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La acción pedagógica en las prisiones.

Posibilidades y límites

por Fernando GIL CANTERO


Universidad Complutense de Madrid

1. Introducción y planteamiento. El propósito de este artículo estriba


La desprofesionalización pedagógica en plantear diversos frentes de reflexión
acerca del ámbito penitenciario visto
en las prisiones
desde la perspectiva de sus dificultades
El centro penitenciario concentra la
educativas. Vamos a proponer que, frente
condición paradójica de pretender ser un
a estas limitaciones, se puede mejorar la
espacio de castigo por la reclusión en el pretensión de reinserción en las prisiones
momento presente del interno y, además, si, por un lado, se profesionaliza algo la
un espacio de reeducación en el futuro del labor que realizan los voluntarios a tra-
recluso (cfr. Matthews, 2003). Esta con- vés de las diferentes ONGs y, por otro,

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tradicción obliga al saber pedagógico a “privilegiando los programas educativos o
matizar mejor las posibilidades educati- pedagógicos frente a los médicos o tera-
vas de los sujetos y de las instituciones revista española de pedagogía
péuticos (…)” (Morente, 2008, 229).
penitenciarias. Tal vez sean estas dificul-
tades, entre otras, las que den razón de La educación en prisiones tiende a
que uno de los ámbitos en que la pedago- entenderse hoy, bien como una terapia
gía ha entrado escasamente sea el de las técnicamente especializada de tratamien-
prisiones. Y es extraño que no lo haya to de supuestos “trastornos comporta-
hecho cuando en algunos países, como el mentales” (cfr. Ward, 2002; Soria y Sáiz,
nuestro, el ámbito penitenciario se consi- 2006; Serrano Maíllo, 2006; Cerezo y
dera, desde la misma legislación, un pro- García, 2007; Redondo, 2008), o bien,
yecto de educación, no sólo de castigo, o si como un mero entretenimiento o distrac-
se prefiere de rehabilitación y reeduca- ción (cfr. Mapelli, 2006). Nuestra perspec-
ción [1]. tiva es que el enfoque educativo no es psi-

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cológico ni un pasatiempo, aunque pueda difícil reintegración de los ex-presos y


contener a ambos. A lo largo de este estu- su posible reincidencia siguen dándose
dio vamos a mostrar algunas razones que en nuestras comunidades, el sentido
explican esta situación. Ya adelantamos común nos dice que el fracaso de la
que una de las causas de fondo más deter- reintegración se debe no sólo a las difi-
minante estriba en que, en la medida que cultades que se hacen evidentes en las
el cumplimiento de la pena en prisión variables (de los programas de trata-
tiende a limitarse a la exclusiva privación miento), sino también a un factor muy
de libertad, se va provocando una desva- básico, como es la falta de determina-
lorización de la acción del preso. Lo que ción de los ex-presos para cambiar sus
interesa es que el interno no haga nada. Y actitudes hacia sí mismos y la socie-
si no se valora la acción, la perspectiva dad. A menos que tenga lugar un cam-
educativa entonces no existe o se conside- bio básico en el sujeto, un cambio en
las variables no afectará de modo rele-
ra secundaria. Si lo que buscamos es la
vante al resultado. El cambio princi-
reeducación entonces, por el contrario,
pal tiene que venir primero desde den-
hay que promover el principio de activi-
tro de la persona. Mejorar la autoesti-
dad en el preso y extender la visión del
ma tiene que ir de la mano de la (mejo-
cumplimiento de la condena como un ra) de la responsabilidad, y un enfoque
tiempo de actividad muy controlado que holístico a los problemas básicos de la
aspira al cambio personal, y no un tiempo persona nos ayudará al alcanzarlo”
de pasividad despersonalizadora. (Palermo, 2009, 3).

No cabe duda que “(c)ualquier intento Vamos a pasar ahora a dar cuenta de
de aumentar sus capacidades educativas en algunas de las causas de esa desprofesio-
la cárcel y después de que hayan sido pues- nalización educativa en el ámbito peni-
tos en libertad tendrá un impacto en su tenciario.
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educación y empleo” (Manger et al., 2006,


46). Ahora bien, valorar educativamente la 2. Limitaciones legales a la
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acción del preso supone, sin embargo, consi- reeducación


derar que la suma imprescindible de “cono- El clima paulatino de desprofesionali-
cimientos, habilidades y terapias” zación educativa tiene una clara manifes-
(Redondo, 2008, 39) tiene sentido reeduca- tación en textos legales y sentencias rele-
dor si buscamos, sin prejuicios y más allá vantes que, por una razón u otra, no han
del código penal, el cambio personal, social revalorizado el marco de acción educativa
y moral del interno por apropiación libre y en las prisiones. No lo niegan, pero tam-
crítica de valores cívicos y éticos de convi- poco lo resaltan. De qué se ocupan o no los
vencia. Como nos recuerda Palermo, textos legislativos tiene mucha importan-
cia porque “(r)ecientes desarrollos a nivel
“Aunque estamos de acuerdo en europeo sugieren que el énfasis sobre los
que las variables que influyen en la derechos humanos en las prisiones euro-

