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Manejo en cautiverio de psitácidos utilizados como aves de ornato y

compañía. Handling in-bondage parrots used as ornament and company
birds.

Article · January 2005

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 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN AMMVEPEAMMVEPE
Vol. 16, 2005;
No. 1 16(1): 5-17
• Enero-Febrero 2005
5
pp 5-17

Manejo en cautiverio de psitácidos

utilizados como aves de ornato y compañía
Handling in-bondage parrots used as ornament and company birds

Graciela Gómez Álvarez,* Raúl Valadez Azúa,**

Carlos Teutli Solano,*** Sabel René Reyes Gómez****

RESUMEN ABSTRACT

Se da a conocer una lista de psitácidos, los cuales se expenden para su comercio en
tres tianguis tradicionales cercanos al Distrito Federal. De cada especie se propor-
cionan datos sobre sus características en estado silvestre. Asimismo se hace un
recuento de las condiciones que deben tomarse en cuenta para un adecuado
manejo en cautiverio, y se dan algunas recomendaciones para el aprovechamiento
de estas especies como aves de ornato y compañía, y la conservación de aquéllas
que se encuentran en peligro de extinción.
It happens to know a list parrots and parakeets, which are sold for their commerce
in three traditional tianguis near the Federal District. Of each species data are
provided on their characteristics in wild state. Also, a count becomes of the condi-
tions that must be taken into account for an adapted handling in captivity; and to
some recommendations for the advantage of these species like pet birds occur, and
the conservation of those which are in danger.

Palabras clave: Manejo en cautiverio, psitácidos, conservación. Key words: Handling in bonage, parrots, conservation.

INTRODUCCIÓN
por su capacidad para imitar sonidos. Por rio, es la imagen que tenemos acerca de
estas características eran animales con ellos dentro de las casas mexicanas: peri-
La familia de los psitácidos –la cual inclu-
gran significado simbólico, particularmen- cos en jaulas redondas gritando palabras
ye a las guacamayas, loros o cotorras,
te la guacamaya roja que representaba al de todo tipo; caminando en los hombros
pericos y las introducidas aratingas y
fuego solar, motivo por el cual se le rela- de los dueños y respondiendo a sus lla-
cacatúas– ha sido un grupo de aves tro-
cionaba con el dios del maíz. Asimismo, a mados; avanzando torpemente en las me-
picales muy utilizado como animales de
los loros y pericos, por su carácter par- sas y comiendo lo que la gente les ofrece.
ornato y compañía. Por tal motivo, se han
lanchín, se les consideraba aves podero- El conocimiento tradicional que se tuvo
comercializado a tal grado que actualmente
sas; para los antiguos mexicanos eran las –o que aún se tiene en ciertos lugares de
están teniendo problemas de superviven-
primeras en saludar al Sol.2 Estas razones provincia– sobre los psitácidos era muy
cia, especialmente las especies nativas de
eran suficientes para considerarlas aves amplio, pues provenía de siglos de expe-
México, país que destaca a nivel mundial,
veneradas, cercanas a la divinidad, ponien- riencia de los hombres que habían vivido
entre los diez primeros exportadores de
do especial cuidado con los animales que en este territorio, con los pericos como
aves silvestres.1
exhibían en cautiverio.3 vecinos de sus poblados y campos de
Desde tiempos prehispánicos estas
Una de las razones primordiales que cultivo.
aves eran muy apreciadas debido al color
apoyan la práctica de adquisición de psi- Las fuentes históricas, creadas en el
de su plumaje y, en el caso de los loros,
tácidos y su mantenimiento en cautive- siglo XVI por clérigos y naturalistas es-
pañoles,4,5 nos ofrecen un buen ejemplo
de este conocimiento (Cuadro 1, Figura
* Laboratorio de Vertebrados, Facultad de Ciencias; UNAM. 1), a través de su lectura podemos cons-
** Laboratorio de Paleozoología, Instituto de Investigaciones Antropológicas; UNAM.
tatar que para los antiguos mexicanos los
*** Laboratorio de Paleoetnozoología, Escuela Nacional de Antropología e Historia.
**** Plantel Sur, Colegio de Ciencias y Humanidades, UNAM.
psitácidos eran aves que podían encon-
trarse en el campo y en calidad de masco-
Sobretiros: Laboratorio de vertebredos terrestres, Facultad de Ciencias, Sección Biología, Circuito interior tas, pues se les describe como fácilmente
s/n. Ciudad Universitaria. Del. Coyoacán. manejables, incluso amigables, se indica
 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
6
AMMVEPE 2005; 16(1): 5-17

que comían lo que se les ofreciera y, lo
más importante, podían aprender palabras
y hacer uso de ellas, incluso palabras de
diversos idiomas.
Aunque dentro de estas obras se indi-
ca que se les amansaba, se les educaba,
se les criaba, incluso que algunos eran
domesticables, también encontramos da-
tos referidos a que se reproducían en el
campo, en riscos o árboles muy altos y
que era de los nidos de donde se obte-
nían las crías, que después eran amansa-
das, situación que lleva a pensar que la
reproducción en cautiverio, elemento cla-
ve dentro del proceso de domesticación,
no fue algo tan simple o sencillo como lo
podríamos suponer.
Comentarios importantes para com-
prender mejor este aspecto se refieren a
que eran aves que siempre anidaban en
los mismos árboles, algunos de ellos ubi-
cados dentro de las áreas de actividad
humana y que esto era de provecho para
la gente, pues les permitía hacerse de crías
y de las plumas que caían alrededor de
los nidos, las cuales eran altamente apre-
ciadas. La conducta de estas aves, unida
a los numerosos intereses humanos, pu-
dieron favorecer una situación en la cual
hombres y pericos compartieran territorio
y recursos, hasta el punto de que el cono-
cimiento acumulado, el desarrollo de las
habilidades para manipularlos y la presen-
cia de nidos junto a los asentamientos
humanos, llevó a un tipo de relación peri-
cos-hombres equivalente a la domestica-
ción.
El esquema derivado de estas fuentes
de información concuerda muy bien con

Cuadro 1. Información sobre los pericos presentes en el Códice Florentino,

de Fray Bernardino de Sahagún,4 y en Historia General de las cosas de la Nueva España, del naturalista español Francisco Hernández.5
Estas obras, creadas en el siglo XVI a partir del conocimiento indígena, nos permiten conocer un poco
acerca del pensamiento de los nativos mesoamericanos respecto de los seres vivos con los cuales interactuaban; por ejemplo, los psitácidos.

Rubro Datos de Sahagún Datos de Hernández

Nivel de “(…) hacen nido en los riscos muy altos “Todos nidifican en árboles altos (...)
manejo y en las ramas de los árboles muy altos (…) son de gran utilidad a sus dueños tanto por
en esos lugares los toman y los amansan.” las aves mismas como por las plumas que recogen.”

Alimentación “(…) comen maíz y frijoles (...)”

Conducta en “Esta ave canta y parla y habla cualquier “(…) Es más bien dispuesto y hábil que los demás
cautiverio, lengua que le enseñen; arrienda a los otros para imitar el lenguaje humano, sobre todo entre
formas de animales, responde diciendo lo que le dicen, los españoles.”
interacción cantando lo que le cantan; es muy dócil.” “(…) Aprende a hablar, y pronuncia frases casi con
con el hombre “(...) aprenden a hablar y hablan lo que entera perfección a la manera de los demás
les muestran.” papagayos (...)”
“(…) repite las expresiones humanas (…)”
“(…) es también locuaz y no muy distinto del anterior,
aunque su voz es diferente; los españoles
les llaman a estos loros catarinas.”

