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INTRODUCCION

DEDICATORIA
El presente trabajo va dedicado: a Dios,
Por guiarnos y protegernos; a nuestros
Padres, por el apoyo Incondicional; y
A usted maestro, por impartir todos sus
Conocimientos con todos nosotros.
ACEPTACION Y RENUNCIA DE LA HERENCIA
La Aceptación y Renuncia de la Herencia en el CODIGO CIVIL:
TITULO IV - Aceptación y renuncia de la herencia
Artículo 672º.- Formas de aceptar la herencia
La aceptación expresa puede constar en instrumento público o privado. Hay
aceptación tacita si el heredero entra en posesión de la herencia o practica
otros actos que demuestren de manera indubitable su voluntad de aceptar.
Artículo 673º.- Presunción de aceptación de herencia
La herencia se presume aceptada cuando ha transcurrido el plazo de tres
meses, si el heredero está en el territorio de la Republica, o de seis, si se
encuentra en el extranjero, y no hubiera renunciado a ella. Estos plazos no se
interrumpen por ninguna causa.
Artículo 674º.- Renuncia a herencia y legado
Pueden renunciar herencias y legados quienes tienen la libre disposición de
sus bienes.
Artículo 675º.- Formalidad de la renuncia
La renuncia debe ser hecha en escritura pública o en acta otorgada ante el juez
al que corresponda conocer de la sucesión, bajo sanción de nulidad. El acta
será obligatoriamente protocolizada.
Artículo 676º.- Impugnación de la renuncia por el acreedor
Si la renuncia causa perjuicio a los acreedores del renunciante, estos pueden
impugnarla dentro de los tres meses de tener conocimiento de ella, para que
sea declarada sin efecto en la parte en que perjudica sus derechos. La
resolución que declare fundada la demanda dispondrá, según la naturaleza de
los bienes, su administración judicial o su venta en pública subasta, para el
pago de las deudas del renunciante. El remanente, si lo hubiera, se trasmite a
los herederos a quienes favorezca la renuncia.
La demanda de impugnación se tramita como proceso sumarísimo.(*)
(*) Párrafo agregado por la Primera Disposición Modificatoria del Texto Único
Ordenado del Código Procesal Civil, aprobado por Resolución Ministerial Nº
10-93-JUS, publicada el 23-04-93.
Nota: La Resolución Ministerial Nº 10-93-JUS, recoge el agregado hecho
anteriormente a este articulo por la Primera Disposición Modificatoria del
Decreto Legislativo Nº 768, publicado el 04-03-92.

Articulo 677º.- Carácter de la aceptación y renuncia


La aceptación y la renuncia de la herencia no pueden ser parciales,
condicionales, ni a termino. Ambas son irrevocables y sus efectos se retrotraen
al momento de la apertura de la sucesion.
Articulo 678º.- Herencia futura
No hay aceptación ni renuncia de herencia futura.
Articulo 679º.- Transmisibilidad del derecho de aceptar o renunciar a la
herencia
El derecho de aceptar o renunciar la herencia, se trasmite a los herederos. En
tal caso, el plazo del artículo 673 corre a partir de la fecha de la muerte del
primer llamado.
Articulo 680º.- Actos que no importan aceptación ni implican renuncia
Los actos de administración provisional y de conservación de los bienes de la
herencia practicados por el heredero mientras no haya vencido el plazo del
artículo 673, no importan aceptación ni impiden la renuncia.

1. Definición.
El termino “aceptación” figura “acción y efecto de aceptar”. El diccionario de la
Real Academia
Española define el verbo “aceptar” como “recibir voluntariamente o sin
oposición lo que se da, ofrece o encarga. Aprobar, dar por bueno, acceder a
algo.”

En sentido jurídico, cuando una persona es declarada muerta, en cualquiera de


sus modalidades[1], adquiere el apostrofe de “causante”, en razón que su
fenecimiento dejará bienes, derechos y obligaciones, materia de transferencia
para con sus familiares o terceros favorecidos por él, a los cuales se les
denomina causahabientes. Distinguimos aquí que los bienes, derechos y
obligaciones a transferir constituyen la “masa hereditaria”, para lo cual, los
causahabientes cuando son familiares se les denomina “herederos” y a los
terceros “legatarios”.

