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Folletín

Un folletín (del francés feuilleton, diminutivo de feuillet, 'hoja',


página de un libro) es un género dramático de ficción
caracterizado por su intenso ritmo de producción, el argumento
poco verosímil y la simplicidad psicológica. Recurre a la
temática amorosa, pero también al misterio y a lo escabroso.
Propio de las novelas por entregas, se ha dado también en
teatro, cine,1 historieta y televisión, siempre con características
similares. Es, en palabras de Jesús Cuadrado,

El género popular por antonomasia; y es la esencia de la


cultura popular en cualquiera de sus facetas. Es, también,
la cualidad evidente que el lector o espectador —sujeto
pasivo— acepta sin extrañarse. Las coordenadas no
variables de su privada gramática son, a su vez, la ética
del mensaje.2

Índice
Características
Historia Portada del semanario-folletín La Lune (1867).
Origen en Francia
El folletín decimonónico en otros países
De la radio a la televisión
Notas
Bibliografía
Véase también
Enlaces externos

Características
La exigencia estética de este género no suele ser muy acusada. La misma forma en que estas obras son
producidas y pagadas, así como el medio por el cual son difundidas influyen con duda en el estilo de las
mismas. Dado que se realizan a medida que son difundidas, las obras no obedecen a un plan previo. Ya en
las novelas decimonónicas, a veces se hinchaba el estilo o se alargaban los diálogos con monosílabos para
ocupar más y más folios, pagándose a los autores de las primeras novelas por entregas por folio escrito. Esto
deriva en que los autores ya consagrados contrataban personas que trabajan para ellos y Dumas, por
ejemplo, llega a tener setenta y tres colaboradores.

Al no poder rehacer lo ya producido, aparecen incongruencias en la conducta de los personajes, no hay


presentación adecuada de muchos personajes secundarios, etc. Además, la distinción maniquea entre buenos
y malos suele estar siempre presente.2 Entre estos últimos, abunda el científico loco y el encapuchado.
Domina también el adjetivo común, la metáfora tópica y la descripción pintoresca de paisajes exóticos.
Algunos elementos insólitos característicos son la estatua parlante, la hipnosis asesina.3

En lo temático, se prefiere lo exagerado, lo exótico, lo crudo. Los actos de violencia, los raptos, los
adulterios, etc. aparecen a menudo y la muerte del padre es un tema frecuente. Sus finales son siempre
tristes o trágicos.

Otra característica del folletín es que está dedicado a todos los públicos, con independencia de edad, sexo y
condición social, aunque las mujeres sean especialmente aficionadas al mismo. La horizontalidad de sus
tramas y la técnica del suspense lo convierte en un producto con una fuerte capacidad de fidelización. Se ha
señalado que «si el consumidor desconfía —por su propia coartada cultural— el encuentro o no se produce
o es desafortunado».2

Historia

Origen en Francia

El género surgió en el Romanticismo francés, cuando al extenderse la alfabetización hacia las clases
humildes gracias a las conquistas sociales de las revoluciones burguesas, se experimentó la necesidad de una
literatura escapista de consumo masivo y barato coste, de forma que pudiese ser adquirida por los sectores
menos favorecidos de la sociedad. En consecuencia, los periódicos incluyeron pequeños capítulos de
novelas en la franja baja de los periódicos o como pequeños cuadernillos o folletos (de ahí el nombre
folletín) que se sucedían cada día y cuya acción termina en suspense para suscitar la curiosidad del lector (y,
por tanto, su continuidad en la lectura). La innovación fue todo un éxito y permitía la venta masiva de
periódicos. Después, muchas de esas obras narrativas se publicaban en formato libro o sin pastas caras.

Si bien los periódicos La Presse y Siècle son los primeros que hacen estas publicaciones, la idea viene de
más lejos. Cuando durante el Consulado y el Primer Imperio los periódicos eran muy reducidos en razón de
la censura, comienzan a publicar un suplemento literario. Finalmente, surgen revistas especializadas en la
literatura por entregas, como la Revue des deux mondes y Revue de Paris, en las que publicaron autores tan
prestigiosos como Balzac.

La Presse publicó entre 1837 y 1847 las novelas de Balzac a razón de una por año, así como obras de
Eugenio Sue. El Siècle publicó las de Alejandro Dumas, entre las que por su popularidad se destacan Los
tres mosqueteros. Y Le Journal des Débats hizo lo propio con Los misterios de París, de Eugène Sue. El
judío errante, del mismo autor fue publicada por el Constitutionnel, y El Mensajero también publicó en
Rusia numerosos e importantes folletines.

