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RELEVANCIA POLÍTICA DE LOS GRUPOS SUBALTERNOS. ANÁLISIS DE


LOS SUJETOS CONTRA-HEGEMÓNICOS EN AMÉRICA LATINA

POLITICAL RELEVANCE OF SUBALTERN GROUPS. ANALYSIS OF A


COUNTER-HEGEMONIC SUBJECT IN LATIN AMERICA

RESUMEN

El objetivo aquí es la caracterización de los movimientos de izquierda en América


Latina y sus transformaciones como actores políticos relevantes. Se revisó el debate
clásico entre reforma o revolución referentes teóricos para los dos casos prácticos, a
saber, la Revolución de Octubre y la Revolución Cubana. Se identificó el papel de la
insurgencia y su declive en la «segunda ola revolucionaria» y los referentes
contemporáneos de la construcción de un sujeto contra-hegemónico, encarnado en el
Foro de Sao Paulo (Brasil) y el Foro Social Mundial. Como resultado, se evidencia la
renovación y la activación de nuevos sujetos distanciados de la tradicional izquierda
latinoamericana, así como algunos pendientes de estos grupos subalternos una vez se
ubican en posiciones de poder.

Palabras clave: guerrilla, reforma social, movimiento político, sujeto político, América
Latina.

ABSTRACT

The objective here is the characterization of leftist movements in Latin America and
their transformations as relevant political actors. The classic debate between reform or
revolution theoretical referents was revised for the two practical cases, namely, the
October Revolution and the Cuban Revolution. The role of the insurgency and its
decline in the "second revolutionary wave" and the contemporary referents of the
construction of a counter-hegemonic subject, embodied in the Forum of Sao Paulo
(Brazil) and the World Social Forum, were identified. As a result, the renewal and
activation of new subjects distanced from the traditional Latin American left is
evidenced, as well as some pending of these subaltern groups once they are placed in
positions of power.

Key words: guerrilla, social reform, political movements, political subject, Latin
América.

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Introducción1

El nuevo siglo latinoamericano se empezó a escribir con los cambios políticos, sociales,
económicos y culturales por el ascenso de ciclos de gobiernos de izquierda en Brasil,
Argentina, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Nicaragua y El Salvador; posteriormente con
retrocesos en Argentina, Brasil y Paraguay y Venezuela y, más recientemente, en
Nicaragua.

En Nicaragua, Guatemala y el Salvador tuvieron, respectivamente, procesos sociales e


insurgentes similares, pero unidos como fuerza contra-hegemónica en la consolidación
de acuerdos para la terminación de sus conflictos armados, la inclusión de propuestas
de los actores sociales e individuos, con respecto a los cuales algunos alcanzaron
instancias ejecutivas de pos acuerdos con actores como el Frente Farabundo Martí por la
Liberación Nacional en Salvador, el Frente Sandinista de Liberación en Nicaragua y la
Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca en Guatemala; todos ellos a partir de un
juego de alianzas y coaliciones de las clases subalternas con otros grupos de interés en
cada uno de sus contextos nacionales.

El caso colombiano, en la actualidad, tiene la atención centrada en el giro de la guerra


(política con armas) a la política sin armas o más conocida como apertura democrática
de grupos insurgentes, producto del «Acuerdo final para la terminación del conflicto y
la construcción de una paz estable y duradera» con las FARC-EP 2 y su reincorporación
a la vida civil en la sociedad colombiana. Sin embargo, ubicar el Acuerdo final tiene
significado más allá de la terminación del conflicto armado por «la apertura de un nuevo
capítulo de esa historia» al buscarse la integración de territorios, la inclusión social y el
fortalecimiento de la democracia; que son ideas impulsadas por organizaciones sociales
e individuos a través del portal web mesadeconversaciones.com.co, el cual señala que
entre diciembre de 2012 hasta marzo de 2013 se enviaron un total de 210 propuestas,
además, con la instalación de nueve mesas regionales se registró una participación de
2.290 personas de 1.333 organizaciones sociales sistematizadas y entregadas por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Se busca en el presente escrito analizar el papel que han tenido los grupos subalternos y
su posicionamiento y/o desfase en la construcción de proyectos sociales y políticos
alternativos en América Latina. Para lo cuál se realiza una revisión del tema,
identificando algunas de las causas que han originado la dispersión de los grupos
subalternos, una de las preguntas centrales de esta indagación, lo que condujo al debate
entre reforma y revolución, que diversos autores han planteado determinante en el
horizonte estratégico y en las practicas de configuración como actores colectivos.

¿Quienes son los grupos subalternos? Gramsci plantea la categoría grupos subalternos y
nos permite un acercamiento desde tres esferas: la mirada historiográfica, la
interpretación política relacional y la propuesta emancipadora. En la primera, la mirada
historiográfica, se plantea que «La historia de las clases subalternas es necesariamente
disgregada y episódica: hay en la actividad de estas clases una tendencia a la
unificación» (Gramsci, 1981a: 27). Algunas reflexiones apresuradas a considerar, como

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Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de dos evaluadores anónimos de RMCPyS a la
primera versión de este artículo.
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En este trabajo se referencia «FARC-EP» a la insurgencia y «FARC» al partido político surgido tras la
firma del acuerdo de la Habana.

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son los vanguardismos y estrategismos 3 o la disputa de egos de individuos y


«dirigentes» en las organizaciones políticas que terminan lesionando la construcción
contrahegemónica; por otro lado, el uso del lenguaje que fisura los niveles de
solidaridad que históricamente han reivindicado como valor social a practicar. Esta idea
no parte de un determinismo homogenizante a dicha clase, sino que recupera su sentido
de la pluralidad.

En segundo lugar, la política como relación de fuerza en Gramsci, ayuda a delimitar la


unidad de análisis en tanto que «Las clases subalternas sufren la iniciativa de la clase
dominante» (1981a: 27), es decir, la clase dominante está unificada y es singular en
tanto que ostenta dominación, contrario a la dispersión que ha caracterizado
históricamente a las clases subalternas. Finalmente, la definición de clases subalternas
de Gramsci, se refiere a que «cualquier brote de iniciativa autónoma es de inestable
valor» (1981a: 27) señala su valor emancipador, que en palabras de Rancière (1996) se
des-identifica del orden natural, pero resalta la discontinuidad relacional de las clases
subalternas en la construcción contrahegemónica, esto es lo que configura la política. La
«política es asunto de sujetos, o más bien de modos de subjetivación» (Rancière, 1996:
52), y «un modo de subjetivación no crea sujetos ex nihilo. Los crea al transformar unas
identidades definidas en el orden natural (…) en instancias de experiencia de un litigio»
(1996: 52). Esa experiencia a partir del conflicto con la alteridad se va modificando a
medida que esos sujetos específicos van incorporando los nombres de los Otros en su
propio ser y hacer, siguiendo el ejemplo de Rancière de “todos somos judíos alemanes”,
o, más recientemente, “yo soy 132”, ó “todos somos una mujer maltratada”, tal
incorporación a los modos de subjetivación de los sujetos subalternos depende del
desarrollo histórico de los mismos y de su mirada común y estratégica.