En razón de ello, siendo que el Causante transmite la masa hereditaria al


momento de su muerte a los Causahabientes, la aceptación de la herencia es
el acto expreso o tácito por el cual el heredero o legatario asume dicha calidad,
recibiendo los bienes, derechos y cargas de la herencia, es decir, tomando la
masa hereditaria materia de transmisión del causante sin oposición alguna.
Igualmente, la aceptación constituye la manifestación expresa o tácita que hace
el heredero, de tomar para sí la herencia de su causante, con todas las
consecuencias jurídicas correspondientes.[2]

2. Capacidad para aceptar.

Toda persona que puede heredar puede aceptar la herencia, o sea, todos los
que tienen capacidad de goce. Los incapaces lo hacen por intermedio de sus
representantes legales.

El artículo 03º del Código Civil, expresa que toda persona tiene capacidad de
goce de los derechos civiles, salvo las excepciones establecidas por Ley.
Carlos Fernández Sessarego señala que el artículo 03º es lógica derivación del
hecho de reconocerse normativamente a la persona humana como “sujeto de
derecho” – bajo la especifica designación de “persona natural” – ya que tal
calidad supone la plena capacidad de goce de todos los derechos civiles que el
ordenamiento jurídico concede a la persona. El precepto consagra formalmente
el que por el simple hecho de ser persona se es capaz de gozar de derechos
civiles, salvo las excepciones expresamente establecida por la Ley.[3]
Es por la capacidad de goce de los derechos civiles que toda persona puede
optar por aceptar la herencia, siempre y cuando no haya un impedimento de
Ley, como por el ejemplo la desheredación por indignidad. Esta capacidad de
goce no es limitativa en cuanto a los incapaces refiere, puesto que ellos
pueden hacer prevalecer sus derechos civiles a través de sus representantes,
razón por la cual, también son capaces de heredar a través de la
representación.

3. Formas de la aceptación.
“C.C. Artículo 672º.- La aceptación expresa puede constar en instrumento
público o privado. Hay aceptación tácita si el heredero entra en posesión de la
herencia o practica otros actos que demuestren de manera indubitable su
voluntad de aceptar.”

Por el artículo citado precedentemente, podemos denotar dos clases de


aceptación: La aceptación expresa y la aceptación tácita.

La aceptación expresa es aquella por la cual el llamado declara positivamente


la aceptación de la herencia ó asume directa ó inequívocamente el carácter de
heredero del causante. La persona convocada a ser heredero enuncia su
voluntad de adquirir dicho título o carácter, para lo que se otorga la posibilidad
de declararse mediante instrumento público o privado, repitiéndose así, la
fórmula consignada en el artículo 475º del Código Civil italiano. Ante ello, el
Jurista Italiano Luigi Ferri, citado por Augusto Ferrero Costa, señala que:”la
aceptación expresa es un acto formal, para el cual la ley prescribe una forma
determinada: debe revestir necesariamente la forma escrita”[4].

Sin embargo, nuestro ordenamiento Civil nos permite obtener una aceptación
expresa del modo verbal, puesto que el artículo 144º del Código Civil expone
que cuando la ley acusa una forma y no sanciona con nulidad su
inobservancia, constituye solo un medio de prueba de la existencia del acto[5].
Esto debido a la denominada Forma ad probationem del acto, que tiene como
finalidad probar únicamente la existencia del acto jurídico pero sin ser
consustancial a el, siendo así que el acto y el documento, cuando la forma es
ad probationem, son dos entidades jurídicas distintas, separables, y que el acto
puede existir independientemente del documento, pues si el documento se
deteriora y se pierde la prueba de la existencia del acto puede hacerse
utilizando cualquier otro medio probatorio.
[6] De otro lado, cabe mencionar que la forma ad solemnitatem, también tiene
por única finalidad el comprobar la existencia del acto, sin embargo, a
diferencia de la forma ad probationem, esta si es consustancial al acto, por lo
que ambos forman una sola entidad jurídica, inseparable, pues el acto no
puede existir sin el documento y si este se deteriora y se pierde, el acto jurídico
se extingue y no puede ser probada su existencia por otro medio probatorio. La
prueba exclusiva de la existencia del acto jurídico está determinada únicamente
por el documento prescrito por la ley como arma ad solemnitatem.

