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Diócesis de Zacatecas
¿Quién dice la gente que soy yo?
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Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
CURSO DE BIBLIA
Diócesis de Zacatecas
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¿Quién dice la gente que soy yo?
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Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
PRESENTACIÓN
Y TÚ, JESÚS, ¿QUIÉN ERES?
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¿Quién dice la gente que soy yo?
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Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
Introducción
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Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“JESUCRISTO,
HIJO DE DAVID, HIJO DE ABRAHAM”
(San Mateo)
Oración
Señor Jesús, estamos reunidos en tu nombre. Sabemos
que en estos momentos Tú estás en medio de nosotros,
pues nos prometiste: “donde dos o más se reúnan en mi
nombre allí estoy yo, en medio de ellos”. Queremos co-
nocerte mejor para amarte más y así poder ser sal de la
tierra y luz del mundo. Te lo pedimos por intercesión de
tu Madre, la Virgen María. Amén.
I Introducción
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1 el “Pantocrator” (Todopoderoso)
San Mateo tenía una imagen de Jesús más grandiosa y
soberana, sobre todo si lo comparamos con san Mar-
cos. Es conveniente entrar a este evangelio y quedar-
nos con la estampa final que nos da sobre Jesús en 28,
18-20: “Jesús se acercó a ellos (a sus discípulos) y les
habló así: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en
la tierra. Id pues, y hacer discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo
os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros
todos los días hasta el fin del mundo”.
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2 El Mesías
San Mateo nos presenta a Jesús como el Mesías espe-
rado, anunciado por los profetas en las escrituras y re-
chazado finalmente por los profetas en las escrituras y
rechazado finalmente por Israel. ¿Qué procedimientos
utiliza para mostrar este aspecto?
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3 El Maestro
Jesús debió impresionar por su palabra. Con frecuencia
se nos dice que “la gente quedaba asombrada de su doc-
trina; porque los enseñaba como quien tiene autoridad, y
no como los escribas” (7, 28s). desde el grupo de sus
discípulos se debió ir formando una veneración y una con-
servación de sus palabras.
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2. Discurso de la misión (10): ¿cuál debe ser la místi-
ca en el trabajo misionero?
3. Discurso en parábolas del Reino (13): ¿cómo debe
ir comprendiendo el discípulo los misterios del Re-
ino?
4. Discurso eclesial o comunitario (18): ¿cuál es el
espíritu con el que se debe vivir en la Iglesia?
5. Discurso escatológico (24-25): ¿cómo vivir la vigi-
lancia mientras llega el fin de los tiempos?
4 El nuevo Moisés
San Mateo escribe para judíos, para quienes Moisés es
un personaje de primera importancia. Además hay que
mostrarles la continuidad entre el Antiguo y Nuevo Tes-
tamento, entre Moisés y Jesús, entre el judaísmo y el
cristianismo.
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5 El Emmanuel
El título aplicado a Jesús como “El Emmanuel” (hebreo
“Imanu” “con nosotros”; “El”, “Dios” (está): “con nosotros
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6 El Hijo de Dios
Este es uno de los títulos más queridos y resaltados por
san Mateo, es el que mejor expresa quién es Jesús, la
afirmación más profunda de su identidad; el ser Hijo.
Por eso cuando se quiere poner en duda su identidad,
maliciosamente se le cuestiona: “si eres el Hijo de
Dios…” (4,3.6; 27, 40.43).
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III Del Evangelio a la vida
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1. La persona es misterio
Es muy difícil penetrar en la intimidad de una persona.
Esto vale especialmente al tratar de la persona de
Jesús. Sólo podemos acercarnos con reverencia y en
actitud de adoración porque siempre quedará un espa-
cio insondable e inabarcable. Esto San Marcos lo expre-
sa en forma de una constante pregunta acerca de la
identidad de Jesús: ¿Qué es esto? (1,27), ¿Por qué
éste habla así? (2,7), ¿Quién es éste que hasta el vien-
to y el mar obedecen? (4,41), ¿Quién dicen los hombres
que soy yo? (8, 26-27), ¿Con qué autoridad haces es-
to? ¿Quién te ha dado tal autoridad? (11,27), ¿Eres tú
el Cristo, el Hijo del Bendito? (14,61), ¿Eres tú el Rey
de los judíos? (15,2).
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2. El eterno caminante
Llama la atención en Jesús su actitud itinerante, siem-
pre en movimiento. Esta frase puede incluso ser como
su programa: “Vámonos a otra parte, a las aldeas cer-
canas, que voy a predicar también allí; para eso he sali-
do” (1,38). Expresa la urgencia en la extensión del Re-
ino.
3. Soledad y compañía
El Jesús de Marcos siempre de camino, casi nunca se
detiene para hablar tranquilamente con las personas
(como en los largos discursos del Cristo de Mateo, o los
extensos diálogos del Cristo joánico por ejemplo con
Nicodemo con la Samaritana). En San Marcos, Jesús
habla sólo con el Padre, y a solas: “De madrugada,
cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y
fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer ora-
ción” (1,35). A solas, llevando la delantera a sus discí-
pulos camina hacia Jerusalén, a enfrentarse con su
destino definitivo (10,32). Asolas en Getsemaní (14, 32-
42), San Marcos anota la actitud de sus discípulos al
momento del prendimiento: “Y abandonándole huyeron
todos”. Todo culmina en el grito patético antes de expi-
rar: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandona-
do? (15,34). Esta soledad es la nuestra, la de todos los
hombres, la de cada día. ¡Alegrémonos, alguien nos
acompaña siempre en nuestras pequeñas soledades!