A continuación, se presenta de manera sucinta el debate clásico que ha servido de


trasfondo teórico a quienes se han constituido como actores contra-hegemónicos. En el
segundo apartado, se ofrece un perfil de los dos escenarios que experimentaron procesos
de transformación social y política cercanos al debate teórico de reforma y revolución; a
saber, el bloque de países que se conoció como Unión Soviética y la revolución Cubana
de 1959. En el tercer apartado, se proponen dos modelos o referentes empíricos
contemporáneos que han sido receptáculo del debate en cuestión, estos son, el Foro de
Sao Paulo (FSP) y el Foro Social Mundial (FSM), para finalmente exponer algunos
avances y retrocesos por parte de los actores subalternos en el proceso de construcción
de proyectos alternativos o contra-hegemónicos en América Latina.

Debate clásico en los autores: Reforma vs. Revolución

El debate es clásico porque logra un diálogo permanente en nuestro presente, de Sousa


Santos introduce el tema, planteando que «las divisiones históricas entre las izquierdas
se justificaron por una construcción ideológica imponente» (2014: 145), Olmedas y
Aceves precisa que en «América Latina el debate entre reforma o revolución fue
verdaderamente intenso durante la década de los sesenta del pasado siglo» (2011: 279).
Pero ¿cuál es el origen del debate y cómo se ha conceptualizado? es un eje central para
entender su importancia o no en la actualidad.

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Se refiere a una usanza despectiva o menospreciativa del valor de la estrategia entre las diferentes
organizaciones e individuos.

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Un texto que describe el debate clásico de la izquierda es la compilación realizada por


German Rodas (2009), en el que participan Beatriz Stolowicz, Amílcar Figueroa, Jaime
Caycedo, Hugo Moldiz, Roberto Regalado. Stolowicz (2009) propone, como punto de
partida, la réplica de Rosa Luxemburgo (2015) a Eduard Berstein en su obra Reforma o
Revolución publicada en 1899, para afirmar que no hay un antagonismo irreconciliable
sino la necesidad del horizonte al que quiere llegar el movimiento, para no plegarse a un
juego democrático liberal, más bien a una búsqueda de coalición entre actores políticos
sin un único rumbo hacia el cual ir como movimiento.

No obstante, es importante resaltar el contexto de la lucha por la hegemonía entre


naciones de ese tiempo, para comprender las posiciones que sintetiza Roberto Regalado.
En este sentido, el trabajo de Wallerstein (2004) luego de un barrido muy amplio de la
literatura sobre la competencia por la economía-mundo entre Francia e Inglaterra en el
siglo XVIII, plantea que Francia quedó subsumida en un enfriamiento del proceso de
modernización económico, técnico y tecnológico, mientras que Gran Bretaña lo había
consolidado mediante un proceso aproximadamente de dos siglos. Además, ofrece una
comprensión relacional de la Revolución Francesa, más allá del acto de la burguesía
como único sujeto político, señalando, «desde el punto de vista de la economía-mundo
capitalista, [es] el momento en que la superestructura ideológica se puso por fin en el
mismo nivel de la base económica» (1998: 72), es decir, Francia caminaba hacia el
fracaso si el pensamiento feudal dirigía el modo de producción que incorporó la
revolución industrial. Razón por la cual, la Revolución Francesa fue un proceso para
contener el rezago económico frente a Inglaterra e impulsar en el país una renovación
del proyecto productivo para restaurar la hegemonía de la economía-mundo capitalista.

Lo expuesto permite comprender a partir del texto de Engels ¿por qué Francia no tuvo
las condiciones para una revolución socialista?, a la vez que saludó los avances del
Partido Socialdemócrata Alemán (PSD) con la incorporación procedimental del sufragio
Universal en 1886. Así mismo, la dualidad de origen histórico, con medio siglo antes,
surgido por las interpretaciones y traducciones del Manifiesto del Partido Comunista y
el Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas escritos por Marx y Engels,
de lo cual Regalado brinda una narrativa ilustrativa. Engels «valora la lucha electoral y
parlamentaria como un nuevo camino hacia la revolución, no hacia la reforma»
(Regalado, 2009: 6). La separación de la vía violenta a la electoral tomó forma en el
PSD. El escrito de Marx y Engels, Critica del programa de Gotha, fue un trabajó de
cinco capítulos críticos sobre el programa de unificación de dos partidos liderados por
Ferdinand Lasalle y Carl Marx, en el cual se expone una revisión de conceptos Frente a
la asimetría de las vías:

una notable diferencia entre el concepto de revolución insurreccional […] y el nuevo


concepto de revolución electoral y parlamentaria que se instala en la escena hacia las
postrimerías del siglo XIX: la revolución ocurriría el día en que, mediante el sufragio
universal, el partido proletario alcanzara la mayoría absoluta en el parlamento, y allí
decretase la abolición del capitalismo y el inicio de la construcción socialista.
(Regalado, 2009: 8)

Como se observa el debate tuvo su epicentro en Alemania, pero tiene tres antecedentes,
desde El posibilismo en Francia que fue una corriente que declinó de sus ideas y se
caracterizó por impulsar reformas principalmente desde los espacios locales de
gobierno; el fabianismo en Inglaterra, que concibió el socialismo de forma gradualista o
etapista; y el revisionismo que se ha desarrollado desde la formulación teórica, no como

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creación sino como capitulación al marco de inteligibilidad de los sujetos políticos que
buscan situar lo político de la revolución, es decir, una contracción teorética que no
modifica el statu quo sino que concilia posiciones de los grupos subalternos desde la
teoría (Regalado, 2009).

El reformismo fue planteado por uno de tres discípulos de Engels, Eduard Berstein,
luego del acercamiento con el fabianista Sydney Webb (Regalado, 2009). La difusión de
su pensamiento se dio en artículos del periódico Neue Zeit titulado Problemas del
socialismo en 1888, Socialdemocracia y revolución en la sociedad y en 1899 en el libro
Socialismo evolutivo (Stolowicz, 2009); formulando «que la sociedad se encontraba en
una constante evolución que conduciría a la transformación gradual del capitalismo en
socialismo» (Regalado, 2009: 12).

Stolowicz (2009) plantea que Berstein formuló el «reformismo pragmático», lo


argumenta desde una de las principales críticas que Rosa Luxemburgo escribió en
Reforma o revolución, al identificar las reformas sociales como fines. En esta polémica
Berstein reconoció no tener interés en la «meta del socialismo» (objetivo estratégico) y
para el cual él afirma «el movimiento lo es todo» (táctica). Lo que significa, en palabras
de otro crítico, que es «una forma de moderacionismo político, que establece como
único método de acción política aquel en el que el progreso, el desarrollo histórico,
resulta de la dialéctica de conservación e innovación. En lenguaje moderno este
concepto se llama reformismo» (Gramsci, 1981b: 205).