Es así que, al no ser sancionable la inobservancia de la forma escrita para la


aceptación de la herencia, nos encontramos frente a un caso de forma ad
probationem del acto, por lo que la ausencia de la formalidad escrita para la
aceptación no constituye materia de nulidad, pudiendo ser comprobado
mediante cualquier otro medio, razón por la cual también puede darse la
aceptación expresa verbal.

En resumen, la aceptación expresa puede darse no solo de forma escrita,


mediante documento público o privado, sino también de forma verbal.
En cuanto a la aceptación tácita, el artículo en comentario, 672º del Código
Civil, indica que hay aceptación tácita si el heredero entra en posesión de la
herencia o practica otros actos que demuestren de manera indubitable su
voluntad de aceptar. De esta manera, la aceptación resulta evidente de actos
indubitables practicados por el sucesor, que ponen de manifiesto una
determinación de asumir tal condición.

Por ende, la aceptación tácita se da cuando el heredero se comporta como tal


sin expresar su voluntad de aceptar la herencia, para ello realiza actos
inherentes a su derecho como entrar en posesión material de los bienes,
percibir sus frutos, etc.José León Barandiarán consideró a la posesión misma
de los bienes hereditarios como "dado enérgico revelador de la voluntad
aceptativa", estimando, además, que otros actos que de manera indubitable
revelen esa voluntad, representarán una manifestación tácita de aceptación de
la herencia.

Estas clases de aceptación de la herencia, expresa y tácita, suponen una


uniformidad en la legislación comparada, percibiendo una similitud
internacionalísima entre lo estipulado por el derecho nacional con el derecho
Italiano, germano, mexicano y demás. Es así que el Código Civil mexicano
define en su artículo 1656º “La aceptación puede ser expresa o tácita. Es
expresa la aceptación si el heredero acepta con palabras terminantes, y tácita,
si ejecuta algunos hechos de que se deduzca necesariamente la intención de
aceptar, o aquellos que no podría ejecutar sino con su calidad de heredero”,
por lo que es de ver en amplios rasgos, la igualdad de fondo que tiene la
aceptación de la herencia en las diversas legislaciones. Sin embargo,
prescriben ciertas diferencias puesto que en el derecho mexicano la aceptación
expresa de la herencia obligatoriamente debe prevalecer por escrito y no verbal
como el caso nuestro.

Vistas estas dos formas de aceptar la herencia, el artículo 673º del Código Civil
nos presente una tercera, denominada Aceptación Legal o Presunta “C.C.
Artículo 673º.- La herencia se presume aceptada cuando ha transcurrido el
plazo de tres meses, si el heredero esta en el territorio de la Republica, o de
seis, si se encuentra en el extranjero, y no hubiera renunciado a ella. Estos
plazos no se interrumpen por ninguna causa.”
La aceptación legal o presunta es aquella que se genera por el silencio del
causahabiente, no aceptando la herencia explícitamente, ni comportándose
como heredero, por lo que no incurre en aceptación expresa ni tacita,
únicamente debe dejar transcurrir el plazo al que se refiere el artículo antes
descrito para que sea considerado conjeturablemente como heredero. Se
entiende que el plazo se computa desde la apertura de la sucesión, o sea al
momento del fallecimiento del causante, aunque el Código no lo indica.

Por la aceptación legal o presunta, nos encontramos ante el caso del silencio
como manifestación de la voluntad cuando la Ley le atribuye ese significado, tal
como lo señala el artículo 142º del Código Civil: “El silencio importa
manifestación de voluntad cuando la ley o el convenio le atribuyen ese
significado”.

Respecto a este carácter del silencio, el jurista Fernando Vidal Ramírez


manifiesta: “El artículo 142, por lo que queda expuesto, es sólo aplicable a una
relación jurídica ya originada por un acto jurídico, pero en la que una de las
partes deviene en silente. En tal supuesto, el silencio tiene el significado que le
atribuya la norma legal pertinente, salvo que en el acto jurídico ya celebrado se
haya previsto la posibilidad de que una de las partes se convierta en un silente
y que en relación a ese silencio se haya convenido en darle un significado.”

