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INTRODUCCIÓN

La evaluación es un proceso que tiene por objeto determinar en qué medida se


han logrado los objetivos de aprendizaje previamente establecidos, es
considerada como el proceso permanente que permite tomar decisiones y emitir
juicios, acerca de los logros obtenidos por un estudiante, durante y al concluir la
experiencia educativa (Foronda, 2007).

Actualmente, la evaluación ocupa un lugar protagónico en el proceso educativo


para mejorar los aprendizajes, especialmente cuando se hace de manera
sistemática y articulada con la enseñanza. Desde esta perspectiva, evaluar
promueve mejores comprensiones del aprendizaje al posibilitar que docentes,
estudiantes y la comunidad escolar contribuyan activamente a mejorar la calidad
de la educación.

Por medio de la evaluación, los docentes contamos con información que permite
conocer el proceso de formación de los alumnos e identificar el tipo de apoyo que
necesitan para alcanzar los aprendizajes esperados. Valorar los niveles de
alcance que se tuvieron respecto a los contenidos no sólo es útil para los
maestros, también permite que los estudiantes conozcan sus habilidades y
dificultades. Con base a la evaluación se toman decisiones acerca del proceso de
aprendizaje encaminándolo a lograr que cada vez se aprendan más cosas.

Debido a que la valoración del aprendizaje de los estudiantes es considerada


como un elemento de suma importancia dentro del proceso formativo, es
necesario que todos los docentes cuenten con conocimientos sobre cómo, qué,
cuándo y para qué se debe evaluar. Para que las propuestas de evaluación
formativa den resultados idóneos primeramente se requiere que el profesorado se
encuentre capacitado y posea los conocimientos cognitivos y procedimentales
para la llevar a cabo una evaluación que permita tomar decisiones encaminadas al
mejoramiento del aprendizaje de los estudiantes.

El proceso de evaluación no se limita únicamente a la asignación de una


calificación que determine si el estudiante es promovido al siguiente grado o no, es
una tarea más profunda e implica un análisis reflexivo que permita tomar
decisiones que beneficien a los estudiantes.

Para facilitar la comprensión de qué es la evaluación, en el presente trabajo se


desarrollan los planteamientos más importantes que se obtuvieron de una
investigación realizada en diferentes fuentes para responder las siguientes
cuestiones: cómo se debe evaluar, qué se debe evaluar y para qué se evalúa.
Además al final se incluye una conclusión respecto al tema basada en opiniones
personales y considerando diversas experiencias laborales.

DESARROLLO

A continuación mediante la información recopilada con una investigación en


diversos medios se responden tres preguntas básicas que todos los docentes
deben plantearse y resolver para ejercer una evaluación que aporte positivamente
al aprendizaje de los alumnos, en cada una de las respuestas a las cuestiones la
redacción incluye puntos de vista personales que se han creado mediante la
experiencia que se tiene frente a grupo y los resultados obtenidos en las diversas
evaluaciones que se han aplicado para determinar el nivel de aprovechamiento de
los estudiantes.

1. ¿Cómo evaluar?

El octavo principio pedagógico del Nuevo Modelo Educativo establece que se


debe entender la evaluación como un proceso relacionado con el aprendizaje,
implica que como docente se adquiera el compromiso para evaluar el
conocimiento de los alumnos y que los resultados de dicha evaluación sean
tomados como referente para la planeación y el diseño de las clases.

La evaluación se debe considerar como un referente importante para el diseño e


implementación de la práctica docente, para garantizar la obtención de resultados
significativos se deben planear y diseñar instrumentos de evaluación acordes a los
aprendizajes esperados que se desarrollan en las secuencias didácticas, afines a
las características cognitivas y a las necesidades particulares de los estudiantes.
Uno de los errores más comunes dentro de la valoración de los aprendizajes
consiste en aplicar evaluaciones homogenizadas para todos los integrantes del
grupo escolar, cada alumno tiene habilidades, formas de aprendizaje e intereses
distintos, por lo tanto, las metodologías que se utilicen para evaluarlos deben ser
acordes a las particularidades de los estudiantes.

