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Construcción de Un Sujeto Contrahegemónico Latinoamericano Por MLAZ y GPP
Construcción de Un Sujeto Contrahegemónico Latinoamericano Por MLAZ y GPP
RESUMEN
Palabras clave: guerrilla, reforma social, movimiento político, sujeto político, América
Latina.
ABSTRACT
The objective here is the characterization of leftist movements in Latin America and
their transformations as relevant political actors. The classic debate between reform or
revolution theoretical referents was revised for the two practical cases, namely, the
October Revolution and the Cuban Revolution. The role of the insurgency and its
decline in the "second revolutionary wave" and the contemporary referents of the
construction of a counter-hegemonic subject, embodied in the Forum of Sao Paulo
(Brazil) and the World Social Forum, were identified. As a result, the renewal and
activation of new subjects distanced from the traditional Latin American left is
evidenced, as well as some pending of these subaltern groups once they are placed in
positions of power.
Key words: guerrilla, social reform, political movements, political subject, Latin
América.
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Introducción1
El nuevo siglo latinoamericano se empezó a escribir con los cambios políticos, sociales,
económicos y culturales por el ascenso de ciclos de gobiernos de izquierda en Brasil,
Argentina, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Nicaragua y El Salvador; posteriormente con
retrocesos en Argentina, Brasil y Paraguay y Venezuela y, más recientemente, en
Nicaragua.
Se busca en el presente escrito analizar el papel que han tenido los grupos subalternos y
su posicionamiento y/o desfase en la construcción de proyectos sociales y políticos
alternativos en América Latina. Para lo cuál se realiza una revisión del tema,
identificando algunas de las causas que han originado la dispersión de los grupos
subalternos, una de las preguntas centrales de esta indagación, lo que condujo al debate
entre reforma y revolución, que diversos autores han planteado determinante en el
horizonte estratégico y en las practicas de configuración como actores colectivos.
¿Quienes son los grupos subalternos? Gramsci plantea la categoría grupos subalternos y
nos permite un acercamiento desde tres esferas: la mirada historiográfica, la
interpretación política relacional y la propuesta emancipadora. En la primera, la mirada
historiográfica, se plantea que «La historia de las clases subalternas es necesariamente
disgregada y episódica: hay en la actividad de estas clases una tendencia a la
unificación» (Gramsci, 1981a: 27). Algunas reflexiones apresuradas a considerar, como
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Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de dos evaluadores anónimos de RMCPyS a la
primera versión de este artículo.
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En este trabajo se referencia «FARC-EP» a la insurgencia y «FARC» al partido político surgido tras la
firma del acuerdo de la Habana.
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Se refiere a una usanza despectiva o menospreciativa del valor de la estrategia entre las diferentes
organizaciones e individuos.
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Lo expuesto permite comprender a partir del texto de Engels ¿por qué Francia no tuvo
las condiciones para una revolución socialista?, a la vez que saludó los avances del
Partido Socialdemócrata Alemán (PSD) con la incorporación procedimental del sufragio
Universal en 1886. Así mismo, la dualidad de origen histórico, con medio siglo antes,
surgido por las interpretaciones y traducciones del Manifiesto del Partido Comunista y
el Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas escritos por Marx y Engels,
de lo cual Regalado brinda una narrativa ilustrativa. Engels «valora la lucha electoral y
parlamentaria como un nuevo camino hacia la revolución, no hacia la reforma»
(Regalado, 2009: 6). La separación de la vía violenta a la electoral tomó forma en el
PSD. El escrito de Marx y Engels, Critica del programa de Gotha, fue un trabajó de
cinco capítulos críticos sobre el programa de unificación de dos partidos liderados por
Ferdinand Lasalle y Carl Marx, en el cual se expone una revisión de conceptos Frente a
la asimetría de las vías:
Como se observa el debate tuvo su epicentro en Alemania, pero tiene tres antecedentes,
desde El posibilismo en Francia que fue una corriente que declinó de sus ideas y se
caracterizó por impulsar reformas principalmente desde los espacios locales de
gobierno; el fabianismo en Inglaterra, que concibió el socialismo de forma gradualista o
etapista; y el revisionismo que se ha desarrollado desde la formulación teórica, no como
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creación sino como capitulación al marco de inteligibilidad de los sujetos políticos que
buscan situar lo político de la revolución, es decir, una contracción teorética que no
modifica el statu quo sino que concilia posiciones de los grupos subalternos desde la
teoría (Regalado, 2009).
