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7782 DEL 23 DE OCTUBRE DE 1995.

TEMA: RENUNCIA PRESIONADA


VICIOS DEL CONSENTIMIENTO – ANULACION ACTO DE LA DIMISIÓN –
CONSECUENCIAS: REINTEGRO Y PAGO DE SALARIOS CONFORME AL
ARTICULO 140 C.S.T.- DIFERENCIAS CON EL DESPIDO INDIRECTO.

REINTEGRO Y EN SUBSIDIO INDEXAMNICIÓN POR DESPIDO.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACION LABORAL

- SECCION PRIMERA -

Acta Nº

Radicación Nº 7782

Magistrado Ponente: Dr. JORGE IVAN PALACIO PALACIO

Santafé de Bogotá D. C., octubre 23 de 1995.

Por la Corte se decide el recurso extraordinario de

casación interpuesto por el apoderado de FROSST

LABORATORIES INC. frente a la sentencia del 15 de

febrero de 1995, proferida por la Sala Laboral del

Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, en el

juicio instaurado por JORGE ELIECER MEJIA GORDON contra

la recurrente.

ANTECEDENTES
Casación Nº 7782.
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El señor Jorge Eliécer Mejía G. demandó a Frosst

Laboratories Inc., para que, previo el trámite en

proceso ordinario laboral de primera instancia, fuera

condenada dicha entidad de conformidad con las

siguientes peticiones:

"..reintegrar al señor JORGE ELIECER MEJIA,...al cargo

de Representante médico de la Zona 302 de Cali que

desempeñaba en la empresa el día 28 de febrero del año

en curso y al pago de los salarios dejados de percibir

desde esa fecha hasta cuando el reintegro se haga

efectivo y en forma subsidiaria al reconocimiento y pago

de la indemnización derivada de la terminación del

contrato de trabajo por hechos y causas imputables a la

empresa de conformidad a lo establecido en el artículo

8º del Decreto 2351 de 1965 con la pertinente corrección

monetaria. Igualmente profiera condena en honorarios de

Abogado y costas del proceso".

Como fundamento de las pretensiones expresa la demanda

que el accionante se vinculó laboralmente a la empresa

M.S.D. MERCK SHARP & DOHONE el día 25 de septiembre de

1972; que el 1º de septiembre de 1986 mediante

sustitución patronal continuó el contrato con la entidad

demandada hasta el 28 de febrero de 1993, cuando bajo


Casación Nº 7782.
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amenazas e insultos fue obligado por los directivos de

la empresa a firmar carta de renuncia.

Anota el libelo que al momento de su desvinculación el

demandante desempeñaba el cargo de Representante Médico

de la Zona 302 de Cali con salario promedio mensual de

$699.994,58. (folios 2 a 7 del primer cuaderno)

La opositora respondió la demanda en su oportunidad,

admitiendo la vinculación laboral del actor hasta el 26

de febrero de 1993. Sobre los demás hechos se limita a

negarlos o a manifestar que nada le consta. Propone las

excepciones de prescripción, compensación, e

inexistencia de la obligación. (folios 41 a 44 del

primer cuaderno)

El Juzgado de conocimiento, Sexto Laboral del Circuito

de Cali, puso fin a la primera instancia mediante la

sentencia del 31 de agosto de 1994, con la siguiente

decisión:

"1o.- DECLARAR no probadas las excepciones de

Inexistencia de la obligación y prescripción.-

"2o.- ORDENAR a la Empresa FROST LABORATORIES INC.

Sucursal de Colombia, a reintegrar al señor JORGE


Casación Nº 7782.
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ELIECER MEJIA al cargo que desempeñaba al momento del

despido y al pago de los salarios dejados de percibir

tomando como base el salario promedio de $699.004,58,

descontando de los salarios a pagar al Señor JORGE

ELIECER MEJIA la suma de $3'598.028 cancelada por

concepto de cesantía.

"3o.- COSTAS a cargo de la parte demandada." (folios 177

a 186 del primer cuaderno)

Por apelación del señor apoderado de la parte demandada

conoció en segunda instancia la Sala laboral del

Tribunal Superior del distrito Judicial de Cali y,

mediante el fallo impugnado, de fecha 15 de febrero de

1995, CONFIRMO la sentencia apelada e impuso a la

demandada las costas de la alzada. (folios 6 a 14 del

cuaderno del Tribunal)

EL RECURSO EXTRAORDINARIO

Lo interpuso el apoderado de la parte demandada.

