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El Dibujo Infantil
El Dibujo Infantil
1. INTRODUCCION
Los más cualificados profesionales admiran los resultados que de modo intuitivo y espontaneo
alcanzan las niñas y niños pequeños.
Para Jean Piaget, dos hechos paradójicos llaman la atención. El primero consiste en que el niño
pequeño parece mejor dotado que el muchacho más mayor, en el campo del dibujo y, en
ocasiones, en el de la música. El segundo de estos hechos consiste en que es mucho más difícil
establecer estadios regulares de desarrollo en el caso de las tendencias artísticas que en el de
otras funciones mentales.
Reconocer y distinguir las principales características de los dibujos espontáneos. Relacionar las
diferentes teorías sobre los dibujos infantiles. Interpretar adecuadamente los dibujos infantiles
como una manifestación integral de los procesos cognitivos y afectivos. Valorar las
interrelaciones de los enfoques interdisciplinares sobre el arte infantil. Comparar los diferentes
enfoques educativos sobre la enseñanza del dibujo.
3. CONTENIDOS
No hay dos personas que dibujen de la misma manera. No todos los dibujos que hacen durante
la infancia se consideran dibujo o arte infantil. En el ámbito escolar, las niñas y niños hacen sus
fichas de trabajo o sus manuales y libros para colorear, que poco o nada tienen que ver con el
dibujo infantil. El alumno sigue fácilmente las indicaciones que se le indican sobre los
materiales, el modo de utilizarlos y las pautas artísticas que deben adoptar en sus trabajos
escolares.
El dibujo y el arte infantil lo constituyen las obras que producen los niños de modo espontáneo
cuando se les motiva a que dibujen por si mismo. Las niñas y niños introduciran en sus dibujos
motivos, formas, colores y estrategias de representación características del entorno visual en
el que se desenvuelven. Entre los rasgos definitorios de ese lenguaje visual, figuran los diez
siguientes.
El principio de aplicación múltiple por el que una misma forma puede servir para
representar muchas cosas diferentes. En los dibujos de los más pequeños parece
producirse una elección entre dos posibilidades formales básicas: o bien una cosa es
preponderantemente extensa y redondeada, o bien preponderantemente longitudinal
y alargada; en el primer caso se representará por un círculo y en el segundo por una
línea.
El principio de la línea de base. Es una línea horizontal que cruza de parte a parte la
zona inferior del dibujo, sobre la que se apoyan o sostienen los personajes. Muy útil
para resolver el arduo problema de la representación del espacio tridimensional en
una imagen o dibujo bidimensional. Indicará con toda claridad, lo que está arriba y lo
que está abajo, que elementos hay próximos al espectador y cuales están más
alejados: la zona inferior significa cerca, la zona superior del dibujo significa lejos.
El principio de perpendicularidad. La relación entre un objeto y la base en la que se
apoya es preferentemente perpendicular. Siempre que esa línea de base se aparte de
la horizontal, los objetos o personajes que sobra ella se dibujen serán perpensiculares
a su base propia, aunque la escena aparezcan inclinados.
El principio de la importancia del tamaño. Las figuras humanas o los objetos más
importantes, deben tener un tamaño mayor que los elementos secundarios. Por
ejemplo, el brazo que ejecuta una acción se dibujará más grande que el que no hace
nada, o las partes del cuerpo de mayor importancia expresiva, como los ojos y la boca.
El principio de aislamiento de cada parte de conjunto. Para representar un conjunto
compuesto de elementos similares se dibujaran los elementos constitutivos, uno a
uno, y en su disposición característica, como si se tratase de unidades aisladas, antes
que someterlos o diluirlos en una forma general que represente globalmente al
conjunto.
El principio del imperativo territorial. Cada elemento que aparece en el dibujo dispone
de su espacio propio e inviolable. Es muy raro que aparezcan solapes o
superposiciones. Todo lo que tenga que verse se mostrará en toda su extensión.