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peas termina provocando que se incre- la de la Sala 2ª, de 15 de septiembre, de


menten las iniciativas de reformas” (Zyl 2005, cita textualmente al alto tribunal
Smit, 2006, 115; cfr. Smith, 2007; para considerar que si bien la resocializa-
Cheney, 2008). Pues bien, ción es un fin de la pena, no pertenece, sin
embargo, a la categoría de derecho funda-
“(p)ese a su evidente vinculación mental. Y añade: “(...) De la concepción
con los fines de la pena, el derecho a la del Estado social y democrático de dere-
educación en los centros penitencia- cho no es posible derivar la exigencia de
rios ha acostumbrado a recibir un que sea aquélla el único fin de la pena y
trato secundario en los estudios doctri- ni siquiera que puedan atribuirse a la
nales; ello pese a que (…) este derecho misma funciones exclusivamente privati-
(uno de los pilares del tratamiento vas (...)”. Delgado del Rincón al analizar
penitenciario junto con el trabajo) es estas sentencias y otras considera que,
sin duda el más directamente relacio-
nado con los fines de la pena, no en “(e)n consecuencia, la tutela de los
vano uno de ellos es la reeducación del particulares frente a las actuaciones
preso” (Reviriego, 2007,159-160). de la Administración penitenciaria o
las decisiones de los tribunales que
sean contrarias al principio constitu-
Empecemos con algunas sentencias
cional del artículo 25.2, se llevarán a
del Tribunal Constitucional (cfr. Delgado
cabo a través de la vía judicial ordina-
del Rincón, 2007, 85 y ss.). En una de las
ria (...), y no a través del amparo cons-
primeras y más relevantes (15/1984, de
titucional, al no constituir la reeduca-
11 de enero), tras reconocer que el artícu-
ción y la reinserción social un derecho
lo 25.2 de la Constitución establece como
fundamental de los penados (...)”
fines de la pena la reeducación y reinser-
(Delgado del Rincón, 2007, 98).
ción social, los reduce, sin embargo, a

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“(…) un mandato del constituyente al Esta tendencia no es sólo, como
legislador para orientar la política penal podría parecer, una mera disputa doctri-
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y penitenciaria, mandato del que no se nal. Tiene claras implicaciones en el modo
derivan derechos subjetivos (...)”; advir- en que se tiende a comprender las posibi-
tiendo reiteradas ocasiones en que esos lidades reeducativas en las prisiones y,
fines no pueden ser considerados “(...) por tanto, en los sujetos. Siempre es más
derechos fundamentales susceptibles de difícil mantener una perspectiva educati-
amparo constitucional (...)” (TC, 75/1998, va si se extienden presupuestos contra-
de 31 de marzo). rios a la misma o, en todo caso, se consi-
deran de importancia secundaria.
El Tribunal Supremo, por su parte,
ha recordado en numerosas sentencias la Una reforma legislativa que colaboró,
doctrina del Tribunal Constitucional. En en su momento, muy decisivamente, para
una de las últimas, la correspondiente a desvalorizar la perspectiva reeducativa y

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resocializadora y, por tanto, acentuar aún mendación, Rec(2006)2, dirigida a los


más la desprofesionalización educativa en Estados miembros [2]. Pues bien, al
las prisiones, es la L.O. 7/2003, que modi- comentar Mapelli Caffarena esta última
fica algunos artículos muy relevantes del versión indica varios aspectos de sumo
código penal. Esta reforma va dirigida, interés para nuestros propósitos:
entre otros preceptos, a variar el modo de
considerar determinados delitos de terro- “El sistema penitenciario no puede
rismo, la elevación del número de años pretender, ni es tampoco su misión
máximo de estancia en prisión y el endu- hacer buenos a los hombres, pero sí
recimiento del régimen penitenciario al puede, en cambio, tratar de conocer
restringir, en determinados casos, el acce- cuáles son aquellas carencias y ofre-
so al tercer grado, a la libertad condicio- cerle al condenado unos recursos y
nal o a los permisos de salida. Arribas unos servicios de los que se pueda
López (2007, 39), al analizar esta refor- valer para superarlos. En cierta forma
ma, desde las condiciones del cumplimen- se propone que las terapias resocializa-
to de las penas de prisión, considera que doras y la sicología sean desplazadas
por la oferta de los servicios sociales y
“ya no puede defenderse sin ningún la sociología. No debe, pues, extrañar-
tipo de matización que para todas las nos, que los responsables de su redac-
categorías delincuenciales la reeduca- ción no hagan mención en ningún
ción y reinserción social siga siendo los momento a la resocialización o la ree-
objetivos prioritariamente finalistas ducación. (...) A esta normalización
durante todo el cumplimiento de la con- social se llega por los caminos de la
dena (…) la finalidad reinsertadora ha humanización del castigo mejor que
pasado a estar tan eclipsada, a jugar un con pretensiones rehabilitadoras (...)”
papel tan secundario, que existen (Mapelli, 2006,4; cursivas añadidas).
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dudas más que razonables sobre la ade-


cuación constitucional del mismo”.
Esta es una de las vías que está pro-
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vocando convertir los espacios de reclu-


