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Platonismo y anti-platonismo en semántica

Por platonismo semántico vamos a entender, básicamente, el realismo aplicado a


los significados o entidades semánticas. Esto implica que, de la misma manera que
existen distintos tipos de realismos (en matemáticas, en ética, etc.), también existen
distintos tipos de platonismos. La forma tradicional que adopta el realismo (y por lo
tanto el platonismo) es la que acepta sin restricciones las siguientes tres
condiciones:

1. Las entidades de las que estamos hablando (los significados en el caso del
realismo semántico) existen.
2. Es posible conocer dichas entidades y, de hecho, nuestra mejor teoría acerca de
ellas es verdadera (al menos, aproximadamente verdadera).
3. Tanto las entidades como la verdad de los enunciados con los que hablamos
acerca de ellas son independientes del sujeto. Es decir, las entidades no son
construcciones del sujeto, existen con independencia de nosotros, de manera que
existirían aún si nosotros no lo hiciéramos y seguirán haciéndolo cuando nosotros
no estemos.

Aplicado al caso semántico, por ejemplo, esto equivale a afirmar que los sujetos
descubrimos las propiedades de las entidades semánticas y sus relaciones, no las
inventamos. Las matemáticas, según el platonismo, son un descubrimiento humano,
no una construcción. Por otro lado, la independencia de la verdad trae consigo la
posibilidad de que existan verdades que trasciendan la evidencia, es decir,
enunciados que puedan ser verdaderos (o falsos) aún cuando no seamos capaces de
probarlos (incluso en los casos en los que sepamos que es imposible encontrar una
prueba para ellos). Aparte de estas tres condiciones generales del realismo, en el
caso del platonismo habría que añadir una cuarta condición:

4. Las entidades semánticas son abstractas, queriendo decir con esto que están
situadas fuera del espacio y del tiempo y que son incapaces de interactuar
causalmente.

Con estas cuatro condiciones sobre la mesa podemos diferenciar entre dos tipos de
realismos o platonismos: el ontológico y el semántico (también llamados “object
platonism” y “truth-platonism”). El platonismo ontológico afirma que las entidades
semánticas existen y son independientes de los sujetos. El platonismo semántico,
que los enunciados de nuestras teorías son siempre o bien verdaderos o bien falsos
y que su verdad no depende de los sujetos; que es posible defender la verdad aún
en casos en los que no podamos probarla. Por lo tanto, es posible ser platonista o
realista sin tener porqué comprometernos con las cuatro condiciones. De hecho, es
habitual encontrar filósofos que defienden un tipo de realismo pero no el otro (que
sean realistas ontológicos pero no semánticos, o viceversa).Lo importante es tener
en cuenta que, si bien estas cuatros condiciones o tesis son consideradas
generalmente como definitorias o básicas del realismo o del platonismo, lo cierto es
que no es necesario aceptar las cuatro para ser una realista (o una platonista). Hay
muchos tipos de realismos, y no sólo por la manera de entender las entidades o la
verdad, también hay diferencias de grado entre unos realistas y otros. Es posible
distinguir entre lo que nosotros llamaremos realistas (o platonistas) moderados y

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realistas (o platonistas) radicales (o metafísicos, tal y como los denomina Putnam).
Los realistas moderados defienden la existencia y la independencia de las entidades
y de la realidad en general, pero también postulan que los sujetos juegan un papel
activo en la configuración de esa realidad. Esto se traduce, generalmente, en la
introducción de elementos epistémicos en la noción de verdad (aunque no
necesariamente). Están, por decirlo en pocas palabras, a medio camino entre un
tipo de constructivismo (y de antirealismo semántico) y el platonismo tradicional,
pero sin comprometerse enteramente con ninguno de ellos. El realismo radical o
metafísico, por su parte, no sólo afirma que las entidades existen y son
independientes y que la verdad puede trascender a la evidencia, además defienden
una visión del sujeto como un elemento pasivo en el proceso del conocimiento y de
la asignación de valores de verdad. La realidad, para ellos, es fija y estable, y existe
una relación única y también estable entre ella y los sujetos, de manera que la
verdad pasa a ser una relación de correspondencia entre los términos y la realidad
exterior, sin que los sujetos interfieran en el proceso. Los enunciados, según esta
visión, reflejan el mundo como un espejo o como un mapa.

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