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EJEMPLO PROCESO TOMA DE DECISIONES

EJEMPLO 1
Determinar si se debe otorgar un descuento adicional a un nuevo cliente que hace
un gran pedido de mercancía y que amenaza con cancelar el pedido sino se le
otorga el máximo descuento posible
1. Identificación del Problema
¿Se debe otorgar el descuento adicional a este cliente, aún cuando la política
indica que debe tener un año como cliente yhaber al menos realizado 10 pedidos?
2. Generar alternativas de solución
a) Otorgar descuento pasando por encima de la política y sin consultarlo con el
director
b) Seguir al pie de la letra lapolítica, no otorgar el descuento y perder el pedido.
c) Negociar con el director para que autorice un descuento especial.
d) Negociar con el cliente nuevo para que acepte el descuento máximo
permitidosegún la política.
3. Evaluar las Alternativas
(Ponderación de 1-10)
Alternativa Ventaja Desventaja Ponderación
a Se le daría gusto al cliente, no se perdería el pedido. Se estaría infringiendo
lapolítica de la empresa, mal ejemplo para los subordinados. 3
b Se estaría respetando la política de la empresa, ejemplo para los subordinados.
Se perdería el pedido, además de generar inconformidadal cliente y riesgo que
busque a la competencia 5
c Se estaría reteniendo al cliente y realizando la venta, además de generarle
satisfacción. Cabria la posibilidad que cada vez que el cliente compreen grandes
cantidades exija un descuento mayor al que se le puede otorgar. 9
d Se le estaría otorgando el descuento que establece la política, aplicada también
para los demas clientes. Insatisfaccióny molestia del cliente 9
4. Elección de la mejor alternativa
Se ha escogido la opción C, otorgarle el descuento al cliente previa negociación
con el director, de esta forma no se tiene que saltar lapolítica sin autorización, ni
tampoco se pierde un pedido importante
5,6. Aplicación y Evaluación de resultados.
La toma de decisiones
Autor: Olivia Villoria
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1. Tomar decisiones
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La capacidad de tomar decisiones es una de las cualidades que


nos hacen esencialmente humanos, junto con la libertad, la
responsabilidad, la creatividad, entre otras.

Esto significa que, aunque no nos percatemos de ello,


permanentemente hacemos elecciones. Imaginemos por
ejemplo un día cualquiera de nuestras vidas:  a qué hora nos
levantamos, si desayunaremos o no, qué ropa nos pondremos,
con quién nos reuniremos, qué opinaremos en una discusión,
cuánto tiempo al día dedicaremos al estudio, y pare de contar
porque la lista es infinita e ilustra cómo a cada rato elegimos
hacer algo.

Las decisiones pueden ser triviales, como seleccionar entre un


helado de fresa y uno de chocolate; importantes, como elegir
una profesión o una pareja; o trascendentales, cuando
involucran el destino y la vida de los seres humanos, como
ocurre con las grandes decisiones políticas (Casado y otros,
2000).

A medida que el hombre se hace adulto, las escogencias que


debe realizar se hacen cada vez más complejas, a la par que
aumentan no sólo las opciones o alternativas disponibles, sino la
cantidad y calidad de la información necesaria para decidir.

Para complicar el panorama, muchas veces no prestamos


atención a la manera como elegimos, o nos caracteriza la
inseguridad, o no empleamos las estrategias o técnicas
adecuadas, o tenemos bloqueos personales, etc. El mensaje
positivo que deseo transmitirles es que podemos aprender a
tomar decisiones, esto es, podemos desaprender las conductas
inadecuadas  y adquirir formas más eficientes y efectivas  para
elegir.

Finalmente, un dicho propio de la tradición oral de la Isla de


Margarita (Venezuela) refleja sin lugar a dudas el conflicto
implícito en un momento en que es necesario elegir entre dos
alternativas:

                                         No sé qué hacer

                                         si salir o no salir

                                         si salgo soy vagabundo

                                         y si no salgo soy vil

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2. Etapas en la toma de decisiones


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Más que un evento, la toma de decisiones es un proceso; esto


es, en lugar de un hecho puntual, aislado, la misma transcurre
alrededor de una serie de fases o etapas interconectadas.

No obstante, ante una situación de toma de decisiones las


personas no actúan necesariamente de una manera metódica,
desde la primera hasta la última fase; algunas parecen
progresar linealmente mientras que en otras se producen
grandes fluctuaciones.

Cada fase supone la presencia de ciertas actitudes y la


realización de diversas tareas, cumplidas las cuales se avanza
hacia la fase subsiguiente.  Si la persona omite cualquiera de
ellas antes de comprometerse con una opción particular, o lleva
a cabo alguna(s) descuidadamente, se dificulta la toma de una
decisión acertada.

Los teóricos de la elección vocacional -entre ellos Super,


Ginzberg y Tiedeman- conciben la misma como un proceso
continuo que evoluciona a través de cierto número de etapas. 
Otros investigadores, al estudiar la toma de decisiones
generales, la conciben también como un proceso; entre ellos
Irving  Janis quien propone un modelo de cinco etapas
principales que llevan a una decisión  estable, y Theodore Rubin
que delinea un proceso conformado por ocho fases.

Hemos hecho una integración personal de los planteamientos de


los dos últimos autores para elaborar lo que, a nuestro juicio,
resume el proceso de toma de decisiones, a lo largo de cinco
etapas:

 PRIMERA ETAPA:  NECESIDAD DE TOMAR UNA


DECISIÓN.

La toma de decisiones comienza cuando una persona se


enfrenta a una nueva situación que implica amenazas (por
ejemplo, someterse a una cirugía o dejar de  tomar, por razones
de salud) u oportunidades (tal como radicarse en otra ciudad,
elegir una carrera o contraer matrimonio).  Para que sea una
situación de decisión debe presentarse la posibilidad de escoger
-por lo menos- dos alternativas.

Una actitud deseable en esta fase consiste en examinar si la


probable amenaza u oportunidad es lo suficientemente
importante como para justificar el esfuerzo de tomar una
decisión al respecto.  Si la respuesta es negativa, la persona
continuará con su línea de conducta habitual, pero si es
afirmativa aceptará el reto y optará por otra línea de acción,
continuándose así el progreso a lo largo de las posteriores
etapas.