Es de vital importancia comprender que ni la evaluación ni la calificación pueden


depender de un solo instrumento o técnica de evaluación porque de esta manera
únicamente se mide un tipo de aprendizaje. La diversidad de alumnos existente en
las aulas es un factor que genera una diferencia de estilos de aprendizaje. Cada
niño cuenta con una inteligencia, habilidades y estilo de aprendizaje propio, por lo
tanto, no todos tienen la facilidad para responder el tipo de exámenes que
comúnmente se utilizan, quizá algunos sean teóricos pero otros expresarán mejor
su conocimiento por medio de la práctica y de esto se deriva la necesidad de crear
una variedad de métodos para la evaluación tomando en cuenta las características
de los alumnos que se atienden.

Los criterios para calificar deben decidirse por el profesor con base en su estilo
personal de enseñanza y en su plan de trabajo, pero deben atender las
características distintivas de los alumnos y el grupo que atiende. A pesar de que
todos los alumnos deberán adquirir los mismos aprendizajes esperados no se
considera correcta la utilización de evaluaciones estandarizadas para calificar el
desempeño de los alumnos. Desde mi opinión personal considero que en cierta
forma esta homogenización de la evaluación representa un procedimiento
discriminatorio porque no se atienden las necesidades individuales de cada
estudiante y se le obliga a adaptarse a un modo de valoración cognitiva que no se
adecúa a sus características, por lo tanto, como profesores debemos ofrecer una
evaluación multidimensional que le permita a todos los integrantes del grupo
demostrar lo que han aprendido.

La evaluación tiene dos objetivos principales: analizar en qué medida se han


cumplido los objetivos para detectar posibles fallas en el proceso y superarlas y, el
segundo, propiciar la reflexión de los alumnos en torno a su propio proceso de
aprendizaje. La evaluación no sólo proporciona evidencias que son útiles para el
alumno, sus resultados también son relevantes para docentes, directivos y padres
de familia, por lo tanto, todos tienen derecho a obtener información del proceso de
aprovechamiento de cada estudiante en el momento que lo consideren necesario.
Para lograr estos objetivos la evaluación debe ser: Participativa: que los alumnos
participen en ella. Completa: debe abarcar todos los pasos importantes del
proceso enseñanza- aprendizaje, se evalúa al inicio, durante el desarrollo y la
final. Continua: a lo largo del curso, no debe dejarse para el final del mismo.

Actualmente existe una amplia variedad de alternativas de evaluación que


permiten adaptar este momento de la tarea educativa a las diferentes
características, necesidades e intereses de los estudiantes. Contar con una
variedad de métodos facilita la atención de las particularidades de cada alumno,
sin embargo, todas las decisiones que se tomen respecto a la valoración de los
aprendizajes deben estar sustentadas en el enfoque formativo de las asignaturas
que propone el currículo vigente, los aprendizajes esperados que se plantean para
cada grado, los temas, la finalidad, las características (conocimientos, habilidades,
actitudes y valores) de los estudiantes y el estilo particular de enseñanza que
posea el profesor.

Para aplicar una evaluación formativa eficiente se debe contar con un diagnóstico
que sirva como fundamento para diseñar una estrategia que armonice todos los
elementos mencionados anteriormente y que ponga a los estudiantes al centro de
la tarea educativa considerando sus características y necesidades educativas.

Actualmente el acuerdo 11-03-19 establece las normas de evaluación, promoción


y acreditación para la educación básica. Dicho documento establece que La
evaluación del aprendizaje es parte sustancial del proceso educativo, y constituye
una fuente de información para verificar el cumplimiento del derecho a la
educación de niñas, niñas y adolescentes.

La evaluación no debe circunscribirse a la aplicación de exámenes en


momentos fijos del curso, sino que debe ser un medio que permita al profesor y
al estudiante conocer las fortalezas y debilidades surgidas en el proceso de
aprendizaje. Esto se logra con la observación del profesor al trabajo en el aula,
con la recopilación de datos que le permitan proponer tareas para apuntalar donde
encuentre fallas en la construcción del conocimiento. En conclusión, la evaluación
debe permitir mejorar los factores que intervienen en el proceso didáctico (SEP,
2017).

