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CAPITULO 6 INFANCIA Y PRACTICA JURIDICA EN COLOMBIA.

DEL PRINCIPIO DE IRREGULARIDAD AL DE


PROTECCION INTEGRAL (1968 -2006)

El estudio del derecho de menores, de la pedagogía especial, antropología cultural, psiquiatría infantil,
derecho de la familia, psicología, higiene y medicina, servicio social y sociología, no caben en los
estrechos límites de un seminario accidental. Ya que no es problema aspirar a cierto grado de cultura y
civilización si el problema de la infancia, y especialmente de la justicia infantil, es un problema de
solución diferida por tantos años.

En la primera mitad del siglo xx se presentaron situaciones como la declaración de ginebra de 1929, en
la que se reconoció a los niños en la categoría de seres humanos, además también se nombra la
asamblea de las naciones unidas de 1949, en la que se aprobó de manera unánime la convención de los
derechos de los niños. Luego a mediados del siglo, en el hemisferio occidental se terminó de materializar
un discurso globalizante acerca de la infancia, por lo cual se constituyeron organizaciones
internacionales como la Unicef.

En América latina los derechos del niño estuvieron marcada por dos dinámicas, una interna y otra
externa. La primera consistió en el avance del proceso de democratización y en la institucionalización del
estado democrático de derecho en casi todos los países de la región, como la constitución de 1991,
como conquista de libertades o públicas y apertura de espacios de participación política, creo un nuevo
escenario en el que la critica a las políticas públicas para la infancia y la adolescencia pudo superar los
estrechos límites del principio de irregularidad.

La segunda dinámica estuvo Relacionada con la irrupción de la persona humana en la superficie del
derecho internacional, en especial a través de los años internacionales promovidos por la ONU: año
internacional de la mujer (1975), año internacional del niño (1979) y año internacional de la juventud
(1985). Por lo cual este dinamismo de los derechos humanos tuvo efectos importantes en la región,
particularmente en la naturalización de un discurso que constituyo a ciertos sujetos que, como la
infancia, no eran claramente reconocidos en el escenario de lo público.

Además, es de resaltar que la ratificación de la convención internacional de los derechos del niño 1989,
por parte de más de 180 países, implicaba una adhesión a la doctrina de la protección integral, por lo
tanto la transformación y yuxtaposición en los referente al discurso de la infancia y a la instalación de
una serie de enunciados que reconocen a la niñez como sujeto de derecho en las últimas décadas del
siglo XX y en los inicios del siglo XXI.

(Chartier, 2006) en este sentido, el transito del principio de irregularidad al de protección integral de la
infancia y la adolescencia, en el que observamos un giro político e institucional estuvo acompañado por
determi9nadas practicas discursivas. Así hubo una serie de enunciados vinculados al principio de
situación irregular: como menores en desventaja social, abandono, peligro material y moral, situación de
desventaja social, abandono, peligro material y moral etc., dieron paso a otra serie, ligados al discurso
de protección integral como responsabilidad familiar, protección, provisión y promoción, uso de la
conciencia, capacidad de compresión.

La constitución de 1991. Articulo 44 estableció que los niños serian protegidos por el estado contra toda
forma de vulnerabilidad, decisión que, sumada a la aprobación de la convención de los derechos del
niño de 1989 por parte del estado colombiano, marco de una vez por todas el cambio del modelo de
irregularidad por el de protección integral.

Para los juristas en la década entre 1985 y 1996 fue decisiva en materia de protección de la infancia. En
este periodo se aprobó el código del menor en 1991 se firmó la convención internacional de los
derechos del niño, en noviembre del mismo años, y se aprobó la constitución de 1991, en la que se
reconocían los derechos de la infancia, en los años noventa, los niños debían ser atendidos en cualquier
momento y debían tener los cuidados que se necesitaran aunque no estuviesen en situación de riesgo.
en la reforma al código del menor, que se discutía en 1997, lo que se reconocía como protección
integral, que eran los que caracterizaban a la normatividad colombiana.