Concedido por el Tribunal y admitido por ésta Sala de la

Corte, se procede a decidirlo, previo el estudio de la

demanda correspondiente, así como del escrito de

réplica.
Casación Nº 7782.
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ALCANCE DE LA IMPUGNACION

Dice:

"Se pretende que esa H. Corte Suprema de Justicia, Sala

de Casación Laboral, CASE TOTALMENTE la sentencia

proferida por el H. Tribunal Superior del Distrito

Judicial de Cali, de fecha 15 de febrero de 1995, en

cuanto ordenó el reintegro del señor JORGE ELIECER MEJIA

G. al mismo cargo que desempeñaba al momento del despido

y al pago de los salarios dejados de percibir tomando

como salario promedio mensual la suma de $699.994,58,

para que una vez hecho lo anterior y constituida esa H.

Corporación en Tribunal de Instancia, revoque la

sentencia del juzgado de conocimiento en cuanto a esta

condena, para absolverla en su lugar de todas y cada una

de las peticiones de la demanda, haciendo la

correspondiente modificación en costas."

Con apoyo en la causal primera del recurso de casación

laboral el censor formula un cargo así:

"Acuso la sentencia proferida por el H. Tribunal

Superior de Cali por VIOLACION INDIRECTA de la Ley


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sustantiva laboral del orden nacional en la modalidad de

APLICACION INDEBIDA del num. 5º del art. 8º del Decreto

2351 de 1965 mantenido en el parágrafo transitorio del

art. 6º de la Ley 50 de 1990, que subrogó el art. 64 del

Código Sustantivo del Trabajo, en relación con los arts.

1, 3, 9 11, 13, 18, 47 subrogado art. 5 D.L. 2351/65,

55, 56,61 num. 1 lit. b) subrogado art. 5 de la L.

50/90, parágrafo del art. 62 subrogado art. 7 D.L.

2351/65, 64 nums. 1, 2 y 4 lit d) subrogado art. 6 de la

L. 50/90, 127, 128, 129 y 140 del CST.; arts. 51, 55,

60, 61 y 145 del CPT.; Arts. 174, 177, 194, 197

modificado art. 94 D. 2282/89, 200, 201, 209, 210

modificado por el art. 101 del D. 2282/89, 232, 251,

252, modificado art. 115 D. 2282/89, 253 modificado art.

116 D. 2282/89, 272 modificado art. 122 D. 2282/89, 273,

276, modificado art. 123 D. 2282/89, 277 modificado art.

124 D. 2282/89 y 279 del CPC., todo lo anterior como

consecuencia de los errores de hecho cometidos en la

errónea valoración de algunas pruebas.

"PRUEBAS ERRONEAMENTE VALORADAS

"1.- Carta de renuncia presentada por el señor JORGE

ELIECER MEJIA G. obrante en varios fls. 13 o 46 o 134

ésta última igualmente aportada en la diligencia de

inspección judicial.
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"2.- Carta de aceptación de la renuncia del actor de fl.

14.

"3.- Prueba de confesión del señor JORGE ELIECER MEJIA

G. contenida en el interrogatorio absuelto obrante a

fls. 65 a 66.

"4.- Prueba de confesión ficta o presunta en contra de

la sociedad demandada en relación con el hecho 2º de la

demanda.

"5.- Testimoniales de JUAN C. REY N. fl. 52, LETICIA L.

DIAZ fl. 76 y MARTA L. RESTREPO fl. 77.

"ERRORES DE HECHO COMETIDOS

"1.- Dar por establecido, no siendo cierto, cuando las

evidencias demuestran todo lo contrario, que la renuncia

presentada por el señor JORGE ELIECER MEJIA G. no

provino de un acto libre y espontáneo, sino por

presiones sugeridas o insinuadas por la demandada, lo

que generó un despido indirecto.

