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de la Nación Nasa
BAKA'CXTE´PA NASNASA
NEES YUWA'
1
Elaborado por:
2
CONTENIDO
1. Presentación: Qué debe hacer el Estado colombiano para proteger la
existencia física y cultural la Nación Nasa ............................................................... 6
2. Metodología: la construcción del Plan de Salvaguarda ............................ 12
3. La Nación Nasa ................................................................................................... 14
2.1. Zona norte y occidente del Cauca, Sa´t Tama Kiwe y Sur del Valle
del Cauca ........................................................................................................................ 38
a) La nación nasa en medio del conflicto armado. Derechos civiles y
políticos y DIH. .......................................................................................................... 38
- Confrontaciones que se desenvuelven en territorios indígenas entre los
actores armados, sin involucrar activamente a las comunidades indígenas o a
sus miembros, pero afectándolos directamente. ................................................ 38
- Procesos bélicos que involucran activamente a los pueblos y
comunidades indígenas y a sus miembros individuales en el conflicto armado
52
b) La nación nasa ante los riesgos y desafíos territoriales. Derechos
Territoriales. .............................................................................................................. 68
2.2. Putumayo, Caquetá y Nariño ...................................................................... 96
a) La nación nasa en medio del conflicto armado. Derechos civiles y
políticos y DIH. .......................................................................................................... 99
- Confrontaciones que se desenvuelven en territorios indígenas entre los
actores armados, sin involucrar activamente a las comunidades indígenas o a
sus miembros, pero afectándolos directamente. ................................................ 99
- Procesos bélicos que involucran activamente a los pueblos y
comunidades indígenas y a sus miembros individuales en el conflicto
armado. ..................................................................................................................... 117
b) La nación nasa ante los riesgos y desafíos territoriales. Derechos
Territoriales. ............................................................................................................ 121
2.3. Tolima .............................................................................................................. 140
a) La nación nasa en medio del conflicto armado. Derechos civiles y
políticos y DIH. ........................................................................................................ 140
- Confrontaciones que se desenvuelven en territorios indígenas entre los
actores armados, sin involucrar activamente a las comunidades indígenas o a
sus miembros, pero afectándolos directamente. .............................................. 140
b) La nación nasa ante los riesgos y desafíos territoriales. Derechos
Territoriales. ............................................................................................................ 150
2.4. Huila y Tierradentro .................................................................................... 156
a) La nación nasa en medio del conflicto armado. Derechos civiles y
políticos y DIH. ........................................................................................................ 156
- Confrontaciones que se desenvuelven en territorios indígenas entre los
actores armados, sin involucrar activamente a las comunidades indígenas o a
sus miembros, pero afectándolos directamente. .............................................. 156
b) La nación nasa ante los riesgos y desafíos territoriales. Derechos
Territoriales ............................................................................................................. 171
2.5. Meta ................................................................................................................ 183
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a) La nación nasa en medio del conflicto armado. Derechos civiles y
políticos y DIH. ........................................................................................................ 183
- Confrontaciones que se desenvuelven en territorios indígenas entre los
actores armados, sin involucrar activamente a las comunidades indígenas o a
sus miembros, pero afectándolos directamente. .............................................. 183
- Procesos bélicos que involucran activamente a los pueblos y
comunidades indígenas y a sus miembros individuales en el conflicto
armado. ..................................................................................................................... 189
b) La nación nasa ante los riesgos y desafíos territoriales. Derechos
Territoriales ............................................................................................................. 195
2.6. Cabildo Nasa Santiago de Cali ................................................................... 200
Tabla 1. Muestreo de Causas de la migración.......................................................... 203
PARTE 3: El Plan de Salvaguarda ................................................................................ 208
3.1. Fundamentos ................................................................................................. 208
a) El enfoque diferencial de la salvaguarda y la reparación .................. 208
b) La Nación Nasa es el sujeto colectivo de los derechos del Plan de
Salvaguarda .............................................................................................................. 214
c) El fundamento central del Plan es el fortalecimiento de la libre
determinación y la autonomía de la Nación Nasa .......................................... 217
d) La relación con el Estado colombiano será de gobierno a gobierno.
222
e) El concepto de territorio ancestral y su reconocimiento legal
nacional e internacional ....................................................................................... 223
f) El territorio nasa es uno solo ........................................................................ 235
g) La lucha por el territorio ancestral es un eje de la identidad de la
Nación Nasa. ............................................................................................................ 241
h) La Madre Tierra tiene derechos a la protección, reparación y a las
garantías de no repetición. .................................................................................. 243
i) La Nación Nasa interpreta y vive el conflicto armado como la
continuación de la guerra de la Conquista y el colonialismo ...................... 245
j) Respeto a los derechos de la población no indígena del territorio, a
otros pueblos vecinos o con quienes compartimos territorialidad ancestral
246
k) El Plan de Salvaguarda debe priorizar la prevención, atención y
reparación de las mujeres víctimas del conflicto. Las formas específicas
de victimización de las mujeres exigen medidas especiales de reparación
y atención. ............................................................................................................... 247
l) El mínimo legal del Plan es lo que ha dicho la Corte Constitucional y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos .................................................. 260
m) Responsabilidad estatal y excepción de inconstitucionalidad.......... 260
3.3. Objetivos del Plan ........................................................................................ 269
3.4. Líneas de acción (estrategias) .................................................................. 270
a) Esquema-Síntesis de interpretación del conflicto y del riesgo en el
territorio de la Nación Nasa................................................................................. 270
c) Criterios operativos para la ejecución de las estrategias ........................ 278
4. Referencias ............................................................................................................. 281
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PARTE 1: INTRODUCCIÓN
El Plan de Salvaguarda puede ser un mecanismo útil para proteger a las comunidades de
nuestra nación, siempre y cuando enfrente en profundidad los impactos del conflicto
armado y contenga las medidas adecuadas –a la cultura y a la realidad social, política y
económica nasa.
El gobierno debió realizar la consulta previa con cada uno de los pueblos. Este
documento de diagnóstico, fundamentos y líneas estratégicas es resultado de ese
trabajo. En la consulta previa las comunidades ―que conocemos cómo es la violencia
politica contra nosotros y cómo nos afecta, así como el tamaño de los daños y los
riesgos― hemos realizado un análisis profundo, desde el cual hoy podemos decirle al
gobierno cómo debe ser ese Plan de Salvaguarda, en particular para que: 1) se enfoque
en los problemas más agudos, 2) adopte medidas que no agraven esos problemas ni
causen daño a las culturas, y 3) las medidas de protección y cuidado de nuestra vida
sean efectivas y adecuadas a nuestra cultura.
Nuestra tarea en la consulta ha sido: 1) profundizar sobre las dinámicas del conflicto
armado en nuestros territorios y complementar el análisis que hizo la Corte
Constitucional, 2) ordenar todas las medidas de protección y cuidado que hemos
adoptado directamente y las que le hemos exigido al Estado todos estos años de guerra,
3) formular los fundamentos filosóficos, jurídicos, políticos y espirituales que deben
orientar las medidas del Plan de Salvaguarda, y 4) formular un conjunto de medidas de
protección que deberán ser adoptadas por el Estado.
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¿Por qué un Plan de Salvaguarda Étnica frente al conflicto armado y el riesgo de
desplazamiento forzado?
La historia de exterminio contra los pueblos indígenas no se detiene. Al lado y junto con
la guerra estamos viviendo una nueva colonización, que roba tierras, aguas, aire,
árboles, oro y comida. Es una agresión continua; un exterminio sistemático de los
pueblos indígenas que viene desde la Conquista. La situación se ha agravado con el
conflicto armado, que nació de la Violencia de los años 50s. Luego de cinco décadas, la
guerra se ha descompuesto: pesa más lo militar que lo político, la necesidad de dinero
para sostener el ejército que el proyecto político, el afán de crear miedo en el enemigo,
que la necesidad de ganarse a la gente con ideas. El resultado es un pantano de
violencia, en el cual se hunden tanto el Estado como la guerrilla, y con ellos todo el
país.
A pesar de que hemos resistido, e incluso construido autonomía en medio del conflicto,
el costo que debemos pagar es enorme. En la última década, cada año mueren no menos
de 60 comuneros y comuneras nasas a manos de los actores armados; cada año más niños
y niñas son involucrados por ambos grupos; cada vez, debemos dedicarnos más a
defendernos de la guerra que a construir nuestros Planes de Vida.
El conflicto armado se agravó entre 1988 y 2004. Durante esos años creció el
paramilitarismo a niveles enormes, con su reguero de masacres, persecución a las
organizaciones sociales, despojo de tierras y territorios; también en esos años el
narcotráfico invade toda la economía y la sociedad, haciendo más violento el conflicto,
degradando más a los actores armados; esos años la guerrilla crece y profundiza sus
formas de hacer política imponiendo a la gente sus ideas a través del miedo y el fuego.
Entre 2002 y 2010 el gobierno de Uribe Vélez impulsó como política principal hacer la
guerra. Y como resultado, la guerra reemplazó todas las instituciones y espacios
políticos. El llamado Plan Colombia, luego el Plan Patriota y luego el Plan de
Consolidación (que todavía continúa con el gobierno de Juan M. Santos) en el fondo le
propone al país reemplazar las instituciones civiles por fuerzas armadas, la democracia
por los ejercicios militares. La respuesta de la guerrilla fue dispersarse en cientos de
pequeños grupos y reactivar los hostigamientos guerrilleros y las estructuras milicianas.
Ambas estrategias han involucrado más a la población civil.
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para reconocerles los derechos. Los alcaldes trataban de sacarlos de las ciudades para
no tener que asumir el problema. En resumen: los desplazados eran gente sin derechos.
Uno de los sectores más afectados por el agudizamiento del conflicto armado somos los
indígenas. El desplazamiento de 500 personas en un pueblo indígena que tiene una
población de 1.000 habitantes, es como si en Colombia hubiera un desplazamiento de 23
millones de personas. Y la mayoría de los pueblos indígenas en el país tienen esa
población, y ese número de desplazados. Cada año miles de indigenas nasas somos
obligados por los enfrentamientos o las amenazas de los actores armados a ir a sitios de
refugio o a los cascos urbanos. Los últimos años cerca de 50 mil comuneros y comuneras
nasas hemos debido desplazarnos por lo menos una vez por causa del conflicto. Es como
si toda la población de Bogotá y Medellín hubiera tenido que salir a la fuerza de sus
casas.
La mayoría de las acciones militares que realizan los grupos armados en Colombia se
realizan en territorios de la nación nasa, en el Cauca, Putumayo, Huila, Valle, Meta,
Caquetá o Tolima. Y la mayoría de los indígenas asesinados por la guerrilla, los
paramilitares o los militares, pertenecen a nuestro pueblo.
Según la Corte Constitucional, las violaciones de los derechos humanos de las personas
desplazadas ha venido ocurriendo de manera masiva, prolongada y reiterada, y de esa
situación son responsables por acción u omisión todas las autoridades nacionales y
territoriales (alcaldes, gobernadores) con responsabilidades en la atención de la
población desplazada. La Corte reconoció que el problema era estructural, es decir, que
no era una casualidad, ni eran casos aislados. Y señaló tres causas fundamentales:
Primero, no había política adecuada; segundo, no hay suficientes recursos destinados a
financiar dicha política; y tercero, no hay capacidad institucional para implementar esa
política.
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En resumen: La Sentencia T-025 ordenó, para garantizar esos derechos, la reformulación
de las políticas públicas de prevención y atención a la población desplazada, y su
efectivo cumplimiento; segundo, no poner trabas inútiles, no obligar a declaraciones y
papeleos, y tercero, garantizar la coherencia entre las obligaciones y la plata
efectivamente destinada.
La Corte Constitucional analizó las dinámicas y acciones del conflicto armado que son
causas determinantes del desplazamiento forzado. De acuerdo con el Auto 004 son
acciones o conductas nocivas o peligrosas, que deben ser enfrentadas, mitigadas o
prevenidas para que no causen daño a nuestras comunidades, en primer lugar, las
acciones militares directas en territorios indígenas sin involucrar activamente a las
comunidades indígenas pero afectándolas de manera directa; los procesos bélicos que
afectan directamente a los pueblos indígenas en el conflicto armado; los procesos
territoriales y socioeconómicos conexos al conflicto armado interno que afectan sus
territorios tradicionales y sus culturas; y los procesos socioeconómicos indirectos que son
aumentados por causa de la guerra o que hacen que los demás impactos sean peores.
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Los mínimos del Plan de Salvaguarda
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mayoría de las acciones que el pueblo nasa planteó en el proceso de elaboración (donde
la consulta no se hizo) fueron rechazadas por el gobierno. Ahora nos corresponde volver
a plantear esas medidas. Y debemos incluir las garantías de no repetición. Es decir,
medidas concretas para desarticular los grupos paramilitares que nos han atacado, para
desmilitarizar nuestros territorios (como señala la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas), para garantizar el control
territorial a que tenemos derecho.
El Estado, para cumplir con los derechos de las personas y de los pueblos –que son
considerados “sujetos colectivos”--, está obligado a que los medios para satisfacerlos
sean asequibles (o disponibles), accesibles, aceptables (de buena calidad) y adaptables
(adecuados culturalmente). Por otra parte, el Estado debe respetar a los sujetos de
derecho, protegerlos frente a terceros y actuar para realizar los derechos.
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2. Metodología: la construcción del Plan de Salvaguarda
El objetivo principal de ese encuentro era trazar una ruta metodológica que permitiera
un buen proceso de construcción del Plan de Salvaguarda Nasa. Para lograrlo, la
Asamblea definió 5 etapas:
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comunitarias en cada uno de los cabildos nasa de los ocho departamentos y 8 encuentros
departamentales con las autoridades y líderes de la Nación Nasa.
Durante toda esta fase, el equipo nacional del Plan de Salvaguarda realizó diversos
encuentros nacionales para perfeccionar los instrumentos de trabajo. Realizamos 4
talleres de capacitación en metodologías para recolectar y ordenar información
secundaria pertinente para el proceso; y animar, coordinar y sistematizar los diferentes
talleres, encuentros y reuniones que íbamos a realizar; hicimos un documento-matriz
para la sistematización de las diferentes propuestas de autoprotección y un documento-
matriz de actualización del diagnóstico; elaboramos 4 talleres sobre conceptos jurídicos
sobre las condiciones, implicaciones y posibilidades legales de las propuestas. En la
parte final, en un proceso de taller permanente, perfeccionamos el documento de
diagnóstico, conceptualización y líneas de acción del Plan de Salvaguarda nasa, a partir
de las actas y relatorías de las Asambleas comunitarias que realizamos en los 185
cabildos de la nación nasa.
El ejercicio permitió definir una hipótesis de los Programas y Sub-Programas, que será
perfeccionada y finalizada en la segunda fase de la formulación del Plan, cuando
avanzaremos en la identificación de los mecanismos de implementación, los resultados
por cada uno de los programas, así como las metas, indicadores, cronograma y
presupuesto indicativo.
La tercera es la Presentación del Plan ante la Corte Constitucional. En esta etapa lo que
haremos es llamar a la honorable Corte Constitucional y al Gobierno Nacional para poner
en sus manos el plan de salvaguarda nasa, denominado BAKA ́CXTEPA NAS'NASA NEES
YUWA ́, en el marco de un congreso nacional para legitimar el camino que debemos
recorrer para permanecer en el territorio por siempre.
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Para llevar a cabo este proceso, en la Asamblea de autoridades de El Nilo también
ratificamos el Equipo Nacional, representado por compañeros y compañeras Nasa de los
ocho departamentos, delegados previamente por las autoridades de sus respectivos
Cabildos, Asociaciones y Regionales de origen, a fin de garantizar una representación
efectiva de la Nación Nasa. De esta delegación seleccionamos dos compañeros (as) como
promotores (as) y/o dinamizadores (as) con claridad política y administrativa en el
relacionamiento con las instituciones y/o entidades gubernamentales. Aparte de éstos,
tuvimos acompañamiento del equipo técnico compuesto por Asistentes, Sistematizadores
(as) y Secretaria General. A su vez, contamos con el equipo profesional o de expertos en
Planeación propia y externa, Sistematización, Comunicación, Asesoría en derecho propio
y ordinario; también contamos con la guía y el apoyo espiritual de un grupo de Kiwe The
de cada uno de los departamentos. Este componente es un eje transversal del proceso
de construcción del Plan de Salvaguarda de la Nación Nasa.
3. La Nación Nasa
Marcos Yule, reportado por Gómez y Ruiz, relata el mito sobre el origen Nasa:
En un comienzo solo existía el ks'a´w wala (gran espíritu) que por ser
masculino y femenino a la vez, tenía la virtud de generar vida. De él
nacieron diez espíritus hijos llamados: ekthe (sabio del espacio), t'we yase
(nombrador de la tierra), weet'ahn (el que deja la enfermedad en el
tiempo), kl'umn (duende), daat'i (espíritu del control social), tay (sol), a'te
(luna), eeh'a (viento), s'i' (espíritu de la transformación social).
Inicialmente vivían en la misma casa con el gran espíritu, pero luego, por
indicación suya, se transformaron en personas y vivieron por separados. Sin
embargo vivían en constante conflicto: el sol quemaba el agua inundaba.
Entonces les orientó para que se unieran en una sola casa y así lo hicieron.
De su reproducción posterior nacieron las cosas que forman el mundo y un
ser especial llamado Nasa. Como Nasa en la lengua nativa es todo lo que
tiene vida, movimiento, y como en la concepción Paez absolutamente
todas las cosas de la naturaleza tienen vida, podemos decir que de esta
relación surgió el mundo del medio o este mundo, p’ahte donde habitan
los Nasa. De igual manera y de acuerdo con la cosmogonía el universo Nasa
esta representado en cuatro casas, la del gran espíritu, la casa de los diez
espíritus, la casa de los Nasa y la casa de los yu’k hi’pmeas (los sin culo)
que habitan las profundidades de la tierra1...
Luego llega la historia de los caciques. Según el Plan de Vida del CRIC (2007), la Gaitana
es reconocida como cacica nasa, a pesar de que las investigaciones etnohistóricas la
reconocen como líder de la etnia Yalcón en el siglo XVI:
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La cacica Gaitana fue una de las mujeres que se preparó para la pelea, usó
la honda para pelear contra los españoles. Dicen que les tiraba oro y que
mientras los blancos se peleaban por el oro los remataba a punta de piedra
y que para defenderse de las balas, se escondía detrás de los árboles
gruesos. Un día su hijo cayó en manos de los españoles; lo colgaron,
interrogaron y terminaron quemándolo vivo. Cuentan también que
mientras los españoles lo torturaban, él decía que se sentía en medio de
un jardín y fue así como murió, sin dar ninguna información sobre la
ciencia del indio, la cual querían saber los españoles.
Por esto el legado de la Gaitana perdura en la memoria de los pueblos indígenas hasta el
presente como signo de la valentía con que los antepasados defendieron su existencia
del conquistador español, que ávido de riquezas no dudó en asesinar a pueblos
completos. La Gaitana constituye un ejemplo de que la guerra defensiva es legítima y,
además, que es un instrumento válido para garantizar la vida de los pueblos indígenas y
la posesión de los territorios como única forma de seguir perviviendo en el tiempo (PEBI-
CRIC, 2006).
Según el mito, Juan Tama, como los verdaderos caciques, nació de las estrellas y bajó
por las torrentosas aguas de la quebrada de El Lucero, de donde fue sacado por los
chamanes y entregado a unas doncellas para que con su sangre lo amamantaran. Su
voracidad era tan grande, que ellas al poco tiempo mueren. Con la ayuda de los
chamanes, Juan Tama se convirtió posteriormente en legislador, caudillo de su pueblo y
gran cacique de los nasa; fue él quien los defendió de los invasores Pijaos, Guambianos y
blancos.
Los documentos históricos por su parte, muestran no a un Juan Tama mítico, sino a un
gran líder colonial, el cacique principal de Vitoncó y de todo la nación nasa. El cacique
que a través de la violencia y la guerra ―utilizando la voleadora, según el mito―,
desterró a grupos indígenas enemigos, y mediante el manejo de la legislación colonial y
los documentos escritos, defendió el territorio comunal de las manos de los blancos. A él
se debe la creación de los resguardos y la delimitación del territorio Nasa. Dentro de la
mentalidad de estos indígenas, el resguardo y su territorio tienen un origen
eminentemente mítico y divino. Juan Tama, según el mito, desapareció en las profundas
y heladas aguas de la Laguna de Pátalo dejándoles a los nasa por herencia un testamento
político tendiente a la defensa de su territorio y su cultura, todo un acervo de
conocimientos médicos a los chamanes y la promesa de su regreso cuando fuese
menester. “Yo me iré a vivir a una laguna, Yo no muero jamás”2
2 BERNAL: 1953:236
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Juan Tama según la tradición oral es hijo del agua y de la estrella. Se
considera que era oriundo del resguardo de Vitoncó, municipio de Páez.
Juan Tama surge en una época en que los nasa enfrentaban solos al imperio
más grande de la época: España, ante la derrota de sus aliados
estratégicos los Yalcones, los Timbas y los Pijaos.
Juan Tama organizó los territorios bajo la figura de resguardos y dejó unas
leyes que se han convertido en una herencia de defensa y pervivencia.
Según Cieza de León los indígenas de la región del Cauca fueron los que más resistieron
a la invasión española, consiguiendo contra el invasor varios éxitos militares3. Estima que
debieron existir entre 6.000 y 7.000 guerreros, dato que permite pensar en unas 20.000
a 28.000 personas según la relación entre guerrero y población que se quiera aplicar4
(Rappapport, 1982). Juan Velasco arroja la suma de 7.000 almas y Sevilla Casas
considera que la población debió ascender a unas 10.000 personas.
3 CIESA DE LEÓN, Pedro. Primera Parte de la Cónica del Perú. Editorial Espasa-Calpe,
Madrid. 1962
4 RAPPAPORT, Joanne. LA POLÍTICA DE LA MEMORIA. Interpretación indígena de la historia
en los Andes colombianos. Cambridge University Press, Cambridge. 1982
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colonización nasa en la cordillera 6.
En el siglo XVI, en su territorio existían tres grandes cacicazgos: uno en el sur, aguas
abajo del río Páez, denominado como el Cacicazgo de Avirama; otro en el norte, aguas
arriba del río Páez y denominado como el Cacicazgo de Páez y finalmente el de Suyn, en
la cuenca del Río Moras. Estos caciques dirigían a otros líderes de menor importancia y
fueron ellos, como jefes militares, quienes enfrentaron a los españoles a su llegada al
territorio: Páez, Tarabira, Tálaga, Simurga y Nuesga. El hecho que estos caciques no
aparezcan en las crónicas históricas realizadas en tiempos de paz, ha llevado a
Rappaport a sugerir que estos líderes debieron tener un poder político restringido
exclusivamente a los tiempos de guerra. Sin embargo, mantenían unidos los cacicazgos
por lazos de parentesco.
Más tarde los Nasa destruyeron San Sebastián de la Plata y Caloto. Ante la braveza de los
indígenas los españoles tuvieron que ceder e iniciar una estrategia nueva: la
evangelización. A los Jesuitas, enviados por Don Juan de Borja, se encomendó en 1613 la
labor de su apaciguamiento. Los Jesuitas fueron seguidos por misioneros seglares y más
tarde llegaron los Franciscanos. Los primeros resultados se obtuvieron hacia el año de
1640, cuando, a pesar de que se declaraba aún la existencia de “indios de mala paz”, se
inició la dominación española, e instituciones coloniales como la encomienda, la mita y
la doctrina empezaron a florecer en el territorio de Tierradentro. Una década más tarde,
aunque se reconocía que “ahora se entra y sale de su nación”, los logros obtenidos
seguían dejando mucho que desear a los misioneros, quienes afirmaban que aunque los
indígenas ya estaban pacificados, “todavía no están reducidos a doctrina”8.
17
(1985) sostienen que con la llegada de los españoles, “los recaudadores de impuestos
necesitaban reunir a los indios en pueblos para facilitar la recaudación”. Pero no sólo
para facilitar la recaudación, sino también la nueva realidad política de la colonización.
Este patrón tradicional de dispersión muestra, entonces, “una actitud política para
evitar pagar tributo y ser sometidos” (Ibíd). Esta extrema movilidad de los nasa es “un
hecho significativo de lo que es el territorio: un espacio que se recorre”.
A principios del siglo XVIII la lengua española parece haber logrado permear ciertas
capas de la población aborigen y para esa época surgieron los caciques coloniales o
“caciques nuevos”, caracterizados por buscar alternativas novedosas ante su falta de
autonomía frente a los invasores europeos. El cacicazgo y el resguardo son las
instituciones que permitieron alcanzar esta meta10. Don Juan Tama, el cacique de
Vitoncó y Pitayó, los caciques Gueyomuses de la región Togoima, al igual que el cacique
Quilo y Sicos de los pueblos de Toribío, Tacueyó y San Francisco, emprendieron la tarea
de delimitar espacialmente sus territorios. Tama, junto con Quilo y Sicos, viajan a Quito.
Directamente ante las autoridades reales hacen que se les reconozcan sus territorios y
les otorguen títulos escritos. Buscan de esta manera legitimar su poder político como
“caciques principales”. Las referencias míticas e históricas les ayudan igualmente para
legitimar su autoridad y el origen sagrado de los títulos de sus tierras. Así, “a comienzos
del siglo XVIII, la nación nasa se componía de cuatro unidades políticas principales bajo
la autoridad de tres caciques y una unidad política autónoma más pequeña que estaba
unida a estas cuatro por lazos matrimoniales. Esta última unidad política era el
cacicazgo de Wila, que tenía por cacica a doña Mariana Mondiguagua, esposa de don
Juan Tama (Rappaport, 2000:80).
9 BONILLA, Victor Daniel. Historia Política de los Paeces. Ediciones Colombia Nuestra, 2ª
ed. Cali 1982.
10 Op Cit. FINDJI y ROJAS.
18
a través de referencias míticas e históricas. Don Juan Tama decía ser el “hijo de la
estrella”.
A principios del siglo XIX, el proceso de independencia trajo consigo intensos esfuerzos
de consolidación y modernización del estado nacional colombiano. Motivados por los
ideales de desarrollo y progreso, los pretendidos intentos por lograr la unidad nacional a
través de la imposición de una sola lengua, una sola religión y una sola cultura,
desembocaron en cruentos procesos de privatización, latifundización y liberación de
mano de obra (Henao, 1983; Padilla, 1996; Rappaport, 2000; Molano, 2000). El anuncio y
desarrollo de las guerras civiles del siglo XIX, entonado por las clases dominantes al
compás de la acumulación de riqueza y al ritmo de los cambios en la legislación sobre la
adjudicación de tierras baldías y de la expansión acelerada de las haciendas ganaderas y
las plantaciones de café y azúcar en la región de lo que actualmente es el Cauca y el
Valle del Cauca, despojó a los indígenas de sus tierras e impulsó a muchos de ellos a
trabajar como terrajeros y asalariados; a otros, a internarse en lugares recónditos para
evadir la persecución y dominación económica, política y social a la que estaban siendo
sometidos. El territorio nasa, como uno de los principales escenarios bélicos, no fue la
excepción (Rappaport, 2000). Fue así como durante los últimos años del siglo XIX y
primeros del siglo XX, un número considerable de nasas migró a regiones como el
Putumayo, el Valle, el Caquetá y la Cordillera Occidental del Cauca en el camino al mar
(Gómez y Ruiz, 1997; Findji, 1993).
Años más tarde, el desmembramiento del gran Estado del Cauca, con la consecuente
pérdida de las minas de oro y de las fértiles tierras de Nariño y del Valle, determina un
proceso de ruralización dentro de la élite caucana que acrecienta la explotación de la
población campesina e indígena del territorio. Las haciendas se expanden a costa de los
resguardos y se consolida el “terraje”. Grandes masas de indios desposeídos quedan con
la obligación de pagar un determinado número de días de trabajo en la hacienda del
nuevo patrón, por el derecho a vivir y usufructuar un pequeño pedazo de tierra que
antes le pertenecía a su comunidad.
Los conflictos agrarios se agudizaron en las primeras décadas del siglo XX. En este
contexto surgió, en la segunda década del siglo XX, el movimiento encabezado por
Manuel Quintín Lame Chantre, el indio terrajero de Polindara, conservador y católico,
quien junto con José Gonzalo Sánchez, indígena totoró, conformó un movimiento
denominado “La Quintinada” que involucró a terrajeros y cabildos indígenas Nasa,
19
Guambianos y Coconuco, extendiéndose posteriormente a los indígenas del Huila y del
Tolima. Como banderas de lucha el movimiento planteaba: a) la defensa de las
parcialidades y el rechazo a las leyes de extinción de los resguardos; b) la negativa a
pagar terraje o cumplir con obligaciones personales; c) la afirmación de los cabildos
como centros de autoridad; d) la recuperación de las tierras usurpadas por los
terratenientes y el “desconocimiento de todos los títulos que no se basaran en cédulas
reales”; y e) la condena y rechazo de la discriminación racial a que están sometidos los
indios colombianos.
El Plan de Vida del CRIC (2007), sintetiza el legado de Manuel Quintín Lame en el siglo
XX:
Quintín Lame nació cuando un nuevo país florecía al calor de una nueva
constitución, la de 1886, que en cierta forma fue una esperanza de
reconciliación y progreso en el país. Quintín Lame, buscó no solo la
defensa de los terrasgueros sino también la de los habitantes de los
resguardos.
Este movimiento dio como resultado que los terrasgueros desde Totoró,
Cajibío, hasta Sotará, se negaran a pagar el terraje (Plan de Vida del CRIC,
2007).
Así, el escenario de las primeras décadas del siglo XX estuvo configurado por las
tensiones políticas bipartidistas (entre liberales y conservadores), las disputas por la
propiedad de la tierra mediante el cuestionamiento de los títulos de propiedad, las
condiciones de trabajo en las haciendas y plantaciones, el conflicto por la tierra que
desató la colonización antioqueña entre indígenas y campesinos recién llegados; también
las luchas por la recuperación de las tierras usurpadas por los terratenientes, la defensa
del resguardo y el no pago del terraje que emprendieron, de la mano de Manuel Quintín
Lame, José Gonzalo Sánchez y Eutiquio Timoté, los indígenas en el Cauca y luego en el
Tolima (Gilhodés, 1988; Rappaport, 2000).
20
La efervescencia del conflicto agrario y el bipartidismo desembocarían, en la década del
Cincuenta, en lo que se ha llamado el período de la Violencia en Colombia que se
agudizaría después del asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948,
produciendo más de 200.000 muertes en toda Colombia entre 1946 y 1966 (Roldán,
1998). Los síntomas declarados de violencia empezaron a ocurrir casi simultáneamente a
mediados de 1949 en los departamentos de Huila, Santander, Valle del Cauca y sur del
Tolima. Luego se extendieron a otras regiones: Antioquia, Chocó, sur de Córdoba y
Bolívar, Risaralda, Quindío, norte del Cauca, Cundinamarca, Boyacá, Meta, los
Santanderes y Casanare (Guzmán, Fals Borda, Umaña Luna, 2005).
Amador Ospina (2008) plantea que para el caso de los nasa, interesa aclarar que la
comunicación geográfica entre Saldaña, Marquetalia y Gaitania —en el sur del Tolima—,
Corinto, Miranda, Toribío y Jambaló —en el norte del Cauca—, y Florida y Pradera ―en el
sur del Valle del Cauca―, explica la expansión geográfica de la violencia y las
especificidades que ésta adquirió en las zonas de colonización. Los nasa del Cauca y
Valle del Cauca que vivieron la represión y persecución de la policía militar del gobierno
conservador y de los pájaros, se vieron obligados a migrar: muchos se fueron hacia la
cordillera occidental, por la región del río Naya, otros se desplazaron hacia los
departamentos de Putumayo, Caquetá, Huila y Meta.
En 1971, bajo los principios de unidad, tierra y cultura, nació la primera organización
indígena en Colombia: el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Como señalan
Houghton y Villa (2005), “el movimiento indígena del departamento del Cauca en
Colombia ha sido desde los años setenta el motor político e ideológico de los pueblos
indígenas en el país, y por lo menos en su etapa inicial, de los movimientos indígenas del
continente. El auge de las luchas agrarias en Colombia estimuladas por la reforma
agraria del gobierno de Lleras Restrepo (1968), unido a la historia particular de los Nasa
y demás pueblos indígenas de esa región, herederos del levantamiento dirigido por
Quintín Lame en la primera mitad del siglo XX, fueron un contexto favorable para la
irrupción de un movimiento indígena radical que en pocos años se ubicó como actor
social y político ineludible en el país” (Houghton y Villa, 2005:84). Las reivindicaciones
de Manuel Quintín Lame, que habían sido fuertemente debilitadas durante la época de
La Violencia (Rappaport, 2000), impulsaron el proyecto político autonómico de las
nacientes organizaciones. Sus ideas y reivindicaciones sobrevivieron y la lucha de los
21
Nasa contra el terraje, la explotación y la reivindicación de sus resguardos, cabildos y
cultura se ha mantenido desde entonces, y bajo diversas formas, en todo el territorio.
En la década del ochenta, el auge del narcotráfico le dio otro matiz al conflicto. Los
carteles de la droga y los terratenientes armaron ejércitos privados para defender sus
intereses de los ataques de las guerrillas. Los otrora llamados “pájaros” de la Violencia,
conservadores y anticomunistas, devinieron durante los ochenta en organizaciones
paramilitares. Su consolidación estuvo amparada no sólo por la mafia y los
terratenientes sino también por los suficientemente comprobados pero invisibilizados
vínculos entre éstos y el ejército colombiano. La diversificación de actores armados, la
intensificación de la confrontación armada y la similitud en sus modus operandi vuelve
cada vez más difusas las fronteras entre los distintos tipos de violencia que tienen lugar
en Colombia (Riaño, 2006).
22
décadas. En este marco, “la breve tregua post-constitucional que vivieron los pueblos
indígenas termina en 1997, cuando se inicia un fuerte incremento de la violencia política
que se sostiene hasta el presente” (Houghton y Villa, 2005:41).
Con su elección, las tensas relaciones entre Estados Unidos y Colombia, reducto del
gobierno del presidente Samper, llegaron a su fin. Colombia empezó a ocupar un papel
muy importante en la política exterior estadounidense y “las relaciones viraron hacia
una cooperación total” (Riaño, 2006:xxxvi). El símbolo principal de este viraje fue la
aprobación de un paquete de ayuda económica y militar conocido como Plan Colombia,
cuyo objeto era combatir el narcotráfico. Sin embargo, entrelazado con los cambios en
el escenario mundial, con acontecimientos mundiales de gran envergadura, en 2001, la
ayuda estadounidense experimentó profundas transformaciones y empezó a ser utilizada
en la “guerra contra el terrorismo” (Pizarro, 2004). Paradójicamente, luego de la
aprobación del Plan Colombia, en octubre de 1998, dos meses después de la posesión
oficial del presidente Pastrana, se estableció la zona de distensión, el lugar donde se
iban a llevar a cabo los diálogos con las FARC, en cinco municipios del departamento del
Meta: La Uribe, La Macarena, Vistahermosa, Mesetas y San Vicente del Caguán. Después
de casi un año de conversaciones entre el gobierno y las FARC para establecer los
acuerdos de funcionamiento de la zona de distensión, entre ires y venires, tensiones y
negociaciones, finalmente el 7 de septiembre de 1999, con cuarenta y dos mil
kilómetros desmilitarizados, se instalaron las mesas de negociación. Con la presencia del
presidente Pastrana en la zona de distensión, mientras todos esperaban la llegada del
máximo jefe de las FARC, Manuel Marulanda Vélez, éste jamás apareció. La “silla vacía”
se convirtió en el símbolo del mal presagio que auguraban los diálogos de paz que
apenas iniciaban (Cuéllar, 2008). Con ese sinsabor, y acompañado de constantes
tensiones y de enfrentamientos entre militares, paramilitares y guerrillas en otras zonas
del país, transcurrieron los diálogos durante ese año. Los diálogos fueron suspendidos en
varias ocasiones y reanudados nuevamente debido a distintos hechos que obstaculizaron
su desarrollo. Entre ellos, a nivel nacional, vale la pena destacar la aparición de los
cadáveres de los tres indigenistas estadounidenses secuestrados y posteriormente
asesinados por las FARC, la cuestionada negligencia del gobierno frente al
fortalecimiento y avances de los paramilitares en distintas regiones del país, el
secuestro en pleno vuelo de un avión de Avianca por parte de un guerrillero que lo
23
desvió hacia San Vicente del Caguán, sede de los diálogos de paz y el secuestro y
posterior asesinato de la ex ministra de Cultura, María Consuelo Araújo Noguera en la
Sierra Nevada de Santa Marta el 29 de octubre de 2001 (El Tiempo, febrero 21, 2002).
Un acontecimiento internacional, ocurrido durante el segundo semestre de 2001,
marcaría el destino nacional: el mundo presenció la caída de las Torres Gemelas en
Nueva York, uno de los símbolos del modelo hegemónico capitalista, el once de
septiembre de 2001.
Las FARC, el ELN (guerrillas) y las AUC (paramilitares) entraron en la lista negra del
Departamento de Estado de los Estados Unidos como organizaciones terroristas (Pizarro,
2004). La calificación (o descalificación) como terroristas empezó a ser usada
selectivamente únicamente para hacer referencia a las guerrillas. Su uso y abuso
indiscriminado en los discursos públicos de los gobernantes, en los medios de
comunicación, en las conversaciones familiares, en espacios públicos y privados, indica
el papel del cambio en las políticas de representación (de ser una guerrilla a ser
terroristas) a la hora de darle legitimidad a una guerra frontal en contra de quien
amenazaba la seguridad nacional.
El inicio del año 2002 fue implacable en esta corta pero golpeada historia de los diálogos
de paz. El nueve de enero de 2002, el Comisionado de Paz anunció la finalización de los
diálogos. A partir de ese momento, todo fue un ultimátum (Cuéllar, 2008). Con un plazo
de 48 horas para reactivar el proceso —concedido por el presidente Pastrana al entonces
comisionado de la ONU, James Lemoyne— , se logró una prórroga. Sin embargo, tras el
secuestro del entonces congresista Jorge Eduardo Gechem, el veinte de febrero de 2002,
el presidente Pastrana anunció el fin del proceso de paz. Las tropas del ejército
colombiano, armadas hasta los dientes, fueron movilizadas rápidamente a la zona. Un
titular del periódico El Tiempo da cuenta de ello: “Pastrana retomó la zona de despeje”
(El Tiempo, febrero 24, 2002). Varios candidatos presidenciales, entre ellas Ingrid
Betancourt, se movilizaron hacia la zona de distensión para intentar reactivar el
proceso. Una vez hizo presencia en la zona, el veintitrés de febrero de 2002, Betancourt
fue secuestrada por las FARC junto con su asesora política Clara Rojas (El Tiempo,
febrero 25, 2002).
A finales del año 2001 y principios de 2002, la carrera electoral de los candidatos
presidenciales empezó a verse fuertemente amenazada por el aumento de la
popularidad de la campaña de Álvaro Uribe Vélez: “Mano firme, Corazón grande”. El
candidato, quien había sido senador de la república y gobernador del departamento de
Antioquia (entre 1995 y 1997)11, uno de los más golpeados por la violencia, tomaba
ventaja sobre el resto. Uribe capitalizó la distancia creada entre el gobierno de Pastrana
y las FARC a raíz de la ruptura del proceso de paz, así como el endurecimiento de la
opinión pública en contra de una solución negociada al conflicto. Propuso, como su
meta principal, poner en marcha “la política de seguridad democrática”, que prometía
tomar medidas enérgicas contra la guerrilla, como parte de una estrategia más amplia
de lucha contra el terrorismo (Riaño, 2006). Su retórica, con el paso del tiempo, se tornó
cada vez más fuerte en contra de la subversión.
24
La guerra estaba legitimada. Quien la abanderaba iba a ser elegido. Con una victoria
contundente del 53% de la votación a su favor, el candidato presidencial fue elegido en
la primera vuelta, lo cual no ocurría desde hacía doce años cuando el país implementó la
segunda vuelta en las elecciones (El Tiempo, mayo 27, 2002). La retórica del discurso
público enunciado durante la posesión de Álvaro Uribe Vélez el siete de agosto de 2002,
reunió todas las características de la campaña presidencial que lo llevaron a ser el
candidato electo. Bajo la política de la seguridad democrática, Uribe aparece en este
escenario como restaurador del orden. Las FARC, por el contrario, encarnan el mal
(Cuéllar, 2008).
Según lo documentan Houghton y Villa (2005), precisamente el año 2002 fue el más
intenso en asesinatos y heridos en toda la historia reciente de los pueblos indígenas:
298. Estos hechos recaerán de forma dramática en el Putumayo, el departamento más
afectado como resultado de las acciones militares y paramilitares en el marco del Plan
Colombia” (2005:47). Entre 2002 y 2010, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez implementó
las leyes de la impunidad (Ley 975 de 2005) y las leyes del despojo. Durante este período
se creó la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación; salió a la luz la existencia
de pruebas judiciales sobre la falsa desmovilización paramilitar; la reactivación de
bandas emergentes de paramilitares desmovilizados que continuaron trazando, y lo
siguen haciendo, sus “geografías del terror” (Oslender, 2004) y la negativa del gobierno
de Uribe a aceptarlo; el proceso por “parapolítica” que no se detiene; las relaciones
entre la fuerza pública y los paramilitares que siguen ventilándose; el escándalo por las
ejecuciones extrajudiciales, entre otros. A la falta de garantías para lograr un verdadero
y legítimo proceso de verdad, justicia y reparación, se sumó la extradición de catorce
jefes paramilitares a Estados Unidos el catorce de mayo de 2008, sobre la que se
pronunció en su momento la CIDH anunciando la manera como ésta limitaba el
esclarecimiento de los crímenes perpetrados durante el conflicto armado en Colombia e
interfería con la determinación de los vínculos entre los agentes del estado y los líderes
paramilitares (El Tiempo, mayo 14, 2008).
En 2010, con la elección presidencial de Juan Manuel Santos, quien había sido el
ministro de Defensa durante el primer mandato presidencial de Uribe, se implementó el
Plan de Consolidación, la continuidad del Plan Colombia y del Plan Patriota. También la
Ley de Víctimas y Restitución de Tierras fue promulgada en 2011, a la vez que se
aprobaba en el Congreso de la República la reforma al fuero penal militar y el Marco
Legal para la Paz, suficientemente cuestionadas por las organizaciones de víctimas y de
derechos humanos.
25
CENSO GENERAL DE LA NACIÓN NASA
DPTO. MUNICIPIO COMUNIDAD/RESGUARDO FAMILIAS HOMBRES MUJERES TOTAL
Belen de los
Caquetá Andaquies Cabildo Manuel 15 23 27 50
Belen de los
Caquetá Andaquies Resguardo La Esperanza 13 34 32 66
Caquetá Cartagena del Chairá Cabildo El Berlín ND ND ND ND
Caquetá El Paujil Cabildo Beraca 323 516 602 1.118
Caquetá El Paujil Cabildo Üus Use 176 159 335
Caquetá Florencia Cabildo El Danubio ND ND ND ND
Caquetá Florencia Cabildo Nasa Üius 19 42 39 81
Caquetá Florencia Comunidad La Gaitana 15 47 35 82
Caquetá Milán Cabildo Pueblo Nuevo ND ND ND ND
Caquetá Morelia Cabildo El Chocho ND ND ND ND
Cabildo Calarca (Etnia
Caquetá Puerto Rico Pijao) 28 56 49 105
Caquetá Puerto Rico Cabildo Montebello 17 32 21 53
Caquetá Puerto Rico Cabildo Üse'yecte ND 29 40 69
Resguardo Sek dxi El
Caquetá Puerto Rico Quecal 82 50 53 103
Caquetá Puerto Rico Resguardo Galilea Siberia 26 50 49 99
Caquetá Puerto Rico Resguardo Nasa Kiwe 18 49 32 81
Caquetá Puerto Rico Resguardo Witax'kwe 10 21 19 40
Caquetá San Jośe del Fragua Resguardo Nasa El Portal 9 17 23 40
San Vicente del Cabildo Banderas del
Caquetá Caguán Recaibo 30 56 50 106
San Vicente del
Caquetá Caguán Cabildo La Tunia ND ND ND ND
San Vicente del Cabildo Urbano Juan
Caquetá Caguán Tama 19 32 23 55
San Vicente del
Caquetá Caguán Resguardo Altamira 64 142 141 283
San Vicente del
Caquetá Caguán Resguardo Yaguara II 25 56 48 104
Resguardo Jerico-
Caquetá Solano Consayá-Peñas Altas ND ND ND 250
Caquetá Solano Cabildo Tres Troncos ND ND ND ND
Caquetá Solano Resguardo El Libano 15 40 32 72
Caquetá Solano Resguardo Guayabal 11 26 18 44
26
Caquetá Valparaíso Cabildo Urbano Yu'luucx 161 155 316
Cauca Buenos Aires Cabildo Alto Naya ND ND ND ND
Cauca Buenos Aires Cabildo Cerro Tijeras (*) 1.475 1.347 2.822
Cauca Buenos Aires Cabildo La Paila ND ND ND 980
Cauca Buenos Aires Resguardo Nuevo Ceral 175 335 343 678
Cauca Cajibío Cabildo Cofradía 79 104 108 212
Cauca Cajibío Resguardo Path Yu 65 143 124 267
Cauca Cajibío Resguardo Cxayu'ce Fxiw 59 121 96 217
Cauca Caldono Resguardo La Aguada ND 900 797 1.697
Resguardo La Laguna
Cauca Caldono Siberia ND 2.080 1.915 3.995
Cauca Caldono Resguardo Las Mercedes ND 947 904 1.851
Cauca Caldono Resguardo Pioyá ND 1.084 1.062 2.146
Cauca Caldono Resguardo Pueblo Nuevo ND 3.010 3.048 6.058
Resguardo San Lorenzo de
Cauca Caldono Caldono ND 5.022 5.156 10.178
Cauca Caloto Resguardo Huellas 2.450 4.242 4.231 8.473
Cauca Caloto Resguardo Toéz 212 376 350 726
Cauca Corinto Resguardo Corinto 2.340 5.299 5.045 10.344
Cauca Corinto Resguardo López Adentro 2.935 6.709 6.367 13.076
Cauca Inzá Resguardo Calderas 289 1.262 1.278 2.540
Cauca Inzá Resguardo La Gaitana 735 1.213 1.202 2.415
Cauca Inzá Resguardo San Andrés 928 1.652 1.773 3.425
Cauca Inzá Resguardo San Miguel 416 573 598 1.171
Cauca Inzá Resguardo Santa Rosa 519 1.013 996 2.009
Cauca Inzá Resguardo Selva Hermosa 882 1.629 1.578 3.207
Cauca Inzá Resguardo Timbichucue 213 397 385 782
Cauca Inzá Resguardo Turminá 329 530 478 1.008
Cauca Inzá Resguardo Yaquivá ND ND ND ND
Cauca Jambaló Resguardo Jambaló 7.994 7.942 15.936
Resguardo La Cilia La
Cauca Miranda Calera 1.653 2.561 2.609 5.170
Cauca Morales Cabildo Nueva Esperanza 224 380 308 688
Cauca Morales Cabildo Nuevo Horizonte 140 253 231 484
Cauca Morales Cabildo Renacer 50 137 102 239
Cauca Morales Resguardo Musse Ukwe 116 265 243 508
Cauca Morales Resguardo Bonanza ND ND ND 999
Cauca Morales Resguardo Aguanegra 337 740 729 1.469
Cauca Morales Resguardo Chimborazo 318 733 700 1.433
Cauca Morales Resguardo Honduras 979 2.595 2.416 5.011
Cauca Páez Cxab Wala Luucx ND ND ND ND
Cauca Páez Las Delicias ND ND ND ND
27
Cauca Páez Resguardo Pickwe Tha'fi'w ND ND ND 289
Cauca Páez Resguardo Avirama 519 947 960 1.907
Cauca Páez Resguardo Belalcázar 551 1.310 1.118 2.428
Cauca Páez Resguardo Chinas 73 156 157 313
Cauca Páez Resguardo Cohetando 580 1.002 981 1.983
Cauca Páez Resguardo Lame 135 300 308 608
Cauca Páez Resguardo Mosoco 344 677 686 1.363
Cauca Páez Resguardo Ricaurte 460 920 850 1.770
Cauca Páez Resguardo San José 66 119 128 247
Cauca Páez Resguardo Suin 47 113 95 208
Cauca Páez Resguardo Tálaga 384 727 717 1.444
Cauca Páez Resguardo Tóez-Páez 50 87 83 170
Cauca Páez Resguardo Togoima 547 1.112 1.109 2.221
Cauca Páez Resguardo Vitoncó 484 1.067 1.084 2.151
Cauca Páez Resguardo Wila 362 717 744 1.461
Cauca Piamonte Cabildo Alto Suspizacha 5 13 12 25
Cauca Piendamó Cabildo Raíces de Oriente 157 230 168 398
Cauca Popayán Cabildo Tóez ND ND ND 0
Resguardo Páez de
Cauca Popayán Quintana ND ND ND ND
Resguardo Nasa de Juan
Cauca Puracé Tama ND ND ND 760
Santander de
Cauca Quilichao Resguardo Canoas 1.883 3.591 3.386 6.977
Santander de
Cauca Quilichao Resguardo Concepción (*) 1.057 1.086 2.143
Santander de
Cauca Quilichao Resguardo de Guadualito 382 742 718 1.460
Santander de
Cauca Quilichao Resguardo Las Delicias (*) 1.002 968 1.970
Santander de Resguardo Munchique Los
Cauca Quilichao Tigres 934 1.856 1.806 3.662
Santander de Resguardo Nasa Kiwe Tek
Cauca Quilichao Ksxaw 659 1.737 1.882 3.619
Cauca Silvia Cabildo La Gaitana 244 457 447 904
Cauca Silvia Resguardo Pitayó 2.132 3.361 3.535 6.896
Cauca Silvia Resguardo Quichaya 697 1.331 1.279 2.610
Cauca Silvia Resguardo Tumburao 154 298 292 590
Cauca Sotará Cabildo El Peñón 65 129 128 257
Cauca Timbío Cabildo Kite Kiwe 95 161 161 322
Cauca Toribío Resguardo San Francisco 2.018 3.973 3.849 7.822
Cauca Toribío Resguardo Tacueyó 3.765 7.117 6.968 14.085
Cauca Toribío Resguardo Toribío 2.389 4.706 4.771 9.477
28
Cauca Totoró Resguardo de Jebalá 357 834 824 1.658
Cauca Totoró Resguardo Novirao ND ND ND 1.173
Cauca Totoró Resguardo Paniquitá 341 2.105 2.142 4.247
Íquira, Nátaga,
Huila Tesalia y Páez Resguardo Huila (Caloto) 57 124 115 239
Íquira, Nátaga, Resguardo Huila
Huila Tesalia y Páez (Casablanca) 43 92 82 174
Íquira, Nátaga, Resguardo Huila
Huila Tesalia y Páez (Chachucue) 49 87 87 174
Íquira, Nátaga,
Huila Tesalia y Páez Resguardo Huila (Huila) 77 155 166 321
Íquira, Nátaga,
Huila Tesalia y Páez Resguardo Huila (Irlanda) 42 69 72 141
Íquira, Nátaga,
Huila Tesalia y Páez Resguardo Huila (Josayo) 28 59 65 124
Íquira, Nátaga, Resguardo Huila
Huila Tesalia y Páez (Llanobuco) 20 31 36 67
Íquira, Nátaga,
Huila Tesalia y Páez Resguardo Huila (Palmito) 18 40 38 78
Íquira, Nátaga, Resguardo Huila (San
Huila Tesalia y Páez Miguel) 93 212 203 415
Íquira, Nátaga, Resguardo Huila (SM
Huila Tesalia y Páez Arrayanes) 28 59 63 122
Resguardo Nuevo
Huila La Argentina
Amanecer La Meseta ND ND ND 310
Huila La Argentina Resguardo Pik'kwue Ikh ND ND ND 402
Huila La Plata Cabildo Fiw Paez 44 81 80 161
Huila La Plata Cabildo Los Ángeles 34 67 63 130
Huila La Plata Cabildo Nueva Esperanza 42 90 69 159
RESGUARDO BUKJ'UKUE
Huila La Plata LLANO BUCO 90 191 197 388
Resguardo La Estación
Huila La Plata Tálaga 97 206 182 388
Resguardo La Gaitana
Huila La Plata (vereda Bajo Rosal) 20 35 38 73
Resguardo La Gaitana
Huila La Plata (vereda El Líbano) 36 60 75 135
Resguardo La Gaitana
Huila La Plata (vereda El Rosal) 29 50 61 111
Resguardo La Gaitana
Huila La Plata (vereda San Mateo) 45 99 87 186
29
RESGUARDO LA REFORMA
Huila La Plata GUAMBIANO -PAEZ 31 58 69 127
Huila La Plata Resguardo Potrerito 101 214 239 453
30
Resguardo Alpes
Orientales integrado con
el resguardo Santa Rosa
de Juanambú, Campo
Alegre y La Floresta Alto
Putumayo Puerto Caicedo Coquetó 141 319 320 639
Putumayo Puerto Guzmán Cabildo Cerro Guadua 36 76 55 131
Putumayo Puerto Guzmán Cabildo Los Guaduales 10 17 12 29
Putumayo Puerto Guzmán Cabildo Nasa Juan Tama 34 58 43 101
Putumayo Puerto Guzmán Cabildo Nasa Kiwe ND ND ND ND
Putumayo Puerto Guzmán Cabildo Sath Tama ND ND ND ND
Putumayo Puerto Guzmán Resguardo El Descanso 74 314 268 582
Resguardo La Aguadita
Putumayo Puerto Guzmán Uk'awesx 57 97 101 198
Resguardo Porvenir La
Putumayo Puerto Guzmán Barrialosa 86 246 195 441
Putumayo Puerto Leguízamo Cabildo Nasa Kiwe 24 70 52 122
? Nasa Kiwe U'se Nueva
Putumayo Valle del Guamuez Palestina 29 63 46 109
Cabildo Kiwe Zxiçxkwe
Putumayo Valle del Guamuez (TIERRA Linda) 23 44 30 74
Putumayo Villagarzón Cabildo Çxham Wala 43 59 56 115
Cabildo: Nasa Kiwe Alto
Putumayo Villagarzón Sinai 36 66 66 132
CABILDO NASA THAX
TADX KIWE LOMA
Putumayo Villagarzón REDONDA 40 57 50 107
Putumayo Villagarzón Resguardo Campo Alegre 16 58 78 136
Resguardo Jerusalem y
Putumayo Villagarzón San Luis Alto Picudito 153 286 309 595
Tolima Planadas Resguardo Gaitania 666 1.423 1.318 2.741
Tolima Rioblanco Cabildo Barbacoas 74 298 260 558
Tolima Rioblanco Resguardo Las Mercedes 41 91 67 158
Valle del
Cauca Buenaventura Resguardo La Delfina ND ND ND 410
Valle del
Cauca Buenaventura Cabildo La Playa ND ND ND ND
Valle del
Cauca Buenaventura Cabildo Las Minas ND ND ND ND
Valle del
Cauca Buenaventura Cabildo Mira Valle ND ND ND ND
Valle del
Cauca Buenaventura Cabildo Pico Loro ND ND ND ND
31
Valle del
Cauca Buenaventura Cabildo Yu'luucx ND ND ND ND
Valle del Cabildo de Santiago de
Cauca Cali Cali 1.264 2.178 2.437 4.615
Valle del
Cauca Dagua Cabildo Alto de la Mona ND ND ND ND
Valle del
Cauca Dagua Cabildo Cañón Río Pepitas ND ND ND ND
Valle del Cabildo mayor nuevo
Cauca Dagua despertar ND ND ND ND
Valle del
Cauca Dagua Resguardo Yu'yisxkwe' ND ND ND 72
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (Altamira) 48 68 57 125
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (El Salado) 101 160 134 294
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (Granates) 77 123 112 235
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (La Cumbre) 70 116 94 210
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (La Ribera) 137 228 212 440
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (Las Guacas) 117 182 157 339
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (Nueva Esperanza) 17 35 27 62
Resguardo Cabildo
Valle del Central de Asentamientos
Cauca Florida (Nuevo Horizonte) 51 71 77 148
32
Valle del Resguardo Triunfo Cristal
Cauca Florida Páez (*) 540 800 817 1.617
Valle del
Cauca Florida Resguardo Kwesx Kiwe (*) 36 152 145 297
Valle del
Cauca Florida San Juan Paez ND ND ND ND
Valle del
Cauca Ginebra Cabildo Río Guabas 65 148 143 291
Valle del
Cauca Jamundí Resguardo Jamundí 197 349 302 651
Valle del
Cauca Jamundí Resguardo Pueblo Nuevo 62 119 122 241
Valle del
Cauca Pradera Resguardo El Nogal 21 29 21 50
Valle del
Cauca Pradera Resguardo Kwet Wala ND ND ND 650
Valle del
Cauca Pradera Resguardo La Carbonera 18 33 17 50
Valle del
Cauca Pradera Resguardo La Fría 19 29 31 60
231.939
33
PARTE 2: Diagnóstico
Notas Preliminares
En este primer momento nos dimos cuenta de varias cosas: la primera de ellas, es que
no todas las organizaciones regionales, asociaciones locales y/o zonales, y cabildos nasa
en cada uno de los 8 departamentos cuentan con un registro sistemático sobre las
violaciones a los derechos humanos y al DIH. Las variaciones en los niveles de
documentación están vinculadas, sobre todo, con las diversas trayectorias políticas y
organizativas: algunas de las organizaciones tienen más de 40 años de existencia, motivo
por el cual el volumen de producción documental es mucho mayor porque también la
actividad política y organizativa es mayor. Las actividades de dichas organizaciones
transcurren entre escuelas de formación en derechos humanos, derecho propio,
congresos, audiencias, entre otros, mientras que no ocurre lo mismo en otras zonas. En
algunas zonas donde los impactos de la violencia política son muy agudos, hay equipos
nasa dedicados a recopilar la información, a sistematizarla y analizarla para producir
informes sobre la situación de derechos humanos y violaciones al DIH en el territorio
nasa, por ejemplo. Dicha información sirve como diagnóstico preliminar para el
34
desarrollo e implementación de planes de protección propios que han sido puestos en
marcha en distintos lugares.