No deja de sorprender por la misma sión en espacios de entretenimiento. A
razón la redacción de las nuevas Reglas nuestro juicio, lo que hay que humanizar
Penitenciarias Europeas. Como es sabido, es al sujeto y no sólo al castigo. Pero para
el Comité de Ministros del Consejo de ello hay que creer en sus posibilidades de
Europa ha puesto al día la famosa cambio. La desprofesionalización pedagó-
Recomendación R(87)3. Esta revisión pro- gica se acentúa mientras se siga conside-
funda pretende reflejar los cambios habi- rando que
dos en política penal, prácticas de conde-
na y gestión de las prisiones en general en “(...) de lo que se trata no es de que
Europa. En la 952 reunión celebrada el 11 el infractor de las normas penales
de enero de 2006 se adoptó la Reco- asuma o interiorice como propio todo

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el bagaje axiológico de la comunidad a lo mismo cabe decir de la oferta privada.


la que pertenece, sino algo más ele- En realidad, las funciones asignadas a los
mental, la observación de las normas pedagogos en el Reglamento Peni-
jurídico-penales y, con ella, el respeto tenciario son fiel expresión de la falta de
a los bienes jurídicos fundamentales confianza real en las posibilidades educa-
que éstas tratan de preservar como tivas de las prisiones. Más aún si se com-
pilar básico de la convivencia social” paran con las funciones asignadas con el
(Arribas López, 2007,40). resto de los miembros del equipo de tra-
tamiento [4].
Puede que la mirada pedagógica sea
más costosa pero indudablemente, a largo Otro indicador es que la diplomatura
plazo, beneficia más al sujeto y a la comu- de Educación Social, relativamente
nidad porque en sí misma favorece la pre- nueva, con una gran demanda de matrí-
vención del delito basada en el compromi- cula, con presencia en numerosas univer-
so personal del auténtico cambio del sidades y, en muchos casos, con un corte
delincuente. Se trata así de “(...) hacerle de nota alta de selectividad, no está con-
reflexionar, despertar sus sentimientos siderada, a efectos de oposiciones para
de culpa, de arrepentimiento y deseos de incorporarse profesionalmente al cuerpo
reparación, y que internalice la norma de educadores de prisiones. El indicador,
como valor rector de su vida” (Sánchez en este caso, es bastante más determi-
Concheiro, 2006, 120). nante dado que la figura de los educado-
res de prisiones (cuerpo institucional de
3. Limitaciones profesionales a la una gran relevancia y reconocimiento en
reeducación las políticas de reinserción y reeducación
En España esto es especialmente de los internos según la L.O.G.P., y el
notorio y con varios indicadores objetivos. R.P.) se cubre por concurso interno de

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Hace 12 años que no se convocan oposi- méritos entre los funcionarios de vigilan-
ciones del cuerpo técnico de instituciones cia que acrediten la obtención de cual-
quier diplomatura universitaria. Es difí- revista española de pedagogía
penitenciarias en la especialidad de peda-
gogía. Sí lo hacen en derecho-criminolo- cil de mantener hoy una perspectiva
gía, psicología, magisterio, sanidad, etc. seria, realista y profesional de la reeduca-
[3]. Este hecho podría explicarse recu- ción de los reclusos en el ámbito peniten-
rriendo a una posible desprofesionaliza- ciario si, por un lado, titulados universi-
ción o desvalorización social de la pedago- tarios como los educadores sociales no
gía, sin embargo, no parece que sea así pueden acceder y, por otro, basta tener
dado que en otros ámbitos de la adminis- antigüedad en el cuerpo y haber estudia-
tración del Estado y de las respectivas do, pongamos por caso, tres años de filolo-
Autonomías se siguen ofertando plazas de gía inglesa. No es difícil de observar que
pedagogos como orientadores, para cen- lo que parece realmente interesar es que
tros de menores, en ayuntamientos, etc. Y la mirada supuestamente educativa en el

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patio de las prisiones sea, al final, la la finalidad de estar, mirar, en algunos


mirada veterana de la vigilancia y custo- casos interactuar; llevadas a cabo por per-
dia; que quienes acceden al interior del sonal no profesional y con un plantea-
patio y los módulos, sean los mismos que miento poco exigente en su diagnóstico,
estaban vigilando, hasta hace poco y enfoque individualizado y seguimiento
durante mucho tiempo, desde el otro lado. continuo. Estas actividades las cubren
Lo más determinante para consolidar también diferentes órdenes religiosas,
nuestros argumentos estriba, sin embar- compañías o empresas de todo tipo (de
go, en que la educación, la reeducación o cine, teatro, música, toros, circos, magia,
resocialización no se considere todavía, a etc.), y alumnos universitarios en prácti-
efectos penitenciarios, una acción suscep- cas. Sin diagnóstico riguroso, sin conexión
tible de ser profesionalizada en su diag- entre éste y la actividad, sin profesionales
nóstico, ejecución y evaluación, más allá que fundamenten las propuestas según
de los saberes culturales que puedan pro- grupo diana y necesidades individuales
porcionar tres años de estudios universi- (cfr. AA.VV., 2003), no hay tampoco una
tarios en cualquier especialidad. También evaluación rigurosa que establezca
puede añadirse un argumento más grave: garantías de variables más exitosas para
que la población penitenciaria no se la la reinserción [5].
considere lo suficientemente relevante
como para ser atendida por profesionales En el otro extremo nos encontramos,
de la educación capacitados en ese sector en ocasiones, con actividades muy espe-
de la población. cializadas, estructuradas, dirigidas a gru-
pos homogéneos de internos, con un
Otro indicador de la desprofesionali- mismo delito, llevadas a cabo, ya no por
zación educativa en el ámbito penitencia- voluntarios, sino por psicólogos, médicos o
rio es que, como es sabido, la casi totali- psiquiatras de la prisión o contratados, y
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dad de las actividades dentro de las pri- con especialización en malos tratos, viola-
siones las ponen en macha las ONGs que, ciones, toxicomanías, pederastia, violen-
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especializadas o no, en este contexto cola- cia en general, impulsividad incontrola-


