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Unidad 3: Etapa 4 - Evaluación final

Presentado por:

Alba Lucy Aguirre, Cód. 52.382.053

Augusta Emperatriz Ortega, Cód. 33.193.759

Carmen Eugenia Noreña Arjona, Cód. 38.223.600

Cecilia Esther de la Espriella, Cód. 51.798.252

Cipriano Atehortúa Grajales, Cód. 93.360.623

Tutora:

Nancy Esperanza Flechas Chaparro

Curso:

Ética y psicología comunitaria

409005_2

Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades

Maestría en psicología comunitaria

2019
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Contenido

1. Desarrollo de las actividades.................................................................................................4


1.1 Cuadro sinóptico: sobre el artículo “Querer No Basta: Deberes Éticos en la Práctica,
Formación e Investigación en Psicología Comunitaria”, de Olivares, Alvear, Pasmanik y
Winkler (2012)............................................................................................................................4
1.2 Análisis crítico del artículo: “Ética y valores en la participación y organización
comunitaria como bases de la estrategia gerencial para el desarrollo local sostenible”, de
González (2008)..........................................................................................................................4
1.3 Resumen del artículo: “Psicología Comunitaria hoy: Orientaciones éticas para la
acción”, de Winkler, Alvear, Olivares y Pasmanik (2014).....................................................8
1.4 Paso 6 del ABP: recomendaciones para el desarrollo del trabajo de grado, con base en
los temas de los artículos de la Unidad 3................................................................................13
1.4.1 Recomendaciones, con base en el artículo: “Querer No Basta: Deberes Éticos en
la Práctica, Formación e Investigación en Psicología Comunitaria”, de Olivares,
Alvear, Pasmanik y Winkler (2012)....................................................................................13
1.4.2 Recomendaciones, con base en el artículo: “Ética y valores en la participación y
organización comunitaria como bases de la estrategia gerencial para el desarrollo local
sostenible”, de González (2008)...........................................................................................14
1.4.3 Recomendaciones, con base en el artículo “Psicología Comunitaria hoy:
Orientaciones éticas para la acción”, de Winkler, Alvear, Olivares y Pasmanik (2014).
................................................................................................................................................16
2. Conclusiones.............................................................................................................................17
Referencias...................................................................................................................................19
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Introducción

En el presente documento, se argumenta el trabajo de grado titulado “Empoderamiento y

liderazgo: fortalecimiento de competencias para el emprendimiento turístico rural comunitario en

líderes juveniles del corregimiento de San Bernardo de Ibagué, Tolima, teniendo en cuenta las

metodologías participativas, según los ámbitos de acción en la investigación/intervención

comunitaria de tal manera que permita contribuir a la transformación de la realidad del entorno

desde el diálogo entre el saber comunitario y académico. El trabajo se realizó de manera

colectiva, priorizando e involucrando la experiencia y puntos de vista de los integrantes del

grupo (así como la comunidad involucrada en el proyecto), posibilitando la interlocución, el

trabajo interdisciplinar y en equipo, en cuanto al análisis de la realidad de su contexto. Esto se

hizo a través de cuatro actividades, la primera, elaboración de un cuadro sinóptico con las

principales ideas y posturas del artículo “Querer No Basta: Deberes Éticos en la Práctica,

Formación e Investigación en Psicología Comunitaria”, de Olivares, Alvear, Pasmanik y Winkler

(2012). La segunda actividad es un análisis crítico del artículo “Ética y valores en la

participación y organización comunitaria como bases de la estrategia gerencial para el desarrollo

local sostenible”, de González (2008). Seguidamente se hace un resumen del artículo:

“Psicología Comunitaria hoy: Orientaciones éticas para la acción”, de Winkler, Alvear, Olivares

y Pasmanik (2014). Finalmente se desarrolla el paso 6 del ABP, que corresponde a las

recomendaciones que hace el grupo de trabajo, para el desarrollo del trabajo de grado elegido,

con base en los temas de los artículos de la Unidad 3.


