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Quaderns de Psicologia | 2019, Vol. 21, Nro.

3, e1543 ISNN: 0211-3481

 https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1543

Apuntes sobre la lucha de las mujeres en las autonomías


comunitarias
Approaches to women’s struggle in autonomic communitarian experiences

Pilar Calveiro Garrido


Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Resumen
En este texto analizo el papel de las mujeres en las experiencias de comunidades autóno-
mas, en este caso indígenas, tomando en particular el caso del Municipio Autónomo de Che-
rán K’eri, en el estado de Michoacán, México. Hago referencia a la superposición de los sis-
temas patriarcales prehispánicos, de carácter dual, con los coloniales, más excluyentes y
binarios. Muestro las dificultades para la participación de las mujeres en las estructuras del
gobierno comunitario, así como los avances logrados en tal sentido, como parte de las resis-
tencias activas de estos pueblos.
Palabras clave: Autonomía; Mujeres; Indígenas; Resistencias

Abstract
In this article, I analize the women’s role in the autonomic communitarian experiences,
particularly in the case of the Municipio Autónomo de Cherán K’eri, in the State of Michoa-
cán, Mexico. I report the superposition between the prehispanic patriarchal systems, which
were duals, and the more excludents colonial and binary practices. I expose, on the one
hand, the women’s participation difficulties for take part in the communitarian govern-
ments and, in the other, their advances as part of the active resistances of these peoples.
Keywords: Autonomy; Women; Indigenous People; Resistances

Para hablar del papel de las mujeres y las re- diante grandes violencias. Amenazas, extor-
laciones de género en el contexto de expe- siones, asesinatos e incluso desaparición de
riencias de comunidades autónomas indíge- personas son algunas de las formas de ame-
nas, como la del Municipio Autónomo de Che- drentamiento a las que recurren estas redes
rán K’eri, es necesario partir del contexto en político-criminales, en las más diversas geo-
el que estas se ubican. grafías.
En primer lugar, es importante señalar que, Sin embargo, podemos encontrar una distin-
en todo México, las comunidades indígenas se ción entre las violencias que se aplican
encuentran sometidas a distintas prácticas de principalmente sobre los hombres, de las
desposesión de su territorio por parte de re- que se utilizan contra las mujeres. Mientras
des criminales protegidas por fracciones del el asesinato y el secuestro toman como blan-
aparato estatal. Las mismas se ejecutan me- co principal a los varones, sobre las mujeres
2 Calveiro Garrido, Pilar