Regalado (2009) señala a la Primera Guerra Mundial y a la Revolución de Octubre


como los acontecimientos que perpetuaron esta distinción cuando los reformistas rusos
decidieron vincularse a la primera gran guerra, sin reconocer que esta fue una lucha por
el reacomodamiento geopolítico para la extracción de recursos naturales y la
actualización del aparato estatal, librada por los empobrecidos para la burguesía. A la
vez, el reformismo mostrado como socialdemocracia ancló su fin dentro del
capitalismo, logrando avanzar al Estado de Bienestar en Europa occidental en la II
posguerra. Borón señalaría «Un siglo de reformismo socialdemócrata en Occidente
demostró irrefutablemente que las reformas no son suficientes para «superar» el
capitalismo» (Borón, 2004: 49)

En América Latina, en el mismo periodo lo que se vivía era «un debate táctico de una
trágica esterilidad. Pletórico de reduccionismo y falsas dicotomías, tuvo efectos
perdurables en las dificultades analíticas de la izquierda, que fueron convenientemente
explotadas por la derecha» (Stolowicz, 2009: 79) y aseguran los editores de La nueva
izquierda en América Latina que «la tendencia dominante en la izquierda
latinoamericana giró de la revolución armada a la reforma por vía electoral y la protesta
popular» (Chávez, D. Rodríguez, G. Barretl, P. 2008: 32). En la década noventa del
siglo XX esto derivó en que los movimientos de izquierda no estuvieron exentos de este
actuar dilemático, que se fue resolviendo a través de las movilizaciones sociales
impulsadas por las centrales obreras en contra de los tratados de libre comercio que se
buscaban firmar por los gobiernos nacionales con Estados Unidos.

Finalmente, el debate clásico sigue cuestionando nuestro presente y las proyecciones de


cara al futuro político. Borón quiere resaltar la importancia de abrir o repensar las
tácticas, mecanismos o medios del actual ciclo progresista en América Latina. Con un
tono entre pesimismo y conformismo de la cual invita a recordar:

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que en nuestros países los desafíos que las reformas plantean a los «señores del
dinero» dieron lugar a feroces contrarrevoluciones que ahogaron en un baño de
sangre a las tentativas reformistas. De modo que nadie crea que al hablar de
reformas se piensa en un debate cortesano y caballeresco acerca de los bienes
públicos (Borón, 2004: 50).

Los escenarios referentes históricos, políticos, culturales y económicos que


consolidaron el debate reforma versus revolución.

Los procesos de transformación social y política, como se observó, vienen acompañados


de lentos avances sociales y culturales entre reformas y revoluciones, estremeciendo el
mundo que vivimos por los efectos internos y externos de dichos procesos. Sus
resultados a su vez se han convertido en símbolos, referentes (Monedero, 2007;
Holloway, 2002) o modelos (Monedero, 2007) que han dado impulso a proyectos de
transformación social y económica, como lo fueron la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas y la Revolución Cubana.

La Unión Soviética

Erick Hobsbawn (1999), llamó de «corto» al siglo XX, temporalidad que inició en 1917
con la Revolución de Octubre y concluyó con el derrumbe de la Unión de Repúblicas
Soviéticas en 1991. Sin embargo, podemos referenciar, sin temor a equívocos, que el
proyecto ruso tuvo su antesala práctica aún muy discutido (Wallerstein, 2004) con la
Revolución Francesa de 1789. Acontecimiento objeto de investigación por Marx en El
dieciocho brumario de Luis Bonaparte (1973) y de Lenin en Estado y Revolución
(2009), dando bases analíticas y conceptuales sobre cual sería la estrategia y táctica del
proyecto revolucionario a cursar.

El feudalismo en la Rusia zarista fue uno de los temas de estudio de Lenin en la obra: El
desarrollo capitalista en Rusia (1972), desde el marco teórico construido por Carl Marx
en el Capital, que le ayudó a identificar para la praxis: el sujeto revolucionario, las
alianzas y los puntos débiles de la monarquía. No obstante, las opiniones sobre la
Revolución de Octubre han sido variopintas, García Linera (2017b) plantea dos
reducciones recurrentes sobre el proceso de la Revolución de Octubre entre defensores y
detractores: una es la ocupación de instalaciones de gobierno por parte del sujeto
revolucionario (campesinos y obreros) que antes gobernaban en los Soviets; la otra es la
insurrección armada de las masas que imponen un nuevo gobierno, muy criticada por la
decisión de la dirigencia, causando rupturas internas partidarias entre los que comulgan
frente al método en su momento y la apologética reducción instrumentalizada del
concepto de violencia por sus detractores que hacen parte del movimiento y de los que
defienden el statu quo. Sin embargo, lo que nos interesa referenciar para este apartado,
son los debates que la Revolución ha suscitado para entender un pasado que marca
nuestro presente desde la existencia del llamado socialismo real, del cual se ha trabajado
por diversos académicos para demostrar su existencia o no, que se mueven entre lo
radical y lo pragmático.

El primer punto que construye un quiebre paradigmático en la construcción de los


procesos de transformación, es el distanciamiento entre el estilo soviético y el chino.
Escárzaga (2001) analiza que esta ruptura tiene origen en 1956 en el XX Congreso del
Partido Comunista de la Unión Soviética que oficializó el proceso de desestalinización
(iniciado en 1953), cuyo fondo fue una lucha por la dirección política del movimiento

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revolucionario internacional, por ejemplo, la estrategia China argumentó reconocer el


proceso de descolonización de Estados capitalistas hegemónicos. Teniendo su cúspide
en América Latina entre mediados de la década de los años 50 y 60 del siglo XX.

El segundo, se refiere a los programas impulsados por Mijaíl Gorbachov: la perestroika


y el glásnost, proyectos de reforma que impulsaron una reestructuración económica y al
sistema político, respectivamente, con la idea de perfeccionar el proceso iniciado en
1917. Sin embargo, se hallan posiciones como la de Regalado (2009), el cual sostiene
que esto fue el desmonte de dicho proyecto. Sobre la base de lo anterior, se desprende el
tercero de este quiebre, la caída del Muro de Berlín en 1989 y la celebración de
elecciones para la unificación de las dos Alemanias 4 siendo el inicio del efecto dominó
separatista de la URSS en los países agrupados en la Europa oriental (Polonia, Hungría,
Checoslovaquia, Bulgaria, Albania, Yugoeslavia y Rumania). Acontecimientos
presentados por vía violenta, principalmente, y que contrastado con la crítica que realiza
García Linera (2017b), se hace evidente la reducción instrumentalizada del concepto de
violencia que depende inexorablemente de la posición ideológica o de principios de
cada observador en la interpretación de un proceso.

