Está en la página 1de 19

9849 DEL 12 DE NOVIEMBRE DE 1997.

TEMA: CONTRATO DE TRABAJO –


PRIMACIA DE LA REALIDAD – SUBORDINACION JURIDICA – ACTIVIDAD
AUDITOR Y REVISOR FISCAL –INDEMNIZACIÓN POR DESPIDO Y
PENSION SANCIÓN.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN LABORAL

Magistrado Ponente: FERNANDO VÁSQUEZ BOTERO

Radicación No. 9849

Acta No. 045

Santafé de Bogotá, D.C., noviembre doce (12) de mil novecientos

noventa y siete (1997)

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por el apoderado

de la Cooperativa Integral de Transportadores La Nacional Limitada

contra la sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal

Superior de Santafé de Bogotá, fechada el 13 de diciembre de 1996,

en el juicio promovido por Luis Alfonso Tello García a la recurrente.

ANTECEDENTES
Radicación Nro. 9849

Luis Alfonso Tello García demandó a la Cooperativa Integral de

Transportadores La Nacional Limitada en busca de la prosperidad

de las siguientes pretensiones: que se declare que entre las partes

existió una relación laboral entre el 30 de marzo de 1980 y el 4 de

abril de 1991, la cual fue terminada injustamente por la empleadora,

así como que ésta no le ha pagado, sin razón para ello, sus

prestaciones sociales y demás derechos causados. En

consecuencia, que se condene a la demandada a pagarle

cesantías, intereses de estas, recargo por el no pago de los

mismos, primas de servicios, vacaciones, indemnización por

despido injusto, indemnización moratoria, indexación, pensión

restringida, costas procesales, y lo que resulte de la aplicación de

los principios de ultra y extra petita.

Como fundamento de las pretensiones expuso el demandante: que

en dos ocasiones estuvo laboralmente vinculado con la demandada,

la última de las cuales se inició el 30 de marzo de 1980, cuando la

asamblea general de la misma lo eligió como auditor; que desde

esta fecha prestó servicios a la cooperativa dentro de sus

instalaciones; que fue reelegido, primero como auditor y, después

de revisor fiscal, sucesiva e ininterrumpidamente hasta que en la

asamblea de los días 24 y 25 de febrero de 1991 se le removió del

2
Radicación Nro. 9849

cargo, sin que la empleadora señalara una justificación; que laboró

para la reclamada hasta el 4 de abril de 1991; que no se le ha

pagado suma alguna de liquidación del contrato, ni intereses a las

cesantías, primas de servicio y vacaciones reclamadas; que la

última remuneración mensual era de $126.945.00, pero que en 1990

había devengado $101.556.00; que tenía una jornada diaria de

trabajo de medio tiempo; que en las actas de asamblea de la

cooperativa demandada se reconoce como salario su remuneración;

que en junio de 1991 reclamó el pago de la liquidación del contrato

de trabajo, incluyendo indemnización por despido según la ley 50 de

1990, lo cual reiteró el 3 de julio siguiente, sin que se le hubiera

dado explicación para no hacerlo; que la moneda colombiana pierde

constantemente poder adquisitivo; los servicios los prestó bajo la

subordinación de la asamblea del ente cooperativo.

Al responderse la demanda con oposición a las pretensiones, se

alegó que el actor fue revisor fiscal externo, que no estuvo vinculado

mediante contrato de trabajo, que devengaba honorarios, y que no

era trabajador subordinado. Se formularon las excepciones de: falta

de causa en el demandante, inexistencia de las obligaciones

reclamadas, prescripción y compensación.

3
Radicación Nro. 9849

El litigio lo dirimió en primera instancia el Juzgado Doce Laboral del

Circuito de esta ciudad, con sentencia del 2 de junio de 1996, en la

que condenó a la demandada a reconocer y pagar al actor:

$1.306.624.50 de indemnización por despido injusto y $446.865.57

por concepto de indexación de tal cantidad; $40.463.71 mensuales

como pensión restringida de jubilación a partir de la fecha en que el

demandante cumpla sesenta años de edad, o la que corresponda al

salario mínimo legal en caso de ser aquella inferior a esta.