de cualquier edad se realiza una práctica sis- cal y misógino, donde se desenvuelven las ex-
temática de violación, tanto por parte de periencias de las comunidades autónomas. Un
agentes estatales como de miembros de las ejemplo emblemático de ello ha sido su parti-
redes delictivas. cipación en el levantamiento del municipio de
Cherán, en el estado de Michoacán, al que me
Las violaciones ocurren sobre mujeres de
estaré refiriendo en este texto.
todas las edades, desde 70 u 80 años, como
refiere Carolina Márquez para el caso de Che- Cherán es el único municipio de ese estado
rán (Márquez, 2016, p. 136), hasta niñas me- cuya cabecera administrativa y política se en-
nores de edad. El ataque a las mayores es un cuentra en una población indígena. Sus habi-
caso muy claro para desmentir la idea de que tantes viven de la agricultura y poseían origi-
las violaciones constituirían un “crimen se- nalmente 27 800 hectáreas de bosque de pro-
xual”. Como lo ha desarrollado amplia y muy piedad comunal con el que convivían, mante-
claramente Rita Segato, la violación es un ac- niendo un equilibrio entre el uso forestal y su
to del poder patriarcal para marcar su domi- preservación. Sin embargo, este balance co-
nio sobre el territorio y sobre el cuerpo de las menzó a alterarse con la introducción de cier-
mujeres, entendido también como territorio. tas tecnologías, como las motosierras, a partir
Por eso, la violación de las mayores represen- de los años ochenta, cuando inició la “explo-
ta un doble ultraje; en primer lugar, a su tación” del bosque bajo principios extractivis-
condición de mujeres, pero también al papel tas, ajenos a la cultura comunitaria. Más tar-
que los mayores —hombres y mujeres— tienen de, en especial a partir de 2008, grupos cri-
dentro de la vida comunitaria, donde se les minales de la región, vinculados con las redes
reconoce un lugar de autoridad y respeto. La del narcotráfico, iniciaron una devastación sin
violación de señoras de 70 u 80 años es una precedentes. Cientos de camiones bajaban
agresión a su condición de mujeres y, al mis- cada día, cargados con madera de los bosques
mo tiempo, a la autoridad que ellas represen- comunitarios. Pasaban con el botín del despo-
tan; en ambos sentidos es, por lo tanto, una jo por el centro mismo del pueblo, armados,
ofensa a ellas y a la comunidad en su conjun- amenazando y burlándose de la población,
to. que se sentía impotente. Quienes trataban de
organizarse para impedirlo aparecían con fre-
Por su parte, la violación de niñas de 13 o14
cuencia muertos o simplemente “desapare-
años, referida en el mismo estado de Michoa-
cían”. Las autoridades municipales y estatales
cán —aunque no en comunidades específica-
no actuaban y, de hecho, parecían coludidas
mente indígenas—, por José Manuel Mireles
con los talamontes. Solo quedaba como alter-
(Mireles, 2013) es una ofensa igualmente
nativa la autorganización para la defensa del
atroz. Esta práctica afecta a adolescentes,
territorio, que no era fácil. Se programaron
secuestradas por las redes de la delincuencia
entonces acciones concertadas para detener
para ser utilizadas sexualmente y, una vez
el saqueo, pero finalmente no se lograban
embarazadas, devueltas a sus familias.
concretar a causa del miedo imperante.
En ambos casos, se verifica la apropiación del
Fueron las mujeres, seguidas primero por los
cuerpo de las mujeres como territorio a con-
jóvenes de la comunidad y luego por la pobla-
trolar, junto a la humillación que esto repre-
ción en general, quienes iniciaron espontá-
senta para el conjunto de la comunidad en
neamente el levantamiento en contra de las
tanto su imposibilidad o dificultad para pro-
redes criminales que destruían sus bosques y
teger lo más valioso, que representa, a través
aterrorizaban a la población. Ellas colocaron
de las mujeres, tanto el vínculo con el pasa-
las primeras barricadas para detener a los ta-
do, en sus mayores, como el vínculo con el fu-
lamontes, los bajaron de sus camionetas y los
turo, en sus niñas. La violación, que ha acom-
detuvieron.
pañado históricamente a todas las guerras, va
ahora de la mano de la depredación neolibe- Para defenderse e impedir la entrada de los
ral y de sus violencias criminales, como forma grupos crimínales que vendrían a atacarlos y a
de amedrentamiento y control de mujeres y rescatar a sus cómplices, la comunidad de
hombres. Cherán colocó barricadas en las entradas del
pueblo y fogatas en cada esquina. Las fogatas
Es en este contexto de violencia generalizada,
impedían el tránsito dentro de la población y
que incluye estos crímenes de orden patriar-

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Apuntes sobre la lucha de las mujeres en las autonomías comunitarias 3