"DESARROLLO DEL CARGO


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"No es materia de controversia ninguna de las siguientes

actuaciones fácticas, por lo cual de ellas no se

predican errores de hecho o de derecho, a saber: a) los

extremos de la relación de trabajo; b) el último salario

devengado y c) que el cargo desempeñado por el señor

JORGE ELIECER MEJIA G. a su retiro fue el de

representante de ventas en la ciudad de Cali.

"Por el contrario si es materia de inconformidad, el

motivo que condujo al señor JORGE ELIECER MEJIA G. a

presentar renuncia, es decir, si lo fue como

consecuencia de un acto libre y espontáneo o como

resultado de hechos imputables a la sociedad demandada,

lo que configuró un despido indirecto por las presiones

que ésta ejerció en la decisión que se vio obligado a

adoptar.

"Con base en lo concluido por el Tribunal en su

sentencia, la determinación del demandante de no

continuar laborando al servicio de la demandada se debió

a un hecho imputable a ésta, lo que devino en un despido

indirecto y por tanto era procedente acoger la petición

de reintegro demandada. Son palabras del Tribunal las

siguientes:
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'La presunción de certeza sobre la coacción ejercida

para renunciar no fue desvirtuada dentro del proceso,

pues contrario a lo expuesto por el apelante, de las

personas que estuvieron presentes en la reunión del 26

de febrero de 1993, donde supuestamente presentó

renuncia el demandante, el único que se presentó a

declarar fue JUAN CARLOS REY NAVAS, quien a pesar de

asegurar que no se ejerció ningún tipo de presión para

obtener el retiro del demandante de la empresa y que el

señor Mejía simplemente les manifestó que iba a

presentar renuncia a la compañía y en un acto que le

sorprendió a todos los asistentes hizo entrega de su

maletín al señor MENDIVELSO y posteriormente dijo que a

la tarde entregaría los demás materiales de la compañía,

es evasivo cuando se lo interroga sobre otros detalles

v.gr. sobre el momento en que le hizo entrega el sr.

Mejía de la carta de renuncia, aduciendo que es difícil

precisarlo por el tiempo que ha transcurrido; que no

estuvo al tanto de si la carta fue elaborada por él o se

valió de otra persona de la compañía para redactarla,

que no recuerda quien firmó la carta de aceptación de la

renuncia, que tampoco puede precisar con exactitud si la

carta de renuncia y la de aceptación de la misma

tuvieron ocurrencia una vez terminada la reunión y si

fueron simultáneas; como tampoco si la aceptación de la

renuncia fue elaborada en la ciudad de Bogotá y enviada


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al señor Mendoza -quien la firma- o elaborada en la

ciudad de Cali y entregada a éste una vez que terminó la

reunión. Tampoco da explicación de porqué dichos

documentos tienen el mismo tipo de letra de máquina, la

misma fecha pero una de ellas calendada en Bogotá y la

otra en Cali (fs. 52 a 54).

'Evidentemente si examinamos las cartas de renuncia y

aceptación de la misma tenemos que llegar a la

conclusión de que fueron elaboradas no sólo en la misma

máquina sino por la misma persona, pues tanto el tipo de

letra de ambas como la presentación son similares y no

encontramos explicación de que el mismo día hayan sido

elaboradas la una en Cali y la otra en Bogotá, a menos

de que fueran simultáneas y esto es un indicio que lejos

de controvertir la presunción de certeza de los hechos

contenidos en la demanda lo corroboran, es decir que la

carta no fue elaborada por el trabajador sino presentada

por la empresa ejerciendo obviamente coacción moral

sobre el trabajador para obtener su firma, de ahí que la

renuncia en esas circunstancias no pueda tenerse como

válida pues "quien dimite de un empleo tiene derecho a

redactar a su voluntad la carta respectiva, sin que su

empleador pueda interferir la manifestación prístina del

renunciante porque, si así lo hace, la espontaneidad

esencial desaparece y se convertiría en na (sic) especie


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de orden que el empleador le imparte al subalterno suyo

para que se retire del servicio...'

"Uno de los principales soportes de la sentencia

impugnada lo constituye la declaración de confeso de que

fue objeto la sociedad FROSST LABORATORIES INC. al no

haber concurrido su representante legal a absolver el

interrogatorio de parte solicitado por el actor como

prueba en su favor, teniéndose por cierto lo referido

por el señor JORGE ELIECER MEJIA G. en su demanda, en

cuanto que se vió obligado y contra su voluntad a firmar

una carta de renuncia que la compañía había elaborado en

Bogotá.