En el caso de la aceptación legal, el causahabiente, que no manifiesta su


voluntad de heredar expresamente, ni realiza actos que presupongan
virtualmente dicha voluntad, se encuentra inmerso en el silencio que en materia
hereditaria tiene el carácter presumible de aceptación, puesto que la Ley le
concede esta representación.

De otra parte, Augusto Ferrero Costa, nos diferencia una cuarta forma de
aceptar la herencia, la cual es la denominada aceptación forzosa: “Cuando se
presenta el caso contemplado en el artículo 662, estamos frente a una
aceptación forzosa. En efecto, quien oculta dolosamente bienes hereditarios,
simula deuda o dispone de los bienes dejados por el causante en perjuicio de
los derechos de los acreedores de la sucesión, esta obligado a aceptar la
herencia ultra vires hereditatis. La doctrina francesa la denomina aceptación
forzada”.
Este tipo de aceptación obligatoria proviene de la Responsabilidad ultra vires
hereditatis, estipulada en el artículo 662º del Código Civil, el cual nos indica
que el heredero pierde el beneficio que otorga el artículo 661º sobre la
responsabilidad intra vires hereditatis (responder de las deudas y cargas de la
herencia solo hasta donde alcancen los bienes de esta) cuando el heredero
oculta dolosamente bienes hereditarios, simula deudas o dispone de los bienes
dejados por el causante en perjuicio de los derechos de los acreedores de la
sucesión. Efectivamente, al perder los beneficios que otorga el artículo 661º por
las circunstancias indicadas en el 662º, es de obviedad que toma el carácter de
heredero, puesto que para poder responder por las deudas y cargas de la
herencia por la falta cometida, este deba ejercer la función de beneficiario
hereditario.

2. RENUNCIA de la Herencia

1. Definición.
El termino “renuncia” efigie “acción y efecto de renunciar”. El diccionario de la
Real Academia Española define el verbo “aceptar” como “Hacer dejación
voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene, o se puede tener.
Privarse o prescindir de algo o de alguien.”

La renuncia es la figura antagónica a la aceptación. Es el acto por el cual el


heredero o legatario hace constar que no se le tenga presente como tal, por lo
que niega cualquier transmisión parcial o total de la masa hereditaria.

En algunos países el vocablo renuncia es reemplazo por “repudio”, como es el


caso del derecho germano, chileno o mexicano. Sin embargo, dicho término no
parece ser adecuado para la acción por tener una connotación peyorativa.

2. Plazo para renunciar.

Es determinado por el artículo 673º del Código Civil, por el cual se otorga el
plazo de tres meses si el heredero está en la República y de seis meses si está
en el extranjero, sin interrumpirse su transcurso por causa alguna. Se entiende
que se computa desde la apertura de la sucesión, es decir, desde el
fallecimiento del causante, aunque el Código omita su expresión.
Es del caso mencionar que el Código Civil derogado refería el plazo solo a la
renuncia, mientras el actual lo legislación la presenta en función de la
aceptación, expresando en su artículo 673º que ésta se presume cuando ha
trascurrido el plazo para renunciar.

3. Capacidad para renunciar.


“C.C Articulo674º.- Pueden renunciar herencias y legados quienes tienen la
libre disposición de sus bienes.”

En aplicación del artículo 674º, pueden renunciar a la herencia y legado


quienes tengan la libre disposición de sus bienes. El Jurista Augusto Ferrero
Costa critica la forma de proponer la redacción del citado artículo, pues según
refiere, “induce a error al común de los abogados, pudiéndose pensar que el
concepto de norma esta ligado al de la legitima y la porción disponible, en el
sentido que sólo podría renunciar a la herencia quien no tenga herederos
forzosos.”[12] Sin embargo, el sentido de esta norma data de la prohibición al
tercero para efectuar la renuncia del llamado, sin haber sido autorizado.

Como indicó León Barandiarán, en su obra Derecho de Sucesiones (versión


taquigráfica del curso dictado en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos), para renunciar se requiere capacidad especial. El maestro señalaba:
"El Código dice libre disposición de sus bienes porque no basta la capacidad
en general, sino libertad para disponer de ellos; por lo tanto, rigen las reglas
pertinentes para ver quién tiene esa libre disposición".

