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o cual resulta igualmente llamativo, con niveles de precipitaciones por debajo de lo

normal durante 2015-16 en África, América central y del Sur, Asia sudoriental, Filipinas y
Papua Nueva Guinea. Estas son regiones en las que los medios de vida de millones de
familias de agricultores a pequeña escala, pastores y productores agropastoriles
dependen de las precipitaciones, pero si estas sobrepasan los niveles normales suelen ser
peligrosas y provocan daños en los cultivos, erosión del suelo e inundaciones, pg 47

sugiere que la sequía podría ser un factor importante que contribuye a los aumentos
recientes de la prevalencia de subalimentación en algunas situaciones. Este análisis de los
puntos de cambio sí respalda la hipótesis de que, en particular en el período 2014-16, la
sequía extrema vinculada al fuerte fenómeno de El Niño de 2015-16 es uno de los factores
que impulsan los incrementos de la prevalencia de subalimentación. 55

La medida en que la variabilidad y las condiciones climáticas extremas afectan


negativamente a la situación de seguridad alimentaria y nutrición de las personas
depende del grado de exposición de estas a los choques climáticos y la vulnerabilidad a
dichos choques.

,los choques climáticos se definen como la presencia de lluvias o temperaturas extremas


en zonas agrícolas, pero también fenómenos complejos (por ejemplo, sequías, tormentas
e inundaciones) en cada año de un período determinado.

La vulnerabilidad hace referencia a las condiciones que aumentan la probabilidad de que


los eventos climáticos extremos afecten negativamente a la seguridad alimentaria.
Aunque existen otros muchos factores de vulnerabilidad, los que se indican a continuación
se han seleccionado debido a su importancia relativa para la disponibilidad de alimentos y
el acceso a estos, tal como se indica más adelante en el informe.

i) Vulnerabilidad relacionada con una producción y/o rendimientos sensibles al


clima: países cuya producción de cereales o la variación de los rendimientos de
estos a nivel nacional se ve afectada al menos en parte por factores climáticos,
es decir, que existe una asociación elevada y estadísticamente significativa
entre la producción e indicadores climáticos o biofísicos como la temperatura,
las lluvias y el crecimiento de la vegetación (véase la Figura 29a, para la
vulnerabilidad relacionadacon la producción y véase informe citado a
continuación para el rendimiento).
ii) Vulnerabilidad relacionada con la sensibilidad de la seguridad alimentaria a las
sequías graves: países con alertas por sequía grave que se corresponden con la
presencia de puntos de cambio en la prevalencia de subalimentación
(prevalencia de subalimentación)
iii) Vulnerabilidad relacionada con una elevada dependencia de la agricultura:
países con una elevada dependencia de la agricultura (cuantificada mediante el
porcentaje de personas empleadas en el sector de conformidad con el Banco
Mundial, 2017) donde se prevé que muchas personas derivan sus medios de
vida e ingresos del sector.

Las repercusiones relacionadas con el clima fluyen a través de diferentes canales,


afectando negativamente a las causas básicas de la inseguridad alimentaria y la
malnutrición.

Por ejemplo, una repercusión directa se produce cuando la sequía disminuye los
rendimientos de los cultivos, lo cual conlleva una reducción de la producción de
alimentos. Por otro lado, la pérdida

de cosechas puede reducir indirectamente el acceso a los alimentos si los precios de estos
aumentan de manera significativa. Del mismo modo, las inundaciones que reducen el
acceso a agua potable y a un saneamiento adecuado pueden repercutir en la utilización de
los alimentos y la nutrición, como resultado de la reducida calidad e inocuidad de los
alimentos y los brotes de enfermedades. El efecto acumulativo de estas repercusiones
directas e indirectas conduce a una espiral descendente de aumento de la inseguridad
alimentaria y la malnutrición.

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