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TIEMPOS REVUELTOS

Feminicidio en México: 25
años de impunidad
Guadalupe Andrade Olvera
Facultad de Economía-UNAM-México
David Barrios Rodríguez
Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, UNAM, México

“Nadie presta atención a estos asesinatos, pero en ellos se esconde el


secreto del mundo…”
Roberto Bolaño, 2666.

“Yo creo que lo que está sucediendo aquí desde 1993 es un negocio re-
dondo con ellas.  Cuando digo un negocio redondo es desde que las se-
cuestran, yo creo que las usan, luego las explotan totalmente, en todo
sentido. Si no explotan sus huesos es tal vez porque su dinero o su tec-
nología no les haya dicho que en el hueso todavía hay algo que sacar”.
Francisca Galván (abogada y activista contra los feminicidios en Ciudad Juárez)

Desentrañar la barbarie sobre dictaduras emblemáticas del Cono Sur como


La propagación de distintas formas de violencia en Chile, Argentina y Uruguay durante la segunda mi-
México caracteriza el recorrido del país en el Siglo tad del siglo pasado.
XXI. Esto ha ocurrido en el marco de una estrategia Consideramos que el paisaje mexicano en implo-
de militarización de la seguridad pública que de ma- sión no debe ocultarnos las expresiones específicas
nera alarmante, ha provocado el asesinato de cientos que comporta. Un ámbito que ha resultado invisibi-
de miles de personas. Para contrastarlo con el reco- lizado y negado es el incremento y sofisticación de las
rrido colombiano, baste considerar que en el perio- formas de violencia contra las mujeres. El lanzamien-
do 2006-2018 han sido asesinadas alrededor de 250 to de la “guerra contra el narcotráfico” acrecentó este
mil personas, una cifra mayor al periodo 1958-2012 tipo de asesinatos, principalmente en lo que respecta
reportado por el Informe Basta Ya para el país andi- a las  mujeres jóvenes y precarizadas, después de un
no y que suele ser considerado un ejemplo de vio- mínimo histórico registrado en 2007.  Entre los años
lencia estatal y social a nivel mundial. Algo similar 2012 y 2016 se observaron estadísticas por encima de
ocurre con el fenómeno de la desaparición forzada, los 2 mil setecientos feminicidios, con una tendencia
que para México en estos 12 años establece un esti- de 7 mujeres asesinadas por día. Esto escaló aún más
mado de 40 mil personas de las cuales se desconoce para enero de 2019 en que se reportan cifras de 10
su paradero y que superan los datos más difundidos mujeres asesinadas cada día en el país.

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Tabla I. Defunciones femeninas con presunción de Lo anterior, que ya es en sí mismo sintomático de
homicidio en México una sociedad atravesada por la violencia, comporta
Año de ocurrencia Total de defunciones otras características que es preciso develar. En el pre-
sente texto sugerimos la hipótesis de que el asesinato
1993 1354
sistemático de mujeres, así como el incremento en la
1994 1468 exhibición de la crueldad con la que se les asesina,
1995 1504 normalizan el fenómeno restándole sensibilidad y
tratamiento social al problema. Consideramos que
1996 1469
la instalación de la violencia feminicida en el esce-
1997 1338 nario cotidiano, como expresión extrema, eleva el
1998 1533 umbral de las violencias cometidas contra las mu-
1999 1406
jeres. También amedrenta y desvaloriza sus vidas.
De manera que la desaparición forzada de niñas y
2000 1295 adolescentes, las violaciones, la tortura, explotación
2001 1305 sexual y laboral, el acoso callejero y la generalización
2002 1275 de las violencias machistas, se reproducen y justifi-
can con pasmosa naturalidad en el mismo círculo de
2003 1323 impunidad.
2004 1214
2005 1296 La incubación del feminicidio en Ciudad Juárez
Antes de la caída de México en este abismo con el
2006 1293
lanzamiento de la estrategia de guerra gubernamen-
2007 1086 tal, Ciudad Juárez funcionó como laboratorio de una
2008 1440 serie de políticas que serían instrumentadas después
en el resto del país. En términos económicos y des-
2009 1935
de la mirada oficial y del gran capital fue presentada
2010 2335 como una ciudad modelo de globalización, puesto de
Fuente: ONU-Mujeres, Violencia feminicida en México. Características, ten- avanzada de la implementación del Tratado de Libre
dencias y nuevas expresiones en las entidades federativas, 1985-2010. México: Comercio de América del Norte. En términos polí-
Instituto Nacional de las Mujeres, México, 2012.

