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Ni el tiempo ni la distancia

Érase una vez un par de amigos llamados Matías y Camilo, era viernes uno de esos días soleados,
donde el sol se encuentra en su mayor resplandor, se sentían algo aburridos Y decidieron irse
debajo de un árbol de manzanas, lo había sembrado Alejandro el dueño de una granja lechera de
su mismo barrio. se recostaron bajo aquel frondoso, Matías sacó un lindo cuaderno que llevaba
en una mochila y empezó a plasmar con su lápiz muchos dibujos de autos, aviones ya que esa era
su mayor inspiración, Camilo por su parte sacó su teléfono y empezó a tomar bellas fotografías
siempre pensaba que las conservaría hasta que se acabará su niñez.

Los dos amigos Siempre fueron muy soñadores, además de respetuosos amables y siempre se
destacaron en el colegio, Pero había un problema Santiago, Era uno de los niños bravucones del
colegio y siempre que los veía les decía que eran novios, haciendo que estos se separaran cada vez
más, ese día debajo del árbol juraron nunca separarse, a pesar de los malos comentarios, porque
su amistad era más fuerte para pasar cualquier adversidad. Ya había pasado unas 5 horas Cuándo
empezó a correr una Brisa muy fría, los niños recogieron sus cosas y se fueron para su casa de
camino se toparon con un hermoso gato, el cual Estaba perdido Matías lo agarró entre sus brazos
y se lo llevó, al llegar a casa su mamá tenía todo limpio y ordenado y empezó a pelear con el niño
por dejar su mochila tirada, pero este escondía su gato entre su camisa, y le tocó salir corriendo
por las escaleras, Matías entró a su cuarto y cerró la puerta con rapidez; el gato corrió debajo de
su cama al salir tenía un ratón en su boca, el cual era ciego y se dejó atrapar de Motita Como así
fue nombrado de ahí en adelante.

Cada semana El par de amigos se reunían bajo aquel árbol a comer pizzas y hamburguesas junto a
que el felino, el cual sello a su amistad. Unos años más tarde Camilo tuvo que viajar a América
para terminar sus estudios motita se quedó con Matías y le encantaba ir al árbol para ver las
palomas que volaban el cielo; Siempre esperaba con ansias a que Camilo volviera alguna vez para
estar reunidos los tres, él nunca perdió la esperanza. una noche cuando el cielo estaba estrellado
tocaron a la puerta de Matías, este emocionado bajo la escalera, cuando abrió allí estaba su gran
amigo, fue un momento único y especial ya que no sólo los une una amistad, sino una hermandad;
Él traía consigo unas bolsas las cuales contenían dos hermosos collares, uno para Matías y el otro
para motita donde decía amigos por siempre Y así fue porque ni el tiempo ni la distancia lograron
romper ese gran lazo.

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