El reformismo fue planteado por uno de tres discípulos de Engels, Eduard Berstein,
luego del acercamiento con el fabianista Sydney Webb (Regalado, 2009). La difusión de
su pensamiento se dio en artículos del periódico Neue Zeit titulado Problemas del
socialismo en 1888, Socialdemocracia y revolución en la sociedad y en 1899 en el libro
Socialismo evolutivo (Stolowicz, 2009); formulando «que la sociedad se encontraba en
una constante evolución que conduciría a la transformación gradual del capitalismo en
socialismo» (Regalado, 2009: 12).
En América Latina, en el mismo periodo lo que se vivía era «un debate táctico de una
trágica esterilidad. Pletórico de reduccionismo y falsas dicotomías, tuvo efectos
perdurables en las dificultades analíticas de la izquierda, que fueron convenientemente
explotadas por la derecha» (Stolowicz, 2009: 79) y aseguran los editores de La nueva
izquierda en América Latina que «la tendencia dominante en la izquierda
latinoamericana giró de la revolución armada a la reforma por vía electoral y la protesta
popular» (Chávez, D. Rodríguez, G. Barretl, P. 2008: 32). En la década noventa del
siglo XX esto derivó en que los movimientos de izquierda no estuvieron exentos de este
actuar dilemático, que se fue resolviendo a través de las movilizaciones sociales
impulsadas por las centrales obreras en contra de los tratados de libre comercio que se
buscaban firmar por los gobiernos nacionales con Estados Unidos.
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que en nuestros países los desafíos que las reformas plantean a los «señores del
dinero» dieron lugar a feroces contrarrevoluciones que ahogaron en un baño de
sangre a las tentativas reformistas. De modo que nadie crea que al hablar de
reformas se piensa en un debate cortesano y caballeresco acerca de los bienes
públicos (Borón, 2004: 50).
La Unión Soviética
Erick Hobsbawn (1999), llamó de «corto» al siglo XX, temporalidad que inició en 1917
con la Revolución de Octubre y concluyó con el derrumbe de la Unión de Repúblicas
Soviéticas en 1991. Sin embargo, podemos referenciar, sin temor a equívocos, que el
proyecto ruso tuvo su antesala práctica aún muy discutido (Wallerstein, 2004) con la
Revolución Francesa de 1789. Acontecimiento objeto de investigación por Marx en El
dieciocho brumario de Luis Bonaparte (1973) y de Lenin en Estado y Revolución
(2009), dando bases analíticas y conceptuales sobre cual sería la estrategia y táctica del
proyecto revolucionario a cursar.
El feudalismo en la Rusia zarista fue uno de los temas de estudio de Lenin en la obra: El
desarrollo capitalista en Rusia (1972), desde el marco teórico construido por Carl Marx
en el Capital, que le ayudó a identificar para la praxis: el sujeto revolucionario, las
alianzas y los puntos débiles de la monarquía. No obstante, las opiniones sobre la
Revolución de Octubre han sido variopintas, García Linera (2017b) plantea dos
reducciones recurrentes sobre el proceso de la Revolución de Octubre entre defensores y
detractores: una es la ocupación de instalaciones de gobierno por parte del sujeto
revolucionario (campesinos y obreros) que antes gobernaban en los Soviets; la otra es la
insurrección armada de las masas que imponen un nuevo gobierno, muy criticada por la
decisión de la dirigencia, causando rupturas internas partidarias entre los que comulgan
frente al método en su momento y la apologética reducción instrumentalizada del
concepto de violencia por sus detractores que hacen parte del movimiento y de los que
defienden el statu quo. Sin embargo, lo que nos interesa referenciar para este apartado,
son los debates que la Revolución ha suscitado para entender un pasado que marca
nuestro presente desde la existencia del llamado socialismo real, del cual se ha trabajado
por diversos académicos para demostrar su existencia o no, que se mueven entre lo
radical y lo pragmático.
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El socialismo del siglo XX, antes que heroico y terrible, fue ingenuo. De ahí que
todas ellas señalen problemas similares: el vanguardismo (sólo la cúpula sabe); el
verticalismo y el autoritarismo (un centralismo democrático que era centralista y
nada democrático); la copia de modelos foráneos; el teoricismo (la teoría como
realidad incontrovertible); el dogmatismo (aplicar la ideología como catecismo); el
estrategismo (sacrificar la realidad concreta al gran plan); el subjetivismo (confundir
los deseos y la situación personal con la realidad social); la concepción de la
revolución como asalto al poder; la insuficiente valoración de la democracia; la
consideración de los movimientos sociales como simples correas de transmisión; el
desprecio a los valores religiosos; el machismo o la gerontocracia. (Monedero,
2007: 48)
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Disponible en http://www.cedema.org/ver.php?id=1722
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De otro modo, la renovación política de Cuba en el contexto mundial bipolar entre EE.