Gráfico No. 1: violaciones sexuales denunciadas, procesadas y penalizadas.

Fuente: ONU-Mujeres, op. cit.

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ticos, fue uno de los primeros lugares donde hubo (2007), Guatemala (2008), Chile (2010), El Salva-
triunfos del Partido Acción Nacional (de derecha) y dor (2010), Perú (2011), México (2011), Nicaragua
que a la larga dio lugar a la alternancia con el Partido (2012) y Brasil (2015). En la academia se continúa
Revolucionario Institucional, lo que funcionó durante desarrollando su definición y los movimientos so-
las últimas décadas como una suerte de bipartidismo ciales han logrado legitimar su presencia en el dis-
neoliberal, coloquialmente conocido como PRIAN. curso público. Pese a ello, no se ha registrado una
A partir de 1993 emergen a la opinión pública los disminución del asesinato de mujeres en ninguno de
casos de decenas y después cientos de mujeres que estos países y nuestra región tiene los mayores índi-
desaparecen en la ciudad y reaparecen después de ces en feminicidios a nivel mundial.
ser asesinadas, mutiladas y con muestras de tortura Después de 2018 cuando se cumplieron 25 años
sexual en distintos parajes de la ciudad. Sin embar- de la emergencia pública de estos crímenes en
go, es hasta 1998 que el movimiento de familiares Juárez, ciudad vuelta emblema de este tipo de vio-
de las víctimas, en compañía de activistas y acadé- lencia contra las mujeres, resulta sorprendente e in-
micas consiguen caracterizar los asesinatos desde la quietante que aún no se sepa con claridad qué es lo
categoría feminicidio. En su definición más básica que ha permitido que esto haya sucedido y que no
constituye una metodología feminista para entender deje de suceder.
y denunciar el asesinato misógino de mujeres come- Proponemos observar la relación entre esa condi-
tido por hombres, por razones de sexo y género.  Re- ción de violencias desbordadas y la conformación de
cordemos que el género se entiende desde la teoría Juárez como un laboratorio social de distintas polí-
feminista como el campo primario a través del cual ticas, en las que ha tenido un papel determinante la
se articulan las relaciones de poder en la sociedad violencia estructural que ha sido pacientemente con-
heteropatriarcal, donde los sexos están jerarquiza- feccionada desde hace décadas. En términos labora-
dos, y se despliega en todas las dimensiones de la les, desde la década de los sesenta, pero con mayor
sociabilidad un predominio de lo masculino sobre énfasis desde los años ochenta, fue punta de lanza
lo femenino. El género es en este sentido lo que de- del modelo productivo maquilador, mismo que con-
termina una de las primeras formas de poder a la tribuiría a la redefinición de las relaciones laborales
que nos enfrentamos en esta sociedad, es la asigna- en distintas regiones del planeta. La cara oculta del
ción cultural y política a partir de un registro médico auge maquilador, es que trajo consigo modificacio-
biológico: el sexo. nes en las condiciones laborales que después se ge-
Gayle Rubin define el sistema sexo/género como neralizarían con el neoliberalismo y que en el caso
el conjunto de disposiciones por el que una sociedad de la maquila, implican una competencia con otros
transforma la sexualidad biológica en productos de países por contar con los salarios más bajos en pos
la actividad humana, y en la cual se satisfacen esas de “competitividad”; así como otras características
necesidades humanas transformadas1. Por lo tanto identificadas con la “flexibilización laboral”, que eli-
la subordinación de las mujeres es consecuencia de mina la seguridad de las/los trabajadores en benefi-
las relaciones que producen y organizan el sexo y el cio de la acumulación de capital. A partir de ello se
género. El género no es algo que está dado, sino que han precarizado las condiciones de trabajo y se ha
se construye a partir del sexo, interpretado desde el restringido la organización laboral. A esto hay que
discurso hegemónico de forma binaria. De esta ma- agregar que las actividades desarrolladas en las ma-
nera el feminicidio se ha entendido también desde quilas consisten en movimientos repetitivos, desgas-
el feminismo como una práctica de violencia mas- tantes y en los que se esfuma todo contacto con el
culina para castigar a las mujeres que no respetan lo resultado del trabajo.
normativo al género. A pesar de ello, el Estado mexi- A ello agregamos la cualidad fronteriza de la urbe
cano se ha resistido a introducir la categoría como que, por un lado, abarata los costos de producción
tipificación penal a nivel federal, si bien algunas le- y transporte hacia Estados Unidos, y por otro es un
gislaciones locales lo han incorporado. lugar en que constantemente se renueva la mano de
Actualmente el feminicidio está contemplado en obra dispuesta para trabajar en las maquiladoras. Es
varias jurisdicciones latinoamericanas: Costa Rica una ciudad abierta para el cruce de mercancías y ce-

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rrada para el tránsito de personas.