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1. Desarrollo de las actividades

1.1 Cuadro sinóptico: sobre el artículo “Querer No Basta: Deberes Éticos en la Práctica,
Formación e Investigación en Psicología Comunitaria”, de Olivares, Alvear, Pasmanik y
Winkler (2012)

1.2 Análisis crítico del artículo: “Ética y valores en la participación y organización


comunitaria como bases de la estrategia gerencial para el desarrollo local sostenible”, de
González (2008)

La participación se ha constituido en un elemento fundamental para alcanzar el desarrollo

comunitario. Las personas deben interesarse e involucrarse en la solución de problemas

colectivos, convirtiéndose en agentes de cambio. Con base en esa premisa, el artículo titulado

“Ética y valores en la participación y organización comunitaria como bases de la estrategia

gerencial para el desarrollo local sostenible”, de Andreína González (2008), explora la


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implementación de los valores en el trabajo comunitario, encaminado al desarrollo, entendido

como la sumatoria de factores sociales, culturales, políticos y económicos que rodean a las

comunidades. Por lo mismo, y a partir de una preocupación por encontrar maneras eficientes de

impulsar el desarrollo local sostenible (endógeno) en Venezuela y a través del trabajo

comunitario con enfoque gerencial, Andreína González identifica y caracteriza la “estrategia de

cooperación-competitividad”, como una guía efectiva para la estructuración y proyección de

proyectos comunitarios, puesto que opera como un sistema de trabajo horizontal, que tiene en

cuenta las necesidades de las comunidades, su cultura, su historia y su idiosincrasia.

El proceso de identificación y caracterización de la estrategia de desarrollo, se llevó a

cabo, tomando como punto de partida, múltiples fuentes bibliográficas, en las que se

documentaban algunas experiencias de trabajo exitosas, por parte de organizaciones sociales

comunitarias de Venezuela, la primera experiencia, es la de las ferias de consumo familiar del

Estado Lara, que “basan sus excelentes resultados en tres factores centrales: los valores que

orientan al conjunto de actores participantes, los objetivos estratégicos de la organización, y la

experiencia obtenida en la práctica” y el segundo caso, corresponde a las ferias de consumo

familiar de Barquisimeto, conformadas por una red de organizaciones de diferente índole, que

constituyen un sistema integrado de producción, distribución y comercialización (venta al detal)

de productos básicos de consumo familiar, las cuales deben su éxito en el sector agroalimentario,

mayormente al sistema de venta que emplean, el cual consiste en fijar un precio único para el

kilo de productos, que se basa en la ponderación de los precios de los mismos y consigue

anticiparse a problemas de alzas, a la vez que compiten con el mercado, ofreciendo valores

reducidos y representando un claro ejemplo de lo que se denomina “estrategia cooperación-

competitividad”. Como resultado del análisis de dichas experiencias, González (2008), deduce
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que una de las condiciones primarias, para que tales experiencias de trabajo funcionaran

correctamente, es que haya una interacción, debate y participación continua de todos los

integrantes de una organización comunitaria, en el desarrollo de las actividades que planeen,

pues esto fortalece el vínculo y las relaciones de confianza entre los actores sociales, que al

compartir sus experiencias personales y ser involucrados activamente en la toma de decisiones

consensuadas, referentes a las acciones que afectan directa o indirectamente a todo el grupo,

terminan generando un sentido de pertenencia en cada persona, hacia la comunidad, que ya no es

vista como un simple grupo de personas, sino como una unidad que busca transformar desde

adentro su propia realidad, en pro de superar las dificultades y suplir sus necesidades colectivas

básicas (López & Cruz, 2005).

Casilla e Inciarte (2004), afirman que “Los valores constituyen el pensamiento moral del

acto de participar, los referentes, preceptos, premisas o creencias que dan fuerza a la decisión

de involucrarse en una acción, se constituyen en componente afectivo propiamente dicho”. Los

valores éticos, son indispensables para toda actividad del hombre, al igual que la moral, pero

éstos están en una profunda crisis, por lo que hay que hacer una restauración ética y moral del

país, para construir una sociedad mejor, con valores afectivos, emocionales, intelectuales, con un

razonamiento crítico-reflexivo y donde haya una relación directa del conocimiento y el

sentimiento, para que el sujeto forme su cuerpo de valores, no solo individual, grupal, sino

colectivo. De modo similar, González (2008), comenta:

…los valores, como principios normativos, creencias prescriptivas y convicciones

duraderas para determinadas conductas o modo ideal de vida personal o social, deben

prevalecer en la participación y organización comunitaria, destacando entre ellos, valores

éticos, como la honestidad, el respeto, la solidaridad, cooperación, disciplina,


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responsabilidad, equidad, igualdad y el compromiso; los cuales deben ser compartidos y

puestos en práctica para que le permitan a las personas participar eficientemente y en un

clima de armonía, lo que contribuirá al logro común de objetivos y metas propuestas

(González, 2008, p. 208).