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4. Poder y debilidad
Otro de los rasgos del Jesús de Marcos es su poder. Un
poder que se manifiesta frecuentemente en su capaci-
dad de curar. Los relatos de milagro ocupan en este
evangelio el 31 por ciento del texto. De 666 versículos
que tiene, 209 se refieren al os milagros. La pura exten-
sión nos habla ya de la importancia que el evangelista
le concede. Jesús se revela principalmente a través de
sus hechos, de sus “obras poderosas”. Sus 17 milagros
destacan el poder y la eficacia de la palabra de Jesús.
¡La pronuncia y se realiza al momento!.
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6. El Mesías crucificado
La Pasión en San Marcos (cc. 14-15) es un relato frío,
dramático, implacable, sin emoción y casi escandaloso.
Dicen que parece como si lo hubiera escrito un enemi-
go. Los sentimientos de Jesús aparecen solamente en
Getsemaní y en el grito de la cruz: “Dios mío, Dios mío,
¿Por qué me has abandonado? Es impresionante el
abatimiento del Señor.
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“Hijo del Hombre” el evangelista quiere expresar la si-
tuación kenótica, sufriente y dolorosa de Jesús, en su
aspecto terreno pero también celestial.
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Oración
Señor Jesús, Salvador, Profeta de las naciones y centro
del tiempo y de la historia: abre nuestro corazón como
lo hiciste con los discípulos de Emaús, para que com-
prendamos las Escrituras; para que conociéndote me-
jor, tengamos sentimientos de bondad y misericordia en
el trato con nuestros hermanos.
I Introducción
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Apóstoles).
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5. El Jesús de la misericordia
En el capítulo XV Jesús reúne las parábolas de la mise-
ricordia. Es este un tema central en el Evangelio. El Re-
ino de Dios se acerca con gesto inicial de amnistía total
para todos los hombres. Un juicio de misericordia y
perdón ofrecido a todos los perdidos, que resulta escán-
dalo para los buenos. Dios se ha acordado de los hom-
bres, ha visto su miseria, su hambre y su abandono y se
ha puesto en acción para salvarlos.
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• Jesús y la mujer.
El Jesús de San Lucas siente una gran predilección
por la mujer ordinariamente despreciada entonces
como ahora (María, Isabel, Ana, María, Magdalena,
Marta y María, etc.).
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1. Verbo
Este es uno de los títulos más característicos con que
San Juan define a Jesús: “En el principio existía la Pala-
bra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era
Dios” (1,1). El griego “Logos” pasa al latín “Verbum” que
en nuestra lengua traducimos por “La Palabra” o “El
Verbo”, referido a Jesucristo. ¿Por qué el evangelista ha
escogido este nombre de Jesús no utilizó jamás? Se
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3. Jesús y el Padre
El núcleo de la cristología en San Juan lo constituye la
afirmación repetida de que el Padre ha enviado al Hijo.
Podríamos hacer un interrogatorio a Jesús, y él no
tendría más que una sola respuesta: ¿de dónde vienes?
Del Padre. ¿A dónde vas? Al Padre. ¿Qué haces? La
voluntad del Padre. ¿Qué dices? Lo que he oído al Pa-
dre. Estas preguntas nos introducen en el corazón del
misterio de Dios. Jesús totalmente libre, perfectamente
El mismo, pero también es totalmente relación con el
Padre.
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sión. Los “Yo Soy” no dicen “Yo soy Yavé”. Eso sería
poner otro Dos frente al Dios único. El sentido que le da
Jesús es el siguiente: “YO SOY Y ACTUO DE LA MIS-
MA MANERA CON QUE DIOS ES Y ACTUA”. Se res-
peta siempre la diferencia entre el “Yo Soy” absoluto de
Dios y los “Yo Soy” de Jesús. El habla como Dios, da
como Dios, pero habla porque ha sido enviado, da por-
que ha sido dado.
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PROPÓSITO DE LA VISITA
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos,
líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN
Oh Jesús, que has querido redimirnos del pecado y ser
el Señor de nuestras vidas por tu muerte y resurrección,
míranos aquí reunidos para ENTRONIZARTE SOLEM-
NEMENTE en esta casa y en nuestros corazones, haz
que tu presencia divina se difunda como suave olor y
seamos cada día cristianos más comprometidos en tu
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¡ADOREMOS A CRISTO!
Jesucristo está realmente presente en la Eucaristía, en
cada templo y en cada Sagrario de la ciudad; está real-
mente presente en mi prójimo, en especial en el más
pobre; está realmente presente en la Palabra que a dia-
rio la Iglesia proclama.
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DESPEDIDA
Hemos terminado nuestra visita. Muchas gracias a la
Familia:
Terminemos también en el nombre del Señor diciendo:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos,
líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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