Cuenta con una población flotante
conformando un tejido social no
convencional: en ocasiones habi-
tando la ciudad de manera provi-
sional al intentar arribar a Estados
Unidos o vinculándose al trabajo
en las plantas maquiladoras por un
cierto tiempo.
Como señalábamos al inicio, es
a partir de 1993 que comenzó a
hacerse público el asesinato siste-
matizado de mujeres, en muchos
casos vinculadas al trabajo en los
parques industriales. A pesar de la resonancia que En segundo lugar, la violencia feminicida con-
tuvieron estos crímenes,  el asesinato de niñas, ado- temporánea cuyo inicio se puede ubicar en la pri-
lescentes y mujeres en Ciudad Juárez se ha mante- mera década del siglo XXI. Esta se reorganiza con
nido constante, con alzas considerables en ciertos mayor fuerza a partir de 2008 con el lanzamiento de
periodos como entre 1995 y 1996 y más acentuado la guerra contra el narcotráfico como proyecto esta-
aún, con un incremento en una tasa de 26.68 por tal. Las mujeres en este segundo ciclo de la violen-
ciento entre 2008 y 2010. En Juárez a las mujeres se cia feminicida mueren “rafagueadas” (acribilladas),
les continúa privando violentamente de la vida en un “levantadas” (secuestradas por comandos armados),
contexto cada vez más complejo que pareciera ex- “encobijadas” (apareciendo asesinadas envueltas en
tenderse a otras regiones del país.  Por ello conviene frazadas), “enteipadas” (asesinadas, amordazadas y
ubicar las especificidades de la violencia feminici- maniatadas con cinta adhesiva), acuchilladas o es-
da distinguiendo los tipos, móviles, estrategias, así tranguladas.
como su dimensión expresiva y simbólica. A continuación señalaremos las características de
En este sentido resulta útil la periodización que ambos periodos y las continuidades con la generaliza-
propone la investigadora del Colegio de la Frontera ción de estos crímenes en el México contemporáneo.
Norte, Julia Monárrez, donde ubica dos tiempos y
dos modalidades distintas de violencia extrema con- La violencia feminicida del primer ciclo
tra las mujeres2. En primer lugar la violencia femi- En la década de los años noventa, la disputa por el es-
nicida del pasado, que se reconoce a partir de 1993 clarecimiento de los crímenes se enfrentaba, por un
como mecanismo disciplinar para la modernización lado, con la condena social que hacía de las jóvenes
de la ciudad maquiladora, en supuestos tiempos de responsables de su muerte: se les acusaba de llevar
paz en los que se reproducen tres elementos en la una “doble vida”, de comportamientos considerados
manera de asesinar mujeres: inmorales, o por adoptar hábitos transgresores de la
1) Los códigos: las víctimas son identificadas como tradición (incluida la autosuficiencia económica).
mujeres jóvenes, morenas, estudiantes, obreras, Esta imagen, especialmente de aquellas trabajadoras
niñas, todas ellas económicamente marginales. de las maquilas que los fines de semana salían a di-
2) La firma: la violencia feminicida es acompa- vertirse a los bares y cantinas, las hizo acreedoras del
ñada por otras violencias antes del exterminio, sobrenombre de “maquilocas”. Esto posibilitó desde
como  desaparición, tortura, mutilación, y/o vio- aquellos años la proliferación de alocuciones, aho-
lación. ra aplicadas al resto de la población, en el sentido
3) La sexualización del crimen: La marca de violen- de afirmar que: “en algo andaban”, “por algo habrá
cias sexuales en el acto feminicida o la sobre ex- sido”. La construcción social de ese estigma también
posición del sexo en los cadáveres depositados en es perceptible en la forma de referirse a las mujeres
escenarios transgresores. asesinadas como “las muertas de Juárez”, con lo que