"Respecto de esta prueba de confesión es preciso

advertir que la declaratoria de confeso ficta no podría

apreciarse como tal sin incurrir el Tribunal en una

errada valoración de la misma, por cuanto era menester

que esa confesión presunta que gravitaba sobre mi

representada se resolviera dentro de los términos y

condiciones previstos en el Art. 209 y 210 del CPC.

aplicables por analogía al proceso laboral por mandato

del Art. 145 del CPT., es decir, dentro de cualquiera de

las etapas previas a la audiencia de juzgamiento, que

era el momento procesal que las partes tenían para

ejercer el derecho de legítima defensa y de esta manera


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controvertirla, mas no en la audiencia de fallo,

situación que puede verificarse a fl. 181.

"Y es que esa errada apreciación derivó del hecho mismo

de haber acogido el Tribunal la consideración que en su

momento hizo el Ad quo -sic- al respecto, como así se

desprende de los apartes que se transcriben de la

providencia del primero:

'Estos hechos contenidos en la demanda fueron tenidos

como ciertos por el a-quo en virtud de que el

representante de la demandada no concurrió a absolver el

interrogatorio de parte para el cual fue citado el día

10 de mayo de 1994 (fs. 172).

'Efectivamente, esa diligencia debía realizarse en

Bogotá a través de un juez comisionado, quien dejó la

constancia de la ausencia del interesado a la práctica

de ellas y de la comparecencia del apoderado de la

contraparte que debía formular el cuestionario

respectivo. Se abstuvo además el funcionario de darle

curso al oficio de la empresa sobre ausencia del país de

los representantes de la empresa en atención a que no

fue presentado por quien ostenta la representación

judicial de la demandada'.
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"Mas sinembargo, partiendo del principio probatorio que

toda confesión admite prueba en contrario, el Ad Quem de

simples suposiciones y conjeturas restó todo valor

probatorio a la carta de renuncia que el actor había

presentado al cargo de representante de ventas en el

distrito de Cali, motivado por aspectos de índole

personal que lo obligaban hacerlo a partir de ese mismo

día, documental que fue aportada en tres ocasiones

distintas fls. 13, 46 y 134, ésta última en el

transcurso de la diligencia de inspección judicial.

"Esas suposiciones y conjeturas que se endilgan al

Tribunal se resumen en creer que tanto la carta de

renuncia como la de su aceptación (fl. 14) 'fueron

elaboradas no solo en la misma máquina sino por la misma

persona, pues tanto el tipo de letra de ambas como la

presentación son similares y no encontramos explicación

de que el mismo día hayan sido elaboradas la una en Cali

y la otra en Bogotá, a menos de que fueran simultáneas'.

Veamos:

'a) Hasta donde la simple lectura que de un documento

pueda hacer una persona permite concluir con la certeza

que lo hizo el Tribunal que una y otra comunicación

habían sido elaboradas en una misma máquina de escribir

o por que no en un computador? Cuántas máquinas no


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pueden existir en una compañía como la demandada cuya

letra sea igual o parecida, o será que en las empresas

tienen que existir tantos tipos de letra como máquinas

se tenga para evitar suposiciones como la referida.

"Si fuera así de fácil establecer que los dos tipos de

letra provenían de la misma máquina con la facilidad y

seguridad que lo efectuó el Ad Quem, qué función

cumplirían los peritos grafólogos en estas materias;

obvio que ninguna.

'b) Con el respeto que me merece esa H. Corporación, es

admirable, por decir lo menos, el grado de videncia que

tuvieron los señores Magistrados del Tribunal de Cali al

afirmar que también con la sola lectura de las

documentales, que las cartas habían sido elaboradas por

la misma persona.

'El que la presentación de los escritos sea similar, no

puede llegar a configurar un indicio de que al actor se

le obligó y contra su voluntad a firmar la carta de

renuncia. Cuantos trabajadores no piden la colaboración

de compañeros de trabajo para que les hagan todo tipo de

comunicaciones o simplemente ellos directamente utilizan

las mismas máquinas de escribir de las Empresas para las


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cuales prestan sus servicios y no por tal razón puede

sugerirse que fueron hechas contra su voluntad.