En la serie de maniobras políticas realizadas por la Unión Soviética para existir, se


desarrolló el Encuentro de Partidos y Organizaciones de Izquierda de América Latina y
el Caribe (del cual se hablará más adelante). Evidenciando la dispersión por las
decisiones y acontecimientos de la URSS a partir de 1989 y un fuerte debate sobre la
crisis del socialismo, el modelo de construcción y las políticas aplicadas (Regalado,
2008). En palabras de Monedero, la «falta de modelos políticos hace que el impulso
político esté más guiado por lo que no se quiere que por lo que se quiere» (Monedero,
2007: 29), y frente a lo que se quiere también se expresan sus dificultades, que servirán
de enganche a los diferentes grupos subalternos para realizar su crítica, que termina
distanciando la voluntad política para construir proyectos convergentes de objetivos
claros, entre esas dificultades se resalta que:

El socialismo del siglo XX, antes que heroico y terrible, fue ingenuo. De ahí que
todas ellas señalen problemas similares: el vanguardismo (sólo la cúpula sabe); el
verticalismo y el autoritarismo (un centralismo democrático que era centralista y
nada democrático); la copia de modelos foráneos; el teoricismo (la teoría como
realidad incontrovertible); el dogmatismo (aplicar la ideología como catecismo); el
estrategismo (sacrificar la realidad concreta al gran plan); el subjetivismo (confundir
los deseos y la situación personal con la realidad social); la concepción de la
revolución como asalto al poder; la insuficiente valoración de la democracia; la
consideración de los movimientos sociales como simples correas de transmisión; el
desprecio a los valores religiosos; el machismo o la gerontocracia. (Monedero,
2007: 48)

La Revolución cubana y las insurgencias en América Latina

El primero de enero de 1959 el Movimiento 26 de julio ( M-26-7) llegó al poder político,


económico, social y cultural en la isla caribeña de Cuba creando un referente
4
Aclarando que la denominación de «dos Alemanias» correspondió al hecho de que Alemania en la
posguerra estaba dividida ideológicamente en la disyuntiva: capitalismo-comunismo, no obstante, estaba
ocupada por soviéticos (al oriente) y por estadounidenses, ingleses y franceses al (occidente). Esta
representación fue lo que se denominó mundo bipolar, la cual tuvo implicaciones políticas, económicas y
culturales a escala global.

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latinoamericano para la historia continental (Salazar Navarro, 2015; Careaga, 1997;


Salazar, 2011; Rey, 2016). Hace parte de lo que se ha denominado la segunda «ola
revolucionaria» constituida por insurgencias (Regalado, 2008 y 2009; Chávez, D.
Rodríguez, G. Barretl, P. 2008; Salazar Navarro, 2015), la cual se incubó no en un
contexto económico como la primera ola, sino en una acumulación cultural de los países
del «tercer mundo» (Salazar Navarro, 2015), o la cristalización de un pensamiento
avanzado, diría el cineasta cubano Julio García Espinosa, que detonó en las acciones
colectivas década de los años 60.

Rey (2016) presenta en su artículo la tesis del cambio en la concepción de revolución, a


través de un análisis histórico en el que sitúa, a su vez, los debates sobre las vías que
polarizaron la izquierda latinoamericana. No obstante, es pertinente resaltar cuatro
planteamientos sobre la trascendencia de la Revolución cubana de este autor. Debates
en torno a la idea de revolución en América Latina a partir de 1959. Uno, la importancia
de haber creado y recreado un acontecimiento que ha logrado ser una representación
espacial e iconográfica para la región, que no logró impregnar, con la misma
contundencia la Revolución de Octubre en Rusia, por ejemplo. Dos, la concreción de
proyectos frustrados por el colonialismo español y estadounidense, ubicando en el
sentido común cubano la vigencia del pensamiento de José Martí. Tres, la ruptura de la
tradición francesa y soviética, que la ilustra más concretamente Salazar (2011) cuando
afirma que «eligió primero la guerra», antes que la organización de masas. Y cuatro, la
posición político-ideológica frente a Estados Unidos.

Al observar la trascendencia para el movimiento socialista latinoamericano habrá de


resaltar el debate que consolidó otra línea de la dispersión, esto es, la transformación
social y política por la vía armada. El triunfo del M-26-7 se configura en referente para
las guerrillas que coexistían en el continente. El Movimiento de Liberación Nacional –
Tupamaros (MLN-T) afirmó en un comunicado 5 de 1968 que «los principios básicos de
una Revolución Socialista están dados y experimentados en países como Cuba y no hay
más que discutir», fenómeno que para Salazar prevalecería como estrategia
revolucionaria por varias décadas, lo que «dominó la política insurreccional en América
Latina» (Salazar, 2011: 175), con una complejidad al totalizar el carácter de la
revolución y al crear un debate procedimental para llegar al poder.

La estrategia impulsada por la Revolución Cubana se identificó en dos niveles, el


primero discursivo, al pasar de la contradicción socialismo-capitalismo a sur-norte, es
decir, la visión entre imperialismo y pueblos oprimidos, tomando un significado épico
que un pequeño país (Cuba) estuviese libre del dominio político imperial (EE. UU.). El
segundo nivel, fue priorizar la insurrección armada en los pueblos donde existieron
insurgencias para acelerar la revolución y no estancarse en las etapas; luego del triunfo
se inició un proceso de inspiración en cabeza de Ernesto Guevara en la práctica y en lo
ideológico con textos como Guerra de guerrillas, esbozando la táctica de focos, luego
desarrollada por el filósofo francés Régis Debray, sobre esta es lo que se conoce en los
códigos de la izquierda como teoría de focos o grupo de vanguardia (Salazar, 2011). En
algunos casos este planteamiento es nombrado despectivamente como foquismo o
vanguardismo, que consistió en una lógica de tres esferas priorizadas así: lo armado – la
vanguardia – la conciencia.

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Disponible en http://www.cedema.org/ver.php?id=1722

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La experiencia cubana transmitió a Latinoamérica, con gran trascendencia, «el rumbo


revolucionario [y la originalidad de la noción de] «hombre nuevo», arquetipo de una
nueva moral (Salazar Navarro, 2015: 115), que, además, se circunscribió en un contexto
internacional de contra-cultura, muy variopinto en el campo artístico, simbólico,
político, literario y en el cine, donde intelectuales y artistas tomaron un papel relevante.

