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SEMINARIO Vl

EL CONFLICTO.
EL CONFLICTO EN COLOMBIA.

DOCENTE: CHAVARRO PENA JUAN JOSE

SILVIA ACUÑA CABALLERO.

2020
INTRODUCCIÓN
Conflicto, proceso presentado en la interacción de dos o más personas; donde
buscan obtener lo que quieren y necesitan o bien, vigilar sus propios intereses
cuando una parte percibe que otra la ha afectado de manera negativa o que está a
punto de afectarla de manera negativa; son situaciones de la vida cotidiana, que
pueden ocurrir en el ámbito personal, el familiar, comunal, municipal, laboral,
nacional e incluso internacional. Entre las principales causas de conflicto podemos
mencionar las diferencias en estilos de personalidad, raza, género, política,
religiosa (cada cabeza es un mundo); la ignorancia y conjeturas (la falta de
información); la visión limitada que tenemos en nuestro proyecto de vida; las
necesidades o deseos no satisfechos; la participación en la toma de decisiones de
organizaciones que nos afecten; entre otras.

CONFLICTO Y PROBLEMA:
Los conflictos tienen énfasis en la objetividad y los conflictos en la subjetividad.
Los problemas son molestias o quejas, que no se pueden solucionar y que
básicamente surgen por incomprensión que se produce en base a un asunto.
Los conflictos son desacuerdos entre dos partes o mas, que conllevan a un
enfrentamiento pueden ser por diferentes puntos de vista o interés sociales y
económicos. En general son producto de una falta de empatía y de una
comunicación deficiente. El conflicto es el principal elemento que acaba con el
normal funcionamiento de una organización por lo tanto es primordial trabajar por
una sociedad sin conflicto.
El conflicto debe abordarse cuanto antes y generalmente en privado, mediante un
enfoque directo y constructivo. Si el conflicto perjudicial continúa, es posible que
sea necesario recurrir a procedimientos formales, incluyendo la posibilidad de
adoptar acciones disciplinarias.
Conflicto en Colombia: antecedentes históricos
La historia de Colombia en los últimos sesenta años ha estado marcada por el
conflicto armado. En sus inicios, la desigual repartición de la tierra y la falta de
espacios para participación política dieron cabida al uso de la violencia y la lucha
armada. Un método que en los años siguientes se fue reforzando con la irrupción
del narcotráfico, el narcoterrorismo, la presencia de nuevos actores políticos y
armados en un contexto de lucha revolucionaria, Guerra Fría y guerra contra el
terrorismo que han ido transformando el conflicto en su razón de ser y métodos de
subsistencia.
En este contexto, los grupos armados han justificado el uso de la violencia por
considerarla el único método para poder transformar la sociedad y con la intención
de no permitir cambios considerados como ilegítimos.
Periodo La Violencia
En el S.XIX el Partido Conservador y el Partido Liberal de Colombia se
institucionalizaron. El primero, se caracterizaba por tener una agenda continuista
del sistema social y político que protegía los intereses de la clase adinerada;
mientras que el segundo, se presentaba como una alternativa reformadora y en
defensa de los intereses de comerciantes y grupos menos favorecidos de la
sociedad. La lucha entre ambas fuerzas se evidenció a través de 54 guerras
civiles: 14 de conservadores contra liberales, 2 de liberales contra conservadores
y 38 de liberales contra liberales. El enfrentamiento terminó desencadenando en lo
que se conoce como el periodo de la violencia.
El Bogotazo
A inicios del siglo XX los enfrentamientos entre liberales y conservadores, el auge
de la violencia, los asesinatos y agresiones estaban a la orden del día. El contexto
social y económico en el que se encontraba el país (inflación e impacto de las
crisis económica ocasionada por la Segunda Guerra Mundial) fomentó los
procesos de radicalización de los movimientos políticos. El asesinato del candidato
