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SALA DE CASACIÓN PENAL

FICHAS ACCION DE REVISION/ INIMPUTABILIDAD

Nota: Las fichas están organizadas de la más antigua a la más reciente y los datos identificadores de
las providencias se encuentran al final.)

ACCION DE REVISION/ INIMPUTABILIDAD

La Corte ha venido afirmando que el hecho nuevo tendiente a demostrar no la inocencia o


irresponsabilidad del acusado, sino la calidad de inimputable que pudo tener al momento de consumar
el hecho, no puede ser alegado como causal de Revisión.

PONENTE(S) : DR.JORGE CARREÑO LUENGAS

Auto Revisión
FECHA : 14/10/1987
DECISION : Declara inadmisible el recurso de revisión interpuesto
DELITOS : Hurto calificado
PROCESO : 2286
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.GUSTAVO GOMEZ VELASQUEZ - Salvamento de Voto

16/06/1994

INIMPUTABILIDAD

El concepto de inimputabilidad es jurídico, que no médico. Es el juzgador quien, frente a cada caso
concreto, no a un trastorno "general", debe deducir si el procesado es o no inimputable, conclusión a la
cual llegará, naturalmente con auxilio del correspondiente peritaje y demás elementos de juicio
obrantes en el proceso.

PONENTE(S) : DR.GUILLERMO DUQUE RUIZ

Acción de Revisión
FECHA : 16/06/1994
DECISION : Inadmite la demanda
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 9377
PUBLICADA : Si

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10/12/1996

ACCION DE REVISION-Legitimidad/ ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/


INIMPUTABILIDAD

PONENTE(S) : DR.CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Acción de Revisión
FECHA : 10/12/1996
DECISION : Declara impróspera la acción
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 11015
PUBLICADA : No

16/12/1999

ACCION DE REVISION-Noción/ ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/ HECHO NUEVO-


Minoría de edad/ ACCION DE REVISION/ HECHO NUEVO/ REGISTRO CIVIL/ INIMPUTABILIDAD

1. El preámbulo de la Constitución Política menciona entre los elementos de cohesión de la sociedad


nacional el de la justicia, fin intrínseco de la organización social que el Estado garantiza a través de la
función pública de administración de justicia. En el ejercicio de ésta, la aspiración ineludible de
cualquier Estado es la de que los fallos penales de sus Jueces y Magistrados tengan una relación de
correspondencia objetiva entre la verdad real y la verdad procesal declarada en las sentencias.

Para el logro de semejante propósito los Estados han diseñado los procesos como mecanismos
específicos y reglados de comprobación de los hechos, de calificación de los mismos como
jurídicamente relevantes, de averiguación de sus autores y de la definición de sus responsabilidades
de cara al derecho penal.

La responsabilidad que el Estado declara en la sentencia como culminación de un proceso penal surge
de la demostración, más allá de toda duda razonable, del comprometimiento de una persona en una
conducta definida como penalmente relevante. Para arribar a conclusión de consecuencias tan graves
han debido superarse todas las etapas que de manera reglada constituyen el proceso.

Las reglas de cada proceso en concreto establecen la superación de sus etapas de acuerdo al
progresivo conocimiento del objeto procesal, de modo que cada fase específica corresponda a un
grado de conocimiento concreto. Esa nivelación escalonada de fases asegura, entre otros propósitos,
la calidad de las decisiones de fondo y previene la ocurrencia de errores que atenten contra la calidad
de la función pública de la administración de justicia que se expresa en las sentencias adoptadas por
quienes ejercen tal función.

Al interior de cada fase existen pasos exclusivos de cada una y mecanismos de control propios y a
disposición de los sujetos procesales. Los controles de instancia, a través de los recursos o de los
grados de jurisdicción, las facultades oficiosas del Funcionario Judicial, y de disposición de las partes;
los factores de competencia, los deberes de actuación, de publicidad y de investigación integral; los
derechos de participación, de defensa, de contradicción y de acceso a la actuación; y los principios de
celeridad, proporcionalidad, eficiencia, imparcialidad, de presunción de inocencia e in dubio pro reo,
entre otros, son todos mecanismos que buscan asegurar el contenido justo de las decisiones de los
fallos y reducir al mínimo el margen de error en su contenido.

Pero hay eventos en que el contenido de justicia material de los fallos no se consigue y ello se
evidencia una vez terminado el proceso. En esos casos la necesidad de justicia es tan alta que la

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propia ley permite la remoción de uno de los pilares de la cohesión social, la cosa juzgada de los fallos,
elemento indisoluble de la seguridad jurídica sobre la que se afincan las relaciones sociales.

Bajo tales consideraciones el procedimiento penal ha definido estrictamente las causales bajo las que
puede solicitarse la revisión de una sentencia ejecutoriada, de una resolución de preclusión de
investigación o de un auto de cesación de procedimiento, (artículo 232) y la forma como ello debe
impetrarse de la autoridad competente (artículo 234), requisitos de interpretación estricta y restrictiva.
No basta la mera alegación de la injusticia material de la decisión que pretende removerse sino que
deben demostrarse de entrada unas circunstancias tales que creen en el funcionario competente la
convicción de que ha ocurrido una real afectación al contenido de justicia del fallo, auto o resolución
cuya inmutabilidad busca derrumbarse.

No busca pues, la acción de revisión, subsanar errores de juicio o de procedimiento porque esa es la
función de los recursos de instancia y de la casación. La revisión, en cambio, pretende la reparación de
injusticias a partir de la demostración de una REALIDAD HISTORICA diferente a la del proceso y
únicamente dentro del marco de invocación precisado por las causales establecidas en la ley.

2. La ley distingue claramente dentro de la misma causal tercera de revisión, dos circunstancias
totalmente diferenciadas: La aparición de hechos nuevos o el surgimiento de pruebas nuevas, aunque
íntimamente ligadas la una con la otra pues la única manera de demostrar la existencia de un hecho es
probándolo.

El accionante plantea como causal la consecuencia de la misma, refundiendo en un solo tema el


resultado con la causa. El motivo de revisión previsto en la causal no es la inimputabilidad supuesta de
su poderdante, sino la existencia de un hecho nuevo o de una prueba novedosa que demuestre que la
persona condenada tenía esa condición. En tal sentido, la inimputabilidad o la inocencia son el thema
probandum al que el legislador liga la conducencia de la prueba novedosa o la pertinencia del hecho
nuevo que se invoca como causal de revisión, por lo que los juicios respectivos de una y otro están
referidos específica y exclusivamente a uno de esos dos propósitos.

Deber ineludible del accionante es entonces señalar inequívocamente la causal, indicando claramente
si se trata de un hecho nuevo o de una prueba nueva, identificando el uno o la otra, demostrando su
pertinencia o su conducencia para demostrar la inocencia o la inimputabilidad del condenado. No basta
en tal propósito la mera prédica de inocencia o de inimputabilidad sino que es fundamental citar el
hecho y probarlo o aportar la prueba y demostrar no solo su novedad sino su aptitud para demostrar la
inocencia o la inimputabilidad que se reclama.

3. De tiempo atrás viene señalando la Corte que hecho nuevo es "(...) aquel acaecimiento fáctico
vinculado al delito que fue objeto de la investigación procesal, pero que no se conoció en ninguna de
las etapas de la actuación judicial de manera que no pudo ser controvertido; no se trata pues, de algo
que haya ocurrido después de la sentencia, pero ni siquiera con posterioridad al delito que se le imputó
al procesado y por el cual se le condenó, sino de suceso ligado al hecho punible materia de la
investigación del que, sin embargo, no tuvo conocimiento el juzgador en el desarrollo del itinerario
procesal porque no penetró al expediente"*

Lo que da carácter de novedoso al hecho es la circunstancia de que el mismo no podía haber sido
objeto de consideración en el proceso y por tanto su naturaleza es de orden lógico, mas no cronológico.

No se corresponde con esa definición doctrinal el aprovechamiento de la facultad de corrección de los


folios de registro civil para adaptar tal documento a la causal 3ª de revisión. Ninguna novedad que
apunte a la determinación de la posible afectación al contenido de justicia material del fallo que
condenó por el delito de homicidio al señor (…), se demuestra con la anexión de un folio de registro civil
de nacimiento que fue modificado, específicamente en la parte que hace mención a la fecha en que
ocurrió tal hecho, para adecuarla precisamente a la necesidad del escrito de revisión.

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4. El estado civil de las personas es definido por el Decreto 1260 de 1970 como aquel que referido a
"su situación jurídica en la familia y la sociedad, determina su capacidad para ejercer ciertos derechos y
contraer ciertas obligaciones, es indivisible, indisponible e imprescriptible y su asignación corresponde
a la ley".