SEGUNDA ETAPA:  ENUMERACIÓN DE  LAS


ALTERNATIVAS, OPCIONES O CURSOS DE ACCIÓN
DISPONIBLES.
Una vez que se acepta que es necesario adoptar una decisión,
se analizan los objetivos relacionados con ella y se buscan las
alternativas, opciones o cursos de acción disponibles para lograr
los objetivos relacionados con la decisión.

La actitud provechosa debe ser de apertura, flexibilidad, libertad


y creatividad, para generar opciones que permitan contar con
una lista lo suficientemente amplia.  Conviene dar la misma
atención a todas las opciones que surjan, por ridículas,
incoherentes e improbables que resulten más tarde, evitando
que una evaluación racional y objetiva desempeñe algún papel.

La ayuda externa puede ser muy útil, siempre que la persona no


descuide  su propia lista de opciones y no se le imponga una 
alternativa que ella no se haya formulado.

TERCERA ETAPA:  EVALUACIÓN DE LAS ALTERNATIVAS,


OPCIONES O CURSOS DE ACCIÓN DISPONIBLES.

En esta etapa se estudia cuidadosamente  la lista generada en


la etapa anterior.  Se dejan fluir libremente los sentimientos y
pensamientos que suscita cada una de las alternativas, se
analizan y valoran los mismos, y se establece una relación entre
las opciones y las  prioridades personales.  En otras palabras, se
consideran las ventajas y limitaciones de cada alternativa.

A diferencia de la etapa anterior, acá debe tomar lugar una


evaluación  racional y objetiva. La tarea implicada tiene que ver
con la recolección y valoración de información personal (a través
de la autoexploración y autoanálisis) e información externa, bien
sea social, ocupacional o educativa, dependiendo de la decisión
involucrada, requiriéndose la  participación activa de la persona
que elige,  en la búsqueda de la información.

CUARTA ETAPA:  DECISIÓN PROVISIONAL O TENTATIVA.

Luego de evaluar cada alternativa se cuenta con una opción


preferida; la atención se centra sobre ésta, se percibe como la
más idónea y se descartan las otras opciones para allanar el
camino a la elegida.
La persona considera cómo ponerla en práctica y cómo
transmitir a otros la intención de hacerlo.  Antes de permitir que
otros conozcan la línea de acción que ha elegido -especialmente
si ésta es polémica, como renunciar al empleo- elabora
estrategias para asegurar el éxito de la nueva decisión y evitar
la desaprobación de los demás.  Además, reexamina la
información recogida sobre probables dificultades prácticas para
implementar la decisión, piensa en cómo vencerlas y hace
planes por si las pérdidas llegan a materializarse.

 QUINTA ETAPA:  COMPROMISO Y AJUSTE A LA


DECISIÓN.

En esta etapa se lleva a la práctica la decisión provisional.  La


alternativa elegida se convierte en acción, es decir, se la dota de
sentimientos y pensamientos, se invierte tiempo y  energía en
ella, y se rechazan finalmente por completo las opciones no
elegidas.  La persona se muestra satisfecha con la opción
elegida y la lleva a cabo con optimismo.  Se producen
sentimientos de bienestar, seguridad y autoconfianza.

Si ocurren contratiempos menores,  la persona puede vacilar


temporalmente, pero lleva a cabo su decisión.  Pero si se
presentan desafíos, pérdidas o insatisfacciones más serias, se
recorren de nuevo las sucesivas etapas para buscar una
alternativa mejor, aunque esta vez con la ventaja que supone la
experiencia positiva, producto del aprendizaje obtenido.

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3. La elección vocacional
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Una de las tareas del desarrollo que el ser humano debe
enfrentar, generalmente alrededor de la adolescencia, tiene que
ver con la elección de una ocupación, profesión o vocación la
cual -como afirmábamos  en un artículo anterior-  constituye
una de las decisiones más  importantes a tomar.
El asunto de la decisión vocacional es tan significativo, que ha
ocupado la atención de teóricos e investigadores, quienes han
propuesto numerosos modelos que explican la escogencia y
desarrollo vocacional.  No es nuestro objetivo discutirlas acá;
sólo adelantaremos que existen teorías no
psicológicas (explican  el problema de la escogencia por medio
de factores externos al individuo), teorías
psicológicas (consideran al individuo como variable
fundamental en el proceso de la elección vocacional)
y teorías generales (no encajan en  las categorías anteriores
porque, o son interdisciplinarias, o son modificaciones de
modelos evolutivos, o están basadas en tipologías).

Ahora bien, ¿qué es lo que hace de la elección vocacional


un tópico tan prioritario?

No podemos perder de vista que invertimos la mayor parte de


nuestras vidas desarrollando actividades relacionadas con el
estudio y el trabajo.  De tal decisión depende en gran parte
nuestro  futuro profesional y vital; más específicamente, de ella
depende que seamos exitosos o no en el estudio y en el trabajo;
que nos sintamos satisfechos o no en el estudio y el trabajo;
que tengamos o no utilidad social; que tengamos o no empleo
en el futuro; que contribuyamos o no con el desarrollo del país;
que sintamos o no bienestar personal, que experimentemos o
no crecimiento personal (Casado y otros, 2000).

No obstante, muchas veces tomamos decisiones contrarias a


nuestras características personales, valores, motivaciones,
metas, posibilidades, etc. y nos basamos en la moda,  el
prestigio, la influencia de amigos, las presiones familiares, los
personajes que vemos en los medios de comunicación, los
gustos pasajeros, entre otros.

¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que esta


importante decisión sea lo más acertada posible?.

En primer lugar, debemos tener claro que la decisión es


responsabilidad de quien la toma y no de quien nos ayuda a
tomarla, bien sea un profesional como el orientador o psicólogo,
el maestro o profesor, o un familiar, como nuestros padres.

En segundo lugar, tomar decisiones de cualquier tipo siempre se


da bajo condiciones de incertidumbre, es decir, supone ciertos
riesgos porque no podemos a priori controlar todos los factores
involucrados.