a la presidencia liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 propició una ola
de violencia en la ciudad de Bogotá conocida como el Bogotazo (1948) que pronto
se extendió al resto del país. Se produjeron actos violentos: incendios a edificios
públicos, destrucción de archivos, asesinatos a funcionarios, asaltos a comercios,
atracos a iglesias. En algunas localidades se establecieron tribunales populares,
se produjo la destitución de alcaldes, fuga de presos y se formaron gobiernos
revolucionarios.
Pero en Colombia no solo hay conflicto armado. También existe el conflicto
familiar, callejero, social.
Colombia, como sabemos, tiene una larga tradición de violencia ligada a la esfera
pública; lo que no significa que toda nuestra historia haya sido una historia
violenta. Eso ha llevado a que con frecuencia se asocie violencia a conflicto y ese
es un craso error.
Los conflictos implican temas en debate o disputa, pero tienen la posibilidad de
que se desarrollen y se resuelvan a través de distintas vías, sin que implique
recurrir al uso de la violencia, aunque eso para ciertas visiones un poco radicales
podría asociarse a reformismo y claro que lo es. Por ejemplo, demandas de
sectores sociales como los campesinos, los estudiantes, los pobladores de un
territorio, sectores de defensores del ambiente y así sucesivamente. Para el
desarrollo de esos conflictos los sectores demandantes recurren a distintos
mecanismos de visibilizarían de sus demandas, de presión para que las mismas
sean consideradas como de interés general, es decir públicas-políticas y les den
respuestas y para ello acuden a mecanismos formales como derechos de petición,
acciones populares o a movilizaciones sociales, cabildeo u otras modalidades de
presión social o política.
Algunos conflictos como los sindicales, están ampliamente institucionalizados en
las legislaciones contemporáneas de casi todas las sociedades, que reconocen el
derecho de huelga y el procedimiento para acudir a la misma. Esto minimiza el
riesgo de que el conflicto se transforme en acciones violentas.
Normalmente las autoridades que tienen que ver con estas demandas están en la
obligación de dar respuesta a los grupos sociales o comunidades que expresan
estas peticiones; deben, en lo posible, establecer escenarios de diálogo y de
búsqueda de concertación, para encontrar respuestas, por lo menos parciales a
estas demandas. Si lo anterior se lleva a cabo, la posibilidad de que los grupos
demandantes o protestantes acudan a vías de hecho o a recursos de
confrontación, se disminuye sensiblemente.
Pero los conflictos no se pueden asociar con la violencia. Cuando eso sucede, y a
veces pasa, eso convierte un conflicto normal en un escenario de enfrentamientos
violentos en los cuales la situación inicial tiende a agravarse y la posibilidad de
buscar salidas se dificulta. Al respecto, es importantes recordar que los
enfrentamientos absolutos que ponen en riesgo la convivencia en una sociedad se
sitúan fuera del ámbito del conflicto socialmente aceptado
Podemos clasificar los conflictos en dos tipos:
El conflicto funcional, es aquel que nos permite tomar conciencia de los
problemas, obtener una perspectiva más amplia acerca de estos y una mayor
gama de posibles soluciones. Además, promueve el aprendizaje, a través de la
interacción y discusión constructiva. Las ventajas del conflicto funcional son las
siguientes:
-Evita o diluye conflictos más complejos y serios
--Mejora la comunicación si ambas partes buscan y llegan a una solución
acordada
Aclara polémicas y objetivos
El conflicto disfuncional, este tipo de conflicto tiene un impacto negativo en el
equipo de trabajo, lo divide y profundiza las diferencias entre sus miembros,
disminuyendo la posibilidad de encontrar soluciones. Los problemas que generan
los conflictos disfuncionales son:
-Generan tensión y ambiente no colaborativo
-Pueden ser causa perdida de poder o status si no se gestiona adecuadamente
-Bloquean la comunicación

