Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A veces se siente que la vida no tiene propósito y que no tenemos la capacidad de conocer la
verdad, o aún si hay una verdad. Pero hay esperanza, hay esperanza en la Palabra de Dios. Hay
esperanza para nosotros que vence el vacío. Hay un solo nombre que nos puede dar conocimiento
eterno y verdadero que sobrepasa el universo: el nombre de Jesús.
¿Por qué Jesús? Él es la imagen del Dios invisible, la única persona que vino del cielo a este mundo
para darnos un conocimiento eterno; conocimiento acerca de Dios, la razón de nuestro ser, y de lo
que dice Dios a este mundo. No solamente eso, pero vino para salvarnos y reconciliarnos a Dios
por su muerte en la cruz. Él es el salvador de todo el mundo, la mano de Dios, alcanzando a toda
alma de sus criaturas amadas.
“Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por
medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó
heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la
fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de
llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. ”
El Espíritu de Dios sopló por el profeta Isaías siglos antes de la vida de Jesús acerca una persona
que llevara el pecado y la transgresión del pueblo Israel, y todo el mundo. Aquí está revelado el
misterio de la inmutabilidad del amor eterno de Dios por Su pueblo escogido, Israel, y por todo el
mundo. Esto es el evangelio.
Maltratado y humillado,
ni siquiera abrió su boca;
como cordero, fue llevado al matadero;
como oveja, enmudeció ante su trasquilador;
y ni siquiera abrió su boca.
Después de su sufrimiento,
verá la luz y quedará satisfecho;
por su conocimiento
mi siervo justo justificará a muchos,
y cargará con las iniquidades de ellos.
“Sepan, pues, todos ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de
ustedes, sano gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por ustedes, pero resucitado
por Dios. Jesucristo es
»“la piedra que desecharon ustedes los constructores,
y que ha llegado a ser la piedra angular”.
De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los
hombres mediante el cual podamos ser salvos».”
Por el pueblo de Israel Dios se manifestó y habló a su creación, y puso en moción un plan para
revelarse a toda la humanidad por medio de Israel, y esa revelación es la persona de Jesús, que no
solo salva a su pueblo Israel, sino a toda el mundo. Su sangre consagró un nuevo pacto de Dios con
Israel, basado en el sacrificio y la fe, él es el cordero de Dios que quita el pecado de Israel y todo el
mundo. Dios dijo a Su siervo profetizado, que es el Mesías:
Y además:
“»Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor—:
Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya
no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”,
porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor—. Yo
les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados».”
En la noche en que él fue capturado antes de su crucifixión, Jesús ensañó que lo que iba a suceder
fue por el perdón de pecados, un nuevo pacto. Aquella noche fue la noche de la Pascua, que
recuerda al pueblo de Israel de la salvación de la esclavitud en Egipto. En equella época, Moisés
ordenó a el pueblo hebreo que todos mataren un cordero y pusieren su sangre sobre su puerta
para que sobrepasara la muerte. La sangre de Jesús es lo que atona para nuestro pecado, y que
nos da la salvación, si la aceptamos. En la misma manera, Dios iba a instituir un nuevo pacto por la
sangre del Mesías con Israel. Si eres judío, creer en Jesús no es abandonar a tu pueblo o
identidad, mas es acercar a tu Dios, el Dios de tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, por una
puerta y revelación viviente. Solo hay que contestar en fe, andando en las huellas, en la misma
manera, de tu padre Abraham.
“Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos,
diciéndoles:
—Tomen y coman; esto es mi cuerpo.
Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles:
—Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el
perdón de pecados.”
Al ver manifestado al Mesías, y su obra de salvación delante de sus ojos, los discípulos de Jesús
reconocieron el plan de Dios para Israel y el mundo, y salieron por todas partes predicando sobre
lo que ellos habían visto, por el poder del Espíritu Santo.
“Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus
pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. En efecto, la promesa es
para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el
Señor nuestro Dios quiera llamar.”
La voz de verdad y amor te está llamando...la voz de Jesús. Acércate a él en fe con una oración
sencillo y honesta, reconociendo tu pecado y recibiendo la gracia y salvación de Dios en Jesús por
la fe. Si quieres más información sobre lo que es seguir a Cristo, o tienes más dudas, por favor,
conéctate con nosotros. Nos encantaría hablar, andar, y orar contigo. No estás solo. En la Biblia
encontramos verdad, paz, y promesas que vienen de un Dios viviente. La resurrección de Jesús
entre los muertos no es un mito o una mera historia que contamos; nos da vida y poder hoy y por
siempre. Lee la Biblia y descubre las riquezas de conocimiento que Dios te quiere regalar.
“¿Qué afirma entonces? «La palabra está cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón». Esta es
la palabra de fe que predicamos: que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu
corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para
ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo. Así dice la Escritura: «Todo el que
confíe en él no será jamás defraudado». No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo
Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan, porque «todo el que
invoque el nombre del Señor será salvo»”