En tercer lugar, para hacer una escogencia adecuada es


necesario recolectar la mejor y mayor información posible,
evaluar la misma y analizarla, tomando en cuenta que en su
búsqueda  nuestra participación debe ser muy activa.

¿Qué información es necesaria y cómo recolectarla?

Información sobre nosotros mismos:  la recabamos


autoanalizándonos, autoevaluándonos, tomando en cuenta lo
que nos gusta y disgusta, precisando lo que sabemos  y no
sabemos hacer, conociendo la opinión de los demás sobre
nosotros.
Información sobre las posibilidades de estudio existentes en el
país o en el extranjero:  podemos  recogerla consultando
publicaciones, monografías, folletos; observando películas y
programas audiovisuales, visitando instituciones, conversando
con estudiantes, profesores y profesionales.
Información sobre las áreas del  desarrollo económico del país,
y las profesiones y su campo de trabajo:  la recolectamos
estudiando publicaciones,  visitando instituciones, entrevistando
a personas autorizadas.

Esperamos  que esta breve discusión sea de utilidad, sobre todo


a los jóvenes que  afrontan la necesidad de elegir una carrera y,
por ende, una ocupación.  En el próximo artículo nos
referiremos a los bloqueos personales que obstaculizan la toma
de decisiones.

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4. Bloqueos psicológicos
[http://www.mailxmail.com/curso-toma-decisiones/bloqueos-psicologicos ]

BLOQUEOS PSICOLÓGICOS DE LA TOMA DE DECISIONES.

PRIMERA PARTE.

Los principales obstáculos o bloqueos psicológicos provocan


perjuicios en toda las áreas vitales y, en especial, en el proceso
de toma de decisiones.  Son inconscientes, generalmente actúan
juntos y se nutren unos a otros lo cual, no obstante, trae la
ventaja de que al superar uno o varios de ellos se puede
enfrentar a los demás.

Rubin (1986) presenta 17 bloqueos u obstáculos  que


revisaremos en varios artículos, debido a su extensión; a
algunos de ellos les hemos cambiado un poco la denominación
para facilitar su comprensión.

PÉRDIDA DE CONTACTO CON LOS PROPIOS


SENTIMIENTOS:

Se refiere a la incapacidad para sentir y expresar sentimientos y


emociones de amor, alegría, rabia, tristeza, miedo.  Es un
proceso inconsciente que comienza a edades muy tempranas y
evoluciona progresivamente a medida que nos hacemos
mayores.  Por lo general, surge en ambientes abiertamente
hostiles y rechazantes, que sabotean el bienestar y la
autoestima personal.  Muchas veces se expresa a través de
mensajes directos o indirectos del tipo "Los hombres no lloran"
o "No te rías tan alto", por ejemplo.

"No quiero, no quiero/ échamelo en el sombrero" es un dicho del


oriente venezolano que revela la dificultad  para decir
claramente que algo nos gusta o que lo anhelamos, que decimos
una cosa pero hacemos otra.  Todo lo contrario de "El que
quiere besar busca la boca", que indica que la motivación que
sentimos nos  impele a hacer algo que satisfaga esa
motivación..
En resumen, en la medida en que desconocemos o no tomamos
en serio nuestros sentimientos, saboteamos nuestro proceso de
toma de decisiones porque, aunque muchas veces ese proceso
es racional, no cabe duda de que el afecto ejerce un rol
importante.

EVITACIÓN DE LOS PROBLEMAS Y DE LA ANSIEDAD, CON


LA FINALIDAD DE NO EXPERIMENTAR SUFRIMIENTO:

El  conocido refrán "Más vale malo conocido que bueno por
conocer" ilustra este obstáculo psicológico.  Las personas que lo
sufren consideran que las opciones y elecciones, al ofrecer una
posibilidad de cambio, constituyen una amenaza a la comodidad
de lo que resulta familiar.

Es probable que cualquier intento de elección conlleve una carga


enorme de ansiedad pero, en cuanto se comienza a adoptar
decisiones, por pequeñas que sean, la persona se da cuenta de
que las terribles consecuencias que imaginaba no ocurrieron. 
Luego, cuando empieza a participar más activamente en su
propia vida -y no como mero espectador- el compromiso ya no
resulta tan amenazante y las escogencias se hacen más
provechosas y más fáciles de realizar.

 CARENCIA DE UNA ESCALA DE VALORES:

Alude al desconocimiento de las cosas que son importantes o


no, lo cual incide en lo que apreciamos, cómo utilizamos nuestro
tiempo y energía, cuál es nuestro estilo de vida y con qué clase
de personas podemos compartir, vivir y trabajar.

No conocer nuestro valores es como si no los tuviéramos.  Al


evitar cualquier elección se fortalece la carencia de valores, con
lo cual las elecciones se hacen cada vez más difíciles, creándose
así un círculo vicioso.  Por el contrario, cada vez que tomamos
una decisión ordenamos los asuntos de nuestra vida de acuerdo
con una determina escala de valores o prioridades, se fortalece
el conocimiento de la propia personalidad y se facilitan las
escogencias posteriores.
ESCASA AUTOESTIMA O FALTA DE CONFINZA EN SÍ
MISMO:

La dificultad para hacer elecciones -en especial cuando se salta


constantemente de una alternativa a otra- se debe, por lo
general, a la convicción inconsciente de que ninguna opción que
se elige es lo suficientemente buena.

DESESPERANZA, DEPRESIÓN Y ANSIEDAD:

Las tres se presentan por lo general juntas, por lo que Rubin las
llama "compañeras de viaje".  Cualquiera que sea su causa, es
prioritario identificar su presencia ya que afectan no sólo la
capacidad de seleccionar alternativas, sino la salud mental en
general.  Tales problemas son síntomas de dificultades más
profundas y muchas veces requieren de la ayuda profesional.

En los dos  artículos  subsiguientes seguiremos  discutiendo


sobre este tema.

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5. Bloqueos psicológicos (2)


[http://www.mailxmail.com/curso-toma-decisiones/bloqueos-psicologicos-2]

BLOQUEOS PSICOLÓGICOS DE LA TOMA DE DECISIONES.

SEGUNDA PARTE.