El principio de la forma ejemplar. De entre los posibles modos de representación de
un objeto se preferirá aquel que mejor describe sus principales cualidades visuales.
Dentro de la misma escena aparecerá representado desde el punto de vista que mayor
información proporcione de ese elemento.
El principio del abatimiento. Los elementos verticales, tales como las personas, las
casas o los árboles, serán dibujados frontalmente y los elementos eminentemente
horizontales, como los campos, las piscinas, las mesas, o las carreteras aparecerán «a
vista de pájaro», de tal manera que siempre se presente al espectador la superficie
más extensa del objeto.
El principio de simultaneidad de distintos puntos de vista. Cada parte de la figura se
dibujará de acuerdo con el punto de vista que más se aproxime a la forma ejemplar de
esa parte. Las orejas y los ojos se presentaran habitualmente de frente. Las manos
tenderán a mostrar su cara interior completa. Los pies se presentarán siempre de
perfil.
El principio de «visión de rayos X», por el que se dibuja todo lo que sea necesario
describir explícitamente en la imagen, aunque para ello haya que hacer
«transparentes» las paredes de las casas o de los automóviles.
3.2. ¿QUE DIBUJAN LAS NIÑAS Y NIÑOS? TRAZOS Y FIGURAS MÁS FRECUENTES EN EL
DIBUJO ESPONTÁNEO INFANTIL
Desde que los niños y niñas comienzan a dibujar, después de haber cumplido un año, hasta
que cumplen tres o cuatro años, cuando comienzan a ser reconocibles las figuras que han
dibujado, aparece un amplio conjunto de marcas, trazos o garabatos. La psicología Rhoda
Kellogg elaboró una clasificación de los veinte garabatos básicos basándose en el análisis de
dibujos hechos por el alumnado de la educación infantil. Según
Kellogg, los garabatos básicos muestran variaciones de la tensión muscular que no requieren
control visual. Los veinte garabatos básicos constituyen los cimientos del arte, permiten una
descripción del trabajo de los niños pequeños. Al final de la etapa del garabateo, la figura
humana es uno de los primeros motivos que es posible distinguir en los dibujos infantiles.
Destacar el trabajo de Gertrud Meili-Dworetzki sobre la representación de la figura humana
entre los tres y los seis años, en el que describe las características fundamentales de los
«renacuajos» en relación con la propia percepción del cuerpo que van desarrollando.
Después de las figuras humanas el sol es la figura más dibujada. Las casas, los arboles y las
flores aparecen junto a las personas y el sol, muy frecuentemente.
3.3. ¿COMO CAMBIAN CON LA EDAD LOS DIBUJOS INFANTILES?
Los dibujos infantiles evolucionaron con la edad. En los dibujos de los más pequeños no
pueden distinguirse elementos figurativos, pero en los de seis o siete años cada línea y cada
color está representando siempre algún elemento o detalle, una acción; las primeras figuras
humanas que aparecen en los dibujos infantiles alrededor de los cuatro años parecen flotar en
un espacio indiferenciado; en cambio las de los siete u ocho años suelen estar firmemente
apoyados en una línea de base que ordena los ejes verticales y horizontales.
Los estudios evolutivos durante los años finales del siglo XIX y la primera
mitad del siglo XX.
James Sully distinguía tres fases: a) garabato informe como juego; b) dibujo rudimentario de
figura humana con cara redonda; c) estadio evolucionado y adquisición de una técnica.
Herman Lukens propuso cuatro etapas: en la primera el niño se interesa por el resultado de su
gesto o ademán, en la segunda se interesa por el resultado de su dibujo, en la tercera nace el
sentido crítico y descubre su propia insuficiencia figurativa, y en la cuarta el niño consigue en
sus dibujos valores expresivos.
