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DESARROLLO.

Cien años atrás, un médico brasileño Carlos Justiniano Ribeiro das Chagas, descubrió
que un insecto; específicamente un tipo de vinchuca, podía transmitir un parásito
causante de una enfermedad infecciosa. Por aquel entonces era más común en América
y afectaba a poblaciones rurales.
A diferencia de muchas otras enfermedades, el Chagas fue fácil de detectar por la rapida
identificación del agente de transmisión y del agente causante, como así también los
síntomas que esta produce y las distintas fases de padecimiento. A pesar de los grandes
avances en su investigación, se demoró varias décadas en encontrar un tratamiento.
Esta enfermedad, tantas veces negada y olvidada, es causada por un insecto llamado
Triatoma infestans, también conocida como “chinche gaucha”, el cual es un insecto
hematófago, es decir que se alimenta de sangre. Tiene un hábito nocturno, se esconden
en techos de paja, revoque de adobe y grietas. Se recomienda no tener animales dentro
del hogar (perros, gatos, conejos, gallinas, etc.) porque la sangre de los mismos atrae el
insecto.
La enfermedad es causada por un parásito llamado Trypanosoma cruzi, que puede vivir
en la sangre y en los tejidos de personas y animales, y en las heces de las vinchucas.

En función de abordar su complejidad, el mal de Chagas se estudia a través de cuatro


dimensiones: Biomédica, epidemiológica, sociocultural y política-económica.
Por el momento nos centraremos en la dimensión Biomédica, que hace referencia al
parasito, transmisión, tratamiento, y síntomas de la enfermedad.

DIMENSIÓN BIOMÉDICA.

Contagio

El parasito T. Cruzi se transmite principalmente por contacto con las heces u orina
infectadas de las vinchucas que se alimentan de sangre. Por lo general, las vinchucas que
transfieren el parásito, viven en las grietas y huecos de las paredes y los tejados de las
casas precarias en zonas rurales y suburbanas.
Normalmente permanecen ocultos durante el día y por la noche entran en actividad
alimentándose de sangre humana.
En general, pican en una zona expuesta de la piel, como la cara, y defecan cerca de la
picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona picada se frota
intensivamente y empuja las heces o la orina hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna
lesión cutánea abierta.
También se puede transmitir por:
 alimentos contaminados con el parasito
 transfusión de sangre infectada
 la transmisión de la madre infectada a su hijo durante el embarazo o parto
 el trasplante de órganos provenientes de una persona infectadas
 accidentes de laboratorio

Síntomas

La enfermedad de Chagas tiene dos fases claramente diferenciadas, la primera es la fase


aguda dura unos dos meses después de contraer la infección. Durante esta fase circula
por el torrente sanguíneo gran cantidad de parásitos, en su mayoría los síntomas son
leves.
En menos del 50% de las personas picadas por una vinchuca, un síntoma inicial puede
ser lesión cutánea o hinchazón amoratada de un párpado. Además puede presentar
fiebre, dolor de cabeza cansancio, dolores musculares, malestar general, dolor de cabeza,
amnea, etc.
La segunda es la fase crónica, en la misma, los parásitos permanecen ocultos en el
musculo cardiaco y digestivo, alrededor de un 30% sufren daños cardiacos y un 10%
sufren alteraciones digestivas (dilatación de colon o esófago), neurológicas o mixtas.
Con el paso de los años esta enfermedad puede llegar a ser mortal cuando el paciente
presenta lesiones por la destrucción progresiva del músculo cardiaco.

Diagnóstico.

El procedimiento de diagnóstico del mal de Chagas varía dependiendo de la fase de la


enfermedad en la que se encuentre el paciente.
Durante la fase aguda, la manera más rápida de efectuar el diagnostico clínico es
mediante frotis sanguíneo. Al mirar por el microscopio, detectaremos fácilmente la
presencia de parásitos en la sangre extendida. Esto se debe a que, en esta fase, la
presencia del parásito en sangre es muy importante.
Este diagnóstico de la enfermedad de Chagas puede confirmase también mediante
aspiración del contenido de los ganglios linfáticos, donde también es segura la presencia
del parásito.
Otro procedimiento que se puede llevar a cabo en esta fase es el xenodiagnóstico. En
este se permite que una chinche triatoma (género de la chinche) no infectada pique y se
alimente del paciente sospechoso de presentar la infección, y se analiza el contenido del
intestino de la misma cuatro semanas después, si esta presenta parásitos en su intestino
lo más probable es que hayan sido obtenidos de la sangre del paciente que se sospecha
infectado. Esta técnica se utiliza como diagnóstico confirmativo.

Diagnóstico durante la fase crónica.

En esta fase el parásito no se encuentra en cantidades detectables en sangre, por ello la


detección directa por frotis es menos efectiva.
En este caso debemos recurrir a la serología o diagnóstico indirecto. La serología consiste
en constatar la reacción inmunológica que se ha producido en el paciente, es decir la
búsqueda de presencia de anticuerpos que el organismo haya fabricado para combatir el
parásito.
Esta comprobación puede arrojar falsos positivos para tripanosomiasis, ya que el paciente
puede estar sufriendo otra parasitosis y la serología puede ser positiva.

