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Al territorio se denominó Tawantinsuyo o Tahuantinsuyo y al período de su dominio se

le conoce, además, como incanato. Floreció en la región de los Andes peruanos entre los


siglos XV y XVI, como consecuencia del apogeo de la civilización incaica. Abarcó cerca de
tres millones de kilómetros cuadrados entre el océano Pacífico al oeste y la selva
amazónica en el este, desde el Río Ancasmayo (Colombia) al norte hasta el río
Maule (Chile) al sur y Tucumán (Argentina) al sureste
A mediados del siglo XV los orígenes del imperio se remontan a la victoria de las
multietnias, lideradas por Pachakuti Inca Yupanki (antes llamado kusi Yupanki) frente a la
confederación chanca en Yawarpampa 1438. Luego de la victoria, el curacazgo incaico fue
reorganizado por Pachacútec, con quien el Imperio incaico inició una etapa de continua
expansión, que prosiguió con su hermano Cápac Yupanqui, luego por parte del décimo
inca Túpac Yupanqui, y finalmente del undécimo inca Huayna Cápac, quien consolidó los
territorios. En esta etapa la civilización incaica logró la máxima expansión de su cultura,
tecnología y ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la región andina, así
como asimilando los de otros estados conquistados.
Luego de este periodo de apogeo el imperio entró en declive por diversos problemas,
siendo el principal la confrontación por el trono entre los hijos de Huayna Cápac: los
hermanos Huáscar y Atahualpa, que derivó incluso en una guerra civil. Entre los incas la
viruela acabó con el monarca Huayna Capac, provocó la guerra civil previa a la aparición
hispana y causó un desastre demográfico en el Tahuantinsuyo. Finalmente Atahualpa
vencería en 1532. Sin embargo su ascenso al poder coincidió con el arribo de las tropas
españolas al mando de Francisco Pizarro, que capturaron al inca y luego lo ejecutaron. Con
la muerte de Atahualpa en 1533 culminó el Imperio incaico. Sin embargo, varios incas
rebeldes, conocidos como los «Incas de Vilcabamba», se rebelaron contra los españoles
hasta 1572, cuando fue capturado y decapitado el último de ellos: Túpac Amaru I.
Los incas consideraban a su rey, el Sapa Inca, como el "hijo del sol". Muchas formas
locales de adoración persistieron en el imperio, la mayoría de ellas relacionadas con las
sagradas Huacas locales, pero los líderes incas alentaron el culto al sol de Inti - su dios del
sol - e impusieron su soberanía por encima de otros cultos como el de Pachamama.
La economía inca ha sido descrita de manera contradictoria por los eruditos: como "feudal,
esclavo, socialista. El imperio Inca funcionó en gran parte sin dinero y sin mercados. En
cambio, el intercambio de bienes y servicios se basó en la reciprocidad entre individuos,
grupos y gobernantes incas. 'Impuestos' consistía en una obligación laboral de una persona
para el Imperio. Los gobernantes incas (que teóricamente poseían todos los medios de
producción) correspondieron al otorgar acceso a la tierra y los bienes y proporcionar
alimentos y bebidas en las celebraciones de sus súbditos.
El Imperio incaico abarcó los actuales territorios correspondientes al extremo suroccidental
de Colombia en la frontera, pasando por el oeste de Ecuador, Perú, el oeste de Bolivia, la
mitad norte de Chile y el norte, noroeste y oeste de Argentina.
El imperio estuvo subdividido en cuatro suyos:
El Chinchaysuyo (Chinchay Suyu) al norte, valles costeños
El Collasuyo (Qolla Suyu) al sur, altiplanicie
El Antisuyo (Anti Suyu) al este, región selvática
El Contisuyo (Konti Suyu) al oeste, región accidentada
La capital del imperio fue Qosqo (hoy Cuzco, ciudad histórica) en el actual Perú.

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