De otro modo, la renovación política de Cuba en el contexto mundial bipolar entre EE.
UU. versus URSS (capitalismo versus «socialismo») y el asesinato de John F. Kennedy,
estremeció las medidas políticas, militares, económicas, sociales y culturales de Estados
Unidos con:

la Doctrina Johnson, la cual proclama abiertamente que los Estados Unidos prefieren
contar con aliados seguros a tener vecinos democráticos. La Doctrina Johnson fue la
plataforma de lanzamiento de las dictaduras militares de «seguridad nacional», que
ejercieron, con brutalidad sin precedentes, la capacidad represiva de las fuerzas
armadas. (Regalado, 2008: 17)

Paralelamente, donde fueron incubadas las dictaduras y gobierno civiles de corte


autoritario, surgieron movimientos insurgentes de influencia soviética y china e
incorporaron un referente, Vietnam, por el supuesto triunfo ante la invasión de Estados
Unidos:

en Nicaragua, el Frente Sandinista de Liberación Nacional; en Argentina, los


Montoneros, las Fuerzas Armadas Peronistas, Fuerzas Armadas Revolucionarias, el
Partido Revolucionario del Trabajo y el Ejército Revolucionario del Pueblo; en
Uruguay, el Movimiento Nacional de Liberación Tupamaros; en Brasil, el
Movimiento Revolucionario 8 de Octubre, Vanguardia Popular Revolucionaria y
Acción Liberadora Nacional, esta última encabezada por Carlos Mariguela; en
Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el Ejército de
Liberación Nacional y el Ejército Popular de Liberación; en México, el Movimiento
de Acción Revolucionaria y el Frente Urbano Zapatista; y en Puerto Rico, los
Comandos Armados de Liberación y el Movimiento Independentista Revolucionario.
(Regalado, 2008: 18)

La segunda ola revolucionaria inspirada en la estrategia cubana insurreccional armada


dejó un clima de favorabilidad para la isla y para Nicaragua con el ascenso del Frente
Sandinista de Liberación al poder político (Regalado, 2008 y 2009; Chávez, D.
Rodríguez, G. Barretl, P. 2008; Salazar Navarro, 2015), las demás insurgencias
sufrieron un variado proceso entre la disolución, la desarticulación y la transformación
de los sujetos que las representaron.

Cierre de ciclo de la insurgencia en América Latina

El desgaste producido en treinta años de lucha armada en el continente, donde no se


favoreció el triunfo militar de las guerrillas o de los gobiernos, se cerró entre dos
perspectivas. La primera, ligada al hegemón mundial de Estados Unidos en la necesidad
de sostener geopolíticamente países para el desarrollo del capital, un «proceso ilimitado
de acumulación de capital [que] necesita la estructura política de un «Poder tan
ilimitado» que pueda proteger a la propiedad creciente, tornándose constantemente cada
vez más poderoso. (Arendt, 1998: 131)». Para el caso continental, se aplicó el proceso
de democratización, que «consistió en el restablecimiento de la institucionalidad

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democrático-burguesa pactado entre los gobernantes militares salientes y los partidos


políticos tradicionales. El objetivo del pacto era sustituir las dictaduras militares por
democracias restringidas» (Regalado, 2008: 19).

La segunda corresponde a los procesos que buscaron una salida política a los conflictos
político-armados presentes en la región, con contenidos muy variados, sin cambios
notorios (tendiendo a nulos) en la estructura de poder político y económico, pero dando
vía a la movilización social y a la lucha electoral, treinta años relegada, que causó nudos
en los pueblos para agrupar los matices que conformaron a los subalternos. Esta fase se
cierra «oficialmente» con los acuerdos de paz en El Salvador en 1992 (Chávez, D.
Rodríguez, G. Barretl, P. 2008; Regalado, 2008). En la siguiente tabla se relaciona la
situación de las insurgencias del continente:

Tabla 1. Panorama de la insurgencia en América Latina 1960-2018


América del Sur
País Nombre Estado Observación
Argentina Alianza Anticomunista Argentina Desarticulada en 1975
Argentina Ejército Guerrillero del Pueblo Disuelta en 1964
Argentina Ejército Revolucionario del Pueblo Desarticulada en 1976
Argentina Fuerzas Armadas Peronistas Desarticulada en 1973
Argentina Fuerzas Armadas Revolucionarias Fusionada Con Montoneros en 1973
Argentina Montoneros Disuelta en 1980
Argentina Movimiento Nacionalista Tacuara Disuelta en 1965
Argentina Movimiento Todos por la Patria Disuelta en 1989
Argentina Uturuncos Disuelto
Fuerzas Armadas de Liberación Zárate
Bolivia Disuelta en 1991 Casi todo los miembros asesinados
Willka
Bolivia Ejército de Liberación Nacional (ELN) Disuelto en 1967
Bolivia Comisión de Néstor Paz Zamora Disuelta
Bolivia Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK) Disuelto en 1992
Transformado para Durante la dictadura militar se
Bolivia Partido Obrero Revolucionario
1947 diluyo/absorbió por el movimiento obrero.
Movimiento Revolucionario 8 de Transformado en 1985 a
Brasil
Outubro (MR-8) partido político
Brasil Ação Libertadora Nacional (ALN) Disuelto en 1985
Se encuentra en negociaciones para
Colombia Ejército de Liberación Nacional (ELN) Activo
alcanzar acuerdo de paz
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Transformado en 2016 a
Colombia
Colombia (FARC) partido Político
Transformado en 1990 a
Colombia Movimiento 19 de abril (M19)
partido Político
Colombia Ejército de Popular de Liberación (EPL) Se desmovilizó en 1991 Disidencias activas
Colombia Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) Desarticulada en 2007
Movimiento Armado Quintín Su estado fue decisión de la comunidad
Colombia Disuelta en 1991
Lame (MAQL) indígena
Movimiento Jaime Bateman
Colombia Fusionó en 1997 Con Ejército de Liberación Nacional (ELN)
Cayón (Bateman Cayon)
Colombia Ejército Revolucionario Guevarista (ERG) Desarticulada en 2008
Algunos miembro fueron a parar al ELN de
Chile Ejército de Liberación Nacional (ELN) Disuelta en 1973
Bolivia.
Frente Patriótico Manuel Transformado en 2003 a
Chile
Rodríguez (FPMR) partido político
Movimiento de Izquierda Partido político 1980- Las divisiones y el éxodo lo dejo sin
Chile
Revolucionaria (MIR) 1990 militancia
Chile Movimiento Juvenil Lautaro (MJL) Disuelta en 1994
Chile Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) Disuelta en 1971
Ecuador Alfaro Vive ¡Carajo! (AVC) Movimiento social Realizó entrega de armas en 1991
Guyana Frente Nacional de Liberación de Guayana Partido político en1985
Partido Comunista del Perú - Sendero Derrotado militarmente
Perú Disidencias activas en la zona de Hullagana
Luminoso (PCP-SL) en 1993
Perú Movimiento Revolucionario Túpac Inactivo desde 1997