A comienzos del siglo XX, Georg Kerschenteiner proponía tres periodos evolutivos: a) dibujos
puramente esquemáticos; b) dibujos en función de la apariencia visual; y c) dibujos en los que
el niño intenta dar la impresión tridimensional del espacio.
Rouma se interesó por la fase inicial o «preliminar», diferenciando una secuencia pregresiva en
el control de los garabatos. En un primer momento el niño adapta la mano al instrumento, en
un segundo paso el niño da un nombre a las líneas que traza, posteriormente el niño anuncia
por anticipado lo que intenta representar, y finalmente, el niño observa una semejanza entre
las líneas que ha obtenido por azar y ciertos objetos. En 1921, C. Burt, propuso una
clasificación en siete etapas, algunos de ellos subdivididos en varias secuencias: Garabateo (2-3
años); Línea (4años); Realismo (7-9/10 años); Realismo visual (10-11 años); Represión (11-14
años); Renacimiento artístico (después de los 14 años). Henri Luquet publicó un estudio
sobre el dibujo infantil, cuya evolución interpreto que estaña dirigida principalmente hacia el
logro del realismo visual. Distinguió cinco etapas. La primera fase, que denominó «pre-dibujo».
La segunda fase de «realismo fortuito o involuntario». La tercera fase, en la que considera que
es la primera en la que puede hablarse propiamente de dibujo, la denomina «Realismo
fallido». La cuarta fase, el «Realismo intelectual» es el apogeo del dibujo infantil y se produce
entre los diez o doce años. La quinta y última fase corresponde al logro del «realismo visual»
caracterizado por el uso de la representación perspectiva del espacio.
Publicó la clasificación de etapas del desarrollo del dibujo infantil que sigue siendo la
referencia de los estudios evolutivos. En su clasificación articuló la caracterización de cada
etapa de acuerdo con cuatro categorías fundamentales: características generales, modos
típicos de representación de la figura humana, como se resuelve el espacio y como se organiza
el color.
Articuló seis etapas en el desarrollo del dibujo espontáneo infantil. Las cuatro primeras son las
fundamentales. Las dos ultimas en las que introduce la subclasificación entre un «tipo visual» y
un «tipo háptico», no tienen la fuerte empírica.
La primera etapa o «garabateo» comprende desde los primeros dibujos que realiza las niñas y
niños hasta que comienzan a aparecer representaciones figurativas distinguibles, como las
figuras humanas y los soles. Etapa comprendida entre los dos y los cuatro años. El garabateo
surge como una experiencia de tipo motriz o «kinestésico». Los dibujos son huellas de los
movimientos de los brazos. Lowenfeld denominó la primera fase del garabateo como
«garabateo desordenado», en la que apenas si hay un control visual del dibujo.
El niños descubre los movimientos que realiza y los trazos que aparecen en el papel, y
comienza a controlar tanto motriz como visualmente la dirección y longitud de las líneas de sus
dibujos. Esta fase es la de «garabateo longitudinal o controlado».
Los movimientos circulares implican un control progresivo de los recorridos lineales. En la fase
del «garabateo circular» los dibujos corresponden a la figura del círculo.
La última fase del garabateo es la del «garabateo con nombre» en la que los niños y niñas
comienzan a contar historias sobre lo que representan sus garabatos.
La etapa «preesquemática» , desde los cuatro a los siete años, viene caracterizada por dos
rasgos: por un lado, en los dibujos son fácilmente reconocibles las figuras; por otro, el niño y la
niña cambian de fórmulas gráficas para representar la figura humana o otros elementos.
Durante esta etapa, las figuras humanas, serán las que marquen el centro del espacio, y el
resto de los elementos se distribuirán a su alrededor. El color no tiene un sentido
representativo, por lo que podrán representar cualquier combinación de colores.
