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Introducción
La Biblia nos dice muchas cosas acerca de Dios; una de ellas es que Dios es PADRE.
David presenta esto en Sal 103:13-14, y lo aplica a nuestra condición humana.
1. LA COMPASIÓN DE DIOS
NOTA: El Salmista no dice que Dios se compadece de nosotros como una persona
rica se compadece del pobre, o como el hombre fuerte se compadece del débil, o
como una mujer bella se compadece de alguien que no es atractiva. En esa clase de
‘compasión’ a veces hay mucho orgullo y menosprecio. Por eso, decimos que no
queremos que tengan compasión de nosotros; que no tengan lástima de nosotros.
Vals, “Cholo Soy, y no me compadezcas” (Luis Abanto Morales).
Dios se compadece de nosotros como un padre se compadece del hijo a quien ama
tiernamente. La palabra en hebreo indica una compasión profunda que viene de las
entrañas (Gén 43:30). EJEMPLO: 1 Rey 3:26.
- Nos restaura luego de un tiempo de disciplina (Sal 102:13; ver el título del
salmo). Israel experimentó eso (Is 54:8). Tremenda promesa (Miq 7:18-
19).
- Dios se compadece de los que le temen (v.13a, 11). ¿Qué significa temer a
Dios? Significa tener respeto, obediencia y sometimiento hacia Dios.
Lamentablemente, hay mucha gente en este mundo que no teme a Dios.
Ellos no pueden esperar que Dios sea misericordioso con ellos. Pero, los que
temen a Dios tienen en estas palabras una tremenda promesa de Dios.
PERO, ¿quiénes son los que temen a Dios? Los únicos que lo hacen son Sus
hijos espirituales. El temor a Dios es una evidencia de que somos Sus hijos.
Es algo natural en los hijos – respetar a sus padres, obedecerles, y
someterse a ellos. ¿Tenemos esa cualidad?
- Dios se compadece de Su pueblo (Is 14:1; Jer 31:20); lo hace, porque son
Sus hijos. Es natural para un padre compadecerse de sus hijos – cuando se
lastiman, cuando lloran, cuando tienen problemas, cuando están asustados,
etc. Un padre se conmueve; muestra compasión y misericordia (ver 1 Rey
3:26). Así es Dios cuando ve que nos vamos a lastimar, o que alguien nos
quiere hacer daño.
Dios no se compadece de nosotros porque tiene lástima, sino porque nos ama; y
ese amor le lleva a tomar ciertas cosas en cuenta.
Eso incluye las tentaciones a las cuales somos propensos. A veces las
personas nos juzgan por cómo somos, pero Dios se compadece de nosotros.
Sabe que, en parte, esas luchas internas que tenemos (que muchas veces
generan tentaciones en nosotros) se deben a cómo nos ha creado, las cosas
que han pasado en nuestras vidas, etc. De todo eso, Él tiene misericordia.
- Dios toma en cuenta también de qué material somos hechos - ¡del polvo
(Sal 103:14b)! Lo toma en cuenta en Su mente (conocimiento); también lo
toma en cuenta en Su vivencia (experiencia). Porque en la persona de
Cristo, Dios se encarnó – se hizo polvo de la tierra. Por eso Cristo nos
entiende perfectamente. Se ha metido en nuestros zapatos; ha vivido
nuestra realidad. Por eso puede tener misericordia de nosotros. Es la
misericordia de alguien que ha vivido nuestra realidad.
Conclusión
Qué tremenda promesa (Is 54:10). Qué hermoso es saber que nuestro Padre
Celestial se deleita en tener misericordia (Miq 7:18). El Padre recibe en sus brazos
al hijo pródigo que vuelve arrepentido.
Para aquellos que se sienten huérfanos; cuyos padres no han sido compasivos, hay
una mejor promesa (Os 14:3).
Para nosotros que somos padres, tenemos aquí un tremendo desafío; debemos
tratar a nuestros hijos así.
Y para los hijos, también hay un desafío. Si queremos que nuestros padres sean
misericordiosos con nosotros, tenemos que tratarles bien como padres
(respetándoles, obedeciéndoles, amándoles, etc.).