boran con las instituciones penitencia- da, personalidades esquizofrénicas, psico-
rias. Son así, en casi todos los casos, acti- patías, etc. Estas actuaciones se recogen
vidades de ocupación del tiempo que per- bajo la denominación de Programas o
miten, por un lado, el mantenimiento de terapias psicológicas (cfr. Carcedo y
la propia asociación para seguir recibien- Reviriego, 2007; Redondo, 2008) y se van
do subvenciones, y, por otro, el entreteni- poniendo en marcha, en la mayoría de los
miento, la distracción, de un pequeño casos, según la repercusión social del deli-
grupo de presos para así evitar los posi- to. Es interesante observar cómo el incre-
bles incidentes regimentales. La tenden- mento de intervenciones especializadas
cia estriba en pensar las actividades como en las prisiones se demanda en función
talleres o espectáculos que se ofrecen, con del escándalo del delito y su narrativa de

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comportamiento “anormal”, “enfermizo”, entendida como ausencia de libertad, se


que implica así un tratamiento en las termina suplantando la voluntad del
áreas clínicas, psicológicas o psiquiátri- sujeto, su iniciativa, su participación. El
cas. El discurso clínico-patológico asocia- interno nada decide ni hace, se les da todo
do a determinados delitos proporciona, en literalmente hecho, no tienen que apagar
efecto, cierta tranquilidad a la sociedad e ni las luces de sus celdas, la comida, el
incrementa el número de plazas de psicó- menú, el horario, los recorridos, las acti-
logos y psiquiatras en las prisiones, pero vidades, las horas de visita, las llamadas,
puede llegar a irresponsabilizar a los pro- las actividades de todo tipo les vienen
pios reclusos al extender ideas irraciona- dadas en su origen, desarrollo y finaliza-
les en torno a una impulsividad incontro- ción.
lable de origen caracterial, genético o psi-
quiátrico. Nuestra crítica se basa en seña- En contra de lo que habitualmente se
lar que la tendencia a “terapeutizar”, piensa, especialmente en el ámbito jurídi-
“medicalizar” o “psiquiatrizar” la acción co y criminológico, este proceso de desocu-
delictiva, excluye la intervención educati- pación e inactividad desemboca, lamenta-
vamente especializada [6] porque se deja blemente, en una situación de dependen-
de considerar la voluntad de cambio de cia creciente, despersonalización, baja
vida del sujeto y la relevancia de la rela- autoestima y alta labilidad emocional. “El
ción educativa que ha de impulsar ese tiempo penitenciario es, en muchos casos,
cambio. en muchísimos casos, un tiempo de nihi-
lismo y de cierto destrozo personal (...) no
4. Limitaciones históricas y es un espacio terapéutico, cultural y edu-
conceptuales a la reeducación cativo” (Arnaz, 2005, 7). Mientras respe-
Otra vía que afecta a la desprofesio- tuosa y democráticamente se les priva de
nalización educativa en el ámbito peni- libertad, también se les está arrancando

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tenciario estriba en que, como ya sugeri- su condición de agente y, por tanto, la
mos al principio del texto, la trayectoria posibilidad de la reeducación. Esto expli-
caría los escasos incidentes reglamenta- revista española de pedagogía
histórica de los códigos penales modernos
se centra en reducir las sanciones exclusi- rios de envergadura de nuestro sistema
vamente a la pena privativa de libertad. penitenciario. No se debe a la mejora de
De este modo, las instituciones peniten- la capacidad intimidatoria de un sistema
ciarias no llegan a concebirse como posi- disciplinario más exigente. Todo lo con-
bles espacios reeducativos porque, en rea- trario. Se ha logrado, al suplantar la
lidad, cualquier propuesta de actividad voluntad de interno, al erradicar la pers-
tiende a considerarse en un orden de pectiva educativa, una maquinaria casi
importancia secundario frente a la misma perfecta para prisionalizar a los sujetos,
reclusión. Al insistir, como criterio demo- para favorecer una pasividad despersona-
cráticamente humanizador y progresista, lizadora que garantice una estancia sin
en el exclusivo cumplimiento de la pena conflictos.