En la etapa «esquemática» discurre entre los siete y los nueve años. Lowenfeld sostiene que
con la actividad gráfica que el niño ha desarrollado durante las etapas anteriores llega a
elaborar un «esquema» gráfico para cada concepto: figura humana, casa, árbol, etc. Es el
concepto intelectual que ha elaborado el niño de cada idea o elemento. El
«esquema» gráfico básico se transforma a través de tres estrategias: una, exagerando las
partes de con menor importancia; dos, suprimiendo las partes con menor importancia en una
escena determinada; y tres, modificando las formas al representar situaciones o acciones
emocionalmente relevantes.
Entre los nueve y los once años se desarrolla la etapa de «principio del realismo». En la
representación de la figura humana se pone un gran énfasis en la modulación de ropas y
vestidos. En la representación del espacio, el esquema de la «línea de base», se supera y
aparece el concepto de «plano de suelo». Las figuras y elementos pueden situarse a lo largo y
ancho del plano del suelo y no necesariamente estar colocados encima de la línea base.
Aparecen solapamientos entre las figuras que aparecen en la escena.
A partir de los once años, Lowenfeld distinguió dos etapas: el primero, la etapa
«seudorrealista» entre los once y los trece años; y el segundo, la etapa de la «decisión», entre
los trece y los diecisiete años. Uno de los rasgos de estos periodos es que los niños y niñas
comienzan a desarrollar una fuerte conciencia crítica sobre sus propios dibujos, por el
producto final.
Los estudios evolutivos sobre el dibujo infantil reorientaron sus puntos de vista. Ahora el
interés se pone en las características peculiares de cada contexto y de cada situación
particular. En 1980,
W. Ives y H. Gardner propusieron una clasificación, que contempla tres grandes períodos
evolutivos, orientados a destacar el grado de influencia del medio cultural en los dibujos
infantiles. Brent y
Marjorie Wilson han podido constatar ciertos rasgos que fueron predominantes entonces, hoy
tienen escasa incidencia, como, los «cuerpos en forma de botella», o las figuras con «brazos
que arrancan de la espalda», o las piernas en forma de «rectángulo en diagonal».
D. P. Wolf ha propuesto tres
fases en el desarrollo de lo que él prefiere considerar como «diálogos» entre lo que las niñas y
niños son capaces de dibujar, lo que son capaces de percibir en las imágenes visuales y lo que
son capaces de reflexionar. Se ha dejado de considerar los primeros
garabatos infantiles como el comienzo de la actividad creadora y han pasado a considerarse
como la culminación de un proceso de descubrimiento y maduración. John Matthews, critica
la tradicional explicación del garabateo inicial como un proceso motriz, en el que de forma
casual el niño descubría las marcas y trazos que aparecen sobre el papel.
En los últimos años del siglo XIX, comenzaron a aparecer las primeras publicaciones
específicas sobre el dibujo infantil. Los artículos de Ebenezer Cooke en la Revista de
educación son la primera aportación al tema, que rápidamente contó con un buen
número de contribuciones en Europa y América. Todos ellos publicaron sus libros
sobre el dibujo infantil antes de 1900.
Durante la primera mitad del siglo XX el estudio del dibujo infantil fue enriqueciéndose
con numerosas aportaciones, entre las que cabe destacar la de G. Kerschensteiner en
1905 en Alemania. En la segunda mitad del siglo
XX, y muy especialmente es sus últimas décadas se han desarrollado nuevos enfoques
y metodologías entre los que hay que subrayar los de H. Gardner, C.Golomb, R. Kellogg
y B. Wilson en Estados Unidos. En España, las dos obras de mayor relevancia en la
primera mitad del siglo XX fueron el «La práctica del dibujo en la escuela primaria» de
Elisa López Vera.