Sin embargo, es necesario anotar que aun cuando hay organizaciones que tienen como
política el seguimiento a las violaciones a los derechos humanos contra el pueblo nasa,
dicha información también presenta otras dificultades. En muchos casos, no cuentan con
una descripción detallada de los eventos, en algunos casos identifican a los autores pero
en otros no lo hacen y hay niveles de subregistro muy notables en algunos tipos de
violaciones, como lo son la violencia sexual, las amenazas, las torturas, los heridos y los
reclutamientos forzados. Los motivos del subregistro asociado a este tipo particular de
violaciones indican: en primer lugar, que hay un proceso de “naturalización” o
“normalización” de la violencia. Para el caso de las amenazas, por ejemplo, el
subregistro muestra que éstas se vuelven “tan cotidianas y frecuentes”, que ya ni
siquiera se denuncian o, cuando se hace, no se registran. En segundo lugar, que el
conflicto armado afecta de manera diferencial a las mujeres y que la violencia sexual
como una de sus expresiones más extremas no es denunciada a pesar de que es habitual,
extendida y sistemática, como lo anunció la Corte Constitucional en el Auto 092. Pero
también es invisible e invisibilizada. Esto sólo puede ser explicado a través de los
factores sociales y culturales que producen la estigmatización de las mujeres que han
sido víctimas de violencia sexual, cuya presencia y existencia remite a una estructura
jerárquica de género anclada en la tradición patriarcal. Es todavía una tarea urgente un
diagnóstico sobre la situación de derechos humanos de las mujeres nasa en general, y
sobre la violencia sexual, en particular. Para esto, como primera medida, es
fundamental que las organizaciones indígenas empiecen a producir información que
contenga un enfoque de género.
35
los vacíos que antes mencionamos. El pulso que ganamos con el Ministerio del Interior,
que desde el inicio buscó imponernos una ruta metodológica que no se adecuaba a
nuestras necesidades, nos dio la oportunidad de realizar la consulta del Plan de
Salvaguarda en los 185 cabildos nasa en los 8 departamentos donde nos encontramos. En
el marco de estas asambleas también podíamos actualizar nuestro diagnóstico.
También es necesario aclarar que este diagnóstico parte de la propuesta teórica definida
por la Base de Datos del CINEP, que entiende la violencia política como “aquella
ejercida como medio de lucha político social con el fin de mantener, modificar,
substituir o destruir un modelo de Estado o de sociedad, o también, para destruir o
36
reprimir a un grupo humano por su afinidad social, política, gremial, racial, ideológico o
cultural, esté o no organizado. Esta violencia se expresa entonces, en una sociedad
como la colombiana, a través de violaciones a los derechos humanos, infracciones graves
al derecho internacional humanitario, acciones bélicas y violencia político – social”.
(Noche y Niebla No. 28, 2004). Los diferentes tipos de violaciones e infracciones a los
derechos humanos y al DIH también son entendidos según las definiciones pautadas por
dicho marco teórico.
37
2.1. Zona norte y occidente del Cauca, Sa´t Tama Kiwe y Sur del Valle del Cauca
Houghton y Villa (2005) señalan que durante el período entre 1990 y 1994 hubo una
disminución de las acciones tanto de los grupos paramilitares, como de la insurgencia y
el ejército a nivel nacional. Esta situación se enmarcó en el período de promulgación de
la Constitución de 1991 que declaró al país como pluriétnico y multicultural. Los autores
muestran, además, que hubo una disminución en las recuperaciones de tierra que habían
marcado la dinámica regional del departamento del Cauca desde la década del setenta,
uno de los períodos en los que se registró un nivel de violencia política que golpeó con
fuerza a los nasa por cuenta de la represión de la élite terrateniente. Sin embargo, “la
breve tregua post-constitucional llegó a su fin en 1996, momento en el que la violencia
política se agudizó (Houghton y Villa, 2005:41), impactando y amenazando de manera
muy fuerte la pervivencia de la nación nasa hasta el día de hoy, en el que dicha
tendencia se mantiene vigente.
Durante el período entre 1995 y 2012, las acciones bélicas, que incluyen el uso de
escudos humanos, los ametrallamientos, bombardeos y ataques indiscriminados; los
asaltos, hostigamientos y tomas de cascos urbanos; el ataque tanto a las misiones
médicas como a los bienes indispensables para la supervivencia; los bloqueos de las vías,
la presencia de campos minados; la destrucción y hurto de bienes civiles; las
emboscadas, el uso de armas prohibidas, así como el uso y ocupación temporal de bienes
civiles, ascendieron a cifras alarmantes. Como muestra la Gráfica 1, en la región bajo
estudio se registraron en total 321 acciones bélicas que dejaron un saldo de 467
víctimas. Las primeras acciones bélicas se registraron en 1997. Dos años después, con
una tendencia en aumento, éstas sumaron 6 víctimas. Al año siguiente hubo una
disminución del número de eventos y de víctimas por acciones bélicas. En el año 2002,
las acciones bélicas dejaron un saldo de 14 víctimas, mientras que al año siguiente, esta
cifra aumentó considerablemente: 22 víctimas. En 2006, se registraron 16 víctimas nasa
por acciones bélicas, para luego presentar un pequeño descenso en 2007 (11 víctimas) y
volver a incrementarse nuevamente al año siguiente cuando la cifra total de víctimas
nasa por acciones bélicas sumó 25. De ahí en adelante, el panorama fue realmente
desolador, como veremos más adelante.
Sin lugar a dudas, los años que mayor número de confrontaciones armadas y saldo de
víctimas registraron fueron 2010 y 2011. En 2010 se registraron 68 acciones bélicas que
dejaron un saldo total de 137 víctimas. Al año siguiente el panorama no mejoró: se
reportaron 84 acciones bélicas que dejaron una cifra de víctimas que ascendió a 135
personas.
38
Gráfica 1. Total de acciones bélicas y de víctimas, 1995-2012
Los municipios más afectados en relación con el número de víctimas fueron Caloto,
Toribío, Jambaló, Santander de Quilichao, Caldono, Corinto, Florida, Miranda, Pradera,
entre otros, como muestra la Gráfica 2. Los impactos de las acciones bélicas sólo pueden
entenderse en la medida en que éstas son comprendidas como estrategias para lograr el
control territorial, imponiendo nuevas formas de ordenamiento y uso del territorio,
estableciendo patrones de movilidad y ocupación que únicamente responden a las
lógicas de la guerra.
39
Gráfica 2. Total de víctimas de acciones bélicas por municipio
Los resguardos que presentaron las cifras más altas de víctimas por acciones bélicas
fueron Huellas, en el municipio de Caloto, Tacueyó, en el municipio de Toribío y el
resguardo de Jambaló, municipio de Jambaló. Varios cascos urbanos registraron víctimas
por acciones bélicas: el de Caloto, el de Toribío y el de Santander de Quilichao (Ver
Gráfica 3).
40
Gráfica 3. Total de víctimas de acciones bélicas por resguardo
41
Gráfica 4. Total de acciones bélicas y víctimas de acciones bélicas según autores
42
un nivel medio de confrontación. Los focos con el nivel más alto de confrontación se
mantuvieron, sin embargo, en cercanías de la ciudad de Cali y en el puerto de
Buenaventura. Al sur de los municipios de Florida y Pradera, en límites con el norte del
Cauca, empezó a registrarse un foco, todavía muy pequeño y de intensidad media (entre
6 y 10 eventos) en cercanías de los municipios de Puerto Tejada, Villa Rica, Padilla,
Guachené y Miranda. El nivel de confrontaciones también empezó en ascenso en el
municipio de Popayán, expandiéndose hacia el norte, en el municipio de Cajibío.
43
Como muestra el Mapa 2, el año 2003 representó un cambio significativo en la dinámica
de las confrontaciones armadas en esta región. La implementación de la política de
seguridad democrática, puesta en marcha durante el primer período presidencial de
Álvaro Uribe Vélez, se sintió con toda su fuerza. Esta transformación en la dinámica de
las confrontaciones en particular, y de la violencia política en general, se vivió en todo
el país. En la medida en el que el nivel de intensidad de las confrontaciones ascendió
hacia los niveles más altos en los departamentos de Meta, Caquetá, Putumayo, después
del fracaso del proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC, de la
intensidad de las fumigaciones en el marco del Plan Colombia y de la política de “mano
dura” de Uribe, lo mismo empezó a ocurrir en esta región.
En este año, uno de los focos de confrontación armada, que se extendió desde el puerto
de Buenaventura en el departamento del Valle, hasta los municipios de Timbiquí y
Guapi, sobre la costa Pacífica caucana, registró un nivel de confrontación que ascendió
entre 11 y 20 eventos. Este foco se proyectó, con un nivel medio de confrontación, hacia
44
los municipios de Argelia, el Tambo y Popayán. En un sector del Tambo y Popayán hubo
nuevamente un aumento en el nivel de confrontación, ascendiendo entre 11 y 20
eventos. Otro foco importante de confrontación se consolidó en los municipios de
Santander de Quilichao y Caloto. En ambos municipios hubo un aumento de la
confrontación, registrándose para ese año entre 11 y 20 eventos. Este foco de
confrontación armada venía proyectándose el año anterior desde el sur del
departamento del Tolima (Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la
Vicepresidencia de la República, 2004).
Entre los años 2004 y 2005 la dinámica de las confrontaciones armadas no varió mucho
en relación con el año 2003. En contraste, en el año 2006, hubo un aumento en la
intensidad de las confrontaciones armadas. El corredor de confrontaciones que unió en
2003 el puerto de Buenaventura y Cali, que se expandió hacia el norte del departamento
del Valle nuevamente se consolidó, lo cual representó un aumento en la intensidad de
las confrontaciones (entre 11 y 20 eventos). Esta dinámica se prolongó durante el
transcurso de 2007. Al año siguiente, se presentó un foco de confrontación que registró
entre 11 y 20 eventos en cercanías de la ciudad de Cali y uno de menor intensidad que
afectó los municipios de Corinto y Miranda, en el norte del Cauca. Este foco se expandió
al año siguiente, en 2009, cuando hubo un aumento en las confrontaciones en los
municipios de Miranda, Corinto, Toribío, Santander de Quilichao y Caloto, en el norte del
Cauca.
En 2010 esta dinámica se mantuvo en términos de los lugares donde se presentaron las
confrontaciones pero hubo un aumento considerable en la intensidad. El 20 de febrero
de 2010, a las 2:00 am., se presentaron intensos combates que duraron 4 horas
continuas en la cabecera municipal de Jambaló. Algunos meses después, en la
Declaración final de la Audiencia pública interétnica y social “Minga por la defensa de la
vida, la paz y el territorio” (2010), las comunidades indígenas, afrodescendientes y
campesinas de la región manifestaron que “el estado ha enviado más de 7.000 hombres
armados (soldados, policías, agentes secretos, espías) a la región indígena del norte del
Cauca y otros miles al Pacífico; las FARC mantienen un número creciente de
combatientes y milicianos, y al parecer se refugian en la región muchos de sus
comandantes; los paramilitares siguen operando y han intensificado sus acciones de
asesinato, agresión y amenaza contra el movimiento social a la vista de la fuerza
pública”. Por este motivo denunciaron “los asesinatos, las violaciones de mujeres, los
hostigamientos diarios de actores armados contra las comunidades, los campos minados,
las amenazas contra las organizaciones sociales; los montajes contra nuestros líderes, la
vinculación masiva y forzada de niños y niñas a las acciones militares del ejército y la
guerrilla; las zonas Centro de Coordinación de Acción Integral CCAI que son un grosero
mecanismo de subordinación de la autoridades civiles a las militares”. Frente a la crisis
humanitaria, las comunidades le exigen al gobierno: investigar todos los casos como
hechos que responden a un único patrón sistemático de exterminio social, político y
étnico; corregir el procedimiento de adelantar las investigaciones de forma aislada que
obstaculizan la búsqueda de la verdad y omiten conscientemente la identificación de los
autores intelectuales de los crímenes. En esta vía, demandan la conformación de una
unidad especial de pueblos indígenas y afrodescendientes; exigen la desmilitarización de
la vida civil y también la desmilitarización de los territorios indígenas, afrodescendientes
y campesinos, lo cual significa el desmonte de los Centros de Coordinación de Acción
Integral (CCAI). También el desmonte de los procesos de judicialización contra los
corteros de caño se convirtió en una reivindicación importante, así como la derogación
45
inmediata de las leyes del despojo: el Código Minero, la Ley de Aguas, la Ley de
Reforestación comercial, la Ley 100 y todas aquellas normas lesivas que atentan contra
el bienestar de las comunidades. Esta declaración también incorporó la urgencia de
convocar al gobierno nacional y a la guerrilla a llevar adelante diálogos humanitarios
para exigir el cumplimiento del DIH.
En el marco del aumento de la fuerza pública en la región, otra denuncia fue interpuesta
en el despacho del Defensor Regional del Pueblo por parte de la comunidad nasa del
municipio de Pradera, Valle, quien denunció que en la mañana del 13 de mayo se
escuchó una fuerte explosión en la zona alta de la comunidad del Nogal. Horas más
tarde, un campesino informó a algunos integrantes de la comunidad indígena que en
dicho sector había un herido de una pierna pidiendo auxilio porque había pisado una
mina antipersonal y necesitaba atención médica. Algunos miembros de la comunidad
procedieron a llevarlo al hospital del municipio de Pradera en el vehículo del cabildo. En
el sitio El Pedregal fueron interrogados sobre su destino en un retén del Ejército
Nacional. El militar informó por teléfono los datos que le dieron sobre el herido. En el
hospital de Pradera, los indígenas del resguardo fueron interceptados por un hombre
moreno vestido de civil quien traía una pistola y un canguro en la cintura. Los retuvo, les
hizo apagar el carro, tomó los datos del vehículo y de las personas (nombre y número de
identificación). Luego llegó una camioneta gris de la cual se bajaron hombres vestidos
de civil, hablaron con el hombre que los retuvo primero, se pusieron unos chalecos del
Gaula y se dirigieron hacia ellos con fusiles en mano, los despojaron de sus celulares, los
interrogaron, los intimidaron, fueron filmados y fotografiados. Cuando los indígenas se
dirigieron a interponer la respectiva denuncia en la Personería Municipal, encontraron
allí un coronel del ejército de apellidos ORTIZ PANIAGUA quien los intimidó y señaló de
colaboradores de la guerrilla (Denuncia pública Resguardo nasa Kwet Wala, Mayo 14 de
2010). En esta vía, la denuncia manifiesta la preocupación de la comunidad indígena por
la presencia de actores armados de difícil identificación que hacen presencia en sus
territorios y los recurrentes señalamientos y persecuciones a las que son sometidas y
sometidos diariamente.
Algunos meses después, en octubre de 2010, la comunidad nasa del resguardo Kwet Wala
denunció públicamente la presencia paramilitar en su resguardo. Según el comunicado,
"el día 22 de octubre de 2010, siendo las 9:30 AM, un comunero de nuestro resguardo se
46
encontraba en la localidad entre la Carbonera y los Pinos, rodeando unas cabezas de
ganado de su propiedad y se encontró con un grupo de por lo menos 20 hombres que
portaban armas de largo alcance y vistiendo prendas de uso privativo de las fuerzas
militares con brazaletes alusivos al grupo paramilitar "Los Rastrojos". Luego de
interrogarlo, le prohibieron dirigirse hacia donde iba en busca del resto de su ganado,
obligándolo a permanecer ahí hasta las 5:00 PM. Le dijeron que si se iba antes era a
informarle a la guerrilla que ellos estaban ahí y manifestaron que llegaron para empezar
a operar argumentando que los habitantes del sector eran colaboradores de la guerrilla.
Ese mismo día, en horas de la tarde, se observó la presencia sospechosa de dos hombres
de civil que merodeaban la casa y sede del cabildo en el casco urbano de Pradera”
(Denuncia Resguardo Kwet Wala, Octubre 22 de 2010).
El día 26 de abril de 2011, a las 9:30PM, personas sin identificar hicieron explotar un
carro bomba frente a las instalaciones de la Estación de Policía del municipio de
Jambaló dejando 2 heridos civiles, 3 policías muertos, 5 policías heridos y más de 40
casas averiadas en el área urbana y la vereda Campo Alegre. Los daños a los bienes
civiles indispensables para la supervivencia de la población fueron incalculables: el
Hospital, el Acueducto y las instalaciones de la bodega del ICBF, así como la casa del
Cabildo Indígena y la Iglesia, resultaron afectados. En un comunicado, la ACIN rechazó
los actos de violencia ocurridos en el municipio de Jambaló y llamó a las partes en
conflicto a desarrollar acuerdos humanitarios para buscar la paz. De manera expresa, el
comunicado exige al gobierno colombiano no instalar el batallón de alta montaña en
inmediaciones del municipio de Toribío, dado que esto generaría un aumento de las
confrontaciones (Cxhab Wala Kiwe – ACIN, 2011).
47
Posteriormente, el sábado 9 de julio, las FARC atacaron las cabeceras municipales de
Toribío y Corinto. Era día de mercado en el municipio de Toribío y una chiva-bomba
impactó el puesto de policía y, de manera simultánea, fue activada otra bomba en la
sede del Banco Agrario (Minga, 2011). Dos personas murieron y otras ochenta comuneras
y comuneros resultaron heridos por los hechos de violencia. 600 viviendas y otros bienes
civiles resultaron afectados, entre ellos, las edificaciones de la Sede del Proyecto Nasa,
del Movimiento Juvenil, de la Emisora Comunitaria y de la productora de Jugos “Fxinze”
(Cxhab Wala Kiwe-ACIN, 2011). Ese día también se presentaron fuertes hostigamientos
en los municipios de Santander de Quilichao, Caldono, Caloto y Jambaló. Pocos días
después del hecho el presidente Juan Manuel Santos dijo: “En adelante se destruirá
cualquier casa que sea utilizada por la guerrilla para hacer sus ataques (…), “no habrá
más utilización de casas para dispararle a la Fuerza Pública o a la población civil”.
En el Valle del Cauca, el 18 de julio de 2011 fue retenido por la guerrilla de las FARC un
vehículo repartidor de gas natural en el corregimiento de La Fría, aledaño al resguardo
Kwet Wala, el cual estuvo detenido en un paraje solitario. Este vehículo fue usado
posteriormente como carro-bomba para minar un puente en el corregimiento El Recreo,
a 10 minutos del casco urbano el día 27 de julio del mismo año. Este puente fue una de
las obras de infraestructura vial adelantada por las fuerzas militares en cabeza del
Batallón de Ingenieros Agustín Codazzi, tal cual está contemplado para las zonas de
Consolidación definidas por el gobierno nacional (Comunicado Resguardo Kwet Wala,
agosto 2 de 2011).
Por estos días, la vida de la nación nasa de la zona norte y occidente del Cauca y sur del
Valle transcurrió entre las balas. A medida que el cerco militar contra Alfonso Cano se
hacía más fuerte, las confrontaciones en los municipios de Morales, Suárez y Buenos
Aires se intensificaron. La población nasa de Cerro Tijeras resultó gravemente afectada
por estos hechos. La gente se vio obligada a desplazarse en varias oportunidades a los
sitios de asamblea permanente. Los resguardos nasa de Chimborazo, Agua Negra y
Honduras también resultaron afectados. El 4 de noviembre de 2011, en la vereda El
Chirriadero, el ejército nacional asesinó a Alfonso Cano en el marco de la Operación
“Odiseo”. Frente a esto, las FARC intensificaron las acciones bélicas en el occidente y
norte del Cauca, así como en el sur del Valle.
48
El día martes 29 de noviembre de 2011 se desencadenó un combate entre tropas del
ejército y las FARC en el corregimiento de El Líbano. La presencia de las tropas en las
viviendas y parcelas desencadenó el desplazamiento de la comunidad de El Líbano (49
personas) hacia el casco urbano de Pradera durante 15 días. La comunidad desplazada
de El Líbano retornó el 15 de diciembre (Comunicado resguardo Kwet Wala, enero 6 de
2012).
El día 9 de diciembre de 2011 a las 8:00 PM, dos hombres lanzaron dos granadas desde
una motocicleta. Éstas iban dirigidas contra dos soldados que prestaban guardia en el
sector de las obras de la vía terciaria en el sector Potrerito-Lomitas-Pradera, frente a
una vivienda y una tienda ubicadas junto al puente del río Bolo, acceso al vecindario de
Potrerito. La señora que habitaba en la vivienda fue herida por una esquirla de granada
en una pierna. Los vidrios de la casa y el techo resultaron destruidos. Pocos días
después, el 4 de enero de 2012, hacia las 5:20 PM, guerrilleros hostigaron al ejército que
se encontraba ubicado junto a las obras en el sector de Potrerito y Líbano, durante 40
minutos. Hacia las 2:00 AM la guerrilla, asentada en el sector de la escuela El Líbano,
atacó al ejército apostado en la finca de La Laguna. Según lo documenta el comunicado,
la Brigada Móvil No. 20 instaló retenes desde finales de diciembre de 2011, lo cual se
convirtió en una unidad de intimidación militar, especialmente para los presidentes de
J.A.C, líderes comunitarios y todo aquel que se opusiera a la reparación de la vía a cargo
del ejército. Estas personas fueron reseñadas en una libreta como sospechosos,
fotografiados a sus espaldas e intimidados con interrogatorios ofensivos (Comunicado
resguardo Kwet Wala, enero 6 de 2012).
49
táctica para neutralizar la avanzada de la fuerza pública. Las comunidades de esta zona
sintieron con fuerza el aumento de las confrontaciones y las acciones bélicas.
Mapa 3. Accidentes por MAP/MUSE en la zona norte del Cauca y sur del Valle (2010-
2011)
En un comunicado de mayo de 2012 que lleva por título “Minga por la vida y la defensa
de la madre naturaleza”, las comunidades nasa del Valle denunciaron la masacre contra
el medioambiente ocasionada por los bombardeos, el ametrallamiento y la tala de
bosque para el desembarque y estadía de tropas en los sitios sagrados donde se
encuentra la fauna, flora y recursos hídricos. Entre las acciones que le exigen al estado,
vale la pena mencionar: 1. Garantizar la no repetición de los hechos denunciados que
50
afectan la armonía, el equilibrio de la naturaleza y la fauna y la flora de nuestros
territorios; 2. Garantizar y respetar la libre circulación de quienes habitamos en este
territorio pues durante el desarrollo de la minga fuimos saboteados por el ejército,
primero impidiéndonos el paso y después detonando cargas explosivas para atemorizar al
personal que participaba en la minga e impedir la realización de la actividad; 3. Exigir al
ejército el respeto por los árboles sembrados, lo cual los obliga a desalojar dichos sitios.
El 18 de mayo de 2012, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca remitió un
informe de visita para la verificación de daños ambientales por las operaciones militares
en el territorio del resguardo indígena Kwet Wala (Piedra Grande), municipio de Pradera.
Allí manifiesta que hubo un bombardeo en el sitio conocido como "Cerro El Muñeco".
Frente a esto, la comisión señaló la destrucción de tres hectáreas de bosque natural por
los bombardeos. En el Cerro El Retiro también había aproximadamente una hectárea de
bosque talada. Señala, además, que la misma situación parece estar presentándose en
cercanías de la base militar, aunque la comisión no alcanzó a llegar hasta allá. A la vez,
durante el recorrido, la comunidad manifestó que los residuos generados por la
presencia militar ocasionaron la muerte de 6000 truchas que tenían en el marco de un
proyecto financiado con dinero de la cooperación internacional (CVC, 2012).
Pocos días después, el 17 de julio de 2012, casi 2.500 indígenas nasa subieron hasta el
Cerro Berlín (municipio de Toribío) para liberarlo de la ocupación militar de la que venía
siendo objeto. Como un acto de control territorial y en el ejercicio de la autonomía, los
nasa del norte del Cauca le exigieron al ejército que desocuparan el sitio sagrado que
estaban ocupando. Como lo narró Granados (2012), “en el cerro no sólo estaban los
soldados, sus camas, sus colchones y hasta las antenas de DirecTV. También allí se
encuentran dos torres de comunicación de telefonía celular que son custodiadas por los
51
militares” (Granados, 2012:10). Los indígenas recuperaron el cerro, pero al día siguiente
fue dada una orden de desalojo y en la acción hubo aproximadamente 26 personas
heridas. La imagen de un soldado llorando, por los supuestos maltratos a los que lo
sometieron los indígenas, circuló en todos los medios de comunicación nacional e
internacional. Lo que sí no circuló fueron las imágenes que mostraban a los soldados
amenazando a los indígenas con sus armas (Granados, 2012) (Ver link del video
adjunto)12.
En el mes de septiembre de 2012, las informaciones sobre los diálogos que se habían
iniciado entre el gobierno y las FARC se filtraron, lo cual apresuró el anuncio por parte
del gobierno colombiano. El 18 de octubre, en la ciudad de Oslo, Noruega, se instalaron
las mesas de diálogo y negociación. Sin embargo, el diálogo formal inició casi un mes
después, el 15 de noviembre de 2012 en La Habana, Cuba. Cuatro días después, el 19 de
noviembre de 2012, las FARC anunciaron un cese al fuego unilateral para mostrar su
voluntad de paz. Este anuncio tuvo efectos importantes en la región pues el nivel de
confrontaciones disminuyó notablemente. Sin embargo, algunos de los pocos ataques
registrados en el país tuvieron lugar en el norte del Cauca.
La región comprendida por el norte y occidente del Cauca, por el territorio ancestral Sat
Tama Kiwe, así como por el sur del Valle del Cauca sufrió con intensidad los impactos de
la violencia política. Durante el período entre 1995 y 2012, la cifra total de violaciones e
infracciones individuales de los derechos humanos y el DIH ascendió a 823, de las cuales
654 tuvieron lugar en el departamento del Cauca, y las 169 restantes ocurrieron en el
Valle del Cauca. El número total de víctimas en la región ascendió a 2.204 indígenas
nasa, sin contar las víctimas registradas por las acciones bélicas (467 en total). Esta cifra
está distribuida diferencialmente pues mientras la zona norte, occidente y oriente
(Caldono) del departamento del Cauca registró un total de 1.787 víctimas, el sur del
Valle del Cauca reportó 417 víctimas.
Como muestra la Gráfica 5, los municipios más afectados por las violaciones a los
derechos humanos y al DIH fueron: Toribío, en primer lugar, que registró un total de 443
víctimas; lo sigue Caloto, con 290 víctimas, Florida que reportó 277 víctimas y Santander
de Quilichao que registró 251 víctimas.
Según lo documentan Houghton y Villa (2005), el conflicto para los nasa del norte del
Cauca y sur del Valle se recrudeció a partir de la muerte de Marden Betancur, alcalde
electo de Jambaló a quien el ELN acusó de colaborar con los paramilitares y
posteriormente lo asesinó. En ese escenario, el CRIC convocó un juicio político para
juzgar este crimen político, reiterando y avanzando hacia una posición de defensa de la
soberanía y la autonomía indígena. Sin embargo, la violencia contra los nasa empezó en
ascenso a partir de 1999.
12
http://www.youtube.com/watch?v=jtKqty5qf5w
52
Gráfica 5. Total violaciones y víctimas por municipio.
En 1999 y 2000, el frente José María Becerra del ELN protagonizó la toma masiva de
rehenes de la iglesia La María en Cali y del kilómetro 18 en la vía que conduce de Cali a
Buenaventura, respectivamente. A los rehenes los llevaron a la región del Naya. En
respuesta, en el año 2000 la zona fue declarada objetivo militar. El once de mayo de
2000, en un comunicado dirigido al Gobernador del departamento del Cauca, César
Negret Mosquera, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) anunciaron públicamente
su llegada a la región con el frente Calima, cuyo comandante era Éver Velosa, alias
“H.H13” (Defensoría del Pueblo, 2001; ILSA, 2006).
Así, desde el año 2000, los asesinatos selectivos, las desapariciones forzadas, los
controles a la movilidad, el desplazamiento forzado y los constantes enfrentamientos
entre el ejército, los paramilitares y las guerrillas caracterizaron la dinámica de la
13
Este jefe paramilitar se desmovilizó en 2004. Sin embargo, cuando el gobierno tomó la decisión
de concentrar a los jefes paramilitares en La Ceja, Antioquia y luego en Itagüí, “H.H” no se
presentó, perdiendo así los beneficios de la Ley de Justicia y Paz. Entre tanto, junto con
Vicente Castaño y alias “don Mario”, creó la banda “Los Paisas”. En el mes de abril de 2007,
fue capturado nuevamente. Hoy, es uno de los extraditables (Semana, abril de 2008). Según
el Octavo informe de verificación al proceso de reinserción y desmonte de las estructuras
paramilitares presentado por la OEA, en el suroccidente del país siguen operando grupos
conformados por reinsertados del Bloque Calima de las Auc.
53
violencia en la zona. Esto desembocó, como mostraremos más adelante, en la masacre y
el desplazamiento del Naya, ocurrida el 10 y 11 de abril de 2001 (Amador Ospina, 2008).
En ese mismo año fue asesinado el líder indígena Cristóbal Sécue, ex presidente del CRIC
y quien estaba ejerciendo en ese momento la responsabilidad sobre la escuela de
justicia indígena. Las FARC fueron responsabilizadas del hecho mediante un proceso de
justicia propia (Houghton y Villa, 2005).
Como lo muestra la Gráfica 6, los años más nefastos fueron 2001, 2008 y 2011, en los
que el número de víctimas ascendió a 260, 255 y 246, respectivamente. Sin lugar a
dudas, el año 2001 fue el que reportó la cifra más alta de violaciones de derechos
humanos y DIH contra la nación nasa.
Del total de 2.204 víctimas registradas durante este período, aproximadamente 774 de
ellas fueron responsabilidad de los actores estatales, 492 estuvieron en cabeza de los
grupos insurgentes, 398 víctimas corresponden a los paramilitares y las 540 víctimas
restantes fueron responsabilidad de “otros grupos violentos”, como lo muestra la Gráfica
7. El año que reportó más víctimas en cabeza de los paramilitares fue 2001, cuando la
cifra ascendió a 177. Por su parte, el año en el que los agentes estatales reportaron la
cifra de víctimas más alta fue 2008, con una suma total de 203 víctimas. Los grupos
insurgentes reportaron el mayor número de víctimas en el año 2011:178 personas.
54
Gráfica 7. Total de víctimas por autores, 1995-2012
En el período entre 1995 y 2012, la cifra por asesinatos políticos es un indicador potente
sobre la situación de violencia política en la región pues ascendió a 655, casi 5 veces
más que la cifra registrada para el mismo tipo de violación en la región que comprende
los departamentos de Putumayo, Caquetá y Nariño, como mostraremos más adelante.
Aun cuando en ambos departamentos la cifra de víctimas de asesinatos políticos es la
más alta, lo cual indica que es la violación que más afectó a los nasa en esta región, la
diferencia de casos entre ambos sí es bastante notable: 486 víctimas corresponden al
norte, occidente del Cauca y Sat Tama Kiwe, mientras que las 169 restantes se
registraron en el sur Valle del Cauca. En 2012, por ejemplo, en el norte del Cauca fueron
asesinados los siguientes líderes: Jaime Mestizo, reconocido The Wala, Zalatiel Méndez,
exconsejal de Toribío y The Wala; Lisandro Tenorio, mayor de 74 años, ex gobernador y
The Wala en el resguardo de López Adentro; Julio Dagua y Milciades Tróchez (ACIN,
2012).
Del total de víctimas por asesinatos políticos (655), la mayoría fue responsabilidad de
“otros actores violentos”, con una cifra de 301 víctimas de asesinatos, otros 161 víctima
correspondieron a los grupos insurgentes, 146 más estuvieron en cabeza de los
paramilitares y los 47 restantes fueron responsabilidad de las fuerzas armadas estatales
(Ver Gráfica 8). En la dinámica de los asesinatos políticos, sobresale la cantidad de
víctimas que fueron responsabilidad de los paramilitares en los años 2001 y 2002, a la
vez que resulta bastante sugestivo el aumento de los asesinatos políticos en cabeza de
“otros actores violentos” durante el año 2009, 2010, 2011 y 2012, el período posterior a
la desmovilización paramilitar.
Durante el año 2002, Houghton y Villa (2005) señalan que los municipios de Florida,
Pradera y Jamundí concentraron los principales hechos violentos de los paramilitares y el
ejército contra los nasa en “su agresiva acción para conquistar el sur del departamento,
lo cual produjo desplazamientos masivos, asesinatos, heridos y un elevado número de
amenazas. Argumentan, sin embargo, que de manera paralela los grupos insurgentes
55
desarrollaron una fuerte campaña para preservar el control política regional mediante el
sabotaje a las elecciones municipales, lo cual afectó de manera grave a las
organizaciones populares de base indígena como lo eran en su momento la ASI y AICO
(Houghton y Villa, 2005:47). Siguiendo a los autores, además, es necesario mencionar
que en el período entre 2000 y 2004, los nasa fueron víctimas del 44.2% de las
violaciones a los derechos humanos y al DIH que fueron ejercidas por parte de todos los
actores armados en conflicto contra los pueblos indígenas a nivel nacional (Houghton y
Villa, 2005).
Los municipios más afectados por el número de víctimas que dejó este tipo de violación
fueron Santander de Quilichao, Florida, Caloto, Buenos Aires, Jambaló y Pradera, como
lo muestra la Gráfica 9.
56
Gráfica 9. Total de víctimas de asesinatos políticos por municipio y actor
El tipo de violación que registró el número de víctimas que se ubicó exactamente por
debajo de la cifra de víctimas por asesinatos políticos fue el de heridos, que sumó un
total de 547. Sin embargo, la mayoría de víctimas heridas aparecieron registradas en el
Cauca cuya cifra ascendió a 526. La cifra de víctimas por detenciones arbitrarias o
retenciones ascendió a 509 en toda la región durante el período en estudio, lo cual la
ubica en una de las violaciones más graves.
La cifra de víctimas por amenazas, tanto colectivas como individuales, ascendió a 264,
lo cual indica el nivel de subregistro existente. Según reportó el Tejido de Defensa de la
Vida y los Derechos Humanos de la ACIN (2012), “en el mes de junio de 2012 el sistema
Madeja monitoreaba en la zona que se habían dado 18 amenazas contra líderes indígenas
del norte del Cauca. Las amenazas involucraban a más de un líder indígena. Después de
los meses de julio y agosto se incrementaron las amenazas pasando a la fecha a 33
amenazas en las que se involucra a más de 50 líderes indígenas de la zona. Muchas de
estas amenazas se han dado a través de panfletos, mensajes a correos electrónicos,
llamadas a celulares y mensajes de texto a celulares. También en medio de este
contexto aparecieron montajes realizados por la fuerza pública en donde se pasaba a
líderes indígenas como cabecillas de las Farc, utilizando sus imágenes en una clara
distorsión de ellas, dándolas como acciones de inteligencia de la fuerza pública. Estos
hechos fueron en su momento denunciados ante las autoridades competentes, y luego
quedó demostrado el montaje por acciones e informes de la misma fuerza pública en la
zona. En este contexto se reactivan las acciones paramilitares en la zona. Se dan a
finales del mes de junio cuando en los municipios de Miranda, Corinto y Caloto fueron
distribuidos panfletos que advierten de muertes a líderes indígenas y se establecieron
horarios de circulación a la población. Luego aparecieron panfletos del grupo
denominado Los Rastrojos. (…) En total, sumando los lideres amenazados en el año 2012,
y los lideres antes amenazados, se consolidó un total de 72 líderes en alto riesgo,
situación ya denunciada ante los organismos competentes del Estado colombiano y el
sistema Naciones Unidas” (ACIN, 2012).
Aun cuando muchas veces las amenazas no son denunciadas por la alta frecuencia con la
57
que ocurren y por el nivel de “normalización” que nos hace omitir la importancia que
tiene denunciarlas, varios comunicados de las comunidades nasa de esta región refieren
al respecto. Por ejemplo, en una carta dirigida a la Comisión Quinta del Senado de la
República y durante una Audiencia Pública en el municipio de Buenaventura (2010), la
comunidad nasa del resguardo Kwet Wala, municipio de Pradera, denunció:
Los señalamientos presentaron un nivel muy alto de subregistro, sin embargo, las
comunidades continúan manifestando la manera como los afectan. Mediante un
comunicado del 19 de enero de 2012, la comunidad nasa del resguardo Kwet Wala,
municipio de Pradera, manifestó: “Fuimos acusados de cómplices de la guerrilla de las
FARC según declaraciones del coronel Pablo José Blanco Botia del Batallón Agustín
Codazzi de Palmira en informe dado al periódico "Extra" de Palmira (edición Jueves 19 de
enero de 2012) en el cual se informa que "Alias perro Bóxer recibió tres disparos con
arma de fuego cuando se desplazaba en zona rural del municipio de Florida,
refugiándose clandestinamente bajo la complicidad y el cuidado del resguardo indígena
Kwet Wala”.
58
Gráfica 10. Tipo de violaciones por actores
59
Gráfica 11. Total de violaciones según autor 1995-2012
Casos de desplazamiento
60
Tabla 1. Total de eventos de desplazamiento forzado y víctimas
Total de eventos de
Departamento/Municipio Total de Víctimas desplazamiento forzado
CAUCA 13504 39
BUENOS AIRES 1683 9
CALOTO 1285 10
CORINTO 500 2
JAMBALO 5046 9
MIRANDA 664 2
MORALES 0 1
SANTANDER DE
QUILICHAO 200 1
TORIBIO 4126 5
VALLE DEL CAUCA 7325 32
BUENAVENTURA 263 2
DAGUA 37 8
FLORIDA 5010 10
PRADERA 2015 12
Total general 20829 71
Fuente: Base de Datos Ensayos, 2013
Según los registros con los que contamos, del total de eventos de desplazamiento
forzado contra los nasa en la región, cuya suma ascendió a 71, sesenta y cuatro de ellos
fueron de tipo colectivo, mientras que los 7 restantes fueron individuales. Nos
detendremos en un desplazamiento ocasionado por una masacre: la del alto Naya, en los
límites entre Cauca y Valle del Cauca.
Como lo documenta Amador Ospina (2008), el diez y once de abril de 2001, con una
incursión paramilitar, se inició lo que se conoce con el nombre de “recorrido de la
muerte”, que en el trayecto desde Timba (Cauca) hasta la desembocadura del río Naya
61
en el Pacífico, cobró la vida de más de cien personas. Con la “crónica de una masacre
anunciada” (Utinaya, 2003), muchos de los pobladores, tanto indígenas como
campesinos y afrocolombianos se desplazaron a distintos municipios del Cauca: Timba,
Santander de Quilichao y, posteriormente, Timbío; otros permanecieron en el territorio
(Caldón 2005, conversación personal). En diferentes momentos, que variaron entre 15
días y 3 meses, la mayoría de población retornó al alto Naya. Otras personas,
exactamente 54 familias, decidieron no retornar y mediante una tutela, lograron que el
Incoder les asignara un predio en cercanías de la ciudad de Popayán, en el municipio de
Timbío (Amador Ospina, 2008)14.
Según expone la autora, el miércoles once de abril de 2001, un arriero que iba
transitando por el “camino real” para afuera vio a lo lejos una “montonera” de hombres
uniformados, cuyas cifras oscilan entre 200 y 400, según diferentes versiones de los
pobladores y pobladoras. En medio de una torrencial lluvia se detuvo y, agilizando el
paso, se devolvió hasta la vereda Río Mina y avisó a quienes se encontraban allí que
venían los paramilitares. La mayoría no le creyó, aunque paradójicamente, según sus
relatos, ya conocían la amenaza. Tanto, que algunos hombres habían dejado a sus hijas,
hijos y esposas afuera previendo una mejor capacidad de reacción si se encontraban
solos. La mayoría de gente se encontraba trabajando y ni cuenta se habían dado de que
los paramilitares venían bajando. El rumor se hizo realidad cuando “se prendió esa
plomacera y ahí sí todo el mundo corra de un lado pa´ otro a ver”. Una vez abajo, en
Río Mina, los paramilitares convocaron a mujeres, niños, finqueros y trabajadores a una
reunión en el sitio conocido como El Crucero, en un camino alterno que comunica a la
vereda Río Mina con El Playón, después del mediodía. Ana, una habitante de la vereda
Río Mina, relató lo que ocurrió cuando los paramilitares llegaron a la vereda:
Nos llamaron ahí en todo el filito, ahí en el Crucero y estaba lleno ahí de
paras. Llegamos y dijo “en este grupo debe tener que haber algún
guerrillero porque acá todos son guerrilleros. Me colaboran, ¿qué van a
14
A partir de un examen comparativo entre quienes retornaron al alto Naya y quienes decidieron
reubicarse en la finca La Laguna, Timbío, Amador Ospina (2008) examina las memorias del
desplazamiento que produjo la masacre de 2001, recorre las fracturas que éste produjo, los
diversos sentidos que se le atribuyeron, las disímiles respuestas que se tomaron, las
trayectorias diferentes que se recorrieron, las distintas prácticas organizativas que se
gestaron y los distintos lugares geográficos, sociales, morales y políticos en los que se
ubicaron quienes se vieron afectados por éste y, desde los cuales, construyen sus versiones
del pasado respondiendo a las múltiples maneras como piensan y viven el presente, así como
a las distintas formas en que esculpen sus sueños del futuro.
62
contar? (…) Nosotros vamos a dar cinco horas pa´ que desocupen acá y
después de las siete de la noche si encontramos a alguno en la casa ya es
por cuenta de nosotros, como sea pero ahí sí lo pelamos. Las casas las
dejan como están, dejan las puertas abiertas”. Y los pelaitos chille y uno
también chille porque asustado eso lo primero que uno piensa {se le
quiebra la voz} es en sus pelaitos (…)“Váyanse ligero y desocupen el
caserío” y la gente ahí, despacio y eso estaba montón de gente de ahí
pa´rriba porque en esa época eso era un cocal…y la gente no quería
moverse… “¿y estos hijueputas es que no van a ir ligero o qué?” y llega ese
y descarga esa metralleta y una polvoreda (…) ahí fue que mataron al
negrito que les dijo que si podía ir por la maleta y que lo levantan a
plomo, oiga (…) No pudimos llevar siquiera ni una olla, únicamente lo que
salimos así con la ropita no más…eso sin bestia, algunitos que pudieron
sacar unas mulas y unas bestias y mandar a los hijos pero esos pelaitos ahí
chille y unas mujeres que salieron hasta descalzas y en chanclas imagínese
puro invierno que había (…) y de ahí pues a aguantar hambre porque por
ahí unas panelitas que nosotros sacamos y los pelaitos ya chille de hambre
y después toda esa gente a buscar que dónde dormir y viendo eso (…) que
pura sangre corría por ese camino, las paredes de las peñas se veían
manchadas de sangre o pedazos de ropa y de cabellera.
Así, “los tenues rezagos de la luz de un día que llegaba a su fin les iban mostrando,
mientras esquivaban paso a paso las atrocidades que los paramilitares habían hecho con
los cuerpos de sus familiares y conocidos, lo que les podría pasar si no hacían caso a la
orden que les había sido impartida: salir sin nombrar lo que habían visto” (Amador
Ospina, 2008).
Amador Ospina (2008) resalta que “aún cuando el conflicto se inició en el año 2000, mis
interlocutoras caracterizaron la masacre y el desplazamiento de 2001 como el momento
central de la violencia en la región en general, y de sus vidas, en particular. Todos los
testimonios que escuché elaboran sobre sus implicaciones emocionales, económicas,
sociales y morales. Las experiencias narradas ilustran las condiciones infrahumanas en
las que vivieron, el afrontamiento de la ausencia de quienes fueron masacrados y a
quienes “no se les pudo dar ni un entierro digno”. A la hora de narrar, el énfasis cae en
el llanto diario de las mujeres, en la preocupación de los hombres por no tener qué traer
de comer a sus familias y en los sustos y gritos que provocaba y provoca en los niños y
niñas ver miembros del ejército en uniforme camuflado y oír el estallido de la pólvora:
estos eventos ilustran los efectos de la violencia y la manera como el miedo y la
sensación de peligro empezaron a mediar las relaciones entre las personas. Los relatos
insisten también en la ayuda temporal, asistencial e insuficiente (como fue catalogada
por mis interlocutoras) que les brindó durante los tres primeros meses la Red de
Solidaridad, hoy Acción Social: “nos dio un colchoncito chiquitico donde se tenían que
acomodar cuatro personas (…) y pura lenteja y arroz todos los días”.
El desplazamiento del alto Naya es uno de los que más ha impactado a la nación nasa en
esta región. Después de este desplazamiento masivo, vendrían otros más. El año en el
que se registró una mayor cantidad de eventos de desplazamiento forzado fue 2002: 14
eventos de desplazamiento que dejaron un total de 3.902 víctimas. Durante el año 2003
ocurrieron 8 eventos de desplazamiento forzado contra los nasa que dejaron un saldo de
1.673 víctimas. Hasta este momento, el mayor número de víctimas tanto en 2002 como
63
en 2003 aparecieron registradas en el sur del Valle del Cauca. Sin embargo, a partir de
2005, la dinámica del desplazamiento forzado en la región comenzó a cambiar y el
mayor número de víctimas se registró en la zona norte y occidente del departamento del
Cauca.
15
A nivel nacional, para el mismo año, “el monitoreo de CODHES arrojó un total de 73
desplazamientos masivos, que incluyeron 29.521 personas obligadas a dejar sus hogares, por
causa de los enfrentamientos entre los grupos armados al margen de la ley, de éstos contra la
fuerza pública y operaciones de erradicación de cultivos ilícitos. Los 5 departamentos más
afectados fueron en su orden: Cauca (8.829 personas en 31 desplazamientos), Córdoba (3.679
personas, en 10 desplazamientos), Nariño (4.735 personas, en 10 desplazamientos), Antioquia
(9.373 personas, en 6 desplazamientos), Chocó (994 personas en 6 desplazamientos), Valle del
Cauca (1.425 personas, en 4 desplazamientos) (Codhes, 2011:5).
64
intensificación de las acciones militares del ejército nacional y la fuerza aérea contra el
Comando Conjunto de Occidente y su comandante Alfonso Cano, el entonces máximo
líder del Secretariado de las FARC quien, en medio de confrontaciones e intensos
bombardeos, fue dado de baja el 4 de noviembre de 2011 en cercanías de la vereda el
Chirriadero, municipio de Morales (Revista Semana, 2011). Según lo documentó Codhes
(2012), “en medio de combates y bombardeos indiscriminados se presentó el
desplazamiento de 440 personas en la vereda Chirriadero, 8 viviendas afectadas y
destrucción de varios bienes de subsistencia para las comunidades (CRIC, 2011: 31;
citado en Codhes, 2012). La población civil, después de la salida de la Fuerza Pública de
las zonas del noroccidente del Cauca5, empezó a ser señalada por parte de las FARC
como “cómplices” de la muerte de Alfonso Cano, lo que impidió el total retorno de los
desplazados durante las operaciones contra el líder guerrillero”.
Durante el año 2011 Codhes (2012) registró 19 desplazamientos masivos en el norte del
Cauca con un total de 3971 personas desplazadas. La mayoría de ellos, según muestran,
ocurrieron durante la segunda mitad del año: entre julio y noviembre de 2011 se
presentaron 14 eventos de desplazamiento forzado que dejaron un saldo de 3.181
personas desplazadas, lo cual de manera evidente indica un alto nivel de agudización del
conflicto armado (Codhes, 2012). Del total de víctimas registradas por Codhes (2012) en
la zona norte del Cauca para el año 2011, como señalamos antes, 2.173 fueron de la
nación nasa.
65
Gráfica 12. Total de eventos de desplazamiento forzado por departamento (1999-
2012)
Los municipios más afectados por los eventos de desplazamiento fueron, en orden de
afectación según el número de víctimas, Jambaló, Florida, Toribío, Pradera, Buenos Aires
y Caloto. Para el año 2011, según Codhes (2012) los municipios que presentaron una
mayor afectación por tasa de desplazamiento, según municipio de llegada (número de
personas desplazadas que llegan por cada 100.000 habitantes) en la región fueron
Caloto, – Cauca (9.474) y Timbiquí – Cauca (9.061).
66
Gráfica 13. Total víctimas de desplazamiento forzado por municipio y actores
Como mostraremos más adelante, y siguiendo a Codhes (2012), “se hace cada vez más
evidente la relación entre las zonas de desplazamiento y los intereses por la minería y la
agroindustria, componentes de las grandes locomotoras del plan de desarrollo de la
administración Santos. El incremento de la crisis humanitaria en las regiones de la
implementación de la Política Integral de Seguridad y Defensa para la Prosperidad ―
PISDP― y las zonas CCAI, se hizo más evidente (Codhes, 2012:3).
67
b) La nación nasa ante los riesgos y desafíos territoriales. Derechos Territoriales.
Sobre este proceso de conformación de las J.AC primero, y de los cabildos después, se
refirió un mayor nasa del Valle del Cauca:
68
posesión ante la comunidad, quedando como Gobernador principal: Manuel
José Trompeta, Gobernador suplente José Manuel Dagua, fiscal celestino
Ulcue, secretario Juan Carlos Lame, tesorero Aníbal Dagua y alguacil Mayor
José Arquímedes Dagua. Los compañeros de ese entonces decidieron que
se llamara Cabildo Indígena Cañón Río Pepitas (Asamblea Cabildo indígena
Cañón Río Pepitas, noviembre 18 de 2012).
Las tierras planas de las que fueron desplazados los nasa en diferentes momentos
históricos continuaron siendo el objeto de disputa durante la década del noventa,
después de la promulgación de la Constitución de 1991, hasta hoy. La lucha por
recuperar las tierras que les despojaron con violencia los terratenientes de la región
vino aparejada con la reivindicación del derecho a ejercer un gobierno propio y a aplicar
su justicia, a desarrollar formas económicas propias fundamentadas en el respeto de la
Madre Tierra, entre otras. Sin embargo, esta lucha por la tierra, reivindicada y vivida
como un derecho legítimo, históricamente ha encontrado a su paso una contundente y
mortal alianza entre los paramilitares, el narcotráfico y la fuerza pública que ha dejado
un sinnúmero de víctimas de la nación nasa. Fue precisamente esto lo que sucedió
cuando el 16 de diciembre de 1991, en El Nilo, 20 comuneros indígenas de los cabildos
nasa del norte del Cauca fueron asesinados por sicarios y miembros de la policía nacional
que recibieron plata del narcotráfico. Pocos días después de la masacre, el gobierno
nacional se comprometió a adquirir 15.633 hectáreas de tierra para las comunidades
indígenas de Huellas, Concepción, Las Delicias, Canoas, Corinto, La Cilia, Munchique-Los
Tigres, Guadualito y Jambaló, con el fin de solucionar los problemas territoriales de
dichas comunidades. Según el acuerdo, los predios serían adquiridos entre 1992 y 1994
(Mondragón, 2008). En ese momento, la CIDH recomendó al estado colombiano adoptar
las medidas necesarias para cumplir los convenios sobre la adjudicación de tierras
(Mondragón, 2008).
