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Creciendo

en la Fe
Un mensaje de
VIDA enriquecedor

Madre Fundadora
Concepción Marqués.
Adoratrices de la Eucaristía
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¡Señor, aquí estoy… llegamos a los 90, viste! (Te acordás


cuando te corría carrera para lavar los platos?... Siempre te
ganaba!... ¡Cuantos años pasaron!)
Llegamos Señor, llegamos… Y cuando quieras vamos…
Con vos no tengo miedo.
Te amo Señor.

El Cuerpo de Cristo.
Amén
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Creciendo en la Fe
Como siempre es para mí una gran alegría que hayan venido, que hayan
acudido al llamado de Dios para estar en su compañía. Pensaron en lo
hermoso que es sentirse amado por Dios?...

Estamos tratando de crecer en la Fe. Si hoy están aquí es porque Dios ha


sembrado en Ustedes el Don de la Fe. CREEN: Algunos más, otros menos,
con inquietudes, con dudas o no, con deseos o necesidad de seguir
creciendo en la Fe… lo cierto es que algo los movió a venir aquí, al
encuentro del Señor.

La Fe es un Don de Dios, que El infunde en nuestra alma en el Bautismo. Es


la virtud teologal por la cual creemos en Dios, en todo lo que El nos ha
revelado y que la Santa Iglesia nos enseña como digno de fe.

Si bien Dios nos ha dado la Fe por el Bautismo, continuamente a lo largo


de nuestra vida, debemos tratar de acrecentarla y lo primero es pedírselo
al Señor con insistencia (y también con paciencia)… “Pedid y recibiréis”
dice Jesús en el Evangelio.

Las hermanas les irán transmitiendo la enseñanza de la Iglesia sobre la Fe


y podrán aprender muchas cosas, pero me gustaría dejarles algo que para
mí es muy importante, un tesoro que los años me han enseñado a valorar,
una experiencia de vida que quisiera compartir con Uds. ¿No es hermoso
también que dos generaciones distintas podamos compartir experiencias
y enriquecernos mutuamente? A mí me encanta escuchar los testimonios
de Uds., saber lo que piensan, ver su entusiasmo y su alegría y me
renuevan las fuerzas, y me siguen justificando la vida. Espero que lo que
les diga también les pueda servir…

Tengo casi ochenta y dos años y en la vida las cosas muchas veces no han
sido fáciles, al contrario. Ha habido pruebas muy grandes, pérdidas,
ausencias, renuncias, ingratitudes, decepciones. Ha habido también
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muchas alegrías y satisfacciones (como la de verlos hoy aquí)… Pero


mirando hacia atrás uno ve que no hay resentimientos, que las penas y las
pruebas han ido pasando, no sin dolor, pero con mucha paz. ¿Qué es lo
que nos sostuvo en esos momentos?... Sin duda les digo, mis queridos
jóvenes, que fue la Fe en Dios. La Fe es nuestra mayor fortaleza,
contrariamente a lo que muchas veces puedan oír.

La Fe nos hace fuertes, ¿por qué? pues sencillamente porque ponemos


toda nuestra confianza en quien sabemos que Todo lo puede y que Todo
lo hace bien, si no, no sería Dios.

Vieron cuando uno es chico, y piensa que si está con la mamá o el papá
nada malo puede pasarle? …Así es (tiene que ser) nuestra relación con
Dios, durante toda la vida. Eso les dará seguridad, les dará paz y
tranquilidad, aún en medio de las tormentas porque estamos tomados de
su mano o más aún, estamos en El, y El está en nosotros. Como dice San
Pablo, “en El existimos, nos movemos y somos”… Es como si estuviéramos
siendo continuamente abrazados por el Amor de Dios, entonces ¿a quién
temeré?