Reproducción “Crían, hacen nido en los riscos muy altos
y en las ramas de los árboles muy altos;
en estos lugares hacen sus nidos, y ponen sus
huevos, y empollan sus huevos y sacan sus pollos.”
“Todos nidifican en árboles altos, el primer género
de que hablamos elige ciertos árboles que
no abandona nunca (…)”
“(…) Todos nidifican en árboles altos (…)”
“(…) y vuela en bandadas con sus congéneres,
en tanto que los demás se ven sólo en parejas.
Todos nidifican en árboles altos.”

A B C

Figura 1. A, B. Ilustraciones de psitácidos en las obras de Bernardino de Sahagún4 y C. de Francisco Hernández5.

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lo que sobrevivió al paso del tiempo res-
pecto del arraigo que se ha tenido hacia
los psitácidos, así como a la controversia
de si estos animales podían o no reprodu-
cirse en cautiverio. Durante siglos su ma-
nejo no varió, así como el tamaño de las
poblaciones silvestres y la posibilidad de
que animales y personas compartieran
espacio; pero a partir de la segunda mitad
del siglo XX, tres factores provocan la
ruptura de este esquema: el desarrollo ex-
plosivo del urbanismo, la destrucción ace-
lerada de las ambientes silvestres, espe-
cialmente bosques y la llegada de los
medios masivos de comunicación, los cua-
les han favorecido la devaluación y con-
siguiente pérdida del conocimiento tradi-
cional. Como resultado se mantiene el
interés de muchos mexicanos en poseer
un loro o perico, pero sin contar con los
conocimientos necesarios para mantener-
lo en buenas condiciones y favorecien-
do, con ello, la depauperación cada vez
mayor de las poblaciones silvestres.
En México habitan 21 especies de psi-
tácidos,6 actualmente se permite el apro-
vechamiento de nueve especiaes (Figura
2), las cuales son utilizadas como aves de
ornato o compañía, en aviarios u hogares
particulares una de ellas no protegida y
cuyo aprovechamiento no está permitido.
Debido al comercio desmedido y en la ma-
yoría de los casos ilegal –15 especies es-
tán protegidas por la legislación mexica-
na– 7 es necesario que médicos
veterinarios y potenciales compradores
conozcan la situación de este grupo de
animales en nuestro país.
OBJETIVOS
Los pericos son animales frecuentes en
los hogares mexicanos, mascotas que se
buscan como resultado de tradiciones
muy arraigadas en el país; sin embargo,
más allá del conocimiento tradicional, el
cual se está perdiendo a pasos acelera-
dos, es muy poco lo que el mexicano nor-
mal conoce acerca de estos animales, in-
cluyendo su condición actual como
especies silvestres y la forma como de-
ben ser manejadas en cautiverio.
Este hueco informativo –el cual nor-
malmente incluye tanto a vendedores
como a compradores, y a muchos médi-
cos veterinarios (a los cuales acuden los
dueños)– favorece enormemente el comer-
cio ilegal pues mucha gente adquiere es-
tas aves sin saber nada de ellas, así como
su muerte en poco tiempo, o al menos una
vida con muchas penurias, pues al final
nadie o casi nadie sabe cómo debe cui-
dárseles más allá de los conocimientos
transmitidos por tradición oral o por imá-
genes que recordamos (“viven en jaulas
redondas, se les enseña a hablar y hay
que darles de comer plátanos”).
Por todo esto, es objetivo fundamen-
tal del presente artículo ofrecer un cuadro
concreto y fundamentado acerca de la si-
tuación en México de este grupo de ani-
males, que incluye: 1) la lista de especies
que se están comercializando, 2) sus ca-
racterísticas en vida libre y cautiverio, 3)
su estatus de protección, 4) su factibili-
dad para ser utilizadas, y 5) recomenda-
ciones para un adecuado manejo en cau-
tiverio.

MÉTODOS

A B* C* Para conocer las especies de psitácidos que

se expenden comercialmente se visitaron
tres tianguis tradicionales cercanos al Dis-
trito Federal, ubicados en Chalco, al sures-
te del valle de México; Xochimilco, en la
delegación del mismo nombre, y Santiago
D E F* Tianguistenco, Estado de México, al su-
roeste de valle de México. Estos lugares
fueron seleccionados debido a que a ellos
concurren comerciantes de aves a gran
escala, pajareros tradicionales y personas
que llevan a sus mascotas, las cuales no
G* H* I* pueden o desean seguir manteniendo.
Durante 2003 y 2004 se realizaron tres
visitas por año a cada tianguis, registran-
do a las especies de psitácidos y las con-
diciones en las cuales se expendían, asi-
mismo se realizaron entrevistas a los
* Especie registrada en los tianguis estudiados. comerciantes, y cuando fue posible, a los
compradores.
Figura 2. Especies de psitácidos silvestres mexicanos que son objeto de comercio. De las nueve especies
Para el análisis de la información, tam-
relacionadas con esta actividad, existen seis cuyo aprovechamiento se permite: A. Aratinga nana, B.Aratinga bién se consideraron los trabajos realizados
canicularis, C. Bolborhynchus lineola , D. Brotogeris jugularis, E. Amazona albifrons, F. Amazona autumna- sobre el tema en el tianguis de Cuautitlán,
lis . Especies protegidas legalmente: G. Pionus senilis, H. Amazona oratrix, I. Forpus cyanopygius, especie Estado de México8 y en el mercado de So-
no protegida, de la cual no está permitido su aprovechamiento. nora, Distrito Federal.9 Las descripciones
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8
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de cada especie, así como datos sobre su
distribución, conducta en estado silvestre
y nombres comunes se documentaron de
publicaciones especializadas sobre aves
mexicanas.10,11 La información obtenida du-
rante las entrevistas acerca del manejo de
las especies en cautiverio, se complementó
con datos obtenidos de publicaciones rea-
lizadas por ornitólogos, veterinarios y cria-
dores, dedicados a los cuidados de aves en
cautiverio, particularmente psitácidos.12,13,14
queños en el caso de las especies nativas,
ya que se consideran incapaces de repro-
ducirse en cautiverio; la mayoría manifes-
tó haberlos adquirido de otras personas y
sólo aquellos mejor establecidos afirmaron
traerlos del mercado de Sonora. Estos últi-
mos declararon también que crían algunas
A B
especies introducidas como el periquito
australiano Melopsittacus undulatus y al-
gunos “inseparables” (género Agapornis),
los cuales ayudan a incubar sus huevos
con trapitos y bolsitas calientes.
Los loros, pericos y cacatúas se expo-
nen para su venta por separado en jaulas
C

RESULTADOS

Especies de psitácidos comercializados

En México existen nueve especies de psi-

tácidos que son objeto de comercio, seis
de las cuales fueron registradas en los tian-
guis visitados, además se reconoció la D E F
presencia de siete especiaes introducidas
(Figuras 2, 3 y Cuadro 2). De esta lista
sobresale la presencia del periquito de
alas azules, Forpus cyanopygius, espe-
cie endémica, y de manera alarmante, los G
loros corona blanca Pionus senilis y ca-
beza amarilla, Amazona oratrix, especies
protegidas legalmente.
Según la información proporcionada en Figura 3. Especies de psitácidos introducidos que son expendidos en los tianguis estudiados: A. Melopsitta-
70 entrevistas realizadas a los comercian- cus undulatus, B. Cacatua galerita, C. Nymphicus hollandicus, D. Psittacula cyanocephala, E. Agapornis
tes, los animales son adquiridos desde pe- roseicollis, F. Agapornis pullaria, G. Agapornis personata.

Cuadro 2. Psitácidos registrados en los sitios estudiados y la información recabada de los comerciantes.
Tianguis involucrados: Ch (Chalco), X (Xochimilco) y T (Santiago Tianguistenco).