De acuerdo a lo propuesto por Lapalma (2001), González, reitra la importancia de una

estructura organizacional, que es una modalidad de trabajo que lucha por conseguir las metas

propuestas; es una forma de distribuir responsabilidades y la función que tiene cada persona en la

comunidad. Una estructura claramente establecida, les da a los miembros de una comunidad un

medio para oprimir la incertidumbre y resolver los desacuerdos, les brinda un significado y una

identidad como grupo. Pero una estructura organizacional debe estar basada en estrategias,

normas y valores éticos compartidos que promuevan “la autonomía, la integración, igualdad, la

honestidad, la solidaridad, el respeto mutuo, la disciplina, la cooperación entre los miembros”

(González, 2008), no sin olvidar que, el éxito que tengan las comunidades en logro de los

objetivos propuestos, depende en gran medida de la labor ejercida por los gerentes sociales, en su

capacidad de dirigir las diferentes actividades y aplicar estrategias gerenciales necesarias para

alcanzar dichos objetivos.

Si bien es cierto que las estrategias de trabajo comunitario con un enfoque gerencial,

como las descritas por González (2008), tienen un gran potencial para impulsar el desarrollo

local, especialmente en el contexto de “crisis” en el que actualmente se encuentran inmersas

muchas regiones en países latinoamericanos, es evidente que, para planear y proyectar el trabajo

de las organizaciones comunitarias y que sea posible conformar lo que Contreras (2017)

denomina “poder local”, es necesario fortalecer el sentido de pertenencia de los individuos por su

región y su comunidad, así como luchar contra el instinto individualista que cada persona posee
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por naturaleza, puesto que las formas de organización comunitaria mejor estructuradas y por

ende más eficientes, requieren un compromiso incondicional por el bien colectivo, que a priori

no parece tan complicado de lograr, pero en la práctica, resulta bastante más problemático de lo

que se podría esperar, después de todo, cuesta darle la misma prioridad o incluso mayor, a los

problemas y necesidades colectivas, que a los propios o individuales. De igual manera, aunque la

población en sí, no depende estrictamente del apoyo del gobierno, para poder progresar, es

indiscutible que, si se ofrece un buen acompañamiento profesional, desde áreas como la

psicología comunitaria, dichas estrategias para el desarrollo local, pueden incrementar

significativamente su eficacia, debido a un correcto fortalecimiento del potencial, capacidades y

habilidades propias de cada comunidad en su contexto particular. De la misma forma, algunos

países cuyo sistema político, social y económico se asemeja, en teoría, con lo que se busca lograr

con las propuestas de trabajo comunitario aquí analizadas, en ocasiones, dicho sistema termina

convirtiendo a su población en obreros, que aparentemente trabajan por el bien común, pero en la

realidad, viven en condiciones de relativa pobreza, mientras sus gobernantes terminan

monopolizando los recursos, por los que lucharon. No obstante, el trabajo realizado por la autora

del artículo analizado, aporta una base, sobre la cual se pueden plantear propuestas de trabajo

comunitario, que pueden trascender hacia estrategias de desarrollo sostenible para toda una

región y por qué no, todo un país.

1.3 Resumen del artículo: “Psicología Comunitaria hoy: Orientaciones éticas para la
acción”, de Winkler, Alvear, Olivares y Pasmanik (2014)

Con su trabajo, Winkler, Alvear, Olivares y Pasmanik (2014), estructuran orientaciones

éticas para el trabajo en psicología comunitaria, a partir de la recopilación y análisis de

información, referente a la dimensión ética de la psicología comunitaria, desde la perspectiva de


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la formación, la práctica y la investigación, en el contexto socio-político y cultural de Chile. Un

contexto en el que los códigos deontológicos existentes, están enfocados en el aspecto clínico y

forense de la psicología y la medicina, sin ningún tipo de normatividad específica para el trabajo

comunitario. Así mismo, el trabajo fue realizado, a partir de la necesidad de orientar los procesos

formativos e investigativos, especialmente de los profesionales en psicología y ante un creciente

interés por parte del gobierno, de desarrollar políticas públicas y programas de acompañamiento

a comunidades vulnerables en Chile (Alfaro, 2007).

