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El Espacio Público y La Vivienda Social

Referencia 1
Es importante mencionar que, si bien lo público como espacio de la ciudadanía se ha
planteado en oposición a lo privado –lo individual, lo familiar, la propiedad, el
mercado-, estos campos coexisten de manera articulada, se reorganizan y resignifican
de acuerdo con las transformaciones de la vida social. (Ramirez P.. 2003).

Referencia 2
Jan Gehl señala que un espacio público es bueno cuando en el tienen lugar muchas
actividades no indispensables cuando la gente sale al espacio público como un fin en
si mismo, a disfrutarlo (Gehl J. 2006).

Referencia 3
El espacio público tiende fundamentalmente a la mezcla social, hace de su uso un
derecho ciudadano de primer orden, así el espacio público debe garantizar en
términos de igualdad la apropiación por parte de diferentes colectivos sociales y
culturales, de género y de edad (Borja J. 2003).

Referencia 4
Estas características subrayan la tendencia hacia una ciudad extremadamente
segregada y dividida. La metrópolis latinoamericana actual se desarrolla hacia una
"ciudad de islas". Esto resulta tanto del asentamiento insular de estructuras y
funciones en su construcción como también del posterior aislamiento de espacios
urbanos preexistentes mediante la construcción de rejas o muros (Janoschka, M.
2002).

Referencia 5
Con esta vuelta de prioridad a la urbe construida en un contexto de
internacionalización, el espacio público cobra un sentido diferente, planteando nuevos
retos vinculados a las accesibilidades, a las centralidades, a las simbologías
existentes y a las relaciones sociales que le dan sustento, así como a redefinir su
capacidad de inclusión e integración social, añadiendo nuevos componentes a la crisis
urbana (Fernando Carrión 2004)

Referencia 6
Nuestra hipótesis es otra: lo que la realidad nos está mostrando es que una política
exitosa de financiamiento de vivienda ha terminado creando un nuevo problema de
vivienda y urbano: un enorme stock de viviendas sociales inadecuadas que requiere
atención (Rodriguez A. & Sugranyes A. 2004)

Referencia 7
La conclusión es que la vivienda Urbana es parte de un complejo mayor que le da vida
y significado y consecuentemente es, como ya se definio, la terminal de una red de
servicios de consumo colectivo que solo son posibles en una economía de mercado,
por la acumulación de población y recursos que caracteriza las áreas urbanas
(Gazzoli, R. 2007)

Referencia 8
Los impactos de estos cambios -que se mantienen hasta el presente- es que ellos
dieron un giro radical a la localización de la vivienda social en cuanto a que ésta
empieza a ubicarse, desde mediados de la década de los 80, en áreas de menor valor
y plusvalía como consecuencia lógica del comportamiento del mercado inmobiliario,
cual es el de privilegiar los suelos de mejor calidad para viviendas que den mayor
rentabilidad a los inversionistas. (Tapia Zarricueta 2011)
Referencia 9
Estas intervenciones fueron prácticamente la única alternativa a la que pudieron
acceder las familias obreras en esos años. En general, estos conjuntos estaban
constituidos por viviendas de fachada continua, de uno, dos y tres dormitorios, con los
servicios mínimos de urbanización. Ellas se constituyeron en el modelo que se siguió
en los primeros conjuntos que el Estado construyó y fomentó, en materia de vivienda
social, en las primeras décadas del siglo XX. (Hidalgo R. 2002)

Referencia 10
Si para resolver el problema de la vivienda dispusiéramos de dinero en abundancia,
de terrenos urbanizados bastantes, de los necesarios materiales de construcción sin
agobios y de una buena mano de obra entre la que elegir a los mejor preparados…, el
problema de la construcción de viviendas quedaría reducido a un problema técnico, en
el que los profesionales, trabajando con desahogo, pondrían a la exposición de las
gentes su capacidad y su gusto, y fácilmente serían alabados. (Esteban Maluenda
2009)

Conclusión.
Los espacios públicos son creados para el disfrute, no deben poseer actividades
esenciales. Este espacio se ve afectado por las personas que hacen uso de él, los
hábitos, conductas, niveles sociales y demás influyen directamente en el cuidado y
precepción del espacio. El espacio público y la vivienda social deben actuar como
unificadores urbanos, no a modo de islas sin conexión alguna.

Bibliografía:

 Patricia Ramirez Kuri. (2003). Espacio público y reconstrucción de ciudadanía.


México, D.F.: Miguel Angel Porrúa.
 Gehl, J. (2006). La humanización del espacio urbano: la vida social entre los
edificios (Vol. 9). Reverté
 Borja, J., & Muxi, Z. (2003). El espacio público: ciudad y ciudadanía
 Janoschka, M. (2002). El nuevo modelo de la ciudad latinoamericana:
fragmentación y privatización. Eure (Santiago), 28(85), 11-20.
 Carrión, F. (2004). Espacio público: punto de partida para la alteridad. Fabio
Velásquez, comp. Ciudad e inclusión: Por el derecho a la ciudad. Bogotá: Foro
Nacional por Colombia, Fedevivienda y Corporación Región.
 Alfredo Rodríguez, Ana Sugranyes. (Diciembre, 2004). El problema de vivienda
de los "con techo". Eure, XXX, N°91, PP.53-65.
 Gazzoli, R. (2007). Vivienda social. Nobuko.
 Tapia Zarricueta, R. (2011). Vivienda social en Santiago de Chile: Análisis de su
comportamiento locacional, período 1980-2002. Revista Invi, 26(73), 105-131.
 Hidalgo, R. (2002). Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile: Una
mirada retrospectiva a la acción del Estado en las primeras décadas del Siglo
XX. eure (Santiago), 28(83), 83-106.
 Esteban Maluenda, A. (1999). La vivienda social española en la década de los
50: Un paseo por los poblados dirigidos de Madrid. Cuaderno de notas, (7), 55-
80.

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