A la masacre del Nilo le sucederían varias más que tuvieron lugar en la zona norte del
Cauca: la masacre del Naya y la masacre de Gualanday, ocurridas en el año 2001, así
como la masacre de San Pedro, que tuvo lugar en el municipio de Santander de
Quilichao.
Después de 20 años de la masacre de El Nilo, y de las otras que le seguirían, sólo hay
impunidad, como bien se encargan de recordar las comuneras y comuneros nasa del
norte del Cauca. La impunidad sigue campante y los acuerdos incumplidos también. En
el año 2005, cansados de esperar una justa reparación que no había llegado hasta el
momento, los nasa de la zona norte, acompañados del resto de la nación nasa que vino
de otras zonas del Cauca y de otros departamentos, ocuparon la Hacienda La
Emperatriz. En una afrenta al régimen de terror impuesto durante el gobierno de Álvaro
Uribe Vélez, el 12 de octubre de 2005 los pueblos indígenas y las comunidades
campesinas del Cauca iniciaron la “Liberación de la Madre Tierra”. Así, “se tomaron
quince haciendas: Miraflores, entre Corinto y Miranda, las cuatro fincas en las que se
dividió la antigua hacienda Coconuco fue ocupada por indígenas y campesinos de
Paletará, Puracé y Coconuco; en Silvia fueron ocupadas Los Remedios por indígenas de
Kisgó y Ambaló, así como por los Misak; y también los nasa de Caldono ocuparon la
Hacienda El Japio, en el municipio de Caloto (Mondragón, 2008:410). Según lo
documenta Delgado (2012), hasta el día de hoy se han adquirido alrededor de 13.906
hectáreas, según datos de la ACIN. Si bien, el acuerdo suscrito entre el estado y los
69
indígenas definió que el área de 15.663 hectáreas era suficiente como parte de la
reparación integral, a medida que ha pasado el tiempo la población continúa en
aumento y esa cantidad de hectáreas resulta insuficiente para mejorar la precaria
situación territorial en la que se encuentran los nasa de la zona norte. A esto hay que
sumarle el hecho de que la compra de algunos de esos predios ha desatado conflictos
interétnicos con otras poblaciones (afrodescendientes y campesinas) que ven
amenazadas sus expectativas y proyecciones territoriales (Delgado, 2012).
En esta vía, siguiendo un informe de la Contraloría General de la Nación que data del
año 2000, Héctor Mondragón (2008) señala que “el occidente colombiano ha sido la
región donde más se concentró la propiedad rural, y el Valle del Cauca fue el
departamento donde más se incrementó entre 1985 y 1996, a pesar de que ya
presentaba una alta concentración de la propiedad rural” (Mondragón, 2008:412). Los
cultivos de caña sobresalen en el paisaje de la región y van en aumento al ritmo de la
demanda del etanol que, en palabras de Mondragón (2008), fue “un negocio
burocráticamente establecido” (2008:415). La presencia de estos cultivos en tierras
arrendadas por parte de Ingenios azucareros como Incauca, de propiedad de Ardila Lulle,
hace parte de una violación sistemática de los acuerdos de reparación integral por la
masacre de El Nilo suscritos entre los indígenas y el gobierno nacional. Eran
precisamente dichas fincas (La Emperatriz o San Rafael, por ejemplo) las que habían
entrado a formar parte del acuerdo (Mondragón, 2008).
En la actualidad, existen 13 resguardos en la zona norte del Cauca. Cinco de ellos son
resguardos que tienen título de origen colonial del cacique Sat Tama: Munchique-Los
Tigres y Jambaló en el título de los cinco pueblos y el título de Manuel Quilo y Sicos
correspondiente a los resguardos de Toribio, San Francisco y Tacueyó. Por resolución del
INCORA se han constituido 8 resguardos: La Cilia-La Calera, en jurisdicción del municipio
de Miranda, Corinto-López-adentro, Huellas-Caloto, Tóez, Canoas, Concepción, Delicias
y Guadualito (Delgado, 2012). En 2012, el INCODER emitió la resolución de constitución
de resguardo del cabildo urbano de Santander de Quilichao Nasa Kiwe Tehk Ksxaw. En la
actualidad, hay cuatro cabildos más que tienen solicitud de constitución de resguardo
radicada ante el INCODER (Ver Tabla 3).
70
Tabla 3. Tabla de la situación territorial en el norte del Cauca
Ampliacio
nes (No.
De
hectáreas
Trámites
y solicitud
Ampliaci de
de
Resguard ón de reconocim
ampliació
o resguard iento y/o
n con
constitui os solicitudes
Nombre resguardo y/o fecha y
do (No. colonial de
cabildo Municipio radicada
De es constitució
ante
hectáreas n
quién y si
)
salió
resolución
)
Constituid
o Bajo la Primera
Resolució Ampliación
n del : Bajo la
INCORA, Resolución
No 034 del
del 14 de INCODER
agosto de No. 104
Resguardo Indígena Corinto - López
1996, con del 29 de
de Corinto Adentro
una Marzo del
extensión 2007 con
de 1.730 1032
hectáreas hectáreas,
, es decir para 2227
7.186 metros
metros cuadrados.
cuadrados
Segunda
Ampliación
: están en
proceso,
son cerca
de 900
hectareas.
Carta
solicitud
ampliación
a Asuntos
Étnicos del
INCODER
(3 MAYO
DEL 2011).
71
Primera
Bajo la ampliación
resolución : ubicada
de en 17
Constituci sectores,
ón del con una
INCORA extensión
No. 030 de 219
del 14 de hectareas,
Resguardo Indígena Santander de Agosto de para
de la Concepción Quilichao 1996. Con 5.831metr
un área os
de 608 cuadrados,
hectareas resolución
, es decir por el
9.674 INCORA -
metros Numero
cuadrados 042 del 10
. abril del
2003.
Segunda
Ampliación
: Está en
proceso
con cerca
de 300
hectáreas.
Resolució
Carta
n por el
solicitud
INCORA
ampliación
Resguardo La Cilia - en
a Asuntos
La Calera del Miranda liquidació
Étnicos del
Municipio de Miranda n, 004 del
INCODER
22 de
(3 MAYO
Julio del
DEL 2011)
2003.
El INCORA Primera
bajo Ampliación
resolución : En
Numero análisis
040 del por parte
10 de de la
Resguardo Indígena abril del comunidad
Caloto - Cauca
de Tóez 2003. Con . Carta de
508 solicitud al
hectareas INCODER
es decir de
2030 Actualizaci
metros ón y
cuadrados estudio
72
. socioeconó
mico del
resguardo
de Tóez
(23 de
Marzo de
2011)
Bajo
Resolució
n del
INCODER,
No. 289
del 20
Septiembr
Resguardo Indígena Santander de
e de
Nasa Kiwe Tehk Quilichao -
2012.
Ksxaw Cauca
Con 66
hectareas
, es decir
4.071
metros
cuadrados
.
Primera
Bajo Ampliación
Resolució :
n del Resolución
INCORA 030 del 22
04 de de Julio
Mayo 24 del 2003,
Santander de
Resguardo Indígena de 1996. con una
Quilichao -
de Canoas Con un extensión
Cauca
área de de 500
431 hectareas,
hectareas es decir
, es decir 2.905
1.374 metros
metros cuadrados
.
Segunda
Ampliación
: Carta de
solicitud al
INCODER -
Cauca para
la
Actualizaci
ón y
estudio
73
socioeconó
mico del
resguardo
indígena
Páez de
Canoas
(24 abril
del 2012)
Primer
Ampliación
: Dado por
el INCORA
Bajo la
en
Resolució
liquidación
n 14 del
, bajo
12 abril
resolución
Santander de de 1994.
Resguardo Indígena No. 031
Quilichao- Con 198
de Guadualito del 22
Cauca. hectareas
Julio de
con 7.750
2003.
metros
ampliación
cuadrados
en 72
.
hectareas
es decir
362 metros
cuadrados.
Segunda
Ampliación
: Cerca de
200
hectareas
están
solicitadas
, dentro
del
proceso
falta el
estudio
Topográfic
o. Carta a
INCODER -
Cauca
solicitando
estudio
socioeconó
mico para
la
ampliación
del
resguardo
74
(27 abril
de 2012).
Por el
INCORA Primera
Constituid ampliación
os bajo la : Por el
resolución INCORA,
18 del 24 bajo la
de mayo resolución
Santander de del 1996, No. 038 de
Resguardo Indígena
Quilichao - para una 10 abril
de las Delicias
Buenos Aires extensión del 2003.
de 1.145 Con 272
hectareas hectareas,
es decir es decir
4.625 de 5.564
metros metros
cuadrados cuadrados.
.
Segunda
Ampliación
: Cerca de
250
hectareas.
Según
informacio
nes del
equipo de
Tierras
hace falta
el estudio
Topográfic
o.
Por el Primera
INCORA Ampliación
bajo (En
resolución proceso):C
0036 del arta al
30 INCODER
Noviembr de Julio 5
Resguardo Indígena
Caloto e de de 2011,
de Huellas
1998. con se pide la
6.167 actualizaci
hectareas ón del
es decir estudio
5.344 socioeconó
metros mico para
cuadrados la
75
. ampliación
del
resguardo.
Se
encuentra
en solicitud
para
constituirs
e como
resguardo.
Se
entregaron
las 44
escrituras
Cabildo Indígena de
Suarez a
Pueblo Nuevo Ceral
instrument
os públicos
para que se
han
puestos a
nombre del
Cabildo y
luego se
entregaran
al
INCODER.
Ha tenido
la
dificultade
s para
constituirs
Cabildo Indígena de
Suarez e como
Cerro Tijeras
resguardo
por que
faltan
predios por
sanear.
Esta en el
marco del
982, y son
56
Cabildo Indígena de hectareas
Timbio
Kite Kiwe que están
en solicitud
para
constitució
n como
76
resguardo.
No se ha
logrado
constituir
debido a
una disputa
de
tenencia
con la
universidad
del Cauca.
Se esta a la
Cabildo Indígena del
Suarez espera de
Playón - Naya
un fallo del
consejo de
estado. (Se
han unido
4 cuatro
cabildos de
Naya
frente a
esta puja
con el
INCODER).
Titulo
Colonial
de 1.701.
Otorgado
por la
Corona Tiene
Española solicitud
entregado es de
al ampliaci
Cacique ón en el
Resguardo Indígena Juan marco
Jambaló
de Jambaló Tama - de las
En el año fincas
2002 se entregad
restructur as por el
o y perdió Convenio
la el Nilo .
vigencia
de titulo
colonial,
y paso a
titulo
77
republica
no, el
INCODER
reconoce
el mal
procedimi
ento y se
busca
retomar
los títulos
Coloniales
. En 1881
se
registra
por
comunida
des, No.
del
registro
843, esto
se hace
ante la
misma
corana -
parroquia
s - en
distrito
de
Popayán o
Silvia.
Titulo Tiene
Colonial solicitud
de 1.700. de
Otorgado ampliaci
por la ón sobre
Corona fincas
Resguardo Indígena
Toribio Española por el
de Toribio
a Manuel Fondo
Quilo y Nacional
Sicos es Agrario y
un solo el
titulo convenio
colectivo. el Nilo.
Resguardo Indígena de Se
Toribio protocoliz
Tacueyó
o en
1.737 en
Resguardo Indígena de la
Toribio
San Francisco provincia
de
78
Santander
de
Quilichao.
Se realiza
una
Amnistía
donde son
ratificado
s los
títulos de
manera
individual
para a
cada
resguardo
s (basados
sobre los
títulos
coloniales
colectivos
).
Tiene
Titulo
varias
Colonial
ampliaci
de 1.701.
ones (5),
Otorgado
la ultima
por la
solicitud
Corona
de
Española
ampliaci
al
ón es
Cacique
Resguardo Indígena de Santander de frente
titulo de
Munchique los Tigres . Quilichao ala
Juan
parcelaci
Tama
ón la
(Los cinco
Esperanz
pueblos).
a y la
Y en 1843
Finca
recibe
Gualand
titulo
ay
Republica
(conveni
no.
o Nilo).
Fuente: Equipo regional Plan Salvaguarda Nasa, zona norte, 2013
Por su parte, el territorio ancestral Sat Tama Kiwe está integrado por seis resguardos
con títulos de origen colonial y una Asociación de Cabildos legalmente constituida y
reconocida por el Ministerio del Interior. Según la información disponible, que
corresponde al año 2007, la cantidad de hectáreas legalizadas es de 25.307,35. La cifra
del área por legalizar asciende a 2.684,44 hectáreas, mientras que las hectáreas
faltantes suman un total de 20.001,79 (Ver Tabla 4).
79
Tabla 4. Situación territorial Sa´t Tama Kiwe
RESGUARDO CATEGORIA Escritura y fecha Protocolizado en: Ha. Actual Ha. Por legalizar Ha. Faltantes Habitantes listado censal
1 San Lorenzo de Caldono Colonial 843-10/08/1981 Popayan 8.020,95 1.040,35 8.695,00 10.171
2 Pueblo Nuevo, Caldono y Silvia Colonial 29-05/25/1924 Popayan/Silvia/S.tander de Quilichao 7.498,30 948,25 3.040,86 6.058
3 La Aguada San Antonio Colonial 49-15/06/1940 S/der de Quilichao 4.501,00 52,8799 2.483,10 1.701
4 Pioyá Colonial 344-16/09/1966 S/der de Quilichao 4.911,00 177,57 2.146
5 La Laguna Siberia, Caldono y Piendamo Republicano 369,136 184,3805 4.368,07 3.994
6 Las Mercedes Republicano 6,9664 281,0063 1.414,76 1.851
TOTALES 25.307,35 2.684,44 20.001,79 25.921
Fuente: INCODER, 2007; Plan de Vida CRIC, 2007; Equipo regional Plan de Salvaguarda,
Sat Tama Kiwe y reasentamientos, 2013
Nombre resguardo y/o Municipio Resguardo constituido (No. De hectáreas) Ampliaciones (No. De hectáreas y Ampliación de resguardos Trámites de reconocimiento y/o
cabildo solicitud de ampliación con fecha y coloniales solicitudes de constitución
Triunfo cristal paez Florida valle constituido con un total de 5.300 hectareas tambien esta en proceso de ampliacion
Nasa tha Florida valle constituido
Kwesx kiwe nasa Florida valle tambien esta en proceso de ampliacion
Cabildo central de asentamientos Florida valle lleva 12 años de proceso
Cabildo san juan paez Florida valle no tiene tramite
Kweth wala Pradera constituido
Cuenca de rio guavas Ginebra no tiene tramite
Nasa kwesx kiwe Jamundi constituido una parte del territorio
Sabana blanca El dovio no tiene tramite
Fuente: Equipo regional Plan de Salvaguarda Nasa, zona sur del Valle del Cauca, 2013
A través del Auto 004 de 2009, la Corte Constitucional identificó que la falta de
titulación de los territorios es un problema que se agrava con el conflicto armado y dijo
que la falta de seguridad jurídica de la propiedad indígena es un factor que atrae a los
actores armados. Sin embargo, también reconoció que la mera titulación y la
constitución de resguardos no garantizan en la práctica la posesión material por parte de
las comunidades. Es de común conocimiento que el conflicto armado ha agravado
conflictos territoriales preexistentes y ha creado otros. Los intereses de actores no
indígenas sobre la tierra, que se derivan de varios factores como sus recursos naturales,
su valor estratégico militar y su valor económico, obligan a que la protección territorial
vaya más allá de la legalización. El narcotráfico, la minería, el petróleo y las grandes
plantaciones de caña o palma, fueron identificados por las comunidades nasa de esta
16
Hasta la fecha no contamos con información sobre los resguardos y cabildos nasa restantes.
80
región (zona norte y occidente del Cauca, Sat Tama y sur del Valle del Cauca) como
verdaderos enemigos de los derechos territoriales.
Según los reportes del SIMCI (2012), “más de la mitad del área sembrada con coca (63%)
se concentra en 4 departamentos: Nariño, Putumayo, Guaviare y Cauca. Nariño
concentra el 27% del total de cultivos de coca del país, Putumayo el 16%, Guaviare el
11% y Cauca el 10%. Los cultivos están más dispersos en el territorio y las
concentraciones de cultivos de coca son menos frecuentes; sin embargo, el 23% de los
cultivos reportados en 2011 se asocian a los municipios de frontera en el sur del país”
(SIMCI, 2012:8).
En el período comprendido entre 2005 y 2011, los departamentos del Cauca y de Valle
del Cauca reportaron un total de 38.464 hectáreas de coca sembrada. De este total, el
85.8% de las hectáreas de coca se encontraron en el departamento del Cauca, mientras
que el 14.2% restante correspondió a Valle del Cauca. En el departamento del Cauca, los
municipios en los que se concentró la mayor cantidad de hectáreas de coca sembradas
fueron Guapi, Timbiquí, López de Micay, Morales y Suárez, mientras que en el
departamento del Valle se concentraron principalmente en Buenaventura, en cercanías
del lago Calima y también en la región del alto y bajo Naya, en los límites entre Cauca y
Valle del Cauca.
El año 2009 fue el momento en el que el departamento del Cauca se registró la mayor
cantidad de hectáreas de coca sembradas: 6.597 en total, que luego disminuirían al año
siguiente cuando se registró una cifra de 5.908 hectáreas. Para el año 2011, el
departamento del Cauca registró 158 hectáreas más de coca sembradas con respecto al
año anterior, lo cual ubicó al departamento en el cuarto lugar en extensión de hectáreas
de cultivos de coca a nivel nacional (Ver Tabla 7).
81
Tabla 7. Cultivos de coca en Cauca y Valle del Cauca, 2005-2011 (hectáreas)
Departamento 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 Total
Cauca 2.705 2.104 4.168 5.422 6.597 5.908 6.066 32.970
Valle del 28 281 453 2.089 997 665 981 5.494
Cauca
Total 2.733 2.385 4.621 7.511 7.594 6.573 7.047 38.464
Fuente: SIMCI, 2012
82
Mapa 5. Serie histórica cultivos de coca en Cauca y Valle del Cauca
2001 2003
Minería
La política minera, desde la época de la Colonia, se ha construido a favor de privados.
La legislación, después de la década del ochenta, no ha variado mucho en esta
tendencia. Es una realidad que la política minera en Colombia, desde finales de la
década del ochenta, atenta cada vez más contra la soberanía y la pervivencia de los
pueblos indígenas. Primero, el Código de Minas de 1988 expropió los derechos
particulares que tenían las comunidades al suelo y al subsuelo. El Código incluyó la
declaratoria de la minería como de interés público y social lo cual, según plantea el
Observatorio Indígena de Seguimiento a Políticas Públicas y Derechos Étnicos (2008), fue
en su momento una idea progresista que devino en un arma de doble filo para los
pueblos indígenas. La razón es que esa declaración puso el derecho minero por encima
de cualquier derecho de particulares. Sin embargo, actualmente, ese mismo argumento
se aplica a los pueblos indígenas para expropiarles sus derechos y transferirlos a manos
privadas de las transnacionales. Dicho código creó las “zonas mineras indígenas” en las
cuales “no estaban permitidas las actividades mineras particulares si no contaban con el
acuerdo de las autoridades indígenas y se aplicaba la exigencia de que fueran hechas sin
desmedro de las condiciones culturales y económicas. Dentro de estas zonas, las
autoridades indígenas podían determinar cuáles lugares no podían ser objeto de
exploración y explotación por para salvaguardar su importancia social y cultural. Según
argumenta el artículo citado, “esta figura se había convertido en un mecanismo para
impedir el avance de la gran industria extractiva pues las comunidades podían hacer
83
minería artesanal o excluirlas del mercado”. Sin embargo, continúa el artículo, “con el
Código vigente (el de 2001) se introdujo una importante y nefasta modificación en estas
zonas”.
Aun cuando no se cambió la figura legal, se incluyó la obligación para las comunidades
beneficiarias de explotarlas so pena de que el gobierno contrate un particular, pues el
derecho de prelación sólo garantiza a las comunidades la posibilidad de realizar la
explotación pero no de dejar de hacerlo”. Esto significaba que las comunidades
indígenas ya no podían decidir dejar de explotar los recursos mineros en sus territorios.
O lo hacían ellos, por el derecho de prelación, o lo hacían particulares. Bajo este
principio que establece el Código Minero que rige hace 12 años, o los indígenas se
vuelven mineros o…se vuelven mineros, porque si no viene un tercero, en la mayoría de
los casos, una gran multinacional minera, a pedir el título (Observatorio Indígena de
Seguimiento a Políticas Públicas y Derechos Étnicos, 2008). En la actualidad, el
departamento del Cauca es el que cuenta con el mayor número de Zonas Mineras
Indígenas, que en total suman siete. Cuatro de ellas se superponen con algunos de los
municipios que conforman la zona norte (Caro y Valencia, 2012).
¿Cuáles son los desafíos de los indígenas en general, y de la nación nasa en particular,
frente a esta amenaza interna? Indudablemente, muchos. Y son tantos que no dan
espera. Como argumentan Caro y Valencia (2012) en una investigación sobre la pequeña
y mediana minería en el norte del Cauca realizada en el espacio de la Casa de
Pensamiento de la Cxhab Wala Kiwe-ACIN, “con sorpresa encontramos que el norte del
Cauca Indígena está siendo literalmente asediado por las pequeñas y medianas industrias
mineras que, aprovechando la condición de zona minera indígena que cubre a gran parte
de este sector, han transformado no sólo la vocación agrícola de algunas comunidades,
sino que también han contribuido a la agudización de los conflictos político-organizativos
y del conflicto armado dentro de los territorios de los resguardos y las zonas de
confluencia interétnica” (Caro y Valencia, 2012:18).
Frente a esto, el Observatorio de CECOIN (2008) señala que “el Consejo Regional
Indígena del Cauca (CRIC), ante el avance de la minería, se manifestó en 2005 por medio
del Mandato del XII Congreso indígena realizado en territorio de Sa´t Tama Kiwe de
84
Caldono del 27 de marzo al 2 de abril donde ratificó “que el gobierno y la autoridad
ambiental en los territorios indígenas son las autoridades indígenas y sus organizaciones”
(Observatorio Indígena de Seguimiento a Políticas Públicas y Derechos Étnicos,
2008:363).
Houghton (2011) señala que para mediados de 2011, las zonas de explotación minera
cubrían más de 420 mil hectáreas en el departamento del Cauca. Sin embargo, la alerta
no la hacía por esta cifra, ya de por sí preocupante, sino por el futuro inmediato de la
minería en todo el departamento, revelada a partir de la cantidad de solicitudes
mineras: 1.008 títulos de concesión que cubrirían un área cercana a las 2 millones 130
mil hectáreas. Sólo ochenta de estas solicitudes son de la Kedahda (o Anglo Gold
Ashanti) pero cubren casi 450 mil hectáreas (Houghton, 2011:79).
En el caso de la región comprendida por la zona norte y occidente del Cauca y por el sur
del Valle del Cauca, es posible decir que había aproximadamente 46 contratos y
concesiones mineras en fase de explotación y en proceso de solicitud, como muestra la
Tabla 7.
Tabla 7. Contratos y solicitudes mineras en la zona norte y occidente del Cauca y sur
del Valle del Cauca
Has.
Contratos y Solicitude solicitadas
Municipios concesiones Hectáreas s
Caldono-Jambaló 3 8.966,83
Caldono-Morales-Buenos Aires-
Piendamó-Santander 2 14.899,04
Caldono-Morales-Buenos Aires-
85
Suárez 1
4.654,90
Caldono-Morales-Piendamó 5 36.301,20
Caldono-Piendamó-Santander 1 4.998,30
Caldono-Santander 5 10.837,39
Caldono-Silvia-Jambaló 1 1.983,16
Caloto-Corinto 2 3.965,69
Caloto-Jambaló 2 3.966,33
Caloto-Puerto Tejada 2 52,41
Caloto-Santander 5 5.353,50
Caloto-Toribío 1 1.981,75
Caloto-Toribío-Corinto 1 1.983,16
Caloto-Toribío-Jambaló 1 1.983,16
Corinto-Florida-Miranda 1 1.997,99
Corinto-Padilla 1 47,06
Miranda 5 162,65
Morales-Cajibío 6 10.071
Morales-Piendamó 3 8.830,66
Morales-Piendamó-Cajibío
86
3 13.845,57
Silvia-Jambaló 3 5.950,77
Toribío-Corinto 2 3.966,96
Toribío-Jambaló 7 22.102,70
245 369.515,4
Total 8
87
Mapa 6. Títulos mineros vigentes en la zona norte y occidente del Cauca
88
Tabla 8. Distritos mineros que afectan territorios nasa del norte, occidente de Cauca
y Valle del Cauca
89
Mapa 7. Distritos Mineros en el suroccidente de Colombia
90
El 21 de Junio de 2012, pocas horas después de la Cumbre Río+20 donde el presidente
Santos anunció su compromiso con el medio ambiente y el desarrollo sostenible, el
Ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas, anunció la declaración de 17,6 millones
de hectáreas del país como “reserva estratégica minera” en los departamentos del
Chocó, Amazonas, Guaviare, Guainía, Vaupés y Vichada (Revista Semana, junio 2012).
Esta avanzada minera es imposible sin grandes cantidades de agua y de energía. Por eso,
no es coincidencia que los nasa que viven en la región identifiquen como una amenaza
territorial muy potente (que ya ha cobrado incluso muchas vidas y que continúa
generando graves impactos) a la hidroeléctrica del bajo Anchicayá así como la
proyección de dos represas: la del río Yurumanguí y la del río Naya. Sobre la primera, en
la asamblea del cabildo Pico Loro, municipio de Buenaventura, señalaron que la
Corporación autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) ya tenía los estudios
aprobados. Sin embargo, no existe mucha información al respecto.
Esta preocupación está conectada con un recuerdo bastante nefasto que aparece de
manera constante en las narraciones de la gente: la construcción de la hidroeléctrica del
alto y bajo Anchicayá que estuvo en cabeza de la CVC (entidad del estado) y de la
CHIDRAL S.A E.SP. Hacia el año 2000, las represas dejaron de estar en manos del estado y
pasaron a ser propiedad de la Empresa de Energía del Pacífico S.A E.S.P (EPSA), cuyo
mayor socio accionista en ese momento era la multinacional Unión FENOSA, de capital
español. En la asamblea del cabildo Nasa Kwe´sx Kiwe, en el municipio de Dagua, se
refirieron al respecto al señalar que una de las empresas que más amenaza les
representa es la EPSA. En esta vía, recordaron cómo cuando se construyó la represa del
bajo Anchicayá, hubo un desplazamiento masivo en 1962, siete años después de haber
iniciado sus operaciones. Esta asamblea, pero también la mayoría de ellas, también se
refirió a las estrategias de las que se valió la empresa para asegurar su presencia en el
territorio: todos los relatos concuerdan en que la EPSA les dio trabajo a algunos
comuneros, generando conflictos comunitarios, pero sobre todo, hacen énfasis en que la
empresa paseaba a los comuneros en helicóptero.
Varios años después, en el año 2005, la Resolución Defensorial No. 35 alertó sobre la
situación ambiental del río Anchicayá en el municipio de Buenaventura, Valle del Cauca.
La Resolución señala que “desde hace varias décadas, la EPSA ha provisto de energía
eléctrica al Pacífico, utilizando para ello la energía potencial del agua de los ríos
Anchicayá y Digua, en los cuales operan dos embalses -Bajo Anchicayá y Alto Anchicayá.
Señala, sin embargo, que el 23 de julio de 2001, con el fin de descender el nivel de la
cota del embalse de 195 a 156 metros sobre el nivel del mar, la –EPSA S.A. ESP- abrió
las compuertas de la represa del Bajo Anchicayá sin consultar a las comunidades, ni
informar a la autoridad ambiental. Este hecho produjo una descarga de 500.000 metros
cúbicos de lodos, sobre la cuenca del río del mismo nombre, resultando afectadas
aproximadamente 3.000 personas.
La Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca ―CVC―, autoridad ambiental
competente para iniciar la correspondiente investigación administrativa, se declaró
impedida para adelantarla, argumentando su participación accionaria en la EPSA S.A.
ESP, razón por la cual el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial asumió
la respectiva investigación. El Ministerio confirmó lo que efectivamente había sucedido
en términos de los daños ambientales y sociales causados, pues la población quedó
desprovista de agua y también de su sustento alimenticio (Defensoría del Pueblo, 2005).
91
En noviembre de 2009, el Tribunal Administrativo del Valle condenó a la EPSA y a la CVC
por la catástrofe social y ambiental ocasionada en 2001 y les ordenó pagar a las
comunidades un monto que ascendió a los 167 mil millones de pesos. El fallo está en
manos del Consejo de Estado, quien debe revisarlo. En caso de que la sentencia sea
ratificada, “sentará jurisprudencia sobre las responsabilidades de las empresas (…) el
pleito cobra mayor interés en este momento en el que el país está a la expectativa de
otros conflictos legales alrededor de grandes proyectos de la locomotora minero-
energética (Revista Semana, 2012).
17
Mediante la Resolución Número 801703 de julio 29 de 1996 fue declarada zona minera indígena
Delicias y Buenos Aires. Minercol concedió al cabildo indígena de Canoas las licencias de
explotación y exploración.
92
mineros: exportaciones e infraestructura de transporte” (2005) la importancia de la
dotación en infraestructura como un factor para asegurar la competitividad del país en
la industria. Así, “en este marco es imprescindible la modernización de la
infraestructura en carreteras, líneas ferroviarias, fluviales y puertos, particularmente de
la asociada a los desarrollos mineros que buscan ganar un espacio en el mercado
internacional. Tratándose de proyectos de gran envergadura, con condiciones muy
favorables en volumen de reservas y calidad, puede ser factible que ellos mismos
asuman la construcción de su propia infraestructura. Sin embargo un alto porcentaje de
los proyectos mineros presenta un riesgo elevado y son casi marginales en cuanto a su
rentabilidad, aspectos que dificultan su puesta en operación, especialmente si tienen
que asumir costos de infraestructura” (UPME, 2005:73).
Este proyecto, como dijimos, está compuesto por un proyecto individual que es el
corredor vial Bogotá-Buenaventura, que cubre 600 km de vía para conectar la capital
con el puerto de Buenaventura, uno de los principales del país. Por este motivo, la
93
construcción del tramo de la doble calzada Buga-Buenaventura es prioritario en este
propósito, un tramo de aproximadamente 118 kilómetros (COSIPLAN-IIRSA, 2012:38).
Según lo indica COSIPLAN-IIRSA (2012:40), este tramo está subdividido en tramos más
pequeños que cuentan con diferentes tipos de contratos y de contratistas, como
mostramos a continuación:
Como lo documentó la Revista Semana (2012) en un artículo que llevaba por título “Los
siete males de una carretera en Colombia”, la construcción de esta vía, en su conjunto,
ha desatado innumerables polémicas. En el mes de marzo de 2013, en medio de la
disputa entre el presidente Santos y el expresidente Álvaro Uribe, Santos viajó a
Buenaventura para inaugurar el dragado del puerto y terminó hablando de la
construcción de la doble calzada Buga-Buenaventura. Al respecto, Santos dijo: “Esta
carretera ha sido la historia perfecta de algo mal hecho. Tiene un esquema de
contratación realmente diabólico, absurdo, mal estructurado”. Las palabras de Santos
tuvieron un impacto importante en los medios de comunicación porque revelaron varias
cosas. La primera de ellas, es que uno de los tramos de 48 kilómetros se entregó en el
período de concesión más largo del que se haya tenido conocimiento en el país: 55 años.
La segunda, es que hay un tramo de siete kilómetros sin contratar. Pero la tercera, y más
grave de todas, que se suma además al altísimo nivel de corrupción que hubo en las
contrataciones, es que no hubo un proceso de consulta previa con las comunidades
afrodescendientes e indígenas que viven en cercanías de la carretera. A tal punto que la
Corte Constitucional, en octubre de 2012, ordenó suspender las obras en el tramo
Citronela – Loboguerrero (48 km.) hasta que la consulta previa no se hiciera. Además,
como si fuera poco, este tramo tampoco cuenta con licencias ambientales.
Esta polémica construcción apareció de manera constante como una de las amenazas
que refirieron los nasa en las asambleas del Plan de Salvaguarda en el departamento del
Valle. Al respecto se refirió la asamblea del Cabildo Cañón Río Pepitas, en el municipio
de Dagua, cuando expresó que la doble calzada ha generado el desplazamiento de las
familias, la contaminación ambiental, la formación de avalanchas por la acumulación de
materiales que salen de la construcción de los túneles. A esto, suman el hecho de que la
presencia de los grupos armados tanto legales como ilegales se ha incrementado a raíz
de la construcción de la carretera. La presencia de batallones de alta montaña, en el
marco del Plan de Consolidación, cada vez preocupa más a las comunidades. Estas
acciones tienen como responsables, principalmente, a Invías y Ferrovías de Occidente
(Asamblea Cabildo Cañón del Río Pepitas, municipio de Dagua, noviembre 18 de 2012).
94
extienden a los límites entre el departamento del Valle y el departamento del Tolima,
donde los ojos del actual gobierno están puestos sobre un viejo tramo que comunica el
municipio de Florida, Valle, con el corregimiento de La Herrera, municipio de Rioblanco,
en el departamento del Tolima. La malla vial atravesaría los sitios sagrados porque
estaría planeándose la construcción de un túnel que pasaría por el Cabildo Central de
Asentamientos, particularmente por las comunidades de Granates, la Rivera y el cabildo
de San Juan Páez Lomagorda.
Al parecer, los sueños de esta conexión se remontan a 1950. Desde ese momento, hasta
hoy, se han construido 44 kilómetros de carretera. Según cálculos aproximados, restan
15 kilómetros del lado tolimense, y escasos 800 metros del lado valluno. Al revivir este
sueño para algunos, y pesadilla para otros, el gobierno nuevamente busca cumplir con la
agenda impuesta por la banca multilateral: la integración. Esta vez, la intención es
conectar el Valle (puerto de Buenaventura) con la Orinoquía. Según la versión oficial,
para superar los 70 kilómetros que abren el paso desde el departamento del Valle hasta
el departamento del Tolima, hay tres posibilidades viales, con cuyo estudio ya se
comprometió el presidente Santos. El primer trayecto propuesto arranca en las
estribaciones de La Diana, en el municipio de Florida llegando hasta La Herrera, en el
Tolima. La segunda opción es un trayecto entre Tuluá-San Rafael-Roncesvalles. Y la
tercera es una carretera desde Palmira, en el Valle, hasta Las Cruces, en el Tolima y
Colombia, en el Huila.
En este sentido, en defensa del páramo y de las lagunas como sitios sagrados que
resultarían muy afectados por la construcción de la carretera, la declaración expresa las
amenazas que esto representa para su pervivencia como pueblo. En primer lugar, porque
el trazado de la carretera atraviesa los bosques, los páramos y las lagunas que allí se
encuentran, considerados por los nasa como sus lugares sagrados pues es donde están los
espíritus: el trueno, el arco iris, el duende. Su destrucción también va a impedir que los
médicos tradicionales puedan llevar a cabo las prácticas rituales. En segundo lugar,
porque la carretera también va a fomentar nuevos procesos de colonización, con las
consecuencias que esto genera: potreros para ganadería, tala de bosques, contaminación
de fuentes de agua, caza indiscriminada, En tercer lugar, porque como se ha visto hasta
el momento, la construcción de la carretera promueve la presencia de grupos armados,
el auge de cultivos ilícitos de amapola, la prostitución y la delincuencia común (Consejo
Superior de la Judicatura-ONIC, 2006).
95
2.2. Putumayo, Caquetá y Nariño
En relación con la nación nasa, esta dinámica está articulada alrededor de varios hilos
que entretejen la complejidad de la región. Entre ellos, vale la pena destacar el impacto
de las economías extractivas y de enclave que han configurado históricamente la región;
los efectos de la puesta en marcha del Plan Colombia, el Plan Patriota y el Plan
Consolidación; la declaración del Putumayo como Área estratégica minera; la presencia
“reciente” de los nasa y sus expectativas territoriales que han generado conflictos
interétnicos18; la falta de titulación de resguardos que se traduce en una alta
precariedad territorial; la baja densidad demográfica de la nación nasa en comparación
con otras regiones donde éstos hacen presencia, entre otros. Anudados, todos estos hilos
explican por qué la violencia política en esta región es una de las que impactan con más
agudeza a la nación nasa.
El departamento del Putumayo está dividido en tres subregiones diferenciadas por sus
características geográficas, por la población, por el tipo de economía y, para el caso que
interesa documentar, por los impactos disímiles del conflicto armado. Estas subregiones
son el Alto, Medio y Bajo Putumayo. De las tres subregiones, es el Alto Putumayo el que
18
Como mostramos en el apartado sobre la ubicación actual de los nasa, esta versión sobre la
presencia reciente de los nasa en los departamentos de Putumayo y Caquetá fue interpelada
y cuestionada por un mayor Uitoto de 83 años quien señaló que los nasa eran originarios de la
Amazonía.
96
ha sufrido un menor impacto del conflicto armado pues es predominantemente una zona
ganadera, no hay presencia de cultivos de coca ni hay presencia de grupos armados. En
contraste, el Medio y el Bajo Putumayo sí han sufrido de manera más contundente los
rigores de la guerra. Es precisamente en estas dos subregiones donde está asentado
mayoritariamente la nación nasa. El Medio Putumayo está conformado por los municipios
de Mocoa, la capital del departamento, Puerto Guzmán y Villa Garzón, y el Bajo
Putumayo está conformado por los municipios de Puerto Asís, Puerto Caicedo, Orito,
Valle del Guamuez, San Miguel y Puerto Leguízamo, municipio en el que está la Base
Naval del Sur. El Bajo Putumayo, a excepción de Puerto Leguízamo, ha estado
atravesado por la presencia de los cultivos de coca, la explotación petrolera y la
presencia de actores armados estatales, paraestatales y contraestatales (GMH, 2012).
97
región. Éstas dan cuenta no sólo de la contundencia de los prejuicios raciales que
existen, así como de las pugnas políticas y sociales, sino también de territorialidades
fragmentadas que han condenado a la amazonia colombiana a ser “la tierra de los
desterrados” (Gómez, 1999: 26). Inclusive, para ir más allá, vale la pena recordar que
“el estado mismo eligió la amazonia como espacio de confinamiento, como el lugar
óptimo para la reclusión de personas consideradas social o políticamente peligrosas, y
creó allí sus colonias penales” (Gómez, 1999:26).
Así, “la amazonia colombiana ha sido colonizada desde finales del siglo diecinueve y a lo
largo de todo el veinte, principalmente por parte de población proveniente de la región
andina, como respuesta a las convulsiones sociales, económicas y políticas sucedidas en
el centro del país. Por consiguiente, dicha colonización debe analizarse como un proceso
que se ha desarrollado a lo largo de un amplio periodo de tiempo, guiado por el ánimo
de incorporar las zonas de frontera dentro de la esfera económica del estado central,
para resolver los problemas estructurales de tenencia de tierra y de violencia que
suceden en el centro del país” (Ramírez, 2001).
En particular, para el caso del Putumayo, la antropóloga María Clemencia Ramírez (2001)
señala que es posible diferenciar cinco periodos de colonización que, en sus inicios a
mediados del siglo dieciocho y hasta las primeras dos décadas del veinte, fueron
impulsados por los misioneros, principalmente capuchinos y franciscanos. Durante el
primero de ellos, entre 1900 y 1946, dos grandes expediciones trajeron colonizadores al
Amazonas: la primera que buscaba la extracción de quina (1890), y la segunda la
extracción de caucho (1903-1930). Para ello, los misioneros construyeron grandes
extensiones de carreteras que permitirían la integración de la región al interior del país
durante la guerra de Colombia con Perú en la década del treinta del siglo XX. El segundo
período de colonización, entre 1946 y 1962, fue el resultado de la confrontación
bipartidista entre liberales y conservadores que tuvo lugar principalmente en la región
andina, obligando a miles de personas a migrar hacia regiones como la amazonía para
huir de la violencia política y encontrar en otros lugares nuevas posibilidades de vida.
Los nasa, así como otros pueblos indígenas, hicieron parte de estas dinámicas de
desplazamiento forzado. El tercer periodo, que tuvo lugar entre 1963 y 1976, se
caracteriza por el inicio de la extracción petrolera. Según aparece documentado por
varios autores y autoras, fue precisamente a partir de 1963 cuando la Texas Petroleum
Company inició la exploración y explotación de petróleo en Orito, La Hormiga, Acaé y
San Miguel, en el Valle del Guamuez. Al año siguiente, en 1964, el gobierno puso en
marcha los planes de colonización dirigida a través del Instituto Colombiano de la
Reforma Agraria (INCORA). El cuarto periodo, entre 1977 y 1987, fue testigo del inicio
del cultivo de coca, cuyo auge se mantuvo entre 1981 y 1987. El quinto período, que
comprende desde 1988 hasta la actualidad, está marcado por la continuidad de la
economía de la coca en menor escala, por la intensificación de la lucha contra el
narcotráfico y el incremento considerable de la explotación petrolera (Ramírez, 2001).
98
1991 hicieron presencia en el departamento distintos grupos guerrilleros. El Grupo de
Memoria Histórica en su informe “El Placer. Mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo”
(2012) señala que la dinámica del conflicto armado en Putumayo está marcada por la
presencia de diferentes actores armados ilegales. Desde finales de 1987 hasta mediados
de 1991, tuvo lugar la primera ola paramilitar asociada al narcotráfico, con la
conformación de dos grupos conocidos como Los Macetos y Los Combos. Es precisamente
en 1987 cuando el cartel de Medellín, en cabeza de Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “el
Mexicano”, se asienta en el Putumayo y logra consolidar una alianza que duraría poco
con el Bloque Sur de las FARC. A raíz de las “traiciones” mutuas, los que una vez fueron
aliados, terminarían convirtiéndose en enemigos. Esto desembocó en la creación de una
nueva alianza contrainsurgente entre el capo del cartel de Medellín y el ejército
colombiano. Tanto Los Macetos como Los Combos fueron expulsados por las FARC en
1991, fecha en la que la organización insurgente consolidó su hegemonía en el
departamento con la creación del frente 48, con presencia en el bajo Putumayo. Antes
de su creación, en la zona ya operaba desde principios de la década del ochenta, y lo
sigue haciendo, el frente 32 de las FARC. A finales de la década del noventa, los paros
cívicos en el Putumayo, las marchas cocaleras impulsadas en respuesta a las nefastas
políticas de fumigación aérea en los departamentos de Guaviare, Caquetá, Putumayo y
Meta alertaron a los paramilitares sobre el despliegue político y militar de las FARC. Así,
en 1998, el Bloque Sur de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entró a disputarles
el territorio hasta el momento de su desmovilización en 2006 (GMH, 2012). Para
entender los efectos e impactos de estas disputas políticas, territoriales y militares, a
continuación realizaremos un balance aproximado sobre la situación de violencia política
contra los nasa en el periodo comprendido entre 1995 y 2012.
El 30 de agosto de 1996, las FARC llevaron a cabo la toma de la base militar Las Delicias
en el municipio de Puerto Leguízamo, departamento de Putumayo. Por esos mismos días,
el paro cocalero prendió las alarmas sobre lo que estaba ocurriendo en los
departamentos de Putumayo, Caquetá, Guaviare y Meta. El clan de los hermanos
Castaño, que se encontraba en el proceso de reunir y consolidar bajo una sola
organización los grupos paramilitares del país, no hizo caso omiso a la situación. En 1998
decidieron conformar el bloque Sur Putumayo para disputar el poder que las FARC
estaban ejerciendo en el departamento de Putumayo. Las AUC también llegaron en ese
mismo año al departamento de Caquetá y se instalaron en los municipios de Morelia,
Florencia, Belén de los Andaquíes, San José del Fragua, Albania, Curillo, Solita,
Valparaíso, Milán, Solano, Montañita, Paujil y El Doncello (Defensoría del Pueblo, 2008).
Después de la incursión de las autodefensas, la violencia se agudizó en ambos
departamentos. Sin embargo, su entrada también coincidió con otros acontecimientos
que ocurrieron a nivel nacional y que tuvieron fuertes repercusiones a nivel local, como
mostraremos a continuación.
99
El año de 1998 marcó el inicio del período presidencial de Andrés Pastrana, en cuyo
gobierno se dio la aprobación del paquete de “ayuda económica” conocido como Plan
Colombia. Un año después se instalaron las mesas de negociación entre el gobierno y las
FARC en la zona de distensión, particularmente en el municipio de San Vicente del
Caguán, departamento de Caquetá, aunque la “zona despejada” también incluyó otros
cuatro municipios del departamento del Meta.
En 1999, los paramilitares iniciaron su incursión desde el municipio de Puerto Asís, donde
se habían asentado en el momento de su llegada, hacia el Valle del Guamuez y San
Miguel. Fue precisamente en los municipios de Puerto Asís, Puerto Caicedo y Valle del
Guamuez donde las AUC construyeron sus Escuelas de entrenamiento (GMH, 2012). Según
lo documenta el Grupo de Memoria Histórica (2012), los paramilitares buscaron ampliar
su control territorial a través de las masacres y el terror. Así, la masacre de El Tigre, en
el Valle del Guamuez, marcó el inicio de la ruta del terror. Allí fueron asesinados 28
hombres y otras 14 personas fueron lanzadas al río Guamuez. Por eso es tan común
escuchar entre los pobladores y pobladoras de la zona que “ese río tiene muchos
muertos”. A esta masacre, le seguirían, algunos meses después, las de El Placer, una
inspección del Valle del Guamuez, y La Dorada, en San Miguel (GMH, 2012:49).
Para el año 2000, el número de combates en la zona entre San Miguel, el Valle del
Guamuez (La Hormiga), Orito y Puerto Asís, municipios en los que se concentra la
explotación petrolera y donde hay mayor presencia de cultivos de coca, aumentó en un
rango entre 11 y 20 acciones. Las confrontaciones se esparcieron hacia el límite con el
municipio de Ipiales, en el departamento de Nariño, y aumentaron en el municipio de
Villa Garzón. En el caso de Caquetá, para este mismo año, hubo un aumento en las
confrontaciones armadas, particularmente en el municipio de Florencia. Esta dinámica
100
se mantuvo más o menos estable para el año siguiente, registrando un leve aumento y
expansión hacia el municipio de Puerto Rico (Observatorio de DH y DIH Vicepresidencia
de la República, 2001). El panorama empezó a cambiar nuevamente con la llegada de los
paramilitares en 2001, después de su retiro de la inspección al día siguiente de haber
perpetrado la masacre de El Tigre en enero de 1999 (GMH, 2012).
En el año 2003, la intensidad de los combates aumentó en relación con el año anterior.
En el departamento del Putumayo, fueron testigos de dicha agudización los municipios
de Orito, así como las zonas de frontera con el departamento de Nariño y con el
departamento de Caquetá en cercanías del municipio de Puerto Guzmán. El aumento
más considerable lo experimentó, sin embargo, el municipio de Orito, que registró entre
21 y 50 acciones armadas. El departamento del Caquetá no fue ajeno al incremento de
las confrontaciones armadas. El corredor que se había consolidado entre los municipios
de Caquetá y la parte sur del departamento del Meta, se amplió hasta alcanzar los
municipios de Puerto Lleras, Fuentedeoro, Granada, Villavicencio y Puerto López en el
Meta, y la zona sureste del departamento del Guaviare (Observatorio DH y DIH
Vicepresidencia de la República, 2004).
Entre 2004 y 2005, hubo una disminución considerable de las confrontaciones armadas
en los departamentos de Caquetá, Putumayo y Nariño. Esta situación empezó a cambiar
al año siguiente. En 2004, el Bloque Sur de los Andaquíes de las Autodefensas Unidas de
Colombia ingresaron desde los municipios de Milán y Valparaíso al sector noroccidental
del municipio de Solano, lo cual agudizó el nivel de confrontación por los corredores de
movilidad del Bloque Amazónico Rodolfo Tanas y los frentes 15,48 y 32 de las FARC. Un
año antes, en 2003, los paramilitares ya hacían presencia en la inspección El Danubio y
101
en la vereda Alto Consaya, así como en la cabecera municipal de Solano, en cercanías de
la Base militar de Tres Esquinas. La presencia sobre este corredor que comunica Solano
con Araracuara aseguraba el control sobre la explotación de oro y permitía la expansión
de los cultivos ilícitos. La disputa por estos corredores estratégicos disminuyó cuando se
desmovilizaron los Bloques Sur de los Andaquíes, Héroes de Florencia y Héroes del
Caguán de las AUC en el mes de febrero de 2006. Eso no duraría mucho porque antes de
iniciar el proceso de desmovilización, los mandos medios de las AUC advirtieron que no
iban a desmovilizar a todos sus combatientes porque iban a constituir un grupo
denominado “Águilas Negras”, como efectivamente ocurrió (Defensoría del Pueblo,
2007).
Sobre la construcción de esta carretera se refirió uno de los miembros del equipo
regional de Caquetá al recordar una situación que vivió durante el proceso:
102
me dice el señor: aquí es el sitio donde están depositando toda esa basura
y contaminación, está más cerca del río Picudito.
En Putumayo, entre 2010 y 2011, los municipios de San Miguel, Valle del Guamuez (La
Hormiga), Puerto Caicedo, Orito, Villa Garzón y Mocoa, registraron un nivel medio de
confrontación armada. Sin embargo, dicha confrontación aumentó en cercanía de los
cascos urbanos de tales municipios, precisamente los lugares donde los paramilitares
habían establecido su dominio. Así, las tasas de homicidio en los municipios de Valle del
Guamuez y Puerto Caicedo superaron el promedio nacional de la tasa de homicidios, que
para el período entre 2010 y 2011 ascendió a 36.6 (Observatorio DH y DIH
Vicepresidencia de la República, 2012). Este hecho parece coincidir con la presencia de
“bandas emergentes” o “bandas criminales” (como eufemísticamente le empezaron a
llamar a los mismos grupos paramilitares que nunca se desmovilizaron, que para este
caso son Los Rastrojos y Las Águilas Negras) en dos de los municipios donde por primera
vez los paramilitares establecieron sus escuelas de entrenamiento militar una década
antes.
Al ritmo de las confrontaciones armadas y en el pulso constante por parte de todos los
actores armados por ejercer control sobre el territorio y sobre los corredores
estratégicos, las tácticas de la guerra se incrementan y diversifican. Una de las prácticas
que más ha afectado a la población civil es el uso de Minas Antipersonal, que
históricamente han sido usadas en la guerra para detener el avance de las tropas
enemigas, así como la presencia de municiones sin explotar en los territorios.
En el conflicto armado colombiano, todos los actores armados han hecho uso de las
103
minas antipersonales. En una declaración del año 2000, el entonces coronel del ejército
Fernando Tapia reconoció que las fuerzas militares colombianas han hecho uso de las
minas antipersonal como estrategia defensiva para la protección de infraestructura para
las comunicaciones y bases militares (Unicef, 2000). En la actualidad, el ejército es la
única institución autorizada, en la práctica, para realizar las operaciones de desminado
en Colombia. Decimos en la práctica porque aunque el gobierno colombiano, en 2009,
aceptó la participación de organizaciones civiles en procesos de desminado, esta
aceptación no ha sido se ha materializado a través de ninguna ley. El problema de que la
autorización sobre las operaciones de desminado recaiga únicamente en el ejército
colombiano es que dichas operaciones siguen una lógica militar y no una lógica
humanitaria, lo cual, en definitiva, sigue vinculando a la población civil en la guerra. En
el caso de Putumayo y Caquetá, en varias oportunidades la nación nasa se refirió a los
peligros a los que se ven abocados en caso de avisar sobre la existencia de un campo
minado en su territorio. Precisamente porque a quien tendrían que avisar es al ejército,
lo cual, en la lógica de la guerra, los convierte en enemigos “del otro bando”.
Según el Programa Presidencial para la Acción Integral contra las Minas Antipersonal
(PAICMA), en el período entre 1995 y 2013, se presentaron 1995 eventos por MAP/MUSE
en el departamento de Caquetá, mientras que el departamento de Putumayo registró
para el mismo período 892 eventos. Estos eventos incluyen: accidentes por MAP/MUSE,
desminado militar en operaciones, incautaciones y sospechas de campos minados.
Históricamente, para el caso de Caquetá, los municipios más afectados por este tipo de
eventos han sido Florencia, Montañita, Puerto Rico, San Vicente del Caguán, Cartagena
del Chairá y El Paujil, mientras que en el caso de Putumayo han sido Puerto Asís, en
primer lugar, Orito, el Valle del Guamuez y Puerto Guzmán.
El período entre 2001 y 2003 es clave para comprender la variación en la dinámica de los
eventos relacionados con MAP/MUSE. En particular, en el departamento de Caquetá, en
el año 2001 se registraron 9 eventos, mientras que en el año 2002 la cifra aumentó
significativamente a 98 eventos, manteniéndose en alza hasta 2013. Fue el año 2010 en
el que se registró el mayor número de eventos, entre accidentes e incidentes, por
MAP/MUSE: 291 eventos en total. Por su parte, en el departamento de Putumayo, el
aumento de los eventos ocurrió un año después, en 2003, cuando el número total de
eventos ocurridos ascendió a los 41, mientras que el año anterior sólo se habían
registrado 15 eventos. El cambio drástico en esta dinámica que tuvo lugar en el año
2002, y cuyo registro más alto aparece en el departamento de Caquetá, sólo puede ser
entendido en relación con el fin de la “zona de distensión” después del fracaso de los
diálogos de paz entre el gobierno y las FARC. Y a esto debe sumarse la puesta en marcha
del Plan Patriota y el aumento de las confrontaciones que propició, así como el repliegue
estratégico de las FARC. El total de número de víctimas que ha cobrado el uso de esta
estrategia militar por parte de todos los actores armados, incluida la Fuerza Pública,
ascendió a 1.108 víctimas civiles y militares en ambos departamentos en el período
entre 1995 y los primeros 3 meses de 2013 (PAICMA, 2013).
