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ANOREXIA.

Clorpromazina

Es un medicamento antipsicótico indicado en pacientes con problemas graves obsesivo-


compulsivos. La dosis inicial recomendada es de 10 mg tres veces al día, que puede
aumentarse progresivamente. Se administra en forma líquida. Este tratamiento precisa de un
control de tensión arterial, hemograma y pruebas hepáticas.

Ciproheptadina

Es un fármaco antihistamínico con propiedades antiserotonérgicas (que estimulan el apetito).


Se recomienda en pacientes anoréxicos hiperactivos. La dosis recomendada inicialmente es 4
mg dos veces al día, se puede aumentar hasta en caso necesario hasta 8 mg tres veces al día.
Se utiliza en forma líquida. Precisa control con hemograma completo.

Fluoxetina

Es un antidepresivo inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina. Se recomienda su


administración una vez recuperado el peso. Indicado en casos de depresión grave y en
conductas obsesivo-compulsivas graves. Precisa realizar hemograma y control del sueño.

Clomipramina

Antidepresivo de tipo tricíclico. Es preferible utilizarlo después de recuperar peso. Se


recomienda en casos de conductas obsesivo-compulsivas graves. Se debe comenzar el
tratamiento con dosis muy bajas debido a los efectos secundarios que se derivan de su uso.

Es importante controlar la tensión arterial y realizar un hemograma. .

OBESIDAD

Fármacos contra la obesidad

Existen dos tipos fundamentales de fármacos contra la obesidad, los supresores del
apetito y los inhibidores de la lipasa. Hay otros fármacos, no indicados específicamente
para el tratamiento de la obesidad, que han demostrado cierto efecto reductor del peso
secundario a su empleo en otras enfermedades.

Supresores del apetito. En España solamente está autorizado un fármaco de este grupo:
sibutramina. Su mecanismo de acción se basa en la producción de una sensación de
menor apetito o aumentando la sensación de estar lleno y haber comido suficiente. En
otros países, como EEUU también está autorizado otro fármaco de este grupo,
fentermina. A este grupo también pertenecen las anfetaminas, que no se recomiendan
por el potencial de abuso y dependencia, similar al de otras drogas ilegales.
Inhibidores de la lipasa. A este grupo pertenece orlistat, un fármaco que actúa en el
intestino, reduciendo su capacidad para absorber la grasa de los alimentos. Esto lo hace
bloqueando la enzima que metaboliza la grasa alimentaria, la lipasa intestinal y como
resultado se absorbe alrededor de un tercio menos de grasa procedente de los alimentos.

Otros fármacos

Antidepresivos. Algunos antidepresivos parecen tener cierto efecto supresor del apetito
y consiguen una modesta reducción del peso durante los primeros 6 meses de su
empleo, aunque suele volver a ganarse el peso perdido aun cuando se mantenga el
tratamiento. La única excepción hasta ahora es bupropion que en un estudio ha
demostrado mantener la pérdida de peso hasta 12 meses.

Anticonvulsivantes. Dos fármacos empleados para tratar la epilepsia han demostrado


producir una modesta pérdida de peso: topiramato y zonisamida.

Antidiabéticos. El antidiabético oral metformina puede producir una ligera pérdida de


peso en los individuos con diabetes tipo 2 y obesidad.

Fármacos en desarrollo. En la actualidad se están estudiando varios posibles futuros


tratamientos para la obesidad. Los más próximos a su utilización en pacientes son
rimonabant, que actúa sobre los neurotransmisores cerebrales, y el factor neurotrófico
ciliar que actúa sobre las hormonas que controlan el apetito.

Beneficios potenciales

Las personas responden de forma diferente a estos fármacos, de manera que algunas
pueden experimentar una mayor pérdida de peso que otras. En los estudios clínicos
estos fármacos han demostrado producir una pérdida de peso promedio de 2 a 10
kilogramos más que si se emplean solamente medidas no farmacológicas. Algunos
pacientes tratados con estos fármacos han llegado a perder alrededor del 10% de su peso
previo al tratamiento. La máxima pérdida de peso suele alcanzarse en los primeros 6
meses después de iniciar la medicación. El peso suele mantenerse o incluso aumentar
durante el resto del tratamiento.

A corto plazo, la pérdida de peso en los individuos con obesidad puede reducir otros
factores de riesgo para la salud: reducción de la presión arterial, reducción del colesterol
y los triglicéridos, reducción de la resistencia a la insulina y los niveles de glucosa en
sangre.

Riesgos potenciales

En el tratamiento a largo plazo con medicación contra la obesidad hay que considerar
algunos riesgos potenciales:

Potencial de abuso o dependencia.Especialmente si se emplean anfetaminas y otras


sustancias con efecto sobre el sistema nervioso central.

Desarrollo de tolerancia. El máximo efecto sobre la pérdida de peso se alcanza en los


primeros seis meses, aunque si se abandona el tratamiento en este momento, parece que
la recuperación del peso es más rápida que si mantiene el tratamiento para mantener la
pérdida de peso alcanzada.

Rechazo a considerar la obesidad como una enfermedad crónica. Como tal


enfermedad crónica, la obesidad precisa de un tratamiento para toda la vida, donde los
fármacos son solo una parte del tratamiento, que se basa en una alimentación más
saludable y ejercicio físico habitual.

Efectos secundarios. En general los efectos secundarios de estos fármacos son leves y
con frecuencia mejoran con el tratamiento continuado.

Orlistat. suele producir calambres abdominales, malestar intestinal, flatulencia, diarrea


y heces oleosas. También suele reducir la absorción de las vitaminas liposolubles, por
que puede ser necesario un suplemento vitamínico que debe tomarse dos horas antes o
después del fármaco.

Sibutramina. El principal efecto secundario de sibutramina es el aumento de la presión


arteria y la frecuencia cardiaca, que deben ser controlados frecuentemente al inicio del
tratamiento. Otros efectos secundarios son cefalea, sequedad de boca, estreñimiento e
insomnio.

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