retirar el codo del poyo, Igor volvió la cabeza aire y pronunció solemnemente:
con gesto displicente. El encargado, de barba crecida, - Toma, muchacho, por la ayuda que me prestaste
tampoco era simpático. en un momento difícil.
- ¿Qué? Vania, asustado, saltó de la gran piedra gris que le
- Que dónde reside usted. En qué ciudad. servía de asiento. Sus pupilas se contrajeron,
- En Staroselsk. reflejando una viva sorpresa. Tomó el billete con
- ¿Y por qué le han mandado el giro aquí? precaución.
- Eso a usted no le importa -pronunció Igor con Igor lo contemplaba sonriente. El limpiabotas
fastidio. miró el dinero: al principio, simplemente serio,
- ¿Cómo que no me importa? luego, con dubitativa seriedad y, por último, puso en
- En absoluto. Igor una mirada de maliciosa inteligencia:
- En ese caso, no le doy el dinero. - ¿Y ahora, qué momento es?
El encargado habló en tono decidido, pero el - Ahora es un momento en el que puedes comprar
papel le temblaba en la mano, y sus ojos, irresolutos, betún amarillo, rojo, verde y anaranjado.
examinaban a Igor. ¡Valiente fisonomista! Vania soltó una risita aguda.
Igor Cherniavin sonrió, soberbio: - ¿Para qué verde?
- En ese caso, deme el libro de quejas. - Hombre, figúrate que se te acerca un cocodrilo...
El encargado se restregó con los cinco dedos una La alegría de Vania se convirtió en júbilo:
mejilla. - ¿Un cocodrilo? ¿Preguntando si tengo betún
- ¿El libro de quejas? ¿Y qué piensa escribir? verde?
- Pienso escribir que, en vez de pagarme el giro, - Claro. Y tú le contestas: ¡Pues no faltaba más!...
me hace usted preguntas tontas... - ¿Y cómo ha sido eso? No tenías ni un kopek y,
- ¡Joven! -levantó la voz el encargado. de golpe y porrazo, tanto dinero...
Igor se puso también a gritar: Vania miró a Igor seriamente, pero en sus atentos
- ¡Preguntas tontas! ¿Por qué me han mandado ojos grises relampagueaban unas chispas de alborozo
aquí el giro? ¡Bien poco le importa a usted! Pueden y recelo.
habérmelo mandado para mi entierro o, quizá, para Igor respondió, con leve gangueo:
mi boda. ¿Qué necesidad tengo de explicárselo? - ¡Qué tonto eres! Siempre ocurre lo mismo: uno
¡Deme el dinero o el libro de quejas! nunca tiene dinero antes de tenerlo. Lo mismo te ha
La gente se echó a reír en la cola. Igor se volvió. pasado a ti: antes no tenías nada, y ahora tienes diez
Todos estaban de su parte. Una mujer dijo enojada: rublos.
- Siempre son lo mismo. ¿Por qué tienen que - ¿Has cobrado la paga?
tomarla con el pobre chico? Se lo habrán enviado sus - No; es que mi abuelita, al enterarse de que me
padres. hallaba en un apuro, me ha enviado cien rublos.
- ¡Acaba ya! ¿Hasta cuándo nos vas a tener - ¿Cien rublos?
esperando? -gritaron en la cola. Igor se echó a reír. Vania se rió también, pero le
- Está bien -dijo el encargado con acento de vino a la cabeza una observación muy lógica:
amenaza-. Le daré el dinero, pero pediré informes a - La abuela no puede tener cien rublos, porque no
Staroselsk. trabaja. Te los habrá enviado el abuelo.
- Pídalos, señor, tenga la bondad. - ¡Qué más da! ¿Sabes?, de la familia hablaremos
- Entréguele el giro -ordenó a la mujer. después. Ahora vamos a comprar algo para comer y
Igor Cherniavin salió a la calle, en una mano, el pensaremos en cómo llegar a Londres.
dinero, y en la otra, el documento de Staroselsk. Vania no se entretuvo en preguntar más y dejó de
Alargó los labios y musitó, remedando a la mujer: asombrarse. Con diligente ademán, prietos los labios,
- Se lo habrán enviado sus padres... dobló el billete de diez rublos y se lo guardó en un
El alma se le henchía de júbilo. Erraban sobre la bolsillo. Hecho esto, abrió las piernas, movió los
plaza alegres nubes; el jardincillo de la estación dedos de los pies, calzados con unos zapatitos aún
respiraba a pleno pulmón y se disponía a vestirse de muy decentes, y miró sus bártulos. Luego,
verde. Sentados junto a la pared de la estación, los poniéndose ágilmente en cuclillas, recogió en la caja
campesinos esperaban placenteros el tren. Más allá, los cepillos y las cajas de betún, cerró de un golpe la
acomodado en una piedra ante la caja de limpiabotas, tapa y asió la correa.
Vania Gálchenko miraba a Igor, que, separando un
billete de diez rublos, se lo metió en un bolsillo de la 4. Las originales aventuras de Ryzhikov.
chaqueta. El resto lo depositó cuidadosamente en un Las empanadillas eran jugosas y sabían a gloria,
bolsillo interior, pegado al cuerpo, y se dirigió a pero un solo movimiento de las mandíbulas bastaba
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para convertirlas en una tierna e ingrávida bola que billete con ojos azogados, olvidado de todo: de su
se tragaba sin sentirlo apenas y no hacía otra cosa mujer, de su jefe, de su maleta y de su cartera, que
que abrir de verdad el apetito. tan celosamente guardara mientras estaba en cola...
Esta circunstancia se reflejaba en el sombrío Ryzhikov se animó de pronto. Tras la última
rostro de Ryzhikov haciendo que los ojos le brillaran mujer de la fila había tomado posición un hombre
intensamente y miraran con gran atención cuanto muy peludo que vestía una chaqueta vieja. Las botas
había en torno. altas que calzaba eran de buena calidad, llevaba una
Ante la taquilla, todavía cerrada, había una cola bufanda verde, y en el bolsillo de su pantalón
de unas veinte personas. destacaba un agradable cuadrilátero de buen tamaño.
Era una cola "peligrosa", una cola provinciana de Sin grandes prisas, Ryzhikov se encaminó a la
aquellos años, compuesta de gente humilde, sobria, cola y se puso detrás del de la chaqueta. Mirando
pobre. La figura más notable en ella era un individuo hacia un anuncio, se volvió de costado, y, al cabo de
de baja estatura, que vestía un chaquetón circasiano un instante, sus dos dedos tomaban contacto con el
con el cuello y los bolsillos ribeteados de piel de rugoso borde de la cartera. Grishka tiró hacia arriba;
cordero gris. Pero tras él había una mujer flaca y con la cartera subió imperceptiblemente; un instante más
cara de pocos amigos, una de esas que tiemblan por y... una manaza áspera se aferró, ansiosa, a la muñeca
su puesto en la cola, como si en él estuviera toda su de Ryzhikov, al tiempo que una cara crispada por el
dicha. La seguían otras mujeres, humildes todas ellas. susto y la rabia surgía ante sus ojos:
Guardaban el dinero, si podía darse ese nombre a - ¡Pero qué canalla! ¿Qué te parece?
unos pocos rublos, bajo las sayas o en el seno. Una Ryzhikov pegó un tirón, pero no logró soltarse y,
joven morena y muy compuesta apretaba fuertemente entonces, gritó con el tono amenazador de una
el suyo en el puño. persona ofendida:
Aquella estación y aquella cola no eran campo - ¿Por qué te metes conmigo? ¡Ten cuidado!
propicio para una operación afortunada. La gente era - ¿Dónde he atrapado yo esta mano?
precavida, y el dinero, poco, lo sujetaba con ambas - ¡Suéltame!
manos. Hasta las caras eran aburridas: había billetes - ¡Espera, amiguito!
para todos, y nadie se ponía tan nervioso como para Grishka dio otro tirón, brusco y repentino, y salió
olvidarse de su pecunia. veloz al andén. Atravesó la plataforma y las vías
Ryzhikov evocó la estación de una ciudad inmediatas en un vuelo, pasó por debajo de un tren
importante. Cierto que allí había sus inconvenientes: de mercancías, luego por debajo de otro, se agachó y
milicianos, soldados y otras autoridades. A pesar de miró atrás. En el andén había varias personas. No se
los diligentes andares de Grishka y de su fisonomía veían los hombros ni las cabezas, mas Grishka
de viajero, adivinaban como por milagro sus reconoció las botas del de la chaqueta y, junto a ellas,
pensamientos más recónditos y ni siquiera le pedían distinguió los faldones de un capote gris y otras
la documentación, sino que le ordenaban relucientes botas de alta y estrecha caña. Sonó la
sencillamente. misma voz alterada:
- ¡Eh, joven, véngase conmigo! - ¡Vaya bandido!
Pero, en compensación, ¡qué viajeros de los de las Ondeó el faldón del capote, avanzaron las pulidas
grandes ciudades! ¡Qué emociones, qué sentimientos, botas y saltaron del andén. Ryzhikov corrió como
cuánta vida verdadera había allí! La gente se pasaba alma que lleva el diablo a lo largo de los trenes de
todo el día de taquilla en taquilla, hacía cola ante las mercancías, en dirección a las agujas. Un gran peso
oficinas de informes, preguntaba a mozos de cuerda le agobiaba el alma, pero, en compensación, ya no
y a otros viajeros. Pasaban noches enteras en la sentía el apetito de antes.
estación. Los más llanotes se tumbaban en el suelo y
dormían tan profundamente, que, no ya el dinero, 5. Desayuno en el jardín.
sino hasta el alma se les podía quitar sin que se Igor llevaba en las manos dos panecillos,
dieran cuenta. Los más finos, naturalmente, no se salchichón y un bote de mermelada. Todavía en la
tendían a dormir: vagaban, soñaban... Los billetes estación, había dicho a Vania:
eran allí caros, de gran recorrido, y los bolsillos - Aquí, todo está infectado de bacterias
contenían abultadas carteras negras o de color ferroviarias. Mejor será que nos vayamos a
marrón. desayunar al jardín. Hay allí un banco encantador.
¿Quién más feliz que el hombre que acababa de Al entrar en el jardincillo, Igor y Vania vieron a
conseguir un billete en la taquilla de la estación? Wanda Stadnítskaya sentada en aquel banco
Había hecho cola, reñido con sus infractores, encantador, la cabeza descansando en un brazo
temblado por temor a que se agotaran los billetes y tendido sobre el respaldo.
escuchado ansiosamente conversaciones y bulos Igor exclamó:
inverosímiles. Por fin, iba y venía gozoso por entre el - ¡Oh, este compartimiento está ocupado!
público, sin dar crédito a su felicidad, leyendo el Andando de puntillas, dio una vuelta en torno a la
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soñadora figura de Wanda; al principio miró, Wanda. Como ella no lo advirtiera, el chico miró
receloso, de soslayo, los chanclos y las piernas sin interrogativamente a Igor. Este comía con fruición,
medias, pero cuando tropezó con aquellos francos valiéndose de manos, dientes y cuchillo; pero
ojos grises, se dirigió a ella completamente en serio, rápidamente, sin dejar de comer, hizo a Vania una
olvidado de su sonrisa: señal de aprobación y, con la mano libre, le dio unas
- Mademoiselle, ¿da usted su permiso para palmadas en el hombro. Tras una breve vacilación,
desayunar en presencia suya? Vania tocó levemente la rodilla de la chica. Ella
La cortés reverencia de Igor, la chaqueta volvió la cabeza y quiso sonreír con coquetería, pero
abotonada hasta el cuello y las relucientes botas no lo consiguió: le salió una sonrisa sencilla, de
produjeron a Wanda agradable impresión. No gratitud, y empezó a comer sin apresuramiento,
obstante su tristeza, se permitió un estudiado mohín arrancando el pan a pequeños pellizcos. Todo
de coqueta y hasta esbozó una sonrisa. sucedió en completo silencio. Una vez que hubieron
- Ustedes lo tienen. dado cuenta de todas las rodajas de salchichón, Igor
Igor respondió con reprimida animación: empezó a cortar una nueva tanda y preguntó,
- Merci. diligente, sin mirar siquiera a la muchacha:
Wanda miró con asombro a los muchachos y se - ¿A dónde se dirige, señorita?
retiró al extremo del banco. Ya no le interesaban las Wanda miró hacia la estación y, dejando de
nubes y se dio a la contemplación de un paisaje masticar, respondió indiferente:
bastante más prosaico: el de la explanada de la - No lo sé.
estación. Igor dispuso con presteza sus provisiones - Vente con nosotros -propuso Vania muy afable,
sobre el banco y tomó asiento en la otra punta. Vania girando, sobre su caja, hacia la chica-. ¿Cómo te
colocó ruidosamente su cajón en tierra, se sentó ante llamas?
el banco como quien se sienta a la mesa y se frotó las - Wanda.
manos, paladeando por anticipado el desayuno. Igor - ¡Oh! ¡Precioso nombre! ¡Wanda!
cortó el salchichón y preguntó: - Es un nombre polaco.
- Vania, ¿con qué vamos a comer la mermelada? - ¡Vente con nosotros! Este tiene allí a su abuelo y
¿Con los dedos? a su abuela... -insistió Vania, con sus brillantes ojos
Vania pasó la vista por la valla del jardincillo: mirando irónicos a Igor, que acogía la sorna del otro
- Pues... haremos cucharas... de madera. Con el con aire amistoso y bonachón.
cuchillo. Pero Wanda no se hizo eco de la desbordante
- ¿No tendrá usted una cucharilla, milady? -dijo alegría de Vania; dejó en el banco el pan a medio
Igor a Wanda con extraordinaria finura, en un tono comer y dijo casi desconcertada, apoyando ambas
que sólo emplean los viajeros más distinguidos en los manos en el borde del asiento:
compartimentos de los coches-cama internacionales. - No sé... a dónde ir...
A la muchacha le relumbraron de placer las pupilas. Igor la miró fijamente y la emprendió con el bote
Pero, en primer lugar, la persona menos sagaz vería a de mermelada. La animación de Vania se había
la legua que carecía de todo, que su aspecto era el de desvanecido, y el chico, después de observar perplejo
una viajera sin equipaje, y, en segundo, el salchichón a Wanda, puso la vista en Igor como si esperase que
despedía un tufillo cautivador. Tragándose la saliva, su rostro le diera una explicación. Igor canturrió una
Wanda contestó con una melindrosa expresión de cancioncilla, puso el bote sobre el banco y pronunció
enfado: gravemente:
- ¡Qué dice! ¡Qué cucharillas voy a tener yo! - Tú, Wanda, te vienes con nosotros, y luego ya se
- Cucharillas de plata -especificó Igor verá.
amablemente. Para Vania estaba todo claro. Pero la muchacha
Wanda guardó silencio, volvió a extender el brazo miró a Igor asustada:
en el respaldo del banco y de nuevo fijó la vista en - No sé...
las nubes. Pero en sus ojos no había ya aquella - Tú no lo sabes, pero yo sí. Ahora mismo llegará
tristeza soñadora. el tren; ocuparemos un compartimiento y allí
Vania tenía medio panecillo en una mano. Con trataremos el asunto.
bruscos tirones de su cabeza, arrancaba de él grandes Vania miró atónito a Igor: ¿de qué
bocados; el salchichón, depositado en un papel, lo compartimiento hablaba? Wanda guardaba un
asía cuidadosamente con dos dedos sucios. El chico resignado silencio.
miraba a cada instante a Wanda, sin advertir que En aquel mismo instante, Ryzhikov se asomó por
tenía los pies llenos de roña y el pelo todo revuelto; entre los arbustos, abarcó de una ojeada al grupo,
veía tan sólo su mejilla, de un rosa delicado, el avanzó, se detuvo y clavó los ojos, ávidos, en la
rabillo del ojo y, las oscuras pestañas, muy rizadas. comida. Wanda le lanzó una mirada de odio. Igor se
Vania arrancó la punta del panecillo, puso sobre echó a reír:
ella dos rodajas de salchichón y se la alargó a - ¿Qué, Ryzhikov, algún disgustillo?
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El interpelado no respondió. - ¿Cómo se te ha ocurrido llevarte a Wanda a la


- Come -lo invitó Igor-. Bien que te lo he dicho ciudad?
siempre: el oficio de ladrón es de lo más - ¿A ti qué te importa? -Igor entornó los párpados
desventajoso. ¿Te han zurrado? Vi que te pescaban al mirar a Ryzhikov, quizá porque a sus espaldas,
con las manos en la masa. sobre el vagón vecino, lucía un sol límpido, como
- Salí por pies -carraspeó Ryzhikov y se puso a recién lavado.
comer. - Algo tendrás a la vista, pues.
- ¡Menos mal! Sí, es un oficio estúpido. Todo el - En la ciudad encontraremos algo. Trabajo o...
mundo tiene dos manos y cada cual quiere echártelas - Tú no quieres dar golpe, ¿y crees que ella debe
encima. -Igor se estremeció con repugnancia-. ¡Es trabajar?
verdaderamente estúpido! Hay que hacer lo que yo. Ryzhikov hablaba violento, buscando camorra.
- La abuelita, ¿verdad? -inquirió Vania. - Ella lo necesita -replicó sereno Igor, volviéndole
- La abuelita Correos. Te manda una esquela: la espalda y mirando con aire protector a la
querido Igor, tenga la bondad de pasarse por aquí y muchacha.
recoja un giro de cien rublos. Y si no te presentas, te - Todo el mundo trabaja -terció Vania desde el
envía otro aviso: ¡Qué falta de consideración! ¿Por borde de la batea.
qué no recoge usted los cien rublos? Haga el favor de Ryzhikov le gritó:
pasar por ellos. - Tú, mocoso, muérdete la lengua antes que te dé
Ryzhikov apartó la vista, enojado: en la jeta.
- Una esquela... Claro, cuando se sabe leer y Intervino Igor, pronunciando con voz nasal:
escribir... - Monsieur, para darle en la jeta necesita usted mi
- Y, si no sabes, vete a trabajar. ¡Pero, mira que autorización por escrito.
andar trasteando bolsillos! ¿Habrá cosa más idiota? - Ryzhikov, mirando por encima de su hombro,
Igor hundió un pedazo de pan en el bote de enfiló lentamente hacia Igor sus ojos foscos y
mermelada-. Tampoco está mal trabajar. A mucha amenazadores:
gente le gusta. - ¿Autorización tuya?
- Y, además, por escrito... Presénteme la
6. En el compartimento. solicitud...
Un largo tren de mercancías cruzaba, raudo, la - ¿Qué solicitud?
estepa. Sobre una batea iba un tractor cubierto con - Pidiendo permiso para darle en la jeta.
una lona. Sobre el borde de la lona dormía Wanda, Ryzhikov se acercó vivamente a Vania, diciendo:
hecha un ovillo. Igor Cherniavin estaba sentado a sus - ¡Vaya! Será interesante ver cómo me sale sin
pies, con los brazos ceñidos a las rodillas, y miraba autorización.
distraídamente en torno. Ryzhikov se hallaba Vania lo miró temeroso, se levantó rápidamente,
plantado ante él muy separados sus pies, calzados impulsándose con las manos, y se precipitó hacia
con zapatillas. Vania, las piernas colgando de la Igor. Ryzhikov alargó el brazo para atraparlo, pero
plataforma, contemplaba embelesado la estepa, la Igor apareció de pronto entre ellos. Ryzhikov no tuvo
ancha carretera que serpenteaba cerca, los montículos tiempo siquiera de lanzarle una mirada desdeñosa, ni
allá en el horizonte y los primeros verdores de la de extender la mano para defenderse: el impetuoso
primavera. puño de Igor Cherniavin pareció querer golpear a
Habían salido la noche anterior. Tardaron mucho Ryzhikov en la cara, pero lo que derribó por tierra al
en acomodarse para dormir. Hacía frío. Por fin, se pelirrojo fue un inesperado puñetazo en la boca del
cobijaron bajo la lona y, después de dar vueltas y estómago. Ryzhikov cayó encima de Wanda, que,
más vueltas, ateridos, acabaron durmiéndose. Viajar despertándose, gritó sobresaltada:
al amparo de la lona ofrecía también la ventaja de - ¡Ay! ¿Qué pasa? ¿Qué haces?
que ninguna mirada indiscreta los molestaba en las Igor sonrió tranquilamente:
estaciones y nadie les impedía dormir. Igor - ¡Tranquilícese! Ryzhikov tiene sueño. Cédale la
Cherniavin dijo antes de entregarse al sueño: litera.
- No hay mejor compartimiento que éste: ni Wanda se volvió con asco hacia Ryzhikov, pero
apretujones ni estrechez; aire puro, y nadie te viene acto seguido se sonrió: por lo visto, le gustaba el
con imbecilidades como la de "¡Su billete!" gesto de dolor que vio en su cara:
Se despertaron por la mañana temprano y salieron - ¿Le has pegado? ¿Por qué?
de debajo de la lona todos de muy buen humor; sólo Ryzhikov se incorporó sobre un codo y abarquilló
en las grandes estaciones volvieron a valerse de su sus abultados labios. Su roja pelambrera le caía,
hospitalidad, mas no como litera, sino con el revuelta, sobre la frente, tapando casi los cínicos ojos
exclusivo fin de no inquietar a los mozos de vagón. verdes.
Después, Wanda sintió el deseo de dormir al sol. - ¿De qué te ríes? Mira que por ti no va a sacar la
Ryzhikov preguntó después de un largo silencio: cara.
8 A. S. Makarenko

Wanda replicó, sacudiendo la cabeza: al otro lado del tractor, se acercó a Igor y, alzándose
- ¡Quién sabe, a lo mejor sí! de puntillas, le deslizó al oído:
- Tú... -Ryzhikov se levantó de un salto, con los - ¿Está llorando?
puños cerrados. Igor respondió secamente, sin mirar a Vania:
Igor se sonrió, puso la mano en el hombro de - ¡No tiene importancia!
Vania y, casi con desgana, como aburrido, dijo La batea traqueteó con violencia al cruzar unas
mirando a un lado: agujas.
- Sépalo usted, sir: en este compartimiento no - Ya llegamos -dijo Igor.
pondrá usted un dedo encima a nadie. Atravesando numerosas agujas y pasando ante
Ryzhikov hundió las manos en los bolsillos y se varios trenes de mercancías, entre cuyos vagones
sonrió torcidamente. fulguraban como fogonazos de magnesio los claros,
- De seguro que no sabes quién es ésta. el convoy torció a la derecha y cruzó rápidamente la
Igor lo miró sorprendido: estación de pasajeros. Sobre los vagones, inmóviles
- ¿Qué quieres decir? al parecer, pasaron lentos la parte alta del edificio de
- ¿Crees que es una señorita? ¿Digo quién eres? la estación y las largas techumbres convexas de los
- ¡Vete al diablo, sapo! ¡Dilo! ¡Sois todos unos andenes. El tren salió a un estrecho terraplén que,
canallas! describiendo una curva perfecta, bordeaba un prado,
Ryzhikov se echó a reír: inesperadamente grande, que se extendía en el
- ¡Ja, ja! ¡Si es una prostituta, hombre! ¿Te das extremo mismo de la ciudad. Tras el prado veíanse
cuenta? los techos de paja de unas blancas casitas
Wanda se apartó pausadamente al borde de la campesinas. Pero las agujas sacudieron de nuevo los
plataforma, se subió el cuello de la chaqueta y vagones, que comenzaron a internarse, más
encogió entre los hombros su enmarañada cabeza. lentamente ya, en una tupida red de vías destinadas a
Igor dio un paso hacia Ryzhikov, pero éste soltó una trenes de mercancías. No se veían ya casitas
carcajada y, saltando con agilidad al otro extremo de campesinas; las casas de la ciudad, rojas y grises,
la batea, se escondió detrás del tractor. contemplaban el tren desde una colina.
Vania apenas si lograba captar todo lo que estaba Wanda se removió en la lona, se sentó y volvió la
ocurriendo. cabeza hacia la ciudad. El convoy entró en un
Igor se acercó a Wanda y le preguntó, puestos los angosto y largo pasillo, entre otros trenes de
ojos en el piso del vagón: mercancías, y avanzó muy despacio. Igor quedó
- ¿Es verdad eso? pensativo, contemplando la caja de la vía.
Ella se volvió rápidamente y repuso con el mismo Oyó a sus espaldas un ruido sordo y dio la vuelta
odio de antes: con rapidez: en la batea se hallaba un guardia de
- ¡Si es verdad! ¿Qué te importa a ti? ¿Es que ferrocarriles que, enderezándose después de un difícil
quieres cortejarme? salto, los contemplaba atentamente. Wanda
Igor enrojeció, torció el gesto y hurtó los ojos a la desapareció de la batea como una sombra invisible.
ansiosa mirada de Vania Gálchenko. - ¿Eres tú Igor Cherniavin?
- ¡No..., qué va! Sólo que..., ¿cuántos años tienes? - Yo soy.
Wanda ladeó la cabeza con aire frívolo y le - ¡Vaya! Aquí tenemos un telegrama... ¿Tú
dirigió una fugaz mirada por encima del hombro. cobraste cien rublos por un giro falsificado?
- ¿Qué importa eso? He cumplido los quince. Los ojos de Igor reflejaron una admiración
Igor se rascó pensativo la nuca, sonrió con tristeza desbordante.
y dijo: - ¡Oh, qué rapidez! ¡Sí, imagínese, los cobré! No
- Está bien... Nada más, señora, puede usted quería aceptarlos, ¿sabe?...
retirarse. El guardia se sonrió y dijo, señalando hacia atrás
Wanda se apartó en silencio, se acercó lentamente con la cabeza:
a la lona, encogió la cabeza en el cuello de la - Vamos.
chaqueta, como si tuviera frío, y se tendió de cara al Igor se rascó la nariz:
tractor. - ¡Qué lástima! Me da pena separarme de ti,
Silboteando, Igor se puso a contemplar la estepa. Vania. Eres una bellísima persona. Y Wanda...
Lejos aparecieron tras las colinas unos edificios ¿Entiende usted, camarada guardia?, no puedo ir.
blancos. El sol pendía sobre ellos. Vania se azoró:
Abajo se divisó por un instante un grupo de - ¿Y... a dónde vas?
muchachas descalzas cuyas pantorrillas aún no había - ¿Que a dónde voy? Voy detenido... en nombre
tostado el sol. Una gritó algo a Igor, y las demás se de la ley.
echaron a reír. Ella acompañó con una mirada de - ¿Por qué?
hastío y les volvió la espalda. Vania miró a Wanda, - Por lo de la abuelita.
prestó cauteloso oído a los movimientos de Ryzhikov - Vamos, vamos -repitió el guardia, dando a Igor
Banderas en las torres 9

una palmada en el hombro. lo que debía pedir, tartamudeó:


Igor apoyó las manos en el borde del vagón, - Di... diez kopeks.
dispuesto a saltar, miró a Vania y le dijo: - ¡Si será imbécil! -masculló Ryzhikov; pero el
- Tú, Vania, vete a la colonia. Dicen que la de soldado, muy satisfecho, descansó el pie sobre la
aquí es buena. Se llama Primero de Mayo. caja.
Saltó, seguido del guardia. Vania los acompañó - Cobras poco, pequeño, muy poco. Aquí todos
con la mirada, puestas las manos en las rodillas. Era piden veinte kopeks por las botas altas.
demasiada amargura para que cupiera en tan poco Vania olvidóse de preguntar: "¿Con betún negro?"
cuerpo. Trabajaba con ahínco, poniendo en juego los ojos, las
Ryzhikov salió de detrás del tractor, sonriendo cejas y hasta la lengua. Le faltaba aún destreza para
con maligna alegría: manejar rápidamente dos cepillos a la vez. Uno se le
- ¡Tenga la bondad! Me mandan una esquela: escapó de las manos y salió despedido bastante lejos.
Querido Igor, aquí tiene cien rublos. ¡Trabajo fino! Ryzhikov soltó una carcajada y ni siquiera se movió
¡Dónde está Wanda? para recogerlo. El propio Vania tuvo que levantarse,
Vania respondió atemorizado: muy contrariado, e ir por él.
- No sé. El soldado le dio los diez kopeks, diciéndole:
- Bravo. Me has cobrado poco, y brillan como un
7. En su calle. espejo.
- ¿A dónde piensas ir? -inquirió Ryzhikov, cuando El soldado se alejó, mirándose las botas. A Vania
llegaron a la parada del tranvía cercana a la estación le dolían los brazos y la espalda. Los codos apoyados
de mercancías. en las rodillas, contemplaba en silencio la calle.
La calzada estaba cubierta de polvo de carbón. Las casas, de ladrillos, eran todas iguales: todas
Nubes de gorriones levantaban el vuelo al paso de tenían dos pisos y estaban cubiertas de polvo. Las
ruedas y cascos. Había cola junto a la parada del separaban pequeñas vallas, cada una con su puerta. A
tranvía. Muchas botas necesitaban betún. Vania no la entrada de casi todas había bancos con gente, que
tuvo tiempo de contestar a la pregunta de Ryzhikov: roía pipas de girasol. Vania recordó que al día
un hombre de uniforme se le acercó y le dijo, siguiente sería domingo. Por las aceras de ladrillos
bonachón, señalando con la cabeza hacia una valla: pasaban a veces, conversando, dos o tres personas.
- ¿Limpias? Detrás se abrió una puerta; y una voz carraspeante
- ¿Con betún negro? y desagradable preguntó:
- Claro que sí. Tengo que presentarme al jefe, y ya - ¿Qué hacéis aquí? ¿Sois vagabundos?
ves qué zapatos... Vania se puso en pie de un salto y volvió la
Vania miró en torno: no había donde sentarse. Un cabeza. También se levantó perezosamente
poco más lejos vio una vieja terracilla de madera. Ryzhikov. En la puerta había un hombre alto, seco,
- ¿Y si nos vamos a los escalones? de bigote gris:
El hombre que había de presentarse a su jefe - ¿Sois vagabundos?
asintió en silencio. Vania echó a correr delante para - No.
prepararlo todo. Cuando el cliente llegó, estaba ya - ¿Limpiabotas? ¿Sí? ¿Tienes tacones de goma?
untando de crema uno de sus cepillos... Vania, que sólo llevaba en su cajón dos cepillos y
- ¡Espera, espera! Primero quítales el polvo. dos cajas de betún negro, respondió:
Vania puso manos a la obra. Ryzhikov se sentó un - ¡No, no tengo!
poco más arriba, en la misma escalera, y - ¡Bah! ¡Limpiabotas! ¿Qué clase de limpiabotas
contemplaba en silencio la calle. eres tú? Bueno, vamos a creerlo, pero ¿y éste?
- ¿Cuánto es? Ryzhikov volvió la espalda, malhumorado.
- Diez kopeks. - ¿Qué haces tú aquí? ¿Esperando la noche?
- ¿Tienes vuelta de quince? Ryzhikov replicó con voz cascada y creciente mal
Vania metió mano al bolsillo. Allí no había más humor:
que cuatro monedas de diez kopeks. - No espero nada... Es que... me he encontrado
- Veo que no tienes cambio. En fin, ¡qué se le va a con este conocido.
hacer!, quédate con los cinco de vuelta -dijo el - ¡Ah... con este conocido!...
cliente. El viejo echó la llave a la puerta, bajó los
En cuanto el hombre de uniforme se hubo peldaños y apuntó con su nudoso dedo a Ryzhikov,
retirado, se acercó una muchacha pidiendo que le diciendo:
lustrara los zapatos; luego llegó un soldado y - Tú, lárgate de aquí. Ya veo qué clase de
preguntó: "conocido" eres.
- ¿Cuánto llevas por unas botas altas? - Ahora me voy, no se preocupe. ¿Es que no
Vania quedó cohibido ante el soldado rojo. Nunca puede uno pararse en la calle? ¿Eres tú quien ha
había limpiado las botas a militares y, como no sabía inventado esa ley?
10 A. S. Makarenko

Convencido de su razón jurídica, Ryzhikov iba había acordado de aquella necesidad. Preguntó
enojándose más y más. turbado:
El viejo se sonrió socarrón y le repuso: - Sí, ¿dónde vamos a pasar la noche'?
- Si las leyes de aquí son malas, vete a donde sean - Ya encontraremos dónde. Aquí está prohibido
mejor. Yo voy a la tienda. Que no te encuentre aquí quedarse en la estación.
cuando vuelva. Ryzhikov se alejó apresuradamente calle abajo.
Echó a andar calle adelante. Ryzhikov lo siguió Vania volvió a sentarse en los escalones, muy triste.
con ojos de hombre ofendido y, volviendo asentarse El sol se ocultó tras las casas. La gente pasaba junto a
en la escalerilla, refunfuñó, casi llorando: Vania sin mirarle siquiera. En la acera opuesta
- ¡No lo dejan a uno en paz! ¡"Esperando la alborotaba una patulea de chiquillos. La voz de una
noche"! niña mimada dijo:
En aquel instante se acercó un joven y exclamó - Ahí está sentado un pequeño limpiabotas.
con entusiasmo: Otra chiquilla se puse también a mirar a Vania.
- ¡Qué progreso! ¡Un limpiabotas en nuestra calle! Pero alguien le dio un tirón; ella se echó a reír y
¡Y qué simpático! ¡Salud! corrió hacia una puerta. Sonó la voz de una mujer:
- ¿Lo quiere negro? -inquirió Vania. - Varia, se te va a enfriar la sopa. Es la segunda
- Negro. ¿Este va a ser tu puesto fijo? vez que te lo digo.
Mientras untaba de betún el cepillo, Vania se La niña mimada protestó melindrosa:
encogió de hombros muy serio y dijo titubeante: - ¡La primera, la primera, la primera!
- Sí. Vania apoyó la cabeza en el puño y miró al otro
El cliente no preguntó siquiera el precio y le lado de la calle. El anciano bigotudo regresaba de la
tendió quince kopeks. tienda.
- No tengo vuelta. - ¿Aquí todavía? -se interesó-. ¿Dónde está el
- No importa, no importa; yo te pagaré quince otro?
kopeks, con tal de que te des prisa. - Se ha ido -respondió Vania.
Vania se echó el dinero al bolsillo y se puso de - También es hora de que te recojas tú; ¿quién va
nuevo a contemplar la calle. La proximidad de la a limpiarse las botas tan tarde? No te olvides de
tarde la hacía parecer menos sucia. El tranvía tenía traerme mañana los tacones de goma.
muy intrigado a Vania. Había oído hablar mucho de Vania preguntó:
él, pero no le había viste nunca, y ahora sentía - ¿Queda muy lejos de aquí la tienda?
ardientes deseos de meterse en un vagón y viajar en - ¿Para qué la necesitas? ¿Qué vas a comprar?
él a cualquier parte. Estaba el chico de muy buen Cigarrillos, seguramente.
humor. En su alma apuntaba un pequeño orgullo: - No, cigarrillos no necesito. Pero, ¿dónde queda?
todos los transeúntes lo veían en la terracilla, - Aquí mismo, a la vuelta de la esquina.
dispuesto a servirles. Vania recogió los cepillos y el betún, levantó la
Ryzhikov dijo de pronto: caja y se encaminó hacia la tienda.
-¿Sabes qué, Vania'? Dame cincuenta kopeks,
¿eh? Mañana te los devuelvo. 8. La noche.
- ¿De dónde los vas a sacar? Pasaron la noche en unas pilas de paja, a poca
- Yo sé de dónde sacarlos. Hay que ir a comer distancia de allí. Para llegar al campo bastaba con
algo. atravesar dos manzanas por la misma calle, cruzar un
Vania sintió un hambre repentina: estaban sin paso a nivel y andar un poco más. Quizá aquello no
probar bocado desde que, por la mañana, se comieron fuera todavía el campo, pues delante brillaban
en la batea los restos de la cena de la víspera. algunas luces, pero allá, pasada la última casa, se
- ¿Cincuenta kopeks'? ¿Cuántos tengo yo? extendía un vasto descampado, la hierba susurraba
Noventa. ¡Ah, se me había olvidado el otro dinero! bajo los pies, y a un lado estaba la paja aquella.
- ¿Qué "otro"? Debía encontrarse sobre un altozano, porque desde
- El que me dio Igor... El de la abuelita. allí se veía muy bien la ciudad, llena de luces. Muy
Vania desdobló el billete, lo miró tristemente y cerca, en el paso a nivel, ardía con intensa luz un
volvió a guardárselo. farol que hería la vista.
- Venga, dame los cincuenta kopeks. ¡Fíjate Vania había ido allí de mala gana. Cuando
cuánto dinero tienes! dejaron atrás la última casa, se arrepintió de no haber
- Ese no se puede tocar -dije Vania y le dio buscado albergue en la población. Ryzhikov, en
cuarenta y cinco kopeks, partiendo por la mitad su cambio, caminaba seguro, silbando, metidas las
fortuna. Ryzhikov tomó el dinero: manos en los bolsillos.
- A la hora de dormir... vendré a buscarte. - Aquí -dijo, deteniéndose-. Amontonaremos paja
Vania recordó con angustia que había que pensar y no tendremos frío. Además, la ciudad está al lado.
en dónde pasar la noche. Hasta aquel momento no se Vania dejó en tierra la caja. No tenía sueño, y se
Banderas en las torres 11

puso a observar la ciudad. Aquella ocupación le fuese, había gran cantidad de casas y de techumbres,
producía un gran placer. Delante, las luces, muchas, y a bastante distancia se erguía un alto edificio
se esparcían sobre una vasta superficie. Tan pronto blanco con columnas. Aquello era la verdadera
parecían desparramadas en desorden como formaban ciudad, y había que ir a verla. Ganaría algún dinero y
líneas. Daba la impresión de que estaban jugando. luego iría a... No, lo mejor era tomar el tranvía. De
Algo más lejos comenzaba una hilera de grandes fijo que en la ciudad habría cine. Pero de momento
casas, cuyas luces eran decolores distintos: amarillo, debía ir a "su" calle. Vania recordó al joven que tanto
verde, rojo intenso. se alegrara la víspera al enterarse de que en ella
- ¿Por qué es eso? -se interesó Vania-, Unas trabajaba un limpiabotas. Con toda seguridad, habría
ventanas son así, otras asá... allí mucha gente deseosa de lustrarse el calzado.
- ¿Qué dices? -preguntó Ryzhikov, agachándose Menos mal que le quedaba todavía una caja entera de
para arreglar el lecho de paja. betún negro. Vania quiso volver a cerciorarse de si
- ¿Por qué son distintas las ventanas? estaba llena y se inclinó hacia la caja de limpiar, pero
- Depende de las lámparas. Se les ponen unos la caja no estaba allí. Apartó la paja con el pie. Echó
gorros que se llaman pantallas y que gustan mucho a una ojeada a su alrededor y advirtió que Ryzhikov se
las mujeres. Hay pantallas coloradas y las hay verdes. había evaporado también. Vania rodeó el montón de
- ¿Son ricos los que las tienen? heno, retornó al punto de partida, contempló con
- Ricos y pobres. Pueden hacerse de papel. Hay fastidio la ciudad, volvió a mirar en torno, se recostó
quien tiene en su casa una pantalla estupenda y nada sobre la pila de heno y quedó pensativo.
más. En esas casas no hay nada que se pueda birlar. Acordándose súbitamente, metió la mano en el
Es un verdadero engaño… bolsillo, rebuscó en él, le dio la vuelta: los diez
- ¿Robar? -preguntó Vania. rublos habían desaparecido también.
- Nosotros no decimos "robar", sino "birlar". Vania dio unos cuantos pasos hacia la carretera,
- Yo me voy mañana mismo a ésa... a la colonia pero se detuvo: no tenía por qué ir a la ciudad.
Primero de Mayo.
- También allí se puede birlar algo. Lo que hace 9. Los machos cabríos.
falta es tiento. Había transcurrido un mes entero después de los
- ¿Para qué? acontecimientos descritos.
- ¡Pues sí que eres tonto! ¡Tonto de remate! Muy de mañana, un miliciano joven, marcial y
¿Cómo que "para qué"? cumplidor despertó a Igor en la comandancia y le
- ¿Irse allí a vivir, y después birlar? dijo:
- Pues, ¿qué te crees? - ¡En marcha, camarada! Ya tendrás tiempo de
- ¿Y luego ir a parar a la cárcel? dormir en la colonia, y yo necesito estar de vuelta a
- ¡Primero hace falta que te echen el guante! las nueve.
- Pues a Igor ya se lo han echado. Igor se puso con premura la chaqueta, debajo de
- Porque es idiota. ¿A quién se le ocurre meterse la cual ya había camisa. Cierto que una camisa corta
con Correos? De todas maneras, no le pasará nada: es y de algodón, pero él sabía sacar graciosamente su
menor de edad. cuello amarillento por encima del de la chaqueta.
Ryzhikov tomó otra brazada de paja. . Los porteros barrían las calles con escobas secas,
- El guarda de nuestra estación... se murió, y a su pero el polvo se levantaba de mala gana sobre las
hijo Mishka lo mandaron también a la colonia aceras. La mañana era clara, diáfana, tonificante. Igor
Primero de Mayo. Escribió desde allí. se sentía feliz de entrar "en la vida nueva" una
- ¡Primero de Mayo! -Ryzhikov extendió la paja, mañana como aquélla.
la aplastó con los pies y se tendió-. ¡Anda, acuéstate! La vida nueva no interesaba gran cosa a Igor. Era
Vania guardó silencio y se tendió también. Polina Nikoláievna, la de la Comisión de Menores,
Las estrellas ardían en el cielo. A su luz, los quien a cada instante repetía: "vida nueva", "vida
desaliñados montones de paja parecían grandes nueva". Igor amaba la vida en general, sin meterse a
construcciones negras. discernir si era nueva o vieja. Nunca había pensado
*** en el mañana ni en el ayer. Pero cada nuevo día
Vania se despertó temprano, pero era ya de día. El cautivaba siempre su atención: era para él una página
sol se asomaba por detrás de la pila de heno. Tendido sin abrir, y se recreaba dándole la vuelta sin
a la sombra, Vania sintió frío. Se levantó de un salto, apresurarse y mirando con ojo curioso los nuevos
con la ropa llena de paja, y miró a la ciudad. De día relatos que le brindaba. Aquella mañana se le hacía
era distinta. En algunos puntos ardían los faroles, ya mucho más agradable porque en el curso de un mes
superfluos, y el del paso a nivel continuaba arrojando había vuelto páginas muy monótonas, y hasta
su intensa luz. empezaba ya a habituarse a semejante uniformidad.
La ciudad era ahora más interesante y compleja, No era la primera vez que comparecía ante la
aunque no tan bonita. ¿Qué importaba? Fuera como Comisión de Menores; y tampoco ésta encontró allí
12 A. S. Makarenko

nada nuevo. Polina Nikoláievna, una mujer bajita, de ovejas descarriadas. Quizás la compasión se reflejara
nariz puntiaguda, muy inteligente y bondadosa al nítidamente en el rostro de Igor, pues Polina
parecer, a quien conocía de tiempo atrás, le preguntó Nikoláievna bajó la vista con gesto doliente, y su
con apenada cortesía por sus padres, por el estudio y lápiz repiqueteó en la mesa un tanto nervioso.
por qué se había dado a la mala vida. Mientras duró Se acercó un individuo que vestía bata blanca.
la conversación, Polina Nikoláievna no iba mirando, Tenía el hombre aquel una revuelta melena que
como el año anterior, un gran pliego con el arrancaba muy bajo, casi junto a las cejas. ¡Los
encabezamiento: "Orden del interrogatorio", pero le globos de sus ojos, muy grandes y surcados de
hizo las mismas preguntas. El contestó cortésmente. diminutas venillas rojas, casi se le escapaban de las
Comprendía que Polina Nikoláievna prestaba órbitas. Parecía como si aquel hombre de pulcra bata
honrado servicio a gente como él, por una retribución blanca llevara acuestas un fardo superior a sus
harto modesta y que debía serle grato conversar con fuerzas. Polina Nikoláievna dijo fatigada:
una persona decente aunque sólo fuese de vez en - Pase al gabinete, Cherniavin. Este camarada
cuando. Igor era amigo de complacer a los demás, y debe realizar algunas pruebas de sus aptitudes para el
por eso hablaba con Polina Nikoláievna en un tono trabajo...
caballeresco, cosa nada difícil para él. Polina Igor había sido ya objeto de tales investigaciones,
Nikoláievna, golpeando la mesa con el lápiz, sólo que las veces anteriores el de la bata blanca era
preguntaba: otro. Se levantó sumisamente de la silla, y el
- ¿Su padre es profesor? siguiente trecho del camino de su vida (él no acertó a
- Sí. colegir si era vieja todavía o si era nueva ya) lo
- ¿En Leningrado? recorrió en pos del hombre de la bata. No fueron muy
- Sí. lejos. Entraron en un cuartucho contiguo con
- ¿Por qué no quiere usted reunirse con él? muebles pintados de blanco. Allí lo sentaron en una
- No me gusta su carácter. Es grosero, insensible, silla, y el hombre de la bata dijo a otro hombre de
engaña a mi madre, y no puedo vivir a su lado. bata también.
- ¿Disputaban ustedes a menudo? ¿Tenían grandes - ¡El laberinto de Parteus!
altercados? Un desagradable repelo de frío recorrió la espalda
- No; no me hablaba con él. de Igor, quien, ante la mesa blanca, comenzó a
- Ya podía usted tener compasión de su madre, pensar si, efectivamente, no debería iniciar una vida
Igor. más tranquila. Pero, al ver que desplegaban sobre la
- Lo siento en el alma, pero mi madre no quiere mesa un ancho cartón con cuadros y rayas, cobró
separarse de él. ánimo. El de los ojos saltones se apoyó en la mesa y
- Igor, usted es un chico bien educado..., ¿hasta dijo con voz un tanto trémula:
cuándo va a andar metido en todas estas... aventuras? - Usted se halla en el centro de este laberinto, ¿me
- Polina Nikoláievna: no queda otro remedio. Ya entiende? Y debe encontrar la salida. Tome este lápiz
es la segunda vez que me vuelven a la fuerza a casa y muéstrenos cómo se las arreglaría para salir.
de mi padre. De todas maneras, no me quedaré con Igor miró a los dos hombres, pero se abstuvo de
él. protestar. Tomó el lápiz y, sonriente, se inclinó sobre
- ¿Y si no lo mandamos con su padre? el laberinto. Arrastró el lápiz hacia la salida, pero
- A mi juicio, sería estupendo. pronto fue a parar a un callejón que no la tenía. Tras
- ¿Dejaría usted de hacer trastadas? la ventana, muy grande; sonaron unos golpes. Igor
- Confío en que sí. miró y vio en un balcón a una muchacha sacudiendo
- ¿Por qué confía? con un fino palo una alfombra colgada en una cuerda.
- Porque usted ha conversado conmigo. Igor volvió a pensar que debería, en fin de cuentas...
Polina Nikoláievna lo miró agradecida: ¡el diablo sabía qué! En aquel instante, el de los ojos
- ¿Le serán de provecho mis palabras? saltones le quitó el cartón de debajo de las manos y
- Creo que me ayudarán mucho. puso otro en su lugar. Era un nuevo laberinto. En un
- ¿Qué hacer con usted, Igor? ¿Conversar todo el ángulo se veía un macho cabrío regalándose con unos
día? Debo ocuparme también de otros. frutos prohibidos, y en el otro, una muchacha con
Al decir esto, Polina Nikoláievna señaló con el una vara en la mano. Tenía cierta semejanza con la
lápiz a la puerta, tras la cual aguardaban otros del balcón. Igor sonrió, miró al balcón y cayó en la
muchachos, en un angosto corredor. La cara pálida y cuenta: pasaría mucho tiempo antes de que la
enjuta de Polina Nikoláievna, la blanca y fina tirilla muchacha llegase hasta el macho cabrío, que lograría
de encaje de su cuello y hasta el ágil e inquieto lápiz darse un buen hartazgo. Igor levantó la vista hacia el
con que accionaba, expresaba su sincera pena por no hombre de la bata.
poder tomar a Igor de la mano y ser su guía en la - ¡Una construcción poco práctica!
difícil senda de la vida. Comprendiéndolo así, Igor se - ¿Qué es poco práctico?
compadeció: ella debía preocuparse también de otras - Pues esto... ¿A qué tanto patio? El animal tiene
Banderas en las torres 13

campo para hacer lo que quiera. mapas, sintió que el dolor, denso, bullía en su alma.
- Si sigue usted mirando aquí y allá, no resolverá Le pareció que una mano recia subrayaba en ella su
nada. soledad, los sucesos de los últimos fastidiosos días, el
Igor se concentró en el cartón. El macho cabrío abandono del simpático Vania en la estación, la
era tan bonachón, que no le pareció bien molestarlo: radiante infancia pasada para siempre, la imagen de
- ¿Sabe lo que le digo? ¡Dejemos que paste ahí! la madre y los viejos pesares: el padre irascible, infiel
- ¿Cómo es eso? -gritó el de los ojos saltones. y extravagante, y otra gente, cruel y fría.
- Creo que no se perderá gran cosa. Unos arbustos Sobre la mesa había una larga caja dividida en
de mala muerte. compartimentos. El hombre de los ojos saltones le
- Imagínese que son matas de frambuesa. dijo:
- No lo creo. Es un temor vano el de usted. - Siéntese.
- ¿Dónde ha aprendido a contestar así? -gritó el de Todo esto lo recordaba Igor Cherniavin mientras
la bata, y tiró con fuerza del cartón. caminaba con el miliciano por las anchas aceras
- ¿Hacemos el experimento de la flauta? -inquirió iluminadas por la luz de la mañana. El último mes
el otro. había sido triste, un mes anodino y tonto. Polina
- No -respondió, seco, el de los ojos saltones, y se Nikoláievna lo persuadía para que comenzase una
acercó al lavabo, donde estuvo largo rato frotándose nueva vida; los hombres de las batas colocaban ante
los dedos, uno por uno. él cartones y más cartones. El aburrimiento, fue
Luego salió al corredor e invitó a Igor a que le mucho mayor cuando Igor se resignó con su suerte y
siguiera. aprendió a encontrar la salida de todos los laberintos
- Vamos. y a ensartar un hilo por los agujeros de una flauta. Al
Junto a la mesa de Polina Nikoláievna, el hombre principio ejecutaba todos estos ejercicios mofándose
se dejó caer cansadamente en una silla: de sí mismo, de los machos cabríos y de los
-¿Qué tal? -preguntó la mujer. individuos con batas; pero luego lo hacía todo con
- Flojo. Muy flojo. El resultado es nulo. Distraído, sombría seriedad de experto. Para matar el tedio,
falto de inventiva, carece de imaginación. realizó un pequeño esfuerzo y se ganó las simpatías
- ¿Qué está usted diciendo? Lo que se requiere es de los hombres con bata, a quienes ayudaba a
reducirle la inventiva a la mitad, y usted me viene comprobar las aptitudes de otros muchachos. Lo
con que no la tiene. Tome y lea. único que no aprendió fue a anotar y calcular. Los
Le alargó una carpeta bastante abultada. El de la preceptores no consagraban a nadie en sus misterios,
bata se la llevó hasta los ojos y empezó a mover la cuya significación ocultaban con palabras
cabeza de derecha a izquierda, recorriendo los incomprensibles como "test" o "correlación".
renglones: El gabinete era más entretenido que la
- Eso no quiere decir nada, Polina Nikoláievna. comandancia: a Igor le disgustaban la ruidosa y
No sabemos si será iniciativa o espíritu de imitación. harapienta multitud de niños vagabundos, sus burdas
Estos papeles -dijo agitando la carpeta- no bromas y su incultura. En el gabinete podía decir con
demuestran nada. altivez de sacerdote a algún novato:
- Pues yo le aseguro que se equivoca. Le ruego - Señor, hasta que este sollo no atrape a este
encarecidamente que vuelva a examinarlo. Verá miserable pececillo, no saldrá usted de aquí.
usted que se engaña. - ¿Vea dónde ha ido a parar el balón? Tráigalo
El de los ojos saltones se levantó ofendido y se hasta la red de voleibol. Se prohíbe tirarlo. Llévelo
encaminó a su habitación, diciendo: en la mano. ¿Saltar por encima de la valla? Olvídese
- ¡Está bien! de sus costumbres callejeras.
- ¿Qué hace usted sentado? -se dirigió Polina Situándose a espaldas del novato, observaba con
Nikoláievna a Igor. fría mirada los vanos intentos del sujeto analizado,
El muchacho siguió con los ojos al de la bata que terminaba por decir con desencanto:
blanca y, cuando la puerta se hubo cerrado tras él, - Jugando así nunca se gana.
preguntó confidencialmente: - Usted, míster, no debe ganar. Los únicos que
- ¿A qué viene todo esto, Polina Nikoláievna? ganamos aquí somos nosotros.
Ella alzó la vista hacia el muchacho: Lo lamentable era que, en comparación con los
- Es necesario. amos del gabinete, Igor ganaba poca cosa: un
- No comprendo por qué. bocadillo de más durante el desayuno. Comparadas
- Están probando sus aptitudes. con ello, sus empresas en Correos eran mucho más
- ¿Y para qué necesitan conocer mis aptitudes? lucrativas, aunque en materia de equipo técnico
- Igor, vaya y no discuta. fuesen mucho más sencillas.
El muchacho entró nuevamente en la habitación y Igor recordaba abochornado sus triviales y
se detuvo en silencio junto a la pared. Mientras los vergonzosas actividades en el gabinete, fruto todas
hombres de las batas revisaban carpetas, cajones y ellas de la horrible mala suerte que tuviera con el
14 A. S. Makarenko

dinero de la abuela. No obstante... las páginas de tejados a manera de torres en las que flameaban las
aquel pretérito habían sido vueltas ya. El nuevo día banderas.
corría al encuentro; al principio desfilaron las El miliciano e Igor avanzaron por el empedrado,
conocidas calles céntricas; vinieron después lugares que ahora corría ya a lo largo del edificio, del que los
nuevos: un malecón estrecho y sucio, una plaza de separaba una ancha franja de floridos arriates. Hacía
abastos, atestada de carretas, y la avenida mucho que Igor no veía tantas flores. Entre los
Joroshílovka, generosamente techada por el cielo. macizos serpeaban limpios senderos de arena dorada;
Las casitas de la avenida eran pequeñas, entre ellas por uno de ellos, del lado de Igor, iban dos
florecían jardines, y por delante se deslizaba el muchachas, dos muchachas auténticas, ¡qué diablo!,
tranvía, corretón, rápido, alegre. Pero se terminó la bonitas y acicaladas. Una de las dos, de naricilla
Joroshílovka; la calzada seguía por entre campos de respingona y ojos alegres y vivarachos, miró a Igor y
lozano verdor, y el tranvía rodaba por raíles tendidos dijo a su amiga, una morena de ojos negros:
sobre traviesas, como si fuera un tren. Las franjas - ¡Un chico nuevo! ¡Fíjate, lleva chaqueta!
verdes, la carretera, el tranvía, todo iba hacia un Igor se ruborizó ligeramente y volvió la cara. A
bosque de robles. Al mismo robledal llegaron el decir verdad, ¿qué tenía de particular que llevase
miliciano e Igor. De la carretera partía un camino chaqueta?
empedrado. Lo atravesaba un rótulo de tela metálica Por la acera, junto a la entrada, había gente
en el que ponía con letras doradas: paseando: adolescentes, niños, mocitas. A algunos de
los muchachos comenzaba a apuntarle el bigote...
COLONIA PRIMERO DE MAYO Vestían de modo distinto, pero se notaba, por los
lamparones de grasa, que llevaban ropa de trabajo.
10. Las primeras impresiones. Los chicos iban de pantalón corto y descalzos. Las
Cubrieron el camino rápidamente. El miliciano muchachas, como siempre, más compuestas.
estaba contento de terminar su comisión de servicio; - Es gente seria -dijo Igor como para sí, sonriendo
Igor, de entrar en la "nueva vida". al miliciano, que no advirtió la sonrisa.
Al final del camino -que no tardó en salir a un A la puerta del edificio, abierta de par en par,
campo, un auténtico centenal saturado de las había un mozalbete de unos trece años, frente ancha
fragancias de la tierra, con flores en las lindes- se y ceño adusto, que, entre aquella animada y tranquila
divisaban unos tejados. Más allá, hasta el propio muchedumbre, descollaba por su aspecto,
horizonte, se extendía un bosque en cuyo lindero extraordinariamente oficial: botas, pantalón de
estaba recogida la colonia. En uno de los edificios, en montar, polainas, camisa azul marino metida en el
dos elevadas astas, ondeaban dos banderas estrechas pantalón, estrecho cinturón negro con hebilla,
y largas. Igor, que sólo había visto banderas emblema dorado en una manga y ancho cuello
parecidas en los palacios de las láminas de los blanco, impecablemente limpio, aunque un tanto
cuentos que leyera mucho tiempo atrás, preguntó: arrugado. Sostenía con ambas manos, por el extremo
- ¿Ahí viven? del cañón, un fusil verdadero, con la bayoneta calada.
La pregunta extrañó al miliciano: Igor clavó los ojos en aquella figura, pero otras
- Pues claro. ¿Dónde van a vivir? impresiones distrajeron su atención. Dos chiquillos
- ¡Qué banderas tienen!... ¡Es curioso! salieron del edificio a todo correr y tiraron por un
- Sí, lo de las banderas es verdad. Aquí todo es... sendero. El de detrás gritó:
raro. Pero la gente es buena y vive bien. - ¡Vaska, Vaska! ¡Espera! ¡Las llaves las tengo
Igor se encogió de hombros y hundió las manos yo!
en los bolsillos. No podía apartar la vista de las dos También captó Igor otras palabras, pero se
estrechas banderas agitadas por el viento. Las astas referían a sucesos desconocidos que, sin duda, debían
se alzaban en dos torres que coronaban la casa. ser dramáticos:
- Y tienen torres, como en una fortaleza. - ¡Alexéi lo ha llamado y le ha dicho que lo
- Simplemente, el edificio es así, pero no puede encuentre!
compararse en nada con una fortaleza -replicó el - ¡Oh!
miliciano. - Le ha advertido que, si no le encuentra, se tratará
Igor no quiso discutir. De todos modos, las dos en la asamblea general.
torres recordaban una fortaleza y eso, aun siendo - ¡Ay, ay, ay!
atrayente, inspiraba recelo: en todo caso, Igor no Otra circunstancia extrañó a Igor: camino de la
pensaba vivir en una fortaleza. Pero, cuando se colonia había experimentado una gran desazón, pues
aproximaron, vio que, efectivamente, no había esperaba que los colonos se le iban a echar encima
fortaleza alguna, sino un vasto edificio gris de dos con preguntas, observaciones y mofas, sobre todo
pisos y bellos contornos. En sus paredes brillaba algo porque se daba la circunstancia particular de que iba
así como diminutas chispas. Unos miradores, conducido por un miliciano. Ahora, en cambio, hasta
sobresaliendo de la fachada, se elevaban sobre los se sentía zaherido: tanta gente en derredor, y nadie le
Banderas en las torres 15

hacía el menor caso, como si él y su guardián no - A la... orden... Lo llama-remos...


existiesen. Sin embargo, era evidente que su Pasó al interior, y el zagal del fusil quedó allí
aparición entre los macizos de flores no había pasado como único blanco para Igor Cherniavin, que le
desapercibida para nadie, que cada cual había puesto preguntó sonriente:
una nota bene a su figura, una nota bene - ¿Y si se me ocurriera... entrar sin permiso?
indudablemente irónica. Igor pensó: "¡Gente ¿Dispararías?
maligna!" Pero en esto comenzó a ser objeto de El chicuelo bajó la vista hacia la culata del fusil y
mayor atención. Por el sendero, muy cerca de él contestó con voz de bajo...
pasaba un chico de ojos negros y pantalón corto, - Disparar, no dispararía, pero un culatazo en la
silbando y mirando a su alrededor. Se veía que testa no te lo quitaba nadie.
llevaba una dirección concreta, que iba a donde El chico se sonrojó al decir eso y se volvió de
necesitaba ir. El chico aquel había echado desde lejos espaldas, como enfadado. Igor soltó una risotada y
a Igor una rápida ojeada y volvió a hacerse el miró con asombro al centinela.
distraído pero, al pasar junto a él dijo: - ¡Vaya genio! -dijo.
- Tío, ¿dónde se ha dejado usted la corbata? El muchacho lo miró de soslayo y se sonrió de
Igor no cayó en que se había dirigido a él y miró pronto, mas, al oír un rumor a su derecha, en la fría
en derredor. Pero acto seguido adivinó que, a juzgar penumbra del vestíbulo, se cuadró, echándose el fusil
por los trajes, allí no podía haber más problema de al hombro. Apareció en el escalón un muchacho que
corbata que el suyo, pues la vestimenta de los demás frisaba en los dieciséis años. Su traje era como el del
no requería corbata alguna. Pero cuando hubo atado centinela, con la única diferencia de que llevaba en la
cabos y quiso alcanzar con la mirada al rapaz de los manga izquierda un brazalete rojo. Igor comprendió
ojos negros, éste se había confundido ya entre los que se trata del jefe de guardia. Además, el centinela
otros, y era imposible identificarlo. le dijo, señalando Igor:
En aquel preciso instante salió de la casa otro - Volenko, han traído a un chico...
chiquillo, también descalzo y con pantalón corto, de El rostro de Volenko era fino, inteligente, pálido.
unos doce años, guapote, lozano y, al parecer, un Su boca tenía una expresión muy severa: los labios,
tanto presumido. Al andar hacía gala de peculiar nerviosos, parecían siempre prestos a pronunciar una
soltura y firmeza, y sus grandes ojos oscuros miraban reprensión.
como si fuera el amo de todo. Se detuvo el chico al El jefe de guardia se aproximó al miliciano y miró
borde del único escalón, levantó una larga trompeta de pasada a Igor:
con fulgores de plata, se humedeció con presteza los - ¿Trae usted algún documento?
labios y, enfilando el instrumento hacia arriba, El miliciano abrió un cuaderno:
rompió a tocar. Era una señal: breve, intermitente, - Traigo este papel. Firme usted aquí.
floreada al final con una coletilla jocosa y zumbona. Volenko firmó y le devolvió el cuaderno:
El muchacho la tocó una sola vez, bajó la trompeta, - ¿Nada más?
contempló sonriente a los chicos más inmediatos y, - Nada más...
de pronto, saltó del escalón y salió corriendo. Al Igor tendió la mano al miliciano y se sonrió:
llegar a la esquina de la casa, se detuvo y reprodujo - Espero que no nos volveremos a ver.
la señal. Igor no pudo contenerse, y preguntó al chico - ¿Quién sabe? -respondió con fina sonrisa el
que tenía más cerca: miliciano y, saludando militarmente a Volenko,
- ¿Qué es lo que toca? emprendió el camino de regreso.
- ¿Quién? ¿Begunok? Toca a trabajar... Volenko, que había estado observando la
Al cabo de medio minuto, no salía de la casa más despedida, dijo a Igor:
que algún rezagado que corría a toda prisa en pos de - Vamos.
los demás. Quedó allí el mozalbete del fusil, y a él se
dirigió el miliciano: 11. Coloquios de hombres cultos.
- ¿A quién debemos presentarnos? Aquí he traído Igor entró en el vestíbulo y retrocedió un paso. Lo
al amigo... asaltó la idea de que aquello era un malentendido, de
El centinela lo escuchó muy serio, mas, por lo que lo habían llevado allí por equivocación. Volvió
visto, no sabía qué responder, y dijo: la cabeza hacia Volenko y luego volvió a mirar
- ¡Ahora! adelante. Tenía ante sí un ancho tramo de escalera
Al ver a Begunok, que regresaba pausadamente cubierto por una alfombra de terciopelo carmesí y
con su trompeta, le pidió: rematado por un rellano espacioso donde había una
- Volodia, llama al jefe de guardia. puerta de roble. En ella veíase un cristal con unas
Volodia Begunok adivinó al punto para qué se letras de oro que decían:
requería la presencia del jefe de guardia. Volviendo
la cabeza, puso en Igor los ojos, entornados, y, al TEATRO
trasponer la puerta, casi canturreó:
16 A. S. Makarenko

Junto a la entrada al teatro, el cuadrilátero de un


espejo enorme reflejaba el siguiente tramo de CLUB SILENCIOSO
escalera, otro rellano, otro espejo y -aquello era lo
más impresionante- una interminable cinta de flores Pero no fue allí donde entraron. La última puerta a
muy rojas que crecían en estrechos cajones la izquierda ostentaba la inscripción:
dispuestos a lo largo de la barandilla.
- Límpiate las suelas -dijo Volenko, indicándole CONSEJO DE JEFES DE BRIGADA.
un trapo oscuro en el suelo de baldosas.
Igor pasó revista a sus botas y no las encontró
Justamente esta puerta fue la que abrió Volenko,
sucias:
invitando con la mirada a Igor a que pasara. Igor
- Las tengo limpias.
atravesó el umbral y quedó cegado por el sol, que
Se acercó el centinela con el fusil:
penetraba a través de dos enormes ventanales.
- No las tienes limpias, sino muy sucias. Haz lo
Entornó los párpados, pero ello no le impidió advertir
que te han dicho y límpiatelas.
al instante una peculiaridad del aposento: a lo largo
Igor masculló:
de sus cuatro paredes había un diván mullido y
- ¡Esto es el acabóse!...
estrecho que describía curvas en los ángulos. Sentado
No obstante, se restregó las suelas en el trapo, que
en el rincón derecho, Volodia Begunok apoyaba la
estaba húmedo y, por ello, parecía oscuro.
trompeta en la rodilla y le sacaba brillo con un paño.
- Ahora aquí. -El centinela le mostró un
Begunok miró de refilón a Igor, pero puso los ojos en
limpiabarros con tres cepillos y, atento, frunció el
el rincón opuesto y dijo:
ceño mientras Igor ejecutaba la orden. Volenko lo
- ¿Cuándo van a comprar la pasta? Promesas y
aguardaba pacientemente en el tercero y último
más promesas. Ya me tienen harto. ¿Verdad que es
peldaño de la escalera que conducía a la parte
por mala administración, Vitia?
superior del vestíbulo. Igor estaba intrigado:
El aludido estaba en otro rincón del aposento
- Señores, ¿aquí son todos igual de serios?
sentado tras una mesita de escritorio. Vitia se levantó
A Volenko le temblequeó levemente un ángulo de
y respondió:
su adusta boca y se puso a hacer girar en torno a su
- Ahora hay poco dinero.
índice una llave sujeta a un cordón.
- ¿Tanto se necesita para eso? Treinta kopeks.
Mientras se limpiaba las botas en los cepillos,
Volodia se puso a frotar su trompeta más
Igor examinaba al centinela, de cuya tiubeteika1
enérgicamente, y no volvió a mirar a Igor. Por lo
escapaba un mechón de pelo que se rizaba en espiral
visto, en aquel instante era para Volodia Begunok un
sobre la combada frente.
fenómeno mucho menos interesante que el problema
- ¿Cuántos años tienes?
de la pasta. Pero el chico llamado Vitia se interesó
El centinela movió los labios, reprimió una
por Igor y salió de detrás de la mesa para acercarse a
sonrisa y miró a los pies de Igor con mayor severidad
él. Llevaba también pantalón corto y camisa de
aún:
lienzo, y se ceñía el talle con un estrecho cinturón
- ¡Eso no te importa! ¡Límpiate las botas!
negro. Pero Vitia no era ya un chiquillo. Tenía al
Igor alzó un hombro y tuvo un gesto de ironía.
menos dieciséis años: era persona seria y
- ¡Vamos, vamos! -le apremió Volenko.
experimentada. El ojo certero de Igor lo advirtió al
Torció a la izquierda por un pasillo en cuya parte
instante.
derecha había otra puerta de roble en la que se leía en
La mirada de Vitia era rápida, aguda y un tanto
vistosas letras doradas:
socarrona. Recogiendo un voluminoso paquete que le
daba Volenko, lo tiró sobre la mesa:
COMEDOR - ¿De la comisión?
- Sí.
La puerta se abrió y del comedor se asomó una Igor le hizo una cortés reverencia. Vitia se la
muchacha de unos catorce años, con bata blanca, que devolvió, con leves visos de irónico remedo.
preguntó: Begunok soltó una sonora carcajada, tendiéndose en
- Volenko, ¿no has desayunado todavía? el diván y agitando las piernas. Igor pasó la mirada
- No, Lena. Déjanos algo al nuevo y a mí. por todos los presentes. Vitia se sentó a la mesa,
- Está bien -respondió la muchacha, y cerró la tomó el sobre y leyó lo que decía:
puerta. - ¿Igor Cherniavin? Mucho han escrito de ti...
A un lado del pasillo había grandes ventanales y Sin embargo, lejos de interesarse por lo que
al otro, varias puertas, entre las que pendían, en contenía el sobre, se aproximó de nuevo a Igor, que,
grandes marcos, periódicos murales o algo por el deseoso de evitarse preguntas superfluas, dijo:
estilo. Al final había otra puerta con un letrero: - Han escrito mucho por muy poca cosa. Se trata
de una pequeña irregularidad al cobrar un giro.
1 Vitia le replicó a bocajarro, con una sonrisa
Gorrito redondo con bordados. (N. del T.)
Banderas en las torres 17

retozando en los ojos: silencio un instante y luego dijo con acento de hastío,
- Escucha, amigo: aquí a nadie le interesan tus arrastrando las palabras:
irregularidades pasadas, ¿te enteras? A nadie le - Bue-no... ¿Sabes lo que es el Dnieprostrói?
interesan. Lo que interesa es lo siguiente: ¿piensas - ¿Cómo?
escapar o quedarte? - El Dnieprostrói... ¿Sabes lo que es el
Begunok levantó la cabeza y se sonrió lentamente. Dnieprostrói?
Igor miró en torno. Intención de fugarse no tenía, - ¿El Dnieprostrói? Eso es... una estación.
pero tampoco estaba bien claudicar tan a la ligera, y - ¿Una estación?
por eso respondió: - Sí, una estación... Hay allí un puente y... una
- Ya veremos. estación.
- Me gusta la respuesta -dijo afable Vitia-. Bueno, Begunok, entusiasmado, dejó escapar una aguda
vamos a ver a Alexéi Stepánovich. risotada, la boca tapada con las manos.
Fue entonces cuando vio Igor que el diván lo - Perdón... Parece que allí no hay ningún puente.
cortaba en un sitio una estrecha puerta con otra Igor vio el esfuerzo que le costaba a Begunok
inscripción: reprimir la risa, apretándose los labios con las manos.
Volenko no sonreía, pero el labio inferior le temblaba
DIRECTOR DE LA COLONIA casi imperceptiblemente.
Alexéi Stepánovich movió la cabeza, sin dejar de
Vitia abrió, e Igor se vio, inesperadamente, en el hojear el libro:
despacho. Tras él entraron Vitia y Volenko. - ¡Es una vergüenza! ¡Sencillamente una
Begunok, dejando la trompeta en el diván, se coló de vergüenza! ¡Un hombre culto! ¡Ha hecho siete
rondón con suma habilidad; por lo menos, Igor no se grados en la escuela y dice cada tontería! Hay que
dio cuenta de su presencia hasta que no lo vio junto tener un poco más de amor propio, camarada
al escritorio. Volodia se acodó en la mesa y, Cherniavin.
descansando la barbilla entre las manos, fijó la - Se me ha olvidado, camarada director...
mirada en el director. - ¿Qué es lo que se te ha olvidado?
El director estaba hojeando un libro. Su figura no - Pues eso. El Dnieprostrói.
tenía nada de extraordinario: bigotes recortados, - El Dnieprostrói es algo que no se puede olvidar.
lentes y cabeza rapada al cero. Levantó los ojos hacia ¿Me entiendes? ¡No se puede olvidar! Además... has
Igor, y también los ojos eran corrientes: grises y un dicho... que los grados superiores no son para todos.
tanto fríos. Eso... tampoco es muy ingenioso.
- Alexéi Stepánovich, un recién llegado -dijo - Lo dije en el sentido de que...
Vitia, señalando a Igor con la mano. - Sentido tiene muy poco. Esa cantidad de sentido
Igor inclinó cortésmente la cabeza, y Volodia no me satisface. Es poco, ¿entiendes?
Begunok no pudo evitar una sonrisa, que quedó Alexéi Stepánovich clavó los ojos en los de Igor.
impresa largo tiempo en sus labios. Era indudable Este vio entonces que el rostro del director no tenía
que Alexéi Stepánovich había notado la sonrisa de nada de frío ni de aburrido: su expresión era viva y
Volodia y conocía la causa, pero aparentó no haber exigente. El muchacho respondió:
visto nada. - Entiendo, camarada director.
- ¿Cómo te llamas? - ¡Vaya! Eso me gusta más. Está dicho con mucho
- Igor Cherniavin. más talento. Y ahora, otra pregunta: ¿eres buen
¿Has estudiado en la escuela? compañero?
- Sí. He terminado siete grados. Los ojos de Alexéi Stepánovich miraban ahora
- ¿Por qué tan pocos? con ironía, como si su pregunta encerrase una celada
Alexéi Stepánovich se reclinó contra el respaldo que ni siquiera trataba de ocultar. De ahí que Igor
del sillón con una expresión de disgusto en su inquiriese:
semblante. Sus ojos miraban a Igor con - ¿Que si soy buen compañero?
desaprobatoria frialdad. Pero Cherniavin había estado - Sí. ¿Eres buen compañero o... regular?
siempre persuadido de que su instrucción rebasaba el En rigor, la pregunta era fácil de contestar. Igor
promedio necesario para vivir. Por ello creyó que el respondió gustoso y seguro:
director bromeaba y, con muestras de vivo asombro, - Sí, puedo decir que no soy mal compañero.
se encogió de hombros y dijo: Alexéi Stepánovich sonrió de repente con aire
- ¿Pocos? ¿Siete grados son pocos? sencillo y amistoso, y en su sonrisa había algo
- ¿Acaso no lo sabes tú? Existen el octavo, el travieso, casi pueril: solamente los niños abren los
noveno, el décimo. labios con tanta franqueza, mostrando el alma al
- Sí, pero eso no es para todos. sonreír.
Alexéi Stepánovich no prestó atención a la - ¡Bravo! ¿Sabes que no eres nada tonto? Eso me
respuesta de Igor. Se puso a hojear el libro, guardó gusta. Bueno... está bien. Ya nos irás conociendo más
18 A. S. Makarenko

de cerca. Vitia, ¿dónde tenemos sitio? al detenerse ante Volenko, se tambaleó:


- En la octava brigada hay un puesto vacante. - ¡Camarada jefe de guardia! El camarada Zajárov
- Muy bien. Te mandaremos a la octava brigada. me ha dado permiso hasta las cuatro para ir a la
Su jefe es Nesterenko, persona seria. Tú eres un poco ciudad.
guasón, ¿verdad? Volenko se mostró extrañado:
Igor se sonrojó ligeramente. - ¿Con esa ropa?
- Un poco. - No, con ésta no; sólo vengo a avisarte. Me
- No le hace. En la octava brigada hay exceso de mudaré... Ahora mismo me pongo el traje de gala.
gente seria. Descansa un poco, y luego, manos a la Volenko siguió andando:
obra. ¿No piensas fugarte? - Te mudas y te presentas a mí para que yo lo vea.
-Esta vez Igor no quería decir "ya veremos"; no Esta vez hasta las manos de Begunok
obstante, recordó su anterior contestación y miró a abandonaron la posición de firme.
Vitia, quien, sencilla y firmemente, respondió por - ¡Cómo es eso, Volenko! No soy ningún novato.
Igor, sonriendo apenas con los ojos: Otros jefes de guardia me dejan salir siempre y...
- No, Alexéi Stepánovich: no piensa fugarse. confían en mí. Me mudaré de ropa sin falta.
- Me alegro. De manera que... Volenko, encárgate - Ya lo veré yo.
tú del asunto. Volodia decayó un tanto, abatió los hombros,
Volenko se cuadró: pronunció lúgubre y de mala gana el acostumbrado
- ¡A la orden! "¡A la orden!" y les cedió el paso.
Quince minutos después, cuando Volenko
12. Desconfianza total. conducía a Igor al baño, Volodia compareció de
Todos salieron del despacho excepto Volodia nuevo:
Begunok. Volodia retiró los codos de la mesa: - Camarada jefe de guardia. ¿Puedo marcharme?
- ¡Alexéi Stepánovich! Volenko había puesto ya el pie en un escalón,
- ¿Qué hay? pero, al oír la voz, volvió la cabeza, examinó
- Necesito a más no poder treinta kopeks para atentamente a Volodia, le tanteó el cinturón, le echó
pasta. un vistazo a las botas y le arregló el cuello blanco.
- ¿Treinta kopeks? Bueno, se lo diré al Sobresaliendo de él, resplandecía con belleza
administrador. indecible el rosado semblante de Begunok. Sus
Volodia quedó en posición de firme, pero alargó grandes ojos castaños no se apartaban de los del jefe
el cuello, y sus ojos adquirieron una acusada de guardia y cambiaban poco a poco de expresión,
expresión de enfado y de ruego encarecido: pasando de un recelo azorado a un orgullo triunfal.
- ¡No la comprará! Palabra que no... Dirá... Volenko no le tocó la tiubeteika, pero dijo enfadado:
- Bueno. Toma treinta kopeks para la pasta y - ¡Qué moda es ésa! ¿Por qué llevas siempre
veinte para el tranvía. ladeada la tiubeteika?
- ¿Puedo ir ahora? La rápida mano de Volodia enderezó la
- Sí... Hasta las cuatro. tiubeteika, y la expresión de orgullo se atenuó en sus
Alborozado, ruidoso, saludando con la rapidez de ojos.
un relámpago, Begunok dijo: - ¿Tenéis espejo en vuestra habitación? Hay que
- ¡A la orden, Alexéi Stepánovich! mirarse al salir. ¿Llevas dinero para el tranvía?
Salió a escape del despacho, pero luego entreabrió - Sí.
la puerta y asomó la cabeza. - Enséñamelo.
- ¡Gracias! -casi gritó. - ¡De verdad que llevo! ¡Mira que eres
Volodia atravesó el corredor y pasó junto al desconfiado!
centinela a extraordinaria velocidad, pero hubo de - ¡Enséñamelo!
regresar con idéntica rapidez para preguntarle: La pequeña mano de Volodia se abrió a la altura
- ¿Dónde está el jefe de guardia? ¿Dónde está del cinturón, y sobre ella se inclinaron dos cabezas
Volenko? tocadas con tiubeteikas doradas.
Apoyado en el fusil, el centinela arrugó el - Treinta kopeks para la pasta y veinte para el
entrecejo: tranvía.
- ¿Volenko? Se ha ido para allá con ese chusco... - Ten cuidado, porque de todos modos me
Para allá. enteraré; hay que sacar billete y no viajar de
Volodia corrió en la dirección que le había extranjis. Ya sé yo cómo ahorráis.
indicado el centinela. Siguiendo por la acera de losas, - ¿Cuándo he ahorrado yo algo, Volenko? Tú
dobló la esquina y salió a un espacioso patio donde siempre... tan desconfiado.
había varias dependencias administrativas. En mitad - Ya os conozco... Puedes marcharte.
del patio vio a Volenko y a Cherniavin, que se - ¡A la orden!
dirigían al almacén. Volodia los alcanzó jadeante y, Esta vez, Volodia dijo "¡A la orden!" sin ningún
Banderas en las torres 19

enfado. la que buscaba: "Inspub". Por fin, se le ocurrió


preguntar. Un hombre de edad, tocado con sombrero,
13. La "isplotacion". le indicó con el bastón una casa enorme, ante la que
La ciudad era grande, y su mejor calle llevaba el se extendía una anchurosa plaza:
nombre de Lenin. En lo alto de la calle se erguía un - ¿Inspub? Está en el Comité Ejecutivo del
blanco edificio con columnas: un teatro. Abundaban distrito. Allí...
los escaparates vistosos, pero Vania Gálchenko Vania había examinado tiempo atrás la casa en
caminaba tristemente por entre el público y los cuestión, e incluso había leído las placas de la
escaparates. Ya no llevaba calcetines, tenía la cabeza entrada, sin encontrar la palabra "Inspub". No
sucia y desgreñada y sus botas habían adquirido un obstante, creyó lo que se le decía y se encaminó al
matiz amarillento. edificio.
Vania había vivido un mes difícil. La mañana en Volvió a leer los rótulos de la puerta; los leyó
que, junto al montón de paja, se vio robado y distraído, pues sabía perfectamente que allí no
ofendido, lloró un poco y pensó mucho, pero no se le figuraba la palabra "Inspub". Luego recordó que en
ocurrió nada. Continuaba cavilando cuando, otra puerta, en una plazoleta asfaltada, había una
transpuesto el paso a nivel, entró en "su" calle. Al ver escalerilla con un rótulo. Halló aquella entrada. En
la terracilla en que el día anterior estuvo limpiando efecto, había un letrero que decía:
botas, se le encogió el corazón.
Así comenzaron sus días difíciles. DELEGACIÓN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA
No pudo enterarse de dónde estaba la colonia DEL DISTRITO
Primero de Mayo. Preguntaba en las calles a los
transeúntes, pero la mayoría le contestaba que no Pues no: tampoco era aquello. Pero allí vio Vania
sabía dónde quedaba aquello y otros seguían con un algo que, aun sin guardar relación con "Inspub", era
mudo ademán de fastidio. Vania tenía miedo de de indudable importancia: en la plazoleta asfaltada
acercarse a los milicianos. Temía también a los había nada menos que cuatro limpiabotas, chicos
chicos vagabundos y procuraba esconderse en todos ellos. A su lado, la gente esperaba turno. Un
cualquier parte cuando veía acercarse alguna detalle cautivó la atención de Vania: una caja vacante
pandilla. En pocas palabras, no se habituaba a la gran con dos cepillos. Observó que sobre la seductora
ciudad, populosa y compleja. En la estación donde instalación caían las miradas de los que, para matar el
antes viviera, todo era más sencillo y comprensible. tiempo mientras les llegaba el turno, leían los
Preguntó a una mujer joven que iba empujando un carteles, pues no había otro remedio que esperar: por
cochecito con un niño: lo visto, el limpiabotas se había ausentado para largo.
- ¿Dónde está la colonia Primero de Mayo? Nadie Vania se acercó de lado a la caja y se puso a
lo sabe. contemplar el trabajo de los muchachos. El más
- ¿La colonia Primero de Mayo? -la mujer detuvo cercano, un zagal pomuloso, con pecas, lindante en
el cochecito-. He oído hablar de ella. Pero está lejos. los quince años, trabajaba diligente y alegre; los
Es fuera de la ciudad, muchacho. cepillos se movían con tanta rapidez en sus manos,
- ¿Fuera de la ciudad? ¿Dónde? que apenas si se veían. Al limpiar el contrafuerte, se
- No lo sé. Pregúntalo en Inspub. vencía hacia un lado y miraba a Vania. Cuando el
La palabra, cortante, desconocida, atemorizó tanto cliente quitó el pie y se metió la mano en el bolsillo
a Vania, que no pudo reprimir un suspiro. La vida en para sacar el portamonedas, el limpiabotas repiqueteó
la ciudad le apareció súbitamente mucho más con los cepillos en la tapa de la caja y fijó la vista en
enrevesada de lo que se figuraba hasta entonces. Vania. Sus ojos eran vivos, atrevidos, con expresión
-¿Y eso qué es? de firmeza. Vania se azaró, y ya iba a iniciar la
- Es una institución, ¿me entiendes? Una casa. retirada cuando el otro le dijo:
Allí te lo dirán... - ¿Qué miras aquí?
- Una casa... - ¿Quién, yo?
- Está en la calle mayor. ¿No te olvidarás? Inspub. - ¡"Quién, yo"! ¿Qué haces ahí plantado? ¿Sabes,
- Inspub. acaso limpiar?
- Pregúntalo en la calle mayor. Cualquiera te dirá - Sí.
dónde es. - Mentira.
- ¿Está escrito allí? - Sí que sé limpiar.
- Seguramente. - Venga, demuéstralo... Ciudadano, haga el favor.
Vania se alegró. Pero encontrar aquello le costó Póngase con éste. Acérquese, tenga la bondad.
todo un día. Recorrió varias veces la calle principal. - ¿Y si no sabe?
La última vez la cruzó muy lentamente, deteniéndose - Yo respondo. Si sale mal se los vuelvo a limpiar.
a la puerta de cada edificio, para leer palabra por ¿Cómo te llamas?
palabra todos los rótulos, pero no vio ni una sola vez - Vania.
20 A. S. Makarenko

- Venga, siéntate. Yurka, que limpiaba al lado de Vania, asintió con


El muchacho acudió con presteza a la caja la cabeza y dijo de mala gana:
vacante, levantó la tapa, sacó un bote de betún, luego - Está bien.
otro, los abrió y volvió a cerrarlos. La caja contenía - Y cuenta lo que gane.
un verdadero tesoro: betún de todos los colores y aun - No tengo tiempo para eso. Cuéntalo tú mismo.
incoloro, dos paños y un tarro, con yeso disuelto. El - Ni falta que hace. De todas maneras, si escondes
limpiabotas extrajo un pequeño cepillo y un bote de algo lo encontraré. Lo encontraré, ¿te enteras?
betún negro, dio una palmada en la caja y dijo: Estaba de pie frente a Vania, y parecía más alto y
- ¡Empieza! ¡Fíjate la gente que hay! corpulento. Llevaba un buen pantalón y botas
Vania se sentó en un banquillo, abrióse de piernas nuevas. Turbado por la persistente amenaza, Vania
y se puso placentero a trabajar. Sobre la caja volvió la cabeza a un lado y dijo:
descansaba una bota buena, flamante, y más arriba - No esconderé nada.
pendía una pernera también nueva, de tela cara. El otro echó a andar calle adelante. Yurka se
Vania comenzó a quitarle el polvo a la bota, pero el volvió hacia Vania y le espetó, hosco:
enérgico mozo le gritó con enfado: - ¡Trabajar por un kopek! ¡Se ve por aquí cada
- ¡Y dices que sabes! ¡Arremángale el pantalón! papanatas!
Vania volvió la cabeza turbado, pero no tardó en Vania no respondió. Yurka volvió a mirarlo un
recobrarse. Dobló cuidadosa y pausadamente el bajo par de veces, se quedó pensativo, escupió con rabia
del pantalón, y después prosiguió su trabajo. El por encima de su caja y dijo al muchacho sentado a
pomuloso dueño, aunque ocupado con su cliente, su izquierda:
echaba constantes miradas a Vania y, cuando ambos - ¡Con qué tonto ha dado! ¡Mira que trabajar por
quedaron libres, vino a reprenderle: un kopek!
- ¿Por qué untas tanto betún? El cliente no Llegó un cliente. Yurka dio unos golpes con los
entiende. Dice: "Límpiame los zapatos", en realidad cepillos:
no hace falta darles crema. ¡Una, dos, y listo! ¡Y tú - ¡Haga el favor, ciudadano! Limpiaremos esa
los has embetunado! cabritilla.
A Vania se le acercaron, uno tras otro, varios Pero al ciudadano no le gustó, por lo visto, el
clientes. Trabajaba satisfecho, contento, pero, los desenfado de Yurka -tanto más que sus zapatos no
brazos y la espalda empezaron a dolerle pronto, y se eran de cabritilla, ni mucho menos-, y puso el pie
alegró cuando pudo tomarse un respiro. sobre la caja de Vania.
- Venga el dinero -dijo el de los pómulos salientes - ¡Ese no sabe limpiar, es un vagabundo! ¡Se
sin mirado siquiera-. ¡Diablo, me han entrado unas arrepentirá usted!
ganas de dormir!... ¿Tienes certificado? Vania sintió un molesto apocamiento. Fruncido el
La recaudación de Vania se elevaba a treinta ceño, acabó su trabajo maquinalmente, sin
kopeks. No es que le doliera entregarlos, pero antes entusiasmo alguno, y echó los diez kopeks en la caja.
no había pensado en eso y, un poco sorprendido, Yurka lo contemplaba con desprecio.
inquirió a su vez: El último de la izquierda, un mozo alto, torpón y
- ¿El dinero hay que dártelo a ti? sombrío, saltó de pronto:
- ¡A ver! ¡Je, je! ¿A quién si no? - Ese canalla de Spirka me estuvo explotando un
El muchacho tomó los treinta kopeks y los arrojó verano entero. Todo un verano, pero, al menos, me
despreocupadamente en su caja, de la que, acto pagaba tres kopeks de cada diez.
seguido, sacó tres. - Se debe pagar cinco -dijo Yurka.
- Aquí tienes. Te pagaré un kopek por cada diez. Acudió multitud de clientes, y la conversación
¿Hace? terminó. Vania no lograba enderezar el espinazo: se
- ¿Un kopek? sucedían los pies sobre la caja, y las monedas de diez
- ¿Hace? Te daré un kopek por cada cliente. kopeks iban cayendo al interior. Pero el trabajo no
- ¿Para mí? proporcionaba a Vania la satisfacción de otras veces.
- Claro, hombre, por tu trabajo. ¿Debe o no debe Ni le interesaban los rostros de los clientes, ni
pagarse? ¿Tienes autorización? hablaba con ellos. Se fatigó tanto, que apenas si
- ¿Qué autorización? podía mover las manos, y los cepillos se le escapaban
- ¿No tienes? ¿Ves? Debería pagarte menos. ¿Qué con creciente frecuencia. Al regresar Spirka, con un
va a pasar cuando te pregunten si tienes permiso para cigarrillo entre los labios, vio el grupo de clientes que
limpiar? esperaban y gritó jovial:
- Pues diré que no lo tengo. - ¡Aquí tienen a un maestro de primera categoría!
- ¡Dirá que no lo tiene! ¡Vaya persona! Te ¡Vengan!
quitarán la caja e irás a parar... ¿Sabes a dónde? Los cinco estuvieron cosa de media hora
Yurka, échale una mirada a éste que yo voy a llenar atareados, hasta que menguó la cola. Vania sudaba.
la tripa... Le dolía el pecho. Cuando el último cliente le arrojó
Banderas en las torres 21

la moneda de diez kopeks, ni siquiera se agachó a - ¿Cinco kopeks?


recogerla y la dejó en el asfalto. Spirka dijo: - ¡Cinco!
- ¡Trae el dinero! - ¿Cinco kopeks sin tener certificado?
Vania se lo dio sin contado. - Bueno..., ya que arriesgas la caja, págale tres
- ¡Un rublo sesenta! ¡Formidable! ¿No tienes kopeks, lo mismo que le pagabas a Garmider.
más? Spirka claudicó inesperadamente, dejó de gritar,
- No. se echó a reír y dio a Yurka una palmada en el
- A ver, a ver, vuélvete los bolsillos. hombro.
Vania se los volvió. - Pero si ya le pago tres kopeks. ¿Por qué te
- Quiere decirse que te corresponden dieciséis sulfuras?
kopeks. Tómalos. ¿Ves?, ya has ganado unos - Págaselos.
cuantos. - ¡Pues claro, hombre, claro! Lo del kopek era
Las manos apoyadas en las rodillas, Yurka puso la broma. Quería ver cómo trabajaba y si no pensaba
mirada en Spirka. Sus ojos expresaban indignación. largarse. ¡Qué necesidad tengo yo de esa isplotación!
La sentían también los otros chicos, pero solamente Que trabaje. ¡Lo dije en broma, y vosotros habéis
el último de la fila, torpón y sombrío, barbotó: armado todo un mitin!
- Eres un mal bicho, Spirka. Spirka se estuvo riendo largo rato, mirando con
Spirka se volvió hacia él con ganas de camorra. sus punzantes ojos a los demás. Garmider no le hacía
- ¿Qué has dicho? ¿Qué has dicho? caso y miraba a un lado con aire de hastío. Yurka
El otro no respondió, pero Yurka terció, con una volvió a sentarse ante su caja y, con una sonrisa de
sonrisa: inteligencia, acabó por decir:
- ¿Es que no lo has oído? ¡Pues ha dicho la - No nos vengas con pamplinas. ¿Crees que
verdad! ¿Sabes cómo se llama eso? somos tontos? Has tenido ahí la caja un mes entero
- ¿Cómo se llama? ¿Cómo? sin sacarle ningún provecho. Otro se hubiera
- ¡Eso se llama isplotación! ¡isplotación! ¿Por qué alegrado, de no ser tonto, cuando se presentó el
le pagas un kopek? Eso no lo hacen más que los chaval, pero tú eres un roñoso.
burgueses, los isplotadores. - ¡Qué gente más rara! ¡Dale con que soy roñoso!
Spirka se revolvió airado en el pavimento, Si no he hecho más que bromear... Bueno: haremos
fulminando con la mirada a Vania, pero se dirigió al la cuenta como es debido. Al principio ganaste
último de la fila, diciéndole con el mayor enojo: treinta kopeks, y luego, un rublo y medio.
- ¿Y qué quieres que le dé? ¡Pero si no sabe - Un rublo sesenta -corrigió Yurka.
limpiar! ¿No has visto cuánto betún gasta? Si te da - Bueno, eso es, un rublo sesenta. Uno noventa en
lástima, págale tú mismo, Garmider. Págale diez total. Toma dos kopeks más por cada diez: treinta y
kopeks, si quieres. Garmider seguía mirando a un ocho kopeks. ¡Has ganado un dineral!
lado, con cara de aburrimiento, y no dijo palabra. Fue Vania había permanecido inmóvil, en su
Yurka quien continuó la discusión. banqueta, todo el tiempo, escuchando lo que decían.
- Garmider no es un isplotador; no tiene más que Le había interesado el profundo problema puesto a
una caja. discusión por los limpiabotas. Hacía poco, Vania
- ¡Ah! ¿No tiene? ¿Ni tú tampoco? Por eso habláis estudiaba en el cuarto grado de la escuela. En la
así. ¿Tengo yo que comprar betún o no? Y los escuela se hablaba de la Revolución de Octubre, de la
cepillos, ¿es que los dan gratis? ¿Y los paños? La derrota de los burgueses, de la guerra civil. A su
caja no te ha costado a ti cuatro rublos, ¿verdad? ¡Por juicio, todo aquello había pasado tiempo atrás y, de
eso hablas! buenas a primeras, él mismo se convertía en objeto
Yurka escupió muy lejos, derecho como una de explotación. Spirka dejó de ser para él un
flecha. limpiabotas; hasta su proximidad le desagradaba.
- Yo me las arreglo con una caja. Trabaja tú con Pero, cuando le puso en la mano treinta y ocho
una y nadie te dirá nada. Y si tienes otra, es porque kopeks, vio alborozado el otro aspecto del problema:
eres un isplotador. ahora tenía cincuenta y siete kopeks, y hasta el
- No haces más que repetir como una urraca: anochecer quedaba bastante tiempo por delante...
¡isplotación, isplotación! ¡Vaya un pionero que nos Aquella noche compraría para cenar un buen pedazo
ha salido! Nadie lo sujeta aquí, que se vaya adonde de magnífico y sabroso salchichón fresco y un
quiera. No tiene ni certificado. Un día le echan mano, panecillo blando. Por eso se lanzó contentísimo a
y se pierde mi caja con todos los bártulos. limpiar la bota que vio sobre su caja y aceptó gustoso
Yurka escupió por segunda vez igual de lejos, se la nueva condición que le ponía Spírka:
levantó y, estirándose, dijo, con un bostezo: - La caja tienes que llevarla a mi casa. No creas
- Como quieras, pero nosotros no lo permitiremos. que voy a cargar con ella.
Págale cinco kopeks por cada diez.
Spirka vociferó rabioso: 14. Incomprensible.
22 A. S. Makarenko

Vania llevaba tres semanas trabajando para Spirka - ¡Yo quiero ir a la colonia Primero de Mayo!
y ganaba un rublo al día, cuando no más. Para comer - ¿Y no quieres nada más? -dijo irónico el
le bastaba. Pero tenía que bregar mucho y al hombre-. Allí no admiten a gente como tú.
anochecer se sentía ya derrengado. Además, debía - ¿Pues a quién admiten?
llevar la caja a casa de Spirka y recogerla a la - A los delincuentes, ¿me entiendes?
mañana siguiente. Menos mal que Spirka vivía cerca - ¿A qué delincuentes?
de la estación de mercancías, es decir, a poca - A peces más gordos que tú. ¡No van a admitir
distancia del montón de paja en que se recogía Vania allí a la morralla por el mero hecho de que quiera ir a
por las noches. la colonia! ¡No faltaría más!
Con quien más intimó Vania fue con Yurka, que - ¿Y si no tengo dónde vivir?
tenía mucha experiencia y conocía bien la vida. A - ¿Qué no tienes dónde vivir? Eso no tiene gran
pesar de ser huérfano de padre y madre, no dormía en importancia. El que se ocupa de esas cosas es el
la calle, como otros, sino que alquilaba un rincón en PSJM.
casa de una mujer. La intención de Vania de irse a la - ¿El PSJM? ¿Y qué es eso?
colonia Primero de Mayo le pareció muy loable. Sin - Así se llama: PSJM. ¡Ea, largo de aquí!
embargo, le echó al instante un jarro de agua fría, El hombre cerró la puerta. Vania quedó pensativo:
diciéndole: ¿Qué sería aquel PSJM?
- La colonia es buena, pero no te admitirán. Regresó triste a su puesto. Yurka le gritó desde
- ¿Por qué no me van a admitir? lejos:
- ¿Crees que es tan fácil? Hay aquí montones de - ¿Qué te decía yo?
chicos que quisieran entrar, pero ¡anda, prueba! Yo Vania se sentó en la banqueta y echó mano a los
también probé. cepillos Un cliente tenía ya puesto el pie en la caja.
- ¿A entrar en la colonia? Yurka, que estaba terminando de lustrar, una
- Sí. El año pasado. Hubo un tiempo de mucha elegante bota de oficial, comentó el suceso:
gazuza y, como no tenía caja, me fui allí. Ahora me - Se pensaba que iban a decirle: "Pase usted,
importa un pito que no me admitan. Así estoy mejor, camarada Gálchenko, haga el favor de sentarse".
porque en la colonia todo es muy severo: "A la Vania guardó silencio y, cuando hubo terminado
orden" por aquí y "A la orden" por allá. Tengo en la con aquel cliente, inició un sondeo:
colonia chavales conocidos, pero ¡me río de ella! - Pues dice que hay que ir al PSJM.
Yurka escupió con el arte de siempre y añadió: - ¿Quién lo dice?
- Ya me las arreglaré solo. - El calvo aquel de la comisión. Hay que ir al
- ¿Resulta que no admiten? PSJM.
- Es que ellos mismos no tienen derecho; hay que - ¡Aguarda, aguarda! ¿El PSJM? ¡Ah, ya me
ir a la comisión. acuerdo! Está en Inspub. Es verdad, el PSJM. Pero
- ¿A qué comisión? allí...
- A la de delincuentes menores. Se llama la Yurka meneó la cabeza, expresando así extremo
Comdemen. desdén por el PSJM.
- ¿Y dónde está? - ¿Qué?
- ¿La comisión? Pues aquí mismo, a la vuelta de - Que allí... Mira..., más vale que no vayas. ¡Será
la esquina. Sólo que no te dejarán entrar. tiempo perdido!
- ¿En la colonia? Spirka escuchaba con frío desprecio semejantes
- No, en la comisión. También yo fui y no me conversaciones. Recibía y despachaba a los clientes,
permitieron pasar. fumaba, silbaba y se hacía guiños con alguien, como
Pese a todo, Vania aprovechó un instante y corrió si no existiese ningún PSJM.
al local de la comisión. En efecto, se hallaba a la - El PSJM se aloja en esta casa -Yurka indicó con
vuelta de la esquina. Su visita acabó muy pronto. No la cabeza el portal a cuya entrada estaban sentados-.
consiguió penetrar más que hasta el corredor. Al Pero aquí no admiten a nadie y mandan a la gente a
cabo de un minuto, estaba ya de nuevo en la calle, y la oficina de admisión. ¡Es un lío!
por la puerta entornada asomaba la cabeza calva del Al día siguiente, Vania fue al PSJM. Atravesó la
portero. La conversación entre ambos comenzó en el puerta que le indicara Yurka, ascendió por una
corredor. Y bastó un segundo para que cobrara gran escalera angosta, y lóbrega y fue a parar a un pasillo
acaloramiento. Volviéndose presuroso hacia la igualmente oscuro. Había a ambos lados muchas
puerta, Vania dio un tirón para sacudirse del hombro puertas que se abrían y cerraban, dando paso a la
la mano del portero y gritó con voz llorosa: gente. Tras las puertas de madera chapada se oían
- ¡No tiene usted derecho! voces y tecleo de máquinas. Visitantes mal vestidos y
Sin exponer su opinión acerca del derecho, el peor calzados esperaban, aburridos, sentados en los
portero se expresó imperativamente: bancos de tablas y los divanes del corredor. Vania
- ¡Vete, vete! recorrió el pasillo entero, leyó todos los rótulos y
Banderas en las torres 23

volvió sobre sus pasos para preguntar a uno de los molestes!


que estaban haciendo antesala: De la mesa del rincón se levantó un individuo
- ¿Sabe usted lo que es el PSJM?... joven, que dijo enfadado:
- ¿Cómo? - Maria Vikéntievna, usted misma tiene la culpa.
- ¿Qué es el PSJM? ¿A qué vienen esas conversaciones? Se pone a
- Una cosa de lo más corriente. Entra ahí. Le discutir con ellos, y después no hay modo de
mostró una puerta, en la que Vania leyó: echarlos. Así es absolutamente imposible trabajar.
Se apartó de la mesa, se llegó a Vania y,
PATRONATO SOCIAL Y JURÍDICO DE poniéndole blandamente las manos sobre los
MENORES hombros, le hizo dar la vuelta hacia la salida y le
dijo:
Releyó el letrero y, como no entendiera nada, se -¡Vete!
volvió: Ya en el pasillo, Vania leyó otra vez el rótulo:
- ¿Este es el PSJM?
- ¡Aún no me cree el niño! Lee la primera letra de PATRONATO SOCIAL Y JURÍDICO DE
cada palabra. MENORES
Obedeció Vania y se alegró infinito al comprobar
que, en efecto, aquello era el PSJM. Abrió y entró. Releyó las iniciales y se convenció de que,
En una reducida habitación, había cuatro mujeres y efectivamente, resultaba el PSJM. Sólo que ahora no
un hombre. Todos ellos estaban escribiendo. Vania era ya tan comprensible como un cuarto de hora
los examinó uno por uno y se dirigió a una mujer antes.
bajita, de grandes ojos negros: Tres semanas más tarde sobrevino una nueva
- Buenos días. catástrofe. Un joven que llevaba una cartera se
La mujer lo miró sin soltar la pluma de la mano: acercó a los limpiabotas y les pidió la
- ¿Qué quieres, muchacho? documentación. El culpable de la catástrofe fue el
- Yo... necesito el PSJM. propio Spirka. Si hubiera colocado en medio de la
- Esto es el PSJM. ¿Qué es lo que quieres? fila a Vania, éste habría podido escabullirse. Así lo
- Que me manden a la colonia Primero de Mayo. afirmaba la gente con experiencia. En cambio, como
Interesada por la petición, la mujer dejó la pluma estaba en un extremo, fue el primero a quien el de la
sobre la mesa, y sus ojos sonrieron: cartera pidió la documentación.
- ¿Se te ha ocurrido a ti mismo? La única respuesta de Vania fue quedarse frío. El
- Si. de la cartera ordenó tras un breve silencio:
- No es posible. Alguien te habrá mandado. - Recoge los trastos.
- No me ha mandado nadie. Dicen que allí se está Vania miró, impotente, a Spirka, que había
bien. La mujer de los ojos negros cambió una mirada asumido una actitud extrañísima: contemplaba la
con otra, y ambas se sonrieron, sin despegar los calle como embebido, y sus ojos reían placenteros.
labios. - Agarra la caja, ¿qué miras?
- ¡Ya lo creo! ¿Eres vagabundo? - Es que no es mía.
- No, todavía no. - ¿Que no es tuya? ¿Pues de quién es?
- En tal caso, ¿para qué has venido? Nosotros - De ese, de Spirka.
recogemos solamente a los vagabundos. - ¡Ah, de Spirka! ¿Tú eres Spirka?
- Es que yo no quiero ser vagabundo. - Yo soy. Pero, ¿qué tengo yo que ver?
- Por lo que se ve, no eres nada tonto. Spirka se encogió de hombros con aire de
Vania se encogió de hombros: dignidad ofendida:
- ¿Por qué tengo que ser tonto? - ¿De quién es la caja, muchachos?
- Ya se ve que no lo eres. Al principio callaron, pero Garmider dijo por fin:
Las mujeres intercambiaron otra mirada. - No vamos a hacerle una faena a Vania. La caja
- Bueno, mira, no molestes... -dijo una de ellas. es de Spirka, y todo lo demás, también.
- ¡Pero si no molesto a nadie! - ¡Id todos al cuerno! ¿Por qué mentís? ¿No te he
- Nosotros no mandamos gente a la colonia vendido yo la caja? ¿No te la he vendido? ¿Por qué
Primero de Mayo. De eso se ocupa la Comdemen. callas?
- ¿La Comdemen? - ¿Cuándo me la has vendido?
- Sí, la Comdemen. A la colonia se envía a los Intervino Yurka, apaciguador:
delincuentes… - ¡Caíste Spirka, no comprometas a los demás!
- Yo he estado ya en la Comdemen, y de allí me El hombre de la cartera lo comprendió todo, y
echaron. Uno así... calvo. Spirka se dio cuenta de la suerte que esperaba a todo
- Ellos tienen quien eche a la gente, y nosotros no. su sistema. El de la cartera pronunció tan sólo una
Por eso sigues tú aquí. ¡Ya te he dicho que no palabra:
24 A. S. Makarenko

- Vamos. - No... todavía...


Spirka soltó un taco espantoso y descargó a Vania - ¡Ea, siéntate con nosotros! ¡Ven aquí!
una bofetada. Garmider saltó para defender al Vania se sentó en el banco de enfrente. Los
pequeño, pero Spirka dio un fortísimo puntapié a su soldados pusieron a su lado una buena ración: medio
caja. El betún y el dinero rodaron por el asfalto, y panecillo, dos trozos de arenque y un huevo. Al
Spirka echó a andar tranquilamente calle adelante, las dárselo, no pronunciaron palabra. Los dos hurgaban
manos metidas en los bolsillos. El hombre de la en el saquillo, pero se arreglaban sin hablar,
cartera buscó con la mirada refuerzos, pero éstos limitándose a algún que otro sonido inarticulado. Un
tardaron en llegar. Yurka susurró a Vania, que estaba guardia de ferrocarriles se llegó al grupo y preguntó,
desconcertado: señalando con el dedo a Vania:
- ¡Arrea! - Este... viajero, ¿va con ustedes?
Y Vania "arreó". Detuvo su carrera diez minutos Uno de los soldados, el de más edad y el más
más tarde en una calle apartada, en la que había moreno, dijo:
muchos sauces. Seguía teniendo la impresión de ser - Por el momento... ya lo ves, va con nosotros.
perseguido. Volvió la cabeza y no vio más que un El guardia, incrédulo, miró de soslayo la comida
perro blanco que cruzaba, cerca, la calle. El animal de Vania:
miró hacia Vania con cierto recelo y, cuando el chico - Pues no lo parece.
quiso seguir adelante, metió el rabo entre las piernas - No crea, es un buen muchacho. Ya lo parecerá.
y apretó a correr. Los haberes de Vania ascendían a El guardia se marchó. Los soldados, sin cambiar
veintidós kopeks: la recaudación había quedado siquiera una mirada, continuaron comiendo y no
íntegra en la caja. dijeron a Vania una sola palabra hasta terminar.
Comenzaron otra vez días de soledad y hambre. Cuando el saquillo de lienzo estuvo atado y las migas
Los veintidós kopeks le bastaron para sustentarse dos y sobras, envueltas en un periódico, fueron arrojadas
días. Luego empeoró la cosa, y hasta el cielo se puso a la basura, el más joven de los soldados resumió:
contra Vania. Por la mañana alumbraba el sol; a eso - Puede decirse que ya hemos cenado.
de las dos aparecían negros y tonantes nubarrones, y
al atardecer se desataba una tormenta. Los 15. Diez kopeks.
chaparrones descargaban fuertemente sobre la Allí mismo, en el banco de la estación, se durmió
ciudad, los truenos se sucedían, y al anochecer Vania. El guardia no lo molestó hasta la mañana
comenzaba una dulce llovizna que se prolongaba porque en el banco de enfrente estaban sentados los
hasta la aurora. Este régimen duró una semana dos militares. Cuando, por fin, lo despertó, los
entera. En su lecho de heno, Vania se caló la primera soldados rojos ya se habían marchado. El guardia
noche. La segunda, pensó que no llovería, y volvió a miraba en silencio a Vania, y el chico comprendió
empaparse. A la tercera le dio miedo dormir en la que había que irse.
paja y deambuló largas horas por la ciudad, Se dirigió hacia la calle mayor, pues quería ver lo
cobijándose en los portales en espera de que que ocurría en la explanada ante Inspub y, además,
escampase. Así llegó a la estación. había resuelto pasarse otra vez por el PSJM para
En ella reinaba el silencio. Acababan de limpiar la hablar de la colonia Primero de Mayo.
sala de espera. El húmedo piso de baldosas, con Su andar era diligente, pero estaba de muy mal
alguna que otra huella de aserrín, resplandecía a la humor: el hombre que escribía en el rincón más
luz de potentes bombillas eléctricas. Algún que otro alejado del PSJM arrojaba sobre su existencia
viajero dormitaba en los largos bancos. Dos soldados sombras bastante lúgubres.
rojos estaban tomando un bocado. Sacaban las Un muchacho con una tiubeteika dorada salió de
provisiones de un saquillo de lienzo situado entre una tienda: era Volodia Begunok. La tiubeteika, el
ambos, y lo que comían era apetitoso. Acababan de emblema en la manga del muchacho y sus vivos ojos
partir por la mitad un rosado panecillo, dejando al oscuros dejaron a Vania tan embelesado, que se
descubierto una miga cautivadora y esponjosa. Sobre detuvo, para contemplados, junto a una reja de
el banco había seis huevos, y uno de los soldados madera que protegía un arbolillo.
había arrimado su rodilla al borde del asiento para Begunok llevaba en la mano un bote de pasta para
que no rodaran al suelo. El otro limpió y cortó sobre limpiar la trompeta. Parado a la puerta de la tienda,
un papel de periódico un arenque, cuyos trozos se examinaba con atención la etiqueta de la tapa. Luego
llevaban después a la boca tomándolos con dos se guardó la pasta en el bolsillo, pero, al sacar la
dedos. Vania se aproximó unos cuantos pasos. Los mano, la moneda de diez kopeks destinada al viaje de
soldados lo miraron, y uno de ellos se sonrió: vuelta en el tranvía se le cayó y fue a parar, rodando,
- ¿Qué, hay gana? hasta los pies de Vania Gálchenko. Vania se agachó
- Es que... no tengo dinero. con presteza, recogió la moneda y se la tendió a
- ¿Que no tienes dinero? Mal asunto. ¿Eres Begunok, que lo miraba expectante. Volodia la tomó
vagabundo? y explicó, algo cohibido:
Banderas en las torres 25

- Es para el tranvía. Porque si no, ir... a pie... Son buenazo. ¿Darás con la colonia? Hay que ir por la
seis kilómetros. Jorsohílovka.
Vania sonrió por cortesía. A decir verdad, tenía - La encontraré.
entre manos asuntos harto más complejos: - Con estos diez kopeks... cómprate un panecillo.
- ¿Seis kilómetros? Vania tomó la moneda:
- Tengo que ir allí... -Volodia señaló la dirección-. - ¿Y para el tranvía? ¿Te vas a ir andando?
A la colonia Primero de Mayo. - ¿Andando dices? ¡Por qué regla de tres! Iré en
Estupefacto, Vania dio un paso hacia Volodia: tranvía, pero... sin pagar.
- ¿A la colonia Primero de Mayo? - ¿Sin billete?
- Claro. - Claro que está mal pero, ¡qué remedio! Iré
¿Tú eres de allí? ¿De veras? haciendo transbordos: de un tranvía a otro, y el
Incapaz de reprimir su contento, Vania se echó a cobrador no se dará cuenta.
reír. Vania sonrió.
Volodia sonrió, muy ufano de su rango. Volodia, muy serio, le hizo el saludo militar.
- Colono. Ya lo ves. Este es el uniforme de la Se separaron. Vania contó los días que quedaban
colonia. hasta el sábado. Volodia Begunok se acordó de
Volodia levantó el codo. Su manga lucía un Volenko, el jefe de guardia, y comprendió
pequeño rombo de terciopelo en el cual estaba claramente que debía regresar a pie a la colonia.
bordado con hilo dorado el número 1. La palabra
"Mayo", bordada con hilo de plata, cruzaba la cifra. 16. El tiburón de ueva York.
- Pues es lo que yo necesito... Igor Cherniavin terminó muy pronto todos los
- ¿Eres vagabundo? trámites: pasó el reconocimiento médico y estuvo en
- No, todavía no. Quiero ir allí... y no consigo el baño y en la peluquería. Después fue a que le
nada... Nadie me quiere enviar. tomase medida el sastre. Volenko le explicó:
Vania hablaba con seriedad. Se habían parado en - Es para el traje de gala.
mitad de la acera, y los transeúntes les empujaban a El viejo encargado del depósito entregó a Igor, en
cada instante. Volodia fue el primero en advertir que presencia de Volenko, un traje "escolar", ropa de
el sitio no era muy apropiado para conversar. trabajo, botas, calzoncillos, una tiubeteika y un
Frunciendo el entrecejo, tomó del brazo a Vania y se cinturón. Igor se mudó en el baño y le quedó alguna
lo llevó a un lado: ropa en las manos. Volenko lo condujo al Club
- ¿Sabes lo, que te digo? Allí hay un Soviet de silencioso y le dijo:
jefes de brigada la mar de severo. ¡Ah, esos diablos - Espera aquí hasta las cinco. No puedo llevarte al
de jefes de brigada! Lo primero que dirán es que no dormitorio porque la octava brigada no está en casa.
hay sitio. Y luego preguntarán que a santo de qué te Todos trabajan. Y a la hora de la comida, no tienen
van a admitir. Más vale que te vayas a la comisión: tiempo para atenderte.
se llama Comdemen. Los trámites no habían fatigado a Igor; nada le
- Ya he estado en la Comdemen y en Inspub. En irritaba, y la seca reserva del jefe de guardia hasta le
todas partes he estado. imponía un poco. Quizá por esto, la disposición de
- ¿Y ella no quiere? Volenko le produjo una sorpresa desagradable:
- ¿Quién es "ella"? - ¿Qué me espere aquí? ¿Y no puedo salir?
- Una mujer que hay allí. ¿Se niega? - ¿Por qué no? Sal si quieres. Sólo que al segundo
- Ella no quiere, y él trata a la gente a empujones. piso y a otros pabellones no te dejarán pasar porque
Dice que la colonia es para delin... para delincuentes aún no estás admitido en la brigada. Eres nuevo, y
de los gordos. ¿Tú eres delincuente? nadie te conoce.
Volodia golpeó con la puntera del zapato el - Pero llevo ya el uniforme de la colonia.
zócalo, bajó los ojos y se sonrió: - Eso no quiere decir nada. Estate aquí hasta la
- Eso de delincuentes lo han inventado ellos, pero hora de la comida. Después iremos a la escuela para
no es más que una estupidez, ¿comprendes? Eso no que te examinen.
tiene importancia. Los nuestros dicen que eso es una Volenko salió. Igor dejó la ropa de trabajo en un
equivocación. diván y decidió pasar revista al Club silencioso.
Volodia meditó un instante y, fastidiado, pasó la Era una gran sala con bellas pinturas. Bajo sus
vista por la calle. Tal vez el problema planteado era ventanas pasaba un diván interminable, como el que
superior a sus entendederas. Sus cejas continuaban había en la habitación del Consejo de jefes de
fruncidas. Al cabo, movió enérgicamente los labios y brigada. Las paredes estaban ornadas con retratos y
sacudió la cabeza con ademán airado: cuadros. Igor los estuvo contemplando largo rato. Le
- ¿Sabes?, ¡al diablo todos ellos! Tú ven el agradaba el esmero con que habían adornado la sala.
sábado. Pediremos que te admitan. Yo se lo diré al Todos los retratos y cuadros tenían cristal y marco de
jefe de mi brigada. Aliosha Zirianski, mi jefe, es un roble. El entarimado parecía haber sido encerado
26 A. S. Makarenko

aquel mismo día. Cerca del diván había unas mesitas que se lo estorbase ningún detective. Un simple
octogonales de roble y, a su alrededor, sillas guardia de ferrocarriles armado o un solo miliciano
tapizadas. con capote bastaba para sacar de una estación o de un
En una de las paredes laterales vio Igor una larga albergue nocturno a un montón de tiburones
hilera de pequeños retratos: rostros de gente madura, neoyorkinos como él. Luego, había que conversar
de jóvenes y de niños. Entre aquellas caras, Igor con Polina Nikoláievna y atrapar un macho cabrío
reconoció sin dificultad la de Volenko. Las restantes muy feo, aun que, en rigor, inocente. Aquella
le eran desconocidas. existencia no ofrecía ni un rasgo atrayente. No había
Examinándolo todo, llegó hasta un gran espejo. persecuciones en automóvil, ni testamentos, ni
Igor se había puesto en el baño el traje que Volenko misivas misteriosas, ni ardides, ni rubias con
había llamado "escolar", pero hasta entonces no se revólveres que apuntaban a hombres enmascarados.
había visto con él. La figura que el espejo reflejaba No había más que ilusiones de aquella vida
era la de un muchacho lozano, con un estrecho norteamericana. Igor no quería ya reintegrarse a
cinturón negro ciñéndole el pantalón de paño, blusa aquel mundo de aventuras.
de gruesa tela azul, metida en el pantalón, y cuello ¿Y en la colonia? ¿Qué tal marcharía la vida? Le
abierto, sin botones, que dejaba ver el cuello. Igor habían dado ropa de trabajo: luego habría que
quedó agradablemente impresionado. Lástima que la trabajar. No estaba en contra de las honradas manos
camisa careciese de cuello y fuera imposible sacar callosas; pero nunca había trabajado ni sentía deseos
nada blanco sobre la blusa. También resultaba de hacerlo. Pero allí, por lo visto, todos se
lamentable que lo hubiesen rapado al cero. Igor tenía enorgullecían de su trabajo. Había que aclarar las
la cabeza algo apepinada y, pelado al rape parecía un cosas: lo que a uno le gusta puede no gustar a otro. A
tontilón. Sin embargo, había visto que muchos de los Igor no le gustaba, aunque podría probar. ¡Qué
educandos llevaban el pelo largo, Volenko entre diablos, a lo mejor, salía de él un tornero! Por otra
ellos. Por consiguiente, se permitía. parte, le obligarían a asistir a la escuela. Aquel
Igor era un enamorado de su cara. Le gustaba en Zajárov, el director, era un hombre enterado. Igor no
ella, ante todo, la perenne tendencia a una sonrisa tenía nada en contra de la instrucción,
cáustica y el nítido fulgor de los ojos, pequeños y un particularmente de la superior. Pero ya antes le
poco entornados. Pero algo acababa de cambiar en su disgustaban el estudio, la tediosa virtud de los
rostro, aunque sin quitarle su atractivo. ¿Se había maestros y sus mezquinas exigencias. Tampoco le
hecho más serio o, quizá, tenía una expresión de agradaba la tumultuosa y desordenada turba de
extrañeza? Igor no pudo definirlo. Sin embargo, algo mocosos escolares.
nuevo había en él. Mucho meditó Igor sin que llegara a conclusión
Se sentó en el diván y se puso a meditar. A lo que alguna. Todo seguía sin resolver. Sobre todo, el
se veía, le estaba deparado vivir en la colonia problema de su madre. Iba para largo que Igor no
Primero de Mayo. ¿Cuánto tiempo? ¿Un año, dos pensaba en él: no sentía ningún deseo de abordar la
años, tres? De momento, no tenía intención de terrible cuestión a través de la maraña de la distancia
fugarse. Acababa de pasar dos años "en libertad". y las contradicciones. El problema de la madre era
Agenciarse dinero era fácil, había trabado relaciones cosa de un futuro cuya lejanía sólo el diablo sabría
valiosas, mas, sin que supiera el por qué, aquella vida precisar, pero, sin duda, la madre se alegraría si lo
le proporcionaba poco placer. El cine, los bombones viera llegar vestido con el traje de gala de la colonia
y los embutidos hacía mucho que habían dejado de y saludar gravemente desde el umbral. Aquello era
satisfacerlo. Lo que más le hastiaba era vivir sin impresionante. Pero la mirada de Igor cayó sobre la
hogar. Pernoctar en estaciones, en almiares, en asilos ropa de trabajo que yacía sobre el diván: aquella ropa
y antros de hampones le producía repugnancia. Los olía a un porvenir muy complejo y anodino.
mejores trajes que se compraba cuando le sonreía la Había vivido días brillantes, sobrecogedores,
fortuna se convertían rápidamente en harapos llenos de peligro y emoción. Los había vivido. ¿Y
asquerosos. ahora? Ahora se hallaba en aquella hermosa jaula, y
Aquello no imponía. La mayor parte de los lo custodiaba, con un fusil en las manos, un mocoso
"hombres libres" como él lucían andrajos similares. que se llamaba Petia Kravchuk. ¡Vaya tiburón de
Resultaba feo y distinto en absoluto de la vida Nueva York! Al tiburón le iban a sacar aquel mismo
elegante, ingeniosa y afortunada que tan seductora día las tripas con simples cortaplumas escolares.
parecía en las películas norteamericanas. Antes le Igor acogió sobriamente a Volenko, el jefe de
cautivaban la vida alegre y despreocupada, el alarde guardia, que se disponía a llevarlo al comedor.
de talento y la audacia de los hampones, su generosa
lucha contra los detectives, tan caballerescos, tan 17. Una conversación agradable.
elegantes y osados como ellos. Pero, en la realidad - Después de comer, Igor Cherniavin fue a la
el diablo sabría por qué-, las cosas eran muy otras. escuela, donde lo recibió un viejo maestro (¿no se
Igor podía realizar operaciones impresionantes sin llamarían allí los maestros de otro modo?).
Banderas en las torres 27

La sala de los profesores era bonita, espaciosa, y empezó a leer el trabajo de Igor. Lo leyó una vez, se
tenía también grandes ventanales. Pero unas anchas sonrió y volvió a leerlo.
cortinas los tapaban hasta la mitad, y el piso estaba - Muy bien. Buena ortografía y descrito con
alfombrado. El viejo profesor eligió para conversar amenidad. Una sola falta, que no tiene importancia:
un umbroso rincón donde había un gran diván, dos columnata se escribe con m delante de la n.
sillones y una mesita. - ¿De veras?
El maestro aquel agradó a Igor. Llevaba - Si, aunque en el séptimo grado podía usted no
abrochados todos los botones de la chaqueta, el saberlo. ¿Qué tal las matemáticas?
cuello de la camisa muy limpio, cuidadosamente Igor se sonrojó y dio la callada por respuesta.
afeitada la barba, y el cano bigote retorcido con Nikolái Ivánovich le pidió, con la misma cortesía de
acostumbrada destreza y hasta con cierta presunción. antes, que dividiera unos quebrados: Igor mantuvo la
La memoria de Igor lo asoció con un profesor de una vista un minuto entero en los guarismos escritos, sin
película norteamericana. Lo que más le cautivó fue la tomar el lápiz. .
cortesía del lenguaje. El maestro dijo: Nikolái Ivánovich lo miraba desde la mesa, por
- ¿Es usted Igor Cherniavin? Lo estaba esperando. encima de su hombro:
Tenga la bondad de sentarse. - ¿Qué pasa? ¿Se le ha olvidado?
Rozó con la mano el respaldo de un sillón. - Sí. ¡Fíjese, se me ha olvidado por completo!
Cuando Igor hubo tomado asiento, el maestro se Igor se levantó. También él podía dar ejemplo de
acomodó a su lado en el diván y dijo, inclinándose un urbanidad:
poco adelante: - No quiero molestarle más, Nikolái Ivánovich. Sé
- Me llamo Nikolái Ivánovich. Tengo que aclarar escribir, pero todo lo otro se me ha olvidado: he
con usted algunos puntos. Alexéi Stepánovich me ha olvidado el álgebra, la biología, la política, todo.
dicho que usted ha terminado siete grados, pero Creo que... ya es tarde para estudiar.
supongo que hará mucho tiempo de eso, pues Nikolái Ivánovich se palpó los bolsillos, buscando
determinadas circunstancias, por así decirlo, le las gafas, las encontró luego encima de la mesa, se
impidieron continuar. las caló y miró sorprendido a Igor.
Detuvo la vista en Igor con una muda - ¡Qué cosas más raras tiene usted, camarada
interrogación. El muchacho, muy erguido, las manos Cherniavin! -dijo- ¿A quién se le ocurre hablar así?
en las rodillas, le escuchaba atento. ¡Como si fuera una cosa del otro mundo! Se le ha
- Sí, he estado sin asistir a clase dos años. olvidado, y es natural. Iremos recordándolo. Pero,
- Haga el favor de decirme, camarada Cherniavin: siéntese, ¿por qué se ha levantado?
¿estudiaba usted bien? Sentó nuevamente a Igor en el sillón, arrimó una
- Unas veces bien y otras mal. silla, se acomodó enfrente y, pasándose las manos
- Con toda seguridad que no era por falta de por las rodillas, dijo al tiempo que miraba de soslayo
aptitudes, sino por causas ajenas, ¿no es cierto? a las claras ventanas:
- Sí, aptitudes tenía... - Tengo un plan que proponerle. El año escolar
- Permítame pedirle que escriba algo. Es de suma está a punto de terminarse. No tiene sentido
importancia saber cómo anda de ortografía. Tenga la inscribirlo a usted ahora en la escuela. Haremos lo
bondad: Aquí tiene papel, tintero y pluma. ¿Qué siguiente: lo inscribiremos el año que viene en el
podría usted escribir? Mire, si no le parece mal, octavo grado. Ahora, que tendrá usted que apretar en
describa brevemente, muy en breve, lo que más le el estudio durante el verano. Se lo recomiendo
guste de Leningrado. Usted es de allí, ¿sí? Describa encarecidamente. Tiene usted buenas aptitudes y
las calles, los puentes, tal vez los parques. ¿Puede debe estudiar. ¿Conforme?
hacerlo? - Yo aceptaría. Incluso... se lo agradezco, ¿me
- Probaré. comprende? Pero puede que no esté aquí hasta el
- Hágame ese favor. Yo, mientras tanto, atenderé otoño. Puede que la colonia no me guste.
mis asuntos. - Es decir... ¿se irá usted de la colonia?
Nikolái Ivánovich sonrió atento a Igor con un leve - Sí.
movimiento de su cabeza y se sentó tras una mesa Nikolái Ivánovich lo miró por encima de los
muy grande que había en el centro de la sala. El tema lentes:
agradaba a Igor. En efecto, Leningrado era digno de - ¿A dónde piensa usted ir?
recuerdo. Igor solía evocar con nostalgia la ciudad - Ya veremos.
natal. En Leningrado vivía su madre... En general, - No se ha dado un solo caso de que se haya ido
Leningrado era una ciudad hermosa, la más a tono alguien. De aquí sólo puede irse un sujeto muy
con sus gustos. estúpido o completamente echado a perder. Estoy
Media hora después, Igor entregaba al maestro el seguro de que usted no se marchará, camarada
pliego escrito. Nikolái Ivánovich requirió sus grandes Cherniavin.
gafas, de montura negra, y, abarquillando los labios, Aquel viejo de rosadas mejillas, sobre las que se
28 A. S. Makarenko

movían los simpáticos rizos del bigote cano, era A las cinco se presentó Volenko en el Club
sencillamente un encanto. Hablaba con una viva silencioso acompañado de un joven alto y macizo,
lucecita en los ojos; a veces hacía una pausa para con una de esas caras extraordinariamente
encontrar la expresión más adecuada, y en esos bonachonas que suelen tener los hombres de carácter
instantes miraba rápidamente a un lado. No hablaba muy blando y complaciente.
por hablar: pensaba, meditaba, pero todo era en él Volenko hizo la presentación:
muy natural y simpático; Hablaba principalmente de - Camarada Cherniavin, éste es Nesterenko, el
la importancia de la instrucción, del camino que se jefe de tu brigada.
abría ante cada joven en el País de los Soviets, de las Volenko se permitió por primera vez un tono y un
virtudes de dicho camino, de cómo se desarrollaba la gesto un tanto socarrones. Accionando con la mano,
personalidad del hombre gracias al estudio. En dijo, no sin cierta ironía:
aquellos momentos pensaba en Igor Cherniavin y - Te lo entrego completamente en regla: pelado,
sólo en él. Respetaba a Igor y sentía especial limpio y con todo el equipo. El traje de trabajo está
satisfacción al poner de manifiesto su respeto. Así se ahí. El de gala, encargado. Queda a tu disposición.
explica que Igor no quisiera terminar aquel coloquio Al parecer, Volenko estaba ya harto de atender a
con frialdad y resolviera pagar a su interlocutor con Cherniavin y le complacía entregárselo al jefe de
la misma sinceridad y honesta atención: brigada, quien, comprendiéndolo así, hizo una
- Nikolái Ivánovich, yo no estoy acostumbrado a reverencia al jefe de guardia en el mismo estilo, un
trabajar. No he trabajado nunca. tanto socarrón:
Nikolái Ivánovich se sonrió calmosamente. - Agradecidísimo, camarada jefe de guardia.
- Si, es muy posible. Ha vivido usted poco y tiene Llegado el caso, ya sabe, le prestaré el mismo
pocas costumbres. servicio.
- ¿Y si no me adapto? Volenko saludó y se alejó.
Nikolái Ivánovich cruzó los dedos sobre el vientre En aquel ceremonial, solemne y un tanto burlesco,
y dejó escapar una risa bonachona: percibió Igor una gran cordialidad. Evidenciaba, sin
- ¿Por qué? Es una costumbre tan grata... dejar lugar a dudas, que Volenko y Nesterenko eran
- ¿Grata? grandes amigos y que con aquellas reverencias
- Ya lo creo, mucho. Yo llevo trabajando cuarenta zumbonas y un tanto ceremoniosas recalcaban algo.
años y, ¿sabe?, me sigue gustando hasta hoy. En aquel juego, Nesterenko no parecía ya tan
- Ya, pero es que usted es maestro. bonachón, ni mucho menos. Poseía una simpática
- ¡Oh, por favor! ¿Quiere ser maestro? Es una voz de barítono, y era evidente que la dominaba. Su
buena idea. Aunque muchos estiman que no hay trato tenía un leve dejo de pausado humor ucraniano.
trabajo más ingrato. Pero eso es una tontería. Todo Pero Igor notó en él la misma marcialidad que en
trabajo es muy agradable. Ya lo verá. Volenko.
- Probaré -dijo Igor, levantándose nuevamente. Por otra parte, apenas hubo salido el jefe de
- Pruebe usted. Aquí le ayudarán. Nuestros chicos guardia, Nesterenko abandonó todo asomo de broma.
son muy buenos. - Te han destinado a la octava brigada. La brigada
- Gracias, Nikolái Ivánovich. está reunida. Vamos.
- Diga, ¿cuándo piensa usted comenzar a Nesterenko se dirigió hacia la puerta, pero Igor lo
prepararse? detuvo:
- ¿Le parece bien desde el primero de junio? - Camarada jefe de brigada.
- Bueno, desde el primero de junio. Lo inscribiré a - ¿Qué pasa?
usted. Igor hizo una reverencia a Nikolái Ivánovich, Igor recogió la ropa de trabajo, miró a la ventana
que le correspondió afablemente. Como no estaba allí con el mismo aire de desesperanza con que lo hiciera
Volodia Begunok, nadie pudo hacer burla de la usual en el patio y, sin poder reprimirse, distendió sus
urbanidad de dos personas bien educadas. labios en una sonrisa sarcástica:
Igor iba por el patio mirando en torno - Camarada jefe, ¿usted estudia?
desesperanzado. Deseaba, ansiaba encontrar algo que - ¿En la escuela?
lo exasperase, algo que suscitara rabia, protesta o, al - Sí, en la escuela.
menos, fuese digno de mofa. Aquello era - En primer lugar, estudio en el décimo grado. Y,
insoportable: desde la mañana, desde la misma en segundo lugar, no me llames de usted ni camarada
mañana había sido abandonado a su albedrío, y frente jefe. No es necesario. Me llamo Vasia.
a él se alzaba una fuerza enigmática, serena y cortés. - ¿De veras? Pues yo he oído que todos llamaban
A las cinco de la tarde debía ser admitido en la a Volenko "camarada jefe de guardia".
brigada. ¿Sería posible que la brigada lo "trabajase" - Es muy distinto. El jefe de brigada que está de
con la misma serenidad? guardia es una gran autoridad en la colonia. Él es
quien responde del orden durante todo el día. Cuando
18. Una conversación no agradable para todos. se pone el brazalete, no se puede hablar con él sin
Banderas en las torres 29

hacerle el saludo. me miran porque saben que no habrá compasión.