Tratamiento.

Los medicamentos que se utilizan para el control de esta enfermedad son


benznidazol y nifurtimox. Ambos tripanocidas fueron descubiertos hace más de 40
años y su nivel de efectividad es directamente proporcional al grado de evolución
de la enfermedad dentro del organismo.
La enfermedad de chagas posee un tratamiento bastante efectivo solo en la
primera fase de la enfermedad, que se conoce como etapa aguda, la cual dura
entre 4 y 6 semanas. Posteriormente su efectividad va disminuyendo en tanto la
enfermedad vaya avanzando.
Los niños y los jóvenes responden mejor al tratamiento que los adultos y
manifiestan menos efectos secundarios. En niños menores de 1 año la
enfermedad se puede curar en casi todos los casos (siempre en la fase aguda).
Las mujeres embarazadas no pueden someterse a este tratamiento. Tampoco se
puede beber alcohol durante el tiempo en que el paciente está tratado porque
aumenta la posibilidad de efectos no deseados.
Según el Ministerio de Salud Argentino, se recomienda el tratamiento para:
 Todos los pacientes en fase aguda.
 Pacientes menores de 15 años.
 Reactivaciones en pacientes inmunodeficientes (VIH, post
transplante, enfermedades autoinmunes)
 Accidentes de laboratorio o quirúrgico.
 Evaluar el tratamiento de los pacientes crónicos, ya que hay
evidencias de que el tratamiento especifico previene las complicaciones en
este grupo de pacientes.

En todos los casos los pacientes deben ser controlados periódicamente, para
observar la evolución del tratamiento, por si aparecen efectos secundarios de la
medicación. También, en todos los casos que sea posible, el Ministerio de Salud
recomienda realizar hemograma, urea o creatinina, y enzimas hepáticas antes,
durante y después del tratamiento.

La dosis indicada para el tratamiento es la siguiente:

Benznidazol:
Adultos 5 mg/kg diarios durante 30 a 60 días.
Niños hasta 10 mg/kg diarios durante 60 días.
Nifurtimox:
Adultos 8-10 mg/kg diarios durante 60 a 90 días.
Niños hasta 15 mg/kg diarios durante 60 días.
Este tratamiento es sumamente controlado dependiendo del criterio del médico y
la situación del paciente.

Contraindicaciones.

A los pacientes con insuficiencia hepática o renal sólo se les deberá administrar el
medicamento bajo estricta supervisión médica. Durante todo el tratamiento se vigilará el
recuento sanguíneo, atendiendo especialmente a los leucocitos, y se recomendará a los
pacientes que se abstengan del alcohol.
El benznidazol no debe administrarse al comienzo del embarazo. Como no se ha
demostrado que el empleo en el embarazo esté exento de peligros, el tratamiento debe
aplazarse hasta después del primer trimestre. A partir de entonces se debe aplicar
inmediatamente a fin de evitar el riesgo de transmisión congénita.
Son frecuentes los efectos adversos. Durante las primeras dos semanas de tratamiento
pueden aparecer erupciones cutáneas que por lo general son benignas; ahora bien, si son
graves y van acompañadas de fiebre y púrpura habrá que suspender definitivamente el
tratamiento. Al comienzo de éste pueden aparecer también náuseas. Las parestesias o
los síntomas de polineuritis periférica son efectos relacionados con la dosis que, cuando
aparecen, obligan a suspender inmediatamente el tratamiento. Entre otros efectos
adversos más graves figuran la leucopenia y, en raros casos, la agranulocitosis.

Prevención:

Según lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el método más


eficaz para prevenir el mal de Chagas en América Latina es el control vectorial. Las
pruebas de la sangre donada son necesarias para prevenir la infección por transfusiones
sanguíneas y donación de órganos.

También la OMS recomienda:

 La fumigación de las casas y sus alrededores con insecticidas


 La mejora de las viviendas para prevenir la infestación por el vector
 El empleo de mosquiteros; higiene en la preparación, el transporte, el
almacenamiento y el consumo de los alimentos
 Las pruebas de sangre en órganos, tejidos o células donados y en los receptores
de éstos
 Las análisis de sangre de los recién nacidos y otros niños de las madres
infectadas, para diagnosticar y tratar tempranamente el problema

Es importante destacar que ante la detección de un caso de chagas, es
fundamental establecer los factores que constituyeron al contagio del tripanosoma,
ya que se debe intentar evitar nuevas infecciones y adoptar medidas sanitarias de
tipo preventivo inmediatamente. Se debe consultar sobre el origen del paciente y
de provenir de una zona considerada endémica de la enfermedad se debe ubicar
la vivienda, desinfectar y realizar análisis a todos los miembros de la familia para
evitar que se expanda la infección.

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