10
11

Amaru (MRTA)
Movimiento de Izquierda
Perú Desarticulada en 1965 Una fracción hizo parte del MRTA
Revolucionaria (MIR)
Perú Ejército de Liberación Nacional (ELN) Desarticulada en 1965
Partido obrero revolucionario - Brigada Inactivo a finales de la
Perú
Remigio Huamán (POR) década del 60
"Jungle Commando" o Ejército de
Surinam En 1991 negocia tregua
Liberación Nacional de Surinam
Movimiento de Liberación Nacional - A partido político en
Uruguay Integrando el Frente Amplio
Tupamaros (MLN-T) 1989
Paraguay Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) Activo
Paraguay Ejército Paraguayo Revolucionario (EPR) Inactivo
Movimiento Paraguayo de
Paraguay Inactivo
Liberación (Mopal)
Frente Unido de Liberación Nacional
Paraguay Inactivo
(Paraguay) (Fulna)
Algunas fracciones conformaron el
Venezuela Bandera Roja (BR) Partido Político en 1993
Movimiento V República (MVR)
Fuerzas Armadas de Liberación
Venezuela Disuelto en 1969
Nacional (FALN)
Fuerzas Bolivarianas de Liberación-Ejército
Venezuela Activo
Libertador (FBL-EL)

América Central y el Caribe


País Nombre Estado Observación
Disuelto en 1981 tras Esta insurgencia no tuvo nombre, «La
Costa Rica La Familia
operativo policial familia» fue una clave popularizada
Disuelto tras el triunfo
Cuba Movimiento 26 de Julio (M-26-7) de la Revolución Revolución cubana
cubana
Compuesto por: Fuerzas Populares de
Liberación "Farabundo Martí" (FPL), el
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),
la Resistencia Nacional (RN), el Partido
Frente Farabundo Martí para la Liberación Transformado en 1992 a
El Salvador Revolucionario de los Trabajadores
Nacional(FMLN) partido político
Centroamericanos (PRTC) y el Partido
Comunista Salvadoreño (PCS). El primero
optó por disolverse en 1995 dentro del
FMLN
Su centro de acción fue el archipiélago,
Archipiélago de
Alianza Caribeña Revolucionaria Disuelta en 1989 pero buscó la independencia colonial de
Guadalupe
Francia en Martinica, Guyana y Guadalupe
Compuesto por: Ejército Guerrillero de los
Transformado entre Pobres (EGP), la Organización del Pueblo
Unidad Revolucionaria Nacional
Guatemala 1996 a 1998  a partido en Armas (ORPA), las Fuerzas Armadas
Guatemalteca
político Rebeldes (FAR), y el Partido Guatemalteco
del Trabajo (PGT).
Solo se toma en consideración la fecha
Movimiento Popular de Liberación porque marca la descomposición interna del
Honduras 1990
Cinchonero - MPLC grupo lo que termina dejando sin
importancia al movimiento.
Ejército Zapatista de Liberación
México Activo
Nacional (EZLN)
México Ejército Popular Revolucionario (EPR) Activo
Ejército Revolucionario del Pueblo
México Activo
Insurgente(ERPI)
Fuerzas Armadas Revolucionarias del
México Activo
Pueblo(FARP)
Tendencia Democrática Revolucionaria-
México Activo
Ejército del Pueblo (TDR-EP)
Frente Sandinista de Liberación
Nicaragua Partido Político Triunfa por la vía insurreccional en 1979.
Nacional (FSLN)
Fuerzas Armadas de Liberación
Puerto Rico Disuelto en 1983
Nacional (FALN)
Puerto Rico EPB-Macheteros (EPB-M) Activo

11
12

República Movimiento Revolucionario 14 de


Disuelto en 1968
Dominicana Junio (14J)
Fuente: Elaboración propia. 2018.

La tabla anterior nos muestra un total de 61 guerrillas en el continente desde México


hasta la Patagonia (Argentina), incluyendo las islas del Caribe. El proceso se encuentra
de la siguiente manera al año 2018: 20 disueltas, 13 se transformaron a partidos
políticos o movimientos sociales, 9 se hallan activas, 7 fueron desarticuladas, 5
inactivas, 2 se fusionaron y fueron derrotadas, en tregua o desmovilizadas una, cada una
respectivamente.

De este modo, podemos concluir que prevalece una voluntad por parte de los actores
armados de superar la situación del conflicto militar para ingresar a la lucha del poder
político en el escenario de la democracia liberal, de la mano de otros actores sociales
que amplían el horizonte de sus reivindicaciones y los métodos o caminos para hacer
efectivo el goce de derechos que las dictaduras y los gobiernos autoritarios
constituyeron en los distintos países relacionados en la Tabla 1, además, permite
soslayar la imposibilidad de un triunfo militar entre los gobiernos y las insurgencias en
los países latinoamericanos.

Referentes históricos, políticos, culturales y económicos contemporáneos

Mencionamos de contemporáneos a dos escenarios, por haber superado, renovado o


consensuado los debates que marcaron esa historia de los clásicos, proyectando la
revolución social en el ámbito subcontintental y global, pero que son también referentes
contemporáneos por establecer una noción temporal de cercanía o experiencia con las
generaciones que empiezan a tomar el liderazgo de estos procesos. Por ello se analiza, a
continuación, el Foro de Sao Paulo y el Foro Social Mundial resaltando sus avances y
retrocesos.

Foro de Sao Paulo (FSP) y Foro Social Mundial (FSM):

El ocaso de la «segunda ola revolucionaria» es, a su vez, el crepúsculo de la «tercera


ola», la cual está directamente relacionada con el negativo proceso de democratización
del continente, o, en palabras de Borón (2004: 46) «se relaciona íntimamente con el
fracaso de los capitalismos democráticos en la región». La fase de la nueva izquierda
tiene como punto de partida el llamado Consenso de Washington de 1989, término
acuñado por el economista John Williamson, el cual proponía una serie de reformas
macroeconómicas que operaron en Latinoamérica.

Lo anterior, dio lugar a pensar un nuevo escenario de diálogo para el reacomodamiento


estratégico que tomaría el nombre de «ciclo progresista» (García Linera, 2017a;
Castañeda, 1993). El evento fue impulsado por Fidel Castro Ruz y el Partido de los
Trabajadores (PT) de Brasil bajo el nombre de Encuentro de Partidos y Organizaciones
de Izquierda de América Latina y el Caribe, o mejor conocido como el Foro de Sao
Paulo, no obstante, luego de un amplio barrido bibliográfico, se puede aseverar que
poco se ha escrito sobre este tema de magnitudes socio-políticas de gran trascendencia,
una de ellas la reconfiguración de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible,

12
13

impulsando la discusión del desarrollo no desde la productividad, sino desde el ser


humano sobre la base del concepto de Amartya Sen: enfoque de oportunidades.