El mismo Decreto señala que "el estado civil de las personas deriva de los hechos, actos y providencias
que lo determinan y la calificación legal de ellos", los que además son de obligatoria inscripción en el
registro civil. Debe contener, entre otros datos, el nacimiento, los reconocimientos de hijos naturales,
las legitimaciones, las adopciones, las alteraciones de la patria potestad y todos los demás que señala
el artículo 5° del Decreto que se viene citando.

Así entonces, resulta que la mayoría de edad es una calificación legal de un hecho natural, el
transcurso del tiempo de vida. Se cuenta desde la fecha del nacimiento de la persona y en Colombia, a
partir de la Ley 27 de 1977 se fijó en 18 años, modificando las disposiciones anteriores que la habían
fijado en 21 años.

Frente a tales premisas legales, el accionante debería haber definido igualmente si lo que considera
como hecho nuevo es la minoría de edad que él predica ahora a partir del folio de registro civil de
nacimiento modificado. En tal sentido era su deber explicar si esa minoría de edad que él alega,
diferente de la mayoría de edad tenida en cuenta en la sentencia, es o no un hecho natural, demostrar
las razones de su aserto y fundamentar el concepto de su novedad. Al no obrar de tal manera, la
Corte no puede abordar la demanda para hacer deducciones que rebasan su ámbito de competencia.
____________
* Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia de revisión del 1 de diciembre de
1983. Magistrado Ponente: Alfonso Reyes Echandía. En Gaceta Judicial Tomo CLXXIII, 1983. Páginas
657 a 660.

PONENTE(S) : DR.CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Acción de Revisión
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Reconoce al Dr. Vargas V. como apoderado, rechaza in limine
la demanda de Revisi
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14271
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

23/07/2001

ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/ INIMPUTABILIDAD

Con referencia a la causal seleccionada por el demandante, como lo ha reiterado la Sala, para que el
libelo pueda ser admitido, debe contener un planteamiento jurídico completo orientado a demostrar, con
apoyo en los anexos pertinentes, que con posterioridad a la sentencia condenatoria aparecieron hechos
o pruebas nuevas con entidad suficiente para tornar la condena en absolución por inocencia del
procesado o dar lugar a mutar una pena aflictiva de la libertad en la medida pertinente porque se
demuestre que fue condenado como imputable quien no lo era.

Una tal demostración, por la naturaleza y objeto de la acción, entraña la obligación de expresar la
causal que sustente la postulación, indicar con toda claridad y precisión los fundamentos de hecho y de
derecho en que se fundamenta la solicitud y aportar la prueba del motivo o motivos indicados, de las

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cuales surja por lo menos un grado significativo de persuasión sobre la viabilidad de dar inicio al
trámite, independientemente de su incidencia en la decisión final si a ello se llega.

Para lo que es objeto del presente pronunciamiento y en atención a que la solicitud se apoya en la
aparición con posterioridad a los fallos de instancia, de elementos de convicción indicativos de la
condición de inimputable del condenado para el momento de los hechos, bien está agregar que en
este caso no es cualquier prueba la que se exige, sino sólo aquella que tenga suficiente entidad para
concluir seria y fundadamente que la condición del procesado es una bien distinta a la tenida en cuenta
en los fallos de instancia.

Por tanto, conjuntamente con la demanda de revisión indispensable se ofrece verificar si entre las
pruebas no conocidas sobre determinado hecho que a través de ella se aducen y aportan -así ostenten
calidad de sumarias- y "los hechos básicos de la petición" existe la necesaria relación causal, por virtud
de la cual resulta razonable la tramitación de la acción o, dicho en otros términos, es preciso que
aquéllas ab initio surjan eficaces, contundentes y trascendentes a la demostración de la injusticia
alegada, pues no otro puede ser el entendimiento de las exigencias formales de viabilidad contenidas
en los numerales 3° y 4° del artículo 234 del estatuto procesal penal.

Si la alteración mental con virtud para incidir en la condición de inimputabilidad de un procesado debe
ser antecedente o concomitante al hecho investigado, es claro que la que pretende acreditar el libelista,
por ser posterior, ningún impacto con efecto en las consecuencias del delito podría tener en la
condición reconocida al condenado durante el proceso, ni menos podría vincularse inequívocamente a
la conducta juzgada.

Esa circunstancia que así se ofrece absolutamente sobreviniente al momento de los hechos, cuando
más, podría dar lugar a que el ejecutor de la pena estudiara la posibilidad de optar por la medida
prevista en el artículo 56 del Código Penal, pero en modo alguno resulta idónea para dar inicio al
trámite rescisorio.

PONENTE(S) : DR.JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Acción de Revisión
FECHA : 23/07/2001
DECISION : Reconoce apoderado, rechaza in límine la demanda
presentada
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 16785
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

19/12/2001

ACCION DE REVISION-Demanda: Requisitos/ ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/


ACCION DE REVISION-Prueba falsa/ INIMPUTABILIDAD

1. Reiteradamente la Sala ha precisado que la acción de revisión no constituye una prolongación del
juicio, ni corresponde a instrumento ordinario que permita dar cabida a particulares consideraciones
tendientes a cuestionar los soportes de la declaración de justicia que ha hecho tránsito a cosa juzgada,
y que se halla amparada por el doble carácter de definitiva e inmutable.

Su fundamento estriba en la posibilidad real de lograr un fallo rescindente en orden a remediar la


injusticia material en que haya podido incurrir el órgano jurisdicente, solamente por la configuración de

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precisos motivos establecidos en la ley cuya demostración corre a cargo del acccionante, en quien el
ordenamiento radica, además, la carga de presentar la demanda acorde con los requisitos establecidos
en el estatuto procesal.

Debido al carácter técnico y rogado que el instrumento ostenta, el artículo 222 del Código de
procedimiento penal señala precisos presupuestos de admisibilidad de insoslayable cumplimiento, entre
los cuales se destacan la obligación para el demandante de concretar la causal que invoca, los
fundamentos fácticos y jurídicos que sustentan su acción, y la de relacionar las pruebas, que, debiendo
ser aportadas con el libelo, conducirían a demostrar los hechos básicos de la petición.

Es exigencia normativa, igualmente, que con la demanda se acompañe copia o fotocopia de la decisión
de primera y segunda instancias con la respectiva constancia de ejecutoria, según el caso, proferidas
dentro del proceso cuya revisión se persigue.

2. Cuando la acción se apoya en la causal tercera de las previstas por el artículo 220 del Código de
procedimiento penal, esto es, por aparecer hechos o pruebas sobre las cuales el fallador no tuvo
oportunidad de pronunciarse por no haberlas conocido y que, de haberlo hecho, habrían conducido
definitivamente a la absolución o a declarar el estado de inimputabilidad del procesado en el hecho por
el que en su contra se dictó condena, compete al demandante no sólo relacionar las pruebas en las que
funda su pretensión, sino acompañarlas a la demanda, y demostrar al tiempo que de haber sido
oportunamente conocidas en el curso de los debates ordinarios del proceso, por su contundencia
demostrativa la solución del caso habría sido la absolución del sentenciado o la declaración de haber
actuado en estado de inimputabilidad.

No se trata entonces, de aducir cualquier clase de medio probatorio, sino solamente aquellos que
apunten a establecer la inocencia del procesado o su inimputabilidad, pues la revisión, en cuanto a
esta causal se refiere, no ha sido instituida para dar lugar a la continuación del juicio que culminó con la
providencia que hizo tránsito a cosa juzgada, o revivir el debate jurídico-probatorio que se llevó a cabo
en el fenecido proceso, sino para postular un cuestionamiento serio a la declaración de justicia que
selló definitivamente la controversia procesal con la decisión inmutable.

Por esta razón, como presupuesto de admisibilidad del libelo demandatorio de la revisión, cuando de la
causal tercera se trata, establece la ley la obligación para el accionante de relacionar "las pruebas que
se aportan para demostrar los hechos básicos de la petición", esto es, allegarlas con la demanda y
acreditar al tiempo que tienen la virtualidad de modificar el sentido del fallo, es decir, que reúnen los
dos extremos mencionados en precedencia: la novedad y trascendencia, pues de no cumplirse esta
carga, ha de entenderse que lo pretendido es prolongar el debate de modo inútil e impertinente como si
el juicio no hubiera fenecido con la ejecutoria de la decisión cuya revisión se demanda, imponiéndose,
en consecuencia, la inadmisión del libelo.