- ¿Y a qué viene todo eso? Nesterenko decía todo aquello pausado y
- Pues verás... ¿Cuánto tiempo ha andado Volenko bonachón, pronunciando la "o" un poco cerrada y
atareado contigo hoy? ¿Te has dado cuenta? ¡Fíjate la alargando las palabras.
de cosas que atiende! Y si cada uno se pone a discutir - ¡Empieza ya, Vasia, basta de martirizarnos!
con él, no le quedará tiempo para nada. Además... Estas palabras las había dicho el Benjamín de la
¿qué discusión puede haber con el jefe de guardia? brigada, un muchachuelo rublo de unos catorce años
- ¿Y contigo, se puede discutir? y de rostro limpio e inteligente de niño estudioso por
Nesterenko se encogió de hombros: naturaleza.
- Conmigo claro que se puede. Pero no está de - Rógov está, impaciente. Sabe que me voy a
moda. meter con él.
- ¿Para dirigirse a ti no hay que hacer el saludo? - Métete, pero pronto, ten la bondad.
- A veces sí. Ya sabrás cuándo. Vamos, la brigada - Otra de nuestras costumbres es que nadie discuta
espera. Pasaron junto al nuevo centinela (el anterior ni se enfade. Diga lo que diga el jefe de la brigada,
había sido relevado) y subieron la escalera bordeada ¡punto final! Y los nuevos como tú, Cherniavin, no
de flores. En el segundo piso había un pasillo lleno deben presumir, sino aprender a decir la verdad y a
de luz, pero el suelo no era de baldosas, sino de oírla. ¿Entendido?
madera, y brillaba como el Club silencioso. Se Igor Cherniavin se había quedado boquiabierto;
detuvieron ante una puerta en la que se veía una en su semblante no quedaba ya ni sombra de ironía.
placa con la inscripción: Nesterenko empezó. Señaló a un mozo ya crecido,
que debía de andar por los dieciocho años. Su frente
OCTAVA BRIGADA era estrecha, y su pelo, áspero, no admitía el peine. El
rostro impreciso, de labios gruesos, tenía una
Nesterenko puso la mano en la manecilla, pero, expresión enérgica y brava.
antes de abrir, explicó: - Este es Misha Gontar, cerrajero. Buen cerrajero,
- Tenemos dos dormitorios de ocho personas. El aun que dice que la escuela no se ha hecho para él.
segundo está aquí al lado. Al llegar al quinto grado, se ha creído que es un
El dormitorio era grande. Había en él ocho camas sabio. Le ha dado esa chifladura, y hay que llevarlo a
buenas, bonitas, pintadas de rosa amarillento. Las la fuerza. Es buen compañero, lo digo sin rodeos,
mantas eran color guinda. Todas las camas estaban ¡ojalá todos fuesen así!, pero descuidado hasta lo
impecablemente hechas. Nadie estaba sentado en imposible. Por esa parte, nada bueno aprenderás de
ellas ni de pie a su lado. Más de diez muchachos se él. Dondequiera que da un paso, o rompe algo o deja
habían reunido en derredor de una gran mesa. Igor cualquier cosa olvidada. Debiera afeitarse
vio junto a la pared un diván muy largo que, por lo diariamente, y a veces lleva barba de tres días. Y eso
visto, también abrigaba la pretensión de ser corrido. que vive en una colonia infantil...Por su culpa,
Al parecer, aquellos divanes gozaban de favor en la nuestra brigada, a pesar de que no es mala, no puede
colonia. alcanzar un buen lugar en cuanto al aseo. Se pone la
Al entrar Igor y Nesterenko, todos volvieron la ropa de trabajo por la mañana y, sobre todo si se
cabeza hacia ellos. El jefe de la brigada se detuvo retiene en el taller -cosa natural en los reparadores-,
junto al umbral y pronunció con acento solemne, en se presenta en el comedor con esa misma ropa.
el que Igor percibió un dejo irónico: Naturalmente, el delegado de la comisión sanitaria
- Aquí tenéis al camarada nuevo. Se llama Igor arma un escándalo, y todo se lo cargan a la brigada.
Cherniavin. ¿Te das cuenta? Si Misha está de guardia, en la
Todos movieron las sillas, pero no se levantaron. brigada tenemos que poner a alguien que lo
Acercándose más a la mesa, hicieron sitio a los remolque, como si fuera un chico pequeño. Tiene
recién llegados. Nesterenko ocupó una silla y, dando otro defecto: no le gusta marchar en la formación,
una palmada en otra, dijo a Igor: pierde el compás, y el traje de gala le queda como si
- Siéntate. fuera una funda de baúl. Toda la brigada,
Todos quedaron inmóviles, esperando lo que iba a naturalmente, siente que sea así, porque, a decir
seguir. Los ojos de Nesterenko relumbraban irónicos: verdad, se trata de pequeñeces, pero él no se corrige.
- Aquí tenemos la costumbre de reunir toda la Como cerrajero y camarada no tiene desperdicio. Es
brigada cuando llega uno nuevo, y el jefe lo presenta. bueno y ama el trabajo; para ser un hombre de
Así se viene procediendo en la colonia desde hace provecho no le falta casi nada. Quiere ser chofer, y
tiempo, unos cinco años. Al presentar al nuevo, el no comprende que todo chofer debe ser persona
jefe de la brigada debe hablar de todos los que la instruida. Ahora le ha dado otra ventolera: se ha
componen y decir la verdad; decir lo que piensa, sin enamorado. ¡A quién se le ocurre enamorarse cuando
mentir. Cuando tú seas jefe de brigada, harás lo toda la brigada se pone a peinarlo y no lo consigue!
mismo, Cherniavin. ¿Te fijas cómo me miran? Pues Nesterenko hablaba con gracia y seriedad,
30 A. S. Makarenko

mirando frecuentemente a los camaradas, que no Prefiere hincharse de hablar a comerse un pavo. Y si
apartaban la vista de Misha. Era evidente que la dijera cosas útiles... Pero es que la lengua se le va, y
brigada aprobaba la semblanza que se hacía. De él corre detrás, sin poder detenerla ni llevarla por un
seguro que la admitía el propio Misha, pues ni camino razonable. Y no mira si quien tiene al lado es
siquiera protestó de que se hablara en público de sus propio o extraño, le da igual. Charla como un
amores. descosido y mete la pata infaliblemente. La brigada
- Adelante. Piotr Akulin. entera quiere corregirlo y no puede. Sueña con ser
El aludido no se sonrió. Estaba de costado en la fiscal. Pero, ¿dónde se ha visto un fiscal tan
silla y no cambió de postura. Su rostro, enjuto y parlanchín? Lo que diga el fiscal ha de ser cosa de
sencillo, con rojas mejillas de aldeano, no parecía peso, y antes de decirlo debe pensado dos veces. En
capaz de sonreír. cambio, nuestro Alexandr necesita una niñera para
- Akulin es el mejor tornero de la colonia y el que le tire de los faldones.
mejor alumno del octavo grado. Cuidadoso, amante Ostapchin no se turbó ni se enfadó. Sus ojos
de la disciplina y komsomol de primera. Andando el seguían mirando a Nesterenko y sonreían amistosos,
tiempo, será aviador. Lo será sin falta. Ahora bien, aunque con un descaro apenas perceptible. Parecía
todos tenemos una cesta. El también la tiene. Y nadie enorgullecerse de tener un defecto tan interesante.
la cierra nunca: no se estila en la colonia. Pero Objetó, en tono de niño caprichoso:
Akulin le colgó un candado hace tres días. Eso está - ¿He metido yo la pata alguna vez?
muy feo. O tienes miedo a que te roben o quieres - ¿Es que no te acuerdas de cuando vino aquella
ocultar algún secreto. No sé; sólo que en la colonia mujer del Comisariado de Instrucción? Le soltaste
no debe haber candados. Otra cosa es una fábrica, cada una, que por poco la haces llorar.
donde los bienes del Estado deben guardarse bajo - No dije más que la verdad.
llave por puro orden. Sin embargo, en la brigada - ¿La verdad? La verdad hay que decirla en el
viven compañeros. ¿Qué falta hace aquí el candado? momento oportuno. Ella había venido para conocer
Akulin, sin dar la cara a Nesterenko, colocó un nuestra vida; quizá, incluso, para aprender. Es
brazo en el respaldo de la silla vecina y objetó con probable que viniera disgustada por algún tropiezo, y
voz apagada: tú le largaste aquel discurso... como para aplastarla:
- El candado no es por los camaradas... "Los del Comisariado de Instrucción no comprendéis
- Lo sabemos. Piensas que, como hay un sitio nada. No hacéis más que enredarlo todo, no merecéis
libre, vendrá algún chico nuevo y le meterá mano a el pan que os coméis". Ella preguntó luego quién era
tu cesta. Claro que lo hará, si ve el candado puesto. el que hablaba así. Yo, naturalmente, le dije: "No le
¿Y por qué hemos de pensar que todo recién llegado haga usted caso, es un novato, está todavía sin
sea un ladrón? ¡Cualquiera sabe lo que cada uno ha cepillar".
hecho allí, en la vieja vida! Cherniavin es el nuevo. Los colonos se echaron a reír. Ostapchin, azorado,
Aquí lo tienes, sentado entre nosotros. Y a primera volvió la cara, pero ni siquiera en aquel momento
vista se nota que no es de los que meten la mano en perdieron sus ojos la húmeda sonrisa.
la cesta de un compañero. - ¡Aquí tienes a Sancho Zorin! ¡Este es oro puro!
Akulin retiró el brazo del respaldo de la silla y Se ve a la legua.
dijo con voz ronca: En efecto, Sancho era transparente como un claro
- Lo quitaré. día de abril. Al oír su nombre, se puso de pie sobre la
La brigada, que hasta entonces se mantenía silla, y el jefe de la brigada lo reprendió con benévola
inmóvil, expectante, pareció respirar, aunque, en severidad:
realidad, lo que hizo fue removerse. - ¿Por qué pones los pies en la silla? Cherniavin,
- Seguimos. Alexandr Ostapchin, subjefe de la Sancho será tu padrino, lleva tiempo esperándote.
octava brigada de la colonia de trabajo Primero de Será tu padrino hasta que se te conceda el título de
Mayo. colono. Te servirá de guía, y en la reunión general
El tono solemne con que Nesterenko pronunció el informará de ti para que se te conceda o no el título.
cargo de Ostapchin permitía deducir que al subjefe lo Es impulsivo y no siempre justo. Si le pica alguna
querían en la brigada y que todos lo trataban con mosca, no hay quien lo sujete. Tú no hagas mucho
cierto aire de broma. El propio Alexandr Ostapchin, caso.
al oír su apellido, pestañeó, se volvió hacia el jefe de Igor asintió y miró a Zorin. Zorin, por su parte, le
la brigada y apoyó la barbilla en los puños, puestos el hacía ya señas con la cabeza, le guiñaba el ojo, y
uno sobre el otro. Ostapchin tenía unos bonitos ojos todo su semblante, fino, vivaracho, parecía querer
castaños, de brillo húmedo y alegre. referirle algo. En un segundo era capaz de reflejar
- Una bella persona. Buen tornero, estudia en el todas las impresiones, de responder a todos y de
décimo grado, es subjefe de la brigada, etc., etc. Un preguntar a todos. Esta vez, también aquel portentoso
hombre de verdad. Su única desgracia es que habla rostro, como por milagro, día a entender al jefe de la
hasta por los codos. ¡Cómo le gusta darle a la lengua! brigada que le agradecía las verdades dichas, que
Banderas en las torres 31

procuraría acalorarse menos, que apreciaba el afecto - Ven aquí, Cherniavin -Sancho Zorin lo esperaba
de la brigada y correspondía a él, que ayudaría a en un rincón de la pieza-. Aquí tienes tu cama, tu
Cherniavin a ser un buen colono y que Cherniavin no mesilla de noche, todos tus enseres. Ostapchin, el
debía apocarse. El rostro de Zorin hablaba de sí subjefe de la brigada, te dará jabón y polvos
mismo con mucha más elocuencia que el jefe de la dentífricos. Descansarás dos días, y luego, a trabajar.
brigada. Por la tarde te contaré algunas cosas. ¿A qué grado
Tocóle el turno a otro. Quedaban seis, todos ellos irás?
jóvenes de dieciséis a dieciocho años. Nesterenko los - Al octavo.
reconoció buenos trabajadores y magníficos - Formidable. Yo también estoy en el octavo. En
compañeros y colonos. No obstante, señaló los fin, considérate un ciudadano libre. Puedes ir adonde
defectos de cada cual. Los señaló sin andarse por las te parezca.
ramas, eligiendo y redondeando las vocablos con Sancho extendió el brazo hacia la ventana. Fuera
leve sonrisa, pero sin ocultar su disgusto, exigente y se divisaba el campo, y en el propio horizonte se
severo. A Serguéi Lístvenni le reprochó su vislumbraban los edificios de la ciudad.
demasiado apego a la lectura, que lo traía "loco"; al
pomuloso, rubio y desgarbado Jaritón Sávchenko, su 19. Esta verde todavía.
carácter abúlico; a Borís Yanovski, un moreno Aquella noche, Igor Cherniavin tardó en conciliar
rizoso, su poca franqueza y su propensión a la el sueño. La cama estaba fresca, limpia. No había
mentira; a Vsévalad Seredin, su presunción; a Danilo conocido otra igual desde que salió de su casa.
Gorovói, su insensibilidad y su flema excesiva. Dormir en una cama como aquélla se le antojaba el
Todos escuchaban en silencio al jefe de la mayor de los placeres. Hubiera querido expresar a
brigada, nadie se permitió objeción alguna, pero alguien su agradecimiento por la cama, por la ropa
cuando terminó de hablar, los muchachos se pusieron limpia, por el nuevo y simpático traje y por el
todos a gritar, se rieron, se recordaron mutuamente estrecho cinturón negro, pero, ¿a quién dar las
los pormenores más punzantes de las semblanzas gracias? ¿A Alexéi Stepánovich? ¿A Volenko? ¿A la
hechas y dirigieron a Nesterenko maliciosas octava brigada? ¿O quizá, sencillamente, al Poder
preguntas. Pero Nesterenko cortó aquello en seguida. soviético?
- ¿A qué viene este jaleo? -dijo- Dejadme Del Poder soviético tenía Igor Cherniavin una
terminar. ¿Es que os habéis olvidado de que debéis idea harto compleja. La escuela le había
saludar a Cherniavin? proporcionado tan sólo imágenes puramente
Alexandr Ostapchin gritó: verbales; de Leningrado le quedaba el recuerdo de la
- ¿Por qué dices de nosotros lo que se te antoja y niñez, impreciso y desvaído, y de sus años de vida
de ti mismo ni una palabra? ¡Cuando sea jefe de la "libre" había sacado la impresión de que el Poder
brigada ya diré quién eres! soviético era severo, exigente y tenaz: milicianos,
- Bueno, esperaré a que lo seas, y puedas hablar guardias de ferrocarriles, educadores en las
de mí, aunque supongo que no dirás más que comisiones, hombres con batas blancas. El ser más
tonterías. ¡Ea, acoged a Cherniavin! complaciente e inofensivo de todo el Poder soviético
- ¡Pero si ya lo hemos acogido! ¡Cherniavin, era para él Polina Nikoláievna, pero su rostro enteco
vengan esos cinco! -Ostapchin le tendió la mano-. e inteligente lo recordaba con honda aversión. Allí,
Sancho, deja ya eso y hazte cargo de este hombre. en la colonia, percibía el Poder soviético como algo
Fíjate qué buen material para sacar de él un muy complejo, como un extracto denso y enigmático.
komsomol. Resultaba difícil adivinar dónde se hallaba. Por
Todos se quedaron fijos en Igor, quien decidió supuesto, era Alexéi Stepánovich; también lo era, de
aprovechar el momento: seguro, Nikolái Ivánovich. Pero Sancho acababa de
- Señores, ustedes comprenderán lo mucho que les referirle que las casas habían sido construidas de
agradezco el haberme admitido en la brigada. Sólo nueva planta en pleno descampado. Todo era nuevo:
que... aquí el camarada jefe ha hablado de todos los macizos de flores, los espejos, el entarimado.
ustedes, de modo que yo tendré que hablar de mí Sancho había dicho: "No hay nada viejo, todo lo ha
mismo, ¿no es verdad? hecho el Poder soviético". De creer a Sancho,
Alguien sonrió. Akulin miró con recelo; Gontar, resultaba que el Poder soviético no eran sólo Alexéi
con aire de censura. Nesterenko dijo: Stepánovich y los profesores, sino también ellos, los
- Aquí no se estila eso de que los nuevos hablen educandos. Sancho decía: hemos hecho, hemos
de sí mismos. Además, ¿qué vas a contar? Nosotros comprado, hemos decidido, hemos acordado... Por
mismos veremos qué clase de persona eres. Otra consiguiente, también Sancho Zorin era el Poder
cosa: eso de "señores" no lo vuelvas a decir, soviético. ¡Y Volodia Begunok!
¿entendido? Sí... no estaba mal pensado. La octava brigada ni
- Entendido, camarada jefe; perdón, camarada siquiera quería cerrar las cestas. ¡Puro alarde! Pero,
Nesterenko. ¡qué diablo!, un alarde bien ideado: ¡cualquiera se
32 A. S. Makarenko

atrevía, después de eso, a meter la mano en cesta Los demás colonos de la octava brigada entraban
ajena! Sería de ver allí a Ryzhikov limpiando las y salían apresuradamente con sus toallas, hacían las
cestas aquellas. Claro que Ryzhikov era un camas, ahuecaban las almohadas. Rógov iba y venía
miserable, de eso no cabía duda. por el dormitorio, limpiando presuroso el polvo con
Si, allí estaban todos confabulados. Alexéi un trapo blanco. Pasó de las sillas a los poyos de las
Stepánovich estaba metido en su despacho y no se le ventanas, inspeccionó las mesillas, saltó para limpiar
veía por ninguna parte, pero alrededor de uno todo el dintel, metió la mano tras el radiador de la
eran jefes. Hasta el cabezudo de Petia, clavando sus calefacción y repasó los retratos. Después quedó
ojuelos insolentes en el cepillo, exigía que se quieto junto a una pata de una cama. Igor cerró los
limpiasen los zapatos al entrar. Muchos eran los usos ojos: un sueño tranquilo, feliz y placentero volvía a
y modas allí imperantes, y todos ellos perseguían un apoderarse de él...
solo fin: aturdir a Igor Cherniavin, un hombre libre. - ¿Y éste, qué hace durmiendo?
Igor admitía que la cama con somier, las frescas Igor reconoció la voz de Nesterenko, pero no
sábanas y la colcha eran dignas de aprecio, pero abrió los ojos.
comprendía que con ellas se compraba la sumisión, - ¿Lo has despertado, Rógov?
sobre todo si uno era propenso a la vida muelle. Eso, - ¡Claro que sí! ¡Pero si estaba despierto!
por lo visto, había querido su padre, pero había A Igor le interesaba saber qué harían aquellos dos
quedado con un palmo de narices. ¡Bah! Dormiré en representantes del Poder soviético en caso de que él
cama blanda, y ya se verá cómo termina todo esto - no se levantara. Sí, no se levantaría. Por otra parte,
pensó Igor-. ¿Trabajar? Nikolái Ivánovich asegura ¿para qué darse prisa? Inclusive las "costumbres" de
que es un placer. Pero, ¿y si no lo es? Aleccionar en la colonia le permitían pasarse dos días sin trabajar.
clase, con un traje muy limpio, no está mal. Ahora Volvió a oír la voz de Nesterenko:
bien, si me obligan a cepillar tablones... Mis más - ¡Cherniavin!
expresivas gracias, caballeros. Supongamos que no Silencio, y otra vez la voz:
me diera la gana. ¿Me echarían de aquí? Sería - ¡Cherniavin!
interesante. ¡Qué oprobio para la colonia de trabajo Una mano recia se posó en su hombro y lo
Primero de Mayo! ¡No haber sido capaz de habituar zarandeó. Igor abrió los ojos.
al trabajo a Igor Cherniavin, que no era ningún - ¿Qué pasa?
bandido, sino un modesto intelectual, un gentleman! - Hace mucho que han tocado diana.
¡No haberlo conseguido! Sería curioso ver si lo - ¿Qué es eso?
expulsaban. - La señal de levantarse. ¿No te lo explicó Sancho
Igor se imaginó los rostros cariacontecidos de la ayer?
octava brigada. ¡Qué consternación la de todos! Igor se puso boca arriba, se estiró en la cama y
Tanta astucia, tanta finura, tan buenas sábanas y mostró al jefe de la brigada su ancha y burlona
"costumbres" y, a pesar de todo, ¡no habían logrado sonrisa.
sobornarlo! Igor Cherniavin podía vivir sin cepillar - Me lo explicó, pero no acabé de entenderlo.
madera. Recordó algunas de sus más ingeniosas - Pues ahora te lo digo yo: han tocado diana.
tretas. ¡Cuánta inspiración encerraban, cuántas - Eso no tiene importancia, camarada.
incidencias atractivas, divertidas, inesperadas! No Nesterenko puso en él sus grandes ojos grises,
había cama mullida que pudiera comparárseles, rebosantes de asombro. Rógov, que estaba encerando
porque aquellas incidencias entrañaban la libertad. el suelo, se acercó descalzo. Por fin, Nesterenko
No obstante, Igor se estiró con deleite, se hizo halló la respuesta, pero con tanto retardo, que Igor
luego un ovillo y quedó dormido sin solucionar la estuvo a punto de soltar una carcajada.
contradicción entre los objetos agradables y los - ¿Qué estás diciendo? ¡No tiene importancia!
pensamientos desagradables, aunque orgullosos. ¡Ahora mismo van a pasar revista!
Cuando abrió los ojos, era ya de día. Había Igor se volvió sobre un costado y descansó la
soñado con el fastidioso soniquete de la trompeta y cabeza en la mano.
con un incendio: un incendio de muchas llamas, - Tampoco tiene importancia.
mucho tumulto y mucho estrépito. Igor tenía prisa y Sancho Zorin irrumpió en el dormitorio gritando:
se iba abriendo paso entre la muchedumbre. Una voz - ¡Camarada jefe! ¡El corredor de abajo lo he
persistente y sonora le asaeteaba los oídos: dejado como un espejo!
- ¿Oyes? ¿Oyes? Pero el jefe de brigada estaba tan perplejo, que ni
Igor abrió los ojos. Tenía ante él al rublo y pulcro siquiera oyó el parte. Dirigiéndose a Igor, dijo con
Rógov, que gritaba: voz de ultratumba:
- ¿Oyes, Cherniavin? ¡Levántate! - ¿Y si te doy con el cinturón, tendrá importancia?
Al ver que Igor abría los ojos, Rógov repitió, más Igor replicó sereno;
tranquilo ya: - Tendrá importancia, pero será una arbitrariedad.
- Levántate, que vamos a empezar la limpieza. - ¡Mequetrefe! ¡Señorito!
Banderas en las torres 33

La manta y la sábana volaron de la cama. Igor, armoniosa, de alto timbre argentino:


destapado, se sintió en situación ridícula y quiso - ¡Salud, camaradas!
levantarse, pero desde fuera llegaron los acordes de La fila respondió a una:
una nueva señal. Rógov abandonó el cepillo con que - ¡Salud!
enceraba el piso y exclamó: Después de esto se rompió la formación.
- ¡Ay de mí! ¡Ya comienza la revista! Comenzaron las voces y las risas, pasando a ser
Rógov se apresuró a ponerse las botas. Los figura central un muchacho con el brazalete de la
colonos acudieron al espejo para ordenarse el pelo. Cruz Roja: era Semión Kasatkin, delegado de la
Llevaban todos sus uniformes escolares. Igor sabía comisión sanitaria. De todas partes le gritaban:
que la brigada estudiaba en la escuela hasta la hora - Mire usted aquí.
de comer. Estirándose las blusas, se apresuraron a - ¡Venga para acá!
ocupar sus puestos, formando una espaciada fila en la - ¡Esté usted tranquilo!
parte del dormitorio libre de muebles. Nesterenko Pero Kasatkin no se sonreía. Con ojo inquisitivo,
lanzó a Igor una mirada de impotencia. Sancho se le escudriñó todo el dormitorio. Examinó las cestas,
acercó en rápida carrera y dijo: tentó los radiadores. Un pañuelo limpio le servía de
- ¡Tápalo y que se vaya al diablo! ¡Hoy está de instrumento de comprobación. Pero cada vez que se
guardia Klava! lo llevaba a los ojos, no descubría ni una mota de
- ¿Klava? ¡Nos hemos lucido! polvo, y la brigada entera profería a coro una
Nesterenko tapó con la manta a Igor. La noticia de exclamación de triunfo, Oleg Rógov, de guardia en la
que la jefa de guardia era Klava horrorizó también a octava brigada, seguía con especial interés los
Cherniavin: ¡aparecer en paños menores ante una movimientos de los dedos y del pañuelo del delegado
muchacha! Por eso acogió de muy buen grado la de la comisión sanitaria. El ajetreo le había deshecho
manta y se tapó hasta la cabeza, aunque dejando una a Rógov su cuidadoso peinado, y Kasatkin le
rendija para fisgonear. preguntó, mordaz:
Nesterenko recorrió en un dos por tres la - ¿Por qué no te has peinado hoy?
habitación, pasó un dedo por el poyo de la ventana, Rógov miró a Klava un poco intimidado y
echó un vistazo bajo una cama e inquirió: respondió:
- Sancho, ¿no sabes si Alexéi asistirá a la revista? - Es que son tantas las preocupaciones...
Alexéi salió para la ciudad muy de mañana. Perdida la esperanza de "cazar" a la brigada,
Rógov entró corriendo y cuchicheó: "¡Ahí Kasatkin levantó la cabeza hacia la lámpara:
vienen!", ocupando su puesto en la formación. - Parece que la bombilla está picada de moscas.
Cuando se abrió la puerta, Nesterenko ordenó con Le contestaron a coro:
voz enérgica: - Eso no es de las moscas. Son unas motitas que
- ¡Brigada! ¡Firmes! ¡Saluden! tiene el vidrio. Todas las inspecciones preguntan lo
Igor vio que los colonos se cuadraban, volvían la mismo.
cabeza hacia la puerta y levantaban la mano derecha. Mientras tanto, Igor Cherniavin simulaba dormir a
Nesterenko se hallaba aparte, a la entrada. Una pierna suelta. ¡Qué diablo, no podía prever que
muchacha bajita, de quince o dieciséis años, y un estuviera de guardia la simpática Klava! Por el
muchacho bastante más joven entraron acompañados desplazamiento de las voces, coligió Igor que la
del brillo de sus doradas tiubeteikas, emblemas y muchacha se encontraba ya al lado mismo de su
anchos cuellos blancos. Les seguía Volodia Begunok cama. Y si un segundo antes su respiración era la de
con su trompeta, su calzón corto y su camisa de quien duerme profundamente, de pronto se paralizó.
lienzo. Al notar la inusitada figura yacente en la Klava preguntó con su voz argentina:
cama, Volodia clavó en ella sus ojos, encendidos de - ¿No se habrá puesto enfermo? Kasatkin,
curiosidad. compruébalo luego.
Klava Kashírina, la jefa de guardia, tenía una cara Kasatkin respondió quedo:
bonita, delicada, regordeta, cabello castaño y - ¡A la orden!
ensortijado, que asomaba de la tiubeteika, y ojos Pero Nesterenko no podía olvidar lo de que
grises, pequeños y claros. Muy seria, manteníase aquello "no tenía importancia".
rígida ante Nesterenko, al que miraba de abajo arriba, - ¿Enfermo? ¿Cherniavin? ¡Si hubieras oído cómo
por debajo de su pulcra y rosada mano. charlaba antes de la revista! Luego se durmió en un
Nesterenko dio un paso adelante: dos por tres.
- ¡Camarada jefa de guardia! Sin novedad en la Klava rozó el hombro de Igor:
octava brigada de la colonia de trabajo Primero de - ¡Cherniavin, Cherniavin! ¿No te da vergüenza?
Mayo. No se ha levantado a la revista Igor Pero Igor no respiraba, y allá en lo más profundo
Cherniavin. del alma maldecía de su estúpido carácter.
Klava lanzó a Igor una mirada rápida, llena de Involuntariamente, sobreponiéndose a su enojo, se
picardía puramente femenina, y dijo con voz imaginaba lo hermoso que habría resultado que él,
34 A. S. Makarenko

aun siendo nuevo, hubiese saludado en toda regla a víspera que era de rigor dar las gracias al jefe de
aquella muchacha, gritando con los demás: "¡Salud!" guardia por la comida.
quizás ella habría reparado en su semblante original y - De nada -respondió Klava, y, consultando luego
en su cáustica sonrisa. ¿Sería posible que ahora fuera su reloj de pulsera, hizo una señal con la cabeza a
a seguir dándole la lata? Una sensación de alivio lo Volodia, que la seguía como si fuera su sombra:
invadió al oír la voz de Sancho Zorin, su padrino: - Puedes tocar dentro de un minuto.
- ¡Déjalo, Klava! Que siga acostado. ¡Está verde Volodia hizo con la trompeta un movimiento
todavía! remotamente parecido al saludo. Nesterenko le dijo
Igor oyó alejarse los leves pasos. Entreabrió un en voz queda:
ojo, vio que todos se dirigían a la salida y volvió a - Ya le contaré yo a Aliosha tu modo de contestar.
cerrarlo porque se topó con la mirada alegre y El te apretará los tornillos.
comprensiva de Volodia Begunok. Volodia se puso serio, enrojeció y se dirigió
presuroso hacia la salida, alegando que tenía un
20. Una injusticia. asunto que atender.
Una hora después, Igor Cherniavin entraba, Nesterenko reprochó a Klava:
alegre, en el comedor. Lo único que lo desazonaba - Estás estropeando al muchacho. A mí no me
un poco era llevar la cabeza pelada al rape. Por lo contestaría así.
demás, el traje era nuevecito; su cinturón el más Klava se sonrió. Tenía una dentadura preciosa. La
elegante; su cara, la más fina y atractiva. Estaba sonrisa la hacía aún más bonita de lo que era.
terminando de desayunar el primer turno, que iba a la - Pues yo no he notado nada. Además, no tengo
escuela. Igor sabía que Nesterenko se había enfadado costumbre. Es la segunda vez que estoy de guardia.
con él y esperaba explicaciones desagradables, pero, ¿Y éste, quién es? ¿Tú eres Cherniavin?
por otra parte, continuaba gustándole el papel de Igor se inclinó galantemente.
protestón ingenioso. Con seguro donaire, cruzó el - ¿Por qué fingías en el dormitorio? Eres ya un
comedor, espacioso, lleno de luz y adornado con hombre, y haces cosas de chiquillo.
flores. Los manteles eran tan blancos, que parecían A Igor le salieron los colores. Quería ver en Klava
puestos aquella misma mañana aunque ¿no sería el nada más que a la muchacha bonita, y le resultaba
sol matutino lo que los hacía parecer tan radiantes? imposible. El diablo sabría el motivo, pero no podía
Muchos salían ya del comedor. Igor no advirtió olvidar que era la jefa de guardia. ¿Por qué producía
las burlonas miradas de que era blanco. Conocía su tanta impresión un brazalete de seda en una manga?
puesto en la mesa y su derecho exclusivo sobre él. En Igor balbuceó confuso:
la misma mesa se sentaban Nesterenko, Gontar y - Son cosas de la vida... camarada...
Sancho y Zorin. En efecto, Nesterenko y Zorin se - ¿Cómo "cosas de la vida"? ¿Y por qué has
hallaban allí. Habían desayunado y estaban venido al comedor?
conversando. En las otras mesas quedaban ya - Pues he venido a desayunar... con su permiso.
contadísimos colonos, que concluían su desayuno, y - ¡A desayunar! ¿Es que no te lo han dicho? Sólo
en un extremo del comedor, cerca de Klava se permiten cinco minutos de retraso. Hace veinte
Kashírina, se agitaba Volodia Begunok, indicio minutos que han terminado de dar el desayuno. El
infalible de que dentro de poco sonaría la señal de ir comedor se está preparando para el segundo turno.
al trabajo. Pero como Igor no trabajaba aún, se llegó ¿No te lo habían explicado?
a la mesa y dijo desenvuelto: - Algo me había dicho el camarada Zorin, pero se
- Ya estoy en mi sitio. me fue de la cabeza.
Para sorpresa suya, Nesterenko no le hizo la más - ¿Se te fue de la cabeza?
mínima reconvención. Por el contrario, le preguntó Sin esperar la respuesta, Klava inició la marcha
con su peculiar bonachonería: hacia la salida.
- ¿Has dormido bien? Aquello sacó de quicio a Igor. ¡No quería hablar
- ¡Magníficamente! Parece que estuvisteis con él! ¿No creerían allí que ignoraba las leyes
despertándome. soviéticas?
- Parece que sí. Dio un paso adelante y se plantó ante Klava:
- ¿Y dije yo algo? - Usted dispense. ¿Resulta que me deja usted sin
- Algo dijiste. desayuno?
Sancho se volvió hacia la ventana. Junto a ella - ¡Sí que tienes tú gracia! El que te has dejado sin
había aparecido Misha Gontar y miraba enojado a desayuno eres tú. ¿Por qué no has venido a tiempo?
Igor. Nesterenko vio venir a Klava y se levantó, - ¿De modo que me quedo sin desayunar?
galante, a su encuentro: Nesterenko dijo en actitud soñadora, mirando a un
- Gracias por el desayuno, Klava. Ha sido lado:
estupendo. - No tiene importancia.
Aquello gustó a Igor. Sancho le había dicho la Igor apoyó las manos en el respaldo de la silla y
Banderas en las torres 35

pronunció categórica y lentamente, como cuando la derecha. Allí comenzaba el bosque. En el mismo
hablaba con el jefe de Correos: lindero había un edificio nuevo, de piedra, que
- Dejarlo a uno sin comer está prohibido. Lo sé enlazaba con un extremo de la casa de donde había
muy bien. salido Igor. Un puentecillo cubierto unía los dos
Zorín, regocijado por la escena, se dio un cuerpos de edificio. Sancho le había hablado de
manotazo en la cabeza, ya de por sí despeinada, y aquella casa. En ella habría únicamente los nuevos
exclamó con voz sonora: dormitorios; los viejos se utilizarían como escuela, y
- ¡Llevas razón, camarada! Presenta una queja en la escuela habría algo de lo que Igor ya no se
contra Klava. acordaba. Construcción y más construcción. Sancho,
- ¡Ya lo creo que me quejaré! Téngalo usted en arrebatado de júbilo, mencionaba cifras: doscientos
cuenta, camarada jefa de guardia. ¿A quién hay que mil, trescientos mil. Al mismo tiempo, se indignaba:
quejarse aquí? para los nuevos dormitorios y para admitir a nuevos
Zorin respondió en el mismo tono, sólo que muchachos se asignaba dinero, mientras que en la
añadiendo una pequeña dosis de inocencia: producción nadie quería invertir un kopek, y los
- A la asamblea general. propios colonos tenían que preocuparse de ello.
Nesterenko y Klava se echaron a reír. El único Podían admitir nuevos chicos, pero ¿dónde iban a
que permaneció serio fue Zorin. trabajar? Era imprescindible desarrollar la
- ¡A ver qué os creéis! ¿Qué tiene de particular? producción. Sancho pronunciaba respetuosamente la
Es un derecho suyo... palabra "producción", recordando con entusiasmo a
El propio Zorin, incapaz ya de contenerse, soltó Salomón Davídovich Blum, aunque acto seguido
también el trapo. bromeaba a su costa. En general, en la colonia todo
Sonó fuera la trompeta. Klava se apresuró hacia era pura apariencia; ¡cualquiera sabía lo que había
la salida. por dentro! La víspera, antes de acostarse, la brigada
Igor la acompañó con la vista, y lanzó una mirada había estado riéndose de cierto estadio. Nesterenko
colérica a Zorin, pero tampoco pudo contenerse y se dijo:
sonrió. - ¡Para una colonia como ésta, el estadio ese es
una vergüenza!
21. Ruslán. Igor pasó de largo junto al nuevo edificio. Estaba
Después del "desayuno", Igor, malhumorado, se terminado, y los cristales relucían en los marcos de
fue a dar una vuelta por la colonia. El hambre no le las ventanas.
torturaba. La vida libre lo tenía acostumbrado a Más adelante, se extendía un parque con anchos
comer sin horario y hasta sin tener en cuenta el senderos enarenados y bancos de hierro fundido. Al
apetito, de acuerdo tan sólo con las circunstancias. hablar del parque aquel, Sancho también se había
Lo que más le fastidiaba era la arbitrariedad cometida entusiasmado. ¡No era para tanto! Unos cuantos
con él por aquella niña bonita que, lejos de senderos y una plazoleta acondicionada para hacer
interesarse por su original figura, se había atrevido a gimnasia. ¡Si ellos vieran los clubs gimnásticos de
leerle la cartilla. Leningrado! Pero los de la colonia se jactaban: ¡lo
Cuando salía del edificio, Igor encontró, con habían hecho con sus propias manos! ¡Y hasta
placer, la fórmula condenatoria: allí estaban disponían de un estanque, al parecer!
orgullosos de sus reglas, de sus saludos y emblemas; La red de senderos, bastante tupida, descendía por
se creían el Poder soviético y, en realidad, eran unos una cuesta pronunciada. ¡Vaya, allí estaba el
burócratas de lo más vulgar. Igor había visto en su estanque! Sus orillas las bordeaba otro sendero con
vida muchos burócratas por el estilo: "Dígame, por bancos. El estanque era pequeño. Los árboles se
favor, ¿cómo es que le han mandado el giro aquí?" miraban en sus aguas. Acá y allá había en la orilla
Permitían tardar cinco minutos al desayuno, pero, unos escalones de tablas.
¡que nadie se retrasara seis, porque se quedaba sin Igor se sentó en un banco y pensó luego si no
comer! ¡Y aquella gente pretendía reeducar a Igor debería darse un baño. Se desnudó y se metió en el
Cherniavin! Pero, ¿querría Igor Cherniavin que lo agua. Era fresca, acariciante, y tenía un olor muy
convirtieran en un burócrata de aquéllos? Todos los peculiar, como si hubiesen perfumado el estanque.
burócratas acostumbraban a decir: "Puedes presentar Pero no, lo que olía era la hierbabuena que invadía
una queja". las riberas. Igor nadó hasta el centro del estanque y
Así pensaba Igor mientras caminaba por un buceó para alcanzar el fondo, pero no consiguió su
sendero entre los arriates. Las flores no lo alegraban propósito: el agua estaba muy fría allá abajo. Dando
gran cosa. A decir verdad, podía salirse del jardín y vueltas en el agua, notó un movimiento en el banco
marcharse a la ciudad. Por desgracia, no tenía donde dejara la ropa, dio un pequeño salto, escrutó el
pensado ningún plan ni iniciada empresa alguna; lugar y avanzó, nadando, en aquella dirección. De pie
además, podía marcharse al día siguiente. en la orilla, metidas las manos en los bolsillos del
Igor dejó atrás los macizos de flores y torció hacia traje de trabajo, lo miraba un muchacho fornido, con
36 A. S. Makarenko

el pelo también al rape, seguramente recién llegado a obligaciones, corren a dar cuenta a la milicia.
la colonia. El de la orilla le gritó: - Yo creo que me iré también -afirmó Igor.
- ¿Está fría? - ¿Tienes padres?
- Muy buena. - Muy lejos. En Leningrado.
- Pues ahí voy. - ¿Te irás con ellos?
Un minuto después, tomaba carrerilla y se - No.
zambullía en el agua. Su rapada cabeza apareció muy - ¿Adónde, pues, piensas ir?
pronto junto a la de Igor: - ¿Y tú?
- ¿Eres colono? -le preguntó. Se sentaron en el banco, intercambiaron una
- Sí, algo por el estilo. mirada y se sonrieron como a la fuerza. Ruslán se
- ¿Nuevo? Creo que no te he visto nunca. quedó pensativo:
- Ayer ingresé. - Vete tú a saber... A lo mejor, llevan razón...
- ¡Ah! - ¿Quiénes?
- ¿Y tú? - Pues... éstos... los de aquí. Lo que yo no trago es
- Llevo aquí dos semanas. tanta reglamentación. Reglas y más reglas. Además,
- De modo que también eres nuevo. te llevan de aquí para allá como una pelota; orden va
- También. y orden viene: ¡al círculo de tiro!, ¡al círculo teatral!,
- ¿Y qué piensas? ¡al círculo de arte decorativo! "¡Hay que estudiar!"
- Fugarme. Yo quería formar parte en la banda de música, pero
- ¡Qué dices! también para eso hay sus reglas.
- ¡Palabra que me fugo! ¡Anda y que se vayan al - ¿No decías que pensabas fugarte?
diablo! - Y me fugaré. A ver qué te crees, ¿qué voy a
El muchacho dio una voltereta en el agua, mostró aguantarme? Quise entrar en la banda de música y
sus nalgas y agitó las piernas: me dijeron: "Espérate. Para tocar en la banda hay que
- ¡Está muy fría! ¡Voy a vestirme! ser colono".
Bracearon juntos hacia la orilla. Mientras se ponía - Bueno, pues tú eres colono.
los pantalones, Igor preguntó: - ¡Qué va! ¿Es que no te lo han explicado? ¡Qué
- ¿Y tienes a dónde ir? va!
- Mi padre vive en la ciudad; pero es un canalla. - Algo he oído decir... El título de colono...
No iré a casa. Le birlé quinientos rublos en - Eso es, el título de colono. Tú no eres colono,
obligaciones del empréstito y armó un escándalo sino educando. ¿Te enteras? Puede que hasta te
espantoso. El mismo me llevó a rastras a la milicia. hagan el traje de gala, pero, sin ponerle en la manga
Ocupa un cargo importante en no sé qué comisión de eso... el emblema. Y, si quieren, te aplican cualquier
acopio de cereales. Después de eso me trajeron aquí. sanción: te dan una tarea de castigo, te dejan sin
- ¿Trabajas ya? paseo o sin dinero para tus gastos. Alexéi puede
- ¡A ver qué vida! Me han acoplado. Dicen que hacer lo que se le antoje: trasladarte de brigada,
estamos construyendo el socialismo. ¡Que lo mandarte a los trabajos peores... Y en la banda de
construyan ellos! música no te admiten.
- Si trabajas, ¿por qué andas ahora de paseo? - ¡Quién lo hubiera dicho! -comentó pensativo
- ¡Qué socialismo ni qué ocho cuartos! Resulta Igor-. ¿Y eso dura mucho?
que no hay material. Me han puesto en la espigadora. - Por lo menos, cuatro meses. Y luego, lo que diga
Una máquina estupenda, pero no hay madera. ¡Que la brigada. La brigada lo presenta a uno a la asamblea
se vayan al cuerno! general, y allí se acuerda lo que opina la mayoría. En
- ¿Cómo te llamas? la asamblea, ya se sabe, los que llevan la voz
- Gorójov. El apellido puede pasar. Ahora que el cantante son los komsomoles. Tratan las cosas entre
nombre... ¿Dónde tendrían la cabeza? ¡Ruslán! ellos, en secreto, y uno ni se entera.
Igor se echó a reír. Gorójov hizo una mueca que - ¿Y por qué hace falta ser colono para ingresar
quería ser sonrisa. Tenía una cara ordinaria, en la orquesta?
granulosa, de nariz prominente y muy subida de - ¡Yo qué sé! Es más, ¿sabes qué regla existe? Un
color. Al reírse mostraba unos dientes dispares por el colono puede entrar en la orquesta, pero salir, ¡ni a la
tamaño, la dirección y hasta el color. de tres!
- ¡Ruslán! -repitió-. Hasta que leí Ruslán y - ¿No lo permiten?
Liudmila no me parecía del todo mal mi nombre, - Por nada del mundo. Tiene uno que ser músico
pero apenas lo leí... ¿Tú lo has leído? hasta que lo entierren. ¿Te das cuenta de las reglas?
- Sí. Suponte que quiero dejar de tocar. Pues no, ¡tengo
- ¡Ruslán con esta jeta que tengo! Así son las que continuar en la orquesta! ¡Está claro que yo me
cosas: ellos se pueden permitir lo que quieran, pero escapo!
en cuanto uno birla quinientos cochinos rublos en Ruslán volvió hacia el parque su enojado
Banderas en las torres 37

semblante y quedó pensativo. Igor se puso también a insoportable. Junto al edificio en cuestión había
meditar. Más allá del parque se oía el ruido de la varias carretas de las que los obreros estaban
sección de máquinas llegaban de allí otros sonidos: descargando tablones.
algo así como gritos de niños o agudos ladridos. Al salir del parque, Igor se detuvo para elegir
Luego resonó un fuerte golpe, seguido de otros camino y vio cerca un grupo de personas: Alexéi
muchos, rítmicos, acompasados. Ruslán alargó el Stepánovich, destocado, con botas altas y guerrera
cuello y dio muestras de inquietud. militar color caqui, Vitia, Klava Kashírina y dos
- ¿Tú de qué brigada eres? -preguntó Igor. hombres desconocidos. El uno era grueso, panzudo,
Ruslán no oyó bien: de cabeza redonda, afeitada o quizá calva del todo.
- ¿Qué? Igor coligió que era Salomón Davídovich Blum, el
- ¿En qué brigada estás? ¿En la primera, en la de célebre jefe de producción. Estaba señalando con
Volenko? solemne ademán un edificio ancho, bajo y de aspecto
- En la de Volenko. Parece que han traído repulsivo, pese a que lo acababan de construir. Era
madera. Dijeron que iban a traerla. difícil determinar si estaba hecho de tablones, de
- ¿Volenko es buen jefe de brigada? astillas, de vieja madera contrachapada o de barro.
- Aquí todos son lo mismo. Voy a escape. Han Lo cubría una peregrina mezcolanza de materiales:
traído la madera. planchas metálicas, chapas, cartón alquitranado... y
Salto por encima de unos arbustos al cercano en un sitio se distinguían varias hileras de tejas. La
sendero. Igor lo siguió con la vista: la blusa azul de gran longitud del edificio acentuaba su fealdad.
Ruslán se divisaba ya entre los árboles. Hacía un declive bastante brusco en dirección al
estanque, lo que estaba en flagrante contradicción
22. El estadio "Blum". con todas las nociones habituales de un edificio.
Igor se dirigió también al "patio de trabajo", como Como impresionado por una visión de majestad
lo llamaban los colonos. Sancho le había dicho que insospechada, Zajárov, las manos en los bolsillos de
en la colonia funcionaban varios talleres. Acababa de sus pantalones de montar, dijo entre risas:
llegar un nuevo jefe de producción, y los talleres - ¡Sí-í! Algo por el estilo me esperaba yo, pero...
debían transformarse en secciones: sección de sin embargo...
mecánica, de fundición, de máquinas, de montaje y Vitia se retorcía de risa:
de costura. Igor, que jamás había visto un taller ni se - ¡Bravo, Salomón Davídovich! ¡Lo ha construido
había interesado lo más mínimo por la producción, en una semana!
no comprendió tales nombres. Lo único que Klava sonreía con discreción. Vitia volvió a la
adivinaba era que en la sección de costura coserían carga.
algo. Pero resultaba que también él tendría que - Esto se llama el estadio "Blum".
trabajar en una de las secciones. Así, pues, decidió ir Salomón Davídovich adelantó su carnoso labio
a ver el "patio de trabajo". inferior con gesto senil y dijo:
Atravesando el parque en dirección hacia donde - ¿A qué viene eso del estadio "Blum"? ¿Es que
había corrido Ruslán, Igor fue a parar a un calvero, está mal para sección de montaje? ¿Está mal?
cuyo aspecto daba a entender que había sido Zajárov advirtió la presencia de Igor.
desembarazado de árboles poco tiempo atrás. - Cherniavin, ven aquí.
Quedaban tocones en algunas partes, y en otras se Igor se cuadró, alzó la mano con marcialidad -no
veían grandes hoyos a los que habían: echado los cabía duda de que el gesto le había salido bien- y
raigones arrancados de la tierra. El "patio" tuvo ocasión de captar la curiosa mirada de Klava
extensísimo, estaba cubierto de los objetos más Kashírina:
distintos. Había multitud de troncos, tablones y vigas, - ¡Salud, camarada director!
todo ello en confuso desorden; mezclado con, - Salud. Ven aquí. Tú eres de Leningrado y has
carbón, hierros, serrín, virutas y barriles de cal visto muchos palacios. ¿Qué tal te parece la sección
vacíos. Circundaban el patio bajos edificios de de montaje?
madera que parecían cobertizos, pero de sus - ¿Este cobertizo?
techumbres sobresalían chimeneas que despedían - Es un estadio -repitió Vitia.
humo de los más diversos matices y densidades; por Salomón Davídovich habló con calma:
lo tanto, aquello no eran cobertizos. En uno de los - Que sea un cobertizo, que sea un estadio; la cosa
edificios -en el mayor- debían estar haciendo con la es que se pueda trabajar en él.
madera algo que a ella le gustaba poco, pues emitía Preguntó Igor:
lamentos en los tonos más diferentes -ya eran - ¿Y no se derrumbará?
apagados, broncos, bajos, como si expresaran una Blum se indignó con la misma seriedad que si
protesta impotente y ya habitual, ya nerviosos, conociera de mucho tiempo a Igor y estuviese
agudos, irritantes- y, de vez en cuando, exhalaba un obligado a contar con su opinión:
verdadero alarido de desesperación, desgarrador, - ¿Oye usted lo que dice? ¡Pregunta que si se
38 A. S. Makarenko

derrumbará! Volonchuk, ¿se derrumbará o no? ruede sin que se le golpee con el taco? ¿Por qué decís
Mustio, desgarbado, todo compuesto de nudos de tonterías? ¿Estamos metidos en cosas serias o en un
músculos, el instructor Volonchuk -mano derecha de pasatiempo? ¿Queréis que las secciones sean de
Salomón Davídovich- respondió impertérrito, ladrillo? ¿Y dónde está el dinero? ¿Qué recursos
presagiando con envidiable ecuanimidad el destino tenéis? ¿Ladrillos? ¿Hierro? ¿Fondos? Vuestros
del estadio: montadores trabajan a la intemperie, y yo os he
- Andando el tiempo se derrumbará, pero no construido un local para que trabajen bajo techado,
puede decirse que vaya a ser pronto. pero os parece feo y todavía pedís fachada
- ¿Se derrumbará dentro de un año? arquitectónica y yo no sé qué propileos. En vez de
- ¿Dentro de un año? -Volonchuk observó haceros cargo del edificio, que para eso se os ha
atentamente el estadio-. No, resistirá más. Ahora, si comisionado, torcéis el hocico y lo comparáis con un
llueve con ganas... estadio. ¿Qué me disteis para construirlo? ¿Un
Blum vociferó: presupuesto, un proyecto, planos, dinero? ¿Me disteis
- ¿Quién le pregunta a usted por las lluvias? En aunque sólo fuese un ingeniero? ¿Qué me disteis,
tiempos de Noé llovió más de la cuenta, y todo en camarada Vitia Torski, secretario del Consejo de
este mundo se vino abajo. Cuando el hombre jefes de brigada?
construye, no piensa en diluvios universales, sino en El secretario del Consejo, Vitia Torski, dio la
tiempo normal. callada por respuesta. Alexéi Stepánovich tomó
- Volonchuk escuchó flemático, sin pestañear amistosamente del brazo a Bluin y le dijo:
siquiera, el airado discurso de Salomón Davídovich, - No se sulfure, Salomón Davídovich. No
y admitió luego: esperábamos nada mejor. Ya verá usted que el año
- Si el tiempo es bueno, no pasará nada... que viene construimos una verdadera fábrica y a este
aguantará. edificio le prendemos fuego, con gratitud. Le
Alexéi Stepánovich se ajustó los lentes, examinó arrimaremos paja y...
el patio con esa mirada especial de los hombres - ¡Muy bonito! ¡Quemarlo! Sepa que aquí se
pacienzudos de todos los siglos y echó a andar: podría instalar un magnífico depósito.
- Bueno, vamos a verlo por dentro. - Bueno, así se hará.
La propuesta alegró a Blum: - ¡Eso es otra cosa! Ahora ya hay donde trabajar.
- Muy bien dicho. El local este es para trabajar, y ¿Y cómo os las arreglaríais, camarada Torski, si no
no para contemplar filigranas. La belleza cuesta existiera el estadio "Blum"?
también dinero, queridos camaradas. Cuando no hay - Si eso es lo que yo he dicho siempre: no hay que
dinero, nos afeitamos una vez por semana, y no pasa construir dormitorios, sino una fábrica.
nada. - Usted no ha hecho más que hablar, y yo la he
Atravesando un chirriante portón, hecho de toscos construido.
tablones, entraron en la sección de montaje. En el - Yo decía que era necesario construir una fábrica,
local, vacío del todo, saltaba a la vista un piso de y usted ha construido un estadio.
madera que recordaba remotamente un entarimado: - ¡Camarada Torski! ¡Un perro vivo es mil veces
lo componían trozos de tabla de longitud, anchura y mejor que el león inglés!
espesor desiguales. Vitia fue el primero en expresar Alexéi Stepánovich se echó a reír, apretó
su admiración por el acondicionamiento interno, pero afectuosamente el codo a Salomón Davídovich y se
lo hizo con prudencia: dirigió hacia la salida.
- Como se caiga una pieza, echará a rodar y no Igor Cherniavin esperó a que todos se marchasen.
habrá quien la alcance. Abarcó con la vista el estadio vacío. Alguien le daba
Todos, menos Blum, se echaron a reír. pena. Al salir se detuvo, y la cosa quedó clara: le
- ¿Y por qué tiene que rodar? -protestó el anciano- daba pena de Salomón Davídovich.
. Ahora, claro, el local está vacío. Pero cuando haya
gente, bancos de trabajo y tablas, ¿cómo va a rodar? 23. Una idea bastante interesante.
¿Oye usted, Volonchuk? ¿Cómo va a rodar? Por la tarde, Nesterenko dijo a Igor:
Volonchuk respondió, previo examen del sitio: -Mañana empiezas a trabajar en la sección de
- Rodar, claro que no debe. Se enganchará en montaje.
algo. - Yo nunca he trabajado en una sección de
Vitia dijo muy serio: montaje.
- Retiro lo dicho. Si se engancha, la cosa cambia. - Pues mañana trabajarás.
Blum perdió los estribos: se dio varias palmadas en - ¿Eso es en el estadio?
las caderas, exteriorizando así su indignación, y su - Por ahora, en el patio. Luego será en el estadio.
rostro abotagado adquirió una expresión belicosa. - ¿Qué voy a hacer allí?
- ¿Qué es lo que necesitáis -dijo-, una sección - El maestro te lo dirá.
para hacer muebles o un juego de billar, donde nada - ¿Y si no tengo intención de ser montador?
Banderas en las torres 39

- Tampoco yo tengo intención de ser fundidor y ni guardias. Nadie te retiene ni trata de convencerte.
trabajo en la fundición. ¡Vete si quieres!
- Allá tú. Yo pienso de otro modo. - No tengo adonde...
- ¿Tú piensas? ¿Has aprendido a pensar? ¿Oyes lo - ¿Cómo que no? ¡Vaya, hombre! Tú mismo dices
que dice, Sancho? Como no piensa ser montador, no que no quieres ser montador, sino médico.
quiere trabajar. Tú eres su padrino y debes explicarle - ¿A dónde voy a ir?
lo que no entienda. - A hacerte médico. A estudiar o... Esfuérzate por
Sancho accedió de buena gana y, dando una conseguirlo, si ése es tu deseo.
palmada en el diván, invitó a Igor a sentarse a su - ¿Quiere decirse que aquí es imposible?
lado. - También es posible, sólo que a nuestro modo.
- ¡Ea -dijo-, siéntate y ahora mismo lo aclaramos - ¿Hay que empezar por la sección de montaje?
todo! - ¿Por qué no? ¿Qué hay de malo en la sección de
Igor tomó asiento y, con una avinagrada sonrisa montaje?
en los labios, se dispuso a escuchar a su mentor. Se - No pienso que haya nada de malo. Lo que pasa
acordó del miserable estadio y de la triste pobreza de es que no me has explicado nada. ¿Por qué razón
Salomón Davídovich y se sintió embargado de tedio tengo que ir yo allí?
y extrañeza: ¿qué necesidad había de todo aquello? - Ahora verás la razón. Lo necesitamos. ¿No
- ¿Por qué pones esa cara tan fúnebre, llevas aquí viviendo dos días? ¿No te dan de comer?
Cherniavin? Eso es mala señal. Pero yo sé por qué. ¿No te han vestido? ¿No te han puesto una cama? Y
Tú piensas así: "¿De dónde habrán salido estos tú gritabas esta mañana en el comedor: "¡No tenéis
colonos tan latosos? En cambio, yo, Cherniavin, soy derecho!" ¿Y por qué? ¿De dónde crees tú que sale
formidable. Viviré con ellos cuatro días y después todo eso? Te tiene sin cuidado: "Yo soy Cherniavin y
tomo el portante y me voy". ¿Verdad que es eso lo hay que darme todo. Quiero ser médico". ¿Y si
que piensas? mientes? ¿Quién nos garantiza que no? Por eso,
Igor guardó silencio. también nosotros tenemos derecho a decir: ¡Vete al
- En realidad, puede que vivas aquí cuatro años. diablo, Cherniavin, doctor Cherniavin!
- Y si vivo cuatro años, ¿qué? - Eso no lo diréis.
- ¿Cómo es eso de "qué"? Si tienes dos dedos de - ¿Que no lo diremos? ¡Vamos, tú no nos conoces
frente... ya puedes figurarte: ¡Cuatro años! Hoy dices todavía! Piensas que vas a fugarte, y puede resultar
que no quieres ir a la sección de montaje, y mañana que nosotros te echemos antes. ¿Qué necesidad
te negarás a ir a la fundición. Más tarde se te ocurrirá tenemos de ti? Te acogimos como se acoge a un
que no quieres ser tornero, sino médico y dirás: camarada, te vestimos, te dimos de comer y te
"Haced el favor de darme un hospital. Quiero proporcionamos una cama sin preguntarte ni quién
dedicarme a curar a la gente". Y así perderemos eras, ni de dónde venías, ni si pensabas fugarte. Pues
contigo cuatro años: tú, caprichos y más caprichos, ten en cuenta que tú eres uno, y nosotros una colonia
como si no estuvieras en tus cabales, y nosotros, entera. Te rebelas diciendo que quieres ser médico y
contemplaciones van y contemplaciones vienen... no tienes en nosotros ni pizca de confianza. A ti hay
El cuadro pintado por Zorin interesó a Igor, pero que demostrártelo todo al instante, pero, ¿por qué no
le interesó ante todo porque contradecía puedes confiar en nosotros?
profundamente la clara línea lógica a que se sujetaba - ¿En quién confiar? -preguntó pensativo Igor,
él, Igor Cherniavin, y que podía exponerse en los percatándose de que Sancho tenía muchas más
términos más simples: Sancho estaba sentado junto a entendederas de lo que se le antojara al principio.
él; sus ojos despedían el mismo brillo de siempre, - ¿Cómo que "en quién"? En todos nosotros.
mas, a pesar de todo, el muchacho razonaba bastante - ¿Confiar?
neciamente. - Sí, confiar. Ya lo estás viendo: los muchachos
- Estás equivocado, camarada Zorin. viven, trabajan, estudian, hacen algo. Ya podías
- Bueno. Estoy equivocado. ¿Y cuál es la verdad? pensar que, si lo hacen, debe tener sentido. Pero tú no
- Tú dices: Cherniavin quiere ser médico. Dime, te ves más que a ti mismo: "Yo soy médico". Y, si a
por favor, ¿qué hay de malo en ello? ¿Cuánta gente eso vamos, ¿qué médico eres tú? Que nosotros somos
no quiere serlo? En cambio, vosotros, queridos una colonia de trabajo, salta a la vista. Pero ¿en qué
camaradas, lo arregláis aquí a vuestro antojo: quiera se ve que tú seas médico?
uno lo que quiera, tiene que trabajar en la sección de La conversación se desarrollaba en un diván del
montaje. Y yo debo decir: "¡A la orden! ¡A la orden! dormitorio, sumido en la penumbra. Fuera se
¡A la sección de montaje!" Pues, bien, no me da la encendían las luces. Los muchachos se habían
gana. dispersado. Sólo de tarde en tarde se oían pasos en el
- ¿Quién te impide hacer tu voluntad, Cherniavin? corredor. De pronto, alguien gritó:
¿Hay alguien que te obligue? Aquí no te forzamos. - ¡Se-evka!
Fíjate -Zorin señaló hacia la ventana-, no hay vallas Después se hizo un silencio absoluto. A Igor,
40 A. S. Makarenko

como es de suponer, no lo habían convencido las uñas? Uno se miró los dedos y gritó:
palabras de Sancho, pero no quería seguir - ¡Maldita sea! ¿Dónde están las tijeras?
discutiendo. En su interior despertó un sencillo Nesterenko le reprochó indignado:
deseo: ¿Por qué no hacer la prueba? Habría que - Si te pones a buscar las tijeras cuando están ya
demostrar cierta confianza a aquella gente. Movido tocando a revista, no las encontrarás nunca.
por tales pensamientos, dijo a Zorin. Cherniavin, ¿qué tal tú?
- En fin, todo eso es un decir. No vayas a creerte - Me parece que bien...
que soy tan burócrata. ¿Tú dónde trabajas? - Aquí no vale eso de "me parece". Gontar, trae
- En la sección de montaje. las tijeras. ¿Pero dónde lo tiras? ¡Buena la has hecho!
- ¿Tiene interés? ¡Ay, Gontar!
- No, ninguno. Era tarde. La inspección entraba ya en el
- ¿Ves tú? dormitorio, y Nesterenko dio la orden de cuadrarse.
- ¿Es que para ti todo ha de ser interesante? ¿No Zirianski era de pequeña estatura, pero esbelto y
querrás que te pongan una banda de música? Y si una bien formado. Tendría dieciséis años. Llamaban la
cosa no tiene interés, ¿no puedes hacerla? atención sus ojos grises, penetrantes, inteligentes y
- ¿Hacer una cosa que no tenga interés? alegres. Sus cejas, cortas y rectas, se espesaban junto
Igor se quedó mirando a Zorin. Los ojos de al puente de la nariz.
Sancho ardían, con un fueguecillo travieso. En el momento mismo en que saludaba a la
- ¿Hacer una cosa que no tenga interés? Esa idea, brigada captó Zirianski todo lo que había de anormal
Sir, es bastante interesante. en el dormitorio, aunque aparentaba no fijarse en
nada. Mientras escuchaba el parte estuvo mirando
24. La muchacha del parque. jovialmente a Nesterenko. No escudriñó por el
Igor oyó esta vez el toque de diana. Le agradó aposento ni buscó nada, pero, al salir, dijo a su
saltar del lecho rápida y ágilmente, pero, cuando se compañera de guardia, una modesta y callada chica
puso a hacer la cama, se dio cuenta de que era de la comisión sanitaria.
aquello una empresa superior a sus fuerzas. Miraba a - Indícalo en el parte: suciedad en el dormitorio de
los otros y hacía todo lo mismo que ellos, pero le la octava brigada.
salía muchísimo peor: la cama llena de bultos; el - ¿Qué suciedad hay aquí, Aliosha?
borde superior de la sábana asomaba torcidamente - ¿Y esto, qué es? ¿Habéis lustrado el piso para
sobre la manta, que le resultaba corta y colgaba por después tirar las uñas? ¿A tu modo de ver eso no es
ambos lados sin querer recogerse en parte alguna. suciedad?
Sancho echó una ojeada y deshizo todo su trabajo. Nesterenko no supo qué contestar. Aliosha dijo
-¡Mira! desde la puerta:
De su procedimiento captó Igor lo principal: la - Tú sabes muy bien, Vasia, que no hay que
sábana no se le torcía porque Sancho colocaba asearse únicamente para el jefe de guardia. Además,
previamente la manta doblada en el centro de la cama al nuevo no le habéis cortado las garras. Cuando
y después plegaba sobre ella los bordes laterales de la saluda, muestra unas zarpas que ni las de un lobo.
sábana, formando encima dos paralelas perfectas. A Nesterenko quedó sumamente disgustado después
Cherniavin le gustó mucho como quedaba. de la revista y no hacía más que repetir:
- Gracias. -¡Maldito sea el diablo! ¡Qué mala sombra! Y
- De nada. todo por tu culpa, Gontar. ¡Un enamorado con esas
Igor estaba de magnífico humor aquella mañana. uñas! Además, ¿a quién se le ocurre tirarlas al suelo?
Alineado junto a los demás, recibió con el saludo de Menos mal si Zajárov se limita a ponerlo en el parte.
rigor al jefe de guardia, que era el de la cuarta Pero ¿y si lleva el asunto a la asamblea general?
brigada, Aliosha Zirianski, célebre en la colonia con Misha Gontar no respondió. Agachado, recogía
el sobrenombre de Robespierre. Los muchachos que del suelo los recortes de sus uñas.
estaban de guardia en cada brigada se agitaban - Si lo lleva, diré sin rodeos: son cosas de nuestro
"como liebres sorprendidas". Diez minutos antes de enamorado Mijaíl Gontar. Palabra que lo diré. Y si
la revista, el propio Nesterenko tomó un trapo y se vuelves a tener algún descuido por el estilo, pediré a
lanzó a limpiar los cristales, reconviniendo a Jaritón Alexéi que te meta un arresto de tres horas. A Oxana
Sávchenko, miembro de guardia de la brigada: se lo contaré todo, para que lo sepa.
- ¿Te has olvidado de quién es hoy el jefe de Gontar siguió sin responder al jefe de brigada: ya
guardia? tenía bastante con la vergüenza que pasaba ante los
Jaritón, preocupado, procedió a inspeccionar con compañeros. Nesterenko lo dejó en paz y, con el
rapidez las mesillas de noche y los colchones. mismo aire de cansancio y descontento, se dirigió a
Cuando se alinearon para la revista, Nesterenko Igor:
inquirió: - ¿Tú vas a la sección de montaje o piensas seguir
- ¿Y las uñas? ¿Todos tenéis bien cortadas las pataleando?
Banderas en las torres 41

Igor se alegró de poder complacer al jefe de la - Es que yo no tengo camino. ¿Cómo se llama
brigada aunque sólo fuese en aquel punto: usted?
- Voy. La muchacha rebulló en el sitio y se sonrió:
Debía entrar al trabajo en el segundo turno, - Usted es de la colonia, ¿no?
después de comer. Dentro de todo, era un consuelo - Sí, de la colonia.
aplazar su primer experimento como obrero. - ¡Qué gracioso!
Terminado el desayuno, decidió darse un paseo por Lo dijo con acento vivo y burlón, volvió a mirarlo
el parque y bañarse. Pero, apenas hubo puesto el pie de soslayo y echó a andar por el césped, sin volver la
en el parque, encontró en el sendero una "visión cabeza ni una sola vez.
maravillosa": una muchacha.
Ya antes, en su época de "hombre libre", Igor 25. Travesaños.
procuraba gustar a las mozas y tomaba para ello El maestro Shtével, ancho, macizo, coloradote,
distintas medidas: se dejaba el pelo largo, adornaba clavó en Igor sus ojos redondos:
con una u otra mascota su traje y pronunciaba frases - ¿No has trabajado nunca?
ingeniosas. Sin embargo, ninguna chica le había - Nunca.
gustado de verdad. Sabía rendir tributo, como un - De modo que eres principiante.
caballero, al encanto y a la belleza y se consideraba, - Principiante.
en cierto modo, un buen entendido en la materia, - Pero en casa... ¿ni siquiera barrías el piso?
pero siempre se olvidaba de las beldades apenas - Ni eso.
desaparecían de su campo visual. De ahí la - Tu experiencia no es mucha. En fin,
costumbre de acoger a cada nueva muchacha con la empezaremos. Para comenzar darás una mano de lija
desenvuelta curiosidad de un don Juan. a los travesaños. El trabajo es fácil.
Así acogió a la muchacha del parque. Ante todo, - ¿A qué travesaños?
hubo de reconocer que era "maravillosa". Igor tenía El maestro señaló con el pie una silla terminada:
en gran estima esta palabra y se enorgullecía de su - ¿Ves el travesaño que sujeta las patas? Lo han
expresividad, procurando ocultarse a sí mismo que la puesto sin pulir, sin lijar, y su aspecto es
había heredado de su padre, que decía a cada desagradable. En cambio, ahora, cuanto tú lo lijes, la
instante: silla tendrá mejor apariencia. Lo demás está pulido,
- ¡Una persona maravillosa! pero han resuelto, por lo visto, que los travesaños
- ¡Una mujer maravillosa! pueden ir así.
- ¡Una idea maravillosa! El maestro era locuaz, pero diligente: mientras
La chica que iba por el sendero del parque era hablaba, sus manos no permanecían inactivas, y en el
"maravillosa". Un vestido pobre y feo realzaba su banco ante el que se hallaba Igor aparecieron
belleza. No cabía duda de que no era colona: las travesaños, una escofina y una hoja de papel de lija.
colonas andaban siempre muy arregladitas. Al acabar su discurso, Shtével había pasado ya la
Su rostro, levemente bronceado, tenía un matiz escofina por un palo, que después restregó con la lija.
rosa oscuro, de una pureza y uniformidad Terminada la operación, lo contempló satisfecho y lo
extraordinarias, sin un brillo, sin un rasguño, sin un acarició:
grano que lo afease. Pocas personas podrían jactarse - ¿Ves cómo ha quedado? Da gusto tocarlo.
de tener una tez tan hermosa y limpia. Bajo las finas ¡Adelante!
cejas negras miraban, atentos y un poco cohibidos, A Igor le entretuvieron el discurso del maestro y
sus grandes ojos castaños, de un brillo dorado, con el sus manipulaciones con el travesaño y demás
blanco como teñido levemente de azulete. En una accesorios. Cuando Shtével, después de darle unas
palabra, la muchacha era realmente maravillosa. palmadas en el hombro, se retiró, Igor echó mano a
Igor se detuvo y preguntó suspenso: un travesaño y le pasó la escofina. Desde el primer
- ¡Lady! ¿De dónde ha sacado usted esos ojos tan momento se pusieron de manifiesto todos los
bonitos? inconvenientes de aquel trabajo: la madera se le fue
La muchacha se detuvo, dio luego un paso hacia de la mano, y el duro borde del instrumento le rozó
el borde del sendero y se llevó la mano a la cara: dos dedos, produciéndole la sensación de una
- ¿Qué ojos? quemadura. Igor vio que se había despellejado los
- ¡Tiene usted unos ojos preciosos! dedos y se había hecho sangre. Una voz desconocida
La muchacha lo miró enojada con aquellos ojos dijo, cerca, en tono de mofa:
tan bellos, bajó luego la cabeza, ruborizada, y se - Buen comienzo, camarada montador.
apresuró a salir del sendero, pasando al césped. Igor volvió la cabeza. No en balde la voz le había
- Milady, le aseguro que no muerdo. parecido conocida. Era Seredin, de la octava brigada,
Ella interrumpió su retirada y lo miró sombría, de aunque del segundo dormitorio: el mismo a quien
soslayo: Nesterenko había calificado de presumido. El chico
- ¡Déjeme tranquila! Siga su camino. aquel tenía un rostro agradable y mantenía la cabeza
42 A. S. Makarenko

un poco echada hacia atrás. Tenía delante varias Igor siguió contemplando la sección hasta que
chapas finas para respaldos de silla y las iba puliendo Seredin le preguntó:
con una regla envuelta en papel de lija. Antes de que - ¿Qué haces que no trabajas? ¿No te gusta?
Igor hubiese podido verlas bien, las placas habían ido Igor se tornó en silencio hacia el banco y agarró la
a parar al montón de las ya terminadas y la mano de escofina. Pesada, áspera, espolvoreada de serrín y
Seredin tomaba una nueva porción. siempre gravitando hacia el suelo, producía en la
- Allí en aquel botiquín hay yodo -le indicó mano una sensación desagradable. Igor la soltó y
Seredin con la cabeza, sonriéndose-. No tiene tomó un travesaño. Le pareció más simpático que los
importancia, a todos los novatos les pasa lo mismo. otros. Lo estuvo examinando atentamente. Su ojo
Igor abrió el botiquín, encontró unas vendas y advirtió las asperezas y ángulos que había que
una gran botella de yodo, se untó el rasguño y pidió a eliminar; notó también que un extremo había salido
Seredin: mal terminado de la aserradora. La otra mano se
- Véndame. alargó hacia la escofina, pero en esto llegó volando
- ¡Qué cosas tienes! ¿Para qué vas a vendarte? una abeja. De su peso se cae que la abeja no tenía
¿No querrás que llame al médico? nada que hacer en la sección de montaje. Igor la
- ¿No ves que estoy sangrando? siguió con la vista, pensando que, al cabo, persuadida
- No te desangrarás. ¿Te has untado de yodo? de lo inútil de su visita, se marcharía. Sin embargo,
Pues ya es bastante. No es más que una gota lo que te no sólo no se iba, sino que se puso a revolotear sobre
ha salido. el banco. En su vuelo chocaba contra los maderos de
Igor no quiso discutir y colocó de nuevo la venda roble recién cortados, estremeciéndose con todo su
en el cajón. Pero los dedos le dolían y le daba miedo cuerpo, hasta que, seducida por la gota de sangre que
empezar un nuevo travesaño. No obstante, se dedicó se secaba en la mano de Igor, se lanzó súbitamente
a tomarlo, lo miró y le aplicó la escofina. De pronto, sobre ella. Igor, asustado, la espantó agitando un
en un rapto de mal humor, lo tiró todo y, volviéndose travesaño. La fuga de la abeja le proporcionó gran
de espaldas al banco, se puso a contemplar la alegría. Tomó aliento, echó una ojeada a su alrededor
sección. y sólo entonces notó que tenía calor, que el sol le
Hablando con propiedad, aquello no era un taller. picaba en la cabeza y que el sudor le bañaba el
En la parte de fuera de la sección de máquinas se cuello. De pronto sintió que en su cuello, sudoroso,
había acoplado a la pared, trepidante por el ruido de caliente, acababa de posarse algo velludo y pesado.
los mecanismos, un tejadillo de contrachapado lleno Igor agitó la mano libre. Un moscardón enorme y
de agujeros. Formalmente, aquello era el comienzo verdoso zumbó, insolente, por encima de él. Igor
de la sección de montaje. Bajo el tejadillo no se levantó la cabeza y vio que los moscardones eran dos
guarecían más que cuatro muchachos de los veinte y que ni siguieran trataban de ocultarle sus malévolos
que trabajaban en la sección. Todos los demás no hociquillos. El chico se enojó y dijo de repente, casi
tenían más techo que el cielo, de no contar las rojizas llorando:
copas de los altos chopos que bordeaban la plazoleta. - ¡Qué asco de moscardones!
Había en ésta numerosos bancos de trabajo, de Sancho, Seredin y otros se echaron a reír. Seredin
distinto tamaño y altura, montados de prisa y reía bonachonamente, inclinando hacia atrás la
corriendo con tablas sin cepillar. Algunos chicos cabeza; la risa de Sancho llenaba, atronadora, toda la
trabajaban en el suelo. Un peón de aventajada plazoleta.
estatura sacaba las piezas de la sección de máquinas - ¡No temas, Igor! ¡No muerden!
a la plazoleta. La carpintería de la colonia fabricaba Uno de los jóvenes bromeó:
sólo muebles de roble, destinados a los teatros. Las - A lo mejor piensan que es un caballo.
piezas que suministraba la sección de máquinas eran Igor arrojó sobre la mesa el travesaño:
placas para respaldos y asientos, patas y travesaños. - ¡Al cuerno todo!
Se hacía un solo cuerpo de cada tres butacas, pero - ¿No quieres trabajar? -preguntó Seredin.
antes de montar el conjunto se ensamblaba por partes - No.
cada unidad: las patas, los asientos, etc. De esto, y de Sancho dejó lo que estaba haciendo y se acercó:
montar los bloques, se ocupaban los muchachos más - ¿Qué pasa, Cherniavin?
calificados, Sancho Zorin entre ellos. Trabajaban con Igor, enfurecido, dio un paso hacia él.
alegría, golpeteando con sus martillos de madera; - ¡Que se vaya todo al diablo! -gritó-. ¡Ya está
junto a ellos iban formándose poco a poco pilas de bien! ¿Qué tengo yo que ver con travesaños y limas?
elementos ensamblados, y al lado de Zorin había, de ¡Vaya un taller, hay aquí moscardones grandes como
pie, bloques de tres butacas, aún sin asiento. La perros!
mayor parte de los chicos se dedicaba a operaciones Con el rabillo del ojo vio que Seredin movía
similares a la que se había encomendado a Igor. Las desaprobatorio la cabeza, sin dejar de trabajar; otros
limas se movían en sus manos emitiendo metálicos volvieron hacia él sus rostros serios y asombrados.
chirridos. Sancho dijo:
Banderas en las torres 43

- Pues mira, no vamos a andar rogándote. Vete; meten por medio.


puedes salir por aquí. - ¿Cuántos travesaños has pulido?
- ¡Me iré! Las muchachas se callaron, pero era evidente que
Sin mirar a nadie, Igor pasó por encima de un lo habían hecho tan sólo para oír mejor su respuesta y
montón de piezas. Sancho dijo algo en pos suyo, pero reírse de él más alegre y ruidosamente. Igor no quiso
él no lo oyó. No lo oyó porque tenía ante sí una darles ese gusto:
visión inesperada: la muchacha que aquella mañana - Me he negado a hacer esa idiotez. No faltará
encontrara en el parque estaba agachada junto a un quien quiera pulir esos travesaños tan estúpidos.
canasto de astillas, mirándole con una expresión de - ¿Y qué piensas hacer tú?
franca burla. La muchacha pelirroja hablaba, sonriendo
tranquilamente, con voz profunda, agradable,
26. El héroe del día. cariñosa, exenta de burla. Se habían acabado las
Continuó la jornada, calurosa, inquieta y... carcajadas. Igor estaba satisfecho de su éxito: sabía
solitaria para Igor. A la hora de cenar, hubo en el imponer respeto. Y trató de contestar con la máxima
comedor risas dignas de los cosacos de Zaporozhie. dignidad:
Hasta Gontar, que no había visto nada, contaba, - Ya veré. No me faltará un papel que
regodeándose: desempeñar.
- Dice que hay moscardones grandes como perros. La impresión fue la esperada. Las muchachas lo
En la mesa vecina dijo la voz sonora de un chico: miraron con respeto. Pero Klava dijo de repente,
- ¡Qué barbaridad! ¡Va a haber que ponerles volviéndose hacia él:
cadenas a las moscas! - Tú tienes ya tu papel: el de payaso.
La mesa vecina estalló también en carcajadas. Todas las muchachas se echaron a reír tan a gusto,
Igor, vuelto hacia la ventana, estaba de un humor que se les saltaron las lágrimas. Igor tuvo que simular
endiablado. Nesterenko lo abordó: interés por el voleibol y apartarse de ellas. Sin
- ¿Así que no piensas trabajar? embargo, la conversación no le había turbado gran
- No. cosa. Cierto que Klava Kashírina era la jefa de la
- ¿Pero te quedarás a vivir en la colonia? brigada a que pertenecían las muchachas; cierto que
- Yo no he venido aquí por mi gusto. Me han ella podía permitirse tildar de payaso a Igor,
mandado. moviendo a risa a sus compañeras. Pero la otra, la del
- ¡Estupendo! -terció Zorin seriamente. cabello rojo, no se había reído tanto. ¿Quién sería?
Cesaron por doquier las carcajadas. Igor notó que Igor preguntó a Rógov, que pasaba a la carrera:
algunos ojos lo miraban con interés y, quizá, con - ¿Quién es esa pelirroja?
respeto. Se levantó altanero y dijo a Zorin en voz - ¿La pelirroja? Es Lida. Lida Tálikova, jefa de la
alta, para que le oyeran todos: once brigada.
- ¿Sabe?, no siento vocación por lijar travesaños. ¡Vaya, era también jefa de brigada, y no se había
Dicho esto, abandonó el comedor. reído tanto!
Lo sucedido lo alegraba incluso. Su cara había Cuando todos se hubieron recogido en el
recobrado la habitual expresión de seguridad, la dormitorio, Igor quedó agradablemente sorprendido
propensión a la sonrisa cáustica, y sus ojos se al ver que nadie aludía a su escapatoria de la sección.
entornaban maliciosos. Antes que tocasen retreta, Todos se conducían como si nada hubiese ocurrido
estuvo paseando por el parque y presenció unos en la brigada. Unos leían, otros escribían, en fin, cada
partidos de voleibol. Entre los espectadores vio un uno se ocupaba de sus cosas. Sancho y Misha Gontar
grupo de muchachas y, junto a Klava Kashírina, jugaban al ajedrez sentados en el diván. Nesterenko
distinguió una cara regordeta y algo pecosa, aunque extendió un periódico en el suelo, desarmando sobre
muy atractiva. La muchacha lo miró, esbozó una él un extraño aparato compuesto todo él de muelles y
sonrisa y deslizó algo al oído de una compañera. ruedas. Igor iba y venía por la habitación, sin
Tenía el pelo ensortijado, de un rojo claro. Igor se atreverse a preguntar qué clase de artefacto era aquél.
arrimó al grupo, y ella le preguntó: Fuera sonó una breve señal que hizo a Nesterenko
- ¿Tú eres Cherniavin? ¿Sabes jugar al voleibol? levantar sorprendido la cabeza.
- Sí. - ¿Ya es la hora de los partes? -exclamó- ¡Pero
- ¿Y no tienes miedo a los moscardones? cómo vuela el tiempo! Sasha, ve a entregar el parte,
Las muchachas se rieron. Klava fue la única que porque yo, fíjate qué manos tengo.
miró a Igor con ojos de censura y apretó Enseñó los dedos embadurnados. Alexandr
desdeñosamente sus bonitos labios. Pero Igor no se Ostapchin, subjefe de la brigada, dio una vuelta ante
enfadó: el espejo, miró a todos con sus bellos ojos y dijo:
- Los moscardones sólo molestan en vuestra - ¡Qué jefe más pillo tenemos! ¿Quieres que sea
sección de montaje. Impiden realizar este importante yo quien tenga que darle explicaciones a Alexéi por
trabajo. Tiene uno que pulir un travesaño y ellos se lo de las uñas de Misha?
44 A. S. Makarenko

Todos sonrieron. Nesterenko repuso, hosco: sólo dio cuenta, sino que le añadió los detalles que
- Bueno, ¿y qué? Dices que este presumido no pudo. Después de que se leyeron todos los partes,
tuvo tiempo. Con lo que te gusta hablar, será para ti... dije yo: "Alexéi Stepánovich, hay que meter en
una especie de entrenamiento para cuando seas fiscal. cintura a Gontar". Y él va y me contesta: "Yo no
Tampoco estaría mal que a Gontar le leyeran la tengo por qué ocuparme de todos vosotros. Otra cosa
cartilla. es Cherniavin, que ha llegado ayer, pero Gontar lleva
Al decir esto, Nesterenko lanzó una mirada ya en vuestra brigada cinco años". Yo salté diciendo
fulminante a Gontar, que emitió una interjección de que Zirianski busca tres pies al gato. ¡Más me
despecho y se dio una palmada en la nuca. hubiera valido callarme! ¡Menuda me cayó! "En
Ostapchin se miró un vez más al espejo y salió primer lugar -me dijo- está prohibido discutir durante
corriendo. Igor preguntó: la lectura de los partes, y, en segundo lugar, el parte
- Camarada Nesterenko, ¿qué es esto? de la octava brigada, que has traído tú mismo,
El jefe de la brigada levantó la cabeza, miró de menciona el descuido del colono Mijaíl Gontal. Por
mala gana a Igor y sacudió la mano con un gesto que tu incorrección durante la lectura de los partes y por
indudablemente quería decir: ¡Apártate! el desaseo de la brigada, una hora de arresto".
Igor se acercó a los ajedrecistas. Gontar seguía Todos escuchaban en silencio, con los ojos muy
con la mano sobre la nuca. Sin reparar en Igor, movió abiertos. Olvidándose de su propia situación, Igor
una figura e inquirió en voz queda: observó:
- ¿Qué te parece, Sancho? ¿Me llamarán a - ¡Pero si tú se lo explicaste todo!
presencia de Alexéi? Las miradas se volvieron hacia Igor como si se
-¿A ti? tratase de un intruso impertinente. Sin embargo,
- Sí. Por el parte de Zirianski. Ostapchin respondió:
Sancho agarró un caballo por la cabeza. - Se lo expliqué, claro está, pero no tuve más
- ¿Por el parte? No creo. Alexéi no manda llamar remedio que decir: "¡A la orden!"
a nadie por tonterías como ésa. Nesterenko fue víctima de un nuevo acceso de
- ¿Y si se le ocurre? hilaridad:
- No se le ocurrirá. Ahora que a Sasha le dirá - ¡Imponente! ¡Qué bien que te mandé a ti!
algo. Si llama a alguien, será al zángano este. - No volveré a ir nunca...
Sancho apuntó con la cabeza a Igor. Gontar se El jefe de la brigada repuso jovial, amenazándole
retiró la mano de la nuca y apartó a Cherniavin: afectuosamente:
- Quítate de ahí, que tapas la luz. - Ya te guardarás tú muy bien de no ir. Además, el
Pero las últimas palabras de Sancho habían arresto no ha sido por culpa mía, sino tuya. Te gusta
intrigado a Igor. darle a la lengua y has metido la pata al dar el parte.
- ¿A mí me mandará llamar? -dijo-. Pues que me ¡A quién se le ocurre decir que el jefe de guardia
llame. ¡Qué miedo, señores! anda buscándole tres pies al gato! ¡A quién se le
Igor miró a todos con aire de triunfador, pero ocurre! Lo que me asombra es que hayas salido tan
nadie le prestó atención. bien librado. A lo que se ve, Alexéi está de buenas
Cinco minutos más tarde, irrumpió en el aposento hoy.
Ostapchin rebosante de emoción, rojo como una Igor se sintió de pronto dolorido y molesto. Ni el
amapola y, evidentemente, confuso: diablo entendería a aquella gente. Estaba claro como
- ¡Una hora de arresto! -anunció, mirando a todos el agua que Ostapchin no merecía la hora de arresto,
con ojos desencajados. y que el verdadero culpable, Misha Gontar, quedaba
Gontar se señaló a sí mismo con un dedo: impune. Por último, había otra cosa que lo sacaba de
- ¿Para mí? quicio: ¿por qué todo el mundo, Alexéi Stepánovich
- Para mí -respondió Ostapchin, repitiendo el inclusive, se interesaba por una futesa como las uñas
gesto de Gontar. de Gontar, mientras que nadie hacía caso de Igor
- ¿Para ti? Cherniavin, que se había negado ostensiblemente a
Todos saltaron de sus sitios, abriendo mucho los trabajar?
ojos con un asombro mezcla de sorna. Estaban a punto de acostarse cuando entró en el
- ¿Tú arrestado? dormitorio Aliosha Zirianski, sin brazalete ya. Lo
Nesterenko se tiró de espaldas en el suelo y se acogieron con exclamaciones de júbilo,
puso a patalear en el aire, riendo atronador. Gontar se incomprensibles para Igor, y lo rodearon todos.
llevó nuevamente la mano a la nuca con una sonrisa Zirianski se desplomó en el diván:
azarada. El que más se alegró fue Sancho. Después - ¡Sasha metió la pata! De fijo que Alexéi estará
de saltar, las manos en alto, agarró a Ostapchin de los ahora en su gabinete riéndose al recordado:
brazos. "¡Alexandr Ostapchin presenta el parte!" Por cierto,
- ¿Por las uñas? debo decir que lo hace con mucha elegancia, mejor
- ¡Claro que sí! El muy cochino de Robespierre no que todos los demás.
Banderas en las torres 45

Zirianski no mentó para nada a Igor Cherniavin, algo peculiar, pueril, difícil de calificar. Pero ese algo
no se acordó tan siquiera de que se hallaba en aquel era, a no dudarlo, energía, agresividad, travesura,
dormitorio ni de que se había negado ánimo batallador, reflejado todo ello en una mirada
ostensiblemente a trabajar en la sección de montaje. pícara y perspicaz, a la que no escapaba uno tan
fácilmente. Eran caras y cualidades que Igor había
27. Tendrás que dar la cara. observado anteriormente y le gustaban. Por otra
Igor se despertó a tiempo y anduvo largo rato parte, en el carácter de todos los colonos se percibían
haciendo la cama. Tal vez hubiera seguido con claridad otros rasgos. Igor los captaba también
durmiendo, pero la víspera se había olvidado de inconscientemente y ni a sí mismo se confesaba que
preguntar quién entraba de guardia y no quería que fuesen propios de la colonia, aunque no los había
una "dama" lo encontrara otra vez acostado. Su visto antes en ninguna parte. Aquellos rasgos
determinación no pudo ser más oportuna, pues despertaban en él a un tiempo, interés y rebeldía.
efectuó la revista el propio Zajárov, acompañado de No cabía duda de que la gente sentada en el
la jefa de guardia, Lida Tálikova. Zajárov estaba de comedor constituía una familia muy unida, muy
buen humor. Vestía una camisa rusa blanca. Igual compenetrada y ufana de su armonía. Gustó en grado
que los jefes de guardia, levantó la mano y dijo: sumo a Igor que en cuatro días no hubiera tenido que
- ¡Salud, camaradas! presenciar no ya una pelea o una disputa, sino ni
A Igor le pareció que los colonos le contestaban siquiera un intercambio de palabras airadas o subidas
con mayor unanimidad y afecto que a los jefes de de tono. Al principio, Igor consideraba que era así
guardia, pero se advertía que a Zajárov le tenían porque todos temían a Zajárov o a los jefes de
bastante miedo. El director inspeccionó el aposento brigada. Quizá fuera esa la explicación, pero el
sin excesiva rigurosidad, sin escudriñar en los temor, si existía, no se manifestaba. Cierto que los
rincones, pues de ello se encargaba el ágil y pequeño jefes de guardia en la colonia y los jefes de brigada
delegado de la comisión sanitaria. Sin embargo, pidió en los dormitorios daban sus instrucciones sin
a Gontar que le enseñara las uñas, y Ostapchin, al vacilar, seguros de que se cumplirían, en tono de
oído, enrojeció de alegría, pero Zajárov no se dio auténticos jefes. Saltaba a la vista que tenían
cuenta. Ante Igor pasó indiferente. Nesterenko le costumbre de hacerla, como si llevasen años
preguntó: gobernando la colonia. Pero Sancho le había dicho
- Alexéi Stepánovich, ¿no sabe usted qué película que la mayoría de los jefes de brigada eran nuevos;
van a poner hoy? sólo Nesterenko y Zirianski ocupaban sus puestos
- Según parece, El acorazado Potemkin. ¿Han ido más de medio año. Además, Igor notó que no sólo los
por ella, Lida? jefes de brigada, sino todos los que estaban
- Sí. investidos de algún poder, aunque fuese por un día,
Conforme salía, Alexéi Stepánovich miró la hacían uso de él seguros de sí mismos, sin titubeos, y
bombilla del techo, y todos los de la brigada los colonos acataban su autoridad como un fenómeno
protestaron: de lo más natural y necesario. Así se comportaban los
- ¡Son motas que tiene el cristal! ¡Estamos de la comisión sanitaria, los inspectores en el
cansados de pedir que cambien la bombilla! comedor y en las brigadas y los centinelas que
Zajárov se detuvo a la puerta: montaban guardia a la puerta.
- ¿Por qué gritáis? De centinelas solían hacer los más pequeños, los
- Porque ha mirado usted la bombilla... mismos que corrían chillando por el parque,
- Si cada vez que mire yo a un sitio vais a gritar... retozaban en el estanque y saltaban en los aparatos
- ¡Ya sabemos cómo mira usted! del campo de gimnasia. Eran diversos sus rostros y
Igor se fue a desayunar. Nadie le habló por el andares, sus voces y mañas; había entre ellos chicos
camino. Sentados a la mesa, Sancho y Gontar "dañinos", burlones y bromistas, marrulleros y
comentaban algo en voz alta. Nesterenko comía en fantaseadores, y muchos tenían la cabeza llena de
silencio. Su mirada vagaba por el comedor. pajaritos. Pero bastaba que uno de aquellos
Sentados en mesitas cubiertas de blancos manteles rapazuelos tomara el fusil en la mano, para que
desayunaban a la vez cien muchachos y muchachas adoptase un porte parecido al de Petia Kravchuk, el
y, a decir verdad, todos eran del agrado de Igor. que recibió a Igor el día de su llegada. Lo mismo que
Aunque sólo llevaba cuatro días en la colonia, Petia, se ponían serios, marciales, procuraban hablar
conocía ya a muchos de sus moradores e identificaba con voz de bajo y asumían un aire rigurosamente
a los delegados de la comisión sanitaria, chicos y oficial. La misión que se les encomendaba no tenía
chicas muy parecidos entre sí, pulcros, exigentes y nada de difícil: impedir la entrada a los extraños y
severos, que debían andar entre los catorce y los obligar a todo el mundo a limpiarse los zapatos. No
quince años. También se le hacían conocidos otros necesitaban pase ni los mayores ni los colonos. Los
rostros. En todos ellos distinguía inconscientemente centinelas sabían a quién podían permitirle el paso y
dos caracteres, dos líneas. Cada uno tenía para él a quién no. Por lo que respecta a la limpieza de los
46 A. S. Makarenko

zapatos, eran igual de implacables con todo el libros después del desayuno?
mundo. Igor vio la víspera a uno de ellos detener a En vez de contestar, Filka se volvió de espaldas
Vitia Torski, que llegó del patio como una con una expresión que quería decir: "Esta no hablará
exhalación: mucho; aguantemos".
- ¡Vitia, los pies! - ¿Qué modales son ésos? ¿Por qué te vuelves?
- ¡Tengo mucha prisa, Shura! Filka se enfadó:
Pero Shura se volvió sin repetir siquiera la orden. - No son modales de ninguna clase, pero, ¿qué
Y Vitia Torski, el cabeza de aquella república, sin voy a decir yo?
titubear más de un segundo, regresó de la mitad de la - Que sea la última vez. Está prohibido traer los
escalera para limpiarse las suelas en la bayeta, bajo la manuales al comedor. Y eso de darse la vuelta
observación de Shura. cuando le hablan a uno...
Era la colonia una colectividad fuertemente Filka exhaló un suspiro de alivio y alzó la mano:
hermanada, y resultaba difícil saber qué era lo que la - ¡A la orden! No volveré a traer los libros.
unía. En ocasiones tenía Igor la extraña impresión de Cuando Lida se alejó, cuatro cabezas rapadas se
que todos -los mayorcitos, los chicuelos, las aproximaron cuchicheantes; una de ellas miró a la
muchachas- habían aprobado en secreto, muy en jefa de guardia, y volvieron a cuchichear. Lida se
secreto, las reglas de un juego, al que se dedicaban aproximó a Igor, y las cuatro cabezas giraron en la
ahora, ateniéndose con rectitud a las reglas y misma dirección.
orgullosos de ellas; tanto más orgullosos cuanto más - Cherniavin, ¿vas a trabajar hoy?
difíciles eran. Igor pensaba algunas veces que las Igor se quedó boquiabierto. Gontar le dijo severo:
reglas y el juego habían sido inventados a propósito - Levántate.
para reírse de él viéndole jugar sin conocer las reglas. Igor obedeció y dijo:
Lo que más rabia le producía era que todo el juego se - No voy a trabajar.
desarrollaba como si no hubiese tal, como si aquello - Necesitamos mano de obra, ¿lo sabes?
fuese lo lógico y no pudiera ser de otro modo, como - Yo no pienso ser carpintero.
si en todas partes hubiese que saludar al jefe de Lida replicó con voz cariñosa:
guardia, llamar "sección de montaje" a un pedazo de - Y si un día nos ataca el enemigo, ¿dirás que no
campo abandonado y pulir en él un número infinito quieres ser militar?
de travesaños. - El enemigo es cosa muy distinta.
Por eso, pese a su simpatía por aquella El propio Filka, recién amonestado por la jefa de
colectividad alegre y orgullosa, no quería claudicar. guardia, dijo dirigiéndose a los de su mesa, pero de
Admitía que no le iba a ser fácil resistir, pues modo que lo oyese el comedor entero:
aquellos muchachos y muchachas, tan bonachones - ¡Es cosa muy distinta! Se meterá debajo de la
todos, sólo simulaban ignorar la existencia de Igor y cama.
fingían que la presencia en el comedor de un Lida miró severa a Filka. El chico le sonrió alegre
holgazán y zángano entre aquella masa de y travieso, con la afabilidad de quien sonríe a una
trabajadores no irritaba a nadie. Igor comprendía que hermana.
llegaría el momento en que todos se le echarían - ¿Así que no vas a trabajar?
encima y querrían obligarle a trabajar. Sería curioso - No.
ver cómo lo hacían. Por la fuerza, no tenían derecho. Lida escribió unas palabras en un cuaderno y se
¿Por hambre? Tampoco lo tenían. ¿Iban a permitirle retiró.
vivir en la colonia sin trabajar? Eso era poco Después de comer, Igor encontró en la mesilla de
probable. ¿Lo expulsarían? Era evidente que no Sancho el libro Los guerrilleros y se puso a leerlo.
querían expulsarlo. En fin, ¡allá se vería! En esto entró Begunok y se cuadró junto a la puerta:
Igor desayunaba, contemplando con placer a los - Camarada Cherniavin, a las cinco de la tarde,
colonos. También ellos tomaban su desayuno: reunión del Consejo de jefes de brigada. El secretario
frescos, lozanos, con sus trajes escolares. Charlaban, ordena que vayas. Tendrás que dar la cara.
se reían, hacían muecas de vez en cuando y miraban - Está bien.
a Lida Tálikova, la simpática jefa de guardia, que iba - ¿Irás solo o habrá que conducirte?
y venía por entre las mesas. Volodia habló seriamente y hasta hizo un severo
Lida se detuvo junto a la mesa inmediata. Un mohín al pronunciar la palabra "conducirte".
muchacho moreno levantó los ojos hacia ella. Lida le - Yo mismo iré.
preguntó: - Bueno, ya sabes: a las cinco en el Consejo.
- Filka, ¿por qué has traído los libros al comedor? Callaron ambos:
Se alzó el interrogado y respondió: - ¿Por qué no contestas?
- Me hacen mucha falta porque quiero repasar una Igor miró aquella carita ceñuda y exigente, se
regla. levantó como impelido por un resorte y dijo,
- ¿Es que te da pereza subir al dormitorio por los riéndose:
Banderas en las torres 47

- ¡A la orden! ¡A las cinco en el Consejo! - ¡No corras tanto! ¿Traes la orden de admisión?
- ¡Que no faltes! -terminó Volodia rigurosamente - ¿Qué orden?
y salió. - ¿No te han dado ningún papel?
- ¿Papel? No.
28. Después de la lluvia. - ¿Y cómo quieres que te admitan?
A las cuatro hubo tormenta. Batió el bosque con Vania se encogió de hombros y miró fijamente a
el diligente esmero de quien cumple un grato Liuba. La muchacha se sonrió y le dijo:
convenio. Descargó varios aletazos sobre la colonia y - Quítate de la lluvia, que te mojas. Ven aquí...
le prodigó un aguacero fuerte y tupido. Los Sólo que no te admitirán...
pequeñuelos corrían bajo la lluvia, en medio de una Vania pasó al vestíbulo. Plantado sobre los sacos,
algarabía alegre. Después, la tormenta se desplazó se puso a contemplar la lluvia. Luego miró a Liuba y
hacia la ciudad, y sobre la colonia quedaron unas se apresuró a enjugarse las lágrimas con la manga...
nubecillas de poca monta que, afanosas como buenas ... En aquel mismo momento, Igor Cherniavin se
amas de casa, iban cerniendo al suelo una tenue y hallaba en medio de la habitación del Consejo de
templada llovizna. Los pequeños corrieron a mudarse jefes de brigada "dando la cara". Había mucha gente.
de ropa. Los chicos un poco mayores esperaron a que Llenaban el diván corrido no sólo los jefes de
escampase y fueron luego pasando de puntillas de un brigada, sino también otros colonos: unos cuarenta en
edificio a otro. En la puerta principal, sobre varios total. De la octava brigada, a más de Nesterenko, se
sacos extendidos en el suelo, se hallaba, fusil en hallaban presentes Zorin, Gontar y Ostapchino Al
mano, la sonrosada y pulcra Liuba Rotshtéin, y lado de Zorin estaba el moreno Mark Grinhaus,
exigía a todos: secretario de la célula del Komsomol, que sonreía
- ¡Los pies! con tristeza, quizá pensando en algún asunto suyo o
- ¡Bogátov, los pies! acaso en Igor Cherniavin. Tras la mesa del secretario
- ¡Bélenki, no te olvides! del Consejo de jefes estaban sentados Vitia Torski y
A los muchachos que habían tomado la ducha Alexéi Stepánovich. A la puerta se agolpaban los
celeste les decía con franco tono de reproche: pequeños, Volodia Begunok el primero. Todos
- Aquí no entras. escuchaban atentamente a Igor, que decía:
- ¡Si me he limpiado los pies, Liuba! - ¿Quién ha dicho que no quiero trabajar? Lo que
- Pero sigues goteando. no quiero es trabajar en la sección de montaje. No me
- ¿Y qué quieres que haga, secarme aquí? gusta aquello, ¿me entendéis? ¿Qué interés tiene
- Sécate. pulir travesaños?
- Tardaría demasiado. Guardó silencio y pasó la mirada por las caras de
Liuba no respondía y volvía la cabeza a un lado. los reunidos, notando, con agrado, que expresaban
El muchacho gritaba mirando a una ventana del impaciencia y fastidio. Igor se sonrió y puso los ojos
segundo piso, llamaba a alguien que no se veía y que en el director. El rostro de Zajárov no expresaba
tal vez ni siquiera se hallase en la habitación. Estaba nada. El hombre sacaba punta a un lápiz con un
gritando largo rato a voz en cuello: diminuto cortaplumas, dejando caer con sumo
- ¡Kolia, Kolia, Kolia! cuidado las virutas en un gran cenicero.
Finalmente, alguien se asomaba. - Pido la palabra -dijo Gontar.
- ¿Qué quieres? Vitia asintió con la cabeza. Gontar se levantó y,
- Échame una toalla. extendiendo el brazo derecho, profirió patético:
Un minuto más tarde, el chicuelo, después de - ¡El diablo sabe cuántos como éste nos vendrán
frotarse con la toalla hasta que se ponía roja su piel, todavía! Va para cinco años que estoy en la colonia y
dirigía una sonrisa a la dulcificada Liuba y penetraba ya he visto en esta misma habitación lo menos treinta
en el vestíbulo. señoritos por el estilo.
A las cinco de la tarde, Volodia llamó a reunión - Más -corrigió alguien.
del Consejo de jefes de brigada, contempló un - Y siempre el mismo soniquete. Ya me tienen
instante la lluvia y desapareció en el interior... harto. ¡Que no quiere ser montador! Sería cosa de
... Empapado hasta los huesos, sin nada en la preguntarle qué es lo que sabe hacer. Comer y
cabeza, maltrechas las botas, flaco y pálido, Vania dormir: eso es todo lo que sabe. Llega aquí, sabe que
Gálchenko llegó a la puerta principal, se detuvo se le va a dar un buen jabón, se planta ahí en medio y
frente a la entrada y miró tímidamente a la dice: "No quiero ser montador". ¿Qué creéis que va a
majestuosa Liuba. ser? Adivinadlo. Pues un zángano, ya se ve. Yo
- ¿De dónde eres, muchacho? admito que se presenten uno, dos, tres. ¡Pero tantos!
- ¿Yo? Pues aquí he venido... Y nosotros, venga a gastar saliva con ellos. Lo que
- Ya veo que no te han traído en coche. ¿A quién yo propongo es lo siguiente: quitarle la ropa de la
quieres ver? colonia, darle sus andrajos y que se vaya. Si ponemos
- ¿Me admitirán en la colonia? a uno en la puerta, servirá de escarmiento a los
48 A. S. Makarenko

demás. brigada, no hacéis más que gritar: ¡A la calle!


