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ANOREXIA
ANOREXIA
Clorpromazina
Ciproheptadina
Fluoxetina
Clomipramina
OBESIDAD
Existen dos tipos fundamentales de fármacos contra la obesidad, los supresores del
apetito y los inhibidores de la lipasa. Hay otros fármacos, no indicados específicamente
para el tratamiento de la obesidad, que han demostrado cierto efecto reductor del peso
secundario a su empleo en otras enfermedades.
Supresores del apetito. En España solamente está autorizado un fármaco de este grupo:
sibutramina. Su mecanismo de acción se basa en la producción de una sensación de
menor apetito o aumentando la sensación de estar lleno y haber comido suficiente. En
otros países, como EEUU también está autorizado otro fármaco de este grupo,
fentermina. A este grupo también pertenecen las anfetaminas, que no se recomiendan
por el potencial de abuso y dependencia, similar al de otras drogas ilegales.
Inhibidores de la lipasa. A este grupo pertenece orlistat, un fármaco que actúa en el
intestino, reduciendo su capacidad para absorber la grasa de los alimentos. Esto lo hace
bloqueando la enzima que metaboliza la grasa alimentaria, la lipasa intestinal y como
resultado se absorbe alrededor de un tercio menos de grasa procedente de los alimentos.
Otros fármacos
Antidepresivos. Algunos antidepresivos parecen tener cierto efecto supresor del apetito
y consiguen una modesta reducción del peso durante los primeros 6 meses de su
empleo, aunque suele volver a ganarse el peso perdido aun cuando se mantenga el
tratamiento. La única excepción hasta ahora es bupropion que en un estudio ha
demostrado mantener la pérdida de peso hasta 12 meses.
Beneficios potenciales
Las personas responden de forma diferente a estos fármacos, de manera que algunas
pueden experimentar una mayor pérdida de peso que otras. En los estudios clínicos
estos fármacos han demostrado producir una pérdida de peso promedio de 2 a 10
kilogramos más que si se emplean solamente medidas no farmacológicas. Algunos
pacientes tratados con estos fármacos han llegado a perder alrededor del 10% de su peso
previo al tratamiento. La máxima pérdida de peso suele alcanzarse en los primeros 6
meses después de iniciar la medicación. El peso suele mantenerse o incluso aumentar
durante el resto del tratamiento.
A corto plazo, la pérdida de peso en los individuos con obesidad puede reducir otros
factores de riesgo para la salud: reducción de la presión arterial, reducción del colesterol
y los triglicéridos, reducción de la resistencia a la insulina y los niveles de glucosa en
sangre.
Riesgos potenciales
En el tratamiento a largo plazo con medicación contra la obesidad hay que considerar
algunos riesgos potenciales:
Efectos secundarios. En general los efectos secundarios de estos fármacos son leves y
con frecuencia mejoran con el tratamiento continuado.