En la segunda mitad de la década de los noventa los juristas y los defensores de la infancia lucharon por
la materialización de una legislación más justa y más pertinente para la situación del menor en
Colombia, además presionaron para que se reformara el código del menor en 1989, este código debía
ser remplazado por uno nuevo, con la ayuda de representantes de la comunidad, las ONG preocupadas
por la infancia y el Unicef ya que para este uno de los temas sustanciales fue el de la minoría de edad y
inimpuntualidad del delito.

En Colombia, la alianza por la niñez se mantuvo constante a lo largo de estos años, y así en el primer
semestre de 2006 se hizo un llamado de urgencia al senado de la república para que no se aplazara más
la discusión sobre la nueva ley de infancia y adolescencia. Finalmente, el día 11 de agosto de 2006 el
senado consideraría el proyecto de ley de infancia y adolescencia, Colombia ratificó esta convención, en
1989, en numerosas ocasiones había recibido llamados respetuosos del Unicef para que se aprobara una
ley integral para la infancia y la adolescencia coherente con la constitución de 1991, con la misma
convención y otros instrumentos legales internacionales.

El código del menor de 1989, diseñado según la doctrina de la situación irregular, contemplaba apenas a
2 millones de niños y niñas necesitados de una medida de protección. El nuevo código de la infancia y la
adolescencia, se propuso reconocer y proteger los derechos de los 17 millones de niños y niñas que
había en Colombia para el año 2006. Por lo tanto el proyecto de ley busco fortalecer el sistema nacional
de protección familiar, incluidos el ICBF como su coordinador y las demás instituciones encargadas de
garantizar los derechos de los niños y las niñas. La reforma del código del menor de 1989, con la
profunda discusión que se sostuvo a lo largo de los años noventa y en los primeros del nuevo siglo, fue
un proceso de yuxtaposición de normas y acomodamientos de discursos y enunciados correspondientes
a las dos perspectivas del principio de irregularidad y del principio de protección integral (1979) y año
internacional de la juventud (1985).

Es importante que tangamos interés de estudiar la infancia como sujeto de derechos en relación con la
práctica jurídica, que define determinadas relaciones de poder y saber. Como Michael Foucault que a
partir de su trabajo la verdad y las formas jurídicas, plantea la existencia de otras maneras particulares
de discutir este tipo de temas, ya que en muchas ocasiones es más importante reconstruir las verdades,
donde se demuestran unas circunstancias particulares, además las prácticas sociales pueden llegar a
engendrar ámbitos de saber que no solamente hacer aparecer nuevos objetos , conceptos nuevos,
nuevas técnicas, sino que además engendrar formas totalmente nuevas y de sujetos de conocimiento.

Por otra parte la infancia Colombiana, entendida como sujeto de derechos, ha sido objeto de discursos
de instituciones como la ONU, el Unicef y la Organización Internacional del trabajo (OIT), los cuales se
entrecruzan con situaciones particulares que se encuentran en los límites de la sociología y la
antropología con situaciones particulares que se encuentran en los límites de la sociología y la
antropología urbana, la psicología forense y el derecho, en el caso de los estudias de la psicología
forense sobre el menor delincuente y el sicario urbano en Colombia, que pueden encontrarse en la
prensa, y también de la sociología y la antropología urbanas y rurales sobre el menor trabajador, que
permite organizar le discurso del derecho penal sobre las infracciones cometidas por adolescentes lo
cual hace referencia a los discursos que claman por la eliminación total del trabajo infantil para el año
2020.

En la práctica jurídica la infancia no es un problema de sensibilidad, sino de objetividad. Si la infancia


aparece en la ley cada día de manera más explícita es posible que haya desaparecido en otras partes.
Por lo tanto la infancia, en el ámbito de la práctica jurídica, como lo vamos a observar, es una
experiencia de refracción y de extrañeza, es un problema de época.