3. El demandante también propone la revisión del fallo a partir de sostener que la declaración de (...),
constituye una prueba falsa en la que según afirma se fundamentó la declaración de condena. Al
respecto ha de decirse que pacíficamente la jurisprudencia de esta Corte tiene establecido que cuando
la invocada es la causal quinta, la ley exige que el actor demuestre, mediante fallo que hizo tránsito a
cosa juzgada, que la prueba en que se soportó la decisión cuya remoción persigue, fue declarada
judicialmente falsa, pues no se trata de perseguir una revaloración de la prueba recaudada durante el
fenecido proceso, sino de demostrar que la misma no es auténtica porque así se determinó
judicialmente por sentencia ejecutoriada.

PONENTE(S) : DR.FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Acción de Revisión
FECHA : 19/12/2001
DECISION : Reconoce apoderado, inadmite la demanda presentada
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 18716

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PUBLICADA : No

ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/ INIMPUTABILIDAD

El primer aspecto alegado por el impugnante según el cual en su demanda fue suficientemente
explícito y claro en cuanto a que la causal invocada lo es la tercera de las previstas en el artículo 232
del Código de Procedimiento Penal que regía en el momento de su presentación, ninguna
transcendencia tiene frente a las motivaciones de la Corte pues precisamente ellas giran alrededor de
las exigencias formales que en orden a la demostración de dicha causal se hacían imperativas para el
libelista. Así se consignó en la providencia:

"Con referencia a la causal seleccionada por el demandante, como lo ha reiterado la Sala, para que el
libelo pueda ser admitido, debe contener un planteamiento jurídico completo orientado a demostrar, con
apoyo en los anexos pertinentes, que con posterioridad a la sentencia condenatoria aparecieron hechos
o pruebas nuevas con entidad suficiente para tornar la condena en absolución por inocencia del
procesado o dar lugar a mutar una pena aflictiva de la libertad en la medida pertinente porque se
demuestre que fue condenado como imputable quien no lo era".

De donde la Corte no desconoció que fue esa la causal alegada.

En cuanto al alcance de la prueba científica allegada por el demandante, la Sala consideró que la
misma no reunía los requisitos de eficacia, contundencia y transcendencia necesarias para deducir la
condición de inimputable del condenado, pues si la alteración mental con virtud para incidir en dicha
condición "debe ser antecedente o concomitante al hecho investigado, es claro que la que pretende
acreditar el libelista, por ser posterior ningún impacto con efecto en las consecuencias del delito podría
tener en la condición reconocida al condenado durante el proceso, ni menos podría vincularse
inequívocamente a la conducta juzgada" .

Aunque el impugnante acepta que la prueba científica se realizó con posterioridad a la condena,
pretende hacer creer que los médicos oficiales del Hospital Federico Lleras Acosta de Ibagué
diagnosticaron que la enfermedad mental de (...) se presentó "desde años atrás y casi desde su
nacimiento", cuando una afirmación semejante no se lee en los documentos aportados como elementos
de convicción. Así en el oficio No. PNI 621 079 dirigido a la Defensora Regional del Pueblo por la
oficina de Sanidad de la Penitenciaria Nacional de Ibagué,

PONENTE(S) : DR.JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Acción de Revisión
FECHA : 19/12/2001
DECISION : No repone providencia que negó revisión
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 16785
PUBLICADA : No

14/05/2002

ACCION DE REVISION-Demanda: Requisitos/ HECHO NUEVO-Minoría de edad/ ACCION DE


REVISION/ INIMPUTABILIDAD

1. No es la demanda de revisión un escrito de libre confección, así lo ha precisado la jurisprudencia


desde antiguo, al destacar que su elaboración está revestida de aquellas exigencias que le son propias

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acorde con la finalidad que ella persigue, esto es, procurar la remoción de la cosa juzgada, propósito
para el cual el propio ordenamiento procesal penal ha señalado los requisitos que debe contener para
que sea admisible una vez instaurada.

Así, el artículo 234 del Decreto 2700 de 1.991, bajo cuya vigencia se impetró la demanda en este caso,
era muy claro en señalar (tal y como en términos sustancialmente iguales lo hace el artículo 222 de la
Ley 600 de 2.000) aquellos presupuestos inherentes al libelo sustento de esta acción, fijando en efecto
que la misma debe contener la determinación de la actuación procesal cumplida dentro del asunto cuya
revisión se procura y la identificación de la autoridad que emitió el fallo, el delito por el que se procedió,
la causal que se invoca y los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya la solicitud, así
como la relación de las pruebas que se aportan para demostrar los hechos de la petición y, finalmente,
copia o fotocopia de los fallos de instancia, o de la decisión preclusiva o cesatoria correspondiente, con
la imprescindible constancia de su ejecutoria.

2. Aun cuando no establece la revisionista ningún nexo entre las fotocopias allegadas y la causal
esgrimida, como que se estaría frente a una típica argumentación implícita, ha estimado suficiente
aportar y reseñarlas como pruebas, sin dilucidar una cualquiera de las dos hipótesis a que se contrae la
causal esgrimida, sobre la reiterada base de que el procesado era inimputable para el momento de los
hechos, siendo pertinente a este propósito acotar con la doctrina de la Sala que realmente, la
accionante "plantea como causal la consecuencia de la misma, refundiendo en un solo tema el
resultado con la causa. El motivo de revisión previsto en la causal no es la inimputabilidad supuesta de
su poderdante, sino la existencia de un hecho nuevo o de una prueba novedosa que demuestre que la
persona condenada tenía esa condición. En tal sentido, la inimputabilidad o la inocencia son el thema
probandum al que el legislador liga la conducencia de la prueba novedosa o la pertinencia del hecho
nuevo que se invoca como causal de revisión, por lo que los juicios respectivos de una y otro están
referidos específica y exclusivamente a uno de esos dos propósitos" (Auto, 16 de diciembre de 1.999,
M.P. Dr Carlos Eduardo Mejía, Rad. 14.271).

Así las cosas, como ya se advirtió, además de que la demandante no motivó la viabilidad de la revisión
en alguna de las dos alternativas de hecho o prueba nuevos, pues aun cuando se afirma la existencia
de una correlación entre ambos, es indispensable escindir en el fundamento de cada una a cuál
posibilidad acude el demandante, de otro lado, indiscutiblemente, la fecha de nacimiento del procesado,
que se entendería constitutiva del hecho nuevo conducente a revelar su edad, no fue ajena al
conocimiento de los investigadores y jueces, pues por el contrario, de la misma obraba constancia
procesal, no siendo admisible la implícita presentación que la demandante hace al destacar su presunta
novedad, ya que en medio de la confusión de sus argumentos se verifica exactamente lo contrario,
negándose así su carácter ex novo, reflejándose en su lugar un antecedente que ha debido servir para
confrontar la sentencia antes de que obtuviera la definición que otorga la res iudicata, mas no por vía
de esta acción extraordinaria que, en condiciones semejantes deviene inadmisible.

PONENTE(S) : DR.CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Acción de Revisión
FECHA : 14/05/2002
DECISION : Reconoce apoderada, inadmite la demanda presentada
DELITOS : Acceso carnal violento
PROCESO : 18066
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

24/09/2002

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ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/ INIMPUTABILIDAD-Menor de edad/ ACCION DE
REVISION/ INIMPUTABILIDAD

1. La prueba nueva, para efectos de la revisión, es el medio de demostración que por cualquier causa
no se conoció durante el proceso y que posteriormente surge con tan convincente valor, que podría
modificar sustancialmente la apreciación que condujo a la condena, o a la consideración de
imputabilidad.

En el asunto bajo estudio, se está en presencia del surgimiento de prueba, no conocida en el desarrollo
del proceso, que luego aparece y vendría a establecer la inimputabilidad del condenado, situación que
es propia de la causal tercera de revisión que se ha aducido, la cual es la única que prevé
explícitamente una eventual incidencia sobre la imputabilidad.

En relación con el concepto de inimputabilidad, los artículos 31 del Código Penal de 1980 y 33 de la ley
599 de 2000, han determinado que es inimputable quien en el momento de ejecutar la conducta "no
tuviere la capacidad de comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa comprensión, por
inmadurez sicológica o trastorno mental".

El decreto 100 de 1980, entonces vigente, sobre la inmadurez sicológica como circunstancia de la cual
deriva la inimputabilidad, estableció en el artículo 34, modificado por el 165 del Decreto 2737 de 1989
(Código del Menor), que "para todos los efectos, se considera penalmente inimputable al menor de
dieciocho (18) años", mientras el inciso final del artículo 33 de la ley 599 de 2000 remite a los menores
de 18 años al sistema de responsabilidad penal juvenil.