eran el signo material de que el pueblo esta- yor, donde solo tres de sus doce miembros
ba en guardia y en pie de lucha. son mujeres.
Fueron asimismo el símbolo y el corazón del Algo parecido encontramos en otras comuni-
movimiento que consistió en sacar a la calle dades, por ejemplo, en la Coordinadora Re-
el fogón de la casa familiar, alrededor del gional de Autoridades Comunitarias de Gue-
cual la familia purépecha se reúne para co- rrero, donde las mujeres han sido parte de
mer. En la casa, las mujeres son las que lo todo. De hecho, así lo plantean ellas; dicen:
administran y cuando, en medio del movi- “Bueno, estamos en todo, estamos en todo y,
miento lo sacaron a la calle, el fogón se con- sin embargo, estamos atrás” (Entrevistada Fe-
virtió en fogata, manteniéndose como lugar lícitas Martínez, entrevista personal, julio
de alimentación en distintos sentidos. Los ve- 2016).1 Es decir, las mujeres participan en to-
cinos compartían allí los alimentos, la conver- dos los momentos decisivos de la comunidad
sación y la toma de decisiones; allí realizaron y, sin embargo, asumen luego funciones de
intercambios políticos, de información, de carácter más bien organizativo y de escasa
conocimientos y de antiguas memorias, que visibilidad.
circularon entre mujeres, hombres, jóvenes y
Este hecho se presenta en ciertos relatos co-
niños. En toda esta actividad, las mujeres tu-
mo si se tratara de una estrategia de cierta
vieron un papel central.
protección, por la cual las mujeres buscarían
A medida que el movimiento se estabilizó, la intencionalmente mantenerse en un segundo
fogata pasó a ser la célula básica de organiza- plano, “estar atrás”, para no focalizar posi-
ción de todo el sistema comunitario, con mu- bles represalias sobre ellas. Pero, sin negar
chas jefas de fogata que las dirigían y las si- esta posibilidad, la escasa participación de las
guen dirigiendo. Poco a poco, se dio un re- mujeres en estos ámbitos también tiene que
torno de las fogatas al interior de las casas, ver, sin duda, con ciertas prácticas cultura-
como espacio de reunión preferido, que se les. No se trata solo de tener espacios dife-
mantuvo como célula básica de la organiza- renciados de los masculinos, sino del “estar
ción comunitaria. atrás”, que no incorpora a las mujeres en
las funciones de gobierno de la comunidad,
Con el paso de los meses, el movimiento de
lo cual no es cosa menor.
Cherán se convirtió en una experiencia auto-
nómica que inauguró su propia institucionali- Los diferentes lugares de respeto que se
dad, diferente a la estatal. Políticamente, guardan para hombres y mujeres en la vida
rompió con el sistema de partidos y la organi- comunitaria suelen interpretarse como parte
zación municipal, para regirse por asambleas, de una organización dual del mundo, propia
un Concejo Mayor y consejos operativos, to- de las culturas prehispánicas. Dentro de esa
dos de acuerdo con sus “usos y costumbres”. cosmovisión, la generación de cualquier cosa
En cuanto a la seguridad, eliminó la policía requiere de dos, diferentes pero equivalen-
municipal y creó una “ronda” formada por tes. La relación entre lo femenino y lo mascu-
miembros de la comunidad, elegidos en las lino sería una de las múltiples dualidades
asambleas de cada barrio. También armó un creadoras que otorgaría una importancia
sistema de justicia propio, para delitos meno- equivalente a mujeres y hombres (Gargallo,
res, no punitivista y basado en el acuerdo y la 2012, p. 84) quienes, aun desarrollando acti-
reparación. Ejerció una autonomía de facto, vidades sociales diferentes convivirían en
en términos políticos y de seguridad, que lo- igualdad de condiciones. Existiría entonces
gró posteriormente el reconocimiento legal una “complementariedad de distintos, diálo-
por parte del Estado. go, las dos partes de un ser que es, en cuanto
es dos” (Gargallo, 2012, p. 83).
Así, Cherán se convirtió en una de las expe-
riencias autonómicas más importantes de Mé- Sin embargo, distintas miradas feministas co-
xico. Sin embargo, a pesar de la enorme par- munitarias, recuperadas también por Frances-
ticipación de las mujeres en la constitución y ca Gargallo, insisten en la existencia de un
consolidación del movimiento, ellas no logra- patriarcado ancestral, previo a la dominación
ron una representación significativa en las colonial, que subsiste luego y se articula con
instancias de gobierno, como el Concejo Ma-
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Comunicación personal.