En el artículo precedente analizamos cinco de los 17 bloqueos


psicológicos que obstaculizan el proceso de la toma de
decisiones, de acuerdo con Rubin (1987).  En éste
continuaremos con la discusión de los mismos.

 IDEALIZACIÓN O IMAGEN IRREAL DEL PROPIO YO:

Muchas personas con baja autoestima dibujan una imagen


idealizada de sí mismas, lo que constituye una forma de
compensación destinada a disimular y contrarrestar la
desconfianza personal.

Sin embargo, tal actitud sólo disminuye la autoconfianza y


obstaculiza el proceso de la toma de decisiones ya que ignorar y
olvidar las cualidades reales y, por el contrario, actuar sobre la
base de cualidades y talentos inexistentes, conduce a elecciones
erróneas, debido a que el juicio se encuentra distorsionado.

 ANULACIÓN DEL PROPIO YO, DEPENDENCIA DE LOS


DEMÁS Y NECESIDAD OBSESIVA DE AGRADAR:

Cada vez que renunciamos a tomar decisiones anulamos


nuestro propio yo, lo que en la práctica se traduce en la
evitación de los conflictos o de los problemas, para no llamar la
atención.  Esta forma de afrontar las situaciones de conflicto
obstaculiza grandemente la conducta de elegir, ya que las
decisiones que se toman tienden a evitar el éxito e incluso
favorecen el fracaso, ya que  éste atrae menos atención y
provoca menos ansiedad.

En cuanto a la dependencia de los demás, destruye el proceso


de escogencia puesto que se eligen las mismas opciones de los
demás o se trata de que los demás lo hagan por nosotros.

Tener una necesidad obsesiva de agradar a los demás afecta


enormemente la escogencia, debido a que no se satisfacen los
propios gustos; en caso de que una decisión acertada desagrade
a otros o sea impopular, la persona la desecha a favor de otra
menos adecuada o se abstiene de elegir.

 BÚSQUEDA OBSESIVA DEL RECONOCIMIENTO Y DEL


PRIMER LUGAR:

La afición desmesurada por el reconocimiento da lugar a tomar


decisiones erróneas que, a menudo, son la antítesis del éxito y
la felicidad.

Las personas con este bloqueo quieren llamar la atención;


prefieren ser admiradas antes que estimadas ya que su
autoestima se basa en las habilidades y destrezas que poseen. 
Por debajo de la búsqueda del reconocimiento, tienen escaso
amor propio, lo que hace que se sientan obligadas a proteger
éste.  Como les asusta el fracaso y la humillación, evitan tomar
decisiones que puedan poner en peligro su orgullo.

PERFECCIONISMO Y AFÁN DE TENERLO TODO:

Consiste en la creencia inconsciente de que hay situaciones y


decisiones perfectas; ello conduce a demoras debido al deseo de
tomar decisiones en condiciones perfectas, para tener la
seguridad de que el resultado también lo será.  El temor al
autodesprecio como consecuencia de obtener un resultado
imperfecto, ejerce un efecto inhibidor y produce inacción.

Es importante aclarar que la búsqueda de la excelencia no es lo


mismo que la búsqueda de perfección, ya que la primera tiene
que adaptarse a criterios realistas; si no, se convierte en la
justificación de necesidades perfeccionistas.

El afán de tenerlo todo es la creencia inconsciente de que se


puede alcanzar un estado perfecto en el que estén incluidas
todas las opciones y, por tanto, evitar las decisiones y los
sacrificios.  Este obstáculo conlleva más gasto de dinero,
tiempo, energía y talento, y conduce al fracaso.  El refrán "Más
vale pájaro en mano que cien volando" ejemplifica la conducta
alternativa más adecuada.

 ESPERANZA DE COSAS MEJORES, ANHELO DE LO QUE NO


SE TIENE, DESPRECIO POR LO QUE SE TIENE, Y VIVIR DE
ILUSIONES:

Lo más característico de este obstáculo son las interminables


demoras y esperas, lo cual destruye la posibilidad de elegir
buenas opciones.  Las víctimas de este bloqueo esperan una
solución mágica que supere con creces todas las alternativas
disponibles.

Anhelar permanentemente lo que no se tiene y despreciar lo


que está al alcance puede originar una acentuada inactividad, lo
cual hace que decisiones que se tomen -si no conllevan un
auténtico compromiso- sean más bien actuaciones superficiales.

Por otra parte, las ilusiones obligan a vivir en un mundo


imaginario y no tienen nada que ver con las ideas creativas que
se podrían llevar a la práctica tomando decisiones acertadas. 
Como dice la canción "El que vive de ilusiones se muere de
desengaños".

VIVIR EN LA IMAGINACIÓN:

Estrechamente relacionado con vivir de ilusiones y la esperanza


de cosas mejores.  El hecho de vivir en la imaginación nace de
profundas carencias y de la necesidad de obtener
compensaciones.  Es un bloqueo de la realidad que destruye el
presente y elimina los goces de la existencia cotidiana,
impidiendo el éxito en cualquier faceta de la vida.

TEMOR AL AUTODESPRECIO QUE PUEDA GENERARSE SI


SE TOMA UNA DECISIÓN ERRÓNEA:

Las personas que padecen este bloqueo ponen a menudo de


manifiesto una necesidad obsesiva de tener siempre la razón, en
la que subyace una falta de autoconfianza.  Al menor asomo de
fracaso -por pequeño que sea- se autodesprecian severamente. 
Les asustan las decisiones y se ven en la imposibilidad de
tomarlas por miedo a cometer algún error.  Ello se debe a la
acción conjunta del perfeccionismo, las esperanzas exageradas,
la necesidad de reconocimiento y la anulación del yo, los cuales
no dejan espacio para la aceptación de las limitaciones humanas
y la probable escogencia de  alternativas equivocadas.

Las víctimas de este bloqueo se infligen inconscientemente


severos castigos en forma de depresiones, enfermedades
psicosomáticas, propensión a accidentes, fracasos múltiples,
relaciones destructivas, insomnio, problemas de apetito, y toda
una variedad de aflicciones.
En el próximo artículo finalizaremos la discusión sobre el tema
y  haremos recomendaciones generales para superar los
obstáculos.