La inmadurez sicológica que fundamenta la inimputabilidad, está orientada a considerar que los
menores de la edad señalada, han de ser tenidos como inimputables y sometidos, por tanto, a un
tratamiento especial. Con base en tal aspecto, el legislador creó un régimen particular para los menores
infractores de la ley penal, (Título 5°, Capítulo 1°, artículo 163 y Ss., D. 2737 de 1989 -Código del
Menor-), atribuyendo a los Jueces de Menores o Promiscuos de Familia, la competencia para este
procedimiento preferencial y mediante la imposición, en caso de ser condenado, de medidas de
seguridad, que buscan una finalidad diferente a las penas.
...

A propósito de tal causal, es de lamentar que la ley no hubiere efectuado discernimiento alguno entre
las especificidades que presentan, en naturaleza y consecuencias, los distintos factores de
inimputabilidad, particularmente en lo atinente a la minoridad, dando lugar a que en casos como el
presente, en donde efectivamente en el transcurso del proceso no se estableció la real edad del
imputado al momento de los hechos, allegándose posteriormente prueba que demuestra que le faltaban
escasos 13 días para cumplir los 18 años, se origine indiferenciada revisión del asunto, que por cierto
no puede ser devuelto "a un despacho judicial de la misma categoría", sino a la especial jurisdicción de
menores, acarreando notables repercusiones contra la obligación del Estado de investigar las
conductas punibles y hacer efectivas las consecuencias jurídicas correspondientes.

De otra parte, la situación del menor desquicia el régimen de la revisión, en la medida que se trataría de
un problema de jurisdicción, esto es, de un error in procedendo, que resulta ajeno a esta especial
acción. Las dificultades no se quedan allí, ante la indicación del estado en que queda la actuación y el
momento a partir del cual procederá el juicio recisorio; aún más, la medida a estas alturas, cuando se
ha superado ampliamente la edad fijada por el legislador, no cumple los fines que le son propios, ni
resulta razonable, ni necesaria, ni proporcional.

En resumen, esta causal, tratándose de menores de edad, sólo sería una sanción invalidante al Estado
por el desvío de jurisdicción, constituyendo en últimas un adicional riesgo de impunidad.

PONENTE(S) : DR.NILSON PINILLA PINILLA

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Acción de Revisión
FECHA : 24/09/2002
DECISION : Ordena la revisión del proceso, concede libertad
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 14298
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

12/12/2002

ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/ INIMPUTABILIDAD

La causal tercera del artículo 447 del Decreto 2550 de 1988 (Código Penal Militar anterior), invocada
por el accionante, no contemplaba la hipótesis en la cual se sustenta la acción, consistente en el
surgimiento de hechos nuevos o pruebas nuevas que establezcan la inimputabilidad del sentenciado.
Empero, ello no constituye motivo de inhibición, porque como acertadamente lo explica la Delegada, la
Corte ha sido del criterio que la referida norma fue subrogada por el 232 del Código de Procedimiento
Penal de 1991 (Decreto 2700), y que la acción de revisión, por tanto, debía regirse por las causales
previstas en dicho estatuto, donde aparece prevista la que es objeto de invocación.

Respecto de los presupuestos básicos requeridos para la configuración de esta causal, la Corte ha
sostenido que son fundamentalmente dos: (1) Que sobrevenga una situación fáctica o probatoria ex
novo, no conocida en el curso del proceso; y (2) que la nueva evidencia fáctico probatoria tenga la
virtualidad de establecer en grado de certeza la inocencia o inimputabilidad del condenado, o de tornar
cuando menos discutible la verdad declarada en el fallo, haciendo que no pueda probatoriamente
mantenerse.

También ha dicho que la situación ex novo debe consistir en un hecho nuevo, o una prueba, siendo
entendido por hecho nuevo todo acaecimiento o suceso fáctico vinculado al hecho punible materia de
investigación, del cual no se tuvo conocimiento en ninguna de las etapas de la actuación judicial, de
manera que no pudo ser controvertido. Y, por prueba nueva, todo mecanismo probatorio (documental,
pericial o testimonial) no incorporado al proceso, que da cuenta de un evento desconocido (se
demuestra por ejemplo que fue otro el autor del hecho), o de una variante sustancial de un hecho
conocido en las instancias, cuyo aporte ex novo tiene la virtualidad de derruir el juicio positivo de
responsabilidad (o de imputabilidad) que se concretó en la decisión de condena (Cfr. Revisión,
diciembre 1º de 1983, Magistrado Ponente Reyes Echandía; y 25 de julio del 2002, Magistrado Ponente
Arboleda Ripoll, entre otras).
...

Desde una perspectiva puramente formal no se remite a duda el carácter ex novo de estas pruebas,
pues las mismas no solo no hicieron parte de la actuación procesal, sino que nacieron a la vida jurídica
después del proferimiento de las sentencias, como con acierto lo destaca el Procurador Delegado en su
concepto. Pero desde el punto de vista material, carecen de tal connotación, toda vez que el hecho que
se pretende probar a través suyo (inimputabilidad del procesado) fue conocido y debatido en las
instancias, al igual que los antecedentes y circunstancias en los cuales se sustenta la situación
alegada.

PONENTE(S) : DR.FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Acción de Revisión
FECHA : 12/12/2002
DECISION : Declara infundada la causal de revisión
DELITOS : Abandono del servicio

10
PROCESO : 16382
PUBLICADA : No

12/11/2003

ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/ ACCION DE REVISION-Inimputabilidad: Menor de


Edad/ INIMPUTABILIDAD/ ACCION DE REVISION

1. Dos son los presupuestos básicos requeridos para la configuración de la causal tercera de revisión,
en la hipótesis invocada por el accionante: (1) Que sobrevenga una situación fáctica o probatoria ex
novo, no conocida en el curso del proceso; y (2) que la nueva evidencia fáctico probatoria tenga la
virtualidad de establecer en grado de certeza la inimputabilidad del condenado, o de tornar cuando
menos discutible la verdad declarada en el fallo, haciendo que jurídicamente no pueda mantenerse.

2. Si es confrontada la fecha nacimiento que está consignada en la partida de bautismo y el registro


civil (10 de diciembre de 1981), con la fecha de ejecución del delito de homicidio por el cual fue
condenado el procesado (1º de noviembre de 1998), se establece que para entonces (...) tenía 16 años,
10 meses y 21 días, y que la sentencia recayó, por tanto, sobre un menor de 18 años, quien para todos
los efectos, se considera penalmente inimputable (artículo 165 del Decreto 2737/89). De igual manera,
que se cumplen los presupuestos requeridos para declarar fundada la causal de revisión prevista en el
numeral tercero del artículo 220 del estatuto procesal penal, que el accionante invoca.

PONENTE(S) : DR.MAURO SOLARTE PORTILLA

Acción de Revisión
FECHA : 12/11/2003
DECISION : Declara fundada la solicitud, dispone reposición, expide
copias, otorga libertad
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 19010
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

11/07/2007

ACCION DE REVISION-Inimputabilidad: Menor de edad/ ACCION DE REVISION-Hecho y prueba


nueva

1. La base fundamental del ordenamiento jurídico es el carácter inmutable de las sentencias, que brinda
certeza de cosa juzgada. No obstante, cuando ellas han sido proferidas dentro de procesos en los
cuales se quebranta el valor de la justicia y por contera resultan inequitativas, se debe acudir a las
previsiones normativas, en casos como este la acción de revisión, remedio dirigido a quebrar esa cosa
juzgada e invalidar una sentencia que es injusta, alejada de la realidad material, y eventualmente
contraria a derecho.
En esta oportunidad, la petición de revisión se apoya en que la señorita López Ramos era inimputable
para la época de ocurrencia de los hechos, para lo cual el actor aportó su registro civil de nacimiento.
Esta situación se adecua a los preceptos de la causal tercera invocada, en cuanto es la única que
prevé explícitamente una eventual incidencia sobre la imputabilidad.

En efecto, en el registro civil de nacimiento, remitido por el Registrador del Estado Civil de Guatavita,
consta que la joven nació el 24 de octubre de 1986. Así mismo, que los hechos por los que fue juzgada

11
sucedieron entre el 4 y el 5 de octubre del 2004. Por consiguiente, se evidencia que para esa fecha era
menor de edad, pues aún tenía 17 años.

La inimputabilidad implica la ausencia de capacidad del individuo para conocer o comprender la ilicitud
de su conducta o, aún conociéndola y comprendiéndola, para autodeterminarse, por factores como la
inmadurez psicológica, el trastorno mental, la diversidad sociocultural o estados similares.