La interpretación más detallada del Foro la brinda Roberto Regalado, siendo tal vez,
diría Walter Pomar en el prólogo de esta, «el primer intento de presentar la historia del
Foro de São Paulo» y, por haber sido una persona desde el inicio de este proceso, que
junto a Nani Stuarts, permite discurrir entre lo formal (documentos y declaraciones), lo
real (la praxis) y los acuerdos para su consolidación. Sin embargo, las críticas saltan de
izquierda a derecha, los primeros desempolvando el clásico debate de reforma o
revolución lo tildan de vacilante e inútil; los segundos, de ser un espacio que incita al
terrorismo.

El Foro latinoamericano fue celebrado en junio de 1990 en la ciudad de São Paulo en el


Hotel Danubio, en el contexto de un evento internacional-cultural de magnitud que
solapó –mediáticamente– dicho encuentro, la Copa Mundial de Futbol Italia 90.
Pertinente esta referencia para destacar tres sucesos dentro del mismo, primero, la
delegación anfitriona participó activamente cuando la selección de futbol de Brasil
quedó eliminada del torneo; segundo, se suspendió la lectura, contribuciones y
aprobación de la declaración política del Foro porque se jugaba la semifinal del torneo
de futbol entre Italia y Argentina y, tercero, efecto de lo segundo, no se presentó el
análisis de los comicios electorales de Perú cuando ascendió Alberto Fujimori al
ejecutivo de gobierno de ese país.

El Foro de Sao Paulo por su composición: socialistas, socialdemócratas y progresistas,


daba la impresión de un ajuste de cuentas necesario para hallar la verdad, siendo que los
referentes clásicos, la URSS y Cuba, venían en descomposición y estancamiento,
respectivamente. Cabe resaltar que Cuba pronto entraría al conocido periodo especial 6.
Superado el debate, los temas discutidos fueron:

primero, «Las alteraciones en el orden internacional y su significado para América


Latina y el Caribe», subdividido para tratar, por una parte, «Los cambios en el
sistema capitalista mundial» y «El impacto de la ofensiva neoliberal» y, por otra, «La
crisis del llamado socialismo real»; segundo, «Balance de las luchas por la
democracia y el socialismo en el continente»; y, tercero, «Los problemas estratégicos
de la lucha por el socialismo». Cada uno de esos asuntos contó con ponencias
introductorias a los debates, que reflejaban la diversidad de puntos de vista de los
participantes. (Regalado, 2008: 37-38)

Sobre lo anterior, los 48 representantes de partidos políticos, movimientos y


organizaciones sociales acogen por unanimidad su declaración política con los
siguientes ejes centrales: continuar con el espacio del Foro en diferentes países, crear
una agenda para analizar y estudiar temas específicos, compromiso de los asistentes a la
construcción de un socialismo que reconozca las raíces de sus pueblos corrigiendo las
deficiencias de otras experiencias y renovar las relaciones internacionales continentales
desde el concepto de la soberanía y la autodeterminación a cambio de sepultar el
intervencionismo del sistema mundo capitalista.

6
Llamado aquel tiempo de crisis económica de doble incidencia: una, la disolución de la Unión Soviética
y el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), es decir, cierre de las relaciones comerciales y; dos,
la tensión económica de embargo por EE. UU.

13
14

El Foro se ha seguido desarrollando, el último de los encuentros fue en Managua


(Nicaragua) el 10 de enero de 2017 y proclamó el Consenso de Nuestra América.
Proyecciones para un programa político de acuerdos de la izquierda, los partidos y
movimientos populares de América Latina y el Caribe7. Hay que resaltar los avances y
retrocesos en la dialéctica del movimiento histórico, para lo cuál se ilustra en los
siguientes mapas, las particularidades, señalando en rojo los países que son dirigidos por
partidos o movimientos adscritos al Foro de Sao Paulo:

Gráfico I: Mapa comparado del avance de partidos, movimientos adscritos al FSP


desde el 2011 al 2018

Partidos adscritos al FSP que gobernaron en 2011 Partidos adscritos al FSP que gobiernan en 2018
Fuente: elaboración propia.

Chávez, D. Rodríguez, G. Barretl, P. (2008) brinda cinco características de la nueva


izquierda Latinoamericana, luego de una exposición de siete casos (Brasil, Venezuela,
Uruguay, Colombia, Argentina, México y Bolivia), que constan de una pluralidad
estratégica y de articulación en formas organizativas descentralizadas, multiplicidad de
bases sociales y agendas políticas, relieve de la sociedad civil, reformismo y la
profundización de la democracia. La cual nos permite observar una maduración de los
grupos subalternos que buscan construir un proyecto contrahegemónico.

A nivel mundial, se halla el Foro Social Mundial ( FSM), aún no se han consensuado sus
antecedentes, para unos inicia en 1988 y para otros en 1999; una idea sobre este debate
lo presenta el economista Jordi Calvo Rufanges en El Foro Social Mundial: Nuevas
formas de hacer política, expone un barrido histórico sobre este debate académico. No
obstante, el primer FSM se realizó en la ciudad de Porto Alegre, Brasil en enero de 2001
con tres apoyos el PT, Attac Francia y Le Monde Diplomatique (De Sousa Santos, 2008;
Calvo, 2008 y Santana Rodríguez, 2014).

Siguiendo a Jordi Calvo, quien presenta el FSM como un «sujeto emancipatorio que ha
universalizado a escala planetaria los derechos sociales, que propone una justicia global
7
Disponible en: https://elsudamericano.wordpress.com/2016/01/11/1o-declaracion-del-foro-de-sao-paulo/

14
15

que incorpora dimensiones ecológicas, económicas, sociales, políticas y de derechos


humanos y que propugna una globalización con justicia que erradique la pobreza del
mundo» (2008: 16). Esta concepción de universalización es lo que constituye el
movimiento altermundista con cuatro características, la primera, «la utilización de las
redes de internet para las convocatorias, para la intercomunicación, para el intercambio
de ideas y propuestas [… segunda] el carácter diverso y plural de las movilizaciones.
[… tercera] las formas de expresión de estos movimientos son en su mayoría
movilizaciones pacifistas, que reclaman una profundización de la democracia. [… y
cuarta] los nuevos movimientos reivindican la horizontalidad» (Santana Rodríguez,
2014: 274), De Sousa Santos sostiene que la herencia clásica de la modernidad
occidental queda contraída por lo variopinto en las expresiones del FSM y sus repertorios
de movilización (2008: 3)

Por otro lado, el FSM no está exento de discusiones, sobre estas De Sousa Santos hace
una síntesis. Los debates se articulan y se discriminan con las siguientes preguntas
¿Cuáles son los objetivos concretos y principios? ¿Qué conforma su base ideológica y
su composición orgánica? ¿Cuál es su autonomía financiera y la transparencia
decisional de su estructura, que no lo es, pero decide? Y ¿los límites y alcances globales
que tiene? No obstante, lo anterior no lo es todo, otro tema trascendental para el Foro y
que ha tomado fuerza es sobre la continuidad de este, ya que se arguye un agotamiento
de su potencial y por tanto se cuestiona su existencia.

