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CASO EN AULA

Henry Mintzberg1 en su libro “Diseño de organizaciones eficientes”:


La señora “R” hacía cerámica en su sótano. Esto involucraba una cantidad de tareas
distintas: moldear la arcilla, dar forma a los cacharros, decorarlos cuando estaban casi
secos, preparar y luego aplicar los esmaltes, cocer los cacharros al horno.
La coordinación de todas las tareas no presentaba ningún problema porque todas las
tareas las hacía ella misma. Pero cuando la señora “R” tuvo ganas de crecer, contrató
a la señora “B”. La señora “R” tenía que dividir, por primera vez, su trabajo y no sabía
cómo hacerlo, pero como los negocios de artesanías querían los objetos hechos por la
señora “R”, y no aceptaban que ninguna otra persona los hiciera, por lo tanto se
decidió que “B” solo moldeara la arcilla y preparara los esmaltes.
Los pedidos crecían y esta solución no fue suficiente. La señora “R” contrató cinco
asistentes más, pero no tenía claro qué tareas le daría a cada uno.
En ese momento, los problemas de coordinación se agudizaron. Un día la señora “B”
tropezó con un balde de esmaltes y rompió cinco objetos; al otro día, la señora “R”
abrió el horno y descubrió que los maceteros habían sido todos esmaltados por error
de color fucsia. En ese momento, la señora “R” se dio cuenta de que siete personas no
podían coordinar todo su trabajo a través de la comunicación informal.

1
D’Agostino, Alejandra. (2015). Cómo estructurar el diseño organizacional para un crecimiento
sostenible. Lima, Perú: Diario Gestión. Recuperado de http://gestion.pe/empleo-management/como-
estructurar-diseno-organizacional-crecimiento-sostenible-2130060

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