El artículo 165 del Decreto 2737 de 1989 (Código del Menor)(1) dispone que, para todos los efectos,
los menores de 18 años se consideran penalmente inimputables.

La Convención sobre los Derechos del Niño(2) establece que:

[S]e entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley
que le sea aplicable, haya alcanzado la mayoría de edad.

Diversos instrumentos internacionales otorgan especial atención a los menores que infrinjan la ley
penal, y para el efecto contemplan la necesidad que sean juzgados por tribunales especiales y que se
les dé tratamiento distinto al de los adultos. Véanse, por ejemplo, las Reglas Mínimas de las Naciones
Unidas para la administración de la justicia de menores -"Reglas de Beijing"-, el artículo 5º de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos(3) y los artículos 37 y 40 de la Convención sobre los
Derechos del Niño.

El artículo 33 del Código Penal establece que los menores de 18 años estarán sometidos al sistema de
responsabilidad penal juvenil. Por consiguiente, aunque pueden ser "responsables" por violar la ley
penal, dada su inmadurez psicológica, que fundamenta la inimputabilidad, esa "responsabilidad" debe
hacerse efectiva a través de procedimientos específicos y distintos de los que se adelantan a los
mayores de edad con ocasión de la comisión de hechos punibles.

En ese orden, el legislador dispuso un régimen particular para conocer sobre las infracciones cometidas
por los menores de edad infractores de la ley penal, contenido en los artículos 163 y siguientes del
Código del Menor, y atribuyó a los jueces de menores o promiscuos de familia, la competencia para
adelantar la actuación respectiva, con la posibilidad de imponer, en caso de establecer plenamente la
infracción, medidas de seguridad, que buscan una finalidad diferente a las penas.

Del expediente surge que a la señorita López Ramos se le juzgó como persona imputable, sin serlo, al
amparo de un procedimiento y con un juicio propio de los adultos, y que fue sometida a las penas
previstas en Código Penal. Esa situación conduce inexorablemente a enmendar esa irregularidad
judicial para efectos de que su conducta sea juzgada y sancionada según las disposiciones de
menores, con la imposición de una de las medidas allí dispuestas.

2.Resulta importante precisar que la jurisprudencia de esta Sala de Casación ha sido constante en
sostener que de acuerdo con la causal tercera del artículo 220 del Código de Procedimiento Penal, esta
acción procede contra fallos ejecutoriados, cuando con posterioridad a la sentencia condenatoria
aparezcan hechos nuevos o surjan pruebas no conocidas al tiempo de los debates, que establezcan la
inocencia del condenado o su inimputabilidad.

Así mismo, que para que se configure la causal se requiere que esa situación fáctico-probatoria no
haya sido conocida durante el debate probatorio, y que, además, tenga la virtualidad de romper la
decisión con la certeza que condujo a los jueces a proferir las sentencias cuestionadas. Esto es, que
posea un poder convincente para modificar sustancialmente la apreciación que soportó la condena, o la
consideración de la imputabilidad del sentenciado.

------------------------------------------------------------------
(1) La Ley 1098 del 2006 (artículo 217) derogó el Código del Menor, pero en su artículo 216 contempló
la implementación gradual del sistema de de responsabilidad penal para adolescentes.
(2) Entró en vigencia en virtud de la Ley 12 de 1991.)

12
(3) Aprobada por la Ley 16 de 1972.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Acción de Revisión
FECHA : 11/07/2007
DECISION : Declarar fundada la causal, recinde fallos, devuelve proceso,
compulsa copias
DELITOS : Incendio
PROCESO : 25056
PUBLICADA : Si

18/06/2008

ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nueva/ ACCION DE REVISION-Inimputabilidad: Menor de


Edad

1. De acuerdo con la causal tercera del artículo 220 del Código de Procedimiento Penal, la acción de
revisión procede contra fallos ejecutoriados, cuando con posterioridad a la sentencia condenatoria
aparezcan hechos nuevos o surjan pruebas, no conocidas al tiempo de los debates, que establezcan la
inocencia del condenado, o su inimputabilidad.

La prueba nueva, para efectos de la revisión, es el medio de demostración que por cualquier causa no
se conoció durante el proceso y que posteriormente surge con tan categórico valor, que podría
modificar sustancialmente la apreciación que condujo a la condena, o a la consideración de
imputabilidad.

En el asunto bajo estudio, se está en presencia del surgimiento de prueba, no conocida en el desarrollo
del proceso, que luego aparece y vendría a establecer la inimputabilidad del condenado, situación que
es propia de la causal tercera de revisión que se ha aducido, la cual es la única que prevé
explícitamente una eventual incidencia sobre la imputabilidad.

2. De acuerdo con las pruebas acopiadas, y los fallos dictados en el proceso, los hechos investigados
sucedieron el 18 de mayo de 1993.

Con base en lo anterior y en el registro de nacimiento, cuando sucedieron los episodios, (...) era menor
de dieciocho (18) años, pues documentalmente se ha venido a demostrar que nació el 3 de septiembre
de 1975, de manera que en el momento de los hechos se encontraba en condición de inimputable, por
razón de la minoría de edad, le faltaban 3 meses y 15 días para cumplir 18 años.

En relación con el concepto de inimputabilidad, los artículos 31 del Código Penal de 1980 y 33 de la
Ley 599 de 2000, han determinado que es inimputable quien en el momento de ejecutar la conducta "no
tuviere la capacidad de comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa comprensión, por
inmadurez sicológica o trastorno mental".

El Decreto Ley 100 de 1980, entonces vigente, sobre la inmadurez sicológica como circunstancia de la
cual deriva la inimputabilidad, estableció en el artículo 34, modificado por el 165 del Decreto 2737 de
1989 (Código del Menor), que "para todos los efectos, se considera penalmente inimputable al menor
de dieciocho (18) años", mientras el inciso final del artículo 33 de la Ley 599 de 2000 remite a los
menores de 18 años al sistema de responsabilidad penal juvenil.

La convención sobre los Derechos del Niño establece que:

13
"[S]e entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la
ley que le sea aplicable, haya alcanzado la mayoría de edad."

Además variados instrumentos internacionales otorgan especial atención a los menores que infrinjan la
ley penal, y para el efecto contemplan la necesidad que sean juzgados por tribunales especiales y que
se les dé tratamiento diferente al de los adultos. En tal sentido se encuentran, las Reglas Mínimas de
las Naciones Unidas para la administración de justicia de menores (Reglas de Beijing), el artículo 5º de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos y los artículos 37 y 40 de la Convención sobre
Derechos del Niño.

La inmadurez sicológica que fundamenta la inimputabilidad, está orientada a considerar que los
menores de 18 años, se deben tener como inimputables y sometidos, en consecuencia, a un
tratamiento especial. Con base en tal aspecto, el legislador creó un régimen particular para los menores
infractores de la ley penal, (Título 5°, Capítulo 1°, artículo 163 y siguientes del Decreto 2737 de 1989),
atribuyendo a los Jueces de Menores o Promiscuos de Familia, la competencia para este procedimiento
preferencial y mediante la imposición, en caso de ser condenado, de medidas de seguridad, que
buscan una finalidad diferente a las penas.

Actualmente, el artículo 3 la Ley 1098 de 2006 (Código de la Infancia y la Adolescencia) establece que
para todos los efectos de la misma son sujetos titulares de derechos todas las personas menores de 18
años, entre quienes, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 34 del Código Civil, se entiende por
niño o niña las personas entre los 0 y los 12 años, y por adolescente las personas entre los 12 y los 18
años de edad.

Así las cosas, queda visto que a (...) se le juzgó como persona imputable y se le sometió a una
condena que deriva del estatuto penal frente a la respectiva conducta punible, incorrección judicial que
llevó a que se condenara, por los trámites ordinarios, a un menor de edad, cuando ha debido ser
juzgado y sancionado de conformidad con la legislación de menores, es decir, con la imposición de una
medida de seguridad y no de una pena, por tratarse de inimputable, aspecto que ha llegado a
demostrarse, en atención a la causal tercera de revisión invocada.

(...)