En el mapa 1, que registra los accidentes por MAP/MUSE que tuvieron lugar en el período
comprendido entre 2010 y 2011 en el departamento de Caquetá (representados
mediante el símbolo de la estrella morada), es posible apreciar la forma en la que los
campos minados funcionan como una barrera que se extiende desde el Parque Nacional
Natural La Macarena, en límites con el departamento del Meta, y continúa bordeando
por el río Guayabero y más adelante por el río Balsillas, en cercanías de un resguardo
104
nasa de Altamira, municipio de San Vicente del Caguán, en una zona donde se registran
accidentes por MAP/MUSE. La barrera continúa bordeando el límite con el departamento
del Huila, en cercanías con el municipio de Algeciras, y sigue bajando hacia el municipio
de Puerto Rico, donde aparecen registrados accidentes por MAP/MUSE. Por ejemplo, el
ocho de enero de 2011, Caracol registró que en una zona rural del municipio de Puerto
Rico (Caquetá), unidades del Batallón Cazadores del Ejército detectaron y destruyeron
un campo minado instalado por integrantes de la columna móvil Teófilo Forero de las
FARC. Algunos días después, el “Diario el Huila” registró que en la vereda Las Perlas, en
el municipio de San Vicente del Caguán, en cercanías de un resguardo nasa, tropas de la
IX Brigada del ejército desactivaron un campo minado que estaba conformado por cuatro
minas antipersonales. (Observatorio Derechos Humanos y DIH Vicepresidencia de la
República, 2011). Al sur del municipio de Puerto Rico, en los municipios de El Doncello y
El Paujil, la intensidad de los accidentes disminuyó y nuevamente aumentó
significativamente en el municipio de Montañita, en cercanías de cinco resguardos
Coreguaje, uno Embera – Katío y uno nasa (Observatorio Derechos Humanos y DIH de la
Vicepresidencia de la República).
En el caso de Putumayo, es posible decir que los municipios en los que se registró el
mayor índice de confrontación armada en el departamento (Puerto Asís, Orito, La
Hormiga y Puerto Guzmán) coinciden con aquellos en los que se registró el mayor
número de eventos y víctimas por minas antipersonal y municiones abandonadas sin
explotar (MAP/MUSE) (Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la Vicepresidencia de
la República, 2008). Como lo muestra el Mapa 2, en el período entre 2010 y 2011, la
zona donde más ocurrieron accidentes por MAP/MUSE es la que está en cercanías de la
base militar de Teteyé, en el municipio de Puerto Asís, cerca de la frontera con Ecuador,
donde hay dos resguardos nasa (Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la
Vicepresidencia de la República, 2012). Según contó la gente durante las asambleas,
también en el cabildo Nasa Uh, municipio de Ipiales, hay campos minados. Tres nasa han
caído en las minas. En el corregimiento de Cofanía, municipio de Ipiales, hay una base
militar y casi todas las noches hay hostigamientos. En cercanías de la base, también hay
una torre de Comcel y ya ha habido varias amenazas de voladura de la torre.
105
Mapa. Accidentes por MAP/MUSE en el departamento de Putumayo, 2010-2011
106
Mapa 2. Unidades de Fuerza Pública en Putumayo
Los nasa explicaron la manera como entienden la presencia de actores armados en sus
territorios y la forma como dicha presencia los afecta. Durante la asamblea del cabildo
Cerro Guadua, municipio de Puerto Guzmán, un mayor lo expresó así:
107
que afectan nuestra movilidad”. En el sentido de su explicación, si no hubiera fuerza
pública atropellando el territorio, no habría guerrilla que instala minas antipersonal que
afectan su movilidad y le impiden realizar las tareas del campo, así como cazar y pescar
para asegurar su supervivencia y la de su familia. Los efectos de esta presencia armada,
que funciona a manera de círculo vicioso porque si unos están los otros también, se
sienten todo el tiempo a través de los señalamientos, los desplazamientos y los
asesinatos que vienen de lado y lado. Esta violencia, explica el mayor, también ha
golpeado de manera contundente los procesos político – organizativos de la nación nasa
en el Putumayo porque, como expresó el mayor, “se mira que la población indígena no
presta interés por la organización debido a que temen ser desplazados”. Sin embargo, la
intención de fortalecer el proceso organizativo a través de la conformación de la guardia
indígena se convierte en una oportunidad para hacerle frente al conflicto asegurando el
control territorial.
Así, los atropellos de la fuerza pública son denunciados constantemente por las
pobladoras y pobladores nasa. Tanto en el departamento de Caquetá como en el
departamento de Putumayo la población nasa ha denunciado la ocupación de bienes
civiles y/o la instalación de bases y trincheras a lado de bienes civiles por parte de los
actores armados. La ocupación por parte del ejército de las escuelas y centros de salud
en las zonas rurales se ha convertido en una situación preocupante. A la vez, la
confrontación armada ha implicado violaciones masivas y sistemáticas a los derechos
humanos, como son los señalamientos, el confinamiento, los desplazamientos forzados y
los bloqueos económicos, los asesinatos, las masacres. A esto se suma el uso de armas
indiscriminadas en el marco de la confrontación armada, como las minas antipersonal o
las prácticas de bombardeo por parte de la Fuerza Pública que han dejado decenas de
víctimas. A continuación, nos detendremos en el fenómeno de desplazamiento forzado
que ha afectado a la nación nasa de los departamentos de Putumayo y Caquetá.
Casos de desplazamiento.
Según la Resolución Defensorial No. 26 de Octubre de 2002, “en el año 2000, la RSS
registraba 7.248 desplazados, lo que arroja un promedio mensual de 604 personas. De
acuerdo con la información del Sistema Único de Registro de la Red de Solidaridad
Social, durante el año 2001, 17.143 personas fueron expulsadas de municipios del
Putumayo (Defensoría del Pueblo, 2002:10). Más adelante, la Resolución agrega que los
sectores de la población más afectados por el desplazamiento forzado han sido los
indígenas, los campesinos, los líderes comunales, los inspectores, y en algunos casos, los
promotores de salud, personas de las iglesias evangélicas y sacerdotes católicos y los
docentes. Uno de los sectores sociales que presenta mayores niveles de riesgo frente al
desplazamiento forzado es el de las comunidades indígenas que constituyen el 2% del
total de la población colombiana y representan el 8% del total de la población
108
desplazada (Defensoría del Pueblo, 2002:10-11).
109
Gráfica 1. Desplazamiento forzado de los pueblos indígenas de Putumayo y Caquetá
por autores, 1995 – 2012
En relación con los nasa, los registros sobre los eventos de desplazamiento forzado en los
departamentos de Putumayo y Caquetá señalan que éstos han ocurrido entre los años
2000 y 2012 y que la mayoría han sido hacia las cabeceras urbanas. Como lo señala la
Tabla 1, un cálculo aproximado indica que el número de eventos de desplazamientos
forzados contra la nación nasa ascendió a 66. Cuarenta y siete (47) de estos casos
ocurrieron en el departamento de Putumayo mientras que los 19 restantes tuvieron lugar
en Caquetá. Del total de desplazamientos forzados, 44 de ellos fueron colectivos y 22
fueron individuales. De los 44 casos de desplazamiento colectivo, 6 de ellos fueron
masivos. El total de víctimas nasa registradas se aproximó a las 1.344 personas. Aun
cuando la periodización sobre la que estamos trabajando es entre 1995 y 2012, es
necesario decir que antes del año 2000 no aparecieron registrados eventos de
desplazamiento sufridos por la nación nasa, lo cual indica que hay un vacío en la
información al respecto.
110
Tabla 1. Total de desplazamientos por departamento y municipio
Total
Departamento/Municipio Tipo de desplazamiento general
Desplazamiento Desplazamiento
Colectivo Individual
CAQUETA 10 9 19
BELEN DE LOS ANDAQUIES 2 1 3
EL PAUJIL 1 1 2
FLORENCIA 2 2
PUERTO RICO 3 2 5
SAN VICENTE DEL CAGUAN 1 1
VALPARAISO 1 5 6
PUTUMAYO 34 13 47
ORITO 2 3 5
PUERTO ASIS 1 1
PUERTO CAICEDO 12 2 14
PUERTO GUZMAN 11 4 15
PUERTO LEGUIZAMO 1 1
VALLE DEL GUAMUEZ 4 4 8
VILLAGARZON 3 3
Total general 44 22 66
Fuente: Base de Datos Ensayos, 2013
111
Gráfica 2. Casos de desplazamiento forzado por municipio (1995 – 2013).
112
Gráfica 3. Desplazamiento forzado por actores
En la asamblea del cabildo nasa Yu´ Luucx, en el municipio de Valparaíso, varias de las
personas asistentes hablaron sobre la situación en la que se encontraban en relación con
el desplazamiento:
Recientemente, en el mes de junio de 2012, tal como aparece referenciado en una carta
dirigida por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz (2012) al presidente de la
113
República, Juan Manuel Santos, “el día 11 de junio hacia las 10:00 a.m. en el caserío
Puerto Silencio en horas de la mañana, dos indígenas del pueblo Siona fueron víctimas
de mina antipersonal, perdiendo uno de ellos la vida y el otro parte de sus extremidades
inferiores. Por esta situación, 34 familias del cabildo indígena Nasa Kwesx Kiwe,
Chorrolargo, del corregimiento de Piñuña Blanco, municipio de Puerto Asís, se
desplazaron de sus viviendas, concentrándose en la escuela de la comunidad ubicada a
orillas del río Piñuña Blanco. Otras seis familias del cabildo se desplazaron y
concentraron en el caserío de Puerto Bello. Los daños irreparables a la vida e integridad
de las comunidades indígenas y el desplazamiento forzado de indígenas y campesinos,
ocurrió en medio de la militarización de efectivos regulares de la brigada 27 de Selva del
ejército nacional” (Comisión Intereclesial Justicia y Paz, 2012).
El relato del mayor profundiza en los motivos por los cuales los nasa se encuentran
actualmente en el Putumayo. El hilo que estructura su relato es la violencia que han
vivido en diferentes momentos históricos y las guerras que los han obligado a
desplazarse hacia otros lugares. “Retornar a territorios que antes habían sido nuestros”
es el referente que explica los múltiples procesos de desplazamiento y la manera como
se ha configurado el territorio nasa en respuesta a los fenómenos de violencia de los que
han sido objeto.
Para referirse a la violencia actual y los impactos del desplazamiento, un mayor nasa
señaló durante la asamblea del resguardo Kiwnas Cxhab del municipio de Puerto Asís, en
el bajo Putumayo:
114
afectada. (…) Pero todos los indígenas somos desplazados desde 1492
cuando se dio la llegada de los colonizadores. Por eso estamos acá.
Actualmente toda la población del resguardo es desplazada del
departamento del Cauca por causa de la violencia que se desarrolló en
los años 50 por parte de los partidos políticos que en la actualidad
existen: el partido conservador y el partido liberal (Asamblea Resguardo
Kwnas Cxhab, Puerto Asís, 2012).
El relato anterior explica que la presencia de los nasa en la región de Putumayo (pero
también de Caquetá) está asociada con el desplazamiento que se vieron forzados a
hacer durante la violencia de los años cincuenta. Sin embargo, es importante mencionar
también que varias asambleas contaron con la participación de comuneras y comuneros
desplazados en los últimos años del departamento del Cauca.
En términos de los movimientos migratorios, parece urgente preguntarse por las razones
que impulsan a los nasa a “huir” de la violencia de sus antiguos lugares de residencia
para buscar “refugio” en otro lugar que, paradójicamente, está igualmente afectado
por la violencia política y donde nuevamente pueden convertirse en potenciales
desplazados o desplazadas.
115
amenaza aparece como el principal detonante del desplazamiento y las FARC como el
principal actor sobre el que recae esta responsabilidad (PIU Puerto Rico, 2011).
El período entre 2000 y 2007 fue definido por los nasa de Putumayo y Caquetá como uno
de los más violentos. Esta violencia aparece asociada, sobre todo, a la presencia y
presión paramilitar. Las causas de los desplazamientos que fueron forzados a hacer
aparecen vinculadas a dos motivos. El primero de ellos, la intensidad de la violencia
directa que fue ejercida contra la población nasa por parte de todos los actores
armados; el segundo, los impactos de las agresivas fumigaciones que tuvieron lugar en
esta región después de la puesta en marcha primero del Plan Colombia en 2000, después
del Plan Patriota en 2004 bajo la política de seguridad democrática de Álvaro Uribe
Vélez y finalmente con el Plan de Consolidación. Todas las asambleas indicaron que los
procesos de desplazamiento que se vieron forzados a hacer estuvieron precedidos por
las fumigaciones y señalan, además, que el proceso de desalojo y despojo al que fueron
sometidos por parte de los paramilitares hizo parte de una estrategia de las empresas
petroleras “para quitarnos lo que es nuestro”. La asamblea del cabildo Kite Kiwe
(Floresta, alto Coqueto), del municipio de Puerto Asís, se refirió sobre este asunto:
116
Kthanxita Kiwe (Alpes Orientales), 2012).
En el mismo sentido se expresó la asamblea del Cabildo Kwnas Cxhab (Alto Lorenzo), del
municipio de Puerto Asís, al señalar:
En el período comprendido entre 1995 y 2012, los pueblos indígenas del departamento
de Caquetá y Putumayo fueron sido fuertemente golpeados por la violencia. Lo primero
que se observa sobre la dimensión y complejidad del problema es la cifra total de
violaciones e infracciones individuales de los derechos humanos y el DIH que en dicho
período ascendió a 517 violaciones. 60 de ellas, es decir el 11.6%, ocurrieron en el
departamento de Caquetá, mientras que las 457 violaciones restantes tuvieron lugar en
el departamento de Putumayo, lo que significa un 88.4% del total. De ese total de 517
violaciones contra los pueblos indígenas de ambos departamentos, 186 de ellas (35.9%)
fueron cometidas contra la nación nasa.
Como lo muestra la Gráfica 4, las violaciones contra la nación nasa en los departamentos
de Caquetá y Putumayo empezaron a registrarse a mediados de la década del noventa.
El número de víctimas en el período entre 1995 y 2012 habla de la magnitud del
problema y de sus impactos diferenciales en ambos departamentos: 186 víctimas en
total; 151 de ellas en el departamento del Putumayo, mientras que las 29 restantes
corresponden al departamento de Caquetá. El año 2002 aparece con el registro más alto:
47 víctimas. Según lo señala la Resolución Defensorial No. 26 de Octubre de 2002,
“durante los años 2000 y 2001, continuaron las masacres, homicidios múltiples y
asesinatos selectivos por cuenta de las Autodefensas y otros grupos sin identificar, así
como las acciones bélicas y los asesinatos ejecutados por las FARC. La situación de
violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, durante ese
periodo, fue mucho más grave en el bajo Putumayo que en las otras regiones del
departamento, en la medida que dicha zona se convirtió en eje de la disputa territorial
entre los citados actores armados. En efecto, en los municipios que conforman la
subregión se presentó una cadena sistemática de señalamientos, asesinatos selectivos,
masacres y desapariciones que ocasionó el desplazamiento forzado de campesinos e
117
indígenas, comerciantes y transportadores, la cual ha sido denunciada
permanentemente ante las instancias competentes tanto en el nivel nacional e
internacional” (Defensoría del Pueblo, 2002).
La Gráfica 5 muestra que para el período en estudio, el asesinato político fue el tipo de
violación que golpeó con más fuerza a la nación nasa pues la cifra total para ambos
departamentos ascendió a 131 personas asesinadas. 109 de ellos ocurrieron en el
departamento de Putumayo, indicando que la violencia contra la nación nasa ha
golpeado de manera más contundente a los nasa que viven en dicho departamento. El
tipo de violación que se ubica exactamente por debajo de los asesinatos políticos es el
reclutamiento forzado, cuya cifra ascendió a 24 casos.
Frente a los señalamientos, el nivel de subregistro es muy alto y por este motivo es
difícil obtener una cifra que muestre la intensidad de esta violación. Sin embargo, la
alarmante cifra de asesinatos sirve como indicador de la magnitud del problema, porque
por lo general éstos van precedidos de los señalamientos y las amenazas. Para el caso
del Caquetá, la Corporación Caguán Vive (2011) emitió un comunicado de "Alerta de
campesinos e indígenas de Meta y Caquetá ante señalamientos tendenciosos". El
comunicado manifiesta su preocupación frente a una noticia publicada por el periódico
118
El Tiempo el 19 de septiembre de 2011, titulada "La reforma agraria de Jojoy", en la que
se señala a las organizaciones sociales de San Vicente del Caguán y La Macarena de ser
organizaciones de la guerrilla y atribuyéndoles a esta última el proceso de poblamiento
de esta zona. Frente a esto, manifiestan la legitimidad, autonomía, legalidad e
independencia de dichas organizaciones sociales, reconocidas por el estado en su
carácter de Juntas de Acción Comunal (J.A.C) y de cabildos indígenas constituidos.
Muestra que "el gobierno ha señalado de manera recurrente la necesidad de adjudicar
nuevas zonas de explotación petrolera, de fomentar megacultivos de palma aceitera y
caucho y de encontrar nuevas opciones que pongan a andar la locomotora minero-
energética del gobierno actual con el coltán. El llamado de alerta es, entonces, a la
opinión pública, al pueblo colombiano, al gobierno nacional, a la comunidad
internacional por las posibles acciones que se tomen en contra de las organizaciones
sociales campesinas e indígenas (Caguán Vive, 2011).
119
Por su parte, la cifra de las amenazas colectivas e individuales señala el nivel de
subregistro que hay frente a este tipo de violación: 9 en total. El panorama frente al
registro de las desapariciones forzadas tampoco es muy alentador porque para el período
la cifra únicamente asciende a 2 personas. Lo mismo sucede para el caso de las
detenciones arbitrarias, los heridos, los secuestros y las violaciones sexuales y/o
torturas. La cifra total de estas violaciones es de 10 víctimas. En particular, aparecen
registrados 4 casos de violencia sexual, uno de ellos tuvo lugar en el departamento de
Putumayo en el año 2006, otros dos ocurrieron en el departamento de Caquetá en 2007 y
2008 y uno más tuvo lugar en el departamento de Nariño, resguardo Nasa Uh del
municipio de Ipiales, en el año 2012. Este último evento de violencia tuvo un despliegue
importante en los medios de comunicación. Según aparece documentado en el Banco de
Datos de Derechos Humanos y Violencia política del CINEP, “un militar adscrito al
Batallón Plan Especial Energético y Vial No. 9 José María Gaitán del Ejército Nacional
violó en zona rural a una mujer indígena de 40 años de edad, del resguardo Nasa Uh, del
municipio de Ipiales, Nariño.
Según relata la denuncia: "Hacia las 6:30 p.m., de ese viernes, Floralba Yunda Dizú, de
40 años de edad, con retraso mental, salió a buscar alimento para dar a los animales en
la finca de su familia, ubicada dentro del territorio del Resguardo Nasa Uh. De regreso a
su lugar de habitación un militar del BEEV Nº 9 que se encontraba a la orilla del camino
la cogió por el brazo, Floralba se soltó y corrió en dirección hacia su vivienda. El
uniformado corrió tras ella, al alcanzarla la tomó por la fuerza del brazo y la introdujo
entre los matorrales aproximadamente a 10 metros del camino y allí con violencia la
accedió carnalmente. El resto de militares se encontraban aproximadamente a 100
metros del lugar donde fue accedida de manera violenta Floralba. Dos días después,
Floralba contó a sus familiares lo sucedido. El miércoles 23 de mayo, cinco días después
de la violación, militares del BEEV Nº 9 estuvieron a los alrededores de la casa de la
familia Yunda Dizú. El sábado 26 de mayo familiares de Floralba junto a ella se
dirigieron a la Base del BEEV Nº 9 para denunciar lo sucedido, fueron atendidos por el
Capitán Jorge William Chacua y el Teniente Werner Forero Gómez, quienes después de
escuchar la denuncia llamaron a la tropa para que Floralba identificara al soldado que
abusó de ella. Floralba por miedo no hizo el reconocimiento. El jueves 31 de mayo,
familiares de Floralba, interpusieron acciones legales pertinentes ante las instalaciones
de la Seccional de Investigación Judicial (SIJIN); este día, agentes procedieron a la toma
de los testimonios y ordenaron la remisión para valoración de Medicina Legal. La toma
del testimonio ante el Inspector de Familia no pudo realizarse dadas las condiciones
emocionales y mentales de Floralba". Tal como lo documenta el Auto 004 y el Auto 092,
la prostitución forzada, la violencia sexual y el enamoramiento de mujeres y jóvenes
indígenas hacen parte de una táctica bélica que potencia los riesgos de las mujeres
indígenas y muestra la manera como éstas son involucradas y victimizadas en el conflicto
armado por su condición de género.
Del total de las violaciones a los derechos humanos y al DIH contra los nasa en los
departamentos de Putumayo y Caquetá, el 33.3% fueron cometidas por los grupos
paramilitares, el 30% por los grupos insurgentes, el 18.8% por actores estatales y el
17.7% restante por otros actores violentos (Ver Gráfica 6).
120
Gráfica 6. Total de violaciones por actores
121
políticas, eclesiásticas e incluso con algunos académicos, las FARC decidieron dar el
permiso para que los colonos pudieran subsanar la escasez económica en la que se
encontraban en ese momento. La bonanza cocalera se extendió hacia mediados de la
década del ochenta, cuando la desestabilización económica, social y política de la
economía del narcotráfico empezó a golpear con fuerza las zonas en las que ésta se
había consolidado años antes.
Magdalena Tavera (2001), basada en los informes gubernamentales, señala que en 1995
se inició un período intenso de fumigaciones aéreas con glifosato. En ese año, el
departamento de Caquetá había alcanzado un área de 15.600 hectáreas de coca
sembradas. En el país, un total de 25.402 hectáreas de cultivos ilícitos fueron
asperjadas. Las relaciones del gobierno colombiano con Estados Unidos, “aliado
histórico” en la “guerra contra el narcotráfico”, estaban en un momento de tensión muy
fuerte, a tal punto que el primero de marzo de 1996, el gobierno de Estados Unidos
descertificó al gobierno colombiano porque consideraba que sus esfuerzos en la lucha
contra el narcotráfico no estaban dando resultados satisfactorios. Las implicaciones de
este hecho se hicieron visibles en la suspensión de la “ayuda” financiera en la lucha
contra las drogas, entre otras. Frente a esto, el gobierno del entonces presidente
Ernesto Samper aumentó las fumigaciones aéreas de las plantaciones de coca en la
región amazónica, y también incrementó el control en la venta de los insumos para el
procesamiento de la pasta de coca, desafiando al gobierno estadounidense. Las
pobladoras y pobladores nasa de uno de los resguardos nasa del Caquetá se refirieron al
respecto en la asamblea del Plan de Salvaguarda:
Los cultivos ilícitos en esta comunidad para algunos de los comuneros era
la salida más fácil ya que no existía otra propuesta productiva óptima en el
comercio, pero a medida que el resguardo fue teniendo consecuencias con
las fumigaciones aéreas, nosotros tomamos cartas en el asunto y le
propusimos al Municipio y al departamento y a la fuerza pública
competente erradicar bajo unos compromisos de apoyar con proyectos
productivos con las personas que tienen estos cultivos. Desde el 95 la
comunidad en gran medida inicia con este proceso de erradicación hasta
estar en cero. Pero el gobierno no cumple. Es más: fumiga a nuestros
alrededores, donde están los vecinos colonos. La dispersión aérea siempre
perjudica área de territorio del resguardo (Asamblea resguardo Nasa Kiwe,
municipio de Puerto Rico, diciembre 6 y 7 de 2012).
Algunos meses después de sentir los impactos de esta nefasta e inconsulta decisión,
durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1996, cerca de 200.000 hombres,
mujeres, niños y niñas campesinas e indígenas de Guaviare, Caquetá y Putumayo
marcharon para manifestarse en contra de dicha medida que puso en jaque su principal
fuente de subsistencia (Ramírez, 2001). En ese escenario, la movilización logró llamar la
atención del gobierno colombiano frente a la precariedad e inestabilidad económica de
campesinos e indígenas, quienes lograron detener las fumigaciones y proponer
estrategias para llevar adelante el proceso de sustitución de cultivos de coca (Uribe y
Ferro, 2002).
En 1997, el departamento del Caquetá contaba con 31.500 hectáreas de coca sembrada,
mientras que el Putumayo tenía 19.000 hectáreas. Un año después, en 1998, el área
total de aspersión a nivel nacional pasó de 25.402 hectáreas en 1995 a 69.155 hectáreas.
122
El departamento más afectado fue el Guaviare, que para ese momento ocupaba el
primer lugar en el ranking nacional de cantidad de áreas de cultivos ilícitos sembrados.
En esta vía, Tavera (2001) indica que “la intensa campaña de fumigación aérea en el
Guaviare, que alcanza las 60.920 hectáreas entre 1995 y 1997, tiene como efecto
inmediato la rápida expansión hacia el Caquetá y Putumayo, que en 1998 se convierten
en los dos principales productores de hoja de coca” (Tavera, 2001:100-101). Las
pobladoras y pobladores nasa de la región del Putumayo se refirieron a este proceso
durante una asamblea:
En el relato anterior, la siembra de la coca en gran escala aparece asociada a una mente
“individualista” que obliga a la gente a abandonar el proceso organizativo. Al parecer,
eso duró poco porque como recuerda la narración, “la coca nos dejó pobreza y
problemas familiares”. Además, después de la fumigación de 1998, muchas personas se
vieron forzadas a desplazarse porque los suelos quedaron infértiles pues “acabó con la
agricultura”. Además, quien habla establece la periodicidad de las fumigaciones y la
manera en la que son puestas en marcha: se realizan cada seis meses y nunca han sido
consultadas a la población a pesar de la gran cantidad de impactos negativos que
causan.
123
Tabla 2. Estimación de cultivos de coca en la región Putumayo – Caquetá, 1995 a
1999 (por hectáreas)
Departamento 1995 1996 1997 1998 1999
Putumayo 6.600 7.000 19.000 30.100 56.800
Caquetá 15.600 21.600 31.500 24.000 6.800
Total 22.200 28.600 50.500 54.100 63.600
Fuente: Adaptada del trabajo de Magdalena Tavera, 2001.
Sin embargo, vale la pena mencionar que en 1998, el gobierno de Andrés Pastrana puso
en marcha “el Plan Nacional de Lucha contra las Drogas 1998-2002, que contempló el
desarrollo alternativo como una política de largo alcance y que se convirtió en uno de
los pilares fundamentales del proceso de paz que adelantaría el gobierno con las FARC.
Esta política de desarrollo alternativo estuvo enfocada hacia cultivos ilícitos de
campesinos e indígenas que no fueran de tipo extensivo ni industrial” (Tavera, 2001).
Vale la pena hacer énfasis en que esta política diferencial nació como resultado de la
propuesta que campesinos e indígenas presentaron al gobierno de Samper durante las
negociaciones en el escenario del paro cocalero de 1996. Según señalan Houghton y Villa
(2005), “como resultado de las negociaciones, la población indígena logró acordar con
los organismos estatales un programa de erradicación manual del cultivo en oposición a
la fumigación como estrategia. Este Programa, que se nomina Raíz por Raíz, inicia su
implementación en 2001” (Houghton y Villa, 2005:188).
En este sentido, al entrecruzamiento de los hilos y actores que le dan tal complejidad al
conflicto armado en los departamentos de Putumayo y Caquetá, es necesario añadirle el
nudo del narcotráfico, como uno de los factores centrales para “entender la dinámica y
especificidades del conflicto armado, así como la criminalización de sus habitantes por
parte del estado central debido a que se dedican al cultivo de una planta de uso ilegal,
lo cual en cierta medida ha legitimado, a los ojos de los actores armados, la violencia de
la que ha sido objeto la población” (GMH, 2012:30).
Bajo esta lógica, y con un presupuesto inicial de 1.300 millones de dólares (Vargas,
2001), el 22 de diciembre de 2000 se puso en marcha el Plan Colombia en el
departamento de Putumayo. La fumigación se hizo principalmente en los municipios de
San Miguel y Valle del Guamuez, que para ese entonces reportaban la mayor cantidad de
hectáreas sembradas de coca y eran los lugares donde el poder político y militar de las
FARC estaba más consolidado. Esta doble situación que vincula la presencia de grandes
extensiones de cultivos de coca y el poder de las FARC, convirtió a estos dos municipios
en objetivo militar. Ambos municipios fueron representados como cocaleros y, por ende,
violentos. Esto desembocó, además, en la criminalización de sus pobladoras y pobladores
por parte del gobierno y la fuerza pública (GMH, 2012:59). El caldo de cultivo estaba
124
creado para reivindicar y legitimar la entrada y presencia paramilitar en los cascos
urbanos de dichos municipios, hacia donde concentraron su avanzada militar. Aun cuando
el Plan Colombia había iniciado como un instrumento contundente frente a la lucha
contra las drogas, poco a poco y, sobre todo, después de once de septiembre de 2001
con el atentado de las torres gemelas en Nueva York, ese objetivo fue virando hacia la
lucha antiterrorista.
Tal como lo registra el informe del SIMCI (2011), “en el departamento del Putumayo,
limítrofe con Ecuador y Perú, el cultivo de coca llegó a un máximo de 66.000 hectáreas
(40% del total nacional) en 2000. Después de cuatro años de reducciones importantes y
consecutivas, se redujo a 4.386 hectáreas (5% del total nacional) en 2004, pero esta
tendencia se modificó entre 2005 y 2007 con aumentos consecutivos del 105% en 2005,
37% en 2006 y 21% en 2007; a partir de este año se inició una fuerte tendencia a la
reducción que se quebró en 2011 cuando se duplica el área sembrada con coca de que se
había reportado en 2010. Según el censo del SIMCI (2011), Puerto Asís, en el
departamento del Putumayo, es el tercer municipio del país con mayor área sembrada
de coca (2.786 hectáreas), y el municipio de Puerto Leguízamo, en el mismo
departamento, aparece en el noveno lugar con 1.717 hectáreas (SIMCI, 2011).
125
En la actualidad, las fumigaciones continúan. Fueron testigos de ello los miembros del
equipo regional Plan de Salvaguarda que se encontraban haciendo la asamblea en el
cabildo Nasa Kiwe, municipio de Puerto Leguízamo, en el departamento de Putumayo.
De igual manera ocurrió en el Cabildo Kwe´sx Kiwe Chorro Largo, en el municipio de
Puerto Asís, donde la comunidad informó que desde hace un mes se están adelantando
fumigaciones que están afectando gravemente a la comunidad (Asamblea Kwe´sx Kiwe,
Chorro Largo, municipio de Puerto Asís, 2012). Según lo reporta el SIMCI (2011), “las
operaciones de aspersión en Putumayo pasaron de 11.434 hectáreas en 2010 a 9.480 en
2011 y en el departamento de Caquetá de 16.947 hectáreas en 2010 a 12.888 en 2011.
Las operaciones de erradicación manual se incrementaron en Putumayo pasando de
1.972 hectáreas en 2010 a 3.855 en 2011 y en Caquetá de 1.556 hectáreas en 2010 a
1.254 en 2011” (SIMCI, 2011).
Las pobladoras y pobladores hablan con frecuencia de los impactos que las fumigaciones
han causado sobre sus vidas, como quedó registrado en el acápite sobre desplazamiento
forzado. Durante una asamblea que tuvo lugar en el cabildo Los Guaduales, del
municipio de Puerto Guzmán, las y los participantes se refirieron al tema con
preocupación:
La fumigación aérea como política del estado para combatir los cultivos de
uso ilícito también causa daños y desarmonización en la comunidad, lo que
hace que se pierda el sistema de economía propia que se tiene para el
consumo y sustento de las familias, los daños causados por la fumigación
son de manera irreparable y el gobierno es el único responsable de la
catástrofe que se tiene en los territorios, las nuevas enfermedades de piel
y respiratoria son un de las consecuencias de las fumigaciones, el
exterminio de las plantas nativas de uso medicinal y maderable están
desapareciendo de los territorios ocasionando la erosión de los terrenos
dejándolos dañados y sin posibilidades de ser cultivables (Asamblea
Cabildo Los Guaduales, municipio Puerto Guzmán, 2012).
En una serie gráfica publicada por el periódico El Espectador el día 29 de abril de 2012,
los niños y niñas que habitan en el sur de Colombia, en la frontera con Ecuador,
dibujaron sus percepciones sobre los impactos de las fumigaciones aéreas con glifosato
en sus vidas. A continuación, reproducimos algunos de ellos:
126
Dibujo 1
Dibujo hecho por Cecilia Cristina de la escuela Río Upano. Las aspersiones aéreas
provocaron enfermedades desconocidas que no respondían a los tratamientos. Las más
comunes eran las afecciones digestivas, respiratorias y en la piel. (Fuente: El
Espectador).
Dibujo 2
Dibujo hecho por María Elena Camacho de la escuela Río Upano. Decenas de animales,
que significaban el sustento de las familias, murieron intoxicados (Fuente: El
Espectador).
127
Otra de las amenazas identificadas por los nasa, que apareció de manera recurrente en
las asambleas, fue la presencia de empresas petroleras en territorios indígenas. El
municipio de Orito, en el departamento de Putumayo, es reconocido por ser el municipio
que produce la mayor cantidad de petróleo. Por este motivo, también es reconocido
como uno de los municipios que más militarizado se encuentra en la actualidad.
Varios autores establecen una periodización clave para comprender las dinámicas de la
explotación petrolera en el municipio de Orito. Durante el primer período, entre 1963 y
1981, la actividad extractiva estuvo en cabeza de la Texas Petroleum, momento que ha
sido reconocido históricamente como el de mayor bonanza petrolera. El segundo período
tuvo lugar en el momento en el que hubo un proceso de reversión de dicha concesión a
la empresa estatal Ecopetrol.
Roque Roldán (1995) expuso cuatro casos sobre la explotación petrolera en territorios
indígenas basándose en testimonios de diferentes personas que fueron testigos de la
situación de la época, ya fueran indígenas o no. Profundizó en el caso del Putumayo, el
de Orocué en Casanare, el de los Nukak del Guaviare y en el de los U´wa. En todos los
casos se hizo evidente el gran daño causado a las comunidades por la entrada de una u
otra empresa, en la medida en que obligaba a cambiar el espacio en el que cada
comunidad se desenvolvía, ya fuera por la construcción de las carreteras o por la
contaminación producto de los químicos empleados en estas extracciones o, como en el
caso del Putumayo, por el procesamiento de la coca. Estos cambios propiciaron una
fuerte pérdida del territorio por la venta de terrenos y su expropiación, forzando a los
indígenas a cambiar sus estilos de vida y a desplazarse a otros lugares (Roldán, 1995). Tal
como lo documentan Houghton y Villa (2005), “el pueblo Kofán es el grupo que encarna
el ejemplo de la moderna desterritorialización. Es en sus territorios en los que la
actividad petrolera concentra su acción, establece la infraestructura y desde donde
parte la infraestructura hacia el Pacífico. A tal punto, que al cabo de una década de
explotación petrolera, los Kofanes habían perdido el 70% de su territorio (Alianza del
Clima, 1999). Igual le sucedía al pueblo Inga y a los Siona (Houghton y Villa, 2005:182).
Roldán (1996) señala las estrategias de las que se valió la industria petrolera: sobornos,
la vinculación rotativa de los indígenas como empleados de la empresa por un período de
cuatro semanas (lo que en la zona se conoce como “el veintiocheo”), la financiación de
proyectos, la entrega de regalos en épocas de festividades, entre otras. Uno de los
128
resultados de esto, apunta Houghton (2008), es la precaria situación territorial de los
pueblos indígenas en el departamento del Putumayo, “uno de los más afectados por la
potrerización y la titulación de los resguardos a la medida de los bloques petroleros. En
Putumayo abundan los resguardos de menos de 300 hectáreas (algunos no superan las 70)
para poblaciones superiores a 400 personas, obligadas a vivir en los cascos urbanos y a
tener los resguardos como fincas. Al mismo tiempo, cerca de 15.000 indígenas de 31
comunidades no tienen aún territorios legalizados” (Houghton, 2008:295). A esto se
suma lo que el autor ha llamado el “etnocidio cartográfico” pues “la primera constante
en la línea dura del estado es la negación de la existencia de pueblos indígenas donde se
realizarán proyectos petroleros. Así, el Ministerio del Interior en repetidas ocasiones
“certificó” la inexistencia de comunidades indígenas en bloques petroleros superpuestos
con resguardos y territorios indígenas no titulados. Por obvias razones, quienes más se
han beneficiado de dichas “certificaciones” son las empresas petroleras (Houghton,
2008:291).
129
Tabla 5. Contratos o Bloques petroleros en territorios nasa en 2007. Cuenca
Putumayo, Caguán Putumayo y Valle Superior del Magdalena
El Danubio y
La Paila
(Cabildos)
Campo Bello
Área Sur Ecopetrol Producción Nueva Isla; Putumayo Valle del
directa ECP Villanueva Guamuez
(Cabildo
Área Ecopetrol Producción El Águila Putumayo P.Asís
nororiente directa ECP
B2
Área Ecopetrol Producción Alto Putumayo P. Asís
Suroriente directa ECP Lorenzo; La
Libertad,
Las Delicias
y El Palmar
(Cabildos)
Chaza Argosy/Solana Exploración La Florida Putumayo San
con ANH Francisco,
Mocoa
Cpi- Ecopetrol Alto Lorenzo Putumayo Puerto Asís
130
Suroriente
Guayuyaco Argosy/Solana Exploración La Leona Cauca Piamonte
(Santana) asociación
ECP
Maranta Emerald Porvenir, La Putumayo P. Guzmán
Barrialosa
Mecaya Gran Tierra El Descanso Putumayo P. Guzmán
Energy
Colombia
Ltda.
Nororiente- Ecopetrol Porvenir La Putumayo P. Guzmán
Bq1 Barrialosa
Putumayo Gran Tierra La Florida Putumayo Mocoa
West A Energy
Colombia
Ltda.
Put 2 ANH Alpamanga, Putumayo Puerto
Porvenir, La Caicedo,
Barrialosa, Villa
La Aguadita Garzón,
Puerto
Guzmán
Put 4 ANH Porvenir, La Putumayo Puerto
Barrialosa Guzmán
(aparece
Puerto
Asís)
San Gabriel Ecopetrol Exploración El Portal Putumayo San José
directa ECP del Fragua
Hijos de Mocoa
Juan Tama
(asentamien Cauca Santa Rosa
to urbano)
Yanacona-
Nasa de
Santa Marta
Fuente: ANH, SIG CECOIN (adaptada de Tierra contra la Muerte, 2008)
Hoy, seis años después, la misma Cuenca Caguán – Putumayo cuenta con 68 contratos de
proyectos petroleros que en total suman 5.256.189,096 hectáreas, aproximadamente
1.341.444,56 hectáreas más que en 2007 (Ver Tabla 6). Todos los bloques petroleros
están superpuestos con los resguardos indígenas. De los 39 contratos petroleros que
existían en 2007, 12 de ellos continúan vigentes. Sin embargo, algunas de las operadoras
sí han cambiado. Ese es el caso, por ejemplo, del Contrato COATI que en 2007 era
operado por OPA y en 2013 es operado por Grupo C&C Energía Barbados Sucursal
Colombia.
131
Nacional de Hidrocarburos (ANH) ha denominado la Cuenca Caguán – Putumayo son: Gran
Tierra Energy Colombia, Canacol Energy Colombia, Hupecol Operating, Emerald Energy,
Grupo C&C Energy Barbados, Petrominerales Colombia, Amerisur Exploración Colombia,
Vetra Exploración y Producción Colombia, Petronova Colombia, Petróleos del Norte S.A,
Pacific Stratus Energy Colombia Corp., Petrolera Monterrico S.A, Meta Petroleum Corp.,
Vast Exploration Inc., Petro Caribbean Resources, Consorcio Amerisur Pluspetrol,
Petróleos Sudamericanos, Consorcio Optima Range, Agencia Nacional de Hidrocarburos y
Ecopetrol.
Por ejemplo, según contó un mayor nasa durante una de las asambleas, en los límites
Puerto Rico y San Vicente del Caguán descubrieron que hay petróleo. Es de Ecopetrol y
la Emerald Energy. La Alcaldía de Puerto Rico dijo que asumía la decisión que tomaran
las autoridades. Advierte: “si esto llega a explotar, esto tendría muchos impactos sobre
Sek Yi, Nasa Kiwe de Puerto Rico y en San Vicente del Caguán los 4 gobernadores que
compraron una tierra de 1.005 hectáreas. Son gente de Avirama, Tálaga, Tóez y Huila de
Páez, Tierradentro. Según el mayor, la presencia de este pozo afecta a todas las
personas porque para entrar a San Vicente uno pasa por esa vía. En San Vicente para
coger para el lado del Meta tiene que pasar los pozos petroleros y necesariamente tiene
que pasar Nasa Ukwe y Nasa cxha cxha y Yaguara II para llegar a San Vicente.
132
encuentran no se hicieron esperar. Durante las asambleas comunitarias que se realizaron
en los departamentos de Putumayo y Caquetá, las narraciones coincidieron en señalar
que muchos de los territorios no están constituidos como resguardo porque están
concesionados a las empresas petroleras. Esto ha generado la militarización “que se mira
en las montañas”, como dijo una de las personas que participó en una de las asambleas.
El Plan Colombia, el Plan Patriota y el Plan Consolidación se han sentido con fuerza. A
esto se suma otro factor: “La comunidad está habitada por muy poco personal y eso ha
dificultado la titulación del territorio para nosotros y la ha facilitado para las empresas
petroleras” (Asamblea Juan Tama, Puerto Guzmán, 2012).
El Ministerio del Interior y de Justicia, mediante Resolución 039 del 18 de junio de 2003,
inscribió la constitución de cabildos de la nación Nasa del Putumayo, ASONE´H WESX. El
9 de noviembre de 2007, mediante su vicepresidenta, la Asociación solicitó el
reconocimiento étnico de 22 comunidades indígenas. A finales de 2007, mediante
Resolución 152 del 21 de diciembre de 2007, el nombre o razón social de ASONE´H WESX
fue modificada a Asociación Consejo Regional del Pueblo Nasa del Putumayo “KWE´SX
KSXAW” y quedó conformada por los resguardos y/o comunidades: KWINAS CXAMB, NASA
FIW, KIWE ÑXUSXA, ALPES ORIENTALES, LA FLORESTA ALTO COQUETEO, KWIMA THE WESX,
PORVENIR LA BARRIALOSA, RESGUARDO NASA AGUADITAS. Posteriormente, el Ministerio
del Interior y de Justicia, mediante Resolución 007 del 28 de septiembre de 2011,
incluyó como nuevos afiliados de la Asociación “Kwe´sx Ksxaw” a las comunidades
Yu´cxijme y Nasa Cxhamb, así como la designación de Orlando Pito Tombé como
Representante Legal.
133
Ante tantas demoras y respuestas incoherentes, la Asociación decidió recurrir a la acción
de tutela. Allí señala: “el accionante, en representación de la Asociación del Consejo
Regional del Pueblo NASA DEL PUTUMAYO ―KWE`SX KSXA`W―, acude al mecanismo
excepcional de la tutela, en procura de amparo para los derechos fundamentales al
debido proceso, vida, libertad, igualdad y consulta previa de la comunidad indígena que
representa, que considera vulnerados por la evidente falta de eficiencia, eficacia y
celeridad en las actuaciones administrativas a cargo de las entidades accionadas” (Corte
Suprema de Justicia, 2012).
Sin embargo, el 24 de febrero de 2012, la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá negó la solicitud de amparo presentada por Orlando Pito Tombé,
Gobernador del Cabildo Nasa Jerusalén Alto Picudito y quien actúa como Consejero y
Representante Legal de la Asociación del Consejo Regional del Pueblo Nasa del Putumayo
―Kwe´sx Ksa´w―, frente a la vulneración de los derechos vulnerados por las acciones y
omisiones del Ministerio del Interior y de Justicia, el Ministerio de Medio Ambiente y
Desarrollo Sostenible, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Instituto
Colombiano para el Desarrollo Rural (INCODER). La demanda instaurada señala que la
nación nasa del Putumayo está conformado por 37 comunidades, de las cuales diez (10)
están legalmente constituidas por el INCODER y cinco (5) por la DGAI del Ministerio de
Interior y de Justicia. Apunta, además, que la Asociación de Cabildos del pueblo Nasa del
Putumayo, que anteriormente se denominaba ASONE´H WESX, solicitó la constitución de
los resguardos Nasa San Luis Alto Picudito – Jerusalén, en el municipio de Villa Garzón,
Nasa Kiwe y Nasa Txa Yu´ce. En el primer caso, la solicitud fue aprobada mediante el
Acuerdo 186 del 30 de septiembre de 2009, mientras que en el segundo fue rechazada
bajo el argumento de que la población era mínima con relación al área a legalizar.
Frente al tercer caso no hubo pronunciamiento.
134
Según reza la providencia de la Corte, el Ministerio del Interior ha maximizado sus
esfuerzos para llevar a cabo los protocolos establecidos para el proceso de constitución de
resguardos. De las 24 comunidades sobre las que se ha adelantado el proceso de solicitud
de constitución de resguardo, 11 de ellas se encuentran con solicitud de estudio: SAT´TAMA
, YUULUCH LAS MINAS, KSXAW NASA ALTO DANUBIO, KWE´KIWE CHORO LARGO,
YUU´CHICXKUE –SELVA HERMOSA, KWE´SX TATA WALA, PKIND KIWE LOS GUAYABALES,
KWE´SX NASA TXA´YUQE, KWE´SX KIWE, NASA CXHA´B WALA, KJUEN TAMA LUCX WESX
HIJOS DE JUAN TAMA. El Ministerio del Interior argumenta, sin embargo, que la mora se
justifica por la cantidad de peticiones que hay, el presupuesto y el personal humano, lo
cual ha impedido la rapidez y eficacia necesarias para llevar adelante el procedimiento.
En lo que refiere a otras 10 comunidades (NASA CXHAB, NASA KIWE U´KUE, TIERRA
LINDA, NUEVA PALESTINA19, NASA UH, NASA KIWE, NASA KIWE ALTO SINAI, LOS
GUADUALES, CERROGUADUA y JUAN TAMA), el Ministerio del Interior discriminó la
gestión o trámite. Por último, la comunidad de El Líbano sí fue reconocida mediante
Resolución 0027 (Corte Suprema de Justicia, 2012).
19
Al indagar sobre los conflictos interétnicos, uno de los miembros del equipo de Putumayo
mencionó que hasta ahora con los campesinos no han tenido problemas. Señaló: “Pero los
inga con los kofán hay conflictos por territorio en reserva indígena Yarinal y resguardo
Afilador Campoalegre en el municipio de San Miguel. En ese lugar donde está el cabildo Nasa
Palestina, nosotros respetuosamente estamos solicitando aval para constituir resguardo y lo
están negando. Porque ellos dicen “como son del Cauca, que se vayan para el Cauca”. La
solicitud de resguardo está en aproximadamente 110 hectáreas. Ese cabildo se constituyó en
1990. Y la solicitud de constitución de resguardo se radicó en 2006. Ellos dicen que el
territorio es ancestral y que nosotros somos invasores y que por lo tanto tenemos que regresar
al Cauca. Es una población mínima pero están en contra y hacen daño.
135
Asociación Kwe´sx Ksxaw del Putumayo, el Ministerio de Minas y Energía promulgó la
Resolución 18 0241 “Por la cual se declaran y delimitan unas Áreas Estratégicas Mineras y
se adoptan otras determinaciones”. A través de ésta, el gobierno colombiano, en cabeza
de la autoridad minera, determinó los minerales de interés estratégico para el país,
delimitando las áreas especiales en las que se encuentran. A estas áreas sólo es posible
acceder a través de contratos de concesión especial. Antes de dicha promulgación, el
departamento de Putumayo ya había sido definido como Distrito Especial Minero. Esta
característica no la comparte el departamento de Caquetá.
Por su parte, el departamento de Caquetá tiene 219 UPM que representan el 1.5% del
total nacional. 207 de ellas (94.5%) cuentan con título minero, mientras que las 12
restantes (5.5%) no lo hacen. El porcentaje de materiales metálicos es de 20.1%,
mientras que el de no metálicos es del 81.3%. Caquetá es uno de los departamentos
donde predominan las UPM con títulos mineros (Ministerio de Minas y Energía, 2011).
Al respecto también se refirieron con mayor énfasis y contundencia las asambleas que
llevamos a cabo en el departamento de Putumayo, que caracterizaron la situación en
términos de las amenazas sobre el territorio nasa. Durante la asamblea del cabildo Cerro
Guadua, en el municipio de Puerto Guzmán, un mayor nasa lo expresó así:
136
donde dejar nuestras generaciones debido que el departamento está
declarado como distrito minero y petrolero, razón por la cual va ser muy
difícil la ampliación y titulación de los territorios que nos pertenece;
entre las problemáticas más latentes que se presentan de manera
acelerada está la variante Mocoa - San Francisco, la minería, las
multinacionales, las bases militares estadounidenses, y lo que más daño
ha causado y seguirá causando es las fumigaciones aéreas que están
exterminando las semillas nativas y propagando nuevas enfermedades a
las personas y animales (Asamblea Cabildo Cerro Guadua, Puerto Guzmán,
2012).
La preocupación del mayor es expresada con contundencia cuando señala: “en tiempos
no muy lejanos ya no tendremos territorio”. Su idea, que liga un presente lleno de
“problemáticas” con un futuro incierto para las generaciones futuras, está basada en
situaciones reales a las que diariamente se enfrentan los nasa y los territorios en los que
habitan. Las fumigaciones, la minería, las multinacionales, las bases militares y la
variante Mocoa-San Francisco aparecen en su referente como los motivos por los cuales
no tendrán territorio para dejar a las generaciones futuras. Pero la cosa no para ahí.
El IIRSA está constituido a partir de nueve ejes de integración y desarrollo (EID): Andino,
de Capricornio, de Amazonas, del Escudo Guyanés, del Sur, Interoceánico central,
Mercosur – Chile, Perú-Bolivia-Brasil, Hidrovía Paraguay-Paraná. Colombia hace parte de
dos de los ejes de integración: el Andino y el amazónico. El eje Andino cuenta con 10
grupos de proyectos que reúnen 64 proyectos individuales, mientras que el eje
amazónico tiene 7 grupos de proyectos que reúnen 64 proyectos individuales (IIRSA,
2012).
De los 531 proyectos de la IIRSA, 51 de ellos tienen lugar en Colombia. Para el caso que
nos interesa documentar, es necesario decir que en el eje Amazonas hay dos grupos que
137
tienen presencia en esta zona: el grupo 1, denominado por la IIRSA “Acceso a la Hidrovía
del Putumayo”, y el grupo 6 “Red de hidrovías amazónicas”. En cuanto al Eje Andino, el
Grupo 6 es el que cobra especial relevancia pues es la “Conexión Colombia – Ecuador II”.
Como lo muestra la siguiente tabla, en el grupo 6 del eje andino está contemplada la
carretera Santa Ana – San Miguel, que ha sido uno de los proyectos que más impactos y
problemas ha generado a la población indígena de la región. Como habíamos mencionado
antes, los procesos de titulación de los territorios indígenas en general, y de la nación
nasa en particular, “están suspendidos por la presión de la industria petrolera, cuyos
bloques se les superponen casi en su totalidad” mediante estrategias que van desde el
“etnocidio cartográfico” al soborno (Houghton, 2008:250). Según muestra Houghton
(2008), la situación fue más evidente cuando se iniciaron los estudios para la carretera
Mocoa – Puerto Asís y Santa Ana – San Miguel: los procesos de titulación fueron
suspendidos. Más adelante, el autor señala que la carretera sigue casi el mismo trazado
que el oleoducto transandino, conectando los bloques petroleros Alea y Putumayo 420,
Nancy-Burdine-Maxine, área Sur y bloque Coatí, afectando principalmente los territorios
kofán, kichwa y awá, pueblos indígenas a los que les fue violado su derecho a la consulta
previa (Houghton, 2008:250).
Como mencionamos antes, el Grupo 1 (Acceso a la Hidrovía del Putumayo) del eje
Amazonas contempla dos proyectos que interesan para los propósitos de este
diagnóstico: la carretera Pasto-Mocoa-Puerto Asís y el Acceso y adecuación del Puerto de
Puerto Asís (Muelle La Esmeralda). El primero de ellos es un proyecto ancla que se viene
desarrollando en diversos segmentos, asegurando así que no hayan respuestas negativas
por parte de las comunidades y para que los impactos no sean sentidos de manera
acumulativa y simultánea. En particular, el trayecto Mocoa-Puerto Asís, financiado por
USAID, afecta comunidades indígenas de Porvenir, La Barrialosa, Huasipungo,
Uchupayaco, Canangucho, Blaisaku, Rumiyacu y el Inga Kamentzá de Mocoa (Houghton,
2008). Tanto en el Porvenir como en La Barrialosa hay comunidades nasa.
El Grupo 6 del Eje Amazonas, Red de Hidrovías amazónicas, incluye la adecuación para la
navegabilidad del río Putumayo. Houghton (2008) señala que este es el grupo de mayor
impacto e incidencia sobre los territorios étnicos en la medida en que afectará, como
mínimo, un trayecto de 1.200 kilómetros en territorios indígenas de los 1.500 navegables
en todo el país. Así, siguiendo al mismo autor, “la IIRSA no representa para los pueblos
indígenas ni comunicación entre las comunidades ni creación de economías locales que
resuelvan sus demandas históricas. Por el contrario, significa la más grande
incomunicación entre las comunidades rurales y la expoliación de la naturaleza a tasas
nunca antes vistas. Un desafío como éste obliga a la más grande intervención de las
organizaciones indígenas y sus aliados para detener lo que sería el plan de
reordenamiento del capital contra la Madre Tierra” (Houghton, 2008:273).