6.1 EL NIÑO DELINCUENTE: EL PRINCIPIO DE MINORIDAD E INIMPUTABILIDAD DEL MENOR

Foucault señalo que “el poder se ejerce, no puede asumirse el poder como una estructura inherente a la
racionalidad del sujeto sino más bien como un conjunto de disposiciones históricas y específicas
dirigidas a determinar la conducta de los sujetos. Desde la práctica jurídica, a lo largo del siglo XX, nace
la categoría del menor. El jurista argentino Emilio García Méndez nos aclara que dicho enunciado
vinculados a la escuela y al ser excluidos de ella Vivian una situación irregular y terminaban siendo
definidos como “menores”, por parte de los jueces a lo largo del siglo XX. Para la infancia, sería la familia
y la escuela quien cumpliría las funciones de control y socialización. Para los “menores” sería necesaria
la creación de una instancia diferente de control socio penal: el tribunal de menores. Así, la categoría de
menor delincuente viene de la mano con la creación del tribunal de menores y luego de la década de
1930, con la constitución de la doctrina que fue hegemónica en América Latina.

En Colombia, la ley 98 de 1920 creo el primer juez especializado en materia de menores en Bogota.

Aquí va lo de leydi P
6.2 EL MENOR TRABAJADOR

El principio de protección integral, mediante el cual desde el año 2006 de protegen los derechos de
infancia en Colombia, reconoce la titularidad de los derechos como un ejercicio activo en el que la
libertad del niño y el derecho al cuidado se contrapesan en una balanza; de acuerdo con esta figura, el
derecho del niño al desarrollo de sus facultades físicas, morales e intelectuales constituye el equilibrio.

La situación del niño trabajador, desde los inicios mismos del capitalismo, ha sido tratada por la práctica
jurídica desde una perspectiva disciplinar del cuerpo infantil, mediante la cual este, como sujeto, vive un
continuo proceso de individualización y normalización, en este caso la infancia que vive una situación
irregular al dedicarse al trabajo. El discurso propio de la socialización, particularmente desde las
perspectivas sociológicas y psicología, rechazo de entrada la situación del niño trabajador. En estos
discursos, hasta la primera mitad del siglo XX la condición de la infancia moderna fue sinónimo de
cuidado, y el trabajo anulaba, para los niños, la posibilidad de vivir un desarrollo integral.

En la segunda mitad del siglo XX se ha reglamentado el trabajo infantil para ponerlo, ya a inicios del siglo
XXI, en una situación de casi total rechazo, a Michael Foucault, como “las practicas judiciales, la forma a
través de la cual se arbitran entre los hombres las faltas y las responsabilidades, todas estas reglas vistas
como practicas regulares, como practicas modificadas sin cesar a través de la historia, constituyen una
de las formas mediante las cuales nuestra sociedad define los tipos de subjetividad y las formas de saber
en torno a un sujeto (1999)

En Colombia el trabajo infantil comenzó a ser regulado mediante la ley 74 de 1968, por medio de la cual
el país ratifico la adhesión al pacto internacional de los derechos económicos, sociales y culturales, cuyo
depositario es la ONU, acuerdo que sería finalmente ratificado por el congreso nacional el 29 de octubre
de 1969. Mediante la adhesión a dicho pacto, Colombia se comprometió a: adoptar medidas especiales
de protección y asistencia en los niños y en los adolescentes, contra la explotación económica y social.

También, el trabajo infantil delimitaba como un nuevo tipo de sujeto, un producto del capitalismo
colombiano de las últimas décadas del siglo XX. En efecto, en 1977 se daba a conocer que, aunque la ley
prohíba el trabajo para los menores de catorce años de edad y lo restringia para los menores de
dieciocho

En el campo como en la ciudad su trabajo se aceptaba y proliferaba. La situación económica de las


familias colombianas lanzaba a los pequeños a rebuscarse la vida, para sobrevivir y adoptar en la exigua
económica familiar (ley74 de 1968).