La gestión exitosa de conflictos se traduce en una mayor productividad y en


relaciones de trabajo positivas. Cuando se gestionan apropiadamente, las
diferencias de opinión pueden conducir a una mayor creatividad y una mejor toma
de decisiones.
Podemos adoptar las siguientes técnicas de resolución de conflicto que
debemos tener en cuenta
-Apartarse/Eludir: Retirarse de una situación de conflicto real o potencial.
-Suavizar/Reconciliar: Hacer hincapié en los puntos de acuerdo más que en las
diferencias.
-Consentir: Buscar soluciones que aporten un cierto grado de satisfacción a todas
las partes.
-Forzar: Imponer su propio punto de vista a costa de los demás; ofrece soluciones
únicamente de tipo ganar-perder.
-Colaborar: Incorporar múltiples puntos de vista y visiones a partir de perspectivas
diversas; conduce al consenso y al compromiso.
-Confrontar/Resolver Problemas: Tratar un conflicto como un problema que
debe resolverse mediante el examen de alternativas; requiere una actitud de
concesión mutua y un diálogo abierto.

ACTITUDES : La competición (gano-pierdes): es una situación en la que


conseguir lo que yo quiero, hacer valer mis objetivos, mis metas, constituye lo más
importante. No importa que para ello tenga que pasar por encima de quien sea.
*La acomodación (pierdo-ganas): con tal de no enfrentarme a la otra parte, no
hago valer o ni siquiera planteo mis objetivos.
* La evasión (pierdo-pierdes): esta actitud se refiere a que ni los objetivos ni la
relación interesan. No se consiguen ni se cumplen ninguno de los dos.
*La negociación o el compromiso: aquí se trata de que ambas partes ganen en lo
fundamental, ya que no pueden llegar al 100%.

¿CUÁLES SON LOS ESTILOS DE ENFRENTAR EL CONFLICTO?


Estilo colaborativo es aquél en el que intentamos defender nuestros intereses y
el de todas las personas implicadas en el conflicto. Este estilo es sumamente
eficaz en aquellos casos en que necesitamos buscar una solución integradora
porque los intereses de todas las partes son tan importantes que no admiten
concesiones.
Estilo competitivo corresponde con aquél en el que desoímos los intereses de
las otras partes y nos limitamos a defender el nuestro. A primera vista puede
parecernos muy competitivo, muy agresivo y poco adecuado si defendemos
valores como la solidaridad o la empatía.
Estilo de compromiso se encuentra en el dominio de la negociación. En este
espacio todas las partes del conflicto deben renunciar a una parte de sus
posiciones para llegar a un acuerdo satisfactorio para todos.
Estilo evitativo aquellas situaciones en que éste gira en torno a asuntos que son
triviales para usted o, simplemente, cuando su existencia no contribuye de
ninguna manera al logro de sus objetivos.
Estilo acomodativo consiste en ceder y es una posición que también tendemos
a menospreciar. Sin embargo resulta ser la más adecuada en aquellas situaciones
en que debemos reconocer que hemos cometido un error o que estábamos
equivocados.

CONCLUSIÓN:
El conflicto es un aspecto inevitable de la vida organizacional en donde el
ser individual y el grupo desempeñan un rol determinante en el
comportamiento organizacional.
Como personas conscientes podemos y debemos intentar evitar los conflictos
disfuncionales, para ello podemos ayudarnos de las siguientes estrategias:
-Manejar los conflictos de inmediato (no dejar pasar el tiempo y que estos se
vayan complicando)
-No permitir que el conflicto se transforme en algo personal (tratar el conflicto con
profesionalidad sin dejar que nos afecte a nivel personal)
-Practicar una comunicación clara (hablar con claridad y evitar posibles
ambigüedades en el lenguaje)
-Alentar diferentes puntos de vista (trabajar con el equipo para que todo el mundo
pueda aportar su punto de vista, sin ser recriminado por ello)
-No buscar culpables (intentar enfocarse en el problema, no en el culpable)

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