'Hasta dónde puede llegar tanta ingenuidad o seguridad

si se quiere; si bien es cierto que los jueces del

trabajo no están sujetos a la tarifa legal de pruebas,

y, por lo tanto, pueden formar libremente su

convencimiento, no significa que no deban observar unos

principios mínimos que informan la apreciación de las

pruebas, para llegar a extremos tales de poder ver el

pasado.

'c) Por último, no encuentran los Magistrados

'explicación de que el mismo día hayan sido elaboradas

la una en Cali y la otra en Bogotá, a menos de que

fueran simultáneas'. Será que hoy no es posible viajar

en un mismo día de una ciudad a otra y regresar. Tal vez

todavía no es posible remitir por cualquiera de las

compañías que actualmente prestan el servicio de correo

especializado una carta para que llegue el mismo día de

su elaboración o si es a través de fax, etc.

'Pero aún aceptando que las cartas fueran hechas en la

misma ciudad y simultáneamente como lo sugiere el

fallador de segunda instancia, no hay nada de malo en

ello y tampoco es indicio que la renuncia fuera


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provocada, forzada o sugerida. Dentro de tanta hipótesis

planteada por el Tribunal también pudo suceder que quien

firmó la carta de aceptación de la renuncia en su

condición de Gerente de Recursos Humanos fl. 14

conociera de la intención del actor de renunciar y por

ello podía llevarla elaborada desde Bogotá y tampoco por

esa sola situación la renuncia habría sido en los

términos en que lo dice el actor en su demanda.

"En el interrogatorio de parte absuelto por el señor

JORGE ELIECER MEJIA G. obrante a folios 65 a 66, cuya

equivocada valoración igualmente se acusa al Ad Quem, al

preguntarse si para el día en que presentó renuncia de

su cargo padecía de alguna enfermedad sicológica,

fisiológica o síquica y si estaba en pleno uso y goce de

sus facultades mentales respondió que efectivamente no

padecía de ninguna de esas dolencias y que si estaba con

todas sus facultades mentales normales. (Preguntas y

respuestas décima y décima primera).

"El parágrafo único del Art. 62 del CST., subrogado por

el Art. 7 del D.L. 2351/65 dispone que 'La parte que

termina unilateralmente el contrato de trabajo debe

manifestar a la otra, en el momento de la extinción, la

causa o motivo de esta determinación. Posteriormente no

pueden alegarse validamente causales o motivos


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distintos'. Si el señor JORGE ELIECER MEJIA G. se

encontraba en pleno uso y goce de sus facultades y no

sufría de ninguna enfermedad mental como muy claramente

lo refiere en su confesión, la que inentendiblemente no

dejó constancia en la comunicación de marras de las

'amenazas de toda índole grave y fuerte coacción' que la

demandada ejerció para que presentara la renuncia,

sirviendo únicamente de soporte a esa afirmación lo

relatado por él en sus hechos de la demanda.

"En cuanto a las declaraciones de los testigos

recaudadas en el proceso y que sirvieron de medio de

convicción, aún cuando no son prueba calificada para ser

atacadas en casación es viable su inclusión en la

censura como respaldo de aquellas pruebas que si lo son.

"Respecto de la declaración del testigo JUAN CARLOS REY

NAVAS fls. 52 a 54, estimó el Ad Quem que sus respuestas

habían sido evasivas cuando se le inquirió sobre algunos

detalles, tales como 'el momento en que le hizo entrega

el sr. Mejía de la carta de renuncia, aduciendo que es

difícil precisarlo por el tiempo que ha transcurrido;

que no estuvo al tanto de si la carta fue elaborada por

él o se valió de otra persona de la compañía para

redactarla, que no recuerda quien firmó la carta de

aceptación de la renuncia, que tampoco puede precisar


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con exactitud si la carta de renuncia y la de aceptación

fueron simultáneas; como tampoco si la aceptación de la

renuncia fue elaborada en la ciudad de Bogotá y enviada

al señor Mendoza -quien la firma- o elaborada en la

ciudad de Cali y entregada a éste una vez terminó la

reunión'.