Asimismo, absolvió a la convocada al proceso de las restantes

súplicas, declaró probada la excepción de compensación en cuantía

de $497.133.00, y le impuso las costas a ésta.

Recurrieron en apelación ambas partes, y la Sala Laboral del

Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santafé de Bogotá, a través

de sentencia del 13 de diciembre de 1996, modificó la cuantía de las

condenas impuestas por el a quo, las que en su orden, fijó en las

cantidades de $1.658.169.10, $885.979.75 y $52.492.00 mensuales.

Igualmente revocó lo relativo a la excepción de compensación, para

en su lugar, declarar probada la de pago hasta la suma de

$2.189.440.00; en lo demás confirmó lo resuelto en primera

instancia.

4
Radicación Nro. 9849

En su fallo el Tribunal dio por demostrado que entre las partes

existió un contrato de trabajo a término indefinido porque se

acreditaron los tres elementos que configuran tal clase de contrato:

la prestación personal del servicio, el salario y la continuada

dependencia o subordinación. En su criterio los dos primeros

elementos citados están probados a través de confesión y

abundante prueba documental, mientras el referente a la

subordinación se probó con testimonios que le merecieron plena

credibilidad. Sobre tales premisas concluyó que la relación

contractual terminó injustificadamente, pues la causal aducida: la no

reelección del actor por votación de la asamblea de socios de la

demandada, no está contemplada en el Código Sustantivo del

Trabajo como justa para ese efecto.

EL RECURSO DE CASACION

Fue propuesto por la parte demandada, concedido por el Tribunal

de conocimiento y admitido por esta Corporación, que procede a

resolverlo, previo estudio de la demanda que lo sustenta y de su

réplica.

El alcance de la impugnación lo fijó de la siguiente manera el

censor:

5
Radicación Nro. 9849

“Se pretende que la H. Corte case parcialmente la


sentencia acusada en cuanto modificó el punto primero
de la parte resolutiva del fallo del a quo y en su lugar
condenó a la Cooperativa demandada a pagar al actor
$1.658.169.10 por indemnización por despido sin justa
causa, $885.959,75 por indexación y $52.430.92 por
pensión restringida de jubilación mensual cuando el
actor acredita (sic) tener 60 años de edad, sin que la
pensión sea inferior al salario mínimo legal y en los
ordinales tercero y cuarto confirmó las costas de
primera instancia y condenó en la segunda a costas
para ambas partes en igual porcentaje. En cuanto al
ordinal segundo de la parte resolutiva no la case.

“Así mismo, al actuar la H. Sala como ad quem revoque


las condenas por los conceptos de indemnización por
despido injusto, indexación y pensión restringida de
jubilación impuestas por el Juzgado de primer grado, en
su lugar absuelva a la Cooperativa demandada de tales
pretensiones, confirme las demás absolutorias
decretadas por el a - quo. En cuanto a las costas de las
instancias provea lo pertinente.”

Con fundamento en la causal primera de casación el impugnador

atacó la sentencia del Tribunal a través del siguiente

UNICO CARGO

Dice que la providencia recurrida violó la ley sustancial por la vía

indirecta en la modalidad de aplicación indebida de los artículos 19,

22, 23 (art. 1º ley 50 de 1990), 24 (art. 2º ley 50 de 1990), 27, 64

(art. 6 ley 50 de 1990), 127 (art. 14 ley 50 de 1990), 186, 189 (art.

6
Radicación Nro. 9849

14 del decreto 2351 de 1965), y 306 del CST, artículo 1º. De la ley

52 de 1975, artículo 8 de la ley 171 de 1961 (art. 37 de la ley 50 de

1990, y artículo 133 de la ley 100 de 1993), artículos 1604,

1613,1614, 1615, 1627 y 1649 del C.C., artículos 204,206, 207 y

210 del Código de Comercio, artículos 174, 177 y 187 del C.P.C, y

60, 61 y 145 del C.P.L., dentro de los estipulado por el artículo 51

del decreto 2651 de 1991.