2020
En 2007, el contrato Alea estaba en manos de la ANH y en la actualidad es operado por Vetra
Exploración y Producción Colombia. El contrato Putumayo 4 es operado en la actualidad por
Petróleos del Norte S.A.
138
infraestructura, hay una base militar. En este sentido y como lo recuerda Houghton
(2008), “la vinculación de petróleo, infraestructura y violencia tiene como colofón el
impulso del estado por convertir el CEBAF de San Miguel en una base militar (Houghton,
2008:251).
139
2.3. Tolima
Históricamente, las FARC han hecho presencia en el departamento del Tolima con los
frentes 21, 25, Tulio Varón y la Compañía Joselo Lozada. En particular, el frente 21 opera
en el sur del Tolima, exactamente en el Cañón de las Hermosas, Natagaima, Rioblanco,
Chaparral, Roncesvalles, Rovira y Cajamarca (Observatorio DH y DIH Vicepresidencia de
la República, 2002). En la década del noventa, la entrada de las autodefensas del
Magdalena Medio, la consolidación del Bloque Tolima de las AUC y del bloque Centauros
(que apoyaron y cooptaron al grupo armado que los antecedió, Rojo Atá) estuvo
íntimamente ligada a la compra de tierras por parte del narcotráfico que se encargó de
establecer sus estructuras y cuerpos de seguridad privada y de disputar el control
territorial a las FARC (MOE, 2007). En 2005, “el impacto humanitario de la confrontación
armada en el departamento tiene su momento más álgido en la incursión de los grupos
de autodefensa que se expresa en el incremento de los asesinatos selectivos y las
masacres, a partir del año 1997 y con un énfasis mayor entre 2001 y 2003. La intensidad
de la violencia producida por los grupos irregulares pone al descubierto la existencia de
una fuerte pugna por el control de posiciones con elevado valor estratégico en zonas
específicas del norte, centro, sur y oriente del departamento” (Observatorio DH y DIH
Vicepresidencia de la República, 2005:2).
140
Mapa 1. Geografía del conflicto armado en el Tolima (1996-2001)
Fuente: Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Sala de Estrategia Nacional,
Presidencia de la República. Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial
de Derechos Humanos y DIH, Vicepresidencia de la República, 2002.
141
del Tolima y el norte del Huila.
Dos años después, en 2007, el nivel de confrontación armada aumentó en el sur del
Tolima, alcanzando un rango entre los 11 y 20 eventos (Ver Mapa 2). En ese año, la
Defensoría del Pueblo, a través del Sistema de alertas Tempranas (SAT) emitió un
informe de riesgo que alertó sobre la situación en la que se encontraba la población de
los municipios de Chaparral y Rioblanco a raíz de la intensificación de las
confrontaciones entre el ejército y las FARC. Proferida el 13 de julio de 2007, la
comunicación señala: “La agudización de la confrontación armada en el municipio de
Chaparral, Tolima, se enmarca en las acciones que ha emprendido el Frente 21 de las
FARC-EP para ejercer control poblacional basado en la cooptación de las bases sociales,
la intimidación, el terror, la amenaza y el destierro como estrategias de dominio
territorial para preservar fuentes de abastecimiento, proteger los corredores de
movilidad necesario para su repliegue táctico y la conservación y comercialización de la
amapola hacia las zonas de páramos del Parque Nacional Natural de las Hermosas. Y de
otro lado, en las operaciones de control territorial y de seguridad perimetral que la
fuerza pública desarrolla a través de las fases Libertad II que actuó hasta el año anterior
y actualmente la “Operación Trasimeno” adelantada por la brigada móvil No. 8 y el
batallón de infantería No. 17 “José Domingo Caicedo” con sede en la ciudad de
Chaparral, para cortar y copar los corredores de movilidad y repliegue de las estructuras
guerrilleras de la zona: el frente 21 de las FARC que opera con las compañías Miller
Salcedo, Alfredo González y Alirio Torres, la columna móvil Daniel Aldana que actúa en
Rioblanco y, en general, el Comando Conjunto Central de las FARC-EP al mando de alias
“Jerónimo Galeano” (Defensoría del Pueblo, 2007:2). Ante esta situación, el 15 de
agosto de 2007, y después de otro informe de riesgo proferido para alertar sobre la
situación en el municipio de Planadas (Informe No. 21-07), la Defensoría del Pueblo
emitió una Alerta Temprana.
142
El año 2008 representó una leve disminución de la intensidad de la confrontación,
aunque el sur del Tolima siguió igualmente afectado y su dinámica continuó vigente y en
expansión alcanzando la ciudad de Neiva, en el vecino departamento de Huila.
En 2009, nuevamente se armó el corredor que une el norte del Cauca, sur del Tolima y
norte del Huila. La intensidad en la confrontación aumentó afectando principalmente a
Neiva, a un sector del municipio de Planadas y a la zona ubicada en cercanías del
municipio de Corinto, Caloto y Santander de Quilichao en el norte del Cauca. Como
muestra el siguiente mapa, el año 2010 es bastante ilustrativo sobre la plena
consolidación de un corredor de confrontaciones armadas que estuvo en proceso de
conformación en años anteriores, conectando el puerto de Buenaventura, descendiendo
por el occidente de Cauca en los municipios costeros de Lopez de Micay, y Timbiquí con
un alto nivel de confrontación que se fue proyectando, en menor intensidad, hacia el
centro, para nuevamente volver a agudizarse entre los municipios de Santander de
Quilichao, Caloto, Corinto, Miranda, Toribío, Jambaló y Caldono. El nivel de intensidad
de las confrontaciones disminuyó en el sur del Tolima, registrando un aproximado entre
6 y 10 eventos, pero se volvió a intensificar en cercanías del municipio de Neiva. Entre
enero y junio de 2011, la intensidad de las confrontaciones disminuyó en relación con el
año anterior.
143
República (2012) registró un nivel de mediana intensidad de confrontación en cercanías
de los dos resguardos nasa del sur del Tolima. En el resguardo Nasa Wesx de Gaitania se
registró una tasa de homicidios que superó la tasa promedio anual a nivel nacional (36.6)
y la barrera de protección frente a la avanzada del enemigo construida a través de los
campos minados se registró en la cantidad de accidentes por MAP/MUSE que fueron
reportados y que, como muestra el siguiente mapa, permiten visualizar la consolidación
de dicha frontera que abarca desde el resguardo de Gaitania, en el municipio de
Planadas, pasando por Puerto Saldaña y llegando hasta San José de las Hermosas,
rodeando por uno de sus costados el Cañón de las Hermosas (los accidentes por
MAP/MUSE aparecen representados con el símbolo de la estrella morada) y
extendiéndose hacia los municipios de Pradera y Florida, en el sur del Valle, y Corinto y
Miranda, en el norte del Cauca. Por esta época, la presión militar en el Cañón de las
Hermosas obligó al entonces líder máximo de las FARC, Alfonso Cano, a desplazarse hacia
las montañas del departamento del Cauca donde finalmente fue asesinado el 4 de
noviembre de 2001 por el ejército colombiano en la vereda El Chirriadero, municipio de
Morales, Cauca.
144
Colombia, en general, y en el sur del Tolima, en particular. También desde 1953 ya
andaban por ahí las guerrillas liberales, con el “Coronel Mariachi” a la cabeza. Después
nació la guerrilla comunista, que lideró Tirofijo, en el corregimiento de Marquetalia, a
15km. de lo que es actualmente el resguardo Nasa We´sx. Al principio los indios no
sabían quiénes eran. Ellos se presentaron como la guerrilla, contó el líder (Caviedes ed.,
2007). “Unos deciden hacer parte de la guerrilla, otros no, la comunidad se divide y ahí
empieza “el coge-coge” entre los mismos nasa” porque otros se fueron a hacer parte del
ejército (Caviedes ed., 2007:38). En este “coge-coge”, como lo nombró el líder nasa,
murieron muchos nasa de uno y otro bando. Esto generó, en definitiva, un ciclo de odios
y venganzas que casi acaban con su familia porque como dijo: “en esa comunidad, todos
somos familia” (Caviedes ed., 2007:42).
Él continúa su relato no sin antes aclarar que era un tipo totalmente diferente a las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Según recuerda, entre 1968 y 1980 no hubo
asesinatos, pero sí hubo un contacto constante de la comunidad con el ejército. En
1981, nuevamente hubo un período de guerra después del asesinato de “Balín”, un
comandante de las FARC. En 1985, la comunidad empezó a hablar nuevamente del
cabildo, aunque años atrás ya lo habían hecho en una oportunidad los más viejos. Fue
precisamente en 1985 cuando se fundó el cabildo y se logró la legalización del resguardo
Nasa Wesx, corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas (Caviedes ed., 2007).
A principios de la década del noventa, Francisco Rojas Birry y Lorenzo Muelas visitaron
Gaitania. En medio del ambiente de la Asamblea Nacional Constituyente, el cabildo Nasa
Wesx, cansado de los saldos de la guerra, empezó a fortalecerse organizativamente y a
hacer alianzas con las organizaciones regionales. Al principio, según cuenta el líder, “fue
difícil vincularnos al CRIT por dos motivos principales que él mismo expone: el primero,
es que como al ejército no le convenía que los indios tuviéramos autonomía, nos decían
que el CRIT apoyaba a la guerrilla, entonces nosotros lo mirábamos con sospecha”; el
segundo motivo es que también en el CRIT decían que nosotros estábamos por fuera
145
porque teníamos una autodefensa y éramos aliados del ejército” (Caviedes ed.,
2007:45). Los Pijaos, que eran la mayoría del CRIT, dijeron que no podían pertenecer a
la organización estando armados. En este sentido, el líder recuerda que empezaron los
primeros acercamientos con los miembros de la comunidad que mantenían la
autodefensa para que dejaran las armas. “Así se empezó a hablar de buscar un proceso
de paz con las FARC” (Caviedes ed., 2007:46). En esta vía, el cabildo promulgó una ley
en la comunidad para prohibir la tenencia y uso de armas.
Fue así como en 1996 los nasa del resguardo nasa de Gaitania, en presencia de la Cruz
Roja, de la Defensoría del Pueblo, del Ministerio del Interior, del obispo de Montelíbano,
del Personero municipal y de la alcaldía de Gaitania, firmaron un pacto de paz con las
FARC que le puso fin a la violencia en el resguardo. Apelando a la autonomía de los
cabildos y a la aplicación de su propia justicia, este pacto nació como una solución para
garantizar la paz dentro y alrededor de la comunidad de Gaitania, históricamente
afectada por la violencia. Los acuerdos que contiene el pacto, firmado el 26 de julio de
1996 y suscrito entre Virgilio López Velazco, gobernador del cabildo, y Jerónimo
Galeano, Comandante del Frente Joselo Losada de las FARC - EP, son: 1. Prohibición de
las amenazas entre campesinos e indígenas; 2. Prohibición del porte de armas dentro del
resguardo tanto para indígenas como para campesinos; 3. Exclusión del resguardo
indígena y de todas las garantías que ofrece la legislación indígena a quien es miembro
de una comunidad, en caso de ingreso o colaboración con los alzados en armas en
conflicto (ejército, policía, cooperativas de seguridad); 4. Sanción y castigo de los
delitos de hurto dentro del resguardo por parte de las autoridades indígenas. En caso de
reincidencia, serán trasladados a la justicia penal ordinaria; 5. Prohibición de la estadía
de grupos militares, cooperativas de seguridad o alzados en armas dentro del resguardo
indígena; 6. En caso de que un miembro de la comunidad denuncie algún problema a los
jefes de los alzados en armas, el grupo transferirá el problema a las autoridades del
cabildo; 6. Prohibición del pago de impuestos a los alzados en armas.
Frente al pacto, el líder nasa mencionado señaló: “lo más importante es que el
fortalecimiento de la autoridad es un principio de identidad para los nasa. Esa autoridad
que tuvimos para darnos nuestras propias leyes nos fortaleció, primero para que la
comunidad se desarmara y no siguiera en la guerra. Pero después también sirvió para
que la guerrilla nos respetara y no nos siguiera persiguiendo. Y para que el ejército
también nos respetara (…) El tratado de paz lo quería muchos y ha servido porque los
grupos armados no nos pueden mandar, aunque no tengamos armas” (Caviedes ed.
2007:51).
146
proceso de paz hace un unos años atrás. Por esta razón hoy en nuestro
territorio vivimos una vida llena de plenitud, y somos un ejemplo para
nuestro país que la paz si se puede conseguir mediante los diálogos
Demostramos al país que la guerra con arma nunca tendrá prosperidad y
felicidad, más en las comunidades indígenas y en especial en el Pueblo
Nasa (Asamblea Resguardo Nasa Wesx, corregimiento de Gaitania,
municipio de Planadas, noviembre 23 y 24 de 2012).
La firma del pacto de paz es un punto nodal alrededor del cual se articulan las memorias
de los nasa del sur del Tolima. Este hecho marcó un antes y un después en sus vidas y las
ventajas positivas que trajo son sentidas por los comuneros y comuneras de la zona que
viven su vida tranquilamente.
Esta situación fue documentada ampliamente por la Nota de Seguimiento No. 028-08 de
la Defensoría del Pueblo, en la que se alertaba sobre la situación de riesgo que ya había
sido previamente anunciada en el informe de Riesgo No. 021-07 de la Defensoría del
Pueblo. El 25 de agosto de 2008, la nota de seguimiento señaló la situación de riesgo en
la que se encontraba el resguardo Nasa We´sx de Gaitania, al expresar: “Un segundo
aspecto a referir como factor que puede desencadenar riesgos para la población civil es
el deterioro de las relaciones cívico militares debido al reforzamiento, durante los
últimos dos años, de los mecanismos de control por parte de la fuerza pública que se
han traducido en la restricción en el transporte de alimentos, carga y pasajeros hacia
ciertas zonas del municipio, como también en la implementación de redes de
informantes del ejército nacional, en la estigmatización y señalamiento a miembros de
la comunidad como colaboradores de la subversión y al incremento de las quejas por
presuntos malos tratos” (Defensoría del Pueblo, 2008).
Algunos meses antes de la conmemoración que tuvo lugar en el mes de julio de 2006,
Sabas Pretelt de la Vega, entonces Ministro del Interior y de Justicia durante el gobierno
de Uribe Vélez, hizo pública una acusación en contra de los gobernadores del resguardo
Nasa Wesx que habían firmado el acuerdo de paz con la guerrilla, señalando que estarían
en condición de ilegalidad porque sólo el gobierno colombiano podía dialogar con los
actores armados ilegales. Frente a estas acusaciones, la comunidad decidió conmemorar
la firma de los acuerdos de paz para recordarse a sí mismos y al país los motivos del
pacto que había traído paz y tranquilidad a sus vidas (Caviedes ed, 2007).
147
víctimas de amenazas por parte de los grupos insurgentes.
Durante las asambleas comunitarias del Plan de Salvaguarda en los cabildos de Las
Mercedes y Barbacoas, la comunidad percibió que el nivel del conflicto armado es poco
intenso, contrario a lo que sienten quienes viven en el resguardo Nasa Wesx de Gaitania
quienes sienten que el conflicto se volvió bastante intenso después de 2006 en el
gobierno de Álvaro Uribe. En este caso, la comunidad señaló que en el mes de
noviembre de 2011 dos personas resultaron afectadas al caer en un campo minado.
Además, señalan que no ha habido desapariciones forzadas ni tampoco casos de
violencia sexual. Al parecer, tampoco han experimentado algunos casos de reclutamiento
forzado pero no cuentan con los registros. Sobre esto señalaron:
Como indica el relato, las autoridades han recurrido a los diálogos con los actores
armados para evitar que los jóvenes se vayan a la guerra. En la misma asamblea, un
mayor se refirió al respecto cuando contó que había rumores sobre una posible captura
en su contra por establecer dichos diálogos:
Hay rumores de que el ejército está formalizando una captura hacia mí,
según ellos porque he tenido unas conversaciones con la guerrilla. Yo
siempre lo he reconocido y les he dicho que como autoridades nos toca y
nos corresponde hablar con ellos para hacer unos acuerdos internos, para
tener una buena relación y respetarnos mutuamente, pero para la defensa
de la comunidad. Eso no significa que nosotros nos reunamos para hacer
planes de cómo atacarlos ni ir en contra de ustedes, sino porque es
necesario para que ellos no lleven a nuestros jóvenes nasa a ser parte de
ellos, tampoco queremos que ellos se metan en los problemas internos ni
en nuestros territorios. Eso le dije al coronel Saavedra.
En el caso del cabildo de Barbacoas, que no cuenta todavía con la legalización como
resguardo, la comunidad señaló que allí ha habido algunas amenazas y también algunos
148
líderes que fueron asesinados: 5 en total, cuyos responsables fueron las FARC y los
paramilitares. Sin embargo, como señalamos antes, su valoración es que el conflicto ha
sido de intensidad muy baja, no registraron ni casos de violencia sexual ni tampoco de
reclutamientos forzados.
Sobre estas comunidades nasa del sur del Tolima puede decirse entonces que sus
memorias guardan la historia de violencia que tuvieron que vivir durante mucho tiempo,
después de que mataron a Gaitán y se encendió la guerra entre liberales y
conservadores. Sin embargo, su relación y experiencia de la guerra en la actualidad es
diferente, como señalaron en una de las asambleas:
Casos de desplazamiento.
149
municipios, cambió de manera abrupta la dinámica del desplazamiento forzado que
venía a la baja en años anteriores.
Muni 199 20 20 20 200 200 200 2006 200 200 200 201
cipi 9 00 01 02 3 4 5 7 8 9 0
o
Plan 266 430 272 14 5 513 466 425 406 154 67 1.30
adas 0 3
Riob 1.19 3.0 1.3 18 10 260 105 12 35 5 1.05
lanc 3 12 07 8 3
o
Fuente: CODHES-SISDHES, 2011
En relación con los nasa, según la información con la que contamos y que fue recopilada
a través de las asambleas del Plan de Salvaguarda, los miembros de las comunidades
únicamente refirieron un caso de desplazamiento que tuvo lugar en el año 2009, y cuya
cifra de víctimas ascendió a las 28 personas. Este evento de desplazamiento ocurrió en
la comunidad Nasa Pxiakh, corregimiento de Barbacoas, municipio de Rioblanco y fue
propiciado por los grupos insurgentes.
150
de manera urgente su ampliación. La comunidad Nasa Pxiakh del corregimiento La
Herrera es la única a la que no se le ha constituido el resguardo, aun cuando vienen
luchando por esto desde tiempo atrás.
En el tema territorial, las comunidades nasa del sur del Tolima expresaron de manera
recurrente la exigencia de celeridad en el proceso de constitución de la comunidad Nasa
Pxiakh, corregimiento de Barbacoas, en el municipio de Rioblanco. El temor frente a la
avanzada minero-energética que se viene dando en el departamento, y que ha afectado
en gran medida las comunidades pijao que tienen uno de los niveles más altos de
violación del derecho al territorio, pone esta reivindicación histórica de la lucha por la
tierra en primer plano. La resolución 18 0241 del 24 de febrero de 2012, expedida por el
Ministerio de Minas y Energía, profundiza esta amenaza en la medida en que declara y
delimita áreas estratégicas mineras en todo el departamento del Tolima, incluidos los
municipios de Rioblanco y Planadas donde se encuentran los nasa. Con dicha resolución,
18 bloques en ambos municipios quedaron delimitados para ser otorgados en contratos
de concesión especial, sumando un total de 298.157,35 hectáreas.
Tolima
60 Rioblanco 195,05
151
76 Tolima Rioblanco 2.471,62
152
Tabla 3. Listado de áreas en la Cuenca Valle Superior del Magdalena
ID CONTRATO OPERADORA CUENCA ESTADO TIPO DE AREA Area (Ha)
5 CAMPOS TELLO Y LA JAGUA
ECOPETROL S.A. VSM AREA DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
3690,032
21 GUASIMO (LISA) PACIFIC STRATUS ENERGY COLOMBIA CORP VSM AREA DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
346,2325
57 CHAZA GRANTIERRA ENERGY COLOMBIA LTD VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
29605,76
57 CHAZA (COSTAYACO) GRANTIERRA ENERGY COLOMBIA LTD VSM AREA DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
2865,327
133 ANTARES PETROLEOS DEL MAR VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
16888,78
148 TOPOYACO PACIFIC STRATUS ENERGY COLOMBIA CORP VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
24295,4
257 VSM 10 HOCOL S.A. VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
43275,97
287 VSM 32 EMERALD ENERGY PLC SUCURSAL COLOMBIA VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
66542,86
295 PUTUMAYO PIEDEMONTEGRANTIERRA
NORTE ENERGY COLOMBIA LTD VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
31865,89
325 VSM 9 HOCOL S.A. VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
64696,75
331 VSM 22 TELPICO LLC VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
34451,56
332 VSM 3 TELPICO LLC VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
42087,62
347 VSM 15 FLAMINGO OIL S.A. VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
42783,93
359 VSM 13 ALANGE ENERGY CORP SUCURSAL COLOMBIA VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
58693,68
360 VSM 12 ALANGE ENERGY CORP SUCURSAL COLOMBIA VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
56729,92
361 VSM 14 TECNICA VIAL S EN CA VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
56319,55
421 VSM 1 CONSORCIO OPTIMA RANGE VSM EXPLORACION CON ANH AREA EN EXPLORACION
13307,51
2001 UPAR ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLORACION Y EXPLOTACION
AREA EN EXPLORACION
97250,29
2006 CUISINDE ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLORACION Y EXPLOTACION
AREA EN EXPLORACION
12360,35
2051 DOIMA HOCOL S.A. VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
31366,11
2055 BUGANVILES PACIFIC STRATUS ENERGY COLOMBIA CORP VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
31466,08
2070 CHIPALO PACIFIC STRATUS ENERGY COLOMBIA CORP VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
25788,25
2207 PIJAO - POTRERILLO ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
15438,88
2208 SANTA CLARA ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
5283,923
2215 CHENCHE ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
593,7377
2223 CAIMITO ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
524,1958
2225 HATO NUEVO ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
524,9749
2231 ORTEGA ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
6367,283
2232 TOY ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
2696,173
2234 TOLDADO ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
1793,176
2235 QUIMBAYA ECOPETROL S.A. VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
2207,58
2251 HUILA SOCIEDAD INTERNACIONAL PETROLERA VSM CONVENIO DE EXPLOTACION AREA EN PRODUCCION
8120,185
2359 SAN JACINTO HOCOL S.A. VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
15657,49
2362 ABANICO PACIFIC STRATUS ENERGY COLOMBIA CORP VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
25316,76
2364 ESPINAL PETROBRAS COLOMBIA LIMITED VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
19526,56
2369 MATAMBO EMERALD ENERGY COLOMBIA VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
6865,665
2375 RIO PAEZ HOCOL S.A. VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
6743,499
2376 PALERMO HOCOL S.A. VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
17754,42
2383 SAN LUIS VETRA EXPLORACION Y PRODUCCION COLOMBIA
VSMS.A.S PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
3174,201
2385 TOLIMA VETRA EXPLORACION Y PRODUCCION COLOMBIA
VSMS.A.S PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
7560,758
2392 HOBO PETROBRAS COLOMBIA LIMITED VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
7784,243
2394 CHAPARRAL ECOPETROL S.A. VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
5653,431
2395 CAGUAN PETROBRAS INTERNACIONAL S.A BRASPETRO BV
VSM PRODUCCION EN ASOCIACION CONAREA
ECP EN PRODUCCION
6767,849
3022 VSM 2 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE35857,17
3029 VSM 7 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE23908,29
3032 VSM 18 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE35490,67
3033 VSM 16 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE 43297,6
3034 VSM 17 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE42725,11
3124 VSM 19 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE39618,35
3159 VSM 33 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE52787,85
3160 VSM 35 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE61819,93
3161 VSM 34 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE46876,94
3179 SAN GABRIEL AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE216685,8
3199 EL QUESO AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE23045,09
3205 GUASIMO AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE 2209,79
3232 CUISINDE AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE6210,754
3354 VSM 24 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE125741,3
3355 VSM 36 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE40601,73
3356 VSM 4 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE103272,8
3357 VSM 5 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE148616,5
3358 VSM 6 AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS VSM AREA DISPONIBLE AREA DISPONIBLE58691,35
Fuente: ANH, 2013
Durante las asambleas de construcción del Plan de Salvaguarda, otras de las amenazas
territoriales identificadas fueron el viaducto que comunica La Herrera, en el
departamento del Tolima, con Florida, en el departamento del Valle del Cauca; así como
el traslape de una parte de sus territorios con Parques Nacionales. Alrededor de esto se
estructura una disputa sobre la definición y puesta en marcha de los planes de manejo
153
ambiental que desconocen la legitimidad de los nasa como autoridades ambientales. En
este sentido, los nasa del sur del Tolima reclaman y reivindican su derecho a custodiar el
Páramo Meridiano, que en este momento se encuentra bajo el control y la regulación de
la Corporación Autónoma Regional del Tolima (CORTOLIMA). También identificaron como
amenaza los estudios recientes que viene desarrollando ISAGEN en el resguardo Las
Mercedes, situación sobre la que obtuvimos poca información.
En 2003, las comunidades nasa del sur del Tolima se vieron afectadas por la presencia de
cultivos de uso ilícito en los límites o dentro de sus resguardos. En ese momento se
vieron afectados, además, por las fumigaciones en que se adelantaron en sus territorios
(Defensoría del Pueblo, 2012). En la actualidad, al parecer la situación ha cambiado.
Todas las asambleas del Plan de Salvaguarda nasa señalaron que en la actualidad no hay
presencia de cultivos de uso ilícito en sus territorios. Sin embargo, la asamblea del
resguardo Nasa Wesx, en Gaitania, señaló que en cercanías de las tierras del resguardo,
hay lugares de procesamiento de cultivos que están contaminando con químicos las
aguas de las quebradas y el suelo. Al referirse a esta situación, expresaron:
Va a dañar las lagunas que son para nosotros los Nasa sitios sagrados en
donde se hacen rituales sagrados y es donde habitan los espíritus como son
el trueno, el arco iris, el duende, la madre de agua, entre otros. También
va a dañar las plantas medicinales con las que trabajan los The Wala, con
la sabiduría de los ancestros y de los indígenas de ahora. Igualmente, como
ha sucedido en otros territorios indígenas donde han construido carreteras,
van a entrar muchos colonos quienes hacen grandes daños a la madre
naturaleza, ya que ellos no conocen los sitios sagrados y las especies que
hay que respetar y se dedican a tumbar los bosques y los páramos, para
154
quemarlos y hacer potreros para la ganadería, tienen el negocio de venta
de maderas de los bosques, practican la pesca indiscriminada con veneno y
dinamita y a la cacería, arrojan basuras no biodegradables, ensucian las
fuentes de agua.
En esta vía, la Declaración demanda la titulación integral de los territorios nasa del sur
del Tolima, la constitución del resguardo indígena de Barbacoas, la ampliación del
resguardo de Las Mercedes sobre el sitio sagrado del páramo El Meridiano, la Consulta
Previa a las comunidades nasa del sur del Tolima y del Valle afectadas por la
construcción de la carretera, así como la realización de un estudio de impacto
ambiental, social y cultural entre las entidades estatales competentes y los cabildos
nasa afectados.
En efecto, el páramo el Meridiano, que se extiende desde el Parque Nacional Natural Las
Hermosas hasta el Parque Natural Nevado del Huila, es objeto en la actualidad de
políticas ambientales puestas en marcha por las instituciones estatales, como Parques
Nacionales y Cortolima. En uno de dichos estudios, Cortolima ubicó la zona de reserva y
definió la política a seguir. El siguiente mapa, muestra la ubicación del páramo en
relación con los resguardos nasa que allí se encuentran.
155
2.4. Huila y Tierradentro
156
como el mayor número de víctimas, mientras que el año 2009 reportó una notable
disminución tanto en el número de acciones bélicas como de víctimas registradas por
tales eventos (Ver Tabla 2).
Del total de acciones bélicas, que para el período 1995-2012 ascendió a 26, 18 de ellas
(69.23%) fueron responsabilidad de los actores estatales y el número de víctimas que se
registraron fueron 23 en total. A los grupos insurgentes les correspondieron las 8
157
acciones (30.77%) bélicas restantes, dejando un saldo de 7 víctimas. En esta zona, las
confrontaciones únicamente se dieron entre la fuerza pública y los grupos insurgentes.
También en el año 2001, en el mes de diciembre, hubo un ataque de las FARC en el casco
urbano del municipio de Inzá. El ataque estaba dirigido en contra de la estación de
policía que se encuentra en el centro del casco urbano.
El año 2002 sí presentó una variación en la dinámica de las confrontaciones armadas con
respecto a los años anteriores: el nivel bajo de intensidad de las confrontaciones se
mantuvo en la zona occidente del Huila y en la zona Tierradentro. En el mes de octubre
de 2002, en Belalcázar, municipio de Páez, durante 20 minutos guerrilleros de la
columna Jacobo Arenas y el Frente 8 de las FARC hostigaron el puesto de policía, lo cual
impidió el paso de aproximadamente 300 indígenas que se desplazaban desde el
resguardo de Cohetando a Tálaga para asistir a una asamblea de cabildos y juntas
comunales del municipio. En esta acción, el joven Gabriel Embús fue asesinado.
158
Como muestra el Mapa 1, el año 2003 fue el momento en el que se consolidó el corredor
de confrontación armada que unió al norte del Huila, sur del Tolima y norte del Cauca.
Este corredor afectó la parte occidental del municipio de Paéz, en los límites con el
municipio de Jambaló, en el norte del Cauca. En relación con el departamento del Huila,
es necesario mencionar que en el municipio de Neiva se registró un nivel alto de
confrontación que osciló entre 6 y 10 eventos. En los municipios del occidente del
departamento el nivel de confrontación se mantuvo bajo, a excepción de un pequeño
aumento en la intensidad registrado en el municipio de La Plata. La dinámica, en
realidad, fue muy similar al año anterior.
Al año siguiente, en 2004, al ritmo del aumento del nivel de confrontación en el sur del
Tolima, el corredor hacia el municipio de Neiva se amplió aunque el nivel de
confrontación se mantuvo en mediana intensidad, a excepción del municipio de Neiva
donde hubo un nivel alto de intensidad en la confrontación armada. También la
intensidad en el nivel de confrontación se mantuvo en los municipios del oriente del
Huila, principalmente Algeciras.
159
Mapa 2. Confrontaciones armadas en Tierradentro y departamento del Huila, 2005
Durante el año 2006, la dinámica de las confrontaciones no varió mucho en relación con
el año anterior. A mediados de enero, en los resguardos nasa de Mosoco, Tálaga, Tóez y
Vitoncó se presentaron combates entre los soldados del ejército y el Sexto Frente de las
FARC así como la columna móvil Jacobo Arenas. En el sur del Tolima las confrontaciones
armadas se intensificaron, ya no abarcaron tantos municipios del Huila aunque se
mantuvo el foco de confrontación en un nivel alto en cercanías del Huila y un foco
mucho más pequeño y de menor intensidad en el municipio de La Plata. Siguiendo la
dinámica de intensidad alta y muy alta que se venía propagando desde los
departamentos de Meta y Caquetá, el municipio de Algeciras, en el departamento del
Huila, resultó altamente afectado por las confrontaciones armadas. El año 2007 presentó
una variación en las confrontaciones nuevamente. El corredor que unía al norte del
Cauca, sur del Tolima y norte del Huila se amplió también hacia el occidente del Cauca y
sur del Valle. Este año registró un nivel alto de confrontaciones en el municipio de Paéz
y también en Neiva.
Durante el año 2010, las confrontaciones aumentaron en el norte del Cauca y esto tuvo
un impacto importante también en el municipio de Páez, cerca de la frontera con el
municipio de Toribío, donde la intensidad de las confrontaciones fue bastante alta.
Nuevamente el corredor entre el norte del Cauca, sur del Tolima y el municipio de
Neiva, en el Huila, se concretó. En 2011 la dinámica de las confrontaciones armadas
160
varió notablemente. Éstas se concentraron únicamente en el municipio de Neiva donde
mantuvieron un nivel alto de intensidad. En Páez y Belalcázar, departamento del Cauca,
y también en Teruel, Iquira, Nátaga (en cercanías de las comunidades nasa de Llano Buco
y Riochiquito) y La Plata, en el Huila, registraron un bajo nivel de intensidad en las
confrontaciones, que oscilaron entre 1 y 5 eventos. Durante el período 2010-2011, el
municipio de Nátaga superó el promedio nacional de la tasa de homicidios (36.6).
También en este período, en el municipio de La Plata, en cercanías de Vicente, donde se
encuentra uno de los resguardos Nasa-Misak, se registró una tasa de homicidio que
superó el promedio nacional.
Según el Programa Presidencial para la Acción Integral contra las Minas Antipersonal
(PAICMA), en el período entre 1995 y 2013, se presentaron 204 eventos por MAP/MUSE en
el departamento del Huila. Estos eventos incluyen: accidentes por MAP/MUSE,
desminado militar en operaciones, incautaciones y sospechas de campos minados.
Históricamente, los municipios más afectados por este tipo de eventos han sido Isnos, La
Argentina, Neiva, Algeciras, Gigante y Colombia. En 1995 se presentaron 4 eventos por
MAP/MUSE. Siete años después, en 2002, volvieron a aparecer registros de dichos
eventos, cuya cifra ascendió a 10. Esta cifra se mantuvo más o menos estable durante
2003 y 2004, donde se registró un leve aumento en relación con el año anterior. Sin
embargo, es necesario decir que durante los años 2005, 2006, 2008, 2010 y 2012, el
número de eventos por MAP/MUSE osciló entre 20 y 29 eventos. Sin duda, el año 2008
presentó la cifra más alta: 29 eventos.
Sin embargo, contamos con poca información en relación con la población nasa afectada
por este fenómeno. En el mes de enero de 2006, dos indígenas nasa habitantes del
resguardo Huila resultaron heridos de gravedad al pisar una mina instalada por las FARC
en un camino. En marzo de 2008, según lo registró el Diario del Sur, en un resguardo
indígena del municipio de Páez, un líder indígena identificado como José Reinel Remigio
Occa murió tras pisar un campo minado, mientras dos personas más resultaron heridas.
161
3, en el período entre 2010-2011, también se registraron accidentes por MAP/MUSE en
Santa Leticia, en cercanías de dos resguardos nasa, así como en La Argentina, Neiva e
Isnos (ver el símbolo de las estrellas moradas). En contraste, en la zona Tierradentro, el
municipio de Páez fue el único afectado por los eventos de MAP/MUSE: 14 en total, que
tuvieron lugar en el año 2006 y 2008 (PAICMA, 2013).
162
llevó a cabo la II Caravana Internacional de Juristas organizada por el Colectivo de
Abogados José Alvear Restrepo, abogados sin Fronteras de Canadá y la Corporación de
Abogados Surcolombianos (CAPS). Ese día, las autoridades del resguardo, un delegado
del Consejo Regional Indígena del Huila ―CRIHU― y el comandante del Batallón de
Infantería, Teniente Coronel Luis Erazo Arteaga, firmaron un acta en la que se acordó la
reubicación de la base militar Belén, estableciendo un plazo de un año para ello.
En julio de 2011 se cumplía la fecha de plazo para la reubicación de la base militar. Sin
embargo, las autoridades militares incumplieron el acuerdo y solicitaron una prórroga de
seis meses para iniciar la reubicación. Esta petición fue acogida por la comunidad y se
acordó el 27 de enero de 2012 como última fecha para iniciar la reubicación. En un acto
de abuso de la buena voluntad de las autoridades indígenas, pocos días antes de que se
venciera la fecha de la prórroga, nuevamente las autoridades castrenses solicitaron un
nuevo plazo para la reubicación. En esa oportunidad, las autoridades indígenas
rechazaron la solicitud y se ratificaron en el retiro de la base militar de los territorios
ancestrales. El acta de entrega fue firmada por el Sargento Arley Sierra Pérez, en
representación del Teniente Coronel Fernando López Colmenares, comandante Batallón
No. 26 Cacique Pigoanza quien entregó el predio de 200 metros cuadrados perteneciente
al resguardo indígena la Reforma, al gobernador Floriberto Andela Cuene. Los
observadores del proceso fueron Constanza Arias, Defensora del Pueblo del Huila y
Alfonso de Colsa, Responsable Territorial del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Humano, Huila –PNUD-. Según reza el acta, se garantiza que “el terreno se
encuentra limpio de material explosivo que atente contra la integridad del personal o
habitantes de la población” y que en un plazo de 8 días a partir de la firma del
documento se “den por terminadas todas las obras correspondientes al desalojo de
la base militar incluyendo la destrucción de las trincheras y el retiro de todo el material
que se necesite para la instalación de la nueva base, por lo cual se dará por terminado
el proceso de entrega del predio al Resguardo indígena” (CAJAR-CRIHU, 2012; CRIHU,
2012). Según señala el CRIHU, después de un ritual de armonización, la comunidad nasa
misak volvió a ocupar nuevamente su territorio después de once años de lucha por la
autonomía y el ejercicio de control territorial.
163
- Procesos bélicos que involucran activamente a los pueblos y comunidades
indígenas y a sus miembros individuales en el conflicto armado.
Como lo muestra la Gráfica 2, en el período entre 1995 y 2012, el tipo de violación que
más víctimas dejó entre los nasa en la zona Tierradentro, además de las acciones
bélicas, sobre las que nos detuvimos con anterioridad, fueron los asesinatos políticos,
que sumaron un total de 16 víctimas, mientras que en el Huila se registraron 6. En
contraste, para el caso del Huila, el tipo de violación que más afectó a la población nasa
de este departamento fueron las amenazas individuales que sumaron 28 víctimas en
total, mientras que en la zona Tierradentro se registraron 4. En Tierradentro el número
de heridos ascendió a 13, mientras que en el Huila se registraron 2. Para el caso del
Cauca, lo que es realmente evidente es el nivel de subregistro en las cifras sobre
amenazas, cuyas víctimas sumaron 4 en total para el caso de amenazas individuales. En
cuanto a las víctimas de violencia sexual/tortura, únicamente aparecieron registradas 2
personas. Nuevamente, el nivel de subregistro en este tipo de violación es preocupante y
se convierte en un llamado de alerta para adelantar diagnósticos que permitan definir
en profundidad las diversas maneras en las que el conflicto armado afecta de manera
diferencial a los hombres y a las mujeres.
164
Gráfica 2. Total de víctimas y tipo de violación por departamento
165
Tabla 3. Total de víctimas por año y departamento, 1999-2012
Etiquetas de fila 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Total general
CAUCA 1 1 1 9 3 1 4 7 11 16 7 2 1 2 66
INZA 2 1 3 1 5 2 1 2 17
Acciones Bélicas 1 2 3
Amenaza Colectiva 0 0
Amenaza Individual 3 3
Asesinatos Políticos 1 1 2 2 1 7
Heridos 1 1 2
Violencia Sexual/Tortura 1 1 2
PAEZ (Belalcazar) 1 1 1 9 1 4 4 11 15 2 49
Acciones Bélicas 4 4 2 7 8 2 27
Amenaza Colectiva 1 0 1
Amenaza Individual 1 1
Asesinatos Políticos 1 1 1 4 2 9
Heridos 2 4 5 11
HUILA 1 26 3 2 5 1 38
LA PLATA 1 14 1 2 5 23
Acciones Bélicas 1 1
Amenaza Individual 13 1 14
Asesinatos Políticos 1 1 4 6
Detención arbitraria/Retención 1 1
Heridos 1 1
NEIVA 12 2 1 15
Amenaza Colectiva 0 0
Amenaza Individual 12 2 14
Heridos 1 1
Total general 1 1 2 9 3 27 7 9 11 21 8 2 1 2 104
Fuente: Base de Datos Ensayos, 2013
La Gráfica 3 muestra que los años 2002, 2007 y 2008 presentaron los niveles más altos de
violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario en el
departamento del Cauca. Entre los años 2002 y 2003, hubo un leve aumento en el
impacto de la violencia política contra los nasa en Tierradentro. En los años siguientes
esta dinámica se mantuvo en un nivel relativamente bajo para nuevamente
incrementarse entre 2007 y 2008 cuando llegó a su máximo pico. En el año 2002 se
registraron 9 víctimas en total y en el 2007 hubo 11 víctimas. El año 2008 reportó el
número más alto de víctimas: 16 en total. En contraste, en el departamento del Huila, el
año donde se presentó el mayor número de violaciones fue 2004. La mayoría de estas
violaciones corresponden a amenazas individuales.
166
periodización sobre las situaciones de conflicto armado y violencia que afectaron a las
comunidades nasa durante ese año. Según documentaron, “el día 19 de Abril de 2012, el
grupo denominado como Águilas Negras y Los Rastrojos reparte clandestinamente y
debajo de las puertas de las viviendas de algunos resguardos de la zona, un comunicado
a la opinión publica en donde mencionan su pertenencia a las AUC y amenazan de
muerte a los líderes indígenas acusándolos de colaboradores de la guerrilla y del
narcotráfico, advirtiendo su presencia en la zona y su labor de “limpieza”. En días
posteriores en el Resguardo de Mosoco, por vía electrónica llegaron amenazas a los
dirigentes acusándolos de tener nexos con la guerrilla, mencionando el riesgo que corren
cada una de sus familias. El día 16 de Julio de 2012 a las 4:30 a.m. en la vereda
Quiguanás en la vía que conduce de Páez a Inzá es interceptado el vehículo de la
Alcaldía Municipal por cuatro (4) hombres armados con fusiles, vestidos con prendas y
calzado militar y cubriendo sus cabezas con capuchas, preguntaron por el Alcalde
municipal y por algunos líderes de las organizaciones indígenas con nombre propio.
Dentro del vehículo solo se encontraba el conductor y comunero indígena, quien fue
bajado a la fuerza del carro, tirado al piso, arrastrado y sometido en el suelo; los sujetos
dijeron que la próxima vez no se escapaban las personas que buscaban y luego de esta
advertencia quemaron el carro”.
167
Del total de las violaciones contra los nasa en la zona Tierradentro y en el departamento
del Huila, que ascendió a 68 eventos, 34 de ellos (50%) fueron responsabilidad de los
agentes estatales, 17 de ellos (25%) correspondieron a los grupos insurgentes, 11 eventos
(16.2%) fueron responsabilidad de “otros grupos armados” y los 6 eventos restantes
(8.8%) estuvieron en cabeza de los paramilitares. Como lo muestra la gráfica 4, en
cuanto al saldo de víctimas, es necesario decir que 56 de ellas fueron responsabilidad de
los actores estatales, 17 de ellas de los grupos insurgentes, otras 13 correspondieron a
“otros grupos violentos” y las 18 restantes fueron autoría de los paramilitares.
Los cabildos y/o resguardos más afectados por las violaciones a los derechos humanos y
a los DIH en el período entre 1995 y 2012 fueron La Gaitana, Huila, San Andrés de
Pisimbalá, Avirama, Cohetando, Mosoco y Vitoncó, entre otros, como muestra la Gráfica
5.
168
Gráfica 5. Total de violaciones y víctimas por resguardo o cabildo
Casos de desplazamiento
Las comunidades nasa del departamento del Huila fueron enfáticas al referirse a dos
tipos de desplazamiento que viven: el primero de ellos, que representa la mayoría de los
casos, fue por escasez o “estrechez de tierras” como definieron esta situación en varias
oportunidades. El segundo, que se presenta en menor proporción, es el desplazamiento
forzado ocasionado por el conflicto armado. A continuación, nos referiremos brevemente
a ambas situaciones expresadas por las comunidades nasa.
El tipo de desplazamiento al que más se refirió la población nasa del departamento del
Huila fue al desplazamiento por motivos económicos, por “estrechez de tierras”. La
mayoría de las asambleas señalaron que la falta de tierras obliga a las familias a buscar
trabajo en otras partes. En este sentido, una de las reivindicaciones y exigencias más
importantes es la aceleración del proceso de titulación, saneamiento y ampliación de
resguardos. Esta exigencia, además, es definida por los nasa como una de las formas
para blindar el territorio frente a la entrada de las empresas multinacionales.
169
los departamentos vecinos de Meta, Caquetá, Putumayo, Cauca y Tolima. Las dinámicas
que han tenido lugar en dichos departamentos han convertido al Huila en un
departamento más receptor que expulsor de población desplazada. En relación con esto,
es significativo mencionar las intensas operaciones militares desarrolladas durante la
Operación JM, puesta en marcha por la Fuerza de Tarea Conjunta Omega en el marco del
Plan Patriota en 2004, así como la Operación Libertad desarrollada en el sur del
departamento del Tolima.
Los municipios más afectados por el fenómeno del desplazamiento fueron Páez, Inzá, La
Plata e Íquira. En estas zonas hubo un claro predominio de desplazamientos de tipo
masivo.
170
desplazamientos de población nasa, los años en los que estos fenómenos se presentaron
fueron 2002, 2006 y 2008, coincidiendo con momentos en los que se agudizó el conflicto
armado en todo el país, afectando notablemente a los pueblos indígenas, en general, y
al pueblo nasa, en particular.
La Corte Constitucional en el Auto 004 de 2009 alertó sobre los procesos de despojo
territorial por parte de actores que tienen intereses económicos sobre los territorios
indígenas, señalando cómo dicho despojo se agudiza en la medida en que hay
precariedad en los procesos de titulación de tierras, como es el caso de la mayoría de
pueblos indígenas, incluido el nasa. Sin embargo, la Corte también reconoció que la
mera titulación y la constitución de resguardos no garantizan en la práctica la posesión
material por parte de las comunidades indígenas. El caso de la zona Tierradentro y de las
comunidades nasa que viven en el departamento del Huila es un ejemplo claro del
dilema al que se refiere la Corte.
171
hay un total de 15.420 hectáreas (Ver Tabla 4).
Nombre resguardo y/o Municipio Resguardo constituido Ampliaciones (No. De hectáreas y solicitud Ampliación de Trámites de
cabildo (No. De hectáreas) de ampliación con fecha y radicada ante resguardos reconocimient
RESG SAN ADRES INZA 4360 HECTAREAS 750 FAM, AMPL, 2000 HEC AÑO 1994 ,SANEA 260 HEC 6000
RESG YAQUIVA INZA 16827 HECTAREAS 381 FAM, AMPL /5670 HEC AÑO 2007, SANEA,900,HE 5670
RESG GAITANA (INZA) INZA 25000 HECTAREAS 400 FAM,AMPL,5000 HEC,AÑO 1994 SANEA 260 HEC 5000 PROCE CLARIFICACI
RESG TURMINA INZA 6568 HECTAREAS 2OO FAM,A MPL, 1600,HEC AÑO,2012 SANEA, 2OOO HEC 1600 PROCE CLARIFICACI
RESG TUMBICHUC INZA 6600 HECTA 270,FAM, AMPL, 950 HEC AÑO 2004 INCODER 2160
SAN ANTONIO PEDREGAL INZA 24000 HEC 460 FAM,A MPL, 3680,HEC AÑO 2012 SANEA 12000 3680 PROCE CLARIFICA
RESG CALDERAS INZA 200 FAM,AMP1600 1600
RESG SANTA ROSA INZA 2320 HEC 1600 RESERVA 200 FAM,AMP1600, 253 SANEA 1600
Fuente: Equipo regional Plan de Salvaguarda Nasa, zona Tierradentro, 2013
172
Como lo documenta Houghton (2008), “en los pueblos indígenas del Huila, Valle, Tolima,
Boyacá, Cesar, Cauca, Arauca, Caldas, Córdoba y Putumayo, entre el 20 y el 77% de las
tierras reclamadas como propias se encuentra sin protección legal alguna. El
departamento más crítico en torno del cumplimiento de solicitudes es el Huila,
especialmente por las demandas del pueblo nasa y misak. Se trata de un proceso creado
luego de las migraciones originadas por el terremoto del Páez ocurrido el 6 de junio de
1994, que produjo el desplazamiento de cerca de 1.100 familias indígenas de
comunidades nasa (unas 8 mil personas) ubicadas en los municipios de Páez e Inzá
(Cauca), y la posterior reubicación de 15 comunidades en La Plata y La Argentina
(Huila)” (Houghton, 2008:105). Según muestra el autor, hasta finales de 2007, un 77% de
las demandas de tierra no habían sido satisfechas.
Esa situación no ha cambiado mucho hasta el momento. A tal punto que en todas las
asambleas nasa en este departamento una de las posturas más visibles y recurrentes fue
la urgencia en la necesidad de constitución, ampliación y saneamiento del territorio. A
esto se suma el hecho de la ausencia de estudios socioeconómicos (responsabilidad del
INCODER) que también refirió la gente. En la actualidad, de los 37 municipios que
existen en el departamento del Huila, nueve de ellos cuentan con la presencia de la
nación nasa. La población, que actualmente suma 7.887 personas, está organizada en 11
resguardos constituidos, 7 cabildos reconocidos y 5 comunidades que aún no cuentan con
ningún tipo de reconocimiento. La cantidad total de hectáreas de tierra con la que
cuentan en la actualidad es de 6.972,04. Sin embargo, en un cálculo aproximado de
asignación de 18 hectáreas de tierra por familia, hay una proyección territorial de
33.210 hectáreas. Una de las características principales es que dos de los resguardos, La
Gaitana y La Reforma, son de conformación poblacional nasa-misak. Otro dato
importante para destacar es la convivencia de la comunidad indígena del Pueblo Nasa
con el sector campesino en la comunidad de Lame Páez Órganos del Palmar, municipio
de Neiva (Ver Tabla 5).
Propuesta
Nombres de de
Mesa
Resguardo y/o Famili Poblaci Tierra Tenencia Necesid
No. Municipio Situación Territorio Tipo
Cabildo y as on Actual de Tierra en ad
prioriza
comunidades 18 Ha por
flia.
1 Huila Rio Negro IQUIRA 485 2050 2.477 LEGALIZACION -AMPLIACION 8.730 6.253 RESGUARDO
2 Fiw Paez LA PLATA 44 136 41,6869 CONSTITUCION 792 750 Fxiw Paez CABILDO
3 Juan Tama LA PLATA 190 776 952 AMPLIACION 3.420 2.468 Juan Tama RESGUARDO
4 la Estacion Talaga LA PLATA 94 417 407 LEGALIZACION -AMPLIACION 1.692 1.285 RESGUARDO
5 La Reforma LA PLATA 32 130 150 AMPLIACION 576 426 RESGUARDO
6 La Gaitana LA PLATA 186 786 250 SANEAMIENTO 3.348 3.098 RESGUARDO
7 Los Angeles LA PLATA 35 135 117 CONSTITUCION 630 513 Angeles CABILDO
8 Paniquita RIVERA 120 720 958 CLARIFICACION 2.160 1.202 RESGUARDO
9 Bache PALERMO 21 73 373 AMPLIACION 378 5 RESGUARDO
10 Pickwe Ikh LA ARGENTINA 83 364 392 LEGALIZACION -AMPLIACION 1.494 1.102 RESGUARDO
11 San Miguel LA PLATA 23 99 68,36 CONSTITUCION 414 346 CABILDO
12 Nueva Esperanza LA PLATA 45 225 0 ADQUISICION 810 810 Nueva EsperanzaCABILDO URBANO
13 Potrerito LA PLATA 106 456 277 LEGALIZACION -AMPLIACION 1.908 1.631 RESGUARDO
14 Llano Buco NATAGA 90 407 429 AMPLIACION 1.620 1.191 RESGUARDO
15 la Gabriela NEIVA 30 263 AMPLIACION 540 540 RESGUARDO
16 Lame Paez NEIVA 47 207 CLARIFICACION 846 846 Lame Paez CABILDO
17 La Perdiz SAN AGUSTIN 37 150 40 CONSTITUCION 666 626 CABILDO
18 Tello TELLO 20 50 0 PARTIGEROS 360 360 COMUNIDAD
19 Villa Lozada LA PLATA 5 19 0 PARTIGEROS 90 90 COMUNIDAD
20 Babaria LA PLATA 84 150 0 PARTIGEROS 1.512 1.512 COMUNIDAD
21 Puerto Valencia LA PLATA 4 15 0 PARTIGEROS 72 72 COMUNIDAD
22 JAC.la linea. LA PLATA 25 109 40 DESCONOCE 450 410 J.A.C.
23 SEK FXIW NEIVA 39 150 702 702 CABILDO URBANO
33.210 26.238
Fuente: Equipo Regional Plan de Salvaguarda Nasa, departamento del Huila, 2013
173
El incumplimiento del estado en relación con el derecho al territorio se convierte en un
factor que amenaza la pervivencia de la nación nasa. La precaria situación territorial en
la que se encuentran los nasa del departamento del Huila se convierte en una amenaza
más contundente cuando sobre dichos territorios se posaron los ojos de las
multinacionales mineras que, además, necesitan para su desarrollo potentes fuentes de
agua y energía que les permita su funcionamiento. A continuación, nos detendremos a
explorar los procesos de despojo territorial al que se ven enfrentadas diariamente las
comunidades nasa que habitan en la zona Tierradentro y en el departamento del Huila.
En contraste con algunos de los departamentos vecinos, los cultivos de uso ilícito no son
una amenaza en el departamento de Huila pues no hay registro de pequeñas ni grandes
áreas cultivadas, según los reportes del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos
Ilícitos, SIMCI (2012). En la zona Tierradentro, las comunidades nasa refieren la
presencia de pequeñas áreas cultivadas de coca en los resguardos de Cohetando,
Avirama, Togoima y Ricaurte. Sin embargo, lo que las comunidades nasa tanto de
Tierradentro como del departamento del Huila identificaron como graves y preocupantes
amenazas contra sus territorios fueron: la hidroeléctrica El Quimbo, la multinacional
minera Anglo Gold Ashanti con su filial en Colombia La Kedhada, la pavimentación de la
vía Silvia-Mosoco-Belalcázar, las empresas de telefonía celular Claro y Movistar, Smurfit
Cartón de Colombia, la construcción de la ruta Transversal El Libertador, Monsanto, la
posible construcción de la hidroeléctrica en Aranzazu, el traslape territorial con Parques
Nacionales Naturales, el conflicto actual con el Instituto Colombiano de Antropología e
Historia (ICANH) que tiene en la actualidad el control y el manejo del Parque
Arqueológico San Andrés de Pisimbalá, así como la presencia de la Organización de
Pueblos Indígenas de Colombia (OPIC), una organización paralela identificada por las
174
comunidades nasa como una estrategia del gobierno para dividir a las comunidades que
cada vez amenaza con más contundencia el principio de Unidad que ha caracterizado
históricamente al movimiento indígena del suroccidente colombiano. Así lo señaló el
equipo regional del departamento del Huila en el Informe Técnico Final del Plan de
Salvaguarda (2013):
175
consejeros a integrantes de la OPIC, figura que sólo ha sido concedida en
Colombia por Autoridades Tradicionales de los pueblos indígenas del Cauca
al CRIC (Consejería Mayor del CRIC, 2010)
Durante una de las reuniones del Equipo Nacional Plan de Salvaguarda, llevada a cabo en
la ciudad de Popayán a mediados de febrero de 2013, el equipo regional del
departamento del Huila hizo referencia a una situación que enfrentaron durante el
proceso de construcción del Plan de Salvaguarda en las asambleas locales:
Una de las reivindicaciones que apareció con más fuerza en todas las asambleas locales
fue la exigencia al gobierno colombiano del desmonte de las organizaciones paralelas
(como la OPIC) que causan desarmonía y desequilibrio en el territorio, amenazando la
unidad de la nación nasa.