Nombre Nombre común según Sitio donde se Reproducción

científico los comerciantes Alimentación Costo (pesos) expenden en cautiverio

Especies nativas
Aratinga canicularis Perico atolero Semillas de girasol 80-120 Ch, X, T Muy baja
Bolborhynchus lineola Periquito rayado « 100-130 Ch, X «
Forpus cianopygius * Periquito verde « 180 par Ch «
Pionus senilis a Loro frente blanca « 500-800 X «
Amazona autumnalis Cotorra « 400-800 Ch, X, T «
Amazona oratrix p Loro amarillo Semillas de girasol, maíz 1,500 Ch «

Especies introducidas
Melopsittacus undulatus Periquillo australiano Semillas de alpiste 80 (par) Ch, X Alta
Cacatua galerita Cacatúa Semillas de girasol, alpiste 800 Ch, X Muy baja
Nymphicus hollandicus Ninfa Semillas de alpiste 600 Ch, X «
Psittacula cyanocephala Perico ciruela Semillas de girasol 600 Ch, X «
Agapornis roseicollis Inseparables Semillas de alpiste y mijo 500 Ch, X «
Agapornis pullaria « « 500 Ch, X «
Agapornis personata « « 500 Ch, X «

Nota: * especie endémica. a

especie amenazada, según la NOM-059-ECOL-2000. p
especie en peligro de extinción, según la NOM-059-ECOL-2000.
 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
9
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maltrechas y sin el suficiente espacio, o los
traen en las manos; el resto de las especies
introducidas las suelen exhibir mezcladas
entre sí en jaulas ligeramente más grandes.
La alimentación que recomiendan con-
siste en semillas de girasol, alpiste, mijo y
maíz quebrado. En el caso de los loros,
algunos comerciantes afirmaron darles de
“todo”. En cuanto al costo, los más caros
son, desde luego, los loros, y entre éstos
el loro cabeza amarilla; al respecto ellos
declararon que fijan el precio de acuerdo
al grado de inteligencia de cada animal,
establecido por la capacidad para hablar.
Ante la pregunta capciosa respecto de
la posibilidad de adquirir otro psitácido
distinto a los expuestos, algunos comer-
ciantes mostraron su disposición para
conseguirlo en otros lugares, a un precio
más alto y previamente convenido.
Psitácidos protegidos
Se ha documentado que hasta 1982, en
México, se otorgaban permisos para cap-
turar 11 especies de psitácidos1, la lista
excluía a las guacamayas, Ara macao y
Ara militaris; a las cotorras endémicas
Rhyncopsitta pachyrhyncha y R. terrisi,
y al periquito endémico Aratinga brevi-
pes. El creciente comercio de loros y peri-
cos mexicanos y su exportación principal-
mente a Estados Unidos, propició su pro-
tección legal, a partir de 1994. En el cua-
dro 3 se presentan las especies enlista-
das en la Norma Oficial Mexicana,7 con
las características de plumaje que las hace
distintivas y su tamaño corporal; también
se señala el Apéndice en el que están con-
sideradas según la Convención sobre el
Comercio Internacional de Especies Ame-
nazadas de Flora y Fauna Silvestres (CI-
TES).15
No obstante las medidas de protección
decretadas por el Gobierno Federal, algu-
nas especies protegidas siguen comercia-
lizándose. Según datos proporcionados
por la Dirección General de Inspección
General de la Procuraduría Federal de Pro-
tección al Ambiente (PROFEPA), en los
dos últimos años se han decomisado seis
especies de psitácidos que se comerciali-
zan de manera ilegal: el loro Pionus seni-
lis, las dos guacamayas y tres loros; el
cabeza azul, Amazona farinosa; cabeza
roja, A. viridigenalis, y cachete amarillo
A. oratrix.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
DE LAS ESPECIES REGISTRADAS Y
BIOLOGÍA EN ESTADO SILVESTRE
Los psitácidos es un grupo que se distin-
gue de las demás aves por poseer un pico
fuerte y ganchudo, patas con dos dedos
hacia el frente y dos atrás (zigodáctila),
adaptadas para caminar en las ramas de
los árboles; ruidosas y de colores llamati-
vos. Entre las especies mexicanas se re-
conocen tres formas: 1) guacamayas, gran-
des, de cola larga y delgada; 2) pericos,
pequeños, de cola puntiaguda o con as-
pecto de cuña, alas puntiagudas, y 3) lo-
ros y cotorras, tamaño mediano, rechon-
chos y de cola cuadrada.
Generalmente existe similitud entre ani-
males de diferente sexo y edad, aunque
los jóvenes usualmente tienen la colora-
ción menos acentuada. Las especies pe-
queñas maduran entre el primer y segun-
do años, y las grandes entre el tercero y
cuarto. Los adultos tienen una muda com-
pleta por año después de la reproducción.
Aunque los datos de reproducción en
estado silvestre son poco conocidos, se
presume que el tamaño de la nidada es de
2 a 5 huevos y el periodo de incubación
varía entre especies.
Para lograr un correcto manejo en cau-
tiverio de las ocho especies de psitácidos
mexicanos y siete introducidos (Figuras 2
y 3) que se comercian (se incluye a los
loros protegidos corona blanca Pionus
senilis, y cabeza amarilla Amazona ora-
trix) como aves de ornato y compañía, es
necesario en primer término, conocer sus

Cuadro 3. Características de lo psitácidos protegidos legalmente, por lo cual está prohibida su captura y comercialización.

Nombre científico Nombre común Características distintivas Talla (cm) NOM / CITES

Aratinga holoclora* Periquito verde Todo verde; cola larga; manchas rojas en cuello 28-30 A / Apéndice II
Aratinga brevipes* Periquito de Socorro Todo verde; cola larga; anillo ocular oscuro 30-33 A / Apéndice II
Ara militaris Guacamaya verde Rostro rojo; cola larga y roja 69-76 P / Apéndice I
Ara macao Guacamaya roja Roja; cola larga y roja; ala azul, amarillo y rojo 81-96 P / Apéndice I
Rhynchopsitta
pachyrhyncha* Cotorra serrana occidental Frente roja; pico negro, amarillo debajo del ala 38-43 P / Apéndice I
Rhynchopsitta terrisi* Cotorra serrana oriental Frente marrón; pico negro 41-46 P / Apéndice I
Pionopsitta haematotis Loro orejinegro Cabeza oscura; oído rojo 20-23 Pr / Apéndice II
Pionus senilis Loro coroniblanco Corona y garganta blancas; rojo debajo de la cola 23-25 A /Apéndice II
Amazona xantholora Loro yucateco Cabeza blanca; amarillo entre el ojo y la narina 26-28 A / Apéndice II
Amazona viridigenalis* Loro cabeza roja Corona roja 31-33 P / Apéndice I
Amazona finschi* Loro corona violeta Frente roja; corona violeta 31-35 A / Apéndice II
Amazona farinosa Loro cabeza azul Corona azul; pico oscuro 38-43 A / Apéndice II
Amazona oratrix Loro cabeza amarilla Cabeza amarilla; hombro rojo 30-38 P / Apéndice II
Amazona auropalliata Loro nuca amarilla Nuca amarilla; pico obscuro 30-38 A / Apéndice II