La Fe en Dios les ayudará a pasar por encima de los errores y las miserias
humanas ( de las propias y de las ajenas) y no quedarse en ellas, sino
continuar el camino aferrados a quien sabemos que nos AMA. Los seres
humanos estamos expuestos a miles de situaciones: la pérdida de un ser
querido, la decepción por el obrar de un amigo o amiga, los malos
ejemplos de quienes debieran dárnoslos, el mal obrar voluntario o no de
muchas personas ( a veces muy allegadas), la soledad, la tristeza, el
desaliento, el fracaso… No quiero hacer una lista de males para
amargarles la jornada, pero quiero hablarles con realismo, porque son
grandes, porque son inteligentes, porque a mi cuando tenia la edad de
Uds. me gustaba que me hablaran de frente y con la verdad…
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Seamos realistas: la vida no es fácil, pero es maravillosa. La vida es un


desafío, una aventura, (alguna vez vieron una aventura sin peligros, sin
luchas, sin sufrimientos) ¿no es justamente eso lo que le da el sabor y el
sentido, y lo que hace que valoremos más lo que buscamos?...

…Y se necesita mucha fortaleza interior para vivir esa aventura en


plenitud, para encontrar esa alegría profunda, (que no es pasajera ni
tonta) y la paz del ama, para llegar al final del camino, al encuentro
definitivo, ¡AL CIELO!... Esa fortaleza interior solo es posible por la Fe en
Dios...

También podemos (y debemos) tener fe en las personas, pero no apoyar


nuestra vida en eso, porque el corazón del ser humano es oscilante, las
personas cambiamos, las personas nos marchamos, nos cansamos, las
personas cometemos errores o faltas, las personas nos morimos… Dios es
nuestra fuerza. Dios no cambia, Dios no nos puede decepcionar.
Agárrense a El con toda el alma. No se suelten por nada. No es de débiles
creer en Dios y confiar y esperar en El contra toda esperanza: Es de
sabios… ¿para que voy a poner mi esperanza en los demás o aún en mi
mismo, que somos tan limitados, que nos sabemos tan débiles, pudiendo
ponerla en Dios que todo lo puede y que sólo busca nuestro bien?...No se
dejen engañar, mis querido jóvenes. Con Dios o sin Dios, las penas van a
estar… y mejor pasarlas con Dios… ¿no les parece?

La Fe es para mi ese gran tesoro, y es esa la herencia que quisiera dejar a


los míos, siempre se los digo a mis nietos (tengo nietos de la edad de Uds.,
más o menos, y tengo hasta un bisnieto), siempre se los digo también a las
Hermanas, a mis queridas hijas en el Espíritu, y ahora a Ustedes: lo mejor
que les puedo dejar es este testimonio sobre la Fe…

Pídansela al Señor con toda el alma, pero tienen que quererlo de verdad, y
tienen que poner los medios para ello. La Fe es un Don de Dios, pero es
nuestra responsabilidad conservarla, acrecentarla, vivirla cada día: No se
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olviden de eso: UNA FE VIVA y VIVIDA… La Fe sin obras está muerta (o


agonizando). ¡Den ese testimonio de Fe que el mundo está esperando,
que el mundo está necesitando, que tantos jóvenes cómo Uds, que no
hallan el sentido de la vida, están buscando. ¡Ayúdenles a encontrar a
Jesús!

Que ese sea el propósito con el que se vayan de aquí en estos días.
Y no se cansen de repetir:
“Señor, creo, pero aumenta mi Fe”
“Señor, me cuesta creer, me cuesta vivir lo que creo, ayúdame, acrecienta
mi Fe”
“ Señor, despieta mi Fe, quiero creer, quiero tener Fe fuerte, ayúdame a
creer”

Verán que casi sin darse cuenta, una fuerza nueva crece en Uds., algo que
nada ni nadie podrá quitarles. Tienen que ir meditando, profundizando y
sobre todo tienen que CREER lo que Dios nos dice…

Y tenemos también que alimentar esa Fe: Con los Sacramentos, sobre
todo con la Eucaristía, que es el gran Misterio de la Fe: Cristo VIVO bajo las
especies del Pan y el Vino… con la confesión, la lectura y meditación de la
Palabra de Dios, con la formación, para vivir en consecuencia… Busquen
siempre esa coherencia entre lo que creen y lo que viven, esa es la FE
VIVA, la FE que es capaz de cambiar el mundo…

Este es el regalo que hoy quisiera dejarles… lo que digo lo digo con la
fuerza que pueden dar más de ochenta años de vida… Espero que les
pueda servir para vuestra vida… Que Dios y la Virgen Santísima los
bendigan!

Con todo cariño

La Madre.

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