UU. versus URSS (capitalismo versus «socialismo») y el asesinato de John F. Kennedy,
estremeció las medidas políticas, militares, económicas, sociales y culturales de Estados
Unidos con:
la Doctrina Johnson, la cual proclama abiertamente que los Estados Unidos prefieren
contar con aliados seguros a tener vecinos democráticos. La Doctrina Johnson fue la
plataforma de lanzamiento de las dictaduras militares de «seguridad nacional», que
ejercieron, con brutalidad sin precedentes, la capacidad represiva de las fuerzas
armadas. (Regalado, 2008: 17)
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La segunda corresponde a los procesos que buscaron una salida política a los conflictos
político-armados presentes en la región, con contenidos muy variados, sin cambios
notorios (tendiendo a nulos) en la estructura de poder político y económico, pero dando
vía a la movilización social y a la lucha electoral, treinta años relegada, que causó nudos
en los pueblos para agrupar los matices que conformaron a los subalternos. Esta fase se
cierra «oficialmente» con los acuerdos de paz en El Salvador en 1992 (Chávez, D.
Rodríguez, G. Barretl, P. 2008; Regalado, 2008). En la siguiente tabla se relaciona la
situación de las insurgencias del continente:
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Amaru (MRTA)
Movimiento de Izquierda
Perú Desarticulada en 1965 Una fracción hizo parte del MRTA
Revolucionaria (MIR)
Perú Ejército de Liberación Nacional (ELN) Desarticulada en 1965
Partido obrero revolucionario - Brigada Inactivo a finales de la
Perú
Remigio Huamán (POR) década del 60
"Jungle Commando" o Ejército de
Surinam En 1991 negocia tregua
Liberación Nacional de Surinam
Movimiento de Liberación Nacional - A partido político en
Uruguay Integrando el Frente Amplio
Tupamaros (MLN-T) 1989
Paraguay Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) Activo
Paraguay Ejército Paraguayo Revolucionario (EPR) Inactivo
Movimiento Paraguayo de
Paraguay Inactivo
Liberación (Mopal)
Frente Unido de Liberación Nacional
Paraguay Inactivo
(Paraguay) (Fulna)
Algunas fracciones conformaron el
Venezuela Bandera Roja (BR) Partido Político en 1993
Movimiento V República (MVR)
Fuerzas Armadas de Liberación
Venezuela Disuelto en 1969
Nacional (FALN)
Fuerzas Bolivarianas de Liberación-Ejército
Venezuela Activo
Libertador (FBL-EL)
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De este modo, podemos concluir que prevalece una voluntad por parte de los actores
armados de superar la situación del conflicto militar para ingresar a la lucha del poder
político en el escenario de la democracia liberal, de la mano de otros actores sociales
que amplían el horizonte de sus reivindicaciones y los métodos o caminos para hacer
efectivo el goce de derechos que las dictaduras y los gobiernos autoritarios
constituyeron en los distintos países relacionados en la Tabla 1, además, permite
soslayar la imposibilidad de un triunfo militar entre los gobiernos y las insurgencias en
los países latinoamericanos.
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La interpretación más detallada del Foro la brinda Roberto Regalado, siendo tal vez,
diría Walter Pomar en el prólogo de esta, «el primer intento de presentar la historia del
Foro de São Paulo» y, por haber sido una persona desde el inicio de este proceso, que
junto a Nani Stuarts, permite discurrir entre lo formal (documentos y declaraciones), lo
real (la praxis) y los acuerdos para su consolidación. Sin embargo, las críticas saltan de
izquierda a derecha, los primeros desempolvando el clásico debate de reforma o
revolución lo tildan de vacilante e inútil; los segundos, de ser un espacio que incita al
terrorismo.
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Llamado aquel tiempo de crisis económica de doble incidencia: una, la disolución de la Unión Soviética
y el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), es decir, cierre de las relaciones comerciales y; dos,
la tensión económica de embargo por EE. UU.
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Partidos adscritos al FSP que gobernaron en 2011 Partidos adscritos al FSP que gobiernan en 2018
Fuente: elaboración propia.
A nivel mundial, se halla el Foro Social Mundial ( FSM), aún no se han consensuado sus
antecedentes, para unos inicia en 1988 y para otros en 1999; una idea sobre este debate
lo presenta el economista Jordi Calvo Rufanges en El Foro Social Mundial: Nuevas
formas de hacer política, expone un barrido histórico sobre este debate académico. No
obstante, el primer FSM se realizó en la ciudad de Porto Alegre, Brasil en enero de 2001
con tres apoyos el PT, Attac Francia y Le Monde Diplomatique (De Sousa Santos, 2008;
Calvo, 2008 y Santana Rodríguez, 2014).