En ese sentido, cuando el artículo en cita indica la frase “libre disposición de


sus bienes” refiere la intervención del llamado respecto a renunciar por su
propio interés a la herencia. Por ende, las personas capaces pueden renunciar
personalmente o por intermedio de sus apoderados; los incapaces
necesariamente a través de sus representantes, mediante autorización judicial,
puesto que en ellos no hay libre disposición de bienes inmediata, de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 448, inciso 4; 532 Y 668, trátese
de patria potestad, tutela o cúratela, respectivamente.

Concurre una restricción respecto a la renuncia de la herencia o legado por


parte de los cónyuges, puesto que, por el artículo 304º, uno de los cónyuges no
puede renunciar a la herencia sin el asentimiento del otro. Si bien los bienes
que se adquieren por herencia tienen el carácter de bienes propios, los frutos y
productos que se generen de ellos son considerados bienes comunes (artículo
310º), por lo que es una vulneración de derechos disponer de los bienes del
prójimo, siendo este el fundamento del artículo 304º para la presentación de la
referida limitativa.

4. Formalidad de la renuncia.
“C.C. Artículo 675º.- La renuncia debe ser hecha en escritura pública o en acta
otorgada ante el juez al que corresponda conocer de la sucesión, bajo sanción
de nulidad. El acta será obligatoriamente protocolizada.”

El citado artículo nos presenta la forma ad solemnitatem por la que se debe


celebrar la renuncia de la herencia. Es de observarse que la renuncia debe
revestir obligatoriamente en documento público que lo ampare, estableciendo
dos modalidades: o por escritura pública, ante notario o quien haga sus veces,
o por acta ante el juez competente para conocer la sucesión, siendo la
inobservancia de este requisito, sancionable con la nulidad del acto.

Hay que tener presente que la aceptación y renuncia de la herencia son,


conceptualmente, actos jurídicos, por tratarse de manifestación de voluntades
destinadas a crear y extinguir relaciones jurídicas. Así vemos que se distinguen
dos tipos de invalidez del acto jurídico: la nulidad y la anulabilidad.

En razón de la nulidad, las causales se encuentran especificadas en el artículo


219º, y son 8:

▪ Falta de manifestación de voluntad del agente.


▪ Incapacidad absoluta.
▪ Objeto físico o jurídicamente posible.
▪ Fin Ilícito.
▪ Simulación absoluta.
▪ Ausencia de formalidad prescrita bajo sanción de nulidad.
▪ Nulidad expresa.
▪ Nulidad virtual.

Sobre las citadas causales de nulidad es de merito discutir dos:


Sobre la ausencia de formalidad prescrita bajo sanción de nulidad:
Es la causal especificada en el inciso 6) del artículo 219º, referido a la nulidad
del negocio jurídico que no concurra en la forma solemne plasmada por Ley o
con formalidad Ad solemnitatem.
Todo negocio jurídico tiene dos elementos típicos: La declaración de voluntad y
la causa. Sin embargo, es de apreciar que existen varios negocios jurídicos que
requieren para su formación del cumplimiento de una formalidad que impone la
Ley, bajo sanción de nulidad. La deserción de dicha formalidad, producirá la
nulidad del negocio jurídico, por lo que no originará ningún efecto jurídico.
Estos negocios jurídicos que revisten una formalidad, como lo indica el
tratadista Lizardo Taboada Córdova, generalmente son negocios jurídicos de
derecho familiar o negocios jurídicos patrimoniales a título gratuito. Así, por
ejemplo, en el reconocimiento de los hijos extramatrimoniales, la adopción, el
reconocimiento de los hijos extramatrimoniales, el testamento, la donación de
bienes muebles en algunos casos, la donación de bienes inmuebles, el mutuo
entre cónyuges, el suministro a título gratuito, el secuestro, la fianza, el
compromiso arbitral, la renta vitalicia, entre otros.

Sobre la nulidad expresa:


Es la causal especificada en el inciso 7) del artículo 219º, el cual menciona que
el acto jurídico será nulo cuando la Ley lo declare así.