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6. Bloqueos psicológicos (3)


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BLOQUEOS PSICOLÓGICOS DE LA TOMA DE DECISIONES.

ÚLTIMA PARTE.

En los artículos precedentes  hemos estado revisando


brevemente  doce de los bloqueos que obstaculizan la toma de
decisiones, de acuerdo con Theodore Rubin.  En éste 
finalizaremos la discusión  y haremos una síntesis, a manera de 
recomendación general, con la finalidad de facilitar la 
superación de los mismos.

13.   AUTOREPROCHES PROVOCADOS POR LAS


EXIGENCIAS DESMEDIDAS:

Este bloqueo nace de las exigencias y los "contratos internos"


que las personas acuerdan inconscientemente consigo mismas. 
Toma la forma de "debería", "podría" y "querría", utilizados
como reproches o justificaciones posteriores a una conducta
determinada.  Por ejemplo: "Yo debería ser el más inteligente",
"Yo podría haber obtenido la mejor calificación", "Yo querría
haber ganado el concurso".

Obstaculiza las decisiones, provocando un estado de parálisis y


temor  a romper los "contratos".  Además, puede convertirse en
un hábito tan difícil de erradicar  que hace que la toma de
decisiones auténticas resulte imposible de realizar.

14.   "CEGUERA" ANTE LAS DIVERSAS OPCIONES:


Para que exista una toma de decisión deben estar disponibles
por lo menos dos opciones, pero la persona con este bloqueo no
se da cuenta de las alternativas a su disposición.  En la base de
este obstáculo existe una idealización del yo y un temor a los
conflictos, por lo que no se "ven" las opciones que entren en
conflicto con esta imagen idealizada y se rechaza cualquiera 
que provoque perturbación y ansiedad.

Por lo general, ocurre cuando la persona se halla sometida a


fuertes presiones, en períodos de crisis y en situaciones de
estrés, lo cual hace necesario un aplazamiento provisional
-hasta que la presión se haya reducido- que no tiene que
convertirse en una justificación de interminables dilaciones.

15.   TEMOR Y DISTORSIÓN DE LA PRESIÓN DEL TIEMPO:

La engañosa creencia de que no hay tiempo se utiliza a menudo


con consecuencias negativas, ya que puede producirse una
acentuada presión y una reacción de temor. Es uno de los
principales obstáculos en el proceso de toma de decisiones, ya
que impide hacer uso de los recursos personales  que se
necesitan para elegir una alternativa.

Cuando la persona consigue liberarse del agobio del tiempo,


suele desaparecer la ansiedad y puede utilizar  el tiempo
provechosamente para analizar y sopesar las opciones, y para
relajarse en caso necesario durante las distintas fases de la
elección.

 16.   CRITERIOS ERRÓNEOS:

Un criterio acertado, es decir, la capacidad de evaluar las


opciones de forma racional y provechosa, es muy importante
para el éxito  en la toma de  decisiones.  Por el contrario, un
criterio erróneo con frecuencia se debe a un deficiente análisis y
a un pobre desarrollo de las ideas.  Los trastornos emocionales,
la desesperación, la euforia, el estrés, y los estados mentales
gravemente perturbados deterioran el criterio de las personas.
Todos los bloqueos discutidos ejercen, en mayor o menor
medida, un efecto perjudicial sobre el criterio personal, cuya
influencia es directamente proporcional a la intensidad de los
mismos. El principal componente del criterio acertado es una
visión objetiva de la realidad y de nosotros mismos, sin la cual
nuestra   percepción resultará sesgada, distorsionada.

 17.   FALTA DE INTEGRACIÓN INTERNA O GRAVE


DESORGANIZACIÓN:

Las personas pueden pasar por períodos breves de trastornos


emocionales, durante los cuales no es propicio hacer
elecciones.  Pero, cuando se producen  trastornos tan
pronunciados que conllevan pensamientos intrusos, intereses
conflictivos, ausencia de un fuerte sentido del yo, carencia de
una escala de valores, etc. que impiden la integración o
cohesión de todos los aspectos de una situación, se impone un
tratamiento que pueda influir en el desarrollo de una fuerza
integradora madura.  Esta permitirá que la persona sepa quién
es y qué quiere realmente, estableciendo un orden de
prioridades, antes de estar en condiciones de tomar auténticas
decisiones.

En síntesis, afirmábamos en un artículo anterior que para hacer


una escogencia adecuada es necesario, entre otras cosas,
recolectar, evaluar y analizar la información sobre nosotros 
mismos.  Tal información integra no sólo los recursos o
potencialidades sino también las dificultades o limitaciones.

Como hemos podido ver, una de las dificultades que impiden las
decisiones  son los bloqueos u obstáculos psicológicos.    Como
quiera que es casi imposible luchar contra un enemigo invisible
o desconocido  (como lo plantea Rubin) es necesario -mediante
la autoexploración y autoanálisis-  conocer los bloqueos,
identificarlos y comprenderlos, para actuar en consecuencia.

Ante una situación de toma de decisiones, algunas preguntas


que nos hagamos podrían servir de guía para ayudar a su
identificación: ¿qué siento en este momento?, ¿cómo afecta mi
comodidad?, ¿cuáles cosas son importantes para mi?, ¿las
opciones a mi disposición son suficientemente buenas?, ¿siento
una ansiedad incontrolable?, ¿cuáles son mis cualidades reales?,
¿qué pasaría si mi elección no le gustara, por ejemplo, a mi
padre?, ¿cómo me sentiré si me equivoco?, ¿le doy más
importancia a lo que debería hacer que a lo que quiero hacer?,
¿estoy consciente de las diferentes alternativas a mi alcance?,
¿a menudo pienso que debo darme prisa?, ¿estoy analizando la
realidad objetivamente?, entre otras.

Si se responde afirmativamente a estas preguntas, la persona


puede darse cuenta de que está atrapada en algún (os) de los
bloqueos, lo que constituye un primer paso para abandonar los
hábitos negativos. Como no basta con la toma de conciencia,
luego tendrá que empeñarse en un cambio  que le permita el 
ejercicio de  un comportamiento decisional más eficiente. 