Clave:* especie endémica. NOM: Norma Oficial Mexicana NOM-ECOL-059-2000. P, especie en peligro de extinción; A, amenazada; Pr, sujeta a protección
especial. CITES: Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres. Apéndice I: especie en peligro de
extinción que puede ser afectada por el comercio; Apéndice II: especie que puede llegar a estar en peligro de extinción.
 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
10
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características generales y distribución en
estado silvestre. A continuación se pre-
senta información relacionada con estos
aspectos.
Especies mexicanas
• Perico pechisucio (Figura 2A)
Aratinga nana
Tamaño: 22-25 cm.
Características: Pecho y garganta café
olivo intenso, alas azules. No existe
distinción entre hembra y macho.
Hábitat: Orillas de bosques, matorra-
les, plantaciones y cultivos de maíz.
Anida en termitarios, forman grupos.
Su canto es un chascarreo ruidoso y
agudo.
Distribución: Desde el este de México
hasta el oeste de Panamá y Jamaica.
México: Tierras bajas del este, desde
el centro de Tamaulipas hacia el sur y
este por Veracruz, norte de Oaxaca,
Chiapas y la península de Yucatán.
• Perico frente anaranjada (Figura 2B)
Aratinga canicularis
Tamaño: 23-25 cm.
Características: Plumaje verde, frente
anaranjada, corona azul grisáceo,
ojos amarillos con un anillo alrede-
dor del mismo color, pico color marfil,
alas con extremos azules, patas gri-
ses. No existe distinción entre hem-
bra y macho.
Hábitat: Bosques semihúmedos y
áreas semiabiertas con fragmentos de
bosques y plantaciones de árboles.
Anidan en termitarios, menos frecuen-
temente en cavidades de árboles aban-
donados por carpinteros. Forman co-
lonias hasta de 200 individuos. Se
alimentan de frutos, flores, semillas y
eventualmente de insectos.
Distribución: Desde el oeste de Méxi-
co hasta el noroeste de Costa Rica.
México: Sobre la vertiente del Pacífi-
co, de Sinaloa hacia Chiapas; local-
mente en el interior del río Balsas.
• Periquito barrado, catarina listada
(Figura 2C)
Bolborhynchus lineola
Tamaño: 16-18 cm.
Características: Plumaje verde con ba-
rras negras, especialmente en alas y
cola. En hembra y juvenil las barras
son visiblemente de un color más apa-
gado.
Hábitat: Bosques abiertos de monta-
ñas altas; árboles altos y pinos, en
donde vuelan a gran altura en parejas
o pequeños grupos. Su canto durante
el vuelo es parecido al de un ave ca-
nora pequeña. Anidan en cavidades
que encuentran en la corteza de los
árboles.
Distribución: En las montañas del sur
de México, Guatemala, Honduras, Cos-
ta Rica y oeste de Panamá; también
los Andes del noreste de Venezuela.
México: Veracruz, Guerrero y Chiapas;
es local y muy raro.
• Periquito barbinaranja (Figura 2D)
Brotogeris jugularis
Tamaño: 15-17.5 cm.
Características: Plumaje verde, cola
corta, del tamaño de un gorrión; bar-
billa con una mancha naranja, hom-
bros café, cubierta de las alas amarillo
brillante. No existe distinción entre el
juvenil, hembra y macho.
Hábitat: Campos semiáridos, bosques
semiabiertos, matorrales.
Distribución: Desde el sur de México
hasta el norte de Colombia y norte de
Venezuela. México: Tierras bajas del
Pacífico; Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
• Loro frente blanca (Figura 2E)
Amazona albifrons
Tamaño: 22.5-25 cm.
Características: Verde con la corona
blanca y roja la zona alrededor de los
ojos, con un parche rojo en las alas (la
hembra casi no lo tiene). Son muy rui-
dosos.
Hábitat: Campos secos, tierras bosco-
sas abiertas, matorrales y bosques hú-
medos.
Distribución: Desde México hasta
Costa Rica. México: Vertiente del Pa-
cífico, pies de montaña desde el sur
de Sonora hasta Chiapas; tierras ba-
jas del Golfo desde el sureste de Vera-
cruz hacia el Este, a través de las par-
tes bajas de la península de Yucatán.
• Loro cachete amarillo (Figura 2F)
Amazona autumnalis
Tamaño: 30-35 cm.
Características: Loro robusto, de meji-
llas amarillo brillante y frente roja; la
corona es azul escamosa, las alas con
la parte media roja y los extremos azul
violáceo. La hembra es similar al ma-
cho, mientras que el juvenil no tiene
las mejillas amarillas y posee menos
rojo en la frente.
Hábitat: Bosques húmedos a semide-
ciduos, y áreas semiabiertas con frag-
mentos de bosque. Se le observa en
grupos que varían en número. Son ex-
tremadamente activas durante el día.
Se alimentan de frutos y semillas.
Distribución: Desde el este de México
hasta el oeste de Ecuador. México: Tie-
rras bajas del Este y Sureste; desde el sur
de Tamaulipas y el este de San Luis Poto-
sí, hasta el sur y este de Oaxaca, Chiapas,
sur de Campeche y Quintana Roo.
• Loro coroniblanca (Figura 2G)
Pionus senilis
Tamaño: 23-25 cm.
Características: Corona y garganta
blancas, el resto de la cabeza y partes
inferiores azul-verde. Anillo alrededor
del ojo rosado, pico pálido. Hembra y
macho semejantes, pero la coloración
del juvenil es más pálida. Voz demasia-
do ruidosa.
Hábitat: Bosques húmedos y semihú-
medos, en el interior y en las orillas.
Vuela en pequeñas bandadas de unos
cincuenta individuos.
Distribución: Desde el este de México a
Panamá. México: Vertiente del Atlántico,
desde Tamaulipas hasta Quintana Roo.
• Loro cabeza amarilla (Figura 2H)
Amazona oratrix
Tamaño: 35-40 cm.
Características: Loro robusto de alas
con la misma coloración que el loro
cachete amarillo. Los adultos tienen la
cabeza completamente amarilla y el
hombro rojo. Los inmaduros son com-
pletamente verdes, pueden o no tener
una mancha amarilla en la parte ante-
rior de la cabeza y carecen de colora-
ción en el hombro.