2. ¿Qué evaluar?

El proceso de evaluación permite verificar el cumplimiento de los objetivos


educativos y comprobar que se ha producido el aprendizaje previsto.
Tradicionalmente se pensaba que evaluar era calificar lo que el alumno había
aprendido después de la fase de enseñanza, sin embargo, actualmente la
evaluación es un proceso más profundo que además de asignar una valoración
numérica al desempeño de los estudiantes proporciona información útil para
fundamentar la toma de decisiones orientadas al mejoramiento de los resultados
futuros mediante la eliminación de ciertas prácticas poco efectivas y la integración
de metodologías de enseñanza que atiendan las características particulares de los
niños.

Los aprendizajes esperados son indicadores respecto a los logros que se espera


que cada alumno alcance en diferentes facetas durante el período formativo.
Técnicamente, estos aprendizajes esperados sirven para evaluar lo conseguido
través de las evaluaciones que se llevan a cabo a lo largo del curso escolar.

De acuerdo con lo anterior se destaca que lo primordial para la evaluación es el


logro de los aprendizajes esperados que plantea el currículo, de esta manera
todas las técnicas e instrumentos que se utilicen para la valoración del desempeño
deben estar diseñadas en función de los aprendizajes correspondientes a cada
grado y asignatura. Las planeaciones se diseñan con base a los aprendizajes y
por ende las evaluaciones también deberán considerar sus planteamientos.

Anteriormente se consideraba que la única herramienta para obtener información


sobre el aprovechamiento académico de los educandos era el examen, conforme
se ha modificado el currículo la evaluación también ha evolucionado de tal forma
que los conocimientos no son lo único que se toma en cuenta. La enseñanza por
competencias promueve que igualmente además de conocimientos se desarrollen
habilidades, valores y actitudes, por lo tanto, la evaluación debe considerar
elementos conceptuales (conocimientos), procedimentales (habilidades) y
actitudinales (actitudes y valores), todos los métodos que se utilicen deben
proporcionar información de dichos elementos, por lo tanto, se requiere la
implementación de una evaluación diversificada e integral.

Una verdadera evaluación requiere valorar la auténtica formación de cada


estudiante. Es por ello que la evaluación deberá ser continua, integral y
sistemática. Se trata de diseñar un instrumento flexible que proporciona un
conocimiento profundo del alumno y que permite ayudarlo para mejorar el proceso
enseñanza y aprendizaje.

La evaluación del aprendizaje de los alumnos, por lo general, permite valorar el


grado de cumplimiento de los objetivos educativos; diagnosticar errores
conceptuales; destrezas, habilidades y actitudes; el proceso y manera en que los
alumnos las desarrollan. Se evalúan también para analizar las causas de un
aprendizaje deficiente y tomar las medidas oportunas.

Es fundamental que la evaluación sea capaz de valorar de forma efectiva el


aprendizaje integral y no busque estimar la mera memorización. Más importante
que la memorización es desarrollar las habilidades de reflexión, observación,
análisis, el pensamiento crítico y la capacidad para resolver problemas.

El qué evaluar varía dependiendo del actor o la situación educativa que se valora;
si se evalúa a los alumnos se debe tomar en cuenta: conocimientos, habilidades,
capacidades o destrezas, actitudes, aptitudes, intereses y expectativas. Mientras
que si de evalúa a los profesores se considera: dominio del tema, trabajo grupal,
aplicación de técnicas didácticas, uso de recursos didácticos, manejo de
instrumentos de evaluación y finalmente si se evalúa el proceso se debe tomar
como referente la organización y secuencia para el logro de los objetivos.

3. ¿Para qué evaluar?


Anteriormente se consideraba que la evaluación únicamente atendía el objetivo de
asignar una calificación numérica que determinaba si el alumno podía ser
promovido al siguiente grado o no y los instrumentos se limitaban a la aplicación
de un examen de conocimientos.