"En cuanto a la entrega de la carta de renuncia

manifestó el testigo que se había efectuado en Cali en

presencia de los señores Alvaro Mendivelso y Darío

Mendoza, lo que de por si da a entender que lo fue en la

reunión que sostuvieron, pero si bien no recuerda el

momento exacto de la entrega de la carta de renuncia.

"El que la carta de renuncia fuera elaborada por él o

valiéndose de otra persona era un hecho que no tenía

porque conocerlo el testigo, por tratarse de un hecho

ajeno al señor JUAN CARLOS REY N. y que no tenía por que

saberlo o conocerlo y nada de evasivo tenía el responder

'No estuve al tanto de esos detalles'. Igual situación

es predicable de quien había firmado la carta de

aceptación de la renuncia por cuanto esa comunicación no

fue elaborada y suscrita por él sino por otra persona,

el señor DARIO MENDOZA en su condición de Gerente de

Recursos Humanos. Tampoco tenía porque conocer si el

hecho de la renuncia y el de su contestación fueron


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simultáneos, ya que como se ha dicho no fueron

situaciones no fueron situaciones creadas por él sino

por terceras personas, el actor y quien en nombre de la

empresa dio contestación a la carta de renuncia

aceptándola.

"Necesariamente no tenía el testigo que conocer

situaciones realizadas o adelantadas por personas

diferentes a él y en las cuales no había tomado parte,

para que de acuerdo con la apreciación del Tribunal no

resultaran evasivas.

"Si se analiza con detenimiento las supuestas evasivas

que en la apreciación de esta prueba encontró el Ad

Quem, se puede ver que todas ellas tienen como común

denominador el que se tratara de hechos de terceros,

como se viene insistiendo, y no por ello lo contestado

en la declaración del testigo JUAN CARLOS REY N. se

aparta de la realidad o pretende ocultar lo que

realmente sucedió. De ahí el que se endilgue una errónea

apreciación de esta prueba.

"Con relación a las testimoniales de las señoras LETICIA

LUCIA DIAZ DE ORDOÑEZ fl. 76 y MARTA LUCIA RESTREPO fl.

77 vuelto, no es mayor cosa lo que sus declaraciones

aportan al proceso. El que no existieran máquinas de


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escribir o hubiese la empresa contratado una secretaria

no desvirtúa que no hubiere presentado el actor la carta

de renuncia o que la hubiera hecho él en una máquina de

la Empresa, aún en el momento en que la primera de las

testigo no se encontraba. Por otra parte confirmó ésta

que el estado del demandante era normal, corroborando en

cierta forma lo que el propio actor dijo en su

interrogatorio en cuanto al pleno uso y goce de sus

facultades.

"Mas sin embargo cabe destacar que la testigo LETICIA

LUCIA DIAZ DE ORDOÑEZ manifestó en dos oportunidades que

el señor JORGE ELIECER MEJIA G. le 'comentó que salía

porque de la compañía había descubierto que había

adulterado unos recibos de una cuenta de un hotel',

situación totalmente conteste con lo expresado por JUAN

CARLOS REY N. en cuanto que en la reunión que

sostuvieron este último, otros dos funcionarios y el

actor, 'había algunas inconsistencias en la cuenta de

gastos del señor Mejía por alteración de algunas

facturas. El señor Mejía simplemente manifestó que iba a

presentar renuncia a la compañía y en un acto que nos

sorprendió a todos los asistentes hizo entrega de su

maletín al Sr. Mendivelso y posteriormente dijo que en

la tarde entregaría los demás materiales como

efectivamente lo hizo'.
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"A MARTA LUCIA RESTREPO RESTREPO lo único que le consta

en referencia al motivo de terminación del contrato de

trabajo del demandante es que su retiro fue por

renuncia, pero nada desdice el que no hubiera escuchado

que era su intención hacerlo.

"Estas declaraciones no constituían un 'indicio más de

que la renuncia del demandante no fue libre y

espontánea, sino un acto sugerido, inducido y provocado

por la empleadora en la reunión del 26 de febrero de

1993' como lo concluye el Tribunal.