Hábitat: Bosques abiertos y secos,
sabanas.
Distribución: México y Belice. Méxi-
co: Vertiente del Pacífico, desde Coli-
ma hasta el sur de Oaxaca; vertiente
del Golfo, desde el sur de Nuevo León
y centro de Tamaulipas, hasta Vera-
cruz y Tabasco.
• Periquito mexicano o enano, catari-
nita (Figura 2I)
Forpus cyanopygius
Tamaño: 12.5-14 cm.
Características: Plumaje verde, cuerpo
rechoncho, cola pequeña en forma de
cuña. El macho se distingue de la hem-
bra y de los jóvenes por presentar la
rabadilla y parte media de las alas azul
cerúleo.
Hábitat: Bosques deciduos, semideci-
duos, de hierbas y plantaciones. Ani-
dan en cavidades de los árboles y el
suelo. Vuelan en parejas o en grandes
grupos chascarreando constantemen-
te; muy callados cuando se posan.
Distribución: Endémico del noroeste
de México, sobre la vertiente del Pací-
fico, del sur de Sonora a Colima.
Especies introducidas
• Periquito de Australia (Figura 3A)
Melopsittacus undulatus
Tamaño: 18 cm.
Características: Las formas silvestres
son de color verde. Desde 1840 se do-
mesticaron, reproduciéndolos fácilmen-
te en cautiverio. Las variedades de co-
lor incluyen el azul, amarillo, gris y
blanco. Existen también formas cresta-
das. En todas las variedades hay dife-
rencias entre los sexos: el macho tiene
la cera de color marrón y la hembra azul.
Distribución: Australia.
• Cacatúa de cresta amarilla (Figura 3B)
Cacatua galerita
Tamaño: 45-50 cm.
Características: Plumaje blanco con
una gran cresta amarillo azufre; parte
interior de las alas, cola y alrededor de
los ojos, amarillo claro. Ojos, pico y
patas obscuras. El iris de las hembras
es café rojizo.
Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
Hábitat: Sabana, matorrales y bosques
maderables, cercanos a reservorios de
agua y tierras cultivadas. Se observan
en pares durante la época de repro-
ducción y en grupos en el resto del
año.
Distribución: Norte y este de Austra-
lia, Nueva Guinea, Islas Aru; introdu-
cido en Nueva Zelandia e Indonesia.
• Cacatúa ninfa (Figura 3C)
Nymphicus hollandicus
Tamaño: 30-35 cm.
Características: Plumaje gris-azulado
(existen variedades blancas); rostro
amarillo con un notorio parche na-
ranja-amarillo en cada mejilla, blan-
ca la parte exterior de las alas. La
cresta es amarilla en los machos y
mucho menos brillante en las hem-
bras.
Hábitat: Sabanas y pastizales, también
áreas urbanas.
Distribución: Australia central, intro-
ducido en Tasmania.
• Perico cabeza-ciruela (Figura 3D)
Psittacula cyanocephala
Tamaño: 33-35 cm.
Características: Plumaje verde pálido,
cabeza color ciruela con una collar os-
curo alrededor y después de éste otro
de color verde. Alas verde oscuro. Las
hembras tienen la cabeza grisácea sin
collares y no presentan la mancha gra-
nate de las alas de los machos.
Hábitat: Jungla y áreas cultivadas.
Distribución: India, oeste de Paquis-
tán, Nepal, Bhután, oeste de Bengala
y Sri Lanka.
• Pericos inseparables de garganta
rosa (Figura 3E)
Agapornis roseicollis
Tamaño: 15- 17 cm.
Características: Plumaje verde brillan-
te, con la cara color rosa-rojiza, la ra-
badilla y cola son azul verde. La hem-
bra es menos colorida y con el pico
más oscuro.
Hábitat: Áreas secas y de vegetación
decidua, cercana a cuerpos de agua,
se encuentran en grupos.
Distribución: Suroeste de África.
11
AMMVEPE 2005; 16(1): 5-17
• Pericos inseparables de cara roja (Fi-
gura 3F)
Agapornis pullaria
Tamaño: 14-15 cm.
Características: Plumaje verde, dorso
oscuro. Cara, mejillas y garganta rojo-
tomate, rabadilla azul cielo, alas verdes.
Las hembras tienen la cara naranja; los
jóvenes se parecen a las hembras.
Hábitat: Áreas con árboles madera-
bles. Se les observa en grandes gru-
pos. La hembra construye sus nidos
en termiteros abandonados. Se alimen-
tan de semillas de pastos, hojas y gra-
nos de maíz.
Distribución: Sierra Leona, Camerún,
norte de Angola, Uganda y Rwanda.
• Pericos inseparables encapuchados
(Figura 3G)
Agapornis personata
Tamaño: 15-16 cm.
Características: Ambos sexos tienen
cabeza café oscura con un collar ama-
rillo; el resto del plumaje es verde, con
excepción de la rabadilla azulada y la
cola con bandas negras y rojizas. Ojos
café con un anillo blanco alrededor.
Jóvenes parecidos a los adultos.
Hábitat: Nómadas, se alimentan de semi-
llas y raíces de los baobales africanos.
Distribución: Norte de Tanzania; intro-
ducidos en Kenia.
MANEJO EN CAUTIVERIO
Si se desea adquirir un psitácido para llevar-
lo al hogar, en primer lugar debe asegurarse
que sea una especie no protegida (Cuadro
3) y, en segundo lugar, es necesario tener
en cuenta las condiciones adecuadas para
su crecimiento y manutención (Cuadros 4 y
5). Para tal caso deben indicarse algunas
recomendaciones que a nivel general pue-
den resultar de mucha utilidad.
Síntomas de salud
Se debe poner atención en sus condi-
ciones de salud, por lo tanto el animal
debe presentar las siguientes caracte-
rísticas:
1. El plumaje debe ser apretado y abun-
dante. Si hubiese zonas sin plumas,
 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
12
AMMVEPE 2005; 16(1): 5-17

Cuadro 4. Información recabada de la literatura, sobre el manejo en cautiverio de los psitácidos silvestres registrados en los tianguis estudiados.

Especie Dieta Aspectos relacionados Valor como mascotas Problemas

con su manejo en cautiverio y otras características de salud

Bolborhynchus lineola Semillas: alpiste, Diferencia entre sexos: no existe. Se adaptan fácilmente; pueden Sufren lesiones
Periquito barrado avena y mijo. Caja-nido: 15x15x30 cm; convivir fácilmente con otras aves. durante los
Fruta fresca y entrada de 6 cm de diámetro, Voz: suave y agradable. encuentros con
vegetales de hoja. con viruta de madera. Esperanza de vida: 20 años. otras aves.
Nidada: 4-5 huevos.
Incubación: 22-23 días.

Forpus cyanopygius Semillas: alpiste, Diferencia entre sexos: sí existe. Son tranquilos y discretos; Pueden sufrir
Periquito enano girasol y mijo. Caja-nido: 13x14x19 cm; pueden convivir con otras parejas heridas al
Fruta fresca y entrada de 5 cm de diámetro, de la especie; en época reproductora pelearse
vegetales de hoja. con virutas de madera. deben aislarse, ya que pueden entre sí.
Nidada-4-6 huevos. agredir hasta sus propias crías.
Incubación: 18 a 20 días. Es una especie endémica.
Voz: bastante discreta;
no es parlante.
Esperanza de vida: 20 años.

Pionus senilis Semillas: girasol Diferencia entre sexos: no existe.
Loro coroniblanco cártamo, piñones, Cajón-nido: 20x22x46 cm;
cacahuates y mijo. entrada de 12 cm de diámetro,
acolchonado con viruta y
con trozos de madera.
Nidada: 3-4 huevos.
Incubación: 26 días.
Son buenas aves de compañía Pueden
cuando son criadas desde pequeñas. presentar
Voz: muy ruidosa. aspergilosis.
Últimamente ha sido muy
comercializado, por lo que se
encuentra amenazado.
Esperanza de vida: 25 años.

Amazona albifrons Semillas: girasol, Diferencia entre sexos: no existe. Son buenas aves de compañía, Pueden
Loro frente blanca cártamo, cacahuate, Cajón-nido: 50x50x75 cm; aunque ruidosas; son inteligentes desarrollar
Amazona autumnales pepitas, maíz entrada de 15 cm de diámetro, y parlanchinas. papilomas de
Loro cachete amarillo quebrado. más pequeño para A. albifrons, Voz: especialmente A. oratrix es origen viral.
Amazona oratrix Fruta fresca y acolchonado con viruta y palitos. preferida por su voz parecida a la
Loro cabeza amarilla verduras de hoja. Nidada: 2-4 huevos. humana, por lo que ha sido muy
Incubación 26-28 días. comercializada y está en peligro.
Esperanza de vida: 70 años.

indicaría que el ave se las arranca en
forma compulsiva o bien que padece
psitacosis, una infección vírica propia
de los loros que destruye progresiva-
mente los tejidos de las plumas y el
pico.
2. Las plumas de la zona cloacal deben
estar limpias, si están manchadas, el
animal podría padecer de algún tras-
torno digestivo.
3. El pico no debe tener deformacio-
nes; no debe faltar ninguna uña en
las patas y éstas no deben tener
ninguna inflamación, ya que esto
indicaría alguna infección en las
garras.
4. Las deposiciones deben ser consis-
tentes.
Alojamiento
La jaula debe ser sencilla, de forma rec-
tangular y espaciosa a tal grado que le
permita al animal ejercitarse lo suficiente
(Figura 4). Es importante buscar jaulas con
barras horizontales para que el ave pueda
escalar fácilmente. Debe contar en la base
con una bandeja extraíble, para que los
excrementos y restos de alimento puedan
recogerse con facilidad; asimismo convie-
ne forrar la bandeja con papel periódico o
cualquier otro, para que se pueda mante-
ner limpia más fácilmente. Se recomienda
que la jaula sea nueva, si ya ha sido utili-
zada debe lavarse, de preferencia con un
desinfectante avícola, para evitar que el
ave pueda contaminarse. Debe tener una
o varias perchas, las cuales deben estar
hechas de ramas naturales que no resul-
ten tóxicas, por ejemplo del árbol del man-
zano, y éstas deben lavarse y tallarse pre-
viamente; dichas perchas pueden
sustituir a las de plástico que poseen la
jaulas tradicionales, que no son recomen-
dables ya que los animales gustan de pi-
cotearlas constantemente. A los lados
opuestos de la jaula deben situarse reci-
pientes –de ser posible metálicos y fuer-
temente atornillados a los barrotes– des-
tinados al comedero y bebedero; aunque
los psitácidos acostumbran remojar el ali-
mento antes de ingerirlo, es preferible que
el bebedero sea de sifón para evitar que el
alimento húmedo se contamine y ocasio-
ne alguna infección intestinal al animal.
 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
13
AMMVEPE 2005; 16(1): 5-17

