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cuentos de encuentro

Los zapatos vacos


Reinaldo Arenas

Caramba! Cundo sucedi?, quien sabe... Antes; sin fecha exacta; todo
era tan parecido que realmente costaba trabajo distinguir un mes de otro,
ah! pero enero era diferente. Sabe usted, enero es el mes de los pitos y de
las campanillas, pero hay algo ms, es el mes de los Reyes Magos.
Ya la yerba estaba amontonada junto a la ventana y los zapatos, un poco
apenados por los huecos de las punteras, esperaban boquiabiertos, humedeci-
dos por el sereno.
Pronto sera medianoche.
Vienen cuando ests dormido. Me haba dicho mi primo en voz confi-
dencial. Y depositan los regalos sobre los zapatos. Cuando est dormido,
pero no poda dormirme!, afuera senta el silbido de los grillos y me pareci
escuchar pasos, pero no, no eran ellos.
Dormir. Deba dormir, pero cmo lograrlo?, los zapatos estaban all, sobre
el borde de la ventana, aguardando.
Deba pensar en otra cosa para poder dormir. S, pensar en otra cosa:
...Maana hay que cortar los piones y llenar el tanque de agua, luego ir
hasta el arroyo y traer una maceta de mamoncillos... No deb haber roto el
nido, tena dos pichones sin plumas que me miraban con miedo y con el pico
abierto...
Despert. Era tan temprano que apenas si entraba la claridad por la venta- cuentos de encuentro
na, casi a tientas camin hasta ella. Cuntas sorpresas, pens, me estara
augardando...! pero no. Toqu el cuero hmedo de mis zapatos, estaban vacos...
completamente vacos.
Entonces lleg mi madre y me bes callada, pas sus manos cansadas de fre-
gar, por mis ojos hmedos y empujndome suavemente me sent en el borde
de la cama y me puso los zapatos, Ven, me dijo luego en voz baja, ya est
hecho el caf. Luego sal empapndome en el rocio, deba cortar los piones.
Afuera todo era tan bello. Tantas campanillas, tantas, que se poda cami-
nar sobre ellas sin pisar la tierra; tantas flores de upitos en el suelo, tantas,
que tapaban los huecos de mis zapatos...

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