"El fallador de segundo instancia -sic- supuso encontrar

en las pruebas cuya errada apreciación controvierte este

cargo, un despido indirecto cuando la verdad es otra o

en otros términos, la falta de prueba por parte del

actor en cuanto que su renuncia fue presionada e

inducida, es total.

"El hecho de la renuncia y su correlativa aceptación, no

alcanzaban a ser desvirtuadas por la confesión ficta o

presunta, al no haber comparecido a declarar el

representante legal de la demandada o por las

declaraciones de los testigos, tiene mucho sentido de

que la renuncia que presentó el actor de acuerdo con lo


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referido por los testigos, como se anotó párrafos atrás,

coincida con el hecho de que había adulterado unas

facturas y que, como consecuencia de ello hubiera

decidido dimitir de su cargo, lo que ahora quiere

desconocer.

"Es evidente H. Magistrados, el error de hecho cometido

por el Tribunal Superior de Cali al proferir su

sentencia en la apreciación de las pruebas atacadas, lo

que lo llevó a dar por establecido, no siendo cierto, la

renuncia presentada por el señor JORGE ELIECER MEJIA G.

no provino de un acto libre y espontáneo, sino por

presiones sugeridas o insinuadas por la demandada, lo

que generó un despido indirecto.

"Con estos fundamentos, deberá esa Corporación casar la

sentencia impugnada para que luego, en sede de instancia

revoque la sentencia, del juzgado de conocimiento y en

su lugar absuelva a la sociedad demandada FROSST

LABORATORIES INC. de todas y cada una de las

pretensiones de la demanda, en la forma solicitada en el

alcance de la impugnación."
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SE CONSIDERA

El fallo del Tribunal se basó en la prueba de confesión

ficta o presunta para dar por cierto "que la renuncia

del trabajador se efectuó bajo presión de la

empleadora", presunción que según su apreciación no fue

desvirtuada procesalmente sino que, por el contrario, la

encontró corroborada en determinados indicios.

La censura acusa la decisión de segundo grado de dar por

demostrado, sin estarlo, que la renuncia del demandante

hubiera sido presionada por la empleadora dando lugar al

despido indirecto; dislate al que le condujo la errónea

apreciación de la confesión ficta, de la carta de

renuncia (fl. 13), de la aceptación de ésta (fl. 14), y

de la confesión del demandante al responder el

interrogatorio de parte (fls. 65-66).

Argumenta el impugnante que la confesión ficta que tuvo

en cuenta el fallador no cumplió con los requisitos de

ley pues era necesario que "se resolviera dentro de los

términos y condiciones previstos en los artículos 209 y

210 del C.P.C.", con antelación a la audiencia de

juzgamiento, para garantizar el derecho de defensa.


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Sin embargo, observa la Sala que el juzgado comisionado,

para llevar a efecto el interrogatorio a la parte

demandada, se excedió en garantías para con ésta última.

Como puede verse a folios 165 a 174, señaló como fecha

para la práctica de tal prueba el día 17 de marzo de

1994 a las 9:15 a.m. (fl. 165), el auto se notificó por

estado (fl. 165 vlto) y a la empresa se envió

marconigrama con citación para su representante legal

(fl. 166); como éste no se presentó y no obstante que la

prueba que se hizo llegar a los autos tratando de

justificar tal omisión fue inestimada por el funcionario

debido a sus irregularidades (fls. 170, 171 y 173), el

juzgado comisionado señaló nuevamente fecha y hora para

la misma diligencia como lo prevé el artículo 209 del

C.P.C. para el caso de que se justifique la no

comparecencia; y pese a que se le dio esta otra

oportunidad, el representante legal de la empleadora no

se hizo presente el día diez (10) de mayo de 1994 a las

10:30 a.m., fecha y hora dispuesta para el efecto. (fl.

173).