Cuadro 5. Información recabada de la literatura, sobre el manejo en cautiverio de los psitácidos introducidos, registrados en los tianguis estudiados.

Especie Dieta Reproducción Valor como mascotas Problemas de salud

y otras características

Melopsittacus Semillas: alpiste y mijo. Diferencia entre sexos: sí existe. Son muy sociables y se adaptan Crecimiento
undulatus Zanahoria, manzana. Cajón-nido: cóncavo y acolchonado. fácilmente; gustan de convivir con excesivo del
Periquito de Hierbas frescas. Nidada: 4-6 huevos. animales de la misma especie. pico; son propensos
Australia Incubación: 16-18 días. Voz: excelentes imitadores de a desarrollar quistes.
la voz humana.
Esperanza de vida: 7-10 años.

Cacatua Semillas: girasol, cártamo, Diferencia entre sexos: no existe. Son buenas mascotas y muy adaptables, Infecciones en
galerita cacahuate, pepitas, maíz Barril o cajón hueco natural y pero inquietas y destructivas; a menudo las plumas;
Cacatúa quebrado. espacioso, de 70x7x125 cm, rencorosas en edad adulta. son propensas
con una entrada de 10 cm de Es preferible aislar al macho en celo, a desarrollar
diámetro. por que se vuelve agresivo lipomas.
Nidada: 2 huevos. Voz: ruidosa y molesta.
Incubación: 25-30 días. Esperanza de vida: más de 70 años.

Nymphicus Semillas de alpiste, avena
hollandicus partida y semillas
Cacatúa ninfa de girasol y mijo.
Verduras de hoja y
manzanas dulces.
Diferencia entre sexos: sí existe.
Cajón-nido: 35x20x45 cm,
con una acolchonado con
virutas de madera.
Nidada: 5-6 huevos
Incubación: 19 días.
Son excelentes mascotas, los jóvenes Jóvenes pueden
son buenos animales de compañía. padecer candidiasis;
Pueden convivir con otros psitácidos adultos, lombrices
introducidos mucho menos destructivos intestinales.
que las cacatúas.
Esperanza de vida 30 años.

Psittacula Semillas de alpiste, avena
cyanocephala partida y girasol.
Perico ciruela Zanahoria, verduras de
hoja y fruta fresca.
Diferencia entre sexos: sí existe.
Cajón-nido: 20x20x30 cm, con
entrada de 8 cm de diámetro.
Con virutas y palitos de madera.
Nidada: 2-6 huevos.
Incubación: 24 días.
No se recomiendan como mascotas; Pueden llegar
son aves de pajarera, en la cual a sufrir
se controle la temperatura. hipotermia.
Pueden convivir con otras aves en la
pajarera y aislarse para criar.
Voz: dulce y melodiosa.
Esperanza de vida: más de 25 años.

Agapornis Semillas de alpiste, avena Diferencia entre sexos: no existe. Las crías alimentadas a mano son Lesiones en las
roseicollis partida, girasol y mijo. Cajón-nido: 20x20x23 cm, con excelentes aves de compañía; patas y lombrices
Perico de Vegetales de hoja y entrada de 5 cm de diámetro. se adaptan fácilmente. intestinales.
garganta rosa fruta fresca. Necesitan ramitas y materiales Pueden convivir con otros periquitos,
Agapornis suaves para construir el nido. pero deben aislarse durante la
pullaria Nidada: 4-7 huevos. reproducción.
Perico de cara roja Incubación: 22-24 días. Voz: agradable.
Agapornis Esperanza de vida: más de 15 años.
personata
Perico
encapuchado

La jaula debe situarse en un lugar aireado
pero carente de corrientes, pues el frío afecta
a estas aves, la temperatura debe ser cons-
tante. Es preferible que se ubique alejada de
ventanales donde entren los rayos solares
directamente, ya que éstos pueden ocasio-
nar daños en el plumaje. Es importante colo-
carla lejos de la cocina, no sólo por motivos
de higiene, sino porque los sartenes de te-
flón, al calentarse, desprenden gases tóxicos
que pueden ser dañinos para las aves.
Los psitácidos son susceptibles de
aburrirse o deprimirse, lo cual puede oca-
sionar que su comportamiento se altere
provocando chillidos excesivos o que se
arranquen las plumas, por lo que la jaula
debe situarse en un lugar donde le permi-
ta al ave interrelacionar fácilmente con la
gente con la cual convive. También es
conveniente, para ayudar a su entreteni-
miento, que la jaula se equipe con diver-
sos juguetes, como cajas y cilindros de
cartón, trozos de madera blanda y no tra-
tada, columpios, campanas o cualquier
juguete de plástico que haga ruido.
Alimentación
Una dieta completa para cualquier psitá-
cido incluye semillas, verduras y frutas
frescas (Cuadros 4 y 5). Aunque las se-
millas de girasol parecen ser las más ape-
tecibles, es necesario ofrecerles una mez-
 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
14
AMMVEPE 2005; 16(1): 5-17
Puerta
Bandeja removible
Figura 4. Ejemplo de modelo de jaula recomendado para el alojamiento de los psitácidos.
cla de semillas que además contenga al-
piste, mijo, cacahuate, linaza, avena y maíz
quebrado. Se pueden comprar las semi-
llas ya mezcladas o adquirirlas por sepa-
rado, en cualquiera de los casos buscar
un establecimiento que asegure que las
semillas estén en buen estado y no con-
taminadas.
Las semillas son alimentos ricos en
grasas y carbohidratos, pero no contie-
nen todos los elementos que estas aves
necesitan para crecer saludables. Una die-
ta completa requiere también de proteínas
y vitaminas que pueden ser proporciona-
das por frutas y verduras. Los psitácidos
pueden comer cualquier tipo de fruta y
aunque es probable que en un principio
no la acepten de buena gana, hay que pro-
bar con manzanas y uvas, y luego adicio-
nar las frutas de la estación. Éstas deben
ser lavadas y partidas en pedazos peque-
ños para evitar desperdicios.
También suelen comer verduras de hoja
u otras que se ofrezcan de una forma ape-
tecible, por ejemplo las zanahorias que no
son comidas en rodajas o cubos serán
aceptadas rayadas. No se debe incluir en
la dieta aguacate y col, ya que pueden
Percha exterior
Perchas Interiores
Ruedas
resultar nocivos. Es recomendable que los
alimentos se ofrezcan por separado, debi-
do a que de esta manera se identificará
cual de ellos es más apetitoso para el ani-
mal. No se deben dar sobras de comida,
frituras y chocolate, ni tampoco alimen-
tos que contengan sal, como semillas de
botanas caseras.
De acuerdo con el ciclo natural de es-
tas aves, es conveniente proporcionar una
buena comida al empezar el día, para que
ésta pueda ser digerida mientras el pro-
pietario se encuentra en el trabajo, y otra
ración por la tarde. Como parte de su adies-
tramiento serán convenientes los horarios
de comida regulares. Asimismo es desea-
ble ofrecerle alimentos que le ayuden a
prevenir el aburrimiento y las malas cos-
tumbres; las mazorcas de maíz y los fru-
tos secos con cáscara serán bien acepta-
dos.
Reproducción
En condiciones naturales los psitácidos
utilizan ramas huecas o troncos de árboles
para poner sus huevos; generalmente el
macho selecciona el nido y lo prepara para
Malla de alambre
Figura 5. Diferentes modelos de cajas-nido, las
cuales se emplean en centros de crianza especiali-
zados para psitácidos.
la hembra que está esperando, sacando con
el pico tiras de madera del árbol para po-
nerlo de base en el nido. Pueden incubar
los huevos uno y en ocasiones los dos
padres. En cautiverio todos estos factores
son extremadamente difíciles de observar,
por lo cual la reproducción de los psitáci-
dos y en general de cualquier ave, es un
evento que requiere instrumentos y cuida-
dos especiales que sólo pueden darse en
criaderos especializados y difícilmente en
el hogar de quien los tiene como animales
de compañía. Se puede afirmar que la única
excepción al respecto la constituye el peri-
quito de Australia, Melopsittacus undula-
tus, el cual es de las pocas especies de
aves de ornato cuya domesticidad es com-
pleta, ya que puede cumplir la totalidad de
su ciclo vital en cautiverio con requerimien-
tos mínimos.
De acuerdo con lo anterior, es impor-
tante enfatizar que reunir todas las condi-
ciones para la reproducción de estas aves
sólo se logra a través de un trabajo profe-
sional, pues implica no sólo alimentación
y relación con otros individuos, sino in-
cluso el objeto que se empleará como
nido, el cual generalmente es una caja de
madera de dimensiones específicas, en-
trada de cierto diámetro y acolchonada
con viruta y trozos del mismo material (Fi-
gura 5, Cuadros 4 y 5 ). Por consiguiente,
resulta claro que la promesa de quienes
los venden, de que comprando la pareja y
un poco de esfuerzo es posible obtener
crías, es sólo una maniobra para lograr la
venta y no es, en modo alguno, algo pro-
bable de lograr.