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Los educadores de las ONGs que, por sujetos se sientan agentes de sí mismos,
propia iniciativa, se encargan de asistir a condición indispensable para el trabajo
los internos las primeras semanas de rehabilitador.
libertad o en los permisos de salida, rela-
tan como uno de los efectos más devasta- Para completar adecuadamente este
dores, el estado de pusilanimidad y apartado debemos tratar, aunque sea bre-
dependencia que provocan las prisiones. vemente, el otro lado de la desprofesiona-
La falta de asunción de responsabilidades lización educativa de las prisiones. Me
por parte de los presos, continuada, siste- refiero a las dificultades conceptuales —
mática y durante años termina por provo- teóricas y prácticas— que los mismos pro-
car sujetos inmaduros, con nulas iniciati- fesionales de la educación u otros con acu-
vas, apáticos, a los que, desde esas aso- sados intereses pedagógicos ponen a las
ciaciones, les tienen que enseñar a valer- posibilidades educativas en entornos de
se por sí mismos. reclusión (Bautista, 2002; Ríos y Cabrera,
2002a; Ayuso, 2003; Gil Villa, 2004;
Desde la perspectiva criminológica tal Baratta, 2004; Ríos, 2005; Sánchez
vez quepa considerar así el cumplimiento Concheiro, 2006). Hay que reconocer que
de la condena, pues “(...) la necesidad de todavía la tarea educativa es vista, por
rechazar un tratamiento impuesto contra muchos, con una áurea de romanticismo
la voluntad del afectado se basa en que no místico, roussoniano, o en clave más
cabe imponer una agravación de la conde- moderna, foucaltaniana, por la que tien-
na que se le haya impuesto a un delin- den a aproximarse con entusiasmo al
cuente por exigencias de la resocializa- mundo de las prisiones pero desde posi-
ción” (Rueda Martín, 2007, 73). Pero, ciones tan críticas, de “deconstruccionis-
desde la perspectiva pedagógica, si lo que mo penitenciario”, que terminan por favo-
buscamos es la reeducación entonces hay recer, por cierto, no la supresión de las
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que promover el principio de actividad en prisiones sino la desprofesionalización


el preso y extender la visión del cumpli- pedagógica.
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miento de la condena como un tiempo de


actividad muy controlado [7]. Para poder Por razones históricas, de vinculación
favorecer la reinserción es necesario que con los fines deseables —críticos y eman-
el sujeto se apropie de su condición de cipatorios— de la vida, los que se sienten
agente en acciones concretas. Es decir, educadores, lo sean o no profesionalmen-
hay que optar necesariamente por siste- te, son especialmente proclives a aceptar
matizar las actividades en las que partici- los argumentos que cuestionan de raíz las
pa el interno. Resulta paradójico que las posibilidades educativas donde no hay
pretensiones democráticas y los princi- libertad. Es un error concebir la libertad
pios de humanización del castigo no de modo absoluto para que pueda haber
hayan sabido impulsar, imaginativamen- educación. La condición de posibilidad de
te, sistemas más educativos en los que los una libertad humana es, precisamente, la

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La acción pedagógica en las prisiones. Posibilidades y límites

necesaria formación previa para hacer un modelo de reinserción de delincuentes


uso inteligente y moral de la misma. Al denominado Good lives Model-
fijarnos en los sujetos concretos y sus Comprehensive. Tras criticar algunas de
necesidades es cuando reconocemos el las limitaciones de las extendidas pro-
error de partir de una concepción absoluta puestas cognitivas-conductuales, que se
de la libertad como condición teórica y centran en la valoración de los riesgos del
práctica de la educación. Por eso, puede y comportamiento delincuencial, propone
debe pensarse educativamente la vida en un acercamiento basado no sólo en la
las prisiones teniendo en cuenta, precisa- “reducción de los factores de riesgo sino
mente, las limitaciones que la pena priva- en equipar a los delincuentes con los
tiva de libertad ha impuesto. No cabe recursos para vivir mejores estilos de
duda que es absolutamente imprescindi- vida” (Ward et al., 2007, 89; Ward y
ble denunciar el efecto perverso de los sis- Gannon, 2006, 83). El modelo pretende
temas sociales con relación al tipo de funcionar como un marco general para
población penitenciario que ingresa en las orientar el tratamiento, sin sustituir tera-
prisiones. Pero tampoco hay que caer en pias y técnicas más específicas (Ward y
planteamientos tan teóricamente forma- Gannon, 2006, 93). Basándose en un
les que terminamos salvando los concep- esquema de metas y necesidades huma-
tos (libertad, educación o sociedad) a costa nas básicas, plantea la sugerencia de
de olvidarnos de los sujetos (cfr. Garrido establecer el tratamiento como un progra-
Genovés, 2005, 16-18). En este sentido nos ma de estilos de vida, de acción, plausi-
parece más adecuado, más conveniente, bles, legales y morales que permitan
para la calidad de vida de los presos con- satisfacer esas metas comunes del ser
siderar las posibilidades educativas que humano (cfr. Ward, 2002, 7).
pueden darse y, sobre todo, que debemos
crear, con todas las limitaciones concep- “El modo más efectivo de ayudar a