Sin embargo, cuando ello no es suficiente  (porque la persona


está desorganizada, cuando hay serios problemas de
autoestima, cuando hay  trastornos de sentimientos,
pensamientos y emociones, cuando más que un problema de
indecisión existe un problema de inseguridad, etc.) se requiere
de la  ayuda profesional que puede prestar el orientador,
psicólogo, psiquiatra, o psicoterapeuta, quienes pueden realizar
las intervenciones necesarias para propiciar la corrección de  la
problemática por parte de la persona.
Cómo tomar decisiones
Autor: Ros Jay
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1. Elegir la opción adecuada


Ha llegado el momento en el que has recopilado suficiente
información y has elaborado una lista de las opciones
disponibles. Ahora, sólo falta decidir cuál es la mejor. En
algunos casos, al llegar a este punto, estará claro cuál es la
solución idónea. De no ser así, lo más probable es que tengas
dos o tres favoritas y hayas descartado el resto.

El método ideal para dar con la solución óptima es seguir


el criterio de la eliminación. Imaginemos que, de entrada,
dispusieses de seis o siete opciones. Durante la preparación, es
decir, la recopilación de datos y la consulta a los demás, habrás
reducido la lista a tres o cuatro opciones viables. A continuación,
tendrás que ir repasando cada opción y descartando
progresivamente las que consideres menos interesantes. No
tardarás en tener una única opción o tal vez dos.

Evita los prejuicios.- Al valorar las distintas opciones haz un


esfuerzo por dejar a un lado los prejuicios personales. De
lo contrario, podrías inclinarte por una opción simplemente por
ser la que se te ocurrió a ti. O puede que te incomoden ciertas
soluciones porque no favorecerían a tu departamento. 

Por ejemplo, al pensar en los coches de empresa, podrías caer


en la tentación de elegir la opción que te permita mantener tu
coche de empresa. Olvida tus preferencias personales y
analiza las distintas alternativas desde un punto de vista
objetivo.
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2. Valorar las opciones


[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/valorar-opciones ]
Cuando tengas varias opciones y no sepas por cual decidirte, te
aconsejamos que valores los puntos positivos y los negativos de
cada una de ellas.

Analiza cada posible solución por separado para descubrir


sus virtudes y sus defectos. Consulta las notas que tomaste
durante la recopilación de datos (o el resumen de los mismos)
para conocer los detalles relevantes. No olvides escribir tu
objetivo en una hoja y tenerla a mano durante el proceso
de selección para comprobar que la opción elegida es
acorde con éste.

Uno de los aspectos que has de valorar es el riesgo y las


ventajas de cada una de las alternativas. En caso de que
este criterio no te permita elegir una opción podrás recurrir a
otros métodos de selección. Pero, por ahora, explicaré un poco
mejor el criterio de valoración según los riesgos y las ventajas.

Este método es el más importante para valorar las distintas


soluciones. No podrás saber qué opción es la más indicada si
desconoces las consecuencias que tendrá su aplicación. Eso
implicavalorar los puntos en contra pero también los que
tenga a favor. La fórmula más sencilla para lograrlo sería
imaginar lo peor y lo mejor que podría ocurrir.

Escribe lo peor que podría pasar con las distintas opciones: la


producción se detendría, perderías un cliente importante, si no
eliges al candidato adecuado éste no será eficaz y el puesto
volverá a quedar vacante en breve, podrías desperdiciar la
mitad del presupuesto o el edificio se podría derrumbar.

A continuación, anota qué sería lo mejor que podría ocurrir: la


producción se duplicaría, tú mejor cliente estaría encantado, al
elegir al candidato perfecto el trabajo mejoraría de forma
espectacular, los ingresos del departamento se multiplicarían, al
trabajar en una oficina nueva, mayor y más luminosa el ánimo y
el rendimiento del equipo subirían por las nubes.

Pero antes de llegar a una conclusión debes valorar dos


factores:

-Por un lado, determinar si los inconvenientes y las


ventajas son equiparables.

-Por otro, qué posibilidad hay de que se dé una u otra


situación.
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3. El peso
[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/peso]
En esta unidad didáctica veremos con más detalle uno de los
dos últimos puntos que señalábamos en el e-mail anterior.

El peso.- No se trata de considerar cada situación aislada,


tienes que tener en cuenta qué peso tienen una y otra.
Por ejemplo, merece la pena correr un gran riesgo si las
ventajas que podrías obtener son igualmente importantes. Por
supuesto, si lo peor que podría ocurrir es que algunos de los
directivos de la empresa acaben entre rejas, no puedes
plantearte esta opción independientemente de las ventajas que
pudiese suponer si todo saliese bien.

De hecho, si el riesgo potencial es excesivamente elevado a


menudo no merece la pena arriesgarse. Pero no hay regla sin
excepción: en ocasiones, asumir un riesgo considerable es
la única vía para lograr una ventaja importante.

Anécdota. - Cuando Walt Disney pensaba si merecía la pena o


no producir la película Blancanieves se enfrentaba a un gran
riesgo. Nadie había realizado un largometraje con dibujos
animados y mucha gente pensaba que sería un gran fracaso; los
detractores de la idea afirmaban que no había nadie en el
mundo capaz de permanecer sentado durante 90 minutos frente
a una pantalla mirando dibujos animados. Por otro lado, el coste
de la producción era tan elevado que de haber fracasado
probablemente hubiese significado el fin de los estudios
Disney. El riesgo era importante, pero al resultar un éxito
a escala mundial, los beneficios fueron igualmente
espectaculares y a nadie le cabe duda de que mereció la
pena asumir ese riesgo.
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4. Probabilidad
[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/probabilidad ]
Es evidente que a la hora de calibrar lo mejor y lo peor que
podría ocurrir al tomar una decisión es indispensable conocer
las probabilidades de que una u otra cosa se den. Si el
riesgo es elevado pero es poco probable que se confirme, no
hay razón para descartar esa opción. Por otro lado, las ventajas
son importantes y todo parece indicar que podrían darse, la
opción ganará puntos. Sin embargo, si los beneficios que podría
extraer de esa alternativa no compensa el peligro que implica, la
opción no será tan interesante.

