Está en la página 1de 2

DIENTE ROTO

Pedro Emilio Coll, pasó su infancia en una imprenta, pues nació en Caracas en la
"Imprenta Bolívar", sitio donde vivían sus padres: Pedro Coll Otero y Emilia Núñez de
Coll, situada en el ángulo Sur-oeste de la esquina de Jesuitas, al respecto el propio Pedro
Emilio escribió:
"Mi madre me enseñó que se puede habitar como en un palacio, bajo un humilde
techo, como era el que nos cubría, por muchos años, en los cuartos encalados que
nos albergaban en la misma imprenta y desde donde oíamos, en las horas de trabajo
nocturno, el golpe rítmico de la máquina, cual si fuera el corazón de la casona"

Nacer y vivir parte de su vida en una imprenta, fue determinante en la vida del joven Pedro
Emilio, quién años más tarde escribiría:
"Me parece que mi afición a las letras despertó oyendo las conversaciones de los
doctos varones que se reunían en el taller tipográfico de mi padre"
Pedro Emilio Coll, comenta que
“En esa época yo no entendía, como lo entiendo ahora, cómo algunas personas en la
administración pública y en otras instituciones; llegan a ocupar cargos tan importantes sin
la debida preparación.”

Este cuento de Pedro Emilio Coll, es universal y caracteriza a algunos personajes que
pertenecen a nuestro país y más allá de nuestras fronteras. A Juan Peña, el personaje
principal de "El diente roto", le acompañaba un profundo silencio, pero no el silencio que
distingue a los eruditos en sus sabias reflexiones, sino el que acompaña a los que están
alejados del ingenio y del saber. Juan tuvo un golpe de suerte cuando en una riña callejera
un granuja le propinó un puñetazo en plena humanidad, partiéndole el diente se lo dejó cual
sierra de escualo y nada mejor para Juan que acariciar horas y horas su diente roto, de niño
intranquilo tornándose entonces pensativo, callado y taciturno. Un galeno de entonces,
como nos dice Pedro Emilio, realizó el "diagnóstico de filósofo precoz, un genio tal vez", y
continúa más adelante "pasaron los años y Juan Peña llegó a ser diputado, académico,
ministro” a no ser por una apoplejía sin duda hubiera llegado a ocupar el alto cargo de
Presidente.
El cuento de "El diente roto" fue escrito por Pedro Emilio Coll probablemente para
evidenciar la incompetencia de algún Académico que presidía una Universidad sin llegar a
ser doctor o de algún Ministro que no tenía idea del cargo o cartera del Ministerio que
presidía, o de un diputado que ocupaba un puesto sin tener conocimientos ni credencial,
seguramente Juan Peña integró muchas comisiones de esas que abundan en los Congresos,
pero eso no fue un problema para él , con levantar su mano y permanecer en el más
absoluto silencio, su ignorancia nunca fue puesta en entredicho. Probablemente a su paso
algunas personas exclamaban
¡Allí va el diputado!
¡Allí va el Ministro!
¡Allí va el Académico!

Sin embargo, Juan en su fuero interno sabía que no dominaba las leyes, que no dominaba la
ciencia, ni tampoco la gerencia. Sin embargo, eso no le quitaba el sueño, en vez de contar
ovejitas, él se entregaba a Morfeo tocándose su diente roto. Y al despuntar el alba, Juan, tal
vez, decía:
“Que se esperen los científicos con sus investigaciones, que se engaveten las leyes
en los anaqueles, que no se tomen decisiones en los Ministerios, primero necesito
pensar y pensar”
y decía para sus adentros
“en lo que voy a hacer con mi diente roto”

Lo que no se imaginaba Pedro Emilio Coll era que, en tiempos modernos, en pleno siglo
XXI su amada Venezuela estaría gobernada por ¡unos cuantos dientes rotos!

También podría gustarte