Metodología: los autores utilizaron un diseño exploratorio descriptivo y, siguiendo una

lógica constructivo interpretativa (González, 1998). Se siguió un método cualitativo,

combinando diferentes estrategias de producción de información y análisis de los datos,

articulándolas en un sistema de módulos metodológicos complementarios; para cada uno de los

cuales se definió la fuente de información, instrumentos o técnicas de producción de datos y

formas de análisis. La selección de fuentes de información fue opinática e intencionada (Polit &

Hungler, 2002). Según criterios preestablecidos (de disponibilidad a participar y máxima

variabilidad), se analizaron 194 documentos y se entrevistaron a 93 personas, que participaron

voluntariamente. Las 194 fuentes documentales de información fueron: 43 mallas curriculares,

41 programas de asignaturas de pregrado, 27 tesis para optar al título profesional de psicólogo,

31 tesis para optar al grado de Magíster en Psicología Comunitaria, 38 códigos de ética para

psicólogos y 14 orientaciones específicas sobre el ejercicio profesional de psicólogos, aplicables

al campo comunitario. Se efectuó un análisis de contenido según categorías predefinidas y

emergentes.

Resultados del trabajo: Entre las problemáticas que se identificaron, desde la

perspectiva de los agentes comunitarios, están las políticas públicas y diseños de planes y
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programas de Intervención, que conciben proyectos con plazos de ejecución muy cortos y de

bajo impacto. Así mismo, el rol profesional del psicólogo, ante los beneficiarios de programas, es

difuso y en ocasiones se confunde inicialmente con otros agentes que participan en las

intervenciones (voluntarios, trabajadores socia-les, educadores). Por otra parte, a expertos en

trabajo comunitario, les preocupa la superposición en la definición de psicología comunitaria con

la psicología social, en tanto plantea problemas para la identidad, roles y funciones propia de la

subdisciplina.

En otra instancia, el análisis de mallas y programas de formación, revela una falta de

contenidos éticos específicos sobre trabajo comunitario, que fomenten en sus estudiantes de

pregrados y posgrado, procesos de reflexión crítica, acerca de la realidad social o de sí mismos

en el trabajo con comunidades. Esto conlleva a que, solo en un tercio de las tesis de pregrado y

posgrado analizadas, se apreciara una preocupación por aspectos éticos, como el manejo

confidencial de la información y la obtención de consentimiento informado. De ésta manera, la

inclusión de un apartado titulado “consideraciones éticas” solo apareciera en unas pocas tesis de

pos-grado y sólo en una de pregrado. Igualmente, es común entre los estudiantes, hacer un uso

indebido de material audiovisual como fotografías, grabaciones o entrevistas, en las que se no se

respeta el anonimato de los participantes, además de otras faltas, como el descuido en el uso de

expresiones, que pueden de alguna manera causar un efecto negativo en las personas.

Finalmente, no existen códigos deontológicos específicos para el trabajo comunitario, lo cual se

refleja en vacíos a la hora de considerar la dimensión ética en los programas y proyectos de

intervención.

Orientaciones éticas para el trabajo en psicología comunitaria


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 Explicitar y transparentar las condiciones en que toda intervención comunitaria se

desarrolla.

 Destinar tiempo y dedicación, antes de toda intervención, para conocer a la comunidad.

 Promover la participación comunitaria en todas las etapas de la intervención, definiendo

o ajustando los objetivos de la intervención de acuerdo a las necesidades y preferencias

de la comunidad.

 No ocultar ni omitir información que pueda ser de utilidad para las personas con las

cuales se trabaja.

 Impulsar políticas de auto-cuidado al interior de los equipos de trabajo para procesar el

desgaste producto del contexto y la alta demanda que suele existir en los programas

comunitarios.

 Valorar las especificidades que cada miembro del equipo aporta al trabajo, sean

profesionales, monitores o miembros de la comunidad, evitando imponer el propio saber

por sobre otros tipos de conocimientos.

Orientaciones éticas para la formación en PC

 Reconocer que la formación universitaria en PC tiene un carácter científico, ético y

político; asimismo, estar conscientes de la propia responsabilidad en la generación de

conocimientos y contribución a la formación de profesionales idóneos para responder en

forma competente a las necesidades del contexto comunitario.