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tuales y prácticas que se quieran, que los delincuentes a vivir vidas más
optar por centros penitenciarios donde la constructivas es desarrollar un plan
educación se quede a la puerta. de buena vida integrado. Esto requie- revista española de pedagogía

re una cuidadosa consideración de los


5. Aproximación a las posibilidades ambientes en los que están los delin-
de la acción pedagógica en prisiones cuentes, sus preferencias individuales
Poco a poco se van abriendo paso y sus sistemas generales de valores”
otras miradas diferentes al mundo carce- (Ward et al., 2006, 391).
lario que, sin romper con las aportaciones
eficaces de determinados tratamientos, A la espera de desarrollos más
aportan visiones más amplias y, a nues- amplios de este modelo y, sobre todo, de
tro juicio, más educativas. Este es el caso las evaluaciones de eficacia, demandadas
de Tom Ward quien lleva siete años por el mismo autor, nos parece que si
investigando en torno a un prometedor bien, en comparación con otros modelos,

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Fernando GIL CANTERO

anuncia más de lo que es (cfr. Redondo, humanizadores donde los sujetos se sien-
2008, 84-85), sin embargo, apunta una tan reconocidos en su identidad y aspira-
dirección interesante. En efecto, quienes ciones. No se trata sólo de lograr ”un
están en contacto continuo con las expe- mejor estado de salud psicológica”
riencias personales de vida de los delin- (Carcedo et al., 2007, 76; Perlman y
cuentes, saben que la reeducación pasa Russel, 2004, 585 y ss.; cfr. Tong y
por retomar, positivamente, la propia Farrington, 2008). Buscamos, desde la
vida. educación, una comprensión ética de las
situaciones personales penitenciarias. “Se
“El inadaptado vive un ‘presentis- trata de gobernar a los presos a través de
mo galopante’. El pasado es una mera su subjetividad (…)” (Kaminski, 2007,
suma de frustraciones, y el futuro (…) 38). Por eso, “(l)a herramienta privilegia-
un negro paredón. Las expectativas da al servicio de la reinserción social (...)
requieren despertar la capacidad de no es otra que el encuentro personal”
soñar y de retomar la conducción de la (Segovia, 2003, 2), con la figura real, cer-
propia vida. Es preciso descubrir el cana y ejemplificante de los educadores
sentido de la propia existencia, como (cfr. Garrido y Alba, 2005, 191 y ss.;
condición para soportar frustraciones Redondo, 2008, 67-71; Barlow, 2005, 9;
y luchar contra la adversidad” (Vitoria Valverde, 2002).
et al., 2003, 61).
La obligación de la prisión es conver-
Por eso, la propuesta de Ward es inte- tirse en una institución que trasmita una
resante. profunda mediación valorativa sobre los
modos adecuados de conducirse en la
“Desde una perspectiva educativa, vida. Se trata de revalorizar la acción del
el Good Lives Models nos reclama que interno. No reduciéndole a ser un mero
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nos centremos más en la persona que espectador de entretenimientos, una som-


en el programa (...) (los educadores) no bra de sí mismo, un sujeto pasivo sobre el
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estamos sólo para enseñar a los delin- que pesa y pasa el tiempo. Hay que
cuentes a leer, manejar dinero, ser tomarse en serio sus posibilidades de
mejores padres o conseguir un trabajo. cambio y para ello hay que creer en el
Estamos para ayudarles a alcanzar sentido educativo y moral de la acción.
unas vidas más plenas, responsables y Junto a todos los programas necesarios,
satisfactorias como buenos ciudada- técnicamente estructurados, de aprendi-
nos, padres, compañeros y trabajado- zajes de conocimientos, habilidades, acti-
res” (Barlow, 2005, 6). tudes, valoración de riesgos sociales y
personales, etc., hay que sostener sin
El enfoque pedagógico tiene diferen- complejos la pregunta radical de la reedu-
tes niveles de actuación. Uno de ellos es cación del delincuente: “¿Cómo puedo yo
favorecer, precisamente, climas más vivir mi vida de un modo diferente?”
58
La acción pedagógica en las prisiones. Posibilidades y límites

(Ward y Stewart, 2003, 143). La intención cias de la institución penitenciaria, al


pedagógica radical es establecer las con- promover la creación de relaciones de res-
diciones necesarias para lograr “una dis- peto, junto con un nivel de exigencia altí-
posición del delincuente a un cambio posi- simo en el cumplimiento de numerosas
tivo de vida” (Barlow, 2007, 2). normas. Hay un compromiso compartido,
público y privado, hacia unas normas en
Es significativo también que los nove- el que cada interno se siente parte inte-
dosos programas de mediación jurídica y grante y responsable de un espacio de
penitenciaria adopten este tipo de enfo- confianza recíproca. El preso es aquí, a
que educativo, asumiendo que diferencia del resto de la prisión, un agen-
te responsable que se apropia de sus
“(l)as posibilidades de cambio per- acciones, participa de los asuntos cotidia-
sonal se pueden hacer realidad sólo nos, organiza, gestiona, en definitiva, con-
mediante el diálogo interno y externo, trola la dirección positiva de su propia
el conocimiento, el reconocimiento del vida. Me parece que una variable rele-
daño, la comprensión, la verdad, la res- vante es que, quienes pusieron en marcha
ponsabilidad y el perdón” (Ríos et al., estos espacios, pensaron en términos de
2008, 54; cfr. Sánchez Conseiro, 2006). acciones, puestas en acción que educan.
Christopher Innes, refiriéndose, al con-
Del mismo modo, desde hace unos texto penitenciario, señala,
pocos años se han creado unos espacios
diferentes dentro de algunas prisiones, “(...) cuando los investigadores se
los conocidos como “Módulos del Respeto” preguntan cómo algo funciona, se
(O.A.T.P., 2007), que se alejan de los enfo- refieren a los detalles precisos de una
ques terapéuticos y clínicos. Lo más sor- explicación causal. Cuando los que se
prendente de esta experiencia es que, pre- dedican a la práctica se preguntan