- ¡Muy bien! -gritó Zirianski. - ¿Y qué vamos a hacer, aguantarnos y andarnos
Vitia lo atajó: con miramientos? -gritó Gontar.
- No interrumpas. Después pides la palabra. - No podemos expulsarlo -replicó Grinhaus,
- ¿La palabra? ¿Para qué? ¿Acaso se merece subiendo el tono y denegando con la cabeza, para dar
Cherniavin que pida uno la palabra? Todos somos mayor fuerza a sus palabras-, pero tampoco podemos
carpinteros y él no quiere serlo. ¿A santo de qué aguantarlo, porque formamos parte del sector
tenemos que darle de comer? Hay que ponerlo de socialista, y en el sector socialista todo el mundo
patitas en la calle, mostrarle la puerta. debe trabajar. Igor dice que lo hará en otro sitio.
- No debemos expulsarlo, se perdería -declaró, Tampoco podemos permitirlo. En el sector socialista
calmoso, Nesterenko. debe haber disciplina. Dale la vuelta a la colonia
- Pues mira, que se pierda. entera a ver si encuentras a uno solo que diga que
Resonó un murmullo de aprobación en el quiere ser montador. Todos estudian y todos saben
Consejo. Una voz de alto timbre semiinfantil destacó que tenemos muchos y excelentes caminos para
de las demás, proponiendo: elegir. Este quiere ser aviador, aquél geólogo, el otro
- Dejémonos de discusiones y vamos a votar. militar. Y nadie piensa quedarse de montador porque
Igor aguzó su sensible oído, esperando que esa profesión ni siquiera existe como tal. La colonia
alguien más hablase en su favor. Zajárov seguía no puede tolerar caprichos, pero tampoco puede
sacando punta a su lápiz. Por la mente de Cherniavin expulsar a nadie.
pasó, fugaz, una conjetura: "Quizás me echen". Y se - ¡Habrá que meterlo... en un tarro de alcohol!
apoderó de él, repentinamente, una angustia Mark volvió la cabeza hacia el lugar de donde
inusitada... había salido la voz. Petia Kravchuk, rojo como la
...En la puerta principal, Liuba preguntó al grana hasta el rebelde tupé, lo miraba de hito en hito,
atribulado Vania Gálchenko: muy descontento del discurso.
- ¿Dónde vives? Vitia Torski gritó a Petia:
- En ninguna parte. - ¿Por qué interrumpes? Ya que te has metido
- ¿En ninguna parte? ¿Es que te has muerto? aquí indebidamente, muérdete la lengua.
- No me he muerto; pero no vivo en ninguna Mark, sin quitar la vista a Petia, siguió diciendo:
parte. - No podemos echarlo. Pero tampoco propongo
- ¿Y dónde pasas las noches? que lo dejemos aquí. Si no acata la disciplina
- ¿En general?, ¿sí? socialista, habrá que mandarlo a otro lado.
- ¡Qué tonterías dices! ¿Dónde has dormido hoy? Nesterenko preguntó bonachón, sin mirar a Mark:
- ¿Hoy? Pues allí... en una casa... en un cobertizo. - ¿A qué sector lo enviarías tú, Mark?
¿Y por qué no me van a admitir? Los jefes de brigada y demás presentes soltaron la
- Porque no hay sitio y, además, no te conocemos. carcajada. Zajárov contempló a Mark con afectuosa
Vania volvió a entristecerse, y de nuevo le entraron ironía.
ganas de llorar. Mark sonrió tristemente:
- Sería cuestión de enviarlo a alguna... guardería
29. Todo lo que queráis... infantil...
En la reunión del Consejo de jefes de brigada Petia Kravchuk sintió un arrebato de entusiasmo.
estaba en el uso de la palabra Mark Grinhaus. Había Saltó sobre el diván, derribando a alguien en el lance,
abandonado su asiento en el diván y se hallaba de pie y gritó como un energúmeno, descubriendo que su
junto a la mesa de escritorio, en la que tenía apoyada voz no era de bajo ni mucho menos:
una mano. Zajárov, afilado ya su lápiz, dibujaba - ¡Conforme, conforme! Hay que mandarlo a
atentamente en un papel. Mark hablaba pausado, sin nuestro jardín de la infancia... A ese jardín de la
levantar la voz, sopesando cada palabra: infancia donde están los chiquillos... ¡Al de los hijos
- ¿Cuántas veces se ha dicho aquí -y Alexéi de los empleados!
Stepánovich lo ha subrayado- que no debemos Vitia Torski se reía como los demás, pero luego
expulsar a nadie? ¿A dónde vamos a echarlos? ¿A la frunció el entrecejo y barbotó:
calle? ¿Quién nos da ese derecho? ¡No tenemos - ¡Petia, fuera de aquí!
derecho a ello! - ¿Por qué?
Sus grandes ojos negros se posaron en Zirianski, - ¡Fuera de aquí!
que le contestó con una mirada maliciosa, dando a El saludo que hizo Petia pareció más bien un
entender que comprendía la mucha bondad del gesto de indignación:
orador, pero la desaprobaba. - ¡A la orden!
- Sí, Aliosha, no tenemos derecho. Hay una ley Petia abandonó la habitación. Begunok salió en
soviética que debemos acatar. Esa ley dice que no se pos suyo. Se les oyó hablar en voz alta y reír en el
puede echar a nadie. Y vosotros, camaradas jefes de pasillo. Zajárov continuaba dibujando en el papel, los
Banderas en las torres 49

ojos un poco entornados... metido en el jardín un escarabajo, y ellos andaban


... Volodia Begunok salió al vestíbulo y vio considerando si daría utilidad o no y se acordaban de
inmediatamente a Vania Gálchenko: otros escarabajos que hubo anteriormente. Nadie
- ¿Ya estás aquí? quería hacerse cargo de que quien estaba ante ellos
Vania se alborozó: era Igor Cherniavin, y no un Nózhik o un Ruslán
- Aquí estoy. Pero, ¿qué hacemos ahora? cualesquiera, que no habían tenido el valor de
- ¡Espera! ¡En seguida vengo! negarse a trabajar...
Volodia corrió adentro, pero regresó ... Junto a la puerta principal, Lida Tálikova
inmediatamente y preguntó a Vania: miraba a Vania con simpatía, pero su alma era
- ¿Quieres comer algo? aquella tarde de jefa de guardia y la impulsó a decir:
- ¿Comer? Mira... lo mejor... - ¿Que te admitamos en la colonia? ¿Y si todo lo
- Espérate, vuelvo en seguida. que cuentas es mentira?
Volodia se introdujo sigilosamente en la Vania apelaba a todos sus recursos para decir algo
habitación del Consejo de jefes. Igor seguía de pie en extraordinario a aquella muchacha excepcional, pero
el centro y se veía que le daba vergüenza estar las palabras que encontraba eran siempre las mismas:
plantado allí, tener que mirar a los demás y oír - No tengo nada...ni dinero ni nada... ni donde
propuestas por el estilo de la de Petia. Vitia Torski se dormir. Estuve en la Comdemen y en el PSJM... y
compadeció de él. allí tampoco... había nada. ¡Nada, y eso es todo!
- Por el momento -le dijo-, siéntate. Hacedle sitio - ¿Y tus padres?
ahí, muchachos. Tiene la palabra Volenko. - ¿Mis padres?
Begunok levantó la mano: Vania rompió de súbito a llorar. Lloraba en
- Vitia, deja salir al jefe de guardia. silencio, sin una sola mueca. Simplemente, las
- ¿Para qué? lágrimas fluían de sus ojos. Volodia tiró de la manga
- ¡Es muy necesario! ¡Mucho! a Lida y le dijo acaloradamente:
- Lida, sal y entérate de lo que pasa. - ¡Lida! ¿Tú te das cuenta? ¡Hay que admitirlo!
Lida se encaminó a la puerta, pero Volodia la Lida sonrió al ver la ardiente expresión de los ojos
adelantó. Volenko se levantó muy serio. de Begunok.
- Zirianski -dijo- siempre sale con las mismas. A - ¡Qué dices!
la más mínima, propone expulsar a la gente. Si le - ¡De verdad que sí! ¡Píénsalo y verás!
hiciéramos caso, no quedaría en la colonia más que - Espérate aquí -dijo Lida a Vania y entró
él. presurosa en la casa.
- No, ¿quién ha dicho eso? -objetó Zirianski-. Hay Begunok corrió en pos suyo, pero dijo antes a
aquí muchos camaradas buenos. Vania:
- ¿Y qué? -replicó Volenko-. ¿Es que se han - ¡Tú no te acobardes! ¡Lo principal es no
hecho buenos de golpe? ¿A dónde va a ir si se le acobardarse!
expulsa? ¿O a dónde piensas tú enviarlo? Es una Nada de meter el rabo entre las piernas, ¿me
desgracia que nos manden señoritos y tengamos que entiendes?
perder el tiempo con ellos. ¿Quién es el padrino de Vania asintió. El mismo comprendía que eso era
Cherniavin? lo que debía hacer, pero "el rabo" se negaba a
- Zorin. mantenerse levantado...
- Pues que responda Zorin. ... En la sesión del Consejo de jefes estaba
Muchos murmuraron descontentos. Sancho se hablando Alexéi Stepánovich. Con el lápiz en la
levantó de un salto: mano, razonaba en tono severo, mirando a Igor
- ¡Tú eres muy bueno, Volenko! ¡Llévatelo a la alguna vez que otra:
primera brigada y carga con él! - Cuestiones tan sencillas, Cherniavin, debes
Volenko miró condescendiente a Zorin: comprenderlas. Te presentaste aquí, y nos alegramos
- Eso no es compañerismo, Sancho. En vuestra de tu llegada. Eres un miembro más de nuestra
octava brigada no os habéis juntado más que familia. Ya no puedes pensar tan sólo en ti mismo,
filósofos. En cambio, fijaos en la gente que hay en la sino en todos nosotros, en la colonia entera. El
mía: Levitin, Nózhik, Moskovchenko y ese Ruslán. hombre no puede vivir solo. Tienes que amar la
Tengo cuatro educandos, mientras que vosotros sois colectividad, conocerla, compenetrarte con sus
todos colonos. Ahora os han añadido un tipo un poco intereses y saber apreciarlos. Sin ello no lograrás ser
raro y ya gritáis: ¡A la calle con él! un hombre de verdad. Evidentemente, tú no tienes
Igor estaba sentado entre Nesterenko y Porshniov, ahora ninguna necesidad de pulir travesaños de silla.
el jefe de la segunda brigada. Las palabras de Pero la colonia lo necesita y, por lo tanto, lo necesitas
Volenko lo reconfortaban, pero, al mismo tiempo, se tú también. Además, eso es importante para ti.
sentía roído por un malestar interno: ¿por qué lo Prueba a cumplir la norma y a pulir 160 travesaños
miraban allí como a un bicho raro? Se les había en cuatro horas. Es un gran trabajo, que requiere
50 A. S. Makarenko

voluntad, paciencia, perseverancia y hasta nobleza de manos, los travesaños...


alma. Por la tarde te dolerán las manos y los Zorin le insinuó por lo bajo la continuación:
hombros; en cambio, habrás hecho 160 travesaños - ¡Los moscardones!
para 160 butacas. Es una importante obra, digna de Todos se rieron, pero con desgana.
un soviético. Antes, nuestro pueblo sólo podía ver - Moscardones no; son fieras las que vuelan...
teatro en las capitales, mientras que ahora nosotros Zorin terminó:
producimos mil butacas al mes y no damos abasto. Y - Y rugen.
no creáis que somos nosotros solos quienes hacemos Se estaban riendo todos, ya no tan fríamente como
esto. ¡Qué labor tan valiosa la nuestra! Cada mes antes, cuando abrió Lida la puerta y dejó pasar a
colocamos por toda la Unión Soviética mil butacas. Vania Gálchenko. Igor, riéndose todavía, volvió la
Mandamos vagones enteros a Moscú, a Odesa, a cabeza. Al ver al chico, puso unos ojos como platos y
Astraján, a Vorónezh. Llega la gente, se sienta en exclamó con calurosa alegría:
nuestras butacas, ve una función de teatro o una - ¡Pero si es Vania! ¡Amigo Vania!
película, oye una conferencia, aprende. Y tú dices - ¡Igor! -balbuceó Vania con voz llorosa y pareció
que no tienes necesidad de hacerlo. Además, nos ahogarse.
pagan nuestro trabajo. Con lo que ganamos, Igor lo sacudía ya por los hombros:
construiremos dentro de un año o de dos una fábrica - ¿Dónde te metiste?
nueva, necesaria también para nosotros y para todo el Vitia gritó indignado:
país. Da coraje oírte decir: "No quiero ser montador". - ¡Orden, Cherniavin! ¿O es que olvidas en dónde
Como miembro de la colectividad, y con ayuda estás?
nuestra, serás lo que quieras. Los travesaños son una Igor se volvió hacia él, lo recordó todo y, en un
pequeñez. Cuando no hay carne, se come pan de arrebato, extendiendo los brazos, se dirigió al
centeno y ¡gracias! Consejo:
Igor escuchaba con atención. Le gustaba el modo - ¡Ah, sí! ¡Milords!
de hablar de Zajárov. Se imaginó todo el país lleno Pronunció la última palabra con tanto fuego, con
de travesaños salidos de sus manos, y el cuadro le tanta emoción, con tanto afecto, que nadie pudo
gustó también. Notó que los reunidos escuchaban reprimirse y todos se echaron a reír; pero ahora los
conteniendo la respiración: por lo visto, Zajárov no ojos miraban a Igor con interés cálido y vivo, sin
pronunciaba discursos a menudo. Ahora veía claro sombra de frialdad.
Igor por qué los colonos integraban una sola - ¡Camaradas! ¡Todo lo que queráis!
colectividad, por qué estimaban tanto las palabras de ¿Travesaños?¡Bueno, pues travesaños! ¡Alexéi
su director. Stepánovich! ¡Haga usted lo que quiera, pero admita
A la puerta se hallaban Lida y Begunok. Al a este chico!
terminar de hablar, Zajárov miró por un instante la - ¿Y los moscardones?
punta del lápiz, se sonrió y dijo: - ¡Al diablo con ellos! ¡Todo lo aguantaré!
- ¿Por qué estás tan alterada, Lida? Vitia le indicó con la cabeza su asiento y le dijo:
- ¡Alexéi Stepánovich! Ahí fuera hay un chico - De momento, siéntate.
llorando. Pide que se le admita en la colonia.
- Podemos permitirle que pase aquí la noche, pero 30. La gloriosa e invencible cuarta brigada.
en la colonia no tenemos plazas vacantes. Lo Vitia preguntó:
mandaremos a alguna parte. - ¿Qué es lo que quieres?
- Es un chico tan bueno… Vania los miró a todos, y todo le agradó: tan
Zajárov volvió a sonreírse al ver a Lida tan familiar era la larga sonrisa de Igor y tan cálida la
emocionada y exclamó: cercanía de Volodia Begunok y de la muchacha del
- ¡Vaya... tráelo para acá! brazalete rojo. La respuesta no le fue difícil:
Lida salió, y Volodia escapó rápido como el - ¿Qué es lo que quiero? ¿Sabéis qué? Pues
viento. Vitia Torski pasó por la sala sus ojos severos quedarme aquí a vivir.
y penetrantes: - Ya se verá si te quedas o no.
- Cherniavin, di la última palabra. Ahora, que no Vania, sin embargo, estaba segurísimo de su
sueltes tonterías. Sal al centro y habla. porvenir:
Igor salió a mitad de la habitación y se llevó una - Me quedaré. ¿No veis que llevo ya un mes
mano al pecho: entero buscando venir?
-¡Camaradas! - ¿Eres vagabundo?
Miró a los reunidos. Pero los rostros no le decían - No... todavía no...
nada; simplemente, esperaban. - ¿Cómo te llamas?
- ¡Camaradas! Yo no soy un holgazán. Vosotros - Vania Gálchenko.
estáis acostumbrados y no se os hace tan difícil. Es la - ¿Tienes padres?
primera vez que veo una lima, se me escapa de las Por toda respuesta, Vania denegó con la cabeza,
Banderas en las torres 51

sin apartar la vista de Vitia. - Se ve que es un buen chico. Hay que admitirlo.
- ¿De manera que no tienes padres? - Esa está bien. No ha conocido a las fulanas esas
- Tenía... sólo que después se fueron. de las comisiones, así que se hará un hombre de
- ¿Tus padres se fueron? provecho. Y en cuanto a echarlo de la colonia, creo
- No, no eran mis padres. que nadie sería capaz de votar por eso.
- ¡Cualquiera te entiende! Cuenta las cosas desde Klava Kashírina dijo descontenta:
el principio. - ¿Por qué repetís todos lo mismo? Está claro que
- ¿Desde el principio? Mis padres murieron hace hay que admitirle; lo que hace falta es que Alexéi
mucho, cuando había aún guerra; mi padre se fue a la Stepánovich diga si no será salirnos de las reglas.
guerra, y mi madre se murió... Muchos asintieron y se volvieron hacia Zajárov,
- ¿Así que tus padres se murieron? pero Volodia Begunok se adelantó al director:
- Se murieron, y después tuve otros. Había allí... - ¡Un momento, un momento! Oídme. Alexéi
un hombre que me recogió. Estuve viviendo con él, Stepánovich, ¿recuerda, usted? El año pasado se
pero luego se casó y se marcharon. presentó un chiquillo, ése que está ahora contigo en
- ¿Te abandonaron? la décima brigada, Ilyá, ¿cómo se llama? ¡Ah, sí,
- No, no me abandonaron. Me dijeron que fuera a hombre, Grisha Sinichka! Pues, cuando llegó;
la estación a comprar una libra de carne de cordero. tampoco querían admitirlo, diciendo que no había
Yo fui, y no encontraba cordero por ninguna parte. Y sitio y que las reglas no lo permitían. No lo
ellos se marcharon. admitieron, y se pasó dos semanas viviendo en el
- ¿Cuando tú llegaste á casa no había nadie? bosque. Vino otra vez y tampoco lo aceptaron. Le
- Nadie. Ni estaban ellos, ni habían dejado nada. dijeron que hacía mal en vivir en el bosque porque no
Todo vacío. El amo de la casa, que vivía allí, me dijo lo admitían y lo llevaron a la ciudad, al PSJM. Tú lo
que a buena hora iba a dar con ellos. llevaste, ¿te acuerdas, Nesterenko?
- ¿Y luego? - Sí que me acuerdo -sonrió Nesterenko azorado.
- Pues luego hice una caja y me puse a limpiar - Lo llevaste y se te escapó del tranvía. ¿Te
botas. Me fui a la ciudad. acuerdas, Nesterenko?
- Sí-í... -prolongó Vitia el monosílabo-. ¿Qué - Acaba ya, sí que me acuerdo.
opináis, camaradas jefes de brigada? - Se escapó y se fue otra vez al bosque. Y luego,
Nesterenko dijo: usted, Alexéi Stepánovich, dijo: "¡Qué diablos,
- El chico es bueno, y no tiene dónde meterse. vamos a recogerlo!" Todos nos reímos mucho
Hay que admitirlo. entonces.
Alguien objetó indeciso: Debía ser verdad que se rieron entonces, porque
- Si es que no hay sitio... también esta vez sonrieron todos. Sin embargo, hubo
Volodia terció desde la puerta: una voz que se levantó contra la sentencia
- ¡Pido la palabra, Torski! pronunciada por Volodia. Pertenecía la voz aquella al
- Habla. sombrío y feo Bratsán, jefe de la tercera brigada:
- Que duerma conmigo. ¡Juntos! En una misma - Se han dado aquí demasiadas alas a gente como
cama. Zirianski, que había estado examinando a Volodia. Es el corneta, se pasa el día entero de un
Vania un buen rato, lo atrajo hacia sí y asintió: lado para otro, con la guardia, y ahora ya empieza a
- Bien dicho, Volodia. Que se venga a la cuarta soltar discursos en el Consejo de jefes. ¿A tu modo
brigada. de ver hay que admitir a todo el mundo? ¿Tú sabes
Igor se levantó: qué clase de colonia es la nuestra?
- Yo pido que, a ser posible, se le envíe a la - Claro que lo sé... ¿No es de delincuentes?
octava. También yo puedo cederle el cincuenta por - Sí.
ciento de mi sitio. - Nada de eso.
Volodia, enfadado, señaló con la cabeza a Igor: Vitia atajó el debate:
- ¡Mira qué listo! ¡Tú eres aquí un recién llegado! - ¡Basta ya!
¡A la octava! ¡El jefe de tu brigada está callado! Volenko estimó, sin embargo, que se había
¿Hablas tú por él? planteado un problema importante:
Vitia le amonestó: - No, Vitia -dijo-, ¿por qué basta? Hay que
- Volodia, ¿qué modo de hablar es ése? contestar a Bratsán.
Volodia se retiró hacia la puerta, pero siguió - ¿Vas a contestarle tú?
mirando a Igor con ceño hosco y sombrío. Sus labios - Hay que contestarle. Bratsán anda despistado
carnosos se movían, murmurando algo, por lo visto hace tiempo.
contra Cherniavin. - ¿Despistado yo?
Varios jefes de brigada manifestaron su opinión - ¡Despistado!
sin emplear muchas palabras: - Habla, Volenko.
- Hay que admitirlo antes de que se eche a perder. - Escucha. Para ti, Bratsán, los delincuentes son
52 A. S. Makarenko

personas dignas de consideración, y los demás, muchachos tenemos, Vania! ¡Unos muchachos a cual
morralla. No sé si tú habrás sido delincuente o no. mejor! Y eso que son los más chicos de la colonia.
Eso no me interesa. Sé que eres un buen compañero Mira al que quieras. Aquí tienes a Tosia Tálikov.
y komsomol... Di, ¿es que te ufanas de haber sido Fíjate en él. Con el tiempo será jefe de brigada, y
procesado? En tu brigada tienes a Golotovski; que no tiene una hermana que ya lo es: la jefa de la
ha sido procesado nunca y, a pesar de todo, no tengo undécima. ¿Y Begunok? ¿Y Filka Shari? ¿Y Kiriusha
confianza en él, ni vosotros tampoco la tenéis. Pronto Novak? ¿Y Fedia Ivanov? ¿Y Kolia Ivanov? ¿Y
hará un año que está en la tercera brigada y sigue sin Semión Gaidovski? ¿Y Semión Gladún? Pues ¿y
ser colono. Petia Kravchuk?
Volenko terminó, sin que, a juzgar por la cara que Miraban a Vania rostros distintos: unos morenos,
Bratsán ponía, le hubiera convencido. otros sonrosados, unos bellos, otros no mucho, éstos
- Tiene la palabra Alexéi Stepánovich. confiados y francos, aquéllos confiados e irónicos a
- Has hecho mal en tocar este asunto, Filipp. Los la vez; los había alegres, cómicos por su seriedad,
niños delincuentes son los que más ayuda necesitan. ceñudos a secas o ceñudos en demasía, pero todos
El Poder soviético así lo estima. Y los delincuentes igual de felices, ufanos de su brigada y de su jefe,
no deben jactarse de ello. ¡Acaso puede uno satisfechos de vivir con honra en tierra soviética, con
enorgullecerse de una desgracia? Se ha presentado un honra que sabían defender. Aliosha anunció después
chiquillo. También tiene su desgracia y hay que que iba a enumerar los defectos. Dijo que
ayudarle. mencionaría un solo defecto de cada uno, aunque iba
- ¿Y por qué tiene que ser nuestra colonia? a escoger el principal. Señaló que Volodia era
- Porque en la colonia trabajáis magníficamente y presuntuoso; que Petia Kravchuk se jactaba de haber
vivís magníficamente. Ahora se grita en el PSJM: sido un elemento disolvente en no se sabía qué sitio;
"¡Esa colonia es nuestra!" En la Comdemen también que Kiriusha se tenía por el más guapo; que
la proclaman suya. En cambio, si fuese mala, Gaidovski pensaba... En una palabra, los defectos de
gritarían otra cosa muy distinta: "¡Esa colonia es todos eran iguales: presumían, se figuraran esto y lo
vuestra!" En realidad, esta colonia... otro y se jactaban. Aliosha terminó:
- ¡¡Es nuestra!! -gritó Petia Kravchuk, que se - Nunca debe uno alabarse, porque es eso una
hallaba de pie junto a la puerta. estupidez muy grande, impropia de la cuarta brigada.
Sobreponiéndose a la hilaridad general, tronó Ya os alabaré yo cuando haga falta. ¡Guardia de la
Vitia indignado: brigada!
- ¡Habráse visto! ¡Ya se ha metido aquí otra vez! - ¡Presente!
El asunto está suficientemente discutido. Lo pongo a - ¡Vengan los bártulos de Vania!
votación: ¿Quién está por que se admita a Vania - ¡A la orden!
Gálchenko en la cuarta brigada? Volodia se los entregó con solemnidad:
A Vania se le cortó la respiración cuando vio las - Toma Gálchenko. Aquí tienes los calzones, una
manos levantarse. Miró con el rabillo del ojo, miró a camiseta, una tiubeteika, el jabón, el cinturón, las
Bratsán, y, ¡oh, sorpresa!, Bratsán le sonreía, y su sábanas y la toalla. Mañana te darán el traje de
rostro era bello y nada sombrío. escolar. Vente conmigo. Te llevaré a tomar una
- Admitido por unanimidad. Aliosha, encárgate de ducha de agua caliente. ¿Quién va a ser el padrino de
él. ¡Silencio! ¿Qué escándalo es éste? Con Vania?
Cherniavin la cosa queda como antes: trabajará en la - Tú.
sección de montaje. Además, él mismo ha dado - Bueno. Aliosha, dame la maquinilla, que ahora
palabra. Se levanta la reunión. mismo lo... -dijo Volodia e hizo un ademán bien
Por la noche, en el dormitorio de la cuarta brigada elocuente.
reinaba la alegría. Aliosha Zirianski puso a Vania Igor Cherniavin asomó la cabeza por la puerta y
entre sus rodillas, estuvo interrogándole y metiéndole preguntó:
miedo en broma. Luego se sentaron todos a la mesa y - ¿Se puede?
oyeron un relato de Aliosha sobre la gloriosa, - Adelante.
invencible y combativa cuarta brigada de la colonia - Aunque querías echarme, no estoy enfadado
de trabajo Primero de Mayo y sobre sus estupendos contigo.
muchachos. Aquel mismo Aliosha Zirianski a quien - Aquí no se estila eso de enfadarse.
temía la colonia entera y en cuya guardia todo el Vania se quedó fijo en Igor e inquirió:
mundo se levantaba media hora antes a fin de - ¿Echarte? ¿Por qué?
prepararse mejor para la revista, reprimía a duras - Porque es un gran señor y parece que haya
penas una sonrisa y, brillantes los ojos, se deshacía recibido alguna herencia.
en francas y encendidas alabanzas a la cuarta Vania rompió a reír:
brigada. - ¿De la abuela, verdad?
- ¡Esta brigada es una delicia! ¡Y si supieras qué Igor lo levantó en brazos:
Banderas en las torres 53

- ¡Cuidadito, Vania! Dime, ¿dónde está tu caja? - relegándola al terreno de las leyendas, consejas y
preguntó, volviendo a colocado en el suelo. anécdotas destinadas a entretener a los interlocutores.
- Pues aquél me la robó... Ryzhikov. Y los diez Al vigor optimista del pueblo ruso se le puso después
rublos también. una etiqueta de Tula, con una inscripción llena de
- ¿Y Wanda? humor despectivo para consigo mismo: "Al azar y de
- No lo sé. cualquier modo". Y quedó para el optimismo un
Volodia, impaciente, tiró de la manga a Vania: puesto decente de mendigo, que permitía reírse con
- ¡Vamos! altanería europea y llorar con tristeza rusa.
Echaron a correr por el pasillo. Zirianski sonrió a No se sabe si por soberbia o por tristeza, erigieron
Cherniavin: en aquel mismo sitio un aristocrático monumento de
- No te enfades, Igor. Esto se llama machacar el mármol blanco, y grabaron sobre él las inspiradas
metal en caliente. estrofas del poeta:

SEGUDA PARTE. El ojo del extranjero


1. ¡Imposible! o distingue en su altivez,
La colonia Primero de Mayo iba a cumplir los Lo que transluce, señero,
ocho años, pero la colectividad que la habitaba había En tu humilde desnudez.
surgido mucho antes. Su historia había comenzado al Como un esclavo vestido
día siguiente de la Revolución de Octubre, en otro Y agobiado por la cruz,
sitio y en ambiente muy distinto: entre los campos y ¡Oh, Patria!, te ha recorrido,
los caseríos de la vieja estepa de Poltava. Los Bendiciéndote, Jesús.
"fundadores" de la colectividad fueron hombres de
caracteres brillantes y vidas agitadas. De sus Eso -candidez y ternura- era todo cuanto había
andanzas "libres" llevaron consigo mucha pasión quedado a principios del siglo veinte del soberbio
desordenada y mucha presunción, pero todo ello era optimismo ruso. Sólo a un alma infinitamente
tosco y, a decir verdad, inservible, pues estaba cándida podía escapársele lo que traslucía en la
estropeado por los ornamentos de una cultura, por así humilde desnudez. Hombres más prácticos se reían,
decirlo, capitalista, con cierta inclinación hacia la ocultando la risa en sus propias barbas: el ruso era
delincuencia. esquilmado con sumo éxito, pero, en alas de su
Un pequeño grupo de pedagogos, hombres optimismo, ni siquiera se enojaba. Fue en 1917
corrientes y bondadosos, ocupó, por eventual cuando vino a saberse que el optimismo popular era
designación, este modesto sector del frente una cosa mucho más fuerte y mucho menos
revolucionario. Encabezaba el grupo un hombre inofensiva. Sin la menor confianza en el "azar" ni en
también corriente, Zajárov. El único fenómeno el "de cualquier modo", el pueblo ruso, muy
extraordinario y asombroso que guardaba relación fundamentalmente y con auténtico practicismo, echó
con aquella empresa eran la Revolución de Octubre y a los estetas anticuados "más allá del Mar Negro",
los nuevos horizontes que ella abrió ante el mundo. haciendo sitio para asentar la nueva estética y el
Por eso, a Zajárov y a sus compañeros la tarea les nuevo optimismo. A buen seguro que aún no pueden
pareció clara: formar al hombre nuevo. Ya en los comprender en Europa Occidental de dónde sacamos
primeros días, se puso de manifiesto que la obra era la sencillez y seguridad de nuestros actos. El
muy difícil y requeriría tiempo. Zajárov hubo de soviético se reveló no sólo en el entusiasmo que sus
vivir miles de días y noches sin una tregua, sin ojos reflejaban ni en el esfuerzo de una explosión de
sosiego ni alegrías. Pero incluso después de tanto voluntad, sino también en la tensión paciente y
bregar, la distancia hasta el hombre nuevo era muy cotidiana, en esa labor oscura e invisible que se
grande aún. Por fortuna, Zajárov poseía una cualidad realiza cuando el futuro no hace más que apuntar en
bastante difundida en la llanura oriental de Europa, el los fenómenos más tenues e imperceptibles, tan
optimismo, la noble fe en el futuro. En rigor, eso no delicados, que sólo puede advertirlos quien
es una cualidad. Es un tesoro peculiar, puramente permanece junto a su venero sin apartarse de él ni
intelectual, del ruso, hombre de mente sana y ojo mental ni físicamente. Al cabo de muchos días y
penetrante, capaz de distinguir los valores. Antes de noches, después de los más deplorables reveses y
la Revolución de Octubre, los amos de la vida decepciones, desesperanzas y desfallecimientos,
especulaban con este tesoro del alma y de la fe, termina por llegar la fiesta ansiada: ya no se divisan
convertían ésta en credulidad y el optimismo en sólo minucias y detalles, sino pabellones enteros,
despreocupación, presentando las mencionadas fragmentos del soberbio edificio que antes existían
cualidades como atributos particulares de la notable tan sólo en los sueños del optimista. En esa fiesta, lo
magnanimidad "rusa". La fe del pueblo en la razón, más jubiloso es el triunfo de la lógica: resulta que no
en los valores, en la verdad y en la justicia en podía ser de otro modo, que todos los cálculos eran
general, fue desahuciada de la vida práctica, precisos, basados en la ciencia, en la sensación de los
54 A. S. Makarenko

valores reales. Y que no se trataba de optimismo, ni que tratarlos como a camaradas y ciudadanos,
mucho menos, sino de convicción realista a la que, reconociendo y respetando sus derechos y deberes, el
por modestia, se había dado el nombre de optimismo. derecho a la alegría y el deber de la responsabilidad.
Zajárov recorrió el espinoso camino del optimista. Fue entonces cuando Zajárov les presentó la última
Lo nuevo germinaba en medio de un denso extracto reivindicación: ¡ni un solo fracaso, ni un solo día de
de lo viejo: de las viejas calamidades, del hambre, de relajamiento, ni un instante de desconcierto! Ellos
la envidia, del rencor, del hacinamiento, de la acogieron su severa mirada con una sonrisa: en sus
estrechez y de cosas aún más peligrosas, como la planes tampoco entraba el relajarse.
voluntad vieja, los viejos hábitos y los viejos cánones Llegó una época en que Zajárov ya no tenía que
de la felicidad. Lo viejo aparecía con gran profusión ponerse nervioso ni despertarse alarmado por las
y, lejos de resignarse a morir pacíficamente, se mañanas. La colectividad vivía una existencia activa
resistía, se interponía en el camino, apelaba a y laboriosa, pero por sus venas fluía sangre nueva,
vestiduras y frases nuevas, se esforzaba por trabar sangre socialista, capaz de exterminar en germen las
manos y pies, pronunciaba discursos y dictaba nocivas bacterias de lo viejo.
normas de enseñanza. Lo viejo sabía, inclusive, En la colonia desapareció el miedo a los recién
escribir artículos, defendiendo "la pedagogía llegados, y Zajárov ahogó en su pecho los últimos
soviética". residuos de respeto a la evolución gradual. Una vez,
Hubo un tiempo en que lo viejo, valiéndose de la en verano, realizó un experimento de cuyo éxito no
más moderna fraseología, se mofaba, se reía de la dudaba: en el curso de dos días, recogió en la colonia
labor de Zajárov y, acto seguido, le exigía milagros y a cincuenta muchachos nuevos. Los trajeron
sacrificios; le planteaba problemas fantásticamente directamente de la estación, los hicieron bajar de los
estúpidos, formulados con elegante palabrería techos de los vagones, los atraparon entre los trenes
científica. Y cuando él se sentía extenuado -de modo de mercancías. Al principio protestaban, vomitando
nada fantástico-, lo viejo le señalaba con el dedo, palabras que no son para imprimir, pero un "Estado
gritando: Mayor" especial, compuesto por viejos colonos, los
- ¡Ha fracasado! redujo al orden y les obligó a esperar con calma los
Pero, mientras todo eso ocurría, corrían los años, acontecimientos. Eran las clásicas figuras
y nacieron muchas cosas nuevas que invitaban a una enchaquetadas; todos ellos parecían morenos y
agradable meditación. Todos los rincones del país, exhalaban todos los olores del "abandono social". El
todo cuanto en él ocurría, cada línea impresa, todo el porvenir inmediato les ofrecía un cuadro de tonos
maravilloso desarrollo soviético y cada hombre pesimistas, pues el asunto sucedió en verano,
viviente en la URSS transmitían a la colonia ideas, temporada en que ellos solían viajar, asemejándose -
demandas, normas y raseros. sólo en eso- a los lores ingleses. A lo que vino
Sí, hubo que llamarlo y definirlo todo de otra después, Zajárov le dio el nombre de "método de la
manera, hubo que medirlo con nuevos raseros. explosión", y los colonos lo definieron de un modo
Decenas y centenares de niños y niñas no eran, ni más sencillo: "¡Canta con nosotros, pequeño!"
mucho menos, fierecillas salvajes ni meros La colonia recibió a los nuevos en la plaza de la
individuos biológicos. Zajárov conocía ya la fuerza estación, en presencia de miles de espectadores. Los
que poseían y por eso no le asustaba presentarles recibió con un brillante desfile de armoniosas líneas
grandes exigencias políticas. en formación, con susurros de banderas y un saludo
- ¡Sed hombres auténticos! estruendoso "a los nuevos camaradas". Halagados y
Ellos acogieron dicha exigencia con inteligencia cohibidos, sosteniendo con las manos los lacios
noble y juvenil, sabiendo que entrañaba más respeto faldones de las astrosas chaquetas, los nuevos
y confianza en ellos que cualquier "enfoque ocuparon el puesto que se les había asignado entre la
pedagógico". La nueva pedagogía no nació de las tercera y la cuarta secciones.
torturantes convulsiones de un intelecto de gabinete, La colonia desfiló por la ciudad. Y, en contraste
sino de los movimientos vivos de los hombres, de las con el fondo usual de los colonos, los nuevos
tradiciones y reacciones de una colectividad real, de produjeron fuerte impresión en ellos mismos y en el
las nuevas formas de amistad y disciplina. Esta público.
pedagogía iba naciendo en todo el territorio de la En las aceras derramaban lágrimas las mujeres y
Unión, pero no en todas partes bastó paciencia y los reporteros.
perseverancia para cosechar sus primeros frutos. Ya en la colonia, después de haberse bañado y
Lo viejo tenía hondas raíces, y Zajárov tenía que pelado, vestidos de uniforme, coloradotes, turbados
desembarazarse él mismo de prejuicios caducos. hasta lo más profundo de sus tiernas almas tanto por
Hacía poco que había desterrado el mayor de los la atención general como por la sugestiva y rígida
"vicios pedagógicos": la convicción de que los niños disciplina, los nuevos hubieron de experimentar una
no son más que objeto de educación. No, los niños explosión más. En la plazoleta de asfalto situada
eran seres vivos, vidas hermosas; de ahí que hubiera entre los arriates de flores se hizo un gran montón
Banderas en las torres 55

con sus "ropas de viaje". Rociados con una botella de contándole un embuste, una anécdota cualquiera? A
gasolina, aquellos trapos ardieron en viva y humeante decir verdad, lo segundo es mucho más fácil...
hoguera. Luego se presentó con una escoba y un Estos casos tenían mucho de trágico para Zajárov.
cubo Misha Gontar, barrió las cenizas, espesas y Y la tragedia fue todavía mayor cuando vinieron a
grasientas, y dijo, haciendo un guiño al más verlo unos amigos del Comisariado del Pueblo de
inmediato de los nuevos: Instrucción Pública.
- ¡Aquí ha ardido toda tu autobiografía! Los visitantes vieron a la gente, contemplaron las
Los viejos colonos rieron el torpe humor de máquinas y las flores, examinaron cifras y balances.
Misha, y los nuevos miraron en derredor con aire de Ante los objetos reales, entornaban los ojos, amables,
disculpa: ya se sentían violentos. y emitían corteses mugidos mirando al papel. Por la
Después de la ceremonia del fuego vinieron expresión de sus caras, Zajárov adivinaba que no
jornadas en las que, si bien es verdad que hubo de creían nada.
todo, apenas si se planteó el cacareado problema de - ¿Son vagabundos?
la "reeducación". Los nuevos no creaban dificultades - No, son colonos.
a la colectividad ni a Zajárov. Volodia Begunok, en el diván, soltó una risita
El director comprendía que la vida sana de una ahogada.
colectividad infantil derivaba lógica y naturalmente - ¿Y... este muchacho, no fue vagabundo?
de la realidad soviética. Pero había gente a la que el Volodia se levantó y dirigió a Zajárov una cordial
fenómeno no le parecía tan lógico. Zajárov podía mirada de inteligencia:
afirmar ya que la formación del hombre nuevo era - Soy colono de la cuarta brigada.
una obra placentera y asequible a la pedagogía. - Pero... antes, ¿antes no eras vagabundo?
Sostenía, además, que "el niño depravado" era una El sabría por qué, a Volodia le hizo muchísima
excusa de los pedagogos fallidos. Estaba ya en gracia la pregunta y, sin poder contenerse, soltó una
condiciones de aseverar muchas otras cosas, y eso risotada, volviéndose hacia el rincón del diván. Sin
era lo que más irritaba a los adoradores de lo viejo. embargo, no había modo de evadir la respuesta:
Lo viejo posee una vitalidad terrible. Se infiltra en - Yo...lo he olvidado.
todos los intersticios de nuestra vida y a veces asoma - ¿Cómo que lo has olvidado? ¿Se te ha olvidado
por ellos con tanta cautela y picardía, que no todos lo que fuiste vagabundo?
notan. No hay situación a la que no sepa acomodarse. - Sí...
¿Cabe algo más sagrado que la alegría y el desarrollo - ¡Imposible!
de los niños? Todos lo afirman así, todos lo - Palabra de honor.
confiesan, pero... Volodia había dicho aquello con sincero
Llega a la colonia un hombre, va de un lado para convencimiento, pero a ellos se les antojó que el
otro, escudriña, saca un cuaderno y, antes ya de que chiquillo les hacía burla, cosa muy posible, teniendo
llegue a hacer ninguna pregunta, se le humedecen los en cuenta que allí todos parecían haberse
ojos, presintiendo alguna romántica emoción. confabulado. Los amigos se marcharon disgustados.
- Bien... ¿qué tal? Rara vez habían sido testigos de una conjuración tan
- ¿Qué es lo que le interesa? unánime. ¿Acaso era posible, en tales circunstancias,
- ¿Cómo consiguen... ustedes... gobernarlos? discernir qué era verdad y qué era mentira? En todo
- Pues... los gobernamos sin gran dificultad. caso, en la colonia de Zajárov las cosas marchaban
- Pero... cuente algún caso..., ¿sabe usted?, de los demasiado bien...
difíciles. - ¡Imposible!
Zajárov, fastidiado, busca la pitillera. - Aun admitiendo que sea cierto, ¿dónde está la
- ¿Para qué lo necesita? lucha? ¿Dónde está la pedagogía? ¿Dónde están, por
- Es de mucha importancia, de mucha. Ya último, los vagabundos? ¿De dónde ha sacado
comprendemos... Rehacer a los chicos... Zajárov a estos niños? Aquella gente no había
Evidentemente, ahora ya se han regenerado, pero... conocido nunca el optimismo.
¡me imagino lo difícil que les habrá sido!
- Eso de rehacerlos... 2. Vania.
- ¡Sí, sí! Tenga la bondad de relatar algún caso Había transcurrido un solo mes desde aquella
sobresaliente, y si pudiera ser, facilítenos alguna reunión del Consejo de jefes de brigada que Vania
foto... Lástima que no tenga usted ninguna... de antes recordaría toda la vida. Corría junio, caluroso y
de que se rehicieran. soleado. El traje de escolar de Vania estaba guardado
Zajárov escarba en su memoria. En efecto, mucho en su mesilla de noche; el jefe de la cuarta brigada no
tiempo atrás, hubo algo... por el estilo de lo que se le permitía a nadie ponérselo.
pide. Contempla al curioso romántico y piensa en - Lo que ahora os conviene a los pequeños es
cómo será más fácil desembarazarse del visitante: andar en calzón, como quien toma baños de sol... -les
¿demostrándole que no se necesita rehacer a nadie o decía.
56 A. S. Makarenko

Vania y los demás componentes de la cuarta Dicen que allá, en Roma,


brigada iban, pues, en calzón corto y camiseta y, en el papa quiere guerrear.
ocasiones solemnes, añadían a ésta una ancha blusa, Van tres años que a ese tonto
muy bien planchada, con mangas, cuello y bolsillo, nos cansamos de esperar.
lo que le daba categoría de prenda seria. En tales
casos, se ponían además calcetines azules, se Seguía a esto un tarareo muy complicado y
calzaban unas zapatillas y se tocaban con la dorada original. Sin embargo, los verdaderos misterios de la
tiubeteika. Con este atavío, los chicos ofrecían un orquesta los conocían tan sólo Volodia Begunok,
aspecto formidable. Petia Ktavchuk y Filka Shari, porque Volodia tocaba
Vania se adaptó rápidamente a la vida de la la segunda corneta, Petia el clarinete y Filka -era el
colonia. Todo le agradaba y le era fácil. Rehusó los de mayor rango- el primer cornetín. También Vania
dos días de descanso inicial que le correspondían hubiera querido ejercitarse en algún instrumento,
lícitamente y, al día siguiente de ser admitido, se pero tenía que esperar a que le confiriesen el título de
puso a trabajar de moldeador de machos en la colono, pues a los educandos no se les admitía en la
fundición, instalada en un viejo cobertizo de orquesta. Mientras llegaba y no llegaba el momento
mampostería. En un ángulo se hallaba el crisol, y en feliz, Vania no se perdía un solo ensayo. Apenas
otro se confeccionaban los machos. La fundición sonaba la llamada a reunión de la orquesta, era el
hacía aceiteras de cobre. A Vania le gustó el primero en acudir al local donde solía celebrarse el
pomposo nombre que se les daba: "aceiteras Staufer". ensayo. Los primeros días, los que hadan la guardia
También le llenaba de satisfacción saber que las en la orquesta trataban de sacarlo de allí, pero luego
aceiteras Staufer eran sumamente necesarias para terminaron por acostumbrarse a su presencia, a
muchas fábricas, porque sin ellas no podía funcionar considerarlo un futuro músico. No había en la banda
ni una sola máquina: al menos así lo aseguraba la cosa que no complaciese a Vania: el brillo de treinta
cuarta brigada en pleno. Vania salía ex profeso a ver instrumentos blancos -con baño de plata, según
un carro que, cargado de cajones, se dirigía a la Volodia Begunok-, los ocho clarinetes negros, los
estación: llevaba aceiteras terminadas, con baño de alambicados trombones, los atriles, la severidad del
níquel y envueltas en papel. regordete y alegre director, el viejo Victor
Eran de tamaños distintos, de veinte a ochenta Denísovich, con sus cáusticas observaciones.
milímetros de diámetro. Los machos para ellas se -¿Has estado en el circo? -preguntaba Victor
hacían de las dimensiones correspondientes. Vania Denísovich al bajó Danilo Gorovói, después de dar
empezó a compenetrarse con el trabajo desde el éste el habitual traspiés en el si bemol.
primer día. Cierto que la técnica no se le sometió al - Sí -respondía Gorovói sonrojándose.
momento. A veces un macho se le deshacía en las - ¿Has estado? ¿Viste cómo tocaba la trompeta el
manos cuando, después de atravesar su cuerpo león marino?
arenoso con un fino alambre, lo colocaba en una Danilo Gorovói, un mozo fornido, de robusto
tabla contrachapada para mandarlo al secadero. Pero, cuello, afamado herrero de la colonia, callaba y lamía
al cabo de una semana, había ya aprendido a darles la enorme boquilla del instrumento. Victor
en la forma la densidad necesaria, valiéndose de un Denísovich miraba enojado a Gorovói. Lo mismo
martillo de madera; había aprendido también a hacían los cuarenta músicos, apartando los labios de
comunicar a la arena la humedad debida, a extraer las boquillas. Víctor Denísovich proseguía:
cuidadosamente el macho del molde y atravesarlo - Pues ya ves, no es más que un león marino. ¡Un
con el alambre. Y, si bien no producía cien en cuatro león marino, y hay que ver cómo toca!
horas, sesenta los hacía sin cansarse. Salomón Gorovói ponía en el director una mirada de
Davídovich pagaba a los chicos un kopek por cada descontento. Toda la colonia sabía que no se
macho. Filka, Kiriusha y Petia se quejaban, diciendo destacaba por su agudeza, pero no podía dejar sin
que era muy poco. respuesta la ultrajante alusión al león marino. El león
Pero los machos no eran lo único que interesaba a marino carecía de patas y tenía cabeza de perro.
Vania. Cada día entrañaba alguna novedad. Y en el Gorovói, despectivo, apartaba los ojos del director y
umbral de cada jornada, se detenía, con la respiración decía con voz sorda:
un tanto alterada por las nuevas impresiones, y pedía - ¡Habrá que ver cómo toca!
a sus nuevos amigos, que le explicasen una cosa u Reían alegremente los músicos, Víctor
otra. Denísovich, Vania Gálchenko y hasta el propio
Por ejemplo, la orquesta. Todos los de la cuarta Danilo Gorovói. Alguien añadía a la risa una
brigada la admiraban, referían muchas cosas de ella, objeción:
sabían tararear la Marcha militar y el pasodoble de - ¡El león marino tampoco da el si bemol, Víctor
Carmen, y para El cambio de guardia habían Denísovich!
inventado esta letra: Pero Víctor Denísovich estaba ya serio. Miraba
fríamente por encima de las cabezas de los músicos y
Banderas en las torres 57

golpeaba el atril con su fina batuta: jovial e infatigable. Su rasgo principal era que, como
- Número cuatro. ¡Que no chillen los trombones! decían los chicos, "no parecía de este mundo".
Uno, dos... Contaban de él los colonos muchas cosas peregrinas,
Vania quedaba inmóvil junto al tambor pequeño. pero, no obstante, lo seguían en bandadas, animados
La música, armoniosa y compleja, penetraba en su por los planes, iniciativas y proyectos más
alma. Sin embargo, no era sólo aquello lo que le complejos.
atraía a la orquesta. Se decía en la colonia que, en sus Málenki tenía, sin duda, buen ojo. Al día siguiente
cinco años de existencia, la banda de música no había de la llegada de Vania, lo vio atravesar el patio a la
tenido que "dar la cara" ni una sola vez ante la carrera y le gritó:
asamblea general. Su responsable era Jean Grif, un - ¡Eh, muchacho! ¡Mu-cha-cho!
muchacho espigado, ojinegro, de la novena brigada. Vania se detuvo.
A Vania le daba miedo no ya hablar con él, sino - Ven acá.
hasta mirarlo... Si lo miraba alguna vez, era cuando - ¿Qué quiere?
Jean ejecutaba algún "solo" en su cornetín y no veía Tenía Málenki las piernas tan largas, que le
más que la partitura y la batuta del director. bastaron tres pasos para llegar al lado de Vania:
Pero tampoco la orquesta absorbía por entero a - ¿Eres nuevo?
Vania Gálchenko. También lo cautivaba el campo de Una cara flaca y nariguda miraba a Gálchenko
gimnasia. Igual respeto que Grif le imponía Perlov, desde muy alto, casi desde el cielo. Bajo la nariz
que, muy orgulloso de sí mismo, llevaba siempre la crecía algo parecido a un bigote. Los ojos, de un azul
cabeza vendada. Se decía que era un futbolista muy brillante, calaban hondo:
valiente. Vania se extasiaba oyendo contar las - ¿Eres nuevo? ¿Cómo te llamas? ¿Vania
insuperables hazañas de los volibolistas. Tenían Gálchenko? ¿Sabes hacer redes?
asimismo fama los jugadores de "gorodkí". Su - ¿Redes?
capitán, Krúxov, solía decir: - Redes. Para pescar. ¿No sabes? ¿Y un receptor
- En nuestro equipo no hay nadie que no deshaga de radio? ¿Tampoco sabes? ¿Quizá escribas poesías?
con el primer palo la figura del "sobre". ¿Qué sabes hacer?
- Eso es ya un embuste. El "sobre" no lo Vania quedó aturdido por aquella granizada de
deshacen. preguntas, pero, no queriendo aparecer como un
-¿Que no? ¡Vaya si lo deshacen! Y no hablemos inútil, levantó la cabeza, entornó un ojo y respondió:
del "aeroplano"... Nuestros chavales no tendrán el - Yo hice una caja.
golpe muy fuerte, pero hacen girar el palo y barren - ¿Qué clase de caja?
las figuras que es un primor. - Una caja de limpiabotas...
Además, en un pasillo del pabellón principal - ¿Tú mismo la hiciste?
había un cartel con adivinanzas. Vania se detenía - Yo mismo.
largamente ante él, leyendo centenares de - ¿Y limpiaste?
impresionantes preguntas, cuadros, acertijos, planos - Sí.
y complicadísimas fórmulas matemáticas. Un dibujo - ¿Dabas betún con el cepillo?
representaba a una niña asomada a la ventana, y - Eso es. Lo daba con un cepillo pequeño, y luego
debajo se veía un letrero que decía: lustraba con otro más grande.
- ¿Cuántos años tiene esta niña? - ¿Ves tú? Quiere decirse que le meteremos mano.
Luego, otra pregunta: ¿dónde podría construirse - ¿A quién?
una isba con las cuatro paredes mirando al Sur? Y, - A nadie. Le meteremos mano al asunto. ¡Un
allí al lado, se veía una simpática isba con una automóvil de remos! ¿Te llamas Vania Gálchenko?
bandera en lo alto. Se ve que eres un hombre sensato.
Detrás de Vania se detuvo una de tantas veces Málenki no dijo una palabra más. Dio unos pasos
Semión Gaidovski, un muchacho muy formal: y desapareció entre los dos edificios. Pareció
- Es la quinta serie. Sigue aquí colgada solamente atravesar de una zancada el macizo de flores.
para adorno, pero ya está toda adivinada y se han La cosa era interesante. ¡Un automóvil de remos!
repartido los premios. Piotr Vasílievich colgará una Vania consultó a toda la cuarta brigada, sin que nadie
nueva en otoño. Con estas adivinanzas reuní yo el le supiese dar razón de lo que aquello pudiera ser. La
invierno pasado cuatro mil puntos. noticia de que Piotr Vasílievich se proponía construir
También trabó Vania conocimiento con Piotr con la ayuda de Vania un automóvil de remos
Vasílievich, cuyo apellido era rarísimo: Málenki2. En inquietó mucho a todos los chicos de la cuarta
realidad, era enormemente grande, la persona más brigada. Resultó que cada muchacho abrigaba sus
alta de la colonia, y flaco si los hay: flaco de piernas, planes respecto a Málenki: con uno iba a pescar el
de cuello y de nariz. No obstante, era un hombre domingo en un lago misterioso, a diez kilómetros de
la colonia; con otros planeaba un intrincado juego o
había conseguido arrancarle al Consejo de jefes una
2
Pequeñito.
58 A. S. Makarenko

habitación en la que proyectaba organizar no se sabía cortesía y por su aseo en el vestir. En general,
qué entretenimiento. aquellos maestros no se parecían a los demás, y la
- ¿Qué es Piotr Vasílievich? -preguntó Vania. escuela toda, instalada en un edificio aparte, exhalaba
- ¿Piotr Vasílievich? Pues... no es nada. una fragancia agradable y era limpia, acogedora y
- ¿Cómo que no es nada? hasta un tanto solemne.
- Aquí se le considera maestro porque enseña Otra cosa que agradaba a Igor era la biblioteca,
dibujo lineal en los grados superiores. Pero, por lo situada junto al Club silencioso. Había en ella
demás no es nada... muchos libros, todos encuadernados y ordenados en
Una semana después, Vania encontró a Málenki las estanterías, que llegaban hasta el mismo techo.
en el bosque. Iba escrutando las cimas de los árboles. Ante la ancha puerta, cerrada por una especie de
Al ver al chico, lo reconoció en seguida: mostrador, siempre se veía una cola de lectores.
- ¡Ah, Vania! El automóvil de remos es algo Estaba encargada de la biblioteca una viejecita,
estupendo. Mañana charlaremos un rato. Evguenia Fiódorovna, pero eran tres colonos quienes
Pero, al día siguiente, Piotr Vasílievich enfermó. entregaban y recibían los libros, los anotaban y
Se dijo que tenía tuberculosis. La noticia se comentó dibujaban las listas de obras recomendarles. El papel
con gran tristeza en la cuarta brigada. Y no fue el principal lo desempeñaba allí Shura Miátnikova, una
enigmático automóvil veremos lo que más preocupó muchacha finita, muy esbelta, de rostro tostado y
a Vania, sino Piotr Vasílievich: ¡un hombre tan boca grande.
grande, tan ágil, tan ameno, y tener la mala suerte de - ¡Lo has leído o no has hecho más que mirar las
ser atacado por la tuberculosis, una enfermedad estampas -preguntaba con una expresión muy viva,
también enigmática y, al parecer, mortal!... seria y burlona a la vez, cuando le devolvían un libro.
A decir verdad, lo que más agradaba a Vania era Igor siempre había sido amigo de leer. La vida
la propia vida de la cuarta brigada. Reinaba en ella errabunda lo había apartado de los libros, y en la
un ambiente de cálida amistad, todos los muchachos colonia se los tragaba con redoblada ansia. Era un
eran interesantes, y Aliosha Zirianski los tenía tan auténtico placer despertarse por la mañana sabiendo
severamente sujetos... Vania anhelaba cada día que tenía un libro en la mesilla de noche. Por las
acabar su trabajo para volver al dormitorio limpio y noches, Nesterenko no permitía quedarse leyendo
acogedor, escuchar a los demás, hablar, reírse, mucho tiempo y apagaba la luz a las once. Igor se
vivir… Quería que Aliosha ordenase algo -por difícil acostumbró a despertarse temprano para leer una
que fuera- para hacerle el saludo y contestarle: horita en la cama, antes del toque de diana.
- ¡A la orden! Precisamente por la lectura matutina comenzó
aquel día, saturado, hasta la noche misma, de
3. Cuentas viejas y cuentas nuevas. acontecimientos notables.
Igor Cherniavin trabajaba todos los días afinando La noche anterior, Nesterenko avisó a Igor:
travesaños. Tenía las manos llenas de cardenales y - Mañana estás de guardia en la brigada.
rasguños, y la escofina continuaba produciéndole El de guardia debía levantarse a las seis para que
aversión. Sin ocultar su enemiga al trabajo con los la limpieza estuviese terminada a la hora de la
travesaños, se consideraba, no obstante, obligado a revista. Igor se despertó temprano, pero, acordándose
realizarlo, pues había dado palabra ante el Consejo de La isla misteriosa, que yacía en la mesilla de
de jefes. Lo que sí ocultaba era el pánico que le noche, se olvidó de la guardia. Cuando tocaron diana
infundían las abejas y los moscardones, de los que no y toda la brigada se levantó, Nesterenko quedó
apartaba la recelosa mirada cuando volaban a su estupefacto:
banco. Por fortuna, a la semana de trabajar Igor, la - ¡Buena me la has armado!
sección de montaje fue trasladada al local del Igor acudió a las bayetas y a los cepillos, pero era
"estadio". Al finalizar la jornada de cuatro horas, tarde. La revista sorprendió el dormitorio revuelto y a
Igor, por mal que le fuera la faena, entregaba a Cherniavin en lo más álgido de la limpieza. Para
Shtével treinta travesaños, por lo que le colmo de males, pasó revista el propio Zajárov. El
correspondían noventa kopeks. Afirmaba Shtével que director frunció el ceño, pasó fríamente la vista por el
un joven como Igor debía hacer diariamente cien cuarto, dijo con la misma frialdad: "Salud,
travesaños, por lo menos. camaradas", oyó distraído el parte y preguntó:
El trabajo en la sección requería tan sólo cuatro - ¿Quién está de guardia?
horas después de comer. El resto del tiempo era Igor sonrió azarado:
mucho más divertido. Por la mañana, iba a la escuela, - Yo.
y Nikolái Ivánovich, siempre pulcro en el vestir, - Una tarea de castigo.
amable y sencillo en el trato, le daba clase de media Igor volvió a sonreír con el mismo azoramiento y
hora a una hora. Igor había tenido ya tiempo de oyó que Nesterenko le musitaba:
conocer a otros maestros y maestras, convenciéndose - ¡Contesta como es debido! ¿Qué haces?
de que todos ellos descollaban por su irreprochable Igor, contento de haber hallado salida a situación
Banderas en las torres 59

tan embarazosa, se cuadró: bajito, apuesto y guapo, el jefe de guardia Rúdnev, se


- ¡A la orden, camarada director! asomó a la puerta, se sonrió y dijo:
Pasada la revista, Nesterenko leyó largamente la - ¿Qué, nos levantamos?
cartilla a Igor, analizando, como una vieja gruñona, Después del desayuno, Igor encontró a Vania:
los defectos de su carácter y de su educación - ¿Qué tal, Vania?
señoritil: - ¡Oh! ¡Estupendo!, ¿comprendes? ¡Hoy me van a
- Hasta el libro, una cosa tan sagrada como el mencionar en la orden!
libro, te desvía del buen camino. ¡Qué sería si te - ¡Qué dices! ¿Por qué?
vieras rodeado de canallas! - Por la guardia en mi brigada.
Los otros camaradas no fueron tan inexorables. - ¿Por la guardia? ¡Ah, qué diablo! Pues yo
Sancho Zorin incluso -dijo aprobatorio: también he recibido...
- No está mal, Nesterenko, ¿de qué te asustas? Al -¿Una felicitación?
fin y al cabo, es el bautismo de fuego. Date cuenta: - ¡Qué va! Un castigo. Se dice que no hay un buen
¿qué hombre va a salir de Igor si no se le castiga con colono que no haya sido castigado.
alguna tarea complementaria? - ¿Quién dice eso?
Nesterenko se sonrió. - Lo dice mi padrino, Sancho Zorin.
- Bien vistas las cosas -observó-, es verdad, sólo - ¡Pues sí que tienes buen padrino! Para padrino,
que para la brigada supone un contratiempo. el mío, Volodia.
El mismo día, Vania Gálchenko estuvo también Durante el verano la escuela no funcionaba, y el
de guardia en su dormitorio, pero salió de ella mucho parque estaba siempre muy animado. Unos iban al
más airoso y hasta con honor. Todo el mundo dormía estanque, otros al campo de gimnasia, y otros se
aún y ya Vania estaba en el poyo de la ventana acomodaban en los bancos para leer. Igor tomó el
limpiando los cristales y silbando por lo bajo. Fuera libro que había motivado el escándalo de la mañana y
apuntaba la mañana. Abajo, en los parterres, estaban se encaminó al rincón más apartado y umbroso. En la
regando las flores. Brillaban cegadores los cristales descuidada vereda encontró, por tercera vez en la
de las ventanas de la escuela, iluminadas por el sol. vida, a la "maravillosa" chica de ojos castaños. Iba
Hacía ya largo rato que Volodia Begunok, muy de prisa en dirección contraria a la suya,
requiriendo la trompeta, había ido a despertar al jefe moviendo rápidamente las piernas, curtidas por el
de guardia, Ilyá Rúdnev, de la décima brigada. sol. Tenía el cabello mojado después del baño. La
Pronto Volodia tocó diana en el patio. muchacha puso en Igor sus hermosos ojos de brillo
Sin interrumpir su trabajo, Vania echó una mirada dorado, pero no se inmutó, pareció recordar algo y
maliciosa a sus compañeros dormidos. Filka sonrió con picardía.
pronunció en sueños unas palabras, como si Igor le atajó el paso. Ella retrocedió y se llevó la
contestara al toque. Se oyeron pasos junto a la mano a la cara.
ventana. Volodia preguntó en voz queda desde el - No tema, miss, no tema. Dígame cómo se llama.
jardín: - ¿Para qué?
- ¿Duermen? - Para saberlo. Yo me llamo Igor.
Vania afirmó con la cabeza. - Bueno, ¿y qué?
Un minuto más tarde se entreabría lentamente la - Naturalmente, nada de particular, Igor, y nada
puerta, y por ella se asomaba la boca de la trompeta. más. La chica trató de darle de lado y seguir su
Resonó atronadora la señal. Aliosha Zirianski saltó camino. Vestía una falda muy usada.
de la cama como impelido por un resorte, pero - Dígame cómo se llama, milady. No le pido más
Volodia se había esfumado. que eso.
- ¡Qué diablillo! i Bueno, ya caerá en mis manos! La chica se detuvo, se llevó el puño a los labios y
¡Vania, eres de lo que no hay! Has limpiado hasta las preguntó:
ventanas. - ¿Le... le dan miedo los moscardones?
Al oír el elogio del jefe de la brigada, Vania se Igor enrojeció al recordar las lamentables
sonrojó y siguió frotando con redoblada energía los circunstancias en que había visto a la chica la última
cristales. Volvió a asomar por la puerta la boca vez. Notó ella su turbación, bajó la mano y avanzó.
plateada de la trompeta. Zirianski se acercó sigiloso Igor le cedió paso. Ella se volvió con rapidez hacia él
hacia la puerta, pero ésta se abrió de par en par. y dijo, enseñando unos dientes de blancura
Volodia se abalanzó sobre Aliosha y, subiéndosele a deslumbrante:
horcajadas en el vientre, lo atenazó con manos, - Me llamo Oxana.
piernas y trompeta, al tiempo que gritaba: Igor juntó las manos como si no cupiera en sí de
- ¡Muchachos, duro con el jefe! admiración y dijo:
Saltaron de sus lechos Filka, Petia y los dos - ¡Válgame Dios, qué nombre más bonito!
Semiones y se armó el gran jaleo. Vania reía a ¡Oxana! Pero la chica estaba ya lejos. Sus piernas se
carcajadas en el poyo de la ventana. Un muchacho movían rápidas por la senda abandonada.
60 A. S. Makarenko

- ¿Qué haces? -preguntó alguien detrás de Igor, - ¿Estás cumpliendo el castigo?


que volvió la cabeza y vio a Vsévolod Seredin. - Sí.
Hijo de un viejo ingeniero, Seredin ni siquiera en Apareció Vania Gálchenko. Nesterenko hizo una
la colonia quería perder su aire "intelectual"; apretaba mueca desdeñosa, inflando ambos carrillos:
afectadamente los labios, propensos a la sonrisa, y - ¿A quién se le ocurre... barrer... con eso?
mantenía la cabeza más erguida de lo usual. - ¿Pues con qué voy a barrer?
- ¿No sabes quién es esa muchacha? -inquirió - ¡Qué inútil eres! ¡Haz una escoba!
Igor-. No es de la colonia, ¿verdad? Nesterenko mantuvo unos segundos la vista en
Seredin respondió con visos de irritación: Igor y, encogiéndose de hombros, se marchó. Igor
- ¡Qué va! Es una sirvienta. volvió la cara y enrojeció al ver a Vania, que echó a
- ¡No puede ser! correr.
- ¿Por qué no? Cherniavin quedó pensativo. Raspó unas cuantas
- ¿Sirvienta? veces más el suelo con las varitas. En verdad, nada
- Sí, sirvienta. Ahí mismo, un poco más allá del tenía en contra de cumplir el castigo, pero, ¡que le
estanque, hay una villa... una casa. La chica esa está facilitaran instrumentos de trabajo! En el sendero
allí de sirvienta. había minúsculos palitroques, dos o tres colillas y
- ¿Y quién es el amo? pétalos de flores. Todo aquello no quería dejarse
- No es amo, es... un abogado. arrastrar por las varitas. Igor volvió a mirar
- ¿Cómo lo sabes tú? desesperado en torno y vio que Vania se acercaba a
- Pregúntaselo a Gontar. Está enamorado de la brincos, con una magnífica escoba en la mano.
chica esa. - ¡Vania! ¡Cuánto te lo agradezco! ¿De dónde has
- ¿Enamorado? ¡Qué dices! sacado esa escoba?
- ¡Enamorado perdido! Para ella se peina de esa - La he cortado de unos matorrales. Hay todos los
manera. Ten cuidado, no te vaya a romper las que se quiera.
costillas. - Dámela que yo mismo barreré.
Igor dio a Seredin un tirón de la manga y le dijo: - Tú ve barriendo, y yo traeré la arena.
- Sir, las costillas no cuentan aquí. Lo que Al cabo de veinte minutos, Igor y Vania
importa, ¿entiendes? es que, si él es abogado, ¿por terminaban la tarea, esparciendo en el sendero arena
qué va ella vestida así? que extraían de un balde. Zajárov apareció por una
- No lo sé. Gontar cree que la tiene para la huerta. esquina del edificio:
Quiere recoger sus propias hortalizas, ¿entiendes?, - Qué, Gálchenko, ¿ayudando?
pero él no trabaja, sino que explota a la muchacha. - Un poquito... Todo lo ha hecho él...
Oxana trabaja como bracera. Y no tiene más que - ¡Eres un buen compañero!
quince años. ¡Será canalla el tío ese! Vania alzó la cabeza, pero Zajárov se alejaba ya.
Seredin ponía en Igor su mirada serena e Tenía la cintura fina y llevaba unas botas muy buenas
inteligente, y la palabra "canalla" había sonado con y pulcramente cepilladas.
particular enjundia gracias a su fina pronunciación. - Ahí traen a uno nuevo -dijo Igor.
Encaminaron sus pasos hacia el edificio principal. Vania miró a lo largo de la carretera. En efecto, se
Igor hubiera querido seguir preguntando por Oxana a veía que uno de los dos que se acercaban era un
Seredin, pero Rúdnev, el jefe de guardia, que se miliciano.
hallaba en la terracilla con un cuaderno en la mano, - A mí también me trajo un miliciano. Es
lo vio y le dijo: desagradable que lo traigan a uno conducido.
- ¡Cherniavin! Tienes una tarea de castigo que Vania no contestó y examinó con ojo diligente
cumplir. Hay que barrer y enarenar este sendero. cómo había quedado el sendero.
Tienes trabajo para cosa de media hora, precisamente - Hay que echar arena aquí –dijo-, ha quedado una
lo que debe llevar la tarea de castigo. Antes de comer calva.
veré cómo lo has hecho. - ¿Y qué hacemos con la arena que sobra?
Igor no se olvidó de cuadrarse al decir: - Vamos a limpiar también esa veredilla. Es
- ¡A la orden! pequeña.
Lo que sí olvidó fue preguntar con qué debía Cherniavin accedió. En diez minutos asearon un
barrer y de dónde sacar la arena. Rúdnev había pequeño sendero transversal. Igor agarró el cubo y se
desaparecido. Igor miró en derredor y tampoco vio a encaminó a la puerta principal, donde Rúdnev, el jefe
su lado a Seredin. de guardia, estaba firmando en el libro del miliciano.
Media hora más tarde, Cherniavin trabajaba en el Cuando los amigos se acercaron al grupo, el
sendero. Tenía en la mano tres flexibles varitas y, por miliciano hizo el saludo y tomó el camino de regreso
más que rascaba con ellas la vereda, no conseguía a la ciudad.
llevarse la basura menuda. Nesterenko, que pasaba - Camarada jefe de guardia, la tarea de castigo
por allí, se detuvo: está cumplida.
Banderas en las torres 61

- Ahora pasaré a verlo, apenas deje a éste en tenido pocos así? ¡Sí, sí! Los ha habido que daban
manos de Torski. miedo.
Igor miró al nuevo y quedó estupefacto: el que - ¿Y dónde están?
estaba ante él era Grishka Ryzhikov. Vania - ¿Cómo que dónde? Aquí siguen, sólo que ya no
Gálchenko, fija la vista en el recién llegado, llevaba son como eran, sino muy distintos.
ya un buen rato suspenso y boquiabierto. Ryzhikov Se encaminaron al parque. Ni ellos ni Igor
sonreía con descaro, aunque sin atreverse a hablar. El Cherniavin vieron un automóvil que se detenía frente
que rompió el silencio fue Cherniavin: al edificio principal. Descendieron de él dos mujeres
- ¿Este bicho en la colonia? ¡Ahora mismo le y Wanda Stadnítskaya. Ilyá Rúdnev salió a recibirlas,
rompo el alma! lanzó a Wanda una rápida ojeada y la encontró muy
Rúdnev alargó la mano con intención de guapa. Esta vez Wanda tenía el pelo muy rublo,
contenerlo, pero Igor tenía ya a Ryzhikov atenazado limpio, brillante, y lucía una boina azul. No calzaba
por el cuello. ya los viejos y holgados chanclos, sino zapatos
- ¡Robar a un chaval como éste! negros y, además, llevaba medias. Su rostro, mucho
- Suéltame -carraspeó Ryzhikov, asiendo con sus más animado, se tornaba ora a una, ora a otra de sus
sucios dedos la mano de Igor. acompañantes. Acogió con amistosa sonrisa al jefe
Este se disponía ya a descargar un puñetazo a de guardia, deslumbrante en su uniforme de gala.
Ryzhikov, cuando Rúdnev le agarró del cinturón, tiró Por desdicha, en aquel instante Rúdnev no podía
de él y le gritó: pagarle con la misma sonrisa. Hizo el saludo y
- ¡Orden, camarada Cherniavin! pronunció afable y cortés, pero muy circunspecto:
Igor volvió la cabeza al oír el grito y vio - Soy el jefe de guardia de la colonia. ¿Qué
inmediatamente el cuello blanco, el emblema oro y desean ustedes?
plata y la brillante seda del brazalete. Soltó a Una mujer gruesa, de pobladas cejas negras y
Ryzhikov y se cuadró. Rúdnev miró a Ryzhikov con hoyuelos en las mejillas, muy jovial y bondadosa a
expresión de asco, según le pareció a Igor, pero dijo juzgar por su semblante, se embebió tanto mirando al
adusto, con voz baja e imperiosa: apuesto Rúdnev, que tardó en contestar. Por fin dijo
- En la colonia no se deben arreglar cuentas sonriente:
viejas, camarada Cherniavin. - ¡Ah, de modo que usted es el jefe de guardia!
En el tono de aquel muchacho, en sus cejas Pues nosotras necesitamos ver al jefe.
fruncidas severamente, en su mirada serena y en el - ¿Al director?
aprecio con que pronunció la palabra "camarada", - Bueno, eso es, al director.
Igor percibió una sensación de fuerza insuperable y - ¿Para qué asunto?
dijo, haciendo el saludo: - ¿Qué te parece? -la mujer se volvió hacia la otra,
- ¡A la orden, camarada jefe de guardia! también gruesa, pero, a lo que se veía, muy seria y
Rúdnev ya se había llevado a Ryzhikov al adusta-. ¿Así que hay que decírselo a usted?
interior. Igor no podía volver en sí, pero ya se había - Sí.
olvidado de Ryzhikov: le había dejado atónito la - Bueno, pues hemos traído a una muchacha...
presteza con que él, Igor Cherniavin, había Aquí la tiene... Wanda Stadnítskaya. Somos del
obedecido al pequeño Rúdnev... Comité del Partido de la fábrica Komintern. Traemos
Vania salió de su estupor y se arrimó a Igor... una carta.
Rúdnev indicó el camino:
4. Amistad eterna. - Tengan la bondad de pasar.
Vania vio a Volodia Begunok en el otro extremo Semión Kasatkin, delgadito y rublo, que estaba de
del patio y corrió a referirle su desgracia. La llegada centinela, dirigió a Rúdnev una mirada interrogante
de Ryzhikov parecía eclipsar el sol que alumbraba la casi imperceptible y recibió una respuesta casi
colonia. Tenebrosas sombras acababan de caer sobre imperceptible también.
los edificios, y sobre el bosque, y sobre el estanque, y Rúdnev abrió la puerta de la habitación del
hasta sobre la cuarta brigada. ¡Ryzhikov en la Consejo de jefes de brigada y se apartó para dar paso
colonia! ¡Aquello era una vergüenza! a alguien que salía. Wanda alzó la vista, palideció
Volodia frunció el entrecejo, contrajo las pupilas repentinamente, emitió un grito débil y se dejó caer
y escuchó, paciente, el agitado relato de Vania: sobre el poyo de la ventana, gimiendo:
- ¿De modo que es el mismo que te robó? ¿Y por - ¡Ay!
qué te asustas? Ryzhikov pasó, sonriendo con insolencia. Rúdnev
- ¡Es que ahora está en la colonia! ¡Ahora lo le dijo:
robará todo aquí! - Espérame aquí, ahora vengo. Pasen. Vitia,
- ¡Je, je! -Volodia apuntó a Vania con el índice-. quieren hablar con Alexéi Stepánovich.
¿De qué te asustas? ¡Como que va a robar! ¿Crees Todos se volvieron hacia Wanda, instándola a
que es tan fácil? ¡Que lo intente! ¿Piensas que hemos pasar, pero ella bajó la cabeza y dijo:
62 A. S. Makarenko

- Yo no voy a ninguna parte. - ¡El Poder soviético! ¿Dónde está el Poder


Ryzhikov se mantenía apartado, con las manos en soviético?
los bolsillos y una mirada inexplicablemente burlona. De pie junto a la mesa de escritorio, Zajárov dijo:
Vitia, con su ojo experto, se hizo cargo de la - Yo soy el Poder soviético.
situación. Wanda gritó, estirando feamente el cuello:
- ¡Rúdnev, llévatelo! - ¿Tú? ¿Tú eres el Poder soviético? ¡Pues
El aludido tomó a Ryzhikov de una manga y lo mátame! ¡Toma un cuchillo y degüéllame! ¡De todas
hizo girar hacia la puerta. Vitia invitó a las recién maneras, no viviré más!
llegadas: Zajárov se acomodó parsimonioso en su asiento,
- Pasen. desdobló el papel que le habían traído y pronunció en
- Yo no voy a ninguna parte -Wanda bajó más aún el tono de quien continúa una larga conversación:
la cabeza, y cuando Ryzhikov se ocultó en el - ¡Ay, Wanda, nos las pintamos solos para decir
vestíbulo, lanzó en pos una tardía ojeada de odio, palabras vacías! También a mí... suele sucederme
después de lo cual se volvió hacia la ventana, abierta, eso... A ver, enséñame tu boina. Recógela del suelo y
y estalló en sollozos. dámela.
Las mujeres intercambiaron una mirada de Wanda puso en él una mirada obtusa, se sentó en
desconcierto. Vitia las empujó suavemente a la el diván y volvió la cara. Vitia recogió la boina y se
habitación: la entregó a Zajárov.
- Siéntense ahí. Quiero hablar con la muchacha. - Una magnífica boina... Es de un color muy
Las mujeres obedecieron. Vitia cerró la puerta y, bonito. Los nuestros han andado busca que te busca,
poniendo las manos en los hombros de Wanda, la sin encontrar nada igual. Sería cosa de saber lo que
miró a la cara: vale.
- ¿Te da miedo ese pelirrojo? ¿Lo conoces? - Cuatro rublos -dijo Wanda sombría.
Wanda no respondió, aunque dejó de llorar. Falta - ¿Cuatro rublos? No es caro para una boina tan
de pañuelo, se enjugaba las lágrimas con la mano. bonita...
- ¡No seas tonta! Si fuera uno a temer a tipos Zajárov no se entretuvo gran cosa con la boina.
como ése, no se podría vivir en el mundo. Había hablado de ella sin gran entusiasmo, sin
Wanda dijo, vuelta hacia un ángulo de la ventana: ocultar que no era aquello lo que le interesaba. Hizo
- No le tengo miedo. Sin embargo, no me quedaré. un signo con la cabeza, y Vitia abandonó el aposento.
- Bueno, pues no te quedes. El automóvil está ahí. Wanda clavó una mirada sin vida en un rincón, entre
Ahora bien, ¿por qué no entras en la habitación? la mesa y la pared. Alisando con la mano la boina,
- ¿En cuál? Zajárov se acercó y se sentó en el diván. Wanda le
- En ésta. volvió la espalda.
Wanda guardó silencio, exhaló un suspiro y cruzó - Sabes, Wanda, de morir siempre hay tiempo, eso
el umbral. Quiso detenerse en la sala del Consejo de es lo más fácil. Pero hay que tener un poco de
jefes, pero Vitia la condujo directamente al despacho educación. ¿Por qué me das la espalda? Ni te he
de Zajárov. hecho mal alguno ni me conoces. A lo mejor soy una
Alexéi Stepánovich miró sorprendido a Wanda, bellísima persona. Algunos dicen que no soy malo.
que, retrocediendo, exclamó: Haciendo un esfuerzo, Wanda lo miró de reojo.
- ¿A dónde me lleváis? Una mueca desdeñosa torció sus labios.
- Alexéi Stepánovich... Hay aquí dos mujeres que - Se está elogiando a sí mismo...
quieren verle... - ¿Qué quieres que le haga? También te lo
Zajárov se apresuró a salir. Wanda lo siguió con aconsejo a ti. Hay veces que es de gran utilidad
ojos asustados, se dejó caer en el diván y rompió a alabarse a sí mismo. Aunque debo decirte que a mí
llorar, al tiempo que decía: me alaban también otros.
- ¿A dónde me habéis traído? De todas maneras, Wanda, al fin, se sonrió con más naturalidad.
aquí no me quedo. ¡No quiero vivir aquí! - ¿A qué viene todo eso?
Se lanzó dos veces en dirección a la puerta, pero - ¿A qué viene? Quiero que seamos amigos.
Vitia se interpuso sin decir palabra, y ella no se - ¡No quiero amigos! ¡Ya estoy harta de ellos!
atrevió a empujarle. Luego se sentó y lloró en - ¿Qué amigos has tenido tú? Me lo figuro. Yo, en
silencio. Asomándose a la ventana, Vitia vio el cambio, te lo propongo en serio, te ofrezco una
automóvil salir camino de la ciudad, y sólo entonces amistad grande y eterna. Para toda la vida,
se decidió a decir: ¿comprendes?
- No tienes por qué llorar. Todo marchará bien. Wanda lo miró con mucha fijeza:
Wanda se calmó y se puso a secarse las lágrimas, - Comprendo.
pero cuando entró Zajárov rompió a llorar de nuevo. - ¿Dónde están tus padres?
Después se levantó de un salto, se arrancó la boina, la Mis padres... Se fueron... a Polonia. Son polacos.
arrojó a un rincón y gritó: - ¿Y tú?
Banderas en las torres 63

- Yo me perdí en una estación. Era todavía - ¡Ea, no llores más! ¿Cómo se llama el colono
pequeña. que te conoce?
- ¿De modo que no tienes padres? - Ryzhikov.
- No. - ¡El que han traído hoy!
- Pues verás... Yo puedo ser para ti... como un Volodia entró de nuevo al vuelo y miró curioso a
padre. Y no te perderé, puedes estar tranquila. Pero Wanda, lo que no le impidió anunciar, diligente:
ten en cuenta que soy un amigo de los que regañan si - Ya viene Klava. Ahora mismo viene.
hace falta. Soy muy severo. Tanto, que a veces yo - Mira, Volodia, una nueva compañera. ¿Ves qué
mismo me asusto. ¿No tienes miedo? Mira que no me triste está? Se llama Wanda Stadnítskaya.
voy a andar en contemplaciones por lo bonita que - ¿Wanda Stadnítskaya? ¡Formidable! ¿Wanda
eres. Stadnítskaya?
Los ojos de Wanda enrojecieron de repente. - Sí, ¿qué pasa?
Volvió otra vez la cabeza y profirió en voz muy baja: - Pues ya ves, Vania pensaba ir a la ciudad... a
- ¡Bonita! Usted no me conoce todavía. buscarte. Y yo también.
- Querida, lo conozco todo y, además, eso no - ¿Vania? ¿Vania Gálchenko? ¿Está aquí?
importa. Es pura tontería. - ¡Claro que sí! ¡Gálchenko! ¡Lo contento que se
-¿No será que lo dice usted adrede, para que me va a poner! ¿Quieres que lo llame?
quede en la colonia? Zajárov dijo:
- ¡Qué duda cabe!... Naturalmente que lo he dicho - Llámalo en seguida. Y a Ryzhikov también.
adrede. A mí no me gusta hablar por hablar. Siempre - ¿Sí? Entonces habrá que llamar a Cherniavin...
hablo adrede. Y es verdad que quiero que te quedes - Wanda, ¿conoces también a Cherniavin?
en la colonia. Lo deseo mucho. Vamos..., tanto, que Wanda rompió en amargo llanto:
no puedes hacerte idea. - No puedo quedarme...
Ella levantó hacia él los ojos atentos e incrédulos. - Tonterías. Llámalos a todos.
El la miró desde arriba, y quedó claro que, en efecto, Volodia se topó en la puerta con Klava Kashírina:
deseaba que ella permaneciera en la colonia. Wanda - Alexéi Stepánovich, ¿me ha llamado usted? -
señaló con la mano junto a sí y dijo: preguntó Klava.
- Acérquese. Quiero contarle una cosa. - Escucha, Klava. Esta chica se llama Wanda
Zajárov se acercó. Stadnítskaya. Llévatela a la brigada e,
- ¿Sabe usted? inmediatamente, le das la ropa, la llevas al baño y al
- Toma tu boina. médico. Y que no llore más, que ya basta.
- ¿Sabe usted? Klava se inclinó hacia Wanda:
- ¿Qué? - ¿Para qué llorar? Vamos, Wanda...
- Yo misma quería venir a la colonia. Pero hay Tambaleante, presurosa, sin mirar a Zajárov,
aquí uno... que me conoce… Y ése lo contará todo. Wanda salió en compañía de Klava.
Zajárov le puso la mano en la cabeza y la acarició A los diez minutos, se hallaban en el despacho
suavemente. Igor, Vania y Ryzhikov. Torski y Begunok asistían
- Comprendo -dijo-. Eso no tiene importancia. con aire oficial. Habló Zajárov:
Que lo cuente. - ¿Comprendéis?, hay que olvidar lo pasado. Nada
Wanda gimió: de chismes ni de habladurías respecto a Wanda.
- ¡No! ¿Podéis prometérmelo?
Miró esperanzada al director, que se sonrió y Vania respondió con vehemencia, sin
denegó con la cabeza, tranquilizándola: comprender, por otra parte, qué chismes podía
- No lo contará por nada del mundo. inventar él:
Volodia Begunok irrumpió en el despacho y se - ¡Pues claro!
detuvo pasmado y confundido: Igor se llevó la mano al pecho:
- Alexéi Stepánovich, Rúdnev pregunta si no tiene - Se lo juro, Alexéi Stepánovich.
él... que hacerse cargo... de la nueva chica. - ¿Y tú, Ryzhikov?
- No. Klava se hará cargo de ella. Hazme el favor - ¿Qué necesidad tengo yo de ella? -repuso el
de llegarte en dos zancadas y decirle a Klava que interpelado.
venga. - La necesites o no, ¡cuidado con la lengua!
- ¡A la orden! - Está bien -accedió Ryzhikov con enigmática
Volodia salió escapado del despacho. Wanda se condescendencia.
reclinó en el brazo del diván, llorando Todos miraron, mejor dicho, escrutaron a
silenciosamente. Zajárov no se lo impidió. Recorrió Ryzhikov, que se encogió de hombros disgustado.
el aposento, contempló un cuadro, se sentó otra vez Pero en la habitación del Consejo de jefes se
junto a la chica y tomó su mano humedecida por las reanudó la conversación sobre el mismo tema. Igor
lágrimas. Cherniavin, golpeando insistentemente con el dedo
64 A. S. Makarenko

en el pecho de Ryzhikov, decía: - Salomón Davídovich pone el dinero en conserva


- Escucha, Ryzhikov, lo que dice Alexéi es una y no hay modo de hacerle adquirir nueva ropa de
cosa. Ahora bien, tú toma nota de otra, apúntala trabajo.
bien... en el cuaderno: ¡cómo te vayas de la lengua, te Salomón Davídovich replicaba, paciente:
ato una piedra al cuello y te tiro al estanque! - ¿Os creéis que si hemos juntado cuatro kopeks
debemos sin falta gastarlos? Los buenos
5. La fiebre de los fundidores. administradores no obran así. A gastar el dinero,
La producción era un tema del que los colonos queridos camaradas, siempre tendréis tiempo de
trataban siempre, ya estuviesen en los dormitorios, ya aprender, estoy seguro. Y podéis llegar a ser grandes
en el comedor, en el parque, en los pasillos o en los especialistas en gastar. Pero aprender a ahorrar no es
clubs. En la mayoría de los casos, se hablaba en tono tan fácil. Si no se sufre ahora, habrá que sufrir
de censura. Todos coincidían en que la producción doblemente después. He dado a Alexéi Stepánovich y
estaba mal organizada en la colonia. En las reuniones a vosotros palabra de que juntaremos dinero para una
del Consejo de jefes y en las asambleas generales, nueva fábrica. Y siendo así, ¿cómo vamos a ponernos
atacaban al jefe de producción, Salomón Davidovich a comprar ropa de trabajo? Aguantaos ahora sin ella,
Blum, dirigiéndole preguntas que le hacían sudar: y ya vendrán tiempos en que os compréis cazadoras
- ¿Por qué hay tanto humo en la fragua? de terciopelo con lacitos de color rosa.
- ¿Por qué siguen sin hacerse las piezas pedidas Los colonos se reían y se enfadaban. Salomón
por la fábrica Komintern? Davídovich se reía también. Todos miraban a
- ¿Por qué no funciona el torno-semirrevólver? Zajárov, que sonreía en silencio, mirándolos a todos.
- ¿Por qué faltan cuchillas? Y costaba trabajo comprender por qué aquel hombre,
- ¿Por qué hay escapes en las tuberías del petróleo tan exigente y severo, perdonaba tantas cosas a
en la fundición? Salomón Davídovich. Aunque la verdad es que
- ¿Por qué las piezas salen defectuosas? también los colonistas se mostraban muy indulgentes
- ¿Por qué hay ese desorden en la sección de con él.
mecánica? Todo está lleno de trastos, y Shárikov se La sección más escandalosa era, naturalmente, la
pasa el día entero en la contaduría y no puede acabar fundición, emplazada en un cobertizo de ladrillos con
de contar un desdichado millar de aceiteras. techumbre bastante agujereada. Allí estaba el
- ¿Cuándo se van a hacer los piñones para la artefacto que hacía de horno. Por un orificio redondo
máquina de Sadóvnichi, las cuñas para el carro- que tenía en un costado, se echaba la "materia
soporte de la de Porshniov, el rascado del cojinete prima": viejas vainas de fusiles de sistemas antiguos,
delantero en la de Yanovski, la reparación general en abolladas y cubiertas de verdín y suciedad. Salomón
la de Redka? Davídovich no despreciaba tampoco otra chatarra de
Los colonos exigían que se arreglase la cobre. El metal fundido se vertía por el mismo
maquinaria, asediaban a los ajustadores del equipo de orificio en los cucharones. Al artefacto habían
reparaciones, daban caza en el patio a Salomón adaptado un quemador, y en un rincón del local,
Davídovich y se quejaban de todo a Zajárov, pero pegado al techo, se hallaba el depósito de petróleo.
hablaban con desprecio de las máquinas: La instalación, vieja como la tos, estaba llena de
- Mi cortapapeles, por mucho que lo arreglen, agujeros y cubierta de herrumbre.
habrá que tirarlo. Eso no es un torno. Todo aquello -el horno, el quemador y el depósito
Salomón Davídovich prometía hacerlo todo a la de petróleo- era harto sencillo y nada tenía de
mayor brevedad, pero era incapaz de detener una misterioso, pero el maestro fundidor Bankovski, ex
máquina para comenzar su reparación. Paralizar una artesano y ex propietario del artefacto, andaba
máquina que aún estaba en condiciones de funcionar, siempre con aires de misterio: era el único que
se le antojaba un suicidio. La máquina silbaba, conocía los secretos de su instalación.
chirriaba, se detenía, pero los colonos, furiosos, la En la fundición bullía el trabajo. En el banco de
obligaban a funcionar, y funcionaba. Funcionaban los los moldeadores de machos trabajaban los más
"cortapapeles", funcionaban los carros-soporte sin pequeños, con deteriorados trajes de faena que, por lo
cuñas y los cojinetes desgastados. La sección de visto, habían pertenecido a gente de más edad: los
"mecánica" enviaba al depósito un cajón de aceiteras pantalones, desmesuradamente grandes, se plegaban
tras otro; junto a la sección de montaje, se cargaban como el fuelle de un acordeón en las delgadas
en carros pilas de butacas. La sección de costura piernas de los chicos, y las mangas les quedaban
producía únicamente calzones de satín azul, marrón y demasiado largas.
verde, pero los fabricaba por miles, y cada par En el suelo yacían los moldes, junto a los cuales
reportaba a la colonia un beneficio de tres kopeks. En andaban atareados los colonos de mayor edad:
la colonia no había dinero, pero su cuenta corriente Nesterenko, Sinitsin, Zirianski, moldeadores todos
iba engrosando más y más. Algunos colonos decían, ellos. Pegada a uno de los muros había una vieja
atrevidos, en las asambleas: prensa que manejaba el mejor especialista: el flaco y
Banderas en las torres 65

serio Krúxov, de la séptima brigada. pupitre-, distendía despectivamente sus labios,


La fundición estaba llena del humo que despedía carnosos e indóciles, para replicar:
continuamente el horno y no tenía más escape que - ¿Qué humo hay allí?
los boquetes del techo. Entre el maestro Bankovski y - ¿Qué humo? ¡Un humo repugnante! ¡Indeseable
los colonos se entablaban a diario conversaciones por y dañino!
el estilo de la que sigue: El que así hablaba era Pojozhái, muchacho de
- Camarada Bankovski, así es imposible trabajar. hermosos ojos oscuros, siempre alegre y
- ¿Por qué? dicharachero.
- Por el humo. ¿Dónde se ha visto cosa igual? Es Salomón Davídovich apoyaba el codo en la
humo dañino, humo de cobre. rodilla, extendía la mano hacia la asamblea, con
- ¡Qué va a ser dañino! Yo llevo respirándolo toda gesto pletórico de sensatez y decía:
mi vida. - Trabajáis en una fundición. Si lo que queréis es
Durante las horas en que trabajaba la fundición, el reponer la salud, debéis marcharos a algún sitio como
humo salía por los boquetes del techo, por las puertas Crimea, a Yalta, pongamos por caso. Pero esto es una
y las ventanas, se esparcía por toda la colonia y fábrica.
flotaba entre los edificios como una niebla Se armaba un griterío espantoso.
amarillenta y dulzona. El joven médico Kolka - ¿Por qué gritáis de esa manera? Está bien,
Vérshnev, antiguo colono, rizoso, de frente pondremos una chimenea.
despejada, recorría los despachos, daba puñetazos en - Hay que encomendar al Consejo de jefes que le
las mesas, metía miedo a todo el mundo con un tomo ajuste a usted las cuentas.
de la Enciclopedia Brokhaus y Efrón y amenazaba Salomón Davídovich se enfadaba. Apoyando las
tartamudeante: manos en las rodillas, se levantaba trabajosamente y
- Iré a que-quejarme al fi-fiscal. ¡La fi-fiebre de daba unos pasos adelante, con el rostro inyectado en
los fundidores! ¿Sa-sabe usted lo que es e-eso? ¡Pu- sangre.
pues léalo! - ¿Qué palabras son ésas, camaradas
Alexéi Stepánovich, que conocía de antiguo al komsomoles? -clamaba-. ¡Que me va a ajustar a mí
galeno, arrugaba el entrecejo y le decía, quitándose las cuentas el Consejo! ¿Creéis que me va a ordeñar
los lentes para volvérselos a poner: el dinero o me va a obligar a poner la ventilación?
- Tengo que llamarte al orden, Vérshnev. El fiscal ¿He sido yo el que ha construido o proyectado esta
no nos pondrá ventilación y nos cerrará el taller. cochina fábrica?
- ¡Pu-pues que lo cierre! - Usted dispone del dinero.
- ¿Y con qué dinero voy yo a comprarte el sillón - Pero no para eso. Es para cosas muy distintas.
de dentista? ¿Y los rayos ultravioleta? Llevas ya - ¡El" estadio" lo proyectó usted!
medio año dándome la lata con tus rayos. ¿Te puedes - Lo proyecté. ¿Y qué? Ahora trabajáis bajo
arreglar sin ellos? techo. ¿Qué me decís de la conducta de algunos
- En cualquier ambulatorio, por ma-malo que sea, komsomoles? Hay quien mira su torno y dice: "¡Es
hay ra-rayos ultravioleta. un cortapapeles!" Esa gente no quiere hacer aceiteras,
- ¿Quiere decirse que no te arreglarás sin ellos? sino un blooming. ¡Sin él no puede vivir!
- ¿Qué significa eso? ¿Qué hay que en-envenenar - ¡Es la industrialización, Salomón Davídovich!
a los mu-mu-chachos? - ¡Ah! ¡De manera que yo no entiendo una palabra
- Lo que hay que hacer es poner ventilación. Yo de industrialización! ¡Vosotros me vais a dar
insistiré. lecciones! La industrialización, para que os enteréis,
Insiste tú también. Hoy habrá asamblea del hay que conquistarla. Hay que conquistarla con esto -
Komsomol. Salomón Davídovich hacía un esfuerzo para
En la asamblea, Kolka agitaba el tomo de la alcanzarse con la mano la espalda-. Y vosotros
Enciclopedia, recordando algunos términos queréis que un hada buena os traiga la
aprendidos no se sabía dónde, aunque no en el industrialización y la ventilación.
Instituto de Medicina: - ¡Lo que tiene usted que hacer es poner una
- ¡Esta fun-fundición es u-una calamidad! chimenea!
También otros komsomoles se sulfuraban y - La pondré.
levantaban los puños. Mark Grinhaus ponía sus ojos - ¡Póngala de una vez!
negros y tristones en Salomón Davídovich y Nervioso e irritado, Salomón Davídovich se
protestaba: encaminaba a la fundición, donde era
- ¿Cómo puede permitirse que trabajemos con esa inmediatamente asediado por el grupo de
humareda cuando todo el país se está reequipando moldeadores de machos. Petia Kravchuk gritaba:
técnicamente? - ¿Qué es esto, ropa de trabajo? Primero la llevó
Salomón Davídovich, sentado en una silla en un Nesterenko y ahora la llevo yo, ¿no es verdad? ¡Está
rincón de la clase -su cuerpo no cabía tras ningún llena de agujeros!...
66 A. S. Makarenko

Salomón Davídovich levantaba las manos con de su llegada a la colonia: una falda plisada de lana
gesto de aversión: azul y dos lindas blusitas de batista, atavío sencillo y
- ¡Qué barbaridad, un agujero! ¿Por qué me metes elegante, que le sentaba muy bien, destacando su
las mangas por las narices? ¿Que son largas? Tanto juventud, lozanía y belleza. Tampoco parecía
mejor. Lo malo sería que fueran cortas. Pero siendo preocuparle su hermoso pelo, ya limpio y brillante.
largas siempre hay arreglo. Te las doblas así, y En la sección de costura, alojada en una
asunto concluido. habitación del edificio de la escuela, quisieron
- ¡Qué pillo es usted, Salomón Davídovich! encomendarle a Wanda un trabajo serio, pero resultó
- ¡Qué voy a ser pillo! Más vale que me digas que nada sabía hacer. Por eso la pusieran a ojalar las
cuántos machos has hecho. prendas. Solían cumplir esta operación las chicas de
- Ayer hice ciento veintitrés. menor edad, que serían en la brigada alrededor de
- Pues ya lo ves: a kopek cada uno, montan un media docena. Vivarachas, alegres, de piernas flacas,
rublo y veintitrés kopeks. jugaban todavía con las muñecas, que tenían por los
- ¿Acaso está bien pagar un kopek? Hace falta rincones del dormitorio. Pero hasta los ojales le
rellenarlos, cortar el alambre, secarlos. salían mal a Wanda, que trabajaba despacio,
- ¿Pues qué quieres tú? ¿Qué te pague un kopek y perezosamente. Las mayores la observaban sin decir
que tú te rasques las narices? palabra, intercambiaban miradas de desaprobación, la
De un ángulo llegaba la voz de Nesterenko: enseñaban y corregían. Wanda escuchaba sumisa las
- ¿Cuándo tendremos ventilación, Salomón observaciones, les cedía por un momento su trabajo
Davídovich? y, con expresión aburrida, vuelta de costado, miraba
- ¿Tú crees que necesitas la ventilación y yo no la de soslayo cómo la aguja, diligente y ágil, iba y venía
necesito? Volonchuk la pondrá. entre los expertos dedos rosados de las compañeras.
- ¿Volonchuk? ¡Estamos buenos! ¡Me figuro la Wanda se presentó una vez en la sección cuando
ventilación que va a poner! las máquinas llevaban ya buen rato funcionando. Sin
- Pues no te figures nada. Mañana mismo la pone. abandonar su trabajo, Klava le preguntó:
Salomón Davídovich, acompañado de Volonchuk, - Wanda, ¿por qué haces tarde?
hombre taciturno y sombrío, aunque con manos de Wanda no respondió.
plata, recorría varias veces la sección, contemplando - ¿Por qué te fuiste ayer antes de tiempo? Wanda
largo rato el techo agujereado. Volonchuk no miraba replicó inopinadamente:
al techo: - Ya que me lo preguntas, te lo diré. No quiero
- La chimenea puede ponerse, ni que decir tiene. trabajar más....
Lo que pasa es que yo no soy techador. - ¿Que no quieres trabajar? ¿Y cómo vas a vivir?
- Camarada Volonchuk: usted no es techador ni - Ya me las arreglaré sin vuestros ojales.
yo tampoco. Pero hay que poner la chimenea. - ¿Cómo no te da vergüenza, Wanda? Aprende.
Vania Gálchenko trabajaba en la fundición y todo Todas hemos empezado haciendo ojales.
le parecía bien; el misterioso horno, el humo, la lucha Wanda arrojó sobre la mesa la prenda que estaba
contra el humo, la lucha contra Salomón Davídovich ojalando. Presta a llorar, sentía un nudo en la
y el propio Salomón Davídovich. Una sola cosa no le garganta y, mirando en torno suyo con expresión
gustaba: Ryzhikov había sido incorporado a la desesperada, gritó;
fundición para el acarreo de tierra. - ¡Cómo puedo yo compararme con vosotras!
¿Que habéis empezado por los ojales? ¡Pues yo
6. Ojales. terminaré con un lazo corredizo!
A Wanda Stadnítskaya le costaba acostumbrarse a Salió del local dando un portazo.
la vida en la quinta brigada de muchachas. Parecía no Se pasó la tarde tendida en la cama, de cara a la
apreciar la limpieza del simpático dormitorio, ni la pared, y no quiso cenar. Las chicas miraban con ojos
cariñosa delicadeza de sus nuevas compañeras, ni su asustados su rubia y delicada nuca. Klava fruncía el
cuchicheo antes de que se durmieran, ni el riguroso ceño y murmuraba para su capote.
orden con que transcurría la jornada en la colonia. A la mañana siguiente, Wanda se paseaba sola por
Escuchaba en silencio las instrucciones de Klava el dormitorio, cuando se presentó Zajárov. Al verlo,
Kashírina, asentía con la cabeza y pronto se apartaba se ruborizó y se arregló la falda. El sonrió
para pasarse las horas muertas asomada a la ventana, tristemente, se sentó junto a la mesa y preguntó:
contemplando un mismo panorama: el sinuoso - ¿Qué ha pasado, Wanda?
camino del parque, la hilera de abedules y el cielo. Ella no contestó y siguió mirando por la ventana.
En el comedor se sentaba de costado, como si se Zajárov guardó silencio un instante y dijo luego:
dispusiera a saltar y a escaparse de un momento a - ¿Quieres trabajar en la carpintería? Aquello
otro. Comía poco, casi sin levantar la vista del plato. tiene interés: ¡madera!
No la distraía nada y no manifestaba el menor interés Wanda se volvió rápida hacia él y exclamó:
por el nuevo traje escolar que le dieron el mismo día - ¡Hay que ver cómo es usted! ¡Mire que la
Banderas en las torres 67

ocurrencia!... ¡En la carpintería! distinguió un senderillo bien apisonado, que


- Es una buena ocurrencia. Figúrate tú: ¡en la descendía hacia el riachuelo, y, al final de él, muy
carpintería! cerca de los juncos, vio a Oxana, que subía despacio,
- Voy a ser el hazmerreír. con dos cubos de agua colgados de un balancín. Los
- Al contrario, serás la primera chica de la colonia cubos, grandes, pintados de verde hacía muy poco,
que trabaje en la carpintería. ¿Te das cuenta qué parecían muy pesados. Así lo evidenciaban la
honor? Hasta ahora, las chicas creen todas que su circunstancia de que apenas si se movían,
asunto son los trapos. Y es una equivocación. suspendidos del balancín, y la cautela y el esfuerzo
Wanda lo miró retadora, alzando las pestañas: con que daba Oxana sus menudos pasos.
- Pues, a ver qué se cree: iré. ¿A la carpintería? Acudió Igor corriendo y echó mano al asa del
Con mil amores. ¿Ahora mismo? cubo más próximo. Oxana, tambaleándose por la
- Vamos ahora mismo. sacudida, lo miró asustada:
- Vamos. - ¡Ay!
Zajárov se dirigió a la salida sin volver la cabeza. - Déjame ayudarte.
Wanda lo alcanzó corriendo y le tomó del brazo. - ¡Ay, no hace falta! ¡Ay, no toque los cubos!
- ¿Esto lo ha pensado usted a propósito? - Igor no sospechaba siquiera que tuviese tanta
preguntó. fuerza. Con una mano alzó fácilmente el balancín,
- Claro. plano y arqueado, y lo apoyó con la otra. Oxana
- ¿Usted todo lo hace a propósito? apenas tuvo tiempo de saltar a un lado para esquivar
- Absolutamente todo -dijo él riendo-. Tengo los cubos, que, en los extremos del madero, daban
pensada otra cosa más, pero ésa no te la digo. vueltas en torno a ellos. Enojada, increpó a Igor:
- ¡Ay, dígamela! ¿Se trata de mí? - ¿Para qué te metes donde no te llaman?
- De ti. - Lady, nadie tiene derecho a...
- ¡Dígamela, Alexéi Stepánovich! Se le hizo difícil terminar la frase: el balancín se
El se agachó y le deslizó al oído: movía en su hombro como si pugnara por caerse.
- Después. Igor trató de detenerlo, pero sobrevino otra desgracia:
Wanda le contestó con idéntico susurro el peso de la mano alteró el equilibrio; un cubo bajó
confidencial: hasta rozar el suelo y el otro se remontó casi por
- Bueno. encima de su cabeza.
- No sabes llevarlo -se rió Oxana-, eso requiere
7. El balancín. costumbre. ¡Ponlo en el suelo! ¡Qué pelmazo! ¡Ponlo
Después del trabajo, Igor decidió darse un paseo en el suelo!
por los alrededores de la colonia. Tomando consigo Igor había adivinado ya que, en efecto, lo
un libro, atravesó el parque y fue a parar a una presa. prudente era poner el cubo en tierra. Oxana le había
A la izquierda brillaba el estanque, y a la derecha, tuteado, llenándole de alegría.
entre las vertientes de dos cerros, un riachuelo se - Querida Oxana -dijo-, eso de ponerlo en el suelo
abría paso a duras penas por una barranca está muy bien pensado. Que se vaya al diablo ese
densamente poblada de juncos. En lo alto del cerro artefacto antediluviano. ¿Cómo se llama?
que Igor tenía enfrente se erguía una casa de campo, - ¿Cómo se va a llamar? Balancín.
por cuya blanca pared trepaban hacia el tejado - ¿Balancín? Aquí lo dejo a su completa
enredaderas profusamente esmaltadas de campanillas disposición.
azules, lila y rosa. Al lado mismo de la casa había Tomando un cubo en cada mano. Igor tiró
una hilera de álamos, tras la que un jardincillo ponía pendiente arriba. Pesaban tanto, que no le quedaba
en el paisaje su mancha oscura. Delante de la casa no aliento para hablar. Oxana lo seguía inquieta:
había árboles, sino una plazoleta cercada por un seto - ¿Quién ha pedido tu ayuda? -repetía-. Deja los
y convertida en huerto. Aquel huerto no era como los cubos en el suelo, ¿me oyes?
de los campesinos, pues había en él senderos y Pero cuando Igor dejó su carga junto a la cerca, lo
bancos entre los caballones. miró con trémulo parpadeo y dijo sonriente:
Igor miró por encima del seto. Nadie había en el - Gracias.
huerto. Un corpulento perro de color canela estaba - ¿Acaso se puede... cargar con tanto peso? ¡Eso
tendido junto a uno de los bancos. Al ver a Igor, se no son cubos, son dos cisternas! ¡Vaya una
levantó, gruñó, desperezóse y echó a correr hacia la explotación más feroz!
casa. Parando atención en el huerto, Igor advirtió que - ¿Y tú qué quieres, que estemos sin agua? El
los caballones más cercanos estaban húmedos y que huerto se secaría, si no lo regásemos.
al lado de la cerca había, ladeada, una regadera vacía. - En casos como éste, la gente civilizada tiende
"¿De dónde traerán el agua?", pensó, y en aquel cañerías y no lleva los cubos en balancines.
mismo instante vio una portezuela sujeta a la cerca - Pues aquí todo el pueblo los usa. El agua está
con un alambre oxidado. Siguió observando y muy cerca. Y es buena, de manantial.
68 A. S. Makarenko

Oxana había puesto ya manos a la obra. - Te he dicho que no vengas.