 Toda formación en PC debe incluir explícitamente formación en aspectos éticos e

ideológicos de la PC.
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 Un requisito ineludible de la formación en PC es que debe poseer un carácter teórico-

práctico.

 Toda actividad práctica de los estudiantes debe estar estrechamente supervisada.

 Toda actividad práctica o pasantía en terreno por parte de estudiantes en PC debe estar

basada en el respeto por el otro, encarnado en la comunidad.

Orientaciones éticas para la investigación científica en PC

 Conocer y respetar el sistema de valores y las estructuras sociales que operan en la

comunidad en la cual se conducirá una investigación.

 Informar a la comunidad y a los eventuales participantes, cuando se está llevando a cabo

una investigación científica.

 Garantizar el carácter voluntario de toda participación en investigaciones comunitarias.

Y, para acreditarlo, en toda investigación en, de o para la comunidad se requiere obtener

Consentimiento Informado de los participantes, de la comunidad y de los representantes

de la comunidad, cuando corresponda.

 Tomar resguardos especiales respecto del Consentimiento Informado a propósito del

registro de información por medio de imágenes y registros audiovisuales y en formatos

digitales.

 Promover formas de investigación que faciliten y fomenten la participación de la

comunidad en todas las etapas de la investigación comunitaria.

 Difundir y devolver los resultados de las investigaciones, entregándoselos a los

participantes y a la propia comunidad.


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 Cuando corresponda, incluir a los participantes de la comunidad en el rol de coautores de

los productos de la investigación, se trate de ponencias, artículos, libros, documentos de

trabajo u otros.

Conclusiones: las orientaciones expuestas, constituyen un esfuerzo por desarrollar un

marco de acción que entregue soportes al ejercicio profesional en sus distintos ámbitos.

Con esta investigación “se espera que el trabajo que ahora se presenta, active

discusiones y reflexiones en intervención, docencia e investigación en PC, que haga posible un

intercambio que retroalimente y fortalezca las coordenadas para la actuación profesional en la

actualidad” (Winkler et al., 2014, p. 53).

1.4 Paso 6 del ABP: recomendaciones para el desarrollo del trabajo de grado, con base en
los temas de los artículos de la Unidad 3

Proyecto elegido: “Empoderamiento y liderazgo: fortalecimiento de competencias para

el emprendimiento turístico rural comunitario en líderes juveniles del corregimiento de San

Bernardo de Ibagué, Tolima.

Breve descripción del proyecto: El proyecto busca el fortalecimiento de las

competencias y habilidades en líderes Juveniles del corregimiento de San Bernardo, teniendo

como base los valores de empoderamiento y liderazgo que, se canalizarán en el emprendimiento

turístico rural comunitario y se buscará que la comunidad sea capaz de formular una o más

propuestas para el desarrollo ambiental y ecológico de su región. Se trabajará bajo un enfoque

cualitativo, desde la investigación social comunitaria. Las técnicas e instrumentos utilizados para
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recolectar y registrar la información, son la entrevista estructurada, entrevista de Profundidad a

grupo focal y mapa parlante.

1.4.1 Recomendaciones, con base en el artículo: “Querer No Basta: Deberes Éticos en la


Práctica, Formación e Investigación en Psicología Comunitaria”, de Olivares, Alvear,
Pasmanik y Winkler (2012).

Aunque desde un comienzo los responsables del proyecto, compartieron con la

comunidad, todos los aspectos del trabajo a realizar, desde la justificación, objetivos y

planteamiento del problema, hasta la metodología y cualquier posible riesgo derivado de la

participación en la investigación-intervención en una reunión realizada con la comunidad,

además de obtener de forma transparente el consentimiento informado de los líderes sociales que

participarían, resulta necesario hacer una pequeña modificación al mismo, de modo que se

registre de forma más explícita los aspectos recién mencionados.

Otro asunto en el que se puede mejorar el planteamiento del proyecto, está relacionado

con el “Deber de difundir los resultados de la investigación a la propia comunidad”, porque en

el documento compartido, al parecer no se menciona con claridad, el cómo los autores cumplirán

con dicho deber. Por lo cual, se recomienda añadir un apartado, en el que se detalle la forma en

que se difundirán los resultados del trabajo realizado ante la comunidad beneficiada por el

mismo.