En la doctrina es conocido dos tipos de nulidades: Nulidad expresa y Nulidad


tácita o virtual. Las expresas son aquellas que vienen a dispuestas
manifiestamente de un texto legal, mientras que las nulidades virtuales son
aquellas que se producen cuando un determinado negocio jurídico contraviene
una norma imperativa, así, por ejemplo, el matrimonio entre dos personas del
mismo sexo es nulo tácitamente por contravenir lo dispuesto en el artículo 234º
del Código Civil. Casos de nulidades expresas en nuestro Código Civil son, por
ejemplo, el artículo 274º para el matrimonio, el artículo 865º, para la partición
hecha con preterición de algún heredero.

Estas dos clases de nulidades antes descritas, por ausencia de formalidad


prescrita por Ley y por nulidad expresa, se presentan para el caso de la
renuncia a la herencia, puesto que en el artículo 675º, prescribe la forma
solemne en la que deba realizarse este acto bajo sanción de nulidad,
evidenciando la forma ad solemnitatem que debe cumplir el acto jurídico, y al
mismo tiempo, irrogando una nulidad expresa, puesto que la propia norma lo
indica en la frase “bajo sanción de nulidad”.

5. Derecho de los acreedores.


“Articulo 676º.- Impugnación de la renuncia por el acreedor: Si la renuncia
causa perjuicio a los acreedores del renunciante, estos pueden impugnarla
dentro de los tres meses de tener conocimiento de ella, para que sea declarada
sin efecto en la parte en que perjudica sus derechos. La resolución que declare
fundada la demanda dispondrá, según la naturaleza de los bienes, su
administración judicial o su venta en pública subasta, para el pago de las
deudas del renunciante. El remanente, si lo hubiera, se trasmite a los
herederos a quienes favorezca la renuncia.

La demanda de impugnación se tramita como proceso sumarisimo.”

El precepto regula la pretensión, denominada de impugnación de renuncia, que


pueden ejercer los acreedores del sucesor renunciante, a quienes la renuncia
perjudique sus derechos de cobro, esto con a finalidad de impedir que la
recuperación de los créditos sea burlada.

El legislador faculta a los acreedores de los herederos para que reclamen la


parte de sus créditos cuando los herederos renuncien a la herencia. Por tanto,
si un llamado tiene una deuda con un banco, y este renuncia a una herencia
mediante la cual puede cubrir el adeudo, el banco, como acreedor del
renunciante, puede impugnar la renuncia a fin que sea aceptada y se proceda a
la cancelación de la obligación.

6. Efectos de la renuncia a la herencia.


a) El renunciante queda como si no fuera sucesor. La renuncia extingue la
vocación hereditaria.
b) La renuncia se retrotrae al momento de la apertura de la sucesión.
c) La renuncia al igual que la indignidad es personal. No afecta a los
descendientes del renunciante, en la medida que exista representación
sucesoria (los descendientes del renunciante recibe lo que este hubiera
recibido de no renunciar)
d) Si el renunciante no tiene descendientes o si no se da la representación
sucesoria, su parte acrece la de los coherederos o pasa a otros herederos.
e) Si el renunciante es el único heredero y no tiene sucesores testamentarios,
se adjudicará la masa hereditaria a las entidades que señala el art. 830º del
Código Civil (Organismos de Estado beneficencias públicas).
f) El renunciante no pierde el derecho de representar al causante en otra
herencia (Por ejemplo, de su abuelo)
ANEXION DE LA ACEPTACION
Y RENUNCIA DE LA HERENCIA

1. Carácter de la aceptación y renuncia.


“Articulo 677º.- La aceptación y la renuncia de la herencia no pueden ser
parciales, condicionales, ni a termino. Ambas son irrevocables y sus efectos se
retrotraen al momento de la apertura de la sucesión”

La aceptación y la renuncia de la herencia, cualquiera que fuese la manera o


formalidad utilizada, deben ser completas y totales, porque es consecuencia de
la unidad del patrimonio que se transmite. La herencia puede aceptarse o
rechazarse, pero en un caso y otro se acepta o rechaza la totalidad (de lo que
al aceptante o rechazante hubiera tocado); no está permitido tomar una parte y
negar la otra de la herencia.