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se diluía el marco de violencias en el cual se desarro- violenta y peligrosa del planeta. Comandos clan-
llaba el fenómeno. Por otro lado, cuando Juárez era destinos que se movilizaban dentro de una ciudad
promovida como modelo de la globalización por las sitiada por las fuerzas federales sembraron el terror
actividades económicas ahí desarrolladas, autorida- en Juárez. Masacres en centros de atención de adic-
des del gobierno y grupos empresariales considera- ciones, fiestas juveniles e incluso dentro de cárceles,
ban que la denuncia por la desaparición y asesinatos dieron paso a la modalidad de ejecuciones diarias
de mujeres constituían una campaña para deteriorar de personas desarmadas en la vía pública. En 2011
la imagen de una ciudad “pujante”. cuando comienzan a decaer las cifras de asesinato,
En relación a estos crímenes se han formulado las se estima que 9 mil personas habían muerto en la
más diversas hipótesis. Desde la presencia de asesinos ciudad durante ese periodo de violencia. Organiza-
seriales, producción de películas snuff, ritos de inicia- ciones sociales renombraron a Juaritos como el epi-
ción para los integrantes de los grupos delictivos o la centro del dolor y la barbarie.
existencia de un ilícito transnacional que vincula a Es precisamente durante este lapso de tiempo que
gente poderosa en ambos lados de la frontera. la desaparición y asesinato de mujeres se incremen-
En todo caso, de nada sirvieron las investigaciones taron como nunca antes. En esta nueva etapa los crí-
de las policías locales y las instancias de procuración menes fueron ocultados a partir de la instalación de
de justicia nacionales, quienes in- un “sentido común” que señala que
culparon a presuntos asesinos se- cualquier muerte violenta está rela-
riales e incriminaron a chivos ex- El Estado mexicano que incluso cionada con pugnas entre facciones
piatorios cuyas confesiones fueron del “crimen organizado”.   Por otra
sacadas mediante tortura. También ha recibido una sentencia por parte, lo que ha revelado la movi-
han entregado a las familias restos parte de la Corte Interamericana lización de madres y familiares, así
que no coincidían con las de sus de Derechos Humanos (CIDH) en como investigaciones puntuales, es
jóvenes desaparecidas. Ni siquiera que la ocupación militar y el enfren-
el caso conocido como “Campo
resultaron del todo esclarecedoras tamiento entre las distintas organi-
las intervenciones de actores inter- algodonero”, se ha limitado a zaciones de la economía criminal
nacionales como el Buró Federal cumplir con algunos de los reso- ilegal, reforzaron y ampliaron el cir-
de Investigación de Estados Uni- lutivos de la misma, excluyendo cuito de trata de mujeres con objeti-
dos (FBI) o el Equipo Argentino vos de explotación sexual. Policías,
de Antropología Forense (EAAF).
aquellos puntos que introducen militares e integrantes de los brazos
Tampoco han sido suficientes las la posibilidad de justicia para las armados de los cárteles elevaron la
profusas y en muchos casos valio- jóvenes asesinadas y sus familias. demanda que llevó al incremento
sas investigaciones desde el ámbito en la desaparición y asesinato de
del periodismo y la academia para saber a ciencia mujeres en la ciudad. En relación a ello, es posible es-
cierta cuáles fueron los agentes que produjeron ese tablecer un vínculo entre lo que ocurrió en Juárez en
dramático fenómeno. El Estado mexicano que inclu- ese momento y su extensión ulterior a otras geografías
so ha recibido una sentencia por parte de la Corte del país. La proliferación de armas de fuego gracias a
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en los controles laxos de tráfico ilegal, la ocupación mi-
el caso conocido como “Campo algodonero”, se ha litar del espacio público, la evolución del fenómeno
limitado a cumplir con algunos de los resolutivos de migratorio que fue incorporada como actividad de las
la misma, excluyendo aquellos puntos que introdu- estructuras de la economía criminal ilegal, así como
cen la posibilidad de justicia para las jóvenes asesi- otras actividades más, encubiertas por “la guerra con-
nadas y sus familias. tra el narcotráfico” han garantizado los medios para el
asesinato anónimo de miles de mujeres en el país. Se
Violencia feminicida del segundo ciclo trata de las cifras negras del feminicidio que se ocul-
Sin embargo, lo peor aún estaba por llegar. En 2008 a tan en las “bajas colaterales” de la guerra.
partir del despliegue en la ciudad fronteriza de 8 mil Respecto a Juárez, de nuevo las calles del Centro
efectivos militares, fue ubicada como la urbe más de la ciudad fueron identificadas como el lugar donde