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cisamente, se haya tardado tanto en com- cómo algo funciona, se refieren a qué
probar los efectos positivos que tiene apli- pueden hacer para que las explicacio-
car un riguroso y sistematizado enfoque nes causales sean resultado de sus revista española de pedagogía

pedagógico basado en la perspectiva edu- acciones” (Innes, 2007,3).


cativa de la reeducación. El módulo de
respeto es un espacio con mirada educati- Estamos, pues, ante un espacio peni-
va porque pretende generar una expe- tenciario educativo que puede contribuir al
riencia de cambio personal, basada en la cambio porque él mismo lo es con respecto
libre voluntad y compromiso del interno al conjunto de la prisión, y porque exige al
por modificar ciertos hábitos consigo interno que se atenga a un orden de senti-
mismo, con el trato dado a los demás y a do impuesto desde fuera que el mismo
las cosas que les rodean. Son espacios con preso tiene que asumir, hacer suyo, para
posibilidades educativas porque rompen hacerse así de otro modo, con otros hábi-
la inercia carcelaria, las propias tenden- tos, expectativas y estilos de vida.

59
Fernando GIL CANTERO

Dirección para la correspondencia: Fernando Gil Cantero. que, entre el personal especializado, se cuente con la
Departamento de Teoría e Historia de la Educación. presencia de pedagogos: “En la medida de lo posible el
Facultad de Educación. Centro de Formación del personal debe estar integrado de un número de espe-
Profesorado. C/ Rector Royo Villanova s/n. Ciudad cialistas suficiente, tales como psiquiatras, psicólogos,
Universitaria. 28040 Madrid. Correo electrónico: gcan- trabajadores sociales, pedagogos, instructores técni-
tero@edu.ucm.es cos, profesores o monitores de educación física y
deportiva” (Disponible en internet:
Fecha de recepción de la versión definitiva de este artículo: http://www.coe.int/t/cm/adoptedTexts_en.asp
19.V.2009 (Consultado el 26.II.2009).

[4] El Reglamento Penitenciario establece, en su Sección


Notas Sexta, titulada “De los Pedagogos”, artículo 183, las
[1] Aunque esta idea tendremos que matizarla pues la tra- siguientes funciones: “1ª. Estudiar al interno desde el
yectoria legislativa ya no es tan clara, es cierto que el punto de viva de su historial escolar, grado cultural y
artículo 25.2 de la Constitución Española indica que nivel de instrucción, enjuiciando el alcance de sus
“(L)as penas privativas de libertad y las medidas de segu- conocimientos, especialmente los instrumentales, acti-
ridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinser- vidades expresivas y aficiones, aportando la informa-
ción social y no podrán consistir en trabajos forzados”. ción correspondiente al estudio de su personalidad. 2ª.
Por su parte, el artículo 1 de la Ley Orgánica General
Ejecutar los métodos de tratamiento de naturaleza
Penitenciaria 1/1979, de 26 de septiembre, (L.O.G.P.)
pedagógica. 3ª. Asistir como vocal a las reuniones de
señala que “(L)as instituciones penitenciarias reguladas
los Equipos de Tratamiento, participando en sus acuer-
en la presente Ley tienen como fin primordial la reeduca-
dos y actuaciones. 4ª. Procurar la coordinación ade-
ción y la reinserción social de los sentenciados a penas
cuada de las tareas escolares, culturales y deportivas
y medidas penales privativas de libertad, así como la
con los métodos de tratamiento programados. 5ª.
retención y custodia de detenidos, presos y penados”.
Cumplir cuantas tareas le encomiende el Director con-
cernientes a su cometido”. Pues bien, a pesar de estas
[2] Las Reglas establecen nueve principios básicos en
tareas, es el profesional con menos funciones asigna-
materia penitenciaria: 1. El respeto a los derechos
das y con una redacción más corta de cometidos con-
humanos de todas las personas privadas de libertad. 2.
Toda persona privada de libertad conserva todos aque- cretos a esas funciones.
llos derechos que no le fueron limitados por sentencia
judicial. 3. Las restricciones sobre las personas priva- [5] Hace poco la prensa se ha hecho eco, con cierto escán-
das de libertad deben ser las mínimas necesarias y pro- dalo, de que en varias prisiones se ha montado un
porcionadas a los objetivos para los que fueron impues- espectáculo en vivo de un desnudo integral de una
tas. 4. Las condiciones penitenciarias que infrinjan los mujer y, que en otra, los reclusos, algunos con delitos
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derechos humanos de los presos no pueden justificarse sexuales, han visionado una película comercial sobre
en base a la escasez de recursos. 5. La vida en prisión violadores y violaciones. Es muy interesante observar
debe aproximarse lo más posible a los aspectos positi- las reacciones de los diferentes sectores sociales. En
revista española de pedagogía