La aceptación y la renuncia se retrotraen al momento de la apertura de la


sucesión. Hasta que no haya renuncia o aceptación el llamado a la herencia no
es heredero, sino simple llamado a serio por vocación legal o testamentaria. Al
producirse la aceptación sus efectos son desde el momento de la muerte del
causante de la sucesión, de manera que la transmisión sucesoria opera
automáticamente desde el mismo momento del deceso, y a partir de ese
preciso instante las relaciones y posiciones jurídicas de las que era titular el
causante pasan a ser de sus sucesores. Viceversa, si de renuncia se trata se
tiene al renunciante como si nunca hubiese habido delación en su favor, de
manera que el llamado en su lugar o si éste a su turno también repudia, la
herencia o el legado son ofrecidos sucesivamente a todos los siguientes en
orden de prelación hasta que alguien acepte, y por efecto de tal aceptación tal
sujeto será heredero o legatario desde el momento de la muerte, como si
nunca hubiera habido otros llamados a la sucesión.

2. Herencia Futura.

“Articulo 678º.- No hay aceptación ni renuncia de herencia futura.”

3. Transmisión de la delación
“Artículo 679º.- El derecho de aceptar o renunciar la herencia, se trasmite a los
herederos. En tal caso, el plazo del artículo 673 corre a partir de la fecha de la
muerte del primer llamado.”
Desde la muerte de una persona su herencia se transmite a sus sucesores. Sin
embargo, la transmisión solo queda consolidada cuando aquel a quien la
herencia le ha sido ofrecida la acepta; viceversa, no hay transmisión alguna
cuando se produce renuncia. En el período que transcurre entre la muerte y la
definitiva aceptación por alguien, hay una sucesión con sucesores inciertos. La
incertidumbre queda superada con el efecto retroactivo de la aceptación y de la
renuncia.

La persona a quien la herencia le es puesta a disposición no es en rigor


sucesor, sino sucesible. Ciertamente este derecho a poder suceder integra su
patrimonio yeso es lo que viene a decir el artículo 679, precisando que el
derecho de aceptar o de renunciar una herencia se transmite a los herederos
de quien muere antes de haberlo ejercido. (Derecho, no obstante, sumamente
relativo en nuestro país, porque como consecuencia de la presunción que
estatuye el artículo 673 del C.C., a falta de aceptación o renuncia se tiene por
aceptada luego de unos plazos determinados). Y derecho, además, que no es
embargable por los acreedores del llamado, porque solo él y nadie más goza
del derecho de aceptar o renunciar. Así, pues, los que hereden a quien falleció
sin aceptar ni renunciar tienen, a su vez, la posibilidad de ejercer el derecho
que tenía el fallecido. Se produce, entonces, una sucesión en el ius de/ationis
que ostentaba quien, pudiendo ser heredero por aceptación o no serio por
renuncia, muere antes de ejercer ese derecho de adición o repudio. Traslada
entonces a sus herederos el derecho a heredar o no heredar que tenía por el
llamamiento que ni aceptó ni rechazó, por morir antes de haberlo hecho.
Ocurre entonces el fenómeno de que la herencia puede ser recibida por
aceptación, o rechazada mediante renuncia, por persona que no ha sido
llamada ni tiene vocación hereditaria directa e inmediata con relación al primer
muerto. Naturalmente, como lo que se adquiere es derecho a heredar (no
herencia), sus efectos se retrotraen al momento de apertura de la primera
sucesión.

4. Actos de administración y conservación.


“Artículo 680º.- Los actos de administración provisional y de conservación de
los bienes de la herencia practicados por el heredero mientras no haya vencido
el plazo del artículo 673, no importa aceptación ni impiden la renuncia.”
Conforme al numeral 672 existe aceptación tácita de la herencia cuando el
llamado a ella realiza actos con los cuales, indubitablemente, pone en
evidencia su voluntad de ser heredero. Es decir, se comporta como si fuera
heredero y receptor de la transmisión que tiene origen en la muerte de la
persona de la que se conduce como sucesor. Pues bien, el artículo 680 viene a
sentar las excepciones señalando que los actos de conservación de los bienes
de la herencia y la administración provisional de los mismos (y, por cierto, los
de inspección a los que se refiere el artículo 1544 del Código argentino) no
constituyen criterio del que pueda derivarse voluntad de aceptar o repudiar,
salvo, claro está, que al hacerlo deliberadamente se tome y haga invocando el
título o la calidad de heredero.
En lo que toca a acto de administración se ha precisado que debe ser de
administración provisional, o sea transitoria, temporal y sin intención de
permanencia, a la espera de que alguien (que puede ser el propio
administrador) continúe tal administración.