Aun cuando no podemos referirnos en profundidad a todas las amenazas que señalaron
las comunidades nasa de la zona Tierradentro y del departamento del Huila, nos
detendremos sobre algunas de las que aparecieron con más frecuencia durante las
asambleas en la medida en que representan los riesgos más graves.
Otro de los problemas que más preocupa a las comunidades nasa del departamento del
Huila es la minería. Según apareció de manera reiterada en las asambleas del Plan de
Salvaguarda nasa, los territorios están siendo saqueados por las multinacionales mineras.
Y sus ojos están puestos en mayores extensiones de tierra a las que tienen en la
actualidad. De acuerdo con la Agencia Nacional de Minería del Ministerio de Minas y
Energía, a mayo del 2012 se encontraban vigentes 194 títulos mineros que correspondían
a 63.889 hectáreas. Para el mismo año, el registro de solicitudes de títulos mineros
ascendió a 238, equivalentes a 292.543 hectáreas. La explotación de material de
construcción aparece en el primer renglón con 86 títulos mineros, después la mayor
demanda la registró el mármol (38 títulos), y el oro (29 títulos). De los 194 títulos
mineros otorgados, 118 se concedieron mediante contrato de concesión, 39 a través de
licencia de explotación, 19 mediante autorización temporal y 11 en licencia de
exploración. Sin embargo, la Corporación Autónoma del Alto Magdalena (CAM) manifestó
que la preocupación principal frente a esta situación de la avanzada minera en el
departamento del Huila es que la mayoría de dichos títulos se encuentran en áreas
protegidas por la autoridad ambiental. Así, es necesario decir, como lo indica la CAM,
que 6.845 hectáreas de las zonas declaradas de importancia ambiental por dicha
corporación hacen parte del área otorgada por la Agencia Nacional de Minería a través
de 43 títulos mineros. Por ejemplo, de particular importancia es el complejo paramuno
Guanacas-Puracé-Coconucos, ubicado en los departamentos de Cauca y Huila que, al año
2010, contaba con 6 títulos mineros que sumaban un área total de 11.642 hectáreas. Lo
mismo ocurre con el complejo paramuno Nevado del Huila-Moras, en los departamentos
de Cauca, Huila y Tolima, que para el mismo año contaba con un total de 9 títulos
176
mineros que sumaban 5.619 hectáreas (Defensoría del Pueblo, 2010).
En 2008, varios municipios del departamento del Huila fueron declarados distrito
minero. Dicho distrito, denominado Teruel-Aipe, afectó, y lo sigue haciendo, algunos de
los resguardos nasa. Entre ellos, se incluyen el resguardo nasa de Bache, municipio de
Palermo, Llano Buco, municipio de Nátaga, Tama-Páez-La Gabriela, en Neiva. La
producción de materiales es sobre todo de mármol, dolomita, caliza, roca fosfórica y oro
(Observatorio Indígena de Seguimiento a Políticas Públicas y Derechos Étnicos CECOIN,
2008). Según un informe de la Defensoría del Pueblo (2010), el distrito minero Teruel-
Aipe está conformado por los municipios de Neiva, Aipe, Nátaga, Paicol, Palermo,
Santamaría, Tesalia y Teruel. Como señala el informe, “el potencial del distrito minero
está en la roca fosfórica, utilizada en la fabricación de fertilizantes así como en la
arcilla y los mármoles. Del primero de estos recursos mineros hay yacimientos en los
municipios de Tesalia y Aipe. La producción de roca fosfórica del departamento
corresponde al 47% de la nacional y por su contenido de fosfatos y su alta reactividad
agronómica es la de mejor calidad en el país” (Defensoría del Pueblo, 2010:204). El
mapa 4 muestra las Unidades de Explotación Minera del departamento en el año 2008.
177
Como muestra la Tabla 6, al año 2010, el número de solicitudes de títulos mineros
ascendió a 77, lo que significa una cifra total de 157.088,91 hectáreas solicitadas para
exploración y explotación minera en la zona Tierradentro y los municipios del
departamento del Huila donde hay presencia nasa.
Has.
Contratos y Solicitude solicitadas
Municipios concesiones Hectáreas s
6 4.034,38
Inzá
Inzá-Páez 1 55,56 8 8.369,66
La Plata-Inzá 1 25,17 5 9.957,51
La Plata-Páez 2 129,69 11 4.358,16
La Plata-Paicol-Páez-Nátaga 1 250,14 1 1.321,92
La Plata-Paico-Páez-Tesalia 1 9.925,99
La Plata-Puracé 2 2.335,75
Páez 2 540,24 24 42.963,42
Páez-Íquira 3 21.483,85
Páez-Íquira-Nátaga 2 10.196,92
Páez-Íquira-Tesalia-Nátaga 1 8.784,61 2 8.342,02
Páez-Nátaga 4 13.658,80
Páez-Silvia 1 750,97 5 7.155,02
Páez-Tesalia-Nátaga 2 11.385,51
Páez-Toribío-Planadas 1 1.600,00
Paicol-Páez 1 171,79
77 157.088,9
Total 10.708,17 1
Fuente: Ingeominas, Catastro Minero, 2010 (Adaptada de Houghton, 2011)
178
Tabla 7. Bloques de las aéreas estratégicas mineras en los municipios de la zona
Tierradentro y departamento del Huila donde hay presencia nasa, 2012
Una de las empresas mineras que más presencia tiene en la zona y a la cual se refieren
las comunidades nasa cuando reflexionan sobre las amenazas en sus territorios es la
multinacional Anglo Gold Ashanti, y su filial en Colombia, La Kedhada. Según el
Observatorio de Seguimiento a Políticas Públicas y Derechos Étnicos de CECOIN (2008),
“las autoridades indígenas del resguardo nasa de Mosoco, ubicado en el páramo de Moras
en la región de Tierradentro, Cauca, señalaron que la Anglo Gold Ashanti Mines -
Kedahda S.A. estaba directamente relacionada con la fuerte intervención militar en el
segundo semestre de 2007 en la región de Tierradentro, consistente en la presencia de
más de tres mil hombres y el establecimiento de bases militares en los sitios de Silvia y
el páramo de Moras sector de Laguna Seca, en los municipios de Silvia y Páez. Detrás del
operativo militar se constata una intervención directa a favor de la empresa en la zona
minera indígena de Pisno (18.110 hectáreas), que ha solicitado 7.030 hectáreas para la
exploración y explotación aurífera en la zona” (2008:357). Los vínculos entre la
presencia de las multinacionales y la agudización de la violencia política en dichas zonas
han sido ampliamente documentados. En esta vía, Jorge Eliécer Molano señala: “al
comparar las zonas en la cuales han sido ejecutados crímenes de lesa humanidad por
parte de grupos paramilitares con los departamentos donde existe un interés de Anglo
Gold Ashanti, casi la totalidad de los mismos son coincidentes. Las áreas donde se hacen
las solicitudes de contratos de concesión por parte de la Kedahda S.A. corresponden a
lugares en los cuales desde el año 1995 estructuras paramilitares y miembros de la
Fuerza Pública, actuando conjuntamente, han ejecutado de manera sistemática
crímenes de lesa humanidad (Molano, 2008:389).
179
En el Plan de Salvaguarda lo importante es la defensa de los territorios, no
particularicemos más, el territorio es la parte integral en la educación, en
la salud, es en el territorio donde está el conocimiento, la protección, la
prevención. Y el enfoque de la salud tiene que irse a la protección del
territorio, cómo potenciar y proteger las casa de los espíritus que hay en
los territorios. ¿Cómo comenzamos a encauzar otra vez el nasayuwe desde
el conocimiento ancestral? El territorio es vital, en el territorio está todo.
Como Plan de Salvaguarda es la protección, el fortalecimiento territorial. A
ratos es difícil entender el español porque es una lengua prestada, el
nasayuwe debe estar de primer nivel. La empresa nueva que va a entrar en
el Huila, la EMGESA y esa hidroeléctrica ya llegó a socializar en los
resguardos para ver por dónde iban a entrar los cables de tensión.
Tremendo daño que le están haciendo a la Uma Kiwe. Entonces entra la
transversal del Libertador dañando los sitios sagrados, contaminando.
Detrás de eso vienen los actores armados, todas esas cosas negativas
vienen (Conversatorio de líderes y lideresas nasa, Resguardo El Peñón,
noviembre 13 y 14 de 2012).
En relación con la amenaza referida por el joven líder, la empresa EMGESA S.A ESP,
generadora y comercializadora de energía constituida en 1997, nació como resultado del
proceso de capitalización de la Empresa de Energía de Bogotá, según lo reporta la
empresa en su historia institucional. En 2008, bajo la política gubernamental de
“confianza inversionista”, la empresa radicó ante el Ministerio del Medio Ambiente una
solicitud de licencia ambiental para adelantar el megaproyecto hidroeléctrico El
Quimbo, en el departamento del Huila. La licencia fue otorgada, a pesar de los reclamos
y luchas de la población campesina e indígena que resultaría afectada por la desviación
del río Magdalena y la inundación de un área aproximada de 8.250 hectáreas de tierras
fértiles. Fue así como nació el movimiento social y popular conocido como ASOQUIMBO
(Asociación de Afectados por el proyecto hidroeléctrico El Quimbo), que durante casi 5
años ha liderado el proceso de lucha en contra de la hidroeléctrica y en defensa del
territorio.
Dos años después, durante la primera semana de agosto de 2012, 2.500 campesinos e
indígenas, reunidos en el Movimiento por la Liberación de la Madre Tierra en el Huila, se
declararon en Asamblea Permanente durante nueve días. El 24 de agosto de 2012, la
Contraloría abrió una investigación contra el Ministerio de Ambiente por presunto
180
detrimento patrimonial e irregularidades en el trámite de la licencia ambiental, tal cual
lo había venido denunciando ASOQUIMBO. La Contralora tomó esa decisión después de
revisar la información entregada por ASOQUIMBO en la que se documentaba que en 1997
el proyecto había sido declarado inviable por parte del Ministerio de Medio Ambiente en
la medida en que se argumentaba que la zona de influencia del proyecto hacía parte de
una reserva forestal de la Amazonía y que podía ocasionar graves problemas en la
seguridad alimentaria del departamento porque las tierras más fértiles eran las que se
iban a inundar (Revista Semana, 2012).
A esto se suma lo que refirieron las comunidades nasa cuando mencionaron los impactos
que generaba sobre su vida y sus territorios el desarrollo de este proyecto
hidroeléctrico. Por ejemplo, la asamblea del resguardo de Lame, municipio de Páez,
señaló que para el montaje de las torres eléctricas y el extendido de las redes
eléctricas, EMGESA pretende tomar en arrendamiento los lotes del resguardo para poner
la Infraestructura (torres eléctricas). El temor de la gente radica en dos elementos:
dicho montaje puede llevar a la ocupación de sitios sagrados, así como a la afectación
del medio ambiente; pero además, esta estrategia viene acompañada de la
militarización del territorio para la protección de la infraestructura contra los ataques
de los grupos insurgentes que, según los comuneros y comuneras nasa, es lo que ya se
está empezando a ver en la zona de manera cada vez más intensa. Al respecto se refirió
un mayor nasa durante la asamblea que tuvo lugar en el resguardo de Calderas en el mes
de noviembre de 2012:
El mayor alertó sobre dos situaciones que cada vez preocupan más a las comunidades
nasa de la zona. En su relato, aparece de manera explícita la relación entre la fuerza
pública y la presencia de empresas multinacionales que se sirven de su protección y de
la de otros grupos armados como los paramilitares para defender sus intereses
económicos y asegurar el control sobre el territorio. El mayor también indica uno de los
mecanismos que el ejército colombiano ha adoptado en la lógica de la guerra: el uso del
nasayuwe en las emisoras del ejército, por ejemplo, una práctica con la que busca
involucrar a la población civil en el conflicto armado, violando, en primer lugar, el veto
que tienen a la participación política como lo establece el artículo 219 de la
Constitución Política de 1991.
También el joven líder que intervino durante el conversatorio de líderes y lideresas nasa
en el resguardo El Peñón se refirió a las afectaciones que está generando la Transversal
El Libertador, un corredor vial que comunica los municipios de La Plata-Valencia-Inzá-
Totoró–Popayán. El proyecto, entendido por el gobierno nacional como un corredor
complementario para la competitividad que garantizará la conexión vial en el sur del
país y la salida al pacífico, fue otorgado a un consorcio colombo-brasilero. La comunidad
nasa de los resguardos La Gaitana, San Andrés de Pisimbalá, San Antonio Pedregal y
181
Santa Rosa, los más afectados por la construcción de la carretera, manifestaron durante
las asambleas del Plan de Salvaguarda nasa que dicho corredor vial ha destruido el
medio ambiente, ha afectado los predios de las familias que viven a lado y lado de la
vía, ha destruido los sitios sagrados pues pasa por la zona de páramo que hay en el
territorio ancestral nasa, ha afectado los cultivos de las comuneras y comuneros de la
zona y además ha aumentado el nivel de militarización de la región, lo cual ha generado
un notable incremento de la violencia. No es casualidad que los nasa de esta zona
señalen que los resguardos por donde va el trazado de la carretera corresponden con los
que presentan los niveles más elevados de violencia política.
182
2.5. Meta
En el departamento del Meta se entretejen varios de los nudos que complejizan las
dinámicas del conflicto armado en la zona. Históricamente, las FARC han encontrado allí
su asiento. En estas tierras el grupo insurgente ha llevado a cabo varias de las
Conferencias Guerrilleras. La alta concentración de la tierra, la ganadería extensiva, el
auge del narcotráfico en la década del ochenta y la consolidación del paramilitarismo en
la década del noventa, la avanzada de las multinacionales petroleras, entre otras, le dan
a la región varios de los matices que han marcado su historia y su dinámica conflictiva.
La región tradicionalmente con el nivel más alto de conflicto ha sido la del Ariari, zona
en la que se consolidó una mayoría de población de filiación política liberal durante la
época de la Violencia, donde llegarían las guerrillas liberales del llano, en cabeza de
Dúmar Aljure, “El Tuerto” Giraldo y Plinio Murillo, alias “Veneno”.
Los frentes de las FARC que hacen presencia en la región que comprende el corredor del
río Ariari y el río Guayabero son el 7, 26, 27, 40, 43 y el frente Yarí. Aun cuando las
estructuras de seguridad privada se consolidaron en la región a partir de la década de los
ochenta, fue a mediados de la década del noventa, hacia 1996, cuando las AUC llegaron
a la zona a disputarle el poder a las FARC y manifestaron su dominio y desplegaron su
terror en una de las peores masacres de la historia colombiana: la masacre de
Mapiripán, en 1997. Un año más tarde, los paramilitares perpetrarían la masacre de
Puerto Alvira (Ávila, 2010).
Durante ese año, hubo dos pequeños focos de concentración de las confrontaciones: uno
de ellos, al norte del departamento, en cercanías del municipio de Villavicencio, capital
del departamento; el otro se desarrolló en el suroccidente del departamento en los
límites con el departamento del Caquetá y en el límite entre los municipios de La Uribe
y La Macarena. En esa zona, el nivel de intensidad de las confrontaciones osciló entre los
6 y 10 eventos. Al año siguiente, la dinámica de las confrontaciones en el departamento
varió en relación con el año anterior (desarrolladas en la dirección oriente-occidente)
183
pues se desarrollaron en dirección norte-sur, abarcando desde los municipios de Restrepo
y Puerto López, pasando por Granada, San Martín y Fuentedeoro, hasta llegar a los
municipios de Puerto Rico y Puerto Concordia, en los límites con el departamento del
Guaviare. Durante este año, este corredor de confrontaciones que unió a los municipios
mencionados, se mantuvo en un nivel bajo, entre 1 y 5 eventos. Sin embargo, hubo dos
focos de confrontación con un nivel más alto (entre 6 y 10 eventos) en cercanías de los
municipios de Villavicencio, el primero de ellos, y de Granada, Fuentedeoro y San Juan
de Arama, el otro. En el año 2000 la dinámica de las confrontaciones no reportó mayores
variaciones en relación con el año anterior.
184
principios de ese año y de la puesta en marcha de la política de seguridad democrática
del primer período presidencial de Uribe Vélez. Las confrontaciones se extendieron a un
nivel, también alto, hacia los otros municipios del departamento: Granada,
Fuentedeoro, El Castillo, Puerto López, Puerto Gaitán, entre otros. Su proyección
alcanzó a conformar un corredor de confrontaciones que llegaron hasta el medio y bajo
Putumayo, en el sur, hacia el occidente, en el departamento del Huila, en cercanías del
municipio de Algeciras y hacia el oriente en el municipio del Guaviare, hasta alcanzar en
su expansión los municipios de Mapiripán y Puerto Gaitán (Ver Mapa 2).
Después del fin de la zona de distensión, el gobierno de Álvaro Uribe puso en marcha las
operaciones “Libertad” y “JM”, lo cual obligó a las FARC a replantear su estrategia de
dominio territorial, replegándose hacia La Macarena, Vistahermosa y La Uribe.
Paralelamente, en la disputa por el dominio territorial y aprovechando los lugares que
las FARC había dejado “libres”, el bloque Centauros de las autodefensas, comprado por
Arroyave a los hermanos Castaño en 2001, inició su arremetida hacia los cascos urbanos
de San Juan de Arama y Vistahermosa. En esa época, las tensiones entre los diferentes
grupos de autodefensas que se habían asentado y consolidado en la zona, principalmente
entre Miguel Arroyave y Martín Llanos, se hicieron más fuertes (Observatorio de Derechos
Humanos y DIH de la Vicepresidencia de la República, 2002).
Como muestra el Mapa 3, en el año 2003, el corredor de la zona de distensión, que para
el período anterior presentó su nivel más alto de confrontación, se expandió en este
período hacia otros municipios manteniendo el nivel más alto de intensidad. En ese año,
las autodefensas se consolidaron en los municipios de San Martín, Granada, San Juan de
Arama y Fuentedeoro.
185
Mapa 3. Confrontaciones armadas en el departamento del Meta, 2003
Durante el año 2005, los municipios de Vistahermosa, Puerto Rico y una parte de Puerto
Lleras, presentaron los más altos niveles de confrontaciones armadas: entre 21 y 50
eventos. Sin embargo, este foco se expandió hacia casi todo el departamento
registrando un nivel alto de confrontación en la mayoría de municipios, exceptuando al
norte del departamento que presentó el nivel de confrontaciones más bajas. En ese año,
el gobierno de Uribe puse en marcha la operación “Emperador” por parte de unidades
adscritas a la Cuarta División del ejército nacional. Su objetivo era golpear las finanzas
de los frentes 27 y 43 de las FARC mediante la aspersión de cultivos ilícitos, la
destrucción de laboratorios, entre otras (Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la
Vicepresidencia de la República, 2008). El año 2005 también fue el año de la
desmovilización del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas al mando de alias
“Macaco”, que también tuvo una fuerte presencia en la región. Al año siguiente se
desmovilizaría el grupo comandado por alias “Cuchillo” (Ávila, 2008).
186
Vistahermosa, San Juan de Arama y Puerto Lleras que reportaron los niveles más altos
(entre 51 y más eventos). Sin embargo, las confrontaciones se proyectaron en un nivel
de intensidad más bajo (entre 21 y 50 eventos) hacia los municipios de Mesetas, La
Uribe, La Macarena, Puerto Rico y Puerto Concordia, alcanzando a sobrepasar las
fronteras con el departamento del Guaviare, en cercanías del municipio de San José del
Guaviare y hacia el municipio de San Vicente del Caguán, El Doncello y el Paujil, en el
departamento del Caquetá. Fue precisamente en este año cuando se registró la mayor
cifra de eventos (accidentes e incidentes) por MAP/MUSE en el departamento, que
ascendió a 85. Los municipios más afectados fueron La Macarena, Puerto Lleras,
Vistahermosa, Puerto Rico y La Uribe (PAICMA, 2013). En este último municipio hay
presencia de población nasa.
Fue precisamente en enero de 2006 cuando el entonces presidente Uribe puso en marcha
la “Operación Colombia Verde”, una estrategia de erradicación manual y forzada sin
precedentes que concentró a aproximadamente 930 campesinos de diferentes regiones
del país en la región de La Macarena. Sin embargo, “durante los primeros días las FARC
atacaron a los policías, usando francotiradores. Dos semanas después de iniciada la
operación murieron ocho policías y otros tantos quedaron heridos, por un ataque con
morteros. Luego, las Farc convirtieron a los erradicadores civiles en su blanco.
Disminuyeron los ataques directos a la fuerza pública y optaron por poner minas en los
sembrados de coca. Los primeros erradicadores que murieron generaron una diáspora en
el grupo de campesinos. Poco después de iniciada la operación, apenas quedaban 300
erradicadores. Y la policía tuvo que incrementar en mil hombres más su presencia en la
zona” (Revista Semana, agosto de 2006).
187
El año 2007 reportó una dinámica similar al año anterior en las confrontaciones armadas.
El radio de acción de dichas confrontaciones disminuyó notablemente en 2008, aunque
el nivel más agudo se mantuvo en cercanías de los municipios de La Uribe, Mesetas,
Vistahermosa y La Macarena. En 2009, por el contrario, la dinámica de las
confrontaciones se desplazó hacia el sur del departamento, en jurisdicción del municipio
de La Uribe, donde se concentró el mayor nivel de confrontaciones y acciones bélicas
que ascendieron a un rango entre 21 y 50 eventos.
Durante el período comprendido entre 2010 y 2011, los resguardos nasa del
departamento del Meta, ubicados en jurisdicción de los municipios de Mesetas y La
Uribe, estuvieron en medio de la dinámica de las confrontaciones armadas. Como lo
representa el símbolo de la estrella morada, en sus territorios se presentaron accidentes
por MAP/MUSE en lo que sería la proyección de una barrera de protección que se
extendió desde el límite con los departamentos de Caquetá y Huila, en cercanías de los
municipios de Algeciras, Colombia y San Vicente del Caguán, como muestra el Mapa 5. El
casco urbano del municipio de La Uribe presentó uno de los niveles más altos de
confrontación armada.
En la actualidad, la presencia de los actores armados se mantiene. Los nasa que viven en
la zona se refirieron a ella durante las asambleas de construcción del Plan de
Salvaguarda. Al respecto un mayor señaló:
188
A veces nos damos cuenta que el ejército está en el resguardo es porque
ya van de salida o el helicóptero llega a dejarles alimentación, por
comentarios de la gente o algunas veces se encuentran los campamentos.
Cuando el ejército está en la parte alta de la montaña, duran varios días,
de lo contrario su salida es rápida. Los grupos armados que generalmente
hacen presencia en el resguardo son el ejército y la guerrilla de las Farc.
Generalmente los grupos armados se ubican en la montaña, algunas veces
lo hacen cerca de las viviendas o en ellas donde se les ha pedido que se
retiren para evitar una confrontación armada y nosotros como población
civil no quedar involucrados (Asamblea Candilejas, La Uribe, diciembre 15
y 16 de 2012).
En el período comprendido entre 1995 y 2012, los nasa del departamento del Meta
tuvieron un nivel relativamente bajo de victimización. La cifra de violaciones a los
derechos humanos y al DIH ascendió a 24, lo que dejó un saldo total de 50 víctimas. Del
total de violaciones e infracciones, 15 de ellas (62.5%) tuvieron lugar en el municipio de
Mesetas, dejando un saldo de 37 víctimas, mientras que en el municipio de La Uribe
ocurrieron 9 (37.5%) violaciones e infracciones que dejaron un saldo de 13 víctimas.
También en el año 2004 el señor Moisés Corpus de 50 años de edad fue ultimado por los
paramilitares cuando se desplazaba del municipio de Mesetas hacia Villavicencio. Se hizo
la respectiva denuncia ante la Fiscalía pero hasta el momento no se han entregado
resultados a la familia, no hay condenas. Otro hecho ocurrió en 2004. El joven Rodrigo
189
Corpus, de aproximadamente 16 años de edad, fue asesinado por las FARC. En el año
2006, el señor Jamilton Rivera Corpus, de 29 años de edad, fue asesinado por el ejército
y presentado como guerrillero en uno de los denominados “falsos positivos”, hecho
repudiable puesto que nunca hizo parte de este grupo armado. Se hizo la denuncia ante
la Fiscalía pero a la fecha de hoy no hay resultados concretos. También en ese año, el
señor Jaime Velásquez Vásquez de 45 años de edad fue asesinado por el ejército.
La comunidad nasa de Los Planes manifestó durante la asamblea del Plan de Salvaguarda
los hechos de asesinatos políticos que han vivido. Se refirieron en primer lugar al caso
del señor Gerardo Becoche Chandillo, asesinado en 1998. Señalaron que había sido un
gran líder de la comunidad como gobernador y posteriormente como concejal. Sobre los
hechos comentaron que cuando se desplazaba desde el casco urbano hacia el resguardo
fue asesinado presuntamente por la guerrilla de las FARC con varios impactos de arma de
fuego. Antes de que lo asesinaran, ya se habían escuchado algunos rumores. La familia le
manifestó que era mejor que se fuera de la región pero él respondió que nada malo
había hecho, que sólo eran comentarios malintencionados y continuó trabajando por su
comunidad puesto que su anhelo era fortalecer los procesos de desarrollo consolidando
un resguardo donde los niños, jóvenes, adultos y mayores pudieran tener un solo
proyecto étnico y cultural. También el 16 de octubre del año 2011, dentro del resguardo,
cuando se desplazaba de la finca del suegro hacia la finca de su propiedad, fue
asesinado el joven Asael Güetio Osnas a manos del ejército. En ese momento, el ejército
argumentó que había sido una equivocación. La viuda se encuentra en otro municipio en
el mismo departamento, a donde fue forzada a desplazarse por las circunstancias. El
padre del joven entabló las acciones pertinentes para la reparación, instauró las
respectivas denuncias ante los organismos de derechos humanos pero hasta el momento
se desconoce cómo avanzan los procesos puesto que los padres viven en el Cauca
(Asamblea Los Planes, La Uribe, diciembre 10 y 11 de 2012).
La comunidad del resguardo Ondas del Cafre habló sobre las amenazas y señalamientos
de las que han sido objeto. Resaltó la amenaza por parte del ejército al señor Alejandro
Baicue hacia el año 2008, acusándolo de colaborador de la guerrilla. La comunidad
también recordó las amenazas que le hicieron los paramilitares a los señores Tiberio
Musicué, Germán Ul y Dídimo Iter Campo en 2004. Ellos y sus familias, que en total
190
sumaban aproximadamente 15 personas, fueron señalados de tener vínculos con la
guerrilla por el simple hecho de vivir en el resguardo. A raíz de estas amenazas y
señalamientos, dichas familias actualmente se encuentran en el departamento del Cauca
(Asamblea Ondas del Cafre, Mesetas, noviembre 29 y 30 de 2012).
Los reclutamientos, por su parte, produjeron 8 víctimas. La gente señaló en relación con
esto el riesgo que corren, sobre todo los jóvenes, cuando son involucrados en las redes
de informantes mediante engaños. En respuesta, luego llega la guerrilla y los acusa de
ser “sapos” y procede a asesinarlos. En el caso de las detenciones arbitrarias es
necesario decir que sumaron 2 víctimas en total. Y la violencia sexual/tortura sólo
registró un evento y una víctima. Como en los otros departamentos, el nivel de
subregistro en estos casos de violencia sexual es muy alto.
191
Gráfica 3. Total de víctimas por cabildos, 1995 - 2012
La Gráfica 4 muestra que del total de las violaciones contra los nasa en el departamento
del Meta, que ascendió a 24, 13 (54.2%) de ellas fueron cometidas por la fuerza pública y
la policía, mientras que los grupos insurgentes fueron responsables de 7 (29.2%)
violaciones a los derechos humanos y al DIH, los paramilitares tuvieron responsabilidad
sobre 3 (12.5%) violaciones y a otros grupos violentos les correspondió una violación
(4.1%). En relación con el número de víctimas, la mayoría de ellas fueron
responsabilidad del ejército y la policía que registraron un total de 35 víctimas, mientras
que a los grupos insurgentes les correspondió una cifra de 11 víctimas, a los
paramilitares 3 víctimas y a otros grupos violentos 1 víctima.
192
Casos de desplazamiento
Durante la asamblea para la construcción del Plan de Salvaguarda nasa que tuvo lugar en
la parcialidad nasa de Candilejas, municipio de La Uribe, departamento del Meta, la
comunidad manifestó que durante la denominada “zona de despeje” se presentaron
muchas dificultades con la guerrilla puesto que era el único grupo armado que quedaba
en todo el municipio al igual que en los municipios aledaños. Muchas personas y familias
debieron abandonar el territorio porque no estaban de acuerdo con la nueva ley que se
estaba implementando y sobre la que no tenían opción de escoger. Frente a esto,
decidieron salir hacia otros lugares para preservar sus vidas y la de sus familias. Otras
familias debieron desplazarse hacia otros lugares en busca de nuevas formas de vida,
para brindarles educación a sus hijos y realizar nuevas prácticas agropecuarias porque no
los dejaban ampliar las áreas de trabajo en las fincas. Cuando se acabó la zona de
distención se recrudeció el conflicto “puesto que el ejército, la policía y los
paramilitares nos señalaban diciendo que todos pertenecíamos o éramos colaboradores
de la guerrilla, ocasionando que muchas personas abandonaran sus tierras y hasta sus
familias por temor a ser asesinados” (Asamblea Candilejas, La Uribe, diciembre 15 y 16
de 2012).
193
Los primeros registros sobre eventos de desplazamiento se remontan al año 1998,
cuando 50 personas se vieron forzadas a desplazarse del cabildo Ondas del Cafre,
municipio de Mesetas. Este desplazamiento se convirtió en el que mayor número de
víctimas reportó durante el período bajo estudio. Los años 2004 y 2005 también
reportaron un alto número de víctimas. En el año 2004, un grupo de 15 personas se
desplazó desde el cabildo Ondas del Cafre. En 2005, nuevamente el cabildo de Ondas del
Cafre sufrió un evento de desplazamiento en el que 15 personas resultaron víctimas. Ese
año, otras 5 personas se vieron forzadas a desplazarse desde el cabildo Los Planes en el
municipio de La Uribe, Meta. En el año 2006 el cabildo de Candilejas reportó 10 víctimas
de desplazamiento forzado. Dos años después, en 2008, se reportó una víctima de
desplazamiento forzado del cabildo Ondas del Cafre.
En relación con la autoría de los eventos de desplazamiento forzado, podemos decir que
la mayoría de ellas recayó en cabeza de la fuerza pública y la policía, quienes fueron
responsables de 4 eventos de desplazamiento forzado que dejaron un saldo de 76
víctimas. Los grupos insurgentes fueron responsables de un (1) evento de
desplazamiento forzado que dejó un saldo de 15 víctimas. La responsabilidad sobre el
evento de desplazamiento restante correspondió a otros actores violentos y dejó un
saldo de 5 víctimas.
194
Gráfica 8. Total de eventos de desplazamiento forzado y víctimas por autores
Las comunidades nasa del departamento del Meta identificaron varias amenazas que se
ciernen sobre sus territorios. Entre ellas, las más importantes son: la presencia de
empresas para la exploración y explotación petrolera, la Transversal La Macarena que
busca comunicar el departamento del Meta con el del Huila, la instalación de bases
militares y la construcción de un acueducto desde Riachón hasta La Julia. Los nasa de
todas las comunidades del Meta no referenciaron los cultivos de uso ilícito como
amenazas en sus territorios, pues no tienen cultivos extensivos de éstos. Las únicas
matas de coca que existen en algunas comunidades son de uso medicinal. Frente a lo
último, la asamblea de Ondas del Cafre manifestó:
Las personas que tienen coca, tienen en promedio 30 o 40 matas las cuales
son utilizadas para remedios o rituales indígenas, además son pocas las
personas que tienen estas matas. No implementamos esta práctica
económica porque crea conflictos entre las familias de la comunidad,
acaba el medio ambiente, esteriliza el suelo por la aplicación de tantos
químicos, causa erosión, puede presentarse consumo de estos
estupefacientes y nuestros jóvenes terminarían ahí. También eso atrae
más el ingreso de grupos armados (Asamblea Ondas del Cafre, Mesetas,
noviembre 29 y 30 de 2012).
195
denominado petróleo”. Según contaron, “las empresas han hecho muchas promesas para
ayudar a nuestra comunidad pero hasta el momento no se han visto los resultados”. Al
reflexionar sobre las consecuencias de la presencia de empresas petroleras en el
territorio, la comunidad nasa de Candilejas señaló:
196
La gente, sin embargo, se refirió a las consecuencias nefastas que han traído las
acciones cívico-militares promovidas por el gobierno colombiano a través del Plan de
Consolidación Territorial.
Durante la asamblea que tuvo lugar en el cabildo Los Planes, municipio de La Uribe, la
comunidad también identificó la petrolera como una de las principales amenazas.
Manifestó que cerca de este resguardo es donde se ejecutará el proyecto de exploración
y explotación petrolera. Plantearon que las comunidades indígenas debían unir sus
criterios para no permitir que estas empresas continúen fomentando el debilitamiento
de las comunidades indígenas. En esta vía de identificar las amenazas territoriales,
también se refirieron a la asidua presencia del ejército nacional en sus territorios y las
consecuencias que ésta genera. Al respecto señalaron:
Siempre hemos sufrido por culpa del conflicto armado, porque no sabemos
cómo actuar frente a estos casos o grupos armados, la comunidad y los
líderes necesitamos capacitación sobre derechos humanos, legislación
indígena, manejo y control del territorio, educación basada en nuestra
cultura nasa. Aunque nuestro territorio está determinado como
parcialidad, nuestros líderes buscan afanosamente que este territorio sea
designado como resguardo, pues así podremos conservar nuestras
costumbres, usos, autonomía indígena, identidad cultural, rituales,
proteger los lugares sagrados que ya han sido marcados. Todas estas
debilidades y otras más que van surgiendo en desarrollo de convertirnos en
resguardo las queremos convertir en ejes de trabajo para el
fortalecimiento de nuestra comunidad. Nuestro mayor anhelo es que nos
proclamamos como resguardo aunque aún no lo seamos, porque nos
sentimos orgullosos de ser nasas.
197
líderes por lograr que les sea constituido el resguardo, cada vez parecen más lejanos.
Por lo menos así lo dejan ver las expectativas que hay por parte de las empresas
petroleras sobre estos territorios y a las que se refirieron de manera recurrente las
comunidades nasa del Meta.
En la actualidad, las comunidades nasa del departamento del Meta suman en total 7,
están ubicadas en los municipios de Mesetas, Uribe y La Macarena. Tres de ellas tienen
el resguardo constituido, para un total de 8.433 hectáreas. Otra de las comunidades,
Candilejas, está legalizada ante el Ministerio del Interior como una parcialidad y cuenta
con 2.300 hectáreas. A la fecha, tiene un proceso de constitución pendiente que, como
señalamos antes, seguramente seguirá dilatándose en favor de la entrada de la empresa
petrolera que puso sus ojos sobre dicho territorio. Las otras tres comunidades se
constituyeron en cabildos y tienen una oferta de tierras que asciende a las 1.700
hectáreas. A continuación relacionamos la situación de tierras en la que se encuentra
actualmente la población nasa del departamento del Meta:
198
Tabla 1. Situación de tierras de los nasa en el departamento del Meta
Fuente: Equipo Regional Plan de Salvaguarda Nasa, departamento del Meta, 2013
199
2.6. Cabildo Nasa Santiago de Cali
Granados (2010), siguiendo los estudios de Fredrik Barth y otros teóricos y teóricas de la
identidad, plantea que la definición tradicional de la identidad indígena anclada a un
determinado territorio, manteniendo y reproduciendo determinados “usos y
costumbres”, entra en tensión con la migración de los y las indígenas hacia la ciudad;
más aún cuando éstos permanecen en ella y las siguientes generaciones nacen y viven en
la misma.
200
Al calor de la lucha por la tierra en la década del setenta, la presencia indígena se hizo
sentir y se hizo temer ante la élite terrateniente que se sintió amenazada por las justas
reivindicaciones de quienes volvieron a reclamar lo que por décadas les habían quitado.
El legítimo reclamo cobró muchas vidas. Años más tarde, los pueblos indígenas de
América Latina iniciaron un proceso de fuerte movilización y lucha por la reivindicación
de sus derechos y el reconocimiento de su ciudadanía étnica, que se tradujo en cambios
profundos en la legislación que hasta el momento regulaba su relación con los estados
nacionales. El derecho al territorio y el ejercicio de la autonomía se convirtieron en la
bandera de la reivindicación política de los pueblos indígenas en el nuevo escenario
pluriétnico y multicultural. En este contexto, las mujeres y hombres migrantes volvieron
a recorrer sus pasos, su historia, su memoria; siguieron tejiendo los hilos de las redes
que habían permanecido escondidas y silenciosas y que ahora salían a la luz para posarse
ante las mismas miradas que años antes les habían obligado a callar para no importunar
con su presencia.
201
para lograr la constitución recibió el aval porque lo solicitamos de la
Asociación de Cabildos Nasa Cxacxa (Tierradentro) y solicitamos también el
aval de la ACIN. Luego, en 2008 se registró en el marco del CRIC porque lo
que hemos discutido es que cuando haya una dificultad, cuáles serían los
mecanismos de control. Esta dinámica ha fortalecido el tema de
educación, salud. En educación el CRIC ha hecho el apoyo y
acompañamiento a este proceso. En este momento se está firmando un
proceso con la UAIIN. Este aval o esta institucionalidad que permite la
vigilancia y el fortalecimiento político y jurídico es el que trasciende a
nivel nacional en el tema de ciudades. Cali jalonó en 2009 una reunión con
los cabildos urbanos. Hemos tenido dos encuentros para discutir sobre el
tema de cabildos urbanos. En Medellín la decisión política fue que no se
llamaran cabildos urbanos sino que deben retomar el nombre territorial del
municipio. Bogotá nos convocó para mostrar el avance en la política
pública en ese municipio, el aporte no fue mucho pero quedamos de hacer
un encuentro en Popayán o en Cali. Tenemos una política pública indígena,
una escuela integral indígena, un sistema de salud propio, estamos
pensando en territorio (Seminario-Taller Equipo Nacional Plan de
Salvaguarda Nasa, Bodega Alta, Caloto, Marzo 25-29 de 2013).
Organizarse y fortalecer la identidad aparecen como los dos preceptos que le dieron vida
al cabildo nasa en la ciudad de Cali. La experiencia de la migración y los desafíos de un
nuevo contexto juntaron a los nasa alrededor de una figura que conocían, que hacía
parte de su historia: el cabildo. Iniciaron desde ahí la lucha por el reconocimiento ante
el estado, encontrando a su paso lo que el alcalde definió como un problema: su
presencia en la ciudad, que podía desbordarse y profundizarse en la medida en que más
indígenas de otros pueblos también decidieran organizarse como cabildo. Llegaron a un
acuerdo: sólo podía existir un cabildo por cada uno de los pueblos. Hasta el momento,
existen 6 cabildos en total.
Como sugiere el relato de quien algunos años antes fue gobernadora del cabildo nasa
Santiago de Cali, para organizarse contaron con el aval de una de las asociaciones
indígenas de Tierradentro, lugar de donde provienen muchas de las personas que
actualmente se encuentran en Cali, así como de la Asociación de Cabildos indígenas del
Norte del Cauca (ACIN) y, posteriormente, del Consejo Regional Indígena del Cauca
(CRIC). Esto, según señala, les ha permitido desarrollar una escuela indígena integral, un
sistema de salud propio, un sistema de justicia propia, entre otros.
202
entre porcentajes que van del 10 al 30%. También se debe resaltar que en la historia más
reciente del país la violencia y el desplazamiento forzado es otra causa de movilidad
espacial para todos los cabildos, exceptuando el Quichua. Ello se evidencia en los
hogares de los cabildos Kofán, Misak, Nasa e Inga con valores respectivos del 42.1%,
20.0%, 17.8% y 10,4%. Una cuarta causa de migración hacia la ciudad de Cali tiene que
ver con las oportunidades educativas que brinda la ciudad al contar con los centros
educativos de nivel superior de alta calidad en la región, lo que ha sido muy importante
especialmente para los comuneros de los cabildos Guambiano o Misak y Kofán” (Motta,
2010:6) (Ver Tabla 1 para el caso nasa).
Según Motta y Posso (2007), el censo realizado para el estudio etnológico señala que el
motivo de llegada a la ciudad, visto en porcentajes, es: el trabajo (61,7%), la violencia o
desplazamiento forzado (17,8%), las razones familiares (11,6%), el estudio (5%), ninguna
de las anteriores (2%), los motivos de salud (1,7%) y no sabe/no responde (0,3%). Otro
dato importante muestra que el 9,6% de los hogares Nasa (32 hogares) ha residido
siempre en la ciudad de Cali, además de que las nuevas generaciones han nacido en Cali
y participaron activamente en las encuestas. El estudio también indica que los lugares
de nacimiento de los miembros del cabildo Nasa corresponden a un 48,3% en el Valle del
Cauca, el 43,6% en el departamento del Cauca y el 8,1% en otros departamentos.
Además, el estudio muestra que el 43,5% de las personas de este cabildo (643 personas)
nació en Cali, lo cual indica la presencia de segundas y terceras generaciones de esta
migración en la ciudad y por lo tanto se trata de una población establecida y no de paso
(Mota y Posso, 2007).
El estudio también identificó los distintos momentos en los que los nasa intentaron
203
reencontrarse y tejer un proceso organizativo en la ciudad: a principios de la década del
noventa hubo un primer momento, aunque quienes lo lideraron en aquella época no se
encuentran en la ciudad y no hay muchos recuerdos al respecto por parte de quienes en
la actualidad lideran el proceso. Otro momento fue en 1994, año en el que ocurrió la
avalancha del río Páez, en Tierradentro, y miles de nasa se vieron forzados a migrar por
el desastre natural. Sus redes familiares y de compadrazgo los llevaron hacia la ciudad
de Cali. Sin embargo, en ese momento no se consolidó el proceso organizativo como se
le conoce en la actualidad. Pocos años después, en 1998, un grupo de académicas y
académicos de diferentes áreas, entre los que se encontraban Herinaldy Gómez y quien
sería la gobernadora del cabildo en dos oportunidades, Catalina Achipiz, se reunieron
con la intención de recopilar alguna información sobre la presencia nasa en las ciudades.
Pero fue en 2003 cuando la comunidad nasa de Cali logró el reconocimiento como
cabildo ante el municipio. La recuperación de saberes propios, el encuentro con otros
nasa provenientes de diferentes lugares, así como la reivindicación y el ejercicio de la
autonomía territorial y jurídica en el marco de la lucha ancestral por el territorio, han
caracterizado la dinámica de este proceso organizativo (Motta y Posso, 2007; Motta,
2010).
Como señala el estudio etnológico (Motta y Posso, 2007), “el pueblo Nasa, al igual que
los otros pueblos, también ha definido unos criterios para que las personas indígenas de
la ciudad puedan integrarse al cabildo; este proceso ha sido mucho más engorroso que
en los otros pueblos por el extenso número de nasas que se encuentran en Cali y que
están ubicados en sectores diversos, y por el hecho de que muchas personas de la
población Nasa han nacido en Cali, no conocen el cabildo, no han logrado unirse a él o
bien no se encuentran informados. En el trabajo de campo para la obtención de los
datos etnográficos y en el operativo censal de esta investigación, se conoció un gran
número de familias que se reconocen como nasas pero que no integran el cabildo, otras
que debido a sus escasos recursos han querido acercarse pero no han podido, y otras que
no sabían de la presencia de este en la ciudad” (Motta y Posso, 2007:53).
Más adelante, el estudio señala que “en este proceso de recuperación y fortalecimiento
el cabildo tiene algunas proyecciones a futuro que se articulan alrededor de: 1) el eje de
vivienda y trabajo, articulados al proyecto de política indígena de la ciudad; 2)
fortalecimiento de la visibilización de los cabildos en la ciudad; 3) la reivindicación de
derechos y el reconocimiento por parte de las instituciones departamentales y
municipales de la presencia indígena urbana a nivel político. Estos frentes son de
carácter colectivo y político pues se plasman a nivel de todos los cabildos, pero
gestionados desde los Nasa.
204
Durante la asamblea de construcción del Plan de Salvaguarda, la gente habló sobre los
motivos que los llevaron a desplazarse. Entre ellos, y en primer lugar, apareció la
“estrechez territorial”, la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades, la falta de
resultados relacionados con los recursos de transferencia, la dificultad que tienen los
jóvenes para acceder a la educación, la vulneración de los derechos que se ve agudizada
en el caso de las mujeres, la persecución que sufren los jóvenes por parte de los
diferentes grupos armados que insisten en reclutarlos forzosamente, la persecución y las
estrategias de enamoramiento de la que son víctimas las jóvenes nasa por parte de
diferentes miembros de los grupos armados, el acceso carnal violento del que son objeto
las mujeres por parte de los actores armados, entre otros. Uno de los sueños, que teje
los pensamientos y las luchas de quienes viven actualmente en la ciudad de Cali es el
derecho al territorio. Al pensar sobre el lugar en el que quieren vivir, varias personas
durante las asambleas opinaron que no querían que el territorio fuera dentro de la
ciudad porque hay bandas criminales, pandillas, barreras invisibles en las comunas,
narcotráfico, grupos armados, sicariato, prostitución, entre otros. La mayoría de
personas, provenientes de los departamentos de Cauca, Tolima y Nariño, llegaron a la
ciudad en busca de una mejor oportunidad de vida, de la posibilidad de trabajar, de
garantizar a los hijos e hijas una mejor calidad en la educación y de una vida libre de la
violencia del conflicto armado. Sin embargo, la mayoría de las personas manifestó que
sus sueños no se han cumplido porque con dificultad sus hijos logran estudiar, porque no
tienen dónde trabajar, porque la precariedad económica de la mayoría de la población
desplazada en la ciudad de Cali, que son mujeres, es altísima, entre otros.
Durante una de las reuniones del Equipo del Plan de Salvaguarda nasa, un hombre,
miembro del cabildo de Santiago de Cali, manifestó:
205
más difícil de materializar y además se enfrenta a que los derechos estipulados en la
constitución política y leyes específicas para los pueblos indígenas, dependen en gran
medida del reconocimiento a la tenencia y propiedad colectiva de la tierra (Granados,
2010).
Como señala Granados (2010), esta situación de presencia indígena en la ciudad suscita
distintas discusiones y opiniones en las organizaciones, autoridades tradicionales y
miembros de las comunidades indígenas, así como en las instituciones presentes en las
grandes urbes, donde los y las indígenas empiezan a interactuar en diferentes niveles y
condiciones. Por ejemplo, para algunos líderes significa una posibilidad de “expansión
territorial” en términos de volver a la ciudad que antes de la colonización era indígena,
es la posibilidad de volver a ocupar el territorio ancestral (como de manera recurrente
señalan los miembros del cabildo de Santiago de Cali cuando se refieren al significado
del vocablo indígena Calli, que traduce “tejido sin agujas”), mientras que para otros es
una forma de dejar de ser indígenas, dados los procesos de pérdida de tradiciones y
prácticas culturales que se aceleran en la ciudad. Para las instituciones se tornan en
sujetos de intervención de la política pública; en otros casos son “indeseables” que
debían retornar a sus comunidades porque no se ajustan a las dinámicas de la vida
urbana. Todas estas afirmaciones problematizan la presencia de indígenas en la ciudad
en el marco de un estado que reconoce el carácter pluricultural de su población y que
en términos legales reconoce una serie de derechos a los grupos étnicos en un contexto
de economía neoliberal y desigualdad económica y social que contradice sus propias
políticas frente a la diferencia cultural (Fraser 1997; Briones 2005).
En esta vía, fueron enfáticas y enfáticos al afirmar que el Plan de Salvaguarda es para
garantizar que haya esas tierras para que vuelvan los que quieren volver. Señalaron que
debe haber un restablecimiento de los derechos tanto en el caso de retorno como en el
de reubicación. Y agregaron que el Plan también debe asegurar la garantía de los
derechos a las personas que quieren quedarse en la ciudad en el marco del proceso
organizativo que vienen desarrollando en el cabildo.
Durante una de las asambleas de construcción del Plan de Salvaguarda que se realizó en
el Centro Cultural Santiago de Cali (noviembre 18 de 2012), una mujer nasa señaló de
manera muy enfática: “Somos muchos los que estamos por fuera (…) además he
aprendido que la Sentencia y el Auto hablan del desplazamiento y nosotros somos
desplazados”. En esta vía, una de las exigencias que hicieron quienes asistieron a las
asambleas fue la urgencia de un proceso de visibilización de la problemática que
enfrentan los nasa que están en la ciudad, pues señalan que están sufriendo una doble
discriminación: por una lado, por parte de la mayoría de quienes viven en los “territorios
de origen” quienes expresan que por haberse ido de ahí perdieron sus derechos; y por
otro, por la ciudad en la que viven por el mismo hecho de ser indígenas, donde por lo
general “nos niegan también nuestros derechos”. En esa oportunidad, la comunidad
preguntó al unísono: “entonces ¿qué hacemos? Si salimos del territorio fue por
necesidad, no por gusto o porque quisiéramos” (Asamblea Cabildo Nasa Santiago de Cali,
Centro Cultural Santiago de Cali, noviembre 18 de 2012).
A esta doble discriminación se suma la que tiene que vivir la mayoría de población nasa
que vive en las ciudades: las mujeres. Tal como lo muestra el estudio etnológico (2007)
al que hemos hecho referencia, “el Cabildo Nasa tiene una alta población de mujeres
que trabajan como empleadas del servicio en condiciones laborales y de vida bastante
206
desfavorables, muchas de ellas, jóvenes en su mayoría, se internan en una casa de
familia, permanecen encerradas en habitaciones mínimas y confinadas a sus espacios
laborales la mayor parte de su estancia en la ciudad, recibiendo un salario inferior al
mínimo y, en la mayoría de casos, sin estar afiliadas a la seguridad social. Los bajos
niveles educativos y la discriminación de la que son objeto en la ciudad no permiten
acceder a otro tipo de ofertas laborales” (Motta y Posso, 2007).
207
PARTE 3: El Plan de Salvaguarda
3.1. Fundamentos
Los fundamentos del Plan de Salvaguarda conjugan el enfoque diferencial étnico de las
estrategias del plan y los principios de interpretación de las medidas de salvaguarda que
se adoptan; en consecuencia son la base para dirimir posibles contradicciones entre las
medidas del Plan y la acción estatal ordinaria.
“¿Qué es lo distinto de los nasa, para que la reparación sea distinta?” Así preguntaba uno
de los mayores de la comunidad cuando se construían los fundamentos del Plan de
Salvaguarda. La pregunta se devolvió a varias comunidades, para que la palabra
“enfoque diferencial” no fuera una de esas palabras que sirven para todo, y que al final
no dicen nada.
Para los nasa se trata de una violencia ejercida contra comunidades que tienen una
concepción y una práctica colectivas intensamente orgánicas; lo que implica una
diseminación del daño y el dolor de forma más veloz e intensa, y una implicación más
profunda de la victimización individual sobre el cuerpo de las comunidades. Se trata de
una violencia ejercida contra un proceso de construcción de autonomía política y
territorial muy fuertemente arraigado; ha sido una violencia ejercida como respuesta a
lo que los actores armados consideran desafíos a sus poderes de facto; es una violencia
territorial y que daña los procesos organizativos.
Por otra parte se trata de una violencia contra los sistemas culturales, es decir, contra el
conjunto de las representaciones, símbolos, referentes mítico-históricos que constituyen
la especificidad cultural y étnica de la Nación Nasa. Han sido profundamente agredidos:
a) la conexión ritual y mítica entre el mundo espiritual y material, alterada por la
208
muerte de los kiwe the', quienes cumplen la función de enlace (los que llevan el
mensaje del mundo físico al mundo espiritual, los thu'tenas o comunicadores) y cumplen
un rol fundamental en los procesos de armonización social y cultural en el mundo nasa, a
través de acciones para el restablecimiento del equilibrio; b) el orden territorial (que los
nasa consideran natural-espiritual) y su vinculación con los espacios propiamente
espirituales, en particular por la ocupación militar de los sitios de páramo, nacederos de
agua y lagunas; b) los símbolos de autoridad (chontas21 y varas22) o de encargo
(bastones23), utilizados por los actores armados como método de camuflaje, lo cual
altera el sentido profundo de conexión con los mandatos de la ancestralidad o Ley de
Origen24; d) la memoria de resistencia, con la captura simbólica (uso de nombres e
imágenes) de figuras como Quintín Lame para nombrar acciones o grupos armados.