vos de la vida en comunidad. 6. La prisión debe facilitar cualquier caso, para nuestros argumentos no nos ha de
la reintegración en la sociedad libre de las personas extrañar que pase esto si, como hemos apuntado, se
que hayan estado privadas de libertad. 7. Debe promo- vacía de perspectiva educativa la selección de activida-
verse la cooperación con los servicios sociales del des. Si el criterio es únicamente la ocupación en activi-
exterior y la implicación de la sociedad civil. 8. En la dades de entretenimiento esta es la consecuencia lógi-
selección y formación del personal de prisiones se ca. Es interesante que la Secretaria General de
debe tener en cuenta la necesidad de mantener altos Instituciones Penitenciarias declare a diversos medios
niveles de calidad en el cuidado de los internos. 9. que estas actividades “están fuera de lugar y que no se
Todas las prisiones deben ser objeto de inspecciones corresponden en absoluto con lo que se tiene que
gubernamentales regulares y de supervisión por parte hacer en los centros penitenciarios”. Exacto, esa es la
de instancias independientes (Disponible en internet: pregunta: ¿Qué es lo que sí corresponde que los inter-
http://www.coe.int/t/cm/adoptedTexts_en.asp nos hagan en prisión?
(Consultado el 26.II.2009).
[6] Es cierto que quienes pretenden establecer cierta pers-
[3] Resulta llamativa esta ausencia cuando las Reglas pectiva educativa, matizan constantemente que los tér-
Penitenciarias Europeas proponen en su artículo 89.1 minos “terapias”, “rehabilitaciones”, “tratamientos”,

60
La acción pedagógica en las prisiones. Posibilidades y límites

etc., no han de considerarse redes conceptuales aleja- BARLOW, S. (2007) The Good Lives Model. Paper presentado
das de intenciones educativas sino simples traspasos en European Prison Education Association Conference,
terminológicos de campos afines y, sobre todo, de la Learning for Liberation, Dublin, June 2007. Disponible
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ciertamente infructuoso. Las palabras crean mundos.
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comportamentales, etc., son habituales para entender Ediciones la Torre).
la intervención psiquiátrica, médica y psicoterapéutica.
Cuando se busca la acción educativa no hace falta usar- BOLETÍN OFICIAL DE LAS CORTES GENERALES. (2007)
los, salvo que la concepción de la delincuencia y el Recomendación 121/2007, de 13 de noviembre, del
preso sea otra. Defensor del Pueblo, IX Legislatura, Serie A, Núm. 14.

[7] El cambio de mentalidad, desde la perspectiva crimino- CARCEDO, R. J.; LÓPEZ SÁNCHEZ, F.; ORGAZ, Mª B. y
lógica y penitenciaria, se observa también en ciertos FERNÁNDEZ ROUCO, N. (2007) Incidencia de la vida en
debates sociales en torno a la puesta en libertad de prisión sobre las necesidades sociales, emocionales y
sujetos que, con informes del equipo de tratamiento sexuales de los presos, su salud psicológica y reinser-
contrarios a su excarcelación, e incluso con declara- ción, en CARCEDO, R. J. y REVIRIEGO, F. (eds.) (2007)
ciones de los mismos presos manifestando no estar Reinserción, derechos y tratamiento en los centros
“rehabilitados”, el sistema jurídico se ve impotente para penitenciarios, (Salamanca, Amarú), pp. 55-78.
tomar medidas que, sin ampliar, la encarcelación, obli-
guen al sujeto a participar en actividades de tratamien- CEREZO, A. I. y GARCÍA ESPAÑA, E. (coords.) (2007) La pri-
to. Puede verse un análisis muy ponderado de esta sión en España. Una perspectiva criminológica
cuestión en la Recomendación 121/2007, de 13 de (Granada, Comares).
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Rehabilitación social de los indultados: otros caminos
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Risk management or goods promotion: the relationship nes que ayuden a los presos a vivir la
between approach and avoidance goals in treatment for
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prisión.
63
Fernando GIL CANTERO

Summary:
The pedagogical action in jails.
Possibilities and limits
The article proposes pedagogical
recover in prisons. The educational per-
spective is being lost. The author discuss-
es some causes. On the one hand, the
treatment is considered a set of activities
to entertain the prisoners. For another,
the treatment is considered a highly spe-
cialized set of therapies for certain crimes
with a high social impact. This approach
is reflected in the European Prison Rules.
These rules do not mention the terms of
re-education, rehabilitation or resocial-
ization. The activity of prisons are carried
out, especially volunteers. There is no a
professional educational diagnosis. This
article also analyzes the theoretical diffi-
culties to be able to think the educative
possibilities about closed environments.
Our proposal is that reeducation suppos-
es to promote the principle of activity in
the prisoner and to understand the sen-
tence like a time of activity very con-
trolled. As examples of this line are men-
año LXVIII, nº 245, enero-abril 2010, 49-64

tioned the Good Lives Model-


Comprehensive applied to the prisoners
revista española de pedagogía

and the calls “modules of the respect”. In


both cases a certain educative attempt
can be observed to create the conditions
that help the prisoners to live the experi-
ence on the personal change.

Key Words: Education in jails. European


Prison Rules. Non Governmental
Organizations in Prisons.

64

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