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el régimen patriarcal colonial de cuño euro- desean acceder, se manifiesta como algo
peo. Así, a partir de la Colonia, habría ocurri- construido más allá de ellas, ajeno a su volun-
do un “entronque patriarcal”, que superpuso tad e impuesto. Algunas mujeres, sobre todo
la visión dual, de complementariedad no igua- las más jóvenes, relatan cómo pueden ser ca-
litaria sino jerárquica del mundo indígena, lladas por los hombres cuando quieren parti-
con una perspectiva binaria de exclusión vio- cipar. “Me han callado los señores, —dice una
lenta del Otro, ya sea indígena o mujer, ca- de ellas— porque no les gusta reconocer que
racterística de la Modernidad occidental. una mujer puede tener capacidad de opinión”
(Echeri, en Márquez, 2016, p. 111). Esta difi-
Desde esta segunda perspectiva, se afirma
cultad para reconocer la palabra y la razón de
que la idealización de lo dual primigenio co-
las mujeres se recoge también en relatos de
mo complementario suele utilizarse para en-
los propios hombres, quienes reconocen que
cubrir formas de inequidad comunitarias que
cuando una compañera sobresale le ponen
subsisten, convalidando así la dominación pa-
obstáculos porque “seguimos siendo muy ma-
triarcal. Desde esta perspectiva, la lucha por
chines”.3
la defensa de las autonomías comunitarias no
puede reducirse a la simple recuperación de El lugar de las mujeres en ciertos ámbitos y
los usos y costumbres ancestrales, sino que qué es lo que deben o no deben hacer com-
reclama una transformación de estos, especí- prende una serie de prácticas de vigilancia
ficamente en cuanto al papel de las mujeres sobre ellas, que suele ser realizada incluso
en la vida colectiva. por otras mujeres, en especial por las mayo-
res. Ellas tienen un papel de autoridad que
Justo en este sentido, resaltan los usos de la
les permite vigilar y controlar el desempeño
palabra y el silencio como exponentes del
de las más jóvenes, muchas veces convirtién-
problema. En algunos testimonios de mujeres
dose en custodias de los valores patriarcales y
indígenas de las comunidades autónomas se
heteronormativos. En ese sentido, la vida de
refiere su dificultad para hablar en público en
las mujeres jóvenes es más complicada y más
ciertos ámbitos fuertemente masculinos, co-
difícil que la de las mayores. La vigilancia so-
mo las asambleas. Ellas cuentan que han par-
bre ellas se orienta a controlar su forma de
ticipado largamente en la organización de las
vida, las relaciones que mantienen, sobre to-
mismas, que asisten, escuchan, votan y, sin
do con hombres, e incluso su vestimenta o
embargo, tienen una enorme dificultad para
arreglo personal.
tomar ellas mismas la palabra. Dice una en-
trevistada: "Nos han inculcado que la mujer Dentro de este contexto, es necesario recor-
siempre tiene que estar atrás, sin dar opi- dar que las organizaciones comunitarias auto-
nión".2 nómicas, han transformado muchas de sus an-
tiguas prácticas, incluyendo las relaciones en-
Como ya se señaló, en la vida comunitaria
tre hombres y mujeres.
existen lugares diferenciados entre los hom-
bres y las mujeres, cada uno con sus propios Al construir autonomía, las comunidades es-
principios de autoridad, que no responden a tán generando nuevas formas de la política,
la separación entre espacios públicos y priva- la seguridad, la organización social, en las
dos de las sociedades occidentalizadas. En que toman elementos antiguos pero los re-
ciertos lugares y roles, no solo domésticos, se formulan para articularlos a las necesidades
reconoce a la mujer como sujeto de autoridad actuales. Por ejemplo, a la noción comunita-
que, desde luego, tiene palabra; otros son ria de derechos y sujetos colectivos, de un
privativos de los hombres, y es el caso de las nosotros que comprende a todo lo viviente,
asambleas. Se sugiere que la voz masculina en incorporan la idea de derechos individuales,
ellas respondería a una postura que ha reco- como los derechos humanos. De la misma ma-
gido previamente la opinión de las mujeres en nera, se replantean el lugar de las mujeres y
el ámbito familiar, abonando a la idea de reconocen como un problema su escasa incor-
complementariedad ya expuesta y cuestiona- poración a ciertos órganos de participación, y
da. Sin embargo, la incomodidad de las muje- se proponen prácticas que tienden a tratar de
res para tomar la palabra por sí mismas en subsanar este problema. Intentan cuotas de
ciertos espacios comunitarios a los que género que no siempre logran y revisan los

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Comunicación personal. Comunicación personal

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Apuntes sobre la lucha de las mujeres en las autonomías comunitarias 5