El censor adjudica al ad quem los siguientes manifiestos errores de

hecho:

“1. Dar por demostrado, no estándolo, que entre las


partes existió un contrato de trabajo con las
obligaciones laborales a cargo de la Cooperativa
demandada.

“2. No dar por demostrado, estándolo, que entre las


partes no existió un contrato de trabajo, sino que la
vinculación del actor fué (sic) de derecho privado.

“3. Dar por demostrado, no estándolo, que la


desvinculación del demandante fue un acto unilateral y
sin justa causa por parte de la demandada, cuando la
realidad es que no fué (sic) reelegido por la Asamblea
general de socios de la Cooperativa.

Los yerros fácticos atrás precisados los hace depender la acusación

de la que considera errónea apreciación de las ”siguientes pruebas”:

contestación de la demanda (flos 13 a 19); interrogatorio de parte

7
Radicación Nro. 9849

absuelto por el representante legal de la demandada (flos 31 a 34);

acta de asamblea ordinaria de la cooperativa demandada (flos 51 a

99); documento del 17 de julio de 1995 dirigido por la empresa al a

quo (flo 175); órdenes de pago de honorarios cancelados al

demandante (flos 177 a 241); testimonios de folios 40 a 42, 42 a 43,

44 a 47, 129 a 131 y 132 a 134.

También dice la acusación que el interrogatorio de parte al actor

(flos 37 a 39); la inspección judicial (flos 172 a 173); las nóminas de

pago de salarios (flos 153 a 160) y la nómina de pago de prima de

servicios (flos 160 a 162), fueron medios de prueba no estimados

por el Tribunal.

En la demostración del cargo argumenta el impugnante que si se

hubiera analizado detenidamente la contestación de la demanda se

había constatado que desde el primer momento la reclamada alegó

valederamente que entre las partes no existió un contrato de trabajo

y que no existió despido del demandante, aspectos tales que fueron

ratificados por el propio demandante al absolver interrogatorio de

parte, en el que confesó haberse presentado como candidato a ser

reelegido revisor fiscal y haber salido electa otra persona por

mayoría de votos. Que igualmente confesó que en ningún informe a

la asamblea general hizo constar el no pago de prestaciones

8
Radicación Nro. 9849

sociales, ni los perjuicios que le podría causar a la cooperativa su no

pago, lo cual evidencia la inexistencia de contrato de trabajo. Que

no se controvierte la prestación de servicios del demandante, pero

que es discutible que los honorarios que se le reconocían tuvieran la

connotación de salario, pues el mismo demandante no estaba

convencido de la existencia de contrato laboral, tanto que dejó pasar

10 años sin reclamarle a la demandada.

Reitera la impugnación que los pagos producidos a favor del actor

siempre fueron a título de honorarios profesionales y que si el

Tribunal hubiera tenido en cuenta las nóminas de pago de salarios y

primas de los trabajadores de la demandada, habría concluido que a

las parte no las unió un contrato de trabajo. Advierte que si la Sala

infiere la existencia de un contrato laboral, la cooperativa efectuó un

pago por consignación visible a folio 21, por valor de $2.189.440.00,

aspecto que no es de controversia en la demanda.

Tras asumir como demostrados los yerros fácticos relacionados con

la existencia del contrato laboral, ataca el censor la valoración que

el ad quem hizo de los testimonios de Héctor Adolfo Morales, Carlos

Enrique Jamaica y Alba Edelmira Bastidas Abril, para afirmar que de

ellos no puede deducirse la existencia de un contrato de trabajo.