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un modus operandi perfeccionado durante más de déficits en acceso a servicios públicos, equipamiento
veinte años reproduce la desaparición sistemática de e infraestructura urbana, seguridad pública, y con-
mujeres de sectores populares. La confesión en 2015 diciones de marginalidad y pobreza.
de un grupo de personas involucradas en estas des-
apariciones permitió conocer algunos elementos del La sociedad patriarcal que se devora a sí misma
funcionamiento de estas redes.3 Aunque el aumento más drástico del feminicidio en
El acto feminicida en este segundo ciclo presen- Juárez  ocurre en el marco de la guerra en el espacio
ta una clara transición hacia el espacio público. Su público, señalamos la posibilidad de que esto influ-
distribución espacial tiene una mayor incidencia en ya en el incremento y las formas de los feminicidios
lotes baldíos y vialidades principales, dos elementos en los espacios domésticos. Para ello recuperamos el
predominantes en la configuración de la ciudad. De planteamiento de Rita Segato a partir de su investiga-
tal manera que 80.61 por ciento de los casos de femi- ción en Ciudad Juárez en donde propone la existen-
nicidio contabilizados desde 1993 hasta 2010 tuvie- cia de violencias bélicas, de crueldad sobre el cuerpo
ron lugar en estos lugares, 48.41 por ciento en lotes femenino para simbolizar la destitución del enemigo
baldíos y 31.80 en vialidades principales. como fuerza respetable “que son de manual, y que
El grupo más vulnerable a la violencia feminicida, luego reingresan al campo de lo doméstico”5. Conside-
de acuerdo a los casos contabilizados en ambos ci- ramos que el abandono de cadáveres femeninos que
clos, corresponde al de mujeres entre 20 y 29 años de ostentan las marcas de múltiples tipos de violencia
edad. En Juárez en este lapso (1993-2010) se presen- además de la letal, como un ejercicio que se reitera
taron 228 casos, que significó el 25.7 por ciento del en el espacio público, normaliza la violencia femini-
total. A este grupo le sigue el de las víctimas entre 30 cida y la generalización de las violencias machistas
y 39 años, que acumuló el 23.6 por ciento del total. en la práctica cotidiana, más allá de la participación
La muerte de la mayoría de las víctimas no se de grupos del crimen organizado. Esto, aunque di-
debió a una sola agresión, los cuerpos manifiestan chos grupos protagonicen la  inauguración de nue-
múltiples actos violentos. No obstante, se acentúa vas y más crueles formas de aniquilamiento que se
una diferencia entre el primer y el segundo ciclo. En instauran en el resto de relaciones sociales.
el primero, golpes y armas blancas corresponden al Desde hace 25 años, pero sobre todo con la vio-
acto letal, mientras que en el segundo la muerte es lencia feminicida correspondiente al segundo ciclo al
provocada por arma de fuego,  los casos de este tipo que hemos aludido, convivimos con imágenes de la
en el mismo periodo son 449 (50.6% del total). Has- violencia feminicida exhibida no sólo sobre los cuer-
ta 2007, antes de que se pusiera en marcha el Ope- pos de las víctimas en el espacio público, sino re inter-
rativo Conjunto Chihuahua (ocupación militar de pretada y masificada a través de la prensa, la televisión
la ciudad), los feminicidios ejecutados con arma de y el internet. Este patrón periodístico que tuvo inicio
fuego habían sido 129 por lo que no representaban en el país con el caso de Juárez, en el que sin ninguna
el principal tipo de agresión. Fue hasta 2008 que el responsabilidad se publicaban fotografías de los ca-
arma de fuego se comenzó a utilizar como el princi- dáveres femeninos, desnudos o semidesnudos, en las
pal instrumento para el acto letal en Juárez y el resto portadas de los diarios locales, se ha expandido en la
del país. En Juárez el promedio de nueve víctimas cotidianidad del país como elemento refuncionaliza-
anuales entre 1993 y 2007 ascendió hasta 88 en 2008, dor en la forma de reproducción del espacio. Expone-
146 en 2009 y 86 hasta junio de 2010. mos a continuación algunas implicaciones.
Estimaciones más recientes, señalan que en estos La presentación permanente del feminicidio en
25 años han sido asesinadas alrededor de 1,779 mu- nuestra cotidianidad, le otorga una calidad de es-
jeres en la ciudad, aunque habría que considerar tan- pectáculo público, que si bien ha sido un elemento
to la cifra negra, como el fenómeno de desaparición detonante para que se le preste atención al asesinato
forzada vigente y la actualización del fenómeno4. Las de mujeres en el país, produce un auditorio aterro-
11 regiones críticas del feminicidio en ambos ciclos rizado, pero que también asiste resignadamente al
se han ubicado en zonas consideradas de “exclusión espectáculo de la violencia con una creciente natu-
social” en la periferia de la ciudad,  lo que implica ralidad. La velocidad con que un caso reemplaza al

