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EL ACOMPAÑAMIENTO PEDAGÓGICO: DICHOS Y NO DICHOS.

Por, Mg. Arnaldo López Leonardo – Formador de Formadores en Servicio.


Moyobamba, marzo del 2020
¿Por qué algunos docentes sienten que el acompañamiento pedagógico es
hostigamiento?
Desde el año 2007 la estrategia de acompañamiento pedagógico previsto en el Proyecto
Educativo Nacional (PEN) promueve el crecimiento profesional en los docentes. El PEN
plantea iniciar el acompañamiento a las escuelas a partir de un diagnóstico, para poder
diseñar un plan de trabajo pertinente que se ajuste a las necesidades verdaderas del
docente. Pero aún no se logra con plenitud esta intención, pues eso toma tiempo y la prisa siempre suele
ganar todas las buenas intenciones, prisa por empezar a ejecutar, cumplir situaciones administrativas o el
simple hecho de ser aplaudido por haber logrado “la meta”, un plan o informe, no importa cómo, estamos de
prisa, lo que pone en riesgo la calidad. Luis Guerrero, cita un aforismo de Peter Senge, representativo de
este fenómeno, típico de las grandes organizaciones: «No he solicitado que esté bien, sino que esté listo el
martes». Con frecuencia suele suceder en el sector público. Eso es lo que debemos evitar en el
acompañamiento pedagógico, si queremos que de verdad cumpla un rol formativo y el docente no sienta
fastidio.
Jacky, es una docente de una I.E multigrado, ella menciona: “Profesor la vez pasada vino el supervisor del
MINEDU junto con mi acompañante pedagógico, solicitó mi sesión de aprendizaje la cual hice entrega junto
con mi carpeta pedagógica, el profesor cuestionó del por qué no estoy trabajando con los esquemas
propuestos por el MINEDU, refiriéndose a mi sesión que no consideré los esquemas propuestos en el taller
de capacitación, mencionó que si no lo hacía me podrían abrir un proceso administrativo. La sesión que
elaboré tuve mucho cuidado en la proposición y aplicación de procesos pedagógicos y didácticos que
demanda, además de la atención diferenciada. Esto me está desanimando profesor, si no respetan nuestras
propuestas, para que ya”
Carlos, trabajará en una I.E unidocente menciona: “Profesor, soy docente contratado y este año voy a tener
acompañante pedagógico, me ha llamado para pedir mis datos y saber cuántos niños tengo, que lo necesita
a la brevedad porque el MINEDU está pidiendo, también me dice que llevaremos cursos virtuales y tengo que
crear un correo en “Gmail”, urgente; le dije que siempre he llevado cursos virtuales con mi correo “Hotmail”
sin ningún problema, pregunté si trabajaremos algún drive o Blogger, me respondió que solo era para llevar
el curso virtual que así lo establecían las rubricas de evaluación; además la UGEL está pidiendo así. No sé
por qué me exigen algo que no es necesario yo no tengo internet cerca vivo en la comunidad profesor.
Los testimonios de estos docentes, hacen ver el acompañamiento desde una perspectiva normativa que
descuida las diferencias entre escuelas y al interior de ellas sea su condición multigrado o unidocente, o las
particularidades de cada profesor, pues a todos se llega con las mismas instrucciones. No se busca que
aprendan, sino que ejecuten lo que se les plantea y que hagan tal como se les indica. Se evidencia mayor
preocupación en como llenar un formato de programación prediseñado y luego para aplicarlo tal cual.
En definitiva, el acompañamiento pedagógico es una estrategia muy importante para canalizar y dar
viabilidad a determinada política educativa. Pero también es cierto que la única forma de lograr que los
docentes den realidad a una determinada política, por ejemplo, el Currículo Nacional, es ganando su
voluntad y dotándolos tanto del saber necesario como de las condiciones mínimas para hacer lo que se
espera de ellos, siendo coherentes con lo que establece el currículo y el programa curricular, desde sus
conceptualizaciones sin minimizar lo establecido en el programa curricular y los maestros sentirán a gusto
trabajar fortaleciendo sus capacidades.
Es por ello que se necesita dar al acompañamiento pedagógico un enfoque fundamentalmente reflexivo y
reflexivo que parta de su práctica para construir nuevos saberes, siendo el rol principal del acompañante
aportar al desarrollo y fortalecimiento de los desempeños de los docentes.  Ciertamente, esto demanda a los
acompañantes mayores exigencia si como resultados finales esperamos la mejora de la enseñanza para
superar el rendimiento escolar. Necesitamos entonces hacer sentir que cada aporte le sea útil al docente que
se refleje en la práctica sin caer en contradicciones teóricas ni prácticas, solo así podremos modificar los
patrones de enseñanza que hoy prevalecen en algunas aulas; además de no hacer sentir al docente cansado
e inclusive con pensamientos que el acompañamiento es un hostigamiento. Para ello propongo lo siguiente:
Ser humilde y empático, nadie quiere saber si eres doctor, magister, o cuantos títulos tienes.
Partir de un diagnóstico real sin apresuramientos, solo por el simple hecho de cumplir metas o ser el gran
aplaudido.
Poner en práctica lo que se les solicita, sin pedir algo que no sea necesario, por ejemplo, la creación de
correos electrónicos para llevar cursos virtuales cuando ya tienen sus cuentas creadas y muy bien lo pueden
hacer desde allí.
Construir los aprendizajes del docente a partir de su práctica identificando hechos potentes que los hagan
reflexionar, sin caer en formalismos y/o esquemas tanto en su planificación como su ejecución.

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