Critica la forma como el fallador desestimó los testimonios de

9
Radicación Nro. 9849

Guillermo Rocha López e Israel Ignacio López, pues dice que a

éstos les constaba que las funciones del actor como revisor fiscal,

no las cumplía sujeto a horario de trabajo por ser independiente y

autónomo, y que existía un empleado que le visaba todos los

documentos.

LA REPLICA

Arguye que los dos primeros errores de hecho indicados por el

censor no tienen la índole de evidentes, pues establecer la

naturaleza jurídica del vínculo entre las partes es el resultado de

una calificación jurídica posterior a la estimación de los hechos de

los que podría derivarse; afirma que el tercer error fáctico tampoco

se dio, pues es indudable que la no reelección del actor por parte de

la asamblea de la cooperativa es un acto unilateral, sin causa, lo

mismo que el actor estuviera atado por contrato de trabajo o por uno

de otra naturaleza.

Finalmente resalta que el ad quem llegó a la conclusión que a las

partes las ligó un contrato laboral, no solo por haberlo presumido de

la indudable existencia de una relación personal de trabajo entre

ellas, sino por haber hallado demostrada la subordinación jurídica

de su acudido por él cumplir un horario de trabajo de medio tiempo

10
Radicación Nro. 9849

en las tardes, de lunes a viernes, sin perjuicio de laborar a veces en

las mañanas y los días sábados, además de que tenía un ayudante

y una secretaria, empleados de la demandada, todo lo cual dedujo

el ad quem, enfatiza, exclusivamente, de prueba testimonial, que

como se sabe son inatacables en casación laboral para demostrar

error de hecho, a menos, lo que no ocurrió en el sub lite, que este

se hubiera comprobado previamente mediante el examen de

pruebas calificadas.

SE CONSIDERA

El debate en este asunto gira, no en torno a la actividad personal

que el actor afirmó prestó para la demandada, pues ello no fue

objeto de discusión, sino respecto a la naturaleza jurídica del vínculo

que rigió la misma, ya que el demandante sostiene que se cumplió

en virtud de un contrato de trabajo y, la convocada al proceso, que

es de derecho común.

La posición que asumieron las partes explica, entonces, el motivo

por el cual en su sentencia el ad quem entró a analizar si en tal

relación de servicios se dieron los elementos que al tenor del

artículo 23 del C.S.T., subrogado por el artículo 1º de la ley 50 de

1990, configuran un contrato de trabajo.

11
Radicación Nro. 9849

Es por lo anterior que tampoco ninguna dificultad encontró el

Tribunal para hallar demostrado a través de varias pruebas

calificadas la actividad personal del actor para la cooperativa y que

como consecuencia de ello recibía, lo que calificó, en principio,

“contraprestación dineraria”, para lo cual advirtió que aunque tal

remuneración se pagaba por la demandada con el rótulo de

“honorarios”, ello no impedía que se diera el contrato de trabajo

entre las partes, por lo que trajo a colación sentencia de esta Sala

del 4 de junio de 1990 relativa a que si llega a configurarse la

relación de trabajo, “la remuneración que implique retribución de

servicios constituye salarios sea cualquiera la forma o

denominación que se adopte”.

De modo, pues, que por los aspectos antes citados no hay lugar a

quebrar la sentencia impugnada, ya que las conclusiones del

Tribunal al respecto están basadas en prueba calificada existente en

el expediente, lo que apenas era consecuencial de haber admitido la

demandada, aunque negando el contrato de trabajo, que el

demandante le prestó un servicio por el que percibía “honorarios”.

Situación que permitía, sin incurrir en yerro alguno, en dar por

demostrado dos de los elementos a que alude el artículo 23 del

C.S.T., como son la actividad personal y la retribución por la misma.