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sexuado aparece sobre expuesto en


el espacio, en ellos recae la violen-
cia en su máxima expresión, más
allá del homicidio6. En palabras de
Rita Segato, en ellos se escriben las
violencias brutales del patriarcado
de alta intensidad7.
Estas violencias expuestas en
los cadáveres, que muestran una
aproximación sobre los niveles de
sufrimiento a los que fueron some-
tidas las víctimas, reiteran también
una política de miedo. Pero no un
Publicado en diario Reforma , 23 de mayo 2018, Izcalli, Estado de México miedo neutral, sino atravesado con
expresiones de género que permi-
tan comunicar de manera eficiente
la existencia de “vidas precarias”
como las denomina Judith But-
ler,   a un público específico: las
equivalentes a esos cuerpos. Ca-
racterizadas además de la condi-
ción de sexo y género como perso-
nas precarizadas, de bajos ingresos
y por lo tanto de bajo valor social8.
Bajo esta representación, el fe-
minicidio contiene un gran signi-
ficado político. Como mencioná-
bamos, centra el cuerpo femenino
como territorio de guerra en el que
son experimentadas nuevas formas
de crueldad y aniquilamiento, que
en tanto ejercicio masculino, auto-
Publicado en diario El gráfico , 11 de febrero 2019, Tepalcingo, Morelos riza la reproducción de esas violen-
cias no sólo por parte de poderosos
anterior, un día tras otro, desgasta la capacidad de grupos criminales, sino como acción por medio de la
registro de la comunidad y le resta profundidad a su cual los hombres pueden reafirmar su poder dentro de
tratamiento. Convirtiéndolo en una noticia más del su propio círculo de dominio, como el doméstico en
día, en un hecho banal, superfluo. la organización de la sociedad heteropatriarcal.  Esta
Las fotografías que se viralizan en los medios exhi- lección extrema amplifica el umbral de tolerancia de
ben los cuerpos con un conjunto de mensajes textua- la sociedad hacia el resto de dimensiones de la violen-
les y simbólicos que fortalecen la idea de vulnerabili- cia machista, que en comparación al cruel escenario
dad y desvalorización sobre la vida de las  mujeres en de muerte resultan minimizadas.
general. Reproducen la normatividad que se le atri- Finalmente, el ejercicio repetitivo establece que el
buye socialmente al género femenino o feminizado. feminicidio es una realidad impune en el país. La res-
Ya que si bien no todos los casos presentan eviden- puesta omisa del estado configura una suerte de insti-
cia de violación sexual, el cuerpo de las víctimas está tucionalización de la violencia feminicida que legitima
más presente que en otro tipo de asesinatos. Como la violencia sistemática contra las mujeres, garantiza
señala Mariana Berlanga, en el feminicidio el cuerpo mecanismos de negligencia gubernamental para los