Uno de los iniciadores del subgénero es Eugène Sue (1804-1857), con las novelas Los misterios de París o
El judío errante, así como Ponson du Terrail, Paul Féval o Charles-Paul de Kock. Pero es Alejandro Dumas
(1802-1870) quien representa el máximo esplendor del folletín, con Los tres mosqueteros, El Vizconde de
Bragelonne o El conde de Montecristo, entre otras muchas obras muy reimpresas y justamente celebradas,
no siempre debidas a su pluma, sino a la de sus colaboradores. Otros autores más famosos recurrieron a este
género, como Víctor Hugo, que publicó de esta forma su novela Los miserables; Honoré Balzac, todo un
profesional del folletín, quien publicó de esta manera su Comedia humana; y Gustave Flaubert, su Madame
Bovary en La revue de Paris desde octubre de 1856.

El folletín decimonónico en otros países


En el Reino Unido, destacan Robert Louis Stevenson, publicando en 17 entregas en el periódico Young
Folks su novela La flecha negra (The Black Arrow), luego reunidas en volumen en 1888; igualmente,
Charles Dickens y William Wilkie Collins publicaron de esta forma muchas de sus novelas.

El folletín, llamado en italiano romanzo d'appendice, fue la forma en que Emilio Salgari publicó sus novelas
sobre el príncipe malayo Sandokán o Carlo Collodi Le avventure di Pinocchio.

En Rusia, fueron folletines Crimen y castigo (Преступление и наказание) y Los hermanos Karamázov
(Братья Карамазовы) de Fiódor Dostoievski y Guerra y paz (Война и мир) de León Tolstói, todas ellas
publicadas en El Mensajero Ruso.

En España, Benito Pérez Galdós, Enrique Pérez Escrich y el padre Luis Coloma recurrieron a esta forma de
divulgar sus obras. Famosos escritores españoles especializados en literatura por entregas fueron Manuel
Fernández y González, el más famoso de todos ellos; Enrique Pérez Escrich, Ramón Ortega y Frías,
Torcuato Tárrago y Mateos y Wenceslao Ayguals de Izco. Menor importancia tuvieron Alfonso García
Tejero, José Muñoz Maldonado, Julián Castellanos, Florencio Luis Parreño, Luis de Val, Pablo Alonso de la
Avecilla, Francisco José Orellana, Antonio de San Martín, Antonio Altadill, Víctor África Bolangero y Juan
de Dios Mora entre muchos otros.

De la radio a la televisión

Las mujeres probaron ser un excelente mercado para las historias seriadas, lo que derivó, por una parte, en el
género literario de la novela romántica y, por otra, en el serial radiofónico, cuyo modelo narrativo puede
considerarse como el antecedente más cercano del serial televisivo.

En Francia, durante la época del cine mudo, hubo una gran profusión de seriales, algunos inclusive
prestigiosos, como el celebérrimo Los vampiros (Les vampires, 1915), de Louis Feuillade.

En los años treinta del siglo XX se comenzaron a emitir en Estados Unidos en radio soap operas como
Painted Dreams. Los años treinta y cuarenta son también la época dorada del serial cinematográfico,
destacando las producciones de la Republic Pictures Corporation, como la celebérrima Fu-Manchú.

En 1949 debutó en NBC These Are My Children, la primera soap opera de la televisión estadounidense, que
no duró más de un mes. Guiding Light ha sido, en cambio, la de mayor duración, con más 15.000 episodios
desde su estreno el 25 de enero de 1937 en NBC Radio y el 30 de junio de 1952 en televisión por CBS. En
historieta, destacan folletines como El cachorro (Bruguera, 1951), de Iranzo, en España.2

A partir de los años noventa, muchas de las series dramáticas de televisión incorporan de forma sistemática
elementos del serial, como la continuidad de algunas tramas (sobre todo las referidas al desarrollo del
personaje) durante varios episodios o una temporada entera, o el énfasis en el drama y los sentimientos.
Ejemplos de esta tendencia son Beverly Hills, 90210 (1990-2000, FOX, Estados Unidos) y ER (desde 1994,
NBC, Estados Unidos).

Notas
1. Véanse la segunda y tercera acepciones de Real Academia Española y Asociación de
Academias de la Lengua Española (2014). «folletín» (http://dle.rae.es/follet%C3%ADn).
Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7..
2. Cuadrado, Jesús en «Los folletines divinos de San Juan Iranzo, que estará en los cielos»,
para la monografía sobre Juan García Iranzo, editora Quirón, Valladolid, 1999.
3. Porcel (2002), 140.
Bibliografía
HAUSER, Arnold (1979). Historia social de la literatura y del arte, vol. 3. Barcelona. Ed.
Guadarrama/Punto Omega.
PORCEL TORRENS, Pedro (2002). Clásicos en Jauja. La historia del tebeo valenciano. Edicions
de Ponent. ISBN 84-89929-38-6.

Véase también
Novela por entregas en España
Cine serial
Dime Novel
Soap opera

Enlaces externos
El folletín (https://web.archive.org/web/20061110035220/http://sepiensa.org.mx/contenidos/20
05/l_folletin/folletin_1.htm) — texto de Esther López-Portillo

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