Valora las probabilidades de que se dé una u otra situación y


apúntalo en tus notas. De todos modos, recuerda que se trata
sólo de una apreciación. Puntúa cada situación de uno a
diez o por medio de un porcentaje para que te resulte
más sencillo ver el peso de lo bueno y de lo malo. Ten en
cuenta que la suma de ambos no debe ser el cien por
cien. Una de las dos situaciones debe pesar más. Por otro lado,
si has decidido que las probabilidades de que surja la peor de
las situaciones es de un diez por ciento y la mejor, de un veinte
por ciento, es de esperar que no se den ni la una ni la otra.

Una vez calibrados los riesgos, las ventajas y la probabilidad de


que se den unas u otras, podrás analizar la opción en sí. Al final
de la valoración de riesgos habrás desestimado varias de las
opciones disponibles:

-Aquellas que implican un riesgo elevado y unas ventajas


reducidas.

-Aquellas en las que el riesgo potencial es injustificable


como, por ejemplo, cuando podría suponer daños o
problemas a terceros.

-Aquellas en las que la probabilidad de que ocurra lo peor


es bastante mayor que la de que se dé lo mejor.
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5. Otros métodos de evaluación


[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/metodos-evaluacion]
Es posible que después de calibrar los riesgos y las posibles
ventajas ya tengas clara tu decisión. Por lo menos, habrás
reducido considerablemente las opciones. En cuanto te des
cuenta de que una opción no es la mejor, bórrala de la
lista. No tiene por qué ser imposible o de consecuencias
catastróficas, basta con que no te parezca lo mejor. Deja en la
lista sólo aquellas opciones que sigan resultando
interesantes. A estas alturas, no deberían quedar más de dos
o tres.

Modos de decisión.- Para elegir sólo una de ellas existen


distintos métodos de evaluación y cada persona tiene sus
preferencias. A algunos jefes les gusta dejarse guiar por su
instinto, a otros les gusta calibrar los pros y los contras con
cuidado, a unos les condicionan mucho los riesgos mientras que
a otros les estimulan sobremanera las posibles ventajas y
siempre ven el vaso medio lleno.

Pero ya casi no te queda tiempo y quieres tomar la decisión de


una vez por todas. No estás dispuesto a complicarte la vida con
métodos de evaluación complejos que implican el uso de los
gráficos, de matrices llenas de números o de tablas que ocupan
páginas enteras. Así que, lo mejor, será seguir estudiando en el
próximo e-mail del curso...
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6. Valorar las consecuencias


[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/valorar-consecuencias ]
El método de valoración de los riesgos y las ventajas se centra
en los extremos de la escala de probabilidades y, en esta
medida, resulta ideal como primer filtro de eliminación. Sin
embargo, también debes fijarte con mayor atención en las
consecuencias de cada opción, y no nos referimos sólo a lo que
podría ocurrir en el peor o el mejor de los casos sino a las
posibilidades internas.

El análisis de las consecuencias no se centra en las


posibilidades sino en resultados contrastados. Para ello
tienes que anotar lo que sabes que ocurrirá si eliges una
u otra opción.

Divide las consecuencias en dos columnas, una para las


positivas y otras para las negativas. Intenta pensar en todas las
áreas en las que pueden producirse consecuencias. Por ejemplo,
puede haber consecuencias:

-para la empresa.

-para el departamento.

-para ti.

-en relación al presupuesto.

-en relación a los planes de producción.


No olvides las consecuencias emocionales ya que si eres
consciente de que la decisión puede afectar a alguien,
inclúyelo en la lista.

Así, por ejemplo, al repasar la opción de dar un importante


descuento a un gran cliente, tu lista podría ser:

Positiva: 

-El cliente se comprometerá más con la empresa.

-El descuento aumentaría el volumen de ventas.

-Mejorarían las condiciones de pago.

-La producción sería más fácil de organizar.

Negativa: 

-Se reduciría el margen de los beneficios.

-Sentaría un precedente con ese cliente.

Recuerda que sólo debes anotar lo que sabes que


ocurrirá, no lo que piensas que podría pasar.

Céntrate en las consecuencias directas y seguras que


tendría la decisión. Por ejemplo, no debes considerar que el
descuento sentaría un precedente con otros clientes si estos lo
averiguaran porque no tienes la certeza de que eso pueda
ocurrir.

Este análisis resulta tan valioso como si tuvieses los resultados


reales por anticipado. Y lo más probable es que después de esta
segunda reflexión, hayas eliminado una o varias de las opciones
restantes.
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7. Elaborar una lista de los pros y los
contras (I)
[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/elaborar-lista-pros-
contras-1]
Esta técnica de pros y contras recuerda a la que acabamos de
describir, pero no es la misma. No se trata de elaborar una
lista de consecuencias sino de argumentos a favor y en
contra. Aunque es evidente que las consecuencias tendrán
mucho que ver con esos argumentos.

La lista resultante será más detallada. Pero ten en cuenta que


incluirá más predicciones y menos certeza. Veamos cómo
sería la lista siguiendo con el ejemplo anterior relativo al
descuento a un cliente importante.

Pros: 

-El cliente se comprometerá más con la empresa.

-El descuento aumentaría el volumen de ventas.

-Mejorarían las condiciones de pago.

-La producción sería más fácil de organizar.

-Es probable que si se reduce el precio, aumente el volumen de


pedidos.

Contras: 

-Se reducirá el margen de beneficios.

-Sentaría un precedente con ese cliente.

-Si los otros clientes se enterasen, podría sentar un precedente


con ellos.

-Nuestros proveedores podrían darnos a su vez un buen


descuento inicial para compensar el aumento de volumen pero
podrían no mantenerlo.

Si surgen problemas de producción o de entrega, el margen de


beneficios se vería reducido drásticamente e incluso podría
evaporarse.

Consejo.- Toda decisión implica cierto componente de


incertidumbre. Si pretendes esperar hasta obtener una
garantía total nunca tomarás la decisión, lo que puede
resultar tan nefasto como lo que temes que pueda ocurrir
si escoges la opción incorrecta. Procura obtener el
máximo de garantías pero siempre dentro de lo razonable
y, luego, lánzate.