Es importante tener en cuenta que, si la práctica de la evaluación es constante en


los procesos formativos, cuando se cambian los métodos e instrumentos de
formación, es necesario modificar también las estrategias, instrumentos y hasta el
sentido de la evaluación misma.

Conforme se modifican las características de la sociedad se reformula el sistema


educativo y las metodologías de enseñanza que se utilizan, a consecuencia de
esto es necesario también modificar las formas de evaluación que se
implementan, el nuevo enfoque de evaluación formativa trata de hacer un análisis
exhaustivo y profundo del proceso de enseñanza-aprendizaje en el que también
se tomen en cuenta además de los conocimientos las habilidades, actitudes y
valores de los estudiantes.

Esta nueva forma de evaluación establece que la valoración del desempeño no


sólo le corresponde a los docentes, los alumnos adquieren mayor responsabilidad
sobre su aprendizaje y deberán ser capaces de calificar su propio desempeño y el
de otros compañeros para que las evaluaciones estén formuladas con opiniones
desde diferentes perspectivas que permitan la identificación de las áreas de
oportunidad en las que se debe poner mayor énfasis para lograr el mejoramiento.

Los principales motivos por los que se aplica la evaluación es porque los maestros
necesitamos información, requerimos conocer cómo está sucediendo el proceso
de enseñanza y aprendizaje en el ambiente educativo con el objetivo de contar
con elementos importantes para la toma de decisiones en torno a la mejora de las
estrategias didácticas del docente, así como de la metodología pedagógica o
incluso hasta de la implementación del currículo.

Utilizar los resultados de las evaluaciones para castigar a los alumnos, reprobarlos
o clasificarlos de acuerdo a su nivel de aprovechamiento es totalmente incorrecto.
Las evaluaciones no deben tener un sentido de etiquetar quienes si saben y
quienes no, como profesores debemos comprender que todos los alumnos tienen
conocimiento y habilidades, sólo que algunos lo demuestran en asignaturas que
no pueden ser calificadas por medio de un examen escrito. De lo anterior surge la
idea de que los resultados deficientes de las evaluaciones se derivan de a la
aplicación de métodos e instrumentos poco creativos que no toman en cuenta las
habilidades y características individuales de los estudiantes.

La importancia de la evaluación radica en la obtención de evidencias que permitan


valorar la pertinencia de las estrategias y metodologías que se están utilizando. Es
de vital importancia entender que este proceso es parte primordial para el diseño
de la práctica educativa, en pocas palabras sin evaluación no puede haber
formación efectiva.

Evaluar es más que asignar un número, es la muestra que permite identificar si


una metodología de enseñanza está funcionando, por lo tanto, la evaluación debe
ser un proceso continuo e integral en que se consideren las características y
necesidades especiales de todos los alumnos.

Para desarrollar correctamente la valoración de los aprendizajes, este proceso no


debe centrarse únicamente en los resultados obtenidos al final del proceso
formativo, debe considerar también las etapas de adquisición del conocimiento, las
condiciones del ambiente educativo, los materiales a los que se tiene acceso e
incluso debe tomar en cuenta los elementos del contexto particular en el que se
desenvuelven cotidianamente los alumnos.

La evaluación se llevará a cabo de una forma individualizada y personalizada para


obtener información sobre la evolución de cada alumno teniendo en cuenta su
dimensión personal. Será continuada para obtener información sobre la evolución
de los alumnos, sus dificultades y progresos y permitirá dar la ayuda necesaria en
cada momento. Para sacar información del proceso de evaluación se plantea su
objetividad con la elaboración de pruebas escritas o trabajos de investigación
adaptados al nivel de conocimiento de nuestros alumnos.
Además de las tres cuestiones desarrolladas anteriormente, considero que es
indispensable que los profesores posean conocimientos que les permitan
comprender en qué momento deben aplicar los métodos de evaluación
correspondientes, es por ello que opté por incluir el siguiente punto:

4. ¿cuándo evaluar?