Cuidados
En condiciones naturales, las uñas de es-
tos animales se desgastan debido a las
fricciones de los dedos en los lugares de
percha. En cautiverio, donde el ave no tie-
ne la misma movilidad, las uñas crecen
excesivamente; para mantenerlas con un
tamaño adecuado se deben cortar única-
mente las puntas –utilizando un cor-
taúñas– para evitar dolor, si existe san-
grado se debe frotar con una pastilla de
jabón y después ofrecer una golosina
para contrarrestar el estrés.
En el caso del pico, para preservar su
tamaño y forma es necesario ofrecerle
suficientes trozos de madera, para que el
ave continuamente los mordisquee, de
esta forma se evita realizar cortes que pue-
den resultar contraproducentes.
Los baños frecuentes mantienen el
plumaje en buenas condiciones para re-
gular su temperatura de forma más efi-
ciente. Algunas especies gustan de que
se les rocíe agua estando perchados; lo
mismo puede intentarse cuando se trate
del primer baño, e ir incrementando la
cantidad de agua a medida que se vayan
acostumbrando. Si no les gusta este pro-
cedimiento, se puede probar bañarlas en
un recipiente fuera de la jaula, mojando
por completo el plumaje, de preferencia
por la mañana para que éste se seque
más fácilmente. Se recomienda el baño
mínimo una vez por semana, con el agua
de 21 a 24° C.
Comunicación
Desde edad muy temprana los psitácidos
que conviven con personas suelen repetir
palabras que escuchan. Por este motivo,
desgraciadamente, la mayoría de la gente
adquiere un ave de este grupo y se siente
decepcionada cuando con frecuencia no
emiten palabra alguna. Las aves hablado-
ras más buscadas son las amazonas, pero
incluso en este caso podemos encontrar
individuos que nunca articulan una sola
palabra. Si se habla con ellos de la misma
manera que se haría con un niño que está
aprendiendo hablar, se conseguirá que
pronto pronuncie pequeñas palabras como
“hola”, “adiós”, “gracias”, y hasta nues-
Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
tro nombre. Si se consigue una interacción
con ellos más cercana y frecuente, se lo-
grará incluso que construyan pequeñas fra-
ses. El tiempo que durará el adiestramiento
para que la mascota empiece a hablar está
de acuerdo con la especie y el individuo.
Como se ha mencionado, algunas aves
nunca hablarán o muy poco, otras son par-
lanchinas desde muy temprana edad, pero
todas ellas tienen la capacidad de apren-
der durante toda su vida.
Además de comunicarse con la voz los
psitácidos, como otras aves, lo hacen vi-
sualmente. Pueden tener un comportamien-
to amenazante, erizando las plumas y exten-
diendo las alas para parecer más grandes.
También pueden erguir las plumas de la ca-
beza y echarse hacia adelante para conse-
guir que les rasquen y acicalen la cabeza.
Un movimiento rápido de la cabeza puede
sugerir que el ave desea alimentar a su pare-
ja con alimento regurgitado, comportamien-
to que suele mostrar también con sus pro-
pietarios. Para desalentar esta conducta, el
animal se debe mantener alejado de la cara y
boca de la gente.
Estas aves también tiene ojos muy ex-
presivos; las que se encuentran molestas
o enojadas, dilatarán sus pupilas, y aqué-
llas que sienten placer o bienestar, medio
cerrarán los ojos.
ENFERMEDADES COMUNES
Aspergilosis
Esta enfermedad es infecciosa y se con-
tagia por un hongo llamado Aspergillus
fumigatus. Este hongo se desarrolla en
condiciones de calor y humedad, particu-
larmente en sitios donde no hay una bue-
na ventilación. También puede crecer en
semillas, frutos secos y cereales almace-
nados en sitios húmedos; con frecuencia
se cree que el cacahuate es el responsa-
ble de la infección.
Los síntomas se caracterizan por pa-
decer dificultades respiratorias, acompa-
ñadas de gorgoteo y cambios de voz. Al-
gunos animales pueden desarrollar
neumonía y agravarse presentando vómi-
to y parálisis de las patas.
La aspergilosis no es una enfermedad
extremadamente contagiosa, por lo que
15
AMMVEPE 2005; 16(1): 5-17
existen pocas posibilidades de que afecte
a aves en buen estado. Los buenos cui-
dados disminuirán los riesgos de padecer
esta infección.
Psitacosis
Aunque esta enfermedad se asocia con
los psitácidos, también puede afectar a
otras aves –incluso mascotas como pe-
rros y gatos– y puede contagiarse a las
personas. El microorganismo responsable
de la infección es la bacteria Chlamydia
psittaci. Es posible que aquellas aves que
padecen inmunodepresión causada por el
estrés o por otras infecciones, tengan más
posibilidades de ser afectadas por esta
enfermedad.
Algunas aves afectadas son asintomá-
ticas y pueden trasmitir el microorganis-
mo a otros animales ya sea por medio de
sus excrementos, descargas del aparato
respiratorio y polvo de las plumas.
Los síntomas de la enfermedad se ob-
servan en alteraciones de los aparatos
respiratorio y digestivo. Existen pruebas
específicas para detectar la enfermedad
en aves que han sido tratadas y en aque-
llas que han estado en contacto con ani-
males enfermos y que no presentan sín-
tomas.
Enfermedad del pico y de la pluma
Esta enfermedad es producida por un
virus, que por su pequeño tamaño re-
cibe el nombre de diminivirus. Por ser
un padecimiento viral no tiene cura y
al parecer afecta con mayor frecuencia
a lo polluelos que animales adultos. El
avance de la enfermedad puede ser len-
to, por consiguiente, unas aves sucum-
birán antes que otras. Con cuidados
adecuados, es posible que los psitáci-
dos infectados puedan vivir algunos
años.
Los síntomas del padecimiento se ca-
racterizan por anormalidades en el pico y
las plumas, y en algunos casos va acom-
pañado de alteraciones en el sistema in-
munológico, por consiguiente, los anima-
les son susceptibles de padecer otras
infecciones que pueden agravarse y pro-
vocar la muerte.
 Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
16
AMMVEPE 2005; 16(1): 5-17
Existen psitácidos enfermos, los cua-
les tienen una buena calidad de vida, ya
que los síntomas no son tan dolorosos,
pero si el ave está sufriendo demasiado
hay que pensar en la eutanasia.
Problemas en los senos nasales
Las amazonas parecen tener una predis-
posición a esta enfermedad. Los síntomas
consisten en presentar una supuración
transparente y acuosa de las narinas, la
cual puede ser provocada por infeccio-
nes, alergia, sustancias irritantes, que se
encuentran en el entorno, y deficiencia de