Levantando con destreza un cubo, vertió el agua en la Igor se inclinó sobre la cerca:
regadera y se alejó por un angosto sendero entre los - Ahora pensaré si debo venir o no.
caballones del patatar. Igor admiraba su cabecita Misha vociferó de súbito:
inclinada y los rizos castaños que orlaban sus sienes. - ¡Vete al cuerno! ¡Búscate otro sitio para pensar!
Oxana le miró de soslayo, pero no pronunció palabra. Igor se apartó de la cerca y miró a Gontar con
- Déjame que te ayude. cáustica fijeza:
- No tenemos más que una regadera. - ¡Milord, cuán perdidamente se enamora usted!
- Dámela. A Gontar le relampaguearon los ojos, grises y
- Tú no sabes. muy separados, y sacudió la cabeza con tanta fuerza,
- ¿Por qué te esmeras tanto? El muy canalla se que sus ásperos mechones se le desparramaron por la
queda con las ganancias y tú, trabaja que te trabaja. frente y por las orejas:
Tu amo es un explotador. - ¡Los que se enamoran son los señoritos como tú!
- Todo el mundo trabaja -dijo Oxana. Igor soltó una carcajada mefistofélica y corrió
- ¿Tu amo trabaja? cuesta abajo, en dirección al estanque.
- Sí.
- Tu amo es un explotador. ¿Qué derecho tiene a 8. Cada cual a lo suyo.
tener una bracera? ¿Qué derecho? Los chicos de la primera brigada acogieron a
- Yo no soy bracera y él no es amo de nadie. No Ryzhikov con cierta frialdad: su rostro carnoso y
decís más que tonterías. Es una buena persona, como móvil y sus ojos verdosos inspiraban poca confianza.
tú no has visto ninguna. Y no te atrevas a hablar así - Además, había llegado a oídos de los muchachos que
protestó Oxana dolida, y miró con enojo a Igor. Igor Cherniavin, viejo conocido de Ryzhikov, en vez
Luego, dio la vuelta a la regadera vacía, y los de saludarlo había querido ahogarlo. Volenko,
últimos chorrillos de agua cayeron sobre los tallos de descontento de que Ryzhikov hubiera sido destinado
las plantas: a su brigada, se presentó a Vitia Torski y se puso a
- La patata es necesaria a todos. ¿A ti te gusta? discutir con él, enumerando apellidos: ¿es que no
Igor no respondió, tenía bastante con Levitin, Gorójov y Nózhik? ¿Por
- ¿Has comido alguna vez patata cultivada por ti qué le endosaban también a Ryzhikov? Pero Torski
mismo? Coincidiendo con esta pregunta, hecha de no se sorprendió lo más mínimo al oír la
frente, oyó Igor otra, hecha de atrás: enumeración y le respondió:
- ¿No molesto? ¿Quizás haya llegado a destiempo, - ¿Te crees que eres tú solo? Pues mira la octava:
por así decirlo? Gontar, Seredin, Yanovski, y ahora se les añade
Igor volvió la cabeza y vio a Misha Gontar. Vestía Cherniavin. O, si no, la décima: Sinichka, Smetojin,
su traje de gala, aunque nada ganaba con ello. En Borodá. Y el jefe un chiquillo: Ilyá Rúdnev. Así que
cierto modo, el blanco y ancho cuello contrastaba no te las des de mártir porque tienes a Nózhik.
con su fisonomía, que en aquel momento expresaba Nózhik es un buen chico, sólo que con mucha
suspicacia y descontento. La respuesta se la dio fantasía. En cambio, fíjate qué activistas hay en tu
Oxana: brigada: Kolos, Rádchenko, Yáblochkin, Blomberg.
- Salud, Misha. No, no molestas. Ahora bien, si quieres, llévate a Cherniavin a cambio
Igor sonrió sarcástico: de Ryzhikov.
- Misha tiene celos. Volenko meditó un instante y se retiró sin
La observación irritó y sorprendió a Oxana. despegar los labios.
También se encolerizó Gontar: En la primera reunión de la brigada, después de
- ¡Tú, Cherniavin -casi gritó-, deberías morderte presentarle breve y secamente a sus integrantes,
la lengua! Volenko dijo a Ryzhikov:
Junto a la misma casa de campo, gritó la voz de - Escucha, yo sé que no estás acostumbrado a
una mujer joven: vivir en una colectividad de trabajo organizada. Te
- ¡Oxana, ven aquí en seguida! aconsejo que te acostumbres cuanto antes, porque no
Oxana dejó en el suelo la regadera y salió te queda más remedio.
corriendo. Los colonos callaban. Por fin, Gontar Ryzhikov dio la callada por respuesta.
golpeó la cerca con la puntera de la bien lustrada bota Comenzaba ya a conocer lo que era una colectividad
y dijo, ronco y turbado: de trabajo organizada. El padrino que le designaron,
- No vengas por aquí, Cherniavin. Vladímir Kolos, un muchacho rizoso, chato,
- ¿Cómo que no venga? avispado y seguro de sí mismo, alumno del décimo
- Lo que oyes. Aquí no tienes nada que hacer. grado y miembro del buró de la célula del
- ¿Y si encuentro trabajo para mí? Komsomol, no era amigo de efusiones verbales ni de
- ¿Qué trabajo? ¡Bueno eres tú para trabajar! ternuras.
- Regar las patatas, por ejemplo. - Yo soy tu padrino -previno a Ryzhikov-, pero
Banderas en las torres 69

haz el favor de no creer que te voy a llevar de la Entraron en el vestíbulo. Estaba de centinela, fusil
mano a todas partes. Tú no eres un niño. Te veo al en mano, la pequeña y regordeta Lena Ivanova, de
trasluz, calo medio metro bajo tus pies y sé todo lo alegre rostro desprovisto de cejas. Se hizo a un lado
que piensas. En tu cabeza no se ha hecho todavía la para dejar paso y frunció el entrecejo al observar la
limpieza general. Preocúpate tú de hacerla. En la actitud de Ryzhikov, que, de pie sobre la bayeta
colonia... todo está a la vista, no hay nada húmeda, daba frecuentes chupadas a la colilla, como
complicado, observa y aprende. Y si no quieres, si no advirtiese la presencia de la chica.
demostrarás ser un mal sujeto. - Aquí está prohibido fumar -le advirtió Lena en
Ryzhikoy pensó que también él veía a Kolos al voz alta.
trasluz y por eso le contestó con énfasis: Ryzhikov la miró de hito en hito y le echó una
- Pierde cuidado, aprenderé. bocanada de humo en la cara.
- Ya veremos -resumió Kolos displicentemente y Lena le gritó:
se marchó. - ¿Qué maneras son ésas? Aquí se prohíbe fumar,
Al día siguiente, Ryzhikov trabó amistad con ya te lo he dicho.
Ruslán Gorójov, que fue el primero en abordarlo: - ¡Así son todos! ¡Unos chivatos! -dijo Ryzhikov,
- ¿Te han destinado a la fundición? volviéndose hacia Igor con desenfado, y escupió
- A la fundición. despectivo en el suelo.
- ¿Para acarrear tierra? Lena se estremeció con tanta indignación, que su
- Para acarrear tierra. traje de gala se movió sobre su cuerpo, y ordenó
- Perfectamente. ¿Te han pelado? conminatoria:
- Ya lo ves. - ¡Límpialo!
- Como a todos. ¿Te quedas? - ¿Qué?
Ryzhikov le volvió la espalda, enojado: Lena señaló con el dedo el salivazo y dijo:
- ¡Quedarme aquí! ¿Te crees que estoy loco? - ¡Eso! ¿Por qué has escupido? ¡A limpiarlo!
Ruslán se echó a reír, mostrando su desigual Ryzhikov soltó una risita, se volvió de costado a
dentadura, e invitó a Ryzhikov a dar una vuelta por el la muchacha y, de súbito, le restregó la mano por la
bosque. Después de aquel paseo, Ryzhikov se hizo cara de abajo arriba:
un muchacho muy alegre: hablaba con todo el - ¡Cállate la boca, so pelleja!
mundo, viniera o no a cuento, se hacía el Lena apretó los labios enfurecida y, poniendo de
dicharachero y procuraba granjearse las simpatías de manifiesto un vigor inesperado, lo empujó con el
Volenko. Igor se sorprendió sobremanera cuando fusil. Ryzhikov montó en cólera:
Ryzhikov lo detuvo en medio del jardín: - ¡Ah, conque ésas tenemos!
- Cherniavin, ¿sigues enfadado conmigo? Igor lo agarró por un hombro y le dio la vuelta
Igor lo miró con animosidad, pero se acordó de bruscamente.
Ilyá Rúdnev, el jefe de guardia: - ¡Cuidado!
- No estoy enfadado, pero con Vania te portaste - ¿También tú eres chivato?
como un cerdo. - ¡No toques a la chica!
- ¡Qué va, Igor! ¿Por qué dices eso? De todas - ¡Es que la muy canalla me ha dado en la barriga!
maneras, él pensaba venir a la colonia, y yo tenía que Lena se replegó hacia la escalera y gritó con voz
buscarme la vida. ¿Qué sabía lo que estaba por venir? sonora:
- Y aquí... ¿piensas quedarte? - ¿Cómo te llamas? ¡Dime cómo te llamas!
- Precisamente de eso quería hablar contigo: ¿me En el rellano de la escalera, junto al espejo,
quedo o no me quedo? ¿Qué vas a hacer tú? apareció Klava Kashírina, la jefa de guardia. Lena
La conducta de Ryzhikov resultaba apoyó el fusil en el hombro. Ryzhikov dio un codazo
incomprensible. De una parte, reflexiva seriedad y a Igor y barbotó:
confianza en un camarada, cuyo consejo parecía - Vámonos, que ahí viene la jefatura.
estimar. De otra, se las daba de hombre de mundo Al salir, dijo a Lena:
persuadido de su valor: escupía a cada instante, - ¡Tú espera, que ya te daré lo que te mereces!
enarcaba las cejas, su mirada resbalaba, negligente, Ryzhikov e Igor abandonaron el edificio.
por los arriates, como dando a entender que no había Klava descendió y miró interrogante a Lena, que
flor capaz de embaucado. Aquel juego encerraba para se enjugó las lágrimas con una mano, sin cambiar de
Igor cierto atractivo, pues le traía a la memoria sus posición.
"aventuras". Y respondió a Ryzhikov, cuidando de
mantener su fama de hombre avezado: 9. Un caso jurídico.
- Yo tengo mis planes. Lo único que no haré será Ryzhikov, Ruslán e Igor conversaban en el
robar. parque.
Ryzhikov volvió a escupir y dijo aprobatorio: - Has hecho mal en meterte con la chica -dijo
- Cada cual a lo suyo. Ruslán.
70 A. S. Makarenko

- ¿Por qué? ¿Es que cualquier mocosa va a maquinaria extranjera, con arreglo a la última palabra
mandar de uno? de la técnica, y que se os ponga a construir
- Hoy te llamarán a la asamblea general. locomotoras, aeroplanos y quizá bloomings, vuestro
- Bueno, ¿y qué? sueño dorado. Que se levante alguien y diga si no es
- Te sacarán al centro. verdad todo esto. Quisiera yo ver si hay alguno capaz
- Que prueben. de desmentirme.
- Te sacarán. Sin borrar de su semblante una sonrisa pícara, que
- Eso ya lo veremos. le llegaba casi hasta la nuca, Salomón Davídovich
Por el tono de Ryzhikov se deducía que tal vez se descendió de la tribuna y tomó asiento en el diván,
negase a obedecer a la asamblea. Aquello agradó a donde los chicos le habían guardado celosamente el
Igor: sitio. Después de haberse sentado, cruzó las manos
- Tendría gracia. ¿No saldrás? sobre su abultado abdomen, pasó la mirada por los
- Antes reviento. rostros de los reunidos, vio las sonrisas de los
- ¡Imponente! ¡Lo que nos vamos a reír! colonos, incrédulas unas, confusas otras, llenas de
Ryzhikov anduvo hasta el atardecer por la colonia fuego y convicción las demás y dijo a Zajárov,
con aires de hombre independiente. Lo sucedido en sentado cerca, en el mismo diván:
el vestíbulo no era ya un secreto, y todos le miraban - ¿Qué me dices? A pesar de todo, siguen en sus
con cierto interés, cuya naturaleza él no lograba trece.
captar. Zajárov sonrió enigmáticamente y mostró con los
La asamblea general empezó a las ocho, después ojos al orador de turno. Era Sancho Zorin, que acaba
de cenar. Aunque muy apretados, los colonos no de subir a la tribuna y, sin empezar a hablar aún, ya
cabían en el diván corrido del Club silencioso. Los blandía el puño:
más chicos estaban sentados en la alfombra y en los - ¡Qué zorro es Salomón Davídovich! Las chicas
peldaños de la tarima, mostrando sus rodillas hacen diariamente mil pares de calzones, que dan un
desnudas a toda la sala. Las chicas se habían beneficio de treinta rublos. Al mes son novecientos, y
agrupado en uno de los rincones, pero algunas se al año, diez mil. Nada de eso tiene importancia. Pero
hallaban entre los muchachos. en cuanto ellas han dicho que quieren aprender corte,
En la tarima, los pequeñuelos habían dejado un él ha sacado a relucir los albañiles, los pastores, las
reducido espacio para los oradores. Vitia Torski, en locomotoras. ¿Ya nosotros, qué? ¿Acaso decimos lo
funciones de presidente, estaba sentado en el peldaño que nos atribuye? Les estamos muy agradecidos a los
superior, rodeado de un enjambre de chicos. Salomón albañiles. Y, en lo concerniente a los pastores, el
Davídovich, de pie al borde de la tribuna, hacía uso sistema socialista no necesita muchos, pues se
de la palabra: implantará la alimentación estabular. Para que lo
- Yo me hago cargo de que coser calzones no es sepáis, os diré que yo mismo he sido pastor. Es un
muy agradable. En cambio, agrada ponérselos, trabajo como otro cualquiera, aunque, por supuesto,
principalmente cuando va uno de veraneo, y trabajé para un kulak. Ahora soy carpintero y quiero
vosotros, camaradas, no apreciáis eso en su debida llegar a ser un hombre de ciencia. Y lo seré, ya lo
forma. Si aquí os negáis a coser calzones, y se niegan veréis. ¿Por qué no? Con el régimen soviético cada
también éstos y los de más allá, ¿quién los va a cual puede ser lo que quiera. Puede construir
coser? Eso es lo que sucede en todas partes. ¿Les locomotoras y bloomings. Ahora ya se acabó aquello
pedisteis su opinión a los albañiles que os de que, si uno es pastor, esté al lado de las vacas
construyeron esta casa? No. ¿Se la pedisteis, quizá, a hasta que la espiche. Puede ser pastor durante cierto
los techadores o a los carpinteros? A los que os tiempo y luego ir a parar incluso a la universidad.
cuecen el pan tampoco les habéis preguntado si les ¿Estáis viendo cómo son las cosas? Por eso propongo
gusta o no les gusta hacerlo. Pero vosotros razonáis que, si las muchachas quieren, se contrate a un
así: los de la colonia Primero de Mayo somos los instructor para que les enseñe corte. Quién sabe si
mejores. No queremos coser calzones, ni fabricar alguna vez les será útil. Lo que a mí me extraña es
aceiteras, ni butacas para el teatro. Queremos coser que todas ellas se aferren a su taller de costura. Y me
fracs y hacer máquinas de coser y muebles rococó o parece muy bien y digno de elogio que Wanda
Luis XVII. Para almorzar se os da carne. Hubo un Stadnítskaya, recién llegada, se haya incorporado a la
tiempo en que esa carne anduvo a cuatro patas, tenía sección de montaje. ¡Muy bien hecho! ¡Muy bien! A
rabo y comía hierba; la cuidaban niños y niñas como pesar de que todavía ella misma no sabe, ya les
vosotros, con la diferencia de que no se llamaban enseñará incluso a los komsomoles cómo hay que
colonos de la colonia Primero de Mayo, sino trabajar.
sencillamente pastores. En fin, todo el mundo está Wanda se ocultó entre las chicas de la quinta
contento menos vosotros. Tenéis pisos entarimados, brigada y escondió la cara tras la espalda de una de
flores, escuela, música, cine, cuatro secciones de ellas para evitar que la asamblea general viera su
trabajo y todo os parece poco: exigís que se os dé rubor.
Banderas en las torres 71

Cherniavin y Ruslán estaban sentados en el diván, - ¿Cómo que no sales?


en el otro lado de la sala, y, delante de ellos, En medio de un silencio imponente y tenso,
Ryzhikov, jovial y desafiante, ocupaba una silla. Sin Ryzhikov se repantigó en el asiento, poniendo un
prestar gran atención a los oradores, miraba con brazo encima del respaldo, y replicó:
insolencia a todos los reunidos, aunque no conocía a - Como que no salgo.
nadie. Un poco más allá, en el diván, se hallaba La sala pareció estallar. Resonaron gritos; los
Misha Gontar. pequeñuelos se pusieron a alborotar en la tarima,
Ruslán dijo por lo bajo: exigiendo algo con sus finas voces. Ryzhikov hizo un
- ¡Parece que tienes suerte, Ryzhikov! Se han esfuerzo para mirar en aquella dirección y vio rostros
olvidado de ti. coléricos y encendidos. Menudeaban las
- ¡Me importa un comino! exclamaciones:
Gontar volvió la cabeza hacia ellos y les advirtió: - ¡Ja, ja, dice que no sale!
- No se han olvidado de nada, amiguitos. Se - ¡Tendrás que salir, gracioso!
acuerdan de todo. - ¡Levántate! ¿Qué haces ahí repantigado en la
- Me cisco yo en eso -replicó Ryzhikov. silla?
- No te apresures a ciscarte. Ya verás cómo sudas - ¿Quién es ese Ryzhikov?
cuando estés ahí en el centro. - ¡Vaya un héroe que nos ha salido!
- ¿Crees que voy a salir? Zirianski se alzó de su asiento y dio un paso
- ¿Que no vas a salir? Buena te espera en ese caso. adelante. Torski le ordenó, brusco:
- ¿Qué me puede ocurrir? -¡Zirianski! ¡A tu sitio!
- Ya me das lástima, querido. Más te valdrá salir. El aludido se dejó caer al instante en el diván,
- ¡Qué miedo me das! pero el deseo de arremeter contra Ryzhikov seguía
- Amigo, mejor es que te asustes ahora. dominando todo su ser. El griterío general subió
Igor, entusiasmado, se dio una palmada en la varios tonos:
rodilla y dijo: - ¿Vamos a quedarnos aquí mirándolo?
- ¡Será curioso! No salgas, Ryzhikov, - ¡Como yo le eche mano!...
demuéstrales quién eres. - ¡Es un payaso!
Gontar sonrió con tristeza: - ¡Sal en seguida!
- ¡Ay, muchachos, muchachos! Yo también fui... Igor no daba abasto a mirar a un lado y a otro...
igual de imbécil. Ryzhikov quería decir algo y, adoptando una
Se votó la cuestión del instructor de corte, y Vitia expresión cínica, se incorporó sin darse cuenta.
Torski preguntó: Gontar aprovechó el momento para retirarle la silla
- Klava, ¿que se dice en los partes? con una mano y darle con la otra un empujón hacia el
Ryzhikov, Igor y Ruslán alargaron el cuello. centro.
Gontar bisbiseó con el triunfal acento de un mago Ryzhikov fue a parar a mitad de la sala y tardó
cuyos vaticinios comienzan a cumplirse: unos instantes en percatarse de lo sucedido, pero notó
- ¡A dar la cara tocan! que las fuerzas lo abandonaban. Encogiendo un
Klava respondió a la pregunta de Torski: hombro, con aire enojado, barbotó algo -seguramente
- En los partes, sin novedad. Solamente en la una blasfemia- y se metió las manos en los bolsillos;
primera brigada se ha dado un caso malo: Ryzhikov pero sus ojos tropezaron con Zirianski. Aliosha
no ha querido obedecer a la centinela Lena Ivanova y parecía presto a saltar de su asiento y, cuando su
hasta la ha insultado. mirada se encontró con la de Ryzhikov, se dio en una
Klava entregó un papel a Torski, que, después de rodilla un colérico y amenazador puñetazo, que hizo
leerlo a toda prisa, movió la cabeza y dijo: reír a toda la sala. Ryzhikov se estremeció, sin
- ¡Hum! ¡Ryzhikov! comprender el motivo de las carcajadas, y,
En la sala se hizo el silencio. Ryzhikov contestó absolutamente desconcertado, avanzó, como un
con vivacidad matizada de burla: autómata, hacia el reluciente centro de la sala, que se
- ¿Qué pasa? le antojaba desolado como un desierto. Sin embargo,
Todos se volvieron hacia él sin alterar el silencio. mantuvo las manos en los bolsillos, y las piernas en
Torski le indicó con los ojos: una absurda posición parecida a un paso de ballet.
- Sal al centro. Como obedeciendo a la batuta de un director, resonó
Ryzhikov rebulló en la silla torpemente, aunque un grito general, entre zumbón y exigente:
bastante envalentonado, y contestó: - ¡Ponte firme!
- No pienso salir a ninguna parte. Ryzhikov era ya incapaz de resistir. Juntó los pies
Las mismas caras que acababan de mirarlo con y se enderezó, aunque quedó con una mano en el
benévolo interés adquirieron de improviso una bolsillo. Entonces se oyó en medio del silencio la voz
expresión dura. Un ligero rumor recorrió la sala y se queda, pero imperativa del presidente:
apagó al instante. Torski preguntó, sorprendido: - Saca la mano del bolsillo.
72 A. S. Makarenko

Para salvaguardar su decoro, Ryzhikov lanzó una restregó la mano por la cara.
ojeada de enojo por encima de las cabezas de los Ryzhikov volvió rápidamente la cabeza y
reunidos e hizo lo que se le ordenaba. Igor no pudo exclamó:
reprimirse y exclamó: - ¿Tú?
- ¡Señores, ya está fuera de combate! - Yo.
- ¡Orden, Cherniavin! - ¿Tú lo viste?
En efecto, Ryzhikov estaba ya fuera de combate y - ¡Yo lo vi!
por ello evitaba mirar a los colonos, en cuyos La risa que siguió fue ya hostil y condenatoria. El
semblantes predominaban dos expresiones: rescoldos deleite estético se había terminado: en fin de cuentas,
de cólera, en algunos; en otros, una sonrisa de resultaba desagradable ver a un individuo exigir en
triunfo. Torski fue directamente al grano: tono ofendido que se le presentase un testigo cuando
- ¿Eres de la primera brigada? el testigo estaba allí mismo.
Ryzhikov respondió con voz ronca, mirando, Zirianski levantó la mano y dijo:
como antes, por encima de las cabezas: - Pido la palabra.
- Sí, de la primera. - Habla.
- Explica por qué no obedeciste a la centinela y la - El asunto no tiene discusión. ¿De dónde salen
ofendiste. los sujetos como éste? ¿Cómo te atreves, Ryzhikov, a
- Yo no he ofendido a nadie. Ella me atizó vulnerar nuestras leyes? ¿Cómo has tenido el valor
primero. de poner la zarpa en la cara de la chica? ¿Con qué
Una ligera risa recorrió el Club silencioso. derecho? Dilo, ¿con qué derecho?
- ¿Que no has ofendido a nadie? Tú le restregaste Zirianski dio un paso hacia Ryzhikov, que se
la mano por la cara: volvió de espaldas a él.
- Mentira. ¿Quién lo ha visto? - Expulsarlo de aquí. ¡Expulsarlo inmediatamente!
Se repitió la risa, más prolongada esta vez. Torski Hay que abrirle la puerta y... ¡largo de aquí! ¡Todavía
se sonrió. Salomón Davídovich, sosteniéndose el quiere testigos! Propongo que....
vientre con las manos cruzadas, reía a carcajadas. - Que se le expulse -apuntó alguien.
Zajárov se reacomodó los lentes. Torski continuó: Zirianski se sonrió y dijo:
- ¡Qué simplón eres! Aquí no necesitamos - Ya sé que no lo vais a echar. Sois todos
testigos. demasiado blandos, y es una lástima.
Ryzhikov cayó en la cuenta de que los colonos le Haciendo un gesto, invitó a hablar a Volenko, su
estaban tomando el pelo. Pero conocía muy bien la oponente perpetuo. Volenko aceptó el reto.
vida y sabía qué importancia tenían los testigos. Por - Ryzhikov está en mi brigada -dijo-. Hablando
eso dijo: con franqueza, su conducta es poco clara y siempre
- A mí no me creéis, y a ella sí. anda en compañía de Ruslán.
Como en todos los momentos en que le asistía la - ¿Qué tengo yo que ver con eso? -gritó Ruslán.
razón jurídica, supo adoptar una expresión de - Ya hablaremos de ti alguna vez. Sin embargo,
dignidad ofendida e imprimir un leve temblor a su creo que de Ryzhikov se sacará provecho. No es
voz. Pero lo extraño fue que aquella postura, ningún señorito. Cierto que el pasado no nos interesa,
considerada absolutamente invulnerable por los pero será conveniente que diga dónde está su padre.
entendidos, produjo, no ya risa, sino carcajadas Torski preguntó:
incontenibles. Ryzhikov gritó colérico: - Ryzhikov, ¿puedes responder?
- ¿De qué os reís? Contestadme a lo que digo: - Sí. Era comerciante.
¿Quién lo ha visto? - ¿Ha muerto?
Aquello era tan divertido, por lo visto, que los - No.
muchachos dejaron de reírse para no perderse lo - ¿Dónde está?
mejor del espectáculo. Fijos en Ryzhikov, se - No lo sé.
mantenían a la expectativa. Torski volvió a la carga: - ¿No sabes nada de él?
- Supongamos que nadie lo ha visto. ¿Es que, si - Se fugó no sé adónde.
no hay testigos, se puede ofender a la gente? - No hay que expulsarlo -continuó Volenko-.
Era un razonamiento harto extraño para Debe imponérsele un castigo y dejarlo en la colonia.
Ryzhikov, que jamás había oído nada semejante. Veremos si se puede hacer de él un verdadero
Después de un breve silencio, levantó los ojos hacia soviético.
el presidente y dijo con sencillez y aplomo: Zajárov se levantó:
- Es que ella miente. Nadie lo ha visto. - Creo que no se debe siquiera castigarle. Tiene
Igor Cherniavin se alzó de su asiento. Torski y muy poca cultura.
otros lo miraron interrogantes. Ryzhikov replicó zaherido:
- Ryzhikov anda un poco equivocado -dijo Igor-. - ¿Por qué tengo yo poca cultura?
Yo, por ejemplo, tuve el placer de presenciar cómo le - Porque sí. Una cosa tan elemental como es que
Banderas en las torres 73

no se debe escupir en el suelo no la entiendes haga falta examinarse. Pero, naturalmente, los
todavía. No te das cuenta de que luego hay que burócratas no permitían que Petrov II se presentase a
limpiarlo. Eso es fácil de comprender. La primera examen antes de cumplir los dieciocho años, por
brigada debe inculcar a Ryzhikov las reglas cuya razón Petrov II odiaba a los burócratas, a
elementales de urbanidad. ¡Levantarle la mano a una quienes tenía que visitar una vez a la semana para
muchacha! Eso no se le ocurre más que a un salvaje, recoger una película. Petrov II era individuo
y tú no eres tan salvaje: al fin y al cabo, has bondadoso, cortés y hasta algo apático, pero cada vez
terminado tres grados de la escuela. Propongo que no que se presentaba para hacerse cargo de las cajas de
se le castigue, y que la asamblea general exprese a lata en que iba la película, se las ingeniaba para
Lena su simpatía. soltarles a los burócratas cinematográficos tantas
La reunión acabó pronto. Zirianski retiró su cosas desagradables, que, poco a poco, llegaron a
propuesta. Torski dijo a Ryzhikov. exasperarse. Un buen día aparecieron en la colonia,
- Puedes sentarte. Y cuidado que no se vuelva a en comisión de tres, y establecieron que la película
repetir. no "la echaba" un verdadero operador investido de
Ryzhikov quiso retirarse. todas las prerrogativas, sino aquel Petrov II, de
- Espera. Saluda a la asamblea. dieciséis años, que semanalmente acudía con un saco
Ryzhikov sonrió condescendiente y se llevó la vacío y les recriminaba su burocratismo. Tampoco
mano a la sien. aquella vez se mordió la lengua Petrov II, pero el
- Lena, la asamblea general te expresa su simpatía asunto tuvo una terminación lamentable: la colonia
y te ruega que olvides este asunto. fue multada con cincuenta rublos, el aparato
Camino del dormitorio, Ryzhikov se detuvo en la precintado, y se levantó un acta larguísima con un
escalera y miró de arriba abajo a Igor: sinfín de exigencias burocráticas. Por supuesto, la
- Qué, Cherniavin, ¿haces de chivato? opinión pública de la colonia se puso de parte de
- ¿He dado yo algún chivatazo? Petrov II, pues para todos estaba bien claro que tener
- ¿Que no lo has dado? ¡Salir de testigo! ¿Qué te dieciséis años no impedía a nadie ser un genio en uno
importaba a ti? u otro dominio.
Igor se dio sendas palmadas en las caderas y No obstante, la opinión pública también presentó
exclamó: a Petrov II ciertas acusaciones. Aliosha Zirianski se
- ¡Qué diablo! ¡Pues es verdad! Pero, ¿eras tú el expresó del siguiente modo en el discurso
que estaba en mitad de la sala? ¡Y yo que me creí que pronunciado ante la asamblea general:
aquel pelirrojo era otro! De modo que, ¿terminaste - A Petrov II hay que darle un buen jabón. ¿A
por salir? quién se le ocurre ponerse a luchar solo contra los
Ruslán soltó una carcajada atronadora. burócratas? Había que traerlos a la asamblea general
Ryzhikov estuvo mirando despectivamente a Igor y hablar aquí con ellos.
hasta que los alcanzó Vladímir Kolos y le dio una La mayor desgracia que acarreó el fracaso de la
palmada en el hombro: política: de Petrov II fue que las vísperas de los días
- Te felicito, chico. Eso de salir por primera vez a festivos no había nada que mostrar al público
mitad del cuarto es muy importante. Ahora marchará acostumbrado ya a acudir a la colonia. Naturalmente,
la cosa. Pero, de todas maneras, hay que saber fue Piotr Vasílievich Málenki quien halló la solución.
cuadrarse ante la asamblea. Piotr Vasílievich propuso representar una obra de
teatro. El círculo teatral de la colonia, que ya
10. El beso. funcionaba mal en invierno, en verano se deshacía
Una vez por semana se proyectaban películas en por completo, pues nadie quería perder en ensayos
la gran sala teatral de la colonia, en la que había las tardes estivales. Incluso en invierno, hasta los
cuatrocientas butacas de roble fabricadas allí mismo. elementos más activos del círculo teatral preferían el
Asistían a las funciones cinematográficas los cine. Pero el cine había sido descartado por un acta
empleados de la colonia con sus familiares, burocrática, y no renacería hasta que la cabina del
muchachas y muchachos de Gostílovka y conocidos operador no estuviese revestida de asbesto y hasta
de la ciudad. Las proyecciones no acarreaban a los que en ella no hubiese un mecánico mayor de edad.
colonos ninguna preocupación extraordinaria. Por la Piotr Vasílievich hizo un llamamiento. Los
mañana salía para la ciudad en un carricoche el voluntarios fueron pocos y hubo que reclutar gente
colono de la novena brigada Petrov II, que desde su novata para realizar aquella empresa artística. A
tierna infancia era un adorador del cinematógrafo y Cherniavin le tocó hacer de guerrillero tercero. No
se disponía a consagrar el resto de su existencia a faltaron tampoco papeles para Vania Gálchenko y
este prodigio del siglo XX. Petrov II tenía dieciséis Volodia Begunok. Los ensayos transcurrieron feliz y
años y se preciaba de poseer toda la sabiduría de la rápidamente, y las decoraciones del bosque y de la
vida. Esa sabiduría era harto simple y placentera: el mansión señorial fueron confeccionadas en un estilo
hombre debe ser operador de cine, aunque para ello natural: el bosque, con ramas de pino, y el edificio,
74 A. S. Makarenko

con madera contrachapada. remordía la conciencia y le salían los colores, pero


El día de la representación, cuando ya habían las cejas, los ojos y las flores, ¡el diablo se las
traído los trajes y el público comenzaba a llevase!, seguían presentes en su memoria. Junto se le
congregarse, Igor dio una vuelta por el parque y vio a aparecía la figura de Volenko. Igor no le contaría lo
Oxana sentada, solitaria, en un banco, de lo que se sucedido por nada del mundo: ¡reunión general,
alegró mucho. El presentimiento del triunfo escénico Igoren el centro, todos riendo a carcajadas... y los
le tenía de un humor excelente. Además, Oxana chicos, los chicos de pantalón corto!
estaba aquel día más linda que todas las chicas del Igor abrió con ímpetu la puerta reservada a los
mundo. Vestía una blusa rosa magníficamente actores y se topó con Volenko, que lo miró
planchada y tenía en la mano un ramillete de flores severamente. (Pero la mirada severa era un atributo
azules. eterno de Volenko.) Igor se apartó, sintiendo que un
- ¡Oxana! ¡Qué bonita estás! sudor súbito humedecía su frente.
Ella se apartó asustada y, cuando Igor quiso - ¿Dónde te habías metido, Cherniavin? Date
acercársele, se levantó rápida del banco y se alejó por prisa.
el sendero. El vestuario era una verdadera torre de Babel.
- ¡Y todavía te llamas colono! -reprochó a Igor-. Zajárov, Málenki y Vitia Torski maquillaban a los
¡Parece mentira! artistas. Algunos se probaban los trajes: guerrilleros,
- ¡Oxana! ¡Es que tienes unos ojos!... jefes, oficiales, mujeres. Torski, con sotana y peluca
La muchacha se llevó a los ojos la mano en que de pope, dijo a Igor:
sostenía las flores. - Cherniavin, vístete pronto. ¿Tú eres el tercer
- ¡Vete! ¡Te digo que te vayas! guerrillero?
Pero, lejos de irse, Igor dio una zancada y, con un - El tercero. No sé cómo me las voy a arreglar. En
solo movimiento, le dio un abrazo en el que le mi vida he sido guerrillero…
envolvió el cuello, los brazos y las flores. - ¡Tonterías! ¡Qué saber se necesita para eso!
(Posteriormente, jamás pudo recordar si la besó o Harás de guerrillero y se acabó. Por cierto que traes
no.) Oxana profirió un grito penetrante y trató de la jeta muy a propósito, ¿Quién te ha puesto así?
zafarse. Las flores le dieron a Igor en un ojo, Igor notaba hacía ya rato que el ojo derecho se le
haciéndole daño." iba hinchando.
- ¡Cherniavin! -gritó una voz airada. - Sí... he tenido un encontronazo...
Igor se volvió. Los luminosos ojos grises de - Cosas de la vida... Un encontronazo con el puño
Klava Kashírina estaban fijos en él, y en su delicado de otro. Pero aquí resultará como si acabaras de salir
rostro habían aparecido unas manchas rojas. del combate. Átate, átate la cintura con una cuerda.
- ¿No te da vergüenza ofender de esa manera a Aquí tienes las tiras para las piernas y aquí las
una muchacha? abarcas.
Antes por confusión que por desenfado, Igor Igor se sentó en un banco para calzarse.
murmuró: - ¿Cómo se sujeta esto?.. Nunca he usado
- Al contrario. abarcas...
En un arrebato de cólera, Klava dio una patada en El teniente Zorin se apretaba el elegante correaje
el suelo y gritó: de oficial encima de la guerrera caqui.
- ¡Vete de aquí! ¡Preséntate inmediatamente al - Yo tampoco he llevado nunca charreteras -dijo-,
jefe de guardia, a Volenko, y cuéntaselo todo! y ahora las llevo.
¿Entendido? Igor se inclinó sobre su complejo calzado y se
Igor no entendió nada y echó a correr por el quedó pensativo, mirando las dos largas cuerdas con
sendero hacia los edificios. Pese al apresuramiento que se ataban las abarcas. Yanovski, el primer
con que se alejaba, oyó unos sollozos ahogados. guerrillero, con una horrible barba rojiza, pero con
Tuvo miedo de volver la cabeza. las cejas muy negras, levantó la pierna:
- Mira cómo hay que atarla. ¿Lo ves?
11. Un perro alegre. A decir verdad, Igor no veía nada, porque a la
Igor corría hacia el teatro hecho un embrollo. En puerta del vestuario se hallaba, mirándole, Klava
primer término, era evidente a todas luces que él, Kashírina. Cherniavin arrugó la frente y se puso a
Igor Cherniavin, estaba enamorado de Oxana, que atarse las abarcas. Klava lo miró otra vez y se fue.
estaba chiflado por ella. Jamás le había sucedido Piotr Vasílievich. Málenki, vistiendo una larga
antes tal desgracia... Los síntomas no podían ser más chaqueta de general, con cuello rojo, señaló a Igor
claros: solamente los enamorados tenían arrebatos una silla desocupada y le dijo:
como aquél. En segundo lugar, preveía ya el horrible - Siéntate, Cherniavin. ¿Qué papel es el tuyo?
interrogatorio en la asamblea general: - El tercer guerrillero.
- Cherniavin, explícanos... - ¿Eres el tercero? Está bien. Te pondremos así...
Atravesó corriendo el parque y el patio, Le Con esta barbilla. Serás un mujik de lo más pobre,
Banderas en las torres 75

escaso hasta de barba. Úntate esto. poco, y calláis para que los demás hablen.
Igor comenzó a untarse un afeite amarillento. ¿Comprendido?
Piotr Vasílievich le encasquetó en la rapada cabeza - Sí -respondieron los perros, ocultándose con aire
una peluca sucia y desgreñada. Al mirarse al espejo, fiero entre la espesura del jardín señorial.
Igor vio en él una cara ridícula, de boca muy grande, En escena todo estaba presto. Los generales y
una cara extraña, que Piotr Vasílievich comenzó a burgueses se habían reunido en una casa con la
repasar con un carbón. ventana abierta y las luces encendidas. Iban a
- Vitia, ¿dónde están mis condecoraciones? - celebrar consejo. El pope, situado frente a la ventana,
preguntó Málenki a Torski. gritó:
- Ahora mismo las trae Rógov. Las estrellas no se - ¡Listo!
han secado todavía -respondió Torski, y agregó Descorrióse el telón a derecha e izquierda.
señalando a una ancha cinta de percal azul que Alguien gritó desde la sala:
pendía de un clavo-: La banda está ahí colgada. - ¡Mira, ése es Vitia Torski!
Zajárov miró hacia ella: El público siseó y se hizo el silencio. Frente a la
- Eso sobra. ¿No veis que era en la guerra civil? Y ventana abierta, al lado de un escuálido general, no
las estrellas... tampoco hacen falta. estaba Vitia Torski, sino el padre Evtiji, según se
Vitia miró a Zajárov con asombro: puso en claro inmediatamente por la conversación
- ¿Un general sin estrellas? Además, la banda.... entablada entre la burguesía y el generalato.
Menudo trabajo me ha costado que me la dieran las De detrás de unos árboles salieron furtivamente a
muchachas. escena unos guerrilleros, entre los que se hallaba Igor
- Una banda celeste. Por consiguiente, es de la Cherniavin. Los guerrilleros se aproximaron sigilosos
Orden de San Andrés. Bandas como ésas sólo las a la ventana. Algunos debían penetrar en la casa. Dos
llevaban los altos dignatarios. se apostaron junto a la ventana y apuntaron,
Málenki tomó la banda del clavo y se la echó por disponiéndose a disparar. Por fin, dispararon, y llegó
encima del hombro. el momento más interesante. En la casa sonaban
- No importa, Alexéi Stepánovich -dijo-. Al tiros, ruidos, gritos, chillidos y llantos de mujeres. De
público le gustará. Escuchad, muchachos, cuando me entre bastidores salieron dos perros, muy parecidos a
echéis mano, tened cuidado, porque del último oseznos, que se abalanzaron sobre los guerrilleros,
ensayo llegué a casa... con los huesos molidos. ladrando enfurecidos. Todos los espectadores sabían
Yanovski se sonrió y dijo: que eran Volodia y Vania, pero era tan emocionante
- ¿Cómo quiere que tratemos al general? ¿Hay la pelea en el escenario y tan profundo el deseo de
que hacerle mimos? que los guerrilleros vencieran, que los perros se
Se oyó un portazo, e irrumpieron en el vestuario convirtieron en perros de verdad y suscitaban odio.
Vania y Begunok. Este grito: Igor Cherniavin, el tercer guerrillero, de cabeza
- ¿Qué tal, Alexéi Stepánovich? ¿Estamos bien? enmarañada y barbilla rala, forcejeaba con el pope,
Uno y otro llevaban pellizas vueltas del revés. gritándole:
Volodia se puso a cuatro pies, se aplicó a la cabeza - ¡Te cacé, diablo panzudo!
una hocicuda careta de perro y rompió a ladrar, La inusitada profundidad de la sala, desde la que
saltando sobre las botas altas de Zajárov y jadeando lo contemplaban cientos de ojos, el brillo de las
furioso. Vania lo imitó, y el vestuario se llenó de charreteras doradas, de las estrellas y de la banda
ladridos y de risas. A Vania le resultaba mejor, pues celeste, la enorme cruz de cartón, el sofocando
sabía dar unos gruñidos impacientes que empalmaba ladrido a sus pies y el susurro previsor de Vitia
con ladridos agudos de can asustado. Torski: "¡No tires de la cruz!", ensordeció a Igor
Vitia gritó: hasta el punto de que olvidó su segunda frase. El
- ¡Basta ya! ¡Malditos chiquillos! Con lo que falta apuntador se deshacía en su concha, cuchicheando
todavía para el espectáculo, y llevan ya tres días iracundo, pero Igor no lograba acordarse de la frase y
correteando por la colonia y echándose encima de vociferaba una y otra vez:
todo el mundo. - ¡Te cacé, diablo panzudo!
Alexéi Stepánovich sonrió: Pero, ¡qué sentido podía tener la frase una vez que
- Por el pelaje, más parecen osos que perros. Pero, al pope se lo habían llevado prisionero! El tercer
no importa. Si sacamos un general con una banda de guerrillero debía caer herido por un tiro de un
San Andrés, los perros deben salir más horribles teniente flaco. El disparo hacía tiempo que había
todavía. sonado tras el escenario; el teniente no cesaba de
Volodia y Vania, satisfechos del ensayo, corrieron golpear con el cañón del revólver en el vientre de
a cuatro patas al escenario. Igor, y éste, desconcertado, quiso repetir:
A la media hora empezaba la función. Vitia sentó - ¡Te cacé, día...!
a los "perros" entre bastidores y les previno: De la sala le llegó, en este momento, una
- No se os ocurra ladrar todo el tiempo. Ladráis un explosión de risa que él creyó producida por su
76 A. S. Makarenko

exclamación. Aunque tal vez se debiera a la cuerda - ¿Has llorado, Gálchenko?


de una abarca. Desde el mismo instante en que se - Lo que ha hecho es reírse -dijo Volodia-. Es un
trabó el combate, Igor notaba que se le iba soltando, perro que primero se ríe y después llora.
luego sintió que alguien la pisaba y, finalmente, la Vania estaba triste. Con el entusiasmo y el esmeró
abarca se le cayó. Igor sacudió el pie descalzo un que se había preparado para la función, con lo bien
poco y recordó, de pronto, que hacía ya rato que que había aprendido a ladrar -¡mucho mejor que
debía haberse desplomado, tanto más, cuanto que Volodia!-, y se veía cubierto de vergüenza para toda
Zorin le decía entre dientes: la vida. ¡Cómo iba a presentarse ante la brigada y la
- ¡Cáete ya, Cherniavin! colonia! ¡Y todo por culpa de Igor, que perdió la
Los perros seguían ladrando furiosamente, pero abarca primero y luego no quería caer ni a la de tres!
algo raro le pasaba a uno de los dos. Hasta entonces Sancho Zorin acababa de regañar a Igor por lo
había venido desempeñando con todo celo su papel: mismo.
embestía al tercer guerrillero, caído en tierra, y hasta - ¡Habráse visto cosa igual! -le dijo-. Yo te pego
llegó a tirarle de una abarca; pero, en medio de sus el tiro, y tú sigues de pie como un carnero y, además,
ladridos perrunos, comenzó a percibirse una gritando. Hay que tener cabeza.
auténtica risa de chiquillo. Se notaban los esfuerzos Piotr Vasílievich observó bonachón:
que el perro hacía para ponerse coto a sí mismo; no - Tú, Sancho, no te metas con él. Tener cabeza es
obstante, la hilaridad fue venciendo y, por fin, el can muy difícil.
prorrumpió en esas sonoras e incontenibles - No es nada difícil.
carcajadas que dejan escapar los niños cuando algo - Mucho. Tú mismo estás dando ahora prueba de
les divierte. El perro se refugió tras los bastidores que no la tienes. "Sigues de pie cómo un carnero".
riéndose a más no poder, pero supo mantener el ¿Por qué crees tú que si a un carnero se le pega un
decoro canino, pues huyó a cuatro patas. tiro se queda en pie? Te equivocas. El carnero no es
Igor yacía herido y no acertaba a comprender lo el animal más tozudo. De seguro que has querido
que sucedía. Risas atronadoras sonaban junto a él; decir "como un burro".
oía reír a la sala y se le antojaba que se reían de él, de La mirada afable de los ojos azules de Piotr
su pie desnudo y de su caída, demasiado tardía. Vasílievich turbó a Sancho, que accedió
Cuando corrieron el telón, Igor se levantó de un maquinalmente:
salto y se metió entre bastidores. Tras el primer árbol - Sí, eso es, como un burro.
se encontró con Klava y Zajárov, que hablaban a Todos se rieron de la astucia con que Piotr
solas, ambos muy serios. Cherniavin sintió un Vasílievich había hecho morder el anzuelo a Zorin.
escalofrío y tiró hacia un lado. La idea de que era Piotr Vasílievich le puso la mano en el hombro con el
necesario huir de la colonia pasó, rauda, por su mismo aire bonachón.
mente, pero en aquel instante lo abordó Vitia Torski: - Querido mío, un burro también se cae.
- ¿Por qué la has tirado? -le dijo, tendiéndole la Sancho se enfadó:
abarca-. ¡Póntela en seguida! - Vaya, déjeme...
Igor recordó que su carrera de actor no había Todas estas conversaciones y bromas habían
terminado aún, que le quedaban por delante tres actos consolado un tanto a Vania, pero ahora, acariciado
de azarosas acciones guerrilleras. Apresuróse a entrar por Alexéi Stepánovich, se sintió nuevamente
en el vestuario, donde la risa era estruendosa y acometido por la pena, y su mano, tiznada, volvió a
general. Vania Gálchenko, alicaído, acurrucado en un buscar las humedecidas mejillas. Alexéi Stepánovich
rincón, parecía haber llorado, pues tenía las mejillas le reprendió con severidad:
sucias de hollín. Volodia Begunok, retorciéndose en - Eso ya no me gusta, Gálchenko. Nadie se enfada
un banco, no podía cortar la risa: contigo porque te hayas reído haciendo de perro. Hay
- ¿Pero, tú te das cuenta, Vania -reía-, tú te das ocasiones en que hasta el perro de más malas pulgas
cuenta? ¡Un perro riéndose y, además, con voz de tiene que reírse. Pero créeme que por estos lloriqueos
persona! ¡Menudo perro! te voy a dar dos tareas de castigo. Volodia, ya os
Piotr Vasílievich Málenki, que se estaba quitando estáis yendo a lavaros. ¡Bravo, Vania! Has hecho el
las condecoraciones, era el único que consolaba a perro estupendamente.
Vania, diciéndole: Después de despojarse no sólo de su disfraz
- No le hagas caso, Gálchenko, no te apures. Un canino, sino inclusive de su propia ropa, los dos, en
buen perro siempre se ríe, sólo que, naturalmente, no calzones cortos, atravesaron el parque a la carrera.
tan alto. Los pesares de Vania se habían disipado del todo.
Mientras corría a su lado, Volodia miraba con
12. Un suceso misterioso. atención la oscura vereda y recordaba:
Volodia Begunok se estuvo riendo hasta que - No vayas a creer que no lo comprendo. El año
Zajárov entró en el vestuario, se aproximó a Vania y, pasado pisé yo mi propio aeroplano. Lo estuve
con su mano cálida, le alzó, afectuoso, la barbilla: construyendo tres semanas y después lo aplasté.
Banderas en las torres 77

Figúrate la pena que me entraría. Hundí la cabeza en - Tienen una ganzúa. Esos son capaces de robar y
la almohada, y venga a llorar. En ese mismo instante, fugarse.
se presentó él en el dormitorio. Lo que a ti te ha Al parecer, el candado no cedía. Ryzhikov se daba
dicho no ha sido nada. Pero a mí me dio cada voz... a los demonios, sin dejar de mirar en derredor.
Me gritó: "¡Al diablo estos colonos! ¡No eres un Volodia dijo, puesta la boca en el propio oído de
colono, sino un llorica! ¡Dos tareas de castigo!" Se Vania:
fue de un humor malísimo. Además era Zirianski - ¿Y si gritáramos?
quien estaba de jefe de guardia: "A fregar el - ¿Cómo?
vestíbulo" -me ordenó-. Estuve no sé cuánto tiempo - ¿Sabes cómo? Yo gritaré: "¡Prended a
friega que te friega, y cuando volvió Zirianski me Ryzhikov!" Y luego tú... Aunque no... Mira, vamos a
dijo: "Lo que has hecho no es limpiarlo, sino gritar juntos, pero poniendo voz de bajo...
ensuciarlo. Empieza de nuevo". Tres horas me tiré - Y después, a correr.
fregando. ¿Te das cuenta? - Después... después, de todas maneras no nos
- Y después de eso, ¿volviste a llorar? atraparán.
- ¿Después de cumplir la tarea de castigo? Vania quiso soltar la carcajada, pues le había
- Pues claro... gustado mucho la propuesta:
- ¡Qué dices! ¿Y si él se entera? Entonces... - ¡Ah, ya está, Volodia! ¿Sabes lo que vamos a
¡madre mía!, me haría la vida imposible y me llevaría gritar? Solo que con voz profunda, muy profunda.
a la asamblea general. Lloriquear ahora... aunque Diremos: "¡Ryzhikov, sal al centro!"
quisiera, no podría, porque se me han acabado las - Venga, venga, pero los dos a la vez.
lágrimas. El verano pasado toqué una vez diana a las Volodia levantó un dedo, y ambos pronunciaron
cuatro de la madrugada, y no tienes idea de la que se con voz profunda, en tono de mofa y de amenaza:
armó... Los desperté a todos y, antes que a nadie, a - ¡Ryzhikov, sal al centro!
los de guardia. No sé dónde tendría los ojos cuando Sus palabras resonaron con sorprendente nitidez
miré el reloj. Se levantó todo el mundo, se hizo la en todo el ámbito del patio, chocaron suave y
limpieza y, por último, cuando el jefe de guardia vio netamente en las paredes y volaron en todas
la hora que era... Pues, ya ves, a pesar de todo, no direcciones. Los dos compinches no pudieron
lloré: determinar de dónde procedían las terribles palabras
Volodia se detuvo de improviso y musitó: y echaron a correr hacia los matorrales en que se
- ¡Mira! ocultaban Volodia y Vania, quienes apenas tuvieron
A la izquierda fulguraba una lucecita, alumbrando tiempo de apartarse.
una pared de ladrillos y unas figuras humanas. Luego Ruslán balbuceó sordamente:
se apagó para volver a encenderse. - ¡Espérate!
Es el almacén -musitó Volodia. Ryzhikov se detuvo, y en sus manos tintinearon
- ¿Qué almacén? las ganzúas. Ruslán dijo con voz trémula:
- El almacén. El almacén de los talleres. Sígueme. - ¿Quién será el canalla que ha gritado?
Los muchachos se agacharon y corrieron de - Vámonos para el teatro, que pueden darse
puntillas en dirección al almacén. Aquel sector del cuenta.
parque no estaba desbrozado. Abundaban los - Y todo por tus fósforos. ¿No te decía que no los
arbustos, y los pies se hundían en el césped, blando y encendieras?
frío. Los chicos se detuvieron junto a los últimos Apretaron el paso camino del edificio principal.
matorrales. El patio de trabajo de Salomón Volodia saltaba de alegría:
Davídovich lo iluminaba un solo farol, y el almacén - ¡Formidable! ¡Qué bien ha estado!
se hallaba a la sombra del "estadio". Volvió a - Ahora hay que decírselo a Aliosha -sugirió
relumbrar la lucecita. No cabía duda: alguien Vania.
encendía fósforos. - No, Aliosha armará un escándalo y llevará el
- Vania cuchicheó asustado: asunto a la asamblea general. Allí pedirá la expulsión
- ¡Es Ryzhikov! de los dos.
- Sí, es Ryzhikov. ¿Y quién es el otro? ¡Quieto, - ¡Bueno, pues que los expulsen!
quieto! ¡El otro es Ruslán! ¡Ruslán! ¡Son ellos los - ¡Qué tonto eres! De todas maneras no los van a
que quieren entrar! ¡Silencio! expulsar. Ellos dirán que no hay pruebas, que estaban
Se oyó a Ruslán balbucear nervioso: paseando. Y no los echarán. Lo mejor es que los
- ¡Deja en paz los fósforos, que pueden vernos! vigilemos. ¡Eso sí que será interesante! Ellos no
La voz de Ryzhikov: saben nada de nosotros, y nosotros de ellos sí.
- ¿Quién nos va a ver? Todos están en el teatro.
Comenzaron a hurgar en el candado, que emitía 13. Una carta para usted.
un leve sonido metálico. A la mañana siguiente, Igor Cherniavin se levantó
Volodia susurró: de mal humor. Estuvo cavilando, acostado, y pensó
78 A. S. Makarenko

que se imponía la fuga, pues dar la cara en el centro miró lo escrito y puso a Igor una mano en el hombro,
de la sala por un asunto tan escabroso era de todo diciéndole:
punto imposible. Hacía la guardia en la colonia - Amigo Cherniavin, no te arriendo la ganancia:
Klava Kashírina, cuya sola aparición obligó a Igor a Arreció el frío en el pecho de Igor. Nesterenko,
recordar una vez más la horrible tarde de la víspera. con un vaso de té en una mano, alargó en silencio la
Pero Klava se limitó a decir con jovial severidad: otra hacia Igor, tomó la carta y después de leerla dijo:
"¡Salud, camaradas!", y reprendió, tolerante, a - ¡Anda! ¿No sabes el motivo?
Gontar por lo sucias que tenía las botas. Gontar le Volodia dejó de sonreír y preguntó:
dirigió una sonrisa afable y cohibida, sonrió con él - ¿Entendido?
toda la brigada y, con ella, sonrió Igor Cherniavin. Nesterenko lo miró enojado y le dijo:
Era difícil no sonreírse: en el piso, reluciente, ardían - ¡Volodia! ¡Largo de aquí!
cuadriláteros de luz solar; los de la guardia, en sus - ¡A la orden! Ya me voy.
trajes de gala, también resplandecían, y la voz de No obstante, mientras se retiraba, lanzó a Igor y a
Klava tenía, seguramente, un baño de plata como las la octava brigada en pleno una mirada insinuante y
cornetas de la orquesta. Igor recobró la fe en la vida: socarrona.
Klava no podía delatarle, debía comprender a lo que - ¿No sabes de qué se trata? -repitió su pregunta
el amor podía impulsar a una persona. Igor se marchó Nesterenko.
a desayunar de muy buen talante. Muchos colonos, Igor se dejó caer en su silla y miró receloso a
incluso de otras brigadas, lo acogieron con afecto, Gontar.
recordando al tercer guerrillero que nunca se moría y - De seguro... que habrá sido esa muchacha...
al perro alegre. El semblante de Nesterenko, sentado - ¡Ah! ¿Conque una muchacha? ¡A ver, cuenta!
a la mesa, reflejaba también una dulce y bondadosa Con indeciso tartamudeo, poniéndose de todos los
alegría: al fin y al cabo, el espectáculo de la víspera, colores y en voz muy baja, para que no lo oyeran en
del que tanto se hablaba, había corrido a cargo de la las otras mesas, Igor refirió el desgraciado incidente
octava brigada, y hasta el novato, Igor Cherniavin, de la víspera.
había intervenido en él. - Y eso fue todo lo que sucedió -dijo al terminar
Volodia Begimok se acercó rápido, se cuadró e su relato.
hizo el saludo: Nesterenko meditó un instante y observó:
- Camarada Cherniavin. - Buena te espera. Para esas cosas, Alexéi es...
Igor se volvió hacia él. ¡Ay, ay, ay!
- ¿Qué hay? Gontar, que desde el comienzo de la narración
- Una carta para usted. estaba mirando a Igor con los ojos entornados y
En la mano de Volodia, a la altura del cinturón, llenos de desprecio, inclinó la cabeza, a fin de no ser
temblequeaba un sobre blanco. oído en las mesas contiguas, y le soltó en las barbas:
- ¿De dónde es? Puede que no sea para mí. - ¡Eres un mal bicho! Tú no vales ni para
- En el sobre dice: "Al camarada Igor descalzar a esa muchacha, ¿te enteras? Lástima que
Cherniavin". te haya llamado Alexéi, si no, ya te ajustaría yo las
- ¿Es de aquí? cuentas...
A la cara de Volodia asomó una leve sonrisa. Nesterenko y Zorin callaron, como conviniendo
- De aquí. en que Cherniavin era un mal bicho y merecía que le
- ¿De quién? ajustasen las cuentas.
- Ahí vendrá escrito. Igor se inclinó sobre el plato:
- ¿De qué se tratará? - ¡Que se vaya al diablo! Yo me escapo.
Igor rasgó el sobre. Su mesa y las inmediatas se Nesterenko se respaldó en la silla y quedó
intrigaron. Volodia seguía en posición de firmes, pensativo, dando vueltas, con el dedo, a una bolita de
pero sus ojos, sus carrillos, sus labios y hasta sus pan.
desnudas rodillas sonreían. - No, tú no te irás -afirmó-. Alexéi lo sabe bien. Si
Igor leyó unas líneas escuetas y breves, en un gran creyese que eras capaz de fugarte, no te habría
pliego blanco: escrito, te hubiera mandado llamar con el jefe de
guardia.
"Camarada Cherniavin: Gontar dijo con el mismo desdén de antes:
Te ruego que vengas a verme esta noche después - ¿Y quién te iba a permitir que te fugaras? ¿Crees
de que toquen retreta. que te lo iba a permitir la brigada? Quítate eso de la
A. Zajárov". cabeza.
Después del desayuno, Igor anduvo vagando,
Igor releyó la carta dos veces, se puso como la lleno de pesadumbre, por el parque, por el patio, por
grana y sintió frío en el corazón. el pasillo. Esperaba encontrarse con Zajárov y hablar
Sancho Zorin se incorporó un poco en la silla, con él. Sin embargo, Zajárov no salía del despacho,
Banderas en las torres 79

en el que se sucedían las visitas: Salomón hablaron con Igor, que se alegró de ello. La situación
Davídovich, el contable, Málenki, gente de la ciudad, iba esclareciéndose. Ya no tenía deseos de
Klava, que ni siquiera se dignaba mirar a Igor. justificarse ni de defenderse. Quería tan sólo que
Vania iba paseando por las veredas del jardín, todo acabara cuanto antes.
cuando lo asaltó Volodia Begunok, que arremetió Sin embargo, después del trabajo, la brigada en
contra él por la espalda y lo atenazó entre los brazos. pleno tomó parte en la discusión del problema. Quien
Después de unos instantes de forcejeo, Volodia más largo habló fue Rógov. Sus palabras tuvieron
cuchicheó: esta vez mucho peso porque no iban acompañadas de
- ¿Sabes lo que pasa? A Cherniavin lo llama al mímica, ni de ira o desprecio:
despacho... Alexéi... esta tarde. ¡La que le va a caer - ¡Menuda te va a caer! Y me parece muy justo.
encima! Es porque... ha besado a esa chica... a Oxana es una bracera, eso hay que comprenderlo. Y
Oxana. tú, que vives aquí sin preocupación alguna, te pones
- ¿Que la ha besado? a besarla... ¡Ni que decir tiene que eres... un cochino!
- Tres veces, en el jardín. Por la noche, olvidada ya la cena, cuando regresó
- ¿La ha besado sin más ni más? ¿Y eso es todo? Nesterenko de dar el parte y Begunok paseaba por el
- ¿Te parece poco? Eso está prohibido muy patio con su trompeta, la actitud de los compañeros
severamente, ¿sabes? Con una vez basta para que le se hizo más cordial y blanda. Por fin sonó el toque de
caiga a uno la gorda, ¡y él la ha besado tres veces! retreta. Zorin se acercó a Igor y le dijo:
- ¿Qué puede pasarle? - Bueno, Cherniavin, prepárate.
- No le arriendo la ganancia. Nesterenko observó lentamente, golpeando la
A fuerza de mucho esperar, Igor abordó a Zajárov mesa con la palma de la mano:
en el corredor del edificio central. Alexéi - Espero que lo habrás pensado todo como es
Stepánovich pasó despacio; por lo visto, estaba debido.
descansando. Al saludo de Igor contestó Igor callaba, triste. Zorin lo asió del cinturón:
amablemente: - No te amilanes, amigo. Alexiéi es un hombre
- Salud, Cherniavin. que, después de conversar con él se siente uno como
Pero siguió su camino, como si Igor no fuese una si se hubiera dado un buen baño.
persona con quien él mantenía correspondencia. - Lo acompañamos, ¿eh, Sancho? -propuso
- Alexéi Stepánovich, he recibido su esquela. ¿No Nesterenko. Descendieron. En el vestíbulo, estaba
podríamos hablar ahora? sentado Vania Gálchenko, que sonrió al verlos y
- No. ¿Por qué ahora? Te he pedido que vengas corrió tras ellos cuando vio que se dirigían por el
por la noche... pasillo al despacho de Zajárov. En la habitación del
- Es que, verá usted... a mí me convendría más Consejo de jefes no había nadie. La puerta del
ahora. despacho se abrió, y salieron Blum y Volodia
- Pues a mí me conviene más por la noche. Begunok. Este último dijo:
Vuelta a deambular por el parque, por el patio y - Pasa, Cherniavin.
por el Club silencioso. Igor no quería fugarse. Igor avanzó hacia la puerta:
Después de recibir una carta tan atenta, fugarse sería - ¿Está de mal humor?
innoble. Ideas tranquilizadoras acudían a su mente. - ¡Oh, echa llamas por la nariz y humo por las
¿Qué podía hacerle Zajárov? ¿Arrestarlo? No, pues el orejas! ¡Palabra!
arresto sólo podía aplicarse a los colonos. ¿Tareas de Volodia hizo una mueca muy fiera y pataleó
castigo? Bueno, pues que le impusieran diez. ¡No era vuelto hacia Igor. Blum y Zorin se echaron a reír.
para asustarse! Los pensamientos tranquilizadores Vania, por el contrario, estaba dispuesto a tomar en
afluían a su cabeza en abundancia y resultaban serio la información. Nesterenko levantó la mano:
convincentes, pero, sin que pudiera explicarse la - Ve, hijo. Deja que te bendiga.
razón, no le devolvían el sosiego. Hasta el toque Igor abrió la puerta.
nocturno quedaban por delante la comida, el trabajo Zajárov, sentado a la mesa, indicó una silla al ver
en la sección de montaje, la cena, dos horas libres y a Cherniavin:
la presentación de los partes por los jefes de brigada. - Siéntate.
El toque de retreta, plácido y bello, le parecía ya algo Igor se sentó, con la respiración cortada. Zajárov
horrible. Lo que le esperaba después del toque apartó a un lado los papeles que tenía delante y se
contradecía la letra que los colonos canturreaban al enjugó con la mano el sudor de la frente:
oír la trompeta: - ¿Tengo que decirte lo que has hecho o lo
comprendes sin necesidad de palabras?
A dormir, a dormir los colonos, Igor se levantó de un salto y se llevó la mano al
Se ha acabado el día de labor... corazón, pero, como le diera vergüenza el ademán,
abatió el brazo:
A la hora de la comida, los compañeros no - Alexéi Stepánovich, lo comprendo todo...
80 A. S. Makarenko

¡Perdóneme! en la colonia cinco años (entró teniendo ocho), era


Zajárov clavó sus ojos en los de Igor y los sostuvo uno de los pocos veteranos y, por antigüedad, le
fijos con serena atención. Por fin, dijo pausadamente correspondía el número once. Esta circunstancia,
y un poco adusto: fuente de orgullo para Filka, le impedía dejarse llevar
- ¿Lo comprendes todo? Me alegro. Ya sabía yo por su inclinación natural a las travesuras. No podía
que tenías sentido del honor. ¿Qué, harás mañana lo imaginarse "dando la cara" en medio de la sala ante
que corresponde? cuatro novatos que, en rigor, no tenían la menor
Igor respondió en voz baja: experiencia de la vida: ni habían visto un
- Lo haré. descampado en el lugar donde se alzaba la colonia, ni
- ¿Cómo? vivido en una barraca de madera, ni trabajado en los
- ¿Cómo? Pues... No lo sé. Hablaré con ella, le patatares, ni asistido a la organización de la orquesta
pediré perdón... a Oxana. en que Filka tocaba la primera corneta.
- Está bien...eso es lo que debes hacer. Buenas Por los motivos expuestos, Filka, aunque se
noches. Puedes marcharte. permitía hacer alguna que otra travesura, se daba
Transportado de alegría, Igor hizo el saludo y se perfecta cuenta de dónde terminaban las diabluras
dirigió con presteza hacia la puerta, pero se detuvo lícitas y dónde comenzaban las que pudieran llevarle
antes de abrirla y preguntó: a la mitad de la sala. Lo que verdaderamente lo
- ¿Debo informar del cumplimiento, Alexéi aterrorizaba era eso, pues a Zajárov no le tenía
Stepánovich? miedo. Le gustaba hablar con él, discutía, buscaba
- No, para qué... Sé que lo harás, no hace falta que justificaciones a sus actos hasta el último momento,
me informes. para claudicar tan sólo cuando el director decía:
Igor se llevó la mano a la sien y no la bajó hasta - Pues mira, ya que discrepas, plantearemos la
que no se vio en la sala del Consejo de jefes de cuestión ante la asamblea general.
brigada. Todos lo miraban expectantes, mas él no Alexéi Stepánovich veía a Filka de parte a parte,
parecía ver a nadie. Vania le gritó: pero Filka veía también al trasluz al director. Estaba
- ¿Qué tal qué tal? perfectamente convencido de que la razón le asistía,
Nesterenko miró a Igor con fijeza y le preguntó: pero Zajárov, como era el director, podía plantear la
- ¿Ha habido rapapolvo? cuestión ante la asamblea general. Mirándolo de
Igor sacudió la cabeza y exclamó: reojo, no respondía a su sonrisa y decía con voz de
- ¡Vaya un hombre! ¡Es un brujo! contralto:
Se detuvo, admirado, en mitad de la habitación y - A la más mínima me sale usted con la asamblea
añadió: general. Tiene derecho a castigarme, y asunto
- ¿Os dais cuenta? ¡No me ha dicho nada! concluido.
- Entonces, ¿lo has dicho todo tú? Zajárov, por supuesto, proseguía su juego:
- Todo. - Tú eres un viejo colono. ¿Cómo puedo
- Si no has soltado ninguna tontería, menos mal. castigarte, si crees que tienes razón? Planteemos,
- ¿Queréis creerme? He dicho cosas bastante pues, el asunto ante la asamblea general.
sensatas. Filka volvía la cabeza a un lado y se ponía a
-Lo creo -dijo Zorin con los ojos encendidos-. meditar. Mas, ¿qué iba a sacar de sus reflexiones si,
¿Por qué será así, camaradas? Yo también lo he en último extremo, la asamblea general iba a darle la
observado: vive uno... sin dar pruebas de mucho razón a Zajárov? Filka acababa capitulando:
meollo, y apenas entras en el despacho, es como si se - ¿Acaso he dicho que llevo razón?
volviera más inteligente., ¿No serán las paredes? - Pues eso me ha parecido oír.
- Seguro que son las paredes -asintió Nesterenko - Yo no he dicho eso, ni mucho menos. Está claro
con bondadosa sorna. que soy culpable.
- Y has discutido media hora.
14. Filka. - ¡Cómo media hora! No más allá de cinco
Llegó agosto: tardes transparentes y manzanas de minutos.
postre en los días de asueto. Los colonos se mudaron - Bueno: una hora de arresto por echar agua a los
a dormitorios nuevos, más espaciosos. La cama de chicos en el pasillo y otra por discutir, sabiendo que
Vania estaba junto a la de Filka Shari, su nuevo no llevabas razón.
amigo. Trabajando en la fundición, habían hecho Filka fruncía el ceño. Pero no era cosa de ponerse
amistad pese a la diferencia de caracteres. a dar coces contra el aguijón y, sin desarrugar el
Filka Shari era muy batallador; pagado de sus entrecejo, se llevaba la mano a la sien y decía:
facultades, estaba seguro de que, con el tiempo, - ¡A la orden! Una hora de arresto y luego otra.
llegaría a ser artista de cine. Retozón por naturaleza, En aquella compleja fórmula percibía Zajárov una
opinaba que lo que daba sentido a la vida eran las condenación de sus actos; no obstante, continuaba
aventuras audaces y complicadas. Pero Filka llevaba sonriendo.
Banderas en las torres 81

- Puedes marcharte. machos y, además, porque Vania era nuevo y


Filka daba la vuelta con parsimonia, reconocía la solvencia de Filka como colono y como
decepcionado, y se dirigía lentamente a la puerta. El artista. Filka, indulgente, le perdonaba el haber
director podía ver una vez más que Filka le creía actuado como perro. Para un novato... claro... incluso
injusto. aquel papel era bueno. Pero ¡que probaran a
El día de fiesta o una tarde libre, Filka entregaba ofrecérselo a él!
su estrecho cinturón negro al jefe de guardia y En la fundición proseguía la lucha contra el humo.
comparecía ante la mesa de Alexéi Stepánovich. Salomón Davídovich, por más vueltas que dio al
- Vengo a cumplir el arresto -decía. asunto, no pudo evitar el escándalo. Reunido el
Iba cejijunto, los labios le temblaban levemente, Consejo de jefes en sesión extraordinaria a la hora de
pero sus ojos sonreían. Zajárov respondía: la comida, Zirianski propuso:
- Bueno. - Lo que necesitamos acordar es lo siguiente:
Filka se sentaba en el diván con el último número puesto que no hay ventilación, retirar a los pequeños
de Ogoniok en la mano, lamentando que no hubiera del trabajo en la fundición. ¡Y nada más!
por allí cerca un operador que filmase aquel notable Salomón Davídovich se espantó:
cuadro: "Filka arrestado". Pero era el suyo un pesar - ¿Cómo retirarlos? ¿Cómo retirarlos? ¿Qué estáis
meramente artístico. En realidad, a Filka le agradaba diciendo? ¿Quién va a hacer los machos?
mucho la vieja tradición de la colonia por la que se - Sea como sea, hay que retirarlos. Que sufran
estimaba un desdoro discutir o pedir perdón después Nesterenko, Sinitsin y Krúxov, pase, ¡pero los
de recibir un castigo y de responder: "A la orden". chicos, no!
Zajárov, respetuoso también para con dicha tradición, Y por más saliva que gastó Salomón Davídovich,
jamás hubiera propuesto a Filka que se fuese una por más promesas que hizo, por más que se indignó,
hora antes, pues no quería que los compañeros el Consejo acordó retirar inmediatamente a los
acusaran al muchacho de "haber lloriqueado". pequeños de la fundición. Salomón Davidovich
Por consiguiente, en el momento de cumplirse el corrió al despacho de Zajárov, aguardó, pacienzudo,
arresto, Filka y el director se hallaban en un estado a que se marchasen los visitantes y, una vez a solas,
de ánimo muy parecido y podían pasar juntos le preguntó con acento de reproche:
aquellas dos horas en plena concordia. Sus plácidas - ¿Por qué calla usted? ¿No ve lo que han
relaciones se veían muy favorecidas por una regla acordado? ¿Qué haremos ahora?
que prohibía a los arrestados hablar con alguien que - Yo sigo callado, Salomón Davídovich.
no fuese el director. De ahí que conversasen de todo - Bueno, ¿y qué?
lo habido y por haber: de la fundición, de Salomón - Pues nada.
Davídovich, del nuevo edificio, de los asuntos de la - Sí, claro, la palabra es plata y el silencio oro,
brigada y hasta de la situación internacional. Sentado pero no está bien callarse cuando unos mozalbetes
en el diván pierna sobre pierna y hojeando la revista, echan por tierra toda una gran obra.
Filka exponía su criterio respecto a todos aquellos Entró Vitia Torski con un pliego de papel y dijo a
problemas, sin tocar las arduas cuestiones que le Zajárov:
afectaban personalmente. Dichas cuestiones existían, - Aquí tiene la orden de retirar a los chicos de la
y la opinión de Filka no se ajustaba siempre a la de fundición.
Zajárov. Por ejemplo, el círculo teatral. Se reclutaban Zajárov firmó sin decir palabra. Vitia se retiró, no
actores al tuntún, gente como Cherniavin y Zorin, sin hacer antes un guiño a Salomón Davídovich, que
que hacían de guerrilleros y tenientes, mientras que a gritó con asombro:
Filka, si le daban algún papel, era el de pionero, y en - ¿La ha firmado usted?
la mayoría de los casos se limitaban a negárselo con - Sí.
una frase escueta: "Cuando crezcas". A él le pedían - ¿La prohibición de que los chicos trabajen?
que creciera, a Filka Shari, que dos años atrás había Sin esperar siquiera la respuesta, salió corriendo.
ido sin permiso a Moscú para ofrecer sus servicios al Precipitado, jadeante, pasó junto al centinela, corrió
director de unos estudios cinematográficos. (Cierto por el sendero entre los arriates, siguió a lo largo del
que también el director le respondió: "Cuando "estadio” y de la fragua, abrió con estrépito la puerta
crezcas".) Además, apenas regresó de allí, Filka tuvo chapada de la sección de mecánica y penetró en la
que dar la cara en medio de la asamblea, y Aliosha oficinilla de madera de Volonchuk:
Zirianski se manifestó categóricamente en contra de - Camarada Volonchuk, ¿dónde está la chimenea?
que le readmitieran en la colonia. No obstante, a - ¿Qué chimenea?
pesar de todo... A pesar de todo, Filka sabía - ¿No sabe cuál? ¡La de la ventilación, el diablo se
desempeñar un papel y no era en escena un simple la lleve!
monigote que repetía a trompicones lo que le iba - Es que no hay hierro.
soplando el apuntador. Se hizo amigo de Vania - ¿Qué no hay hierro? ¿Tengo que traérselo en
porque hubo de enseñarle el oficio de moldeador de bandeja?
82 A. S. Makarenko

- Yo mismo lo traería, pero es que no lo hay. había hierro para hacer la chimenea. Pues acabo de
Salomón Davídovich dio un brinco de indignación enseñarles dónde hay hierro como para cien
ante Volonchuk: chimeneas.
- ¿Que no lo hay? ¿Que no lo hay? ¡Venga usted Vitia Torski arqueó una ceja, pero Salomón
conmigo! ¡Venga, y le enseñaré a usted hierro! Davídovich había desaparecido ya.
Volonchuk, sorprendido, levantó su apática Por la tarde estaba de un humor excelente. Se
mirada. hallaba muy atareado en su oficinilla, repasando
- ¡Vamos! -le gritó Salomón Davídovich. pedidos y haciendo cuentas, cuando se presentó
Salomón Davídovich voló por el patio, raudo Bankovski, el maestro de la fundición. Salomón
como el viento, dejando rezagado a Volonchuk pese Davídovich le preguntó con viveza:
a que éste daba zancadas de dos metros. En una - ¿Cómo ha ido el trabajo hoy?
esquina de la sección de máquinas se había - Cuatrocientas aceiteras.
desprendido la parte inferior de la canal de desagüe. - ¿Por qué tan pocas?
Salomón Davídovich se volvió hacia su seguidor sin - Mañana no habrá ninguna.
dejar de correr y dijo, señalando con el dedo: - Y eso, ¿por qué?
- ¿Es hierro o no es hierro? - Pues porque los moldeadores de machos han
Mientras el parsimonioso Volonchuk miraba el abandonado hoy el trabajo. Dicen que han recibido
metal y quiso poner los ojos en Salomón Davídovich, esa orden y que mañana no vendrán.
éste se había alejado mucho, y Volonchuk hubo de - ¿Qué moldeadores? ¿Esos Gálchenko y
reanudar sus zancadas. Málchenko? ¡Pero si son unos mocosos! ¿Es que no
En el techo de un viejo cobertizo, hacía tiempo ha podido usted convencerlos?
que una tormenta había arrancado una chapa. - Cualquiera los convence. Mañana no habrá ni un
Salomón Davídovich se la mostró con el dedo y gritó macho.
colérico: - ¿Usted mismo no los podría hacer?
- ¿Es hierro o no es hierro? - A ver si lo voy a hacer yo todo. Soy jefe de la
Volonchuk volvió a mirar con su cachaza de sección, maestro, fundidor... Y ahora, ¡carga con los
siempre y nada objetó, porque, en efecto, aquello era machos! ¡Muchas gracias! Además, el horno es mío.
hierro. - Del horno ya puede usted despedirse
Finalmente, Salomón Davídovich se llegó a un tranquilamente.
montón de basura, en cuya cima yacía una estufa - ¿Por qué?
requemada y cubierta de orín. Salomón Davídovich - Porque mañana mismo lo taso como chatarra y
la apuntó también con el dedo y pronunció le pago a usted el quince por ciento.
sarcástico: - ¡Salomón Davídovich!
- ¡A lo mejor dice usted que esto no es hierro! - Abra usted la fundición. Ahora mismo vendrán
Volonchuk alzó la vista hacia la estufa y quedó los muchachos.
suspenso. Salomón Davídovich, fuera de sí, se había Salomón Davídovich sabía bien el botón que
ocultado hacía ya rato en los ámbitos del "estadio", necesitaba apretar. Se fue directamente a la cuarta
pero Volonchuk continuaba de pie contemplando el brigada y dijo a Filka, a quien encontró en el
montón de basura. Después miró hacia donde había dormitorio:
ido su jefe, escupió con rabia y volvió a quedarse fijo - Bien sabes tú que el dinero es vuestro, y la
en la estufa. Vitia Torski, que pasaba por allí, le producción es vuestra y no mía. Quizá creas que no
preguntó, al verle en aquella postura: eres más que un desgraciado moldeador de machos.
- Camarada Volonchuk, ¿qué hace usted aquí? Pues estás equivocado. Hoy os habéis ido; mañana
Sin volverse siquiera, Volonchuk meneó la no habrá colada, y tendrán que parar los fundidores,
cabeza, sonrió con pesimismo y observó: los torneros, los niqueladores y los embaladores. No
- Dice que esto es hierro. fabricaremos mil aceiteras. ¡Se dice muy pronto: mil
Vitia Torski se echó a reír y continuó su camino. máquinas sin aceiteras! Y perderemos quinientos
Salomón Davídovich atravesó al vuelo la sección rublos limpios. ¿Es que no lo comprendes?
de montaje, luego la de máquinas, después la de - ¡Cómo no voy a comprenderlo!
costura y todas las otras, y en cada una dio órdenes, - Bueno, pues ahí lo tienes. Tú eres un buen chico.
discutió, regañó y explicó lo que debía hacerse, Busca a ese Petia, a Kiriusha, a Vania, a Semión y a
alegre, dicharachero y enérgico. Una vez realizadas los demás, y veníos a la fundición.
todas las visitas, irrumpió, jovial, en la habitación del - Es... que hay una orden.
Consejo de jefes de brigada, se desplomó en el diván, - ¿Qué significa una orden? Ahora no se está
sudoroso y jadeante, se cruzó las manos sobre el fundiendo metal, no hay humo ni nadie os ve. Antes
vientre y dijo a Vitia Torski: de que toquen a dormir, podéis haceros mil machos.
- Ya pueden anular su orden. ¿Qué le parece a - Ya, pero... ¿y la orden?
usted nuestra gente? Hoy me vinieron con que no - ¡Ay, qué testarudo!...
Banderas en las torres 83

Salomón Davídovich convenció a Filka. Media bien"...Bueno. Puedes marcharte".


hora más tarde se abría la puerta de la fundición y A los arrestados no les dijo ni palabra en todo el
entraban en ella Salomón Davídovich, Filka, Vania tiempo.
Gálchenko, Petia Kravchuk y Kiriusha Novak. Filka De pronto, ordenó a Volodia:
no había encontrado a los demás. Una vez dentro, - Ve y dile a Blum que venga en seguida.
Salomón Davídovich les preguntó a media voz: Volodia contestó muy bajo y en un tono raro:
- ¿No os ha visto nadie? - ¡A la orden!
- Nadie -respondió Filka, también quedamente. Blum se presentó aplanado, con la cara muy roja,
Sin demorarlo más, pusieron manos a la obra. y, sin mirar a los arrestados, tomó asiento y sacó del
Golpetearon sordamente en la arena los martillos de bolsillo un pañuelo descomunal, pues sudaba a
madera. No se oía ningún otro ruido: ni voces ni mares. Zajárov le dijo secamente:
charlas. Pero una hora después se abría de par en par - Camarada Blum, voy a cerrar la fundición por
la puerta de la fundición y Volodia, descalzo, se una semana. El pedido de diez mil aceiteras con la
cuadraba en el umbral y decía: materia prima y los moldes, lo he pasado a la Unión
- ¡Camaradas colonos, orden del director! de Artesanos.
Salomón Davídovich torció el gesto y protestó, Salomón Davídovich exclamó con voz ronca:
haciendo aspavientos: - ¡Santo Dios! ¿Y a qué precio?
- ¡Qué órdenes ni qué ocho cuartos! Ya se lo dirás - A dos rublos con acarreo nuestro.
después. ¿No ves que están trabajando? - ¡Dios mío! ¡Dios mío! -Salomón Davídovich se
Volodia meneó la cabeza y objetó: levantó y se acercó a la mesa-. ¡Eso es la ruina! ¡A
- ¡Ni hablar! Se trata de un asunto serio. Los nosotros nos salen a sesenta kopeks!
cuatro, Shari, Gálchenko, Kravchuk y Novak quedan - He dado orden al encargado del almacén para
arrestados inmediatamente. que empiece a mandar a la ciudad los moldes y la
Filka se quedó helado: materia prima.
- ¡Diablos! ¿Por cuántas horas? - Pero si la ventilación puede instalarse en dos
- No es por horas, sino hasta la asamblea general. días, ¿por qué cierra usted una semana?
Los cuatro chicos se quedaron de una pieza. A - Porque me hago el cálculo siguiente: los
uno de ellos se le cayó el martillo. Filka miró de primeros tres días instalarán la ventilación ustedes y,
reojo a Salomón Davídovich. como quedará mal, yo no la admitiré. Después se
- ¿No se lo decía yo? encargará de ello un ingeniero de la ciudad, al que yo
Volodia Begunok se hizo a un lado y dijo mandaré llamar, y el trabajo le llevará cuatro días.
seriamente: - En tal caso, Alexéi Stepánovich, yo me voy.
- Pasad, camaradas. - ¿A dónde?
Los cuatro salieron callados, en fila india. - Me voy del todo.
Begunok, desde el umbral, dirigió al anciano Blum - Siempre temí que eso pudiera ocurrir, pero ahora
una mirada irónica y corrió en pos de ellos. Salomón ya no me asusta.
Davídovich murmuró: Salomón Davídovich dejó de enjugarse el sudor, y
- ¡Qué veneno de criatura! la mano, con el enorme pañuelo, se le quedó
paralizada sobre la calva. Pero luego se levantó de
15. Cuatro mil revoluciones. pronto, muy ofendido, y se puso a ir y venir por el
El asunto era grave. En medio de la sala, despacho, murmurando con voz ronca:
despojados de los cinturones -signo de arresto-, se - ¡Vaya! ¿Quiere usted decir que sí Blum se larga
hallaban los cuatro acusados. al diablo todo marchará bien? A su juicio, Blum es
Antes de comparecer ante la asamblea general, ya incapaz de gobernar una industria tan mísera
pasaron dos horas terribles en el despacho de como ésta. Blum tiene en la cuenta corriente
Zajárov. Nesterenko, el jefe de guardia, entraba y trescientos mil rublos, pero usted cree que eso es una
salía y comunicaba algo en voz baja a Alexéi fruslería, algo así como una cáscara de huevo. Usted
Stepánovich sin mirar tan siquiera a los arrestados. traerá a un ingeniero que lo despilfarrará todo en
Por regla general, aquellas horas -las que mediaban ventilaciones y otros caprichos. Yo no soy contrario
entre la cena y el momento de presentar los partes- de la ventilación, aunque, ¡fíjese la de gente que ha
eran los de mayor concurrencia en el despacho del trabajado sin ella hasta que a su Kolka se le ocurrió
director y en la sala del Consejo de jefes. En cambio, lo de la fiebre de los fundidores! Me gustaría saber si
ahora parecía como si todos se hubiesen puesto de en la colonia ha tenido nadie la fiebre esa, como no
acuerdo: nadie entraba en el despacho, y alguien si lo sea el matasanos de Kolka. Y ahora vamos a poner la
hacía era exclusivamente por asuntos de servicio. ventilación para tener que derribarla el año que viene
Hasta el propio Alexéi parecía otro: escribía, hojeaba junto con la fundición entera.
libros, sacaba cuentas, apenas si miraba a quienes Su perorata duró largo rato. Zajárov lo estuvo
entraban en el despacho y decía entre dientes: "Está oyendo con la cabeza inclinada sobre los papeles, sin
84 A. S. Makarenko

perder la paciencia y, cuando Salomón Davídovich se Oídos los partes, Zajárov ordenó:
cansó de hablar, dijo: - Convocad asamblea general.
- Salomón Davídovich, sé que es usted buena Volodia Begunok salió corriendo con la trompeta.
persona y mira por el bien de la colonia. Así que Los jefes de brigada lo siguieron.
sírvase cumplir mis disposiciones. ¡Nada más! La llamada a asamblea general se daba siempre
Salomón Davídovich abrió sus cortos brazos y tres veces: ante el edificio central, junto al patio de
observó: trabajo y en el parque, después de lo cual Begunok
- Nada más, pero no puede decirse que sea poco regresaba al edificio central y volvía a tocar, no la
para un viejo como yo. señal entera, sino las últimas notas. En aquel instante,
- Es la norma soviética -dijo Zajárov, y sacudió la Vitia Torski solía estar ya abriendo la reunión. De ahí
cabeza. que los colonos acudiesen a todo correr para no
- ¡Bonita norma! -exclamó Blum, volviéndose quedarse fuera, en el pasillo.
hacia el diván, a falta de otros testigos. La mayoría se congregaba en el Club silencioso
Sentados en él, muy tiesos, se hallaban los cuatro antes de que sonase dicha señal.
infractores. Filka era el único que miraba a Zajárov Vania Gálchenko y sus compañeros, sentados en
con manifiesta desaprobación. Los otros lo miraban el diván del despacho, escucharon con amargura la
también, pero hipnotizados, y esperaban con triste sucesión de sonidos que les era tan familiar: oyeron
resignación el desarrollo de los acontecimientos. El el ruido de los pasos en el corredor y acompañaron
tupé de Petia, que siempre le caía en espiral sobre la con ojos pesarosos a Alexéi Stepánovich, que salía
frente, estaba ahora de punta. El rostro redondo de para la reunión.
Kiriusha Novak brillaba, humedecido por amargas No tenían derecho a presentarse por su cuenta en
lágrimas. Todos los chicos llevaban su ropa de el Club silencioso y a ocupar su puesto entre los
trabajo, el atavío con que los sorprendiera la camaradas: debía conducirlos el jefe de guardia.
catástrofe. Blum se marchó cariacontecido y dijo al Se hizo el silencio. Por lo visto, Vitia acababa de
salir: abrir la reunión. Petia suspiró:
- Espero que podré no asistir a esa... asamblea - ¡Menuda la hemos hecho!
general. Nadie le contestó. Kiriusha sacó rápidamente el
- Puede usted no asistir. pañuelo, se sonó y miró al techo.
Nesterenko se asomó al despacho, para preguntar: Transcurrieron otros cinco minutos. Del Club
- ¿Llamo a presentar los partes, Alexéi silencioso les llegó un estallido de risa. Filka miró
Stepánovich? hacia el club: la risa le hacía concebir esperanzas.
- Llama. Tan sólo al cabo de diez minutos asomó por la puerta
Medio minuto después, resonó fuera un toque Nesterenko y les dijo:
breve, compuesto de tres sonidos. Los once jefes de - Haced el favor...
brigada y el delegado de la comisión sanitaria Filka le sondeó el rostro, sin sacar nada en limpio:
acudieron al cabo de un minuto y formaron en fila una expresión petrificada, cortés y oficial.
frente a Zajárov. Filka tiró a Vania de una manga, y Entraron en el club uno tras otro. Nesterenko los
los arrestados se levantaron. Los jefes de guardia condujo directamente al centro. En medio del
fueron llegándose uno por uno al director e silencio general, sonó una voz:
informando con la mano puesta en la sien: - ¡Gente trabajadora! ¡Vienen con ropa de faena!
- En la primera brigada, sin novedad. Recorrió la sala una risa fugaz y leve, en la que
- En la segunda brigada, sin novedad. había más respiración que ruido. Se restableció el
Aliosha Zirianski no pudo decir lo mismo. Se silencio, y Filka presintió que el trance iba a ser
acercó a Zajárov con el semblante alterado y severo, amargo.
con la misma expresión que había tenido todo el Vitia Torski comenzó con una calma torturante:
tiempo en la fila. - Colonos Shari, Kravchuk y Novak y educando
- En la cuarta brigada -declaró- se ha producido Gálchenko, explicad por qué no acatasteis la orden y
una seria infracción de la disciplina: los colonos fuisteis a trabajar en la fundición. Pero no vengáis
Shari, Kravchuk y Novak y el educando Gálchenko con la excusa de que Salomón Davídovich os lo
desobedecieron la orden y, por la noche, salieron a estuvo rogando y que vosotros os dejasteis convencer
trabajar en la fundición. Conforme a su disposición, como unos bobos. Eso ya lo sabemos. Lo que tenéis
el hecho se tratará en la asamblea general. que decir es lo principal: ¿Cómo os atrevisteis a
Zajárov oyó este parte con la misma impasibilidad desobedecer una orden de la colonia? Cuando se leyó
que los otros y, como en los restantes casos, alzó la la orden, la escuchasteis de pie, según es regla. Tú,
mano y pronunció en voz baja: Filka, eres un viejo colono, el número once por
- Está bien. antigüedad. A ti te toca hablar el primero.
Nesterenko, el jefe de guardia, repitió punto por Sin embargo, antes de que Filka abriese la boca,
punto las palabras de Zirianski. pidió la palabra Vladímir Kolos:
Banderas en las torres 85

- Camaradas, yo creo que aquí debe plantearse Además, nuestra culpa es culpa según se mire. Otra
una cuestión previa. El incumplimiento de una orden cosa sería si lo hubiéramos hecho por interés
al cabo de una hora de ser leída, y no por un personal. Pero lo hicimos por el interés de la colonia,
individuo aislado, sino en grupo, es un caso cuya porque, si no, mañana no habría ni un solo macho. La
gravedad comprendemos todos. Lo menos que se orden la entendimos mal: pensamos que se prohibía
puede hacer es privarles del título de colono y trabajar mientras había humo; y, como de noche no
pasarles a educandos. Aunque, en otros tiempos, había humo, nos creímos que podíamos ir...
actos como éste costaban la expulsión de la colonia, Los muchachos escuchaban a Filka atentamente,
¿no es cierto? pero nadie emitió tan siquiera un sonido de
La mayoría de los reunidos lo corroboró: aprobación. Filka terminó de hablar, frunció el
- Exacto... entrecejo, pasó la mirada por todos los presentes y
- Así era. exhaló un suspiro.
Kolos prosiguió: Los colonos no eran gente que se dejase embaucar
- Pues ahora viene la cuestión: ¿quién debe con unas cuantas palabras. Filka tuvo ocasión de
responder? Ahí está el educando Gálchenko, que no comprobarlo al instante. Tomaron la palabra mayores
lleva en la colonia más que dos meses. A él no y chicos, jefes de brigada y colonos rasos. Y Filka
pueden exigírsele responsabilidades. Hay que soltarlo oyó muchas cosas en las que sólo pensaba cuando
inmediatamente y no considerarlo culpable de ningún conversaba consigo mismo, en profundo secreto.
modo. Con él había tres colonos, y el más antiguo de - El comportamiento de Filka ante la asamblea es
todos es Filka. Pero habría que llamar también al detestable. Sí, detestable, no me mires así. Lo peor de
centro de la sala al jefe de la cuarta brigada, Aliosha todo es que miente, ¿comprendéis?, miente ante la
Zirianski, amigo mío, por cierto. asamblea general. Lleva viviendo en la colonia cinco
Vladímir Kolos se sentó. Sus palabras produjeron años, y ahora resulta que no entendió la orden. ¿Por
una impresión enorme. Se hizo en la sala tal silencio, qué, si es así, os fuisteis a trabajar a escondidas? ¿Por
que se oía la respiración de los inculpados. Zirianski qué no se lo comunicasteis al jefe de guardia?
había tomado asiento en uno de los peldaños de la ¿Cuándo se ha visto aquí que los pequeños trabajen a
tarima y mantenía la cabeza gacha. El presidente no deshora?
sabía a qué carta quedar con la propuesta de Kolos: - Filka es un individualista. Eso hace tiempo que
pasó los ojos por la sala, miró luego, inquieto, a lo sabemos. Ahora bien, él sabe ingeniárselas, menea
Zajárov y, quizá con la intención de ganar tiempo, se el rabo como un faldero, y termina por meterse en el
dirigió a la asamblea: bolsillo a todo el mundo. Alexéi Stepánovich es débil
- Lo que se ha dicho respecto a Vania Gálchenko con él: lo arresta a menudo, pero, en dos años, hoy es
es justo. Hay que soltarlo inmediatamente. ¿Se la primera vez que sale ante la asamblea general.
aprueba? - Fijaos atentamente en Filka: ¡es un artista de
Ninguno pronunció palabra. Vania Gálchenko no cine consumado! ¿Hacer el papel de perro un actor
interesaba ya a nadie: ¡Qué se le podía pedir a un tan célebre? ¡Ni hablar! A él que le den el papel del
novato! bolchevique principal. ¡Valiente bolchevique! Nos
- Camarada Nesterenko: Vania Gálchenko puede viene con que no entendió la orden. Que Jean Grif
retirarse. ¡Vete, Vania! nos explique cómo se porta en la orquesta. Que lo
Vania dedujo que ya no le culpaban de nada, pero diga.
advirtió, muy extrañado, que aquello no lo alegraba. Jean Grif tomó la palabra. En consonancia con su
Al retirarse miró al centro. Allí quedaban sus tres nombre, se asemejaba, verdaderamente, a un francés,
compañeros. Se acordó de que el título de colono pero toda la colonia sabía que antes se llamaba Iván
sólo se le concedería dentro de dos meses. Pero, en Gríbov, pero de ello no había pruebas documentales.
aquel instante, Lidia Tálikova le tiró de la mano y le Era moreno, delgado y elegante aquel futuro director
dijo: de orquesta.
- Vania, retírate antes de que sea tarde. - Filka no infringe la disciplina en la orquesta,
Lo sentó a su lado. Vania, que la recordaba desde pero a veces dejan de oírse las primeras cornetas.
el memorable día de su ingreso, le dirigió una sonrisa ¿Qué creéis que sucede? Pues que Filka se ha puesto
de gratitud. Después, sus ojos de nuevo se clavaron de mal humor porque él solo se le ha encomendado a
en los amigos que se hallaban en mitad de la sala. Fomín y no a él. ¡Qué adivine uno el motivo! El
Filka estaba hablando en voz alta y con expresión de sostiene la corneta y hasta infla los carrillos. Ocurren
enojo: también episodios como éste: nos presentamos a dar
- No es justo lo que aquí propone Kolos. ¡No es un concierto en el Instituto de Medicina y, de pronto,
justo! Aliosha no debe responder desde aquí. Que le Filka declara que le duele el pecho. ¿Os dais cuenta?
pidan cuentas en el Consejo o que conteste desde Le duele el pecho; le duele tanto, que no puede tocar.
donde está sentado, sin salir al centro. De mí ¡Y no tenemos con quién sustituirlo! Interviene en un
respondo yo; y lo mismo Novak y Kfavchuk. solo pasaje, en la Vesnianka de Lisenko, ya sabéis
86 A. S. Makarenko

cual. Y dice que le duele el pecho. A punto Una tarea agradable la puede cumplir cualquier
estuvimos de llamar al médico. Menos mal que yo idiota. Lo que se requiere es saber realizar tareas
me olí de qué se trataba y lo cambié de sitio. Después desagradables, pesadas y difíciles. ¿Cuántos hombres
de cambiarlo, le pregunté si tocaría, y respondió: cabales, capaces de eso, habrá entre vosotros?
"Bueno, aguantaré", y hasta hizo una mueca de dolor. Zajárov se detuvo, en espera de la respuesta. Y
Pues todo era porque no le gustaba el sitio: el público alguien respondió calurosamente, sin poder
no podía ver bien lo guapo que es. contenerse:
Filka, contraídas levemente las pupilas, tenía la - ¡Muchos, Alexéi Stepánovich!
mirada puesta en el entarimado y, los brazos Zajárov no logró mantener su severa tensión,
abatidos, movía los dedos de las manos. No esperaba sonrió con aire infantil y volvió la cara hacia el lugar
semejantes palabras de Jean Grif. ¡Maldita la falta donde había resonado la voz.
que le hacían a él las miradas del público! - Cierto -dijo-, no cabe duda: habrá muchos.
Se levantó Mark Grinhaus, el secretario de la Pero... -añadió, indicando al centro-, fijaos en éstos.
célula del Komsomol: ¿Qué puede decirse de ellos? ¿Son buenos o son
- Yo no creo que haya que poner a Zirianski malos Kiriusha, Kravchuk y Shari? Aquí se les ha
debajo de la araña. Es un buen jefe de brigada y un censurado más de la cuenta y hasta se les ha llamado
buen colono. Si en su brigada se producen casos individualistas. No lo considero justo. Filka no es
desagradables, se le pueden pedir cuentas en el individualista; es hombre de bien, amigo del trabajo,
Consejo de jefes o en la organización del Komsomol, fiel a nuestra colonia. ¿En qué consiste, pues, el mal?
pero no es cosa de sacar a mitad de la sala a los jefes En que los colonos han comenzado a bromear con la
de brigada por cualquier minucia. Es una exageración disciplina. La creen un juego divertido: el que quiere
de Vladímir. En la colonia eso no tiene precedentes. juega, y el que no quiere no juega. Han oído una
Aunque algunos jefes de brigada han salido a "dar la orden y, tomándola a chufla, se van a trabajar a la
cara", siempre ha sido por culpas propias. fundición. Tened la bondad de decirme, camaradas
Vitia preguntó: colonos, ¿se puede bromear con un torno?
- ¿Quiere alguien más hablar de Zirianski? - ¡Vaya! -exclamó alguien.
Pasemos a la votación. - ¡No se puede! No se puede poner la nariz o la
Sólo dos manos se levantaron en pro de que mano bajo la cuchilla en vez de poner una pieza. Sí,
Zirianski saliese al centro. Filka respiró tranquilo: el no se puede. Que digan los de la sección de máquinas
peligro principal había pasado. si es posible jugar con una sierra de cinta o con una
Luego tomó la palabra Zajárov. Se alzó del sierra circular. O con la espigadora en que trabaja
asiento y puso las manos en el respaldo de la silla de Ruslán Gorójov. ¿Qué piensas tú, Ruslán?
Begunok. Sus palabras estaban llenas de un calor La cara granulosa de Ruslán enrojeció. Aunque lo
persuasivo hasta cuando eran rigurosas. Filka volvió cohibió un poco la pregunta, no dejó de complacerle.
la cara hacia él y no le quitó ojo hasta que terminó de - ¿Quién va a jugar con ella, si el mandril da
hablar. Aquélla no era ocasión para ponerse a discutir cuatro mil revoluciones por minuto?
las palabras de Zajárov. Por otra parte, ciertos pasajes - ¡No se puede jugar! ¿Y con la disciplina, sí?
del discurso le agradaron a Filka. He aquí algunos: ¡Ahí está el error! Nuestra disciplina debe ser férrea,
- ...La colonia Primero de Mayo va a cumplir siete seria. ¿Estáis de acuerdo?
años. Yo me enorgullezco de ella, y vosotros, Los colonos rompieron a aplaudir, sonrientes,
también. Nuestra colectividad posee una gran fuerza mirando a Zajárov con los ojos encendidos. No
y un intelecto grande y fecundo. Nuestro porvenir es abrigaban la menor duda acerca de cuál debía ser la
alegre y radiante. Tenemos ahora en la cuenta disciplina.
corriente trescientos mil rublos. El Estado nos Zajárov continuó:
ayudará, porque nos lo merecemos: amamos nuestro - Nuestro país necesita la disciplina porque
Estado y hacemos honradamente lo que necesita el estamos realizando una obra heroica, de importancia
país. Aprendemos a vivir como es debido, al modo mundial, porque estamos rodeados de enemigos y
soviético. Pronto empezaremos a construir una nueva tendremos que luchar, tendremos que luchar sin falta.
fábrica. Debéis salir de la colonia templados, conociendo el
... Siempre me he sentido orgulloso de que valor de la disciplina... ¿Y Filka? Yo lo aprecio
pasáramos con honor la difícil época en que nos mucho, aunque él tiene la manía de contradecirme.
faltaba pan, en que teníamos piojos y no habíamos Pero yo no soy una espigadora y no desarrollo cuatro
aprendido a vivir como es debido. La pasamos con mil revoluciones por minuto.
honor porque confiábamos unos en otros y gracias a Alguien volvió a exclamar a media voz:
nuestra disciplina... Hay entre nosotros quien -¡Vaya!
considera que la disciplina es buena y agradable tan La sala se echó a reír a carcajadas. Ni siquiera los
sólo mientras las cosas marchan bien y sin tropiezos. que se hallaban en el centro pudieron evitar una
¡Eso es un absurdo! ¡No existe una disciplina así! sonrisa. Zajárov se reajustó los lentes.
Banderas en las torres 87

- La asamblea general es cosa muy seria, y no se unánimemente, que fuese igual. Después se votó la
la debe tomar a broma, camarada Shari, camarada propuesta de quitarles el título de colonos, que reunió
Kravchuk y camarada Novak. Debéis recordarlo tan sólo sesenta y cinco votos y, finalmente, la de
bien. Rúdnev, por la que se levantaron ciento veintidós
Vitia Torski puso el asunto a votación: manos, comprendida la de Zajárov.
- Se ha presentado una sola propuesta: quitarles el Salieron de la reunión serios y un tanto
título de colonos. Pero, ¿por cuánto tiempo? emocionados. Vania Gálchenko alcanzó en el pasillo
Propongo. Que sea por tres meses. Tú tienes la a Petia y vio que iba con cara de disgusto.
última palabra, camarada Shari. El dormitorio de la cuarta brigada estaba triste.
Filka dijo: Todos se habían reunido esperando a Zirianski. Sin
- Alexéi Stepánovich ha hablado como es debido: embargo, el jefe llegó alegre, animoso y enérgico,
no se puede jugar con la disciplina. Y yo no lo como siempre:
volveré a hacer, ya lo veréis. De modo que, nos - ¡Nuestra brigada ha dado un tropezón! Ahora
castiguéis o no nos castiguéis, da lo mismo. Aunque bien... que no haya pánico. A pesar de todo, es buena.
mi opinión es que podía evitarse el castigo. Yo no Esto os servirá de enseñanza. De aquí en adelante,
soy ningún novato. Lo importante aquí no consiste en ¡cuidado!
que me dejéis sin la insignia de colono por más o Al cabo de una hora nadie se acordaba ya de los
menos meses. ¿Qué es lo importante? Yo llevo de desagradables acontecimientos de la tarde. Había
colono cinco años. Eso es lo que pienso. buenas noticias: la cabina cinematográfica estaba ya
- ¿Y qué piensas tú, camarada Novak? reparada y al día siguiente habría película. Petrov II
- Lo mismo. afirmaba que se proyectaría El nieto de Gengis Kan.
Petia Kravchuk permanecía todo el tiempo con la Hacía ya mucho que se esperaba aquella cinta, de
vista baja, temblorosas las pestañas, mirando alguna la que los entendidos hablaban muy bien.
que otra vez al presidente y suspirando a hurtadillas. En efecto, al día siguiente, Petrov II trajo de la
Su semblante expresaba una sensata y filosófica ciudad El nieto de Gengis Kan. Cierto que Petrov II
sumisión: las circunstancias lo habían colocado en el no era ya el operador, sino su ayudante, pero aquello
centro y estaba dispuesto a resistir con virilidad la le brindaba perspectivas más halagüeñas.
prueba. Petia dijo: - Es mejor -decía Petrov II-. Ahora Misha me
- Que se haga lo que acordéis. ayudará a preparar el examen.
- Por consiguiente, hay sólo una proposición – A despecho de los burócratas de toda laya, la
puntualizó el presidente. suerte sonreía a Petrov II y no a ellos.
- Yo tengo otra. La cuarta brigada entró en la sala mucho antes de
- Hazla. comenzar la sesión: aún no se hallaban a la puerta los
Levantóse Ilyá Rúdnev, el jefe de brigada más guardadores del orden con sus brazaletes azul celeste.
joven de la colonia: Se sentaron todos en una fila, y Zirianski recordó
- Quitarle el distintivo a un colono tan antiguo algunos episodios de la vida de Gengis Kan. Reunida
como Filka es cosa muy fuerte. Su falta es grave, ya la colonia entera, Zajárov pasó por entre las filas
pero no ha hecho nada vergonzoso. Sin embargo, no con el jefe de guardia y ordenó:
se le debe dejar sin castigo. Sería peligroso para él y - Comenzad. Yo estaré en mi despacho.
para todos los pequeños. A los pequeños... les gusta... Apagaron la luz; se oyó el habitual tableteo en la
que les aprieten los tornillos. Yo he sido hasta hace cabina, se extendió sobre las cabezas un ancho rayo
poco igual que ellos. Por otra parte, desobedecer una nebuloso y en la pantalla empezaron a desarrollarse
orden no es una pequeñez. Tres años hace que vivo los acontecimientos. Los miembros de la cuarta
en la colonia y es el primer caso que se da. Y los brigada, sin excepción, olvidaron sus sinsabores y las
culpables, no sólo Filka, sino también Kiriusha y cuatro mil revoluciones. Se hallaban ya en las lejanas
Petia, no son tan chicos: tienen ya trece años y todos estepas, viviendo la lucha allí trabada, que les hacía
son colonos. Hay que darles una lección. Propongo pensar en la que ellos tendrían que librar en el
un voto de censura ante la formación. futuro...
Rúdnev hablaba un tanto ruborizado, pues no se Con breves intervalos se proyectaron la segunda
había hecho aún a su cargo de Jefe de brigada. parte y la tercera, emocionantísima esta última.
Hablaba en voz baja, con mucha cortesía, Precisamente en mitad de la tercera parte, resonó en
dulcificando con una sonrisa las palabras más duras. el silencio del salón la voz de Pojozhái, el jefe de
Su discurso fue apoyado con exclamaciones de guardia:
aprobación. - ¡Toda la cuarta brigada, con su jefe a la cabeza,
Vitia puso a votación en primer término si había o al despacho del director!
no lugar a castigo. Las manos se levantaron, Zirianski ordenó muy quedo:
unánimes, en pro. La segunda cuestión fue si el - ¡Sin alborotar! ¡Vivo!
castigo debía ser igual para todos. Se acordó, también Se precipitaron todos por el pasillo, entre la
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expectación del público. Alguien preguntó a Zorin auguró:


Pojozhái: - De todas maneras, se caerá. A la primera
- ¿Qué ha pasado? tormenta.
- Nada de particular. Seguid viendo la película. Salomón Davídovich adelantó despectivamente su
Irrumpieron en el despacho como las tibias olas carnoso labio inferior y dijo:
del mar irrumpen en la playa. Zajárov tomó la gorra - ¡Vaya, hombre! ¡Se caerá! ¡La tirará una
y dijo: tormenta! ¡Ni que estuviéramos en el Océano
- ¿La cuarta? ¿Estáis todos? Atlántico!
- ¡Todos! Aquel mismo día, Volonchuk afianzó la chimenea
- Están ardiendo las virutas amontonadas detrás con cuatro largos cables, lo que hizo callar a los
de la sección de montaje. Creo que no necesitaremos colonos. Salomón Davídovich se presentó ex profeso
llamar a los bomberos. Recoged los cubos de la en el aposento del Consejo de jefes para reírse de los
cocina. ¡Nada de pánico ni de ruido! Yo voy con murmuradores:
vosotros. - ¿Dónde se han metido vuestros temporales?
Zirianski alzó la mano y dispuso: ¿Por qué no se les oye? ¿Es que vuestro barómetro
- Kravchuk, llévate a esos cuatro y traéis los no anuncia ya tormenta?
cubos. Los demás, conmigo. Wanda Stadnítskaya también sonreía levemente al
Salieron a escape a la fresca oscuridad nocturna. pasar por el patio y ver la chimenea; las chicas de la
Torcieron la esquina y divisaron un resplandor: por la quinta brigada solían bromear, recordando a Salomón
superficie de un apelmazado montón de virutas Davídovich y su ventilación. En la vida de Wanda
viejas, resbalaban las bajas y quietas llamas de un había adquirido ya cierta importancia el problema de
fuego traicionero. La noche era apacible. Con la fiebre de los fundidores: durante la asamblea
Zajárov al frente, la cuarta brigada estuvo largo rato general, le faltó poco para llorar al ver a Vania
echando cubos de agua al montón de virutas y Gálchenko en el centro.
removiéndolo con palas y horquillas. Cuando todo Cuando Wanda se presentó por primera vez a
hubo terminado, el director dijo: trabajar en el "estadio", los muchachos la recibieron
- ¡Gracias, camaradas! con suma amabilidad, le cedieron el mejor banco de
Volvieron gozosos a la sala. Se proyectaba ya la trabajo, junto a una ventana, y se disputaban el placer
última parte. La cuarta brigada refirió en voz queda de enseñarla a manejar la lima, a limpiar el banco, a
que había estado sofocando un incendio, y todos le hacer un pedido por escrito y a tratar con el control.
tuvieron envidia. Al principio, Wanda afinaba chapas para los
respaldares, pero Shtével, después de observar la
16. El descanso. atención y el esmero que ponía en su trabajo, le
Salomón Davídovich soportó estoicamente el confió una faena de mayor responsabilidad. En las
cierre de la fundición durante tres días. Cierto que butacas ya montadas, antes de pasar por las manos de
adelgazó algo en ese tiempo. Corrió, incluso, por la los pulidores, se descubrían pequeñas grietas,
colonia el rumor de que había enfermado, pero rugosidades y hendiduras. Wanda confeccionaba una
aquello no fue muy creído. Sin embargo, el rumor no mezcla compacta de serrín de roble y cola;
carecía de fundamento, ya que un día, Salomón valiéndose de una espátula de madera, la esparcía en
Davídovich, harto de recorrer las secciones y de dar los lugares defectuosos, que luego alisaba con papel
vueltas alrededor de la silente fundición, se presentó de lija. Después de pulidos, no se distinguían lo más
en la enfermería a ver al doctor Kolka. La visita fue mínimo del resto de la superficie. En dicho trabajo no
interpretada como indicio evidente de que Salomón se aprendía oficio alguno, pero eso no era para
Davídovich había caído enfermo. Aunque no parecía Wanda motivo de preocupación. Le resultaba
persona capaz de odiar, su actitud respecto al médico agradabilísimo presentar al controlador un bloque de
era de lo más semejante alodio, por haber sido a él a butacas en condiciones de ser pulido y saber que era
quien se le ocurrió lo de la fiebre de los fundidores. ella quien lo había preparado.
Salomón Davídovich salió de la enfermería En sus relaciones con los colonos, Wanda era
apaciguado, pero con la salud más quebrantada que afable, aunque reservada y taciturna. Aún no había
antes de entrar. En la habitación del Consejo de jefes tenido tiempo de hacerse una idea exacta de lo que
de brigada comunicó a unos cuantos colonos de los era la colonia ni estaba del todo convencida de que
más antiguos: formase ya parte de su existencia. Veía
- Kolka me ha dicho que es el corazón. Y que perfectamente que la colonia era muy distinta a su
tenga cuidado, porque las consecuencias pueden ser vida anterior, mas la vida anterior perduraba en su
funestas. memoria y se le aparecía en sueños cada noche. A
Pese a todo, tres días más tarde se erguía ya en el veces llegaba a antojársele que sus visiones
techo de la fundición una alta chimenea de hierro nocturnas eran la vida auténtica y que por la mañana
nuevo. Los colonos la miraban recelosos. Sancho se sumía en una especie de sueño. Esta impresión no
Banderas en las torres 89

la inquietaba, pues hasta tenía pereza de pararse a - Ya lo sé.


pensar en ella. Le gustaba la mañana en la colonia - Me alegro que seas tan sensata.
con su rápido y dinámico ajetreo, su algarabía, sus En efecto, Wanda estaba descansando
resonantes señales, el apresuramiento de la limpieza, imperceptiblemente para ella. El recuerdo de las
sus bromas y sus risas. En aquel torbellino de la borrascas de su vida se hizo menos frecuente, y
mañana, Wanda procuraba hacer algo, ayudar a la comenzó a soñar con la sección de montaje, con la
muchacha de guardia en la brigada, cumplir cualquier asamblea general, con Oxana...
encargo de su jefa. Pero le agradaba más aún el A Oxana solía verla en el parque o en el cine, pero
silencio súbito que se hacía en la colonia, la le daba vergüenza acercarse a ella para trabar
brillantez de la revista, siempre imponente e conocimiento, tanto más que la propia Oxana, acaso
inesperada, y el adusto y brioso saludo: por cortedad, se mantenía retraída. Wanda sabía que
- ¡Salud, camaradas! aquella muchacha era una "bracera", una criada; que
La encantaban la nívea limpieza del comedor, las de ella estaba enamorado Gontal y que Igor
flores de las mesas y las del jardín y el breve Cherniavin la había besado en el parque y después
descanso en que tomaba el sol junto a la terracilla fue a pedirle perdón. Cada vez que la veía, la miraba
poco antes de la llamada a trabajar. Por la tarde la a la cara. En aquellas facciones, en las mejillas
seducían el silencio del dormitorio, el parque y la morenas, en los tímidos ojos pardos, en la mirada
corta, aunque intensa emoción de que estaban precavida que lograba captar, Wanda veía reflejados
saturadas las asambleas generales. auténticos sufrimientos: Oxana era bracera.
Sin embargo, aún no había aprendido a amar a la
gente. Los muchachos eran delicados y atentos, pero 17. Aire fresco.
Wanda, recelosa, esperaba que dejarían súbitamente Igor Cherniavin se miraba al espejo con más
de serlo y se parecerían a los jóvenes que la frecuencia. Había ya recibido el traje de gala, aunque
perseguían en sus tiempos de "libertad". Incluso sin emblema. Descubrió que tenía las piernas muy
ahora, entre aquella muchedumbre de muchachos bien formadas y un talle esbelto. Creía que se miraba
asomaba de vez en cuando la cara de Ryzhikov. En al espejo para burlarse de sí mismo: ¡Qué colono más
los primeros días, uno de los más peligrosos se le juicioso! Trabaja en la sección de montaje, afina
antojaba Gontar, con su estrecha frente y sus labios travesaños, besó a una muchacha ¡y le dieron una
un tanto húmedos. Mas, apenas supo que estaba reprimenda! Se excusó como corresponde a un
enamorado de Oxana, comenzó a parecerle que tenía gentleman. Dentro de una semana se examinará de
una cara muy bondadosa y simpática. ingrese en el octavo grado, aprobará, sin duda, y un
También las muchachas se le hacían sospechosas. mes más tarde le adjudicarán el título de colono. Su
No se trataba simplemente de niñas, sino que cada comportamiento es digno de elogio, ¿quién lo iba a
una tenía algo peculiar: su cara, sus ojos, sus cejas, pensar? Y lo más extraño es que todo esto le gusta.
sus labios; todas le parecían mojigatas, coquetas en Igor sentía que en su interior cobraba pujanza algo
secreto; en cada una de ellas intuía una mujer y en nuevo. Amigos no tenía, y tal vez no le fueran muy
ninguna confiaba. Las muchachas guardaban en sus necesarios. Eso sí, sus relaciones con todo el mundo
armarios algunas cosillas: telas, ropa interior, cajas eran inmejorables: podía bromear con todos y todos
con carretes, cintas y zapatos. Wanda, por el le contestaban con sonrisas. Había adquirido ya fama
contrario, nada poseía, y en su cama no había más de lector impenitente. Cada vez que llegaba a la
que una almohada, mientras que las demás tenían dos biblioteca, Shura Miátnikova lo acogía como a un
y hasta tres. Todo eso despertaba en Wanda envidia, cliente honorable, escudriñaba con interés las
recelo y un encendido deseo de descubrir defectos en estanterías, subía a la escalerilla, con movimiento
sus compañeras. diabólicamente grácil, y decía desde allí:
Por temperamento, Wanda no era propensa a las - ¿Qué te parece si te doy algo de Shakespeare?
disputas. De ahí que su recelo se expresase tan sólo Desde arriba, le echaba una ojeada pícara y
en un silencio retraído y en alguna que otra sonrisa. persuasiva. Shura tenía mucho interés en que
No obstante, Wanda era capaz de un estallido, que engrosase la lista de lectores de Shakespeare,
esperaba alarmada y no deseaba. relativamente pobre hasta entonces. Igor se alegraba:
Zajárov preguntó una vez a Klava: quizá porque se le distinguía como lector, quizás
- ¿Qué tal Wanda? porque Shakespeare le imponía respeto, o bien
- ¿Wanda? Siempre muy retraída... Es obediente... porque Shura Miátnikova, subida en la escalerilla, le
sí... pero todo el tiempo está pensativa y sola. parecía una hermana: ¿acaso una hermana así era un
- ¿Se ha hecho amiga de alguien? mal regalo de la suerte?
De nadie. Se va acostumbrando muy lentamente. Igor se llevaba debajo del brazo un enorme tomo
Eso es bueno -dijo Zajárov-. Las prisas están de de Shakespeare, causando por el camino la
más. Vosotras no la estorbéis ni la apresuréis. Lo admiración de los pequeños: a ellos no les darían por
que necesita es descansar. nada del mundo un libro tan grande y tan bonito.
90 A. S. Makarenko

Vladímir Kolos, al encontrarse con él, le dijo una Cherniavin y Gontar comenzaron a acicalarse en el
vez: dormitorio. Misha se estuvo peinando largamente.
- ¿Qué llevas? ¿Lees a Shakespeare? Te felicito. Igor se limpió los zapatos. Misha miraba, receloso, el
Muy bien, Cherniavin. Basta ya de andar a paso de reluciente calzado y la flamante raya de los
tortuga... pantalones de Igor y guardaba silencio. Cherniavin,
Vladímir Kolos era una gran autoridad. Había más comunicativo, preguntó:
participado en la fundación de la colonia y, con el - ¿Se puede saber a dónde vas?
tiempo, estudiaría en el Instituto de Aviación de - Vigílame, ya que eres tan curioso.
Moscú. Ya en el dormitorio, Igor abrió con verdadero - Bien, te vigilaré.
placer el tomo de Shakespeare, que resultó Callaron ambos.
amenísimo. Leyó Otelo y se rió a carcajadas porque Igor reemprendió la conversación:
le recordaba a Gontar. - No tienes derecho a ponerte la cazadora de gala.
- ¡Misha, aquí se habla de ti! - Eso sería si no fuera a la ciudad. Ahora mismo
- ¿Cómo que se habla de mí? me llego al jefe de guardia para decirle que tengo
- Sí, se describe a un celoso como tú. permiso.
- ¡Déjate de cuentos! - ¿De modo que vas a la ciudad? ¡Qué bien!
- Es tu retrato. - La cazadora de gala la he sacado solamente para
- Te equivocas si crees que soy celoso, ver si no está arrugada.
Cherniavin. Tú no entiendes de la misa la media. Lo - Parece que no...
único que buscas es besuquear a las chicas. - Sí. Eso parece.
Gontar era muy vivo. Estaba seguro de que Igor Nueva pausa. Gontar notó muy bien el cuidado
no buscaba si no el besuqueo. Pero lo que buscaba con que Igor se arreglaba el pañuelo en el bolsillo del
Gontar quedaba en el misterio. Sin embargo, la pecho. Intrigado, se interesó a su vez:
octava brigada conocía muy bien los proyectos de - ¿Ya dónde vas tú?
Misha Gontar: el próximo invierno ingresaría en - ¿Yo? Pues... a dar una vuelta. Me gusta tomar el
unos cursillos de chóferes y encontraría trabajo en aire fresco, ¿sabes?
alguna parte. Zajárov le había prometido hallarle un - ¡Vaya hombre, el aire fresco! El aire de la
apartamento, y entonces Misha se casaría con Oxana. colonia es fresco en todas partes.
La colonia entera -incluso los peques de la cuarta - No me diga usted, milord. Esa fundición...
brigada- estaban al tanto de este plan infernal. No despide un humo verdaderamente repugnante...
obstante, Gontar sonreía muy enigmático: que Igor agitó la mano junto a la nariz, con gesto
hablasen lo que quisieran. Con tal actitud, daba a displicente. Aquel aristocrático ademán indignó a
entender que sus planes iban mucho más allá. Los Gontar:
muchachos no discutían con él: Misha era buena - ¡A qué vienes con esos remilgos! Hoy es día de
persona. Sus planes eran del dominio público en la descanso, y la fundición no trabaja.
colonia; los conocía, naturalmente, en cierta medida, - Sir, mi olfato es tan delicado que no resiste... ni
el propio Gontar..., pero lo que ignoraban todos, y, al el humo de ayer.
parecer, hasta el mismo Gontar, eran los planes de Gontar dedujo de estas palabras que Cherniavin
Oxana. Los colonos eran muy perspicaces, mucho quería alejarse lo más posible de la fundición.
más que Misha. Oxana acudía al cine, y durante el Convencido de ello, abandonó su tono de suspicacia
día se presentaba con su canasta para recoger astillas. burlona y dijo significativamente:
Al atardecer, cuando en el estanque era la "hora - ¿Sabes, Cherniavin? ¡No te lo aconsejo!
femenina", iba a bañarse. Y aquello bastaba para que - No te preocupes, Misha.
un ojo avezado viese si ella tenía o no la intención de Salieron juntos del dormitorio, juntos atravesaron
ser la esposa del chofer Gontar. el parque y juntos se aproximaron al dique del
Todos sabían perfectamente que Oxana era una estanque. Gontar inquirió:
bracera, explotada por un abogado al que nadie había - ¿Se puede saber a dónde vas?
visto en la colonia; todos simpatizaban con ella, pero, - A pasear por la colonia. ¿Tengo derecho?
al mismo tiempo, advertían otras muchas cosas: la - Sí.
serena energía de Oxana, su callada dignidad, su Gontar era justiciero. Por eso calló mientras
tranquila sonrisa y su inteligente mirada. Nadie la cruzaban el dique. Pero luego exclamó, sin preguntar
oyó jamás quejarse. Lo principal era que nunca se la ya nada:
había visto con Misha dando paseos de matiz, por - ¡Tú no das ni un paso más!
decirlo así, amoroso, pues siempre se nota si un - ¿Por qué?
paseo es amoroso o no lo es. Había en la chica - Porque no. ¿A dónde vas?
aquella algo que nadie sabía, algo de lo que Gontar - A pasear.
no tenía la menor idea. - ¿Por la colonia?
Finalizaba agosto. Era día de fiesta. Al atardecer, - No; por sus inmediaciones. ¿Tengo derecho?
Banderas en las torres 91

- Sí, pero... respecto, respondió, haciendo un guiño a Igor, a


- ¿Qué? espaldas del calvo:
- ¡Cherniavin, a ti te rompo yo los hocicos! - Eso lo saben en la contaduría.
- ¡A quién se le ocurre mentar los hocicos en una Sin embargo, fue de buena gana a buscar al jefe
noche de mayo tan hermosa! de guardia:
- ¡Déjate de noches de mayo, Cherniavin! Ni - Quieren ver al director.
estamos en mayo, ni pienses que me chupo el dedo. Igor y Gontar estuvieron paseando pacíficamente
De aquí no das un paso. su buena media hora por el pasillo vacío. Al cabo,
- Misha, conozco un golpe japonés que hace un Gontar no pudo más y preguntó:
efecto terrible... - ¿Qué los habrá traído por aquí?
- ¿Japonés? ¿Te crees que los golpes rusos son Volodia Begunok pasó volando y regresó con
peores? Klava Kashírina; después, el ciudadano calvo se
Misha Gontar se plantó con energía en el camino, cruzó con ellos y les hizo una fina reverencia,
y los dedos de su mano derecha comenzaron a diciendo:
contraerse, efectivamente, al estilo ruso. - Hasta la vista, camaradas.
- Misha, no está bien batirse sin padrinos. Los dos muchachos intercambiaron una mirada,
- ¡Al diablo tus padrinos! Te digo que no des un pero no expresaron conjetura alguna.
paso más. Por fin salieron del despacho las dos chicas.
- Eres un verdadero Otelo. Iré de todas maneras. Oxana, que iba delante, miró con cierto temor a los
Pero no seré yo el que pegue primero. No tengo el muchachos. Pero Klava resplandecía: inclinándose,
menor deseo de verme dando la cara en el centro y, cómicamente, pronunció con su maravillosa voz
además, por un asunto como legítima defensa contra argentina:
el sanguinario Otelo. - Os presento a Oxana Litóvchenko, la nueva
La mención del centro asustó a Gontar. Miró en colona.
derredor y... vio a Oxana en compañía de un Los dos contemplaron largamente a las
ciudadano entrado en años, vestido con ancho muchachas, mientras se alejaban por el pasillo,
pantalón casero y larga camisa rusa. No llevaba nada intercambiaron luego una mirada, e Igor preguntó:
en la cabeza, ni siquiera pelo; y su cara, afeitada y - Milord, ¿me permite ahora ir a tomar el aire
seca, era bastante simpática. Igor y Gontar fresco?
comprendieron que se trataba del explotador, razón Gontar estaba ya de buenas y le respondió:
por la cual su rostro dejó de parecerles simpático. - So tonto, ¿no te dije que el aire era bueno en
Oxana caminaba a su lado con unas sandalias blancas toda la colonia?
y un lazo del mismo color en la trenza. No cabía Los dos prorrumpieron en una carcajada. El
duda de que estaba más bonita que nunca. Los centinela los reconvino, severo, con la mirada, pero
colonos les dejaron pasar al dique. Gontar, ceñudo, ellos se fueron riendo hasta el dormitorio, y sólo
levantó la mano para saludar, y lo mismo hizo Igor. cuando se vieron allí, dijo Gontar en tono serio:
Ella bajó la vista. El calvo, pensando que los honores - Comprenderás, Cherniavin, que ahora,
eran para él, alzó también la mano y preguntó naturalmente, se han acabado todos los amoríos.
después: - Yo lo comprendo. Lo que no sé es si lo
- Camaradas colonos, ¿sabéis si Zajárov está comprenderá usted.
aquí? Gontar lo miró altanero y observó:
Gontar respondió dignamente: - ¡Querido camarada! En la lista de los colonos
- Alexéi Stepánovich siempre está aquí. tengo el número cuatro.
Oxana fue la primera en pasar al dique, seguida de
los tres. El ciudadano calvo dijo: 18. ¡Eso si que está bien!
- ¡Qué bien vivís en la colonia! ¡Lástima que yo En el dormitorio de la quinta brigada, Oxana
no tenga quince años! estaba sentada en una silla, envuelta hasta el cuello
Gontar, desconfiado, lo envolvió en una mirada en una sábana. Wanda giraba en derredor suyo con
astuta: ¡menudo arte se daba el explotador para unas tijeras, y las muchachas que la rodeaban
disimular! sonreían. Oxana tenía una bonita cabellera ondulada
Hasta la propia entrada del edificio central, de matiz castaño claro.
caminaron los tres detrás de Oxana, hablando de - Te haré dos trenzas -dijo Wanda-. Saldrán muy
asuntos de la colonia. Gontar se comportaba como bien; no puedes imaginarte lo bonitas que serán.
hombre al que era imposible dar gato por liebre: Vosotras no entendéis nada, muchachas. ¿Cómo es
respondía cortésmente, con sonrisa diplomática, posible cortar trenzas como éstas? Lo que hace falta
aunque sin perder la continencia para no revelar es... recortarlas para que crezcan mejor.
ningún secreto. Llegó a ocultar incluso cuántas Los ojos de Wanda brillaban, ardorosos. Se
aceiteras se fabricaban a diario. Preguntado al mordió el labio inferior y recortó, meticulosa, las
92 A. S. Makarenko

puntas del pelo suelto. Oxana permanecía quieta en - ¿Eso según el cálculo urbano o el pueblerino?
su asiento, con las mejillas arreboladas. Muchos ojos observaban con vivo interés a Igor.
Wanda le quitó la sábana con diestro ademán de Se aproximaban unas a otras las cabezas de los
peluquera. Oxana se levantó tímidamente y dijo: presentes, y los labios musitaban suposiciones no del
- Gracias. todo seguras. Sin reparar en ello, Igor volvió a mirar
Wanda tiró la sábana al suelo y abrazó de repente al techo y confirmó valerosamente:
a Oxana, sacudiéndola entre sus brazos: - Ciento cuatro.
- ¡Ay, encanto, cielo mío! Zajárov suspiró con tristeza:
Las muchachas rieron emocionadas. Oxana - ¿Lo ves, querida Oxana? ¡Así es la vida! Nos
levantó hacia ellas sus ojos pardos y sonrió con cierta llega un joven de la ciudad y se pavonea ante
picardía. Klava dijo: nosotros, diciendo que son ciento cuatro. Lo que no
- ¡Basta ya de ternuras! Vamos a ver a Alexéi. sabe él es que hace poco un sabio americano ha
Wanda preguntó con viveza: descubierto que doce por doce no son ciento cuatro.
- ¿Para qué? Las muchachas miraban al calculador con ironía,
- Hay que hablar con él. y los chicos se retorcían de risa en el diván, pero Igor
- Pues yo también voy. hizo la cuenta otra vez y creyó, por último, que
- Vamos. Zajárov le estaba tendiendo una trampa. Incitado por
Eran las horas en que los despachos de Torski y la presencia de Oxana, Cherniavin quiso poner de
de Zajárov se hallaban más concurridos, con la manifiesto que no caía fácilmente en ninguna
diferencia de que en el de Torski la permanencia en "trampa". Cierto que Vania Gálchenko, sentado junto
el diván corrido podía ser interminable, y estaba a él, le daba en el costado codazos puramente
permitido hablar y reír a discreción, mientras que en matemáticos, pero Igor no quería advertirlo y
el despacho de Zajárov había que hacerlo todo a respondió:
media voz para no estorbar. Cierto que también allí - Los americanos también pueden equivocarse,
había excepciones de la regla: el propio Zajárov tan Alexéi Stepánovich. Hay casos en que los rusos
pronto se ponía a charlar, a reír y bromear con los pueden dar ciento y raya a los americanos.
muchachos como les decía severo: - ¿Oyes, Oxana? El peor ejemplo de orgullo
- Os ruego que desalojéis el territorio en el nacional mal entendido. Igor les da a los americanos
cincuenta por ciento. ciento cuatro y raya.
Zajárov nunca se permitía despedir secamente a Oxana no pudo por menos de reírse, poniendo de
los visitantes. manifiesto que no era tan tímida y que sabía dar
Las muchachas penetraron en la habitación del rienda suelta a la risa sin taparse la cara ni hacer
Consejo de jefes, donde produjeron general asombro: melindres. Luego dirigió a Igor una simple pregunta:
¡Oxana con traje de colona! ¡Qué novedad! El único - ¿Cómo haces la cuenta tú?
que no se asombraba nunca era Volodia Begunok: Aunque Igor notó que perdía pie, no quiso darse
abrió la puerta del despacho, se estiró con gesto por vencido:
parecido al de un regulador del tráfico y dijo. - ¿Que cómo cuento? Diez por diez cien; dos por
- Pasad. dos cuatro: total ciento cuatro.
Zajárov se levantó, y los colonos que había en el Oxana miró extrañada a Zajárov, que se abrió de
despacho se callaron, expectantes. brazos y exclamó:
- Vaya, vaya... Una buena colona -dijo Zajárov-. - ¡No hay nada que hacer! ¡Justo! Cien más cuatro
¿Has estudiado en la escuela? son ciento cuatro. Nos damos por vencidos, ¿verdad
- Estaba en el séptimo grado. Oxana?
- ¿Y se te daba bien? Un clamor excitado atajó al director. Los colonos
- Si. abandonaron sus asientos en el diván y gritaron,
Igor Cherniavin, sentado en el diván, aconsejó gesticulando:
alegremente: - ¡No es cierto lo que ha dicho! ¡No es cierto!
- Sólo que debes ser más audaz, Oxana. Porque Alexéi Stepánovich, ¿qué modo de multiplicar es
pareces... un poco pueblerina. ése? ¿Dónde se multiplica así, Cherniavin? ¡Ciento
Wanda se volvió hacia él, enojada, y le espetó: cuatro!
- ¡Mira qué hombre de ciudad nos ha salido! Los muchachos mayores sonreían sarcásticos.
Zajárov se reacomodó los lentes y continuó: Zajárov soltó una carcajada y dijo:
- ¿Así que estudiabas bien? Cherniavin, ¿cuántos - ¿Qué pasa, Igor? ¿Hasta los rusos se ponen en
son doce por doce? contra tuya? Bueno, eso ya lo aclararéis vosotros
- ¿Cómo dice? mismos. Klava, ¿quién será la madrina de Oxana?
- Que cuántos son doce multiplicado por doce. - Yo quería designar a Marusia, pero Wanda...
Igor alzó la vista y calculó aprisa: Ahora bien, Wanda no es colona todavía.
- Ciento cuatro. Wanda se puso al lado de Oxana y dijo con
Banderas en las torres 93

seriedad: - ¿Por qué no duermes, Wanda?