El mayor número de niños trabajadores se encontraban en el campo. De sol a sol, como peones se
dedican a la recolección de algodón o café, o a cuidar ganado u otras actividades propias de la vida rural.

Para finales de los años setenta había en el país cerca de 3 millones de niños de trabajadores en
condiciones infrahumanas, y eran especialmente críticas las condiciones de los que laboraban en las
peligrosas minas de carbón, sin ventilación ni seguridad alguna. Un reporte de la OIT calculo en 55
millones en número de niños que eran objeto de explotación laboral en el mundo en clara violación de
la convención de la misma entidad que fijaba en los 15 años, la edad mínima para trabajar.

La década de los ochenta se inició con el reclamo de un régimen especial de protección física de trabajo
de los menores de dieciséis años, en las propuestas se especificaba que la jornada no debía pasar de seia
horas diarias y que el instituto Colombino de seguro social (ISS) debía prestarles los mismos beneficios y
servicios que a los adultos.

Finalmente, el congreso de Colombia fallo el 22 de enero de 1982 la lay 20, por medio de la cual se creó
la dirección general del menor trabajador, como dependencia del ministerio del trabajo y seguridad
social, y se adoptó el estatuto del menor trabajador. Además, el ministerio de trabajo presumía como
derecho que toda prestación de servicios realizada por menores de edad en beneficio de terceros estaba
regulada por un contrato de trabajo, siempre y cuando una finalidad económica, cualquiera fuera su
naturaleza.

La ley 20 de 1982 estableció que los menores de dieciocho años necesitan, para celebrar un contrato de
trabajo, autorización escrita del ministerio de trabajo y seguridad social o de la primera autoridad
política del lugar, previo consentimiento de sus representantes legales.

Según un principio de proporcionalidad en el trabajo, los menores de catorce años y mayores de doce
podrían realizar tareas familiares, siempre y cuando tales ocupaciones, continúas o discontinuas, no
superasen las tres horas diarias y no afectasen su asistencia regular a un establecimiento educativo, y se
garantizase el tiempo necesario para la recreación y el descanso. Por otra parte, es obligación afiliar al
ISS a todos los trabajadores menores de dieciocho años de edad que estuviesen a su servicio. Además
del trabajo nocturno, la ley 20 prohibió que los menores de dieciocho años ejercieran algunos oficios
como:

 Trabajos que en altos hornos de fundición de metales, en hornos de reconocer metales y en


trabajos de forja
 Trabajos donde el menor de edad este expuesto a ruidos que sobrepasen ochenta decibeles
 Trabajos submarinos
 Aquellos que impliquen el manejo de sustancias explosivas, inflamables o causticas
 Entre otros

También, queda prohibido a los trabajadores menores de dieciocho años de edad el trabajo en casa de
lenocinio y afines y los demás que señale el ministerio de trabajo y seguridad social., pese a lo dispuesto
en la ley 20 de 1982, para finales de los años ochenta se retomaba el tema de los niños que trabajaban
en las minas del carbón, quienes se convertían en una prueba extrema, particularmente en los
departamentos de Boyacá y Antioquia, de la explotación y miseria en los que Vivian los 3.500.000
infantes colombianos constreñidos a trabajar, con frecuencia en las peores condiciones.

En Bogotá, la secretaria de salud mencionaba en un informe del año 1988 la situación de los niños que
trabajaban en los “cultivos y la recolección de fique en los departamentos de cauca y Nariño. Entonces
La ley 20 de 1982, pues los niños seguían siendo sometidos desde temprana edad a jornadas de trabajo
excesivas y a labores nocturnas y dominicales; a trabajos que superaban su capacidad y que atentaban
contra su salud, física y mental.