Siguiendo a Jordi Calvo, quien presenta el FSM como un «sujeto emancipatorio que ha
universalizado a escala planetaria los derechos sociales, que propone una justicia global
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Disponible en: https://elsudamericano.wordpress.com/2016/01/11/1o-declaracion-del-foro-de-sao-paulo/
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Por otro lado, el FSM no está exento de discusiones, sobre estas De Sousa Santos hace
una síntesis. Los debates se articulan y se discriminan con las siguientes preguntas
¿Cuáles son los objetivos concretos y principios? ¿Qué conforma su base ideológica y
su composición orgánica? ¿Cuál es su autonomía financiera y la transparencia
decisional de su estructura, que no lo es, pero decide? Y ¿los límites y alcances globales
que tiene? No obstante, lo anterior no lo es todo, otro tema trascendental para el Foro y
que ha tomado fuerza es sobre la continuidad de este, ya que se arguye un agotamiento
de su potencial y por tanto se cuestiona su existencia.
De Sousa Santos (2008) expone dos argumentos para demostrar porque la afirmación de
agotamiento y existencia carece de sustento. El primer argumento consta de dos
categorías, la novedad que este representa frente a lo clásico lo cual recoge las tres
primeras preguntas del párrafo anterior y las dos siguientes por el horizonte o punto de
llegada de este. Segundo, su capacidad de corrección y autorreforma, que el autor no
halla en el amplio espectro de la izquierda clásica y hasta contemporánea. Y tercero,
versa sobre la transformación o extinción del FSM, para el autor es poco viable que esta
no alcanza a crear un debate dentro del Foro más allá de calificativos, pero sin
consecuencias y por tanto nulas.
Analizando la información entregada por Calvo y De Sousa Santos, se puede ubicar que
la novedad del Foro radica en la corrección y auto reforma, sin desconocer la
versatilidad de la estructura carecida en lo clásico. Los niveles de jerarquía y egos
consolidados en el pasado no pueden justificarse, pero tampoco es el ajuste de cuentas
teniendo como referente las condiciones del presente cuando la historia ha transitado de
un ejercicio del poder y la acumulación basado en la dominación a la hegemonía, el
primero coercitivo; el segundo un equilibrio entre lo factico y la persuasión; que cambia
las condiciones de la acción política. El primer y tercer argumento es un retorno al
pasado, en uno es revivir el espectro que recorre la unidad: reforma o revolución; el otro
recuerda la discusión de Lenin, pero esta vez suprimiendo un sujeto político que no es el
proletariado sino un actor que amplía las dimensiones de lo justo, relaciona
conocimientos y contiene la globalización, tarea nada despreciable para el gigante que
estos afrontan.
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El sistema capitalista y el modelo neoliberal absorbe la tesis que sustenta: «el Estado no
es pura y simplemente una relación, o la condensación de una relación; es la
condensación material y específica de una relación de fuerzas entre clases y facciones
de clase» (Poulantzas, 2005: 155), reagrupando el campo de lo político dentro del seno
del Estado, logrando alinear la política de los ciudadanos. No obstante, las luchas
populares o de los grupos subalternos abren una nueva etapa de tipo electoral en
aquellos países donde se desarrollaron las dictaduras, logrando copar el establecimiento
con una táctica constitucional.
Siguiendo a García Linera, se identifican cinco pendientes de los procesos de los grupos
subalternos: 1) la economía pilar de la justicia y la política, es la consolidación en el
tiempo de un proyecto posneoliberal sobre el cual la performatividad del discurso de la
justicia social tenga un sustento o base material, en el cual se vehiculice advirtiendo la
contracción de la pugna política dentro de la democracia. 2) un cambio cultural,
entendido dialécticamente, posicionando significados en la sociedad y subvirtiendo la
moral de la clase dirigente, además del triunfo político-militar que abonen la
resignificación de los nuevos valores morales creados en una nueva fase cultural. 3) una
transformación de la moral, los países con gobiernos progresistas tienen débil dicho
proceso, esto lo demuestra un fenómeno histórico de los sistemas políticos
latinoamericanos, saliendo implicados en casos de corrupción. 4) los liderazgos largos,
terminan señalados de populistas y disminuyen la acción colectiva de los sujetos
políticos, para superarlo, el vicepresidente plantea que «depende de cómo las clases
subalternas internalicen su experiencia de lucha y representen los logros de su acción
revolucionaria. Tal vez, la importancia esté en promover y trabajar liderazgos
colectivos» (Linera, 2017a: 42). 5) Latinoamérica como estado continental, Bolivia ha
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