perfiles para cubrir cargos comunitarios que bios, entre otros, la ampliación de los espa-
puedan implicar formas encubiertas de dis- cios de las mujeres dentro de lo comunitario.
criminación. Por ejemplo, en Cherán, se abrió
En el horizonte a futuro de estas experiencias
un consejo operativo específicamente de mu-
está la propuesta de un feminismo asamblea-
jeres, para tratar de facilitar su incorpora-
rio y comunitario que conjugue la lucha por
ción, y se han puesto cuotas de participación
los derechos de los pueblos con la de los de-
en el Concejo Mayor, con un éxito relativo,
rechos de las mujeres. Es una batalla que vie-
tanto por las trabas que interponen los hom-
ne de muy atrás; en palabras de Lorena Ca-
bres como por las propias dificultades de las
bnal, luchadora comunitaria guatemalteca,
mujeres.
viene “desde nuestras ancestras, como muje-
En consecuencia, se podría decir que, a pesar res transgresoras de todas las opresiones his-
de este contexto de una participación feme- tóricas del patriarcado originario” (Gargallo,
nina limitada y dificultosa, las experiencias 2012, p. 180).
autonómicas logran ampliar los espacios de
Desde luego, no se trata de algún tipo de ex-
incorporación y autoridad de las mujeres.
pulsión de los hombres sino de la recupera-
Ellas son parte del sistema de seguridad, im-
ción de los derechos de las mujeres en espa-
partidoras de justicia, miembros de las es-
cios compartidos con ellos, porque la comuni-
tructuras de gobierno.
dad es una y requiere el restablecimiento del
Podríamos decir entonces que enfrentan una equilibrio perdido, para alcanzar, ahora sí,
doble dificultad; por un lado, la que existe una dualidad equitativa. Hombres y mujeres
por su condición de indígenas en rebeldía, “como mitades imprescindibles, no jerárqui-
que comparten con los hombres; por otro, la cas, recíprocas y autónomas una de otra, pero
que se presenta por su condición de mujeres, en permanente coordinación” (Gargallo,
dentro y fuera de las comunidades. Sin em- 2012, p. 206).
bargo, en la medida en que las relaciones de
Esta defensa del reconocimiento de las muje-
poder se modifican con el entorno, es decir,
res en general, pero sobre todo de las muje-
hacia el exterior de la comunidad, también se
res indígenas, doble, triple cuádruplemente
producen movimientos importantes en las re-
excluidas —por su condición de género, de et-
laciones de poder internas. Por ello, cabría
nia, de clase y de muchos etcéteras— es im-
pensar a las mujeres incluso como dobles be-
prescindible. No debe ser desoída, no solo por
neficiarias de los proyectos autonómicos.
un acto de justicia sino incluso por simple in-
Ellas resultan beneficiadas tanto por las lu-
teligencia, ya que “las mujeres somos la mi-
chas de sus comunidades, que amplían el es-
tad de todos los problemas, la mitad de todos
pacio comunitario, como por la reformulación
los pueblos, de todas las esperanzas y las pro-
de los papeles de género que estas experien-
puestas”, como dice Julieta Paredes (Garga-
cias propician dentro de la propia comunidad.
llo, 2012, p. 194). Por eso mismo, las alterna-
En este sentido, ocurre un movimiento apa-
tivas para construir lo nuevo no deberían
rentemente contradictorio pero que considero
prescindir de esa potencia.
muy interesante. En las luchas por la defensa
de los llamados “usos y costumbres” —que, en Por último, creo que podemos considerar to-
realidad, son formas alternativas de construc- dos estos escenarios a los que me he estado
ción de la política, la seguridad y la justicia—, refiriendo como espacios y líneas de fuga, en
se echa mano a distintas formas de la memo- el sentido de Gilles Deleuze. Es decir, esta-
ria social. Se trata de una memoria que repite mos ante prácticas que salen, de facto, de la
y actualiza simutáneamente, o sea, que toma institucionalidad, así como de los espacios de
ciertos elementos ancestrales, a la vez que exclusión y control asignados por las redes de
transforma otros, modificándolos profunda- poder hegemónicas. Esta fuga está siendo
mente. Estos procesos de memoria producen protagonizada tanto por los hombres como
como resultado tanto la replicación como la por las mujeres que forman parte de las expe-
ruptura del propio sistema de usos y costum- riencias autonómicas. O sea, todos ellos salen
bres, ya que al actualizarlo recuperan anti- juntos, aunque de distintas maneras, de los
guas prácticas —como los sistemas de seguri- lugares de sumisión que se les atribuyen so-
dad—, a la vez que generan una serie de cam- cialmente. Crean autonomías comunitarias y
de género por fuera del “radar” del Estado,

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dando lugar a otras formas de vida y de rela- REFERENCIAS


ción. Podríamos decir que hombres y mujeres
Gargallo, Francesca. (2012). Feminismos desde
son prófugos del orden neoliberal establecido
Abya Yala. Bogotá: Ediciones Desde Abajo.
y que, por lo tanto, se colocan en los márge-
nes del Estado y en los márgenes de la colo- Márquez Méndez, Carolina. (2016). Revaloración de
nialidad patriarcal. Se escapan del lugar de lo la vida: la comunidad p’urépecha de Cherán, Mi-
étnico, previsto por la pluralidad cultural del choacán ante la violencia, 2008-2016. Tesis de
maestría sin publicar, El Colegio de la Frontera
neoliberalismo, así como de las relaciones de
Norte, Chihuahua, México.
género prefijadas por un comunitarismo colo-
nial, para construir otras formas de organiza- Mireles, José Manuel. (2013, 24 de julio). El pueblo
ción de lo social y de lo político. que venció al crimen organizado [vídeo online].
Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=8M79tqOcga
Y

PILAR CALVEIRO GARRIDO


Dra. en Ciencias Políticas. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México. Miembro de la
Academia Mexicana de la Ciencia. Líneas de investigación: violencia política y prácticas de resistencia.

DIRECCIÓN DE CONTACTO
pilarcal2008@gmail.com

FORMATO DE CITACIÓN
Calveiro Garrido, Pilar (2019).Apuntes sobre la lucha de las mujeres en las autonomías comunitarias.
Quaderns de Psicologia, 21(3), e1543. http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1543

HISTORIA EDITORIAL
Recibido: 17/06/2019
Aceptado: 08/09/2019
Publicado: 30/12/2019

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