- Alexéi Stepánovich, yo no soy colona, pero... - No tengo sueño.
Zajárov la miró atentamente a los ojos. Callaron - ¿Y qué haces?
los presentes y aguzaron el oído, alargando el cuello. - Pues... aquí mirando.
- Sí... Es un asunto serio. ¿De modo que tú quieres - Ahora mismo te vas a dormir, ¿me oyes?
ser su madrina? - ¿Y si no tengo sueño?
- Sí. - ¿Cómo que no tienes sueño cuando te lo ordeno
El silencio se hizo general. Wanda pasó la vista yo?
por todos los reunidos y sacudió la cabeza, antes de Wanda respondió riendo:
decir: - ¡A la orden! Me voy a dormir inmediatamente.
- Que todo el mundo sepa que yo la defiendo. Detrás de su hombro asomó la cabeza de Klava.
Zajárov se levantó y le tendió la mano: - ¿Con quién estás hablando, Wanda? Alexéi
- Gracias, Wanda. Eres muy bondadosa. Stepánovich, dígale usted que se deje de soñar por las
- Y usted también. noches. Se sienta y se pone a soñar. ¿A qué viene
Solamente entonces, los muchachos se eso?
permitieron exteriorizar sus sentimientos. Se - Yo no sueño, lo que hago es mirar. Pero no lo
abalanzaron hacia Oxana y la rodearon. Alguien volveré a hacer, Alexéi Stepánovich.
exclamó: - Klava, llévatela a dormir.
- ¡Eso sí que está bien! Las muchachas se pusieron a forcejear, gritaron
Avanzada ya la noche, cuando todos dormían, ahogadamente, con agudas vocecillas de ratón, y se
Zajárov arregló su mesa de escritorio, tomó la gorra y ocultaron. La ventana dejó de diferenciarse de las
preguntó a Vitia Torski: otras.
- Escucha, Vitia, ¿de dónde han sacado los
muchachos que Oxana era bracera? 19. El feliz mes de agosto.
- Todos los colonos lo dicen. Todo se hizo en secreto: Zirianski ordenó
- ¿Por qué? repentinamente a los de la cuarta brigada que se
- Dicen que era bracera, sirvienta de un abogado. vistieran de gala después de cenar. Lo extraño fue
Sirvienta no para la casa, sino para el huerto. ¿Acaso que a ninguno se le ocurriese preguntarle el motivo.
no es así? Al notar que los chicos cuchicheaban y se reían,
- Oxana Litóvchenko es hija de un obrero Vania preguntó a Filka en voz queda:
comunista que murió el invierno pasado. Su madre - ¿Para qué será? Dime de qué se trata.
había muerto antes. La recogió el camarada Chorni, Filka le respondió, también en un murmullo:
que no es abogado, sino profesor de Derecho - Va a haber una cosa... ¡la mar de interesante!
Soviético. Estuvo en el frente con el padre de Oxana. Cuando sonó la llamada a asamblea general,
- ¿Y por qué trabajaba ella en el huerto? Aliosha Zirianski los hizo formar en fila india y los
- ¿Qué tiene eso de malo? El huerto lo plantó ella llevó a la sala. Volodia Begunok, que los esperaba en
misma. Eso quiere decir que le gusta trabajar. ¿Acaso el vestíbulo con su trompeta, se colocó al frente de la
los que trabajan son únicamente los braceros? fila, junto a Aliosha Zirianski. En el Club silencioso
Torski se dio una palmada en la frente y exclamó: fueron recibidos con sonrisas y aplausos. La cuarta
- ¡Menudo lío! ¡Aquí lo habían puesto ya de brigada se puso de cara a la asamblea. Luego
explotador!... llegaron Zajárov y Vitia Torski, hablando muy
- Nuestros muchachos son capaces... ¡Son tan animados y miraron enigmáticamente a la cuarta
noveleros! brigada. Vitia abrió la reunión y dijo:
- Habría que explicarlo en una asamblea. - Tiene la palabra el camarada Zirianski, jefe de la
El director se puso la gorra y se sonrió. cuarta brigada.
- No; de momento no hace falta. No se lo digas a Zirianski se puso al frente de sus huestes,
nadie. Se aclarará de por sí. ordenando con voz estentórea:
- ¡A la orden! No se lo diré a nadie. - ¡Brigada, firmes!
Zajárov salió al pasillo. En el vestíbulo ardía una Acto continuo, pronunció el siguiente discurso:
lamparilla junto al centinela, que se levantó de su - Camaradas colonos, los catorce componentes de
asiento y se cuadró. la cuarta brigada, reunidos, han resuelto por
- Buenas noches, Yuri. unanimidad pedir a la asamblea general que se
- Buenas noches, Alexéi Stepánovich. conceda el título de colono a nuestro educando Iván
Zajárov echó a andar por el sendero que corría a Gálchenko. Iván Gálchenko es un buen camarada, un
lo largo del edificio. Todas las ventanas estaban ya trabajador honrado y un muchacho alegre. De él
oscuras. Tan sólo en una había una muchacha con la hablará con mayor detalle su padrino, el colono
cabeza inclinada. La voz de Wanda dijo: Volodia Begunok. ¡Gálchenko, cinco pasos al frente!
- Buenas noches, Alexéi Stepánovich. Vania, azorado y rojo, se colocó junto al jefe de la
94 A. S. Makarenko

brigada. También avanzó Volodia, quien, muy - ¡Aprobado por unanimidad! ¡En pie!
circunspecto, refirió en tono oficial algunos Más asombrado aún, Vania los vio levantarse a
pormenores. Vania llevaba viviendo en la brigada todos. Vladímir Kolos, el colono número uno,
solamente tres meses, pero ese tiempo había sido abandonó su puesto en un apartado rincón del diván
suficiente para conocerlo. Nunca se peleaba con y, atravesando el reluciente piso, se dirigió a la cuarta
nadie, ni llegaba tarde a ningún sitio; hacía todos los brigada.
trabajos bien, pronto y siempre alegre. No bailaba el Llevaba en la mano un pequeño rombo de
agua a nadie: ni al jefe de la brigada, ni al jefe de terciopelo con el emblema de la colonia bordado en
guardia, ni a los colonos mayores. En la jornada de oro y plata.
cuatro horas hacía ochenta machos, y todos estaban - Vania Gálchenko -dijo-, aquí tienes la insignia
contentos de él. Leía diariamente la Pionérskaya de colono. Desde ahora posees los mismos derechos
Pravda, conocía la Historia de la Revolución de que cualquier otro miembro de nuestra colectividad.
Octubre, sabía muy bien quién era Lenin y estaba Los intereses de la colonia y del Estado soviético en
asimismo al corriente de cómo habían sido su conjunto debes ponerlos siempre por encima de
derrotados Denikin, Yudénich y Kolchak. Sabía lo tus intereses personales. Y si alguna vez tienes que
que eran el Dnieprostrói, la colectivización y los defender nuestro país contra sus enemigos, serás un
kulaks. Todo eso lo sabía bien. Decía que cuando luchador audaz, inteligente y sufrido. ¡Te felicito!
saliera de la comuna se haría piloto del Ejército Rojo, Vladímir estrechó la mano a Vania y le hizo
aunque no quería ser de bombardeo, sino de caza. entrega del emblema. Aplaudió la sala entera.
Eso es lo que quería él; ahora bien, el tiempo diría. Aliosha Zirianski abrazó a Vania. Torski levantó la
Vania tenía gran cariño a la colonia. Conocía al sesión y todos rodearon al nuevo colono para
dedillo todas las reglas y leyes internas, había felicitarle y apretar su mano. También se la estrechó
aprendido a marchar en formación y deseaba tocar en Alexéi Stepánovich, que le dijo:
la banda de música. ¡Así era el chico! Como padrino - ¡Bueno, Vania, ahora tente firme! Enséñame el
suyo, Volodia había tenido bien poco que hacer.... emblema. Lida, te estoy viendo en los ojos las ganas
Tomó a renglón seguido la palabra Mark que tienes de cosérselo...
Grinhaus, quien dijo que la organización del - ¡Muchas!
Komsomol apoyaba la petición de la cuarta brigada; La dorada cabeza de Lida se inclinó sobre
en tres meses, Vania se había mostrado merecedor Gálchenko, a quien dijo:
del emblema de la colonia Primero de Mayo, por lo - Vámonos a nuestro cuarto.
que debería darles vergüenza a las brigadas que Vania atravesó por primera vez la puerta del
tenían educandos que llevaban más de cuatro meses dormitorio de la undécima brigada. Las muchachas lo
en la colonia. rodearon, lo sentaron en el diván, lo obsequiaron con
Intervinieron brevemente otros colonos, chocolate, le hicieron mil preguntas y se rieron con
confirmando, sin excepción, que Vania merecía el él. Luego se quitó la blusa, y Lida Tálikova le cosió
honroso título. Klava Kashírina agregó: el emblema en la manga izquierda. Cuando volvió a
- ¡Es un buen colono! Vania siempre va arreglado, ponérsela, las chicas lo hicieron girar varias veces
es muy respetuoso, nadie tiene queja de él, y no cabe ante el espejo. Shura Miátnikova, mirando el espejo
duda de que es nuestro: un trabajador. por detrás del hombro de Vania, se echó a reír,
Alexéi Stepánovich se levantó, se encogió de mostrando unos dientes blancos, grandes e iguales, y
hombros, pensativo, y dijo: exclamó:
- Ya sabéis que mi obligación y mi costumbre es - ¡Fíjate qué guapo estás!
buscar defectos. Pues, bien, a Vania... no le Cuando Vania se despidió de ellas, las chicas le
encuentro ninguno. Lo único que me temo es que gritaron:
vosotros, los de la cuarta brigada, lo echéis a perder a - ¡Vania, ven de vez en cuando por aquí!
fuerza de alabanzas y mimos. Tú, Vania, si alguna Shura Miátnikova las apartó a todas y dijo:
vez te elogian, procura no creerlo demasiado... Hay - De verdad que lo voy a apuntar en el círculo de
que ser exigente consigo mismo. No hay nada peor la biblioteca. Necesitamos allí un muchacho serio.
que un engreído, ¿me entiendes? ¿Quieres venirte a mi círculo, Vania?
Vania estaba como aturdido, pero comprendió Vania alzó los ojos hacia ella. Ni se sentía
claramente lo que Zajárov quería y asintió pensativo. cohibido ni el orgullo lo agobiaba. Simplemente,
Una vez que todos los oradores hablaron, dijo estaba perplejo y encantado por tanta felicidad en una
Vitia Torski: sola tarde. Su experiencia de la vida era muy corta y
- No votan más que los colonos. Los que estén desconocía aún hasta qué punto puede ser feliz el
conformes con que se dé a Vania Gálchenko el título hombre. Las muchachas, de rostros bellísimos, se le
de colono, que levanten la mano. antojaban inaccesibles por su encanto; en su
Se alzó todo un bosque de brazos. De pie junto al animación, en sus magníficas voces, en la limpieza y
jefe de su brigada, Vania estaba alegre y perplejo. aroma de la habitación, y hasta en el chocolate con
Banderas en las torres 95

que agasajaron a Vania había algo emocionante, de modo nuevo, y de modo nuevo funcionaba el
sublime, que ninguna inteligencia humana podría cerebro. ¡Mira que llamar sección el taller de costura
llegar a comprender. Vania, naturalmente, nada o la sección de montaje en el estadio! Hasta entonces
comprendía, y prometió trabajar en el círculo de la no habían comprendido con toda plenitud cuán
biblioteca. míseros y desdichados eran los que trabajaban en el
¡Y pensar que aquélla no era más que una de las estadio y se llamaban "carpinteros".
tardes del dichoso mes de agosto! ¡Cuántos días y Había, sin embargo, palabras que los torneros de
cuántas tardes así quedaban por venir! nuevo cuño procuraban no oír. Así fueron, por
De pronto se supo que Kolka, el doctor, muy ejemplo, las que en presencia de todos pronunció
descontento de la ventilación, había exigido el Alexandr Ostapchin, subjefe de la octava brigada, al
inmediato traslado de los pequeños moldeadores de ver unos tornos recién traídos de Samara:
machos a otra sección. Salomón Davídovich - ¿De dónde ha sacado usted estos trastos,
pronunció en el despacho de Zajárov un discurso en Salomón Davídovich? Son de los tiempos de Dmitri
el que rogó a Kolka que se apiadase de su gastado el Usurpador.
corazón: Por no perder la costumbre, Salomón Davídovich
- Usted, como médico, debe comprender bien que, alargó el labio despectivamente:
si se me dan a diario disgustos con esa chimenea, - ¡Hombre, qué finos nos hemos vuelto! ¡Nadie
hasta el más sano de los corazones puede fallar... quiere más que filigranas modernas! Sean de los
Kolka, pestañeando irritado, dijo a Salomón tiempos de Dmitri o de Efim, nos darán buenos
Davídovich: ingresos.
- ¡Tonterías, el corazón nada tiene que ver con Las palabras de Salomón Davídovich llegaban al
esto! corazón de los peques, mientras que las de Ostapchin
Todo el litigio entre la medicina y la fundición se las llevaba el viento.
terminó en un acuerdo del Consejo de jefes, en virtud Llegó el día glorioso y solemne en que la cuarta
del cual fueron enviados a dicho trabajo colonos de brigada se acercó a los tornos y las manos de los
más edad, entre ellos Ryzhikov, y los peques pasaron nuevos torneros empuñaron por primera vez las
al taller de tornos. Tan insólita e inesperada palancas de los carros-soporte. Las piernas les
bendición del destino impresionó a la cuarta brigada temblequeaban, sus ojos se posaron en las aceiteras
hasta tal punto, que toda ella estuvo ronca unos días. oprimidas en el mandril. Salomón Davídovich, que
¡Torneros! ¿Hay algún cuento o leyenda donde se se hallaba presente, sintió un gran alivio en su viejo y
hable del tornero? En los cuentos y leyendas se habla enfermo corazón.
de la bruja de la pata de hueso, del platillo de oro y la - Sí, ¿a quién tienen que envidiar estos torneros? -
manzanita lozana, de las liebres bondadosas, de las dijo-. La gente se está poniendo imposible... No pide
zorras benévolas, de Moidodir y de Aibolit. más que máquinas de tipo moderno y trabajo
Cualquier tarde apacible, puede uno soñar con los calibrado. Esto, según dicen, no es otra cosa que
ojos abiertos y trasladarse al corazón de una selva desmochar.
fabulosa, a una maraña de vericuetos inexplorados, a Ni a Filka ni a Kiriusha ni a Vania les interesaba
los ámbitos de maravillosos países. Eso es posible, quién se estaba poniendo imposible ni qué sentido
eso es lícito, a nadie le pesa, y los adultos relatan tenía el trabajo calibrado. Obedeciendo a su
dichos cuentos a los niños sin hacerse de rogar. Sin voluntad, se ponían en marcha o se paraban tornos
embargo, probad a pedirles un simple torno (no auténticos, espléndidos, maravillosos: sus cuchillas
hablando ya de un torno de Kolomna o de Moscú), despedían verdadera y rizosa viruta de cobre; pilas de
un simple torno de Samara, y veréis que es un placer aceiteras, también auténticas, aguardaban turno para
mucho menos realizable que el del gorro mágico. ser mecanizadas, aceiteras que en todas las fábricas
¿Un torno? ¡Ni hablar! Machos todos los que quieras. soviéticas eran esperadas con impaciencia.
¿Cepillar chapas en la sección de montaje? También. En el mismo mes de agosto tuvieron lugar otros
Pero, ¿un torno para elaborar metales? ¡No! ¡Eso acontecimientos no menos maravillosos. Empezó a
nadie lo ofrece jamás! funcionar la escuela. Vania Gálchenko ocupó el
Y he aquí que Filka, Kiriusha y Petia Kravchuk primer pupitre en el quinto grado, al que asistía casi
eran torneros. Y Vania Gálchenko, que hasta hacía toda la cuarta brigada -vale decir, la sección de
poco no conocía otra tecnología que la del betún tornos-. En la misma aula, aunque en el último
negro, ¡¡también pasaba a ser tornero! ¡Tornero de pupitre, ocupó también un asiento Misha Gontar, que
metales! Las palabras y sonidos que decían eso se todavía a principios de mes exteriorizaba su
difundían por cada fibra como una música desprecio por la escuela:
embriagadora, y la voz adquiría tonos más viriles, el - ¡Para qué diablos necesito yo ese quinto grado,
porte se hacía más calmoso y en la mente surgían y cuando, de todas maneras, iré a los cursillos de
hallaban inmediata solución las cuestiones más chóferes!
trascendentales de la vida. Los ojos lo miraban todo Su compañero de banco era Petrov II. Tampoco él
96 A. S. Makarenko

tenía necesidad del quinto grado. ¡Qué podían decirle jardín, Semión Kasatkin sacó, no se sabe de dónde,
allí de los aparatos cinematográficos o del una mirada severa, una voz ruda y un porte marcial.
transformador! Pero Alexéi Stepánovich había dicho Colocándose frente a su sección, dijo con enérgico
en la asamblea general: acento:
- ¡Que no oiga yo nada por el estilo de: "Para qué - ¡Basta de darle a la lengua! ¡Gaidovski!
necesito yo la escuela, ya sé bastante"! Al que no Se hizo el silencio, y todos, Gaidovski inclusive,
quiera estudiar voluntariamente, lo haré salir al pusieron la vista en su comandante.
centro, ¿os enteráis? El que sueñe con irse a los - ¡Alinearse!
cursillos de chóferes o de operadores de cine, puede Vania sabía ya que, una vez tocada la señal de
despedirse si saca algún suspenso, porque con esas "formar por secciones", la única autoridad que seguía
notas no mando yo a nadie a ningún cursillo... En en vigor era la del jefe de guardia, y todo lo demás
general, tenedlo en cuenta, quien no quiere estudiar desaparecía: nada de jefes de brigada, ni de Consejo
es un mal ciudadano soviético, y con gente así no se de jefes. No quedaba más que la formación, es decir,
va a ninguna parte. seis secciones, más otra -la séptima- constituida por
Misha Contar, sentado en el último pupitre con la banda de música. Al frente de todas ellas, unos
aspecto sombrío, arrugaba la frente. La piel se le jefes a quienes nadie elegía, pues los designaba
contraía una y otra vez en pliegues horizontales que Zajárov. El trato con aquellos jefes era harto sencillo:
le llegaban hasta la misma cabellera. Pero cuando obedecerlos y asunto concluido.
entraba el maestro y comenzaba la clase, las arrugas Vania era el tercero por el flanco derecho; así le
adquirían posición vertical. Cuando el quinto grado correspondía por su talla. Mientras se alineaba,
lo eligió monitor por unanimidad, Misha se colocó mirando al severo jefe, vio salir a Zajárov con
frente a sus condiscípulos y les dijo: uniforme y emblema de colono, sólo que, en vez de
- Ya que me habéis elegido, os prevengo para que tiubeteika, llevaba gorra. Se detuvo, erguido y
después no lloréis. A la más mínima, os sacaré al austero, ante la formación, pasó lento la mirada desde
centro. Al que no quiera estudiar voluntariamente, lo la orquesta hasta el último pequeñuelo del flanco
obligaremos. Cuando tenga que aguantar la reunión a izquierdo de la sexta sección, y la formación quedó
pie firme, sin atreverse a mirar a la cara a los demás, inmóvil y expectante. Zajárov ordenó con voz
comprenderá para qué se paga a los maestros. Tened insólitamente seca e imperiosa:
en cuenta que no me andaré con bromas. - ¡Destacamento!.. ¡Honor a la bandera! ¡Firmes!
El quinto grado conocía a la perfección la Luego se volvió de espaldas a la formación y
biografía de Misha Gontar y, en particular, sus quedó inmóvil con la mano pegada a la visera. Todos
pasados reveses en la escuela. Sin embargo, el que los colonos se irguieron a su vez, llevándose la
estaba ahora ante la clase no era ya Misha Gontar, diestra a la sien. La orquesta tocó algo nuevo,
sino el monitor. De ahí que nadie pusiese en duda la solemne y muy conocido. Vania no logró determinar
razón que le asistía. Además, la cara de Misha qué era. En la misma posición que los demás, miró
reflejaba una indignación absolutamente sincera. hacia donde miraban todos. Desde la puerta
Igor Cherniavin estaba en el octavo grado. Aún no principal, venía un grupo, al compás de la música.
tenía la seguridad de querer estudiar; pero en el Abría la marcha, con la mano en la sien, la jefa de
pupitre de delante se sentaban juntas Wanda y guardia, Lida Tálikova, seguida de Vladímir Kolos,
Oxana. Por eso el aula se le hacía acogedora y el el primer colono, que llevaba la bandera, escoltado
rostro del joven maestro parecía más simpático. por dos muchachos con fusiles al hombro. Era la
primera vez que Vania veía la bandera de la colonia
20. Kreitser. Primero de Mayo, pero algo había oído de ella. El
Septiembre tuvo un excelente comienzo. El Día abanderado y sus dos asistentes no formaban parte de
Internacional de la Juventud -primero de septiembre-, ninguna brigada de la colonia, sino que constituían
Vania formó por primera vez con los colonos. En una brigada especial, la "brigada de abanderados",
traje de gala, luciendo sus insignias, sus cuellos cuyo alojamiento era una habitación separada: la
blancos y sus tiubeteikas, se pusieron todos en una única que se cerraba con llave al quedar sola. Sobre
fila, a cuya derecha se colocó la orquesta. Vania un pequeño estrado, junto a la pared tapizada de
sabía que, a la hora de formar, él pertenecía a la sexta terciopelo, se conservaba la bandera bajo un
sección, a la que estaban adscritos todos los baldaquino, también de terciopelo.
pequeños. El rubio y delgadito Semión Kasatkin, jefe Kolos llevaba la bandera con admirable facilidad,
de la sexta sección, al que Vania veía alguna vez que como si nada pesase. El dorado vértice del asta
otra con el brazalete de la comisión sanitaria durante apenas se estremecía sobre la cabeza del
las revistas, y al que consideraba un colono como portaestandarte; y el ondulado terciopelo escarlata,
todos los demás, resultó ser muy distinto. Cuando se pesado, elegante, con ornamento de oro, caía sobre el
dio la señal de "formar por secciones" y todos hombro de Kolos.
corrieron a una plazoleta ancha que había frente al La "brigada de abanderados" desfiló ante la
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solemne formación, que saludaba inmóvil, y se además, Kréitser no tenía nada de orgulloso, hablaba
detuvo junto al flanco derecho. En medio de un con suma sencillez y se reía de buena gana cada vez
profundo silencio, Zajárov ordenó: que venía a cuento. Aquel día se presentó, como
- Colonos Shari, Kravchuk y Novak: ¡cinco pasos siempre, inesperadamente para todos. Los colonos
al frente! adoptaron una actitud seria mientras le hacían el
Era llegado el momento de expiar la infracción de saludo, pero al instante se sonrieron, y él los
la orden. Vitia Torski se adelantó, serio, con un secundó:
pliego de papel en la mano, y leyó que se imponía un - ¡Qué alegre es vuestra colonia, camaradas!
voto de censura a fulano y a mengano por faltar a la - Pues, sí... es alegre.
disciplina. Vania estaba exactamente detrás de Filka Kréitser dio dos pasos largos en dirección a la
y vio cómo enrojecían las orejas de su amigo. tribuna; sin embargo, antes de llegar a ella, entornó
Terminada la ceremonia, Zajárov ordenó a los maliciosamente los ojos y se paró en el mismo centro
culpables que se reintegrasen a la formación; ya en que tantos sinsabores había acarreado a muchos.
su puesto, Filka dirigió la vista hacia un lugar - ¿Sabéis una cosa? -dijo-. He venido a elogiaros.
indefinido: probablemente hacia los parajes donde él Se dice que vuestros asuntos marchan.
se imaginaba que debía imperar la justicia. Le contestaron desde diversos puntos:
Pero Zajárov acababa de dar una nueva y - ¡Sí que marchan!... ¡Pero, díganos con detalle de
complicada orden. Resonó una marcha, y algo qué se trata!
sucedió en las filas, que se quebraron en varios - Está bien, os lo diré: se os ha retirado del
lugares. Cuando Vania quiso percatarse, la columna, presupuesto. ¿Sabéis lo que eso significa? Pues
de a ocho en fondo, se había puesto en movimiento significa que desde ahora dejáis de vivir a cargo del
por la carretera. Vania se dio cuenta de que iba en la Estado y viviréis por vuestra propia cuenta,
primera fila de su sección. Ante ella marchaba, valiéndoos de vuestros recursos. A mí me parece
destacado, el jefe, Semión Kasatkin; más adelante, un estupendo.
mar de tiubeteikas doradas y, allá a lo lejos, el aúreo Los colonos respondieron con aplausos.
vértice de la bandera. Kasatkin, sin variar el paso, - Os felicito, os felicito. Pero es poco...
volvió la cabeza y dijo enfadado: - ¿Poco?
- ¡Gálchenko, marca bien el paso! - ¡Poco! ¡Hay que ir más adelante! ¿No es
Hasta que llegaron a las primeras casitas de la verdad?
calle Joroshílovka, Vania tuvo tiempo de - ¡Sí!
compenetrarse perfectamente con la formación. Se le - Vuestros locales de producción son pésimos,
hizo muy fácil guardar el paso y, más todavía, verdaderos cobertizos.
mantenerse alineado en la larga fila. Aquello no era Confirmó una voz solitaria:
sólo fácil, sino entretenido. En las aceras de la - ¡Un estadio!
Joroshílovka se reunía la gente para contemplar - Eso es, precisamente un estadio -accedió jovial,
admirada a los colonos. Cuando entraron en la calle Kréitser, buscando al punto con los ojos a Blum-.
principal de la ciudad, la orquesta tocó con mayor ¿Oye usted, Salomón Davídovich?
brío. Pasaba la columna entre una compacta - Ya hace tiempo que lo vengo oyendo.
muchedumbre, y sólo entonces comprendió Vania - Pues... las máquinas...
hasta qué punto era hermosa la formación de la - ¡Eso no son máquinas, sino cabras!
colonia. Por último, los colonos se fundieron con las - ¡Cabras, eso es!
engalanadas columnas de la manifestación: se Kréitser tomó asiento en un peldaño de la tarima,
cruzaron con un regimiento del Ejército Rojo y le entre un racimo de chicos y, de pronto, miró
hicieron el saludo; desfilaron al lado de unas seriamente a la asamblea y dijo:
muchachas de trajes celestes, junto a unos deportistas - Vamos a ver, ¿por qué no construimos una
de brazos desnudos y junto a una gran columna de verdadera fábrica, eh?
escolares bulliciosos, con ropas de distintos colores. -¿Cómo es eso? -interesóse Torski.
Todos miraban complacidos a los colonos, los Kréitser infló los labios y exclamó:
saludaban, les sonreían y se asombraban al ver la - ¡Pues sí que es difícil comprenderlo! La
nutrida orquesta; a las mujeres les gustaba sobre todo construimos y compramos la maquinaria.
la sexta sección, la más menuda y la más seria. - ¿Y los monises?
Por la tarde llegó Kréitser para asistir a la - Algo tenéis ya: trescientos mil rublos. ¿No es
asamblea general. Kréitser visitaba la colonia rara así?
vez. Los colonos querían mucho a aquel hombre de - Es poco.
cara ancha, siempre rasurada, ojos sonrientes y - Sí, es poco. Se necesita... Se necesita... un
rebelde cabellera que se le desparramaba sobre la millón. Cierto que no es mucho lo que tenéis.
frente. Ya era importante de por sí que se tratase del Filka gritó:
presidente del Comité Ejecutivo de la región; pero, - Pues que nos preste el Comité Ejecutivo...
98 A. S. Makarenko

- ¿Que os preste? ¿A vosotros? No es negocio, aire y profirió un grito. Kréitser aceptó su apretón de
¿me entendéis? Necesitáis un préstamo de setecientos manos con igual entusiasmo juvenil. Se gritaba en
mil rublos, y no disponéis más que de trescientos mil. todas partes, todo eran risas, todos saltaron del diván.
Pero, ¿sabéis una cosa, muchachos? Esperad un Torski vociferó:
poco. - ¡Orden, camaradas!
Se puso en pie con agilidad juvenil y explicó: Pero Kréitser dijo, encogiéndose de hombros:
- ¡Hay solución! ¡De verdad que la hay! El - ¡Qué orden! ¡Vamos a construir una fábrica,
Comité os presta cuatrocientos mil, y vosotros ganáis Vitia!
trescientos mil. Salomón Davídovich, ¿qué tiempo El propio Vitia comprendía que no era cosa de
haría falta para que reunieseis trescientos mil rublos exigir un orden demasiado ejemplar.
más?
Salomón Davídovich avanzó, movió los dedos, 21. Lagrimas mecánicas.
frunció los labios y respondió: La nueva fábrica, de la que bien poco podía
- Con colonos como los nuestros -muy buena decirse por el momento, hizo perder la cabeza a todos
gente, os lo aseguro- no se necesita tanto: un año. los colonos. Y lo asombroso fue que ni siquiera este
- ¿Nada más? regalo agotó el rico bolsillo de la suerte.
- Un año, y quizá menos. Un buen día, Vitia Torski entró corriendo en el
Kréitser miró a Zajárov, que esbozaba una comedor a la hora del almuerzo.
sonrisa. No obstante su seriedad y sus cargos de secretario
- ¡Anímese, Alexéi Stepánovich! del Consejo de jefes de brigada y de miembro del
Zajárov se rascó la nuca sin disimulo y contesto: buró de la organización del Komsomol entro
- Llevamos tiempo pensando en eso. Lo que despeinado, enardecido, y gritó, gesticulando:
ocurre es que en un año no ganaremos ese dinero. - ¡Muchachos, qué novedad! ¡No sé ni cómo
Nuestra maquinaria está en las últimas, no hay por contada!
qué negarlo. Apenas se tiene de pie. En efecto, jadeaba y, a todas luces, se le hacía
Salomón Davídovich se levantó de su asiento con difícil hablar.
un jadeo. Todos se levantaron: tenía que haber sucedido
- La maquinaria -terció- está dando las boqueadas, algo realmente extraordinario para que el propio
pero creo que nos arreglaremos mal que bien. Vitia Torski gritase, fuera de sí.
- Pido la palabra, pido la palabra. - ¿Qué pasa? ¡Habla, Vitia!
El que levantaba la mano era: Sancho Zorin. - ¡Kréitser, el Comité... nos ha regalado... un
- Quiero decir que en un año ganaremos los camión de tonelada y media... nuevo! ¡Un camión!
trescientos mil rublos, eso pueden dado por hecho. - ¡No puede ser!
Todos los muchachos dirán lo mismo. - ¡Si ya está aquí! ¡En el patio! ¡Y el chofer está
- ¡Los ganaremos! -confirmaron desde el diván. aquí también!
- Si nos ayudan ustedes, habrá fábrica nueva. Vitia Torski hizo un ademán con la mano y echó a
Queda por aclarar qué clase de fábrica, aunque eso es correr. Todos se lanzaron hacia la salida,
cuestión aparte. Lo que yo propongo es lo siguiente: abandonando en las mesas los platos de sopa, y
si ganamos esa suma y ustedes nos ayudan, resonaron pisadas presurosas en la escalera; los que
tendremos los medios suficientes dentro de un año. no pudieron alcanzar la puerta, se precipitaron hacia
Luego, la construcción se llevará otro tanto. Por las ventanas, poseídos de jubilosa excitación. En el
consiguiente, pasarán dos años, y es una lástima. patio había, efectivamente, una camioneta nueva de
Fijaos bien; por todas partes están cumpliendo el plan tonelada y media. Los colonos la rodearon por los
quinquenal en tres años y hasta en dos y medio. cuatro costados, y algunos de la cuarta brigada se
¿Verdad que nosotros no debemos ser menos? subieron a la caja. El propio Gontar, pese a su salud
Propongo que empecemos, ya: ¿Para qué va a estar de hierro, tuvo que ponerse la mano en el corazón.
inactivo nuestro dinero cuando podemos comenzar? Un hombre moreno y flaco, de pie junto a la cabina,
Y usted también... ¿sabe?... no sé cómo decírselo... contemplaba tímidamente a los colonos con sus ojos
- ¿Que os preste el dinero ya? oscuros. Zirianski le gritó:
- No en este preciso momento... pero... - ¿Eres el mecánico?
Sancho miró tan tiernamente a Kréitser, que nadie - El chofer.
pudo contener la risa. Como los demás le lanzaran - ¿Cómo te apellidas?
miradas parecidas, Kréitser gritó a Zajárov, - Vorobiov.
indicando con el dedo a la asamblea: - ¿Y te llamas?
- ¡Cómo me miran, cómo me miran! ¡Así - Piotr.
reventéis!... ¡Está bien, está bien, muchachos! ¡Hoy - ¡Muchachos! ¡A mantear al chofer Piotr
mismo os asignaremos los cuatrocientos mil rublos! Vorobiov!...
Zajárov saltó de su asiento, agitó el brazo en el La idea fue acertadísima. El chofer se vio asaltado
Banderas en las torres 99

desde lo alto del camión y desde tierra. Sonó algo reír, mirando a Vania:
semejante a un "¡hurra!" Vorobiov tuvo tiempo de - Sí, amiguito...
palidecer y estremecerse, pero no de abrir la boca. - ¿Cómo voy a trabajar así? Paro la máquina, me
Un instante después, sus flacas piernas, hundidas en pongo a colocar la aceitera en el mandril, y echa a
las anchas cañas de sus botas, volaron por encima de andar. Puede llevarme la mano...
los manteadores. Cuando lo colocaron en tierra, ni Salomón Davídovich estaba ya detrás de ellos.
siquiera se arregló el traje: miró asombrado en torno Zajárov lo reconvino:
suyo y preguntó: - ¡Salomón Davídovich! Esto... pasa ya de la
- ¿Qué clase de gente sois? raya...
Gontar le respondió con la mayor expresividad de - ¿Qué tiene el asunto de particular? ¿No te había
que era capaz, agachándose un poco y, él sabría por hecho yo un dispositivo?
qué, hendiendo el aire con la mano: Vania metió la mano bajo el torno y sacó un trozo
- Camarada Vorobiov, somos soviéticos, ¿sabes?, de alambre oxidado:
gente cabal... gente nuestra... ¡Pierde cuidado! - ¿Acaso es un dispositivo?
Los chicos de la cuarta brigada, comprendido En los extremos del alambre había sendos ojales.
Yania Gálchenko, no atribuían gran importancia a las Vania enganchó uno a la palanca de palo y el otro a
conversaciones ni a la exteriorización de los un ángulo de la bancada. El torno se detuvo. Vania
sentimientos. Después de inspeccionar la caja del desenganchó el ojal de la bancada, y la máquina
camión, la emprendieron con el motor, establecieron volvió a girar, pero el alambre quedó suspendido ante
de qué sistema y marca era, discutieron un instante los propios ojos del tornero. La voz de Porshniov dijo
sobre otros sistemas y llegaron a la conclusión a espaldas del grupo:
unánime de que el camión era nuevo y que todo el - ¡La última palabra de la técnica!
tesoro industrial de Salomón Davídovich, incluidos Salomón Davídovich volvió la cara, presto al
los tornos de Samara, no valían un pepino en contraataque, y el muchacho sonrió lleno de bondad;
comparación con él. La idea de la nueva fábrica -y la sus ojos, de cejas negras y tupidas, miraban
realidad del flamante camión- habían quebrantado en afectuosamente. Porshniov añadió:
gran medida su respeto a los tornos. El júbilo que - Palabra de honor que eso no sirve, Salomón
hacía muy poco los embargara, al incorporarse al Davídovich.
noble trabajo de los metalúrgicos, se manifestaba - ¿Por qué no sirve? No será la última palabra de
ahora en forma muy distinta. Hasta Vania la técnica, pero se puede trabajar.
Gálchenko, tan sensato y ajeno a los caprichos, se - ¿Trabajar? Para hacer esa operación hay que
había presentado no hacía mucho en el despacho de detener el torno unas cinco veces por minuto. ¿Cómo
Zajárov durante las horas de trabajo y, aunque trató se va a poner a atar y desatar? Además, ese alambre
de hablar concretamente y de contener las lágrimas, que cuelga se mete en el carro-soporte.
rompió a llorar: Salomón Davídovich sólo acertó a objetar:
- ¡Fíjese usted, Alexéi Stepánovich! ¿Qué es - ¡Claro! Si pusiéramos tornos ingleses...
esto?.. La polea está estropeada... Y por más que lo Alguien gritó desde un ángulo del local:
he dicho... - ¿Y éstos, de dónde son?
- ¿Por qué lo tomas tan a pecho? Lo que hace falta Desde otro ángulo contestaron:
es arreglarla. - Esos no son tornos, ¡son cabras!
- Es que no la arreglan. Y él me dice que trabaje. Zajárov movió tristemente la cabeza.
Así no se puede trabajar. - Lo cierto es... que esto produce una impresión...
- Vamos para allá. deplorable, Salomón Davídovich.
Lleno de pesar, Vania siguió a Zajárov por el - La cosa está clara: ¡se hará una reparación
patio. Ya había dejado de llorar. Al entrar en la general!
sección de mecánica, se adelantó a Alexéi Zajárov dio media vuelta y salió de la sección.
Stepánovich y corrió en dirección a su máquina: Salomón Davídovich miró a Vania con cara de
- Mire usted. reproche:
Vania se subió a un tabladillo que había al pie de - ¿Qué necesidad tenías de ir a quejarte? Como si
la máquina y la puso en marcha. Después corrió Volonchuk no te pudiera arreglar el torno.
hacia la derecha la palanca de la transmisión: un palo Bajo la mano de Salomón Davídovich se asomaba
que colgaba del techo. El torno se detuvo. ya el cetrino rostro de Filka:
- Por más que miro, no veo nada. - ¿Cuándo va a hacerse la reparación general?
De repente, la máquina echó a andar, girando - ¡No es posible hacerla a todas las máquinas!
entre silbos y chirridos, como todas las de la sección. ¿Creéis que es coser y cantar? La reparación general
Zajárov levantó la cabeza: el palo había descendido, es la reparación general.
deslizándose hacia la izquierda, y la polea se había - ¿Y si hay que hacerla?
puesto en movimiento. Alexéi Stepánovich se echó a - Lo que tú tienes que hacer son aceiteras. No me
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des más la lata con tu reparación general. Volonchuk otro sitio. ¡Hace falta un guarnicionero permanente!
le pondrá una tuerca. -¡Mucha falta! Ahora pedís guarnicioneros, y
- ¿Cómo que una tuerca? Se tambalea todo, el mañana necesitaréis a alguien que engrase, y después
carro soporte está estropeado. barrenderas.
- Tú no eres el único en la sección. Volonchuk le Sadóvnichi arrojó la llave al poyo de la ventana y
pondrá una tuerca y ya verás cómo funciona. quiso marcharse.
Cinco minutos más tarde, ya estaba en acción. - ¿A dónde vas?
Volonchuk. Llegóse a Filka con un cajón de madera - ¿Qué quiere usted que haga? Esperaré al
donde llevaba infinidad de medicamentos guarnicionero.
maravillosos para todas las máquinas. Filka suspiró - ¿Tan difícil es coser una correa? Bien podrías
satisfecho. Pero Salomón Davídovich no pudo gozar hacerlo tú.
mucho tiempo de la bonanza. A los pocos minutos Salomón Davídovich terminó por causar la
gritó a Borís Yanovski: hilaridad de la sección mecánica. También
- ¿Por qué no trabajas? Sadóvnichi se reía:
Por toda respuesta, Borís le volvió enfadado la - Salomón Davídovich, es una correa y no un
espalda. zapato.
Había cosas que podían acabar hasta con la Tenía derecho a hablar así: en sus tiempos había
paciencia de Salomón Davídovich. Fuera de sí, trabajado de aprendiz de zapatero.
vociferó a Volonchuk:
- ¡Es una vergüenza, camarada Volonchuk! 22. La palabra.
¿Cuánto tiempo va a estar dándole vueltas a esa Ni el propio Zajárov se imaginaba cómo sería la
tuerca? ¿No está usted viendo que la polea de fábrica nueva. Pero lo que sí sabían todos era que en
Yanovski no funciona? ¿Le parece bonito que esté un año tenían que economizar trescientos mil rublos
parada, que Yanovski esté parado, y que yo le pague "limpios", cosa nada fácil porque la colonia había
a usted el sueldo? sido "retirada del presupuesto", y todos sus gastos
Volonchuk continuó rebuscando en el cajón de los debían cubrirse con las ganancias de los talleres
prodigios y replicó ensombrecido: dirigidos por Salomón Davídovich, quien,
- Esa polea hace tiempo que había que tirarla. inesperadamente para sí mismo, se había convertido
- ¿Cómo tirarla? ¿Tirar una polea como ésa? ¡Qué en la única fuente de ingresos. El primer perjudicado
ricos se han vuelto ustedes, el diablo les lleve! ¿Esa fue Kolka, el doctor, que se quedó sin rayos
polea, para que usted se entere, puede servir todavía ultravioleta. Luego, las chicas de la quinta y de la
diez años? ¡Póngale inmediatamente una chaveta! undécima brigadas: venían pensando en comprarse
- De todas maneras, seguirá moviéndose. nuevas faldas de lana, y comprendieron de pronto
- ¡Y usted seguirá moviendo la lengua! ¡Póngale que habrían de renunciar a ellas. Cientos de libros
la chaveta ahora mismo! empaquetados en la biblioteca para mandarlos a
Volonchuk levantó la cabeza, se rascó la nuca y, reencuadernar, fueron nuevamente desatados. Piotr
sin demasiadas prisas, colocó una escalera para Vasílievich Málenki solicitó cien rublos para el
revisar la polea. automóvil de remos y recibió de Zajárov la siguiente
- La chaveta ya se le puso ayer -dijo. respuesta:
- Eso fue ayer, pero hoy es hoy. Ayer cobró usted - El automóvil de remos puede esperar.
su salario y hoy lo cobrará también. Zajárov dio una explicación escueta en la
Salomón Davidovich levantó, a su vez, la cabeza, asamblea general:
pero Filka le tiró de una manga y le preguntó: - ¡Camaradas! ¡Hay que apretarse los cinturones!
- ¿Qué hacemos con mi torno? ¡Preparaos!
- Ya te lo he dicho: te pondrán una tuerca. Todos estaban dispuestos a apretarse los
- Pero es que ahora anda liado con eso... cinturones y a nadie se le ocurrió la menor objeción.
- Pues te esperas... Hasta en los dormitorios se habló poco del asunto. A
De pronto, desde el rincón más lejano, llegó un lo que mayor atención prestaba la cuarta brigada era
grito desesperado de Sadóvnichi: a los problemas de la sección mecánica. Se precisaba
- ¡Otra vez se ha roto la correa! ¡Maldita sea, no economizar trescientos mil rublos con máquinas tan
pueden contratar a un guarnicionero! malas. Este era el tema principal que se discutía
Salomón Davídovich, siempre sensato y experto, activamente en la cuarta brigada. Pero en las otras
siempre enérgico, se plantó junto a Sadóvnichi y brigadas dominaba a los muchachos una terrible
dijo: preocupación: ¿de dónde iban a sacarse aquellos
- Pero sí estuvo aquí el guarnicionero y yo le trescientos mil rublos? Según los cálculos, resultaba
ordené que arreglase todas las correas. ¿Dónde que no había de dónde. No obstante, al día siguiente
estabais entonces? de la llegada de Kréitser aumentó en vez y media la
- La empalmó, pero hoy a vuelto a romperse por producción de aceiteras. El mismo Salomón
Banderas en las torres 101

Davídovich no acertaba a comprender cómo había - Nadie quiere ofenderle, Salomón Davídovich.
ocurrido aquello. Revisó varias veces las cifras y Usted afirma que los moldes estarán listos para el 1º
comprobó que, en efecto, salía un aumento de vez y de octubre. Y yo afirmo que no lo estarán ni para el
media. Ni siquiera quiso informar a Zajárov de su 15.
descubrimiento. Esperó un día y otro: y la Salomón Davídovich miró con los ojos
producción, venga a subir. Pero crecían también en la enrojecidos a todos los presentes y, dando media
sección las protestas contra los defectos, y, por vuelta, abandonó el local. En medio del silencio,
último, empezó a faltar metal fundido. Se hizo profirió, indignado, Mark Grinhaus:
evidente que los moldes no bastaban. De ello se - ¡Esos no son modos, Zirianski! ¿Cómo se puede
habló varias veces en la asamblea general en tono tratar así a una persona? Ha dado palabra.
más y más alto, hasta que estalló el escándalo. Ahora fueron los ojos de Zirianski los que
Zirianski comenzó, con aparente calma: enrojecieron. Blandiendo el puño clamó:
- Hablemos ahora de los moldes. Son viejos y - ¡Yo también doy palabra! Y si no se cumple lo
pocos y están llenos de agujeros. Salomón que digo, echadme de la colonia.
Davídovich ha prometido mil y mil veces: mañana, - Sin embargo, no llevas razón -resonó
dentro de una semana, dentro de dos. Fijaos en lo que inopinadamente la voz de Volenko.
pasa por las mañanas. Los torneros, a medio - Eso ya se verá.
desayunar, y algunos sin desayunar incluso, salen -Pues, a pesar de todo, te digo que no llevas
corriendo para la fundición; cada cual echa mano a razón. No hay por qué discutir una cosa que todos
cuantas aceiteras puede, y a los que llegan tarde no sabemos muy bien: el 1º de octubre no estarán listos
les queda más remedio que esperar hasta que se los nuevos moldes.
saque y se enfríe la colada de la mañana. ¿Puede eso - ¿Lo ves?
llamarse técnica? - No veo nada. Lo que sé es que Salomón
Por si eso fuera poco, Zorin, que no era Davídovich cree, ¿entiendes?, cree que estarán
metalúrgico, sino carpintero, también tomó la hechos. Y él pone de su parte lo que puede. O sea,
palabra: que no miente. Y tú, Aliosha, no te paras en barras y
- A Salomón Davídovich le da lástima gastar mil ofendes a un anciano tan bueno como él.
rublos en moldes. ¿Y si por no gastarlos se nos viene - Yo no lo he ofendido; lo que he hecho ha sido
por tierra el plan? discutir.
- ¡Pido la palabra! -dijo Salomón Davídovich, - Discutir es una cosa y ofender es otra. Yo no
perdida la paciencia-. ¿Qué es lo que estáis diciendo? digo que lo hayas hecho adrede...
¿Acaso no sé yo lo que pasa con esos moldes? Pronto - Déjate de tonterías, Volenko. Aquí estamos
tendremos más. Los haremos. tratando el problema de los moldes, un asunto
Alguien gritó: práctico, y tú nos sales con tus bondades. Para ti
- ¿Cuándo? ¿En qué plazo? todos son buenos y a nadie debe ofenderse. Y yo lo
- Dentro de dos semanas. veo de otra manera. ¿Hacen falta moldes? Pues
Zirianski entornó los ojos con malicia y preguntó: vengan moldes, y que se nos diga cuándo los
- ¿De modo que los tendremos para el 15 de tendremos listos. ¿A qué andar engañando a toda la
octubre? colonia? ¿Qué necesidad hay de eso?
- He dicho que dentro de dos semanas. Por La asamblea seguía la disputa con vivo interés,
consiguiente, estarán para el 1º de octubre. sin que por los semblantes pudiera discernirse de qué
- ¿Quiere decirse que el 15 de octubre sin falta? parte estaban los colonos. La deducción que podía
- Sí, sin falta el 1º de octubre. hacerse era la de que Zirianski llevaba razón, pero no
Comenzaron a sonreír en la sala. Salomón había por qué ofender a nadie. Igor Cherniavin,
Davídovich adoptó entonces una postura solemne y sentado en el diván entre Nesterenko y Zorin, sintió
extendió el brazo hacia adelante. también el deseo de tomar la palabra y exponer su
- ¡Doy palabra -exclamó- de que estarán el 1º de criterio. Sin embargo, no tenía costumbre de hablar
octubre! en público y, por otra parte, no se había formado una
Hubo un estallido de risas. Hasta Zajárov se opinión clara de las cosas. Siempre le había dado
sonrió. Salomón Davídovich enrojeció y, enfurecido, lástima de Salomón Davídovich: todos lo atacaban,
se plantó en mitad de la sala. todos le exigían esto y lo de más allá, y desde el
- ¡Me estáis insultando! -exclamó-. ¿Qué derecho amanecer hasta el toque de retreta trajinaba el pobre
tenéis vosotros, unos chiquillos, a ofender a un por toda la colonia; pero Igor comprendía también la
anciano como yo? razón de la constante y aguda crítica a que los
Se produjo un silencio embarazoso. ¿En qué iba a colonos sometían la "industria" de Salomón
parar todo aquello? Pero Zirianski avanzó también Davídovich. En efecto, si se miraba, por ejemplo, la
hacia el centro y, encarándose seriamente con sección de montaje, se veía todo el patio atestado de
Salomón Davídovich, dijo, fruncido el ceño: madera, pero ¿qué madera era aquélla? Salomón
102 A. S. Makarenko

Davidovich se había agenciado, por cuatro cuartos, cuando vuelve, lo acosan por todas partes... Decidme,
naturalmente, varios camiones de recortes de roble, a por favor, si eso es vida. Yo aprecio a Salomón
no dudarlo de la peor calidad: roble nudoso, veteado. Davídovich, palabra de honor que lo aprecio...
Cada travesaño hecho de tal madera se agrietaba. Los ¡Oh sorpresa! Los colonos rompieron a aplaudir.
trozos con grietas o con los agujeros de los nudos En el primer instante, Igor ni siquiera daba crédito a
debían ser desechos ya en la sección de máquinas, sus oídos: unos sonidos insólitos y extraños habían
pero Ruslán Gorójov contaba, hecho una furia, que interrumpido sus palabras; miró, y vio que estaban
Salomón Davídovich había exigido que no hubiera aplaudiendo, estaban aplaudiéndole a él, a Igor
desperdicio alguno. ¿Quién salvaría, pues, la Cherniavin, aunque los rostros conservaban todavía
situación? Wanda, Wanda lo rellenaría todo con su una sonrisa irónica. Rojo como la grana, cohibido,
mezcla maravillosa. Pero la butaca entera no podía sintió el deseo de ocultarse, pero la pesada mano de
ser de la mezcla de Wanda. Igor Cherniavin se Nesterenko cayó sobre su rodilla:
decidió y levantó la mano. Torski le concedió la - ¡Bravo, Igor, bravo! ¡Eres una buena persona!
palabra, y los ojos de todos los presentes se fijaron Igor oyó la voz de Zajárov, que empezó a hablar
estupefactos en Igor: ¡Un educando, y pedía ya la pronunciando su apellido:
palabra! - Cherniavin ha dicho lo que pensamos todos. Los
Igor se levantó arrojadamente, pero apenas moldes tienen importancia; en eso lleva razón
despegó los labios cayó en la cuenta de que hablar en Zirianski. ¡Pero el hombre es más importante,
una asamblea era harto difícil. amigos! Volenko, has hecho muy bien saliendo en
- ¡Camaradas! Decidme si es justo eso. Se le defensa del viejo. Creo que ha llegado el momento de
entrega a Wanda Stadnítskaya simple serrín y... hablar con el debido detenimiento acerca de Salomón
¿quieren ustedes una butaca? Tomad, por ejemplo, Davídovich. Sólo ruego que guardéis mis palabras en
un travesaño y haced el favor de mirarlo... secreto. ¿Seréis capaces?
- Cíñete al asunto -lo interrumpió Torski. Zajárov, sonriente, pasó la mirada en torno. Todos
- ¿Qué? los rostros, sin excepción, afirmaban que los
- Que te dejes de travesaños y hables de lo que ha doscientos colonos eran capaces de guardar cualquier
dicho Zirianski. secreto. Alguien miró, receloso, a las muchachas, y
- ¡Claro que sí! A eso voy. Hay que comprender una de ellas protestó enérgicamente:
las cosas; tened la bondad de comprender la - ¿Qué miras tú? De tu lengua sí que no me fío
situación. yo...
- ¿La de quién? -preguntó Zorin sin levantarse. - ¿De mi lengua? ¡Vaya!
Igor cazó al vuelo su mirada maligna y alzó Zajárov comprendió que podía estar seguro de
valeroso la mano. ¡Maldición! Le había salido un que todo quedaría en secreto.
ademán torpe como los de Misha Gontar; cierto que - Ya veo que no se lo diréis a Salomón
la mano se había levantado con mucha energía, pero Davídovich. Eso está muy bien. Vamos, pues, a
no en la dirección deseada y, luego, se había detenido ponernos de acuerdo. Debemos exigirle orden, la
ante el vientre, suspendida del modo más estúpido y reparación general, buena calidad de la producción y
torpón, como si fuese de madera. Igor la miró un nuevos moldes. Eso debemos exigírselo. Pero
momento, pero acto seguido percibió, aunque por un convengamos en lo siguiente: hay que hacerlo
pequeñísimo instante, la pérfida sonrisa de una amistosamente o, por lo menos, con todo respeto.
muchacha. ¡Estaba claro que no podía callarse! Su Tened en cuenta que hay personas a quienes se les
frente se cubrió de sudor. Se lo enjugó con la manga hace muy cuesta arriba adquirir buenos modales,
y emitió, inesperadamente para sí mismo, un suspiro pero hay que adquirirlos. Lo cortés no quita lo
bastante sonoro. Una risa sutilísima, casi inaudible, valiente, ni mucho menos. Uno puede manotear,
se dejó oír y voló más allá del Club silencioso. Igor echar centellas por los ojos y vociferar: "¡Fuera de
alzó los ojos, prestó oído, volvió a suspirar y... se aquí, tal y cual, pedazo de canalla!", y puede decir
sentó. con finura: "Haga el favor de marcharse".
Todos prorrumpieron en carcajadas. Igor, Zajárov pronunció la última frase con
enojado, volvió a levantarse y gritó: extraordinaria finura, y hasta se inclinó un poco, pero
- ¿De qué os reís? ¡Hay que ver la tabarra que le la fuerza del ruego era tan persuasiva y segura, que la
estáis dando con los moldes! ¿Os creéis que para él asamblea general no pudo reprimirse y estalló en
es cosa fácil? Vosotros mismos decís que es preciso risas. Uno de los presentes dijo:
ganar trescientos mil rublos... ¡Pues sin Salomón - ¡Eso, tratándose de gente nuestra!
Davídovich no ibais a ahorrar ni cinco! Vosotros - ¡Exacto! Me refiero a los nuestros. Pero, no
estáis todavía tomando el té... tratándose de amigos, el quid no está tampoco en los
- ¿Y tú? -interrumpió no se sabe quién. denuestos, sino en la fuerza. Un fusil aventaja todos
- Yo también, sí. Nosotros estamos todavía los insultos. Pero Salomón Davídovich es de los
tomando el té, y él va ya camino de la ciudad; y nuestros, bien lo sabemos todos, y Cherniavin se ha
Banderas en las torres 103

expresado con mucho tino. Las empresas de la - Mijaíl Osipovich, yo soy ingeniero Y no tengo la
colonia son viejas, artesanas; trabajar en ellas no es obligación de comprender todos esos romanticismos.
nada fácil, pero tampoco lo es dirigirlas. ¿Me - ¡Je, jet -soltó una risita Kréitser-. Resulta que
entendéis bien, muchachos? eres un ser romántico, Kiriusha.
En rigor, todo estaba claro. Únicamente Zirianski Kiriusha hizo un guiño de inteligencia y escapó de
salió del Club silencioso con aire descontento, allí. Volodia, con su trompeta, convocó a reunión del
repitiendo sin cesar: Consejo de jefes de brigada y preguntó a Kiriusha:
- ¡Ya veremos lo que hace para el 1º de octubre! - ¿Qué te ha dicho ese viejo?
Cherniavin, en cambio, subió de cuatro en cuatro - Algo que no entendí. Dice que es ingeniero.
los escalones, muy alborozado: acababa de En la sala del Consejo de jefes no cabía un alma.
pronunciar un discurso bastante bueno, su primer No se sabe qué vientos habían propagado por la
discurso en la colonia, y Zajárov había estado de colonia el rumor de que un ingeniero recién llegado
acuerdo con él. ¡A ver si los chicos dejaban de iba a hablar de la nueva fábrica. Vania Gálchenko fue
creerse que Cherniavin era un novato cualquiera! ¡El uno de los primeros en tomar asiento en el diván.
educando Cherniavin! Aquello lo sacaba de quicio Había también muchos adultos: profesores, maestros
hacía ya tiempo. Vania Gálchenko era un buen chico, de secciones y hasta Volonchuk, que, metido en un
pero había llegado a la colonia un mes después que rincón, miraba desde allí melancólico e incrédulo.
Igor y ya le habían dado la insignia, mientras que en Kréitser, los ojos entornados, pasó la mirada por
la octava brigada a nadie se le ocurría plantear la la asamblea, intercambió un guiño con Zajárov y
cuestión de Cherniavin. Como tratarlo, lo trataban comenzó a hablar:
bien: reconocían que era un muchacho leído, - Bien, muchachos. Nuestra empresa se pone en
consideraban justas sus opiniones sobre muchos marcha.
problemas de la vida, y, sin embargo, nadie había Os presento al ingeniero Piotr Jetróvich
dicho media palabra sugiriendo que había que Vorgunov. El y yo tenemos un plan para la nueva
presentarse a la asamblea general y manifestar: es un fábrica. Un plan interesante, muy interesante, que ha
muchacho con tales y tales cualidades; vive así, gustado mucho allí, en la ciudad. Haremos una
trabaja así, estudia de tal o cual manera. ¿Sería fábrica de instrumentos eléctricos. Piotr Petróvich,
posible que siguieran recordando aquel malhadado tenga la bondad.
beso del parque o su negativa a trabajar en los El ingeniero Vorgunov ocupó toda la mesa de
primeros días? Vitia Torski. No miró a los colonos ni contestó a
¡Cosa extraña!, Igor no había tenido tiempo de Kréitser, siquiera con la vista. Su aspecto era pesado
acabar su pensamiento, cuando Nesterenko dijo: y sombrío. Su cabeza, grande, de escaso cabello gris,
- Muchachos, creo que Cherniavin lleva ya se movía con lentitud. Abrió un maletín del que
bastante tiempo de educando. Podrán quedarle extrajo una maquinilla brillante y enigmática,
algunas fantasías, pero estimo que se le curarán. parecida a un revólver de gran calibre. Sosteniéndola
¿Qué necesidad hay de que en nuestra brigada con cierto esfuerzo, empezó a hablar en voz baja y
sigamos teniendo educandos? ¿Qué te parece a ti, fría como quien cumple una obligación desagradable.
Sancho? - Esto es un taladro eléctrico, o sea, que funciona
Y el muy pícaro de Sancho gritó con voz de por electricidad. Este es el cordón, que se conecta en
asombro: un enchufe ordinario...
- ¡Si eso es lo que yo pienso hace mucho! ¡Claro Lo enchufó y el taladro zumbó en sus manos,
que sí! aunque no se le veía girar a causa de la velocidad y
su movimiento sólo se adivinaba.
23. Todo es posible en la vida. - Ya estáis viendo que funciona en las propias
Kréitser llegó acompañado de un hombre gordo, a manos, y esto es comodísimo, pues permite taladrar
quien condujo por la colonia para mostrarle todo lo en cualquier dirección. Es un instrumento de suma
que allí había y, en primer término, a los chicos. importancia, sobre todo para la fabricación de
- Fíjese usted en éste... -le decía-. ¿Ha visto usted aeroplanos, para los zapadores y para la construcción
otro igual? Ven acá, Kiriusha..., ¿qué es de tu vida? naval. Pero puede trabajar también como taladro fijo,
Kiriusha hubiera querido referir algunas cosillas sobre un soporte; el soporte no lo he traído. Por poco
de su vida, pero ver al gordinflón y quitársele las que entendáis de electricidad, adivinaréis que debe
ganas de hablar fue todo uno. El gordo tenía una cara llevar dentro un rotor eléctrico, que después os
monda y expresiva que, sin embargo, en aquel mostraré. Existen otros instrumentos eléctricos que
momento no expresaba nada que no fuera una será necesario hacer en la futura fábrica... en... en
disimulada repulsión. esta colonia: cepilladoras, sierras y garlopas. Hasta
- Usted no comprende nada todavía, querido -le ahora no se producen instrumentos eléctricos en la
dijo Kréitser. URSS: hay que comprarlos en Austria o en
El gordo repuso con cascada voz de bajo: Norteamérica. Este que veis en mis manos es
104 A. S. Makarenko

austriaco. esos taladros. También se fabrican, por ejemplo,


A continuación, Vorgimov desmontó el aparato cosechadoras-trilladoras. Yo las he visto con mis
con tanta facilidad, que no pareció costarle esfuerzo propios ojos en Rostov. Por eso pienso que,
alguno, mostró las piezas que lo componían y tomándolo con interés ¿por qué no vamos a hacer los
enumeró brevemente las máquinas en que se taladros? Cierto que para eso se necesita una buena
fabricaban. Los nombres que pronunció eran nuevos fundición.
para los colonos. Entre ellos figuraban tornos de Aquellos acertados juicios no repercutieron lo
marcas desconocidas. El discurso terminó así: más mínimo en la expresión de Vorgunov. Vitia
- Tendremos talleres de fundición, de mecánica, Torski, que lo contemplaba sorprendido, levantó la
de montaje y de herramientas. Si acaso no sesión.
comprendéis algo, preguntadlo. Al cabo de unos minutos, el ingeniero, de pie en
Dejó sobre la mesa el taladro y, puesta la vista en el centro del despacho de Zajárov, decía con la
él, esperaba pacientemente las preguntas. La nueva cabeza gacha, como si se dispusiese a topar:
había sido demasiado impresionante y cautivadora - Yo no comprendo esas ternuras. No soy un ángel
para que, así al pronto, reaccionasen los asistentes. ni una colegiala y, tratándose de la producción, no
Sin embargo, Volenko inquirió: me conmueve ningún niño. No, no me conmueve. Lo
- ¿Nuestra fundición no sirve? digo con toda franqueza: construir una fábrica es
La pregunta pareció tan fuera de lugar, que todos muy loable, pero habrá que buscar obreros.
los presentes clavaron en su autor una mirada de - Un momento, Piotr Petróvich -dijo Kréitser,
reproche. Vorgunov respondió sin levantar la vista: mirándole con ojos de asombro-. Usted... cree... que
- ¡No! estos muchachos...
La respuesta no arredró a Zirianski, que preguntó: Vorgunov se encogió de hombros:
- Usted ha hablado... de la precisión... de la - Mijaíl Osipovich, ya hay bastantes chapuceros,
precisión del trabajo. ¿Cuál debe ser? sin necesidad de ellos.
- Una centésima de milímetro. Salomón Davídovich extendió indignado los
Zirianski se sentó y, llevándose la mano a la brazos:
mejilla, exclamó: - ¡Usted no los conoce! ¡Trabajan... trabajan como
- ¡Ay, ay, ay! fieras!
Todos se echaron a reír, comprendidos Zajárov y - ¿Ve usted? Como fieras. Lo que yo necesito es
Volonchuk. Todos menos Vorgunov, que estaba gente experta, y no fieras.
recogiendo el instrumento en el maletín. El ingeniero se puso el sombrero y echó mano al
- ¿Y nosotros... seremos capaces... de hacer eso? maletín:
El ingeniero apretó los labios, miró por encima de - Aprovecharé su auto, Mijaíl Osipovich -dijo-.
las cabezas de los reunidos y repuso secamente: Hasta la vista.
- No lo sé. Salió seguido por todas las miradas. Kréitser
Las miradas de los colonos se extraviaron: les comentó con entusiasmo:
resultaba violento mirarse unos a otros. Zajárov dio - ¿Han visto ustedes? ¡Es estupendo! ¡Un hombre
un paso adelante y también bajó los ojos: su magnífico!
irritación era evidente. Salomón Davídovich, sin embargo, no pareció
- ¡Pues yo sí lo sé! ¡Y el camarada Kréitser notar aquel rapto de júbilo y observó:
también lo sabe! ¡Y también lo sabéis vosotros, - ¿Qué les parece a ustedes? ¡No le gustan las
colonos! Nuestro país, nuestro Ejército Rojo y fieras! ¿Habráse visto cosa igual?
nuestra aviación necesitan estos taladros. Camarada Zajárov se reía ruidosamente, como un niño.
Vorgunov, ¿cuántos se proyecta fabricar? Entre tanto, la mayor parte de la cuarta brigada
- La norma debe ser cincuenta por día. dormía ya. Tan sólo Zirianski, acostado, leía un libro,
- Pues nosotros haremos cien. Y los haremos y Volodia y Vania se miraban mutuamente desde sus
mejor que los austriacos. camas, una al lado de la otra. Vania se incorporó de
Zajárov se volvió con aire de reto hacia el pronto sobre un codo y dijo:
ingeniero, pero Vorgunov continuaba mirando su - ¡Una centésima de milímetro! ¡Volodia! Eso es
maletín con la misma frialdad. En medio de un imposible, ¿verdad?
nutrido grupo de colonos aglomerados junto a la Volodia replicó, pensativo:
puerta, se oyó una voz sonora: - Todo es posible en la vida.
- ¡Los haremos! Zirianski se volvió hacia ellos y gruñó:
Mijaíl Gontar puso una cara bonachona y seria, de - ¡A dormir, mocosos!
viejo sensato, y dijo: Los peques, retozones, se hicieron unos guiños y
- Hace poco leí en un libro que alguien ha se durmieron.
inventado la manera de mandar retratos por telégrafo.
Me parece que, seguramente, será más fácil hacer 24. Recordemos el pasado...
Banderas en las torres 105

Vorgunov se llevó el taladro austriaco, pero la atmósfera distinta -tal vez en el dormitorio o quizá en
sugestiva imagen del aparato quedó grabada en la algún escondido rincón del parque- aquellas
memoria de todos los colonos. muchachas hallaban tema de que hablar y todos los
A decir verdad, no sabían discutir de tales temas. problemas estaban claros y resueltos para ellas. De
Las conversaciones versaban acerca de si se ahí que pudieran callar con orgullosa tranquilidad en
mantendría o no la sección de costura, de si serían presencia de otros. El rostro de Oxana reaccionaba
útiles los tornos de Sámara o de si habría que derribar con más vivacidad y atención que el de Wanda a la
el "estadio". Varias muchachas pidieron al Consejo realidad circundante. Sin que por ello dejara de ser
de jefes el traslado a la sección de mecánica. La fiel a su amiga, sabía volver la cabeza, mirar en
iniciativa tuvo la calurosa aprobación del Consejo; derredor maliciosa o atentamente, poner oído a lo
no obstante, la cuarta brigada la acogió con envidioso que sucedía a su lado. Wanda, al contrario, no se
recelo. Petia Kravchuk, sacudiendo belicosamente la interesaba por el mundo exterior. En su alma se
cabeza, decía: desarrollaba una vida amena, propia, y sólo a ella
- ¡Y que no son pícaras las niñas! Por supuesto, dirigía Wanda sus miradas, arrugando un tanto el
luego se dirá: "Estas muchachas, ¡fíjense ustedes!, entrecejo.
son una rareza enorme. Han trabajado como torneras, La colonia le gustaba más y más. Iba
de modo que las pondremos en las mejores comprendiendo mejor a la gente, pero no estaba aún
máquinas". En cambio, de nosotros dirán que, como habituada a acercarse a sus semejantes en un
somos chicos, debemos irnos a hacer los machos. arranque sencillo y sincero. Los secretos de la
Sobre todo si no hay humo. colonia se iban abriendo poco a poco ante ella. Uno
La opinión de Petia la compartía toda la cuarta de los primeros en aclararse fue el de que las chicas
brigada: les parecía a los pequeños que la invasión de tuviesen tantas almohadas. El enigma resultó muy
muchachas mayores en la sección de mecánica podía fácil y hasta divertido. Lo conocían únicamente las
rebajar sus méritos como torneros. Sin embargo, la chicas, mientras que los chicos se quedaban perplejos
inquietud duró lo que tardaron las muchachas en ante el singular fenómeno, llegando, incluso, a
colocarse junto a los tornos en compañía de los sospechar parcialidades en la administración. El
chicuelos. misterio consistía en lo siguiente: la ropa de cama se
Pasaron a la sección de mecánica Wanda y cambiaba una vez por semana. Al desenfundar las
Oxana, entre otras. En la reunión del Consejo de almohadas, los chicos no reparaban en que algunas
jefes, Salomón Davídovich hizo constar que Wanda plumas, adheridas a las fundas, salían volando, caían
era insustituible en la sección de montaje como al suelo y eran barridas al pasillo por el colono de
componedora de la mezcla de serrín y cola. Wanda, guardia en la brigada. Los que estaban de guardia en
por su parte, declaró que deseaba trabajar con Oxana. los pasillos tenían la obligación de barrerlas y
Semejante argumento hubiera movido a risa en boca llevárselas más adelante, pero nunca les daba tiempo,
de otro, mas, como se trataba de Oxana y Wanda, pues las muchachas las recogían muy de mañana,
nadie se rió; por el contrario, ese razonamiento, fue antes del primer toque. De ahí que sus almohadas
decisivo. fuesen engrosando más y más, hasta que llegaba el
La amistad de Oxana y Wanda había sido notada momento en que hacía una nueva almohada. Las de
por la colonia entera y, tácitamente, todos reconocían los chicos, por el contrario, se iban poniendo cada
que había en ella algo que se salía de lo común. vez más escuálidas y, finalmente, el administrador,
Nadie sabía, a ciencia cierta qué era ese algo. Por malhumorado por aquel inexplicable fenómeno,
otra parte, los secretos de su amistad nunca fueron resolvía que era necesario volver a comprar plumas
dados a conocer. Las dos amigas aparecían siempre para rellenar las almohadas. Como el número de
juntas: en el comedor, en la escuela, y ahora hasta en chicos era muy superior al de chicas, el proceso en
el trabajo. También se dedicaban mutuamente las cuestión se desarrollaba con extraordinaria rapidez.
horas de recreo. En el parque, en el teatro y en el También Wanda reunió pronto una pequeña reserva
campo deportivo se hallaban la una junto a la otra, de plumas que, envueltas en un pañuelo, guardaba
originando extraordinarias dificultades a quienes celosamente en su mesilla de noche. El asunto era de
deseaban hacer objeto de especial atención a lo más corriente, y si alguien merecía censura eran
cualquiera de las dos. Mijaíl Contar e Igor los chicos, incapaces de cuidar de una pequeñez
Cherniavin, cada uno por separado y para sus como las almohadas.
adentros, veían con muy malos ojos aquella amistad, La mesilla de Wanda también empezó a ser
justificándola tan sólo al notar el disgusto que depositaria de otras cosas. Igual que todos los
producía a su rival. Lo más indignante era que colonos, percibía un salario en la fábrica. Al finalizar
Wanda y Oxana casi nunca hablaban entre ellas en octubre, llegó a ganar ciento veinte rublos mensuales.
presencia de otros. Se notaba que la sencilla, callada La mayor parte se destinaba a los gastos de
y un tanto seria intimidad las satisfacía en absoluto, alimentación. El diez por ciento pasaba a un fondo
pero también resultaba evidente otra cosa: en una especial que el Consejo de jefes de brigada destinaba
106 A. S. Makarenko

a ayudar a los que salían de la colonia y a los ex zapatito negro en el asfalto de la acera; una sensación
colonos. En limpio le quedaban a Wanda unos veinte de placer la invadía al notar la desenvoltura y
o veinticinco rublos, suma muy respetable y difícil de agilidad con que movía sus vigorosas piernas, el
gastar mientras sus deseos fueron pocos. Sin inmenso sosiego con que respiraba su pecho, la
embargo, la llegada de Oxana abrió camino para seguridad de su mirada.
aquel dinero. Empezaron a antojársele dulces, luego - Mis respetos...
le parecieron sugestivas las medias de seda y, La voz sonó a sus espaldas y fue como si alguien
además, ¡era tan agradable hacerle a Oxana algún le hubiera descargado un artero mazazo en la cabeza.
que otro regalo! En la mesilla de Wanda aparecieron Wanda sintió despertar en todo su ser el recuerdo de
también un corte de batista y una cajita con toda algo deforme y repulsivo.
suerte de baratijas. Además, la chica pensaba ya que El que tenía delante era un colono: abrigo negro
no estaría mal comprar un reloj de pulsera como el de como el suyo, igual insignia en el ojal; hasta su porte
Klava Kashírina. Su adquisición, sin embargo, fue recordaba la colonia, pero aquellos ojos verdes e
demorándose una y otra vez, pues había que comprar insolentes...
otras cosas más perentorias y accesibles y, al fin y al - ¿A dónde vas? -inquirió Ryzhikov.
cabo, en el vestíbulo pendía un gran reloj por el que Wanda aspiró trabajosamente el aire que se le
podía saberse la hora, si es que faltaba paciencia para había atragantado. Revivió por un instante en ella la
esperar la señal de la corneta. indomable furia de otros tiempos. Relumbraron sus
A últimos de octubre, Wanda pidió permiso para ojos..., pero recordó que estaban rodeados de
ir a la ciudad un día de descanso. Por aquella época, transeúntes, Y que ella, como él, era colona:
Oxana andaba ya entusiasmada con el círculo de - Voy a comprar unas cosas... para Oxana y para
biología y no cesaba de hablar de cierto ciclóstomo mí. ¿Y tú?
africano. Igor Cherniavin frecuentaba también el - Yo... voy a dar un paseo...
círculo aquel. A decir verdad, el ciclóstomo africano Se puso al lado de ella. Su aspecto, ¡oh maravilla!,
lo tenía sin cuidado, y menos aún le interesaban los era decente: el capote, abrochado de arriba abajo; la
conejillos de Indias y las numerosas jaulas con gorra negra, puesta con rigurosa corrección.
pájaros. No obstante, el círculo era simpático y alegre - ¿Estás ahora...en la sección de tornos?
y daba pie para ocurrencias ingeniosas. Además, - Sí.
había allí mucho trabajo "de peón", faenas fáciles que - No es trabajo para mujeres.
Igor ejecutaba con particular alegría en presencia de - ¿Y qué trabajo es para mujeres?
Oxana. Fuera como fuese, el círculo biológico tenía - Hay cosas apropiadas... De todas maneras... vas
una ventaja: la de no guardar relación alguna con el a fracasar...
automóvil ni con las reglas del tráfico urbano, Ryzhikov contrajo los labios, y el colono se
circunstancia que descartaba en absoluto la aparición esfumó, como si se hubiese mudado
de Misha Gontar. instantáneamente la vestimenta.
Oxana quedó en el círculo, y Wanda se dirigió Wanda, reprimiendo su ira, haciéndose cargo de
sola a la ciudad. Atravesando la vereda del bosque, que se hallaban en la calle, le dijo en voz queda, sin
tomó el tranvía, que la condujo a la calle principal. cambiar de expresión:
Era un claro día de octubre. Con su abrigo negro de - ¡Déjame en paz!.. ¡Vete!
uniforme y su insignia en la boina, Wanda iba ufana - No te enfades. ¿Por qué te pones así? ¿Es que no
por la calle. La gente la miraba con respeto: ¡aquella se puede gastar una broma? ¿Sabes una cosa?
linda muchacha rubia era miembro de la gloriosa - ¿Qué?
colonia Primero de Mayo! La calle principal - Vamos a un restorán.
comenzaba en un bulevar por el que la gente iba y Ella no respondió. Las piernas, por inercia,
venía con calma de día festivo. Wanda bordeaba, siguieron llevándola en la misma dirección que
cuidadosa, las largas filas de paseantes, complacida seguía él.
al ver que muchos la miraban con curiosidad y Ryzhikov dio algunos pasos en silencio. Bajó
envidia y que los jóvenes le cedían el paso. A veces después la vista y pronunció en voz baja:
oía algún comentario como el siguiente: - Beberemos...
- ¡Qué magnífica gente es ésta de la colonia Ella preguntó con profundo desprecio:
Primero de Mayo! ¡Hasta sus andares tienen algo de - ¿Y...después, qué?
particular! Ryzhikov emitió una risilla afónica, se encogió de
La calle en fiesta era, incluso, más atractiva que la hombros con aires de hampón y dijo:
colonia, pues nadie sabía ni palabra de Wanda - Después... Después, ya veremos. ¿Qué te parece
Stadnítskaya. Wanda llevaba sobre sus hombros y en si recordásemos el pasado..., eh?
su ensortijada cabellera rubia toda la pureza y el Siguieron andando en silencio largo rato. Al llegar
orgullo de su juventud, toda la pureza y el orgullo de a un cruce, Ryzhikov señaló con los ojos un restarán
su colonia, y por eso ponía, grácil y segura, su que había en el sótano de un edificio y musitó en
Banderas en las torres 107

tono de ruego: de la última paga le habían quedado alrededor de


- Vente, recordemos el pasado... cincuenta rublos limpios. Mostrando a Volenko el
Wanda echó una ojeada a su alrededor, se inclinó dinero, le preguntó:
hacia él y le espetó enérgica, mirándole a la cara: - ¿Qué te parece que podría comprarse con esto?
- ¡"Imbécil! ¡Vete al cuerno con tu pasado! - ¿Para qué vas a comprar nada, teniendo de todo?
¡Idiota! ¡Canalla! Más vale que lo deposites en la caja de ahorros. Te
Ryzhikov se apartó rápido y adoptó su habitual vendrá muy bien cuando salgas de la colonia.
postura desfachatada: Donde los asuntos de Ryzhikov iban mal era en la
- ¿A qué vienen esos humos? ¿De qué te las das? escuela. Estaba en el cuarto grado, se dormía en
¡Cuidado, no vayan a enterarse en la colonia! clase, nunca preparaba los deberes y si no reñía con
Alguien que pasaba por allí cerca se volvió al el maestro era por miedo al monitor, el riguroso e
oírlo. Wanda enrojeció y torció con premura por el inflexible Jaritón Sávchenko.
callejón cercano. Ryzhikov quedó inmóvil a la puerta Se había ampliado un tanto el círculo de sus
del restarán. amistades. Cierto que Ruslán, Gorójov fingía ahora
no disponer de tiempo para pasear y charlar con
25. ada tiene de malo. Ryzhikov, además estudiaba en el Sexto grado, y sus
A Ryzhikov le iba magníficamente en la colonia. camaradas de curso venían con frecuencia a verlo
Por lo general, se mostraba alegre, locuaz; intervenía para hacer juntos los deberes. Tanta aplicación le
siempre en las conversaciones de los activistas de la daba a Ryzhikov mala espina, pero no dejaba de
brigada acerca de los asuntos de la colectividad, y sus comprender que el sexto era ya un grado respetable y
juicios eran bastante inteligentes. Había conquistado que quizás allí se necesitaría, efectivamente, estudiar.
uno de los primeros puestos en la fundición, y de Por Ruslán Gorójov no tenía Ryzhikov ningún
poco tiempo a aquella parte trabajaba en los moldes. cuidado: era incondicional. Había otros dignos de su
El maestro Bankovski apreciaba mucho su capacidad atención. Sevka Levitin, por ejemplo, ofrecía,
y energía. En cierta ocasión, Ryzhikov tuvo un inclusive, más ventajas que Gorójov, pues, siendo
incidente con Nesterenko, quien le exigió de la dos años menor que Ryzhikov, acataba su autoridad
manera más categórica que dejase de blasfemar. hasta con cierta sumisión servil. Levitin descollaba
Lejos de acatar la autoridad de Nesterenko, Ryzhikov por su saber: leía muchísimo y contaba muy a gusto
replicó: diversas historias sacadas de los libros. A veces traía
- ¡Muchos sois aquí los mandones!.. ¡Vaya un de la ciudad novelas de aventuras, que ocultaba en la
maestro que nos has salido! mesilla, sin mostrárselas a nadie más que a
- Bueno. Hablarás con el jefe de tu brigada. Ryzhikov. El rasgo distintivo de Sevka era su
- ¡Huy qué miedo me das! aversión a la colonia, aversión tan profunda, que ni
Al anochecer, Volenko abordó a Ryzhikov: siquiera Ryzhikov podía entender sus motivos,
- Oye, Nesterenko me ha contado... aunque escuchaba con agrado las quejas e
Ryzhikov hizo una mueca de pesar: insinuaciones de Levitin. La cara redonda y los
- Escucha, Volenko, no ha sucedido nada de labios carnosos se le humedecían cuando hablaba, y
particular. Claro que, cuando faltan moldes, termina eso parecía acentuar la irritación que vibraba en sus
uno por enfadarse, ¿comprendes? Por eso dije... palabras. Despreciaba el orden, la disciplina, el
- Aquí no se permite hablar así, Ryzhikov. Te lo uniforme, la limpieza y el trabajo de la colonia.
he dicho varias veces. Estaba persuadido de que Blum se había embolsado
- Si yo lo comprendo. ¿Te crees que no lo decenas de miles de rublos y de que, aprovechándose
comprendo? de la construcción de la fábrica, quería robar más
Es una mala costumbre que adquirí... aún. El celo de Zajárov obedecía, según él, al deseo
- Desacostúmbrate. ¿Tan difícil es? de ganarse una Orden que, naturalmente, recibiría,
- ¿Piensas que es fácil? Si no fuera por cosas de pues no en vano hacía trabajar para su provecho a
trabajo... Lo sacan a uno de quicio esos moldes... más de doscientos colonos. Sevka sabía qué maestras
¿Cuántas veces he dicho que tienen los ángulos "andaban" con qué maestros y contaba al respecto los
deshechos, atados con alambre? ¿Cómo no va uno pormenores más escalofriantes. Ryzhikov objetó una
a... soltar algún taco? vez, incapaz de contenerse:
- Prométeme que te contendrás. - Lo que dices es mentira... Ese... Zajárov lo único
- Volenko, te lo prometo. Sólo que a veces, que hace es presumir. Y en cuanto a lo de robar en la
¿sabes?, entra una rabia... colonia, no te creas que es tan fácil. Hay una
Volenko presionaba a Ryzhikov, aunque contaduría y vienen inspecciones...
comprendía que le era difícil deshacerse de sus viejas Levitin hizo un gesto despectivo. Había estado en
costumbres. Por lo general, Ryzhikov se mostraba muchas colonias infantiles; en una de ellas lo
disciplinado y era uno de los mejores obreros de descubrieron todo y procesaron al director; en otra
choque de la fundición. Ganaba ya un buen sueldo: robaban a mansalva. Su padre estaba todavía
108 A. S. Makarenko

cumpliendo condena: era cajero, todo el mundo lo de la undécima brigada, encontró una nota en un
tenía por hombre de bien, y de la noche a la mañana libro que acababa de recibir en la biblioteca. Leyó el
se le descubrió un desfalco de treinta mil rublos. papel y gritó acto seguido:
Ryzhikov se equivocaba, pensando que había - ¡Chicas, chicas, qué vergüenza! ¡Lida!
muchos tontos bajo la capa del cielo. En cuanto se Lida Tálikoya le quitó de las manos el papel y vio
presentaba oportunidad de robar, robaba cualquiera, escrito en elegante cursiva:
sólo que todo el mundo hacía por parecer honrado. "Habría que preguntar a Wanda Stadnitskaya qué
Ryzhikov no podía coincidir por entero con hacía antes de venir a la colonia y cómo ganaba el
Sevka. Poseía más experiencia de la vida y dinero".
comprendía mejor a los hombres. Evidentemente, Semión Gaidovski regresaba de la biblioteca en
cada cual era capaz de robar y a nadie le amargaba aquel momento e iba por el corredor. El título de la
agenciarse dinero o cualquier otra cosa sin tener que obra recibida era tan sugestivo que, aunque se había
sudarlo. Pero había mequetrefes capaces de pasarse propuesto leerla durante las fiestas, no pudo resistir
la vida entera en la pobreza, sin decidirse a robar por la tentación de mirar las ilustraciones. Del libro se
puro miedo, considerando que valía más comer pan desprendió un papel. Gaidovski, sin advertido, siguió
negro que ir a dar con sus huesos en la cárcel. Los su camino. Fue Oleg Rógov el que recogió la nota y
que robaban eran los más intrépidos, hombres que la leyó:
nada temían y a quienes la cárcel les importaba un "¡Muchachos! Por un precio ínfimo podéis
bledo. Ryzhikov, a su modo, se enorgullecía de su cortejar a Wanda Stadnitskaya. ¡Es una señorita
impavidez y de sus cualidades excepcionales. experta!"
Pensaba, con cierto menosprecio, que también - ¿De dónde has sacado esto?
Levitin era un infeliz, capaz tan sólo de hablar y no - ¿Qué?
de robar. Sin embargo, era interesante charlar con él. - Este papel.
Una vez, Ryzhikov y Sevka se quedaron a solas - Yo no sé nada... ¿Qué papel es ése?
en el dormitorio. Levitin dijo con su acento habitual - A ti se te ha caído...
de hombre ofendido: - ¿No será del libro?
- ¿Es justo eso? Wanda no lleva aquí más que dos - ¿Y el libro, de dónde es?
meses, y ya le han dado una máquina, mientras yo - Acabo de tomarlo de la biblioteca. ¿Qué dice
sigo en la carpintería, ¿Es justo eso? ahí?
Ryzhikov soltó una risita de conejo e insinuó: Rógov no respondió y se lanzó a la habitación del
-¡Es que Wanda es Wanda! Ella sabe agradar. Consejo de jefes, donde dijo a Vitia Torski:
- ¿Y por qué no puedo agradar yo? - ¡Mira lo que pasa en la colonia!
La risita de Ryzhikov se convirtió en carcajada: Vitia Torski, sentado a la mesa, tenía delante
- ¿Tú? ¿Agradar tú? ¿Sabes a qué se dedicaba varias notas por el estilo.
Wanda antes de ingresar en la colonia? - Media hora llevo ya mirándolo. Es el cuarto
- ¿A qué? papel que me traen.
Aunque estaban solos en el dormitorio, Ryzhikov Poco más tarde, Torski colocó a la puerta a
se inclinó hacia Sevka y le deslizó unas palabras al Volodia Begunok y se reunió con Zirianski y Mark
oído. Grinhaus. Zirianski no necesitó mucho tiempo, pues
- ¡Mientes! -dijo Levitin. para llegar a una conclusión: leyó rápidamente todas
- Palabra que sí. Yo la conozco. las notas y sentenció sin titubear:
- Pues sí que tiene gracia. ¡Ja, ja, ja! - Esto lo ha escrito Levitin.
A Sevka le gustó mucho el secreto; sin embargo, Mark inquirió:
Ryzhikov se encogió de hombros, con cara - ¿Estás seguro?
inexpresiva y aburrida: - Levitin ha sido. Estamos en el mismo pupitre. Es
- ¿Qué hay en ello de particular? Nada tiene de su letra. ¿Recuerdas lo que escribió de Marusia en el
malo. Suceden tantas cosas... retrete? ¿Recuerdas?
-Pues mira... qué mosquita muerta... ¡Quién se lo - ¿Y cómo lo ha metido en los libros?
iba a figurar! - ¿Cómo? Pues muy sencillo: es miembro del
- Nada tiene de malo -repitió Ryzhikov. círculo de la biblioteca.
Sin decir palabra, Vitia mandó a Volodia en busca
26. La tecnología de la ira. de Levitin. Sevka se presentó, echó una fugaz ojeada
A comienzos de noviembre, la colonia se a los papeles que había en la mesa, simuló
preparaba a marchas forzadas para celebrar el diestramente no advertir la severa mirada de Torski y
aniversario de la Revolución de Octubre. Como el preguntó con mesurado respeto:
trabajo diario era mucho, quedaba muy poco tiempo - ¿Me has llamado?
para los preparativos. Cada minuto era precioso para - ¿Es obra tuya? -Torski indicó la mesa.
cualquiera de los colonos. Una tarde, Luba Rotshtéin, - ¿Qué es lo que pasa?
Banderas en las torres 109

- ¿No lo ves? bichejo asqueroso. Vamos.


- ¿De qué se trata? La ceja derecha de Wanda se arqueó de asombro.
Levitin se inclinó sobre la mesa. Zirianski lo asió Una de las chicas le dijo:
del hombro, lo hizo girar en redondo y le dijo: - Anda, lávate, no vaya a darse cuenta de que has
- ¿Todavía quieres leerlos? llorado.
- ¿No decís que es obra mía? Pues debo saber de La sala del Consejo ofrecía un aspecto inusitado.
qué se trata. En primer lugar, Torski despidió sin compasión a
- ¡Debes saber! ¿No es demasiado trabajo para todos los pequeños, que se apiñaron en el corredor
uno solo escribirlo y leerlo? tratando de comprender lo que sucedía en la reunión
- Eso no lo he escrito yo. por el semblante de los que entraban y salían.
- ¿Que no? Volodia Begunok, de centinela en la puerta, no
- No. dejaba pasar sino a los jefes de brigada. A las únicas
Zirianski le lanzó a través de la mesa una mirada colonas simples que cedió el paso fue a Wanda y a
fulminante como un disparo. Haciendo un esfuerzo, Oxana, de donde los peques dedujeron que algo
Levitin apartó la vista, temblorosos los párpados. debía saber Begunok. Sin embargo, cuando la puerta
Zirianski masculló unas palabras de aversión y se cerró definitivamente y le preguntaron los motivos
desprecio y se volvió bruscamente hacia Torski: de la alarma, Volodia respondió con ceño adusto:
- ¡Reúne el Consejo, Vitia! - No se puede decir.
- Ahora mismo. Al cabo de unos cuantos minutos, se asomó Vitia
Vitia entró en el despacho de Zajárov y regresó a y ordenó:
los tres minutos. En ese tiempo nadie pronunció una - ¡Begunok, que venga Ryzhikov!
palabra en la sala del Consejo. Mark Grinhaus Volodia colocó de centinela a Vania Gálchenko y
miraba hacia le ventana; Zirianski había bajado la salió en busca del requerido, que, al poco, entraba a
vista para no dar rienda suelta a su odio; Levitin se toda prisa, sin mirar siquiera a los pequeñuelos.
hallaba de pie frente a la mesa, pálido, con la mirada En la sala, la indignación era general. Muchos de
puesta en un rincón. Apareció Zajárov con grave los reunidos, incapaces de permanecer tranquilos en
continente, leyó, rápido y en silencio todas las notas el diván, se hallaban de pie ante la mesa del
y, sosteniendo la última en la mano, miró a Levitin presidente. Nadie pedía la palabra, y Vitia no se
con fría atención. preocupaba tan siquiera de mantener el orden en el
- Está bien -dijo en voz muy queda y se retiró a su debate. Zirianski, la mano puesta en la garganta,
despacho. La palidez de Levitin subió de punto. gritaba, ahogándose de rabia:
Vitia gritó en dirección a la puerta: - ¡No puedo, no puedo mirarlo! ¡Y todavía lo
- ¡Begunok! niegas! ¿Qué importancia tiene? ¡De todas maneras
- ¡A la orden! te echaremos! ¡Lo reconozcas o no, te echamos!
- ¡Reunión del Consejo de jefes de brigada! Levitin no estaba de pie en el centro, como era de
- ¡A la orden! rigor, sino en un rincón, y nadie le exigía que se
En el dormitorio de la quinta brigada, Wanda pusiera firme. Flojas las rodillas, apoyaba torpemente
Stadnítskaya sollozaba, ocultando el rostro en la una mano en el respaldo del diván y miraba a la
almohada. Reunidas en torno a la mesa, las pared. A Zirianski le faltaban palabras, y todo el odio
muchachas cuchicheaban turbadas. Klava Kashírina de su alma se le había concentrado en los ojos.
entró a la carrera. Era imposible reconocer su rostro y Volenko preguntó a Levitin:
su voz: - ¡Y cómo te has enterado tú? ¡Quién te lo ha
- ¡Están llamando a reunión del Consejo! ¡A ése dicho?
lo estrangulo yo con mis propias manos! ¡Si no lo Los carnosos labios del interpelado se movieron,
echan de aquí!.. ¡Vamos, Wanda! aunque no pronunciaron palabra alguna. Luego
Wanda levantó la cabeza: boqueó como un pez arrojado a la orilla y articuló
- Yo no voy. con dificultad:
- ¿Qué no vas? ¿Quieres capitular ante Levitin? - No me he enterado de nada... ni he escrito nada.
¿Cómo puedes hacer eso? ¿Qué va a decir tu Wanda, que estaba, con las demás chicas, sentada
apadrinada? en el rincón opuesto, enrojeció y dijo con voz ronca:
Wanda se sentó en la cama, se enjugó con - ¡Vitia, pido la palabra!
presteza las lágrimas y frunció el entrecejo. Todos se volvieron hacia ella, que dio unos pasos,
- ¿Qué te parece a ti, Oxana? -preguntó-. ¿Debo sin quitar la vista de Levitin, y se le plantó enfrente,
ir? las manos a la espalda. Levitin se sentía violento; se
Oxana sonrió. Sonrió sencilla y alegremente, apoyó más fuertemente en el diván y se volvió del
como sonríen las muchachas en momentos de todo hacia la pared. La chica profirió en voz baja,
placidez espiritual: encontrando con dificultad los vocablos y dominando
- Vamos, ¿por qué no vamos a ir? Veremos a ese su ira a duras penas:
110 A. S. Makarenko

- ¡Tú! ¿Me oyes? Mi vida... ¡fue tal como tú has que hacer esa porquería! Bien te dije que no tenía
escrito! Lo has escrito... ¿y qué? ¡No me importa que nada de malo. Dos veces seguidas te lo dije....
lo sepan! Aquí son todos camaradas, ¡que lo sepan! Ryzhikov se había desatado. Ryzhikov descubría
Sólo que no... no se trata de esto. ¿Quién me forzó a noblemente lo sucedido. Pero de pronto vio ante sus
llevar una vida así? Gente como... ¿comprendes?, propias narices el rostro demudado de Igor, que le
gente como tú. ¡Como tú!.. ¡Como tú!... gritó:
Pronunció las últimas palabras en un estado casi - ¡Cállate la boca! ¡Te acuerdas que te dije que te
inconsciente, buscando amparo con la vista a su ahogaría? ¿Se te ha olvidado? ¿Se te ha olvidado?
alrededor y reprimiendo los sollozos con terrible Ryzhikov retrocedió despavorido. Cherniavin se
esfuerzo. Luego se lanzó hacia la salida, pero se le le venía encima. Alguien agarró por un codo a Igor,
interpuso la recia mano de Nesterenko, y Wanda, sin que se desprendió con violencia.
discernir lo que hacía, rompió a llorar, ocultando el - Estamos en una reunión del Consejo, y no es a ti
rostro en el hombro del muchacho. Sus lágrimas no a quien se juzga. Ahora bien, esto no te lo perdono.
asustaron ni extrañaron a nadie. Nesterenko dijo con ¡Nunca! Sea como sea, ya te... ya te daré tu
calma a Levitin: merecido.
- ¿Lo has oído, canalla? Wanda lo acaba de decir Como para reafirmar sus palabras, Igor sacudió la
muy bien. Tú has escrito eso, y ahora la estimamos cabeza y salió de la sala. Ryzhikov contempló a los
más que antes. Es hermana nuestra, ¿te enteras, reunidos y, no encontrando más que miradas hostiles,
miserable? Y a ti te echaremos. Pierde cuidado, que se sentó en el diván. Torski le dijo:
te expulsaremos y antes de media hora ni nos - Tú no tienes por qué arrellanarte ahí. ¡Ya te
acordaremos de tu nombre. puedes ir!
Zirianski lo interrumpió: Ryzhikov se retiró apresuradamente. Wanda se
- ¡Ahora mismo! ¡Después de la reunión! Yo apartó con asco de su camino. Cuando la puerta se
mismo té pondré en el camino, ¡y todavía nos cerró tras él, Nesterenko dijo:
veremos las caras! - Sí. El asunto está claro.
Lida Tálikova, de pie junto él Zirianski, habló Torski planteó la cuestión:
pensativa, como consigo misma: - ¿Qué vamos a hacer con éste... con Levitin?
- Yo nunca he votado por expulsar a nadie, pero Zirianski lanzó a Levitin una mirada de desprecio
esta vez votaré: ¡que se le expulse! Tú en nuestra y se encogió de hombros, diciendo después:
vida... A ti habría que aplastarte... a pisotones. - ¡Que se vaya al diablo! No merece que se hable
El debate se le hizo ya insoportable a Zirianski, de él. Propongo dejarlo sin comer mañana. Ya lo veo
que, llegándose a Levitin, le soltó a quemarropa: lloriqueando y pidiendo comida.
-¡Se acabó! ¡Esto da asco ya! ¿No lo has escrito La reunión se echó a reír. Zajárov dijo en actitud
tú? ¡Dilo otra vez! grave:
Levitin callaba. Callaban también los jefes de - No está bien burlarse así de una persona.
brigada. El apuesto Ilyá Rúdnev miró suplicante a Protesto enérgicamente. Expulsarlo sería otra cosa.
Zajárov: había que buscar una salida. Pero he aquí Pero, ¿qué es eso de dejarlo sin comer? Levitin
que, inopinadamente, sonó la voz de Ryzhikov: también tiene su amor propio. A veces, castigar a una
- Permíteme unas palabras... Torski... persona es expresarle respeto.
- Sí, sí. Para eso te he mandado llamar. Bratsán, el sombrío jefe de la tercera brigada, no
- Lo que quiero decir es que a Levitin hay que entendió la intención de Zajárov y dijo:
echarlo sin falta. ¡Qué duda cabe! ¡Ponerse a escribir - ¡No tenga usted cuidado, Alexéi Stepánovich!
esas cosas y a meterse en vidas ajenas! No se le dejará sin comer. Tú no te apures, Levitin,
Levitin se revolvió bruscamente en su rincón y no te quedarás sin comer. Tampoco debemos
exclamó: expulsarlo. Que siga aquí; y, naturalmente, habrá que
- ¡Si eres tú el que me lo has dicho! mantenerlo. Lo único que te pido es una cosa,
- ¡Ah! -gritó una voz sola, aunque respaldada por Levitin: hazme el favor de quedarte en casa y no
la expresión de todos los rostros. La exclamación no formar con nosotros para ir a la manifestación del 7
desconcertó a Ryzhikov, ducho en los trances de la de Noviembre. Tú estarás más tranquilo, y a nosotros
vida y en el arte de hablar con la gente. Lo único que nos será... más agradable. Porque... iremos bajo la
lo inquietaba algo era el ceño de Igór Cherniavin, bandera, y tú... ¿qué tienes tú que ver con nuestra
pero con Igor ya se las vería más tarde. Ryzhikov bandera?
llegó incluso a sonreír con aire cándido y explicó: Intervino Porshniov, con su bonachonería de
- Yo te lo dije como camarada. Sin embargo, bien siempre:
te advertí que en ello no había nada de malo. ¿No es - El 7 de Noviembre estoy yo de guardia. Ya
verdad? encontraré... sitio... para él. ¿Te gustaría estar de
- Sí... es verdad. guardia en la cocina, Levitin?
- Sí, te lo dije como camarada... ¡Y tú... tuviste Era ya el último latigazo de desprecio, que derribó
Banderas en las torres 111

a Levitin en el diván. Acurrucado en el blando Volodia levó anclas del diván. Vania se detuvo a la
rincón, rompió a llorar ahogadamente, sin reparar en salida y preguntó:
nada ni en nadie. Su encogida figura fue durante un - ¿Resulta que Salomón Davídovich no ha
segundo blanco de todas las miradas. Vitia Torski cumplido su palabra?
declaró: Zajárov asintió con la cabeza. Los chicos cerraron
- ¡Se acabó! Podéis retiraros. Se levanta la sesión la puerta.
del Consejo. Se requería la competente confirmación de
Todos se encaminaron a la salida, pero Levitin Zajárov, dados los contradictorios pareceres que se
saltó del diván y gritó, bañado en lágrimas: sustentaban en la cuarta brigada. Había quien, como
- ¡Camaradas! ¡Castigadme de alguna manera! Kiriusha Novak, afirmaba que la palabra dada en su
¡Camaradas, esto no puede quedar así! ¡Camarada! tiempo por Salomón Davídovich no era ya
¡Alexéi Stepánovich! ¡Deme un castigo! obligatoria. A esta corriente oportunista en la cuarta
Nadie lo miró. Solamente los pequeños, que brigada contribuyó el hecho de que el trabajo
irrumpieron del pasillo en la habitación, lo rodearon, discurría ahora por un cauce muy específico. Las
asombrados. Levitin se dejó caer de nuevo en el máquinas continuaban rechinando y parándose; las
diván y de nuevo se echó a llorar amargamente; a voz correas y poleas se estropeaban varias veces al día,
en grito, pronunciando palabras ininteligibles. pero los colonos se limitaban a comunicárselo con
Zajárov gritó a los chicuelos: cortedad a Salomón Davídovich, oyendo, pacientes,
- ¡Fuera de aquí! ¡Qué gente más curiosa! sus promesas. Sin embargo, es justo confesar que
Los pequeños se dispersaron al instante. El Salomón Davidovich hacía ya más gestos de
director puso la mano sobre el hombro de Levitin: impotencia que promesas y decía con voz cariñosa:
- ¡Vámonos! ¡No hay que desesperarse de esa - ¡Vosotros comprendéis, queridos camaradas!
manera! Vente conmigo y yo te impondré un castigo. Se vislumbraban otras vías de conciliación entre
Levitin cesó de llorar a voces y, sollozando, entró los colonos y Salomón Davídovich. A finales de
en el despacho detrás de Alexéi Stepánovich. diciembre debía celebrarse la fiesta anual dedicada al
día de la inauguración de la colonia. Después del
27. Cada cual tiene sus gustos. aniversario de la Revolución de Octubre,
El segundo día de las fiestas de Noviembre, comenzaron en gran escala los preparativos para
Zajárov trabajaba en silencio en su despacho. De dicha velada. Piotr Vasílievich Málenki recordó en
pronto entraron Volodia Begunok y Vania Gálchenko una asamblea general que, según la vieja tradición de
y se sentaron, silenciosos en el diván. Zajárov los la colonia, todo lo necesario para la fiesta debía ser
miró y, sin decir nada, continuó sacando cuentas en confeccionado por los chicos. Eso era harto difícil si
un gran pliego de papel. prescindían de la ayuda de Salomón Davídovich.
Volodia se inclinó al oído de su amigo: Funcionaba ya una comisión organizadora,
- Está visto que no se lo vas a decir... compuesta por delegados de todas las brigadas: la
- Se lo diré. octava la representaba Igar Cherniavin, la cuarta,
- Te dará miedo. Vania Gálchenko y la quinta, Oxana. A la sazón,
- No me dará. Vania formaba ya parte de la orquesta; claro, que no
- ¿Y qué haces que no hablas? de la titular, sino de la segunda, de la suplente.
- Ya hablaré. Tocaba la segunda corneta, pero no había la menor
- Te hartarás de estar sentado, y después te irás. esperanza de que pudiera terminar todo el programa
Vania se levantó rápidamente y se acercó al de estudio de su instrumento antes de la fiesta, por
escritorio. Viendo que Zajárov no le prestaba la cuya razón pudo consagrar parte considerable de su
menor atención, se aproximó más, hasta tocar con el entusiasmo al trabajo de la comisión.
vientre la mesa, y apoyó en ella las manos. Después A la primera reunión se puso de manifiesto que
miró a Volodia con el rabillo del ojo y se puso sin el concurso de Salomón Davídovich seria muy
colorado. Zajárov preguntó sin dejar de trabajar: difícil organizar la velada. Y la comisión decidió
- ¿Qué hay? entablar negociaciones con él, designando al efecto a
- ¡Alexéi Stepánovich! Este... ¿estamos hoy a 8 de los camaradas más expertos en materia diplomática,
noviembre? que resultaron ser, según general opinión, Igor
- Exacto. Cherniavin y Shura Miátnikova, que, en la biblioteca,
- Y los moldes no están todavía hechos. era capaz de elegir libros al gusto de cada uno.
Zajárovse sonrió y miró a Vania: Los comisionados se presentaron ante Salomón
- No. Davídovich, y Cherniavin comenzó:
- ¿Resulta que Aliosha tenía razón? - Vamos a celebrar una velada...
- Resulta que sí... Salomón Davídovich lo atajó:
Vania quería decir algo más, pero... una fuerza - ¿Y tenéis que hacer decoraciones? De acuerdo.
superior a su voluntad lo lanzó hacia la puerta. ¡Ahora bien, que no se estropee la madera! ¿Cuándo
112 A. S. Makarenko

será la velada? - Un ex zar, querrás decir. Sí, ya se me viene a la


- Dentro de mes y medio. memoria. Parece que lo degollaron, ¿no?
- Estupendo. Es una iniciativa excelente. Yo - No; fue él quien degolló al... zarévich Dimitri...
tomaría parte con mucho gusto. - Claro, lo que yo decía. Tuvo unos disgustos.
- ¡Salomón Davídovich! ¡Tome parte, haga algo! Está bien, lo recitaré.
- Puedo recitar. Y bailar también. Os puedo bailar - Y, además, el hopak.
un hopak como para chuparse los dedos, ¡je, je! ¡Ya - ¿Con Oxana?
os enseñaré yo a ser jóvenes, qué diablo! - Con Oxana"
- ¿Con Oxana? - Sólo que... habrá que asistir a los ensayos, y yo
- ¿Creéis que me va a dar miedo de bailar con no tengo tiempo para eso.
Oxana? - A los ensayos no debe usted acudir, Salomón
- ¡Trato hecho! Davídovich. Queremos que sea una sorpresa para
- ¡Trato hecho! todos, ¿sabe?, para todos... Ensayaremos... a
Salomón Davídovich se echó a reír muy contento, escondidas.
y Cherniavin corrió a comunicar la alegre nueva a la - ¡Estad seguros de que saldrá bien!
comisión. Málenki aprobó enteramente los resultados - Aquí se lo hemos traído.
de su embajada. - ¿Qué?
- En primer lugar, será original por la - El texto.
participación de Salomón Davídovich, y en segundo, - ¡Ah, el texto! ¡Qué bien escrito! ¿Quién tiene
nos proporcionará chapas de madera., tela, papel, esta letra tan bonita?
bombillas eléctricas y otros accesorios escénicos. - Vania Gálchenko.
Una semana después, Igor propuso a la comisión - ¿Eres tú el que escribe tan bien? ¿Y por qué no
un plan más detallado respecto a la actuación de haces más que sonreírte? ¿Es que eres siempre tan
Salomón Davídovich. El proyecto fue acogido con alegre?
grandes risas. Málenki escuchaba los pormenores con - Siempre tiene el mismo carácter, Salomón
los ojos encendidos. Davídovich -dijo Igor, soltando a Vania un pellizco
- ¡Magnífico! -dijo-. Sólo que... se dará cuenta. en una pierna, con lo que le hizo cambiar un poco de
- ¡Qué va! carácter.
- Es como para morirse de risa -comentó Vania. - Quedad tranquilos -les dijo Salomón Davídovich
Oxana, turbada por la audacia del plan, objetó: al despedirse-. No os daré ningún chasco. Para que
- Igor, no hay que hacer eso. no os creáis que Salomón Davídovich no es más que
- ¡Oxana, será algo imponente! ¡Imponente! Y ¡venga materia prima!, ¡vengan máquinas!, ¡vengan
Salomón Davídovich quedará contento. Quedará moldes!, ¡venga reparación!, ¡venga y venga! Ya lo
contentísimo. Málenki confirmó: veréis.
- ¡Quedará contento, sí! ¡Es formidable! Los preparativos para la fiesta iban viento en
Cuando Igor fue a ver a Salomón Davídovich, popa. También iban viento en popa los otros asuntos.
Vania le siguió, pero Igor le previno: Un día de descanso se colocó la primera piedra de la
- ¡Esos ojos! ¡Tus ojos nos van a descubrir! nueva fábrica. En un extremo de la plazoleta, frente
Escóndelos. al jardín, llevaban varios días cavando las zanjas de
Vania los escondió como pudo, es decir, se los cimentación. Carretas koljosianas habían
tapó con la mano durante la entrevista con Blum, transportado ladrillos, que los colonos apilaron
pues no conocía otro procedimiento. cuidadosamente. A la colocación de la primera piedra
La propuesta de Igor alborozó a Salomón asistió Kréitser, acompañado de mucha gente, entre
Davídovich. ella el obeso ingeniero Vorgunov. Kréitser fue
- ¿El monólogo de Borís Godunov? enseñando la colonia a todo el mundo, pero
- ¡De Pushkin! Vorgunov no quiso ver nada. Sentado en el despacho
- Bueno, a mí hablarme claro: ¿el de Borís de Zajárov, decía:
Godunov o el de Pushkin? ¡No hay que confundir las - La primera piedra no significa nada. No es más
cosas! que pompa. Nosotros no sabemos hacer nada sin
- Borís Godunov es una obra de Pushkin. pompa.
- Pues hay que decirlo así para evitar - ¿A quién se refiere al decir "nosotros", Piotr
malentendidos. ¿De modo que yo deberé anunciar: Petróvich?
"Borís Godunov, de Pushkin"? - A nosotros, a los rusos.
- No; usted pierda cuidado, que habrá una persona - ¿No le gustan a usted los rusos?
encargada de anunciar los números. - Me gusta la sopa de coles con ajos, y con los
- Tanto mejor. Borís Godunov, ¿no fue un rusos preferiría trabajar como es debido.
caudillo militar? - Bueno, pues trabajaremos juntos.
- Fue un zar. - Allá se verá. Pero... camarada Zajárov, ¿usted
Banderas en las torres 113

cree seriamente que sus... chicos serán capaces de de la palabra, porque avanzaba a trompicones y se
atender una fábrica como ésta? apoyaba con las manos en los peldaños. Vania lo
- Completamente en serio. acompañó con mirada de temor.
- ¡Vaya!.. Está bien, de momento vamos a Cuando descendió Volodia con el cinturón
celebrar la fiesta... fuertemente ceñido sobre el capote, Vania musitó,
Los colonos, vestidos de gala, formaron en la indignado:
plazoleta y sacaron la bandera con el ceremonial de - ¡Ryzhikov... ha venido borracho! ¿Comprendes?
costumbre. Vorgunov, al lado de la zanja, sonreía. - ¿Ryzhikov? ¿Es posible?
Kréitser le preguntó: - ¡Borracho, borracho como una cuba! No se
- A pesar de todo, ¿le ha gustado? podía tener en pie.
- Sí. Eso les sale a las mil maravillas: música, - ¡Ese caerá! Alguna vez terminarán por echarlo...
armonía, belleza. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto - ¿Y si dice que no lo ha visto nadie?
con una fábrica de instrumentos eléctricos? ¡No hay - Tú presenta mañana el parte al jefe de guardia.
que mezclar una cosa con otra! - ¿Y si dice que es mentira?
- Pues nosotros las mezclamos, Piotr Petróvich: - El parte no se atreverá a discutirlo.
mezclamos la música y la fábrica y hasta añadiremos
a la mezcla una buena porción de ingenieros como 28. El cartel del plan.
usted. A fines de noviembre, nevó. El acontecimiento
Vorgunov torció el gesto y dijo: fue largamente celebrado por los chicos con gritos y
- No, por favor: soy demasiado viejo para juegos ademanes de júbilo. En el parque se tiraban bolas de
como éste, Mijaíl Osipovich. nieve y trataron de levantar un fortín que no pudieron
En el fondo de la zanja, sobre un lecho de terminar porque resultó que el material de
ladrillos, depositaron un gran pergamino en el que construcción no bastaba: era aquélla la primera nieve,
constaba cuándo y quién había fundado la nueva excesivamente blanda para que se pudiera hacer con
fábrica; después pusieron un ladrillo encima, y el ella un fortín. En vista de ello, los chicos centraron su
más viejo y el más joven de los representantes del atención en el estanque, que, al helarse,
Poder soviético en la colonia -Kréitser y Vania proporcionaría a la colonia una pista de patinaje. En
Gálchenko- lo cubrieron todo con una capa de cal. aquella época, Misha Gontar era para los pequeños
Aquel día, Vania estuvo de centinela de las diez a todo un personaje, pues hacía unas excelentes
las doce de la noche. Entró de guardia en el momento cuchillas de patín, otros ajustadores dominaban
en que sonaba el toque de retreta. Al cabo de media también el mismo arte, pero estaban muy recargados
hora, se acabó el ir y venir por la escalera. Vania de trabajo para otras brigadas, y Misha Gontar,
apagó la luz de los corredores, se apretó el cinturón monitor del quinto grado, se había convertido en
sobre el capote y comenzó a dar vueltas a grandes proveedor de la cuarta brigada. A cada brigada se le
zancadas por el vestíbulo, con el fusil tan pronto en habían dado tres pares de patines, pero la cuarta salió
un hombro como en otro. A las once y media terminó ganando, ya que todos los números chicos pasaron a
de trabajar Zajárov y, al pasar junto a Vania, le su poder, pues los muchachos de las otras tenían los
preguntó: pies grandes. Aparte de los colectivos, había patines
- ¿No tienes mucho sueño? propios en poder de algunos veteranos. Filka, por
- Puedo estar de guardia hasta mañana -repuso ejemplo, tenía dos pares. Aliosha Zirianski propuso
Vania. convertirlos todos en propiedad común de la brigada,
- ¡Bravo! Buenas noches. ¿Quién te releva? aduciendo que los pies de los chicos crecían y que los
- Volodia Begunok. patines del año anterior no servían ya a sus
- ¿Y quién va a tocar mañana? poseedores. Así fue cómo la cuarta brigada se
- Petia. encontró con casi diez pares, más que suficientes
- Está bien... para cubrir sus necesidades. Pero, por desgracia, el
Zajárov se marchó. Faltaban diez minutos para el estanque no se helaba: aunque la nieve cubría sus
relevo cuando se abrió sigilosamente la puerta y orillas, el agua seguía reflejando las nubes, como en
asomó una cabeza pelirroja. Unos ojos verdes verano. Los entendidos aseguraban que antes de
miraron a Vania con recelo: formarse la corteza de hielo aparecería "garapiña".
- Yo... vengo de la ciudad. De dar... un paseíto. No obstante, por más que los pequeños miraban, no
Después de tropezar con la puerta, Ryzhikov pasó conseguían ver "garapiña" alguna.
al vestíbulo, se tambaleó delante de Vania y levantó La jornada de los colonos se hizo "vespertina": se
la mano para abatirla impotentemente al instante. levantaban, desayunaban y emprendían el trabajo con
- Anótalo... en el informe -dijo-. Me da lo luz eléctrica. Comían con luz natural y, luego,
mismo... ¡Anótalo! Dilo así: Ryzhikov llegó con tres volvían a encender los faroles y lámparas. Por la
horas de retraso. He llegado tarde, ¿y qué? mañana resultaba más penoso levantarse, y hubo
Trepó escaleras arriba. Trepó en el sentido literal quien empezó a aficionarse a dormir hasta "cinco
114 A. S. Makarenko

minutos antes de la revista". Los más perjudicados menor turbación o perplejidad. Sus ágiles piernas no
eran los mayores, que habían de afeitarse antes de los llevaban al comedor, sino a la salida. Las manos
desayunar. Bien rasurados, y oliendo a agua de se alzaban, diligentes, para saludar:
colonia, llegaban al comedor con aire culpable y - ¡Buenos días, Alexéi Stepánovich!
procuraban no mirar a la cara al jefe de guardia, que, - ¡Buenos días, Alexéi Stepánovich!
por tratarse de veteranos de la colonia, se limitaba a - ¡Buenos días, Alexéi Stepánovich!
fruncir el ceño. Claro que cuando estaba de guardia Mal de su grado, Zajárov tenía que volver la
Aliosha Zirianski había que afeitarse antes de la cabeza para responder a los saludos. Igor Cherniavin,
revista, pero Aliosha hacía la guardia tan sólo dos ya desde el rellano superior, se extrañó al ver el
veces al mes, y, dada esa circunstancia, parecía que torrente de colonos que se dirigían hacia la puerta,
se podía vivir. El final de aquella vida tan soportable pero, cuando llegó junto al director, lo saludó sin que
llegó inesperadamente, durante la guardia de Ilyá un solo músculo lo impulsara en dirección hacia el
Rúdnev. Sin abandonar su eterna expresión atenta y comedor: allí no había más camino que el de la calle,
afable, Rúdnev pasó al ataque en el momento de la el del taller. Salido que hubo al patio, se mezcló con
revista: ordenó al delegado de la comisión sanitaria la alegre multitud de camaradas, cuyo único consuelo
que apuntara en el parte a todos los que estaban sin consistía en esperar a los últimos, contemplar las
afeitar. La medida, excepcional por su novedad, complejas mutaciones de sus semblantes y reírse con
produjo fortísima impresión, y apenas terminada la ellos. Luego, Zajárov salió a la terracilla y dijo:
revista, muchos corrieron por el pasillo con sus - Bueno se presenta el día... templado... ¡Dónde te
jaboneras en la mano. Desde el momento en que has hecho esos cortes, Misha?
recibió el título de colono, Igor Cherniavin se Misha Gontar lanzó una rápida ojeada al grupo de
consideraba también obligado a exterminar la barba y colonos y respondió con dignidad:
el bigote. Tal vez la cosa admitiese espera, mas, en - Es que me afeito ya, Alexéi Stepánovich.
primer lugar, la navaja daba mucho porte al que la - Pues aféitate con maquinilla. Es más cómodo y
usaba; en segundo, era un tanto violento andar con la más rápido.
cara llena de pelambre en una colonia infantil y, por Salieron asimismo a la terracilla los que acababan
último, la pelambre aquella tenía un tono rojizo y, de desayunar. Nesterenko no advirtió la presencia de
después del primer afeitado, adquirió un aspecto nada Zajárov:
simpático. Intimidado por la acción de Rúdnev, Igor - Misha, ¿por qué no...? Buenos días, Alexéi
echó mano a la navaja, la toalla y la jabonera y salió Stepánovich. ¿Por qué no... no... no me has
disparado para el lavabo. Abajo estaban tocando a esperado?
desayunar. En el pabellón B, en los lavabos y Misha Gontar no sabía responder en seguida a
dormitorios, se oía el raspar de las navajas y corría en ciertas preguntas. Zajárov se reajustó los lentes y se
abundancia sangre joven, debido a la inexperiencia y metió en el edificio.
a las prisas. Rúdnev era el más joven de los jefes de Igor Cherniavin se compadeció de Nesterenko por
brigada, y un retraso hasta de quince minutos estando la espinosa situación en que había estado a punto de
él de guardia no se consideraba imposible. Aquella meterlo su pregunta. Nesterenko, sin embargo, se
mañana, había demostrado que sabía enseñar los recobró pronto.
dientes y que los tenía fuertes, y era difícil predecir si - ¡Con que esas tenemos! -dijo-. ¡Esperad a que
no guardaba sorpresas mayores para el desayuno. Sin esté yo de guardia, y... ya veréis la que os preparo,
embargo, los sosegaba la idea de que aquel chicuelo señoritos!
no se atrevería a dejar en ayunas a una treintena de Cuando Ilyá Rúdnev, el jefe de guardia, salió a la
veteranos. La realidad fue mucho más triste y artera. terracilla, su semblante no denotaba haber tomado
Rúdnev, ciertamente, no se atrevió a realizar un parte alguna en el asunto. Con una nota de sorpresa
ataque frontal, pero algo convino con Zajárov en la voz, preguntó:
durante una breve entrevista en el despacho. Lo - ¿No habéis desayunado? ¿Por qué?
cierto es que al director se le ocurrió estudiar el cartel En los días sucesivos, hasta los "ancianos" más
de plan del primer trimestre, colgado en el vestíbulo, venerables acudían, presurosos, a desayunar junto
a la entrada misma del comedor. Zajárov inició su con los pequeños y, al pasar ante el cartel del plan,
estudio exactamente a los cinco minutos de haber no podían resistirse a mirar las cifras. El cartel
sonado el toque llamando a desayunar. De pie ante la rezaba:
pared, las manos a la espalda, leía atento las cifras,
que hasta los pequeños de la cuarta brigada se sabían PLAN DEL PRIMER TRIMESTRE
de memoria. Unos diez minutos más tarde, resonaron Metalúrgicos:
en las escaleras los apresurados pasos de los Aceiteras 235.000
veteranos que habían conseguido ya despojarse de la 235.000 rublos
barba y borrar de sus caras las huellas de sangre. Al Carpinteros:
ver a Zajárov, ninguno se permitió exteriorizar la Mesas de aula 1.400
Banderas en las torres 115