12
Radicación Nro. 9849

Planteada la situación así, el elemento que a la postre dilucidaría la

presente controversia es el denominado de la “subordinación

jurídica”, que es precisamente el que distingue aquellas relaciones

en que a pesar de prestarse un servicio de índole personal y por la

que se recibe una retribución, no estructuran un contrato de trabajo

por cumplirse aquella de una manera independiente, y al que se

refiere el artículo 23 del C.S.T., modificado por el artículo 1º de la

ley 50 de 1990, en los siguientes términos:

“b) La continuada subordinación o dependencia del


empleador sobre el trabajador que faculta a éste para
exigirle el cumplimiento de órdenes, en cualquier
momento, en cuanto al modo, tiempo o cantidad de
trabajo, e imponer los reglamentos, la cual debe
mantenerse por todo el tiempo de duración del contrato.
Todo ello sin que afecte el honor, la dignidad de los
derechos mínimos del trabajador en concordancia con
los tratados internacionales que sobre la materia
obliguen al país;”

Con relación a la norma antes transcrita y por lo hasta ahora

comentado, debe puntualizar la Sala que los juzgadores de

instancia, en asuntos de la naturaleza del que se trata, tienen que

ser sumamente estrictos al analizar la configuración del elemento

subordinación o dependencia jurídica, pues es indudable que en

relaciones contractuales que tienen presupuestos comunes al

13
Radicación Nro. 9849

contrato de trabajo, existen circunstancias equívocas que permitirían

deducir una subordinación, pero no de la calidad que prevé tal

precepto.

Y se advierte lo anterior por cuanto precisamente en el elemento

subordinación o dependencia fue en el que hizo énfasis el legislador

al expresar en que consistía, con lo que indica que no cualquiera es

la subordinación que estructura un contrato de trabajo y, por ende,

la a demostrar en dirección de acreditar el mismo, sino la que tenga

las características que describe el texto legal, y que es diferente de

la obvia que tiene que darse para el cumplimiento de una labor o

actividad contratada.

En el descrito contexto es por lo que la Corte reclama de los

juzgadores de instancia más rigor en debates como el presente

porque con ello se evitará desnaturalizar el vínculo contractual

laboral y conservar, igualmente, los contornos jurídicos de otros que

pudieran parecérsele pero que son esencialmente diferentes.

Ahora bien, descendiendo al asunto que nos ocupa, el Tribunal

también halló demostrado el tercer elemento constitutivo del

contrato de trabajo: la continuada subordinación o dependencia del

demandante respecto a la cooperativa, con fundamento en prueba

14
Radicación Nro. 9849

no calificada, específicamente de testimonios, a diferencia de los

otros dos cuya comprobación la extrajo de prueba calificada. En

efecto, se lee en la sentencia recurrida, a folios 283 y 285:

“Entonces, forzoso resulta acudir, conforme al material


obrante en autos, a las declaraciones recepcionadas a
lo largo del debate probatorio a fin de establecer el
mencionado elemento subordinación. Para el efecto,
tenemos: (flo 283)

“Así las cosas, y dada la absoluta credibilidad que para


esta Sala le merecen las testimoniales de Héctor Adolfo
Morales Torres, Carlos Enrique Jamaica Alfonso y Alba
Edelmira Bastidas Abril, por cuanto sus versiones están
soportadas por el conocimiento personal - directo y
constante de personas que estaban ligadas a la
COOPERATIVA en razón de sus funciones que
desempeñaban para la misma; esta Sala de decisión,
conforme al principio de la libre formación del
convencimiento que informa al art. 61 del C.P.L., no
duda en dar por demostrado los hechos declarados y
que hacen especial indicación de la forma en que
cumplía sus servicios personales el señor LUIS
ALFONSO TELLO GARCIA, esto es en las
dependencias de la accionada con los elementos de
trabajo que ésta le suministraba además de la
colaboración de un auxiliar en nómina de la
COOPERATIVA y desempeñando sus funciones
regularmente en la jornada de la tarde de lunes a
viernes y excepcionalmente los días sábados.” (flo 285)
En consecuencia, al estar apoyada la sentencia del Tribunal, en