Se recomienda tener un especial cuidado en el sentido de no permitir que en las

actividades de campo o practicas con la comunidad se mezclen los líderes que aspiran a un cargo

público sobre todo en estas fechas de campañas políticas, pues sería muy delicado que el

resultado de los objetivos y propuestas de la investigación se vea involucrada o permeada por

esta clase de labor social que hacen los candidatos para obtener un voto, es de anotar que el tema
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político si lo debemos conocer todos los colombianos pero desde un modo de conocimiento,

enseñanza y participación ciudadana donde todos conozcamos la verdadera normatividad y

estructura del estado. La dependencia política y de lógicas electorales pone en riesgo la

continuidad y eficacia de las intervenciones y, por lo tanto, el bienestar de los usuarios.

1.4.2 Recomendaciones, con base en el artículo: “Ética y valores en la participación y


organización comunitaria como bases de la estrategia gerencial para el desarrollo local
sostenible”, de González (2008).

Es importante que, dentro de la programación de las actividades, se establezcan acuerdos

y normas de compromiso por parte de todos los actores que involucran en la comunidad para el

desarrollo de toda la investigación, para que los beneficios sean recibidos por todos y se vean los

resultados en la misma comunidad, cumpliendo los protocolos éticos tanto personales como

colectivos, de igual forma la exigencia debe ser mutua con respeto, ejemplo, actitud y

asertividad.

Debido a que una de las metas del proyecto analizado, consiste en que la comunidad

desarrolle y potencialice múltiples conocimientos y habilidades, para que sean capaces de asumir

una actitud de empoderamiento y liderazgo, para el emprendimiento turístico rural y se concrete

en la formulación de una o más propuestas para el desarrollo ambiental y ecológico de su región.

El trabajo de González (2008), aporta múltiples lineamientos que se podrían considerar tanto en

la estructuración de las organizaciones comunitarias resultantes, como en la formulación de la(s)

propuesta(s) de emprendimiento turístico rural. Puesto que, a fin de cuentas, el direccionamiento

de las propuestas se engloba en lo que entendemos como desarrollo. Especificando la

recomendación, podría resultar positivo, que los responsables del proyecto de investigación-

intervención, tengan en cuenta dentro de los procesos de capacitación a los líderes sociales, la

explicación de la “estrategia de cooperación-competitividad”, caracterizada por González (2008),


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como una guía para la estructuración y proyección de proyectos comunitarios, puesto que opera

como un sistema de trabajo horizontal, que tiene en cuenta las necesidades de las comunidades,

su cultura, su historia y su idiosincrasia. En la misma línea de ideas, resulta vital que, desde un

inicio, todos los integrantes de la comunidad, comprendan la importancia de tener un sentido de

pertenencia hacia la región y establecer una correcta organización y distribución de roles dentro

de la comunidad a la hora de trabajar.

1.4.3 Recomendaciones, con base en el artículo “Psicología Comunitaria hoy: Orientaciones


éticas para la acción”, de Winkler, Alvear, Olivares y Pasmanik (2014).

Es importante recordar que las obligaciones éticas no finalizan cuando los sujetos

certifican que aceptan participar en la investigación. El respeto a los sujetos involucra varios

aspectos como que este pueda cambiar de opinión y decida no participar en la investigación y

retirarse sin ningún inconveniente; reserva en el manejo de la información, es decir, respeto a la

confidencialidad e informar a los sujetos sobre los resultados y lo que se logró de la

investigación.

Dentro de las orientaciones que Winkler, Alvear, Olivares y Pasmanik (2014), proponen

para las múltiples formas de trabajo comunitario. Es de resaltar lo referente a “Promover la

participación comunitaria en todas las etapas de la intervención, definiendo o ajustando los

objetivos de la intervención de acuerdo a las necesidades y preferencias de la comunidad”,

puesto que cuando los mismos actores que se beneficiarán del trabajo, tienen un espacio en el

que sus voces son escuchadas, comprenden que todo el proceso realmente gira en torno a ellos y

se sienten motivados a expresar sus inquietudes, sus preocupaciones, sugerencias, necesidades y


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aportes, que fin de cuentas, son esenciales en el proceso de construcción de una propuesta de

intervención democrática y participativa. Este aspecto se podría concretar en la sugerencia, de

que durante la ejecución del trabajo (los autores han expresado que ya se encuentra en

desarrollo), se abran espacios de diálogo, en los que se reflexione junto a la comunidad, acerca

de su percepción respecto a las actividades que ya se hayan realizado, de modo que exista una

constante retroalimentación y sea posible hacer cambios o mejoras que los beneficie en la

búsqueda de sus metas comunitarias. Estos espacios podrían programarse en el cronograma de

actividades y el resultado de cada una, podría incluirse en la presentación de resultados.