La segunda conclusión general es que los nasa (y en general los indígenas) tienen unos
dispositivos particulares para interpretar, enfrentar y superar dicha violencia política. Lo
más relevante en este campo es que existe continuidad entre las vivencias del mito-
memoria y las vivencias históricas de la nación nasa. El mito-memoria originario nasa
esencialmente explica la existencia como un proceso de crisis causada por la envidia
(tener todo para uno solo) y superación de la crisis lograda con el equilibrio (cada ser
tiene lo que le corresponde), entendiendo cada ser como nasa con plenos derechos de
existencia, incluyendo a los seres no-humanos (animales, plantas, minerales, agua). Dice
Sisco (2001)25 en su compilación que esta situación se presenta desde que “éramos
taafxi, espíritu (viento), energía y movimiento, nos chocábamos los unos con los otros,
nos hacíamos daño, fue todo un caos”. Luego, ya con cuerpos materiales, “de contentos
se volvieron insoportables... se agruparon los grandes, los chicos, los medianos, los más
pequeños y menudos; todos pretendían su espacio pero los grandes le agredían a los
pequeños, había egoísmo. En una palabra el desorden continuó”. Y cuando ya los nasa
poblaban la tierra, de nuevo,
209
muchos sitios y en muchas ocasiones se enfrentaron; no oían los llamados
de atención de los hermanos afectados. Unos, sin tener en cuenta el
consejo de la madre se fueron a pelear en la montaña (cabeza de la
tierra)”.
“Cada quien con su yuwe (boca, lengua, decir), üus (corazón, sentimiento)
y habilidad especial para vivir, cada uno de los hijos tomó un espacio
conveniente de acuerdo a sus condiciones de vida, cada especie guardó su
relación con los demás y con su madre”.
De allí que el conflicto armado y en general los conflictos sociales se insertan en esta
trama de significado. Es el irrespeto al derecho del otro, entendido como espacio de
cada quién, lo que produce el conflicto, que debe resolverse devolviendo a cada uno su
lugar. El restablecimiento del derecho o de los derechos de cada uno (a decir, a sentir, a
hacer) es intrínseco de la cultura nasa, y ha reaparecido en los diversos momentos
políticos de la lucha de esta Nación. Conceptos como “recuperación de los resguardos y
los cabildos”, “liberación de la Madre Tierra”, “revitalización del nasayuwe”, etc.,
promovidos con el sentido político que estas expresiones tienen para occidente, en
realidad expresan una expectativa de reencuentro cultural entre diferentes
temporalidades, que en el pensamiento nasa acontecen más bien en términos
espaciales: un lugar de los espíritus-energías-sueños, más que un tiempo pasado perdido.
“Cuentan los que saben y dicen que en la tierra cósmica (espacio) existen
dos corrientes de viento, mas antes, estos vientos corrían y corrían con tal
fuerza pero sin rumbo por el espació, en una de esas correrías de pronto
los dos se rozaron, los dos vientos eran personas; una era de sexo femenino
y otro de sexo masculino. La impresión que se llevaron ambos fue
impactante, como queriendo saber del uno al otro. Las dos corrientes de
viento se arremolinaron formando un gran circulo como entre una danza,
cuando se cansaron de arremolinarse e hicieron un pare. La mujer viento
tenía anaco26, su cinto asegurada con chumbe (faja) adornado de
múltiples figuras además de su cinto resaltaba una vara que en la punta
tenía asegurada un manojo de lana del cual ella hilaba y hilaba, era su
vara de mando. El hombre viento con ruana negra y pantalón que le daba
hasta los tobillos, con sombrero de pindo (hoja de caña brava), con los
pies descalzos, en la mano izquierda portaba una vara de mando de oro.
Los dos se pararon de extremo a extremo, se dieron una media mirada y
sus rostros inmediatamente clavaron sus ojos hacia abajo”. (Sisco,
2001)27.
210
Yule Yatacué (2012) presenta la versión del the'wala José María Quitumbo recogida por
Carmen Vitonás. En ella sxlapun (trueno) produce la luz/la candela a instancias de
ksxa'w (sueño, espíritu); se trata de un evento de auto-producción; en efecto, en otras
versiones, sxlapun es reconocido explícitamente como un ser hermafrodita. La
vinculación entre el trueno y la energía de que habla el relato de Sisco, es una clara
referencia a la energía que se autogenera y es el origen de todos los seres (nasa). En la
vida cotidiana de los nasa, el procedimiento para reconducir la vida a las formas
originarias es la armonización o reconciliación con el trueno, a la cual se accede
mediante el rayo o fuete y el refrescamiento; ambos procedimientos son realizados por
el the'wala, que actúa como comunicador del mundo físico con el mundo espiritual.
Para efectos de la reparación, las personas y colectivos que han sufrido desequilibrios o
tienen ptansh (sucios), para el caso del conflicto armado las víctimas y los victimarios,
deben pasar por rituales de armonización, en dirección a restablecer el wet wet
fi'zenhxi, la vida plena o la vida sabrosa. Las concepciones de reparación y justicia están
fuertemente ligadas a esta concepción, que algunos indígenas asocian a la idea de
bienestar usualmente utilizada en occidente. En especial la idea de justicia en el
pensamiento nasa tiene como horizonte la búsqueda de la armonía comunitaria, por lo
que es dable encontrar ejercicios de justicia ligados con la compensación, la retribución,
el equilibrio, etc., dependiendo de la circunstancia misma que se pretende armonizar, lo
cual no es contradictorio con un ejercicio de justicia colectivo y comunitario, donde la
norma que se aplica se actualiza con el análisis del caso.
211
La tercera conclusión pertinente para el enfoque diferencial es de orden más político
que étnico, vinculado a la forma como se entiende el conflicto armado contemporáneo.
Para la Nación Nasa el Estado en muchas ocasiones ha sido el victimario directo e
indirecto. De tal modo, para las comunidades nasa la protección incluye protegerse de la
acción ilegal de funcionarios públicos y prevenir nuevas victimizaciones estatales. De allí
que las medidas de salvaguarda deben consistir fundamentalmente en acciones propias
realizadas por las comunidades.
El hecho de que la continuidad entre mito e historia permita un acceso y salida múltiple
al tiempo (al lugar del tiempo), abre así mismo una dimensión adicional: la experiencia
trans-temporal de la violencia, de la humillación, de la dignidad atropellada o negada.
Las voces en los talleres fueron insistentes en “actualizar” las agresiones del pasado,
presentarlas como hechos presentes que pueden verse y experimentarse por todos los
asistentes al momento del recuerdo; de este modo, el olvido decretado por historiadores
o normas que supuestamente resuelven viejas contradicciones, no puede instalarse. De
ahí que los rituales de curación y la aplicación de justicia a antiguos casos de violencia
política sean fundamentales.
En varios talleres realizados con mayores de las comunidades nasa del Cauca para
recordar los momentos de violencia y los ejercicios de resistencia (Caballero, 2011), fue
reiterada la actualización vívida de las muertes, desapariciones, encierros, que
ocurrieron en los años 70s, al principio de las recuperaciones de tierra. La prescripción
de estos delitos por la justicia ordinaria e incluso por la narrativa política de la
organización indígena, no lograron sanar estos hechos, que se evocaban en el marco de
la caracterización del conflicto armado actual, valga decirlo, 40 años después.
212
territoriales, étnicas, materiales, espirituales, políticas, vitales; en realidad estas
dimensiones son la forma como la sociedad occidental nombra una continuidad
espiritual-natural integral.
Todas estas conclusiones son convergentes con diferentes aproximaciones realizadas por
académicos y funcionarios del Estado respecto al enfoque diferencial. Por ejemplo,
César Rodríguez Garavito y Yukyan Lam (2010a, 2010b)28 proponen como los elementos
que deben ser tenidos en cuenta para una reparación étnica integral los siguientes: 1)
Las reparaciones deben incluir tanto componentes procedimentales como sustantivos, 2)
deben tener una dimensión colectiva, 3) deben ser adecuadas y efectivas, por tanto la
determinación de las medidas de reparación debe partir de lo específico y debe ser
enfocada hacia la satisfacción de las necesidades del grupo étnico, 4) deben respetar la
identidad cultural particular del grupo étnico, 5) deben ser consultadas con el grupo
étnico y éste debe retener cierto nivel de control sobre su implementación, 6) las
medidas complementarias de compensación deben formar parte de las reparaciones, 7)
deben tomar en consideración los agravios históricos y su impacto superviviente, 8) El
significado de la violación debe ser visto a través del lente del grupo étnico, 9) La
búsqueda de la verdad y de la justicia, como parte integral de la reparación, es
particularmente significativa para muchos grupos étnicos, 10) En la determinación de las
medidas de reparación debe considerarse el significado especial de la tierra para los
grupos étnicos, y en casos de despojo, la restitución es el modo más idóneo de
reparación.
Del mismo modo, son elementos ya reconocidos formalmente por el Estado colombiano.
El Decreto Ley 4633 de 2011, señala en su art.1:
213
“se entenderá como un proceso que incorpora un conjunto de medidas y
acciones transformadoras, justas y adecuadas dirigidas a fortalecer la
autodeterminación y las instituciones propias, garantizar el goce efectivo
de los derechos territoriales y el restablecimiento de los mismos, en caso
de que hayan sido vulnerados, e implementar medidas de indemnización,
rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición. Los derechos a la
justicia y a la verdad hacen parte de la reparación integral de las víctimas.
214
El pueblo Nasa -conformado por decisión autónoma como Nación Nasa desde las raíces
culturales y de los planteamientos de los caciques ancestrales29- es uno solo y
corresponde a su fuero interno determinar la forma de organización de su sistema
político-territorial, según lo previsto en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos Humanos de los pueblos indígenas. La Nación Nasa está organizada en
comunidades políticas locales que se reconocen como fuente primordial de autoridad y
poder, en armonía con la Ley de Origen nasa. Estas comunidades tienen como forma de
gobierno los cabildos, los sat ne'hwe'sx (caciques) y los ne'hwe'sx (colectivos de
autoridades ancestrales), articulados en asociaciones de autoridades nasa zonales o
asociaciones regionales multiétnicas (en la actualidad, departamentales). Para todos los
efectos legales, el concepto de pueblo se asimila al de Nación, que los nasa han
construido en su historia de siglos.
El Auto 004, en tanto título jurídico exigible, tiene como beneficiario único a la Nación
Nasa como sujeto colectivo. En consecuencia, los derechos colectivos de la Nación Nasa
no podrán ser exigidos por nadie diferente a sus autoridades y asociaciones de
autoridades reconocidas por las comunidades de acuerdo a lo aquí señalado. El Estado
colombiano se abstendrá de dar personería o reconocimiento jurídico a cualquier grupo
de comuneros/as nasa que pretenda actuar como representante de la Nación Nasa o
alguna de sus comunidades por fuera de esta estructura de gobierno.
Las poblaciones nasa desplazadas forzosamente por causa de la violencia política o por
procesos migratorios socio-económicos hacia ciudades y centros urbanos que no hacen
parte de la territorialidad ancestral nasa, son consideradas por el sistema político-
territorial de la Nación Nasa como comunidades políticas con derecho a constituir un
cabildo o forma de autoridad tradicional. Su conformación se hace con la autorización
de las comunidades de origen de las familias desplazadas y deben estar articuladas
permanentemente a las asociaciones de autoridades regionales representativas y acatar
las definiciones de sus Congresos y Juntas Directivas, o las figuras que hagan sus veces.
Para los asuntos relacionados con intereses locales, las autoridades nasa urbanas
constituidas con el anterior procedimiento tienen las mismas competencias que los
cabildos locales territoriales, salvo las relacionadas con la aplicación de justicia, que se
aplica por parte de las autoridades políticas y espirituales de las comunidades de origen
de las diferentes familias30.
29 Los Nasa fueron reconocidos como Nación por la propia Corona española, con quienes
interlocutó atendiendo su unidad política, los derechos territoriales y las formas de gobierno
equiparables a las de la época. Cfr. Rappaport, Joan.
30 La aplicación de justicia requiere un proceso de reencuentro con el ksxaw, a través del rayo y
el agua, simbolizados en el fuete o el refrescamiento (inmersión en lagunas sagradas), que
solo puede darse en el territorio nasa.
215
diferentes regiones del país. La diferente intensidad de los factores de riesgo y
victimización solo serán tenidos en cuenta para la priorización de medidas de atención
de emergencia, pero no podrán ser utilizados para excluir a comunidades nasa de las
acciones, programas, políticas y presupuestos de reparación, prevención y protección.
A este propósito es bueno recordar que la afirmación de los pueblos indígenas como
sujetos de derecho en el ordenamiento colombiano, deriva del principio de diversidad
étnica y cultural consagrado en los artículos 7 y 70 de la Constitución Política. La Corte
Constitucional ha afirmado que:
31 Sentencia T-380 de 1993. Reiterada en las sentencias SU-039 de 1997, T-652 de 1998 y SU-383
de 2003 y T-769 de 2009, entre otras.
32 Ibídem. En el mismo sentido, véase sentido la sentencia T-154 de 2009.
33 Ibídem.
216
cabe destacar (iv) el rango de norma constitucional de esos derechos; (v) la procedencia
de la acción de tutela para su protección; y (vi) la necesidad de que los conflictos entre
estos derechos y los derechos fundamentales de cada uno de los miembros de una
comunidad indígena se resuelvan mediante ponderación o reiteración de las subreglas
sentadas por la Corte, y no mediante el principio de jerarquía normativa (ley superior
deroga ley inferior).
Por esa razón, el presente Plan de Salvaguarda hace referencia a la persona jurídica de
la Nación Nasa, en cuanto la titularidad de los derechos es de toda la nación, que los
ejerce y los protege según su formas de autogobierno, como máxima expresión de los
derechos a la libre determinación y la autonomía.
34 CP, Art. 13 “ (…)El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva
y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados. //El Estado protegerá
especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se
encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que
contra ellas se cometan.”
35 Corte Constitucional, Sentencia T – 253/11.
217
y la autonomía de la Nación Nasa
En otras palabras, esta norma establece que la Nación Nasa tiene el derecho de
reconocerse como tal en cuanto ha desarrollado una identidad propia y formas de
organización internas, de carácter ancestral, que lo diferencian del resto de los
habitantes de Colombia. En su ámbito externo, según la Corte, los derechos a la libre
determinación y a la autonomía comprenden al menos tres ámbitos de interés de los
pueblos indígenas:
218
que debe darse pleno cumplimiento a todos los demás derechos de la Nación Nasa. Sin
autodeterminación y sin la posibilidad de adoptar las formas de Gobierno Propio de
forma completa, en un contexto de paz y de respeto por parte de las autoridades
nacionales y de los demás grupos étnicos, nunca se podrá hablar de derecho al territorio,
a la identidad cultural, a la justicia propia y de todas las demás garantías contenida en
las normas internacionales de derechos humanos y la Constitución Política.
38 Sobre todo con base en estas fuentes, antes de la adopción de la DDPI, el derecho a la libre
determinación había sido históricamente relacionado con la práctica de los estados de formar
estados nacionales y, sucesivamente, con su aplicación en el contexto de la descolonización
que dominó el escenario mundial de la segunda mitad de siglo XX.
39 KUPPE , Renè, Autonomía de los pueblos indígenas– la perspectiva desde la Declaración sobre
los derechos de los pueblos indígena, contenido en La Autonomía en debate. Autonomía
indígena y estado plurinacional en América Latina, Quito, Ecuador, FLACSO, 2010, p.103
40 ANAYA, S .James, El derecho delos pueblos indígenas a la libre determinación tras la
adopción de la Declaración, en El desafío de la Declaración: Historia y futuro de la
219
Por lo tanto, el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación, en cuanto
derecho humano, es universal y su aplicación debe ser flexible y dinámica para que logre
de forma plena su función de protección de todos los demás derechos al que están
vinculados41. Con respecto al derecho a la autonomía y al autogobierno, el artículo 4 de
la DDPI afirma que:
Desde una lectura conjunta de estos dos artículos se pueden derivar algún aspecto del
contenido de los dos derechos de que estamos hablando. Primero, se vincula de manera
muy fuerte la autonomía y el autogobierno con el derecho a la libre determinación. En
este sentido, siendo esta un aspecto fundamental de los derechos indígenas, la
autonomía y el autogobierno son estándares mínimos que deben ser reconocidos por los
Estados a los pueblos42. En otras palabras, el derecho a la libre determinación en sí
mismo no tiene un contenido concreto definido, y asume un significado pleno solo si se
entiende como expresión máxima de autonomía y autogobierno. Por otro lado, el
artículo 4, pone en la mesa la importante cuestión de los recursos económicos con que
los pueblos indígenas tienen que contar para el ejercicio de su autonomía. En este
sentido, es obligación del Estado respetar la autonomía financiera de los pueblos
indígenas y asegurar que éstos puedan contar con la institucionalidad que favorezca la
disponibilidad de medios financieros que permiten el autogobierno y la conservación de
sus instituciones propias.
220
El presente Plan de Salvaguarda de la Nación Nasa tiene como consideración de base que
la afirmación plena y efectiva de los derechos a la libre determinación, a la autonomía y
al autogobierno es la condición mínima y necesaria para garantizar el ejercicio de todo
los demás derechos que son reconocidos a la Nación Nasa. En este sentido, el Estado
colombiano tiene la obligación de reconocer, proteger y reforzar la autonomía y el
autogobierno de la Nación Nasa, y su real ejercicio, como primera expresión de su
derecho a la libre determinación.
221
A propósito del derecho a la libre determinación y del carácter pluriétnico y
multicultural de Colombia, la Corte en la sentencia T-601/11 afirma que:
Como la Corte Constitucional recuerda en el Anexo J del Auto 004 del 2009, la Nación
Nasa ha sido particularmente afectada a causa del conflicto armado y como resultado de
la presencia de la Fuerza Pública, grupos paramilitares y grupos guerrilleros en sus
territorios. Este contexto no solo afecta las personas individualmente, sino que impide a
éstas desarrollar su proyecto de vida como colectividad ancestral. El conflicto ha sido
una de las principales causa del debilitamiento de la Nación Nasa en el ejercicio de su
derecho a la autonomía y al autogobierno. Como consecuencia de esto, muy graves han
sido las afectaciones sociales, culturales, espirituales, territoriales y en término de vidas
humanas. En este sentido, solo a través de la garantía de poder gozar del derecho a libre
determinación, a la autonomía y al autogobierno, de forma plena y sin alguna limitación,
es posible elaborar medidas de protección y reparación efectivas para que la Nación Nasa
pueda salir de la situación de marginalización social y de indefensión en que aún se
encuentra.
222
Se trata del reconocimiento de entidades políticas equivalentes, reconocidas por la
Constitución Política. En consecuencia, los sistemas jurisdiccional, de salud, educativo,
ambiental, de la Nación Nasa constituyen también sistemas equivalentes a sus similares
de la Nación colombiana. La relación de los sistemas nacionales ordinarios y los sistemas
propios nasa, es equivalente en sus fundamentos a la que existe entre la jurisdicción
especial indígena y la jurisdicción ordinaria; en consecuencia se aplicarán los mismos
fundamentos que la Corte Constitucional ha establecido en sus jurisprudencias sobre la
materia.
Las relaciones entre la Nación Nasa y el Estado se darán entre los respectivos gobiernos
(nacional y nasa), entendiendo que el sistema de gobierno nasa es un tejido de
autoridades locales y sus asociaciones, y que éstas son -por el reconocimiento
constitucional- instancias representativas de los territorios indígenas y tienen
competencias territoriales en lo concerniente a los diferentes sistemas de gobierno.
Para efectos del Plan de Salvaguarda, la Nación Nasa estará representada por una
Unidad Técnica, que responderá por los asuntos técnicos y operativos (programático,
administrativo y jurídico). La Unidad Técnica podrá cumplir funciones de representación
política expresamente determinadas por las autoridades y sus asociaciones. La Unidad
Técnica será conformado por decisión autónoma de los cabildos y ne'hwe'sx.
La importancia especial que el territorio reviste para los pueblos indígenas ha sido
reconocida y tutelada por parte de instituciones internacionales y nacionales de
diferente orden; la legislación y jurisprudencia colombiana ya han reconocido en
diferentes instrumentos el concepto de territorio como fundamento de los derechos de
los pueblos indígenas.
En la medida que el derecho al territorio es uno de los DESC --que los Estados deben
garantizar de forma por lo menos progresiva (aunque en el caso del territorio, ligado a la
existencia misma de los pueblos, es de cumplimiento inmediato)--, las normas ya
expedidas y reconocidas por el Estado colombiano no pueden sufrir regresiones de
ningún tipo. Por tanto, los decretos y leyes ya expedidas, así como las interpretaciones
de la Corte Constitucional, se consideran obligatorios e inderogables para efectos de la
relación del Estado con la Nación Nasa y específicamente para la aplicación del Plan de
Salvaguarda.
223
“... para las comunidades indígenas el territorio tradicionalmente ocupado
y sus recursos naturales no persiguen fines mercantiles; la tierra para los
pueblos indígenas no es –por regla general- un factor de producción, ni un
objeto sobre el que se ejerce dominio y se ejerce una mera explotación
económica; para los pueblos indígenas el territorio tiene un significado
más profundo, es el espacio donde ejercen sus actividades vitales y con el
que interactúan, y por ello está íntimamente ligado a su existencia y
supervivencia como grupos culturalmente diferenciados, desde el punto de
vista religioso, político, social y económico. Por esta razón, el
reconocimiento del derecho a la propiedad, posesión y uso de las tierras y
territorios ocupados ancestralmente de forma colectiva es fundamental
para su permanencia y supervivencia”.
224
asegura la producción de los recursos naturales acorde con sus prácticas
tradicionales de producción y autoabastecimiento”.
“(…) la estrecha relación que los indígenas mantienen con la tierra debe de
ser reconocida y comprendida como la base fundamental de sus culturas,
su vida espiritual, su integridad y su supervivencia económica. Para las
comunidades indígenas la relación con la tierra no es meramente una
cuestión de posesión y producción sino un elemento material y espiritual
del que deben gozar plenamente […] para preservar su legado cultural y
transmitirlo a las generaciones futuras.”
“[l]a propiedad colectiva que las comunidades indígenas ejercen sobre sus
resguardos y territorios tiene el carácter de derecho fundamental, no sólo
porque tales territorios constituyen su principal medio de subsistencia
sino, también, porque forman parte de su cosmovisión y
religiosidad52”.
Con base en ello, la Corte ha aclarado que la propiedad colectiva sobre los territorios
indígenas exige una protección preferente y que “reviste la mayor importancia dentro
del esquema constitucional”53 debido a que es un elemento esencial para la
preservación de las culturas y valores espirituales de estos pueblos, así como para
garantizar su subsistencia física y su reconocimiento como grupo culturalmente
diferenciado.
***
225
capítulo dedicado a la cuestión de la tierra, término que incluye al concepto de
territorio, entendido como la totalidad del espacio geográfico donde los pueblos
indígenas desarrollan su vida, individual y colectivamente, en conformidad con sus usos
y costumbres. En este sentido es particularmente claro el art. 13 que establece:
“1. Al aplicar las disposiciones de esta parte del Convenio, los gobiernos
deberán respetar la importancia especial que para las culturas y valores
espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras o
territorios, o con ambos, según los casos, que ocupan o utilizan de alguna
otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa relación.
Este concepto de territorio como conjunto de todas las tierras que son ocupadas
independientemente de las modalidades de usos, es reforzado en el artículo 14 en
cuanto, con respeto al alcance del derecho de la propiedad y de posesión, afirma que
estos abarcan la totalidad de las tierras tradicionalmente ocupadas55 y también de
aquellas que “no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido
tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia”56. A este
propósito, el Convenio 169 se rige por un concepto amplio de territorio debido a que se
consideran como tal, aquellas áreas de una comunidad que comprenden, no sólo las
tituladas o habitadas, sino también aquellas que constituyen el ámbito tradicional de
sus actividades tradicionales, sagradas o espirituales.57
226
prospección o explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los
pueblos interesados deberán participar siempre que sea posible en los
beneficios que reporten tales actividades, y percibir una indemnización
equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de esas
actividades.”59
Si por un lado, este artículo reconoce el derecho a los recursos naturales presentes en
los territorios indígenas, por otro lado, reconoce la posibilidad de que el Estado puede
mantener la propiedad de los recursos presentes en los territorios indígenas. Sin
embargo, es importante destacar que al respecto el Manual de aplicación del Convenio
169 sobre pueblos indígenas y tribales60 señala que el concepto de tierra
***
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblo Indígenas de
2007 (DDPI), en relación al contenido del concepto de territorio, añade algunos
importantes elementos a lo ya establecido en el Convenio 69 de la OIT. En el apartado 2
del artículo 26, después de afirmar el derecho de los pueblos indígenas a las tierras,
territorios y recursos que tradicionalmente han poseído, ocupado o utilizado o
adquirido61 precisa que:
227
Esta norma es particularmente relevante porque al concepto de territorio como “tierras
ancestralmente ocupadas” añade todas aquellas que en el curso de la historia han sido
adquiridas, independientemente del título que está a la base de este hecho. En este
sentido, se tutelan no solo las tierras de ocupación tradicional, sino también aquellas de
reciente adquisición y hacia las cuales se ha creado un vínculo cultural que las equipara
a los territorios ancestrales.
Además, la DDPI reconoce a los pueblos indígenas una serie de derechos que están
estrictamente vinculados con el derecho al territorio y que evidencian la importancia
que éste tiene para la supervivencia, la identificación cultural y espiritual, el ejercicio
de la autonomía y autogobierno y el derecho a vivir en paz. Estos son:
***
228
disposiciones internacionales previamente mencionadas hacen parte del
ordenamiento constitucional”.
De tal manera, las interpretaciones de la Corte IDH no solo son obligaciones del Estado,
sino que priman sobre el ordenamiento interno, al ser parte del bloque de
constitucionalidad. Con base en ese criterio, el Plan de Salvaguarda se aplicará
atendiendo diversas interpretaciones hechas por la Corte IDH.
La Corte IDH ha elaborado unas líneas en el ámbito del derecho al territorio, que ha
contribuido de manera valiosa para la afirmación de este derecho. A través de una
interpretación evolutiva del art. 21 de la de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, la Corte IDH le reconoce el derecho al territorio y define su alcance y
contenido. De los aspectos substanciales se hablará más en adelante. Con referencia a la
identificación del espacio geográfico que los pueblos indígenas pueden reclamar en su
derecho a la propiedad colectiva, la Corte IDH presta particular atención a la
importancia fundamental que la tierra y el territorio tienen en las cosmovisiones
indígenas. En este sentido, en la famosa sentencia sobre el caso de la Comunidad
Mayagna (Sumo) Awas Tingni, la Corte IDH consideró lo siguiente:
En otras palabras, la Corte IDH destaca que el vínculo de los pueblos indígenas con la
tierra va muchos más allá de cómo este se considera en una perspectiva occidental. El
64 Corte IDH, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni. Sentencia de 31 de agosto de
2001. Serie C No. 79.
229
territorio es el elemento que permite la supervivencia de los pueblos indígenas, en
cuanto ellos mismos pertenecen a la tierra.
Con base en lo anterior, la Corte IDH reconoce que los pueblos y las comunidades tienen
derecho de la propiedad colectivamente65 sobre sus tierras y recursos
independientemente que tengan un título de propiedad. El uso y ocupación del
territorio crea sistemas consuetudinarios de propiedad que deben ser respectados y
garantizados por los Estados66. Los territorios son propiedades colectivas que tienen
que ser identificadas y demarcadas. En este sentido, los Estados deben adoptar en su
ordenamiento jurídico interno mecanismos efectivos de delimitación, demarcación,
titulación de la propiedad, acordes con el derecho consuetudinario o propio, las
costumbres, los usos y los valores de la comunidad67.
En la sentencia relativa al caso del pueblo Xakmok Kasek vs. Paraguay, la Corte brinda
unos criterios para la determinación de la existencia de este particular vinculo de los
pueblos indígenas con un determinado territorio sobre el cual se reclama el derecho de
propiedad colectiva. Esta relación:
En la sentencia sobre el caso del pueblo Sawhoyamaxa vs Paraguay del 2006, la Corte
IDH amplía ulteriormente el contenido de estas consideraciones y reconoce el derecho a
la restitución de los territorios que se han perdido, afirmando que:
“1) la posesión tradicional de los indígenas sobre sus tierras tiene efectos
equivalentes al título de pleno dominio que otorga el Estado; 2) la
posesión tradicional otorga a los indígenas el derecho a exigir el
reconocimiento oficial de propiedad y su registro; 3) los miembros de los
pueblos indígenas que por causas ajenas a su voluntad han salido o perdido
la posesión de sus tierras tradicionales mantienen el derecho de
propiedad sobre las mismas, aún a falta de título legal, salvo cuando las
tierras hayan sido legítimamente trasladas a terceros de buena fe; y 4) los
miembros de los pueblos indígenas que involuntariamente han perdido la
posesión de sus tierras, y éstas han sido trasladas legítimamente a terceros
inocentes, tienen el derecho de recuperarlas o a obtener otras tierras de
igual extensión y calidad. Consecuentemente, la posesión no es un
230
requisito que condicione la existencia del derecho a la recuperación de
las tierras”69.
Con base en lo que se ha analizado hasta el momento, se puede ver cómo la Corte IDH,
en el tema de identificación de lo que hay que considerar como territorio, ha ido mucho
más allá respecto al Convenio 169 de la OIT que, junto con la Convención Americana,
constituye el principal marco de referencia de este Tribunal para la definición de los
derechos de los pueblos indígenas. Resumiendo lo que la Corte ha afirmado: el concepto
de territorio de los pueblos indígenas abarca todas aquellas tierras (y recursos naturales,
o seres de la naturaleza como los entienden los nasa) donde se ha creado un vínculo
cultural, espiritual y ancestral que, independientemente de las formas de manifestación
de esta relación, representa la esencia del ser indígena como individuo y como
colectividad. Este vínculo tiene que ser posible. De esta afirmación se puede derivar que
si esta condición de posibilidad no se realiza, porque el acceso a los territorio es
obstaculizado o imposible, este vínculo no se rompe.
69 Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146, parr. 128;
70 Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Yakye Axa. Sentencia 17 de junio de 2005. Serie C No.
125,
231
d) asegurar el uso y goce efectivo por los pueblos indígenas de los recursos
naturales que se encuentran dentro de su territorio, de acuerdo con su
cosmovisión;
e) tomar las medidas necesarias para proteger el territorio de injerencias
arbitrarias por parte de particulares, y sólo en aquellos casos en los que
existan motivos que imposibiliten el uso y goce del derecho comunitario,
deberá el Estado garantizar la participación de la comunidad, a través de
figuras especiales como la consulta previa, y en dado caso, entregar tierras
alternativas de igual extensión y calidad a los miembros de las
comunidades indígenas respetando sus mecanismos autónomos de
organización y toma de decisiones”.
***
71 Es el caso del Convenio OIT y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que
hacen parte del bloque de constitucionalidad del art. 93 de la CP. 1991.
72 Es el caso de la Declaración ONU que, de acuerdo con la Corte Constitucional, representa el
marco interpretativo de los derechos de los pueblos indígenas en Colombia. Véase las
sentencias T-704 de 2006, T-514 de 2009 y T-617 de 2010.
73 CP, art 63: “Los bienes de uso público, los parques naturales, las tierras comunales de
grupos étnicos, las tierras de resguardo, el patrimonio arqueológico de la Nación y los
demás bienes que determine la ley, son inalienables, imprescriptibles e inembargables”.
(remarcado fuera del texto)
232
comunidades indígenas, previo concepto de la comisión de ordenamiento
territorial. Los resguardos son de propiedad colectiva y no
enajenable”. (Remarcado fuera del texto)
Por medio de estas normas, el Estado acepta que forman parte de los territorios
indígenas no sólo las áreas ocupadas con base de un título o registro, sino también
aquellas que se utilizan tradicionalmente en sus actividades. Frente a este artículo es
bueno aclarar que el término “terreno baldío” en referencia a la figura de reserva
indígena resulta inapropiado y superado por jurisprudencias posteriores, pues supone la
negación de la propiedad ancestral, y considera que una área no explotada es un área
improductiva, sin tener en cuenta que este mismo terreno puede tener un particular
significado bajo la cosmovisión y los usos y costumbres de los pueblos indígenas. Por otra
parte, vale destacar que la reserva indígena fue asimilada a “tierras comunales de los
grupos étnicos” (Constitución Política), esto es, que son igualmente imprescriptibles,
inembargables e inenajenables, pues constituyen territorio ancestral ya reconocido.
Con base en lo anterior, se deprende que la ancestralidad como título de propiedad y las
características de inembargables, inalienables e imprescriptibles, contenidas en artículo
329 Superior, son las caracteres distintivos del derecho fundamental al territorio
ancestral colectivo.
233
Sin embargo, La Corte ha recalcado en numerosas ocasiones que la condición de la
propiedad colectiva al territorio conlleva el derecho a tener una situación de seguridad
jurídica para la tenencia del mismo. En este sentido, la sentencia T-188 de 1993
establece que
Este derecho, como ya se ha visto, que encuentra sus fuentes en el Convenio 169, en la
jurisprudencia de la Corte IDH y en la Constitución de 1991, es de particular relevancia
en cuanto
Siempre con base en la relación especial que vincula el derecho al territorio ancestral
con el derecho a la identidad étnica cultural, la Corte ha también subrayado la
importancia que tienen los lugares sagrados como elementos a tener en cuenta para la
identificación y titulación de las propiedades indígenas78.
Además de las consideraciones que se han hecho alrededor de la definición stricto sensu
del concepto de territorio, es importante hacer referencia al contexto de conflicto en
que los pueblos indígenas se han visto enormemente vulnerados en el ejercicio y goce
del derecho a su territorio. En el Auto 004, la Corte reconoce las afectaciones
territoriales como consecuencia del conflicto armado en los siguientes términos:
234
resguardos en la práctica no garantizan la posesión material por las
comunidades; de hecho sus territorios, sean o no parte de resguardos, son
apropiados por grupos armados ilegales, delincuentes/narcotraficantes,
colonos, y agentes movidos por interese económicos. O bien, el conflicto
armado ha exacerbado conflictos territoriales preexistentes, en los cuales
las partes no indígenas se han aprovechado de, o aliado con, las
actividades de los grupos armados ilegales, en detrimento de los grupos
étnicos. (…) El conflicto armado genera la imposibilidad de movilizarse
por el territorio, afectando el trabajo colectivo y las estructuras
culturales que dependen de él. Afecta la educación por ocupación de
escuelas y asesinato o intimidación de maestros. Los bloqueos,
confinamiento, amenazas y señalamientos impiden el acceso para
prestación del servicio de salud, y también impiden la realización de
prácticas medicinales propias. La situación causa la pérdida de confianza
entre miembros de la comunidad, afectando la integración comunitaria y
las prácticas socioculturales propias.” (Resaltado fuera del texto)
Con base en esta consideración, se resalta cómo para la Nación Nasa ha sido imposible el
goce efectivo del derecho al territorio, tal como es identificado por el derecho
internacional y nacional. El desplazamiento forzado de los pueblos indígenas ha tenido y
sigue teniendo gravísimos efectos sobre el territorio que son objeto de abandono.
Además las afectaciones territoriales por el conflicto no involucran solo los territorios
despojados sino también aquellos donde la Nación Nasa sigue viviendo. En este sentido,
por el presente Plan de Salvaguarda, la restitución de la totalidad de las tierras en un
contexto de paz es considerada piso mínimo para el restablecimiento del estado de
cosas constitucional y para el desarrollo de la vida en armonía y equilibrio según la Ley
de origen.
Puesto que el Auto 004 ordena que el Plan de Salvaguarda proteja el derecho a la
existencia de la Nación Nasa como sujeto colectivo de derecho, la restitución de los
territorios expropiados es un componente fundamental del Plan, y es el basamento de
toda la estrategia de protección.
235
En el presente Plan de Salvaguarda la expresión “territorio ancestral” se refiere a la
totalidad de las tierras y de los bienes naturales que, históricamente y en la actualidad,
han constituido y constituyen el espacio espiritual, cultural y físico donde la Nación Nasa
ha desarrollado su vida, y que se rigen por el Neh jxkahnxi, la Ley de origen de la Nación
Nasa, verificable a través de las prácticas ancestrales y milenarias que perviven.
Recordemos que el pueblo Nasa tiene su origen en la Madre Tierra, espacio cósmico y
cosmogónico, de manera que:
“En los primeros tiempos no había tierra, ni gente, sólo existía Ks’a’w Wala
(gran espíritu). Este espíritu era a la vez masculino y femenino, así se
reproducía a sí mismo y, de ahí otros espíritus como Ekthê’ (sabio del
espacio), el trueno; T’iwe yase (nombrador de la tierra); Weet’ ahn (el que
deja las enfermedades en el tiempo); el Kl’um (duende que controla el
ambiente); el Daat’i (espíritu de control social); Weh’a (viento dueño de la
atmósfera). Estos son los hijos mayores de Ks’a’w Wala (gran espíritu).
Antes el Ks’a’w Wala vivía con los demás espíritus mayores en una casa
grande, los hijos mayores deambulaban por todas partes. Cuando Ks’a’w
Wala les dijo que tenían que construir su propio hogar, se transformaron en
personas e hicieron sus casas en diferentes lugares. En un comienzo
vivieron en conflicto, Los rayos de Tay (sol) los quemaban, el agua lo
inundaba todo. Al ver esto Ks’a’w Wala los orientó para que se unieran y
formaran un solo hogar. Así lo hicieron y formaron la tierra. Continuaron
reproduciéndose en animales, hombres, vegetales, minerales machos y
hembras, y generando más vida. Como la tierra era débil, gelatinosa, las
piedras hembras y machos se juntaron y se reprodujeron para que la tierra
fuera más firme.
80 TULPA DE MUJERES ACIN. Reflexiones sobre territorio. Bodega Alta, Mayo 2012.
236
De esta manera se formaron cuatro casas y cuatro caminos: la casa
principal de Ks’a’w Wala, la casa de los hijos mayores y la casa de los hijos
menores, en donde, vivían los Nasa, los animales, los vegetales, y la casa
de los Yu’khipmenas (los tapanos), hombres sin rabo, los que viven bajo la
tierra. El camino para llegar a las cuatro casas lo conocen el K’dul
(cóndor); el Meweh’ (rey de los gallinazos); S’uita (armadillo); y el Thê
(médico), porque entienden el idioma para comunicarse con los seres que
viven allí”81
“La Tierra es yat, “casa”, por ser espacios de vida de todos los seres; es la
habitación donde estamos contenidos todos los seres: hombres y mujeres,
animales plantas minerales, astros, aire.
81 Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca – ACIN, Plan Territorial Cultural ACIN:
Para revitalizar elproceso y los planes de vid Cxhab Wala Kiwe. 2011, p. 42
82 YULE, Marcos, ESCUE’, Alcibiades, Valores Nasa: cultura, cosmovisión, ley de origen,
contenido en ETXEBERRIA Xabier et al., Pueblos indígenas, Estados y Derechos Humanos,
Universidad Iberoamericana/universidad de Deusto, 2012, México, D.F., p.121.
237
semilla. Por eso la Tierra se organiza como semilla”83
Lo anterior describe cómo el concepto de territorio abarca una dimensión que trasciende
lo físico para abarcar una dimensión espiritual, que constituye la verdadera esencia del
ser nasa. No se puede separar la dimensión espacial con la dimensión espiritual en
cuanto
La ley de origen está organizada con base en principios cósmicos y autoridades terrestres,
y de hecho constituye el marco legal que rige la vida del pueblo Nasa. Las autoridades
tradicionales “se representan en el rombo que ubica el lugar de cada una en el espacio
cósmico y en las leyes de origen de la cultura nasa.
En cada uno de los vértices del rombo se ubica una autoridad espíritu que
se encarga de hacer justicia y mantener la armonía en la interrelación
hombre-naturaleza, de ahí que signifique equidad. También cada vértice
da el sentido de orientación: norte, sur, este, oeste.
83 Ibídem, p. 122.
84 Ibídem, p.123.
85 Ibídem, p.124.
86 TULPA DE MUJERES ACIN. Reflexiones sobre territorio. Bodega Alta, Mayo 2012.
238
profundidad”87.
Esta organización del espacio cósmico, contiene la clave de lectura principal para
entender el concepto de territorio según la ley de origen del pueblo Nasa. Al reflexionar
sobre lo que significa el territorio para el pueblo Nasa y cómo explicarían a alguien no
indígena su concepto, un grupo de hombres nasa, jóvenes y mayores, y algunos kiwe the,
señalaron:
En un taller sobre territorio liderado por el equipo de tierras de la Cxhab Wala Kiwe
ACIN, un mayor de la vereda El Manzano reflexionó al respecto:
“Los espíritus son los dueños de todo lo que hay dentro de la naturaleza:
animales, aves, plantas y todo lo que hay dentro de la casa grande. Ellos
lo administran, lo protegen por eso cada cosa que uno vaya hacer en la
naturaleza, como coger una planta, cortar una árbol, casar un animal o
entrar a la montaña se debe de pedir permiso a los dueños; cuando no lo
hacemos estamos rompiendo las reglas y eso trae consecuencias porque no
se cumple con la ley de origen. Las consecuencia son la sequias, la
inundaciones, los derrumbes, esto hace parte de un desequilibrio de la
naturaleza, el no cumplimiento de la ley de origen”89
239
práctica cotidiana y una tradición de ocupación territorial permanente, así como control
social, cultural, político, espiritual, productivo, formativo, relaciones que conducen a
apropiación de valores como medio de recreación cultural90. En el territorio y en la
naturaleza residen las formas propias de relación, organización y resistencia de la
Nación Nasa.
90 Rappaport, J.
240
Central, y los valles y laderas orientales del alto valle del Cauca y los valles y laderas
occidentales del valle alto del Magdalena. Hay reportes etnohistóricos y míticos (de
pueblos indígenas de selva) que referencian la presencia de los Nasa en diversas regiones
de la Amazonia colombiana (ver la Nación Nasa, en este mismo documento).
Señalan los mayores de la Nación Nasa: “Nosotros primero fuimos desplazados por la
Conquista; luego vino la Colonia y la República, y fue lo mismo, nos desplazaron y nos
sacaron de la tierra de los mayores; después de que murió Bolívar, la cosa siguió lo
mismo; a principios del siglo XX a Manuel Quintín le tocó peliar por la misma vaina, por
la tierra; en la época de la Violencia la gente salió volando para la selva y para el llano,
de la matazón que había; y en estos años (del siglo XXI) nada ha cambiado. Nuestro
territorio se fue armando con esa violencia. Cuando echaron pa' la montaña a nuestros
antepasados, y nos tocó encuevarnos en Tierradentro y en las montañas del Cauca, eso
le sirvió a Juan Tama para fortalecer la unidad, y para que se fuera uniendo más la
cultura y el nasayuwe, y de ahí fue que salimos más fuertes pa'l norte del Cauca y el
Valle. Ahora sigue lo mismo, pero pa'l Putumayo” (Pito, 2013, Asamblea de Autoridades
Nasa del Putumayo).
Los resguardos de origen colonial, basados en cédulas reales españolas que reconocen
plenamente los territorios ancestrales nasa, así como los resguardos titulados
posteriormente por el Estado colombiano, solo reconocen una parte de la totalidad del
territorio ancestral. Adicionalmente la figura misma del “resguardo” es una figura
restrictiva frente a los derechos políticos que la Nación Nasa reclama sobre sus
territorios.
La Nación Nasa reclama hoy desde sus diversas formas organizativas (consejos
regionales, asociaciones de autoridades, cabildos locales, neh'wesx) la unidad territorial.
En el curso de la consulta para la formulación del Plan de Salvaguarda esta perspectiva
fue ratificada. En acuerdo con la Declaración de las NU sobre los derechos de los pueblos
indígenas, la territorialidad de la Nación Nasa incluye la jurisdicción sobre el suelo, el
subsuelo, el espacio aéreo y el espectro electromagnético.
241
La identidad nasa es una identidad fuertemente ligada a lo territorial. De hecho, las
representaciones territoriales de la Nación Nasa se han generado asociadas al relato-
memoria del carácter ancestral de su ocupación en el territorio y sobre todo al ejercicio
de soberanía y autonomía materializado en la larga lucha de defensa y recuperación de
tierras que han librado desde la llegada de los españoles.
En relación con la ocupación ancestral del territorio, la Nación Nasa desarrolló diversos
mecanismos para marcarlo, recorrerlo, memorizarlo y significarlo como tal. Sin
embargo, este mismo territorio ha sido a su vez objeto y producto de sistemáticos
procesos de desposesión, transformación y recuperación; la Nación Nasa ha construido
durante su historia de lucha, referentes, acciones y símbolos que le han permitido
recomponer los sentidos que la comunidad tiene y ha tenido con la tierra perdida y
poseída, y revitalizar los flujos e intercambios entre la naturaleza y la cultura; la figura
como se representa esta lucha es “contra la invasión”. Como territorio en disputa, el
territorio Nasa siempre ha sido un campo de lucha marcado por el desplazamiento y la
expoliación y este carácter ha construido valores, símbolos y sentidos culturales
asociados a la identidad indígena, que vinculan precisamente esta sostenida lucha por la
defensa y recuperación del territorio con el ser nasa. El himno nasa, por ejemplo,
recoge esta lucha como definitoria:
242
En los 70s la recuperación de la tierra y el papel de los “recuperadores” -una figura
política de profunda significación- cobró gran importancia en los procesos de
reafirmación cultural y organización política para la Nación Nasa. Los “recuperadores”
que además eran líderes cumplieron un papel fundamental en la construcción de un
“imaginario” territorial; su propia historia personal era un recorrido por los territorios
ancestrales, a los cuales acudían como educadores y promotores de las acciones de
reivindicación de la tierra. Ya que la tierra y posteriormente el territorio se constituyó
como prioritario en el proyecto étnico político de la Nación Nasa y los recuperadores
simbolizaron precisamente la avanzada geopolítica de los desposeídos, pero a su vez de
los verdaderos propietarios, agenciaron un ejercicio de copamiento y soberanía hecho a
través de la cultura. Los “recuperadores” en buena medida se han ido constituyendo
como personajes míticos que además de recuperar materialmente la tierra, recuperaron
los significados asociados a ella, las historia usurpadas y silenciadas, “los caminos ya
hace años no transitados”; los “recuperadores” son “el nasa que debemos ser”; los
recuperadores interconectaron el territorio en flujo vital y natural de la cultura que ha
garantizado que la Nación Nasa esté viva hoy.
Y replicó Kiwe: Yo soy kiwe la hija de Uma y Tay, ellos me formaron para que
yo me encargara de ustedes, yo sufro cuando ustedes sufren, también miro la
casa con mucho cariño cuando ustedes me miran con cariño. Yo soy la que le
sopla la cara para que mis hijos se refresquen. Soy la que suda para que no les
falte agua para la sed. Soy la que mira con los ojos de mi parejo el Sek Taki y
por él guardo su calor para ustedes. Todo lo que hay en mi cuerpo es de
ustedes, sin embargo, no deben dejar que nadie me lastime ni nadie me
91 SISCO T., Manuel Augusto, Abelardo Ramos y Dilio Pillimué (2001). Despertar y uso de la
palabra tradicional. Cosmogonía y cosmovisión de la cultura nasa. PEB – CRIC
243
acabe, porque solo entre todos somos fuertes y los trabajos resultan mejor.
La Madre Tierra es ser vivo, es Uma Kiwe, es miembro de la comunidad, y en cuanto tal
tiene derechos. De ella provienen los nasa y de ella forman parte desde antes de nacer y
después de la muerte. En ella se refleja el pensamiento, los ancestros, y se registra la
sabiduría, el conocimiento y los sueños. Es más, ella es la forma de la comunidad:
“Inmediatamente todos los seres se abrazaron hasta formar una sola masa, como un solo
puño y así se formó kiwe, la “tierra”, la casa de todos. Kiwe, la mujer” (Sisco, 2001). Al
mismo tiempo, en la madre tierra y en la relación con ella, está la esencia de la
identidad, cultura, organización social y política, economía, espiritualidad y ley de
origen del pueblo y de la Nación Nasa96. El uso de los bienes naturales debe entenderse
como una acción sobre/contra un ser vivo y sobre/contra los seres de la naturaleza que
en ella conviven. Siendo seres vivos, siendo nasa, y requiere del mismo cuidado que el
resto de las personas.
244
tiene fundamentos distintos y contenido más amplio del concepto que se le atribuye en
el mundo occidental. Por esta razón, en este Plan de Salvaguarda el concepto de
territorio, las líneas de acciones y los programas relacionados son construidos teniendo
como marco de referencia principal la Ley de origen y el respeto y la protección de la
Madre Tierra, como ser vivo y miembro de la comunidad. Debido a ello, el territorio
comprende el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo y espacio electromagnético, que
pueden corresponder (por supuesto, con una perspectiva muy diferente) a los espacios
cosmológicos nasa:
La Madre Tierra ha sido víctima de violencia política; se han roto sus relaciones de
armonía con la presencia y acción militar de cientos de años, ha sido atacada con
bombardeos y abusos de sus bienes, le han regado sangre sin hacer los rituales mayores;
también cuando se extraen y utilizan los seres de la naturaleza de forma arbitraria y
abusiva, violando sus normas o despertando las fuerzas que deben permanecer dormidas,
se alteran profundamente los ciclos de la naturaleza. Todas estas acciones de ataque
siguen ocurriendo mientras dura el conflicto armado interno y la explotación desaforada
de la naturaleza.
Por eso la Madre Tierra tiene derechos a la protección, reparación y a las garantías de no
repetición. Las acciones de prevención, protección, atención y reparación de los
miembros de las comunidades nasa y de la Madre Tierra, implican el diálogo (espiritual)
con la Madre Naturaleza y la adopción de un particular enfoque diferencial, basado en la
curación, descanso y restablecimiento del orden y armonía naturales. De ahí se
desprende que las acciones del Plan de Salvaguarda debe atender los tiempos y ciclos de
la naturaleza, el orden de los espacios cosmológicos y naturales, y su integridad de ser
vivo.
Como episodio de esta guerra de varios siglos, la Nación Nasa identifica la continuidad
de los siguientes elementos en el actual conflicto armado interno: 1) la negación de su
245
carácter de Nación, 2) la conculcación del derecho a decidir y el ataque a las formas de
gobierno propias, 3) el despojo territorial y el desconocimiento de sus títulos de
propiedad, 4) la ocupación militar de sus comunidades, 5) el debilitamiento creciente de
la economía comunitaria, 5) la manipulación de la historia y del relato oficial sobre los
pueblos indígenas, la destrucción de la lengua nasa (nasayuwe). Todos estos elementos
de continuidad han sido causados por las guerras de conquista, las guerras republicanas
en que se vieron involucrados los indígenas nasa por parte de los generales-presidentes,
la época de la Violencia y el actual conflicto armado.
Por todo lo anterior, la reparación tiene que incorporar los agravios históricos que se han
cometido contra la Nación Nasa, para que tengan un verdadero efecto reparador y
restaurador. .
En varias regiones del país el territorio indígena nasa se convirtió de hecho en territorio
interétnico, como resultado de los procesos migratorios recientes y por relaciones de
vecindad de larga duración, algunas ancestrales; no olvidar que el propio pueblo nasa se
conformó como proceso de alianzas políticas entre cacicazgos (no todos nasa). En la
actualidad, en zonas de frontera cultural, se presentan casos de territorios (incluso
resguardos) que han sido titulados o reconocidos a varios pueblos (nasa y misak, nasa y
yanacona, nasa y pijao, nasa y uitoto), lo que ha originado formas prácticas e incluso
jurídicas para convivir. También se presentan casos de migraciones de familias extensas
no-nasas (indígenas o no indígena) al interior de territorio nasa claramente delimitado y
apropiado, donde los nuevos miembros han aceptado normas nasa y las autoridades y
comunidades los han acogido voluntariamente; similar situación se ha presentado con
familias campesinas que luego de los procesos de recuperación y liberación de la tierra
han preferido quedarse como comuneros/as de los resguardos y territorios indígenas. Y
tienen lugar situaciones donde no hay una clara frontera geográfica natural o jurídica
entre territorios nasa y afro o campesino, y donde se presenta alguna conflictividad por
las competencias y derechos territoriales.
Cada una de estas situaciones ha tenido una solución política y jurídica, que en el Plan
de Salvaguarda se mantendrán, dependiendo de las regiones. En el territorio ancestral
compartido, la Nación Nasa y los otros pueblos han logrado acuerdos políticos e
institucionales para compartir territorialidad y gobierno, todos los cuales se respetarán
en el Plan de Salvaguarda; esto incluirá respeto a los procesos etno-culturales que hayan
acordado, tales como bilingüismo, familias multiculturales, etc. En los casos de familias
o grupos comunitarios de otras etnias (indígenas o campesinas) que viven en territorio
nasa, estas comunidades serán sujetos y beneficiarios de todas las medidas del Plan de
Salvaguarda, en tanto hacen parte de la comunidad política y comparten
246
representaciones culturales y espirituales; los asuntos culturales específicos (lengua,
espiritualidad, sistemas pedagógicos) serán adecuados para respetar los derechos
culturales. En los casos de reciente vecindad, donde todavía se construyen los acuerdos
interétnicos, el Plan de Salvaguarda se implementará acudiendo al principio de la
consulta intercultural, cooperación, complementariedad y coordinación, especialmente
si se trata de otros pueblos indígenas que han formulado sus propios planes de
salvaguarda ordenados por la Corte Constitucional.
***
El segundo elemento importante es que cuando el Plan de Salvaguarda hace referencia
al enfoque de género lo hace según la cosmovisión del pueblo Nasa. En la Tulpa de la
mujer, la familia y el territorio que se realizó en el 2010, se reflexionó de forma muy
profunda sobre este argumento. En esa ocasión, se destacó que para los Nasa la
concepción del género “parte en primera instancia de la interiorización del Ser Colectivo
el cual es estar en continua interacción con el otro (los seres humanos, plantas,
animales y seres espirituales)”.Por esta razón, la identidad como Mujer o Hombre se
desarrolla en relación a su dimensión dual y como parte de una pareja. Como se ha visto
anteriormente, en la ley de origen del pueblo Nasa, la dualidad de todos los elementos
que componen el mundo es fundamental para que se mantenga la armonía y el
97 En este mismo documento, véase Fundamentos h) “La Madre Tierra tiene derechos a la
protección, reparación y a las garantías de no repetición” y fundamento” f) “El territorio nasa
es uno solo”
247
equilibrio.
Esta idea de dualidad también se contempla al conocer que tanto las niñas como los
niños al nacer, ya cuentan con un ser espiritual que los acompaña; cada ser son dos
personas: un ser físico y otro espiritual (kwe’sx – nosotros/nosotras), donde las mujeres
son acompañadas por un ser espiritual masculino y los hombres por un ser espiritual
femenino, lo que sugiere estar conectados entre dos personas (mujer-hombre).