En consecuencia, como la prueba ex novo muestra aptitud para remover la cosa juzgada y la ley debe
ser cumplida, mientras no se le reforme, se ordena la revisión de la sentencia acusada, motivo por el
cual, reconociendo que frente al Decreto 2737 de 1989, la edad que del procesado se acredita a la
fecha de los hechos le coloca bajo tratamiento que compete a los jueces de menores, el asunto se
remitirá por conducto del Juzgado 33 Penal del Circuito, de donde provino, a esa jurisdicción especial,
para lo de su cargo.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA

Acción de Revision
FECHA : 18/06/2008
DECISION : Ordena la revisión del proceso y concede libertad
DELITOS : Acceso carnal violento, Homicidio agravado, Tentativa de
homicidio agravado
PROCESO : 20052
PUBLICADA : No

08/09/2008

ACCION DE REVISION-Finalidad/ ACCION DE REVISION-Demanda: Requisitos/ ACCION DE


REVISION-Hecho y prueba nuevos/ INIMPUTABILIDAD-Concepto/ ACCION DE REVISION-

14
Inimputabilidad/ ACCION DE REVISION-Prueba Falsa/ ACCION DE REVISION-No es para debatir
nuevamente las pruebas

1. La base fundamental del ordenamiento jurídico es el carácter inmutable de las sentencias, que brinda
certeza de cosa juzgada. No obstante, cuando han sido proferidas dentro de procesos en los cuales se
quebrantó el valor de la justicia y por contera resultan inequitativas, el ordenamiento positivo estableció
la acción de revisión como remedio dirigido a quebrar la cosa juzgada e invalidar una sentencia que
resulta injusta y alejada de la realidad material.

2.Dicha acción es excepcional pues tan sólo procede contra sentencias ejecutoriadas en los estrictos
casos señalados en la ley, y reviste un carácter formal, debido a que el escrito por medio del cual se
pretende su remoción requiere cumplir con una serie de requisitos de forma y fondo cuya exigencia
está directamente dada por el legislador.

En ese orden, es imprescindible que quien proponga la demanda demuestre la existencia real de
alguna de las causales señaladas en el artículo 220 del Código de Procedimiento Penal, y cumpla con
los presupuestos del artículo 222 ibidem, conforme al cual el escrito debe contener (i) la descripción de
la actuación procesal cuya revisión se demanda, (ii) la conducta punible que la motivó, (iii) la copia o
fotocopia de las decisiones de primera y segunda instancia con constancia de ejecutoria, (iv) las
causales que se invocan, (v) los fundamentos de hecho y derecho en que se apoya la solicitud y (vi) las
pruebas que se aportan para demostrar la petición.

El actor debe seleccionar cuidadosamente la causal que pretende aducir en apoyo de su pretensión,
presentarla de manera clara y precisa y sustentar con argumentos serios y con suficiente poder
suasorio las razones en que fundamenta su solicitud.

3.Cuando se intenta la revisión por esta vía es preciso acreditar (i) el surgimiento de hechos nuevos o
de pruebas no conocidas al tiempo de los debates en las instancias ordinarias del trámite; (ii) que el
acontecer fáctico esté ligado a la conducta punible materia de investigación y juzgamiento; y (iii) que las
pruebas aducidas sean aptas para establecer, en grado de certeza, la inocencia del procesado o su
inimputabilidad, o de tornar, cuando menos, discutible la verdad declarada en el fallo, haciendo que no
pueda probatoriamente mantenerse (1).
(2)

3.Es imperioso que el actor señale con claridad si se trata de un hecho nuevo o de una prueba nueva,
identificando con precisión el uno o la otra. Así mismo, de tratarse de prueba nueva, debe presentar
argumentos serios, contundentes y coherentes a través de los cuales demuestre que aquélla no fue
conocida durante el debate probatorio y que tiene la virtualidad de romper con la certeza que condujo a
los falladores a proferir las sentencias cuestionadas, esto es, que genere un grado mínimo de
persuasión en torno a la inocencia del condenado o su inimputabilidad.

De admitir que esa situación fáctica fue desconocida por los falladores y, por ende, ajena al análisis
efectuado, lo cierto es que no se aporta prueba que revele su real existencia. La única forma de
demostrar un hecho es probándolo. El motivo previsto en la causal tercera no es la supuesta
inimputabilidad del condenado sino la existencia de un hecho nuevo o de una prueba novedosa que
demuestre que aquél tenía esa condición(3) . Si bien anexa un concepto médico y soportes clínicos, no
expone cómo tendrían la fuerza suficiente para sustentar su afirmación y menos para derruir la cosa
juzgada de las sentencias. No explica cómo esos elementos son pertinentes y eficaces para tal
propósito, ni porqué no fue posible que aquellos penetraran oportunamente al expediente.

Para que una prueba adquiera el carácter ex novo no basta con aportarla y hacer la manifestación que
ella no figuró en la actuación que se pretende revisar, es necesario demostrar con aptitud que de
haberla conocido en su momento el juzgador habría, con seguridad, absuelto al acusado o declarado
su inimputabilidad .(4)
(5)

15
4.La inimputabilidad implica la ausencia de capacidad del individuo para comprender la ilicitud de la
conducta o aún sabiéndolo, no puede determinarse de acuerdo con esa comprensión, por factores
como inmadurez sicológica, trastorno mental, diversidad sociocultural o estados similares.

5.Para intentar la revisión bajo el supuesto de una posible inimputabilidad no basta con alegar, como se
hace en esta ocasión, depresión o problemas de sueño de quien fuere condenado, es preciso que la
prueba que se aduzca como nueva tenga la suficiencia para demostrar esa situación y que genere, por
lo menos, una fundada posibilidad de que por su conducto se modificaría trascendentalmente el fallo.

Sin embargo, no manifiesta y menos demuestra cómo la referida anomalía depresiva constituyó un
trastorno mental de tal intensidad que pudiera haber convulsionado la esfera intelectiva, volitiva o
emocional del condenado para el momento de ocurrencia del hecho, de manera tal que le hubiera
impedido darse cuenta de la ilicitud de su actuar(6) .

6.Esa hipótesis exige que, a través de un discurso coherente y lógico jurídico, se demuestre que los
fallos, cuya revisión se solicita, se fundan en prueba falsa. No basta con la sola manifestación del actor
sobre la falsedad del elemento probatorio, esto es, con la tacha que en tal sentido él haga, es
indispensable que al libelo se acompañe copia auténtica de la providencia en firme donde se haya
hecho tal declaración. Por manera que si se prescinde de ese elemento probatorio, la condena no
subsistiría.

7.La acción de revisión no puede ser utilizada como instancia adicional para reabrir el debate ya
agotado en las instancias ni para hacer cuestionamientos sobre la valoración probatoria hecha por los
jueces.

_________________________________________________
1. Sentencias de revisión del 3 de diciembre de 2003 (radicado 24.404) y del 4 de agosto de 2004
(radicado 18.453).
2. Sentencia del 1 de diciembre de 1983, reiterada, entre otras, en la sentencia del 22 de abril de 1997
(radicado 12.460) y en el auto del 18 de febrero de 1998 (radicado 9.901).
3. Sentencia del 16 de diciembre de 1999 (radicado 14.271).
4. Auto del 23 de febrero de 2006 (radicado 22.870).
5. Sentencia de julio 4 de 2002 (radicado 16.831).
6. Ver la sentencia del 13 de octubre de 1982 de la Sala de Casación Penal.

PONENTE(S) : DR.AUGUSTO JOSE IBAÑEZ GUZMAN

Accion de Revision
FECHA : 08/09/2008
DECISION : Inadmite la Demanda
DELITOS : Acto sexual con menor de 14 años
PROCESO : 30314
PUBLICADA : No

29/06/2011

ACCION DE REVISION-Noción/ ACCION DE REVISION-Inimputabilidad: Menor de Edad/ MENORES-


Responsabilidad penal/ MENORES-Responsabilidad penal: Imputabilidad diferenciada/ MENORES-
Responsabilidad penal: Evolución legislativa/ MENORES-Responsabilidad penal: Evolución histórica/
SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL PARA ADOLESCENTES-Instrumentos internacionales/
LEY DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA-Ámbito normativo/ SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL
PARA ADOLESCENTES-Ámbito normativo/ SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL PARA
ADOLESCENTES-Modelo "de responsabilidad"/ ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nuevos/

16
ACCION DE REVISION-Hecho y prueba nuevos: Menor procesado como adulto/ ACCION DE
REVISION-Sentencia que la resuelve: Efectos

1. Tal como lo ha señalado la Sala en numerosas oportunidades, la acción de revisión constituye una
excepción prevista por el legislador al principio de la cosa juzgada, cuyo objetivo es remediar los
errores judiciales derivados de circunstancias señaladas en la ley que no fueron conocidas o se
pasaron por alto durante el desarrollo de la actuación procesal y que por ello mismo suscitaron la
ejecutoria de decisiones contrarias al ordenamiento jurídico, razón por la cual no deben ostentar el
carácter de definitivas ni inmutables.

2. La Sala ha señalado que este supuesto se ajusta a los eventos en los cuales la actuación procesal
penal es adelantada en contra de una persona a quien luego se le constata que era menor de edad
para la época de los hechos por los cuales fue condenado.