materia del elemento trabajo dependiente en prueba testimonial,

según lo transcrito, y la que no es susceptible de ataque en

casación al tenor del artículo 7 de la ley 16 de 1969, para entrar a

analizar tales declaraciones de terceros, sería indispensable que el

15
Radicación Nro. 9849

censor hubiese demostrado los yerros fácticos que le adjudica al ad

quem, a través de prueba calificada, lo que no ocurrió porque:

a) La contestación de la demanda no prueba las razones de

defensa que contiene la misma, y el interrogatorio de parte absuelto

por el representante legal de la cooperativa demandada, no

contiene confesión porque en ella no se aceptan hechos que

perjudiquen a ésta

b) Los documentos relativos a pago por concepto de “honorarios

profesionales” al demandante y el de nómina de pagos de salarios a

los trabajadores de la cooperativa, por lo que precisó el Tribunal

respecto a la denominación que se le dé a la retribución por

servicios prestados, es de por sí insuficiente para tener por

desvirtuada la subordinación establecida por el ad quem.

c) De las actas de las asambleas generales de la cooperativa

con relación a la forma de vinculación y por consiguiente, de

terminación de la misma, a que estaba sujeto el cargo

desempeñado por el actor, y la admisión que de ese hecho hace

éste, nada indica en cuanto a los términos en que el actor debía

someterse para cumplir el encargo confiado.

16
Radicación Nro. 9849

Por lo tanto, como por lo expresado el hecho que dio por

demostrado el fallador de segundo grado con fundamento en

declaraciones de terceros, no alcanza a ser desvirtuado con prueba

calificada, la Corte, habrá de sostener la decisión del ad quem que

halló como subordinada la labor del demandante en el ente

cooperativo convocado al proceso.

Al mantenerse, entonces, incólume la deducción del Tribunal de que

a las partes las ligó un contrato de trabajo se impone, como lo

reclama el cargo al catalogársele de equivocada, examinar la

aserción del mismo fallador relativa a que este terminó

unilateralmente y sin justa causa.

Al respecto ninguna duda existe en torno a que lo que dio al traste

con el vínculo existente entre los contendientes fue el hecho de que

el demandante, tras presentarse como candidato a revisor fiscal de

la demandada, en busca de ser reelegido, no resultó ungido a esa

investidura por la asamblea general del ente cooperativo. Así surge

de la contestación de la demanda (flos 13 a 19), del interrogatorio

de parte al representante legal de la demandada (flos 31 a 34) y del

documento de folios 51 a 98 del expediente.

17
Radicación Nro. 9849

Y siendo tal la génesis de la extinción del contrato que vínculo a las

partes, calificado como de trabajo a término indefinido por el ad

quem, no es desatinada, menos con la connotación de evidente, su

conclusión de que ese motivo no está consagrado como justa causa

para la terminación del contrato de trabajo, pues ello se ajusta al

texto del artículo 62 del CST, subrogado por el artículo 7º del

decreto 2351 de 1965; circunstancia por la que el tercer error de

hecho especificado en la acusación tampoco se acredita.

En consecuencia, el cargo no prospera.

Como el recurso extraordinario no resulta avante y hubo réplica, las

costas del mismo son a cargo del impugnante.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de

Casación Laboral, administrando justicia en nombre de la República

y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia del 13 de diciembre

de 1996, proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del

Distrito Judicial de Santafé de Bogotá, en el juicio seguido por Luis

Alfonso Tello García a la Cooperativa Integral de Transportadores

La Nacional Limitada.

Costas del recurso de casación a cargo de la parte demandada.

18
Radicación Nro. 9849

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y DEVUÉLVASE AL TRIBUNAL DE

ORIGEN.

FERNANDO VÁSQUEZ BOTERO FRANCISCO ESCOBAR HENRÍQUEZ

JOSÉ ROBERTO HERRERA VERGARA RAFAEL MÉNDEZ ARANGO

JORGE IVÁN PALACIO PALACIO RAMÓN ZÚÑIGA VALVERDE

ANA LIGIA VIATELA TELLO


Secretaria

19

También podría gustarte