“La Gran Casa – Yat Wala” -lugar en el que conviven diversos seres nombrado-, involucra
también lo masculino y lo femenino, que incluye primeramente a Uma y A'te en lo
espiritual y en segundo lugar a Kiwe (Tierra) y Yu’ (Agua). En un tercer momento
encontramos a los seres que están dotados de órganos para ser fecundados, es decir a
aquellas que poseen útero, un órgano que se simboliza con la Yaja o Jigra, la “mochila
para guardar semilla”.
La comunidad debe preservar la vida y cuidar la relación que se da entre las mujeres y
los hombres y desde aquí nace el término Nwe'sx (familia), que parte de la unión de la
pareja (mujer – hombre); lo que da paso a la comunidad que surge de la familia. Esto
implica relaciones perdurables en armonía y complementariedad, teniendo en cuenta
que tantos las mujeres como los hombres desempeñan roles o funciones diferentes
igualmente valiosas. Esta dualidad también se refleja en el uso de la lengua Nasa Yuwe,
donde hay una forma diferente para referirse o hablarle a una mujer que al hombre, y
no hacerlo de esta manera es considerado una falta de respecto.
“integrándolos así, por la fuerza a nuevas formas de vida social, por medio
de la violencia, la evangelización y la imposición del terraje, propiciando
desconocimiento, sometimiento y abuso de mujeres y hombres a quienes les
quitaron y aún siguen quitando los territorios en los que hay diversidad de
minerales, animales, sitios sagrados; además de sistemas políticos y
administrativos.”
98 Trochez Florilva (2009) Resistencia y Utopía de La Mujer Nasa. Libro Victimas invisibles
conflicto armado y resistencia civil en Colombia.
248
La llegada de los conquistadores y colonizadores han causado una ruptura en la relación
de la mujer y la madre tierra, se consolidaron pensamientos y actitudes donde se
considera a la mujer como un ser inferior frente al hombre, excluyéndola así de los
escenarios de decisión política. De esta forma, afectó la prestigio y poder de las
mujeres, “pues ellas contaban con conocimientos medicinales, servían como
intermediarias entre los seres espirituales y los seres humanos, muchas de las tribus
tenían una organización social matriarcal, donde la mujer y lo femenino tenía un gran
valor. Esta ruptura de la organización y la expropiación de sus territorios, redujo la
seguridad de la que gozaban.”
***
El tercer punto fundamental es la consideración que la violencia contra la mujer en el
marco del conflicto armado constituye una violación grave de la Constitución Política, el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
En la Recomendación General No. 19 del Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer (“La violencia contra la mujer”) se establece que“
[l]a violencia contra la mujer, que menoscaba o anula el goce de sus derechos
humanos y sus libertades fundamentales en virtud del derecho internacional o
de los diversos convenios de derechos humanos, constituye discriminación,
como la define el artículo 1 de la Convención. Esos derechos y libertades
comprenden: a) El derecho a la vida; b) El derecho a no ser sometido a
torturas o a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; c) El derecho a
protección en condiciones de igualdad con arreglo a normas humanitarias en
tiempo de conflicto armado internacional o interno; d) El derecho a la
libertad y a la seguridad personales; e) El derecho a igualdad ante la ley; f) El
derecho a igualdad en la familia; g) El derecho al más alto nivel posible de
salud física y mental; h) El derecho a condiciones de empleo justas y
favorables.”99
249
“preocupación por el hecho de que los civiles, y particularmente las mujeres
y los niños, constituyen la inmensa mayoría de los que se ven perjudicados
por los conflictos armados, incluso en calidad de refugiados y personas
desplazadas internamente, y cada vez más sufren los ataques de los
combatientes y otros elementos armados.” Por esta razón, se exhortan todas
las partes de un conflicto armado “a que respeten plenamente el derecho
internacional aplicable a los derechos y a la protección de las mujeres y
niñas, especialmente en tanto que civiles, en particular las obligaciones
correspondientes en virtud de los Convenios de Ginebra de 1949 y sus
Protocolos Adicionales de 1977, la Convención sobre los Refugiados de 1951 y
su Protocolo de 1967, la Convención sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación contra la mujer de 1979 y su Protocolo Facultativo de 1999
y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989 y
sus dos Protocolos Facultativos de 25 de mayo de 2000, y a que tengan
presentes las disposiciones pertinentes del Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional” y ““a que adopten medidas especiales para proteger a
las mujeres y las niñas de la violencia por razón de género, particularmente
la violación y otras formas de abusos sexuales, y todas las demás formas de
violencia en situaciones de conflicto armado100”.
250
graves de vulneración de la dignidad humana y del derecho a la integridad personal, y
según lo ha reconocido la jurisprudencia internacional, puede llegar a configurar el
crimen de tortura si están dados los demás elementos requeridos, o bien una forma de
trato cruel, inhumano o degradante104.
Al mismo tiempo en el marco del Derecho Internacional Humanitario, numerosas son las
normas que pueden ser utilizadas como marco legal para la protección, la atención y la
reparación de las mujeres en el marco del conflicto.
“En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja
en el territorio de una de las Altas Partes Contratantes cada una de las Partes
en conflicto tendrá la obligación de aplicar, como mínimo, las siguientes
disposiciones:
A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a las
personas arriba mencionadas:
Esta norma, de por si fundamental, toma particular valor sobre todo si leída en conjunto
con el principio de distinción, norma de ius congens, en base a la cual se establece que
“No serán objeto de ataque la población civil como tal ni las personas civiles”106
Hay que resaltar la importancia de la introducción del enfoque de género107 en el
Estatuto de Roma y la atribución de la competencia de la Corte Penal Internacional a
conocer determinados crímenes en contra de las mujeres en situaciones de conflicto.
“1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa
humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte
cualquier persona y que comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de
personas, prostitución forzada, secuestro y acoso sexual”, así como aquella violencia sexual
“que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, dondequiera que ocurra”.
104 Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución 3318 (XXIX) del 14 de diciembre de
1974. En el mismo sentido véase Corte Constitucional, Auto 092 de 2008.
105 En este sentido se señala el artículo 4-2-e del Protocolo Adicional II de 1977 a los Convenios de Ginebra
de 1949 que establece la prohibición de “los atentados contra la dignidad personal, en especial los tratos
humillantes y degradantes, la violación, la prostitución forzada y cualquier forma de atentado al pudor”.
106 Protocolo adicional I de 1977 - art. 51 N° 2. Protocolo adicional II de 1977 - art. 13 N° 2.
107 A este propósito es bien precisar que en el art. 7.3 Estatuto ceromiel término “género” se refiere a los dos
sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. Sin embargo, en el presente Plan de
Salvaguarda nos referimos solamente al sexo femenino.
251
de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con
conocimiento de dicho ataque:
(…)
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo
forzado108, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia
sexual de gravedad comparable; (…)” (resaltado fuera del texto)”
Estos mismos tipos de delitos están incluidos en el artículo 8 del Estatuto donde se
define la categoría de crímenes de guerra y sin importar si se trata de conflicto
internacional o conflicto que no sean de índole internacional.
***
108 A este propósito,n el apartado 2del mismo artículo se precisa que “[p]or “embarazo forzado” se
entenderá el confinamiento ilícito de una mujer a la que se ha dejado embarazada por la fuerza, con la
intención de modificar la composición étnica de una población o de cometer otras violaciones graves del
derecho internacional. En modo alguno se entenderá que esta definición afecta a las normas de derecho
interno relativas al embarazo”;
109 CIDH, Las mujeres frente a la violencia y la discriminación derivadas del conflicto armado en
Colombia, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 67, 2006, párr. 45.
110 Ibidem, parr. 46.
111 Ibídem,parr. 58-60.
112 CIDH, Capítulo V, Informe Anual 2009, Informe de Seguimiento Las Mujeres Frente la Violencia
y la Discriminación Derivadas del Conflicto Armado en Colombia, párr. 9.
252
el país y que de manera particular ha hecho de los pueblos indígenas las
principales víctimas de la guerra y la disputa por territorios de gran riqueza
por su biodiversidad, recursos bioenergéticos y mineros. Esta confrontación
ha traído consigo la militarización casi total de nuestros territorios.
Las mujeres sufrimos estos impactos por ser mujeres y por ser indígenas,
somos objeto de múltiples discriminaciones que se entrecruzan y nos hacen
altamente vulnerables.” 113
La Corte, la Corte identifica dos órdenes de factores de riesgos que agudizan la situación
de victimización de las mujeres y que explican muy claramente que a raíz del impacto
desproporcionado del conflicto armado sobre este sector de la población se necesitan
acciones de prevención específicas. En específico, la Corte afirma que esta mayor
vulnerabilidad se genera:
113 ONIC, “Mujeres indígenas, victimas invisibles del conflicto armado en Colombia. La violencia
sexual, una estrategia de guerra”, 2012, disponible en http://cms.onic.org.co/wp-
content/uploads/downloads/2012/05/informe-violencia-sexual-mujeres-ind%C3%ADgenas-Colombia.pdf.
114 A este propósito la Corte identifica 10 factores de riesgos específicos: (i) el riesgo de violencia
sexual, explotación sexual o abuso sexual en el marco del conflicto armado; (ii) el riesgo de explotación o
esclavización para ejercer labores domésticas y roles considerados femeninos en una sociedad con rasgos
patriarcales, por parte de los actores armados ilegales; (iii) el riesgo de reclutamiento forzado de sus hijos e
hijas por los actores armados al margen de la ley, o de otro tipo de amenazas contra ellos, que se hace más
grave cuando la mujer es cabeza de familia; (iv) los riesgos derivados del contacto o de las relaciones
familiares o personales -voluntarias, accidentales o presuntas- con los integrantes de alguno de los grupos
armados ilegales que operan en el país o con miembros de la Fuerza Pública, principalmente por
señalamientos o retaliaciones efectuados a posteriori por los bandos ilegales enemigos; (v) los riesgos
derivados de su pertenencia a organizaciones sociales, comunitarias o políticas de mujeres, o de sus labores de
liderazgo y promoción de los derechos humanos en zonas afectadas por el conflicto armado; (vi) el riesgo de
persecución y asesinato por las estrategias de control coercitivo del comportamiento público y privado de las
personas que implementan los grupos armados ilegales en extensas áreas del territorio nacional; (vii) el riesgo
253
(…)
(b) (C)omo víctimas sobrevivientes de actos violentos que se ven forzadas a
asumir roles familiares, económicos y sociales distintos a los acostumbrados, las
mujeres deben sobrellevar cargas materiales y psicológicas de naturaleza
extrema y abrupta, que no afectan de igual manera a los hombres.”115
Como consecuencia del impacto diferencial y agudizado del conflicto armado, la Corte
denuncia que el desplazamiento forzado ha afectado particularmente las mujeres y las
ha afectadas de manera manifiestamente desproporcionada, en términos cuantitativos y
cualitativos, en el marco contexto de por si grave que ha llevado la misma Corporación
a hablar de estado de cosas inconstitucional general116. A este propósito la Corte ha
identificado 18 (dieciocho) facetas de género que explican esta mayor afectación que
las mujeres sufren y que pueden agrupar en dos categorías principales:
por el asesinato o desaparición de su proveedor económico o por la desintegración de sus grupos familiares y
de sus redes de apoyo material y social; (viii) el riesgo de ser despojadas de sus tierras y su patrimonio con
mayor facilidad por los actores armados ilegales dada su posición histórica ante la propiedad, especialmente
las propiedades inmuebles rurales; (ix) los riesgos derivados de la condición de discriminación y
vulnerabilidad acentuada de las mujeres indígenas y afro descendientes; y (x) el riesgo por la pérdida o
ausencia de su compañero o proveedor económico durante el proceso de desplazamiento.
115 Corte Constitucional, Auto 092 de 2008.
116 Corte, Sentencia T-025 de 2004.
117 De la primera categoría de facetas de genero hacen parte: (i) la violencia y el abuso sexuales,
incluida la prostitución forzada, la esclavitud sexual o la trata de personas con fines de explotación sexual; (ii)
la violencia intrafamiliar y la violencia comunitaria por motivos de género; (iii) el desconocimiento y
vulneración de su derecho a la salud y especialmente de sus derechos sexuales y reproductivos a todo nivel,
con particular gravedad en el caso de las niñas y adolescentes pero también de las mujeres gestantes y
lactantes; (iv) la asunción del rol de jefatura de hogar femenina sin las condiciones de subsistencia material
mínimas requeridas por el principio de dignidad humana, con especiales complicaciones en casos de mujeres
con niños pequeños, mujeres con problemas de salud, mujeres con discapacidad o adultas mayores; (v)
obstáculos agravados en el acceso al sistema educativo; (vi) obstáculos agravados en la inserción al sistema
económico y en el acceso a oportunidades laborales y productivas; (vii) la explotación doméstica y laboral,
incluida la trata de personas con fines de explotación económica; (viii) obstáculos agravados en el acceso a la
propiedad de la tierra y en la protección de su patrimonio hacia el futuro, especialmente en los planes de
retorno y reubicación; (ix) los cuadros de discriminación social aguda de las mujeres indígenas y
afrodescendientes desplazadas; (x) la violencia contra las mujeres líderes o que adquieren visibilidad pública
por sus labores de promoción social, cívica o de los derechos humanos; (xi) la discriminación en su inserción
a espacios públicos y políticos, con impacto especial sobre su derecho a la participación; y (xii) el
desconocimiento frontal de sus derechos como víctimas del conflicto armado a la justicia, la verdad, la
reparación y la garantía de no repetición.” CORTE CONSTITUCIONAL, Auto 092 de 2008.
254
hombres desplazados118.”119
Por otro, la Corte ordena que se elaboren trece programas específicos de género121
en el marco de la política pública para la atención al desplazamiento forzado que se
había debido haber puesto en marcha. Además, la Corte indica para cada programa
15 quince elementos mínimos de racionalidad para especificar la situación fáctica y
los parámetros jurídicos constitucionales a los cuales cada programa debe responder
en su diseño e implementación.
118 De la segunda categoría de facetas de genero hacen parte : “(xiii) los especiales requerimientos de
atención y acompañamiento psicosocial de las mujeres desplazadas, que se han visto gravemente
insatisfechos; (xiv) problemas específicos de las mujeres ante el sistema oficial de registro de la población
desplazada, así como ante el proceso de caracterización; (xv) problemas de accesibilidad de las mujeres al
sistema de atención a la población desplazada; (xvi) una alta frecuencia de funcionarios no capacitados para
atender a las mujeres desplazadas, o abiertamente hostiles e insensibles a su situación; (xvii) el enfoque a
menudo “familista” del sistema de atención a la población desplazada, que descuida la atención de un
altísimo número de mujeres desplazadas que no son cabezas de familia; y (xviii) la reticencia estructural del
sistema de atención a otorgar la prórroga de la Atención Humanitaria de Emergencia a las mujeres que
llenan las condiciones para recibirla.” CORTE CONSTITUCIONAL, ibídem.
119 CORTE CONSTITUCIONAL, ibídem.
120 Esta dos presunciones son:” a. La presunción constitucional de vulnerabilidad acentuada de las
mujeres desplazadas, para efectos de su acceso a los distintos componentes del SNAIPD y de la
valoración integral de su situación por parte de los funcionarios competentes para atenderlas; y
255
Además de definir el marco general de afectaciones y las acciones que el Estado
debe adoptar para que se realice el enfoque diferencial basado en el género en la
política pública de atención a la población desplazada, la Corte evidencia que, en el
marco de la situación que toma en análisis, hay grupos de mujeres que sufren una
mayor afectación y son mayormente vulnerables frente los factores de riesgo.
256
que la igualdad sea real y efectiva122 y de reconocer y proteger la diversidad
étnica y cultural de la Nación colombiana123. Es en este sentido que la Corte
ordena el diseño y actuación de un Programa de Protección de los Derechos de las
Mujeres Indígenas Desplazadas124.
El Auto 092 de 2008 representa hoy día el instrumento nacional más importante en que
se visibilizan las violaciones de los derechos de las mujeres por el conflicto y se dispone
el diseño y la actuación de medidas específica para la prevención y atención a las
víctimas de dichos delitos. Sin embargo, no obstante no exista una evaluación general
del estado de actuación del Auto 092, diferentes fuentes registran el no cumplimiento
por parte del Estado de las ordenes en ello impartidas por la Corte.
Siempre en el 2008, la Corte se pronuncia por medio del Auto 237 sobre el
incumplimiento de las órdenes impartidas en el Auto 092 de 2008. En esta ocasión la
Corta destaca que las medidas que había individuado en su precedente dictamen no
habían sido iniciadas, sobretodo en relación con los 13 programas específicos de
protección y atención de las mujeres en situación de desplazamiento. Por esta razón, la
Corte reitera su posición y ordena adoptar formalmente los “Lineamientos para un Plan
Integral de prevención y protección del impacto desproporcionado y diferencial del
desplazamiento forzado sobre las mujeres colombianas”, en su integridad, y con la
totalidad de las propuestas allí incluidasǁ que habían sido entregados por diferentes
organizaciones de la sociedad civil a la Corte Constitucional.
257
del 2011 elaborado por la Mesa Nacional de seguimiento al Auto 092, se evidencian las
amenazas y peligros que enfrentan actualmente las mujeres líderes víctimas de
desplazamiento y la preocupación profunda de las organizaciones que hacen parte de la
Mesa con respecto al incremento de ataques a las mujeres y organizaciones de población
desplazada, así como a organizaciones acompañantes en razón a su participación activa
en los procesos de exigibilidad de sus derechos. En relación con el anterior se destaca
que:
sociopolítica contra las mujeres líderes de población desplazada; en el marco de las órdenes proferidas por
la honorable corte constitucional en el auto 092 de 2008 y siguientes”, Marzo de 2011, disponible en
http://memoriaydignidad.org/memoriaydignidad/images/mujeres/documentos-relacionados-mujeres/34-
Balance-implementacion-programa-promocion-participacion-mujer-desplazada.pdf
126 Ibidem, p. 42
127 MESA NACIONAL DE SEGUIMIENTO AL AUTO 092, “Primer informe de seguimiento al
cumplimiento de la orden del auto 092 referida al anexo reservado de 183 reportes de violencia sexual”,
enero 2009, disponible en http://www.viva.org.co/cajavirtual/svc0144/articulo0029.pdf; MESA
NACIONAL DE SEGUIMIENTO AL AUTO 092, “Tercer informe de seguimiento al auto 092 de 2008”, Junio
2010, disponible en
http://www.dejusticia.org/index.php?modo=interna&tema=justicia_transicional&publicacion=816
; MESA NACIONAL DE SEGUIMIENTO AL AUTO 092, “Cuarto informe de seguimiento al auto 092 de 2008.
Acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia sexual”, Mayo 2011, disponible en
http://www.dejusticia.org/index.php?modo=interna&tema=justicia_transicional&publicacion=985.
258
finalidad enfrentar la impunidad, y garantizar el acceso a la justicia y la
debida diligencia en la prevención, investigación, juzgamiento, sanción y
reparación de las violaciones a los derechos humanos, y en particular de la
violencia sexual ocurrida en el contexto del conflicto, constituye el
incumplimiento de las obligaciones del Estado derivadas del derecho a la
justicia, y propicia su continuidad.
(…)
El Estado ha incumplido su obligación de prevenir los riesgos que pueden
derivarse de la participación procesal de las víctimas. Los programas de
protección y las medidas implementadas por estos no han sido eficaces,
persisten los obstáculos para su acceso y deficiencias en la implementación
de las medidas de protección; adicionalmente, el trámite para la
vinculación de las mujeres a los programas ha sido discriminatorio y
revictimizante. Todo ello da cuenta del incumplimiento del Estado de su
obligación de garantizar la seguridad de las mujeres, ante las situaciones de
riesgo y amenaza que enfrentan. ”128
De estos estudios de seguimiento del Auto 092 se desprende que, hasta la fecha, el
Estado colombiano no se ha activado de forma eficaz para dar cumplimiento a las
órdenes de las Corte y, de forma más general, no se ha restaurado todavía el estado
de cosas constitucional que es el objetivo último de la sentencia T-025 de 2004 y
todos los Autos de seguimiento a esta.
259
programas que tenga en cuenta de la situación de mayor vulneración sufrida por las
mujeres indígenas en el marco del conflicto, con el fin de direccionar las políticas
estadales hacia el cumplimento delas ordenes de la sentencia T-025 y del Auto 092 y
garantizar la efectiva participación del pueblo Nasa en el diseño de estas.
Lo segundo que dijo la Corte fue mas interesante: restituir es devolver. La Corte
Interamericana dijo: incluso si las tierras de un indígena están en manos de alguien que
tiene una escritura pública legal, el estado tiene que hacer las acciones para devolverle
la tierra a los indígenas. Cuando decimos que esos derechos están ya reconocidos
significa que vamos a utilizar esos derechos en el Plan de Salvaguarda. La Corte
Interamericana dijo que tenía que ser con un procedimiento expedito.
260
comunidades étnicas para que estas puedan actuar según sus propios usos y costumbres,
como manifestación de una de las diferentes facetas que constituyen las identidades
culturales de Colombia. Por otro lado, esto implica que el Estado debe actuar
concretamente para hacer que este reconocimiento sea efectivo y tiene que garantizar
que existan las condiciones para que las diferentes expresiones culturales puedan
desarrollarse de conformidad con el mandato constitucional.
130 En la Sentencia T-704 de 2006, la Corte hace una recapitulación de las sentencias que hasta
entonces habían sido emitidas y en que definen el alcances de los derechos conectados con el
principio de la protección étnica y cultural, en los siguientes términos” “El abundante
desarrollo doctrinal que ha realizado la Corte Constitucional por medio de su jurisprudencia,
tanto en sede de revisión de tutelas, como en sede de constitucionalidad, ha extendido a las
comunidades indígenas, en tanto sujetos de derechos colectivos, la titularidad de una amplia
gama de derechos fundamentales. Dentro de estos derechos se encuentran, por ejemplo: (i)
el derecho a la integridad étnica y cultural. Al respecto ver, entre otras, las sentencias T-428
de 1992;T-528 de 1992; C-169 de 2001; C-620 de 2003; SU-383 de 2003; C-401 de 2005; (ii) el
derecho a la supervivencia cultural y el derecho a la preservación del hábitat natural de los
pueblos indígenas. Sobre este tema ver entre otras las sentencias T-405 de 1993; SU-039 de
1997; C-169 de 2001; T-1117 de 2002; C-620 de 2003; SU-383 de 2003; C-401 de 2005.; (iv) el
derecho a la propiedad colectiva de las comunidades indígenas. Al respecto se puede
consultar entre otras las sentencias T-188 de 1993; T-652 de 1998; Sentencia C-180 de 2005;
(v) el derecho a la propiedad colectiva sobre la tierra habitada por la comunidad indígena Al
respecto se puede consultar entre otras las sentencias T-188 de 1993; T-652 de 1998;
Sentencia C-180 de 2005; (vi) el derecho de los pueblos indígenas a configurar sus propias
instituciones jurídicas Ver por ejemplo la sentencia T-1127 de 2001; el derecho de los pueblos
indígenas a administrar justicia en su territorio y a regirse por sus propias normas y
procedimientos Ver entre otras sentencias T-254 de 1994; T-349 de 1996; T-523 de 1997; T-
1121 de 2001; T-782 de 2002; T-811 de 2004; (vii) el derecho de las comunidades indígenas a
determinarse por su cosmovisión religiosa y a hacerla valer ante terceros. Se pueden
consultar entre otras las sentencias T-257 de 1993; T-324 de 1994; SU-510 de 1998; (viii) el
derecho a participar en la toma de decisiones que puedan afectarlos Ver entre otras
sentencias SU-039 de 1997; C-418 de 2001; C-891 de 2002; C-620 de 2003 y SU-383 de 2003;
el derecho a acudir a la justicia como comunidad, ver sentencias T-380 de 1993; C-058 de
1994; T-349 de 1996; T-496 de 1996; SU-039 de 1997; SU- 510 de 1998; T-652 de 1998.”
261
pronunciado también en esa dirección y ha resaltado la necesidad de
procurar las condiciones y de ambientar las circunstancias para lograr la
efectividad de la democracia en la realidad.
(…)
No es suficiente, por tanto, que la Constitución, los Pactos Internacionales
aprobados y ratificados por Colombia establezcan un conjunto de derechos
por medio de los cuales se afirme el reconocimiento y protección del
derecho a la diversidad étnica y cultural de los pueblos indígenas. Es
preciso que se garanticen también las vías para hacer factible este
derecho en la práctica. De lo contrario, el derecho constitucional
fundamental al reconocimiento y debida protección de la diversidad
étnica y cultural de los pueblos indígenas correría el riesgo de verse
convertido en letra muerta. De ahí la estrecha conexión entre los derechos
políticos y civiles, los derechos sociales económicos y culturales y los
derechos colectivos. La realización efectiva de los derechos sociales es
conditio sine qua non para garantizar el goce del derecho constitucional
fundamental al reconocimiento y debida protección de la diversidad
étnica y cultural de los pueblos indígenas. Para ponerlo en otros
términos: sin la garantía de cumplimiento de los derechos sociales, el
derecho constitucional fundamental al reconocimiento y debida protección
de la diversidad étnica y cultural de los pueblos indígenas se vería por
entero vaciado de contenido.” (Resaltado fuera del texto)
262
Sin embargo vale precisar que los derechos a la autonomía y autogobierno no pueden
ser invocados, bajo ninguna circunstancia, por parte del Estado como limitaciones
para el cumplimiento de su obligación de ser garante de los derechos fundamentales,
colectivos e individuales, de los pueblos indígenas. Respetar la autonomía de los
pueblos indígenas no significa el Estado deja de ser responsable de la actuación de
los derechos fundamentales. A este propósito, se hace especial referencia al
cumplimento de los derechos económicos y sociales. El Estado no puede alegar que
estos son de competencia de los órganos de autogobierno y por eso toca a ellos
garantizar su protección y realización, sino debe garantizar el cumplimento de los
mismos asegurando el respeto de la dimensión cultural de estos y el utilizo de las
instituciones y políticas propia. Esto significa que el Estado tiene que garantizar los
recursos económicos necesarios para que los órganos de gobierno propio puedan
adoptar medidas y actuar programas que garanticen el goce de los derechos civiles,
políticos, económicos y sociales de los integrantes de sus comunidades.
133 A este propósito el Convenio 169 de la OIT hace expresa referencia a la obligación del Estado
a garantizar los recursos para que a los pueblos indígenas puedan tener garantizados los
derechos a la salud (art. 25)y educación(art. 26 y 27), en conformidad con sus culturas,
tradiciones, usos y costumbres. Esto en cumplimento de los derechos a la igualdad, no
discriminación y a la identidad cultural. (nota fuera del texto)
263
constitucionales fundamentales se contrastan con las que tienen otros
sectores de la población.
Aquí es preciso recordar que la situación de abandono y de pobreza en que
se encuentran por lo general los pueblos indígenas – durante siglos objeto
de la imposición o de la indiferencia estatal – y la falta de realización en
la práctica de sus derechos constitucionales fundamentales puede llegar a
diezmar de manera considerable el derecho que tienen las comunidades
indígenas a participar de manera activa y consciente en el manejo de los
asuntos que los afectan y termina por desconocer de facto el derecho
constitucional fundamental al reconocimiento y debida protección de la
diversidad étnica y cultural de los pueblos indígenas. Puede, incluso,
conducir a la extinción misma de los pueblos indígenas.
(…)
Ahora bien, para nadie es una novedad que el ejercicio de los derechos que
les confiere la Constitución, los Tratados Internacionales y la jurisprudencia
nacional e internacional a las comunidades indígenas pueden originar
tensiones y conflictos en distintos ámbitos. Estas tensiones son
inevitables y se presentan una y otra vez en el acontecer nacional. Lo
anterior, empero, no puede servir de excusa para que el Estado – sea en
el nivel nacional o en el nivel territorial – descuide el compromiso que la
Constitución consigna a favor de la necesidad de garantizar los derechos
constitucionales fundamentales de los pueblos indígenas y de asegurarles
su activa participación en las políticas – tanto de índole legislativo como
administrativo – que puedan afectar sus intereses. Este compromiso en
cabeza de las entidades estatales no sólo envuelve la obligación de
abstenerse de desconocer los derechos constitucionales fundamentales de
los pueblos indígenas (deberes de orden negativo). Exige también, bajo el
enfoque de garantizar el libre ejercicio – pleno y efectivo - de tales
derechos, que el Estado adopte todas las medidas apropiadas para que los
derechos se hagan realidad en la práctica (deberes de orden positivo).”134
(Resaltado fuera del texto)
Es importante subrayar, como en estos pocos párrafos la Corte evidencia muy claramente
cuáles son las obligaciones del Estado en relación a su papel de garante de los derechos
fundamentales. En este sentido debe: i) reconocer y proteger los derechos de los
pueblos indígenas, ii) garantizar su efectivo cumplimiento, de acuerdo con las normas
internacionales que ha aceptado en su ordenamiento interno; iii) garantizar los recursos
necesarios para la realización de las medidas necesarias para que estos derechos sean
realmente alcanzados; iv) garantizar el respeto los derechos a la identidad cultural, a la
autonomía y a la autogobierno y hacer en modo que sean directamente los pueblos
indígenas quien tenga el manejo de los recursos para asegurar que las acciones puestas
en marcha para la realización de sus derechos sean efectivamente concordes a sus
propias tradiciones e instituciones.
Hasta ahora la respuesta del Estado colombiano frente la necesidad de poner en marcha
esta efectiva realización de los derechos de los pueblos indígenas ha sido insatisfactoria.
De hecho, en los últimas décadas se ha registrado un importante incremento de los
instrumentos legislativos y administrativos que regulan varios aspectos del
264
reconocimiento y protección de los pueblos indígenas. Desafortunadamente, esto no ha
coincidido con la real puesta en marcha de medidas eficaces en este sentido. Sobre este
punto, en el 2004, el anterior Relator destacó que“la precaria situación de los derechos
humanos de los pueblos indígenas en Colombia refleja el desfase entre una legislación
nacional avanzada y la poca efectividad real de las instituciones encargadas de su
protección, en el marco de un conflicto armado interno en el cual participan numerosos
contendientes cuya acción incide en las posibilidades den supervivencia de las
comunidades autóctonas135” (Subrayado fuera del texto. En ese mismo sentido, la
Corte Constitucional el Auto004 de 2009 ha puesto un énfasis en el hecho que “[l]a
respuesta de las autoridades estatales a la crítica situación […] se ha dado
principalmente a través de la expedición de normas, políticas y documentos formales,
los cuales, a pesar de su valor, han tenido repercusiones prácticas precarias”136. Un
ejemplo muy representativo de esta realidad se puede encontrar en el Sistema de
Alertas Tempranas (SAT) de la Defensoría del Pueblo, mecanismo que ha sido puesto en
marcha para la identificación y prevención de violaciones de los derechos humanos e
infracciones al derecho internacional humanitario contra los pueblos indígenas. Sin
embargo, Este programa no está teniendo el impacto esperado y las recomendaciones,
que vienen presentadas para evitar futuras violaciones de los derechos humanos, no
siempre han recibido la adecuada consideración y respuesta de los órganos encargados
de poner en marcha medidas de protección137.
La responsabilidad del Estado de ser garante de los derechos de los pueblos indígenas no
es solamente relacionada a una dimensión general de protección. En otras palabras, el
Estado colombiano no debe solamente garantizar la realización del marco legal y
normativo existente en materia como expresión del pluralismo étnico y del
multiculturalismo consagrados en la Constitución Política, sino debe tener cuenta
también del contexto histórico y social en que este tiene que ser alcanzado. Como la
misma Corte ha evidenciado, no se puede trascender de la situación de discriminación,
marginalización e indiferencia institucional en que los pueblos indígenas han vivido
históricamente en Colombia. Y esta situación es aún más exacerbada e intensificada por
causa del conflicto armado interno que aflige al país.
A este propósito, en el Auto 004 de 2009, la Corte Constitucional afirma que los pueblos
indígenas sufren alarmantes patrones de desplazamiento forzado, homicidio, falta de
alimentación y otros problemas graves a causa del conflicto armado en el país y distintos
factores subyacentes138. La situación de violencia a la que están particularmente
expuestos los pueblos indígenas ha sido caracterizada por el silencio de las instituciones,
que debido a la invisibilidad de la misma, ha generado una sensación de abandono por
parte de las comunidades afectadas que de hecho ha exasperado su situación139. Al
mismo tiempo, desde diferentes instituciones organizaciones se ha denunciado que las
135 Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades
fundamentales de los pueblos indígenas, Sr. Rodolfo Stavenhagen, Adición: Misión a Colombia
(E/CN.4/2005/88/Add.2), 10 de noviembre de 2004, parr.81
136 SentenciaT-704 de 2006
137 Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades
fundamentales de los pueblos indígenas, Sr. James Anaya, La situación de los pueblos
indígenas en Colombia. Seguimiento a las recomendaciones hechas por el relator especial
anterior, (34), 8 de enero de 2009, parr. 9-11.
138 Corte Constitucional, Auto 004 de 2008..
139 Ibidem.
265
mismas Fuerzas Armadas han sido autores de graves crímenes contra los integrantes de
los pueblos indígenas. En 2008, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos identificó que pueblos y comunidades indígenas en
departamentos como Antioquia, Cauca y Chocó fueron víctimas de tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes atribuidos a miembros de la Fuerza Pública140.
Además, se ha destacado la alta tasa de impunidad de los responsables de dichos
crímenes.141 También en el auto 004 de 2008, la Corte Constitucional enfatizo estas
circunstancias y en relación con la situación el pueblo Nasa, reportó que:
“De acuerdo con los documentos recopilados, las violaciones de los derechos
humanos y del DIH han sido producidas por los grupos guerrilleros y los
paramilitares, y también por la Fuerza Pública. Por ejemplo, en los últimos
años Toribío ha sido objeto de 17 tomas guerrilleras “que han convertido al
municipio en un campo de batalla y convirtiendo a la población civil en
escudos humanos”. Se registra en este sentido un alto nivel de daño a
construcciones civiles por cilindros de gas lanzados por la guerrilla,
especialmente las que quedan cerca de instalaciones militares. Igualmente,
en la región de Tierradentro -24 cabildos- se ha presentado la muerte de
varios indígenas por fuego cruzado entre la guerrilla y las Fuerzas Armadas, y
heridos por minas antipersonal. Se denuncia también un gravísimo patrón de
violación de derechos humanos por el Ejército y la Policía, entre otras por:
ocupación de edificios y construcciones civiles, instalación de trincheras,
barricadas y carpas en hogares, escuela, alcaldía, centros de la comunidad, y
agresiones directas contra miembros de la comunidad que participan en
manifestaciones colectivas y públicas. “Las comunidades señalaron que
entienden la necesidad de la presencia del Estado, pero que no es aceptable
que las trincheras y bases policiales se encuentren ubicadas en las escuelas,
casas y parques públicos”. El temor prevaleciente impide que los casos de
violaciones de derechos humanos y del DIH sean denunciados y registrados;
hay un alto subregistro de eventos”142
Estos hechos permiten llegar a la conclusión que el Estado no solo no está cumpliendo
con su papel de garante y protector de los derechos humanos, sino al mismo tiempo es
directamente responsable de hechos que los vulneran. A este propósito es bien recordar
que la un comportamiento ilícito y violatorio de los derechos humanos es imputable al
Estado si puesto en ser por parte de cualquier individuo que, en conformidad al derecho
interno, pertenezca a un órgano del Estado, independientemente de la función que se
ejerza, de su posición o de la natura central o local de su oficio143. Esto es aplicable
también en caso el órgano exceda en su competencia144.
140 Informe anual de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
sobre la situación de los derechos humanos en Colombia (A/HRC/10/032), 19 de febrero de
2009.
141 Ibídem.
142 Corte Constitucional, Auto 004 de 2009, anexo J.
143 Comisión de Derecho Internacional (CDI), Proyecto de Artículos sobre responsabilidad del
Estado por hechos internacionalmente ilícitos, adoptado por la CDI en su 53º período de
sesiones (A/56/10) y anexado por la Asamblea General de Naciones Unidas en su Resolución
56/83, de 12 de diciembre de 2001, art. 4;
144 Ibidem, art. 7.
266
En ámbito interamericano, aunque no exista un cuerpo normativo que trate el tema de
la responsabilidad del Estado para las violaciones de los derechos humanos, la CorteIDH
ha efectuado numerosas apreciaciones en materia, basándose en diferentes
disposiciones de la Convención Interamericana de derechos humanos (en adelante, la
Convención). En particular, la CorteIDH, interpretando el art.1.1145 de la Convención,
atribuye Estado la obligación de respetar y garantizar los derechos humanos reconocidos
en la Convención de manera plena, inclusiva y sin alguna discriminación146. “Es decir,
cualquiera que sea el origen o la forma que asuma, todo tratamiento que puede ser
considerado discriminatorio respecto del ejercicio de cualquiera de los derechos
garantizados en la Convención es per sé incompatible con la misma”147, y por tanto,
ilícita.
A respecto de la segunda obligación, la Corte establece que los Estados “deben prevenir,
investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos por la Convención y
procurar, además, el restablecimiento, si es posible, del derecho conculcado y, en su
caso, la reparación de los daños producidos por la violación de los derechos
humanos”151. Se trata entonces de una obligación de hacer que impone a los Estado el
267
deber de “de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las
estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de
manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los
derechos humanos”152.
166.
152 Ibídem.
153 Ibídem, párr. 175;
154 CORTE INTERAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS, Caso Masacre de Pueblo Bello Vs.
Colombia, sentencia sobre fondo, reparaciones y costas de 31 de enero de 2006, Serie C,
núm. 140, párr. 142.
155 CORTE INTERAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS Caso Velásquez Rodríguez, cit., párr.
176.
156 Ibídem, párr. 177.
157 AGUIAR, ob. cit., p. 204.
268
respetados y garantizados. En este sentido, por un lado, se quiere lograr la efectiva
reparación de las víctimas del conflicto armado, y esto se quiere hacerlo teniendo en
cuenta un concepto de reparación que sea conforme a nuestra Ley de origen, cultura y
espiritualidad. Por otro lado, se apunta a que el Estado fortaleza la autonomía de la
Nación Nasa, para que se potencien las medidas propias de autoprotección y se proceda
con la desmilitarización de los territorios ancestrales, en cuanto se ha visto la presencia
de las fuerzas armadas no ha sido garantía de protección, sino al contrario ha sido uno
de los factores de nuestra victimización.
El Auto 004 de 2009 estableció como propósitos globales de los Planes de Salvaguarda los
siguientes:
158 Corte Constitucional, Auto 004 de 2009. Reiterado, entre otros, en : Auto 173/12, Auto 092
de 2008, 237de 2208.
269
desplazamiento,
f. Actuar frente a las conductas delictivas que producen o propician el
desplazamiento.
270
Gráfico elaborado a partir de un ejercicio interpretativo del Equipo Nacional del Plan
de Salvaguarda de la Nación Nasa. Marzo de 2013.
Las estrategias aquí definidas para cumplir con los objetivos del Plan de Salvaguarda
están relacionadas con la interpretación general que hacen las autoridades indígenas del
271
Como se señaló previamente, las comunidades nasa encuentran continuidad entre la
guerra de Conquista con el actual conflicto armado interno. De hecho, el colonialismo
interno persiste en las relaciones entre el Estado colombiano y los pueblos indígenas, a
pesar de la adopción de la Constitución del 91 y de reiteradas jurisprudencias que les
reconocen derechos plenos de “sujetos colectivos”. Esta continuidad es el basamento
sobre el cual se experimenta la violencia política del conflicto armado.
Durante estos cinco siglos, el avance del latifundio y su correlato –la concentración de la
propiedad de la tierra en manos de sectores armados legal o ilegalmente- ha implicado
un permanente estado de militarización de la sociedad. La Nación Nasa en varias
ocasiones debió acudir a la respuesta militar frente a esta agresión. Todo ello ha
reforzado un sentimiento identitario de “guerreros milenarios” al que se han visto
obligados los propios nasa para responder a lo que consideran un “estado de cosas” de la
sociedad occidental, su forma de relacionamiento con los indígenas: la invasión armada
permanente.
272
Eso se debe a que todas las campañas militares presuponen que las comunidades
indígenas nasa se acogerán a las normas del vencedor militar. Pero la historia de
resistencia a la invasión que tiene la Nación Nasa dice otra cosa: solo los gobiernos
indígenas, nacidos de las comunidades, han logrado representar legítimamente a la
comunidad en las diferentes etapas de su historia. El choque con actores armados que
tienen proyectos territoriales excluyentes del proyecto indígena, produce una mayor
conflictividad, que ninguno de los actores armados ha logrado resolver. O mejor, que han
querido resolver con mayor presencia y actuación bélica. El resultado es siempre una
mayor militarización, sin que eso implique obediencia comunitaria al esquema de
guerra. Y por consiguiente una mayor victimización de líderes y voceros comunitarios
que no aceptan la imposición de los proyectos militaristas.
Antes bien, los esquemas de resistencia a la guerra relativamente eficaces han sido los
que las propias comunidades han implementado. Los kiwe thegsa o puyaksa (cuidadores
del territorio, conocidos como guardia indígena), los esquemas colectivos en eventos de
desplazamiento para mitigar impactos, el traslado de todo el sistema de gobierno en
situaciones de crisis humanitaria a las zonas de refugio, los sistemas de alertas
tempranas, el refuerzo espiritual-simbólico por parte de los thé'wala (médicos
tradicionales), la movilización para neutralizar acciones de guerra, el diálogo directo
con los actores armados, han permitido que el pueblo nasa no sucumba en un contexto
de guerra de elevada intensidad. Por supuesto, la negativa de los actores armados a
reconocer que el gobierno indígena es el único legítimo, y del derecho de las
comunidades a una estrategia propia de protección y prevención, impide que estas
estrategias de resistencia tengan todo el impacto deseable. A lo cual se suma la
caracterización primaria que hacen los contendientes del ejercicio de autonomía
indígena, a la que interpretan como colaboración con o pertenencia al otro actor
armado, que mantienen a pesar de que ellos mismos promueven el involucramiento de
miembros de la comunidad -voluntario e involuntario- en sus propias filas.
Por otro lado, a pesar de la Constitución del 91, tanto en la mentalidad de las élites
como en las propias instituciones públicas de todas estas regiones se mantuvo la
negación del carácter de comunidad política de la Nación Nasa y por tanto de su derecho
a decidir, y condujo al irrespeto, debilitamiento y desconocimiento de las autoridades
locales indígenas y de los sistemas propios de su gobierno (salud, educación, ambiente,
judicial, administrativo); a través de programas socio-económicos ligadas al modelo de
intervención estatal hacia comunidades rurales (subsidio a la demanda, enfoque hacia
los más pobres entre los pobres, etc.), se ha creado una situación en la que el gobierno
indígena se ve deslegitimado o superado por programas de corte paternalista,
individualizantes, que fracturan la estructura política interna de las comunidades. Este
irrespeto, afianzado por el imperio de los actores armados, ha permitido y promovido la
intervención inconsulta y arbitraria de diversos actores económicos y empresariales,
especialmente vinculados a industrias extractivas, grandes plantaciones y narcotráfico. A
lo cual se suma la intervención también arbitraria de agentes estatales de todos los
niveles que no han superado una visión colonialista sobre los pueblos indígenas, e
intervienen con una pretensión adoctrinante o civilizadora.
273
presenta una grave destrucción ambiental, que a su vez debilita la base económico-
productiva de la Nación Nasa.
Como lo planteó la Corte Constitucional en el Auto 004, el conflicto armado interno y las
políticas de desconocimiento de la Nación Nasa por parte del Estado, ha producido un
“estado de cosas inconstitucional” que debe ser resuelto favorablemente, a riesgo de
que la Nación Nasa continúe en un proceso de destrucción cultural, victimización
continua, y descomposición socio-económica.
Teniendo en cuenta que a) uno de los propósitos centrales del Plan de Salvaguarda es
proteger justamente la existencia como pueblo de la Nación Nasa (es decir, como sujeto
colectivo de derechos); y que b) uno de los fundamentos es precisamente la libre
determinación reconocida por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos
de los pueblos indígenas; y en tanto c) las estrategias de protección y prevención más
adecuadas culturalmente, además de efectivas, eficaces y eficientes frente a los
impactos directos e indirectos del conflicto armado sobre la Nación Nasa, son las que
autónomamente se han desarrollado por sus comunidades y autoridades, la estrategia
central del Plan de Salvaguarda de la Nación Nasa es el Fortalecimiento y respeto de
métodos, estrategias y mecanismos de cuidado, protección y atención propios.
274
buscar distensionar el clima de la confrontación armada, por su impacto inmediato sobre
la reducción de la violencia contra las comunidades; d) el diálogo de las autoridades
indígenas con actores armados tiene un efecto positivo en la politización de las
relaciones, lo que permite influir desde la sociedad civil para la ambientación de la
terminación del conflicto armado; y e) uno de los problemas centrales que propician la
victimización es la relación entre conflictos comunitarios e intervención de las fuerzas
armadas de todos los sectores, que obliga a diálogos intra e inter comunitarios, muchos
de ellos interétnicos. Por eso, la segunda estrategia del Plan de Salvaguarda es el
Respeto a las acciones propias de diálogo, convivencia y paz desarrolladas por las
autoridades indígenas con todos los actores sociales y políticos de la región.
Sin embargo, más allá del comportamiento de la fuerza pública, es claro en el territorio
nasa que persisten conductas de los funcionarios públicos que son conniventes con los
actores armados victimarios. Como resultado de ello, a) la enorme mayoría de los
crímenes individuales y colectivos contra la Nación Nasa siguen en la impunidad, no son
investigados o se investigan de forma anti técnica y negligente; b) lo anterior estimula a
los victimarios a continuar con sus acciones de violencia política contra la Nación nasa;
c) se va creando una versión hegemónica sobre los hechos de violencia política, que
tiende a responsabilizar a las propias comunidades y autoridades indígenas de los
crímenes, o que vincula a las comunidades con actores armados, o que presenta los
hechos de violencia paramilitar o sicarial como simple resultado de ajustes de cuentas
por el narcotráfico, o casos aislados que no hacen parte de un patrón sistemático de
ataque político; d) se trata de una versión histórica y política que re-victimiza a la
Nación Nasa; e) todo lo cual propicia la repetición de los hechos de violencia política.
Esta situación debe ser enfrentada con una estrategia de Garantías de no repetición de
las violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al DIH, que combina acciones
contra la impunidad, acciones contra el olvido y por la revitalización de la memoria y
acciones sistemáticas contra el paramilitarismo y las bandas criminales.
275
frente a actores armados deberán reducir la intensidad del conflicto, reducir los casos
de violencia contra miembros y comunidades de la Nación Nasa, neutralizar actores
identificados como victimarios. Tales estrategias se acompañarán de otras estrategias de
fortalecimiento interno, dirigidas a reducir el impacto negativo que las causas
estructurales socio-económicas producen sobre la capacidad de respuesta, resistencia y
adaptación-adecuación de las comunidades y autoridades ante los impactos del conflicto
armado.
276
comunidades, lo cual rompe de forma notoria la solidez de las instituciones propias,
debilita las estrategias de autonomía alimentaria e incrementa la dependencia
económica; además, f) ha hecho carrera la estrategia de superponer normativas sobre
las competencias de la autoridad indígena, de forma que se van desagregando los
derechos comunitarios y trasladándolos de forma oculta a competencia de instituciones
no indígenas. Con todo lo anterior, g) se configura una violencia sistemática contra la
dimensión espiritual-simbólica de la naturaleza, entendida en la cultura nasa como Uma
Kiwe -Madre Tierra-, en tanto los invasores u ocupantes ilegales o de hecho no
desarrollan una estrategia adaptativa conforme con las dimensiones fundamentales de la
cultura nasa. Por eso, como centro de la acción de salvaguarda, el Plan incluye una
estrategia de Restitución, protección y respeto del territorio ancestral, en la cual se
deben incluir acciones para la restitución de territorio ancestral autónomo nasa,
acciones para superar la economía del narcotráfico, acciones para garantizar el
consentimiento previo, libre e informado, y acciones para la garantía de los derechos de
la Madre Tierra.
El resultado del despojo territorial se suma a la pobreza estructural que las comunidades
nasa han heredado del colonialismo interno, configurando una situación de alta
vulnerabilidad económica. Esta situación a) se expresa obviamente en que la gran
mayoría de la población nasa que deriva su sustento de la agricultura indígena no tiene
acceso a la tierra como medio de trabajo; debiendo b) reconvertirse a otras modalidades
productivas inexistentes o que tienen escaso desarrollo en el entorno comunitario,
viéndose obligados a la migración hacia cascos urbanos o al desplazamiento económico
hacia actividades no agrarias, todo lo cual podemos caracterizar como un déficit
productivo-laboral; también se expresa c) en un creciente deterioro de la soberanía y
autonomía alimentaria agravada por el incremento de los cultivos ilegales; d) una
reducción sistemática de la oferta ambiental -producida también por el impacto del
cambio climático en la mayoría del territorio nasa- que impacta de manera severa en
comunidades cuya base alimentaria está directamente vinculada con los bienes
naturales; todo lo cual e) se vino a agudizar por el impacto que la firma de los tratados
de libre comercio con países productores de alimentos altamente subsidiados (Estados
Unidos, Canadá, Unión Europea) trajo sobre la producción agrícola colombiana, de la
cual hace parte la producción indígena, que no ha tenido f) ningún apoyo del Estado,
pues programas como Agro Ingreso Seguro no tuvieron nunca como beneficiarios a la
economía campesina o indígena. Frente a la problemática descrita y por su impacto
directo como co-determinante del desplazamiento forzado, el Plan incluye una
estrategia de Fortalecimiento de la base económica-ambiental y productiva de las
comunidades (entendida también como Estrategia de cumplimiento de los derechos
económicos y ambientales de la Nación Nasa).
277
habita el pueblo nasa; lo cual se suma c) al hecho de que los municipios donde vive la
mayoría de la población nasa están categorizados como los de más bajo cumplimiento de
las llamadas necesidades básicas (el indicador del gobierno central), lo que equivale a
que los derechos socio-económicos son de bajísimo cumplimiento; resulta natural que d)
tales condiciones de vulnerabilidad propicien el desplazamiento forzado de las
comunidades locales y, sobre todo, restringen las opciones de retorno de la población en
situación de desplazamiento. Por lo anterior, se hace imprescindible una estrategia para
el Cumplimiento de los Derechos Sociales de la Nación Nasa, basada en el refuerzo y
reconocimiento de los sistemas propios indígenas.
278
Frente a casos y situaciones sobrevinientes, las autoridades locales podrán incluir en los
cronogramas de los Programas y Sub-Programas acciones que deban ser ejecutadas,
aunque no hayan sido priorizadas en los ejercicios anuales de planeación.
• Áreas prioritarias
• Órganos responsables
Por parte de la Nación Nasa se constituirá la Unidad Técnica del Plan de Salvaguarda
Nasa como la instancia encargada de la ejecución de las acción propias de protección,
prevención, atención, reparación y restitución previstas en el Plan, y del seguimiento de
las obligaciones del Plan que correspondan al gobierno nacional. El Congreso de la
Nación Nasa definirá el estatus jurídico de esta Unidad. La Unidad Técnica será
conformada de la siguiente manera:
279
- La Asamblea de Autoridades de la Nación
Nasa (en la actualidad 185 cabildos)
designarán 1) un Consejo de Mayores de 8
miembros (1 por actual departamento) que
será responsable de la Unidad Técnica, y 2)
un órgano indígena de control y
seguimiento.
- El Consejo de Mayores constituirá 3 tejidos
o yajas para la ejecución del Plan:
Programático, Administrativo y Jurídico.
- La Unidad tendrá presencia mayoritaria de
mujeres nasa y el acompañamiento de
the'wala.
- La instancia de control realizará auditorías
anuales a todos los programas, y tendrá
garantes internacionales y nacionales.
- El gobierno dotará de los recursos
suficientes a la Unidad, para que pueda
funcionar regularmente, tener cobertura
nacional, y/o articular con las instancias
regionales o comunitarias existentes.
- La Unidad tendrá un mecanismo de
coordinación con delegados de otros
pueblos, para los casos de territorios
compartidos.
- La Unidad adoptará de forma perentoria un Protocolo de relaciones con otros pueblos
que comparten el territorio nasa.
- La Unidad expedirá informes regulares
- La Unidad tendrá mecanismos de articulación con los Consejos regionales, zonales y
cabildos (programas, equipos, tejidos) (Ver figura).
- Coordinar, ejecutar y hacer seguimiento de todas las acciones propias y en cabeza del
Estado, que hagan parte de los Programas y Sub-Programas del Plan de Salvaguarda.
- Ejecutar el manejo técnico-profesional y presupuestal del Plan de Salvaguarda.
- Representar (ser voceros) de la Asamblea de Autoridades en la interlocución con el
Estado.
280
4. Referencias
185 Asambleas locales para la construcción del Plan de Salvaguarda Nasa en los cabildos
de los departamentos de Putumayo, Caquetá, Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Huila,
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2013.
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resguardo indígena Kwet Wala (Piedra Grande), municipio de Pradera. Mayo 18 de 2012.
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Julio 28 de 2010.
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naturaleza, emitida por las autoridades”. Popayán, Cauca. Febrero 26 de 2010.
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y llama a las partes en conflicto a desarrollar acuerdos humanitarios y buscar la paz”.
Santander de Quilichao, Cauca. Abril de 2011.
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la paz y el territorio. Santander de Quilichao, Cauca, Junio 15 de 2010.
Resguardo indígena de Canoas. “Mandato tradicional Por medio del cual se decide
realizar la minga de armonización y defensa territorial en el territorio ancestral del
Resguardo indígena de Canoas", Santander de Quilichao, Cauca. Marzo de 2011.
Resguardo indígena de Canoas. “Resolución No. 006 Por medio de la cual se suspende
temporalmente toda clase de explotación minera en el resguardo indígena de Canoas y
su influencia en la reserva minera indígena”, Santander de Quilichao, Cauca. Julio 30 de
2003.
Resguardo Nasa Kwet Wala, Denuncia ante el despacho del Defensor Regional del
Pueblo, Pradera, Valle del Cauca. Mayo 14 de 2010.
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Cauca. Enero 6 de 2012.
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FARC – EP”. Pradera y Florida, Valle del Cauca. Junio 7 de 2012.
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