La evaluación se hace presente en cada momento y situación del proceso


formativo. Atendiendo las diversas modalidades y finalidades de la evaluación se
pueden identificar tres momentos:

Evaluación inicial (diagnóstica): permite detectar los conocimientos previos de los


alumnos, sus posibles alteraciones o disfunciones, así como su disposición,
interés y motivación respecto de la asignatura en general y respecto a los
contenidos de la misma.

Evaluación formativa: es realizada a lo largo del proceso educativo, informa la


necesidad realizar ajustes en la programación considerando al grupo entero o
considerando a ciertos los alumnos individualmente; facilita los mecanismos para
que el alumno realice una autoevaluación formativa integrada en su proceso de
aprendizaje.

Evaluación final (sumativa): determina hasta qué punto se han conseguido las
intenciones educativas que se habían propuesto y valora los resultados del
aprendizaje para comprobar si alcanza el grado de desarrollo deseado, además
facilita a los docentes información sobre su desempeño y permite tomar
decisiones al respecto.

CONCLUSIÓN

La evaluación es uno de los elementos más importantes del proceso educativo, de


sus resultados se deriva la implementación de estrategias y metodologías que se
adapten a las características, intereses, necesidades y nivel cognitivo de los
alumnos que se atienden.
Todos los maestros deben entender la importancia de la evaluación dentro del
proceso formativo de los estudiantes y desarrollarla correctamente otorgándole la
relevancia que amerita. Existen muchos profesores que consideran que lo más
relevante de la práctica docente es el proceso, sin embargo, la evaluación es igual
de importante que el proceso de adquisición de nuevos saberes, pues nos permite
identificar si los métodos de enseñanza están aportando positivamente a la
formación de los alumnos y además brindan evidencias que fundamentan la toma
de decisiones orientadas al perfeccionamiento de la práctica profesional docente
que se desempeña en las aulas.

Por medio de la evaluación, los docentes cuentan con información que les permite
conocer el proceso de formación de sus alumnos e identificar el tipo de apoyo que
necesitan para alcanzar los aprendizajes esperados. Valorar los niveles de
alcance que se tuvieron respecto a los contenidos no sólo es útil para los
maestros, también permite que los estudiantes conozcan sus habilidades y
dificultades. Con base a la evaluación se toman decisiones acerca del proceso de
aprendizaje encaminándolo a lograr que cada vez se aprendan más cosas.

La evaluación adquiere gran importancia dentro del proceso educativo porque en


base a sus resultados se diseñan las clases para que sean más productivas y
aporten a la mejora de los niveles de conocimiento. Es importante evaluar
después de aplicar las planeaciones, así se analiza si las actividades dieron
resultado.

Sin importar la metodología de enseñanza que se esté utilizando ni el modelo


educativo al que corresponda, la evaluación es un punto imprescindible de la
planeación porque permite valorar el impacto y la productividad del trabajo
realizado, sus resultados no deben dejarse de lado, se toman en cuenta para
reformular las planeaciones y mejorar la práctica docente a fin de que los
estudiantes mejoren su desempeño escolar.
La evaluación de los aprendizajes no se debe enfocar en la clasificación de
estudiantes, es de gran relevancia que como profesor se entienda que los
alumnos poseen habilidades diversas que provocan que algunos niños tengan
mejores calificaciones en ciertas asignaturas, no es correcto esperar que todos los
miembros de un grupo escolar logren la obtención de resultados favorables en
todas las asignaturas, porque los resultados varían en función de las
características de los alumnos.
Los resultados de las evaluaciones no deben dejarse de lado, la información que
se obtenga de su aplicación debe utilizarse para reformular la práctica docente
orientándola al perfeccionamiento de las áreas de oportunidad que afectan el
proceso formativo de los alumnos y su adquisición de los aprendizajes esperados.
Para concluir con todo lo anterior, el aprendizaje que me ha dejado esta actividad
lo sintetizo en la siguiente frase: “La tarea del educador moderno no es cortar
selvas, sino regar desiertos”. Clive Staples Lewis.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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 Foronda J.M. y Foronda C.L. (2007). La evaluación en el proceso de
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 Secretaría de Educación Pública. (2011). Plan de estudios 2011. Educación
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