Utilizan el dibujo infantil como medio para obtener una respuesta objetiva del niño o
de la niña, a fin de llegar a observar o deducir una gran multitud de variables o
características de la persona que ha realizado el dibujo. El dibujo se utiliza como un
instrumento de investigación. El test de inteligencia por medio del dibujo dela figura
humana de Florence Goodenough consiste en, realizar un dibujo de una figura
humana y se evalúa observando las partes del cuerpo humano que se han
diferenciado. Obtienen mejor puntuación, dentro de una misma edad cronológica, los
dibujos en los que pueden apreciarse con claridad una mayor cantidad de
diferenciaciones o distinciones de partes, miembros de la figura humana.
Los dibujos se valoran según cuatro criterios básicos. La originalidad. El segundo
criterio es la fluidez o número de respuestas que se han dibujado. El tercero es la
elaboración o cantidad de detalles que se han dibujado en la escena. El cuarto es la
flexibilidad o tipos diferentes de categorías que han aparecido en los dibujos
«Acción Narrativa»
«Acción Física»
«Superposición»
«Repetición»
«Yuxtaposición»
«Evento Gráfico»
«Evento Secuencia»
«Evento Simultáneo»
«Objetos Separados»
«Tira de Cómic»
En los dibujos de los más pequeños son típicas cuatro categorías: la «Acción
Narrativa», la «Acción Física», la «Repetición» y la «Yuxtaposición Narrativa». La
categoría «Tira de Cómic» es propia de los más mayores. Otras tres categorías
aparecen en los dibujos de niñas/os de cualquier edad: «Superposición», los «Eventos
Simultáneos» y el «Evento Secuencia»
El aprendizaje del dibujo: ¿Qué son capaces de dibujar las niñas y niños
pequeños?
Dibujando del natural en la etapa del garabateo. En los últimos años, se está
produciendo una revisión importante de muchos de los principales presupuestos y
teorías que habían dominado la interpretación y análisis del dibujo infantil. John
Matthews argumenta que una parte de la teoría de los estadios de Piaget e Inhlender
sobre el desarrollo evolutivo de los niños en el dibujo, era que los niños más pequeños
eran incapaces de diferenciar en sus dibujos entre diferentes formas de contornos.
Piaget sostenía que los niños muy pequeños representaban todos los volúmenes y
formas cerradas con contornos cerrados indiferenciados. Significaría que los niños
comprendidos entre las edades de 2 a 4 años representan todas las formas euclideas
bidimensionales. Piaget describe esta situación como el estadio topológico de las
representaciones de la forma en los niños. Este enfoque ha proporcionado el
fundamento para las explicaciones del dibujo infantil de la figura humana.
John Matthews ha
intentado probar que estas ideas no son correctas y que incluso los niños más
pequeños son capaces de comprender y de representar en sus dibujos las diferencias
estructurales básicas de forma, tamaño o proporción de los objetos que están
observando.
Los estudios sobre el dibujo infantil se han desarrollado desde una perspectiva
educativa. Se busca conocer mejor los rasgos y peculiaridades de los dibujos
espontáneos infantiles.
Dos grandes tendencias sobre el modo de enfocar la enseñanza del dibujo en la
escuela primaria se han desarrollado durante la segunda mitad del siglo XX. Por un
lado, las tendencias creativas y naturales, que confían plenamente en el propio
proceso de desarrollo y maduración espontáneo. Por otro lado, las tendencias que
ponen el énfasis en la conexión de los dibujos que hacen los niños y niñas con las
grandes obras de arte.
Los enfoques creativos y naturales consideran que dibujar no es una actividad que
surge y se desarrolla de la misma manera que otros procesos de maduración y
desenvolvimiento de la persona. La enseñanza del dibujo en la escuelas debe consistir
más bien en motivar, incentivar y comprender en profundidad las características de las
obras gráficas que el alumnado realiza por sí mismo.
La principal tarea de la escuela deberá consistir en lograr un clima o ambiente de
trabajo favorable a la autoexpresión creativa, evitando la imposición de un modelo de
representación.
En las obras de Celestin Freinet se hacen constantes paralelismos entre el aprendizaje
del dibujo y la adquisición del lenguaje verbal.