Naturalmente, la casuística puede ser inmensa y habráque examinar en cada


ocasión. Lo que, en definitiva, ha querido el legislador es que se trate, por un
lado, de administración ordinaria y, de otro lado, que sea una administración
con visos de interinidad, que no comprometa el porvenir de la herencia sin
verdadera necesidad. En tal sentido, supuesto que el plazo del artículo 673 es
sumamente corto, la administración tendrá que acomodarse a las
circunstancias de tal plazo. De este modo, si el administrador arrienda un
inmueble contenido en la herencia por un plazo de, digamos, tres años, mal
podría calificarse de acto provisional, porque sin duda se proyecta para largo.
Cosa distinta, por ejemplo, ocurrirá si se prorroga por un par de meses el
contrato que acaba de concluir.
La conservación tiene otro cariz. Ya no compete a la obtención de los
rendimientos, sino tanto al mantenimiento de los bienes de la herencia como a
la ocupación de los mismos a título de guarda o depósito. O sea, para que el
contenido de la herencia se conserve incólume, en por lo menos no peor
estado del que tenía al momento de abrirse la sucesión. La interrupción de una
posible prescripción puede calificarse como acto conservatorio.

5. Caracteres comunes de la aceptación y renuncia a la herencia.


a) Son actos jurídicos: La aceptación y renuncia a la herencia son actos
jurídicos, puesto que están destinados a crear y extinguir relaciones jurídicas,
por lo que las normas contenidas en el Libro II del Código Civil le son
aplicables.
b) Son voluntarios: Son figuras libres,
por lo que no hay obligación de aceptar o renunciar una herencia o legado,
salvo en los casos de aceptación forzosa por responsabilidad ultra vires
hereditatis, dispuesto en el artículo 662º del C.C.
c) Son unilaterales: Producen sus efectos sin necesidad de encontrarse con
otra voluntad.
d) Son totales: La aceptación y la renuncia de la herencia no pueden ser
parciales, condicionales, ni a término. Deben ser aceptadas o negados en su
integridad.
e) Son irrevocables: Se encuentran condicionadas a plazo, puesto que se
puede renunciar a la herencia o al legado hasta el momento en que se
produzca la aceptación, una vez realizada, ya no se pude revocar.
f) Son retroactivas: Con la aceptación no se adquiere la herencia o legado,
debido a que ello ocurre con la apertura de la sucesión. La aceptación significa
la ratificación, la confirmación de la calidad de heredero o legatario. Con la
renuncia, no se devuelve lo adquirido. El renunciante queda como si jamás
hubiera sido heredero.
g) Son lisas y llanas: El causante puede poner condiciones a los herederos
voluntarios o a los legatarios, dentro del marco de la norma contenida en el
artículo V del título preliminar, referente a la nulidad virtual del negocio jurídico,
que sanciona como nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al
orden público o a las buenas costumbre. La aceptación y la renuncia son lisas y
llanas puesto que el heredero o legatario no puede poner condiciones para la
aceptación o renuncia de la herencia.
h) Son delegables: Se puede otorgar
poder para ello.
i) Son derechos personales: Son derechos sucesorios personales hasta el
momento de la aceptación, a partir de ella se consolidan en derechos reales
sobre los bienes corpóreos.
j) Son neutras: No son onerosas ni gratuitas.
k) Son actuales: Ambas debe referirse a una herencia producida y no futura.
BIBLIOGRAFIA

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Edición, Perú 2004

2. C. Ganzenmüller; J. F. Escudero; J. Frigola Vallina, Homicidio Y Asesinato,


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5. N. Loayza, P. Fajnzylber, D. Lederman, Crimen y Violencia en América


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