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NARRADOR: Había una vez un cuervo que tenía un hermoso collar hecho de piedras preciosas.
NARRADOR: La gallina le rogó y suplicó, hasta que por fin el cuervo acepto.
CUERVO: Bueno, te lo prestaré pero solo por una noche, cuídalo mucho pues me gusta y es un
regalo que me dieron
GALLINA 2: Que hermosa estas te vez muy bien pareces una reina ¡Que joya hermosa!
NARRADOR: Mientras tanto, ella se hinchaba más y más de orgullo. Cuando volvió a su casa
MAMÁ: Que bonito esta el collar, no lo quiero regresar, ya sé, me lo quedaré a ver qué invento
para no regresarlo. Hijos, hijitos vengan
MAMÁ: Miren hagan un hoyo en el piso y entierren este collar, escóndanlo muy bien.
POLLITOS: Si mamá
NARRADOR: Trabajo toda la noche hasta que obtuvo un collar de cuentas igual al collar del cuervo.
Al día siguiente, el cuervo vino a su casa.
NARRADOR: El lo tomó, y sin sospechar nada echo a volar, pero mientras las cuentas se
desparramaron rompiéndose en el piso. El cuervo se puso furioso cuando se dio cuenta del
engaño
CUERVO: Bueno, pero solo un día “Mañana sin falta quiero mi collar”
NARRADOR: Al día siguiente el cuervo visito nuevamente a la gallina, y los polluelos estaban
escarbando en la tierra.
NARRADOR: Ella trató de explicarle al cuervo lo que había sucedido, pero él no le creyó una sola
palabra. Pensó que era otro truco. El cuervo enojado
CUERVO: Si no lo encuentras me lo pagaras con tus polluelos uno cada día que pase hasta que el
collar sea devuelto.
NARRADOR: Es por esta razón, que aún hoy, las gallinas escarban en la tierra. Día a día ellas cavan
agujeros buscando el collar perdido con la esperanza de que así los cuervos dejaran de llevarse a
sus polluelos.