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“ --Los indios son buenos. Se ayudan entre ellos y se quieren.

Todos
miran con ojos dulces a los animales de todos; se alegran cuando en las
chacritas de los comuneros se mecen, verdecitos y fuertes, los trigales y
los maizales. ¿Por culpa de quién hay peleas y bullas en [la comunidad
de] Ak´ola? Por causa de Don Ciprián nomás. Al principal le gusta que
peleen los ak´olas con los lukanas, los lukanas con los utek´y con los
andamarkas. Compra a los mestizos de los pueblos con dos o tres
vaquitas y con aguardiente, para que emperren a los comuneros.
Principal es malo, más que Satanás; la plata no más busca; por la plata
nomás tiene carabina, revólver, zurriagos, mayordomos, concertados;
por eso nomás va al ´extranguero´. Por la plata mata, hace llorar a los
hijos de todos los pueblos; se emperra; mira como demonio, ensucia sus
ojos con la mala rabia; llora también por la plata nomás. ¿Dónde, dónde
estará el mal de los principales?
Y desde lejos le apadrinan; desde lejos vienen soldados para respeto de
los principales. Allá, seguro, hay como un padre de todos los patrones y
seguro es más grande; seguro tiene rabia y odio nomás en su cabeza, en
su pecho, en su alma; y Don Ciprián también es mayordomo nomás de
él…¡Malhaya vida! ”
Texto extraído del relato “Los escoleros” (1935) de José María
Arguedas.

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