Lo anterior, por cuanto el hecho o la prueba nueva sería capaz de demostrar la inimputabilidad del
sujeto sobre el cual recayó el juicio de reproche.

3. Ahora bien, esta última afirmación no es del todo correcta, en la medida en que la minoría de edad
(por lo menos a partir de los catorce años (1)) no implica una deficiencia total en el individuo para
comprender la ilicitud de su comportamiento o para adecuarlo conforme a esa comprensión. En otras
palabras, no es posible sostener que todos los menores son inimputables en materia penal en razón de
una supuesta o presunta inmadurez psicológica. Veamos:
En un principio, la capacidad para responder por las infracciones a la ley penal en las que los menores
eran autores o partícipes se asumía desde una perspectiva paternalista, pues el Estado los ubicaba en
la categoría de inimputables inmersos en una situación irregular y, debido a ello, buscaba brindarles un
tratamiento especial con fines de protección.

Actualmente, la opinión dominante en el derecho contemporáneo considera que, a partir de cierta edad
(que en nuestro país es a los catorce años), los menores no sólo son titulares de derechos con
capacidad para ejercerlos por sí mismos, sino que a la vez deben responder ante el incumplimiento de
sus deberes y obligaciones, por lo que podrían estar sometidos al poder punitivo del Estado en los
eventos en que cometan violaciones a la ley penal, pero siempre bajo el criterio de imputabilidad
diferenciada, es decir, de aquella en la que se tiene en cuenta tanto sus condiciones personales como
el grado de evolución de sus facultades, en aras de imponerles una medida, no asimilable al tradicional
concepto de pena, que pretenderá reintegrarlos a la sociedad.
Las razones de esta evolución son variadas. Históricamente, los niños se hallaban subordinados a la
absoluta potestad de los padres o adultos de quienes en un momento dado dependían, circunstancia
que era suficiente para que, ante cualquier conducta inadecuada cometida por aquéllos (como por
ejemplo la vagancia o la rebeldía) se les aplicasen sanciones en función de rediseñar su destino, sin
consideración alguna hacia los derechos fundamentales, o hacia la dignidad inherente a su condición
de personas.

Con el advenimiento de la sociedad industrial, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, tuvo pleno
asentamiento el llamado sistema tutelar de las situaciones irregulares, orientado a regular, casi siempre
mediante el internamiento o el confinamiento en centros cerrados, circunstancias tan disímiles como las
atinentes a los niños abandonados o en situación de peligro, y las de aquellos incursos en violaciones
de la ley penal, también conocidos como "menores delincuentes".

El común denominador en estos casos era considerar que todos los niños serían tan incapaces para
comprender o disponer de sus derechos como inimputables a la hora de responder ante la sociedad por
sus comportamientos delictivos. Por ello, eran institucionalizados con fines altruistas de protección,
pero mediante un flagrante desconocimiento de sus derechos y garantías judiciales, de manera que el
funcionario encargado de adoptar la correspondiente medida se convertía en un intérprete omnímodo
del proceso que calificaba de apropiado.

17
Desde el plano teórico normativo, el modelo de la situación irregular comenzó a ser dejado de lado en
el siglo XX con la aparición de la Declaración Universal de los Derechos del Niño en 1959 y tuvo su
punto final con la promulgación en 1989 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que será
analizada más adelante.

Por ahora, conviene destacar que en esta última normatividad fueron acogidos en toda su dimensión
los planteamientos de la psicología del desarrollo, o psicología evolutiva, como sustento de una nueva
perspectiva de las relaciones adulto-niño, la cual parte de aceptar que los menores de edad, desde su
nacimiento, son personas dotadas de inteligencia y voluntad, con capacidad de comunicarse mediante
un lenguaje propio, en un principio corporal y activado por las sensaciones, y, en la adolescencia,
constitutivo de un lenguaje conceptual articulado, con niveles de abstracción según el grado de
madurez que cada sujeto alcance de acuerdo con sus particulares condiciones de vida.

En Colombia, la doctrina tutelar de las situaciones irregulares tuvo un marcado asentamiento a lo largo
del siglo pasado, e incluso con posterioridad al apogeo de los instrumentos internacionales que la
desestimaron. En la Ley 83 de 1946, o Ley Orgánica de la Defensa del Niño, se estableció la creación
de un juez para conocer en única instancia de las infracciones de la ley penal cometidas por menores,
así como de las circunstancias de abandono o riesgo en las que podían hallarse éstos.

A dicha legislación, le sucedió el Decreto 1816 de 1964, en el cual fue introducida una diferencia de
tratamiento respecto de los menores de doce años en cuanto al funcionario para conocer de las
situaciones irregulares, quedando dicha competencia radicada en el Defensor de Familia.

Luego sobrevino la reforma de la Ley 75 de 1968, también conocida como Ley Cecilia o de la
Paternidad Responsable, con la que se creó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, cuya misión
era la de promover y proveer la protección de niños y adolescentes. De esta forma, quedó separada de
manera definitiva la competencia administrativa de la jurisdiccional, propia de los jueces de menores,
que siguieron conociendo de las infracciones a la ley penal en las que eran autores o partícipes
mayores de doce años y menores de dieciocho.
En el Decreto 2737 de 1989, anterior Código del Menor, se preservó la filosofía de la doctrina tutelar, a
pesar de que fue expedida en el mismo año de la Convención sobre los Derechos del Niño, como se
deriva de lo dispuesto en el artículo 30, en el que el legislador previó nueve circunstancias totalmente
incompatibles por las cuales se consideraba al joven en situación irregular; entre ellas, la de haber
realizado una conducta punible o la de contribuir a su ejecución.

Así mismo, dicha normatividad contemplaba en su artículo 165 que, para tales efectos, los menores de
edad debían ser tenidos como inimputables:

"Inimputabilidad del menor de dieciocho años. Para todos los efectos, se considera penalmente
inimputable el menor de dieciocho (18) años".
Con la entrada en rigor (gradual y sucesiva) de la Ley 1098 de 2006 (o Código de la Infancia y
Adolescencia) se asimilaron los conceptos que acerca de la responsabilidad penal de los menores y de
su imputabilidad diferenciada habían desarrollado los tratados e instrumentos internacionales. En
efecto:

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado por la Asamblea General de la ONU el
16 de diciembre de 1966 y aprobado en nuestro país por la Ley 74 de 1968, consagra que los Estados
adoptarán las medidas necesarias para proteger a los niños en razón de su condición de menores (2), a
la vez que prohíbe imponerles la pena de muerte cuando infrinjan la ley penal (3) y les garantiza, en
dichos casos, un tratamiento diferente, rápido y eficaz (4), así como separado de los adultos (5), cuyo
único propósito será el de la readaptación social (6), También exige que se les respete la privacidad a
lo largo de todo el proceso, incluso por encima del principio de publicidad de las actuaciones judiciales
(7).
La Convención Americana sobre Derechos Humanos (o Pacto de San José), suscrita el 22 de
noviembre de 1969 y aprobada en Colombia por la Ley 16 de 1972, prevé, al igual que el tratado
anterior, el imperativo de la protección integral a favor de los menores (8), la prohibición de la pena

18
capital (9) y la obligación de brindarles a los infractores un trato diferenciado y apartado de los mayores
de edad, mediante una justicia especializada e impartida con celeridad (10).
La Convención sobre los Derechos del Niño, proclamada el 20 de noviembre de 1989 por la ONU y
aprobada en nuestro país por la Ley 12 de 1991, otorga, además de los derechos ya mencionados, la
prohibición de tratos crueles o degradantes (11) y el reconocimiento de las garantías tradicionales del
debido proceso.