En la siguiente unidad didáctica te acabaremos de explicar cómo


elaborar la lista de pros y de contras.
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8. Elaborar una lista de los pros y los


contras (II)
[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/elaborar-lista-pros-
contras-2]
Continuamos con la elaboración de la lista de pros y contras.

Como puedes apreciar, en esta lista figuran más cuestiones


negativas y positivas que en la anterior lista de consecuencias.
Sin embargo, mientras que las consecuencias eran seguras,
estos argumentos son meras suposiciones. Es posible que te
guste más una técnica que otra o que optes por utilizarlas las
dos. Si decides recurrir a ambas, con el tiempo te darás cuenta
de que basta con que emplees una de ellas y podrás elegir la
que mejor te convenga en cada caso.

Eso sí, aplica siempre la misma técnica de evaluación a


todas las opciones. No analices las consecuencias de la
opción A y los pros y los contras de la opción B.

Consejo.- Cuando te dispongas a analizar las probabilidades de


éxito de una u otra opción recuerda que siempre es más fácil
demostrar lo negativo que lo positivo. Dicho de otro modo,
podrás alegar por qué fracasará una alternativa y, sin embargo,
te será más difícil concluir que tendrá éxito. Por lo tanto, ten en
cuenta que la falta de conclusiones negativas puede ser
sinónimo de buenas noticias, aunque no puedas probar
que la opción vaya a ser un acierto.

Involucra a los demás.- En este momento seguramente estás ya


a punto de saber qué opción es la más conveniente. Sin
embargo, si todavía te preocupa la elección, nada te
impide pedir consejo a terceros. Ya consultaste a los demás
a la hora de elaborar la lista de opciones y puedes volver a
hacerlo ahora.

Lo más probable, teniendo en cuenta que el tiempo apremia, es


que decidas hablar con una o dos personas. También puedes
improvisar una reunión rápida con dos o tres compañeros de
trabajo. Decidas lo que decidas, intenta hablar con ellos por
teléfono o cara a cara (llámales para preguntarles si creen que
alguna es mejor que las otras).

Si te parece oportuno, comenta un poco con ellos la cuestión,


pero recuerda que no debes perder tiempo ni malgastar el de
los demás hablando por hablar. Lo ideal es que hagas la
reflexión posterior tú solo. No alargues innecesariamente
la reunión, diez o quince minutos son más que suficientes
para que los demás hagan su aportación y te ayuden a
aclarar tus ideas.
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9. La elección final
[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/eleccion-final ]
Has hecho lo mejor que estaba en tu mano para tomar la mejor
decisión posible y lo más probable es que ya tengas claro de
cuál se trata. Si después de todos los análisis realizados sigues
sin poder elegir entre dos opciones...¡Hazlo a cara o cruz!,
aunque suene un poco raro. Si no puedes elegir es porque
ambas opciones son prácticamente igual de buenas y no
importa cuál elijas. No olvides que tomar una decisión es
importante y que seguir aplazando ese momento puede
ser peor que equivocarse.

En esta fase del proceso puede surgir otro problema: que


ninguna de las opciones te satisfaga. Si ninguna parece la ideal,
¿qué debes hacer? Bueno, pues opta por la que te parezca
"menos mala". No es agradable, pero no te queda más
alternativa. Tienes que tomar una decisión y esa, aunque un
poco motivadora, no deja de ser la mejor opción disponible.

No olvides que siempre queda la posibilidad de decidir no hacer


nada, es decir, mantener las cosas como están. Pero ten en
cuenta que es preferible que decidas no hacer nada a que no
hagas nada porque sigas aplazando la toma de decisión. Al
decidirte permites que los demás sepan a qué atenerse y
también que pueden tomar decisiones que dependían de la tuya.
De modo que aunque decidas no hacer nada, comunica a
los demás que esa es precisamente tu decisión.

Ahora ya sabes qué vas a decidir y sólo falta una última cosa:
que te mantengas firme. Se acabaron las dudas, debes
comprometerte por completo con la opción elegida.
Sí...aunque llegases a ella lanzando una moneda al aire o
porque era la "menos mala" de todas las alternativas. Si tú, que
eres quien la elige, no defiendes tu postura, cómo puedes
esperar que los demás lo hagan.

Has de estar totalmente convencido para poder transmitir


seguridad a tu equipo al comunicarles la decisión, que es
el paso siguiente y también el que concluye la toma de
decisión.
Consúltalo con la almohada.- El subconsciente tiene la
oportunidad de encajar las piezas del rompecabezas y darle
forma. Lo más habitual es que al despertar, tengas claro lo que
debes elegir. Y aunque te quede alguna duda, seguro que serán
muchas menos. De modo que si puedes dejar la decisión
para la mañana siguiente, hazlo.
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10. Para la próxima vez


[http://www.mailxmail.com/curso-como-tomar-decisiones/proxima-vez]
Si la decisión es complicada o tiene muchas
implicaciones, tendrás que dedicarle más tiempo. Es
posible que después de analizar las consecuencias quieras
repasarlas aplicando el criterio de "qué pasaría si..." para estar
seguro de que las opciones que te planteas son viables. Por
ejemplo, puede que decidas que la opción A es la idónea para
resolver el retraso del departamento de producción pero temas
que la máquina que tendrás que comprar para resolverlo quede
obsoleta en un par de años y no encuentres piezas de recambio
para arreglarla si se estropea pasado este plazo.

Si dispones de tiempo podrás pensar qué harías si eso


ocurriera. No dediques demasiado tiempo a pensar en qué
"pasaría si..." porque lo más probable es que la mayor
parte de las situaciones que barajas no se lleguen a
dar, pero ese análisis te ayudará a decidir si la opción elegida
es o no viable.

Siempre es bueno poder consultar con la almohada una


decisión, aun la menos trascendente. Disponer de un margen
de tiempo entre la decisión y el momento de comunicarla
puede ser de gran ayuda. El retomar el análisis después de
una pausa disipa muchas dudas sin esfuerzo. Así, siempre que
te sea posible, deja un margen de uno o dos días entre el
proceso de valoración y el momento de la toma de
decisión final. 

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