Mesas de dibujo 1.250 en cierta ocasión, hallándose a solas:


Butacas 1.450 - ¡Vete de mi lado! ¿te enteras? ¡Vete! ¡Ya me las
Taburetes de dibujo 1.450 arreglaré sin ti!
180.000 rublos Más tarde tuvo que dar la cara ante el Consejo de
Sección de costura: jefes a consecuencia del parte presentado por el
Calzones 25.500 centinela Vania Gálchenko. Sin embargo, todo
Pantalones bombachos 8.870 aquello era ya pasado. Lo desagradable fue que, en la
Trajes de deporte 3.350 reunión del Consejo, los jefes de brigada parecían
Camisas de tipo deportivo 4.700 hablar de Ryzhikov con desgana, y Zirianski expresó,
70.000 probablemente, el criterio general:
rublos - Este Ryzhikov es un elemento turbio y malo. No
Total 485.000 rublos obstante, vamos a esperar. De basura, peor hemos
hecho personas. Tenemos en perspectiva la fábrica,
El plan era muy difícil de cumplir, y los colonos trescientos mil rublos, una vida radiante, y él se va a
expresaban su admiración: la ciudad a beber vodka y regresa borracho a la
- ¡Menudo plan, hay que ver! colonia. ¿Qué clase de hombre es éste? Lo único que
Solamente los viejos sabían que el entusiasmo tiene de persona, es el habla. Pero también los loros
podría durar hasta el uno de enero, y que después las aprenden a hablar, con la ventaja de que no beben
pasarían negras. Pero la cuarta brigada estaba vodka. Ya veremos. Ahora bien..., tenlo en cuenta,
convencida de que después las cosas serían también Ryzhikov: puede llegar un momento en que no
interesantes. La célula del Komsomol se reunía por queden de ti ni los rabos.
las tardes y asediaba a Salomón Davídovich con Ryzhikov rebullía en mitad de la sala, se daba
cuestiones diversas. Pero Salomón Davídovich no golpes de pecho, prometía y juraba, procurando
"sudaba" ya, sino que se esforzaba por explicar imprimir a su rostro una expresión seria y persuasiva.
detenidamente cómo se garantizaba el cumplimiento Volenko salió de nuevo en su defensa:
del plan. Había llegado una época de relaciones - A pesar de todo, hay que comprender las cosas:
pacificas. Poco tiempo atrás, Salomón Davídovich Ryzhikov está hecho a esa vida y no puede perder la
había dicho en una asamblea general: costumbre de golpe y porrazo. Hay que esperar,
- Vuestros deseos, camaradas colonos, están camaradas. Castigarlo no tiene sentido, porque él no
cumplidos. Hoy se han entregado los nuevos moldes. comprende los castigos. Pero, ¡ya veréis, ya veréis!
Una voz solitaria inquirió: El Consejo de jefes no tomó ningún acuerdo y
- ¿Y a cómo estamos hoy? despidió a Ryzhikov, diciéndole: "Ya veremos".
Otras voces respondieron prontas: Después, Ryzhikov anduvo cierto tiempo tristón,
- A tres de diciembre. sin hablar con nadie, pero en la fundición trabajaba
- ¿Qué importa eso? -replicó Salomón “como una fiera", mereciendo encendidos elogios de
Davídovich-. Lo que importa es que tenéis moldes, y Salomón Davídovich, que decía:
todas las formalidades carecen de importancia. - Si todos trabajasen como Ryzhikov, no
Los colonos se echaron a reír y aplaudieron habríamos ahorrado trescientos mil rublos; sino
ruidosamente a Salomón Davídovich. Muchos reían a medio millón, por lo menos. ¡Tiene las manos de
carcajadas, ocultándose tras las espaldas de sus plata!
compañeros. Los ojos de la cuarta brigada se
dirigieron, inquietos, a Aliosha Zirianski: ¿no tendría 29. Boris Godunov.
nada que decir acerca de la justicia y la santidad de la La fiesta fue un éxito. Asistieron muchos
palabra empeñada? Pero Aliosha Zirianski también invitados, se sirvió una cena espléndida y todo
aplaudía, riéndose. Los aplausos conmovieron a respiraba en la colonia calor, afecto y felicidad. A lo
Salomón Davídovich, que levantó la mano y dijo con largo de la vereda del bosque, hasta la parada del
voz sonora: tranvía, se encendieron dos hileras de fogatas
- Ya lo veis. Siempre hago por la producción todo atendidas por Danilo Gorovói. Los huéspedes
lo posible. pasaban por entre las fogatas, a pie unos y en
Estas palabras provocaron una nueva ovación y automóvil otros. A la puerta de la casa eran recibidos
una hilaridad general, no disimulada ya. Reía por unos colonos que les entregaban, en nombre de
Zajárov; reía el propio Salomón Davídovich. Hasta alguna brigada, entradas para el teatro e invitaciones
Ryzhikov reía y batía palmas, satisfecho de que todo a la cena.
hubiera terminado tan felizmente; además, como era Los colonos mostraron a los visitantes sus
moldeador, la noticia de Salomón Davídovich tenía dormitorios, los clubs y las aulas, y les explicaron el
para él gran importancia. Cierto que el mes anterior plan trimestral inscrito en el cartel. Lo único que no
había tenido muchos disgustos. Después del les enseñaron fueron los talleres. El programa de la
incidente con Levitin, hasta Ruslán Gorójov le gritó fiesta fue muy ameno: actuaron cantantes, recitadores
116 A. S. Makarenko

y acróbatas. Los pequeños presentaron un Salomón Davídovich no pudo por menos de


espectáculo titulado Viaje de los colonos por Europa. sonreírse, y su sonrisa exaltó más aún el júbilo de los
Participó en la representación Vania Gálchenko, oyentes. Prosiguió con acrecentada emoción, y la
pero el papel principal fue el de Filka Shari, que hizo sala quedó en silencio, en espera de mayores goces.
de MacDonald. La función resultó interesantísima.
Los colonos y los invitados aplaudieron Yo soy quien mata a todos los que mueren:
estruendosamente cuando los chicuelos se colocaron De la transmisión el fin aceleré,
en fila india, se apagó la luz, y en la mano de cada y he intoxicado a mansos fundidores.
actor se encendió una linterna eléctrica. La orquesta
tocó El tren. A los acordes de la música, los La ovación que siguió a estas palabras hizo difícil
pequeños colonos emprendieron su viaje. Por el oír toda otra cosa; las risas, atronadoras, fueron
camino tuvieron peregrinas, entrevistas con ahogadas por aplausos frenéticos. Los colonos
Pilsudski, con Mussolini, con MacDonald y con otros gritaban algo que resultaba imposible discernir.
"próceres". Cada uno de ellos se jactaba de la Kréitser se reía más fuerte que todos, pero dijo a
situación de su país, pero ¡cualquiera engañaba a los Zajárov:
chicos de la colonia Primero de Mayo! ¡Poco bien - ¡A esos redactores habría que darles un jabón!
que sabían ellos lo que pasaba en Europa Occidental! ¡Mira que la ocurrencia!
Causó una impresión extraordinaria la actuación Salomón Davídovich, deslumbrantes el rostro
de Salomón Davídovich, que salió a escena con un enrojecido, la jocunda calva y el traje nuevo,
flamante traje marrón. Sancho Zorin, encargado de extendió la mano en dirección a la sala:
los intermedios, anunció: - ¡Dejadme terminar!
- Salomón Davídovich recitará un fragmento de Los colonos se mordieron los labios. Salomón
Borís Godunov, de Pushkin, redactado por Igor Davídovich dio un paso adelante, se llevó la mano al
Cherniavin. corazón y alzó inspiradamente los ojos:
Kréitser, que estaba en primera fila, se inclinó y
dijo a Zajárov al oído: Siento náuseas, y estoy mareado;
- ¿Pushkin redactado por Cherniavin? Y ven mis ojos chicos insolentes;
- Una travesura. Está claro. Quisiera huir, mas no sé adónde. ¡Qué horror!
Salomón Davídovich arrugó el entrecejo y ¡Si, pobre del que no tiene dinero!
declamó con mucha expresividad:
Terminó y bajó modestamente los ojos. Pero
Alcancé el poder supremo, aquella postura sobria, aunque teatral, no pudo
Seis meses llevo ya reinando en calma. mantenerla mucho tiempo. Correspondiendo al
entusiasmo delirante del público, Blum resplandeció
Kréitser comentó entre dientes: en una sonrisa, después se irguió con orgulloso
- ¡Si serán granujas! empaque, levantó el índice y comenzó a hacer
Prosiguió Salomón Davídovich: reverencias, pues el público continuaba gritando y
aplaudiendo. Por fin, corrieron el telón.
o soy feliz. Quise a mi pueblo En el entreacto, Salomón Davídovich se abrió
Domar en los talleres... paso hasta la primera fila, respondiendo, orgulloso, a
los saludos de los colonos, y estrechó la mano a
Muchos colonos se levantaron. Sus rostros Kréitser con una sonrisa condescendiente:
expresaban un júbilo mudo aún, pero imposible de - ¿Qué le ha parecido? ¡Fíjese qué ovaciones!
ocultar. La maestra Nadiezhda Vasílievna, sentada al - Escuche, Salomón Davídovich, estos granujas le
lado de Zajárov, sonreía soñadora. Alexéi han hecho a usted una jugarreta.
Stepánovich entornaba los párpados y escuchaba con - ¿Cómo una jugarreta?
atención. Kréitser, brillantes los ojos, estiraba el - Le han dado un texto falso.
cuello para no perderse nada de lo que ocurría en el - ¿Falso? Imposible. El texto lo tengo aquí.
escenario. Salomón Davídovich declamaba muy alto, - ¡Ay, ay, ay! ¡Qué... bribones! Fíjese, ese Borís
con voz trágica: Godunov no habla más que de los asuntos de la
colonia Primero de Mayo.
Máquinas traje yo; yo les busqué trabajo, - ¿En serio?
Y ellos, poseídos del demonio, ¡me maldicen! - Pues claro: "Máquinas traje yo, he intoxicado a
los fundidores". Ese no es Borís Godunov, sino
Los colonos no pudieron contenerse: raro fue el usted, Salomón Davídovich. Y esos chicos
que permaneció sentado en su sitio. Tributaban al insolentes...
recitador aplausos ensordecedores, y sus semblantes - ¿De modo que Pushkin no escribió eso?
traslucían un verdadero delirio estético. - ¡Qué va! Pushkin habla de niños
Banderas en las torres 117

ensangrentados, y aquí se habla de chicos insolentes. herradas. Los colonos aplaudían ahora sin el menor
- Pues, mire usted, la verdad es que lo son. ¿Y qué matiz de mofa: Salomón Davídovich era, sin duda,
dice Pushkin de los fundidores? un consumado bailarín. El brío de que hacía gala
- ¿De los fundidores de la colonia? ¡Qué quiere aquel anciano y el garbo con que bailaba en cuclillas
usted que diga, si hace cien años que murió! rebosaban amor a la vida y un humor perfectamente
Salomón Davídovich se sintió inundado de apropiado al caso. Al terminar la danza, Kolka, el
sincera indignación. doctor, saltó al escenario y dijo en voz alta:
- ¡Ay, qué desfachatez! -exclamó-. ¡Ahora mismo - ¿Habéis visto? ¡Ahora que no me venga con que
voy para allá a decírselo! está enfermo del corazón!
Salomón Davídovich corrió a cumplir su Salomón Davídovich se rió tristemente y dijo:
amenaza. Hubo quien trató de esconderse, pero él - El doctor no quiere comprender la diferencia: los
atrapó a Igor Cherniavin, el redactor principal, y le cosacos de Zaporozhie podían bailar el hopak hasta
reprochó: la muerte sin que les molestara lo más mínimo el
- ¿No le da a usted vergüenza, camarada corazón. Pero pruebe usted a designarles jefes de
Cherniavin? producción y ya verá la de pacientes que le salen...
- ¿De qué?
- Pushkin no lo escribió así. 30. Un robo.
- ¿Y eso qué importancia tiene? ¿Usted sabe lo Dos días después de la fiesta, Igor Cherniavin
que hace Meyerhold? corrió al guardarropa para ponerse el abrigo y halló
- ¿Qué Meyerhold? vació el gancho número 205. Misha Gontar se estaba
- El director de escena de Moscú. poniendo el abrigo allí al lado.
- ¿También es jefe de producción? - Misha, mi abrigo no está aquí.
- ¡Ya lo creo! ¡De todo un teatro! A nosotros - ¿Cómo es eso?
todavía nos sale algo parecido a Pushkin, pero él no - Mira, mi número está vacío.
deja nada en absoluto. ¡Esa es la moda! - Alguien lo habrá confundido. Búscalo.
- La moda, naturalmente, no me parece mal, pero A la hora del almuerzo, Igor revisó todos los
¿qué tienen que ver con eso los fundidores? abrigos. Cada uno tenía bordado el número a la
- ¡Cómo! ¿Usted cree que en tiempos de Borís vuelta del cuello. El 205 faltaba. Así se lo comunicó
Godunov no había fundidores? ¿Quién cree usted que a Bratsán, jefe de guardia, que lo miró mohíno:
hacía los fusiles? - ¿Qué piensas, que te lo han robado?
- Fusiles podían hacerlos, pero quizá no hubiera - He revuelto todo el guardarropa.
en la fundición tanto humo. - Pues hay que buscarlo otra vez. No puede
- ¿Cómo que no? ¿Acaso conocían ellos la desaparecer así como así.
ventilación? Bratsán, disgustado, le dio la espalda. Pero
- Podían no conocerla. después del trabajo buscó a Igor y le preguntó
- ¡Ha salido estupendamente, Salomón sombrío:
Davídovich! Fíjese usted lo que le ha gustado a - ¿Ha aparecido el abrigo?
todos. Pronto le tocará a usted bailar. - No.
- Ahora ya me da miedo. Se dice en el programa - El de Novak, de la cuarta brigada, se ha perdido
que será un hopak, pero, a lo mejor, es también al también.
estilo de Meyerhold. - ¿Los han robado?
- ¡Palabra de honor que es un hopak! Bratsán no dijo nada; por lo visto, la expresión no
Salomón Davídovich se echó a reír y, apretando el le había gustado.
puño, lo blandió en el aire. Por la tarde, Igor asistió a la presentación de los
- ¡Al diablo! -exclamó-. ¡Bailaremos el hopak! partes de los jefes de brigada. Bratsán anunció en el
Dicho esto, volvió al lado de Kréitser y lo suyo:
tranquilizo: - Camarada director, la noche pasada han robado
- Les he reñido, pero dicen que ahora todos hacen en el guardarropa dos abrigos: el de Cherniavin y el
así. Un tal Meyerhold, de Moscú, hace lo mismo. de Novak.
Parece que esa es la moda. Zajárov, sereno como siempre, levantó la mano y
Kréitser abrazó a Salomón Davídovich y lo sentó respondió: "Está bien". Todos los presentes saludaron
a su lado. como de costumbre después del parte del jefe de
- ¡Cierto! -dijo- ¡Todo le ha salido muy bien! guardia. No obstante, había en la ceremonia algo
Un cuarto de hora más tarde, Salomón peculiar. Las caras no reflejaban el alegre optimismo
Davídovich, vestido de cosaco ucraniano, con de siempre; se presentía que el último parte no iba a
pantalones bombachos y gorro de piel gris, bailaba restablecer el amistoso desembarazo de las
en el escenario un hopak en toda regla. Oxana, grácil relaciones, que la colonia no adquiriría el habitual
y fina, se veía y se deseaba para escapar de sus botas ambiente vespertino, que nadie sonreiría ni gastaría
118 A. S. Makarenko

bromas. En efecto, después del último parte, Zajárov - Yo quiero decir algo -Zirianski se desplazó al
se sentó con rapidez, extrajo de la cartera un papel y, borde mismo del diván-. Yo quiero decir algo.
apoyando la cabeza en la mano, se puso a leer Primero: no los han robado de noche, sino por la
atentamente, como si estuviera solo en el despacho. mañana, cuando todo el mundo se ponía los abrigos.
Pero en el despacho había unos treinta colonos, que Lo ha hecho un fresco. Fue tan campante y se puso
lo miraban inmóviles y silenciosos. Nesterenko un abrigo ajeno, quizá en presencia de todos; no está
preguntó en voz baja a Bratsán: descartado que el propio Cherniavin se lo encontrase
- ¿Sospechas de alguien? al entrar en el guardarropa. Y si lo hubieran
La pregunta fue oída, pero todos sabían que el descubierto, tenía una excusa bien fácil: se lo había
ladrón no había dejado la menor huella. Como puesto por equivocación, sin ningún mal propósito.
Bratsán estaba de guardia, respondía de lo sucedido - Pero es que no se trata de un solo abrigo, sino de
durante la jornada y, por consiguiente, debía dos.
contestar a la pregunta de Nesterenko. - Bueno, dos. Lo que pasa es que el abrigo de
Comprendiéndolo así, dijo en voz alta: Novak estuvo allí colgado tres días sin que él se lo
- De doce a ocho hubo cuatro centinelas, colonos pusiera. Iba corriendo sin abrigo hasta la sección. A
todos. Naturalmente, no puede recaer sobre ellos la mis pequeños les gusta eso. De manera que el abrigo
menos sospecha: Loboiko, Grachov, Soloviov y de Novak pudieron robarlo anteayer, sin que nadie lo
Tolenko son todos de mi brigada. Yo respondo de advirtiese.
ellos: ninguno abandona el puesto ni se duerme. Y - En parte, llevas razón... -comenzó Nesterenko,
ahora otra cosa: del guardarropa a la calle no se pero Zirianski lo miró con dureza y le interrumpió:
puede pasar más que por delante del centinela. - Aguarda, que no he terminado. Segundo: los
Quiere decirse que han tenido que sacar los abrigos abrigos no han salido aún de la colonia; alguien los
por los ventanillos de ventilación. Pero, ¿cómo? Las ha escondido en su casa, o quizá estén en la aldea,
ventanillas son muy pequeñas y por ellos es muy aunque me parece que no, que están aquí, que los
difícil meter los abrigos, yo he hecho la prueba hoy. tiene algún empleado o algún obrero de la
Así, pues, el autor es un especialista. construcción que es cómplice. No puede ser de otro
- ¿No ha sucedido nada de particular durante la modo. A la ciudad no es tan fácil llevarse un abrigo,
noche? -inquirió Zajárov sin levantar la vista del no es una aguja y, además, se necesita tiempo. En día
papel. de labor es imposible, y en día de fiesta abundan los
- Nada, lo he averiguado. La gente durmió colonos en el camino de la ciudad. Los dos abrigos
tranquila. Los centinelas dicen que nadie salió del no han salido de aquí, de nuestra colonia.
edificio. El último en regresar de la ciudad fue Todos callaron. Zirianski quizás llevara toda la
Zirianski, que volvió a las once. Estuvo allí en razón. Tan sólo Nesterenko formuló una pequeña
comisión de servicio, por orden de usted. Ya veis... si duda:
fuera un abrigo solo, diríamos... diríamos sin falta: lo - En parte, tienes razón, Aliosha. Sólo que el
habrá olvidado en cualquier parte. Pero son dos, de abrigo de Cherniavin estaba en el lado derecho, y el
brigadas distintas. Cherniavin conoce poco a Novak. de Novak, en el izquierdo. Dices que el ladrón se lo
- ¡Torski! ¡Reunión secreta del Consejo, ahora puso y se fue. Es posible que se lo pusiera y se fuese,
mismo, aquí en mi despacho! y que después volviera sin él; muchos andan sin
- ¡A la orden! abrigo por la colonia, ¡y tú anda y averigua! Pero...,
En el despacho quedaron únicamente los jefes de ¿y las medidas? Una cosa es ponerse el abrigo de
brigada. Cuando hubo salido el último colono, Cherniavin y otra ponerse el de Novak. Viene a
Zajárov se reclinó contra el respaldo del sillón: resultar que son dos los que han trabajado.
- Bueno... Decid lo que pensáis. - Eso no puede ser -objetó Volenko quedamente.
Torski, sentado, con otros colonos, en el diván, se - ¿Por qué no?
encogió de hombros y observó: - Porque no. Aquí no hay bandas. Puede
- Es difícil decir nada. Y es peligroso sospechar sospecharse de alguno por separado, pero, gente
de alguien, pues no hay motivos. He hecho una lista confabulada para robar, aquí no la hay.
de los que aún no son de confianza. Resultan - Volenko ha dicho bien -convino Torski-. Ha
diecinueve... No vale la pena mencionarlos. Dos sido uno solo. Cómo sacó los abrigos, el diablo lo
abrigos son poca cosa para eso. El ladrón es uno, y sabe, aunque debió de ser, más o menos, como ha
los otros dieciocho quedarían ofendidos para toda la explicado Zirianski. Volenko, ¿qué piensas tú de
vida. Una verdadera desgracia... No puede hacerse a Ryzhikov?
nadie ni una sola pregunta. No se le puede preguntar Acababa de ser pronunciado el primer nombre.
a nadie por ejemplo, si salió anoche a alguna parte... Los rostros de los jefes de brigada adquirieron una
- A nadie se le debe preguntar tal cosa -asintió expresión más atenta. Volenko quedó pensativo un
Zajárov descontento. instante.
- Claro, eso es lo que yo digo. - En mi brigada -dijo-, se puede sospechar
Banderas en las torres 119

también de otros: de Gorójov o de Levitin, por ha sido.


ejemplo. Sólo que Levitin anda últimamente En las brigadas restantes había candidatos a la
atareado. Al descubrirse lo de aquellos papeles, ¿os sospecha; sin embargo, uno se dedicaba con afán a la
acordáis? Alexéi Stepánovich le impuso una sanción: lectura; otro se había entregado en cuerpo y alma a la
barrer los senderos del jardín durante un mes. Esto lo primera corneta; el tercero frecuentaba el círculo de
tiene muy embebido, pues quiere que lo perdonen. modelismo; el cuarto era amigo de Málenki; el quinto
Cumple con mucho tesón, y no creo que piense en buscaba siempre la compañía del doctor Kolka; el
robar. Gorójov parece muy preocupado con su sexto era sobresaliente en geografía. La quinta y la
máquina espigadora. Y ahora que han colgado el plan undécima brigadas ni siquiera permitieron que se las
nuevo, no tiene otra obsesión que la espiga derecha o mentara por un motivo tan bochornoso.
la espiga torcida y hace un nuevo dispositivo para Cuando terminó el análisis de la última brigada -la
meter en la máquina simultáneamente más piezas. décima-, análisis harto breve, porque Rúdnev no
Decidme si en esas condiciones va a robar una permitió sospechar más que de sí mismo y de su
persona. Yo creo que no. ayudante, el ambiente de tornó cálido y cordial, y
- Gorójov no ha sido -confirmó Torski sin Zajárov dijo:
titubear. -¡Qué diablo! ¡Hay que ver qué gente tan buena
- ¿Y Ryzhikov? Ryzhikov quizá sí. Tiene menos tenemos en la colonia! ¡Son de oro!
conciencia que un gorrión. Pero la cosa está en que Los jefes de brigada se echaron a reír y se
no lo necesita. Es el que gana más en toda la colonia. reacomodaron en el diván como si se dispusieran a
De la última paga le quedaron limpios setenta rublos. permanecer allí hasta la mañana. Nesterenko se
Cincuenta los metió en la caja de ahorros y me dio la restregaba las manos de contento.
libreta para no gastárselos. En lo único que piensa es - Nuestra gente, Alexéi Stepánovich -dijo-, es
en ganar más... ¿Qué necesidad tiene de robar? Por maravillosa.
otra parte, Ryzhikov es nuevo aquí; no conoce a Zajárov se levantó, arrojó un papel sobre el poyo
nadie, y, sin un cómplice, no podría arreglárselas. de la ventana, puso la mano encima de él y quedó
- Pierde cuidado -objetó Bratsán-. Tú no pensativo:
conocerás a nadie, pero lo que es Ryzhikov conoce - Sí... es uno. Uno. Creo que no hay que buscarlo.
muy bien a los que pueden serle útiles. Dos abrigos no son nada. Ya veremos más adelante.
- No, no ha tenido tiempo -dijo Nesterenko Quizá sea su último robo. Os ruego que no habléis
pausadamente. del asunto en las brigadas. Como si nada hubiera
- Bueno. Eso es en la primera brigada. ¿Qué tal en sucedido. ¿De acuerdo?
la tuya, Liova? - De acuerdo, Alexéi Stepánovich.
Porshniov, el jefe de la segunda brigada, era feliz, - Puede que sea por la fuerza de la costumbre -
tal vez el más feliz de la colonia. Siempre estaba de sonrió indulgente el director-. Vitia, dispón que
un humor excelente, muy satisfecho de la vida; nunca mañana mismo les den abrigos nuevos a Cherniavin
habla tenido que "sudar la gota gorda", y todo lo que y a Novak.
emprendía le salía bien. Ahora se limitó a encogerse Nadie dormía en las brigadas, esperando el
de hombros. regreso de los jefes. Volenko llegó ensombrecido al
- ¿De dónde... va a haber gente así en mi brigada? dormitorio.
Los míos son todos... de confianza. - Qué, ¿no habéis dado con él? -preguntó
- ¿Respondes de todos? Sadóvnichi.
- ¿Yo responder de ellos? Ellos mismos... - Hemos hablado... más que nada... de otras cosas.
podrían... responder de cualquiera. Bien lo sabéis - ¿Y no lo habéis encontrado?
vosotros. - ¿Cómo lo vamos a encontrar? Debe ser uno
En la colonia todos sentían por Porshniov una solo...
gran simpatía. Daba gusto contemplar la serena - Uno... ¡El diablo se lo lleve! ¡Oh, sí le
alegría que reflejaban siempre sus ojos, de calmosa echásemos mano!
mirada, los movimientos de sus cejas hirsutas y Ryzhikov, plantado en mitad del aposento, se
negras y el risueño temblor de sus labios gruesos y metió las manos en los bolsillos y observó, sonriendo
bien delineados. Al ver a Porshniov, venía a la alegremente:
memoria la segunda brigada, aquellos diecisiete - De todo tiene la culpa el salario.
muchachos que parecían escogidos: todos de - ¿Por qué? -se interesó Sadóvnichi.
dieciséis años, de la misma estatura, guapos, quien - Pues porque yo gano mucho y otros me
más, quien menos, siempre apasionados por una cosa envidian.
u otra. Casi toda la segunda brigada trabajaba en la Ruslán Gorójov miró de hito en hito a Ryzhikov y
sección de máquinas. El trabajo era ruidoso, animado le preguntó:
e interesante. - ¿Quién te envidia a ti?
- Sí -constató Nesterenko-. Ninguno de la segunda - Hay quien no gana ni para pagar la comida:
120 A. S. Makarenko

Gorlenko, Tolenko, Vasíliev y todos esos Gálchenko - ¡O-o-a-a!


y Begunok. No obstante, aquellos sonidos convencionales
Gorójov entornó los párpados y dijo: daban el resultado apetecido. Había en la colonia
- ¿Sospechas de Begunok? diez o quince Volodias, pero acudía aquel a quien
A Ryzhikov no le gustaba que lo mirasen con estaban llamando. Los restantes no hacían más que
tanta fijeza, y respondió: arrugar el entrecejo. Los jefes de guardia perseguían
- ¡Qué va! No sospecho nada. con saña semejantes medios de comunicación, sobre
Se dirigió a la cama sin darse prisa. Ruslán le todo si se utilizaban en los pasillos o en los rellanos
acompañó con la mirada. de la escalera.
- ¿Qué miras? -volvióse Ryzhikov de improviso. Esto, de una parte. De otra, los chicuelos de la
- Es que... me gustas... mucho -masculló Ruslán-. cuarta brigada siempre habían sido un tanto
¡Eres una bellísima persona! propensos al separatismo. Los jefes de guardia tenían
Volenko bajó los ojos, tornó a levantarlos, miró sus motivos para recelar de esta tendencia, pues el
fijamente a Ryzhikov y luego a Ruslán, y un temblor separatismo excesivo amenazaba terminar con un
inquieto movió sus labios. vidrio roto en el invernadero, con un traje rasgado o
con alguna diablura del mismo jaez. El jefe de
31. Cigarrillos "Diubek". guardia sabía perfectamente que la actitud separatista
Las almas de la cuarta brigada eran tenía como motivo alguna insignificancia: un
impresionables e inflexibles y no se resignaban a hormiguero, un nido de ruiseñores, una vieja rueda
admitir que el robo de los dos abrigos quedase abandonada por el cochero en el corral o un montón
impune. de latas de conservas recién hallado. Semejantes
Nadie supo en la colonia las reuniones que acontecimientos suscitaban una actividad febril de
celebró la cuarta brigada. Nadie advirtió sus los chicos, gritos en diversos puntos del patio,
operaciones, excepto... Zajárov. Quizá los jefes de carreras desenfrenadas. Los ojos encendidos, el oído
guardia notasen también algo, pero ellos lo atento, las bocas jadeantes, las velocidades máximas,
aquilataban todo desde el punto de vista de sus los alaridos de protesta y los prolongados gritos de
obligaciones. entusiasmo detrás de alguna esquina no podían por
Anteriormente, los miembros de la gloriosa e menos de alarmar a los jefes de guardia. Toda la
"invencible", brigada se destacaban por dos rasgos. colonia recordaba que, a comienzos de la primavera,
De una parte, sus gargantas adolecían de una Vasia Klúshnev, el jefe de la séptima brigada, hubo
irrefrenable inclinación al forte. Inclusive sus de cumplir cinco horas de arresto por negligencia en
conversaciones secretas eran tan ensordecedoras, que la guardia. Llamado a presencia de Zajárov, Vasia no
no había manera de distinguir lo que decía cada uno. negó que desde la mañana se notaba ya entre los
A veces daban a sus ojos una expresión pequeños cierta agitación ni que después del
ultraenigmática y conspirativa, pero sus gargantas no almuerzo estuvieron corriendo de edificio en edificio
admitían freno alguno. Cuando la gente adulta y alrededor de éstos con tal velocidad, que era
necesita llamar a alguien, suele mirar alrededor para imposible identificar a los que intervenían en la
ver si la persona requerida anda por allí. Los peques algarada. Vasia creyó que se trataba de una minucia
eran contrarios a este irracional despilfarro de la por el estilo de un hormiguero, y después resultó algo
preciada energía visual y del no menos preciado mucho más serio. Toda la operación fue chillona tan
tiempo, tanto más disponiendo siempre de un sólo mientras duró su fase terrestre. Pero cuando los
instrumento tan ensordecedor y universal como la participantes en ella se encaramaron al tejado, sus
garganta. Por ello, todas las llamadas se realizaban de incansables gargantas quedaron mudas como por
manera muy simple: no había más que salir al rellano encanto. En el mayor de los silencios, casi sin
de la escalera o al sendero central del parque y gritar cambiar impresiones, los peques tiraron desde el
a todo pulmón, entornando los ojos y hasta tejado de la vivienda del personal de servicio -una
agachándose por el esfuerzo: casa de tres pisos- al gato del contable Semiónov,
- ¡¡¡Volodia-a-a!!! precioso felino de raza siberiana. Los chicos no
Luego se aguzaba el oído, y, si no contestaba hicieron aquello por crueldad, ni por venganza, ni por
nadie, se gritaba otra vez, con voz más espantosa simple curiosidad. El móvil fue puramente científico:
todavía: con una servilleta confeccionaron un paracaídas
-¡Volo-o-dia! bastante aceptable, colocando al gato en dos
La llamada se percibía desde cerca con bastante cómodos lazos de los que no podía desprenderse. Por
nitidez: buscaban a un cierto Volodia. Pero la tarde, todos los autores del experimento
precisamente en las inmediaciones era donde el grito comparecieron, contritos, ante Zajárov, aunque, en lo
surtía menos efecto práctico, pues el Volodia hondo del alma, no compartían la indignación del
buscado debía hallarse lejos, en algún paraje donde el director. Alexéi Stepánovich, que los miraba
sonido llegaba en la forma más imprecisa: enfadado, dijo:
Banderas en las torres 121

- No puedo comprender de ningún modo una chiquillos no se reunían en bandadas ni remontaban


guardia como ésta. ¡Qué vergüenza, qué luego el vuelo con inquieto trinar. La pista de
relajamiento, qué incapacidad más completa para patinaje había tenido ya tiempo de helarse, y sobre
mantener el orden! Camarada Klúshnev, no creía que ella relucían unas bombillas eléctricas. Se deslizaban
fueras tan inútil. ¡Cinco horas de arresto! en sus patines los colonos, ya en vertiginosa recta, ya
Ante los ojos de los "paracaidistas", Vasia describiendo un círculo, tan pronto cogidos de la
Klúshnev, todo apenado, saludó y dijo: "¡A la mano como sueltos. Hasta los jefes de guardia
orden!" Semión Gaidovski, viendo lo ocurrido, calzaban de vez en cuando los patines; sus brazaletes
emprendió una tímida tentativa de explicar rojos se veían desde lejos y despertaban el mismo
debidamente el suceso y pronunció con su aguda respeto de siempre.
vocecilla: La cuarta brigada, sin embargo, no tenía tiempo
- ¡Alexéi Stepánovich! ¡La servilleta ha para tales entretenimientos. Volodia Begunok
aparecido, la han encontrado ya! ¡Nosotros la aprovechaba cada momento propicio para salir del
lavaremos! despacho y entrevistarse allí cerca con alguien de su
Zajárov, sin embargo, no se alegró lo más mínimo brigada. ¿Hablaban al encontrarse o, al modo de las
del hallazgo de la servilleta. Parecía, incluso, haberse hormigas, se limitaban a mover invisibles antenas?
olvidado de que la servilleta había sido escamoteada Nadie lo sabía; lo cierto era que se separaban
en la cocina, acto que durante el planeamiento de la pensativos, pausados, moviendo apenas las cejas.
operación se consideraba el más peligroso. No, no Parecía que nada les interesaba especialmente, que
era la servilleta lo que preocupaba a Zajárov: vivían ensimismados y retraídos. Pero en todos los
- ¿Habráse visto? ¡Todo un grupo de colonos sube senderos de la colonia se los veía de dos en dos o de
al tejado de una casa de tres pisos! ¿Para qué? ¿Con tres en tres, conversando en voz baja y atentos a lo
qué fin? ¡Con el de tirar a ese desdichado gato! que pasaba en derredor suyo. En el guardarropa
Los ojos de los chicos relumbraron de alegría: siempre había unos ojos que observaban a los que se
¡Alexéi Stepánovich exageraba! ¡No había sucedido vestían, sobre todo por la mañana. La costumbre de
desdicha alguna! Semión Gaidovski exclamó a voz irse al trabajo sin abrigo había sido desterrada tiempo
en grito: atrás. Los de la cuarta brigada habían adquirido la
-¡Alexéi Stepánovich, Alexéi Stepánovich! ¡Usted costumbre de quitarse y ponerse los abrigos a cada
no está enterado! Al gato no le pasó nada... ¡Aterrizó dos por tres; y los centinelas, los mayores en
la mar de bien! particular, les decían enfadados:
Y todos los chicos carearon: - ¿Qué hacéis zascandileando de aquí para allá?
- ¡¡¡Aterrizó!!! ¡Y ni maulló siquiera! ¿Usted cree Poneos los abrigos y largaos...
que se hizo daño? ¡Pero si no cayó! ¡Bajó en Puede que Zajárov hubiese notado algo misterioso
paracaídas! ¡Aterrizó a cuatro patas y... echó a en la cuarta brigada o que hubiera sabido algo de otra
correr! fuente, pero lo cierto es que adquirió de pronto la
Suponiendo que el rostro del director costumbre de pasear por el patio y por los corredores
resplandecería al oír tan grata noticia, todos lo y entraba a menudo en el guardarropa, encontrando
miraron esperanzados, pero... no resplandeció. Alexéi casi siempre a algún chico de la cuarta brigada, a
Stepánovich no era hombre propenso a entusiasmarse cuyo saludo respondía con sobrio ademán. Luego
por los progresos del paracaidismo. Se ajustó las continuaba su camino, acompañado por las miradas
gafas y preguntó a quemarropa: serias y atentas de los chicos.
- El gato llevaba paracaídas. ¿Y vosotros, lo Vania Gálchenko y Filka no fueron aquella tarde a
llevabais? ¿Quién de vosotros llevaba paracaídas? la pista de patinaje. Deambulando por el sendero
¿Quién? central del parque, miraban hacia la colonia como si
Únicamente entonces comprendieron los chicos esperasen a alguien. Se cruzaban con ellos colonas y
que su delito consistía en haberse subido al tejado colonos con patines (gente frívola y ávida de
desprovistos de paracaídas. Resultaba que Zajárov diversiones). Los mayores pasaban calmosos. Lida
entendía también algo de paracaidismo. Por desdicha, Tálikova preguntó a Gálchenko, poniéndole
no tuvo en cuenta que para un ser humano se necesita amistosamente la mono en el hombro:
un paracaídas muy grande, mucho más que una - ¿Por qué estás tan aburrido, Vania?
servilleta. Era difícil no sonreír a Lida, pero hasta la sonrisa
Ni que decir tiene que después de este lance nadie le salió seria a Vania.
volvió a encaramarse al tejado, pero se daban otros - No estoy aburrido. Estamos dando un paseo.
casos que despertaban el recelo de los jefes de Los ojos de Filka y de Vania se animaron al ver
guardia, a quienes sacaban de quicio las acciones que por la esquina del pabellón B aparecía Ryzhikov.
separatistas de la cuarta brigada. Se había puesto más guapo. Destocado, con un nuevo
En los últimos días, reinaba en la colonia el jersey blanco, estaba muy elegante. Caminaba a
silencio. Nadie vociferaba llamando a Volodia; los grandes zancadas, bamboleándose, con andares de
122 A. S. Makarenko

hombre satisfecho de la vida. El pelo rojizo, muy esperaba la función aquella.


corto, daba a la cabeza un aire más elegante, y ya no Poco antes de la asamblea general, comenzó a
tenía granos en la cara. Calmoso, Ryzhikov encendió congregarse la gente en el Club silencioso. Ryzhikov
un cigarrillo. Filka y Vania, también sin precipitarse, llegó solo y se sentó en el diván, estirando las
torcieron por un sendero lateral. Ryzhikov no los vio. piernas. Vania dio un codazo a Filka. Los amigos
Descendiendo por la cuesta, tiró, negligente, una gran pasaron un par de veces por delante de Ryzhikov,
caja blanca en un montón de nieve. que, fijo en sus pies y silbando ligeramente, no les
Cuando se ocultó tras los árboles, Filka recogió la prestaba atención alguna. Filka y Vania se sentaron a
caja, y Vania puso en ella los ojos. su lado. Ryzhikov los miró de reojo y recogió los
- Cigarrillos. ¿De qué marca son? pies bajo el diván. Vania, los ojos entornados, daba
- Diubek. vueltas en sus manos a la cajetilla Diubek. Después la
- ¡Qué cajetilla más bonita! abrió y se quedó mirándola, inmóvil y expectante: en
Al cabo de media hora, hallaron a Málenki en el el interior de la caja podía leerse, en grandes letras
club. Filka, dando vueltas a la cajetilla, le preguntó, trazadas con lápiz azul:
como quien no quiere la cosa: "Lo sabemos todo".
- ¿Cuánto vale esta cajetilla? Ryzhikov, los ojos verdosos centelleantes, se
- ¡Oh, esos cigarrillos son muy caros! Cuestan levantó, asió con fuerza a Vania por un hombro, lo
cinco rublos. empujó hacia el respaldo y salió del aposento con las
Vania no pudo dominarse y exclamó: manos metidas en los bolsillos. Vania se agarró el
- ¡Cinco rublos! ¿Una sola cajetilla? hombro y dijo con una mueca de dolor:
Filka, más avezado, no alzó la voz al decir: - ¡Me ha hecho daño, el maldito!
- ¿De qué te extrañas? ¿Crees que los cigarrillos A Filka se le encendió el rostro.
Diubek son cualquier cosa? - ¡Ha sido él! -exclamó-. ¡Vania! ¿sabes?, ¡ha sido
- ¡Ay, ay, ay! él! ¡Vente! Vamos a ver a Alexéi...
Cuando Málenki se metió en la biblioteca, Vania Entraron en el despacho a la carrera. Pero había
dijo: allí mucha gente. Los jefes de brigada se habían
- ¡Ha sido Ryzhikov! ¡Él y nadie más! reunido para presentar los partes. Zajárov, jovial dijo
- ¿El del robo? a Torski en tono de broma:
- Robó los abrigos y los vendió. - No alargues mucho la asamblea general que la
- ¡Pero si gana más que nadie! noche está muy buena.
- ¿Más que nadie? ¿Cuánto gana? ¿Treinta En la asamblea general, Torski dio lectura a una
rublos?, ¿sí? ¿Treinta rublos? orden:
- Treinta y quizá cuarenta. “Por su ejemplar comportamiento en la fundición,
- Bueno, pero es que los cigarrillos esos cuestan se da un voto de gracias al educador Ryzhikov”.
cinco. Filka y Vania enrojecieron, confusos. Miraron a
- Mira, vamos a enterarnos. ¿El es de la primera Ryzhikov y no lo reconocieron: resplandecía de
brigada? modesto orgullo, sonreía con dignidad, y no se
- Sí. notaba en él ni un ápice de insolencia. Era un
- Pregunta tú, que los conoces a todos. Pregunta camarada que se había merecido una felicitación.
qué cigarrillos fuma Ryzhikov.
- ¿Para qué? TERCERA PARTE.
- Porque si nadie lo sabe, quiere decir que 1. El parte de guerra.
Ryzhikov los oculta y no lo dice a nadie. Fuma... Pasó el invierno.
así... a escondidas... sin presumir. Pregúntalo. En el buró del Komsomol y en el Consejo de jefes
Aquella misma tarde aclaró Filka el asunto. En la de brigada se trataban los asuntos hasta
primera brigada nadie sabía qué cigarrillos fumaba medianoche... Mark Grinhaus tenía la palabra:
Ryzhikov. Filka lo indagó con arte, como - Imaginaos: ¡hacemos taladros! ¿Habéis visto qué
corresponde a un buen actor: sencillamente, le taladros? De aluminio pulimentado por fuera, y por
interesaba conocer el gusto de los fumadores de la dentro, con precisión de una centésima de milímetro.
primera brigada. Después de cenar, Vania escuchó el ¡Además, es un artículo de importación! ¿Me
relato de Filka y exclamó: entendéis?, ¡de importación! ¡Sí, tenemos que
- ¿Lo ves? Y nadie lo sabe. ¿Quieres ver una pedirles a los austriacos que nos vendan taladros para
función? nuestras fábricas de aviación, para nuestras unidades
- ¿Dónde? de zapadores y de ingenieros! Figuraos la situación
- En cualquier parte. de los zapadores que tienen que tender un puente y
Anduvieron largo tiempo por la colonia, y Vania no disponen de taladro eléctrico. O supongamos que
no pudo mostrarle el espectáculo. La caja seguía en hay que construir un tanque y en vez de un taladro
su bolsillo con la misma paciencia con que Filka empuñamos un cacharro indecente. Y, si no, tomad
Banderas en las torres 123

los aeroplanos. Yo he visto un aeroplano y sé los carpinteros; y en el derecho, las muchachas de la


orificios que lleva. ¿Qué necesidad hay de hacerlos sección de costura. Cada ejército ocupaba en el frente
con taladro austriaco, cuando pueden hacerse con el un sector más grande o más pequeño, de acuerdo con
de nuestra colonia? ¡Hay que hacerse cargo de la la magnitud del plan anual de cada uno.
situación de nuestros obreros! Debemos comprender Como es de suponer, el grueso de las fuerzas lo
que se trata de una necesidad de la que no puede uno componían los metalúrgicos, dislocados en el centro:
hablar sin lágrimas en los ojos. ¡Da rabia comprar el plan anual de fabricación de aceiteras ascendía a la
taladros a los austriacos y, encima, tener que pagarlos respetable suma de un millón de unidades, es decir,
a peso de oro! ¡Hay que acabar con eso! Así lo de otros tantos rublos. El sector del flanco izquierdo
entiendo yo, y también vosotros. era más reducido: la producción anual de los
Por supuesto, todos lo entendían así. De ahí que carpinteros debía valer setecientos cincuenta mil
las palabras de Volenko en el buró del Komsomol rublos; y la sección de costura, bastante diezmada
reflejasen el sentir de las once brigadas: por el traspaso de personal a los tornos, tenía tan sólo
- No debe inquietamos la idea de que nuestra un plan de trescientos mil rublos, en virtud de lo cual,
gente pueda no comprenderlo. Tenemos setenta y el flanco derecho ocupaba un sector del frente
nueve komsomoles y ciento noventa colonos. ¿Cómo relativamente pequeño.
no van a comprenderlo? Cenamos dos veces: a las La ofensiva iba hacia arriba. En la parte superior,
cinco y a las ocho. El descontento cunde desde hace a todo lo ancho del cartel, aparecía dibujada una
tiempo: ¿qué necesidad hay de dos cenas? ciudad maravillosa: se alzaban hacia el cielo sus
Sencillamente, falta tiempo para acudir al comedor. chimeneas y torres y, para que no quedase lugar a
Admitamos que la primera cena se parece más a una dudas, en el borde de arriba veíase una inscripción
merienda con té. Pero ¿cuánto pan se come con ese que rezaba:
té? Todos están muy disgustados. Hay que suprimir
la primera cena y no robarle el tiempo a la gente. 1ª FABRICA DE INSTRUMENTOS
Luego, la carne. Está demostrado de hace mucho que ELÉCTRICOS DE LA COLONIA PRIMERO DE
la carne, cuando se come en exceso, es nociva para la MAYO
salud y da lugar a la gota. El propio Kolka lo dice.
Considero que basta comer carne tres días a la La estrecha cinta roja estaba muy abajo, y la
semana, porque el resto hará daño. Tampoco maravillosa ciudad, en lo más alto. Alcanzarla no iba
necesitamos nuevos trajes de gala para mayo. Lo a ser fácil: había que recorrer enormes espacios del
principal es que nuestra formación sea ordenada y cartel, sobre cuya superficie, de derecha a izquierda,
bonita, y gustará a todo el mundo aunque llevemos como peldaños de una escalera de difícil ascenso,
los trajes viejos. Están algo gastados los cuellos pasaban las rectas horizontales de los días del año.
blancos. Hacer cuellos nuevos costaría ciento ¡Oh, cuántos eran y qué lentamente transcurrían!
cincuenta rublos. Pues vamos a prescindir de los Cada día estaba escrito en hermosos caracteres
cuellos blancos. De todas maneras, el uniforme se eslavos a ambos lados del cartel, y las fechas
queda, y lo esencial es el emblema. Tampoco habrá ascendían en angostas columnas. Al nivel de la
que comprar zapatos nuevos: podemos comprar ciudad maravillosa se leía:
zapatillas, que resultan mucho más baratas y más
cómodas. ¡¡¡31 de diciembre!!!
En el presupuesto de la colonia había muchos
otros gastos cuya eliminación redundaba en pro de la Sí, así estaba escrito: con tres signos de
belleza y la salud. admiración. Pero ¡qué lejos estaba de finales de
Zajárov aprobó los ahorros propuestos por los marzo el 31 de diciembre! ¡Cuántos meses debían
komsomoles, y hasta la primera cena fue suprimida, pasar!
para satisfacción general. Los colonos estaban Cuando el magnífico diagrama, con marco de oro
profundamente persuadidos de que, para fines de y gualda, apareció en el vestíbulo, los colonos
año, ahorrarían mucho más de trescientos mil rublos. quedaron pasmados de su complejidad y
Desde mediados de invierno, la mitad de la pared envergadura, pues abarcaba todo un año.
del vestíbulo del comedor la cubría un enorme Comprendieron la idea general: había que llegar a la
diagrama confeccionado por Málenki y por el círculo ciudad maravillosa, y el que la alcanzase antes izaría
de pintura. Ante el diagrama, que suscitaba vivo la primera bandera en una de las torres. Los
interés, se aglomeraban siempre los colonos. pormenores no eran ya tan comprensibles.
Representaba un verdadero frente de batalla. La Transcurridos unos días, se compenetraron con el
ofensiva partía de abajo, donde una estrecha cinta diagrama y vivían, emocionados, los cambios que a
roja simbolizaba las vigorosas fuerzas de trabajo de diario experimentaba. El frente, representado por la
la colonia, distribuidas en tres ejércitos: en el centro, estrecha cinta roja, avanzaba, lento, hacia arriba.
los metalúrgicos; en el flanco izquierdo, los Colocábase todos los días junto al diagrama una hoja
124 A. S. Makarenko

de papel prendida con una chinche: era el parte de presencia de hombres!


guerra de la jornada. - ¡Ja, ja! ¡Qué me voy a poner yo a hacer
Pero no era sólo el frente de los colonos el que se calzones!
movía. Un cordón azul señalaba la línea enemiga: Vania se sonrojó, porque, en efecto, resultaba
todos sabían perfectamente que el adversario difícil hablar con las costureras. De una parte, se
principal de los colonos era la lentitud con que trataba de chiquillas, que, además, hacían calzones;
transcurría el tiempo. ¡Qué bien si cada jornada y, en segundo lugar, aquellas Lena y Luba, con sus
tuviese cien horas de trabajo! Había también otros trece años, ¡había que ver lo presumidas que eran!
enemigos: el material defectuoso y las máquinas y Allí estaban riéndose muy ufanas, con cintas en el
herramientas de mala calidad. pelo para parecer más bonitas. Las medias negras, los
El 25 de marzo, el parte de guerra decía: zapatos negros, los ojos, brillantes y astutos, todo
denotaba su presunción. Vania masculló,
"Ayer hubo calma. La producción del remachando:
centro fue de 3.300 rublos, pasando a la línea - Hacer calzones es cosa vuestra.
fijada para el 29 de marzo, con cuatro días de - ¡Qué dices! ¿Cosa nuestra? Lo que pasa es que
adelanto respecto a hoy. El flanco izquierdo - tú no sabes. En cambio, Wanda y Oxana saben
los carpinteros- continúa en la línea del 15 de trabajar en el torno, ¿verdad?
marzo, fecha desde la que no ha producido Vania se volvió de espaldas al diagrama. Hubiera
siquiera por valor de un kopek. En cambio, el querido correr al patio para buscar emociones menos
flanco derecho prosigue la persecución del intensas. Wanda y Oxana hacían ciento veinte
enemigo en derrota: las muchachas sostienen aceiteras cada una en cuatro horas. Pero, ¿por qué?
cruentos combates en las posiciones del 18 de Porque Salomón Davídovich les había dado los
abril, envolviendo a los azules por un flanco. mejores tornos, los reparaba siempre en primer
En este sector, los azules retroceden término y sus cuchillas eran las mejores, sin contar
desordenadamente. En un día se han capturado otras injusticias del mismo jaez. Ahora bien, no valía
1.800 rublos auténticos... la pena comentarlo, porque una vez que se les ocurrió
Nuestros constantes éxitos en el flanco hacerlo a varios chicos, tuvieron que aguantar a pie
derecho, pese al retraso de los carpinteros, han firme, pestañeando en silencio, una reprimenda de
obligado al enemigo a retirar sus tropas por Zajárov, que les dijo:
todo el frente hasta la línea del 26 de marzo, en - ¡Es asombroso! ¿De dónde sale esa desfachatez?
virtud de lo cual, toda la colonia va con un día ¿De qué podéis jactaros ante las chicas? ¿De que os
de adelanto en el cumplimiento del plan". limpiáis los mocos con la manga? ¿O de que os
dedicáis a chismorrear? Os juntáis como urracas, ¡y
A Vania Gálchenko y otros metalúrgicos de la venga a darle a la sin hueso! Que si las chicas tienen
cuarta brigada les agradaba pasar un rato por las mejores máquinas, que si les dan mejores cuchillas...
tardes ante el diagrama para admirar los progresos Antes se decía que las murmuraciones eran cosa de
del centro. Estaba claro que los azules lo pasaban mal mujeres, y ahora resulta que son los hombres los que
bajo los golpes de los fundidores y los torneros. La se dedican a eso.
verdad era que las muchachas ocupaban una posición Entonces, los chicos suspiraron recatadamente y
muy envidiable: en el flanco derecho, la cinta roja asintieron. Y todo continuó igual: ¿arreglaron, acaso,
había avanzado muchísimo, pues se hallaba al nivel el mandril cuando lo pidió Petia Kravchuk? En
del 18 de abril, y el calendario marcaba el 25 de cambio, bastó que Wanda echase unos lloros cuando
marzo. Las chicas no se detenían ante el diagrama: se le rompió la llave, para que Volonchuk le
les daba reparo detenerse a contemplar sus éxitos encontrase otra antes de una hora. Vania se encaminó
vertiginosos y se limitaban a echarle una ojeada. Los hacia la salida disgustado, pero se encontró con dos
pequeños las observaban con fingida indiferencia. mayores discutiendo: eran Cherniavin y Porshniov.
Lena Ivanova y Luba Rotshtéin se pararon tan sólo - ¡Una aceitera! ¿Qué es una aceitera, señor mío?
para ver cómo la envidia se comía a los metalúrgicos. Un pedazo de cobre malo al que vosotros mondáis
Vania comentó: los costados.
- El trabajo de las chicas es fácil. ¿Qué cuesta Porshniov sonrió afable:
hacer... calzones? - ¿Has leído el parte? ¡Tres mil trescientos
Lena recogió el guante: pedazos como ése! ¡El plan! ¿Y vosotros, qué? ¡En la
- ¿Cómo te atreves a decir eso? línea del 15 de marzo! ¡Qué horror, atascados en la
- Yo no digo nada. Lo que digo es que... hacer línea del 15 de marzo!
calzones... - ¿Atascados? ¿Tú tienes idea de lo que significa
- ¡Vaya, hombre! ¿Sabrías tú hacerlos? una mesa de dibujo? ¿Te crees que es una aceitera?
Vania volvió la cabeza hacia sus compañeros. La aceitera se mete en el mandril y se hace sola. Al
¡Mira que dirigirle una pregunta tan ofensiva en cabo de un minuto, la sacas y listo. ¡Una tontería! En
Banderas en las torres 125

cambio, la mesa hay que estar haciéndola una temor alguno.


semana, y, además, no uno solo, sino cinco o seis. Ya - ¡Pues asuntos!
veremos la copla que cantáis cuando terminemos esta - ¿Qué clase de... asuntos?
remesa. - ¡Ya lo verás!
Vania se hallaba de nuevo ante el diagrama. No Ryzhikov dio la vuelta y se internó en el bosque.
podía oír semejantes estupideces: "¡Se hace sola!" Y No había... asunto alguno y... nadie tenía ningún
canturreó, mirando el cuadro: derecho a meterse con él. Ryzhikov era últimamente
- "No ha producido siquiera por valor de un el rey de la fundición. Cada vez que Bankovski salía,
kopek"... le confiaba el horno. Nesterenko se había trasladado
Igor oyó la cancioncilla. ¡Hasta Vania Gálchenko, a la sección de mecánica, y Ryzhikov trabajaba ahora
su amigo entrañable, le soltaba alfilerazos! en la máquina de moldear. Volenko solía darle
- ¿Apuestas algo, Porshniov -dijo-, a que dentro alentadoras palmadas en el hombro, elogiándolo:
de una semana os hemos adelantado? - ¡Muy bien, Ryzhikov, muy bien! -decía-. Serás
- No -respondió tranquilamente Porshniov-, no un maestro consumado, te harás un hombre. Sólo
nos adelantaréis. que, en la escuela...
- ¿Apuestas algo? - Es ya un poco tarde para estudiar, Volenko.
- No debemos apostar, pues podéis poneros Volenko y toda la primera brigada le aseguraban
nerviosos, trabajaréis demasiado de prisa y os saldrán que aún no era tarde. Y Ryzhikov, deseoso de no
mal las cosas. perder las simpatías de los compañeros, empezó a
Vania soltó una ruidosa carcajada, pues Porshniov dedicar las tardes al estudio. Formaban la primera
acaba de descargar un golpe maestro: un mes antes, brigada colonos de muchos méritos: Spiridón
la comisión de control había desechado toda una Rádchenko, forzudo, corpulento, discreto, ayudante
partida de pupitres. El propio Shtével tuvo que dar la del maestro de la sección de máquinas; Sadóvnichi,
cara en la asamblea general, y Cherniavin, sentado flaco, alto, leído y culto; Moiséi Blomberg, el mejor
allí, no dijo esta boca es mía. Por eso se encogía de alumno del décimo grado; Iván Kolésnikov, redactor
hombros, turbado, y repetía indeciso: del periódico mural, dibujante, mano derecha de
- ¡Naturalmente, no es una aceitera! Mark Grinhaus, el secretario del Komsomol. Todos
ellos eran komsomoles destacados en la colonia.
2. Denegado. Había también en la primera brigada chicos recién
Una vez, a comienzos de invierno, Igor iba salidos de la turbulenta infancia, muchachos de
paseando en esquí con Vania. Ryzhikov les alcanzó semblante serio, muy bien peinados, que comenzaban
en el bosque. Vania se adelantó, y Cherniavin ya la respetable carrera de colono: Kasatkin,
preguntó con cierto retintín: Jrómenko, Grossman, Ivanov V y Petrov I. Incluso
- ¿No te han dado ningún otro voto de gracias? Samuíl Nózhik comenzaba a incorporarse a las filas
- ¡Anda que me hacen mucha falta! -replicó de los activos y desempeñaba un papel
Ryzhikov. Tenía a menos conversar con Igor. En importantísimo en los círculos de literatura y de
efecto, ¿quién era Igor Cherniavin? Dando una modelismo. En la colonia no se estilaban los motes,
carrera, Ryzhikov alcanzó a Vania, lo enganchó pero a Nózhik se le llamaba más por el apodo que
diestramente con un esquí, lo derribó y se echó a reír, por el nombre. Tiempo atrás, hacía dos años, Nózhik
al verlo revolverse en un montón de nieve. Vania no ingresó en la colonia, y desde el primer día fue la
pareció ofenderse y se limitó a decirle en voz baja: admiración de todos por sus ingenuas y jocosas
- No me empujes, aquí hay muchos caminos. protestas. No temía a nada ni a nadie. Una vez rehusó
Pero Igor, enfurecido, llegó raudo como el viento hacer la guardia en la brigada y, al recibir una
y, sin decir palabra, atenazó por la garganta a esquela en que Zajárov le pedía que depusiera su
Ryzhikov, que cayó de espaldas sobre la nieve y oyó actitud, escribió, sesgada sobre el mismo papel, una
decir a su agresor: resolución con letra ancha y grande: "Denegado".
- ¿No te había prevenido? ¡A la vez siguiente no Las carcajadas de Zajárov al leer la resolución no
te dejo hueso sano! son para descritas. Mandó llamar a Nózhik y siguió
La estupefacción de Ryzhikov fue tal, que ni riéndose mientras le oprimía los hombros con las
siquiera se levantó del suelo, limitándose a mirar manos:
iracundo a Igor, que le dijo, haciendo una reverencia: - ¡A pesar de todo, eres un encanto, camarada
- Excúseme, sir, creo que le he molestado... Nózhik!
Dicho esto, prosiguió su camino. Vania le siguió, En efecto, Nózhik era un encanto, siempre risueño
pero se detuvo un instante y observó: y desenvuelto.
- No te preocupes, Ryzhikov. No me enojo por - Bueno, está bien -concluyó Zajárov después de
eso. Hay otros asuntos. reírse a su sabor-. Aunque eres un encanto, dos tareas
- ¿Qué asuntos? -preguntó Ryzhikov amenazante. de castigo por esa resolución.
Igor esperaba, sin quitarles ojo, y Vania no sentía Nózhik entornó malicioso los ojos y dijo:
126 A. S. Makarenko

-¡A la orden! - No. Habría tenido miedo, pensando: "Ahora


Después de este caso, Nózhikco metió otras digo a la una, a las dos y a las tres, y ¡menuda se
graciosas diabluras que, aunque acarrearon arma si no se enciende la luz! ¡Cómo se van a reír los
sinsabores a los jefes de la primera brigada, no chiquillos!" Pero a él no le dio miedo. Además... no
suscitaron inquina contra su autor. Por último, el sé cómo decírtelo: ¡es hombre de suerte! Tuvo suerte,
propio Nózhik se habituó a la colonia, intimó con los y se encendió la luz. A mí me gusta la gente de
muchachos y, de ordinario, utilizaba ya su ingenio en suerte.
bien de la comunidad. No obstante, le quedó largo Ryzhikov oía asombrado aquel astuto balbuceo,
tiempo el apodo de Denegado. sin poder discernir si Nózhik hablaba en broma o en
En los primeros días de su estancia en la colonia, serio. La conversación dejó mal sabor de boca a
Ryzhikov quiso trabar amistad con Nózhik, pero Ryzhikov.
chocó con una resistencia evasiva y amable a un - ¡Valiente cosa! -dijo-. ¡Tiene suerte! ¿Y a ti,
tiempo. qué?
- ¿Tú qué, estás por la colonia? -le preguntó - Pues verás: él tiene suerte y me la da a mí, que
Ryzhikov. estoy con él. ¡Eso es lo que me gusta!
Nózhik se metió una mano entre las rodillas y se Nózhik pronunció las últimas palabras hasta con
encogió de hombros. cierto énfasis.
- Yo no estoy por nadie. Estoy por mí. Nózhik se había también convertido en una figura
- ¿Y entonces, a qué viene...? relevante de la colonia y, al igual que los demás
- ¿Qué? muchachos de la primera brigada, trataba bien a
- ¿Por qué pones tanto empeño? Ryzhikov. El único que rehuía su conversación y lo
- Es que me ha gustado... miraba lleno de animosidad era Levitin. Pero, ¿qué
- ¿También Zajárov te ha gustado? pintaba Levitin allí? Era una nulidad, lo mismo que
- ¡Oh, Zajárov me gusta mucho! Vania Gálchenko. En cuanto a Cherniavin... ya se
- ¿Por qué tanto? vería.
- Pues... por una cosa. Más entrado el invierno, Ryzhikov tuvo que
- ¿Por cuál? vérselas otra vez con Igor. Sucedió eso cuando se
Cuando Nózhik contaba algo, movía levemente su dirigía a dar un paseo por la ciudad. Al final del
redonda cabeza, y sus ojos, grandes y maliciosos, se camino abierto en el bosque, alcanzó a Igor y a Vania
convertían en estrechas rendijas. Gálchenko, y acto seguido hubieron de apartarse los
- Sucedió aquí un caso -dijo- que fue una tres para dejar paso a la camioneta, que rodaba en
verdadera maravilla. Desde entonces me empezó a dirección contraria. Wanda, sentada en la cabina, al
gustar. Se apagó la luz en toda la colonia y hasta en lado del chofer, se asomó por la ventanilla y saludó
la ciudad entera. No sé qué pasó en la central. sacudiendo alegre la cabeza. Vania le gritó:
Nosotros, muchos chiquillos, nos fuimos a su - ¿De dónde vienes, Wanda?
despacho y nos sentamos en los divanes y en el - Hemos ido a buscar tablas -respondió la
suelo. Zajárov y Málenki empezaron a contarnos muchacha.
muchas cosas de la guerra. De pronto, Alexéi Detrás de su hombro se distinguía el rostro del
Stepánovich dijo: "¡Qué harto me tiene ya esto! ¡Con chofer Vorobiov, moreno y de nariz puntiaguda. La
lo que necesito trabajar, y no hay luz! ¡Es un camioneta continuó su marcha en dirección a la
escándalo!" Se pasó otro rato sentado y volvió a colonia. Ryzhikov la siguió con la vista y comentó:
quejarse: "¡Necesito luz, qué diablo!" Nosotros, ríe - ¡No debiera permitirse esto! ¿Por qué va con él?
que te ríe. Y él dijo muy alto: "Ahora mismo se hará - ¿Y por qué no? -preguntó Vania.
la luz. ¡A la una, a las dos, a las tres!" ¡A apenas dijo - ¿Está bien que una muchacha ande liada con un
"tres", se encendió la luz! ¡Todo se iluminó! ¡Oh, chofer?
cómo nos reímos y aplaudimos entonces! Zajárov - No anda liada -dijo Vania ofendido-. No anda
también se echó a reír y dijo: "¡Eso hace falta saber liada en absoluto.
hacerlo, y vosotros, pequeños, no sabéis!" - ¿Qué entiendes tú de eso?
Nózhik refirió el caso con expresión pícara y - Entiende más que tú -terció Igor en tono muy
añadió luego, abriendo los ojos cuanto pudo: seco, y Ryzhikov prefirió apartarse prudentemente.
- Para que veas. - ¡Qué... pestilente eres! -prosiguió Igor-. Te
- No sé qué vaya ver -repuso desdeñoso recomiendo que te marches de la colonia.
Ryzhikov-. ¿Crees, acaso, que puede mandar en la Sin pronunciar palabra, Ryzhikov se apresuró a
luz? alejarse con rumbo a la ciudad. Pero ahora, al
- No -contestó alegremente Nózhik-. ¿Cómo va a finalizar el invierno, de fijo que Igor no llamaría
mandar en ella? Fue por casualidad. Pero... otro no lo pestilente a Ryzhikov. Toda la colonia se daba cuenta
hubiera hecho. de que Wanda le tenía simpatía al chófer.
- Otro también lo hubiera hecho. Vorobiov gozaba del afecto general. Era callado,
Banderas en las torres 127

leía mucho, y la cabina de su camión estaba siempre espejo no te vas a reconocer.


llena de libros, que yacían en el asiento, en los Vorobiov movió cómicamente el dedo de derecha
bolsillos del techo y en los laterales. En sus ratos de a izquierda y luego otra vez a la derecha.
ocio, Vorobiov leía dentro de la cabina o en cualquier - De manera que no puede uno estar enamorado ni
otra parte, y su fama de lector rebasaba ya hasta la no estarlo. ¿Qué hacer, entonces?
del propio Igor Cherniavin. No cabía duda de que Zirianski quedó indeciso un instante: había que
Piotr Vorobiov, aquel lector impenitente, serio, marcarle a Vorobiov una línea de conducta, fuera
enteco y moreno, se había enamorado de Wanda. grande o pequeño el sentimiento que albergara su
Solían sentarse juntos en el Club silencioso; Wanda alma.
viajaba en la cabina del camión en sus ratos libres y, - ¡No te acerques a ella! -gruñó-. ¡No te acerques!
por último, al chofer le dio incluso por patinar. Wanda no es para ti.
Patinaba con Wanda, callado como siempre. El chofer dijo pensativo:
Ryzhikov podía cantar victoria: toda la colonia - ¿Que no me acerque?
estaba inquieta por aquel amor inopinado. - No...
Mijaíl Contar dijo en cierta ocasión a Igor: - ¿Y a quién puedo acercarme?
- ¡Te aseguro que Wanda está enamorada de - Puedes acercarte...a mí.
Vorobiov! Hubiera sido difícil adivinar lo que Piotr
- ¡Mentira! Vorobiov opinaba del proyecto de cambiar a Wanda
- ¡Verdad! ¡No me engaño, no! ¡Yo tengo buen por Aliosha Zirianski, pero lo cierto es que meditó un
ojo! instante y dijo:
En efecto. Patinando una vez en la pista, Igor - ¡Qué costumbres más raras las vuestras...,
alcanzó desapercibidamente a la pareja y oyó decir: camaradas!
- ¿Le temes, Wanda? A partir de entonces, por más que los chicos
- ¿A Zirianski? ¿Hay alguien que no le tema? aguzaron la vista, no volvieron a ver a Wanda en
Wanda tenía, pues, motivos para temer a compañía del chofer, ni en el club, ni en la cabina, ni
Zirianski. Unos días más tarde, patinando Igor con en la pista. Tan sólo una cosa los preocupaba: ¿por
Zirianski, dijo éste: qué Wanda estaba siempre tan alegre y cantaba
- ¡No puedo tolerarlo por más tiempo! incluso durante el trabajo? Piotr Vorobiov también
Había divisado de lejos a la pareja y corrió hacia parecía más jovial, se había hecho más locuaz y,
ella, seguido de cerca por Cherniavin. Wanda viró en quizás, hasta tenía mejor color.
redondo y huyó del lado de su amigo, dejándolo solo
con Zirianski. No obstante ser un hombre serio, 3. Aritmética amena.
Vorobiov se turbó al ver los ojos furibundos de En abril llegaron muchos albañiles y empezaron a
Aliosha: construir rápidamente la nueva fábrica. Antes de que
- ¡Piotr, te digo que lo dejes! los muchachos salieran de su sorpresa, comenzaron a
- ¿De qué hablas? -inquirió el chofer montar los andamios para levantar las paredes del
desconcertado, bajando la vista. segundo piso. El edificio era enorme, de varias
- ¡Te digo que lo dejes! ¡No hay por qué naves. En torno a las obras surgió en seguida una
calentarle los cascos a la chica! Si vuelvo a veros ciudad de las cosas más peregrinas: cobertizos,
juntos, llevaré el asunto a la asamblea general. barracas, depósitos, barriles, almacenes, hoyos y toda
Vorobiov se encogió de hombros, miró a Aliosha clase de materiales de construcción. Los colonos de
y volvió a bajar la mirada. mayor edad acudían por las tardes a contemplar en
- Yo no soy colono... silencio la marcha de las obras, pero los chicos de la
- ¡Ya te enseñaré yo quién eres! Si trabajas en la cuarta brigada no podían entregarse tranquilamente a
colonia, no tienes derecho a dificultar nuestra labor. la contemplación: los atraían los andamios; los muros
Te hablo muy en serio. y pasadizos; necesitaban hablar con cada albañil y
- No hago nada de malo... ver cómo trabajaba. Los albañiles accedían a
- Eso ya lo pondremos en claro, no te quepa duda. conversar de buena gana y mostraban los secretos de
¿Estás enamorado de ella? su arte. Sin embargo, conforme se iban elevando los
- ¿De dónde habéis sacado eso? andamios, las charlas se hacían menos frecuentes: en
- Pues si no estás enamorado, ¿con qué derecho la cierto modo, los temas se habían agotado. En
mareas? cambio, ¡eran tantos los rincones sugestivos que
Piotr arrastró el patín derecho sobre el hielo y ofrecía la obra! La curiosidad de los chicos suscitaba
preguntó con cierta ironía: el descontento de los albañiles.
- Bueno, ¿y... si suponemos que lo esté? - ¿Qué diablos os traen por aquí? -decían-. ¡Si te
Zirianski palideció de indignación. caes, te haces papilla!
- ¡Ah! ¿Si suponemos que lo estés? Pues con todo - No me caeré.
tu amor te vamos a dar una, que cuando te mires al - Como te caigas, no quedará de ti más que el
128 A. S. Makarenko

recuerdo. - ¿Qué entendéis vosotros, señores? ¡Qué puede


- Algo quedará... esperarse de los torneros! ¡Tú haz una mesa de
- Te matarás y llorarán por ti. dibujo!
- Nadie llorará. Vania se asió de las orejas y exclamó:
- Tus parientes... ¡Llevan un retraso de un mes entero!
- ¡Oh, mis parientes! Gorójov rezongó a espaldas de todos:
- A los camaradas les dará lástima. - ¿No comprendes que una mesa no se hace en un
- Los camaradas no llorarán. Me tocarán una día? No nos des la tabarra.
marcha fúnebre, pero ¿a santo de qué van a llorar? - ¡Es como para suicidarse! -repitió Begunok-. Da
- ¡Qué gente ésta! ¡Márchate antes de que te mida miedo mirar ese flanco izquierdo. ¡El flanco
las costillas con la pala! izquierdo! En cambio, las chicas son formidables,
- ¡Deja quieta la pala! Me iré sin necesidad de ¿verdad, Wanda?
eso. ¿Crees que me interesa mucho todo esto? - Yo no soy una chica. Soy una metalúrgica.
Los chicos se iban, y no tanto porque los echaran Hasta el novato Podvesko, recién incorporado a la
cuanto por otros motivos: había mucho que hacer en sexta brigada, pecoso y de orejas coloradas, miraba el
distintos lugares y querían ver si en el diagrama diagrama y parecía envidiar el flanco derecho; en el
había un nuevo parte. que se destacaba una pequeña y bonita bandera roja.
Aunque, quizá no lo envidiase: Shura Zheltujin, el
"Situación del frente el 15 de abril jefe de la sexta brigada, muy descontento del
El flanco derecho -las muchachas-, refuerzo recibido, había dicho en la reunión del
cumpliendo diariamente el programa en 170-180 Consejo:
por ciento, ha rebasado en combate la línea del 17 - ¡Vaya un angelito que me ha tocado! ¡Con ese
de mayo y continúa persiguiendo al enemigo, que Podvesko tendremos que bregar de firme!
huye en desorden. El Estado Mayor del frente ha Abril alargó bastante los días e hizo el crepúsculo
acordado destacar la heroica lucha del flanco vespertino mucho más agradable. Parecía como si el
derecho por la nueva fábrica y colocar en este invierno hubiera sido ayer: los abrigos continuaban
flanco la bandera roja de la Revolución. colgados en el guardarropa y las ventanas
El centro continúa presionando a los azules y permanecían cerradas. Sin embargo, el viejo
hoy ha irrumpido en la línea del 21 de abril, jardinero, un alemán, se había despojado de la
yendo con seis días de adelanto. chaqueta y trabajaba en chaleco entre los arriates.
Únicamente en el flanco izquierdo persiste la Una cuadrilla mixta, compuesta por un miembro de
bochornosa calma. Los carpinteros se hallan cada brigada, barría los senderos, y racimos de
todavía en la línea del 15 de marzo y llevan un chicos, sentados en los poyos de las ventanas,
retraso de un mes entero. contemplaban desde arriba la tierra, que se iba
Pese a todo, gracias al avance del centro y, en secando.
particular, al del flanco derecho, el enemigo ha Pues inclusive en abril hay disgustos. En la
retirado sus fuerzas, inclusive en el flanco colonia todo marchaba bien, y parecía que se podía
izquierdo, hasta la línea del 20 de abril. El plan olvidar la misteriosa desaparición de los abrigos,
general de la colonia se realiza con un adelanto de cuando, de pronto, una noche le quitaron diez rublos
cuatro días. al propio jefe de la sexta brigada -se los sacaron del
¡Las muchachas van delante! ¡Bravo por las bolsillo del pantalón con el portamonedas- y del
muchachas! ¡Felicitamos a la quinta y a la teatro desapareció el telón, que valía unos cientos de
undécima brigadas!" rublos. Zajárov andaba hosco y sombrío como un
nublado, y se afirmaba que había dicho:
Ante el diagrama se había congregado una nutrida - ¡De verdad que mandaré traer perros policías!
muchedumbre, y era difícil abrirse paso hacia él: para Los pequeños lo creyeron y examinaban con gran
ver algo había que dar saltos o meterse por debajo de atención cada perro que aparecía por la colonia.
los codos de los demás. Vania gritó: Zajárov no cumplió su amenaza, pero planteó el
-¡Carpinteros! ¡Qué vergüenza! asunto en la asamblea general. Los colonos,
Begunok lo secundó en el mismo estilo: entristecidos y taciturnos, no pedían la palabra. Mark
- ¡Es como para suicidarse! Grinhaus dijo:
Más le hubiera valido a Igor no acercarse, - ¡Da vergüenza y pena, camaradas! Sería un
siguiendo el ejemplo de los restantes carpinteros. Se bochorno que se supiera en la ciudad que en la
acercó tan sólo porque era en el Estado Mayor el colonia Primero de Mayo se puede robar
redactor del parte de guerra y le gustaba siempre leer impunemente el telón del escenario. Es indispensable
lo que había escrito. Ante el diagrama tenía que poner en claro esta cuestión. Tenemos que vigilar
defenderse, aun apelando a métodos caducos, todos, pues si seguimos con los brazos cruzados,
desprestigiados hacía tiempo: pronto nos birlarán el cofre del dinero ante nuestras
Banderas en las torres 129

propias narices. algo.


Zirianski no se contuvo: - ¿Qué dices? ¿Cuántas rosquillas comiste?
- El cofre no lo birlarán porque está en el - No fueron cuatro.
vestíbulo y allí hay guardia día y noche. Pero no se - ¿Cuántas fueron, pues?
trata de eso. ¿Es que vamos a tener que dejar todos el - Tres.
trabajo y poner un centinela junto a cada trapo? ¿Os - ¿Y a cómo valen?
dais cuenta de qué mal bicho es el fulano ese? No - A veinte kopeks.
quiere actuar en la ciudad porque allí las cosas están - ¿Fuiste en tranvía de aquí a la ciudad?
a buen recaudo y hay guardias y milicianos. Se nos - Sí.
ha colado aquí, finge ser uno de tantos compañeros, - ¿Pagaste billete?
conoce todas las entradas y salidas, se sienta con - Naturalmente.
nosotros a la mesa y con nosotros trabaja y duerme. - ¿Ya la vuelta?
¿Cómo vamos a preservamos de él? ¿Cómo vamos a - También.
vigilar? ¿A quién? ¿Qué debemos hacer, sospechar - ¿Cuánto vale el álbum?
de cada colono, poner candados y centinelas? Yo no Podvesko quedó pensativo y luego respondió:
sé vigilar, no sé, pero si pesco a ese bicho, con estas - Se me ha olvidado. Cuarenta y cinco o cincuenta
manos, con estas mismas manos... y cinco kopeks.
Zirianski no halló palabras para explicar lo que Varias voces gritaron en el acto desde el diván:
haría "con estas mismas manos". - ¡Cuarenta y cinco!
A continuación pidió la palabra Ryzhikov. Desde - ¿Y el chocolate?
la semana anterior, le habían concedido el título de - No me acuerdo... Me parece que...
colono, pero no era por eso por lo que quería hablar, Las voces volvieron a gritar:
sino porque algo sabía. - ¡Ochenta kopeks! ¡El chocolate Troika vale
- Camaradas, yo he notado algo -empezó-. Ayer ochenta kopeks!
regresaba de la ciudad, donde había estado con Zajárov dirigió la siguiente pregunta a los chicos
licencia, y vi que ese chico nuevo iba por mitad del sentados en el diván:
bosque mirando a un lado y a otro. Lo paré y le dije - ¿Y el lapicero?
que me enseñara los bolsillos. El se puso a protestar, - ¡Cuarenta! ¡Ese lapicero se vende a cuarenta
diciendo que si esto, que si lo otro, pero yo le eché kopeks!
mano y... cómo decirlo... le rebañé los bolsillos. - Exacto. Y la entrada para el cine lleva escrito el
Mirad, aquí lo traigo todo. precio: treinta y cinco kopeks. ¿No es así, Podvesko?
Ryzhikov extrajo del bolsillo un sinfín de cosas: El acusado respondió, no de muy buena gana:
media pastilla de chocolate, un lapicero automático, - Así es.
un álbum de paisajes de Crimea, una entrada para el - Viene a resultar que gastaste tres rublos treinta y
cine y dos rosquillas con miel. A Podvesko le cinco kopeks, ¿no es verdad?
obligaron inmediatamente a salir al centro. Sus - Sí.
orejas, enrojecidas, parecieron agrandarse y cobrar - Tú no tenías más que tres rublos. ¿De dónde
mayor peso. sacaste, pues, los treinta y cinco kopeks?
- ¿Qué pasa, qué? -dijo-. ¿Lo he robado, acaso?, - No los saqué de ninguna parte. Gasté los tres
¿lo he robado? rublos que mi hermana me envió.
- ¿Lo has comprado? -preguntó Torski. - ¿Y los treinta y cinco kopeks?
- Claro que sí. - No gasté más de tres rublos.
- ¿Y el dinero, de dónde lo sacaste? - ¿Cuántos caramelos compraste?
- Mi hermana me lo mandó... en una carta... - ¿Caramelos? ¿Qué caramelos?
Todos lo vieron. - Pues esos... que van envueltos en papel. ¿No
Las palabras de Podvesko fueron confirmadas compraste cuatrocientos gramos?
desde los cuatro costados: si, era verdad, había Podvesko volvió de nuevo la cabeza murmurando.
recibido tres rublos en una carta. Plantado en el Rúdnev saltó al centro y acercó el oído a los
centro, Podvesko mostraba a todos su cara de niño balbucientes labios del pequeño.
inocente. Torski se disponía ya a alzar la mano para - Dice que compró doscientos gramos.
indicarle que se retirase, cuando intervino Zajárov: - Te sale más dinero de la cuenta -sonrió Zajárov.
- Podvesko, ¿bebiste gaseosa en la ciudad? Podvesko dio un profundo sorbetón con la nariz,
- Sí... se pasó la manga por la boca y miró al techo.
- ¿Dos vasos? Rúdnev, a su lado, trataba de convencerle
- Sí, dos. afablemente:
- Dos vasos. Y rosquillas de éstas..., ¿cuántas... te - Dilo sin rodeos, querido, ¿de dónde sacaste tanto
comiste? ¿Cuatro? dinero, eh?
Podvesko volvió la cabeza a un lado y musitó - De ninguna parte. Tenía tres rublos.
130 A. S. Makarenko

- Pero es que tus compras suben más. Suben más, con qué tapar el escenario. Eso no ha sido cosa de
¿me entiendes? Podvesko, sino de un verdadero enemigo, ¿me
Podvesko no quería entender. Tenía tres rublos, entendéis? y, además, no de uno solo. Un telón como
todos los habían visto cuando los recibió en la carta. ése no se lleva a la ciudad en un bolsillo, ni tampoco
El muchacho no quería abandonar una posición tan es fácil venderlo. En eso se ve la mano de un pájaro
fuerte. de cuenta, de un canalla de marca mayor. A ése es al
- ¿Tal vez compraras menos? que debemos atrapar.
Podvesko asintió con presteza. Ciertamente, podía El debate se prolongó. Nadie manifestó ninguna
haber gastado menos, tres rublos exactos. Aquello sospecha concreta, aunque coincidieron todos,
era lo que más le convenía. indignados, en que había que dar con el enemigo y
- De seguro que no compraste una pastilla entera acabar con él. Suponían que tal vez estuviera allí
de chocolate. ¿Verdad que compraste media, que allí mismo, sentado en el diván, escuchando lo que
se quedó la otra mitad? decían. Así, pues, las determinaciones pertinentes
- Sí. había que adoptarlas en presencia suya. Por eso
- ¿Compraste la mitad? obtuvo el asenso general una conjetura expuesta por
Podvesko afirmó de nuevo. Bratsán: no era posible que un colono hubiese hecho
La asamblea se echó a reír. El muchacho no aquello; en la colonia trabajaban doscientos obreros
presentaba ya ningún enigma. Rúdnev reanudó el de la construcción a los que nadie conocía bien. Iban
interrogatorio con la misma voz: al cine, habían visto el telón, y era posible que entre
- ¿Verdad que fue por la noche cuando le metiste ellos hubiese algún granuja. Lo más seguro era que
la mano en el bolsillo y le sacaste el portamonedas? hubiesen entrado por la ventana y se hubiesen
Podvesko volvió a asentir con presteza porque, a llevado el telón. También les sería más fácil
decir verdad, le gustaba la claridad que se iba venderlo, aunque quizá se lo habrían repartido para
haciendo. hacerse trajes.
Torski se rascó detrás de la oreja y miró sonriente Asistía a la asamblea el perito aparejador Dem,
a Zajárov. muy parecido a un gato, con bigotes erizados,
- ¡A tu sitio, Podvesko! -ordenó-. De fijo que siempre en movimiento. Dem pidió la palabra para
volverás a robar. decir:
Podvesko contrajo las pupilas: en las palabras del - Es muy posible, camaradas colonos, es muy
presidente se le había antojado una alusión ofensiva. posible. El personal de las obras ha venido de
Torski repitió: distintos sitios. Yo todavía no los conozco bien a
- ¿Verdad que volverás a robar? todos. Los albañiles, naturalmente, no han sido. De
El chico resplandeció repentinamente y dijo: ellos, por así decirlo, respondo. Pero de los peones,
- Palabra que no. Es la última vez. ¿qué queréis que os diga?, de ellos no puedo
- ¿Por qué la última? responder.
- Porque no quiero seguir. Aquello tenía tantos visos de verdad, que hasta
- ¡Vaya, está bien! ¿Le imponemos algún castigo, Zajárov miró pensativo y esperanzado a Dem.
camaradas?
Podvesko rebulló en mitad de la habitación. Los 4. El primero de mayo.
colonos lo miraban con ojos reidores. Volenko se Todo en la colonia seguía su riguroso horario. A
levantó de su asiento y dijo: las seis de la mañana, Volodia Begunok tocaba
- ¡Para qué vamos a ocuparnos de este... chusco! diana:
Menos mal que a Ryzhikov le dio por registrarlo; si
no, sospecharíamos de otros. Podvesko volverá a Terminó la noche hermanos,
robar todavía un par de veces. Hay que vigilarlo... Levantaos con presteza,
Podvesko se dio un golpe de pecho y estiró el Sacudías la pereza,
cuello hacia Volenko, protestando: Y al motor,
- ¡Camarada Volenko, palabra de honor que nunca Prestos para la labor.
volveré a hacerlo! ¡A bregar!
- Eso ya se verá. Por ahora, déjalo ir, Vitía. No va ¡Hora es de trabajar!
a estar ahí desgastando el piso. Los diez rublos no
son el telón. En cuanto a Podvesko, ¿qué queréis?, Alumbrados por el sol matinal de primavera, se
encontró los diez rublos a mano, y mal guardados, y levantaban los colonos, alborotaban en dormitorios y
arrambló con ellos. Cree que no estando bajo llave, pasillos, formaban en silencio para la revista,
no hay más que echarle la zarpa al dinero y llenaban de súbito el comedor y se dispersaban luego
comprarse chocolate. ¡Lo del telón es ya otra cosa! por secciones y clases; el día transcurría en medio de
¿Cuándo volveremos a juntar para comprar un telón? un silencio alterado únicamente por los ruidos del
Se nos viene encima el Primero de Mayo y no hay trabajo. A la hora del almuerzo volvían a oírse risas,
Banderas en las torres 131

y la existencia parecía de nuevo burbujeante y el Ejército Rojo, para que nuestra gran Patria esté
bulliciosa. Y así, hasta la tarde, cuando en las clases defendida. He de deciros con franqueza, y pienso que
se reunían los círculos, deambulaban los ociosos por conmigo coinciden todos los camaradas aquí
el parque, corrían desalados los peques y ensayaba la reunidos, que nos gusta cómo vivís: tenéis una
orquesta. Todos los movimientos oficiales, disciplina excelente, una disciplina bella y una
amistosos, serios o burlones parecían regidos a través maravillosa veneración a nuestra bandera roja. Todo
de finísimos hilos por el jefe de guardia, adusto y lo hacéis puntual y conscientemente. Eso está muy
marcial, que todo lo sabía, todo lo veía, todo lo bien y os lo agradecemos.
dirigía y delimitaba. Quizá en su alma alentara Aquellas palabras emocionaron a Vania; ya se
siempre la silente y recóndita inquietud que imaginaba cómo, andando el tiempo, serviría en el
embargaba a cada cual al recordar el robo cometido Ejército Rojo y le darían un fusil: ¡que se atreviese
en el teatro de la colonia. Tal vez por eso nadie alguien a pensar que Vania no sabría defender su
mentaba el telón, como tampoco lo mentaba el jefe país!
de guardia al comprobar cada mañana si el teatro lo Tan embebido estaba oyendo al militar, que hasta
habían aseado debidamente. se olvidó que tenía que participar en la función. El
Los días de la festividad del Primero de Mayo jefe de guardia le deslizó al oído:
volaron felices, alegres y luminosos. La colonia - Málenki te está buscando.
desfiló en la ciudad, ante las tribunas, después de las Vania corrió al vestuario y se mudó de ropa
tropas, en magnífica columna cerrada, haciendo el inmediatamente. Málenki lo embadurnó, le ató unas
saludo mientras la orquesta tocaba la Marcha Militar alitas a la espalda y le dio una palma. La obra que
de Schubert. En la tribuna gustó la apostura de los iban a representar había sido escrita por Zajárov y se
colonos: a cada sección dedicaron desde allí un titulaba Red Army (El Ejército Rojo, en inglés).
saludo especial. Y la cara de Kréitser traslucía el Vania desempeñaba un difícil papel: el de la "Paz".
orgullo que le inspiraba la colonia. Más difícil aún era el de Filka Shari, quien, a la
Vania tocaba ya en la orquesta. La segunda postre, demostró que no había nadie tan capaz como
corneta, en la que siempre había que repetir un "ta-ta- él para representar a un general japonés.
ta" que no le satisfacía, por supuesto. Envidiaba a Aparecían numerosos generales burgueses de toda
quienes tocaban las primeras cornetas y los laya, armados de pies a cabeza, que disputaban
clarinetes, pues les correspondían "frases" constantemente, tan pronto por el carbón como por el
interesantes y completas, mientras que a Vania no le dinero, y la pobre "Paz" iba y venía entre ellos,
correspondía ninguna: "ta-ta-ta" y nada más. Pero ése implorando:
era el sino de todos los músicos: primero tocaban la - ¡Dadme una limosna!
segunda corneta y después la primera. Los generales escarnecían a la "Paz", la mataban
El dos de Mayo, visitó la colonia un grupo de de hambre y, solamente cuando comenzaba una
militares, jefes todos ellos, y uno, incluso, general de pelea, se escondían detrás de ella y gritaban:
brigada. Después de visitar las dependencias, cenaron - ¡Estamos por la paz!
con los colonos y luego asistieron a una función Luego, la "Paz" desfalleció por completo y
precedida de una asamblea general. Cuando la resolvió ganarse el pan con una caja de limpiabotas y
orquesta, instalada en un palco, hubo tocado tres unos cepillos. El público se reía a carcajadas cada
marchas, Zajárov dio una orden, y la brigada de vez que Vania comenzaba a limpiar el calzado a los
abanderados sacó la bandera. Mientras duró la generales, preguntándoles de antemano: "¿Negro?"
solemne asamblea general, dos colonos con fusiles Aquello era de cosecha propia, y a Zajárov le gustó
montaron guardia a ambos lados de la enseña. De mucho. No obstante, la "Paz" no logró mejorar su
pareja con Begunok, Vania montó guardia lleno de situación limpiando las botas a los generales. Entre
orgullo y temeroso de cometer algún desliz. El más tanto, tras el poste fronterizo se robustecía el Ejército
importante de los militares hizo un informe sobre la Rojo, aumentando con ello el miedo de los fascistas.
situación internacional y, al terminar, dijo: La "Paz" atravesó, gozosa, la frontera. Llegó para
- Saludamos también a vuestra colonia por haber ella una época de existencia plácida; le dieron una
acometido con juvenil energía una empresa camisa nueva y la enseñaron a tirar con
magnífica: la construcción de una fábrica de aparatos ametralladora. A partir de ese instante reinó el
eléctricos. El Ejército Rojo acogerá con orgullo silencio en el escenario; los fascistas, cohibidos, se
vuestra producción: se enorgullecerá de que limitaban a mostrar los dientes a los soldados del
fabriquéis estos aparatos que hasta hoy importamos Ejército Rojo.
del extranjero en escasa cantidad y pagamos con oro. Vania estuvo acertadísimo en el papel de la "Paz".
Es magnífico que vuestras manos juveniles Se daba mucho arte para llorar fuerte, para limpiar
produzcan en el futuro artículos tan necesarios a la botas y para defenderse, alegre y animoso, al lado del
defensa del país y nos eviten tener que importarlos. Ejército Rojo. Terminada la función, lo presentaron
Más tarde empuñaréis el fusil; pasaréis también por al militar de mayor graduación, que le dijo,
132 A. S. Makarenko

colocándolo entre sus rodillas: gesto, como diciendo que no quería tocar más, y se
- ¡Bravo, Vania Gálchenko! Lo habéis metió entre bastidores. Con idénticos ademanes de
representado muy bien: tan sólo el Ejército Rojo protesta lo siguieron Jean Grif y Danilo Gorovói, con
defiende la paz, es la pura verdad. Y todos esos el bajo. Los chicos fueron marchándose uno tras otro,
militarotes no piensan más que en saquear. Decidme, pero el pasacalle continuaba, y sus notas parecían
¿no sería posible que vinierais a representar vuestra extasiar a Víctor Denísovich. De su rostro no
obra ante nosotros? desaparecía la expresión de deleite ni siquiera cuando
Por un instante, aquellas palabras dejaron aturdido los músicos se redujeron a tres: Vania, con su eterno
a Vania, pero luego corrió tras los bastidores y refirió "ta-ta-ta", un ululante trombón y el bombo. El
a todos la propuesta que acababa de hacerle el público se destornillaba de risa viendo al director, y
general. Al poco se presentó allí Zajárov, su hilaridad llegó al colmo cuando lo vio dirigiendo
acompañado de los militares, y acordaron que, el solamente al bombo. Entonces quedó claro el quid
próximo día de fiesta, el círculo dramático pondría la del número. Víctor Denísovich miró hacia atrás
obra en la Casa del Ejército Rojo. horrorizado y echó también a correr.
Según lo convenido, una semana después se En verdad, el número carecía de todo mérito
presentaron unos autobuses y llevaron la orquesta y musical; sin embargo, tuvo la virtud de compenetrar
el grupo teatral a la Casa del Ejército Rojo. La obra definitivamente al público y a los colonos. Rieron
gustó mucho. La orquesta interpretó la segunda todos, llamaron a los músicos a escena y después los
rapsodia de Liszt, pasajes de Fausto y de Carmen, llevaron a cenar a ellos y a los actores. Bien entrada
los Estudios caucasianos y el Hopak de Músergski y la noche llegaron los autobuses, y los colonos se
una pieza que hizo reír a todos los espectadores. Se marcharon, cordialmente despedidos. Aquella noche
titulaba Huelga de músicos y consistía en lo durmieron poco, pues la jornada, como de costumbre,
siguiente: comenzó a las seis.
Víctor Denísovich, el director, levantaba la batuta,
y los músicos rompían a protestar: "¡No queremos 5. Un combate a la bayoneta.
tocar, estamos cansados, hasta cuándo vamos a "Situación del frente el 10 de mayo
seguir aquí!" Como, realmente, habían tocado Nuestro flanco derecho, poseedor de la
mucho, el público creía sincera la protesta. A muchos bandera roja, persigue enérgicamente al enemigo
les desagradó la actitud de los músicos, pero no faltó derrotado. Las muchachas han irrumpido hoy en
quien exclamase: la línea del 30 de junio, dando cima al plan del
- ¡Deje descansar a los niños! ¡Los tiene segundo trimestre.
martirizados de tanto tocar! En el centro continúa la presión de los
En primera fila estaba, sonriente, el general de metalúrgicos, quienes, cumpliendo y
brigada. Víctor Denísovich se dirigió al público: sobrepasando el programa, han llegado a la línea
- No les hagan caso. Son muy indisciplinados, del 25 de mayo con quince días de anticipación.
pero yo sé dominarlos. Ahora verán ustedes: voy a El flanco izquierdo sigue estancado en la línea
dirigir de espaldas a ellos, y tocarán como los del 15 de marzo. Según noticias de fuente
ángeles, sin cometer una sola falta. fidedigna (Salomón Davídovich), se prepara un
Ante el anuncio de tan original competición entre ataque decisivo en este sector"
el director y la orquesta, el público quedó a la
expectativa. Sin embargo, una voz gritó: "Situación del frente el 12 de mayo
- ¡Suelte a los chicos y no los atormente más! El flanco derecho, empeñado ya en la
- Están acostumbrados -repuso Víctor Denísovich. realización del programa del tercer trimestre, ha
El general de brigada reía a mandíbula batiente. irrumpido en la línea del 3 de julio. El centro
Encarándose con la rebelde orquesta, el director continúa presionando a los azules: en el día de
tronó con voz furiosa: hoy se libran combates en la línea del 29 de mayo,
- ¡El pasacalle! con diecisiete días de adelanto.
Los músicos, intimidados por aquel rigor, En el flanco izquierdo no ha cesado durante
levantaron los instrumentos, aunque a regañadientes. toda la jornada el fuego de artillería: los
Hubo en el público quien se incorporó un tanto para carpinteros están barnizando una partida de
ver mejor cómo el director domeñaba a los músicos. muebles".
Víctor Denísovich se volvió de espaldas a la
orquesta, alzó la batuta, y lo mismo en la sala que en "Situación del frente el 14 de mayo
la escena, se hizo un silencie sepulcral. Luego movió Después de un sangriento combate a la
la batuta y resonó, alegre, el pasacalle. Sobre el bayoneta, nuestro glorioso flanco izquierdo ha
hombro del director, de cara al público, subía y infligido una aplastante derrota a los azules,
bajaba la batuta. Pero Filka Shari, tomando la rompiendo su frente y persiguiéndolos con furia.
iniciativa, abandonó su asiento, hizo con la mano un Se han capturado 700 mesas de aula, 500 mesas
Banderas en las torres 133

de dibujo y 870 butacas. Barnizados de antemano, planificado? Y en segundo lugar, al público le


todos los prisioneros han sido expedidos a su importa tres pepinos de qué madera es la butaca,
destino. Los azules huyen. Nuestros gloriosos siempre que sea cómoda y ofrezca un aspecto
carpinteros han alcanzado hoy la línea del 20 de decente. ¿Qué otros enemigos hay?
mayo, rebasando el programa en seis días. Este - Las máquinas malas...
combate histórico reviste importancia - ¡Pues sí que es eso un enemigo!
trascendental: el enemigo, desmoralizado en todo - ¡Cómo que no! En una buena máquina...
el frente, se halla a tal distancia, que nuestras - ¡Qué listo! ¡En una buena máquina! ¿Y quién va
unidades no pueden alcanzado. ¡Colonos, os a trabajar en las malas? ¿Qué cree usted, que
felicitamos por la victoria!" debemos tirarlas?
- Exactamente.
¡Qué cambios se habían producido en el -Si tirásemos esas máquinas, les costaría un ojo de
diagrama! La línea azul del enemigo había la cara la amortización, sépanlo ustedes. ¿De dónde
retrocedido mucho, muchísimo. Las chicas se iban ustedes a sacar trescientos mil rublos?
acercaban ya a la ciudad maravillosa. Vania - ¿La amortización? ¿Y ése qué bicho es?
Gálchenko no podía ya enorgullecerse únicamente de - Es un bicho, amigo mío, que traga dinero. ¡Es
su "centro". Lo entusiasmaban el éxito general de la también un enemigo!
colonia y la belleza del sangriento combate a la Naturalmente, la aparición del nuevo bicho en la
bayoneta librado por los carpinteros. Vania escrutaba liza turbó a Igor, pero los komsomoles acababan de
soñador la línea del frente y veía con toda claridad a rodear a Salomón Davídovich. Vladímir Kolos no se
generales japoneses, y no sólo japoneses, que, asustó de la amortización y dijo:
ocultos tras el cordón azul, miraban con ojos - Sería cosa de ver quién traga más, la
rencorosos. El chico rió con voz sonora: amortización o la maquinaria mala. Creo que, en las
- ¡Vaya! ¡Fijaos cómo corren! ocho horas de los dos turnos, perdemos no menos de
El número de carpinteros que contemplaban el tres cada día en arreglar desperfectos.
diagrama era crecido. Evidentemente, su flanco iba - Cierto -confirmó Sadóvnichi.
aún rezagado de los demás, pero, ¡que combate! Los - Perdemos más -dijo Rógov.
muebles no cabían en el estadio. La enorme plaza de - La maquinaria mala sirve para exprimir el jugo a
alrededor estaba atestada de mesas y butacas. Antes la gente -declaró Sancho Zorin con aire de desafió.
de montadas cabían con holgura en el estadio, pero Salomón Davídovich no daba abasto a clavar
después se "hincharon" y el local resultó insuficiente. miradas de indignación en cada uno de los
Ante el diagrama se detuvo por primera vez muchachos que hablaban.
Salomón Davídovich, que hasta entonces - ¡Qué enterados están todos! -exclamó-. ¿De qué
menospreciaba un tanto aquel pueril pasatiempo y jugo hablan? ¿Se lo ha exprimido alguien a ustedes?
solía decir: ¿Dónde está ese jugo? Enséñemenlo, que quiero
- Que jueguen, no importa. ¡Será otro Borís verlo, por si sirve para algo.
Godunov! Esta vez, en cambio, escuchó atentamente, - ¿Para tapar las grietas?
plantado ante el cartel, las explicaciones de Igor Sancho Zorin se le reía en las barbas, aunque no
Cherniavin y luego le preguntó: profesaba a Salomón Davídovich la menor antipatía.
- Si no entiendo mal, aquí hay unos misteriosos Retorciendo cariñosamente un botón de la vieja
enemigos. ¿Qué hacen en la colonia? chaqueta de Blum, dijo:
- Dificultan el trabajo, Salomón Davídovich. Nos - No es a mí a quien me extraen el juego, sino en
estorban. general. Ahora se lo explico, ahora mismo,
- ¡Qué me dice! ¿Y quiénes son esos truhanes? escúcheme.
¡De fijo que serán de los nuevos! - Está bien. Escucho.
- De todo hay. No se sabe quién robó el telón, - ¿Conoce usted la línea general del Partido?
pero yo creo que es de los viejos. - Tendría gracia que no conociese yo la línea
- ¿Y qué tiene que ver el telón con los asuntos del general del Partido...
trabajo? - ¿Qué dice el Partido? ¿Qué dice? Que hay que
- ¿Y la madera mala? Si tuviéramos madera crear la metalurgia cueste lo que cueste, ¿entiende
buena, habríamos llegado ya, por lo menos, a la línea usted? ¡Metalurgia, industria pesada! ¡Medios de
del 10 de junio, ¿comprende usted? producción! Y no una curva descendente, como dicen
Salomón Davídovich meditó un instante y dijo: los oportunistas, y otras memeces por el estilo.
- Si tuvieran madera buena... Con madera buena Cueste lo que cueste, vengan medios de producción:
hasta el más imbécil puede llegar a la línea que metal, tornos, maquinaria, ¡eso es!
quiera y ponerse a gritar como un tonto. Pero, en - ¿Y qué tiene que ver el jugo con todo esto?
primer lugar, ¿quién les va a dar madera buena, si no - Usted lo sabe mejor que nosotros, Salomón
están dentro del sistema de abastecimiento Davídovich. En la vieja Rusia no se disponía de
134 A. S. Makarenko

medios de producción, pero ¿acaso los obreros uno para hacer una declaración de amor no tiene
trabajaban poco? Diga, ¿trabajaban poco? nada que ver con la producción, y hasta la dificulta.
- ¡Trabajaban lo suyo! En cambio, si sirve para sentarse en ella y coser, ya
- Y vivían como mendigos, ¿no es verdad? ¿Y por guarda relación con el trabajo. Pues, ¿y las mesas de
qué? Porque los medios de producción eran malos. dibujo? ¿Y las aceiteras? No somos tan oportunistas
Les exprimían el jugo, y no tenían siquiera unos como piensan algunos. Sin pantalones tampoco se
pantalones que ponerse. Cuando haya buena puede vivir.
maquinaria, mejorará mucho la cosa. ¡Viviremos - ¡Claro que no!
bien! ¿Es justo que trabaje usted desde las seis de la - ¿Sabéis lo que es un hombre sin pantalones?
mañana hasta las doce de la noche? Para que vea - Un mendigo.
usted: no es mi jugo, sino el suyo.... - No, es algo peor. Es un haragán.
Salomón Davídovich quedó meditabundo, Alegres y bulliciosos, salieron a la terracilla.
adelantó el labio inferior, mirando a Zorin, exhaló un Salomón Davídovich los amenazó con el dedo:
suspiro y sonrió con tristeza: - Hablando con un viejo sois unos pillos, pero las
- Dice usted bien, camarada Zorin -aceptó-, pero flores bien que os gustan.
yo no viviré ya cuando haya buenos medios de Los colonos reían a carcajadas y abrazaban a
producción. La curva descendente, a mi entender, es Salomón Davídovich.
una porquería, ni que decir tiene. Lo que yo temo es - No se trata de las flores, sino del plan. A las
que la curva de mi vida no alcance hasta que llegue flores les corresponde su lugar, y a la metalurgia, el
la metalurgia. suyo.
Sancho, en un rapto de ternura, abrazó a Blum y
exclamó: 6. El campamento.
- ¡Alcanzará, Salomón Davídovich! ¡Alcanzará! El 5 de mayo comenzaron a montar el
¡Palabra de honor que alcanzará! ¡Mire usted, mire campamento. Cuando la palabra "campamento"
usted aquí! recorrió por primera vez la colonia, no produjo gran
Una lágrima rodó por la rugosa mejilla de impresión, pues nadie le dio mucho crédito: ¡no sería
Salomón Davídovich, que sonrió azarado y se la verdad tanta belleza! Hasta los más ingenuos decían
enjugó con el dedo. al oír alguna alusión:
- ¡Una necia debilidad, dicho sea entre nosotros! - ¿Qué has tomado hoy con el desayuno?
- No le hace; usted fíjese en el frente. ¡Un Sin embargo, en la reunión del Consejo de jefes,
combate a la bayoneta, se dice pronto! ¡Y ésta... es la Zajárov anunció como de paso:
nueva fábrica! Nos queda que recorrer cosa de nada: - ¡Ah! Se me había olvidado que debemos tratar
"¡Y el enemigo huye, huye, huye!" todavía un pequeño asunto: nos dan veinte tiendas de
- Quizá sea verdad que huye, pero ya veremos a campaña, así que...
dónde vamos a parar con esta dichosa fábrica nueva. Zajárov miró a los jefes de brigada y vio que la
Los gastos son grandes, ¡menudos gastos! ¡Cien sorpresa les había cortado la respiración. Calló y dio
albañiles, se dice pronto! a Nesterenko oportunidad de balbucear:
- ¡Saldremos a flote! ¿Sabe usted a dónde iremos - ¡El campa...! ¡Diablos!... ¡No puede ser!
a parar? ¡Oh, como se lo diga a usted, se muere en el Las tiendas las había regalado la unidad del
acto, Salomón Davidovich! general a quien tanto gustara la actuación de Vania
- Eso es ya demasiado, camarada Zorin. Gálchenko. Eran viejas, de desecho; hubo incluso
- ¡Que no, que no se morirá usted! Iremos a parar que ponerles varios parches, pero... ¡qué bonitas!
a la línea general ¡Para que vea! Algunos entendidos de la cuarta brigada afirmaban
- ¿Qué me dice? ¿Cómo podemos ir tan lejos? que eran tiendas para oficiales, y se les creyó de
- ¿Pero usted se da cuenta de lo que vamos a buena gana; otros, también de la cuarta, aseguraban
fabricar? ¡Aparatos eléctricos! que se trataba de tiendas de tipo mongol, pero esta
Los komsomoles se pusieron repentinamente a versión fue acogida con grandes dudas.
gritar y a dar afectuosas palmadas en los hombros a Se eligió un hermoso lugar para el campamento
Zorin y a Salomón Davídovich. más allá del parque. Decidieron montar las veinte
- ¡Muy bueno, Sancho! ¡Los aparatos eléctricos tiendas en hilera y echar suertes para determinar el
son medios de producción! sitio de cada brigada. En la mesa del presidente había
- ¿Y los calzones? once papeletas. Torski invitó a los jefes de brigada a
- ¿Y las camisas? aproximarse por orden numérico y tomar una
- ¿Y las sillas? papeleta cada uno. Klava Kashírina pidió la palabra:
Salomón Davídovich también cobró ánimo. - La quinta y la undécima brigadas piden que se
- No vayáis a creeros, camaradas -dijo-, que no les den los extremos.
entiendo nada de política. Y no me calentéis la - ¿Por qué? Los extremos les gustan a todos.
cabeza. ¿Qué son las sillas? La silla en que se sienta - ¿Qué tienen de agradable para ti?
Banderas en las torres 135

- Si es agradable para vosotras, también ha de agradará tener tratos contigo?


serlo para nosotros. - Enfermaremos...
- Las chicas necesitan las tiendas de los extremos. - ¡No importa, arriesgaré!
- ¿Por qué? El Consejo acordó exigir de cada brigada que
- Es incómodo estar entre los chicos. preparase sus respectivas tiendas para el día 17, pero
Se oyeron voces de descontento: en su acondicionamiento sólo podían emplearse las
- ¡Caprichos! ¡A dónde vamos a parar! ¡Las tardes, por eso, antes de la cena, la plaza destinada al
chicas siempre nos salen con algún antojo! campamento parecía un mercado: se reunían allí más
Klava insistió seriamente: de doscientas personas con hachas, sierras y cuerdas.
- Pedimos que se nos den los extremos. La agitación, el barullo y la inquietud eran
Sancho Zorin, que no se perdía una reunión del indescriptibles. No obstante saltaba a la vista que las
Consejo, dijo: muchachas emplazaban sus tiendas en un extremo,
- Propongo que, por principio, no se les den. ocupando el décimo y el undécimo sectores, sin que
- ¿Por qué principio? nadie se lo impidiera. Pojozhái, el jovialísimo jefe de
- ¿Y por qué principio necesitáis vosotras los la novena brigada, preguntó indignado:
extremos? ¿Es que teméis que los chicos os - ¿Por qué razón las tiendas aquí?
muerdan? Las chicas manejaban también sierras y martillos,
- No nos morderán, pero a las chicas les gusta la reían, y se veían y se deseaban para montar las
limpieza. tiendas. Contestaron a Pojozhái:
Al oír esto se indignaron también los demás jefes. - Te has vuelto muy curioso, camarada Pojozhái.
¿Desde cuándo las muchachas monopolizaban la Más vale que te vayas...
limpieza? Klava se enojó: - Lo pregunto oficialmente.
- ¿A vosotros que más os da, porcachones? - Oficialmente pregúntaselo al jefe de guardia.
Dormís con los mismos calzones que trabajáis. Pojozhái, ni corto ni perezoso, buscó a Rúdnev:
- Durmamos como durmamos, las tiendas hay que - ¿A qué se debe eso? ¿Por qué las chicas montan
sortearlas. sus tiendas en el extremo?
- En ese caso, nosotras nos quedamos en los - Pues muy sencillo. Han cambiado sus sectores
dormitorios -replicó Klava. con la cuarta y con la octava brigadas.
- ¿En los dormitorios? -alguien se removió - ¿Que han cambiado? ¿Con la cuarta?
amenazadoramente en el diván-. ¿En los Pojozhái corrió en busca de Zirianski.
dormitorios? - ¿Por qué has cambiado con las chicas?
- ¡A ver qué os pensáis! En los dormitorios nos Zirianski apartó la vista de una rugosa tabla que
quedaremos. ¿O es que cuando necesitemos iba a servir de estante en la tienda.
mudamos de ropa o cualquier otra cosa vamos a - Por acuerdo voluntario.
hacerlo entre los chicos? - ¿Qué es lo que dijiste en el Consejo?
- Aquí no hay chicos -repuso hosco Zirianski-. - Que se sortearan los sectores.
¡Aquí todos somos colonos! Y no hay por qué - Y ahora te has vuelto un conciliador.
andarse con misterios. ¡A echar suertes! - No, Shura. Yo insistí en lo de echar suertes, y así
Nada pudieron hacer las chicas; tuvieron que se hizo, para que no se les subieran los humos a la
resignarse. Sus esperanzas de que tal vez las cabeza. ¿Sabes?, creían que, por ser chicas, les
favoreciera la fortuna resultaron fallidas: les tocaron íbamos a dar los sectores extremos. ¡Era cuestión de
el tercer sector y el octavo. principio!
El administrador entregó a cada brigada una - ¿Cómo de principio? ¿Por qué has cambiado,
minúscula porción de desechos de madera para hacer pues?
los "cajones" de las tiendas. Los muchachos - Por acuerdo voluntario. Si quieres, cambio
protestaron: contigo. Ya ves, yo tengo ahora el tercer sector y tú
- Stepán Ivánovich, ¿qué cálculos son éstos? ¿No el quinto. Puedo cambiar con las chicas o con los
conoce usted las dimensiones? Catorce metros por chicos, da igual; se trata de camaradas, y en eso no
catorce. ¿De qué vamos a hacer los camastros? hay ni pizca de conciliación.
- Ya os arreglaréis. Pojozhái se encogió de hombros y se marchó
- Usted nos empuja al delito, Stepán Ivánovich. resuelto a sondear también a Nesterenko. El jefe de la
- ¡No importa, arriesgaré! Será cosa de ver los octava brigada no vio nada de particular en la
delitos que vais a cometer. Ahora, que a mí no me pregunta de Pojozhái, y respondió con su
birláis nada, os lo prevengo. parsimoniosa locuacidad de siempre:
- Bueno, haremos los cajones nada más y - Sí. He cambiado porque me lo pidieron y porque
dormiremos en el suelo. Si alguien pesca una no queremos estar en el extremo.
pulmonía o una tuberculosis, peor para usted. - ¿Y en la reunión del Consejo?
- Resistiré. ¿Crees que a la tuberculosis le - ¡Qué gracia tienes! ¡Aquello era muy distinto!
136 A. S. Makarenko

