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GUIA No.

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FE, CONFIANZA Y ESPERANZA, PARECIDAS PERO NO IGUALES

Apartes del artículo publicado en Revista Semana


Escrito por  ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.
Director del instituto de bioética de la Universidad Javeriana

“Muchos seres humanos, hombres y mujeres, adolescentes y mayores, se derrumban ante los
problemas y fracasos y entran en una etapa oculta y funesta de la vida, manejados por la depresión y
por toda clase de dependencias, por el consumo de droga. Ante estas situaciones se impone una
pronta reacción, el recurso a los valores tradicionales. Se impone el echar mano de actitudes propias
de valientes: la fe, la esperanza y la confianza, valores parecidos pero no idénticos. Veamos: 

Fe es agarrarse a lo firme, a lo estable y absoluto para no dejarse hundir.

Confianza es descansar sobre alguien más grande y más fuerte que uno, que me ayude a permanecer
firme y a reconstruir mi vida. 

Esperanza es proyectarme hacia el futuro para construir el mañana con la siembra ciega de hoy pero
esperanzadora de vida personal y de patria en el mañana. 

Quiero poner de relieve la importancia de la fe en esta hora de crisis; la importancia de la fe para


superar los momentos de crisis y salir de ellos más purificado y fortalecido.

Se impone en este momento crítico darle un sí fuerte, rotundo y decidido a mi yo, a mi persona: debo
creer en mí y, si soy creyente en Dios, debo darle un sí heroico y mañanero a Dios, el amigo
inseparable que está siempre a mi lado, así no lo sienta, ni lo vea, como no veo el aire que respiro ni
siento la luz que me circunda. Pero allí están a mi lado.

Un ser humano sin fe es como un barco a la deriva, como un avión sin rumbo, fe es pisar firme, es
sentirme hijo de Dios, el infinitamente superior a mí y a mi conciencia; es sentirme agarrado por la
poderosa mano de Dios, que me puso en la vida y me acompaña en cada paso. En esta hora oscura,
necesito hacer un acto diario de fe en Dios, fe en mí mismo, fe en la patria, fe en los seres más
cercanos, aquellos de quienes necesito para vivir y sobrevivir.

Ya dijimos: confiar es apoyarme en alguien mayor que yo, más fuerte que yo, que me ayude a
sobreaguar. ¡Y quién más grande y más fuerte que Dios! Entra en el santuario de tu conciencia, entra
en el silencio acogedor de un templo y dedica unos minutos a ejercitar tu fe y tu confianza en Dios y
en ti mismo.

La hora presente constituye todo un reto a salir de la mediocridad. Sólo los valientes sobrevivirán.
Sólo los esforzados, los creyentes en Dios, en la patria y en sí mismos, podrán superar la crisis
presente y pasar a etapas más tranquilas y promisorias. Cree, confía, espera, y puedes estar seguro de
que triunfarás. 

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