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ROMA

Prácticas sexuales en el Imperio Romano: amantes y clientes

En las relaciones sexuales de la antigüedad, los prostitutos y prostitutas daban placer a


cambio dinero o regalos de sus clientes.

En la sociedad romana existían ciertas prohibiciones sobre realizar ciertas prácticas y


posturas sexuales, por ejemplo, se prohibía la relación homosexual entre mujeres; la
experiencia sexual pasiva por parte de un ciudadano romano; y la práctica de sexo oral.
(Naselli.D,2012). La mayoría de la sociedad romana despreciaba estos modos de
comportamiento siendo lo único permitido la sexualidad activa del ciudadano romano,
pudiendo realizar tanto prácticas homosexuales como heterosexuales siempre y cuando el
instrumento pasivo sea una mujer libre, una esclava o un esclavo. Si bien había cierto tipo de
libertad sexual solo podía ser ejercido por los hombres libres.

Relaciones sexuales: proporcionar y obtener placer

Con respecto la costumbre romana, dentro del prostíbulo, antes de comenzar el acto
sexual se limpiaba el cuerpo del visitante, las cortesanas o los criados del burdel, aplicaban o
untaban aceite perfumado, este tipo de acción se menciona en el Satiricón de Petronio1.

En lo que respecta a los momentos preliminares al acto sexual, las prostitutas y sus
clientes tomaban algún tipo de bebida alcohólica o excitante como el satirión, un vegetal
cuya raíz mezclada con el vino producía una bebida afrodisíaca, la cual era utilizada en los
burdeles para aumentar la excitación o llegar a producir un mayor goce sexual.

Clientes: los buscadores de placer sexual

Los clientes eran aquellos hombres o mujeres los cuales buscaban mantener
una relación sexual ocasional con las prostitutas o los prostitutos de los prostíbulos, tabernas
y casas de baños. Estos personajes pagaban un precio para realizar algún tipo de acto o unión
sexual, ellos les entregaban dinero por la satisfacción de sus placeres o necesidades
únicamente sexuales.

Los precios: el pago por placer

Es importante mencionar que cada postura o relación sexual tenían un precio


específico puesto por la prostituta o por sus proxenetas, los cuales debían ser pagados por los
clientes después de practicar la unión sexual. (Clarke. J, 2003). Los precios cobrados por las
taberneras, las bailarinas, las meretrices de burdeles, las prostitutas callejeras y los prostitutos
variaban ya sea por su aspecto físico, por su experiencia en las danzas y el canto, por la
educación recibida, y por los servicios sexuales ofrecidos. Los diferentes tipos de importes se
pueden observar en las Inscripciones de los muros y paredes de Pompeya, las cuales eran
utilizadas como propaganda para atraer a los clientes.
Amantes: los buscadores de todo tipo de placer

Los amantes eran aquellos hombres o mujeres quienes mantenían una relación
amorosa estable, principalmente, con las cortesanas/os. Estos personajes mantenían
económicamente a sus amantes, entregándoles dinero, pagándoles el alquiler de sus casas y
comprándoles alimentos, vestimenta y joyas; en compensación, ellos recibían la satisfacción
de sus placeres o necesidades tanto sexuales como intelectuales y artísticas.

La sexualidad femenina en Roma y la violencia simbólica contra las mujeres

Según su estudio (Moya.J, 2010) señala que la clave para comprender el plano sexual
y la distinción entre los roles de género en Roma radica en que los hombres son quienes
penetran y las mujeres son penetradas. Por lo tanto, cualquiera que es penetrado o que adopta
comportamientos pasivos será categorizado (gendered) como femenino, mientras que quien
penetra es considerado como masculino.

LA PUDICITIA Y EL VIR

La pudicitia o preservación de la virtud sexual, era un concepto central de la ética


sexual de los antiguos romanos. Esa pudicitia, les costó la vida a Lucrecia y Virginia
(suicidio y asesinato), quienes pasaron a ser leyendas y sirvieron para realzar el
comportamiento que las mujeres debían mantener en la sociedad, ya que una vez casadas no
debían esperar ningún placer del acto sexual, pues su papel era simplemente para procrear.