Era un asunto de igualdad de derechos. Ahora bien, se iluminaron todas repentinamente; los colonos
¿por qué no cambiar? Bratsán y Porsniov también gritaron "¡hurra!" y se lanzaron a mantear a Gontar,
han cambiado. Cuestión de gustos. el electricista. Hubo asimismo un conato de
Pojozhái se alejó enfadado en dirección al parque, manteamiento de Zajárov, que él cortó amenazando
se rascó la nuca, sonrió y dijo en voz alta: con un dedo. En vista de ello, fue decidido mantear a
- ¡Hijos de perra! Aunque... quizás lleven razón. todos los jefes de brigada. Así se hizo, con las solas
¡Vete tú a saber! excepciones de Klava y Lida, que no fueron
Por la tarde, el perito aparejador Dem se presentó manteadas porque las colonas se opusieron, diciendo:
ante Zajárov y le anunció: - ¡Nosotras mismas mantearemos a nuestras jefes,
- Los colonos... están llevándose tablas de las dejadlas en paz!
obras para el campamento. Unos, cinco; otros, diez... Las muchachas estuvieron riendo largo rato y
Dígales usted que eso no está bien. No es que me luego se encerraron en su tienda. Allí secretaron
pese, pero hay que llevar la cuenta. Los colonos, entre gritos, carcajadas y chillidos ensordecedores y,
¿sabe?, son buenos chicos, pero la contabilidad es por último, salieron con las mejillas arreboladas. Los
necesaria. pequeños de la cuarta brigada permanecieron un
El joven administrador Stepán Ivánovich fingió buen rato ante la tienda, sin llegar a enterarse de si
montar en cólera: las chicas habían manteado o no a sus jefas. Filka
- ¡Habría que desollados! ¡Quíteselas! expresó una suposición:
Dem ronroneó una sonrisa enredada en sus - No las habrán manteado. De seguro que no las
bigotes: levantaron, y si las levantaron, las volvieron a dejar
- ¿Cómo voy a quitárselas? Se enfadarían... en el suelo y luego salieron corriendo.
- Stepén Ivánovich, entérese bien de lo que pasa – La hipótesis fue muy bien acogida en la cuarta
ordenó Zajárov. brigada, que, satisfecha ya su curiosidad, se fue a ver
Stepán Ivánovich salió en expedición de castigo y lo que se hacía en la tienda de Zajárov. Lo
regresó victorioso, con un prisionero. encontraron trabajando, sentado a la mesa, en
- ¡Nada menos que Zirianski! -exclamó-. Otras mangas de camisa. El hecho era insólito. Los
brigadas se han llevado cinco o seis tablones cada pequeños lo contemplaron un buen rato, y Petia
una, ¡y Zirianski una carretada entera! acabó preguntándole:
Zajárov exigió lacónico: - Alexéi Stepánovich, ¿por qué será que no
- Aliosha, explícate... tenemos ganas de dormir?
- Ahora me explico. No se trata de un robo. Zajárov levantó la cabeza, miró a los chicos,
Cuando desmontemos el campamento, devolveremos entornados los ojos, y respondió:
las tablas. Tenemos apuntadas todas las que nos - Son los nervios, una enfermedad propia de
hemos llevado. Se puede comprobar. mujeres. Vosotros también la sufrís.
- ¿Por qué os habéis llevado tantas? Los chicos quedaron pensativos y, abandonando
- Pues... para la cuarta brigada y para la undécima. silenciosamente la tienda del director, corrieron a la
- ¡Ah!... suya. Zirianski les preguntó enfadado:
- Claro, hay que ayudar a los campesinos pobres. - ¿Por dónde andáis? ¿Qué pasa?
Nos dio usted muy pocas tablas, Stepán Ivánovich. Los chicos se apresuraron a meterse en la cama.
Los chicos no se andan por las ramas para Filka levantó la cabeza de la almohada y dijo:
agenciárselas. Pero a las muchachas les da reparo. - ¡Son los nervios, Aliosha, una enfermedad
- ¿Reparo? propia de mujeres!
- Sí... ¿qué quiere? En eso van retrasadas de los - ¡Lo único que nos faltaba, enfermedades de
hombres. mujeres en la cuarta brigada! -se indignó Zirianski-.
Zajárov asintió con la cabeza seriamente: ¡A dormir ahora mismo!
- El asunto está claro. Anótelas, camarada Dem, y Apagó la luz. Los pequeños se acurrucaron en sus
le firmaré el recibo. En otoño se las devolveremos. lechos y miraron hacia la puerta. Se veían las
El 17 por la tarde, Zajárov, acompañado del jefe estrellas, llegaba desde la lejana ciudad el ruido de
de guardia, inspeccionó el campamento, ya listo, y los tranvías, y en la aldea ladraban agradablemente
dio su visto bueno a todas las tiendas. Estaban los perros. Vania se imaginó a Zajárov con pantalón
dispuestas en hilera, y en lo alto de cada una de montar y en camiseta, y le gustó mucho. Pensó
tremolaba un banderín. Cerca del parque, aislada de también en lo que pudieran ser los nervios, pero los
las demás, se alzaba la tienda del Consejo de jefes, en ojos se le cerraron; los nervios se mezclaron con los
la que se instaló también el director. Mijaíl Gontar ladridos, y todo se fue sumiendo en una dulce y
daba los últimos toques a la instalación eléctrica. cálida sensación de felicidad.
Sonó la retreta, pero nadie quería dormir: esperaban
que se encendiese la luz. Zajárov recorrió tienda por 7. El corazón de Igor Cherniavin.
tienda y de todas salió bien impresionado. Después Terminaba el año escolar. Sin olvidar los arduos
Banderas en las torres 137

problemas del frente del trabajo, los colonos sabían usted escribir?
olvidarse de los músculos fatigados. Concluida la - Temas no faltarían. De la vida, por ejemplo.
jornada, se entregaban en cuerpo y alma al estudio. - ¿De qué vida?
En la escuela reinaba una limpieza tan esmerada - Pues, verá usted, de la vida...
como en los dormitorios. Los suelos estaban - ¿Del amor?
alfombrados; había profusión de flores, y los - ¿Acaso estaría mal?
maestros, con aire solemne, hablaban en voz baja. - No. Pero, ¿del amor de quién?
En su mayoría, los colonos amaban el estudio y se - Ya encontraría...
consagraban a él con seriedad, persuadidos de que - Por ejemplo...
tan sólo la escuela les abriría de verdad el camino de - Pues... escribiría del amor de un hombre, de un
la vida. Ya habían salido de la colonia varias hombre enamorado, ¿comprende usted?
promociones; había colonos estudiantes en diversas - ¿Quién sería ese hombre?
ciudades, y el Consejo les giraba mensualmente, de - Un hombre cualquiera...
su fondo especial, un subsidio de cincuenta rublos, - Un hombre cualquiera no existe. Cada cual hace
como suplemento al estipendio que recibían. Muchos algo, trabaja en alguna parte, tiene sus alegrías y sus
ex colonos cursaban estudios en escuelas militares y penas. ¿El amor de quién piensa usted describir?
de aviación. A Igor le daba vergüenza hablar del amor, pero,
Los estudiantes y los futuros aviadores tenían por por otra parte, se trataba de un problema literario y
costumbre pasar en la colonia las grandes había que afrontarlo...
festividades y las vacaciones de verano, siendo - Todavía no lo sé... Se puede hablar de muchos.
recibidos por los mayores con cordial alegría, y por Del amor de un maestro, pongamos por caso.
los pequeños, con fervorosa admiración. Ahora los - El amor de un maestro... ¿De un maestro de qué
esperaban, y se discutía en qué brigada iba a asignatura?
hospedarse tal o cual visitante. El camino seguido - Supongamos que fuera de matemáticas.
por los mayores era seductor, y cada colono se - Ya ve usted, de matemáticas. ¿Cómo iba usted a
esforzaba por imitarlos. describirlo no sabiendo matemáticas? Por otra parte,
Igor Cherniavin se entusiasmó por la escuela sin el tema del amor no es el único. La vida es muy
advertirlo él mismo. Al principio tuvo suerte en las compleja, y un escritor ha de conocer muchísimas
clases de biología y luego dio pruebas de notables cosas. Si no sabe usted más que literatura, no
aptitudes literarias. La nueva maestra, Nadiezhda escribirá nada.
Vasílievna, una komsomola muy joven, leyó un - Pues usted... sabe... únicamente literatura.
ejercicio de redacción de Igor y dijo ante toda la - Se equivoca. Conozco hasta la tecnología de las
clase: substancias fibrosas; estoy bastante bien en química;
- Igor Cherniavin... ha hecho un trabajo muy antes trabajé en una fábrica y estudié en una escuela
interesante. Le recomiendo que preste seria atención de peritaje. Usted debe ser persona instruida, Igor,
a la literatura. debe saber de todo. Gorka conoce todas las cosas
Igor sonrió sarcástico. Por si no tenía bastante que mejor que cualquier profesor.
hacer, le aconsejaban ahora que prestase atención a la Inadvertidamente para sí mismo, Igor escuchaba
literatura. Pero, sin que él mismo se apercibiese, embelesado a la maestra. Ella hablaba tranquila y
comenzó a juzgar los textos literarios, ajenos o pausada, lo que hacía más sugestiva la ola de cultura
propios, de un modo nuevo. Empezó a embeberse en que envolvía sus palabras. A partir del día siguiente,
los deberes de literatura, llegando al extremo de no Igor apretó de firme en las restantes asignaturas.
abandonarlos mientras no protestaba Nesterenko. En Entusiasmado por el esfuerzo, sintió crecer el aprecio
cuanto a las otras asignaturas, fue simplemente a su propia persona y decidió firmemente estudiar
saliendo del paso hasta que una vez, en el club, con aplicación. A las fiestas de mayo llegaba con
Nadiezhda Vasilievna se sentó a su lado y le dijo: notas de sobresaliente en todas las asignaturas, y en
- Cherniavin, ¿por qué van tan mal sus estudios en la colonia había una sola persona que no le cedía en
los últimos tiempos? -le preguntó. los estudios: Oxana Litóvchenko. Igor no advirtió
- ¿Los de literatura? -se asombró Igor. cuándo había cambiado su carácter. En ocasiones,
- No. En literatura tiene usted sobresaliente. Pero sentía el deseo de ironizar y de hacerse el original; a
¿y las otras asignaturas? primera vista, nada había cambiado en él; no
- Es que, sabe usted, no... no me interesan, obstante, sus palabras eran ya otras, más discretas, de
Nadiezhda Vasilievna. más peso; y también su humor era otro. Un buen día,
La maestra frunció su carnoso labio superior. dijo a Sancho Zorin:
- Si en las restantes asignaturas no aprovecha - Quisiera hablar contigo, Sancho. ¿Sabes?, sería
usted, de poco la servirá la literatura. cosa de ingresar en el Komsomol...
- ¿Y si llego a ser escritor? - Hace tiempo que debieras haberlo hecho -
- Un escritor así nada puede valer. ¿De qué piensa contestó Zorin-. ¿Por qué no? Ya se te han ido los
138 A. S. Makarenko

pájaros de la cabeza. Te consideramos como el cuando vio a Oxana Litóvchenko en la fila vecina. La
primer candidato. Sólo que... verás... ¿qué tal te atención con que la chica escuchaba era
orientas en política? conmovedora: por lo visto se había olvidado de que
- Creo que bien. Me he observado y he visto que era una chica bonita y que a muchos les gustaba
entiendo algo. contemplarla. Estaba Oxana un tanto inclinada
- Lees periódicos y libros. No hay necesidad de... adelante, con las manos entre las rodillas, lo que
meterte las cosas en la cabeza. Ven y hablaremos con hacía más simpáticos los pliegues de su falda oscura
Mark. y más atrayente la idea de que era una hermana y una
Igor comenzó a asistir a las asambleas del camarada. Sin moverse, sin pestañear siquiera, tenía
Komsomol. Al principio se le hacían aburridas y la vista puesta en la tribuna, atenta al informe de
sacaba la impresión de que los jóvenes comunistas Sadóvníchi, y para Igor se hizo evidente que Oxana
hablaban de cosas de las que no entendían ni pizca. comprendía mejor y sentía más a lo vivo las palabras
¡Sí, Sadóvníchi hacía un informe sobre el XVII del orador. Igor dejó de mirarla y frunció el
Congreso del Partido! ¿Qué podía decir, si no sabía entrecejo. Sentía el deseo irresistible de ser siempre
más que lo que ponían los periódicos? Sadóvníchi, un hombre de verdad. Estuvo largo rato prendido del
efectivamente, comenzó un poco atropellado. Igor discurso, hasta que, al fin, comprendió que
advirtió que dejaba inconclusas algunas oraciones, se Sadóvníchi era un komsomol, mientras que él,
expresaba con poca claridad y tartamudeaba. Sin Cherniavin, no lo era todavía. Lanzó, entonces, una
embargo, después dejó de advertir todo eso y se puso ojeada a la sala y pensó que se podía ir muy lejos con
a escuchar con interés. El diablo sabría la razón, pero gente que, como Sadóvníchi y Oxana, hablaba y
Igor, que también leía los periódicos, tal vez no se escuchaba tan honrada y sinceramente.
hubiera atrevido a pronunciar las palabras que con A solas consigo mismo, Igor solía pensar que
tanta decisión pronunciaba Sadóvnichi: amaba a Oxana, y la idea le era grata. Había leído
- Cierto que nosotros no hemos vivido en el numerosos libros durante el año que llevaba en la
antiguo régimen, pero no lo es menos que hemos colonia y algo entendía ya en sutilezas de amor. El
tenido que sufrir sus vestigios. La Rusia zarista era término "enamorado" se le antojaba ahora mezquino
un país atrasadísimo y, sin embargo, ya sabemos el e indigno para expresar lo que él sentía por Oxana.
balance que ha hecho el XVII Congreso del Partido. No se trataba de un simple enamoramiento, sino de
Hemos terminado el plan quinquenal en cuatro años amor en el verdadero sentido de la palabra. A veces
y no con las manos vacías. ¿Tenemos Magnitogorsk? le daba pena que aquel amor se escondiera en su
Lo tenemos. ¿Y el Kuzbáss? También. ¿Y la central alma y que ni al diablo pudiera ocurrírsele cómo
del Dniéper y la fábrica de tractores de Járkov? habría que exteriorizarlo, hacerlo ver. Le gustaba la
También las tenemos. ¿Quedan kulaks? ¡No! historia de Romeo y Julieta, que se había tragado
Nuestros chicos conocen bien a los kulaks. Muchos entera dos veces, releyendo y meditando los pasajes
trabajaron para ellos. Ahora el kulak está liquidado en que se hablaba de amor. Llegado el caso, quizás
como clase, y hemos organizado la primera encontraría Igor palabras más expresivas, pero no
agricultura socialista del mundo, basada en los... en deseaba morir con Oxana entre difuntos. Desde este
los tractores y en las cosechadoras combinadas. punto de vista, Romeo y Julieta no le seducía.
Sabemos lo que decían los trotskistas y los Hallaba muchas sandeces imperdonables en los actos
oportunistas. Cada colono comprende lo que querían: de los protagonistas, y una cosa, por lo menos, no
de haberles hecho caso, todo hubiera vuelto a lo de ofrecía duda: eran pésimos organizadores. ¡En qué
antes. Y los muchachos como nosotros tendrían que cabeza cabía narcotizar a una muchacha y después
volver a apacentar las vacas de cualquier canalla..., enterrarla! Por cierto, esa misma opinión la
dispensadme la expresión, de la pequeña burguesía, compartía Sancho Zorin, a quien Igor había obligado
que quiere ser propietaria, tener tiendas y especular. a leer Romeo y Julieta:
La colonia Primero de Mayo no se dejará arrastrar a -¡Qué gente más rara! -comentó Sancho-. Un
tales provocaciones. Naturalmente, todo los colonos viejo diablo como Lorenzo no fue capaz de arreglar
queremos estudiar, pero continuaremos haciendo un asunto tan sencillo, mandó a otro, no lo dejaron
aparatos eléctricos y desarrollando la industria entrar y cargó las culpas a causas objetivas. Ya se
metalúrgica. Y si hay que apretarse el cinturón, no habría dado más maña si hubiera sabido que tendría
tiene importancia, no se nos romperá, porque somos que dar la cara ante la asamblea general. Y ese
ciudadanos del gran País del Socialismo y sabemos Romeo era un papanatas. ¡Pues anda que importaba
por qué se hacen las cosas. Ahora os hablaré de las mucho que allí estuviesen reñidos y no les
resoluciones del XVII Congreso del Partido permitieran casarse! ¿Se había enamorado? ¡Pues, a
Comunista, y en seguida veréis que todo se hace a casarse y asunto concluido!
nuestro modo y no al de ellos. Igor miraba a Sancho por encima del hombro.
Igor escuchaba, interpretando las cosas desde un Sancho no tenía idea de lo que era enamorarse. Es
nuevo punto de vista. Lo comprendió todo mejor aún decir; no enamorarse, sino amar. ¡A casarse y asunto
Banderas en las torres 139

concluido! Casarse no era lo principal, casarse no era La contemplaban con ojos traviesos, pero se
obligatorio. Igor ni siquiera lo deseaba. En primer alegraban cuando Oxana les respondía con una
lugar, porque había que terminar los estudios en la cariñosa sonrisa:
escuela y, en segundo, porque ¡sería cosa de ver el - ¡Muy bien, muchachos!
revuelo que se armaría en la colonia si Igor Igor no era tan atrevido como los pequeños. A
presentaba la petición correspondiente ante el veces conversaba con Oxana sobre los asuntos de la
Consejo de jefes de brigada!... ¡Fu! escuela o de la colonia, pero, estando a solas, jamás
Igor no había hablado a nadie de su amor, y se permitía una broma y temía que ella advirtiera que
Oxana quizás no adivinase nada. Cosa rara: mientras podía sonrojarse. En cambio, si se juntaba un grupo
ella estuvo viviendo en casa de aquel abogado, Igor de colonos y colonas, Igor daba rienda suelta a su
no tenía el menor reparo en demostrarle su particular ingenio. Aseguraba que Ryzhikov robaría el
preferencia. En cambio, desde que Oxana era colona, ciclóstomo africano, lo freiría y se lo comería. Si se
sentía miedo de hablarle aunque fuera del ciclóstomo hallaba presente, Ryzhikov reía la broma con los
africano a que tanta atención prestaba ella en el demás, como cuadraba a un buen compañero.
círculo de biología y que, dicho sea de paso, cansaba Aunque la atención de los camaradas satisfacía a
ya a todo el mundo. Posteriormente, Oxana ingreso Cherniavin, el máximo galardón a que aspiraba era
en el Komsomol y en su rostro aparecieron rasgos una sonrisa de Oxana. Ella sonreía siempre, pero él
nuevos, una expresión de independencia y de no dejaba de comprender que era aquélla una sonrisa
serenidad. Una encantadora fusión de optimismo, sin valor, una sonrisa de circunstancias. Le fastidiaba
diligencia y dulce calma la distinguían de las demás que Oxana, al sonreír, volviera la cabeza hacía
muchachas. Había intervenido ya varias veces en las alguna de las chicas para hacer una pregunta ajena al
asambleas generales, y, apenas pedía la palabra, caso, lo que imprimía a su actitud una acusada
todos los presentes procuraban mirar por entre las frialdad: el ingenio de Igor era reconocido como un
cabezas para verla mejor. Mientras hablaba, sabía fenómeno agradable, pero de lo más ordinario, por el
volver, con blanda energía, la cabeza hacia uno u estilo del buen tiempo. Tan sólo una vez se
otro colono, mirarlo con leve sonrisa, persuadir, entusiasmó Oxana verdaderamente y, aunque su risa
explicar en tono afable, convencer llena de sencillez. no duró mucho, miró a Igor con ojos...enamorados.
El aludido enrojecía irremisiblemente, y Oxana se Fue en ocasión de estar todos alabando la apostura
apresuraba a dirigirse a otro. Así habló una vez del jefe de guardia Vasia Klúchnev, que por allí
encareciendo la necesidad de ayudar al koljós vecino pasaba. Igor recordó hechos recientes de las clases
a escardar la patata. del octavo grado y dijo:
- ¡Camaradas! -dijo-. ¿Cómo podéis negaros a - Se parece a d’Anthés, aunque no conoce a
ayudar a una gente que no se ha organizado bien Pushkin.
todavía? Es una época difícil para ellos. No tienen Vasia Klúshnev era un excelente jefe de brigada,
aún costumbre de trabajar colectivamente, y vosotros pero la literatura le entraba con muchísima dificultad.
sí la tenéis. ¿Por qué no ayudarles? Somos fuertes,
discípulos de Lenin. Ayudémosles, camaradas. 8. La siesta.
Vayamos con música y todo, pues no se trata Terminado el año escolar, Zajárov dijo en una
solamente de que escardemos más o menos, sino de asamblea general:
que vean con sus propios ojos lo hermosa y buena - Todo marcha a pedir de boca. La fábrica está en
que es la vida en el socialismo. Después vendrán construcción; pronto empezarán a llegar las
ellos aquí, tal vez nos ayuden en algo o, por lo máquinas; cumplimos el plan, y nuestra cuenta
menos, bailarán con nosotros y se divertirán. Sí, corriente crece. Los asuntos de la colectividad
queridos muchachos y muchachas, no digáis que no también marchan bastante bien, si no contamos el
sabéis cómo podemos ayudarles, sino decidíos a lamentable suceso del telón. Ahora disfrutaréis un
hacerlo. descanso en vuestros estudios, aunque este año no
Su acento era muy atractivo, particularmente podemos organizar vacaciones completas, como bien
cuando mezclaba algún que otro giro ucraniano y comprenderéis todos. No obstante, hay que pensar
pronunciaba blandamente la “l”. también en la salud. El doctor hará uso de la palabra
Aunque nadie tenía intención de negarse a ayudar, al respecto.
todos pensaron que era Oxana quien los había Después subió a la tribuna Kolka el médico y dijo
convencido. Luego, ya en el campo koljosiano, la tales cosas, que los colonos, sorprendidos, alargaron
miraban como a la dueña de aquello, contentos de sus cuellos. Primero, había que restablecer la
verla tan animosa. Los pequeños no podían merienda de las cinco de la tarde; segundo, se
contenerse a veces y acudían a informarla muy realizaría una inspección médica general y
serios, aunque remedando su acento ucraniano: escrupulosísima; tercero, se implantarían unos baños
- ¡Nuestra gloriosa cuarta brigada lo ha escardado especiales; cuarto, se instituía la siesta después de
ya todo! almorzar: quinto, sexto, etcétera, etcétera. Aún no
140 A. S. Makarenko

había terminado el orador, y ya le llovían las cultura, que no comprendemos nada? La siesta
objeciones: a Kolka no parecía interesarle lo más conviene implantarla. Será muy útil. Hasta ahora,
mínimo la nueva fábrica; quería que el dinero se dormís poco. Se toca retreta a las diez, pero
gastase en unas meriendas que no había ni siquiera transcurre una hora antes de que os durmáis. Eso no
tiempo de tomar; además, ¿a santo de qué se contando a algunos lectores que, como Cherniavin,
establecía la siesta? Los colonos no eran enfermos ni se las ingenian para estar en vela hasta las doce.
veraneantes y, de todas maneras, durante la siesta Ante tales razones, resultaba violento rechazar el
nadie iba a dormir. El trabajo terminaba a las cuatro, proyecto de implantación de la siesta. Rezongando y
y así habría que terminarlo a las cinco, después de lo con caras muy largas, votaron en favor y salieron
cual vendría la merienda. ¿Cuándo iban, pues, a malhumorados de la asamblea. Algunos preguntaban:
vivir? De hacer caso a Kolka, todo se reduciría a - ¿Y eso desde cuándo va a ser? ¿Desde mañana?
dormir, merendar e ir al médico. ¿Qué vida era ¡Qué ocurrencia!
aquélla? No les quedaría tiempo para jugar un partido Al día siguiente oyeron en la orden: ¡siesta
de voleibol o dedicarse a cualquier otra cosa, pues el obligatoria después del almuerzo! Kolka atravesó el
médico quería reducirlo todo a tratamientos y más comedor muy ufano: ¡valiente organizador había
tratamientos... salido! ¡Había organizado la siesta!
Kolka escuchó con cara avinagrada el aluvión de Terminado el almuerzo, Volodia Begunok tocó en
réplicas y tomó de nuevo la palabra: el campamento la señal de la siesta. ¡Tanto sol, tanta
- ¡Qué ge-gente más in-inculta! ¡El di-diablo sabe energía en cada fibra del cuerpo, y Volodia tocaba a
qué ton-ton-terías decís! dormir! Todas las miradas se clavaron en él,
Y procedió a demostrar su razón. Había sacado, condenatorias. Sin embargo, Zajárov recorrió las
no se sabía de dónde, unas cifras de las que se tiendas con un aspecto tan serio, que nadie dijo
deducía que la supresión de la "primera cena" no palabra.
reportaba ningún ahorro: en comer se gastaba lo Sentado en su tienda, el director de la colonia
mismo que antes. En la cena engullían tanto, que aguzó el oído. ¿Qué siesta era aquélla, si el
horrorizaban al cocinero. campamento entero hablaba? Tendidos en las camas,
- ¡No es verdad! los colonos procuraban conversar en voz baja, pero
- ¡Co-cómo que no! ¡Que lo di... que lo diga no sabían, y sus risas eran como suelen ser las risas:
Alexéi Stepánovich! ruidosas. También en las tiendas de las muchachas
Zajárov, siempre dueño de sí mismo, se turbó esta sonaban risas y voces; y en la cuarta brigada, el
vez y, mirando enojado a Kolka, hizo un ademán de revuelo y los resoplidos inducían a creer que se
contrariedad. estaba librando allí un combate de boxeo. Zajárov se
- Pero... hombre, ¿cómo que no se ahorra nada? presentó en la tienda de una brigada y dijo:
Algo se ahorra... ¡Un poco menos sí que se gasta en - ¿No habéis aprobado vosotros mismos la siesta?
comer! ¿Qué jaleo es este, pues? La siesta es para dormir.
Kolka rugió: ¡Basta de charlas!
- ¿Menos? ¿Menos? ¡Pues yo le digo que no se Usó un tono rudo, como si fuese a imponer un
gasta menos! ¡He re-recogido todos los datos en con- castigo al primero que se desmandara. Hasta los más
contaduría! ¡Y se ga-gasta lo mi… lo mismo! Igual locuaces cerraron la boca. Zajárov prestó oído: el
que se comía antes, se come ahora. Sólo que no es- silencio era absoluto. Regresó a su tienda, donde
está bien, hay que me-merendar a las ci... a las cinco. Volenko, jefe de guardia, estaba escribiendo, sentado
Zajárov se echó a reír de repente y se sentó con a la mesa.
una expresión que daba a entender que creía inútil - Dentro de un cuarto de hora, date una vuelta y
toda discusión con el médico. Los colonos mira lo que hacen.
abandonaron el problema de la "primera cena" y - A la orden.
cargaron contra la siesta, alegando que todo aquello - De veras que habrá que arrestar a algún jefe de
eran antojos de Kolka. Zirianski fue quien expresó brigada...
mejor lo que todos pensaban. Volenko calló. Coincidía con los demás en que la
- Nadie ignora -dijo- lo mucho que respetamos la siesta era una invención desdichada. El director, en
disciplina. Sin embargo, ¿cómo puedes tú obligarme su tienda, mantenía atento el oído. Se había hecho un
a dormir, Kolka? Aunque cierre los ojos, ¿qué sabes silencio tal, que ni siquiera por las noches se
tú si duermo o no? ¿Y si no tengo ganas?, ¿cómo vas observaba nada semejante. Zajárov se estiró en su
a hacerme dormir? lecho, se desperezó y dijo por lo bajo:
Kolka cambió de tono, adujo algunas razones - ¡Serán tontos! Con el gusto que da, y ellos...
médicas y habló del organismo y de las normas del protestan.
sueño. Zajárov le apoyó: - Da pena perder el tiempo -respondió Volenko,
- ¡Muchachos! Resulta hasta feo manifestarse en en voz baja también.
contra de la siesta. ¿O es tanta nuestra falta de - No importa... Fíjate, si duermen así, es porque lo
Banderas en las torres 141

necesitan. divertidísimo juego: después de escabullirse de la


Volenko no contestó y salió de la tienda. El ligero tienda por debajo de la lona trasera, se derribaban y
ruido de sus pasos se perdió en el silencio general. cantaban victoria alternativamente. De su peso se cae
Volvió pronto y se sentó a la mesa: el jefe de guardia que no emitían palabra alguna, pues corría la hora de
siempre tenía algo que hacer. la siesta, pero su jadeo y otros sonidos, que lo mismo
- ¿Duermen? -preguntó Zajárov. podían ser amenazas que expresiones de triunfo, se
- Sí. oían en el campamento entero. Zajárov, de pie a su
Al poco asomó por la tienda Kolka el médico y, lado, los miraba reprobatorio. Filka fue el primero en
guiñando maliciosamente un ojo, señaló con la advertir el peligro y, poniéndose serio, se levantó
cabeza hacia el campamento y musitó: descontento del suelo, contra el que tenía apretado a
- ¿Ve usted? Lo que yo de-decía... Duermen como Vania. Su expresión daba a entender que nadie podía
san... como santos. abrigar la menor duda de que él no tenía culpa de
Kolka, con cara satisfecha, pasó de puntillas junto nada; la culpa era de unas fuerzas malignas contra las
a las tiendas. Pegó el oído a algunas de ellas durante que Filka nada podía hacer, aunque las condenaba
buen rato y regresó contento: desde el principio. Vania se asustó de verdad y,
- El orga-ganismo... sabe lo que... lo que ne- mirando desconcertado al director, esperaba el
necesita. castigo. Zajárov se dirigió a Filka:
Kolka se sentó también sobre un camastro, junto a - ¡Magnífico! Naturalmente, tratarás de
la mesa, pero tuvo miedo de hablar, pues a la hora de justificarte.
la siesta no se permitía, y se puso a observar el reloj Filka hizo oídos de mercader a tan clara alusión.
de pared. Zajárov cuchicheó: - ¿Por qué no discutes? -susurró Zajárov.
- ¡Qué despacio anda el tiempo! ¡¡Trabajando, es Filka replicó, también muy bajo:
otra cosa! - ¿Para qué voy a justificarme, si de todas
Kolka asintió con la cabeza. maneras tendré que cargar con la culpa?
Cinco minutos antes de que terminara la hora de - Lo mismo pienso yo. ¿Ves al centinela? El no
la siesta, Volenko buscó y trajo consigo a Volodia puede descansar. Ve a relevarlo y que se vaya a
Begunok, que llegó fresco y alegre. Sus ojos pícaros dormir la siesta.
no podían apartarse de Kolka el médico; sin Tras el ángulo de una tienda se veía a Semión
embargo, encontró pronto la trompeta. Volenko miró Gaidovski, con su fusil, al amparo de un sombraje de
el reloj y dijo: madera en forma de hongo. Filka miró a Gaidovski y
- Venga, Volodia. replicó ceñudo:
Ateniéndose a su costumbre, Begunok saludó con - Semión tampoco quiere dormir.
la trompeta y corrió al descampado. El toque de - ¿De dónde lo sabes?
diana, vibrante y dilatado, desgarró el silencio, pero - Porque nadie quiere.
apenas sonó la primera nota, sucedió en el - Lo que yo veo es que vosotros queréis menos
campamento algo inexplicable, que impulsó a que todos. Ponte de centinela hasta el final de la
Zajárov a saltar del camastro. Era una increíble siesta.
mezcolanza de hurras, aplausos, gritos triunfales, - Pero si no he sido solo.
carcajadas y otros muchos signos de júbilo, - Bueno, pues repartíos la guardia. Resumiendo:
insoportables de todo punto. Se advertía que las relevad a Semión.
chicas tomaban también parte en la algarabía. Filka y Vania levantaron la mano a un tiempo y
Zajárov se asomó, comprobando que hasta los dijeron: "¡A la orden!" Zajárov volvió a su tienda, y
colonos más serios gritaban ¡hurra! y gesticulaban de nuevo se hizo en el campamento un silencio
aparatosamente. Los pequeños corrían por el sepulcral. Esta vez fueron muchos los colonos que se
campamento como locos. Kolka el médico dejó ver quedaron dormidos: por muy tozudo que uno sea, no
su rostro enrojecido y gruñó: es posible mantenerse mucho tiempo acostado con
- ¡Vaya... unos golfos! ¡No do… dormían! los ojos abiertos.
Ante la tienda del "Estado Mayor" se congregó al Vania fue el primero en montar la guardia. Al
instante una multitud. Volodia, con la expresión más principio le pareció que también era dulce la vida
ingenua, iba ante la hilera de tiendas repitiendo la bajo el hongo de madera, con el fusil al hombro. Pero
diana. Zajárov se acomodó las gafas y dijo: la soporífera quietud del campamento era tanta y
- ¡Fijaos qué bien! Habéis dormido y descansado; armonizaba tan bien con el tórrido sol, que pronto se
ahora podéis reanudar el trabajo con nuevas fuerzas: sintió aburrido. Sosteniendo el fusil con una mano,
Los colonos rieron francamente, aunque nadie empezó a dar lentos paseos por el campamento. Miró
discutió que dormir después del almuerzo fuese útil. a la izquierda y observó que unas piernas y unos pies
Al día siguiente, la siesta comenzó sin novedad. descalzos asomaban de la trasera de la tercera tienda.
Pero al cabo de diez minutos Zajárov sorprendió a Vania se detuvo y siguió observando. Los pies yacían
Vania Gálchenko y a Filka en el apogeo de un inmóviles y daban motivo para pensar que su amo
142 A. S. Makarenko

dormía también la siesta, pero el movimiento casi Dem habló del déficit general incluso a los chicos
imperceptible de la blanca lona de la tienda permitía de la cuarta brigada y añadió:
adivinar que estaba haciendo algo. Al cabo de un - Para que veáis, camaradas colonos, hasta qué
minuto, las piernas se movieron en la hierba, y de punto se ha echado a perder la gente. Con lo
debajo de la tienda apareció un trasero con calzón perentorias que son nuestras obras, y todos quieren
corto y, luego, una espalda desnuda, seguida de una irse al Turbinstrói. No hablan de otra cosa, y todos
cabeza pelirroja. Ryzhikov miró primero a Vania con tienen pensado largarse allí, porque... claro... incluso
fijeza, después adoptó un aire soñoliento y, por les dan ropa de trabajo...
último, puso la vista en el cielo, como si no hubiera La cuarta brigada no podía compadecerse de
advertido la presencia del pequeño. Mientras tanto, Dem: ¡Turbinstrói! ¡Aquello no era cosa de broma!
sus brazos volvieron a arrastrarse por tierra y se ¡Turbinstrói! La palabra sonaba majestuosa y
ocultaron en la tienda. Vania se llegó a él con el fusil. solemne, y los pequeños preguntaron a Dem:
- ¿Qué haces aquí? -le preguntó muy quedo. - ¿Y eso, dónde es?
- ¿A ti qué te importa? -replicó Ryzhikov, Dem movió los poblados bigotes, y sus ojillos
quedamente también. redondos se entornaron, mirando a los chicos con
- Esta es la tienda de la décima brigada. ¿Por qué expresión de dolor:
estás aquí? - Pues, en todas partes. Ya veis, ahora se necesita
Ryzhikov sacó perezosamente los brazos de la un cubilote...
tienda y se desperezó plácidamente, antes de decir: - Espere, ¿dónde está ese... Turbinstrói?
- Es que... me gusta dormir... al aire libre. Dem cayó de pronto en la cuenta de que era inútil
- Vete de aquí -ordenó Vania. hablar con los chicos, pues le iban a hacer mil
De pronto, Ryzhikov se despabiló verdaderamente preguntas tontas sobre el Turbinstrói, que para él sólo
y, mirando a su alrededor con ojos de sueño, revestía importancia como punto que se le llevaba la
exclamó: mano de obra. Siguió su camino, después de haberles
- ¡Fíjate dónde he venido a parar! ¡Vaya... sí que complicado un poco más la vida a los chicos, ya que
tiene gracia! al Turbinstrói había venido a añadirse el cubilote.
Ryzhikov se levantó con desgana y se encaminó a Esta palabra, que sonaba hacía tiempo en el mundo,
la tienda de la primera brigada, murmurando y era la más bella y la más metálica; había salido
mirando a todas partes. Tal vez quisiera descubrir las incluso en versos, pero parecía algo muy lujoso e
misteriosas fuerzas que, inadvertidamente, lo habían inaccesible. Y Dem hablaba de ella como de la cosa
llevado a una tienda extraña. Vania lo siguió con ojos más ordinaria: ¡había dicho que se necesitaba... un
de asombro y, una vez que lo perdió de vista, se cubilote!
agachó con rapidez, levantó el borde de la tienda y A diario se recibían máquinas. Las traía Piotr
miró dentro. En la décima brigada dormía todo el Vorobiov, cuidadosamente embaladas, en el camión.
mundo. Junto al borde mismo yacían en tierra unos Salomón Davídovich, que solía hallarse en algún
pantalones y, al lado, un portamonedas negro. Vania retirado taller, era el último en conocer la llegada del
bajó la lona y se reintegró muy preocupado a su vehículo. Asustado, aparecía a la carrera y
puesto. levantando los brazos con gesto de espanto, gritaba a
voz en cuello:
9. El abuelo irascible. - ¿Qué hacéis? ¿Qué hacéis?
En la cuarta brigada aumentaban a diario las El anciano se abría paso por entre la multitud
inquietudes e impresiones, sin hablar ya de los agolpada en torno a la camioneta y exclamaba, sin
asuntos relacionados con la vida diaria de la colonia, llevarse siquiera la mano al viejo corazón ni tomar
pero las almas de los pequeños, incansables, todo lo aliento:
encajaban y digerían. Las piernas era lo único que - ¡Ya os estáis bajando del camión! ¡Esto no es
llegaba rendido al atardecer, y Filka lo atribuía a que una cabra cualquiera, sino una Wanderer!
andaban descalzos. La cuarta brigada, siempre la primera en llegar a
Hacía mucho que los albañiles habían terminado las máquinas, respondía:
los muros y trabajaban ahora en el garaje, en los - ¡Nosotros la descargaremos, Salomón
cimientos para las máquinas y en una Davídovich, nosotros la descargaremos!
complicadísima cámara secadora que funcionaría en Salomón Davídovich adelantaba, altanero, el labio
la nueva y espaciosa fundición. Por encima de los inferior y decía:
muros andaban los carpinteros y techadores. Dem - ¿Cómo os atrevéis a decir eso? ¿Quién os va a
recorría muy disgustado la colonia, quejándose al permitir descargar maquinaria importada? ¿Dónde se
primero que encontraba: han metido los mayores?
- Déficit, un déficit completo de mano de obra: los Pero la generación mayor -Nesterenko, Kolos,
carpinteros, déficit; los hormigoneros, déficit; hasta Porshniov y Sadóvnichi- acudía ya, presurosa, hacia
los peones, imagínese, son deficitarios. la camioneta. Salomón Davídovich les hablaba casi
Banderas en las torres 143

como a iguales: sino multitud de motivos de discusión. La disputa en


- Tenga la bondad, camarada Nesterenko. Ya torno a las pulidoras, por ejemplo, duró una semana
comprende usted que se trata de una fresadora entera, y llegó a tal extremo, que una tarde Zirianski
universal Wanderer, haga que se marchen de aquí hubo de amonestar a toda la brigada:
estos chicos. - ¿Qué hacéis, discutiendo sin parar? Grita que te
Nesterenko hacía unas señas con las cejas, y los grita desde por la mañana, no dejáis hablar a nadie.
pequeños se apeaban rápidos de la camioneta para - ¿Por qué dice éste que la pulidora sirve para dar
observar, pacientes, cómo el enorme cajón, sostenido brillo? ¿Acaso es para eso? Es para dar precisión, y
por los mayores, descendía suavemente al suelo. Se con el brillo no tiene nada que ver.
abría el chirriante portalón del depósito, y los Llegaban también ingenieros, más difíciles aún de
mayores sacaban de allí palancas y rodillos. Había ya comprender que las máquinas. El único claro era
trabajo para todos. Cuando los pequeños se Vorgunov, pues se veía en seguida que era el
abalanzaban hacia las palancas, Nesterenko fruncía ingeniero jefe. Pasaba junto a los chicos con su figura
contrariado el entrecejo, pero su enojo tomaba luego pesada, un tanto sombría, un tanto hosca, y ¿quién
formas admisibles: iba a adivinar si había que saludarlo o no? A nadie
- ¿Qué vas a hacer con las manos? ¡Hay que miraba, a nadie sonreía, y si alguna vez lograban
empujar con la barriga, con la barriga! oírlo hablar con alguien, despedía por la boca rayos y
La cuarta brigada en pleno pataleaba, arrugando centellas. En cierta ocasión, detuvo una vez en el
frentes y narices. El cajón, que pesaba unas cincuenta patio al ingeniero Grigóriev, un joven muy
arrobas, se elevaba lo suficiente para meterle debajo peripuesto, y le gritó:
un rodillo. Nesterenko reía: - ¡Vaya usted al diablo!, ¿me entiende? ¿No me
- ¿Cuántos chiquillos tocan por kilogramo? ¡Lo había dicho usted que dentro de tres días estarían los
menos diez! planos? ¿Dónde están?
Cuando el cajón con la Wanderer se ocultaba en Grigóriev se llevó las manos al pecho y trató de
la penumbra del depósito y el guarda echaba con justificarse con voz chillona:
agradable chirrido cerrojo y candados, la cuarta - Piotr Petróvich, no han llegado las Hildemeister,
brigada volvía a sus asuntos cotidianos, discutiendo ¡qué culpa tengo yo!
por el camino: Vorgunov inclinó la pesada cabeza y dijo
- ¡Es una fresadora! resoplando indignado:
- Arreglado estás tú, ¡una fresadora! No es - ¡Es intolerable! En la fábrica de construcción de
fresadora, sino una fresadora universal. máquinas hay dieciocho Hildemeister. Vaya ahora
- Lo de universal es diciéndolo por lo fino, pero mismo y tome las dimensiones. ¡Que los cimientos
sin finuras se llama fresadora a secas. estén preparados dentro de una semana!
- ¿Qué sabes tú? ¡A secas! Hay fresadoras - ¡Piotr Petróvich!
verticales, las hay también horizontales, y ésa es - Dentro de una semana, ¿me oye?
universal. Sus últimas palabras tenían tanto de rugido, que
- ¡Vaya un fresador I ¡Vertical I ¿Tú sabes lo que no sólo se asustó Grigóriev, sino hasta los propios
quiere decir vertical? chicos. Estos lanzaron al ingeniero jefe una mirada
- ¡Vertical! ¿Qué no lo sé? de temor y hostilidad, y él los miró como a trastos
- ¿Qué quiere decir vertical? A ver, explícalo. cargantes que se le enredasen entre los pies. Vitia
- Vertical quiere decir así, ¿lo ves? Torski contaba que, por las tardes, en el despacho de
El dedo, algo sucio, se alzaba ante las narices de Zajárov, Vorgunov y los demás tenían grandes
los oyentes y después adoptaba una posición trifulcas. Se mezclaba en ellas Salomón Davídovich,
horizontal. a quien la invasión de los ingenieros le parecía un
- ¿Y universal? lujo demasiado caro y no siempre podía reprimir
- Pues universal, eso... es de otra manera... unos suspiros de reconvención:
- ¿De ésta? - ¡Hay que ver el trabajo y el sudor que nos ha
- ¡Qué va a ser de ésa!... costado cada kopek, cada kopek! Y ahora vienen con
- ¿No será de ésta? sus manos muy limpias y, ¡a mandar! ¡Oficina de
- ¿Por qué te das tanta importancia, Kolka? ¡Si es diseños, patrones-guía, instrumentos de medir,
así!, ¡si es asá!... Te digo que es universal, y tú venga laboratorio, ingenieros! ¡Cuántos ingenieros! ¡Qué
a darle vueltas al dedo. Si no lo crees, pregúntaselo a horror!
Salomón Davídovich. Vorgunov lo escuchaba con gesto de indolente
Pero Salomón Davídovich no tenía tiempo ni para desprecio y respondía a media voz:
respirar, y a la cuarta brigada le ocurría lo mismo. - ¡Filosofía provinciana de lo más ordinaria!
Apenas habían terminado de hablar de la Wanderer, Somos verdaderos maestros en el arte de ahorrar
cuando llegaban otras máquinas, más famosas aún. dinero kopek a kopek. De seguro que lo habrá
Cada una llevaba consigo no sólo un nombre raro, juntado en una media, ¿no es verdad, Salomón
144 A. S. Makarenko

Davídovich? de nuestras fuerzas, hasta la línea del 12 de


- A usted bien que le dan nuestro dinero en el agosto. Un esfuerzo más, y abriremos una brecha
Banco del Estado. ¿A qué nos viene, pues, con mortífera en las filas adversarias: quebrantaremos
medias? su producción capitalista liberando a nuestro país
- Déjeme en paz con su dinero, se lo ruego. Estoy de la importación de aparatos eléctricos".
construyendo la fábrica para el Estado y no para "¡Colonos, leed la prensa! Por ella os
usted. enteraréis de las victorias que obtiene la clase
- El Estado es una cosa, y los colonos, otra. Usted obrera de la Unión Soviética. Nuestro frente es
construye la fábrica para los colonos, sépalo. Y si no tan sólo un minúsculo sector del frente socialista,
quiere usted enterarse de que existen... pero también es muy importante avanzar en los
- ¡Ay, déjeme tranquilo! ¡Lo que me preocupa es sectores pequeños. El flanco izquierdo -los
la calamidad ocurrida con los cimientos! Iván carpinteros- ha avanzado hoy en 28 días. ¡Vivan
Semiónovich, ¿dónde encontró usted a ese idiota, a los carpinteros gloriosos combatientes de la
ese moreno? ¿Le encargó usted que marcase el ofensiva socialista!"
acero?
Inquieto, el joven ingeniero Iván Semiónovich Aunque el "parte de guerra" lo publicaba el
Komarov levantó hacia Vorgunov la cabeza. Estado Mayor de la emulación, ningún colono
- Sí, le dije que lo marcara con pintura gris y ignoraba que el alma de dicho Estado Mayor era Igor
amarilla. Cherniavin, de cuya labor estaban muy satisfechos.
- Pues él ha ido y lo ha pintado de un extremo al "¡Formidable!" -solían decir, sonrientes, al
otro. Komarov palideció, lanzó una exclamación y encontrarse con Igor.
salió corriendo del despacho. Vorgunov fijó sus ojos A veces, Cherniavin colocaba junto al "parte"
cansados en un ancho cuaderno de notas, arrugó de algún otro cartel que contenía retratos, planos,
pronto el entrecejo, masculló algo, furioso, y salió dibujos y caricaturas. En el buró del Komsomol no
detrás de Komarov. veían eso con buenos ojos y le reprochaban:
- ¡Qué abuelo más irascible! -comentó Torski. - Materiales de ese género deben publicarse en el
Zajárov lo corrigió, sin suspender el trabajo: periódico mural, y no en el parte. Así se nos
- No irascible, sino apasionado, Vitia. amurriará el periódico, y tú todo lo metes en el parte.
- ¿Apasionado? ¿Por qué? ¡No hay que barrer sólo para adentro!
- Apasionado... por la idea. Aunque Igor acataba tales directrices, a menudo
era difícil contenerse. Jean Grif y Petrov II, de la
10. ¡Como grita! novena brigada, y Krúxov, de la séptima, ya un poco
Los partes de guerra seguían saliendo a diario, y a presuntuosos, acababan de unirse, formando una
diario encontraba Igor Cherniavin nuevas tintas para pequeña oposición llamada por los colonos
describir las hazañas de los colonos. A partir del "kruxismo", por el nombre de su cabecilla. Los
momento en que fue admitido en el Komsomol, kruxistas, fuerza es reconocerlo, trabajaban
solían aparecer en los partes de guerra líneas como concienzudamente, pero en las conversaciones
éstas: vespertinas difundían la especie de que construir la
fábrica de instrumentos eléctricos era una empresa
"Nuestro flanco derecho, poseedor de la baldía; que las fábricas de este tipo debiera
bandera roja, en su lucha por la industrialización construirlas el Comisariado del Pueblo de la Industria
del país y por el fortalecimiento de su capacidad Pesada; que los colonos tenían otras cosas de qué
defensiva ha descargado un nuevo golpe al ocuparse; Petrov II, el cine; Jean Grif, la música, y
enemigo en retirada..." Krúxov, la gimnasia. Igor Cherniavin se pasó con
"¡Camaradas colonos! Nuestras victorias en el Málenki una noche entera, y a la mañana siguiente el
frente se consolidan. Hoy han llegado a la colonia parte apareció dentro de un marco precioso.
seis tornos de la fábrica El proletario rojo. Los En el cartel no se decía una palabra de los
camaradas mayores han fabricado estas máquinas kruxistas; sin embargo, en un dibujo magníficamente
para ayudamos a acabar definitivamente con hecho se veía una ciudad maravillosa, con altas
nuestro atraso técnico". torres; junto a sus muros se estaba librando una
"¡Camaradas combatientes! ¿Visteis ayer las cruenta batalla; filas de combatientes avanzaban
pulidoras Samson Werke con mesa magnética? En escalonadas bajo la roja bandera, perdiéndose entre el
nuestro país no se sabe todavía hacer máquinas humo de las explosiones y en la confusión de un
como éstas, pero mañana sabremos. ¡Alcanzar y ataque a la bayoneta. No era difícil identificar el
sobrepasar! Tampoco se construyen en la Unión ejército de los colonos, con sus cuellos blancos y sus
Soviética aparatos eléctricos, pero mañana se distintivos en las mangas. A retaguardia, en medio de
construirán en la colonia. Nuestro enemigo -el unos idílicos arbustos, veíase un convoy de carros
atraso técnico- ha retrocedido hoy, ante el empuje con gente sentada encima. Uno llevaba un aparato
Banderas en las torres 145

cinematográfico; otro, un trombón, y el tercero, un no importunaban ya a Salomón Davídovich con sus


balón de fútbol. Los rostros habían sido dibujados quejas. En silencio, o riendo, ajustaban de cualquier
con todo esmero, y sin gran esfuerzo se podía modo el desencuadernado cuerpo de la máquina y
reconocer a Petrov II, a Jean Grif y a Krúxov. volvían a ponerla en marcha. Por aquella época, los
Como es de suponer, junto al cartel hubo todo el torneros habían llegado a adquirir la destreza manual
día multitud de gente, que reía haciendo de un prestidigitador: hasta Volonchuk, profundo
observaciones más o menos ingeniosas y nuevas conocedor de los secretos de la producción y curado
propuestas. El triunvirato kruxista presentó en la de espanto, se quedaba a veces suspenso y admirado
asamblea general una protesta enérgica. Krúxov se ante la destreza de un Petia cualquiera. Petia se
expresó así: convertía durante cuatro horas en una especie de
- ¿Por qué ha de escribir Cherniavin lo que le nebulosa ante la máquina: tanta era la rapidez de sus
venga en gana? ¿Cuándo me he quedado yo en manos y pies y la celeridad con que vibraba todo su
retaguardia? Yo sobrepaso en mi máquina el plan en organismo en el trabajo. Volonchuk se retiraba
treinta por ciento. Y si alguna vez dice uno tal o cual diciendo:
tontería, eso no son más que palabras. - ¡Diantre!... ¡Vaya unos mozos más avispados!
- Por tus palabras precisamente se han metido Kréitser llegó una vez a la colonia y entró en el taller
contigo -repuso Torski-. ¿Por qué, si no, ha sido? de mecánica. Deteniéndose en el umbral, abrió
- Por las palabras, claro -reconoció Krúxov-, pero mucho los ojos, los puso luego como platos,
no es para tanto... abarquilló los labios y, por último, dijo como para su
Krúxov consideraba que se habían metido capote:
demasiado fuerte con él. Pero en la asamblea al trío - ¡Qué gentuza! ¡A lo que han llegado!
le zumbaron todavía más duro. Zirianski los atacó Hacia él se volvieron varias caras, que le
con verdadera saña: sonrieron al instante. Kréitser pasó al taller y levantó
- Por palabras como ésas habría que quitaros del la cabeza. La transmisión, giraba, temblona, encima
trabajo. ¿De manera que no necesitáis la fábrica? de él; las correas, remendadas y recosidas mil veces,
¿No la necesitáis? ¡Pues contad, papanatas, los cines, chasqueaban chirriantes; del techo, estremecido al
las orquestas y los clubs deportivos que tenía la clase compás de todo aquel sistema, caían los últimos
obrera antes de la Revolución! ¡Contadlos, vestigios del revoque. Kréitser preguntó, señalando
alcornoques! Con los bienes que os han dado, y ni con el dedo:
siquiera sabéis quién os los dio. Si no tenemos - ¿No se nos caerá encima?
fábricas como ésa, fábricas muy buenas, no quedarán Sus ojos inquietos y sorprendidos estaban fijos en
ni los rabos de vuestra música ni de vuestro deporte. Vania Gálchenko. Vania sacó una aceitera ya lista,
Propongo que se les quite del trabajo en la fábrica y colocó otra, corrió el palo de la transmisión e hizo un
se les ponga de peones, para que sepan lo que es gesto negativo con la cabeza: no, no se caería.
bueno. Kréitser miró a su alrededor desconcertado.
Petrov II se atemorizó más que ninguno: Volonchuk se le acercó lentamente.
- ¡Camaradas, camaradas! ¿He dicho yo algo en - ¿No se derrumbará eso?
contra de la fábrica? ¡Ya veréis cómo trabajo, ya lo Volonchuk, poco amigo de responder sin
veréis! fundamento, alzó la cabeza y miró fijo la
Krúxov se arrepintió también de lo que había transmisión. Estuvo mira que te mira, la examinó un
dicho y pidió que se le perdonaran sus poco de costado, torció los labios, entornó los
manifestaciones y que los colonos dejasen de hablar párpados y dijo:
del "kruxismo": aquello sonaba muy ofensivo. - Con el tiempo se caerá. Pero, de momento... se
Después del incidente, creció a ojos vistas la puede trabajar...
autoridad de Igor Cherniavin, que se percató de la - ¿Y el techo?
gran obra que realizaban sus "partes de guerra". - ¿El techo? -Volonchuk volvió a levantar su
La empresa de Salomón Davídovich vivía sus mirada parsimoniosa y escrutadora-. El techo apenas
últimos días. El "estadio", ennegrecido por las si se tiene, pero no se ve que vaya a caer. Eso sucede
vicisitudes del invierno, se tambaleaba cuando le muy rara vez. El techo... puede aguantar; claro está,
arremetía un viento fuerte. En el taller de mecánica si las vigas están en condiciones.
se dejó con toda desfachatez de hablar de - ¿Hace mucho tiempo que las ha revisado usted?
reparaciones generales o de cualquier otra índole. Las - ¿Las vigas? No las he revisado. Mi asunto es la
transmisiones, semejantes a una escombrera de mecánica.
chatarra, se mantenían atadas con alambres Kréitser clavó en Volonchuk una mirada irónica y
herrumbrosos y hasta con cuerdas. Las "cabras" se se sonrió.
desmoronaban a ojos vistas, los carros-soporte se - ¿De veras?
torcían, y los mandriles, descentrados, bailoteaban y Llegó Salomón Davídovich y explicó a Kréitser
emitían un peligroso ruido. Sin embargo, los colonos que podrían construirse diez nuevas fábricas antes de
146 A. S. Makarenko

que se produjera la presunta catástrofe y que, aun no levantar ruido y continuar observando. Tan sólo
cuando ésta aconteciese, la viga no caería encima de Volodia Begunok exigió que se pasase a la acción sin
los que trabajaban, pues empezaría por doblarse y demorarlo. Decía, vuelto su curtido rostro hacia sus
resquebrajarse. Kréitser no dijo nada y se encaminó a compañeros:
la sección de montaje. Allí no había techo alguno, ya - Ya hemos observado bastante. Lo vimos
que se trabajaba al aire libre. Igor Cherniavin no borracho, le enseñamos la caja de cigarrillos, ahora lo
afinaba ya travesaños; lo que hacía era ensamblar las hemos vuelto a pillar, y resolvemos seguir la
"aspas" de las mesas de delinear: la operación más observación. Y él continuará roba que te roba. Por
difícil y de mayor responsabilidad. Tenía eso propongo que lo digamos mañana en la asamblea
desmelenado el pelo y tiznada la cara, pero sus labios general...
conservaban la expresión irónica de siempre. Con - ¿Y luego, qué? -preguntó Filka.
diestro ademán, tomaba la pieza necesaria, le dirigía - ¿Cómo qué?
una ojeada crítica y la encolaba de dos certeros - Dirá que se echó a dormir al aire libre, y asunto
pincelazos; luego, como por arte de magia, concluido.
desaparecía de su mano el pincel, para ceder su - ¿Y por qué tenía la mano metida debajo de la
puesto al martillo de madera, y la espiga de una pieza tienda?
penetraba en la caja de la segunda; seguía un recio e - ¿Qué vas a demostrar tú con eso? Dirá que,
inesperado martillazo, y de nuevo aparecía en sus cuando uno duerme, no sabe donde tiene la mano.
manos una pieza, y de nuevo el martillo se abatía - ¿Y la cabeza?
amenazante. Las manos de Igor se movían precisas y - ¿Con qué lo puedes demostrar?
acompasadas, sus ojos apenas se detenían en las - Vania lo vio.
piezas de roble; pero, de pronto, una de ellas caía en - Vania no vio nada. Vio las piernas, la cabeza y
el montón de los desechos, y Cherniavin, sin el portamonedas todo por separado.
detenerse, gritaba a Shtével: - ¿Y tú necesitas que estuviera todo junto?
- ¡Señor! ¡Otra espiga tragada hasta la mitad por - ¡Pues claro! ¿Qué te crees? Habría que haber
la máquina! Hoy he tenido que tirar unas veinte visto el portamonedas junto con la mano.
placas transversales. ¿Están durmiendo aquellos Intervino Zirianski:
angelitos? - No os acaloréis, muchachos. Tampoco podemos
Igor saludó a Kréitser al notar su presencia. salir, sin más ni más, diciendo en la asamblea general
Kréitser respondió con pausado movimiento y que Ryzhikov es un ladrón. ¡A Vania se le puede
preguntó: haber antojado todo eso! Quizá Ryzhikov no sea un
- ¿Qué tal marcha el flanco izquierdo? ladrón, ni mucho menos. ¿Lo han sorprendido
- ¡Hemos adelantado a los metalúrgicos, Mijaíl aunque sea una vez? No. En cambio, él pilló a
Osipovich! Podvesko. Lo pilló y lo denunció a la asamblea
- De todos modos, no aguantaréis hasta fin de año. general con todas las pruebas. ¿Qué pruebas tenéis
- ¿Que no? Lo que no aguantará será el "estadio". vosotros? ¿La de que os encontrasteis una cajetilla de
Los metalúrgicos también están en una mala cigarrillos? Se reirán de vosotros y os preguntarán
situación. Esos no aguantarán. Hay que terminar qué gusto le sacáis a andar por los basureros
cuanto antes la nueva fábrica. recogiendo cajetillas. Vania no ha visto hoy más que
- ¡Cuanto antes! ¿Y los trescientos mil rublos? a Ryzhikov durmiendo y un portamonedas en el
- Estamos ahora en la línea del 19 de agosto. interior de la tienda. En la tienda puede haber muchas
Dentro de tres meses, cumpliremos el plan del año. cosas, y ¿por eso va a ser un ladrón todo el que pase
Según el plan, tendremos un beneficio de por su lado?, ¿eh?
cuatrocientos mil rublos, y hay algunas otras El argumento era incontestable, y Begunok cedió.
economías. Pero en la colonia menudearon otra vez los robos;
Kréitser miró a Igor como a un igual; quedó robos de menor cuantía, es cierto, mas no por ello
pensativo un instante, escrutó tristemente los menos desagradables: un portamonedas, un
alrededores y dijo suspirando: cortaplumas, un pantalón nuevo, una máquina de
- Tres meses... me temo que... no aguantéis. fotografiar y otros objetos. Todo ello desaparecía en
- A nosotros nos sobran agallas, pero a las silencio, sin ruido y sin dejar rastro. El jefe de
máquinas no... guardia informaba al director por la tarde. Zajárov,
- Sí... inmutable, contestaba: "Está bien", y ni siquiera
La cuarta brigada tenía, además, otro asunto entre pedía detalles del suceso. Los jefes de brigada se
manos. separaban, taciturnos, y los colonos, en los
Aquella misma noche, Vania refirió la extraña dormitorios, procuraban no hablar de los robos. Sin
siesta de Ryzhikov. La brigada oyó la información embargo, ni en los dormitorios ni en ninguna otra
conteniendo el aliento. Zirianski, ceñudo, no hacía parte olvidaban la plaga que había caído sobre la
más que tirarse de la oreja. El acuerdo adoptado fue colonia: se hicieron más frecuentes las miradas fijas
Banderas en las torres 147

y recelosas a tal o cual compañero. Zajárev apenas - ¡Da igual! Estoy seguro de que llevo razón. ¡Lo
bromeaba. acuso de los robos!
En junio comenzaron a desaparecer instrumentos: Los colonos permanecieron sentados; ninguno
cuchillas caras, pies de rey y decenas de aceiteras de volvió la cabeza hacia Cherniavin; nadie emitió una
cobre. Salomón Davídovich pidió de buenas a sola palabra ni se alegró. En medio de un silencio
primeras la palabra en la asamblea general y dijo: absoluto, Torski preguntó:
- Un pequeño asunto. A mis años, me asombro de - ¿Qué pruebas tienes?
una cosa: sois buenos trabajadores y ciudadanos - La cuarta brigada tiene pruebas. ¿Por qué calla
soviéticos y traéis a las asambleas todas las la cuarta brigada, sabiéndolo?
menudencias. Me interesa saber por qué no habláis La cuarta brigada rumoreó nerviosa. Volodia
nada de los robos. ¿Cómo se explica eso? Ofensiva Begunok levantó la trompeta:
en el frente, el flanco derecho empuja al enemigo, - ¡Pido la palabra!
construimos una nueva fábrica, queridos camaradas, - Habla.
y... ¡figuraos, robamos instrumentos en nuestra Esta vez, rumoreó la asamblea entera: la cuarta
propia fábrica! Mucho habéis protestado contra las brigada no era ya Cherniavin solo; seguramente, la
cuchillas malas. Pues bien, ¡ahora que son buenas, brigada sabía algo. Volodia se levantó, pero Zirianski
las roban! El camarada Zorin dijo una vez que las le tomó la delantera:
máquinas malas son enemigos. Admitamos que lo - ¡Torski! ¡El jefe de la cuarta brigada está aquí!
sean. ¿Y el que roba los instrumentos, qué es? ¿Por - Perdón... Zirianski tiene la palabra.
qué no habláis de estos enemigos? Zirianski miró a Igor. Después de una breve
Salomón Davídovich, extendidos los brazos, miró vacilación, dijo con seguridad:
con ojos tristes a la asamblea. - El camarada Cherniavin se equivoca. La cuarta
- ¿O es que no sabéis lo que cuesta conseguir brigada no sabe nada ni tiene de qué acusar a
buenas cuchillas? Ryzhikov.
- Lo sabemos -respondió uno. Todos los demás Igor palideció, turbado; sin embargo,
miraban al jefe de producción, pero miraban sus recobrándose de pronto, halló fuerzas para decir en
botas viejas y maltrechas, cubiertas del polvo de tono burlesco:
todas las secciones y de todos los senderos que había - Aliosha, según parece, Volodia Begunok, piensa
entre ellas. de otra manera.
Salomón Davídovich calló, volvió a mirar - Volodia Begunok tampoco sabe una palabra ni
asombrado a todos los muchachos, se encogió de piensa de otra manera.
hombros y se dejó caer en la silla. Quiso decir algo a - Pues... que lo diga él.
Zajárev, pero el director meneó la cabeza y puso la Zirianski accedió, con gesto displicente:
vista en el suelo, como diciendo: "No quiero oír - Preguntádselo, si queréis.
nada". Vitia Torski también bajó los ojos y preguntó Volodia se levantó de nuevo, tan azorado esta vez,
sin alzar la voz: que no sabía si colocar la trompeta en un peldaño o
- Camaradas, ¿hay alguien que quiera hablar de quedarse con ella en la mano. Mirando en derredor
este problema? suyo, emitía sonidos ininteligibles.
Nadie contestó al presidente aunque fuese con la - Habla, Begunok -lo animó Torski-. ¿Qué sabes
mirada; alguien cuchicheó con el vecino; las tú?
muchachas, en apretado racimo, callaban - Yo... ya... Aliosha... lo ha dicho.
ruborizadas. Klava Kashírina se volvió colérica hacia - ¿De modo que no sabes nada?
una de sus compañeras para que no le impidiese - Nada -murmuró Begunok.
escuchar. Torski esperaba, golpeándose la mano con - ¿Y qué querías decir antes?
los papeles de los partes. Y en el preciso instante en - Quería decir... que no sé nada.
que su espera se iba haciendo ya agobiadora y hasta Torski miró atentamente a Volodia. También lo
embarazosa, Igor Cherniavin se levantó de su hicieron los restantes colonos. Torski dijo:
asiento: - Siéntate.
- Salomón Davídovich lo ha dicho muy bien: ¿por Volodia se sentó encendido de vergüenza:
qué callamos? bochorno como aquél no lo había sufrido nunca en la
- Habla en singular y di por qué callas tú. colonia.
- Yo no callo. Igor continuaba de pie ante su asiento.
- Magnífico -dijo Torski-. Habla, Cherniavin. - ¿No tienes nada más que decir, Cherniavin?
- Yo no sé quién es el ladrón, pero pido a Puedes sentarte...
Ryzhikov que se explique. Igor cazó al vuelo una mirada cálida e inquieta de
- ¿De qué acusas tú a Ryzhikov? Oxana, apretó los labios y se encogió de hombros.
Igor dio un paso adelante, se turbó un segundo y - De todos modos -dijo-, afirmo que quien roba en
luego blandió el puño con energía, diciendo: la colonia es Ryzhikov. ¡Y siempre lo sostendré! Las
148 A. S. Makarenko

pruebas... ya las presentaré. como un auténtico camarada.


Igor tomó asiento. Le ardían las orejas. Torski se Si la asamblea se prolongó, no fue para buscar un
puso serio, pero no en vano llevaba dos años castigo a Levitin. Mark Grinhaus dio a las
presidiendo las asambleas generales. deliberaciones mayor profundidad, diciendo:
- Acusaciones como ésas -concluyó- no podemos - Es preciso aclarar a toda costa por qué
admitirlas sin pruebas. Tú, Ryzhikov, debes comienzan a robar del modo más inopinado
considerar que nadie te ha acusado de nada. En muchachos como Levitin, que llevan tiempo en la
cuanto a la conducta de Cherniavin, se tratará en el colonia y no había robado nunca. Quiere decirse que
buró del Komsomol. Se levanta la... algo falla en la organización de nuestra colectividad.
- ¡Pido la palabra! ¿Para qué ha robado Levitin dos llaves francesas?
La asamblea entera se volvió, emocionada, en una ¿Qué iba a hacer con ellas? ¿Venderlas? ¿Qué le iban
dirección: Ryzhikov acababa de pedir la palabra. Se a dar por ellas y a quién se las habría vendido? Hay
mantenía erguido y sereno, y su aspecto ganaba en todo este asunto algo más importante que las
mucho gracias a la apostura que había adquirido en la llaves. Que hable Volenko; es jefe de una de las
colonia. Con lento ademán, se echó hacia atrás el mejores brigadas, a la que pertenece buen número de
cabello, ahora crecido, y comenzó, mesurado: komsomoles. Que nos explique por qué han
- Cherniavin sospecha de mí porque conoce mis abandonado de esa forma a Levitin. Viene a resultar
andanzas anteriores. Pero se equivoca. En la colonia que, en vez de educarse, Levitin está estropeándose
no he robado ni robaré nada. No podrá presentar en nuestra colonia. Que Volenko nos lo explique.
ninguna prueba. Y ahora, si queréis saber quién es el Volenko se incorporó apesadumbrado. El hecho
que roba, registrad el cajón de Levitin. Hoy le han de que Levitin fuera también de la primera brigada le
faltado a Volonchuk dos llaves francesas. Yo iba por impedía alegrarse, con los demás, de la inocencia de
la sección de mecánica y vi a Levitin esconderlas. No Ryzhikov. Quedó de pie con una expresión de
tengo más que decir. tristeza en el semblante, tristeza más acusada aún por
Ryzhikov se sentó muy tranquilo. Aquel instante tratarse de un rostro hermoso y severo, que a todos
fue el comienzo del estallido. La reunión se prolongó gustaba en la colonia. Tanto era su pesar, que daba
mucho. Trajeron las llaves, que, en efecto, estaban, lástima verlo, y los pequeños de la cuarta brigada lo
bajo candado, en el cajón de Levitin: eran las mismas contemplaban con un velo de sufrimiento en sus ojos,
que le habían desaparecido a Volonchuk. Levitin, puestos en él.
temblando de pies a cabeza, lloraba amargamente en - Yo mismo no lo puedo entender, camaradas
el centro y juraba que no había robado las llaves. colonos. Nuestra brigada es buena, y en ella están los
Eran tales sus llantos y su nerviosismo, que Zajárov mejores komsomoles. ¿Quién de los nuestros es
ordenó suspender el interrogatorio y mandó a Levitin malo? Nózhik, que antes lo tomaba todo a broma, es
a que lo viera el médico. Acompañado de la pequeña ahora un camarada serio, y no podemos decir de él ni
Lena Ivanova, delegada de la comisión sanitaria, una palabra desfavorable. ¿Levitin? Después de
pasó con su ruidosa pena por el corredor, junto al aquel caso, ¿os acordáis?, está desconocido. Terminó
centinela y por los senderos entre los macizos de el año escolar con sobresaliente en todas las
flores. asignaturas; lee mucho, se ha hecho serio, puntual; en
- ¡Cómo grita! -dijo en la asamblea Danilo la sección de máquinas -que lo diga Gorójov- es
Gorovói-. Pero con eso no engaña a nadie. insustituible en la sierra de cinta. No comprendo, no
Gorovói se manifestaba tan de tarde en tarde y era me entra en la cabeza por qué ha comenzado a robar.
tan callado, que en la colonia se habían hecho a la Levitin, habla tranquilo, no te pongas nervioso, ¿qué
idea de que su voz natural era el bajo que tocaba en es lo que te pasa?
la orquesta. Sus breves palabras fueron interpretadas Levitin había regresado de su visita al médico y,
como expresión del sentir general. Sonrieron todos, de pie junto a la puerta, tenía puestos los ojos,
aliviados, quizá, al saber que, por lo menos, había inertes, en el brillante entarimado del centro. Sin
sido descubierto un ladronzuelo o porque les contestar a Volenko, siguió mirando al mismo punto.
consolara un tanto ver que lloraba su falta. De todos Los rostros de la cuarta brigada se volvieron de
modos, serviría de escarmiento a los demás ladrones: Volenko a Levirtin. ¡Si, lo que pasaba en la primera
que vieran lo caro que se pagaban los delitos. Por brigada era penoso!
último, había otro motivo para sonreír: fuese cual Torski esperó un poco y dijo sin alzar la voz:
fuese su pasado, Ryzhikov acababa de tener un gesto - Es verdad, Levitin, no te pongas nervioso. Habla
tan noble como bello. Lejos de aprovecharse de la desde ahí mismo.
equivocación de Cherniavin para enseñarse con él, El interpelado alzó la cara con desgana, miró al
había contestado brevemente y con respeto para el presidente a través de las lágrimas que le anegaban
camarada. Él, y sólo él, había descubierto por los ojos y movió los labios:
segunda vez las verdaderas llagas de la colectividad; - Esas llaves... no me las llevé yo. Yo no me he
y lo había hecho de manera sencilla, sin fatuidad, llevado nada.
Banderas en las torres 149

Los colonos miraron a Levitin, que, junto a la hago picadillo!


puerta, parecía absorto en algún pensamiento, los Begunok no contestó a la amenaza más que
ojos humedecidos por las lágrimas y fijos mostrando el brillo de los dientes. Levitin se enjugó
nuevamente en el espacio vacío del piso. Tal vez se las lágrimas, sonrió, hizo el saludo y salió. Volodia
estuviese acordando del reciente día en que el "parte se disponía ya a repetir sus buenas noches, cuando se
de guerra" anunció: abrió sigilosamente la puerta y Ruslán Gorójov,
asomando la desgreñada cabeza, preguntó con voz
"... en el flanco izquierdo, el educando Levitin ronca:
ha cumplido hoy en doscientos por cien su plan de - ¿Se puede, Alexéi Stepánovich?
trabajo en la sierra de cinta..." - Adelante.
Ruslán, en camisa de dormir, blandió el puño
Los colonos lo miraban con reprobación y apenas hubo entrado. Al parecer quiso decir algo,
perplejidad, no tanto por las llaves cuanto por no acompañando aquel movimiento, pero como no dijo
haber sabido mostrarse digno. Igor Cherniavin arrugó nada, el puño hendió en vano el aire. Lo levantó otra
el entrecejo; la cuarta brigada lo imitó. Volenko, vez y tampoco pronunció palabra. Entonces volvió
apoyados los codos en las rodillas, se pellizcaba el hacia el diván su cara granulosa y seria.
labio; Zajárov puso la vista en la portada de un libro - Que se largue Volodia.
que tenía en la mano; los colonos clavaron en él - No... Volodia es de confianza.
miradas expectantes; sin embargo, sus esperanzas Esta vez, el puño no cortó en balde el aire.
fueron vanas. - ¿Sabe usted, Alexéi Stepánovich? Todo eso es...
Cuando todos se retiraron a dormir, Zajárov, ¡un truco!
sentado en su despacho, apoyó la cabeza en el puño y Volodia rompió a reír estrepitosamente en el
quedó pensativo. Volodia Begunok tocó retreta, diván. Zajárov se echó hacia atrás, rió también,
asomó la cabeza y dijo en tono tristón: contemplando al admirado Ruslán, y terminó
- Buenas noches, Alexéi Stepánovich. tendiéndole la mano:
- Aguarda, Volodia... Mira, dile a Levitin que - ¡Venga esa mano, camarada!
venga, pero… llámalo de manera que nadie advierta Ruslán estrechó con sus ásperas manazas la mano
que viene aquí, ¿entendido? del director, y una sonrisa ancha dejó ver sus dientes.
Por esta vez, Volodia no hizo su negligente Zajárov levantó el índice de la otra mano y advirtió:
ademán de siempre: se cuadró y saludó muy marcial, - ¡Sólo que, chitón, Ruslán!
como en formación: - Está claro, ¡chitón!
- ¡A la orden! - ¡Secreto!
Levitin llegó con los ojos enrojecidos y se detuvo, - ¡Secreto!
sumiso, ante la mesa. Volodia preguntó: - ¡A nadie!
- ¿Debo marcharme? - Bueno, pero... ¿y Volodia? Este... es de los que...
- No... Haz el favor de quedarte, Volodia. - ¿Volodia? No lo conoces. ¡Volodia es una
Begunok cerró con cuidado la puerta y se sentó en tumba!
el diván. Zajárov sonrió a Levitin y le dijo: La tumba, alborozada, echó por alto las piernas en
- Escucha: las llaves no te las has llevado tú ni has el diván. Ruslán alzó y bajó el puño una vez más y
robado nunca nada. Lo sé perfectamente. Te tengo un dijo:
respeto grande, muy grande, y he de pedirte un favor: - Buenas noches, Alexéi Stepánovich. Un truco,
quiero que seas fuerte. Te ruego que no pierdas el ¿me entiende usted? ¡Un truco!
valor. Has sido acusado, y es una verdadera lástima,
pero... ya verás cómo se aclara todo. De momento 11. Desbarajuste.
¿qué se le va a hacer?... aguantaremos. Será incluso Volenko, el jefe de la primera brigada, se hizo
mejor, ¿comprendes? cargo de la guardia en la colonia a las diez de la
En las pupilas de Levitin relumbró algo parecido a noche. Cambió los centinelas del campamento y del
la alegría; sin embargo, había sufrido tanto aquella vestíbulo, revisó los puestos en el patio de trabajo y
tarde, que las lágrimas se le escaparon, resbalando en los depósitos, dio una vuelta por las tiendas para
lentamente. Sus ojos miraban a Zajárov con inspeccionar si había orden y se pasó otra vez por el
esperanzada gratitud. edificio central, a fin de leer el menú del día
- ¡Comprendo, Alexéi Stepánovich! -dijo el siguiente. Entró en el vestíbulo y, mirando al redondo
muchacho-. Muchas gracias... Sólo que... todos van a reloj de pared, quedó sorprendido: marcaba las diez y
seguir creyéndome ladrón... cinco.
- ¡Que lo crean, que lo crean! Y de lo que te he - ¿Qué pasa? -preguntó al centinela.
dicho, ni una palabra a nadie, a nadie. Secreto - Que no anda. Petrov II ha estado ya aquí
absoluto. Lo sé yo, lo sabes tú y lo sabe Volodia. hurgándolo. Dice que mañana lo arreglará.
¡Volodia, como te vayas de la lengua un tanto así, te - ¿Por qué no hoy?
150 A. S. Makarenko

- Se ha tenido que llevar una pieza para soldarla... En el despacho entraron Zorin y Ryzhikov. Este
- ¿Y cómo vamos a levantamos mañana? dijo con jovial desenfado:
- Qué sé yo. - Alexéi Stepánovich, Zorin lleva a la ciudad una
Volenko meditó un instante y se encaminó a la partida de mesas... Iré y a la vuelta traeré el cobre.
tienda de Zajárov, a quien dijo: Zirianski lo atajó enfadado:
- Alexéi Stepánovich, una desgracia: el reloj se ha - ¡Déjate de cobres! De aquí no sale nadie.
estropeado. - ¿Por qué?
- Toma el mío. Zajárov se levantó.
Zajárov le tendió un reloj de bolsillo. - El reloj -dijo- no vale tanto como para hacer un
- ¡Oh, es de plata! registro. ¿A quién vamos a registrar?
- ¡Vaya un tesoro! Volenko respondió:
- Quiérase o no, es de plata ¡Gracias! - ¡A todos!
La mañana acogió a los colonos con su luz y con - ¡Tonterías! Eso no se puede hacer.
un fresquillo sorprendente. Entornando los ojos para - ¡Eso hay que hacerlo, Alexéi Stepánovich!
preservarlos del sol, respiraban por la boca, a pleno Ryzhikov miró a todos atemorizado:
pulmón. Después se aclaró todo: el reloj se había - ¿Qué pasa? ¿Otro robo?
estropeado, y Volenko mandó tocar diana al azar, - A mí me han robado... el reloj de Alexéi
media hora antes. Estaba muy alterado: al pasar la Stepánovich...
revista, saludó a las brigadas como si le costara Zajárov se volvió de cara a la ventana, contempló
trabajo hacerlo. Nesterenko le dijo: pensativo los macizos de flores y observó:
- Vaya, hombre no tiene importancia que nos - Si lo han robado, el ladrón no lo guardará en el
hayas levantado con media hora de anticipación. Eso bolsillo. ¿Qué necesidad tenemos de inferir a todos
es bueno para la salud. esa ofensa?
Sin embargo, el jefe de guardia no sonrió al oír la Zorin dio un paso adelante y clavó los ojos en el
broma. Después del toque a desayunar, cuando los director:
colonos, vivarachos y animados, corrían hacia el - ¡No importa! ¡Hay que revolverlo todo! ¡Toda la
comedor, Volenko, de pie en la terracilla, parecía colonia! ¡Ya estamos hartos!
esperar a alguien y examinaba con ojos distraídos a - Hacer un registro sería estúpido. ¡No se os
los que iban entrando. Por fin vio venir a Zirianski, ocurra!
uno de los últimos en llegar del campamento, y le Ryzhikov gritó, sacudiendo la melena:
hizo con la cabeza una señal para que se apartase con - ¿Por qué sería estúpido? ¿Y el reloj?
él a un lado: El reloj no tiene importancia... Consideremos que
- Aliosha, permíteme un instante. se ha perdido...
Se retiraron hacia un arriate. Ryzhikov, indignado, miró a sus compañeros.
- ¿Qué hay? - ¿Cómo que sería estúpido? -dijo-. ¿Cómo que se
- Ha desaparecido... un reloj. El reloj de plata de ha perdido? ¡Oh, no! ¿Es que van a seguir robando y
Alexéi. vendiendo las cosas para que después digan que el
- ¿El de Alexéi? ladrón es Ryzhikov y carguen sobre Ryzhikov todas
- Me lo dejó anoche... El nuestro no andaba. las culpas? ¿Hasta cuándo voy a tener que
- ¿Será posible que lo hayan robado? aguantarme?
- No aparece por ninguna parte. Zirianski abrió la puerta sin ruido y salió. Igor
- ¿Te lo han birlado del bolsillo? estaba de centinela. Zirianski le dijo:
- Lo tenía debajo de la almohada... - Cherniavin, ponte a la puerta del comedor, y que
- ¡Maldita sea! ¿Está todo el mundo en el no salga nadie de allí.
comedor? ¡A registrarlos inmediatamente! ¡Vamos! - ¿Por qué?
Volenko entró en el despacho del director y se - El porqué no te interesa. Haz lo que te digo.
llegó hasta la mesa, mientras Zirianski esperaba junto - Tú no eres el jefe de guardia.
a la puerta. - ¡Diantre!
- Alexéi Stepánovich, alguien se me ha llevado su Se dirigió a toda prisa al despacho. Volenko salió
reloj. a su encuentro, Zirianski le dijo:
- ¿Quién se lo ha llevado? ¿Con qué fin? - ¡Ordénale que se ponga aquí!
Volenko tuvo que hacer un esfuerzo para dar - ¡Yo no quiero seguir de guardia!
salida a la repulsiva palabra: - ¡No vengas con tonterías!
- Lo han robado. - ¡Yo no sigo de guardia!
Zajárov, fruncido el entrecejo, se sentó de - ¡Vamos a hablar con Alexéi!
costado. Al cabo de unos instantes, dijo: Volenko volvió a detenerse ante la mesa de
- ¿No habrá sido una broma? Zajárov. Sobre el cuello blanco del traje de gala, su
- ¡Menuda broma! Hay que hacer un registro. pálido rostro parecía cobrar un tinte azulado; llevaba
Banderas en las torres 151

el pelo revuelto, sus labios, severos y finos, se Penetrando en el comedor como verdadero dictador
movían sin hablar. Por fin, pronunció sordamente: del día, alzó la mano:
- ¿A quién entrego la guardia, Alexéi - ¡Colonos, orden!
Stepánovich? En medio del silencio general, explicó:
- Escucha, Volenko... - Camaradas, a Volenko le han robado esta noche
- ¡No puedo, Alexéi Stepánovich, no puedo! el reloj de plata de Alexéi Stepánovich. ¡Begunok!
Zajárov se quedó fijo en él, se restregó la rodilla - ¡A la orden!
con la mano, y consintió: - Hay que comunicar a las secciones que el
- ¡Está bien! ¡Entrégasela a Zirianski! trabajo comienza hoy dos horas más tarde.
Volenko se quitó el brazalete, que, contrariamente - ¡A la orden!
a todas las reglas y costumbres de la colonia, pasó a Los colonos, aplanados y taciturnos, miraban al
la sucia manga de la blusa de trabajo de Aliosha. jefe de guardia.
Zajárov, por hábito, se levantó y se reajustó el Zirianski se subió a una silla. En la cara se le veía
cinturón. Volenko se cuadró ante el director, que el brazalete de jefe de guardia era lo único que le
llevándose la mano a la sien, y dijo: impedía estallar en furiosas imprecaciones.
- El jefe de la primera brigada, Volenko, entrega - ¡Hay que hacer un registro general! ¿Estáis
la guardia de la colonia. conformes? Vamos a votar...
Apenas Zajárov hubo dicho "Está bien", Zirianski - ¡Para qué votar!
salió con celeridad del despacho. Investido ya de - ¡Eso no se pregunta!
plenos poderes, gritó desde lejos: - ¡Cuanto antes mejor!
- ¡Centinela! ¡Colócate a la puerta, y que nadie - ¡Venga, venga!
salga del comedor! - ¡Silencio! -gritó Zirianski-. ¡Aquí todos los jefes
Cherniavin vio el brazalete en la manga de de brigada! ¡Los colonos de la cuarta, a registrar a los
Zirianski y respondió: jefes! ¡Los demás, que se aparten!
- ¡A la orden, camarada jefe de guardia! Aunque todos habían dado su asenso,
Zirianski regresó a la carrera al despacho del enrojecieron los jefes de brigada y los chicos de la
director. cuarta cuando éstos, en presencia de toda la colonia,
- Alexéi Stepánovich, doy comienzo al registro. metieron las manos en los bolsillos, debajo de los
- Yo no lo permito. cinturones y hasta en las botas. Sin embargo, los
- ¿Porque el reloj es de usted? ¿Por eso? Ahora colonos, callados y ceñudos, ofrecían sus bolsillos al
mismo comenzaré a registrar. registro: todos debían responder por uno que
- ¡Aliosha! permanecía aún en la sombra, se ocultaba allí mismo,
- Yo respondo. en el comedor, parecía compartir la indignación de
Zajárov levantó el puño sobre la mesa y gruñó: los demás y, guiado de un propósito tenebroso
- ¿Qué es esto, camarada Zirianski? (¿sería, verdaderamente, por dinero?), arrojaba una y
Pero Zirianski respondió lleno de cólera y celoso otra vez sobre la colonia Primero de Mayo aludes de
de su responsabilidad: amargura.
- ¡Camarada director! ¡Imposible hacerlo de otro El bochorno aquel duró dos horas. Poseído de
modo! ¡Pensarán que el ladrón es Volenko! enérgica furia, Zirianski revolvió los dormitorios, los
Zajárov se desconcertó, miró a Volenko, sentado depósitos, las aulas, la biblioteca, escudriñó en todos
en un ángulo del diván, y accedió: los recovecos, en los edificios y en el patio. A las
- Está bien. diez de la mañana, se detuvo ante Zajárov, exhausto
A la puerta del comedor se habían aglomerado los por la ira y por el esfuerzo derrochado.
colonos. Nesterenko, frente a Cherniavin, preguntaba - No aparece por ninguna parte -dijo-. ¡Hay que
enfurecido: registrar las viviendas de los empleados!
- ¿Quién diablos ha mandado arrestarnos? ¿Por - ¡De ninguna manera!
qué? ¡Contesta! - ¡Hay que registrarlas!
- No lo sé; lo ha ordenado el jefe de guardia. - No tenemos derecho, ¿me entiendes? ¡No
- ¿Volenko? tenemos derecho!
- No; Zirianski. - ¿Pues quién lo tiene?
- ¿Y dónde está Volenko? - El juez. Pero es igual; el reloj está ya lejos de
- No tengo idea. aquí.
- ¿Lo han arrestado? Zirianski se mordió los labios. Ya no sabía qué
- ¡Qué sé yo! Parece que se ha negado a seguir de hacer.
guardia. Por la tarde, en la revuelta colonia reinaba un
A Zirianski también lo asediaron con preguntas silencio saturado de meditación. No había de qué
parecidas, pero Aliosha no era hombre propenso a hablar ni, quizá, con quién. ¿Con quién podía hablar
perder el tiempo en conversaciones innecesarias. la colonia Primero de Mayo, cuando en su propio
152 A. S. Makarenko

seno anidaba un odioso traidor? asesoraban a los futuros estudiantes, pues Nadiezhda
Al encontrarse unos con otros, los colonos se Vasílievna no podía prestar a todos la debida
miraban y volvían la cara entristecidos. Rara, muy atención.
rara vez se entablaba una breve conversación, y eso Entre los que se preparaban al ingreso en la
para perderse al punto en el vacío. escuela superior se hallaban Nesterenko y Klava
Ryzhikov dijo a Nózhik: Kashírina. A fin de proporcionarles más tiempo, el
- Ha sido alguien de nuestra brigada. buró del Komsomol acordó relevarlos de sus cargos
- Desde luego -asintió Nózhik-. ¿Pero quién? de jefes de brigada.
- ¡El diablo lo sabe! La asamblea general debía elegir a nuevos jefes
En la octava brigada, Misha Gontar insinuó a de la quinta y de la octava. Vino a comprobarse que
Zorin: la existencia no era tan ingrata como creía cierta
- ¿Y a ése... a Volenko, no lo registraron? gente. La octava brigada presentó, unánime, la
- ¡Misha, tú eres tonto! -replicó Zorin. candidatura de Igor Cherniavin; y la quinta, también
- No soy tan tonto como te crees. Ten en cuenta por unanimidad, la de Oxana Litóvchenko. Nunca
que nadie sabía que Volenko tenía el reloj. había pensado Igor que se hallaba tan cerca del alto
- De todas maneras, eres tonto. rango de jefe de brigada. En la octava, cuando
Gontar no se enfadó con Sancho. Con lo que allí Nesterenko abrió la sesión y pidió que se propusieran
ocurría era fácil entontecer. candidatos para jefe de brigada, todos los
En la tienda de la cuarta brigada, Volodia muchachos, como si se hubieran puesto de acuerdo,
Begunok aseguró a Vania: se volvieron hacia Igor, y Sancho tomó la palabra,
- Volenko no ha sido. para decir:
- ¿Y quién? - El asunto está decidido hace tiempo. Nadie
- Diubek. mejor que Igor Cherniavin.
- ¿Ryzhikov? ¡Qué va! Igor no pudo poner en claro cuándo había sido
- ¿Por qué no? ¿Por qué? aquel "hace tiempo" ni por qué él no se había
- ¿Comprendes bien, Volodia?, Ryzhikov es un enterado de nada. Protestó con ardor, lleno de
ladrón, ¿comprendes? Ese... puede robar. Pero lo del sinceridad, porque temía al cargo: ser jefe de brigada
reloj se ha hecho con alguna intención, ¿me acarreaba innumerables quebraderos de cabeza, y
entiendes?, con alguna intención. hacer guardia en la colonia... ¡menudo regalo! Ya
estaba visto lo que la guardia traía consigo: Volenko
12. Bajo la bandera. andaba lúgubre y había que cuidar de él. Igor
Los colonos que acababan de terminar el décimo propuso la candidatura de Sancho Zorin, la de
grado comenzaron en julio a prepararse para ingresar Vsévolod Seredin, la de Borís Yanovski, la del viejo
en centros de enseñanza superior. Nadiezhda colono Mijaíl Gontar, la de Jaritón Sávchenko y la de
Vasílievna, en vez de irse de vacaciones, se quedó a Danilo Gorovói; por último, hizo constar que existía
trabajar con los "estudiantes", como los llamaban los un subjefe de la brigada: Alexandr Ostapchin, el más
colonos, anticipando un poco los acontecimientos. indicado para hacerse cargo de la dirección.
Los verdaderos estudiantes, que el año anterior se Nesterenko oyó tranquilamente a Igor y, con la
habían matriculado en escuelas superiores -unos misma tranquilidad, examinó la lista de candidatos
treinta en total-, habían llegado en junio a la colonia propuestos:
y habían montado tres tiendas en el extremo opuesto - Sancho es acalorado por demás. No puede ser
al de las muchachas. Se ofrecieron a trabajar para jefe de la brigada porque les estropearía los nervios a
ayudar a la colonia, pero el director y el Consejo de todos. Alexandr Ostapchín es un buen ayudante, no
jefes no lo permitieron: en invierno les esperaba el lo niego, pero si lo pusieran de jefe de brigada, se
estudio, y debían descansar. Zajárov los examinó a pasaría todo el tiempo arrestado, pues ha sido
todos con minuciosidad, obligando a chicos y chicas siempre un charlatán y sigue siéndolo. Danilo
a dar vueltas delante de él, y dijo a algunos: Gorovói, desde luego, es buen camarada y buen
- ¡Mal, muy mal, eres una lombriz, y no un colono, sólo que, antes de sacarle una palabra, le
estudiante! ¡Apúntalo para sobrealimentación! crece a uno la barba, y cuando habla ya es tarde.
Los estudiantes objetaban: Yanovski será un buen jefe de brigada; pero tiene
- Así no ahorrará usted ni un kopek, Alexéi aún poco fondo político: piensa demasiado en su
Stepánovich. pelo. Seredin también será un buen jefe con el
- Te haremos engordar, y eso será nuestro ahorro. tiempo. Que espere hasta adquirir autoridad en la
Sin embargo, los estudiantes hallaron ciertas colonia. Por lo que atañe a Misha Gontar, ya sabéis
ocupaciones. A veces hacían guardia en la cocina, y que es chofer: mañana termina el curso, ¡y a
en tales casos no faltaba un traje de gala que conducir! Su vida en la colonia toca ya a su fin, y
ponerles. Otros trabajaban con el jardinero, ayudaban pedirle que sea jefe de brigada es pedirle peras al
a Salomón Davídovich en el aprovisionamiento o olmo, aunque ojalá el Señor y la reina de los cielos le
Banderas en las torres 153

manden a cada cual un camarada tan bueno y hombre que se haga presuntuoso, ni vago, ni que se duerma
tan cabal. Rógov es un mocoso. Sí, la brigada ha en los laureles. Pero la octava es una brigada con
resuelto que Igor Cherniavin sea su jefe. ¿Qué más experiencia y le ayudará si hace falta. En lo que se
podemos pedir? Es un obrero ejemplar y un refiere a Oxana Litóvchenko, debo decir que es un
komsomol excelente, amigo del trabajo social. Pero verdadero hallazgo. Propongo que votemos por
mira, Igor, dirige la brigada con serenidad, huye del Oxana e Igor.
favoritismo y no confíes demasiado en el subjefe. El Ni una sola mano se alzó para votar contra las
jefe de la brigada debe ser alegre, verlo todo, no candidaturas propuestas. A continuación, el jefe de
acalorarse en balde ni darle a la lengua más de la guardia ordenó:
cuenta. Su mano debe ser fuerte. El poder que se te - ¡Firmes, bajo la bandera! ¡Saludo!
concede no es cualquier cosa, quieras que no, es el Igor no se había percatado de que en la sala
Poder soviético. Te pondré un ejemplo: llegó aquí llevaban ya bastante tiempo formados seis cornetas y
Herriot, el ministro francés, y yo estaba de guardia en cuatro tambores, que esparcieron sobre la asamblea
la colonia. Tú piensa, ¿a quién representaba yo, los acordes triunfales del saludo a la bandera. Vania
estando de guardia? ¡A toda la Unión Soviética! Si Gálchenko conocía ya el verdadero encanto de
hubiera soltado alguna inconveniencia o cometido aquella música: era la llamada a trabajar, orquestada
una pifia, a nadie se le hubiese ocurrido decir que el por el viejo director Victor Denísovich.
culpable era Nesterenko. De fijo que hubieran dicho: Cuando formó la brigada de abanderados, Zajárov
"Para que veáis, todo es igual de malo en la Unión avanzó hacia la enseña, y Cherniavin intuyó lo que
Soviética". Yo mismo me di cuenta: con Herriot iba debía hacer. A su lado -¡a su lado!- se hallaba Oxana.
un montón de gente mirándolo y fisgoneándolo todo. ¡Qué presagio tan feliz! ¡Empezaban el camino de su
Sí, Igor, el poder del jefe de la brigada debe ser vida juntos, bajo la majestuosa enseña roja,
firme. Y en lo que se refiere al jefe de guardia en la misteriosamente sagrada! Y, además, ¡qué bien!, lo
colonia, huelga decido. Olvídate de tu propio empezaban por el difícil y noble servicio a la gloriosa
carácter. Quizá seas bonachón, blando, perezoso u colonia Primero de Mayo. Como Igor no sabía llorar,
olvidadizo, pero, en cuanto te pongas el brazalete, las lágrimas le hervían en el pecho, pero a Oxana... a
olvídate de cómo eres. Tú respondes de la colonia. Oxana, ¡palabra de honor!, le asomaron las lágrimas
Ahí tienes a Volenko. Con lo buenazo que es, cuando a los ojos, ¡oh, las mujeres! Por otra parte, nada tenía
está de guardia, no hay quien fume. Ya ves si seré yo aquello de sorprendente, pues el propio Nesterenko,
viejo amigo suyo llegamos juntos a la colonia y veterano jefe de brigada, no hacía más que parpadear,
dormimos en la misma cama año y medio: entonces y presentó el parte a Zajárov en voz baja y ronca:
la colonia era pobre. Pues mira, una vez me acerqué a - Camarada director, entrego en completo orden a
él y no me acuerdo qué le pregunté de la comida; me Igor Cherniavin la octava brigada de la colonia de
miró así... fíjate, con cara de perro, y me soltó con trabajo Primero de Mayo.
una voz de lo más fría: "Camarada Nesterenko, ¿no ¡Oh, no, Igor Cherniavin tenía más motivos para
sabes cómo hay que hablar con el jefe de guardia? emocionarse que Nesterenko, pero presentaría el
¡Ponte firmes, que parece que estás bailando!" Al parte con acento brioso y sonoro, como cuadraba a
principio no pude entenderlo, pero después aprobé lo un jefe de brigada! Igor demostró a todos cómo había
que había hecho: tenía razón, pues el jefe de guardia que dar el parte al director. Resonante la voz, grave
sirve a la colonia entera, ¡y sanseacabó! ¡Ay, la expresión, se llevó la mano a la sien y pronunció,
Volenko, Volenko! ¡Que un colono tan bueno se bajo la bandera:
haya perdido por menos de nada! La primera brigada - Camarada director, me hago cargo en completo
no es ya una brigada. Mira, a decir verdad, la culpa orden de la octava brigada de la colonia de trabajo
es de Volenko. Confiaba en todo el mundo; todos Primero de Mayo.
eran buenos para él; a todos los defendía, y han Acto continuo se procedió a la transferencia de la
terminado por hacer polvo la brigada. No cabe duda quinta brigada. Por supuesto, las chicas tenían mucha
de que el ladrón está allí. Sin embargo, no se puede ternura en la voz: la de Klava parecía una campanilla
sospechar de nadie; el propio Volenko no sabe nada. de plata, y en la de Oxana había mucho cariño y
La reunión del buró del Komsomol apoyó la emoción... Sin embargo, lo que les salió a las chicas
candidatura de Igor con igual unanimidad que la no fue un verdadero parte, sino... aquello fue una
brigada, y en la asamblea general la única respuesta a conversación amistosa con el director, más indicada
la proposición fueron aplausos cerrados. Habló tan para sostenerla en el despacho que en aquella sala
sólo Zirianski: solemne, bajo la bandera de terciopelo y ante
- Pocos jefes de brigada pueden compararse con doscientos colonos, petrificados en el saludo.
Nesterenko. Quizás sea Rúdnev el único que promete
parecérsele. No obstante, Cherniavin tiene madera 13. Asuntos serios.
para el cargo. El problema está en la ayuda que le La primera brigada era la única que, en silencio,
preste la brigada: no debe permitirle que se relaje, ni seguía retorciéndose en las tenazas del sufrimiento.
154 A. S. Makarenko

Alguien hizo correr por la colonia, quizás adrede, que bien con el estilo de la colonia y, sin embargo, no
el robo del reloj no había sido obra de los colonos; cuadraba. Al tercer día, los colonos lo llamaban ya
posiblemente, el centinela habría dado unas “gafas, insignias y polainas". En efecto, llevaba todo
cabezadas a eso del amanecer, y... por el patio eso, y las insignias no contenían nada denigrante.
andaba mucha gente... Pero nadie hizo caso de Eran insignias como tantas otras: de la Sociedad de
aquella versión, y menos aún la primera brigada. Sus Defensa Antiaérea y Antiquímica, del Socorro Rojo
componentes comenzaron a aislarse unos de otros. A Internacional, etc. Una de ellas representaba el globo
nadie le faltaban asuntos e intereses propios: uno se terráqueo, con el que Grigóriev debía guardar alguna
preparaba a ingresar en la escuela superior, el otro relación. A Grigóriev no le gustaban los colonos;
tenía que sostener unas competiciones deportivas, quizás fuera él quien azuzaba a Vorgunov, aunque el
Levitin no salía de la biblioteca, y Nózhik estaba ingeniero jefe jamás lo elogiaba. En el viejo edificio
siempre en la cuarta brigada y acabó pidiendo por de la escuela se habían habilitado unas cuantas
escrito al Consejo que lo pasasen con Zirianski. No habitaciones para alojar provisionalmente la
era nada fácil examinar a fondo la petición, y Torski dirección de la nueva fábrica. Las ventanas estaban
optó por la vía formal: preguntó a Volenko y a abiertas, y en más de una ocasión oyeron los colonos
Zirianski si no se oponían a ello, y, obteniendo el las reprimendas que Vorgunov solía echar a
asenso de los dos, Nózhik pasó aquella misma tarde Grigóriev, que, por cierto, también se había
de una brigada a la otra. enamorado de Nadiezhda Vasílievna. No se sabía de
Los de la primera brigada llegaban tarde a su cuál de los dos ingenieros se enamoraría la maestra,
tienda, se metían en la cama sin decir palabra y, por pero los colonos preferían que se enamorase de
la mañana, acogían la revista con sombría seriedad y Komarov. El amor es cosa muy intrincada, y en la
contestaban secamente al saludo del jefe de guardia: colonia estaba prohibido, igual que los besos. Se
- ¡Salud! afirmaba que la interdicción había sido aprobada en
Pero eso ocurría únicamente en la primera época lejana por una asamblea general. Pese a los
brigada. El resto de la colonia seguía viviendo una muchos años transcurridos, todos conocían el
vida pletórica que rebosaba alegría. En la nueva acuerdo, que, si se había venido observando
fábrica habían ya instalado algunas máquinas; en la religiosamente hasta entonces, habría de observarse
nueva y enorme fundición se montaba un cubilote en adelante con la misma escrupulosidad. Dicho
para colar hierro, y el crisol para el cobre se hallaba acuerdo histórico, aparte su significación práctica,
de tiempo atrás en su fosa de ladrillo. Muchos arrojaba sobre los problemas del amor cierta luz
colonos echaban el ojo a los nuevos puestos de teórica, cuyos rayos caían también sobre la pasión de
trabajo; el buró del Komsomol discutía en reuniones los dos ingenieros.
cerradas el problema de los cuadros. Se afirmaba que Por desdicha, los sucesos en esta esfera no
Vorgunov seguía en sus trece: "Los colonos no adquirían formas concretas y resultaba difícil
pueden atender una empresa como ésta". Los chicos referidos. El colono Samuíl Nózhik estuvo una
tenían por eso rabia al ingeniero y, aunque nunca mañana de centinela en el vestíbulo; por la noche,
hablaba con ellos, estaban al corriente de todo lo que cuando la cuarta brigada en pleno se había acostado
decía, aun de lo que no se refería a la fábrica. ya y solamente su jefe, Aliosha, recorría la colonia y
Vivían en la colonia muchos profesores, daba fin a su guardia, Nózhik se puso a contar:.
contables, contramaestres y empleados. A ellos se - Estando yo de puesto, vino Nadiezhda
habían agregado los ingenieros y los peritos. Su casa Vasílievna, se puso a leer un libro y me preguntó
estaba mucho más allá del parque, y los colonos iban varias veces si había venido Salomón Davídovich.
allí rara vez, pero conocían al dedillo la vida de aquel Yo le dije que no, pero que, probablemente, no
edificio, habían estudiado magníficamente el carácter tardaría. Ella siguió sentada, leyendo su libro.
de cada familia y estaban al tanto de sus penas, Después llegó Komarov: "¡Buenos días, buenos
alegrías, concordias y disputas. Los jóvenes días!" Vete tú a saber para lo que habría venido.
ingenieros Komarov y Grigóriev no habían tenido Luego le dijo a Nadiezhda Vasílievna que necesitaba
aún ocasión de trabajar con los colonos, pero muchos hablar con ella. Fijaos bien, ¡que necesitaba hablar
de sus rasgos y condiciones constaban ya en fichas con ella! Nadiezhda Vasílievna le contestó: "Antes
no escritas. Komarov era serio, parco en palabras, hable usted con la estación del Este y averigüe a qué
gran trabajador, hombre con dignidad y orgullo y de hora llega de Moscú el tren de la tarde". El llamó una
buen corazón, interesado sinceramente por la colonia y otra vez, y ella parecía muy enfadada. Al fin, dejó
y por los colonos. Además, se había enamorado de la de llamar, se sentó en el diván y volvió a decirle:
profesora y komsomola Nadiezhda Vasílievna. "Tengo que hablar con usted". Ella le preguntó: "¿De
Grigóriev no podía agradar a los muchachos. Su qué?", y él va y le dice: "De una cosa". ¡Je, je, de una
propio aspecto infundía recelo, aunque, a primera cosa! ¡Menuda cosa! En esto entró Vorgunov. ¡Ay,
vista, no había en él nada desagradable. Usaba un ay, ay! Nadiezhda Vasílievna -¡hay que ver lo
traje semimilitar que hubiera podido cuadrar muy valiente que es!- se fue para él: "Piotr Petróvich,
Banderas en las torres 155

Piotr Petróvich, ¿sabe usted que hoy van los colonos lo parta un rayo". Así se estuvo sermoneando y
de excursión?" Y él respondió: "¿Y usted sabe que sermoneando. Nadiezhda Vasílievna le prometió que
han colocado las máquinas taladradoras el diablo de allí en adelante no hablaría de amor con los
sabe dónde?" ¡Es tan duro el muy demonio! Pero no ingenieros, sino de fresadoras, de lingotes y de
creáis que Nadiezhda Vasílievna se acobardó. "A mí crisoles.
-dijo- me tienen sin cuidado todas sus taladradoras". - ¿Y se acabó?
"Pues a mí -dijo el otro- me tienen sin cuidado todas - No, qué va. A Vorgunov no le pareció bien y
sus ternuras". ¡Madre mía! Después se volvió hacia hasta se enfadó un poco: "¡No hay que hablar de
Komarov, y no quieras ver la que le metió. "Aquí no lingotes, de ningún modo! Hable de ruiseñores y de
tiene usted por qué hablar de una cosa -así dijo: de gorriones, pero no de lingotes, que eso no es cosa
una cosa-. Vaya y arregle aquello, porque ese animal suya". Quedó muy enfadado.
-así dijo: ese animal- ha colocado las taladradoras en - ¿Y nada más?
los cimientos de las pulidoras". Eso lo decía por - Nada más. Lo otro no tiene ya interés. Llegó
Grigóriev. Y se llevó a Komarov. No pudo el hombre Salomón Davídovich, y Nadiezhda Vasílievna le
hablar de una cosa, ¿me entendéis? No habían hecho preguntó: "¿Quiere usted entradas para ir a ver
más que írse, cuando apareció "insignias, gafas y Fiódor Ivánovich?" Salomón Davídovich contestó
polainas", que también venía a ver a Nadiezhda que no las necesitaba, que ya sabía él que Fiódor
Vasílievna: "Buenos días, buenos días. Viene una Ivánovich había degollado al Zariévich Dimitri, y eso
compañía de teatro y he sacado entrada para usted". no le hacía ni pizca de gracia. "¿Habráse visto? -dijo-
Dijo que irían a ver no sé qué Fiódor Ivánovich. . ¡Degollar a un pobre niño! ¿A qué persona decente
Apenas soltó lo de las entradas, ¡se presentó de se le ocurre degollar a una criatura? La producción
nuevo Vorgunov! ¡Ay, la que se armó! Grigóriev sería otra cosa". Y no quiso las entradas.
buscó mil salidas, por aquí y por allá, pero ¿cómo se El amor hacía de las suyas en otro extremo de la
iba a escabullir? "¿Por qué llega usted tarde? ¿Por colonia. El chofer Piotr Vorobiov y Wanda volvieron
qué ha puesto las taladradoras en los cimientos de las a aparecer con frecuencia en los bancos del parque en
pulidoras? ¡Esto es un sabotaje! ¡Una idiotez! una soledad conmovedora, aunque callada. Por
¡Váyase al cuerno!" Ya os imagináis a Grigóriev: ¡oír cierto, el mutismo no era un rasgo propio de Wanda.
aquellas palabras delante de Nadiezhda Vasílievna! La chica había crecido mucho y embellecido en la
Por eso dijo: "Piotr Petróvich, no está bien decir esas colonia, y se pasaba el día hablando, ya en el taller,
cosas ante terceros". Piotr Petróvich bramó: "¡Al ya en el dormitorio, ya en el comedor. Una vez,
diablo los terceros! ¡Lo esperan en la fábrica, y usted visitó la colonia un grupo de comunistas polacos
está aquí con terceros!" El de las insignias salió de libertados de las cárceles de Polonia por gestión del
estampía. ¿Os dais cuenta? ¡Lo echó! Lo echó y Gobierno soviético. Wanda pidió al buró del
después le dijo a Nadiezhda Vasilievna, con buenos Komsomol que se le encomendase la organización de
modos: "Dispense, tenga la bondad de perdonarme, la cena que la colonia les ofrecería, y cumplió su
pero por culpa suya se han echado a perder todos los cometido a las mil maravillas: resultó una comida
ingenieros jóvenes. ¡Por usted se han echado a abundante y suculenta; la mesa, adornada con flores,
perder!" ¡Anda! Nadiezhda Vasílievna fingía no resplandecía de limpia. Los invitados, acogidos muy
entender: "¡Cómo que se han echado a perder! cordialmente por los colonos, expresaron su
¡Imposible! ¿Qué hacer ahora?" Y Vorgunov: "Lo particular gratitud a Wanda, que les respondió:
que hay que hacer debe usted saberlo". Nadiezhda - Yo soy polaca, y miren qué bien me encuentro.
Vasílievna respondió: "Ya sé, ya sé, hay que Aquí todos se sienten a gusto: los rusos, los
espolvorearlos con naftalina". ucranianos, los judíos. Tenemos un alemán, un
- ¡Vaya-a-a! kirguiz y un tártaro. ¿Ven ustedes?
Este grito fue proferido, como es de suponer, por Cuando los invitados se marcharon, Wanda tuvo
toda la cuarta brigada, que echó las piernas por alto, que consolar a las chicas menores, a Luba, a Lena y a
riéndose. otras. Su desconsuelo -llegaron hasta a llorar en los
- ¿Y después? -inquirió uno, al terminar la dormitorios- obedecía a lo siguiente: durante la cena,
ovación. eligieron entre los invitados al más flaco, se
- Pues, luego, cuando Vorgunov vio que no se desvivieron por agasajado, y a la postre vino a
salía con la suya, se sentó allí al lado, se enjugó el saberse que era un representante de la organización
sudor de la calva y dijo con cara de pena: "Los rusos del Socorro Rojo Internacional. Wanda logró
no hacemos las cosas a derechas, y es preciso consoladas y les explicó que no siempre ha de
hacerlas de modo que quede claro dónde está el amor juzgarse por las apariencias.
y dónde el trabajo". Dijo que era preciso separarlos, En la colonia todos, chicos y chicas, querían a
¿comprendéis?, separarlos. Y después siguió: "Hay Wanda, y les desagradaba verla, con frecuencia
que trabajar, y ellos mezclan el trabajo con los creciente, en compañía de Piotr Vorobiov. Ziríanski
amoríos; lo mezclan: acuden a citas, y al trabajo que se disponía ya a hablar con el chofer, pero los
156 A. S. Makarenko

acontecimientos de la colonia eran tan seríos, que ni Zirianski habló en favor de Volenko, pero procuró
tiempo tenía de pensar en él. En una reunión del evitar que sus miradas se cruzasen.
Consejo de jefes, Torski desdobló un papel y dijo: - No creo que haya que pensarlo mucho -dijo-.
- Debemos tratar esta solicitud: "Al Consejo de Volenko es un buen colono y un buen camarada. Su
jefes de brigada. Pido que se me licencie de la palabra merece crédito: si dice que necesita irse,
colonia porque mi madre, que está en Samara, se verdad será. A una madre no se la puede abandonar.
encuentra muy necesitada y me ruega que me vaya Que se marche. Hay que licenciado como se licencia
con ella. Volenko". a los mejores colonos: dotación completa, trajes, ropa
En la reunión se hizo un profundo silencio. Todos interior y el mayor subsidio que se concede del fondo
bajaron la cabeza. Volenko, esbelto y grave, apareció del Consejo de jefes, quinientos rublos.
a la entrada. Torski aguardó un instante y preguntó Nadie profirió una palabra más en la reunión. No
en voz baja: hablaron siquiera ni Zorin ni Nesterenko, viejo amigo
- ¿Hay alguien que quiera hablar de este asunto? de Volenko.
Zajárov dijo: Torski adoptó una expresión grave y frunció las
- Yo quisiera hacer unas preguntas a Volenko. cejas:
¿Qué le pasa a tú madre? - Votemos -propuso-. ¿Quién está en favor de la
- Está... necesitada. propuesta de Zirianski?
- ¿Recibías cartas antes de ella? Todos alzaron la mano. Tan sólo Filka, aunque no
- Sí. tenía derecho a voto en el Consejo, dijo enojado:
- ¿Su situación era mejor? - Que enseñe la carta.
- Sí. Volenko se llevó rápidamente la mano a la sien,
- ¿Y qué ha sucedido ahora? haciendo el saludo, dio las gracias en voz muy baja y
- Nada de particular... Pero necesito irme con ella. salió. El silencio se hizo más denso. Zirianski apoyó
- Ten en cuenta que acabas de pasar al décimo las manos en las rodillas, separadas, clavó la vista en
grado. un rincón y apretó con fuerza los dientes, por lo que
- Qué se le va a hacer... Habrá que aplazar los le temblaron levemente los músculos de la boca.
estudios. Nesterenko agachó la cabeza hasta las rodillas: tal
Volenko contestaba secamente; levantaba la vez se le habría desatado un cordón de la bota.
cabeza por cortesía, miraba sólo a Zajárov, y volvía a Rúdnev se mordió los labios. Oxana y Lida Tálikova,
agacharla. sentadas en un rincón, arañaban con los dedos un
De nuevo se hizo silencio. En vano preguntaba mismo punto en el tapizado del diván. Tan sólo
Torski si alguien quería hacer uso de la palabra. Cherniavin, el nuevo jefe de la octava brigada, los
Finalmente se oyó la perezosa voz de falsete de contemplaba a todos con ojos un tanto asombrados;
Filka: algo quiso decir, pero lo meditó un instante y se
- ¿Podría enseñarnos la carta de la madre? convenció de que no valía la pena.
Volenko lo miró de reojo: Por la tarde, Zajárov llamó a su despacho a
- No soy ningún chiquillo ni ningún novato. Volenko, que se presentó con la misma reservada
¡Como que voy a enseñar yo la carta! cortesía con que se había presentado al Consejo.
- Es que, ocurren tantas cosas... -reanudó su Zajárov lo sentó a su lado en el diván, guardó un
ataque Filka, pero Volenko lo interrumpió. Un poco corto silencio y luego hizo con la mano un ademán
más fuerte de lo debido, aunque tranquilo en de despecho.
absoluto, en absoluto seguro y con absoluta - No está bien, Volenko –dijo- ¿A dónde vas a ir?
animosidad, dijo al Consejo: Volenko apartó la vista. De su cara desapareció
- ¿Qué queréis de mí? Pido que me licenciéis gradualmente la expresión de rígida amabilidad.
porque lo necesito. Tengo autorización del buró del Bajando la cabeza, profirió quedo:
Komsomol. - A alguna parte iré... La Unión Soviética es
Mark Grinhaus confirmó: grande.
- El buró no está en contra. De pronto, volvió el rostro hacia Zajárov, con
Torski volvió a contemplar a los reunidos. Ilyá gesto decidido.
Rúdnev, quizá por su juventud, se compadeció de - ¡Alexéi Stepánovich!
Volenko y dijo: - ¡Di!
- Es extraña la prisa que te ha entrado tan de - ¡Alexéi Stepánovich! Las cosas han tomado un
golpe. No tenías casa y de buenas a primeras tienes... mal cariz. Eso es lo principal. ¿Cree que no
Volenko se contuvo, haciendo un último esfuerzo, comprendo nada? Pues lo comprendo todo. No
y pidió: importa que digan que quizá sea Volenko quien ha
- ¡Ponlo a votación, Torski! robado el reloj. ¡Que lo digan! Yo sé que los viejos
- ¡Pido la palabra! no piensan así... O quizá lo piensen, pero me da
- Habla. igual. Ahora bien... ¿Por qué ha ocurrido en mi
Banderas en las torres 157

brigada... esa porquería? ¿Por qué? La primera - ¿Para qué?


brigada... ¡En esta época... y con un trabajo... así en - Para una cosa muy importante. Dame las señas,
la colonia! Y lo mismo en todas partes... en todas dámelas. ¡Ya verás para qué!
partes se trabaja ahora así. ¿Y qué viene a resultar? Volenko miró con atención a Vania y sonrió
Que Levitin, o Ryzhikov, o quizá Volenko, o quizá levemente:
Gorójov, o quién sabe si todos los miembros de la - Bueno, tómalas.
brigada son unos ladrones... Y todo en mi brigada, Echó mano al bolsillo en busca de un papel donde
todo en mi brigada. ¿Cree usted que los muchachos escribir la dirección, pero Vania exclamó:
no lo ven? ¿Lo cree? Pues no se les escapa nada. Yo, - ¡Aquí tienes! ¡Escribe!
estoy de guardia, y ellos me miran... pensando: ¡está Llevaba dispuestos lápiz y papel.
de guardia y hay que ver lo que sucede en su brigada! Un minuto más tarde, Volenko cruzaba la vereda
No puedo. Resulta que yo soy el culpable... en dirección a la parada del tranvía y Vania regresaba
Volenko hablaba bajo, a duras y penas, corriendo a la colonia. La cuarta brigada lo esperaba
pronunciando cada vocablo con repugnancia. Sufría en el parque:
y se le crispaba un tanto el rostro. - ¿Qué, te las ha dado?
- No puedo... No puedo quedarme. Los - Sí. Sólo que no es a Samara adonde va. No es a
camaradas, ya se entiende, nada dirán ni me Samara. Va a Poltava... ¡Sí, a Poltava!
reprocharán porque... ellos mismos no lo saben...
Pero, verá usted, yo siento, siento que... Usted no 14. Cosas de pequeños burgueses.
pase cuidado, Alexéi Stepánovich. No me perderé. El vestíbulo no era tan sólo la entrada de los
Hasta puede que ahora vea las cosas... desde otro aposentos principales de la colonia. Era también un
punto de vista. No tema usted... local espacioso y bello, adornado con flores y con la
Zajárov apretó a Volenko el brazo, se levantó y, presencia del centinela en traje de gala. Había en el
aproximándose una silla, pasó la mano por el vestíbulo blandos divanes y era un placer sentarse en
barnizado respaldo. ellos y esperara los amigos. No había sitio mejor que
- Sí... Por ti estoy tranquilo -dijo-. En general, aquél para ello, pues allí se cruzaban todos los
haces bien. El hombre debe saber responder de sí caminos de los colonos. Por él pasaban para ir al
mismo. Tú eres de los que saben. Está bien. ¡Muy despacho de Zajárov, al Consejo de jefes, al buró del
bien! ¡Te felicito, Volenko! Sólo que no debes Komsomol, al comedor, a las habitaciones del club y
atormentarte, no te atormentes... ¡Basta! al teatro. Y cada cual se detenía allí, aunque sólo
Al día siguiente, Volenko fue a despedirse de fuese un momento, para conversar con alguien, pues
Zajárov. Llevaba puesto el abrigo y sostenía debajo siempre había de qué hablar.
del brazo un cajoncillo de madera sin barnizar. Una mañana coincidieron casualmente en el
- Adiós, Alexéi Stepánovich. Muchas gracias por vestíbulo Torski, Zirianski y Salomón Davídovich.
todo. Luego llegó el chofer Piotr Vorobiov, que dijo al
- Está bien. Que tengas suerte, Volenko. Escribe. entrar:
No olvides la colonia. - Buenos días.
Zajárov estrechó la mano al colono. Volenko, Zirianski contestó con la cabeza, pero sus palabras
esbelto y orgulloso como siempre, miró a los ojos a en nada se parecían a un saludo:
Alexéi Stepánovich y rompió en inopinado llanto. - Oye, Piotr, ya hablé contigo, y parece que te ríes
Volviéndose hacia un rincón, sacó el pañuelo y de lo que te dije:
durante largo rato trató de dominarse. Por respeto al En aquel instante entró a la carrera Pojozhái, jefe
valeroso muchacho, Zajárov miraba hacia la ventana. de la novena brigada. Como amigo que era de los
Volenko salió inesperadamente; y su cajoncillo de lances divertidos, se interesó por las palabras de
madera sin barnizar rebrilló por última vez. Zirianski.
Nadie lo acompañó. Iba solo camino adelante. - ¿Quién es el que se ríe de lo que tú dices?
Pero, cuando se aproximaba al bosque, Vania ¿Piotr? ¡Qué gracia!
Gálchenko corrió hacia él como una flecha y, - Se ríe como si fuera una broma lo que le dije.
dándole alcance, ya en la vereda, le gritó: ¿Por qué mareas a la muchacha?
- ¡Volenko, Volenko! Vorobiov trató de justificarse:
Volenko se detuvo y se volvió descontento. -¿Que yo la mareo?
- ¿Qué pasa? - Tú eres aquí el chofer, así que ocúpate de tu
- ¡Escucha, Volenko, escucha! No lo tomes a mal. camioneta. Dale al volante todas las vueltas que
Danos tus señas, las verdaderas. quieras, pero deja en paz a las chicas, que ése no es
- ¿Para qué? tu oficio. Mira que un día te cuelgo al sol.
- Las necesitamos, sabes, las necesitamos todos Salomón Davídovich, con prudencia muy propia
los de la cuarta brigada, todos. Y Cherniavin, y los de sus años, quiso hacer entrar en razón a Zirianski.
demás. - ¡Oiga, camarada -dijo-, debería usted
158 A. S. Makarenko

comprender que están enamorados! arriba:


- ¿Quién está enamorado? -vociferó Zirianski. - Tenlo en cuenta, iréis a parar al centro Wanda y
- ¿Quién va a ser? Ellos: Vorobiov y la camarada tú.
Wanda. ¿Qué razón hay para que no se enamoren, si Pojozhái, bondadoso, puso la mano en el hombro
están bien del corazón y se tienen simpatía? del enamorado:
- ¿Cómo es eso de "enamorados"? ¿Qué es eso de - Con éstos nunca llegarás a un acuerdo, Piotr.
"corazón"? ¡Por dónde nos ha salido! ¿Y si me Más que personas, son serpientes. Lo mejor será que
enamoro también yo, y el otro, y el de más allá? la raptes.
Wanda debe terminar sus estudios, y ahora nos sale - ¿Cómo?
este príncipe comiéndosela con los ojos. - Pues muy sencillo, como se hacía antes.
Las razones de Zirianski eran tan convincentes, ¡Ráptala! Antes, ¿sabes?, llegaban con los caballos a
que Vitia Torski terminó por abandonar su la puerta trasera, salía la bella, y un Piotr, enamorado
neutralidad: como tú, la tomaba en brazos y se la llevaba.
- Es verdad Piotr. Te estás buscando tener que dar - ¿Y después? -inquirió Torski.
la cara en la asamblea general. - Después... después lo alcanzamos, le rompemos
Ante esta segunda amenaza, Vorobiov palideció la crisma y le quitamos a Wanda. ¡Sería
un poco, pero no se rindió: divertidísimo!
- ¡Sí que son extrañas vuestras reglas, camaradas! Salomón Davídovich escuchó sonriente el
Wanda es ya mayorcita, komsomola. ¿Creéis que proyecto de Pojozhái.
tiene derecho a...? -¿Para qué llevársela a caballo? -observó-. Eso
Todo lo dicho por Vorobiov y lo que pudiera está pasado de moda. Piotr dispone de una
decir provocaba en Zirianski la indignación más camioneta. Y probad luego a alcanzarlo, no teniendo
sincera. otra. Por lo demás, pueden presentarse directamente
- ¡Qué es eso de mayorcita! ¡Es una colona! ¿A en el Registro Civil. Después os enseñarán el
qué viene eso de hablarnos de derechos? certificado en la asamblea general y tendréis que
Torski, más sereno, explicó al enamorado: hacerles el saludo como angelitos.
- Sal de aquí y enamórate todas las veces que Acababan de llegar nuevos personajes al
quieras. ¿No comprendes que así podemos dar al vestíbulo, y Salomón Davídovich abordó un tema
traste con la colonia en un dos por tres? más prosaico:
Zirianski miraba a Vorobiov como el lobo de la - Bueno, tonterías aparte, camarada Vorobiov,
fábula al cordero. vámonos, que el trabajo no espera.
- ¡Muchos seríais los pretendientes con derechos! La conversación continuó al cabo de una semana.
Salomón Davídovich, que escuchaba, pacienzudo, Era día de asueto. La colonia entera había ido al
acabó por indignarse: teatro a ver El hundimiento de la escuadra, y la gente
- ¿Y si la pobre muchacha se ha enamorado? ¡Hay regresó tarde, a eso de las cinco. La obra había
que comprenderlo! gustado mucho a los colonos. Además, las idas a la
Zirianski explicó también a Salomón Davídovich: ciudad tenían el aliciente de desfilar por ella con
- Eso es lo que ellos quisieran. ¡Qué gente más banderas y música, vestidos de blanco. Zajárov
dañina!... retornó alegre, y Nadiezhda Vasílievna reía como
- ¿Quién? una niña; en pocas palabras, pasaron un día
- Los enamorados. Lo único que esperan es que magnífico. Después de romper filas, los colonos
los comprendan. ¡Son gente dañina! Aquí se corrieron a los dormitorios para mudarse, lavarse y
construye una fábrica; se cumple un plan muy difícil; prepararse para la comida. En el vestíbulo se aburría,
ya ve usted lo que ha sucedido con Volenko. Pues a solitario, el centinela Kiril Novak, gran amigo del
ellos todo les importa un bledo. Creen que es más teatro, a quien la guardia le había aguado la fiesta. En
interesante andar por ahí besuqueándose a salto de aquellos instantes asomó por la puerta Piotr
mata. ¿Es cierto que os besuqueáis, Vorobiov? ¡Di la Vorobiov, que, intimidado al ver la seriedad del
verdad! centinela, se volvió hacia los macizos de flores. Al
- Palabra de honor... cabo de dos minutos, salía desalado, ya en calzón
- Se besuquean. Todo les trae sin cuidado. ¡Hay corto, Vania Gálchenko.
que ver hasta dónde llega el descaro! Todavía nos - Vania, simpático, ven acá -lo llamó el chofer.
miran a la cara y dicen que debemos comprenderlos Vania se detuvo:
y compadecerlos: ¡los pobrecitos se han enamorado! - ¿Qué quieres? ¿Que llame a Wanda?
Salomón Davídovich se echó a reír: - Si, querido, llámala.
- Pues llevan razón, sépalo usted. No es fácil - ¿Y me darás un paseíto?
operación la de enamorarse. - ¡Qué duda cabe, hombre!
Vorobiov agachó compungido la cabeza. Zirianski - ¡A la orden! Ahora mismo la llamo.
volvió a la carga, antes de salir corriendo escaleras - Pero no grites tanto.
Banderas en las torres 159