De Sousa Santos (2008) expone dos argumentos para demostrar porque la afirmación de
agotamiento y existencia carece de sustento. El primer argumento consta de dos
categorías, la novedad que este representa frente a lo clásico lo cual recoge las tres
primeras preguntas del párrafo anterior y las dos siguientes por el horizonte o punto de
llegada de este. Segundo, su capacidad de corrección y autorreforma, que el autor no
halla en el amplio espectro de la izquierda clásica y hasta contemporánea. Y tercero,
versa sobre la transformación o extinción del FSM, para el autor es poco viable que esta
no alcanza a crear un debate dentro del Foro más allá de calificativos, pero sin
consecuencias y por tanto nulas.

Analizando la información entregada por Calvo y De Sousa Santos, se puede ubicar que
la novedad del Foro radica en la corrección y auto reforma, sin desconocer la
versatilidad de la estructura carecida en lo clásico. Los niveles de jerarquía y egos
consolidados en el pasado no pueden justificarse, pero tampoco es el ajuste de cuentas
teniendo como referente las condiciones del presente cuando la historia ha transitado de
un ejercicio del poder y la acumulación basado en la dominación a la hegemonía, el
primero coercitivo; el segundo un equilibrio entre lo factico y la persuasión; que cambia
las condiciones de la acción política. El primer y tercer argumento es un retorno al
pasado, en uno es revivir el espectro que recorre la unidad: reforma o revolución; el otro
recuerda la discusión de Lenin, pero esta vez suprimiendo un sujeto político que no es el
proletariado sino un actor que amplía las dimensiones de lo justo, relaciona
conocimientos y contiene la globalización, tarea nada despreciable para el gigante que
estos afrontan.

Avances y Retrocesos. A modo de reflexión final

15
16

El capitalismo estadounidense ha tenido una ágil readaptación política, económica,


social y cultural sostenida en América Latina, entre dictaduras militares y gobiernos
autoritarios a democracias restringidas (o «democracia de derechos»), este último es «un
esquema único de gobernabilidad democrática para la región, sujeto a mecanismos de
dominación transnacional» (Regalado, 2008: 21), por ejemplo, el Fondo Monetario
Internacional FMI.

El sistema capitalista y el modelo neoliberal absorbe la tesis que sustenta: «el Estado no
es pura y simplemente una relación, o la condensación de una relación; es la
condensación material y específica de una relación de fuerzas entre clases y facciones
de clase» (Poulantzas, 2005: 155), reagrupando el campo de lo político dentro del seno
del Estado, logrando alinear la política de los ciudadanos. No obstante, las luchas
populares o de los grupos subalternos abren una nueva etapa de tipo electoral en
aquellos países donde se desarrollaron las dictaduras, logrando copar el establecimiento
con una táctica constitucional.

El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera escribió ¿Fin de ciclo progresista o


proceso por oleadas revolucionarias?, señalando así, algunos avances que a escala
global tienen profundidad y horizonte para vislumbrar posiciones coherentes en un
pensamiento contrahegemónico: en primer lugar, se expandieron las fronteras de la
democracia y se ha visto fortalecida la sociedad civil; en segundo lugar, un cambio en la
distribución de la riqueza, no esa abstracta sino la «común», es decir, los países con
gobiernos dirigidos por actores políticos de izquierda maniobran su macroeconomía
desde la justicia social o distributiva, lo cual, ha permitido una disminución de los
niveles históricos de desigualdad para el continente; en tercer lugar, una fase que
empieza a transformar la idea neoliberal basada en el valor de cambio a otras más
variadas, pero que interactúan entre los individuos y la naturaleza, ergo no es algo
definitivo posneoliberal (término que ha cobrado especial relevancia en los países de
izquierda), podría decirse que es un laboratorio que incuba otras formas económicas de
creación y distribución; finalmente, las relaciones internacionales se desarrollan no bajo
la idea del réspice polum que constituye un paternalismo que ha abierto históricamente
el camino a la intervención, sino bajo los conceptos de la autodeterminación y la
solidaridad, esta última no como un saludo a la bandera, bajo una idea del diálogo entre
actores para disuadir las tensiones que todo momento de cambio genera.

Siguiendo a García Linera, se identifican cinco pendientes de los procesos de los grupos
subalternos: 1) la economía pilar de la justicia y la política, es la consolidación en el
tiempo de un proyecto posneoliberal sobre el cual la performatividad del discurso de la
justicia social tenga un sustento o base material, en el cual se vehiculice advirtiendo la
contracción de la pugna política dentro de la democracia. 2) un cambio cultural,
entendido dialécticamente, posicionando significados en la sociedad y subvirtiendo la
moral de la clase dirigente, además del triunfo político-militar que abonen la
resignificación de los nuevos valores morales creados en una nueva fase cultural. 3) una
transformación de la moral, los países con gobiernos progresistas tienen débil dicho
proceso, esto lo demuestra un fenómeno histórico de los sistemas políticos
latinoamericanos, saliendo implicados en casos de corrupción. 4) los liderazgos largos,
terminan señalados de populistas y disminuyen la acción colectiva de los sujetos
políticos, para superarlo, el vicepresidente plantea que «depende de cómo las clases
subalternas internalicen su experiencia de lucha y representen los logros de su acción
revolucionaria. Tal vez, la importancia esté en promover y trabajar liderazgos
colectivos» (Linera, 2017a: 42). 5) Latinoamérica como estado continental, Bolivia ha

16
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sido el primer país del continente en soslayar en su constitución ser un Estado


plurinacional. El vicepresidente, advierte el pendiente desde la cosmovisión constituida
en su país, pero reconociendo la diversidad continental. Beluche (2006) recuerda al
respecto, el análisis de la Declaración de los derechos del pueblo de Chile de 1811 en
La unidad latinoamericana hoy, en la cual el libertador planteó la integridad continental
en defensa de la soberanía; retomando a Linera, el Estado continental tendría como
móvil inicial lo económico, un pilar de la justicia y la política, del cual habrá que
analizar los mercados, los espacios geográficos y las economías nacionales.

Anteponiendo la idea de aportar reflexivamente, Gandásegui recoge dos comentarios


sobre los «gobiernos «progresistas» elegidos en la región [que] están cumpliendo con
agendas ajenas (neoliberales) a los intereses de los sectores populares que los llevaron al
poder. Hay quienes plantean, incluso, que los nuevos gobernantes son «neoliberales»
enmascarados detrás de una aureola popular» (2007: 5), vislumbrando la incomprensión
de un proceso, que llamaría Monedero (2007: 52) «flexibilidad como necesidad».

Referencias bibliográficas

17
Arendt, Hannah. Los origenes del totalitarismo. 2da Edición. Madrid: Taurus, 1998
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Monedero, Juan Carlos. En donde está el peligro... La crísis de la representación y la


construcción de alternativas en América Latina. Cuadernos del CENDES,

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