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VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia de género ha ido impregnándose con el tiempo de significado social,


adulterando de esta manera su definición original basada en el binomio inseparable de
violencia y género. Así de satisfacer una necesidad de supervivencia se ha convertido en
una conducta instrumental que introduce desigualdad en una relación interpersonal o
mantiene una desigualdad subyacente y estructural.1

Para explicar la conducta del maltratador se ha apelado con frecuencia a la existencia de


una de una serie psicopatologías: carácter agresivo, falta de control de la ira o de una
infancia marcada por experiencias de malos ratos. Dichas explicaciones tienden a buscar
una causa externa, por lo que reducen el grado de responsabilidad. También se propone
problemas de personalidad, disposiciones biológicas o experiencias violentas a
temprana edad que puedan significar dicha acción. Teorías basadas en la dinámica
familiar asumen que la violencia es el resultado de problemas derivados de una
interacción inadecuada en la familia y los patrones desaptativos de resolución de
problemas de pareja o familiares (o ambos) inherentes en sus relaciones. Las teorías
sociales y culturales, por su parte, abogan por la existencia de valores culturales que
legitiman el control del hombre sobre la mujer.1

La violencia de género, todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible
o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la
privación arbitraria de libertad, ya sea que ocurra en la vida púbica o en la privada, tiene
la necesidad de explicarse con tales hipótesis que surgen ante este fenómeno emergente.
Más tal enfoque, en que las mujeres aparecen a menudo como las víctimas y los
hombres como victimarios.1

La violencia de género tiene muy diversas formas de expresión. No se reduce, ni


muchísimo menos, a violencia física, sino también a malos tratos emocionales, sexuales,
económicos, malos tratos sociales, en violencia de pareja y expareja, este tipo de
violencia es una de las que mayor alarma social está generando en los últimos años,
debido fundamentalmente a la magnitud del fenómeno y el hecho de que se lleva a cabo
con total impunidad en el ámbito de la privacidad2.

El género determina una jerarquización entre lo masculino y lo femenino. Por tanto, una
atribución de poder entre lo masculino y lo femenino, y eso supone que las mujeres sean
socialmente relegadas a un segundo término. En palabras de Simone de Beauvoir: “No
se nace mujer, se llega a serlo”. Eso de por sí, ya es una forma de violencia contra las
mujeres. Se trata de la primera violencia, la estructural, aquella que sitúa a las mujeres
en un lugar de desigualdad.3

La violencia contra las mujeres es aquella violencia machista ejercida solo por el hecho
de ser mujeres. Pero no por el hecho de ser mujeres desde una concepción biológica
sino de los papeles y la posición que se asigna a las mujeres desde una concepción
social. Ese “solo por el hecho de ser mujeres” muchas veces no toma la suficiente
relevancia que tiene, porque ese “solo”, implica una desigualdad de por si imposible de
justificar si no es desde las posturas más machistas de la sociedad. La violencia contra la
mujer significa cualquier acto violento basado en la pertenencia al sexo femenino, que
tenga o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer
que incluye las amenazas de tales actos, la coacción, o privación arbitraria de la libertad,
tanto si se produce en la vida pública como en la vida privada3.

Los procesos de socialización explican en quiénes deben ser, cómo se deben comportar
y qué deben esperar. Naturaliza todos estos mandatos como si fuesen desde siempre y
porque no puede ser de otra manera.

La violencia de género es la forma que tiene el sistema patriarcal de dominar y controlar


que el orden que ha establecido se mantenga. Es decir, que se mantengan los mandatos
de género y se salvaguarden, tal y como están configurados, y que el lugar donde coloca
a las mujeres y a los hombres sea inamovible.3

Los hombres sufren violencia de género, porque deben cumplir los papeles de la
masculinidad de forma castrante para su libertad. Las mujeres sufren la violencia
porque se someten a los papeles asignados a la feminidad y esto supone, además, el
riesgo de sufrir violencia por parte de otros por el hecho de ser mujeres.3
REFERENCIAS BIBLOGRAFICAS:

1. Francisca E. Violencia de Género 2012, revisado el 12 de septiembre del 2017,


disponible en: http://www.investigacionyciencia.es/files/7283.pdf
2. Burriel J. Formas y tipos de violencia, revisado el 13 de septiembre del 2017.
Disponible en: http://nomasvg.com/informacion-sobre-violencia-de-
genero/formas-y-tipos-de-violencia/
3. G. Luisa, P. Montserrat, Violencia de Género, citado el 14 de Setiembre del
2017. Disponible en: http://creacionpositiva.org/banco-de-recursos/MALETA
%20SRTA%20CRESPIS/05-def.pdf

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