El 27 de noviembre de 1989 un nuevo código del menor declaraba a la infancia trabajadora,


particularmente aquella que laboraba en condiciones no autorizadas por la ley, en situación irregular. El
nuevo código ratifico que los menores de dieciocho años necesitaban, para trabajar, autorización escrita
del inspector del trabajo o, en su defecto, de la primera autoridad local, a solicitud de los padres.

El código en cuestión ratifico las prohibiciones establecida por la ley 20 de 1982 respecto de trabajos en
ciertas condiciones físicas, ambientales y de horario adversas al desarrollo del niño trabajador, y puso
especial énfasis en las concernientes a trabajos que afectaran su moralidad.

El ministerio de trabajo y seguridad social se comprometió a visitar y a regular periódicamente a las


empresas, para establecer si tenían a su servicio menores trabajadores y si cumplían las normas que los
debían proteger.

El código de 1989 estableció también que quien ejerciera la mendicidad valiéndose de un menor, o
facilitase a otro esta actividad, o de cualquier otro modo traficase con un menor, incurriría en prisión de
uno a cinco años.

El código del menos de 1989 recogía una serie de enunciados y situaciones que desde finales de los años
setenta se encontraban en una superficie de emergencia particular y que apuntaban a delimitar
problemas como la explotación económica y social de los niños adolescentes trabajadores; la miseria
infantil; la desventaja social y económica de los menores; su explotación; la inequidad en su
remuneración; el control de las condiciones laborales no autorizadas por la ley; integridad y el desarrollo
moral del niño etc.
La práctica jurídica en Colombia, en las últimas décadas del siglo XX, individualizo con un interés
normalizador las relaciones sociales entre el niño trabajador y el adulto.

La constitución de 1991, en su artículo 44 se comprometió a proteger a la infancia contra toda forma de


abandono, violencia física y moral, secuestro, venta o abuso sexual, explotación laboral o económica y
trabajo riesgoso, en el caso colombiano el código del menor, aprobó en 1989, en lo concerniente al
“menor trabajador” prohibía el trabajo antes de los 12 años, momento a partir del cual podían hacer
parte de la población económicamente activa. Pero para trabajar antes de cumplir los 18 años debían
obtener permiso del ministerio del trabajo.

Para 1994 en medio del debate desatado por la propuesta de veto al carbón colombiano por parte del
parlamento británico, la defensoría del pueblo estudió el caso de los niños mineros de Antioquia y le
pidió al gobierno que tomara cartas en el asunto. En cada mina de este departamento trabajaban unos
tres menores, entre los trece y los quince años, en “situación irregular”.

La oficina de Unicef en Colombia, constituyo en diciembre de 1195 un comité con el fin de sacar
adelante un plan nacional de erradicación progresiva del trabajo infantil y de protección al joven, esto
ha contribuido a formar, para los primeros años del siglo XXI, un ambiente de rechazo casi unánime de
este fenómeno en la sociedad colombiana.

Para 1996 se calculaba que unos 2,5 millones de personas menores de dieciocho años trabajan en
Colombia en el mismo año. Según Olga Lucia Vélez Restrepo, directora general de la investigación, se
observó un aumento de la actividad laboral informal desarrollada por menores entre ocho y loss diez
años, las primeras experiencias laborales de estos menores estaban por lo general vinculadas a las
actividades informales de los adultos: sus padres, hermanos, vecinos o conocidos.

El gobierno nacional ratifico su ccomprimiso de erradicasr el trabajo de los menores en la tercera


reunión americana de la infancia y políticas sociales que se realizo en Santiago de chile en el mes de
agosto de 1996. Por lo cual para Roberrto Minujin asesor político ssociaal de la oficina regional del
Unicef, una de las metas que acrodaron los ventiocho países aque asistieron a la reunión proponía:
“erradicar toda actividad que interfiera con la educación de loss niños, y el trabajo

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