vitamina A. Para aliviar el padecimiento,
ayudará la ventilación del lugar para eli-
minar humo de tabaco o gran cantidad de
polvo en el ambiente. Si la causa es avita-
minosis, será conveniente proporcionar al
ave alimentos ricos en vitamina A, como
verduras, maíz y zanahoria, o complemen-
tar su dieta con un preparado vitamínico.
Si el problema persiste hay que descartar
cuerpos extraños o tumoraciones en las
narinas.
Enfermedad de Newcastle
Es una enfermedad extremadamente gra-
ve que ataca a gran variedad de aves. Es
provocada por un virus que se trasmite
por vía respiratoria y a través de los ex-
crementos. Las aves que se encuentran
en encierros pequeños suelen contagiar-
se unas a otras, dando como resultado
una mortalidad del 100%. Los síntomas
de la enfermedad son variables; pueden
aparecer lentamente, con trastornos res-
piratorios, digestivos y en el sistema ner-
vioso, o en algunos casos presentarse la
muerte súbita. La mejor medida que se
puede tomar para evitar el contagio a otras
aves, es adquirirlas en lugares con un
entorno saludable.
Envenenamiento por plomo y zinc
La intoxicación por plomo ya no es tan
frecuente como en el pasado, debido a que
ha disminuido la cantidad de plomo en los
hogares. No obstante, algunos materia-
les como cañerías viejas o bastillas de cor-
tinas, pueden tener este elemento. Los sín-
tomas afectan al sistema nervioso y se
manifiestan con movimientos descoordi-
nados, y en algunos casos con parálisis
de patas y alas. Otro síntoma se observa
en las heces sueltas con rasgos de san-
gre.
A diferencia del envenenamiento por
plomo, el producido por zinc va en au-
mento. En la actualidad es frecuente ad-
quirir jaulas de material más barato, sin
galvanizar, en el cual pueden depositarse
pequeñas cantidades de zinc que perjudi-
can a las aves. Si se emplean jaulas con
este tipo de alambre, se sugiere cepillar-
las y lavarlas perfectamente para que los
depósitos de zinc se desprendan. Los sín-
tomas consisten en pérdida de apetito y
peso, vómitos y abundantes heces ver-
des.
CONCLUSIONES
Aunque en el presente estudio se docu-
mentó la venta de ocho especies de psitá-
cidos silvestres mexicanos, de los cuales
destaca la presencia de los loros coroni-
blanca, Pionus senilis, y cabeza amarilla,
Amazona oratrix, cuyo comercio está pro-
hibido, existen evidencias –por los deco-
misos realizados por la PROFEPA– de que
cualquier ave de este grupo puede adqui-
rirse, al parecer por encargo mediante una
venta ilegal a un alto costo. Los motivos
descansan en la demanda de la gente que
gusta de acompañarse de estas masco-
tas, por su coloración contrastante y ca-
rácter charlador.
Los expendedores consiguen a los ani-
males nativos ya sea capturando a los po-
lluelos en el nido o mediante jaulas o redes
artesanales, o adquiriéndolos en centros
de abasto importantes, uno de ellos el mer-
cado de Sonora. En estos últimos, al pare-
cer también se surten de especies de psitá-
cidos introducidos; las siete especies que
se registraron en los tianguis visitados son
preferidas por su variedad de colores y sus
características exóticas.
No obstante, en relación a las especies
mexicanas, los vendedores fueron claros
en advertir a la gente que no se reprodu-
cen en cautiverio, no es así en el caso de
algunas especies de Agapornis, de las
cuales convencen a los compradores de
adquirir a la pareja con la promesa de que
conseguirán su reproducción.
Como se ha mencionado, la reproduc-
ción de estas aves es muy difícil de lograr
en los hogares, pues las condiciones ne-
cesarias para que el proceso tenga éxito
son difíciles de alcanzar. El perico de Aus-
tralia es el único psitácido, el cual es utili-
zado como especie de ornato y compañía,
que se puede criar en cautiverio. Esta es-
pecie se puede conseguir fácilmente en el
comercio establecido a un precio modera-
do, encontrando variedades de color al
gusto de los compradores. Por lo anterior
es muy recomendable su aprovechamien-
to como mascota.
En el caso de que se desee adquirir otra
especie hay que descartar que no sea un
ave cuya venta esté prohibida, en tal caso
se debe consultar la lista de las especies
protegidas por la legislación mexicana que
se presenta en este trabajo. Si la especie
deseada no está protegida, hay que tratar
de conseguirla en comercios establecidos
y exigir que se asiente en la nota de remi-
sión, el número del permiso oficial para su
venta; de esta forma el comprador podrá
demostrar su procedencia legal. No se
debe confiar en los anillos que los mis-
mos vendedores colocan en las patas de
los animales y que ofrecen como garantía
de que son aves con permiso para comer-
cializarlas.
Al adquirir un ave se debe tener en
cuenta que el animal observe las condi-
ciones de salud que se han mencionado
previamente. También es importante que
se cuente con las condiciones para ase-
gurar un alojamiento y manutención ade-
cuados. Los cuidados físicos son impor-
tantes, pero de igual forma hay que poner
atención en los cuidados psicológicos; en
este sentido, como se mencionó, la con-
vivencia con sus propietarios, dentro y
fuera de la jaula es un aspecto que debe
considerarse. Es necesario enfatizar, que
si no se tratan con cariño pueden desa-
rrollar problemas de conducta como ata-
ques de gritos o que se arranquen las plu-
mas, todo ello producto de estados de
depresión y aburrimiento.
La tradición de poseer un psitácido
en casa tiene un enorme arraigo dentro
de la sociedad mexicana, cuyo origen

viene desde tiempos prehispánicos.
Una costumbre tan firmemente estable-
cida deriva en que muchos de noso-
tros veamos “normal” que en los ho-
gares surja el interés, sobre todo de los
niños, por poseer alguna vez un loro o
perico; sin embargo, en 50 años ha cam-
biado demasiado el estilo de vida de
muchos mexicanos y se ha creado una
enorme lista de especies en peligro de
extinción, derivado de la destrucción
de los ambientes naturales y de la ca-
cería ilegal, por lo que ahora la idea de
poseer alguna ave de compañía debe ir
precedida de un buen espacio de re-
flexión, a fin de reconocer si no esta-
mos cometiendo actos ilegales y saber
si disponemos del tiempo y espacio
necesarios para darle a nuestra masco-
ta una vida digna.
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Gómez AG y cols. Manejo en cautiverio de psitácidos
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