Adicionalmente, impone a favor del adolescente otros derechos derivados de manera especial de su
condición de menor, como la obligación de tener en cuenta su edad y situación particular (12), la de
observar que la reacción del Estado guarde proporción con la infracción cometida por el adolescente
(13), y la de adoptar medidas distintas a la internación en instituciones o centros de reclusión (14).
Así mismo, advierte acerca de la importancia de consagrar una edad mínima antes de la cual se
presumirá que los niños carecen de capacidad para infringir la ley penal (15), así como la consagración
de un sistema especial de jurisdicción penal (16).
Las Reglas Mínimas para la Administración de la Justicia de Menores (o Reglas de Beijing -o
Pekín(17)), adoptadas por la Asamblea General de la ONU el 28 de noviembre de 1985 mediante
resolución 40/33, agregan a los principios ya expuestos sanciones y reacciones jurídicas distintas a las
del confinamiento de menores en establecimientos de reclusión (18), que faciliten la reintegración de
los menores a la sociedad (19).
Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas No Privativas de la Libertad (o Reglas
de Tokio), aprobadas por la Asamblea General en la resolución 45/110 de 14 de octubre de 1990,
prevén diversas sanciones no privativas de la libertad (20), así como varias medidas posteriores al fallo,
cuyo propósito es el de prestar asistencia a los adolescentes que hayan delinquido y de esta forma
alcanzar su pronta reinserción social (21)
Las Reglas para la Protección de los Menores Privados de la Libertad (o Reglas de La Habana),
adoptadas por la Asamblea General de la ONU en la resolución 45/113 de 14 de diciembre de 1990,
tienen como objeto "establecer normas mínimas [...] para la protección de los menores privados de la
libertad en todas sus formas, compatibles con los derechos humanos y las libertades fundamentales,
con miras a contrarrestar los efectos perjudiciales de todo tipo de detención y fomentar la integración en
sociedad" (22).
Por último, las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (o
Directrices de la RIAD), adoptadas y proclamadas por la Asamblea General en la resolución 45/112 de
14 de diciembre de 1990, hacen énfasis tanto en la implementación como en la aplicación de "una
política progresista de prevención de la delincuencia" (23).
Debido a lo anterior, el Código de la Infancia y Adolescencia de Colombia comprende un conjunto
sistematizado de normas, reglas y procedimientos ajustados a los parámetros referidos en precedencia,
y que en todo caso serían de obligatorio cumplimiento por expresa disposición del régimen, pues de
acuerdo con este último "[...]los principios y definiciones consagrados en la Constitución Política, en los
instrumentos internacionales de derechos humanos y en la [...] ley se aplicarán en el Sistema de
Responsabilidad para Adolescentes" (24).
De esta forma, el modelo adoptado por el sistema penal para adolescentes de Colombia es uno de los
que en la doctrina se han denominado de responsabilidad, es decir, que corresponde a un
procedimiento independiente, especializado y autónomo, revestido con la garantías básicas del debido
proceso, a la vez que reforzado con otras de índole especial, en el que el adolescente es susceptible de
ser declarado responsable por la realización de una conducta punible de graves connotaciones, pero
con la particularidad de que la consecuencia jurídica adoptada por el funcionario no puede ser
catalogada como pena en un sentido tradicional del término, sino como una medida que tan sólo
pretende ser educativa y busca su reintegro a la sociedad.

En este orden de ideas, sin perjuicio de la vigencia o no del artículo 165 del anterior Código Menor para
cada caso concreto, aunque para los efectos de la acción de revisión el hecho o la prueba nueva
susceptible de demostrar la minoría de edad de la persona condenada por la justicia penal ordinaria en
realidad no conduce a establecer la inimputabilidad (sino la necesidad de adelantarle un procedimiento
especial y diferente del de los adultos), son los principios, derechos y garantías hasta ahora
mencionados (orientados todos ellos hacia la protección del interés superior del menor) los que aún

19
justifican la procedencia de la causal tercera de revisión prevista en la Ley 600 de 2000 para todos los
casos en comento.
(...)
Por último, es de destacar que la Corte también ha señalado que si bien es cierto que la situación
fáctico-probatoria discutida en la causal tercera de revisión, además de ser trascendente, no pudo
haber sido conocida durante el debate probatorio, también ha dicho que ello no constituye un obstáculo
para no reconocerla cuando la minoría de edad no fue advertida o realmente apreciada por las
autoridades (así en su momento se hubieran aportado elementos probatorios o de juicio en tal sentido).

En otras palabras, la acción de revisión prospera a favor del menor de edad condenado por la
jurisdicción ordinaria cuando "la situación no fue ajena, por lo menos formalmente, a la actuación
procesal, pero materialmente no fue valorada ni tenida en cuenta por los falladores" (25).

4. En consecuencia, a la Sala no le queda más remedio que declarar fundada, como en efecto lo hará,
la causal de revisión invocada por la apoderada y, como consecuencia de ello, dejar sin efecto alguno
la condena proferida en contra de JUAN CARLOS GÓMEZ CÁCERES en los fallos de 17 de marzo de
2005, proferido por el Juzgado Quinto Penal del Circuito de Cúcuta, y 9 de febrero de 2007, emitido por
el Tribunal Superior del correspondiente Distrito Judicial.

Así mismo, se le concederá la libertad incondicional e inmediata por causa de este proceso, la cual se
hará efectiva siempre y cuando no sea requerido por cualquier otra autoridad competente en virtud de
hechos distintos a los aquí contemplados. También se ordenará la cancelación de los antecedentes,
registros y demás anotaciones que por este proceso figuren en contra de JUAN CARLOS GÓMEZ
CÁCERES.

______________________________________
(1) Cf., respecto de la edad de catorce años como límite de la capacidad de discernimiento y
comprensión en los menores, la sentencia de 20 de octubre de 2010, radicación 33022.
(2) Numeral 4 del artículo 23 y numeral 1 del artículo 24 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.
(3) Numeral 5 del artículo 6 ibídem.
(4) Literal b) del numeral 2 del artículo 10 ibídem.
(5) Numeral 3 ibídem
(6) Ibídem.
(7) Numerales 1 y 4 del artículo 14 ibídem.
(8) Artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
(9) Numeral 5 del artículo 4 ibídem.
(10) Numeral 5 del artículo 5 ibídem.
(11) Literal a) del artículo 37 ibídem.
(12) Ordinal (iii) del literal b) del numeral 2 del artículo 40 ibídem.
(13) Numeral 4 ibídem.
(14) Ibídem.
(15) Literal a) del numeral 3 ibídem.
(16) Numeral 3 ibídem.
(17) Es de advertir que la Real Academia Española no aconseja la utilización de la primera palabra: "El
nombre Beijing es resultado de la transcripción de los caracteres chinos al alfabeto latino según el
sistema "pinyin", desarrollado en China a partir de 1958 con el fin de unificar los diversos sistemas de
transcripción del chino aplicados por distintos países. Este sistema se puso en práctica oficialmente en
1979 y es hoy mayoritariamente utilizado por las agencias de prensa. No obstante, se recomienda usar
en nuestro idioma el nombre tradicional español, cuyo gentilicio es pekinés". Real Academia Española,
Diccionario panhispánico de dudas, op. cit., p. 492.

20
(18) § 19.1 de las Reglas de Pekín, en relación con las sanciones. En el mismo sentido, § 13.2 ibídem,
respecto de la detención preventiva.
(19) § 29 ibídem.
(20) § 8.2 ibídem.
(21) § 9.1 ibídem.
(22) § 3 de las Reglas de La Habana.
(23) § 5 de las Directrices de la RIAD.
(24) Artículo 140 del Código de la Infancia y la Adolescencia.
(25) Sentencia de 11 de julio de 2007, radicación 25056.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA

Sentencia Acción de Revisión


FECHA : 29/06/2011
DECISION : Declara fundada causal, deja sin efecto sentencias, concede
libertad, devuelve
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 35681
PUBLICADA : Si

14/03/2012

RECURSO DE REPOSICION - Finalidad/ RECURSO DE REPOSICION - Sustentación: Exigencias/


INIMPUTABILIDAD: Incapacidad de comprensión y/ o imposibilidad de determinación al cometerse la
conducta punible

1-Reiteradamente ha expuesto la Sala que el recurso de reposición constituye un medio otorgado por la
ley a los sujetos procesales, para que provoquen un nuevo examen de la providencia a partir de los
argumentos expuestos en la sustentación, a fin de que el funcionario tenga la oportunidad de corregir
los errores en que haya podido incurrir.

2- Por ello, el impugnante está obligado a señalar de manera clara y precisa los motivos por los cuales
estima que se debe revocar, modificar o aclarar la providencia recurrida, lo cual le implica abordar
puntualmente los fundamentos de la decisión atacada, con el propósito de conseguir que esta sea
cambiada en alguno de los sentidos ya indicados.

3- para tener la condición de inimputable, no basta con que el agente sufra alguna anomalía psíquica o
psicológica, en cuanto es menester acreditar que la incapacidad de comprensión sobre la ilicitud del
comportamiento, o la imposibilidad de determinación conforme a dicho entendimiento, tuvo lugar en el
preciso instante en que se cometió el punible.

En efecto, así lo establece el estatuto penal del 2000 al disponer en su artículo 33:

PONENTE(S) : DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ MUÑOZ

Acción de Revisión
FECHA : 14/03/2012
DECISION : No repone providencia impugnada
DELITOS : Homicidio

21
PROCESO : 38039
PUBLICADA : No

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