- Camarada Vorobiov, es igual, todo el mundo lo Wanda entró en el edificio; Vorobiov quedó entre
sabe. La llamaré, la llamaré, pierde cuidado. los arriates, y su zozobra se distribuyó entre Wanda,
Gálchenko tiró como una flecha escaleras arriba, a la que había que esperar, la camioneta, que los
y Piotr Vorobiov se quedó mirando las flores del esperaba a ellos, y Zirianski, al cual no esperaban,
patio. pero que podía aparecer en el instante más crítico.
Wanda salió vestida de blanco, arrebolada, linda, Entre tanto, el joven ingeniero Iván Semiónovich
como adrede para el caso. Vorobiov le susurró con Komarov se hallaba también apostado, como a la
acento trágico: espera. Por lo menos, así se lo pareció a Zirianski,
- Wanda, ¿sabes una cosa? que, asomándose por la puerta del comedor, le
Wanda, no obstante su belleza, también sufría. preguntó:
- ¡Qué voy a saber con el revoltijo que tengo en la - ¿Aguarda usted a alguien? ¿No quiere que vaya
cabeza! ¡Nada! Todos los chicos se dan cuenta ya. a llamarle?
No sé dónde esconderme. El ingeniero Komarov contestó que no esperaba
Vorobiov juntó las manos y se las llevó al pecho. ni quería llamar a nadie, mas, percibiendo en las
- ¡Wanda, vente conmigo! palabras de Zirianski una sinceridad excesiva, se
- ¿Contigo? volvió disgustado hacia la puerta. Vio fuera al chofer
- Derechos a mi casa. Vorobiov deleitándose entre las flores, pero no paró
- ¡Qué dices, Piotr! en él su atención. Zirianski, en cambio, acertó a ver a
- ¡Wanda! Mañana mismo iremos al Registro un tiempo al chófer y la cara de Wanda, que,
Civil, y todo se arreglará. apareciendo en el rellano superior de la escalera, se
- ¿Y la colonia? ¿Y la fábrica? desvaneció al punto. Alioshéi dio rienda suelta a su
- ¿Es que acaso te va a abandonar Zajárov? indignación:
¡Vámonos! - ¡Oh, ya tenemos aquí a los enamorados! ¡La
- ¡Ay! ¿Y los chicos? cosa no tiene remedio!
- ¿Los chicos...? No sé... ¡Vámonos, y se acabó! El ingeniero enrojeció hasta la raíz del cabello.
Palabra de honor que todo saldrá bien. Los chicos No obstante, halló fuerzas para dirigir a Zirianski una
mismos me lo han aconsejado. pregunta glacial:
- ¡Imposible! - ¡Camarada colono! ¿Qué quiere usted decir?
- De veras... Palabra de honor. Abstraído en sus observaciones, Zirianski repuso
- ¡Pero si ellos mismos vendrán a buscarme! con cierto enojo:
- ¿A dónde van a ir? Ni siquiera saben en dónde - ¡Enamorados! ¡Me parece que está claro!
vivo. ¡Vámonos! Komarov experimentó un leve escalofrío ante la
- Es que..., ¿cómo? ¡Si voy vestida de blanco! sencillez de la explicación de Aliosha. El colono
- Lo más a propósito. La novia siempre va de prosiguió:
blanco en las bodas. Mi madre se alegrará, ya lo sabe - Como les dejemos sueltas las riendas a estos
todo... enamorados, nos harán la vida imposible. Hay que
Wanda se llevó a la mejilla, muy encendida, sus cazarlos sin falta.
trémulos dedos y dijo: Sería difícil pronosticar cómo habría terminado la
- Piotr, ¿sabes que llevas razón? ¡Qué listo eres! conversación de no haber entrado al vestíbulo
- ¡Tontuela! ¿No ves que soy chofer de primera Nadiezhda Vasílievna. La excursión le había
categoría? encendido las mejillas, y también iba vestida de
- ¿Y si nos ven? blanco.
- Wanda, querida, comprende, ¿quién nos va a - Aliosha persigue a todos los enamorados -dijo-.
ver, yendo en la camioneta? Si alguna vez se enamora, procure esquivarlo, Iván
- ¿Ahora mismo nos vamos? Semiónovich. Lo descuartizaría a usted.
- Ahora mismo. Zirianski sonrió turbado y murmuró, regresando
- ¡Ay! al comedor:
- Venga, venga, date prisa. Tengo ahí la - Enamórense sin miedo.
camioneta. Te subes y... - La estoy esperando a usted -dijo Komarov.
- Espera un momento. Recogeré mi ropa y otras Nadiezhda Vasílievna tomó asiento en el diván y
cosillas... alzó su pícara carita hacia el ingeniero:
- Bueno, te espero. Tú déjales allí una esquela. - ¿Para qué me necesita usted? ¿Es algo
Después de todo; ¿sabes?.... son buenos muchachos... relacionado con el acero de herramientas?
- ¡Una esquela! - ¿Cómo dice?
- Claro. Dígase lo que se diga, mira qué - ¿O quizá quiere conocer mi criterio sobre la
hermosura han hecho de ti. Mira, ponles así: "Hasta instalación de la fresadora diametral Reineke-Lis?
pronto, y no me olvidéis" - Usted siempre con sus bromas -dijo el ingeniero
- Se lo pondré. aludiendo, por lo visto, a que en el mundo hay
160 A. S. Makarenko

también cosas serias. Advertida o inadvertidamente, se echó encima


- No es broma. Simplemente tengo prohibido agosto, un agosto idéntico al del año anterior. Hacía
hablar con los ingenieros jóvenes de todo lo que no ya frío para dormir en las tiendas, pero como Zajárov
sean gorriones y ruiseñores. dormía allí, resultaba violento pedir el traslado a los
- ¿Prohibido por quién? edificios, pues podía decir lo mismo que en otras
- Por su ogro de ustedes. ocasiones similares:
- ¿Por nuestro ogro? ¿Cómo es eso? Permítame... - Si tenéis frío, habrá que envolveros en algodón...
- Eso del ogro es de Gógol, Iván Semiónovich. El año anterior, agosto había sido un mes feliz, y
Hay un cuento dedicado a la producción, en el que el que había llegado hubiera podido serlo más
alguien dice: todavía, de no impedirlo los asuntos de la primera
"¡Traed al ogro!", lo que significa que traigan al brigada.
mejor especialista. También ustedes tienen su ogro. ¡La primera brigada! ¡La primera brigada había
- Ya caigo: Vorgunov. elegido a Ryzhikov en sustitución de Volenko!
- Pues... el ogro me ha ordenado que no hable con Pensaban sus componentes que lo elegirían sin que
los ingenieros jóvenes más que de pájaros. nadie lo notase. ¡Cómo no iban a notarlo, si cada
- ¿Así lo ha ordenado? ¡Imposible! tarde en la cuarta brigada sólo se hablaba de la
- ¿Por qué "imposible"? Lo hace porque los elección de marras! Los pequeños eran quienes más
ingenieros jóvenes se estropean fácilmente. ¡Qué lo comentaban. Aliosha Zirianski escuchaba sombrío
horror! Hay que trasladarlos a ustedes en trenes y meditabundo. La cosa no era para menos: ¿qué les
rápidos, igual que los artículos que se descomponen había pasado a los colonos? ¿Y al Komsomol? ¿Por
pronto, como la leche o la crema. qué Zajárov daba a todo su visto bueno? ¿Por qué la
Kiril Novak oía, lleno de curiosidad, esta primera brigada presentaba la candidatura de
conversación. Lo que más le gustó de ella fue que a Ryzhikov y el buró del Komsomol la apoyaba? ¿Y
Vorgunov lo comparasen con un ogro. Novak había qué fue lo que dijo Zajárov en la asamblea general?
leído hacía poco El ogro, y la comparación le parecía - Nada tengo en contra de la candidatura de
acertada. Ya se recreaba imaginándose el efecto que Ryzhikov -explicó-. Espero que, como jefe de
su descubrimiento produciría en la cuarta brigada brigada, Ryzhikov podrá revelar todavía mejor sus
cuando él lo contase; pero en aquel mismo instante se aptitudes.
produjeron sucesos mucho más valiosos como - ¿Y qué dijo Mark Grinhaus?
materia informativa. Wanda bajó la escalera a todo - Todos sabemos -observó- que la primera brigada
correr; llevaba un atadijo de regular tamaño y, atraviesa por una situación difícil. Cinco
articulando con dificultad, se dirigió a la profesora: komsomoles de los mejores marchan a los centros de
- Querida Nadiezhda Vasílievna, haga el favor de enseñanza superior. Quiere decirse que se le
entregarle esta esquela a Torski. incorporarán cinco nuevos, lo cual exige un trabajo
- ¿Ya dónde vas con ese lío? nada fácil. Ryzhikov ha demostrado tener energía, y
-¡Me marcho, Nadiezhda Vasílievna! estamos seguros de que sabrá poner la brigada a la
- ¿A dónde? altura que corresponde. Es un buen trabajador y será
- ¡Me marcho! ¡Del todo! Vergüenza da decirlo: un jefe de brigada enérgico. Todos sabéis que
¡me voy con Piotr! descubrió a Podvesko y atrapó a Levitin con las
Wanda dio un beso a la profesora y abandonó con llaves...
celeridad el vestíbulo. Fue entonces cuando Levitin lo interrumpió desde su asiento:
comprendió Kiril Novak lo que acaba de - ¡Yo no me llevé las llaves! ¡No fui yo!
desarrollarse ante su vista y gritó en dirección al Grinhaus aguardó a que las cabezas se volvieran
comedor: nuevamente hacia él y prosiguió:
- ¡Aliosha, Aliosha! ¡Wanda!... - Sabemos que muchos colonos están en contra de
Zirianski salió del comedor como una bala; sin Ryzhikov: no pueden perdonarle su pasado. ¿Cuántos
embargo, ya era tarde: sólo tuvo tiempo de ver partir camaradas hay aquí que, como él, tienen un pasado
el camión y de decir: turbio, por así decirlo? Si me pusiera a nombrarlos,
- ¡Ay, se ha fugado, palabra que se ha fugado! me haría muy largo. No obstante, ahora son
Llevaba un lío de ropa, ¿verdad? komsomoles, estudiantes y todo lo que se quiera.
- Sí. Y ha dejado esta esquela para Torski. Cierto que se trata de un caso de confianza. Por eso,
- ¿Una esquela? ¡Todo como en las novelas! ¡Qué el buró deja a los komsomoles en libertad de votar
mentalidad tan pequeñoburguesa! ¡Caramba! como les parezca. La mayoría atestiguará...
"Torski, quiero a Piotr, me voy con él y nos Ryzhikov se pavoneaba en la colonia: ¡era un
casaremos. Gracias por todo a los colonos. Hasta fundidor famoso! El maestro Bankovski no daba un
pronto". paso sin contar con él. Hasta le confiaba su
desgraciado horno, que, dicho sea de paso, tenía
15. El jefe de la primera brigada. contados sus días. Ryzhikov era puntual. Ryzhikov
Banderas en las torres 161

era alegre. Ryzhikov tenía en jaque a los ladrones. - Ya lo creo que podríamos proponer... ni que
Pero la cuarta brigada no mordía tan fácilmente el decir tiene... Podríamos proponer a cualquiera, a
anzuelo. Quizás los demás colonos no tuvieran cualquiera de los colonos.
tiempo, atareados como estaban con la nueva fábrica, - ¿A cualquiera que no sea Ryzhikov?
con el frente, con la maquinaria moribunda, con el - Sí. Votaremos en favor de cualquiera y en contra
comienzo inminente del año escolar y con sinsabores de Ryzhikov.
como los amoríos de Piotr y de Wanda, pero la cuarta Las sabias réplicas de Begunok entusiasmaban a
brigada halló tiempo para pensar en Ryzhikov. Y su la asamblea, pese a las simplezas que encerraban. A
jefe, Aliosha Zirianski, se levantó en la asamblea y fin de ponerlas al descubierto, Torski volvió a
dijo: preguntar:
- Nuestra brigada ha delegado en Volodia - ¿Por consiguiente, todos los colonos menos
Begunok para que hable respecto a la candidatura de Ryzhikov pueden ser jefes de brigada?
Ryzhikov. Volodia se limitó a asentir con aire pensativo.
A ningún colono se le escapó la razón de que - ¿Y tú puedes ser jefe de la primera brigada o,
fuera Begunok quien hablase, y no el jefe de la por ejemplo, Vania Gálchenko?
brigada. Todos intuyeron en aquel juego la mano de A todos se les encendieron los ojos. Aunque el
Robespierre, como llamaban a Zirianski. Nadie había problema que se trataba en la asamblea era serio, las
olvidado que, poco antes, Volodia Begunok había situaciones peliagudas gustaban a los colonos: ¿qué
querido decir algo en la asamblea, y que la disciplina salida encontraría Begunok?
de la brigada le dio entonces en la cabeza y le obligó ¡Pues encontró salida! Cierto es que, al principio,
a sentarse, avergonzado, en un peldaño de la tarima, olvidado de su misión diplomática, dio un pueril
con la trompeta entre las manos. Zirianski era astuto: sorbetón con la nariz, pero replicó de manera que
al designar a Volodia, daba a entender que, aquella todos lo oyesen, poniéndose terriblemente serio:
vez, lo mismo que ésta, coincidía con lo que pensaba - No digo que Vania Gálchenko o que yo fuese un
Begunok y que la brigada no había desautorizado a jefe de brigada excelente, pero, siempre... mejor que
éste, pero, por motivos diplomáticos, no había Ryzhikov.
querido armar un verdadero escándalo. Torski entornó los ojos y se rascó la sien; rieron
Por eso, cuando Volodia se levantó para hablar, los colonos, y Bratsán intervino, hosco:
los colonos tuvieron unas sonrisas de inteligencia: la - ¡Basta ya!... Buena función han organizado con
terquedad de la cuarta brigada era ya proverbial. el chico.
Volodia dijo con una expresión de glacial cortesía Volodia Begunok enrojeció al oírlo y repuso
para Ryzhikov y de sutil insinuación para la ofendido:
asamblea: - ¡No se trata de ningún chico, sino de toda la
- La cuarta brigada no tiene nada en contra del cuarta brigada!
colono Ryzhikov; sin embargo, considera que puede La cuarta brigada reía satisfecha: ¡qué bien
encontrarse una candidatura más digna para la actuaba su representante! Cuando Vitia Torski
primera brigada y para la colonia. Por eso, la cuarta propuso que levantasen las manos quienes votaran en
brigada votará contra Ryzhikov. favor de Ryzhikov, los de la cuarta brigada, los
Torski miró asombrado a Volodia, y su mirada la brazos cruzados sobre las rodillas, miraban
comprendieron perfectamente todos los reunidos: ¿de irónicamente a la asamblea.
dónde había sacado Begunok expresiones tan finas? - ¿Quién está en contra?
El presidente preguntó: Votaron en contra Igor Cherniavin, Oxana, Shura
- ¿De modo que la cuarta brigada considera a Miátnikova, Ruslán Gorójov, Levitin, Ilyá Rúdnev y
Ryzhikov indigno del título de jefe de brigada? alguno más.
Volodia se sonrió con un ángulo de la boca y - Veintisiete en contra -dijo Torski:-. Lo que no
replicó: entiendo es por qué Cherniavin y Rúdnev no votan
- No, eso no es lo que considera la cuarta brigada. con sus brigadas.
¡Ni mucho menos! Ryzhikov es también digno; sólo Cherniavin quedó callado, y Rúdnev respondió
que haría falta otro más digno, ¿entendido? tranquilamente:
La sonrisa de Volodia era ya completa, a tenor de - A mí me ha convencido Begunok.
la victoria diplomática recién lograda. Pero Torski Lo dijo con verdadera tranquilidad. Nadie sonrió
volvió a la carga: al oírlo. Y aunque los votos en contra sólo sumaban
- Bueno, siendo así, ¿por qué la cuarta brigada no veintisiete, quedó muy mala impresión. Nunca había
propone a otro? habido una votación como aquélla en la colonia.
¿Quién sabe?, puede que la cuarta brigada Se Cuando trajeron la bandera, y Sadóvnichi, el jefe
hubiese preparado de antemano para contestar a las interino de la primera brigada, se cuadró ante
ponzoñosas preguntas del presidente. Lo cierto es Zajárov, nadie se sintió a gusto al hacer el saludo
que Begunok no anduvo tardo en la respuesta. durante la ceremonia de transferencia. En la cuarta
162 A. S. Makarenko

brigada, Filka cuchicheó a Zirianski: Klúshnev se alegró de verla:


- ¿¡Es que vamos a tener que hacer el saludo a - ¡Oh, salud, Wanda!
Ryzhikov!? - He venido a veros. ¿No podrías mandar a
Zirianski le contestó en el mismo tono: alguien para avisar a las chicas?
- No a Ryzhikov, sino a la asamblea general y a la - Vete directamente al dormitorio. Allí están
bandera... todas.
Así pasó Ryzhikov a ser jefe de brigada. Una - ¿Quién es hoy el jefe de guardia?
semana después, hizo guardia en la colonia, y Vania - Zirianski.
Gálchenko, en su puesto de centinela, hubo de Wanda se desplomó en el diván y se puso pálida:
ponerse firme cada vez que el otro pasaba por su - ¡Qué mala suerte!
lado. - No temas, pasa, ¿qué puede hacerte?
Pero en esto salió del comedor Zirianski,
16. Gracias por la vida. acompañado de Begunok:
El asunto de Wanda tuvo un desenlace mucho - ¡Ah! ¿A qué se debe su visita?
más agradable. Evidentemente, su fuga constituyó un - Necesitaba venir -balbuceó a duras penas
golpe duro, y la esquela no contribuyó a aliviado Wanda.
gran cosa. Lo peor del caso fue que hubo filósofos - ¡Fíjense, necesitaba venir! No lo necesitarías
que se pusieron a comentar: mucho, cuando te fugaste de la colonia.
- ¿De qué os habéis asustado? Se enamoraron y se Dos chicas que acababan de salir del comedor
han casado. ¿Qué tiene eso de particular? gritaron llenas de júbilo. Atraídas por los gritos,
Zirianski replicaba a tales comentarios echando acudieron otras dos, que expresaron su alborozo del
espumarajos de rabia: mismo modo. Luego salió Oxana y se arrojó, como
- ¿Nada de particular? ¡Pues venga, vamos a era de suponer, en brazos de su amiga:
casarnos todos! ¡Venga! - ¡Wanda, Wanda querida!
- Primero hace falta enamorarse, tonto. i Antes, Zirianski se recobró y rugió con voz de trueno:
enamórate! - ¡Os mandaré arrestar a todas! ¡Ella se fugó de la
- ¡Oh, enamorarse! ¿Crees que eso es difícil? ¡Ya colonia!
veréis como dentro de tres meses se enamoran todos! Oxana miró sorprendida al jefe de guardia, y le
¡Ya lo veréis! dijo:
Pojozhái trataba de calmado: -¿Que se fugó? ¿Qué invenciones son ésas? No se
- ¿Para qué le das tanta importancia al asunto, fugó. Lo que hizo fue casarse.
Aliosha? No todos tienen camioneta. Y sin camioneta Volodia Begunok estuvo mirando y remirando y
la cosa resulta imposible. terminó también por abrazarse a Wanda.
Salomón Davídovich lo tranquilizaba también, - ¡Wanda! -exclamó-. ¡Ay, querida Wanda! ¡Ay,
diciéndole: qué alegría! ¡Se ha casado!
- Usted, camarada Zirianski, no conoce la vida: el - ¡Vete de aquí, diablejo! -le gritaron las
amor no lo dan con cartilla de racionamiento. ¿Acaso muchachas.
es tan fácil enamorarse? ¿Cree usted que es coser y Zirianski, que no se olvidaba de su brazalete,
cantar? ¿Y la vivienda? ¿Y el sueldo? ¿Y los bramó:
muebles? Únicamente los idiotas pueden enamorarse - ¡Orden, colonos!
sin muebles. Por cuanto yo sé, pasará mucho tiempo Era la reconvención habitual del jefe de guardia, y
antes de que los colonos adquieran muebles más o las muchachas callaron cohibidas.
menos decentes. - ¡Aquí no tiene nada que hacer! ¡Nunca la dejaré
- Sí, claro. Pensando así, cualquier día raptará entrar! ¿No se fugó de la colonia? ¡Pues se acabó! ¿Y
usted a alguna colona. por qué se fugó? ¡Por un amorío!
- Camarada Zirianski, ¿qué necesidad tengo de Wanda no pudo por menos de levantar la voz:
raptarla, cuando no sé cómo casar a mis cuatro hijas? - ¿Por qué dices que me fugué? ¿Es que acaso me
Bien porque Zirianski tuviera mala suerte o bien he ido a vagar por el mundo? ¡Llevaba un año en la
porque la tuviera Wanda, el hecho es que ella se colonia!
presentó en la colonia un día de asueto, estando de - ¡Un año en la colonia! Tanto peor está el haberse
guardia... ¡Zirianski! Los colonos vivían ya en los ido así... de manera tan puerca, hablando en plata.
pabellones. Wanda apareció en el vestíbulo después ¿Los don Juanes te interesan más que los colonos?
del almuerzo, cuando todos se hallaban en los - ¿Qué don Juanes?
dormitorios o desperdigados por el parque. Hacía de - ¡Tu Piotr es un don Juan!
centinela Vasia Klúshnev, parecido a d’Anthés, como Volodia Begunok canturreó:
hemos dicho. Wanda miró en torno y murmuró con - Un don Quijote de la Mancha.
timidez: - ¿Por qué un don Juan? Nos hemos casado en el
- ¡Salud, Vasia! Registro Civil.
Banderas en las torres 163

- En el Registro Civil no te dio vergüenza entrar, - ¡Cualquiera las entiende! Le dío muchas veces
y en el Consejo de jefes, sí. Después de la fuga, te las gracias. Luego se puso en mitad del despacho y
has estado un mes sin aparecer. Camarada Klúshnev, dijo: “¡Gracias, gracias por la vida!"
no permito que pase a los dormitorios. Filka, muy serio, lo miró con sus grandes ojos y
Klúshnev se cuadró, el fusil pegado a la pierna, y comentó:
dijo: - Eso está muy bien: Alexéi merece que se le den
- ¡A la orden! las gracias. Lo que yo no entiendo es qué necesidad
Zirianski, airado, giró en redondo y desapareció hay de llorar. Si dijo "gracias", ¿qué falta hacían las
en el comedor. Begunok corrió al gabinete de lágrimas? Seguro que Alexéi la riñó por algo.
Zajárov. - No, no le dijo nada. Estaba... ¿sabéis?... muy
- ¡Qué monstruo! -exclamó Oxana-. ¿Cómo bondadoso; no se enfadó lo más mínimo.
vamos a arreglarnos ahora? Vasia, ¿no la dejas Por la tarde hubo reunión del Consejo de jefes.
pasar? Asistió Piotr Vorobiov; acudieron muchos chicos de
Vasia sonrió tristemente: la cuarta brigada y, ¡cosa rara!, se presentó también
- ¿Qué dices? La orden del jefe de guardia es Vorgunov, que ocupó un asiento en el diván, al lado
obligatoria, igual para mí que para vosotras. de los colonos, y prestó gran atención. Torski dio la
Pero en aquel mismo instante salió al pasillo palabra a Wanda. Ella miró muy emocionada a todos
Zajárov, y las muchachas lo acosaron: y dijo con voz velada por las lágrimas:
- ¡Alexéi Stepánovich! ¡Ha venido Wanda, y - ¡Queridos colonos! No he vivido con vosotros
Zirianski no le permite pasar a los dormitorios! más que un año; sin embargo, os aseguro que ha sido
La alegría del director al ver a Wanda no fue mi único año de vida. Siempre os recordaré, y hasta
menor que la de las chicas. La besó y le acarició la que me muera estaré dándoos las gracias a vosotros y
cabeza, al tiempo que decía: al Poder soviético. Perdonadme que me enamorase
- ¡Cómo es posible! ¡Tratar así a una visitante tan de Piotr y no os dijese nada, pero es que me daba
querida! ¡Aliosha! miedo y vergüenza. Perdonadme y perdonad también
Zirianski se plantó a la puerta del comedor. a Piotr, que es como otro colono cualquiera.
- ¡Aliosha! ¿No te da vergüenza? Licenciadme honrosamente, como a una colona, y
- Es costumbre vieja en la colonia no admitir a los permitidme que trabaje en la nueva fábrica de tornera
fugitivos. o de lo que sea.
- ¡Déjate de fugitivos! Que pase. Piotr Vorobiov habló también; cierto que con
Zirianski arrugó el ceño y adoptó un aire oficial. timidez, muy azorado, mirando sin cesar a Zirianski:
- ¡A la orden, camarada director! Camarada - Yo... no soy orador. Pero no hay que fijarse en
Klúshnev, por disposición del director, se le permite las palabras, sino en los hombres. No vayáis a
el paso. creeros, lo comprendo todo y no me enfado.
Zajárov se echó a reír, meneó la cabeza, pasó el Naturalmente, está bien que tengáis aquí esa
brazo por los hombros de Wanda, hizo chancero un severidad; Yo lo comprendo. Por eso Wanda... es tan
gesto galante, mostrando a las muchachas el camino, buena...
y se dirigieron todos al despacho. Allí estuvieron - ¿Te gusta? -preguntó Zirianski.
largo rato, y Volodia Begunok refirió posteriormente - ¡Claro que sí! Quiero a Wanda. Lo digo sin
en la cuarta brigada: rodeos. Y no os preocupéis, la querré toda la vida...
- No había más que muchachas, ¿comprendéis?, y - ¡Qué bien! -deslizó Oxana al oído a Lida
todas dale que te dale. Alexéi Stepánovich no regañó Tálikova, que asintió, conmovida, con la cabeza.
a Wanda; no hizo más que preguntarle por su Zirianski, no obstante, pidió la palabra:
vivienda, por la vieja y por Piotr. Wanda a todo - Wanda y Piotr obraron mal. Quizá sea verdad
contestaba lo mismo: “¡Ah, Piotr es magnífico, y la eso de que es para toda la vida, pero, ¿quién nos lo
vieja es magnífica y la vivienda magnífica también!” garantiza? Otros quizás quieran por poco tiempo,
Luego fijaos: se acercó así... a Alexéi Stepánovich y ¿qué sabemos nosotros? Por eso no se debe permitir.
lo abrazó. Se le quedó colgada del cuello, y venga a ¿Qué será de la disciplina si damos rienda suelta a
llorar. ¡Qué divertido! Todo tan magnífico y todos los enamorados? Debían haberlo dicho al
requetemagnífico, y lloraba a moco tendido. Las Consejo de jefes, y nosotros lo hubiéramos tratado:
demás muchachas también se secaban las lágrimas. habríamos elegido una comisión para que todo lo
Fue divertidísimo... viese y estudiase. Pero ellos se montaron en el
- ¿Y después? camión y se largaron. Tal como hacían los antiguos.
- Pues... Alexéi Stepánovich dijo: ¡Volodia, vete Propongo que por haberse casado sin...
de aquí! ¡Qué poca vergüenza tienes! Y me fui. Vorgunov lo atajó, pronunciando sus primeras
- ¿Por qué te echó? palabras dirigidas a los colonos:
- Yo... Palabra, que no hacía más que mirar... - Sin la bendición de sus padres.
- ¿Y por qué lloraba ella? No sólo Zirianski, sino todos los colonos
164 A. S. Makarenko

quedaron desconcertados por aquel repentino ataque. Filka, cuyos ojos despedían un brillo sospechoso, por
Todos volvieron la cabeza hacia el corpulento lo que el diablejo que Volodia llevaba dentro se
ingeniero, que sentado entre ellos, miraba fijamente a regocijó sobremanera. Sin embargo, Filka entornó los
Zirianski y parecía descontento. párpados y pronunció en tono grave, con voz de lo
- Quiero decir sin la bendición del... del Consejo más habitual y sin el mínimo tinte de emoción:
de jefes. Es igual. Actos como éste acarreaban antes - Nosotros... ya se sabe... Seguiremos siendo
la maldición de los padres. buenos camaradas. Por eso no te preocupes, Wanda.
Zirianski se alegró al oír la voz humana de Sólo que las lágrimas... ¿a qué llorar aquí?
Vorgunov: Wanda se enjugó los ojos, sonrió y, lanzándose
- No digo que haya que echarles la maldición; sin sobre Vania Gálchenko, lo cubrió de besos en
embargo, arrestar a Wanda y a Piotr... por unas diez presencia de todos. Vania la miró asustado, y cuando
horas no estaría mal. volvió en sí le dijo:
Filka gritó desde un rincón: - ¡Por qué me besas a mí solo? Ya que te
- ¡Muy bien! despides, despídete de todos...
Vorgunov localizó a Filka con la vista e inclinó en La cuarta brigada en pleno se abalanzó a besarla
dirección a él su voluminosa humanidad. entre gran algarabía. Los peques le apretujaban las
- ¿Dices que muy bien? ¿Por qué lo sabes? manos y le rogaban:
- Porque se ve a las claras. - Ven a vernos... ven a visitar... la cuarta brigada.
- Pues yo no lo veo. Wanda dejó de derramar lágrimas, se echó a reír y
- Eso no quiere decir nada -repuso Filka con el prometió que los visitaría. Quizá llorase después en
tono de voz más denso que pudo-. Usted lleva poco alguna otra parte, pero la cuarta brigada no lo vio. En
tiempo en la colonia. la brigada misma, todos la despidieron con alborozo,
Aquí comprobaron los colonos que Vorgunov y a ningún colono le pasó por la imaginación llorar.
sabía reír con toda el alma. Se le reían el vientre y los
hombros; abría mucho la boca y reía con voz de bajo. 17. Banderas en las torres.
Sosegado ya, preguntó a Filka, recobrando el tono Los pabellones de la fábrica estaban ya
grave de antes: terminados y, como siempre ocurre, se acumuló tal
- ¿Crees que me convertiré en una fiera cantidad de trabajo, que parecía imposible que alguna
sanguinaria como Zirianski? vez se acabase. En algunos lugares había máquinas
- ¡Y tanto! Si vive usted algún tiempo aquí... colocadas en sus cimientos; otras seguían llegando
Aunque quizás se escape usted antes. sin interrupción y no había dónde colocarlas, bien
Vorgunov volvió a reírse a carcajadas. Filka le porque los cimientos no estaban listos, bien porque el
gustaba. Los colonos se sentían alegres por otro piso seguía sin allanar. Por más que trataron de
motivo: era sencillamente agradable ver que, al fin, evitarlo, el patio de la colonia se convirtió en un
aquel ingeniero jefe tan huraño, comenzaba a hablar verdadero caos. Los nuevos edificios estaban
y hasta se reía. rodeados de andamios; se veían por todas partes
La reunión terminó alegremente. Es verdad que cobertizos, barracas, desechos de madera, escombros,
Zirianski no retiró su propuesta, pero en favor de la pedazos de ladrillo, hoyos de cal, parihuelas rotas,
misma se alzaron únicamente dos manos, y una de trozos de contrachapado, jirones de esteras, todo ello
ellas, la de Filka, no era valedera, ya que su dueño cubierto del omnipresente polvo de las obras, del que
carecía de voto por no ser jefe de brigada. Se acordó no había forma de escapar ni siquiera en el interior
licenciar a Wanda con todos los honores: darle una del edificio central.
dote, elegir una comisión, facilitarle trabajo de Junto a la nueva fábrica, "que surgía del caos" de
tornera y el próximo día festivo ir el Consejo en las obras, moría la vieja, empresa de Salomón
pleno a casa de Vorobiov para averiguar cómo vivía Davídovich, en torno a la cual se extendía un caos
y si había que ayudar en algo. Wanda abandonó el parecido, con la diferencia de que éste era el caos de
local tan dichosa, rodeada estrechamente de sus la consunción.
amigas, que hasta se olvidó de Piotr. A fines de agosto, las filas de los colonos
Por la tarde, Wanda pasó a despedirse de la cuarta alcanzaron la línea del primero de noviembre, por
brigada. Zirianski la recibió amablemente, le ofreció término medio. Las chicas -flanco derecho-
una silla y le preguntó: "presionaban al enemigo, que huía lleno de pánico"
- ¿No estás enfadada conmigo? en las líneas de la última decena de diciembre. Sin
- ¡Oh, queridos muchachos! Me cuesta tanto embargo, la empresa de Salomón Davídovich estaba
trabajo separarme de vosotros, que no puedo dando las boqueadas. Una tras otra iban quedando
enfadarme. Sed felices y no me olvidéis. Y gracias fuera de combate las "cabras"; en la sección de
por haber sido tan buenos camaradas. Gracias. máquinas de la carpintería, el cuadro no era mejor; el
Volodia Begunok escuchó atento y seriamente a "estadio", abarrotado de desechos, de piezas
Wanda, pero ello no fue óbice para que observara a defectuosas y de multitud de desperdicios, presentaba
Banderas en las torres 165

un espectáculo tan deplorable, que Zajárov prohibió asombrados, el toque a reunión del Consejo en plena
terminantemente volver a trabajar en él apenas jornada de trabajo. A nadie se le ocurrió pensar que
comenzaran los fríos. Sin que se lograra averiguar las aquella breve señal, compuesta de tres sonidos, era el
causas, en el "estadio" estallaron dos incendios, que, último golpe a la vieja empresa de Salomón
aunque extinguidos con rapidez, dejaron unos Davídovich.
manchones calcinados que le daban un aspecto La asamblea no duró mucho. Kréitser propuso
mucho más lastimoso. Salomón Davidovich decía a concentrar todas las brigadas en las obras, a fin de
los colonos: poner en marcha cuanto antes la fábrica. Estalló una
- Todo puede soportarse: las deficiencias en el ovación. Vorgunov escuchó la propuesta y la ovación
trabajo y hasta la nueva fábrica; lo que no puede con desconfianza. Mirando a los colonos, se limitó a
soportarse son los incendios. ¿Acaso mi corazón preguntar:
puede resistir una carga tan grande? ¿A santo de qué? - ¿Y serán ellos los que desmonten los andamios?
Los colonos procuraban consolarlo. Los jefes de brigada respondieron con miradas
- Es igual. De todas maneras, arderá. Sépalo perplejas, pues no comprendían la pregunta, y
usted, Salomón Davídovich, de todas maneras, Vorgunov los miraba a ellos sin comprender su
arderá. perplejidad. Salomón Davídovich emitió un bufido
- ¿De dónde habéis sacado vosotros que arderá? de desaprobación:
- Lo dicen todos los colonos. - ¡Fu! ¡Vaya! ¡Desmontar los andamios! Si les
- Muy bonito: ¡lo dicen todos los colonos! ¿No propone usted que desmonten al mismísimo diablo,
podrían decir alguna otra cosa? lo desmontarán, ¿se entera? Y todo lo colocarán en
- ¿Del estadio? ¿Qué se puede decir de él? Ese es orden: las patas aparte, las pezuñas aparte y los
el viejo mundo, Salomón Davídovich. De todos cuernos y el rabo también aparte, de modo que podrá
modos, habrá que prenderle fuego. usted inventariarlos sin dificultad.
Salomón Davídovich se ofendía e inquietaba a la Vorgunov se volvió hacia él y dijo, sarcástico:
vez. Últimamente había tomado la costumbre de - Hasta ahora nunca he tenido que desmontar al
acudir por las tardes al despacho del director y echar demonio, pero creo que sería más fácil que los
un sueño en el diván. Zajárov le preguntaba: andamios.
- ¿Por qué no se acuesta usted, Salomón - Se equivoca. ¿Piensa que se iba a estar tan
Davídovich? quietecito, viendo cómo lo desmontaban? ¡Mordería!
- Hay un asunto nuevo, el diablo se lo lleve. Aquella peregrina discusión fue zanjada por el
- ¿Qué asunto? director:
- Un asunto muy ridículo, por cierto: espero un - Lo mismo Salomón Davídovich que Piotr
incendio. Petróvich andan un poco atrasados: Dios y el diablo
- ¿En el estadio? llevan ya tiempo desmontados y expuestos en los
- ¿Dónde, si no? museos. Ahora bien, los andamios los
- ¿Y por qué cree usted que el incendio ha de desmontaremos, Piotr Petróvich.
estallar cuando usted no duerma? Bien pudiera Vorgunov hizo con todo el cuerpo un movimiento
empezar a arder de madrugada. que quería decir: ya veremos cómo los colonos
- De madrugada sería ya muy distinto. Nadie desmontan los andamios.
podría decir: "El estadio se ha quemado, y Salomón Al día siguiente, la concurrencia ante el diagrama
Davídovich se acostó con las gallinas". Si me acuesto del Estado Mayor de la emulación fue extraordinaria:
a las doce, será decoroso, ¿verdad? el parte de guerra decía:
- Creo que sí.
- Bueno, pues me quedaré aquí hasta las doce. "Situación del frente el 29 de agosto
A finales de agosto, llegó una vez Kréitser, Nuestro flanco derecho, poseedor de la
recorrió los dominios de Salomón Davidovich y bandera roja, asestó ayer el último golpe al
luego se presentó a Zajárov, diciéndole: enemigo: el plan anual de la sección de costura
- Mande a su Volodia que toque a reunión de jefes fue cumplido plenamente. Después de un breve
de brigada. asalto, las muchachas tomaron las primeras torres
- Tenga en cuenta que la jornada de trabajo no ha de la ciudad. La bandera roja de la URSS ondea
terminado. en las torres.
- No importa. Propongo que se pare El enemigo, perdida toda esperanza de vencer,
inmediatamente. ¿Cree usted que se puede seguir ha iniciado la evacuación de la ciudad. Esperamos
trabajando en la sección de mecánica y en el estadio? que mañana, pese a ser día de descanso, nuestras
- Desde luego que no. unidades del flanco izquierdo y del centro
- Pues mande reunir el Consejo de jefes. también entrarán en la ciudad".
- Ahora mismo.
Los jefes de brigada y todos los colonos oyeron, Efectivamente, en la torre derecha del diagrama
166 A. S. Makarenko

tremolaba una bandera roja. El notable trabajadores. Ni un colono se ha emboscado en el


acontecimiento había sido esperado tanto tiempo, que convoy, como dijo el camarada Kírov. Pero hasta el
nadie daba crédito a sus ojos. La cuarta brigada se día de hoy sigue viviendo entre nosotros una víbora
pasó el día yendo y viniendo para deleitarse en la que aún no hemos conseguido aplastar. Ayer mismo
contemplación del diagrama. En efecto, en las torres desaparecieron instrumentos en la fábrica. ¿Habéis
se destacaba un banderín estrecho y rojo con la visto cómo huyen de la ciudad los tenebrosos
inscripción: URSS. Veíase también a los enemigos enemigos que ha dibujado el Estado Mayor de la
huyendo de la ciudad: no eran azules, ni muchos emulación? Pues uno de ésos vive entre nosotros.
menos, sino negruzcos, chiquirrititos, bastante Camaradas colonos, las muchachas os ruegan que no
repulsivos. Piotr Vasílievich Málenki los había descansemos ni nos demos por satisfechos hasta que
dibujado con tinta china, y, por lo visto, aquello lo descubramos y lo... lo detengamos. También os
debió de llevarle mucho tiempo, pues el número de piden las muchachas que el día en que lo
enemigos era crecidísimo. descubramos se organice una fiesta más solemne que
A la hora de la cena se leyó una breve orden: nunca.
Así habló Oxana. Oyéndola, se olvidó cada cual
"La quinta y la undécima brigadas deben de la máquina en que trabajaba y de si pertenecía al
presentarse formadas a la asamblea. La orquesta y flanco derecho, al izquierdo o al centro. Todos se
la brigada de abanderados se pondrán a las acordaron del telón del teatro, del reloj de plata de
órdenes del jefe de guardia". Zajárov, de los abrigos y de los numerosos
instrumentos y objetos que habían desaparecido en la
Por la noche, en la asamblea general, tuvo lugar la colonia. Se acordaron también de Volenko. Y
ceremonia. Llegaron las muchachas en traje de gala, coincidieron con Oxana en que cuando descubriesen
siendo recibidas por el toque de saludo a la bandera. a la víbora, habría que organizar en la colonia una
Después se las felicitó y cubrió de alabanzas. Cierto fiesta nunca vista. Cuando Oxana hubo terminado,
que ellas no bregaban con las "cabras" ni con la nadie creyó necesario contestar: las cosas estaban
madera, que tanto hacían sufrir a los chicos, pero no claras y todos pensaban lo mismo. Quien pidió la
podía negarse que habían trabajado de firme. Por eso palabra para responder fue... Vorgunov. ¿Dónde se
ninguno de los muchachos les tenía envidia. Al había visto que Vorgunov hablase en las asambleas
contrario, todos se alegraban, mirándolas con ojos generales? ¿Qué le habría sucedido?
resplandecientes. El ingeniero jefe se levantó, jadeante. No quería
Para contestar a la felicitación, tomó la palabra hablar desde su asiento, sino desde la tarima, para
Oxana Litóvchenko. Igor la escuchaba con orgullo: mayor solemnidad. Los colonos aguardaban con gran
¡él solo amaba a Oxana, él solo comprendía cuán interés. Vorgunov, colocándose frente a la brigada de
encantadora era! Nadie podría hablar tan bien como abanderados, levantó el dedo:
ella. - Oxana Litóvchenko se llama la muchacha que
- Lo que voy a deciros es lo siguiente, queridos acaba de hablar, la jefa de la quinta brigada. Yo, un
camaradas: ¿quién podía pensar en cualquier otro ingeniero viejo, me inclino ante ella y le digo: ¡muy
tiempo que llegarían unas chicas a una habitación tan bien, Oxana! Ha hablado de lo principal: negras
bonita como ésta y que cuarenta muchachos iban a víboras nos enredan las manos a cada momento y nos
tocar en su honor trompetas de plata? Estos impiden trabajar. Os haré una confesión. Cuando me
muchachos que han tocado, y los que están bajo la mandaron para acá, venía pensando: "Juegos de
bandera, oyeron con nosotras, con Salomón chiquillos. ¡Qué fábrica puede haber allí!" No me
Davídovich, con Piotr Petróvich, el nuevo ingeniero gusta la adulación. No os he adulado hasta hoy ni os
jefe, y, sobre todo, con Alexéi Stepánovich y con adularé. Sin embargo, ahora, después de conoceros,
otras personas que no se hallan presentes aquí, declaro francamente que mi camino coincide con el
porque están en el trabajo –nuestros profesores, los vuestro. Pongamos en orden cuanto antes la nueva
contramaestres y los obreros-, lo que nos dijo el fábrica, ¡y a trabajar lo más pronto posible! A los
Partido Bolchevique, lo que nos dijo Lenin. Lo enemigo los escaldaremos con agua hirviendo. Juntos
oyeron y trabajaron como héroes, no como los escaldaremos, ¿qué os parece?
asalariados. Hicieron muchos cientos de miles de Los colonos aplaudieron alborozados al viejo
mesas, de butacas, de aceiteras, de mesas de dibujo, ingeniero: un nuevo luchador se incorporaba al frente
de calzones y de camisas para uso de nuestros de combate. Vorgunov continuó:
compatriotas. Y ahora hemos conquistado para - Ahora bien, en el trabajo soy severo. Yo no diría
nosotros y para nuestro país una fábrica nueva. que terriblemente severo, aunque lo soy... tanto como
Haremos aparatos destinados al Ejército Rojo, pues Alexéi Stepánovich, por lo menos.
no sólo con balas se bate al enemigo. Y no sólo para - ¡Eso nos gusta! -gritaron los colonos.
el Ejército Rojo, sino para los que construyen - ¿Os gusta? Entonces, trato hecho. Tendréis que
puentes, casas y carreteras, para todos los obedecerme.
Banderas en las torres 167

- ¿Y usted a nosotros? muchachos y muchachas sabían menos y tenían


- ¿Yo obedeceros a vosotros? En fin, tal vez haya menos fuerza física; pero eran algo así como la
que hacerlo alguna vez. sangre en el cuerpo. Igual que ella, penetraban,
Vorgunov se echó a reír, y los colonos se rieron impetuosos, en todas partes, saturando los tajos con
también: reían la orquesta, la brigada de abanderados su interés, sus palabras, sus risas, sus exigencias y su
y las cuatro filas de las chicas en formación. seguridad. Aquí y allá aparecían sus ágiles figuras,
Al día siguiente, el parte de guerra anunció: tiraban de algo, jadeaban, gritaban y, de pronto,
como bandada de gorriones, levantaban el vuelo para
"El enemigo ha abandonado los muros de la ir a una nueva línea donde se requería su ayuda.
nueva ciudad. Nuestras unidades han penetrado en Dentro de un pabellón, las muchachas cumplían la
ella por todo el frente. Las banderas rojas difícil tarea de allanar los desniveles del piso. Había
tremolan en todas las torres. Las últimas fuerzas que traer miles de parihuelas de tierra, sin lo cual
adversarias se hán dispersado por la zona de las sería imposible entarimar el suelo ni colocar los
obras, refugiándose entre los barriles, cajones, cimientos de las máquinas.
andamios y montones de basura. Parte de ellas se En alguna reunión secreta, las muchachas
ha hecho fuerte en el viejo estadio. Por acuerdo acordaron trabajar corriendo. El procedimiento causó
del Consejo de jefes, deberá desalojárselas de su estupefacción general el primer día, pero los chicos
último escondrijo durante el mes de septiembre, a afirmaban:
fin de que para la festividad del 7 de Noviembre - ¡Ya se les acabará el gas! ¡Cómo van a resistir
no quede en la colonia un solo enemigo" eso! Sin embargo, el trabajo a la carrera prosiguió al
día siguiente, y al tercero, después de lo cual quedó
18. Lo que es el entusiasmo. claro que, lejos de cansarse, las chicas se iban
Vorgunov había calculado que bastaría un mes acostumbrando a tal sistema. Los comentarios de los
para acondicionar el territorio de las obras, así como muchachos tomaron otro giro:
los viejos y nuevos edificios. Probablemente, había - Fíjate: ¡lo mismo corren con las parihuelas
considerado, con razón, que algo representaban las vacías que llenas!
energías de las once brigadas. Sin embargo, la Aquel ritmo infantil comenzó a inquietar a
asamblea general resolvió el 31 de agosto: Vorgunov, que entraba cada vez con más frecuencia
para ver lo que se hacía en el edificio. Por su lado
"1. En las actuales circunstancias, es imposible corrían riendo parejas de muchachas:
estudiar en la escuela. El comienzo de los estudios - Buenos días, Piotr Petróvich. ¿Qué tal los
se aplaza hasta el 15 de septiembre, anulándose chicos? ¿No andan haciendo el vago?
las vacaciones de invierno. Con los colonos trabajaban los profesores e
2. Se trabajará sin horario fijo, todo cuanto se instructores. La encargada de la sección de costura,
pueda. mujer de edad, corría tras las muchachas y
3. A cada brigada se le encomendará un sector protestaba, aunque para sus adentros se sentía
determinado. satisfecha:
4. Los trabajos deberán terminarse para el 15 - Estas malditas niñas le quitan a una el aliento.
de septiembre" ¡Claro, qué les importa a ellas, siendo tan ligeritas!
¡Cualquiera las alcanza! Aunque es cierto que no
El 1 de septiembre, todas las brigadas acudieron a corren tanto cuando les toca conmigo...
trabajar en un mismo turno, después del desayuno. Un viejo albañil que estaba sentado en el suelo,
Vorgunov no esperaba aquello. Esperaba que los cerca de unos cimientos a punto de terminar, se reía,
doscientos colonos, trabajando cuatro horas, mostrando sus desdentadas encías.
cumplirían cien jornadas normales diarias, de las que - En mi vida he visto cosa igual -decía-. ¡Qué
descontaba un 35 por ciento que se perdería "por gente más tesonera! ¡Y siempre están riéndose y
cosas de chiquillos". No obstante, al finalizar el corriendo de aquí para allá! Viéndolos le entra a uno
primer día, pudo comprobar que contaba con envidia... ¡Quién tuviera menos años! ¡Menudas
doscientas jornadas completas, de ocho horas. En carreras iba a echar! Adelantaría incluso a ésa. ¡Ahí
cuanto a las "cosas de chiquillos", era difícil discernir va!
lo que allí pasaba. En algunos sectores, el trabajo Levantándose de pronto, el viejo se lanzó en
revestía, sin duda alguna, un carácter infantil. seguimiento de Lena Ivanova y de Luba Rotshtéin.
Las obras adquirieron súbitamente un nuevo La cuarta brigada tenía una misión especial: picar
aspectos doscientos constructores, carpinteros, casquijo para el hormigón. Los restos de ladrillos,
pintores, estuquistas y peones que trabajaban antes, diseminados por todo el solar, desaparecían bajo el
seguían allí; el organismo de las obras continuaba martillo de los peques como el fuego bajo el chorro
inalterado. Los colonos no introdujeron, al parecer, de agua de una manga. Apenas acababa uno de ver a
ninguna modificación substancial. Aquellos los chicos en un sitio, cuando ya estaban en otro, en
168 A. S. Makarenko

cuclillas, dando martillazos y discutiendo, por no - ¿Qué haces, qué haces, calamidad?
perder la costumbre: - ¿Qué pasa? -preguntó sorprendido Jean Grif,
- Se llama cepilladora si anda la mesa, y si la que mirando hacia abajo. La brigada completa miró desde
anda es la cuchilla, se llama shaping. ¡Oh, hay allí arriba, deseosa de comprender lo que quería el
una shaping pequeñita tipo Keyston! ingeniero.
- La shaping es también cepilladora. Vorgunov, sin embargo, se había olvidado ya del
- No. Cepilladora es cuando anda la mesa. demoledor martillo de Jean Grif. Su atención la
- ¡La mesa! ¿Qué mesa? absorbía el pequeño Sinitsin, que iba gateando por el
- ¡Así se dice, la mesa! tronco vertical con una cuerda en la boca. Vorgunov
- ¡Después dirás que anda también la silla! ¡Y la levantó ambos brazos y gritó cuanto se lo permitía su
cama! voz sorda y carraspeante:
- ¡Siempre metidos en discusiones! -dijo Bratsán, - ¿Pero qué estás haciendo? ¿Quién diablos te
contemplando el material picado-. ¡Llevad el manda subir?
casquijo! Sinitsin miró también a Vorgunov desde arriba y
- ¿Y con qué lo vamos a llevar, con las manos? le preguntó, a su vez:
- ¿Dónde están las parihuelas? - ¿Qué pasa?
- Se las han llevado las chicas, porque no tienen - ¡Bájate de ahí en seguida! ¡Te digo que te bajes,
bastantes. cacho de animal!
- Pues llégate corriendo y pídeselas. Pojozhái, el jefe de la novena brigada, se hallaba
- ¡Como que te las van a dar! Discute uno con también en lo alto y berreó desde allí:
ellas y va a parar al parte. ¡Y ellas, ya se sabe, - Que suba, porque, si no, vamos a estar aquí
tendrán razón! Ayer mintieron: ¡sin haberles dicho hasta la noche. Atará la cuerda y asunto terminado.
nada, me acusaron de grosero!... - ¡El tronco no está sujeto! ¡No está sujeto!
Los muchachos de Bratsán ocupaban uno de los - No hay miedo de que se caiga -objetó Pojozhái-.
puestos de honor: ¡las aceras asfaltadas! Cosa de tres Doce hemos estado empujando sin poder moverlo.
veces al día llegaba a la colonia un camión con un No tenía sentido seguir discutiendo. Sinitsin se
caldero en que hervía el alquitrán. Un ancho camino había encaramado ya a la cima del tronco y ataba la
de cientos de metros se extendía por todo el recinto cuerda. Vorgunov le observaba sin parpadear.
de la colonia. Algunos tramos estaban ya listos; en - ¡Vamos, vamos! -le suplicó Dem acercándose-.
otros lugares habían empotrado en el suelo cajones Dígales usted algo. ¡Se me han puesto los pelos de
de madera, y la brigada de Bratsán los llenaba de punta! ¡Qué bárbaros! ¡Qué bárbaros!
casquijo y hormigonaba. A Dem le temblaban los labios, y su opulento
En el pabellón principal de la fábrica, la brigada bigote tenía un movimiento cómico. Vorgunov miró
de Pojozhái desmontaba los andamios. Era una faena en la dirección que señalaba la mano de Dem y vio
tan agradable, que faltó poco para que no se pelearan un cuadro realmente impresionante: quince
por ella en el Consejo, y hubo que echar suertes. muchachos, de pie sobre el tejado de un cobertizo de
Cuando la fortuna sonrió a la novena brigada, madera, canturreaban:
Pojozhái, seguido de los suyos, abandonó la - ¡De aquí para allá, de aquí para acá!
asamblea y corrió al pabellón principal. Esta brigada Se balanceaban rítmicamente, y al compás de
era la que más preocupaba a Vorgunov. ellos se movía el tinglado entero sobre sus endebles
Contemplándola desde abajo, lo invadía una infinita soportes. Arreció el balanceo, le crujieron los huesos
zozobra. Se estaba desmontando el andamio en un al cobertizo y comenzaron a asomarle por los
chaflán del edificio, donde los tablados eran muy costados vigas y cuñas. Vorgunov corrió hacia allá y
complejos. Un tronco de veinte metros se había dio unos gritos a los colonos. Era tarde: la barraca se
atascado en el laberinto de tablas y pendía de ellas en derrumbó, despidiendo nubes de polvo; resonó un
posición casi vertical. Los colonos, abrazados a él, horrible estrépito y en aquella polvareda y aquel
trataban de sacarlo. De pie en la tabla más alta, Jean fragor se perdieron los quince colonos, como si se los
Grif blandía un macho de forja. Precisamente este hubiese tragado la tierra.
artefacto era el que miraba Vorgunov, pues jamás Sus voces enmudecieron por un instante, seguido
había oído decir que un andamio se desmontara con de risas y de chillidos, de una algarabía
tal herramienta. Jean Grif, produciendo un estrépito ensordecedora. El cobertizo había dejado de existir.
ensordecedor, descargaba mazazos sobre el tablado Yacía en su lugar un montón de maderos del que iban
vecino, del que se desprendían las tablas no sin emergiendo los muchachos uno tras otro. Dem se
estremecer la estrecha base en que el muchacho se echó las manos a la cabeza y escapó corriendo.
encontraba. Los compañeros de abajo escondían la Vorgunov se detuvo y, sacando el pañuelo, se secó la
cabeza, temerosos de que la lluvia de maderos calva. Los chicos salieron todos de entre las ruinas y
pudiera caerles encima. Vorgunov gritó, tuteando a se pusieron a examinar otro cobertizo. El pequeño y
Grif: orejudo Korotak emitió un grito, corrió en dirección
Banderas en las torres 169

a él y se encaramó, triunfador, al tejado. Vorgunov cuando podíamos haberlos derribado en quince


dejó de gritar. Su voz de bajo tenía un timbre minutos aplicando nuestro sistema de
sosegado e imperativo: racionalización.
- ¡Eh, los de los cobertizos! ¡De qué brigada sois? En un extremo de la explanada de las obras, la
- De la décima -respondieron varias voces. octava brigada talaba unos árboles para ensanchar los
- ¿Dónde está el jefe? macizos de flores ante los nuevos edificios. También
- Aquí, camarada Vorgunov. cundía la racionalización: Igor y Sancho estaban
Ante él compareció Ilyá Rúdnev, mirándole con aserrando el grueso tronco de un roble que habían
ojos de inocencia en espera de sus órdenes. El abatido, y sobre el tronco estaba sentado
ingeniero pronunció en el mismo tono profundo y plácidamente Danilo Gorovói. Acercóse Zajárov, y
tranquilo: Danilo, enrojeciendo, se quejó:
- ¡El diablo les lleve! ¿Qué es lo que están - Alexéi Stepánovich, el nuevo jefe de brigada no
haciendo? me permite trabajar.
- ¿Cómo? Igor soltó la sierra y explicó al director:
- ¿Usted es el jefe de la décima brigada? ¿Cómo - Una medida absolutamente imprescindible,
se llama usted? Alexéi Stepánovich. En la actual situación, a Danilo
- Rúdnev. no se le puede considerar fuerza motriz. De ningún
- En mi calidad de subdirector de la colonia, tengo modo. Por su solidez y tranquilidad, hay que
derecho a arrestarlo a usted, si no me equivoco. considerarlo una prensa. Otro colono no sería capaz
Los ojos de Rúdnev miraron entre asombrados y de permanecer ahí sentado hasta que terminásemos
recelosos: de aserrar; Danilo, en cambio, es capaz.
- ¿Arrestarme? ¿Por qué? - ¡Ajá! -asintió Zajárov-. Cierto. ¿Y cómo
- ¿Quién le ha enseñado ese procedimiento de aprovecháis sus demás cualidades?
derribar cobertizos? - Otra cualidad es el peso. ¿Ve usted? Está
- ¿Es malo, acaso? Ya es el tercero que sentado en un extremo. ¡A ver, Danilo, una sonrisa!
derribamos. No quedan más que dos. Así nos resulta más fácil aserrar, porque el dichoso
- Lo prohíbo terminantemente, ¿me entiende roble es tan condenado, que la sierra se atasca como
usted? ¡Lo prohíbo! no trabajemos así.
Rúdnev miró suplicante al ingeniero. - ¿No sería mejor emplear al camarada Gorovói
- ¡Camarada Vorgunov! ¡Déjenos usted que como fuerza suplementaria, de modo que descanse
derribemos los dos que faltan! Da igual. uno y trabajéis dos?
- No lo permito. - No conviene en absoluto. Hemos probado, y el
- Es cosa de nada..., dos cobertizos. coeficiente de rendimiento disminuye en
- ¿Todavía discute usted? Váyase arrestado por proporciones catastróficas.
una hora. ¡Inmediatamente! Danilo Gorovói estuvo escuchando unos instantes
- ¡A la orden! -Rúdnev hizo el saludo y, y quiso levantarse. Cherniavin dijo, al notar su
volviéndose hacia los suyos, gritó: intento:
- ¡Perlov, hazte cargo de la brigada! ¡Yo causo - ¡Ay, Alexéi Stepánovich! Ha venido usted a
baja! Perlov, rechoncho y fornido, hizo el saludo: relajar nuestra laboriosa familia.
- ¡A la orden! Zajárov se echó a reír y reanudó su camino. A
Y acto continuo ordenó a sus huestes: cierta distancia ya, se detuvo y vio a Danilo sentado
- ¡Ea, basta de papar moscas! ¡Al asalto! en el tronco. Igor y Sancho seguían aserrando.
La décima brigada subió al tejado, y Vorgunov Las brigadas eran once, y a cada una se la había
claudicó: descansando la mano en el hombro de responsabilizado de un trabajo concreto. Vorgunov
Rúdnev, dijo en tono lastimero: debía repartir su atención entre todas ellas, inquieto
- Rúdnev, querido, ¡corte usted eso! ¡Así no se por el ritmo, demasiado "infantil", que veía en todas
puede! partes. Al terminar la jornada, harto de gritar y
- ¿Cómo debe hacerse, pues? agobiado por tantas emociones, el ingeniero jefe fue
- ¡Rúdnev, córtelo en seguida! ¡Fíjese cómo se al despacho de Zajárov y dijo:
tambalean, fíjese! - ¡Esto no hay quien lo aguante!... ¿Sabe?, me
- No haga usted caso. asombra que pueda usted trabajar con esta gente.
Vorgunov terminó por enfurecerse. A fuerza de Pero, al atardecer, Vorgunov se sintió triste.
gritos, maldiciones y órdenes se salió con la suya: la Deambuló, cabizbajo, por las obras y luego, incapaz
gente descendió del cobertizo. Más tarde, Rúdnev de resistir el hastío, se dirigió a los dormitorios.
declaraba ante el Consejo de jefes en son de Entró en el de la novena brigada, tomó asiento en una
autocrítica: silla y preguntó:
- Está claro que hicimos un gasto improductivo de - Camarada Pojozhái, ¿sacaron ustedes aquel
energías: dos días para desmontar dos cobertizos tronco?
170 A. S. Makarenko

- ¿Cuál? querer eso. El combatiente es necesario y no tiene ese


- Aquel largo... que estaba allí plantado. derecho. ¡Vaya, veo que callan ustedes! Bueno, hasta
- ¿El de la esquina, el de la fundición, o el de otra. Mañana no permitiré que se estropeen las
detrás? fórmulas.
Vorgunov se enjugó en silencio la calva y se Vorgunov se levantó y abandonó el dormitorio.
tranquilizó. La novena brigada lo siguió con la vista, y Pojozhái
- ¡Ah!... ¿De modo que han sacado tres? dijo:
¡Bueno!... ¡Qué se le va a hacer! Viven bien aquí. - ¡Fíjate! ¡Está en contra del entusiasmo!
Está todo muy limpio y de seguro que no falta - ¡Qué va a estar en contra!
alegría. - ¿Cómo que no?
Luego se entabló una discusión sobre el - Está en contra.
entusiasmo. Pojozhái dijo: - No, no está en contra.
- Cuando empiece a funcionar la nueva fábrica sí El problema salió de la novena brigada para
que trabajaremos con entusiasmo, Piotr Petróvich. extenderse por la colonia entera. En el trabajo y fuera
- ¿Qué quiere decir eso de... con entusiasmo? de él, los colonos procuraban darle la solución más
- ¡Como verdaderos komsomoles! justa posible.
- ¡Ah! Mientras se desarrollaban estas indagaciones
- ¿Usted no cree en el entusiasmo? teóricas sobre el problema del entusiasmo, el trabajo
- ¿Qué significa creer? Yo sé una cosa o no la sé. en las obras proseguía con igual ritmo, y no siempre
- ¿Y sabe usted algo del entusiasmo? lograba Vorgunov salvar sus fórmulas. En vísperas
- Por supuesto. Sin embargo, vamos a ver un del 15 de septiembre, la explanada de la construcción
ejemplo: ¿Usted sabe geometría? estaba desconocida: se veían, ya sin andamios, las
- Sí. hermosas siluetas de los edificios, circundados por la
- ¿Conoce la fórmula de la superficie del círculo? vistosa franja que formaban los arriates de flores y el
- π.r2. camino; las máquinas se alineaban en rigurosas filas
- ¿Podría el entusiasmo cambiar esta fórmula? sobre el flamante piso de los talleres. En algunos
-¡Bah, es cosa muy distinta! El entusiasmo no se lugares, seguían trabajando los estucadores, cuya
ha hecho para estropear las fórmulas. vida se había hecho muy dura. A la entrada de la
- Pues hoy han estropeado ustedes más de una. fábrica montaban guardia centinelas con fusiles, y en
- ¿Cuándo? el piso yacían trapos, secos unos y húmedos otros:
- Cuando desmontaban los andamios. - Camarada, límpiese los pies.
- ¿Qué fórmulas hay en eso? - ¿Eh?
Allí las hay a cada paso. Si el tronco está de pie, - Que se limpie los pies.
quiere decirse que descansa sobre algo. Existen - ¿Yo?
determinadas leyes de resistencia de materiales, etc. - Usted. Haga el favor. Ahí tiene un trapo.
Con arreglo a ellas, hay una ley soviética: no se - Amigo, yo soy estucador.
puede desmontar así los andamios. Y ustedes como - Es igual.
papúes, treparon con la cuerda en los dientes. ¿Y - ¿Dónde se ha visto que los estucadores tengan
cómo derribaron los cobertizos Rúdnev y su brigada? que limpiarse los pies?
¿Cuántas fórmulas estropearon? Las fórmulas no - En alguna parte se habrá visto.
deben estropearse, usted mismo lo dice. El estucador restregaba en el trapo las suelas,
La novena brigada protestó con indignación. No acostumbradas a no limpiarse nunca, y miraba
se hicieron esperar las objeciones: pasmado al centinela. Varios fueron a quejarse a
- ¿Y en la guerra? ¿En la guerra también imperan Vorgunov y a Zajárov. El ingeniero contestó a uno:
las fórmulas? - ¿Tú te las limpiaste?
- ¡Pues claro! - Sí.
- ¿Las fórmulas? ¿En la guerra? - ¿Y no te has muerto?
- ¡Pero, muchachos, la guerra es un asunto serio! - ¿Por qué me voy a morir?
Uno tiene el deber de morir por la patria. Esa es la - Bueno, tanto mejor.
primera fórmula. ¿Es justa? ¡Vaya que sí! ¿Por qué Zajárov dijo:
callan ustedes? Otra cosa: ¿tiene uno derecho a morir - No está en mi mano evitarlo. A mí también me
tontamente? obligan.
- ¿Cómo tontamente? - ¡Qué me dice! ¿También a usted?
- Pues muy sencillo: se sale uno de la trinchera, En fin, la protesta no surtió efecto.
empieza a agitar los brazos y lo dejan seco de un tiro. El 15 de septiembre, Vorgunov anunció en la
¿Tiene uno derecho a eso? asamblea general la terminación de los trabajos,
- Si alguien quiere... elogió mucho a todas las brigadas de colonos y no
- De ninguna manera. Nadie tiene derecho a mentó para nada las fórmulas. Finalizada la
Banderas en las torres 171

asamblea, lo abordó Pojozhái: tocante al abastecimiento.


- Contésteme de una vez: ¿existe o no existe el Zajárov abrazó a Blum y se limitó a sugerirle una
entusiasmo? pequeña enmienda a su lema:
Vorgunov, astuto, miró a un lado y dijo: - Con el escudo o sobre el escudo, querrá usted
- Eso se llama también de otra manera, amigo: decir, Salomón Davídovich. Así es como decían los
honradez, amor, alma. ¿Ustedes tiene alma? griegos.
- ¿Alma? Seguramente, sí... - ¿Y no decían "bajo el escudo"?
- ¡Pues bien, eso es el entusiasmo! - No, Salomón Davídovich.
- ¿O sea, que no tenían ninguna necesidad de
19. En la nueva fábrica. meterse debajo?
Los estudiantes, viejos y nuevos, se habían - Exacto. Decían eso los griegos cuando se iban a
marchado ya. Fueron despedidos solemnemente; se la guerra. Volver con el escudo significaba volver
pronunciaron discursos al lado de la bandera; la triunfante, y sobre el escudo, que lo traerían muerto.
colonia, formada, los escoltó hasta la propia estación, Con el escudo o sobre el escudo.
donde hubo incluso quien lloró. (Claro está, ninguno Salomón Davídovich escuchó atento la reseña
de la cuarta brigada.) histórica y se sintió acometido por las dudas.
Más que nadie lloraron las muchachas, que - Si no lo entiendo mal -dijo-, lo único que vale
lamentaban separarse de Klava Kashírina, aunque para nosotros es lo de "con el escudo". "Sobre el
tampoco en la octava y en otras brigadas sintieron escudo" no nos vale en absoluto. ¿Qué sentido puede
menos la marcha de Nesterenko, de Kolos, de tener eso para la sección de abastecimiento?
Sadóvnichi y de Grossman. - Quizás...
Los reemplazó gente nueva: unos tenían familia, - Nuestro lema será, pues: "Con el escudo o con
otros llegaban de la "vida libre", los terceros dos escudos". Eso sí que vale para la sección de
procedían de lugares de reclusión. Cuando los abastecimiento.
llevaron a la colonia era jefe de guardia Igor Salomón Davídovich se lanzó al nuevo combate
Cherniavin, quien, al verlos, se acordó del día en que después de corregir la divisa clásica. Al poco tenía a
Volenko lo recibió a él. Aquel recuerdo le hizo su disposición un automóvil Gaz y un chofer: Misha
sentirse a la vez alegre y triste: ¿dónde andaría Gontar.
Volenko? Sí, la colonia era jauja para los nuevos. Se les
Para los nuevos, la colonia se había convertido en mandó en seguida a la nueva fábrica, y desde el
una delicia. Los antiguos dominios de Salomón primer día fueron a parar a un sitio que sólo podía
Davídovich estaban clausurados bajo llave, y la tener un nombre: paraíso terrenal.
hierba otoñal -qué diligente- comenzaba a cubrir los Pasaban de doscientos los colonos que entraron el
viejos senderos apisonados por los pies de los 17 de septiembre en la fábrica, y a cada uno se le
colonos. El estadio no ardió. Llegaron unos obreros y asignó un trabajo excelente: en el taller de mecánica,
en varios días desarmaron el notable edificio, cuya en el de fundición, en el de montaje o en el de
desaparición nadie lamentó: hasta Blum respiró herramientas.
tranquilo y dejó de temer al incendio. El taller de mecánica ocupaba la planta baja. En el
Salomón Devídovich había sido nombrado jefe de sentido estricto de la palabra, no había primer piso; lo
la sección de abastecimiento y venta. El día de su que sí había, a lo largo de las cuatro paredes de la
designación, agradeció a los colonos el heroico sala, era un balcón, el cual no impedía que la luz
esfuerzo realizado en la anterior empresa, evocó los entrase por el techo encristalado. En el taller de
sufrimientos y el tesón que costó ahorrar los mecánica funcionaban unas cincuenta máquinas
seiscientos mil rublos para la nueva fábrica y afirmó magníficas, soviéticas y extranjeras: tornos, tornos-
que jamás olvidaría aquel magnífico año. Derramó, revólver, pulidoras, cepilladoras, máquinas de hacer
sin reparo alguno, lágrimas que nadie le reprochó, y piñones, fresadoras, taladradoras y entalladoras.
luego, recobrándose, dijo: Todas eran bonitas y elegantes: una esplendía con sus
- Antes creía yo que mi curva era descendente. En piezas niqueladas, otra daba una impresión de
cambio ahora debo manifestaros, camaradas colonos, modestia y gravedad gracias a los fulgores mate del
que mientras lata el corazón no puede haber curva acero, ésta tenía la inteligencia y finura de un
descendente. Bien dijo Sancho Zorin que esa curva la diplomático, aquélla encantaba por las inimitables y
inventaron los oportunistas. seductoras líneas de su cuerpo, negro y brillante... La
Por la noche, en el despacho de Zajárov, Salomón pequeña shaping Keyston estaba todavía cubierta de
Davídovich, olvidado ya de la vieja empresa, se una abundante y amarillenta capa de grasa. Sus
aprestaba con entusiasmo al ejercicio de sus nuevas nuevos propietarios, Filka Shari y Vania Gálchenko,
funciones. se cuidaban de asearla, lavarla y adornarla.
- Con el escudo o bajo el escudo -declaró a Los primeros en ponerse a girar fueron los tornos
Zajárov-. Le hago saber que no habrá fallas en lo Komsomoltsi y Krasni Proletari, en los que
172 A. S. Makarenko

trabajaban dos brigadas completas, la tercera y la Los controladores Miátnikova, Sancho Zorin y
décima. Dos días más tarde entraron en acción los Jean Grif iban y venían por los talleres con plantillas,
tornos-revólver, al cuidado de Zirianski, de muestras y otros atributos de la mecánica de
Porshniov, de Sadóvnichi, de Yanovski y de otros precisión. Una nueva palabra: "centésima", se abrió
veteranos de la colonia. Pronto comenzaron paso y adquirió carta de naturaleza entre los colonos.
asimismo a funcionar los crisoles de la fundición, y En el primer piso se puso en funcionamiento una
en el taller de mecánica aparecieron las piezas, de pulidora circular Kelenberger, a la que Alexandr
reluciente aluminio, de la cubierta del taladro: la tapa Ostapchin y Pojozhái prodigaban todo el amor y
superior, la inferior y el cuerpo, piezas que no solicitud de que era capaz el alma de un colono. Los
tardaron en girar apresadas en los mandriles de los ejes se pulían allí desde el principio, controlándose
tornos y de los tornos-revólver. su ejecución minuto a minuto. Al cabo de una
Ahora se exigía precisión en el trabajo, y como semana, Pojozhái pronunciaba ya el término
los colonos no eran muy duchos, obraban con un "centésima" sin el menor respeto.
esmero propio de auxiliares de laboratorio. Dos veces - ¿Qué quiere usted, que le rebaje media
por minuto, recurrían a la plantilla o al pie de rey centésima? A la orden, camarada instructor...
para comprobar las dimensiones de la pieza Ponía en marcha la máquina y se arqueaba un
elaborada. El piso de arriba -donde se había instalado poco sobre ella. Sus ojos, sus nervios, sus cinco, sus
el taller de montaje- se había entregado casi por seis, sus diez sentidos se concentraban para contar las
completo a las chicas y a los peques, pues allí era rotaciones casi imperceptibles del mecanismo. El
donde más falta hacían sus hábiles manos. Hasta instante crítico, escurridizo, casi inapresable, había
producir el taladro completo quedaba mucho camino sido captado: Pojozhái paraba la máquina y tendía la
por recorrer, pero determinados "nudos" iban pieza al instructor.
montándose ya, y los primeros inducidos salían de - Media centésima menos, camarada instructor.
manos de las muchachas. Tenga.
Al acabar las clases en la escuela, se congregaban La fábrica iba cobrando fuerza. Algunas
en sus aulas y gabinetes grupos organizados por el estanterías de los almacenes estaban ya abarrotadas
Komsomol para mejor penetrar en los secretos de la de piezas; de los talleres sacaban ya a diario cajones
producción, secretos muy numerosos, pues cada enteros de virutas; comenzaron a ser criticados en el
pieza entrañaba un intrincado problema, cuya Consejo de jefes los modelos de madera y se pidieron
solución dependía del carácter de la máquina y de explicaciones al joven ingeniero Komarov, quien se
toda una serie de dispositivos. En el propio proceso presentó con un leve arrebol en las mejillas,
de montaje, solía comprobarse que para tal o cual habitualmente pálidas, y dijo, justificándose:
operación convenía tal procedimiento y no tal otro o - En el taller de herramientas se ha hecho todo lo
que muchas piezas era mejor estamparlas que que podía hacerse. Quedan cuarenta dispositivos que
tornearlas. Tenía el taladro eléctrico todo un sistema estarán listos dentro de una semana. Nos retrasa la
de piñones que originaba incontables quebraderos de carencia del acero N° 4, que Salomón Davídovich
cabeza. El ingeniero Beglov, sombrío y pesadote, prometió...
estuvo toda una semana negro, aperreado con una Los colonos escucharon a Komarov y, no obstante
máquina Marat de hacer piñones. El y Semión el crédito y respeto que les merecía, inquirieron:
Kasatkin esperaban, anhelantes, el nacimiento de - ¿Por qué, cuando trajeron el acero N° 4, se pasó
cada rueda, y cuando la recién nacida veía la luz -su en el almacén dos días completos, hasta que se
minúsculo cuerpecito, caliente aún, temblaba en la acordaron de pedirlo?
palma de la mano de Beglov-, Kasatkin la - ¿Y por qué hay un error en los planos del
contemplaba casi con lágrimas en los ojos y decía: patrón-guía de la pieza N° 113?
- Otra vez se le ha comido un poco las puntas... Komarov enrojeció más aún y miró a Vorgunov.
- Sí. El ingeniero jefe le dijo:
- ¿Qué le parece si probásemos con el módulo - ¡Vaya! ¿Qué me mira usted? ¡Mírelos a ellos!
1,00? Filka Shari, sentado en la alfombra como de
Beglov miraba a Semión a la cara, pero en vez de costumbre, se manifestó:
sus grandes ojos grises veía una hoja de papel, - Eso es porque Iván Semiónovich presta
cuajada de cifras, en la que por la noche había demasiada atención... eso... demasiada atención a
calculado que debía trabajarse con la fresa módulo Nadiezhda Vasílievna...
0,75. - ¡Filka! -exclamó, indignado, Torski-. ¡Qué
- No, vamos a probar otra vez con este demonio. salidas son ésas! ¡Siempre hay que echarte de las
- Vamos a perder el tiempo -objetaba Semión reuniones del Consejo!
Kasatkin, pero ponía en marcha su complicada Filka puso hocico y miró a un lado: no recordaba
máquina, y ambos volvían a su anhelante espera, el un solo caso en que le hubieran hecho justicia.
corazón en un puño. La situación de Komarov tampoco era muy
Banderas en las torres 173

cómoda que digamos, después de las palabras de para gente con nervios más fuertes. Yo los tengo
Filka. Dando vueltas entre las manos a los papeles malísimos. ¿Qué significa eso de que no podemos
relativos a las herramientas, murmuró: vender la producción?
- Yo no puedo... estas habladurías... Yo he venido Zajárov guardó silencio, y Salomón Davídovich
aquí a trabajar, y no a oír tales cosas... exhaló un amargo suspiro:
Los jefes de brigada, muy diplomáticos, pusieron - ¡Yo no soy ya un hombre, sino un jamelgo
la mirada en las ventanas. A Oxana le temblaron atufado!
levemente los labios. Zajárov se reajustó los lentes. La nueva fábrica, como toda empresa auténtica, se
Aquella misma noche, Komarov presentó a iba encarrilando con grandes dificultades. Ya aquí,
Zajárov una solicitud pidiendo que le diese de baja. ya allí se daba un tropiezo, y los enigmas más
El director colocó ante sí el papel y lo contempló con intrincados se presentaban donde todo parecía claro y
mirada incrédula. previsto. A veces le fallaban los nervios no sólo a
- Eso es improcedente, Iván Semiónovich. Salomón Davídovich: inclusive en la cuarta brigada
- ¿Improcedente? Qué derecho tienen... a meterse comenzó a hacer de las suyas la inquietud, esa
en los asuntos privados... inquietud a la que también se da el nombre de sentido
- ¿Qué hay de particular en ello? Sus asuntos de la responsabilidad. Los colonos consideraban la
privados no tienen nada de censurables. Todos saben nueva fábrica una suerte inusitada e inaudita. Sabían
que está usted enamorado de Nadiezhdá Vasílievna y que la Revolución de Octubre había dado origen a
lo ven con buenos ojos. En cuanto a Filka, no una vida nueva y feliz, y para ellos esa vida estaba
entiende una palabra de estas cosas. indisolublemente ligada con la fábrica de aparatos
Después del lance descrito, Komarov anduvo eléctricos. De ahí su ansia de producir cuanto antes
ensombrecido por la colonia cosa de diez días, taladros, de que llegasen cuanto antes por ellos
procurando no toparse con Nadiezhda Vasílievna. Al representantes del Ejército Rojo y de la industria, y
cabo de dicho tiempo, tuvo un nuevo choque con el de que pudiera el Gobierno soviético prohibir en la
Consejo de jefes, aunque el motivo fue muy otro. El fecha más inmediata la importación de taladradores
Consejo quería trasladar al colono Redka al taller de eléctricos.
mecánica. Komarov se opuso largo tiempo y acabó Igor Cherniavin recibió la mejor máquina de la
perdiendo la paciencia. fábrica: una pulidora plana Samson Werke,
- ¡Si me quitáis a Redka, me voy de la fábrica! emplazada en un rincón del taller de mecánica, al
¿Está claro? -exclamó, mirando, con semblante lado de la shaping Keyston.
colérico y pálido, a los jefes de brigada. - Esta máquina es lo más simpático del mundo -
El Consejo se asombró, y Filka, que estaba solía decir a sus compañeros-. Tanto, que hasta se
presente, dijo: puede hablar con ella.
- ¿Y qué? ¡Lleva razón! ¿A santo de qué van a En efecto, Igor hablaba con ella, sobre todo por la
quitárselo? mañana, cuando llegaba al trabajo. A decir verdad, la
El Consejo cedió, y, por la noche, Zajárov dijo a máquina tenía su aliciente. No era necesario fijar en
Komarov: la mesa la pieza a pulir: Igor no hacía más que
- ¿Ve usted? Ha insistido y ha ganado el pleito. colocarla, apretaba luego un interruptor en un
El ingeniero sonrió y se marchó derecho a ver a costado, y la pieza se adhería a la mesa como si
Nadiezhda Vasílievna. estuviese fundida con ella.
La esfera de actividad de Salomón Davídovich, - Es una mesa imantada -explicaba Igor -. No se
siempre con el horizonte cubierto de tormentosos trata de uno de esos mandriles de antes de la
nubarrones, ofrecía un cuadro nada apacible. Los Revolución.
recursos monetarios se habían invertido en las obras No obstante, sobre su cabeza se abatió una
y en la maquinaria; la vieja empresa estaba cerrada, desgracia. En la propia máquina había un pequeño
la nueva no producía nada aún, y a Salomón armario donde Igor guardaba un tarro de valioso
Davídovich se lo llevaban los demonios. lubrificante, que Salomón Davídovich, tras mucho
- Llueven los ofrecimientos. Nos anticiparían la bregar, había agenciado especialmente para la
suma que quisiéramos. No tiene usted más que firmar pulidora. Pues, bien, una mañana, al presentarse Igor
el contrato de venta de taladros. en el taller y al abrir el armarito, no vio el tarro.
- Aún no los hay -respondió Zajárov. Pensando que tal vez se habría olvidado de meterlo
- Pero alguna vez los habrá. ¿O es que no los allí, registró la máquina de arriba abajo y, ante lo
habrá nunca? infructuoso de sus pesquisas, dijo, pensativo:
- Los primeros serán malos, con toda seguridad. - Señora, ayer mismo la engrasé y dejé el tarro en
- ¿Qué importa que sean malos o buenos, si el armario. ¿Dónde lo ha metido usted?
pueden venderse? Pero la pulidora guardaba silencio, y su semblante
- No podemos venderlos. traslucía el disgusto que lo sucedido le ocasionaba.
- Alexéi Stepánovich, guarde usted esas palabras Al lado, Filka trabajaba en su Keyston. Igor los miró,
174 A. S. Makarenko

pero ambos, Filka y la máquina tenían cara de - ¿Qué dices?


inocentes. Por más que buscó el aceite todo el día, no - Que no ha quedado ni una fresa. ¡Eran
consiguió encontrarlo. Casos como aquél no dieciocho!
sorprendían ya a los colonos. Zajárov se quitó las gafas; dejándolas sobre la
Los robos continuaban. Después de inaugurada la mesa, se apretó fuertemente las manos contra los
nueva fábrica, menudeó la desaparición de ojos, se frotó largo rato las mejillas y terminó
instrumentos. No había día en que no faltara algo de diciendo:
una o de otra máquina: un micrómetro, un pie de rey, - Está bien.
un dispositivo, una llave, una cuchilla de valor. - ¡Hay que hacer un registro, Alexéi Stepánovich!
Zajárov ordenó que, al finalizar el trabajo, se - No hace falta... No.
entregase todo al depósito, salvo las cosas de uso Ryzhikov suspiró, se llevó en silencio la mano a
diario, que debían guardarse bajo llave en las la sien y abandonó el despacho.
mesillas. La medida no surtió efecto, pues los
ladrones descerrajaban los candados. Bankovskí, 20. Los enemigos.
antes maestro fundidor, encargado ahora del A las cinco de la tarde, Filka y Vania Gálchenko
depósito, no hacía más que levantar acta de los salieron del despacho del director. Volodia Begunok
instrumentos desaparecidos y presentarlos a la firma tocó reunión de jefes. Al oírlo, Ryzhikov,
a Vorgunov, diciendo: sorprendido de que tocaran sin conocimiento del jefe
- Aquí... en esta colonia, la mitad... son ladrones. de guardia, fue a ver a Zajárov.
Terminarán robándolo todo. Ya lo verá usted. - Sí, es verdad -dijo el director-. Perdona, ha sido
Vorgunov, ceñudo y displicente, firmaba las por la prisa. De todas maneras, quería decírtelo.
actas, volvía la cabeza y luego se iba a ver a Zajárov: Retrasa la cena; cenaremos después.
- ¿Qué hacer? ¡Así no se puede trabajar! Los Sin embargo, antes de que se reunieran los jefes
micrómetros son caros y, además, no se encuentran de brigada, Igor Cherniavin acudió al despacho de
así como así. Zajárov, a quien dijo:
Zajárov lo escuchaba en silencio, giraba - Sé que el aceite me lo han birlado Filka y Vania,
bruscamente en su asiento, apoyaba en una rodilla el y le ruego que los interrogue con toda severidad.
puño y en la otra el codo y se mordía los labios. - Pero si no tienes ninguna prueba.
Vorgunov, atento a los ademanes del director, - Si las tuviese no lo molestaría a usted; me
preguntaba: hubiera ido directo al Consejo de jefes. Interróguelos
- A su parecer, ¿cuántos rateros hay en la colonia? en serio. Trabajan allí cerca, en la Keyston, y son
Zajárov respondía, sin cambiar de postura: ellos los que se lo han llevado.
- Piotr Petróvich: rateros hay, no cabe duda; sin Estaban allí Vorgunov, Salomón Davídovich y
embargo, nuestros rateros son gente de sentimientos Nadiezhda Vasílievna, pero su presencia no cohibía a
y corazón, y jamás robarán en la fábrica. Cherniavin: ya daba igual; no se podía contemporizar
- Entonces, ¿quién roba, quién? Yo tiemblo hasta ni compadecer a nadie. Zajárov sonreía, enigmático,
cuando duermo: si se nos llevan un día las fresas, y era evidente a todas luces que discrepaba de Igor,
tendremos que parar para largo. Fresas de ese tipo no pues preguntó:
las hay en la ciudad, pues nadie más que nosotros las - ¿Qué puedo hacer yo?
necesita. Y fabricarlas nuevas, ¿sabe usted lo que eso - Hay que hacerles confesar, Alexéi Stepánovich.
significa? Voy a llamarlos.
Se dice que si el hombre tiene en la cara un antojo - Llámalos.
llega a acostumbrarse a él. Los robos en la colonia No hubo que ir muy lejos. Igor abrió la puerta que
eran también un antojo que desfiguraba el luminoso daba a la habitación del Consejo y dijo:
rostro humano de la colectividad, pero los colonos no - ¡Eh, venid para acá!
podían habituarse a ellos. Igor buscó varios días el Por lo visto, los acusados adivinaban
aceite; otros indagaban el paradero de sus perfectamente a quién iba dirigido aquel "venid para
micrómetros y pies de rey, pero no pensaban ya en el acá", pues ambos entraron en el despacho e hicieron
daño inferido a sus máquinas, sino en el tremendo el saludo a Zajárov. Vania tomó asiento en el diván
infortunio común, en la impotencia general de la muy quedamente y acto seguido clavó los ojos en el
colectividad. techo. Filka, de pie ante la mesa, parecía presto a
Igor seguía buscando su tarro de aceite cuando, conversar con el director. Este se ajustó los lentes y
poco antes del almuerzo, el jefe de guardia, dijo con acento no muy severo:
Ryzhikov, se presentó en el despacho de Zajárov y - Cherniavin... os acusa de haberle quitado un
hasta se olvidó de cuadrarse como era debido. tarro de aceite.
- ¡Alexéi Stepánovich, un nuevo robo! -exclamó-. Filka alzó la vista hacia Cherniavin y exclamó:
¡Han desaparecido todas las fresas de las máquinas - ¿Que le hemos quitado el aceite? ¡Qué chusco!
de hacer piñones! ¡Todas! No le hemos quitado nada.
Banderas en las torres 175

- Pues yo digo que os lo habéis llevado vosotros. inesperadamente para todos, le dirigió una sonrisa
Filka poseía una mímica notabilísima, encantadora. Salomón Davídovich le amenazó con el
convincente, seria, rebosante de salud. dedo.
- Piénsalo bien, Igor -dijo-. ¿Qué falta nos hace tu - ¿Y cómo engrasáis? -reanudó Igor su
aceite teniendo el nuestro? interrogatorio.
- Es que el mío era un aceite especial, muy caro. Por lo visto, Filka no esperaba tal golpe. Vania,
- ¡Ah!, ¿especial? Lo siento mucho. ¿Dónde lo también inquieto, se puso muy tieso y aguzó el oído.
tenías? Filka tuvo que volver otra vez la cabeza a un lado y
- ¡No te hagas el tonto! ¡Bien sabes tú dónde lo replicó ceñudo:
tenía! ¡En el armario de la máquina! - Engrasamos como todo el mundo...
Filka, muy impresionable, meneó la cabeza y dijo: - Yo sé cómo engrasáis. Os levantáis cuando la
- Me imagino la pena que te da. colonia entera duerme y os vais al taller. Os metéis
- ¡Fíjense qué desvergüenza! Ya hace tiempo que por la ventana. Tú engrasas y Vania vigila. ¿No es
le habíais echado el ojo a ese aceite. verdad?
- Ni siquiera sabíamos que lo tuvieses. ¿Verdad, Zajárov no apartaba sus ojos de los de Filka, que
Vania, que no lo sabíamos? se sentía violento: aquella mirada fija confundía a
Al parecer, aquella conversación no interesaba ni cualquiera... Y Filka, sin meterse en pormenores,
pizca a Vania. Sus ojos vagaban por el despacho, respondió lacónico:
cosa que era muy de su agrado, pues le evitaba tener - Engrasamos como nos conviene...
que afrontar las miradas de Salomón Davídovich y de Vania Gálchenko lo apoyó desde el diván con un
Vorgunov... Sin abandonar su actitud contemplativa, sonoro consejo dirigido a Cherniavin:
Vania movió la cabeza, certificando que, en efecto, - También tú podrías levantarte antes que nadie
no tenían la menor noticia del aceite. Igor vociferó: para engrasar.
- ¡Serán frescos! Hay que ver con qué cara dura Igor se encogió de hombros con aire de
mienten: ¡Que no lo sabían! ¿Cuántas veces me impotencia. Salomón Davídovich creyó oportuno
disteis la tabarra pidiéndome aceite? ¿No es cierto lo atacar a los chicos por otro lado:
que digo? - Unos muchachos tan buenos como vosotros...
Filka accedió, complaciente: Pero Zajárov atajó el bondadoso intento. Sin
- Sí... es verdad. retirar la barbilla de los puños, dijo con parsimonia:
- ¿Y qué? - ¡Fuera de aquí! ¡Sinvergüenzas!
- Pues... nada... ¿Qué le íbamos a hacer? Si no Filka y Vania alzaron las manos a la vez,
quieres darnos un poco, guárdatelo y que te saludando alegremente, miraron a Igor con ojos en
aproveche. los que se encendieron, fugaces, unas chispitas
- ¿Y cuántas veces le pedisteis a Salomón desafiantes y zumbonas. Luego abandonaron el
Davídovich que os comprara aceite igual? Faltaba despacho, empujándose mutuamente, y todos
poco para que lloraseis: "¡Cómprelo, cómprenoslo!" soltaron la carcajada, excepto Igor, que dijo
¿Serás capaz de negarlo? malhumorado:
En efecto, ¿qué diría Filka? La pregunta interesó a - ¿Qué se puede hacer con ellos?
todos. Zajárov hasta se inclinó adelante, apoyando la Salomón Davídovich lo consoló:
barbilla en los puños. Filka arrugó la nariz y levantó - Camarada Cherniavin, yo le compraré más
la mano, para añadir fuerza persuasiva al gesto. aceite. Y ellos, que sigan engrasando. Están
- ¿Y qué tiene eso de particular? -dijo-. Sí, se lo enamorados de su Keyston.
pedimos. Sin lloriqueos, desde luego, pero se lo Vorgunov se burló de Igor, preguntándole:
pedimos. - ¿No ha conseguido usted aclarar lo del aceite,
- Y ahora lleváis ya cuatro días sin pedírselo ni camarada Cherniavin?
lloriquear, ¿no es así? - ¡Cualquiera aclara las cosas con esa gentuza!
Filka se volvió, murmurando: Saben que les tengo simpatía y se aprovechan.
- Así es, ¿y qué? Cuando se les acabe el tarro, ya vendrán a decírmelo,
- ¿Cómo se explica eso? pero ahora, ¡ni a la de tres! No quieren quedarse sin
- ¡No vamos a estar pidiendo toda la vida! Si no el aceite. Me gustaría saber dónde lo esconden. Su
quiere comprárnoslo, nos arreglaremos sin él. A ti te dormitorio lo he registrado ya.
lo compró y a nosotros no. Se ve que te tiene más - ¿En presencia de ellos?
simpatía. - ¡Claro, no voy a andarme con cumplidos!
Blum no logró mantenerse neutral en el diván y - Sí, son unos... muchachos de oro. Son... ¡Ay, las
exclamó: fresas no me dejan vivir!
-¡Ay, qué bicho es esta criatura! Bankovski asomó por la puerta y preguntó:
Vania ni siquiera volvió la cara: ¡decía la gente - ¿Me han llamado al Consejo, Alexéi
cada cosa! Pero Filka miró a Salomón Davidovich e, Stepánovich?
176 A. S. Makarenko

Sí. Es un asunto muy serio. Haga el favor de Pero Rykhikov se levantó por sí solo y, de pie en
asistir. el centro de la habitación, se limpiaba con la manga
- ¿Se trata de las fresas? la boca ensangrentada. Su brazo seguía ostentando el
- También hablaremos de ellas. brazalete rojo de jefe de guardia. Zirianski se llegó a
Bankovski se retiró, y Vorgunov preguntó a él rápidamente, se lo arrancó de un violento tirón, lo
Zajárov: arrojó al suelo y dijo entre dientes, muy cerca su cara
- ¿La reunión es para lo de las fresas? de la de Ryzhikov:
Zajárov abandonó su asiento y le contestó: - ¡Hasta el brazalete rojo has deshonrado,
- Espero que hoy mismo las tendrá usted encima canalla!... ¿Qué querías? ¿Salir por pies? ¡Desde la
de su mesa, Piotr Petróvich. mañana no le pierdo de vista! ¡Se sentó al lado de la
Volodia Begunok abrió la puerta. puerta, oliéndose, por lo visto, lo que se iba a tratar
- El Consejo de jefes está reunido, Alexéi en el Consejo!
Stepánovich. - Basta, Zirianski. Nadie sabe nada todavía. -
Torski, un tanto asombrado por la urgente Torski hizo una seña con la cabeza a Filka. Ryzhikov
convocatoria del Consejo, abrió la sesión: permaneció plantado en el centro: era difícil suponer
- Tiene la palabra Alexéi Stepánovich. que alguien le permitiera sentarse a su lado.
El director abarcó con la vista a los jefes de Para todos se había hecho claro de pronto que
brigada y a todos los asistentes. Ryzhikov era un enemigo, y ni él mismo lo negaba.
- Poco tengo que decir -empezó-. Permitidme Sin decir palabra ni protestar contra la violencia de
únicamente que conceda la palabra a Filka Shari, que que había sido objeto, miraba al suelo, en el que
hará el informe. acababa de chafarse la nariz. Todos los jefes de
- ¿El informe? ¿Filka, el informe? brigada miraban ahora a Filka con ojos penetrantes.
- Sí, el camarada Shari será el informante y, Uno de ellos lo incitó:
además, hablará de un asunto de suma trascendencia. - ¡Adelante, adelante!
Cierto que yo no sabía que a este caso trascendental - Pues nos escondimos detrás de la Samson Werke
iba a añadirse el aceite del camarada Cherniavin; y nos pusimos a esperar. Bankovski le dijo a
pero es igual. Haced el favor de escuchar con Ryzhikov: "Ayer Beglov anduvo liado con las fresas
atención sus palabras. hasta muy tarde. Tienen que estar aquí". Se fueron en
Filka se levantó con la gravedad que corresponde seguida con un montón de ganzúas. En un dos por
a un informante, se aproximó a la mesa de Torski y tres, abrieron la mesilla de Semión y sacaron las
bajó por un instante la vista, pues acababa de captar fresas. Después, Ryzhikov preguntó: "¿Has vendido
una mirada demasiado alegre de Lida Tálikova. los pies de rey?" Bankovski respondió: "No, no los
- Esta mañana -comenzó-, antes de que tocaran he vendido, pero no importa". Así lo dijo: ¡No
diana, llegamos Vania Gálchenko y yo al taller... importa! Ryzhikov se echó a reír: "¡Ay, la que se va a
- Para engrasar la Keyston -pronunció con su armar ahora sin fresas!" Bankovski no se reía, y dijo
ronca voz Vorgunov, como para su capote. con mucho coraje: "Cualquier descamisado se pone
Rieron los jefes de brigada. Filka asintió muy ahora a construir fábricas". Ya no habló más, aunque
serio: todo el tiempo siguió muy enfurruñado. Ryzhikov no
- Sí. ¿Tenemos o no tenemos derecho a engrasar estaba de mal humor: iba riendo. Se fueron, y
nuestra shaping? Bankovski se llevó las fresas en los bolsillos.
- ¡Con aceite robado! -le interrumpió Igor. Nosotros hasta nos olvidamos de engrasar la shaping.
Filka se volvió hacia el presidente y le pidió: Salimos volando para contárselo a Aliosha y,
- Vitia, ruego que... no me insulten. después, a Alexéi Stepánovich.
- Habla, habla -respondió Vitia-. No te enfades. Filka acabó su discurso y miró a Zajárov. El
- Llegamos Vania y yo al taller y nos pusimos a director le asió del cinturón y lo atrajo hacia sí. Filka
engrasar. Apenas habíamos comenzado, cuando quedó de pie junto a él hasta el final de la asamblea.
Ryzhikov y Bankovski salieron de la fundición. Los reunidos concentraron su atención en
Nosotros nos escondimos en seguida detrás de la Bankovski, que, sentado en un rincón, mecía una
Samson Werke de Igor y... pierna, cruzada sobre la otra. Torski le preguntó:
En esto se oyó un estrépito, el ruido de un golpe, - ¿Qué puede usted decir, Bankovski?
un alboroto repentino y un grito de Zirianski: El interpelado levantó la cabeza, pálido, pero no
- ¡No, que yo estoy aquí! asustado.
Desde la misma puerta, arrojaron a Ryzhikov - Yo no tengo nada que decir -respondió-. Los
hasta el centro de la pieza; cayó con poca fortuna, de chiquillos esos son capaces de inventar cualquier
bruces, y, cuando alzó la cara, le sangraba la boca. mentira.
Todos saltaron de sus asientos, y Zajárov gritó: Zirianski se le rió en la cara:
- ¡Orden, colonos! ¿Qué pasa, Zirianski? Bratsán, - El no tiene nada que decir, ni nosotros que
ayúdale a ése a levantarse. preguntar. Hay que registrar inmediatamente su
Banderas en las torres 177

habitación. Cuando hubo terminado, Zajárov le preguntó:


- ¿Tenemos derecho? - ¿Por qué lo hacías, por dinero?
- Sin derecho. Aunque quizá Bankovski lo - ¡Qué necesidad de dinero tenía yo! Bankovski
permita. ¿Da usted su conformidad, ciudadano me empujaba a todo. También me hablaba de mi
Bankovski? padre: "Tu padre vivía muy bien, y en cambio a ti te
Zirianski preguntaba con ironía, y los colonos ha perdido el Poder soviético". Yo le escuchaba, de
miraban también con ironía a Bankovski, que puro tonto, naturalmente, pero lo hacía todo, aunque
barbotó: mi padre no me importa nada. Ni siquiera pienso en
- Yo no me opongo en absoluto, pero es que no él...
tenéis derecho. Si cada uno se pone a hacer - ¡Pobrecito! -intervino Zirianski-. Ya me has
registros... ablandado. Fíjate como lloro, ¿lo ves?
- En ese caso, iremos sin permiso... Ryzhikov lo miró y volvió la cara. No había visto
Todos los ojos se clavaron en Zajárov, que dijo, en sus ojos más que una sentencia implacable.
con un rotundo ademán: Una hora después, llegaba Kréitser, a quien
- Esta ocasión no la perdemos. ¿Qué permiso se Zajárov había telefoneado. Entró como siempre,
necesita? Usted, Bankovski, ha sido pillado con las animoso y jovial, pero no se rió y, respondiendo al
manos en la masa, y no vamos a pararnos en barras. saludo general, dijo:
- ¿Quién me ha pillado? -gritó Bankovski. - ¡Salud, queridos! ¿Los habéis atrapado? ¿Habéis
- Nosotros, ¿entiende usted?, nosotros. Torski, hecho el registro? Muy bien. ¿Han aparecido las
envía una comisión de tres colonos para hacer el fresas y los pies de rey? Estupendo. Quiero hablar
registro. con ellos en secreto un momentito. Aunque no con
El nombramiento recayó en Zirianski, Cherniavin los dos: solamente con Bankovski. Unas palabras.
y Pojozhái. La entrevista, celebrada en el despacho de
- Podéis ir -dijo Torski-. Como responsable va Zajárov, no duró más de cinco minutos. Al salir,
Zirianski. Kréitser dijo:
- ¿Nos llevamos a Bankovski? - Es solamente un hilo. De sacar el ovillo se
- Yo no voy a ninguna parte ni doy las llaves. encargarán los organismos de seguridad. Hay que
Protesto enérgicamente. mandarlos a la ciudad. Alexéi Stepánovich, se
Filka aprovechó la pausa que siguió a estas necesitan seis buenos mozos que los escolten y no los
palabras para pronunciar con voz de bajo: dejen escaparse.
- Anda, Bankovski, no hagas el tonto. - ¿Que no los dejen escaparse? Nuestros chicos
Bankovski siguió en silencio a la comisión. pueden hacer cualquier cosa, menos eso. ¡No se
Sólo entonces se acordaron los colonos de que en escaparán! Zirianski debe ir sin falta.
el centro se hallaba Ryzhikov, con la nariz aplastada. - ¡Yo no voy con Zirianski! -exclamó Ryzhikov
Zajárov insinuó, sin alzar la voz: sordamente.
- Tal vez Ryzhikov quiera contarnos algo. - ¿Por qué?
Para asombro de todos, Ryzhikov levantó - Porque no. Porque... me matará.
apesadumbrado la cabeza, y la expresión de su rostro Kréitser se volvió alborozado hacia Zirianski:
imploraba comprensión y piedad. Parpadeantes los - ¿De verdad, Aliosha?
ojos hizo una mueca de sufrimiento y... contó a la Zirianski palideció y apretó los labios, antes de
asamblea muchas cosas de interés. Ya fuera porque decir:
esperara ablandar con su sinceridad a los colonos, ya - No respondo de mí.
porque quisiera echar toda la culpa a Bankovski, lo - Magnífico -aprobó Kréitser-. ¿Quién debe ir
cierto es que no dejó enigma sin aclarar. Los robos entonces?
de los abrigos, del telón, del reloj de plata y de - Cherniavin...
numerosos instrumentos dejaron de ser un misterio; - Alexéi Stepánovich, lo que es matarlo, no lo
las llaves francesas las metió él en el cajón de mataré, pero iré todo el camino dándole sopapos. Por
Levitin; fue él quien prendió fuego dos veces al viejo Volenko y por toda la colonia.
estadio. Hablaba Ryzhikov con voz monótona, Kréitser gritó para que todos le oyeran bien:
velada por el sufrimiento, sin embalarse ni entrar en - ¿Habráse visto otra? ¡Qué vergüenza! Ordeno
pormenores, pero no se olvidaba de arrugar la cara y que vayan Zirianski, Cherniavin, Pojozhái, ¿quién
de pestañear: más? Bratsán, Porshniov y...
- Bankovski dijo: "Estaría bien comprometer a los - Y yo -dijo Filka.
jefes de brigada, levantar sospechas contra ellos..." A - ¡Cuando crezcas!
mí me pareció bien. Por eso le quité el reloj a - Siempre diciéndome que crezca...
Volenko y quería meter algo entre las cosas de - Sí, crece, no te preocupes... Y Klúshnev. Ya
Zirianski. Todo lo organizaba Bankovski, pero yo le están los seis. Os daré una nota, los conduciréis, y
dije que de Zirianski nadie dudaría. que no se les caiga un pelo de la cabeza ni nadie les
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ponga un dedo encima, ¿entendido? Igor fue elegido secretario por unanimidad. Entregó
Los seis se levantaron a una, llevándose la mano a la octava brigada a su nuevo jefe, Sancho Zorin, y
la sien. tomó asiento al lado de Zajárov para cumplir juntos
- ¡A la orden, camarada Kréitser! la difícil tarea de dirigir el trabajo de la colonia. El
- ¡Eso ya es otra cosa! ¡Vaya unos matarifes que primer acto del nuevo secretario fue hacer que
nos han salido! Bueno, ¡os felicito, muchachos! ¡Os regresara Volenko, cuyas señas se guardaban
felicito, queridos! Pero dejadme ver a los héroes, a escrupulosamente en los "archivos" de la cuarta
los principales. brigada. Una delegación de tres colonos salió para
Filka y Vania se colocaron ante Kréitser, azorados Poltava. Zajárov sufragó generosamente los gastos
por la atención general y por sus propios méritos ante del viaje. Los delegados llevaron a Volenko un
la colectividad. escrito, en el que la asamblea general lo invitaba a
- ¿Estos son? ¡Oh, Vania Gálchenko! Tú y yo regresar, adjuntándole el dinero para el viaje y un
trabajamos juntos cuando se colocó la primera nuevo traje de gala. Con pleno derecho formó parte
piedra. Y a Filka lo conozco bien. Somos viejos de la delegación Vania Gálchenko, pues era él quien
amigos. ¡Bravo, muchachos! En nombre del Poder había pedido a Volenko sus señas cuando se marchó
soviético, os estrecho la mano. de la colonia.
Kréitser apretó con su manaza las pequeñas Volenko regresó el 7 de Noviembre, primer día de
manos de los dos chicos. la fiesta. Es probable que los habitantes de la ciudad
Cuando todo terminó, cuando se llevaron a los se sorprendieran al ver que, terminada la
detenidos, cuando se levantó la accidentada y manifestación, los colonos, lejos de dirigirse a casa
jubilosa sesión y Kréitser se hubo marchado, Filka y por la calle de Joroshílovka, tomaban el camino
Vania llevaron al despacho de Zajárov el tarro con contrario, hacia la estación del ferrocarril, formando
los restos del famoso aceite. Esta vez también fue luego en la espaciosa y bella explanada que ante ella
Filka quien habló, diciendo: se extendía. El Consejo de jefes y Zajárov pasaron al
- Con esto no hemos engrasado más que dos andén y, cuando volvieron a salir a la explanada, en
veces, Alexéi Stepánovich. Que no se enfade Igor. compañía de Volenko, fueron recibidos por el toque
No sólo engrasábamos nuestra shaping, sino también de saludo a la bandera. Doscientos pares de ojos se
la Samson Werke. clavaron en Volenko, y no hubo uno solo en el que
Zajárov miró larga y seriamente a los peques y les no brillasen las lágrimas. La población miraba
dijo: asombrada a los colonos: ¿a qué se debía que un
- No tenéis ni idea de lo magníficos que sois. No destacamento tan hermoso de muchachos y
la tendréis nunca, y eso está bien, porque así no os muchachas se hubiese inmovilizado en un saludo, a
dará por presumir. los acordes de la música? ¿Y por qué las lágrimas
Filka y Vania no entendieron bien el discurso de rodaban por sus mejillas? Pero cuando Zajárov
Alexéi Stepánovich y le contestaron como ordenó "romper filas" y todos se lanzaron a saludar a
correspondía contestar al director: Volenko -y muchos incluso a besarlo- haciendo
- ¡A la orden! No nos dará por presumir. patente que no era una jornada de pena, sino de gozo,
la que vivían los colonos, la gente comprendió que lo
21. Lo recordaremos. de las lágrimas había sido una figuración.
Toca a su fin la historia de la modesta colonia Volenko pasó revista a la formación. Rebosaba
Primero de. Mayo. Toda terminación feliz es orgullo por la colonia, y sus labios, finos y severos,
celebrada, y los colonos festejaron solemnemente su sonrieron con gratitud a sus camaradas. Luego se
victoria: en efecto, para la fiesta del 7 de Noviembre destacó Igor Cherniavin y, sin reparar en la multitud
no quedaron enemigos en la colonia, ni en la de vecinos, alegres y ataviados con trajes de fiesta,
producción, ni en las brigadas. Ya podían mirarse dijo:
unos a otros cara a cara y nadie se sonrojaba al - En casa hablaremos detenidamente. Ahora
contemplar por las mañanas las dos estrechas pedimos a Volenko que se haga cargo de la guardia.
banderas en las torres del edificio central. Nos sentiremos muy satisfechos de que el jefe de la
A fines de octubre, Vitia Torski, secretario del primera brigada esté de guardia el día de nuestra gran
Consejo de jefes, marchó a Leningrado para cursar fiesta.
estudios en la Academia Dzerzhinski de Ingenieros Allí mismo, en la plaza, Rúdnev y Volenko se
Navales. Llegado el momento de sustituirlo, Ilyá cuadraron ante Zajárov. Rúdnev dijo:
Rúdnev dijo: - Camarada director, entrego la guardia al jefe de
- Hay que nombrar a Igor Cherniavin. Es hombre la primera brigada, Volenko.
de mucha vista. Fue el único en afirmar que Acto seguido, Volenko pronunció:
Ryzhikov era un enemigo, y nosotros no lo creímos. - Camarada director, relevo de la guardia al jefe
Un secretario así es el que necesitamos. de la décima brigada, Rúdnev.
Por lo visto, todos pensaban ya lo mismo, pues ¡Qué júbilo el de los colonos al oír de nuevo la
Banderas en las torres 179

voz de Volenko! Muchos creyeron que lo pasado era oscuros arbustos de los parterres, se dio de manos a
un sueño, que ni Ryzhikov habían existido ni ellos boca con Igor Cherniavin.
atravesado sufrimiento alguno. Ahora les resultaba - ¿Qué pasa? ¿Por qué arrían las banderas?
tanto más agradable regresar a casa por la ciudad - ¡Kírov... Alexéi Stepánovich! ¡Han asesinado a
engalanada, marcar ágilmente el paso a los acordes Kírov!
de la alegre marcha, observar con el rabillo del ojo la - ¿Qué dices? ¡Cómo lo sabéis?
admiración de la gente que contemplaba la columna - Lo acaban de decir por radio...
desde las aceras, ufanarse de sus éxitos pasados y Zajárov penetró rápidamente en el edificio. Una
pensar en sus éxitos venideros. multitud de colonos se había aglomerado, perpleja,
A la asamblea de la tarde asistió Kréitser, quien, en el vestíbulo. Hablaban bisbiseando; parecían
después de felicitar a la colonia con motivo de la esperar algo; una muchacha lloraba en el diván.
fiesta y del regreso de Volenko, dijo: Oxana Litóvchenko, jefa de guardia, se abrió paso
- Pero no os durmáis en los laureles, queridos hacia el director.
amigos. Vosotros mismos habéis experimentado lo - Alexéi Stepánovich -dijo-, yo no puedo seguir
difícil que es luchar contra el enemigo. ¿No era de guardia.
Ryzhikov jefe de vuestra primera brigada? ¿No os - ¿Cómo que no puedes?
cuadrabais ante él y le decíais: "A la orden, camarada - ¡No puedo, Alexéi Stepánovich!
jefe de guardia"? Pues, ya veis, no se trataba de un - Zajárov comprendió que no habría manera de
camarada, y cuando estaba de guardia, era un hacerla razonar. Oxana se dejó caer, sollozante, en el
enemigo al acecho. Ahora ya sabéis lo que es un diván, repitiendo una y la misma frase, exenta ya de
enemigo y el daño que puede causar. Nunca se os sentido:
presentará como un ser insignificante y anodino. - ¡No puedo, no puedo, Alexéi Stepánovich!
Procurará siempre saltar a la vista, cautivar vuestros El director procedió a quitarle el brazalete.
corazones, hacerse grato, favoreceros en algo para Los colonos miraban a Oxana asustados, en
que lo consideréis un camarada. Andaos con ojo. Ya silencio, esforzándose por ahogar el llanto: querían
habéis aprendido mucho. He oído decir que aparentar entereza. Zajárov entregó el brazalete a
Podvesko cometió una falta, y ni siquiera lo Igor.
castigasteis. Hicisteis bien, pues pecó por - ¿Quién debe hacer la guardia? -preguntó
inexperiencia y por error. Tened cuidado y distinguid Cherniavin.
siempre con el mismo tino. En el País de los Soviets, - ¿La guardia? -Zajárov olvidó lo que quería
esto es imprescindible. decir-. La guardia... ¿Qué me has preguntado?
Los colonos captaban la esencia de la cuestión en - ¿Quién debe hacer la guardia?
cada palabra de Kréitser. Comprendieron el peligro - ¡Ah!... -El director quiso coordinar sus
que representaba el enemigo y lo bien que sabía pensamientos, pero algo se lo impedía. Por fin, dijo.
emboscarse. Y se aprestaron a hacerle frente en la - Hazla tú mismo, ¿comprendes?, tú mismo.
vida con odio franco y destructor, a combatir la Ahora... Asamblea general inmediatamente. Que
traición en su propio germen. venga la orquesta. Y... crespones de luto... manda a
Antes de un mes, los colonos, y toda la Unión mi casa por ellos... son para la bandera.
Soviética, fueron testigos del terrible golpe mortal de Entró en el despacho. En todos sus divanes y en
una mano enemiga, y el suceso quedó grabado en su los de la habitación del Consejo había chicos
memoria para toda la vida. taciturnos, sentados con las manos entre las rodillas.
Zajárov salió tarde de su aposento. Había Estaban muy apretados e inmóviles. Al entrar
trabajado la noche anterior y, al recogerse a dormir, Zajárov se levantaron maquinalmente y
advirtió al centinela que no asistiría a la revista del maquinalmente saludaron, volviendo luego a dejarse
día siguiente. Aunque oyó el toque de diana, no se caer en los divanes en la misma actitud de
dio prisa. Al salir de su casa, se detuvo a la puerta recogimiento. Sin parar atención en ellos, el director
según su costumbre y lanzó una ojeada a la colonia. se sentó a la mesa y quedó pensativo hasta que, al
Estaba todavía oscuro, aunque en Oriente iba fin, se le ocurrió preguntar:
coloreándose ya el cielo. Sobre el fondo de la aurora, - Contadme...en detalle lo que ha dicho la radio.
divisó las banderas en las torres del edificio central A duras penas, ayudándose unos a otros, los
y... advirtió algo extraño en ellas. Una comenzó a pequeños le refirieron lo que habían oído. Se oyó la
descender de improviso. En contraste con el alba, trompeta. Llamaba a asamblea general y a reunión de
parecía negra; al bajar, la bandera se estremecía, y su la orquesta. Los chicos saltaron de los divanes y se
estrecha punta se alzaba. La enseña se detuvo en precipitaron hacia la sala, pero incluso cuando
mitad del asta, y la segunda bandera comenzó a corrían parecían inmóviles aquel día.
descender también. Zajárov hizo un esfuerzo para La asamblea general comenzó en medio de un
recordar: el 2 de diciembre... No... ¡Algo había silencio angustioso y sobrecogedor. Entró la bandera
sucedido! Corrió hacia el edificio central y, entre los enlutada con negros crespones, y los colonos,
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después de saludarla, se volvieron hacia Zajárov, que colonos que hacían la guardia fusil en mano y en
comenzó a hablar: traje de gala, aunque sin los cuellos blancos, que se
- Camaradas, ¡qué terrible desgracia y qué terrible habían quitado en señal de duelo. En el diván corrido
crimen!... Resulta que ni siquiera sabíamos hasta qué del Club silencioso, los colonos permanecían
punto llega la infamia de nuestros enemigos y cuán sentados hasta bien entrada la noche y hablaban con
profundo es el odio que alientan contra nosotros, apagado murmullo.
contra nuestro Estado, contra nuestros jefes. Cuando retiraron la bandera del Club silencioso,
¿Comprendéis ahora lo que significa esto, camaradas cuando volvieron a izarse las banderas rojas hasta lo
colonos? alto de sus astas y tremolaron acariciadas por el
- ¡Comprendemos! -respondieron doscientas viento, los colonos, llenos de nueva pasión, de nueva
voces al unísono. Respondieron quedamente, en un tenacidad y de nueva inteligencia, se reintegraron a
murmullo pensativo y unánime. Cuarenta trompetas las máquinas, a los pupitres, al riguroso orden de su
tocaron la marcha fúnebre revolucionaria Vosotros colectividad. Siguieron su avance, escrutando la ruta
caísteis en lucha fatal..., la marcha fúnebre de a derecha e izquierda. Y allá a lo lejos, perdiéndose
Chopin, la marcha del dolor majestuoso. Se inclinó la en los nebulosos horizontes de los territorios y de las
roja bandera de terciopelo, enlutada con los tristes fronteras, vieron que, junto con ellos, avanzaba sin
crespones negros. Igor Cherniavin, secretario del cesar el gran frente de la ofensiva socialista.
Consejo, se adelantó y dijo: ... La vida continúa, y continúa la lucha. Continúa
- Nuestra vida... y nuestra dicha, camaradas, están también la alegría conquistada ya, y continúa el
en nuestras manos. Están en nuestras manos, y amor. Igor Cherniavin, cuyo semblante no expresa ya
quieren arrebatárnoslas. ¡Quieren arrebatárnoslas a sólo ironía, sino también vigor, avanza, apretando en
tiros! ¿Qué pretendían esos canallas que han matado su mano la de Oxana. Wanda Stadnítskaya, madre y
a Kírov? ¡Asesinar a unos, intimidar a otros, engañar esposa, obrera de choque en una fábrica, avanza y
a los terceros! ¡Eso pensaban! ¿Y para qué? Para que sonríe cada vez que recuerda sus reveses de antaño.
volviera la vida de antes, que a ellos les conviene Vania Gálchenko y la cuarta brigada en pleno -la
porque se convertirían en dueños de todo y nosotros gloriosa e invencible cuarta brigada- avanzan por la
seríamos bestias que trabajarían para ellos. ¿Nosotros tierra en briosa y sonora marcha. Y a su lado van
bestias de carga? No saben esas víboras que hemos otras brigadas: las grandes brigadas de los
aprendido a ser hombres, hombres auténticos, y que trabajadores de la Unión Soviética, las históricas
no podemos transformarnos en bestias de carga; no lo brigadas de la década del treinta...
saben. Pues se lo recordaremos: ¡señores, no
podemos ya ser bestias de carga! ¡Colonos, decid que
llevo razón! ¡Ahora, y cuando seamos mayores,
recordaremos siempre al camarada Kírov;
recordaremos también a quienes lo han asesinado y
con qué fines lo han asesinado! No perdonaremos, no
tendremos piedad, aniquilaremos a todo el que se
interponga en nuestro camino. Pero no hay que
esperar con los brazos cruzados; no hay que esperar
nada. Hay que tenerlo presente cada día y cada hora.
Ahora sabemos mejor lo que significa nuestra
fábrica. Nuestra fábrica es armamento, es lucha, es
nuevos hombres que no flaquean ni perdonarán
jamás. Nesterenko se fue al Instituto de Construcción
de Aviones; Kolos, a la Universidad; Misha Gontar
conduce un automóvil. Ninguno aceptará la
esclavitud. Recordaremos el día de hoy. No sé qué
deciros; quiero que este día, como una señal de
alarma, ¿comprendéis?, como una señal de alarma,
resuene constantemente en nuestros oídos. Propongo
que hasta el instante en que sea enterrado el
camarada Kírov, nuestra bandera siga aquí, a media
asta, y que hagamos guardia junto a ella con fusiles.
Cada colono recordará el momento en que montó
guardia junto a nuestra bandera.
Dos días con sus noches estuvo allí la enseña de
rojo terciopelo de la colonia Primero de Mayo; día y
noche, cada quince minutos, se relevaba la pareja de

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