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agresores y criminalización para las víctimas. A la vez timas, administrando la muerte y el dolor. También
constituye la instalación del miedo como filtro para les ha permitido aprender a sortear un legítimo, te-
la intervención estatal, sirviéndose de su instrumen- naz y creativo movimiento de oposición a esta polí-
talización como estrategia de disciplinamiento social tica de muerte y a eludir las presiones nacionales e
dirigida tanto para quienes involuntariamente asisten internacionales, al asumir que, en México, la justicia
a este ejercicio de espectacularización del feminicidio, simplemente no existe.
como para las mujeres organizadas, a quienes desmo- El feminicidio y la sofisticación de las violencias
raliza e intenta desmovilizar. machistas en México y América Latina reeditadas por
Apuntamos entonces dos elementos de compren- la guerra, imponen una amenaza constante y especí-
sión sobre este modelo de violencia que se expande por fica hacia la vida de niñas y mujeres, volviendo la su-
México. En primer lugar, el reconocimiento de que la pervivencia cotidiana un acto de resistencia. No obs-
condición de posibilidad para la desaparición de mu- tante, en la otra cara del escenario de emergencia, se
jeres es la existencia de una infraestructura y un orga- manifiesta un acelerado auge de los espacios de orga-
nigrama de complicidades que incluye, para el caso de nización política de y para mujeres. El caso de Juárez
Juárez, pero que habría que explorar para otros contex- es emblemático en la región también como referente
tos del país; a comerciantes, estructuras de la economía de reflexión y de lucha, no solo por ser el primer lugar
criminal, policías municipales, estatales, federales y a donde comenzó a ser denunciado el feminicidio, sino
las Fuerzas Armadas. Dicha estructura incluye tareas por el movimiento de mujeres que se creó ahí en exi-
de investigación sobre las adolescentes a ser desapare- gencia de justicia en múltiples dimensiones del con-
cidas y conexiones con otros lugares del Estado de Chi- flicto, desde la búsqueda de los cuerpos de las vícti-
huahua y de Estados Unidos. Las mujeres secuestradas mas, hasta la reivindicación de la construcción de una
han sido destinadas para ser explotadas sexualmente memoria colectiva contra la impunidad.
(por sus captores, autoridades y fuerzas federales) y La experiencia en Ciudad Juárez nos constata la
para fungir como vendedoras de estupefacientes.9 necesidad de profundizar la agenda política, sub-
En segundo lugar, reiteramos el carácter de Juárez vertirla hacia el amplio espectro de las violencias
como laboratorio de estas prácticas porque duran- estructurales para romper la inercia asesina del capi-
te más de veinte años, las autoridades han experi- talismo contemporáneo. Pero sobre todo, evidencia
mentado la manera de tratar con las familias de las la vigencia de los espacios de organización feminista
víctimas; formando comisiones, creando fiscalías que durante las últimas décadas han apostado por
especializadas, otorgando financiamientos a Orga- desarticular todas las relaciones de poder, sistemas
nizaciones No Gubernamentales, entregando restos de conocimiento e imaginarios basados en la domi-
falsos, alterando los restos antes de la realización de nación, la guerra y la crueldad. En la actualidad estos
peritajes externos y/o independientes, otorgando se expresan con mayor visibilidad en una inmensi-
becas y apoyos económicos a las familias de las víc- dad de pequeños esfuerzos colectivos y redes, aún
timas, dividiendo a las organizaciones, acosando y con muchas dificultades, pero que marchan juntas
torturando psicológicamente a familiares de las víc- en caminos comunes sobre todo el continente.

NOTAS
1. Gayle Rubin, Deviations, MyiLibrary, 2011. 28 de junio de 2015 y Luis Fierro, “Conclu- 7. R. Segata, op. cit.
2. Julia Nonarrez, (coordinadora), Vidas y terri- ye el “Juicio del Siglo” contra feminicidas en 8. Judith Butler, Precarious Life. The powers of
torios en busca de justicia, Colegio de la Fron- Ciudad Juárez, El Universal, 19 de julio de Mourning and violence, Verso, Nueva York,
tera Norte, 2015. 2015. 2006.
3. Nos referimos al Juicio Oral 267/2014 en el 4. Hérika Martínez Prado, “En 25 años van 9. Sandra Rodríguez Nieto, “Los llanos de la
que se condenó a cinco integrantes del grupo 1,779 feminicidios en Ciudad Juárez”, El He- barbarie, desde el epicentro de la red de
Los Aztecas por la desaparición y asesinato raldo de México, febrero 15 de 2018. trata”, Sin Embargo, julio 6 de 2015. Dispo-
de once jóvenes encontradas en el Valle de 5. Rita Segato, La guerra contra las mujeres, Tra- nible en: http://www.sinembargo.mx/06-07-
Juárez. Sandra Rodríguez Nieto, “Juicio Oral ficantes de sueños, Madrid, 2016. 2015/1402394.
por feminicidio en Juárez implica a militares; 6. Mariana Berlanga, Una mirada al feminicidio,
las usaban para placer: testigo”, Sin Embargo, Ítaca, México, 2018.

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