Con respecto a la declaratoria de confeso en caso de

contumacia para responder al interrogatorio de parte, la

Corte ha dicho y repetido que se aplica de plano en la

sentencia por el juzgador de instancia, sin la


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observancia de ninguna otra formalidad, ni previo

incidente alguno. De suerte que en el caso de autos es

irrefutable la confesión presunta que sirvió de

fundamento a la Sala de Instancia y que podía

desvirtuarse mediante otras probanzas al igual que toda

confesión de los litigantes, pero que no logra hecerlo

el recurrente con la prueba calificada que señala como

mal valorada por el ad-quem, toda vez que para ello era

menester la demostración de que la dimisión fue un acto

completamente voluntario y espontáneo del actor, que fue

éste quien elaboró el escrito de folio 13, o que quien

lo hizo obedecía a petición suya. Y ello no se acredita,

como parece entenderlo el censor, con la prueba de que

quien se dice víctima de fuerza o de presión reconozca

que se encontraba en pleno uso de sus facultades; sería

tanto así como considerar que los vicios en el

consentimiento no se presentan cuando la persona es

legalmente capaz, pero no es así; una cosa es la

capacidad para obligarse y otra es el consentimiento;

ambas concurren en el acto o declaración de voluntad.

Además, precisamente es necesario el sano juicio para

que la fuerza pueda afectar el consentimiento (art. 1513

del C.C.). Así que, no porque el demandante haya

admitido en el interrogatorio de parte que en el momento

de firmar la carta de renuncia se encontraba en pleno

uso de sus facultades mentales, tenía que darse por


Casación Nº 7782.
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demostrado que el mismo señor tomó libremente la

decisión de terminar la relación laboral.

Por manera que de la prueba calificada citada por la

censura, no emerge el error endilgado al fallador de

segundo grado, haciéndose imposible el examen de las

pruebas indiciaria y testimonial también aludidas por

la impugnación, las que, de conformidad con el artículo

7º de la Ley 16 de 1969 solo serían objeto de análisis

una vez que la prueba calificada hubiera revelado, de

manera ostensible además, el yerro enrostrado a la

sentencia acusada.

No obstante la improsperidad del cargo, por las razones

anotadas, se hace necesario efectuar una corrección

doctrinaria a la sentencia impugnada, la cual dedujo el

despido indirecto por vicio en el consentimiento en el

acto de la renuncia; vale decir que el fallador de

segundo grado confundió la nulidad del acto, con la

renuncia por justa causa y son diferentes situaciones

cuyos efectos jurídicos pueden ser también distintos; en

el caso sub-examine, debido a que el actor estaba

asistido por la estabilidad laboral del artículo 8º del

Decreto 2351 de 1965 y no se trató siquiera la

posibilidad sobre la existencia de circunstancias que

desaconsejen el reintegro, tal confusión no logró


Casación Nº 7782.
27
desviar la correcta definición del proceso; pero debe la

Corte advertir que del vicio en el consentimiento en el

acto de la dimisión no deriva el despido indirecto; éste

último se presenta cuando el trabajador acredita que se

vio compelido a renunciar por una de las justas causas

que establece el literal b) del artículo 7º de Decreto

2351 de 1965 y que así lo manifestó en el momento de la

terminación del contrato de trabajo; sus efectos

jurídicos son los mismos del despido sin justa causa. En

cambio, el desconocimiento del valor legal del acto de

la renuncia trae consigo la restitución completa de las

cosas al estado en que se hallarían si no hubiese

existido el acto anulado, o sea la existencia del

contrato de trabajo y el reconocimiento de todos los

salarios dejados de percibir, tal y como lo ordena el

artículo 140 del C.S.T., puesto que el trabajador no ha

prestado servicio por culpa del empleador.

Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de

Casación Laboral, administrando justicia en nombre de la

República de Colombia y por autoridad de la ley, NO CASA

la sentencia impugnada, proferida por la Sala Laboral

del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, el

15 de febrero de 1995, en el proceso ordinario

instaurado por JORGE ELIECER MEJIA GORDON contra FROSST

LABORATORIES INC.
Casación Nº 7782.
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Debido a la corrección doctrinaria no se imponen costas

en el recurso de casación.

COPIESE, NOTIFIQUESE, INSERTESE EN LA GACETA JUDICIAL y

DEVUELVASE EL EXPEDIENTE al Tribunal de origen.

JORGE IVAN PALACIO PALACIO

FRANCISCO ESCOBAR HENRIQUEZ RAMON ZUÑIGA VALVERDE

LAURA MARGARITA MANOTAS GONZALEZ

Secretaria

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