2. Conclusiones

Aunque llegase a existir un código ético, formalmente constituido para orientar el

quehacer de los profesionales en psicología y de cualquier individuo que se involucre en el

trabajo comunitario, uno de los mayores retos para la academia y la sociedad en sí misma, es el

poder llegar a un punto en el que la toma de decisiones, tanto de los profesionales, como de los

investigadores, los estudiantes y los ciudadanos, desde un enfoque ético, esté tan interiorizado y

se convierta en algo tan “natural”, que no sea necesario abordar la ética y los valores, en los

múltiples contextos, como ese requisito, esa regla o norma que se “interpone” en nuestro camino

y que debemos cumplir, para continuar con nuestros planes de trabajo, de estudio o de

investigación.

Resulta urgente crear en Colombia, redes de trabajo inter y transdisciplinar, que apoyen

una labor de concientización de las comunidades en mayor estado de vulnerabilidad, para que

aún en medio de las mayores dificultades en las que viven, sean capaces de asumir una actitud de

empoderamiento y liderazgo, asumiendo el control y creando organizaciones comunitarias


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inteligentemente organizadas, que luchen por transformar su propia realidad, entendiendo a su

vez, que deben romper el esquema de indigencia, que el mismo gobierno se ha encargado de

venderle al mundo y a ellos mismos, convenciendo a las comunidades más vulnerables, de que

solo pueden vivir de “limosnas” disfrazadas de ayudas. Esto evidentemente, requiere de una

unión sin precedentes por parte de las poblaciones y comunidades y de un cambio en las

prioridades individuales, hacia unas prioridades colectivas. Todo apoyado por un cambio político

y cultural, que empieza por dejar de creer en personas que hacen promesas con recursos que no

tienen o que no les pertenecen, recursos que son del pueblo mismo. En este sentido, la psicología

comunitaria debe trascender lo académico, para ser capaz de participar en ese proceso de

transformación.

A nivel local o regional, toda comunidad tiene el potencial de superar dificultades

económicas, culturales y sociales, a través del trabajo comunitario, pero para ello, debe

promoverse un sentido de pertenencia, de modo que se comprenda que, por ejemplo, ser

competitivo, no significa restarle valor al trabajo y los recursos de los demás, significa ofrecer

los mejores servicios o productos, sin olvidar el esfuerzo que tuvieron que hacer las personas

para ofrecer dichos servicios o productos (como se podía visualizar en las ferias comunitarias,

mencionadas en los artículos trabajados en el presente documento).


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Referencias

Alfaro, J. (2007). Políticas sociales como condición de posibilidad para el desarrollo de prácticas

en Psicología Comunitaria. En J. Alfaro & H. Berroeta (Eds.), Trayectoria de la

Psicología Comunitaria en Chile. Prácticas y conceptos (pp. 43- 71). Valparaíso:

Universidad de Valparaíso

Contreras, O. R. (2017). Empoderamiento campesino y desarrollo local. Revista Austral De

Ciencias Sociales, (4), 55-68.

González, A. (2008). Ética y valores en la participación y organización comunitaria como bases

de la estrategia gerencial para el desarrollo local sostenible. Multiciencias. Universidad

del Zulia. Venezuela: Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90480210


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González, F. (1998). Epistemología y subjetividad. Revista Interamericana de Psicología, 32,

139-167

Lapalma, A. I. (2001). El escenario de la intervención comunitaria. Revista de Psicología, 10(2):

61-70, Santiago de Chile.

López de Llergo, A., & Cruz de Galindo, L. (2005). Participación comunitaria desde la

Universidad. Educación y Educadores, 8, 91-104.

Polit, D. & Hungler, B. (2002). Investigación científica en ciencias de la salud. México, DF:

McGraw-Hill.

Winkler, M. I., Alvear, K., Olivares, B. & Pasmanik, D. (2014). Psicología Comunitaria hoy:

Orientaciones éticas para la acción. Psicoperspectivas. Recuperado de

http://www.scielo.cl/pdf/psicop/v13n2/art05.pdf

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