Asimismo, debían aceptar las infidelidades de sus maridos, siempre y cuando las
amantes no fueran casadas, pues, como hombres, era una muestra de su destreza sexual y
virilidad.

Tanto solteros como casados, estaban en libertad de acostarse con prostitutas,


bailarinas y hasta con otros hombres, con la condición crucial de que fueran ellos quienes los
penetraran. Los hombres que se dejaban penetrar eran considerados deficientes en vir y en
virtus (virtud), y eran menospreciados, considerándolos afeminados (Chrystal. P, 2018).
LA EVOLUCIÓN DEL SEXO EN LA ANTIGUA ROMA

Los artistas de Roma antigua plasmaban sus expresiones artísticas (pinturas, textos,
objetos), las cuales constituyen una parte importante de su legado.

Pensamiento sexual romano

El aspecto sexual dentro del matrimonio, únicamente se concebía como medio para
reproducirse, sin embargo, los hombres tenían la libertad de relacionarse con mujeres por sus
necesidades sexuales, para ello estaban las esclavas (muchas de ellas extranjeras que se
obtenían de las guerras que ganaban), mientras que la mujer debía cumplir una fidelidad
absoluta. Es por esta razón que las mujeres llevaban mucho tiempo reprimidas sin poder
disfrutar, como el hombre, de las relaciones sexuales, durante el coito la mujer otorga placer
al hombre y, según la sociedad, estaba mal visto que un hombre se preocupase del placer de
la mujer.

En la época del cristianismo, el cambio social y cultural ya se había producido. Los


creyentes romanos, fueron evolucionando en cuanto a su mentalidad, considerando como
pecado el dejarse llevar por los placeres.

SEXUALIDAD EN LA ANTIGUA ROMA SEGÚN HISTORIADORA ESPAÑOLA

A fines de 2010, la española (Torregarai, E, 2018) profesora de Historia Antigua,


intentó en un artículo desmitificar algunas de las a su juicio erradas concepciones que
se han difundido con respecto a la sexualidad de los antiguos romanos.

Con respecto al sexo en público, la autora asegura que hay que tener en cuenta, cuál es
la percepción del cuerpo en la cultura romana. En relación a esto hay que recordar que uno de
sus principales tabúes, que la diferencia notablemente de la cultura griega, es la
desaprobación de la desnudez en público del cuerpo masculino y el rechazo de la desnudez
femenina tanto en público como en privado (Giovaretino, 2018).

Asegura en su artículo que el sexo en público no es una costumbre propia de la


sociedad romana. Las demostraciones sexuales públicas se realizaban en festividades
religiosas (en el mes de abril, mes de Venus). En general, los cultos romanos ligados a la vida
sexual están relacionados mayoritariamente con la reproducción y la fertilidad, aunque
también existía la sexualidad descontrolada (cultos importados de Grecia y Egipto). Señala,
además que tanto el deseo como el placer sexual, llegaron a tener una personificación divina
en la figura de Cupido.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Chrystal, P. (2018, 18 de noviembre). En la cama con los romanos: cómo el sexo marcó la
historia del imperio. News Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-
46211655

Clarke, J. (2003). Sexo en Roma 100 a.c-250 d.c. Madrid.

Giovaretino. (2018). Sexo en Roma. Del mito a la realidad-Elena Torregarai. Recuperado de


https://templodeeros.wordpress.com/2018/10/19/sexo-en-roma-del-mito-a-la-realidad-elena-
torregarai/

Moya, J. (2010). La sexualidad femenina en roma y la violencia simbólica contra las mujeres
en los Catulli Carmani. Kañina, Rev. Artes y letras, 203-214.

Naselli, D. (2012). Prácticas sexuales en el Imperio Romano: amantes y clientes. Huellas de


la Historia, 34, 01-16.
ANEXOS

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